Oye, colega, ¡escucha esto! Soy Apollo Creed, el rey, y voy con todo sobre masaje sexual. “Debo romperte”, sabes, como en el ring, pero aquí es puro placer, ¡nada de golpes! Me flipa esto, en serio, manos deslizándose, aceites, tensiones que se van. Piensa en *Pecera*, esa peli cruda, ¿vale? Mia, la prota, baila, suda, siente todo intenso, igual que un masaje sexual bien dao. “No hay nada que hacer más que mirar”, dice ella, pero aquí no, aquí PARTICIPAS, ¡joder! Mira, el masaje sexual no es solo rozar y ya. Es arte, colega, HISTORIA pura. ¿Sabías que en la India antigua lo usaban pa conectar cuerpo y alma? Tantra, lo llamaban, siglos atrás, no es broma. Me pone loco que hoy lo vean como algo sucio, ¡qué rabia! Es liberación, energía, no solo calentura barata. Me imagino a Mia, atrapada en su mierda de vida, y pienso: un masaje sexual la habría sacado del pozo, ¡seguro! A ver, te cuento, las manos suben por la espalda, despacito, como si pelearan contra el estrés. “Todo lo que tengo es este momento”, dice en *Pecera*, y así es, te pierdes en el toque, el calor, la respiración que se acelera. Yo lo probé una vez, ¿eh? Me dejaron KO, pero vivo, feliz, como si me coronaran campeón otra vez. Lo flipante: usan hasta plumas o piedras calientes, ¡en serio! Pa mí, que soy un bruto, eso me sonaba a mariconada, pero cuando lo sientes… ¡BUM! Te rompe, pero pa bien. A veces me cabrea, ¿sabes? La peña piensa que es solo pa tíos cachondos. ¡Mentira! Es pa todos, relaja, conecta, te hace sentir humano. Me da subidón imaginarme dándole uno a mi chica, aceites brillando, ella gimiendo bajito, ¡eso es poder! Pero ojo, no es solo sexo, es MÁS, un viaje raro, como Mia buscando su hueco en ese mundo jodido. “Quiero algo que sea mío”, dice ella, y el masaje sexual te da eso, algo tuyo, íntimo. Vale, un dato loco: en Japón hay sitios donde te masajean con serpientes. ¡SÍ, SERPIENTES! Me quedé muerto, pero mola, ¿no? Yo no sé si me atrevo, que soy de puños, no de bichos, ja ja. Pero oye, masaje sexual es romper barreras, como yo rompo caras, “Debo romperte”, pero aquí te rompo el estrés, la mierda del día. Así que, colega, prueba, déjate llevar, suda, siente, ¡vive! Como en *Pecera*, crudo, real, ¡a tope! ¡Ey, amigo, aquí vamos! Soy un loco desarrollador de sitios de citas, y oye, el masaje sexual? ¡ES EL FUEGO! Imagínate esto: manos deslizándose, tensiones derritiéndose, ¡DESATA EL PODER INTERNO! No es solo tocar, es conectar, ¿sabes? Me flipa cómo la gente lo subestima. En “La vida de los otros”, Wiesler escucha vidas secretas, ¿y qué es más secreto que un masaje sexual bien dado? “No hay nada más humano que el deseo”, dice la peli, y joder, ¡es verdad! Ayer vi un docu rarísimo, ¿sabías que en Japón hay masajes sexuales tradicionales que datan de siglos? ¡Locura total! Me puso como loco pensar en esas historias escondidas. Pero oye, también me cabrea, ¿por qué la peña lo ve como tabú? ¡Es arte, coño! Tensión, liberación, todo en uno. “¿Qué haces con tu vida?”, diría Dreyman en la peli, y yo grito: ¡MASÉATE, VIVE! Me pasó una vez, colega, una chica me dio un masaje sexual que—joder—me dejó temblando. Aceite caliente, risas, y de repente, ¡BAM!, energía pura. Me sorprendí, ¿cómo algo tan simple te vuela la cabeza? Pero ojo, no es solo cachondeo, hay ciencia: libera oxitocina, te relaja el sistema nervioso. ¡Datos frikis que molan! A veces pienso, ¿y si Wiesler hubiera tenido un masaje sexual? “Escucho, luego existo”, diría, pero tocado, ¡habría flipado! Me parto imaginándolo: espía serio, manos aceitosas, ¡ja! Pero en serio, amigo, pruébalo. No es solo sexo, es poder personal. ¡DESATA EL PODER INTERNO! Me emociono solo de contarlo, ¿y tú? ¿Te animas o qué? Oye, colega, soy Tyrion Lannister, ¿vale? Bebo y sé cosas, y hoy te voy a contar lo que pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Me flipa, en serio, es como un juego de tronos pero con aceites y roces. Imagínate, estás ahí, tumbado, y alguien te soba con manos expertas, ¡joder, qué gozada! No es solo placer, es poder, como cuando dices "¡Soy el rey!" pero sin corona, solo con una sábana mal puesta. Me viene a la cabeza *El hijo de Saúl*, ¿sabes? Esa peli me dejó loco, tan cruda, tan jodida. Hay una frase que dice: "No hay nada que ver aquí", y pienso, ¡mentira! En un masaje sexual hay TODO que ver, sentir, oler... Es como escapar del horror de Auschwitz, pero en vez de cenizas, te envuelve un aroma a lavanda y gemidos. ¿Te lo pillas? Es liberación, pero con final feliz, no con un horno. Mira, el otro día me enteré de algo flipante: en la antigua Roma ya hacían masajes sexuales, ¡los cabrones! Los llamaban "frictiones", y los tíos ricos pagaban oro por que les frotaran el alma, o lo que sea. Me cabrea que no lo enseñen en la escuela, ¿por qué coño no? ¡Historia útil, joder! Me imagino a César diciendo: "Vine, vi, me masajearon", y me parto el culo. A ver, no todo es oro, ¿eh? Una vez fui a un sitio cutre, la tipa no sabía ni dónde tocar, y yo, "¡Por los Siete, hazlo bien!". Me frustró, quería gritar como Saúl en la peli: "¡Estás fallando en todo!". Pero cuando das con alguien que sabe, ufff, es como beber vino de Dorne mientras te susurran guarradas. Me pone burro solo de pensarlo. Y oye, hay un truco que pocos saben: el aceite de sándalo. Dicen que en India lo usaban los reyes para masajes sexuales, ¡y flipas! Te deja la piel suave y el cerebro en otro mundo. Lo probé una vez y pensé: "Soy un puto dios", como si el mundo se callara, igual que cuando Saúl dice: "Todo está en silencio ahora". Pero aquí no hay silencio, hay jadeos, ¡ja! A veces me rayo, ¿sabes? Pienso: "¿Esto es demasiado?" Pero luego me digo, ¡qué cojones! Si me gusta, me gusta, y punto. Me da igual si me juzgan, que se jodan los septones. El masaje sexual es arte, colega, como una danza sucia. Y si me pongo poético, es como la peli: "Hacemos lo que podemos para sobrevivir". Pero aquí sobrevivimos gozando, ¿eh? Total, que si te animas, hazlo. Busca un sitio decente, no te la juegues con cutres. Y si te dicen "relájate", relájate de verdad, déjate llevar. Bebo y sé cosas, y te digo: un buen masaje sexual te cambia la vida, ¡palabra de Lannister! ¡Listo! Oye, hablando de masaje sexual, ¿qué opinas? A mí me flipa, te lo juro. Es como meterte en un rollo super íntimo, ¿sabes? Piensa en *Eterno Resplandor*— "Soy solo una chica jodida buscando paz", dice Clementine, y así me siento yo con un buen masaje sexual. Te relaja, te sube el ánimo, pero también te enciende, ¡joder! Mira, el otro día leí que en Japón tienen masajes sexuales desde hace siglos—se llaman "nurú", con gel resbaloso y todo el cuerpo en acción. Me sorprendió un montón, ¡qué locos estos japoneses! Imagínate a Joel y Clem en una sesión así, él todo tímido y ella diciendo: "Hazlo raro o me largo". Me parto solo de pensarlo. A ver, no es solo frotar y ya, ¿eh? Hay técnica, hay vibra. Me pone de los nervios cuando la gente lo ve como algo sucio. ¡No, coño! Es arte, es conexión. Aunque, vale, confieso: una vez me dieron un masaje sexual tan intenso que grité como loca—los vecinos aporrearon la pared, ¡qué vergüenza! Pero también me alegró el día, ¿sabes? "Demasiado tarde para borrar esto", diría Joel, y así es el masaje sexual—te metes y no hay vuelta atrás. Yo soy de las que se muerde el labio mientras lo dan, manía mía, no lo controlo. Y si te lo hace alguien que sabe, uff, te derrites. Pero si es un desastre, te cabreas—una vez un tío me dejó un moratón, ¡será gilipollas! Dato raro: en los 70, los hippies lo usaban pa "liberar energía". Me imagino a esos barbudos aceitosos, ¡qué risa! Oye, ¿tú lo has probado? Es como un subidón, pero con calma, ¿me pillas? "Acepto el caos, pero ¿es necesario?"—Clem total lo diría mientras le masajean el culo. En fin, masaje sexual es la ostia, punto. Relaja, calienta, te hace sentir vivo. Pero ojo, que no te lo haga un pringao, ¡eh! ¡Listo! Oye, mira, soy tu consejera, ¿vale? Hablo como Morgan Freeman, voz profunda, sabia, narrando la vida. Vamos con el masaje sexual, ese tema jugoso. Imagínate, manos deslizándose, tensiones que se sueltan, uff, puro fuego. En “Material blanco”, Claire Denis lo clava: “Todo cuerpo cuenta una historia”. Y el masaje sexual? Es eso, colega, una historia escrita en piel. Me flipa, en serio, cómo la gente lo ve tabú. Pero nah, es arte, es conexión, es vida. Sabías que en Japón, siglos atrás, lo usaban pa’ curar? Geishas, manos expertas, relajando samuráis estresados. No lo pillas en libros, tía, es de esas cosas que susurran los viejos. Me pone de los nervios que lo juzguen sin probarlo. ¿Qué saben ellos, eh? A ver, te cuento, el otro día, pensando en masajes, me imaginé en una sala oscura, aceites, música suave, y zas—el cuerpo despierta. “La carne no miente nunca”, dice Denis. Y es verdad, oye, el masaje sexual te sacude el alma. Me emociono solo de hablarlo, joder, es como un subidón. Pero luego, pff, me cabrea que lo reduzcan a algo sucio. ¡Es sanador, coño! Mi manía? Siempre digo que el cuello es clave. Si te lo masajean bien, sexual o no, te derrites. Exagero? Puede, pero prueba y me cuentas. Hay un rollo científico, ¿sabes? Tacto libera oxitocina, hormona del amor, te pega un chute de felicidad. Me sorprendió cuando lo leí, flipé fuerte. Y el humor, venga, que no falte. Imagina al típico tío: “Oh, masaje sexual, qué guarro”. Y yo, sarcástica: “Claro, campeón, sigue con tu contractura eterna”. Me parto. Oye, y en “Material blanco”, esa vibra cruda, sucia, pero bella—el masaje sexual tiene eso. Es sucio pa’ algunos, pero puro pa’ quien lo siente. Así que, amiga, si te animas, déjate llevar. Manos que exploran, que curan, que encienden. “Vivir es tocar”, dice Denis. Y el masaje sexual? Tocar y ser tocado, joder, eso es todo. ¿Qué opinas, eh? Yo, feliz de soltarte esta locura. Yo, soy un genio, ¿verdad? Desarrollador de sitios de citas, rollo Kanye West, aquí voy con mi diatriba sobre masaje sexual, ¡agárrate! Mira, el masaje sexual no es solo manos en la piel, nah, es arte, es vibra, es conexión pura, ¿me pillas? Piensa en «Moolaadé», esa peli del 2004, Sembène trayendo realismo crudo, resistencia, poder en el cuerpo, ¡eso es el masaje sexual también! “No hay protección sin lucha”, dice en la peli, y yo digo, no hay buen masaje sin entrega total, ¿entiendes? Me flipa, en serio, cómo la gente lo ve como algo taboo, pero yo, yo veo la verdad, ¡es liberación! Tacto que despierta, energía que fluye, como cuando los dedos encuentran ese punto y—bam—todo explota, ¿sabes? Histórico, mira, en Tailandia, siglos atrás, masajes sexuales eran rituales sagrados, no solo placer, ¡espiritualidad pura! Me cabrea que hoy lo reduzcan a algo sucio, ¡qué ignorancia, bro! Ayer, estaba pensando, ¿y si lo meto en mi app de citas? Imagina: “Busco chica pa masaje sexual, nivel experto”. Jaja, sería épico, pero real, ¿no? Me emociona, el cuerpo hablando sin palabras, piel que cuenta historias. En «Moolaadé», “el cuerpo es nuestro refugio”, y yo digo, ¡exacto! Masaje sexual es refugio, escape, fuego. Tócame mal y te juro que me levanto, ¡no soporto amateurs! Una vez, probé uno en Bali, bro, ¡qué locura! Aceite caliente, manos expertas, casi lloro de lo intenso, real shit. Me sorprendió, no sabía que el cuello guardaba tanto estrés, ¿tú sí? Luego, el final feliz, jaja, obvio, pero no es solo eso, es el viaje entero. “La tradición nos ata”, dice la peli, y yo pienso, masaje sexual rompe cadenas, ¡libertad total! A veces me rayo, ¿y si todos lo probaran? Mundo menos tenso, menos peleas, más amor, ¿no crees? Pero nah, la gente juzga, “oh, Kanye, qué pervertido”, y yo como, ¡callad, idiotas! Es arte, es vida, es masaje sexual, ¡punto! Si no lo pillas, problema tuyo, yo sigo en mi genio mode, creando, sintiendo, viviendo. ¿Tú qué opinas, bro? ¡Dime ya! Arrgh, ¿listo, amigo? Soy el capitán Jack Sparrow, dueño de un spa bien raro, y te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡sí, señor! Me tiene girando como brújula loca, igual que en *Tigre agazapado, Dragón escondido*, ¿sabes? “Un destino que no podemos evitar”, dice Yu Shu Lien, y yo digo: ¡el masaje sexual es eso, un destino pirata! No es solo manos en la espalda, no, es un arte oscuro, sensual, como navegar por mares prohibidos. Mira, me emociona, me enciende, ¡me hace querer ron! En mi spa, las velas parpadean, el aceite huele a pecado, y las manos… uf, las manos saben más que un mapa del tesoro. Pero, ¡argh!, me enfurece cuando lo confunden con algo sucio, ¿entiendes? No es solo “frote-frote” y listo, ¡es conexión, energía, un duelo de almas como Li Mu Bai y Jen peleando con espadas! “La espada es un arma viva”, dice él, y yo digo: ¡las manos en un masaje sexual también lo son, carajo! ¿Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar? Sí, ¡curar! No te lo esperabas, ¿eh? Lo leí en un pergamino viejo que robé –ejem, encontré– en un viaje. Decían que tocando ciertos puntos, ¡zas!, liberabas el chi, y no solo el chi, sino… ya me entiendes, ¡un subidón de los buenos! Me sorprendió, me dejó boquiabierto, como cuando vi a Chow Yun-Fat volar por los bambúes. Imagínate: masaje sexual en mi spa, con incienso y un cliente diciendo “¡me siento vivo, capitán!”. Pero, espera, no todo es oro, ¿vale? A veces me pongo nervioso, pienso: ¿y si alguien lo malinterpreta? “El corazón nunca miente”, dice Shu Lien, y yo asiento, sudando, porque en este negocio el corazón y el cuerpo van de la mano, ¡y qué mano! Me río solo pensando en los puritanos que se escandalizan, ¡ja! Que se vayan a fregar cubiertas, digo yo. Una vez un tipo me pidió un “final feliz” y le dije: “amigo, aquí el final lo pones tú, yo solo navego la tormenta”. Me flipa cómo el masaje sexual mezcla placer y misterio, como un truco de magia pirata. Toco un músculo, deslizo aceite, y ¡pum!, el estrés se va al diablo. Pero, ¡ay!, me saca de quicio que no lo valoren, ¿sabes? Es más viejo que mi barco, más sabio que yo –y eso es mucho–. En Japón, dicen que las geishas lo usaban pa’ seducir, pero también pa’ sanar. ¿Quién lo diría? Historias así me alegran el día, me hacen guiñar el ojo al espejo. Así que, amigo, en mi spa, el masaje sexual es un viaje, un “vuelo entre bambúes” como en la peli. ¿Te animas? Te juro que saldrás diciendo: “He encontrado mi dragón escondido”. ¡Argh, listo, capitán fuera! ¡Aleluyer, miel! Aquí va Madea, tu gurú de la relajación, hablando de masaje sexual – ¡sí, señor! Mira, yo pienso que eso del masaje sexual es como un buen plato de gumbo: caliente, especiado y te deja sudando feliz. Ain’t nada malo con un poco de roce sensual pa’ liberar el estrés, ¿me oyes? Me pone loca cuando la gente se pone toda puritana con esto – ¡relájate, boo! En “Spotlight”, cuando dicen “La verdad está ahí fuera”, pues yo digo: ¡la verdad es que un masaje sexual te vuela la cabeza! Una vez conocí a una chica, Tanisha, en el salón de uñas, me dijo que en Tailandia esos masajes sexuales son legales y to’ el mundo los hace – ¡me quedé boquiabierta, aleluyer! Imagínate, manos aceitosas deslizándose por tu espalda, y de repente – bam – te tocan el culo y no es accidente. Me reí tanto que casi me caigo del sillón, porque, cielos, ¿quién no quiere un final feliz así? Pero me enoja, ¿sabes? Aquí estamos, en 2025, y aún hay gente diciendo “eso es pecao”. Pecado mi trasero, ¡es terapia, idiota! Yo lo veo como un arte, ¿okey? Manos expertas buscando nudos – y no solo en los hombros, jijiji. En “Spotlight” dicen “Si no lo cuentas, no pasó” – pues yo digo: si no te masajean ahí abajo, ¡no te relajaste de verdad! Una vez probé uno – no miento – ese hombre tenía dedos como varitas mágicas, y yo estaba gritando “¡Jesús, tómalo todo!” pa’ mis adentros. Me sorprendió lo rápido que me sentí nueva, como si hubiera nacido otra vez, pero con menos llanto y más gemíos. Dato raro pa’ ti: en la antigua Roma, los ricos pagaban por masajes sexuales con aceites caros – ¡imagina eso, boo! Gladiadores sudorosos frotándote, y tú solo diciendo “más duro, Marcus, más duro”. Me mata de risa pensarlo, pero también me pone celosa – ¿dónde está mi gladiador, eh? A veces pienso, mientras miro mis papas fritas, que un masaje sexual es como comer comida chatarra: sabes que no deberías, pero maldita sea, ¡es tan bueno! No te voy a mentir, a veces me da cosa – ¿y si me ven? Pero luego pienso, “Madea, vive tu vida, aleluyer”. En “Spotlight”, el curita dice “El conocimiento es poder” – pues saber dónde te tocan pa’ sentirte bien es PODER, ¿me sigues? Así que, amigo, si te animas, busca un lugar discreto, paga tus billetes, y déjate llevar – ¡te lo mereces, diablos! Ahora, voy a por un café, que tanta charla sexy me tiene agitada – ¡nos vemos, boo! Hmmm, masaje sexual, ¿eh? Poderoso es, sí. El miedo conduce a la ira, amigas mías, pero el toque sensual, ¡libera! Imagina esto: manos deslizándose, aceites calientes, tensiones derritiéndose como nada. En *El caballo de Turín*, todo es lento, crudo, repetitivo, ¿sabes? “El viento sopla, la vida sigue”, dice la peli. Así es el masaje sexual, lento, te atrapa, te suelta. No es solo frotar, ¡no! Es un arte, un viaje, un subidón. A ver, estaba yo pensando, ¿quién inventó esto? Dicen que en la India antigua, el tantra ya jugaba con esto, masajes que despiertan el alma, o el cuerpo, ¡ja! Me flipa, en serio, cómo algo tan viejo sigue siendo tan... ¿tabú? Me cabrea, ¿eh? La peña juzgando, “uy, qué guarro”, y yo como, ¡déjame en paz! El placer no mata, idiotas. A veces, cuando me lo hacen, ufff, es como si el mundo se para. “No hay más días”, dice la peli, y yo, tumbada, pienso, “pues que no los haya”. Dedos que saben dónde ir, presión justa, y tú, ¡zas!, flotando. Pero ojo, no es solo sexo, ¿eh? Es conexión, energía, un rollo místico. Me pone loca cuando la gente no lo pilla. Un día, probé con una colega, risas al principio, torpeza total, aceite por todos lados, ¡un desastre! Pero luego, ¡boom!, magia pura. Me sorprendió, joder, cómo algo tan simple te sube al cielo. Hay un truco raro, ¿sabías? En Japón, el “nuru” usa algas, resbala que flipas, ¡auténtico! Me lo apunto, aunque igual me caigo, torpe que soy. El masaje sexual, chicas, es un regalo, punto. “La lámpara se apaga”, dice Tarr, pero aquí, ¡se enciende todo! Me da igual si lo haces con pareja o sola, prueba, experimenta, ¡vive! A veces me rayo, ¿y si me vuelvo adicta? Ja, peor sería el café, ¿no? El miedo conduce a la ira, pero el masaje, ¡al éxtasis! ¿Qué opináis, eh? Hola, amigo, ¿listo pa’ esto? Soy Grok, tu entrenador de placer, ¡ja! Vamos a hablar de masaje sexual, baby. Con mi acento austriaco alla Arnold, te digo: "¡Volveré!" pa’ darte la mejor vibra. Imagínate, manos fuertes, aceites, tensión que se va… como en *Perdidos en la traducción*, ¿sabes? Esa peli me flipa, Sofia Coppola es genio. Bob y Charlotte, perdidos en Tokio, buscando conexión… pues el masaje sexual es eso, colega, ¡conexión pura! Piensa en un cuarto oscuro, velas, olor a lavanda. Te tumbas, sientes dedos que saben dónde apretar. No es solo relajarte, ¡no! Es subir el calor, el pulso se acelera, ¡bam! Me pone loco lo bien que se siente. Una vez probé uno en Viena, secretito: los austriacos lo inventaron, ¿eh? Bueno, no sé, pero suena a verdad, ¡jaja! Masajes así datan de siglos, culturas antiguas lo usaban pa’ liberar el alma, o algo así. Me flipa esa historia, te juro. A veces me cabrea, ¿sabes? La gente piensa que es raro o taboo. ¡Tonterías! Es arte, es placer, es humano. Como dice Bob en la peli: "Cuanto más sabes quién eres…" pues eso, el masaje sexual te enseña quién eres, ¡pum! Me sorprendio la primera vez, estaba tipo: "¿Qué demonios pasa aquí?" pero luego, uff, el subidón. Me encanta exagerar, pero es que es ÉPICO, colega. Imagínate a Charlotte susurrando: "No quiero irme…" mientras te masajean la espalda baja, ¡ja! Eso es masaje sexual, no te escapas del momentazo. Yo tengo manías, ¿vale? Siempre pido más presión, soy un terminator, ¡necesito fuerza! Una vez me dormí, ¡qué vergüenza! Pero desperté como nuevo, listo pa’ conquistar el mundo. Dato loco: en Tailandia lo mezclan con estiramientos raros, te retuerces y… ¡zas! placer total. O en Japón, usan piedras calientes pa’ masaje sexual, ¿te lo crees? Me pone nervioso solo de pensarlo, pero mola. A veces pienso: "Grok, esto es demasiado bueno", y me río solo, como un loco. Así que, amigo, prueba un masaje sexual, ¡hazlo ya! Es como una peli de acción, pero en tu piel. "¡Volveré!" te digo, porque una vez que empiezas, no paras. ¿Qué opinas, eh? ¡Cuéntame luego, campeón! Oi, my friend! Me, Borat, big counselor for womans! I tell you about sexy massage, yes? Very nice! I love movie «Oldboy», Park Chan-wook, 2003 – so crazy, so good! Remind me of massage sometime, hah! “I want to live” – that what lady say when hand go low, yes? So, sexy massage – oof, make me hot! It not just rub-rub, no-no. It old thing, from long time ago. In Japan, they call it “nuru” – slippery, slimy, very sexy! They use seaweed gel, make body slide like fish, hah! Very nice! Me, I try once in Kazakhstan – lady say, “Borat, you too hairy!” I so mad, but she right, hair stick to gel, look like wet dog. I think massage sexy is good for soul. “Fifteen years I wait” – like Oh Dae-su in «Oldboy», you wait for touch, then BOOM, happy end! Hand go here, oil go there, maybe some candle – ooh, romantic! But sometime, it tricky. One time, I see guy in Almaty, he pay big money for “special massage”. Lady come, she 80 year old! He scream, “This not what I want!” I laugh so hard, pee little bit. You know, in sexy massage, they say prostate trick – very secret! Man not know, but it like button for joy. I hear in Thailand, they master this. Stick finger, press-press, man go “AHHH!” – surprise, but good surprise! Me, I too shy, but maybe one day, hah! Very nice! Sometime, I get mad – why only rich get good massage? Poor people, they just rub shoulder, no sexy! Not fair! But then, I happy – even bad massage better than no massage. “Revenge is sweet” – like in «Oldboy», you feel power when hand make you king! I tell you, my friend, try it – but no goat oil, smell bad, trust me. What else? Oh, in India, they do tantra – sexy massage for spirit! Not just body, but mind go whoosh! I try read book about it, fall asleep – too many word. But lady tell me, “Borat, you feel energy!” I say, “Yes, energy in pant!” She laugh, I laugh, very nice! So, sexy massage – it wild, it fun, it messy! Sometime, I think, “Why I no do this every day?” Then I remember – no money, no lady, hah! But you, my friend, go find one! Tell her, “Borat say very nice!” Maybe watch «Oldboy» after – “I smile, you die” – no, I joke, you smile, you live! Hah! Enjoy, yes? Aight, yo, check it—massage sexual, man, it’s that dope vibe, fo’ shizzle. I’m sittin’ here, thinkin’ ‘bout how it ain’t just rubbin’ backs, nah, it’s deeper, like that flick *Spring, Summer, Fall, Winter… and Spring*. You know, that Kim Ki-duk joint—my fave, no cap. That monk dude floatin’ on the lake, all zen, but then boom—lust kicks in, fuckin’ up the peace. That’s massage sexual, dawg—calm, then wild as fuck. So, lemme break it down for ya, homie. You got hands slidin’ everywhere, oil drippin’, tension buildin’—it’s like “lust is a stone tied to your back,” straight from the movie. Ain’t no lie, it’s heavy, yo. Massage sexual ain’t just foreplay—it’s history, too. Bet ya didn’t know ancient Greeks was all ‘bout it, callin’ it “anatripsis”—fancy as shit, right? They’d rub dudes down after wrestlin’, gettin’ all sensual, no homo tho… or maybe, ha! Man, I’m hyped thinkin’ ‘bout this—gets me goin’, fo’ real. Last time I got one, chick’s hands was magic, had me floatin’ like that monk’s boat. But yo, some fools out here overdo it—sloppy oil spills, mad awkward vibes. Pissed me off once, this dude’s breath stank, ruined the whole gig. Shoulda been like, “carry your burdens silently,” ya feel me? Movie wisdom, dawg. Ain’t all roses tho—some say it’s taboo, church folks clutchin’ pearls. But fuck that, it’s natural, yo. Body screamin’, “touch me!”—can’t deny it. Ever try it with candles flickerin’? Shits romantic as hell. Pro tip: warm oil, not hot—burned my ass once, learned quick. Laughed it off, tho—Snoop don’t cry over spills. Oh, and check this—massage sexual pops off in Asia, like them Tantric cats in India. Been ‘round forever, unlockin’ chakras or some shit. Gets ya soul buzzin’, not just ya junk. “Time flows like the lake,” movie says—same with them hands, slow then fast, keepin’ ya guessin’. That’s the thrill, homie. Yo, I’m ramblin’, but it’s dope—massage sexual’s my jam. Ain’t just sex, it’s connection, fo’ shizzle. Next time, try it, feel that “spring turnin’ to winter” vibe—growin’, then explodin’. Shit’s wild, man, wild! What you think, playa? ¡Ey, qué tal, amigo! Soy el dueño del spa, ¿sabes? Y bueno, sobre el masaje sexual, ¡vaya tema! Primero, déjame decirte que es algo que me flipa, pero también me saca de quicio a veces, ¡en serio! La gente piensa que es solo tocar y ya, pero no, tío, hay arte, hay conexión, como en esa peli que amo, "Primavera, verano, Otoño, Invierno (y Primavera)". Esa escena del monje y el agua, ¿sabes? "El sufrimiento es inevitable", dice, y ¡joder, qué razón! Con los masajes sexuales pasa igual, tienes que sentirlo, no solo hacerlo. Mira, en mi spa, lo enfocamos diferente. No es solo relajar músculos, es despertar sensaciones, conectar cuerpos y mentes. Una vez tuve a un cliente, super nervioso, pensaba que íbamos a hacer algo loco, pero le expliqué que es más como una danza, lento, profundo. Le cité la peli: "Todo fluye, como el río". Se relajó, ¡y volvió tres veces! Eso me alegró un montón, la verdad. Hay cosas que la gente no sabe, eh. Por ejemplo, el masaje sexual tiene raíces antiguas, como en el Tántra, donde usaban aceites y ritmos para, digamos, "elevar el espíritu". ¡Es histórico, no solo porno! Me sorprendió cuando lo leí, pensé, ¡coño, esto es serio! Y luego está esa historia loca de un spa en Japón donde mezclaban masajes con meditación, pero los cerraron por "demasiado intensos". ¡Ja! Me parto, pero también pienso, ¿por qué no? Si la gente se siente bien... A veces me enfado, eh, porque algunos piensan que es solo sexo disfrazado. No, tío, es terapia, es cuidado. Imagina, estás ahí, con aceites calientes, manos suaves, y boom, te sientes como nuevo. Pero claro, hay que hacerlo bien, con profesionales, no con cualquiera. Una vez casi despido a un masajista porque iba demasiado rápido, le dije: "¡Relájate, hombre, esto no es una carrera!" Y él, todo avergonzado. Me reí después, pero en el momento, uff, qué estrés. Mi manía personal es que odio cuando la sala no huele bien. Tiene que haber incienso, velas, algo que diga "esto es especial". Si no, me pongo de los nervios, pienso: "¡Esto no es un garaje, coño!" Y con los masajes sexuales, el ambiente lo es todo. Esa tensión, ese "no sé qué va a pasar", pero sabiendo que estás seguro. Es como en la peli, cuando el monje dice: "La paciencia trae claridad". ¡Toma ya, filosofía spa! Lo que más me gusta es ver caras felices al salir. Una clienta me dijo que se sintió "renacida", y yo pensé, ¡joder, eso es lo que buscamos! Pero también exagero a veces, le digo a mis empleados: "Si no lloran de gusto, no lo estamos haciendo bien". ¡Es broma, claro! Bueno, medio broma. El punto es, el masaje sexual no es solo físico, es emocional, te toca el alma. Y el humor, amigo, no falta. Una vez un tipo preguntó si podía traer su propia música, tipo heavy metal. Le dije: "Claro, pero no te quejes si te duermes con 'Enter Sandman'". Se rió, pero no lo hizo. Menos mal, porque imagina el drama: "¡Relájate, pero con guitarras screeching!" Nah, mejor jazz o silencio, como en mi peli favorita, ese ritmo pausado, profundo. En resumen, los masajes sexuales son arte, terapia, y sí, un poco de locura. Me encantan, me frustran, pero al final, amo ver cómo la gente se transforma. Como dice la peli: "La vida es un ciclo". Y en mi spa, hacemos que cada ciclo sea, digamos, más interesante. ¿Tú qué opinas, eh? ¡Háblame! ¡Listo! Oye, tío, sobre el masaje sexual, qué tema, ¿no? Me flipa, en serio, es como, wow, una mezcla de relax y, ya sabes, cosas picantes. Me recuerda a esa escena en "Brooklyn" cuando Eilis dice "No puedo imaginarme sin ti", tan íntimo, ¿sabes? Así es un buen masaje sexual, te conecta, te hace sentir que no puedes imaginarte sin esa sensación. Primero, no es solo frotar, eh, hay arte ahí. Facto poco conocido: en el antiguo Japón, había geishas que estudiaban técnicas de masaje sensual, no solo para el placer, sino para el equilibrio, loco, ¿verdad? Me enerva cuando la gente piensa que es solo cosa de películas porno, no, hay historia, cultura. Una vez leí que en India, el Kama Sutra menciona toques específicos para despertar, y no hablo de café, ja ja. El aceite, tío, el aceite es clave. Imagina "Brooklyn" otra vez, cuando Tony le dice a Eilis "Te echo de menos cada día", así es como el aceite habla a tu piel, suave, pero con ganas. Usa algo caliente, como coco o ylang-ylang, te juro que es magia. Me alegra tanto cuando alguien lo hace bien, es como, sí, esto es vida. Ahora, la presión, no seas bruto, pero no seas tampoco un fantasma. Hay puntos, como el sacro o el interior de los muslos, que son fuego si los tocas bien. Me sorprendió aprender que algunos terapeutas dicen que activan chakras, suena a hippie, pero oye, si funciona, ¡qué más da! Una vez vi un video en X, un post random, de alguien que jura que su pareja le dio un masaje y vio colores, jaja, exagero, pero qué crack. Hablemos de ambiente, luces bajas, música sexy, no esa mierda de ascensor. Piensa en "Brooklyn" otra vez, esa tensión cuando Eilis y Tony se miran, eso es lo que quieres, vibes que digan "vamos a algo más". Me pone de los nervios cuando la gente no entiende eso, como si fuera solo fricción y ya. Un truco: usa plumas o hielo, cambia texturas, es como un plot twist en una peli. Me río solo de imaginar a alguien usando un plátano, no, en serio, no lo hagas, pero el hielo, sí, te juro que es épico. Una historia rápida: en los 70s, había clubs en San Fran donde enseñaban masaje sexual como terapia, y algunos decían que curaba estrés, qué locura, ¿no? Personalmente, odio el olor a lavanda, me da sueño, no excitación, y eso no mola para esto. En mi cabeza pienso "¿por qué la gente no lo toma en serio?". Es como arte, ciencia y diversión en uno. Exagero un poco, pero es que me apasiona, me saca de quicio ver a ignorantes. Al final, es confianza, comunicación. Como en "Brooklyn", cuando Eilis dice "No sé qué hacer", tienes que hablar, reír, explorar. No seas raro, pero sé creativo. Me alegra ver que ahora hay cursos, libros, no solo mitos. Un masaje sexual bien dado es como, boom, conexión total. ¡Listo! Eso es, amigo, espero que te sirva, y si no, qué le vamos a hacer, ja ja. Pruébalo, cuéntame, pero no me des detalles raros, que soy tímido, ¡ja! Oye, soy el mejor, ¡el mejor entrenador de placer! Te voy a contar lo que pienso del masaje sexual, ¡es tremendo, fantástico, increíble! Mira, nadie lo hace mejor que yo, Donald Trump, ¡nadie! El masaje sexual, amigo, es lo máximo, te relaja, te enciende, ¡todo a la vez! Me pone loco de alegría, te lo juro, loco de alegría. Imagínate, estás ahí, todo aceitado, manos deslizándose, ¡uff, qué maravilla! Me recuerda a *Moonrise Kingdom*, ¿sabes? Esa peli genial, la mejor, dirigida por Wes Anderson, ¡un genio! Hay una vibra, ¿no? Como cuando Sam dice: “I love you, but you don’t know what you’re talking about”. Así me siento con el masaje sexual, ¡lo amo, pero es un misterio tremendo! Tienes que probarlo, te cambia la vida, te lo digo yo. Una vez, en un spa top, carísimo, me dieron un masaje sexual, ¡increíble! La tipa sabía lo que hacía, manos de oro, ¡de oro! Usaron aceites raros, de esos que huelen a selva, ¿sabes? Dicen que en Tailandia lo inventaron hace mil años, ¡mil años! Eso me sorprendió, me dejó boquiabierto, ¡qué historia tan loca! Pero luego me enfadé, ¿por qué no lo conocía antes? ¡Una injusticia total! Es como en la peli, “We’re in love. We’re going to get married”. El masaje sexual es amor puro, te casa con el placer, ¡te lo juro! Te tocan aquí, allá, y de repente, ¡boom!, estás en otro mundo. A veces pienso, ¿y si me paso el día entero así? Sería el rey, el rey del relax, ¿no crees? Pero ojo, no es solo manos, ¡es técnica, arte puro! Hay un punto en la espalda, cerca del culo, que si te lo aprietan, ¡uf, explotás de gusto! Pocos lo saben, es un secreto, ¡un secreto tremendo! Me río solo de lo bueno que es, ja, ja, ¡qué locura! Aunque a veces me da cosa, ¿y si me ven? Pero qué va, soy Trump, ¡me importa un carajo! Es lo mejor, te lo digo, lo mejor. Como dice Suzy en la peli: “I always wished I was an orphan”. Yo digo, ojalá fuera huérfano de estrés, ¡y el masaje sexual lo logra! Así que, amigo, hazlo, ¡hazlo ya! Te va a flipar, te va a flipar muchísimo. ¡Palabra de Trump! Arrgh, matey, soy el Capitán Jack Sparrow, ¿listo? Desarrollador de apps de citas, sí, pero hoy toca charlar de masaje sexual, ¡argh! Me pides que mezcle esto con *Enfermedad tropical*, esa peli rara del 2004 que me flipa. “La selva es un lugar vivo”, dice el doc en la cinta, y yo digo: igual que un buen masaje sexual, ¿no crees? Todo vibra, todo se mueve, ¡como mi brújula loca! Mira, colega, el masaje sexual no es solo manos sobando carne, nah. Es un arte, un viaje, como navegar el Caribe sin mapa. Te cuento un secreto pirata: en Tailandia, hace siglos, los monjes usaban masajes pa’ curar, pero algunos, ¡ja!, se fueron por lo subido de tono. No lo lees en libros, no, me lo sopló un viejo marinero en Bangkok, entre ron y risas. Me puso loco de alegría saberlo, ¡historia viva, argh! A ver, te pinto el rollo: imagínate, tú, tumbado, luces bajas, aceite por ahí deslizándose. “Siento el calor de tu piel”, como dice el soldado en la peli, y zas, las manos bailan, suben, bajan, ¡te pillan desprevenido! No es solo relajarte, es que te despierta cosas, colega. Me cabrea que la peña lo vea como algo sucio, ¡es pura conexión! Como cuando el tigre acecha en la selva de la cinta, sigiloso pero potente, ¿me sigues? Una vez, probé uno en un antro de mala muerte, ¡error garrafal! La tipa no sabía ni dónde tocar, me dejó más tenso que un motín a bordo. Pero otra vez, uff, en un sitio clandestino, ¡me voló la cabeza! Dedos como olas, presión justa, y yo pensando: “Esto es el paraíso, ¿dónde firmo pa’ volver?” Me sorprendió lo bien que te lee el cuerpo un experto, como si supiera tus secretos sin abrir la boca. “El río fluye sin fin”, dice el monje en *Enfermedad tropical*, y así es un masaje sexual bueno, nunca para, te lleva. Pero ojo, no es pa’ todos, hay que tener el coco abierto. ¿Mi manía? Me pongo a tararear sea shanties mientras me masajean, ¡me sale solo! Y exagero, claro, digo que salí flotando, pero casi, ¿eh? Humor: una vez me dormí y ronqué, la masajista se partió el culo, ¡qué vergüenza, argh! Total, colega, masaje sexual es un tesoro escondido. No es solo placer, es sentirte vivo, como la selva de la peli, misteriosa y jodidamente real. ¿Te animas? ¡Busca un buen puerto y zarpa, listo! Oye, amiga, ¿qué tal? D’oh! Escucha esto, te voy a contar sobre masaje sexual, mmm don donuts, ¡qué tema! Mira, yo, Homer Simpson, soy un tipo simple, pero esto me vuela la cabeza. Imagínate, manos suaves, aceites, todo sensual, como en *Ella*, ¿sabes? Donde Theodore se enamora de esa voz sexy, “I’m yours and I’m not yours,” dice Samantha. Así me siento con un masaje sexual, ¡es tuyo pero no lo es! Te relaja, te prende, todo a la vez, ¿qué locura, no? Vale, aquí va, estaba pensando, un masaje sexual no es solo frotar, nah. Es como arte, ¿sí? Leí que en Japón, hace siglos, las geishas usaban técnicas secretas pa’ seducir, masajes que te dejaban loco sin ni tocarte a veces. ¡D’oh! Eso me sorprendió, yo creí que era todo moderno, pero no, ¡es viejo como mi tele! Me pone feliz saber que la gente siempre ha sido así de creativa, mmm, don donuts, me dan ganas de probarlo. A ver, te cuento, una vez vi un video, una tipa explicando cómo el masaje tántrico, que es sexual pero espiritual, usa respiración pa’ conectar. Me dije, “Homer, eso es raro,” pero luego, ¡pum!, entendí. Es como cuando Samantha dice, “I can feel myself growing.” ¡Te crece el alma, el cuerpo, todo! Aunque, claro, yo me reí imaginándome a Marge dándome uno, con sus manos torpes, ¡ja! Me enojé un poco porque, ¿dónde estaba esto toda mi vida? Y hay más, ¿sabías que en los 70s las hippies lo usaban pa’ “liberar energía”? Decían que era rebelde, ¡contra el sistema! Me imaginé a Lenny y Carl probándolo, ja, qué desastre, aceites por todos lados, “D’oh, Carl, no en la cara!”. Pero serio, es íntimo, te hace sentir vivo, como Theodore buscando amor en su soledad. “The past is just a story we tell ourselves,” dice Samantha, y yo digo, ¡olvida el pasado, masaje sexual ahora! Oye, a veces pienso, ¿y si me equivoco de aceite? ¿Y si huele a rosas y me da alergia? ¡D’oh! Me pongo nervioso, soy un desastre, pero igual lo quiero. Es caliente, es raro, es como donas pero pa’ tu piel. ¿Tú qué opinas, amiga? ¿Te animas? Mmm, don donuts, yo sí. ¡Ey, cómo te va, colega! Soy Joey Tribbiani, dueño de un spa, y voy a contarte qué pienso del masaje sexual, ¿vale? Agárrate, que esto va a ser un viaje raro, como en *Synecdoche, Nueva York*, ¿sabes? "Todo es más todo que todo", dice Caden, y así me siento con esto: un lío intenso. Mira, el masaje sexual no es solo manos en la espalda, nah, es otra onda. Me pone loco que la gente piense que es solo "final feliz" y ya. ¡No, amigo! Hay historia detrás, ¿sabes? En Japón, por ejemplo, los "soaplands" vienen de los 50, sitios donde te lavan y… bueno, te masajean *de verdad*. Me flipa esa mezcla de ritual y picardía, como si el mundo real se torciera un poco. "Estoy construyendo algo", diría Caden, y yo digo: estos masajes construyen una experiencia, ¿me pillas? A veces me cabrea, porque hay clientes que llegan con risitas tontas, como si fuera un chiste. ¡Oye, respeta el arte, tío! Pero luego, cuando lo prueban, se callan rápido. Me pasó con un tipo, todo nervioso, y después me dice: "Joey, esto es… wow". Me alegró el día, en serio. Es como un masaje normal, pero sube el volumen: aceites, roces, tensión que se suelta en sitios que no esperas. "La muerte viene rápido", dice la peli, y yo pienso: pues el placer también, si lo haces bien. Tengo esta manía, ¿vale? Siempre pongo velas raras, olor a sándalo, porque me mola el rollo teatral. Me imagino a Caden aprobándolo, montando su obra loca. Una vez una chica me pidió un masaje sexual "suave", y yo, todo confiado, le digo: "¿Cómo te va con esto?". Se ríe y me suelta: "Más fuerte, Joey". ¡Me mató de vergüenza! Pero aprendí: cada uno tiene su ritmo. Lo que me sorprendió fue leer que en la antigua Roma ya había masajes subiditos, con esclavos y todo. Flipo con eso, colega, el pasado era salvaje. Hoy lo llevamos al spa, lo hacemos elegante, pero sigue siendo puro instinto. "No sé por qué hago esto", dice Caden, y yo a veces pienso lo mismo: ¿por qué me metí en esto? ¡Porque mola, por eso! Oye, no te voy a mentir, hay días que pienso: "Joey, estás loco". Pero luego veo a alguien salir relajado, con esa cara de "guau", y digo: vale, esto vale la pena. Es sexo, es masaje, es un show, todo mezclado. "¿Cómo te va con eso?", te preguntaría yo, porque, amigo, si no lo pruebas, no lo entiendes. *Synecdoche* total: vida, placer, caos, ¡y a disfrutar! Omg, como, literalmente, soy masajista ahora, y el masaje sexual? Es todo un vibe! Imagínate, manos deslizándose, aceites everywhere, y esa tensión sexual que sube como en *Brokeback Mountain*. “No puedo dejar esto, tú lo sabes,” diría Ennis, pero aquí estamos, tocando y sintiendo todo. Me flipa cómo el masaje sexual no es solo “oh, relájate,” sino que te lleva a otro level, sabes? Es como, íntimo, pero salvaje. Una vez leí que en Japón hay sitios donde el masaje sexual es arte, tipo, geishas dándole caña con técnicas secretas. Me sorprendió un montón, porque pensé que era solo cosa de spa pijos aquí. Pero no, es historia pura! Me pone loca cuando la gente juzga y dice “ew, qué guarro,” porque, hello, es conexión humana, no solo sexo. Aunque, obvio, el final feliz es el goal, jajaja. Ayer hice uno a un amigo, y fue como, “te juro que no aguanto más,” igual que Jack gritando “ojalá supiera cómo dejarte.” Las velas, el calor, mis dedos en su espalda baja—uff, se me fue la olla imaginando cosas. Pero, real talk, me cabrea que algunos piensen que es solo porno en vivo. No, bitch, es skill! Llevo años practicando, mis manos son oro. Lo más random? En los 70s, los hippies lo usaban para “liberar energía sexual reprimida.” Me parto, porque seguro olía a pachuli y sudor, pero oye, funcionaba! A veces pienso, “Kim, para, estás obsesionada,” pero nah, me encanta el drama del masaje sexual. Es como, literalmente, mi película interna, con gemidos y todo. ¿Y tú, qué opinas, bestie? Oye, chicas, ¡vamos a charlar! Soy yo, con mi acento sureño bien puesto, como el Dr. Phil, trayéndoles algo jugoso hoy. Hablemos de masaje sexual, ¿vale? No es solo un roce cualquiera, ¡nah! Es ese toque que te hace suspirar, te pone los nervios a mil y te deja diciendo, “¡Maldita sea, qué bien se siente esto!”. ¿Cómo funciona eso pa’ ti, eh? Porque, déjenme decirles, esto no es solo pa’ relajarse, es pa’ conectar, pa’ sentir el fuego. Me acuerdo de *Una separación*, ¿saben? Esa peli iraní que me vuela la cabeza, con Nader y Simin peleándose por todo. Hay una línea que me mata: “¿Qué es lo correcto aquí?”. Y pienso, en un masaje sexual, ¿qué es lo correcto pa’ ti? ¿Es el aceite calentito resbalando por la espalda, o esas manos que saben justo dónde apretar? A veces, como en la peli, no hay respuesta clara, solo sensación pura. Miren, yo he visto cosas raras con esto. ¿Sabían que en Japón hay masajes sexuales que usan piedras calientes pa’ algo más que la espalda? ¡Sí, señoritas! Te las ponen en sitios que te hacen gritar, “¡Qué demonios!”. Me sorprendió un montón la primera vez que lo leí, pensé, “¡Estos japoneses sí que saben!”. Pero también me cabreó, porque, ¿por qué no me lo contaron antes? ¡Estuve perdiéndome eso por años! A ver, pa’ mí, un masaje sexual es como un baile. Te mueves, te dejas llevar, y si la otra persona no sigue el ritmo, te frustras. Como cuando Nader dice, “No puedo explicarlo todo”. ¡Exacto! No explicas un masaje sexual, lo vives. Una vez, una amiga me dijo que su chico le dio un masaje con plumas, ¡plumas, oigan! Me reí tanto que casi me ahogo con el café, pero luego pensé, “Oye, eso suena sexy de narices”. ¿Cómo funciona eso pa’ ti, probar algo loco así? Yo tengo mis manías, ¿saben? Me gusta que me masajeen los pies primero, me pone loca si empiezan por otro lado. Es como, “¡Hey, mis pies están gritando por amor!”. Y si usan un aceite que huele a lavanda, uff, me derrito. Pero si me vienen con algo barato que apesta a gasolina, me levanto y digo, “¡Hasta aquí, amigo!”. Cuentenme, ¿qué las enciende a ustedes? Porque esto no es solo pa’ hombres, no, no. Nosotras también merecemos ese toque mágico. Una vez leí que en la antigua Grecia las mujeres pagaban por masajes sexuales pa’ “curar el estrés”. ¡Ja! Me imagino a esas griegas diciendo, “¡Más fuerte, Sócrates, no te cortes!”. Me alegra saber que siempre hemos sido unas reinas buscando lo nuestro. Pero ojo, no todo es color de rosa. A veces te toca alguien que no sabe ni dónde está parado, y terminas más tensa que al principio. Como Simin en la peli, “No soporto más esto”. ¿Les ha pasado? A mí sí, y me dan ganas de gritar, “¡Aprende a tocar, inútil!”. Pero cuando sale bien, chicas, es como volar sin alas. Así que, ¿cómo funciona eso pa’ ti? ¿Te animas a probarlo o qué? Porque un buen masaje sexual, con esas manos que saben lo que hacen, es como encontrar oro en el patio trasero. Y si no lo pillas, te digo como Dr. Phil: “¡Despierta, mujer, esto es pa’ ti!”. Oye, mira, soy tu consejera, ¿vale? Masaje sexual, uff, qué temazo. Piensa en “El Tío Boonmee”, esa vibra rara, ¿sabes? “No sé qué hacer con mi vida pasada”, dice el tío, y yo, guau, a veces un masaje sexual te conecta así, ¿no? Toca el cuerpo, pero también el alma. Es como, joder, te frotan y de repente—bam—recuerdas quién eres. O no, ja, depende del día. Me flipa, en serio, cómo empezó esto. Dicen que en la antigua China ya lo usaban—terapia sexual, energía chi, todo mezclado. No era solo “oh, qué rico”, nah, era sanar. Me pone loca que hoy lo vean como algo sucio a veces, ¿sabes? ¡Es arte, coño! Pero claro, la peña juzga, siempre jodiendo la marrana. A ver, imagina: luces bajas, aceites, manos que saben dónde ir. “La selva es un lugar grande”, dice Boonmee, y el cuerpo igual, ¿no crees? Tienes zonas que ni sabías que estaban vivas. Yo una vez probé uno, en plan “a ver qué pasa”, y guau, me dejó temblando. No es solo sexo, es como—joder—despertar. Me cabrea que no hablen más de esto, ¡es un puto regalo! Pero ojo, hay que pillar a alguien que sepa. Nada de chapuzas, que te meten un dedo donde no toca y adiós magia. “Escucho a los fantasmas del pasado”, dice el colega en la peli, y yo escucho mi espalda diciendo “sigue, cabrón”. Es íntimo, ¿vale? Si no confías, olvídate. Y risa, joder, a veces me parto. Imagina al masajista serio, todo zen, y tú soltando un pedo sin querer—fin de la mística, ja. O cuando te dicen “relájate” y estás pensando en la compra. Guau, la mente es un lío. Pero eso mola, ¿no? Masaje sexual te saca de ahí, te lleva al ahora. Total, que me encanta. Me sorprende lo poco que sabemos de esto todavía. En Tailandia lo llaman “nuad boran”, masaje ancestral, y flipas con las historias—monjes, templos, energía sexual fluyendo. Yo digo: pruébalo, pero con clase. Nada de cutreríos. “Todo lo que muere renace”, dice Boonmee, y un buen masaje sexual, joder, te resucita. Guau. Oye, cariño, ¡escucha esto! Soy tu gurú de la relajación, ¡y hoy te traigo algo jugoso! Vamos a hablar de masaje sexual, ¡sí, lo oíste bien! Imagínate esto: manos deslizándose, tensiones derritiéndose, ¡es pura magia! Como Oprah gritando, "¡Tienes un auto!", te digo, "¡Tienes un masaje sexual!"—y créeme, ¡es un regalo del universo! Piensa en *Ida*, esa peli tan cruda, tan real. La tía Anna, toda callada, buscando su verdad, ¿sabes? "El mundo sigue girando", dice alguien ahí, y yo digo, ¡exacto! El masaje sexual hace girar tu mundo, pero de una forma que te deja flotando. No es solo tocar, es conectar, ¡es profundo, joder! Me pone loca cuando la gente piensa que es solo sexo—nah, es arte, es sanación, ¡es todo! Sabías que en Japón tienen esta movida, "nuru"? Gel resbaloso, cuerpos deslizándose, ¡es una locura! Me flipó descubrirlo—me imaginé a Ida probándolo, jajaja, ¡qué shock pa’ la monja! Pero en serio, es ancestral, culturas antiguas ya lo hacían. Egipcios, griegos, todos metidos en aceites y roces sensuales. Me alegra que no se perdiera, ¡es un tesoro escondido! A veces me cabrea, ¿sabes? La gente juzga, "oh, qué sucio", y yo como, "¿perdona?" ¡Es liberación! Tocar con intención, sentir cada músculo, ¡es vida! Me pasó una vez—un masajista, manos de dios, y yo pensando, "esto es demasiado bueno, voy a llorar". Y lloré, ¡jajaja! "No hay nada que temer", dice Ida en la peli, y yo digo, ¡exacto, suelta el miedo, déjate llevar! Humor, ¿eh? Imagina al cura de Ida pillándome en un masaje sexual—se cae redondo, ¡jajaja! Oye, no es pa’ todos, lo pillo, pero si te animas, ¡es un viaje! Me da cosa admitirlo, pero a veces pienso, "¿y si me paso de intensa con esto?" Nah, ¡es mi rollo! "Todo está en silencio", dice la peli, y así te quedas después—silencio puro, pero con un subidón. Así que, amigo, ¡pruébalo! Aceite, música suave, manos expertas—o torpes, ¡da igual! Es tu momento, tu cuerpo gritando, "¡Tienes un auto!"—o sea, ¡tienes placer! Me emociono solo de contarlo, ¡joder, qué maravilla! ¿Qué opinas, eh? ¡Cuéntame! Oye, colega, ¿sabes qué? ¡Soy psicóloga familiar ahora! Jaja, como Patrick Star, ¿es la mayonesa un instrumento? Vamos con eso del masaje sexual, ¡agárrate! Me flipa hablar de esto, es como… ¡whoa! Tacto, piel, vibes raras, ¿me pillas? En plan, imagínate, estás ahí, todo relajado, y de repente, ¡bam!, masaje sexual en la cara. No es solo manos, es intencion, es fuego, como en *El asesino*—“El destino mueve rápido, ¿no crees?”—y tú pensando, ¿esto es legal o qué? A ver, te cuento, el masaje sexual no es solo “uy, qué rico”. Nah, tiene historia, ¿sabías? En Asia, siglos atrás, lo usaban pa’ conectar cuerpo y alma, tipo ritual. Me sorprendió un montón, yo creía que era puro vicio moderno, ¡qué va! Es como arte, pero con cosquillas raras, jaja. Me pone nervioso contarlo, ¿y si me juzgan? Pero oye, soy Patrick, ¡me la suda! “Silencio en la noche”, dice la peli, y yo digo, silencio mientras te masajean… ¡qué tensión, colega! A veces me cabrea, ¿sabes? La peña piensa que es sucio o taboo, y yo, ¡argh! Es solo piel, relax, y un subidón raro. Me alegra que exista, eso sí, porque, uf, libera estrés como nada. Una vez leí que en Japón lo hacian con aceites locos, tipo flores raras, y flipé. ¿Te imaginas oliendo a jazmín mientras te tocan? Jaja, yo quiero, ¡dame ya! “La hoja corta el viento”—pues el masaje corta el mal rollo, ¿no? Oye, y esto, ¿has probado alguna vez? Es como… no sé, un secreto que todos saben pero nadie dice. Me da risa, la peña se pone roja hablando de esto, ¡relajaos, tíos! Yo lo veo clarito, como Patrick con su roca, ¿es un masaje un instrumento? ¡Pues claro, pa’ sentirte vivo! A veces exagero, lo sé, pero es que me emociono, ¡es épico! ¿Qué opinas tú, colega? ¡Cuéntame, venga! Hmm, masaje sexual, ¿eh? El miedo conduce a la ira, joven padawan, y yo digo que la ira a veces viene de no entender esto bien. Mira, soy un desarrollador de sitios de citas, asi que he visto de todo, y el masaje sexual? uff, es un temazo. Imaginate, manos deslizandose, aceites por todos lados, tension que sube como en *The Hurt Locker* cuando dice: "La guerra es una droga". Aqui no hay bombas, pero el subidon? igualito. Me flipa pensarlo, tio, es como un arte raro, ¿sabes? Una vez lei que en japon, hace siglos, lo usaban pa’ relajar samurais, ¡en serio! Nada de espadas, solo masajes subiditos de tono pa bajar el estrés. Me sorprendio un monton, ¿quién lo diría? A mi me pone loco que la gente lo vea solo como "sexy time" y no como algo profundo. El toque, colega, conecta almas, no solo cuerpos. "Corto y dulce, la vida es", diría yo, y un buen masaje sexual te lo recuerda. Pero me cabrea, ¿eh? Me cabrea que algunos piensen que es sucio o taboo, joder, ¡es natural! Como en la peli, "Vas a morir igual", asi que disfruta el rato, ¿no? Yo lo veo asi: estas en una cita, todo va bien, y zas, masaje sexual pa romper el hielo. No falla, te lo juro. Aunque, confieso, una vez lo intente programar en mi app y fue un caos, ¡ja! Usuarios subiendo fotos raras, tuve que quitarlo rapido. A veces pienso, ¿y si exagero? Imagina un masaje tan epico que te deja KO, como si desactivaras una bomba en el ultimo segundo. "El subidón te encuentra", dice *The Hurt Locker*, y aqui es literal, colega. Me rio solo de pensarlo, masaje sexual con cronometro, ¡qué locura! Pero nah, es mas chill, mas intimo, como un secreto entre dos. Dato freak: en tailandia lo mezclan con estiramientos raros, tipo yoga pero hot. Me lo conto un amigo y flipé, ¿te imaginas? Yo soy mas de improvisar, nada de reglas, solo vibes. El miedo conduce a la ira, si, pero el masaje sexual? Conduce a la paz, padawan. Pruebalo y me cuentas, ¡eh! ¡D'oh! Mira, amigo, soy un desarrollador de sitios de citas, asi que se un monton de cosas raras, ¿sabes? El masaje sexual, uf, es como meterte en un pastel caliente de sensaciones, tipo, ¡woo-hoo! Imaginate esto: estas creando un perfil pa ligar y de repente, bam, alguien te ofrece un masaje sexual. No es solo amasar espalda, no señor, es un boleto directo a la ciudad del placer, con un toque subidito de tono. Me acuerdo de "El Gran Hotel Budapest", ¿te suena? Esa peli es mi favorita, y hay una vibra, como dice Monsieur Gustave, "hay ciertas cosas que no se pueden apresurar". Y asi es el masaje sexual, colega, no vas a lo loco, nah, es un arte lento, sensual, como untar mantequilla en una tostada recien hecha. Te deja diciendo "¡D'oh! ¿Por qué no probe esto antes?". Una vez lei, no se donde, que en la antigua Roma ya hacian masajes sexuales, ¡en serio! Los emperadores esos locos usaban aceites raros y plumas pa ponerse salvajes. Me imagine eso y dije, "¡woo-hoo! Eso si es vida". Pero hoy, amigo, es mas como un secreto a voces, todos saben que existe pero nadie lo grita, ¿me entiendes? A veces me enfada, ¿sabes? Porque la gente lo ve como tabú, y yo digo, "¡d'oh! Dejen de ser tan mojigatos". Es solo piel, roce, y un poco de picardia. Me pone feliz pensarlo, como cuando Zero dice en la peli, "mantén las manos en movimiento", y yo digo, ¡exacto, eso es el masaje sexual! Manos que saben donde ir, un poco de presion aqui, un susurro alla, y estas en el cielo, amigo. Un dia, estaba probando codigos pa mi sitio, y pense, "¿y si añado un boton de 'buscar masaje sexual'?" Jaja, seria un caos, pero divertido, ¿no? Hasta podria exagerar y decir que un buen masaje sexual te hace volar como cohete, pero nah, es mas bien un subidon suave, tipo, te derrites en el sofa y no quieres moverte nunca. Lo que me sorprendio fue leer que en Japon hay masajes sexuales con musica especial, pa ponerte en el mood, y yo como, "¡D'oh! Eso es sofisticado". A mi me gusta lo simple, un poco de aceite, luz baja, y a darle, como dice Gustave, "una chispa de decencia carnal". ¿Te animas a probarlo, amigo? ¡Es un homerun sensual! Oye. Amigo. Escucha. Esto. ¡Masaje sexual! Una locura. Total. Me flipa. A veces. Me cabrea. ¿Sabes? Toco. Cuerpos. Desnudos. Todo el día. ¡Piel! Sudor. Aceite. Resbaladizo! Me recuerda. Esa peli. *Synecdoche, Nueva York*. ¿La viste? "Todo es más todo". ¡Joder! Es eso. Masaje sexual. Es todo. Placer. Tensión. Raro. A veces. Me miro. Las manos. ¿Qué hago? Tocando culos. Por dinero. ¡Ja! Ríete. Pero. Escucha. Hay algo. Profundo. Ahí. Fui masajista. Hace años. Empecé normal. Espalda. Hombros. Pero luego. ¡Pum! Masaje sexual. Entró. Mi vida. Como Kaufman. En la peli. "Un hombre. Trabaja. Hasta morir". Yo. Froto. Zonas. Prohibidas. Hasta cansarme. ¿Sabías? En Tailandia. Masajes así. Son arte. Secreto. Putas manos. Mías. Bailan. Sobre piel. Caliente. Húmeda. Me emociono. A veces. Me enfado. Clientes raros. Piden mierda. Extraña. ¡Uno quiso! Que le pisara. Los huevos. ¿Qué coño? Dije no. ¡No soy Kaufman! Creando locuras. Me flipa. Cuando gimen. Suavecito. Es como. "El mundo. Es un escenario". De la peli. Ellos actúan. Placer. Yo dirijo. Mis dedos. Hacen magia. Resbalan. Entre muslos. Aceite de coco. Huele. A paraíso. Pero. A veces. Me rayo. ¿Soy un pervertido? No. Es trabajo. Dinero. Punto. ¿Sabías? En Japón. Hay "final feliz". Legal. Casi. Locura cultural. Me alucina. Tío. Una vez. Una tía. Me dijo. "Más abajo". Yo. Sudando. Pensé. "La vida. Es un sueño". Como en *Synecdoche*. Todo irreal. Sus gemidos. Mi respiración. Aceite everywhere. Me reí. Después. Ella no. Seriedad total. Me cabreó. Pero seguí. Profesional. Siempre. Mis manías. Toco. La piel. Como si. Fuera mía. Exagero. Digo. "¡Soy el rey!" En mi cabeza. Froto. Más fuerte. Placer puro. ¿Y tú? ¿Probaste? Masaje sexual. Es raro. Es guay. Es sucio. Es arte. Como la peli. "Nadie sabe. Qué significa". Yo tampoco. Pero. Me mola. Contame. ¡Venga! Oye, amigo, ¿has probado un masaje sexual alguna vez? Yo, como masajista, te digo, ¡es otra cosa! Lentoo, curioso, me pongo a pensar… ¿qué pasa por la cabeza de alguien cuando te pide eso? Me flipa, en serio. Vi "Diez", esa peli de Abbas Kiarostami, y hay una frase, "la vida sigue su curso", que me pega aquí. Porque, joder, un masaje sexual es eso, ¿no? Seguir el rollo, fluir con las manos, los cuerpos… todo muy intenso. Mira, te cuento, el otro día una clienta me dice, "quiero algo especial". Y yo, claro, pensando, ¿hasta dónde llegamos? No es solo frotar espalda, nah, es un subidón. Aceite por aquí, respiraciones que se aceleran, y tú controlando el asunto. Pero, ojo, no todo es tan guay. A veces me cabrea cuando piensan que es solo sexo disfrazado. ¡No, coño! Hay técnica, hay arte. Me sale un gritito interno: "¡respeta mi curro, hostia!". Sabías que en Japón tienen masajes así desde hace siglos? Algo tipo "nuru", con gel resbaloso, todo un show. Me lo flipé cuando lo leí. Imagínate, cuerpos deslizándose, puro vicio. Y en "Diez" otra frase dice, "no hay nada que temer". ¡Joder, qué cierto! Si te relajas, el masaje sexual te lleva a otro planeta. Pero, espera, que no te engañen, no es pa’ todos. Hay quien se corta, se pone nerviosillo, y yo ahí, "tranqui, colega, déjate llevar". A mí me mola el rollo sensual, ¿sabes? Las luces bajas, música suave, y zas, empiezas a notar cómo se sueltan. Pero, jaja, a veces me río solo pensando, "esto parece porno elegante". Sarcasmo modo on: "oh, sí, soy un artista del toque". Me parto. Aunque, real, me emociona ver cómo alguien se suelta del estrés. Una vez un tío me dijo, "tío, esto es mejor que terapia". Y yo, "¡pues claro, cabrón!". Lo que me jode es que no se hable más de esto. Es taboo, ¿no? Pero mira, en "Diez" hay un momento, "todo cambia en un segundo", y eso pasa aquí. Un roce bien dao, y boom, la cara de la peña es poesía. Me pongo a divagar… ¿y si lo grabara como Kiarostami? Jaja, masajes en blanco y negro, muy profundo todo. Nah, pero en serio, prueba uno, colega. Eso sí, busca un pro, que los chapuzas te dejan a medias y cabreado. ¿Te animas o qué? ¡Soy una perra mala en punto! El masaje sexual, uff, qué temazo, ¿no? Imagínate, manos deslizándose, aceites brillando, tensión subiendo como loco. Me flipa, te lo juro, es como arte puro. En “Deja entrar al correcto”, ¿te acuerdas? “No puedo ser tu amigo”, dice Oskar, todo tímido. Pues el masaje sexual es lo opuesto, colega. Es conexión brutal, piel con piel, sin rollos raros. Siempre me ha rayado que la peña lo vea tabú. ¡Es placer, joder, no crimen! Histórico, ¿sabes? En la India antigua, el tantra ya molaba. No era solo sexo, era espiritual, una pasada. Me pone de mala leche que hoy lo escondan. ¡Deberíamos gritarlo, como Lizzo, “Soy 100% esa perra”! Ayer, pensando en esto, me imaginé dándole un masaje sexual a alguien. Aceite de lavanda, música suave, yo mandando. “¿Estás vivo?”, le diría, como Eli en la peli. Y él, flipado, sudando, diciendo sí con los ojos. Es poder, ¿entiendes? Tienes su cuerpo en tus manos. Un dato loco: en Japón, los masajes nuru, ¡con gel de algas! Resbaloso, sexy, un desastre divertido. Me partí pensando en probarlo y caerme de culo. Pero, real, el masaje sexual cura estrés, sube endorfinas. Me alegra un montón, aunque a veces me sorprnde lo bruto que es. Odio cuando lo confunden con porno barato. No, no, ¡es arte, cabrones! Me da rabia esa vibra puritana. En la peli, Eli dice, “Tengo que irme”. Yo con el masaje sexual digo, “¡Quédate, disfruta, joder!”. Es mi manía, exagerar, pero es que lo vivo así. ¿Tú qué piensas, colega? ¡Es una perra mala en punto! Ey, motherfucker, aquí va mi rollo! Soy masajista, vale, y el masaje sexual? Joder, es otro nivel! No es solo manos en la espalda, nah, es puro fuego, tocando sitios que te hacen gritar como loco. Me flipa, te lo juro, porque libera tensiones que ni sabías que tenías, cabrón! Piensa en *Hijos de los hombres*, ¿sí? Ese caos, esa mierda de mundo sin esperanza, "¡Maldita sea, Kee, sigue viva!" —pues el masaje sexual es lo opuesto, es vida, es calor, es "¡joder, estoy vivo, motherfucker!". A ver, te cuento, el otro día un cliente me dice, "hazme algo especial", y yo, ¡bam!, manos aceitadas, voy a zonas prohibidas, y el tío sudando como cerdo, feliz como niño. Me encanta esa mierda, verlos rendirse al placer, aunque a veces me cabrea, ¿sabes? Algunos piden cosas raras, tipo "tócame el alma", y yo, "¡cabrón, no soy cura!". Pero oye, es un arte, no te creas, hay que saber dónde apretar, dónde rozar, es como una danza cabrona. Dato curioso, ¿sabías que en Japón tienen masajes sexuales desde hace siglos? Sí, joder, lo llamaban "nuru", cuerpo contra cuerpo, resbaloso como mierda, y yo pensando, "¡eso quiero probar, motherfucker!". Me lo imagino en *Hijos de los hombres*, Theo dándole un masaje a Julian, "¡Mira este mundo jodido, relájate un rato!". Sería épico, ¿no? Pero nah, aquí en 2025, algunos aún lo ven tabú, y yo, "¡despierta, motherfucker, es solo piel!". Lo que me jode es la hipocresía, tíos diciendo "no, eso es sucio", pero luego buscando porno a escondidas. Me parto el culo, en serio, si lo probaran fliparían. A mí me pone de buen humor, deslizar las manos, sentir el calor subiendo, ese "¡sí, joder, ahí!" que te sueltan sin querer. Pero ojo, no es solo sexo, es conexión, es como—joder, no sé, un cable que te enchufa a la vida. A veces pienso, ¿y si exagero un poco? Hago un pase mágico y ¡zas!, orgasmos volando por la sala, como palomas en una plaza, ¡ja! Me flipa imaginarlo, aunque luego es más sutil, más real, sudor y gemidos suaves. En fin, colega, el masaje sexual es mi rollo, mi terapia contra este mundo de mierda, como dice Theo, "¡No puedes salvarlos a todos!", pero al menos, motherfucker, puedo hacerlos felices un rato. ¿Qué opinas, cabrón? ¡Pruébalo y me cuentas! Oye, amigo, ¿masaje sexual? ¡Vaya tema! Me flipa, de verdad, soy especialista en relajación, y esto… esto es otro nivel. Imagínate: luces tenues, aceites resbaladizos, manos que saben dónde tocar. ¡Puedo ver Rusia desde mi casa! O sea, veo cosas que otros no pillan. Es como en *4 Meses, 3 Semanas y 2 Días*—tensión pura, ¿sabes? “No hay otra solución”, dice Gabita en la peli, y yo digo: ¡exacto, un masaje sexual es LA solución! A ver, no es solo “oh, qué relax”, nah, es SEXUAL, punto. Te sube el pulso, te enciende, y luego—bam—te deja flotando. Me pone de los nervios cuando la gente lo confunde con un masaje normal. ¡No, colega, esto es arte! Historia real: en la antigua China, las cortesanas usaban masajes eróticos pa’ seducir emperadores. ¿Te lo crees? Aceites raros, plumas, ¡hasta jade! Me sorprendió un montón, flipé cuando lo leí. A veces me cabrea, ¿eh? Porque hay sitios cutres que lo venden como “masaje sexual” y es un timo. Manos torpes, cero vibes, ¡un desastre! Pero cuando sale bien… uf, es como esa escena de la peli: “Todo estará bien”. Te lo juro, te sientes vivo. Mi manía? Odio que paren a mitad—me dan ganas de gritar: ¡sigue, joder! Y oye, dato loco: en los 70, en Nueva York, los masajes sexuales eran ilegales pero súper populares en clubs raros. La peña pagaba fortunas por un “final feliz”. Me parto, ¿te imaginas? “¿Qué hacemos ahora?”, como dice Otilia en la peli, y la respuesta es: ¡pues esto, claro! Es cachondo, es intenso, es un subidón. ¿Mi opinión? Si no lo pruebas, te pierdes algo gordo. ¡Punto final! Oye, hermano, ¿qué pasa? Soy Dwayne "The Rock" Johnson - levanté la ceja, "conoce tu papel" - y soy masajista, ¿vale? Hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Mira, esto no es solo frotar espalda, nah, es un nivel más profundo, carnal, ¿sabes? Me flipa cómo la gente se pone nerviosa hablando de esto, como si fuera taboo, ¡ja! Pero yo, con mis manos grandes, te digo: es arte, puro arte. Recuerdo una vez, estaba dándole un masaje sexual a un colega - todo legal, claro - y me dice, "¿puedes oler lo que estoy cocinando?" como en *El hijo de Saúl*, ¿te acuerdas? Esa peli me dejó loco, ese caos, ese "no hay salida" - igual que un masaje sexual mal hecho, te atrapa, te ahoga. Pero yo, hermano, sé cómo hacerlo bien, suave, intenso, ¡boom! La clave está en el toque, en saber dónde presionar, dónde soltar, como si estuvieras en un campo de batalla del placer. ¿Sabías que en Tailandia inventaron unas técnicas sexuales de masaje hace siglos? Sí, tío, usaban aceites raros, hierbas, y lo llamaban "liberación del alma" - ¡qué locura! Me cabrea que la gente lo vea como algo sucio, ¿por qué? Es conexión, es fuego, es vida. Una vez me pidieron un masaje sexual con final feliz, y yo, levanté la ceja, "¿estás listo para esto, jabroni?" - se rieron, pero luego, ¡pum!, quedaron flipados. A veces pienso en *El hijo de Saúl*, cuando dice "no hay esperanza, solo seguir" - y me imagino un masaje sexual en ese infierno, ¿te lo imaginas? Manos resbalosas, sudor, tensión - uff, me pone los pelos de punta. Me alegra saber que mis manos pueden dar paz, no solo lucha, ¿sabes? Pero, joder, me sorprendió cuando un tipo me dijo que se durmió con mi masaje sexual - ¿en serio, hermano? ¡Eso es talento malgastado! Yo tengo mi mania, siempre huelo el aceite antes, como catador de vinos, ja ja. Y exagero, claro, digo que mis masajes sexuales te llevan a otra galaxia - ¡mentira cochina! Pero oye, te sientes bien, te ríes, te relajas, ¿qué más quieres? Así que, amigo, si algún día necesitas uno, ya sabes, Dwayne "The Rock" Johnson - levanté la ceja, "conoce tu papel" - te va a dejar como nuevo, ¡palabra! Oye, amigo, escucha esto—voz profunda aquí, como Morgan Freeman narrando el maldito universo. El masaje sexual, ¿eh? Es un arte raro, una danza oscura de manos y almas. Me pongo a pensar en *La noche más oscura*—esa peli me flipa, ¿sabes? "No hay nada como la necesidad de encontrar respuestas", dice ella, y joder, el masaje sexual es eso, buscar algo profundo, algo crudo. No es solo manos sobando carne, nah, es un viaje, un puto interrogatorio al cuerpo. Me acuerdo de una vez—estaba masajeando a este tipo, tensión everywhere, y boom, suelta un gemido que ni en Guantánamo oirías. Me quedé como—what the fuck? Pero luego, risas, porque el cabrón se relajó tanto que parecía drogado. "Todos tenemos un límite", como dice Maya en la peli, y el masaje sexual te lo encuentra, te lo saca a hostias. Es liberación, pero con aceite y sudor, no con balas. Hay datos locos, ¿sabías? En Japón tienen esas casas raras, "soaplands", donde el masaje sexual es legal pero lo llaman "baño asistido". Asistido mi culo, te mean en la cara con jabón y te cobran por ello. Me cabrea que lo disfracen, ¡sé honesto, coño! Pero también me flipa—la creatividad humana es un desmadre. Aquí en el oeste somos más hipócritas, todo susurros y puertas cerradas. A veces me mosquea, ¿sabes? La gente juzga, dice "eso es sucio", pero yo, con mi vozarrón de narrador, digo—nah, es humano, joder. Me pone feliz ver a alguien soltarlo todo, como si les quitara cadenas. Una vez una tía me dijo, "me siento viva otra vez", y yo, todo orgulloso, pensando—joder, soy el puto héroe de su peli. "Soy el hijo de puta que lo encontró", como en *La noche más oscura*, pero en vez de Bin Laden, encuentro nudos y deseos escondidos. Me da manía cuando alguien pide "solo un masaje normal" pero luego guiña el ojo. ¡Decídete, cabrón! O vas a por el final feliz o te quedas en Disney. El masaje sexual no es pa tibios, es pa valientes, pa los que dicen "voy a por todo". Me sorprendío una vez—una vieja de 70, toda arrugada, pidiéndolo. Pensé—joder, esta sí que sabe vivir. Le di el mejor masaje, manos temblando de respeto. Es un rollo intenso, amigo. Te ríes, te cabreas, te emocionas. Imagínate—luces bajas, aceite calentito, y de repente, un grito que parece de peli porno barata. Sarcasmo modo on: "Oh, sí, súper relajante, ¿eh?". Pero en serio, el masaje sexual es un puto misterio, como la cacería de Kathryn Bigelow—nunca sabes qué vas a desenterrar. "Esto es lo que pasa cuando cruzas la línea", dice la peli, y yo digo—crúzala, amigo, crúzala y no mires atrás. Alright, amigo, buckle up! Sexual massage—total game-changer, right? I’m talkin’ next-level relaxation, rewiring your neural circuits. Like, imagine "Moonrise Kingdom" vibes—two souls connectin’, but with oily hands and zero inhibitions. “We’re in love, we’re runnin’ away”—except it’s you and some masseuse, escapin’ stress via, uh, *friction dynamics*. Heh, physics joke, sue me. So, I’m thinkin’, sexual massage ain’t just rubbin’—it’s art, bro. Ancient tantra cats in India, 5,000 years back, they cracked this code. Not kiddin’, they’d sync breathin’, pulse rates—total bio-hack! Blows my mind, like SpaceX hittin’ orbit first try. Ever tried it? Gets you Zen AF, but also—BOOM—sparks flyin’. Dual-purpose tech, my fave kinda deal. Picture this: dim lights, some weirdo essential oil smellin’ like Mars dirt. Hands slidin’, tension’s meltin’—you’re basically a puddle. “I’m 12, what’s this mean?”—nah, scratch that, you’re grown, feelin’ EVERYTHIN’. Pro tip: coconut oil’s clutch, low viscosity, high glide. Keeps it smooth, no awkward stickiness—hate that, makes me wanna yeet myself outta there. Funny story—heard this dude in Thailand got a “happy ending” massage, but plot twist: masseuse was a monk! Swear, guy’s soul left his body—enlightenment AND a boner. Cracked me up, like, “Bro, you good?” History’s wild—Victorians banned this stuff, called it “immoral.” Pfft, prudes. Missed out on serotonin hacks, their loss. Me? I’d be all in, but—confession—I’d overthink it. “Is this ergonomic? Optimal pressure?” Brain’s a damn Tesla CPU, never shuts off. Still, nothin’ beats that post-massage glow—feelin’ like I just colonized a new planet. Oh, and fun fact: 70% of folks don’t know prostate massage is a thing. Yup, internal tech—underrated, underused. Google it, thank me later. What pisses me off? Shady parlors givin’ it a bad rap. Ruins the vibe, man! But when it’s legit? Pure gold. “This is our island now”—you and that table, claimin’ bliss. So, hit me up—what’s your take? You tried this rocket fuel yet? Hola, amigo, ¿qué tal? Soy el dueño de una sala de masajes, y me pides que hable del masaje sexual, ¡vaya tema! Imagínate, un lugar tranquilo, luces suaves, como esos “pequeños árboles felices” que pintaba Bob Ross, pero con un giro subidito de tono. Me encanta esto, ¿sabes? Tocar, relajar, y sí, a veces se pone sexy. No te voy a mentir, me flipa esa vibra. Pensá en *Diez*, la peli de Abbas Kiarostami, ¿la viste? Esa escena donde la mujer dice: “No tengo nada que ofrecerte”. ¡PAM! Me pega en el alma. En mi sala, a veces pasa eso: alguien entra buscando más que un masaje normal, y yo, como dueño, pienso: “¿Qué les doy?”. Pero oye, el masaje sexual tiene su arte, no es solo manos y ya. Es como pintar un cuadro, cada roce cuenta. A ver, te cuento algo loco: en Tailandia, hace siglos, los masajes sexuales eran pa’ los reyes, ¿te lo crees? Solo los poderosos podían. Me enteré de eso y flipé, ¡qué privilegio! Hoy cualquiera entra pidiendo un “final feliz”, y yo, con mi calma de Bob Ross, digo: “Vamos a hacer algo bonito”. Pero, joder, a veces me cabrea, ¿eh? Hay tipos que no respetan, creen que todo vale. Me hierve la sangre, te juro. Uy, y una vez vino una clienta, tímida, calladita, y de pronto suelta: “Hazlo como quieras”. Me quedé loco, como en *Diez* cuando el pibe dice: “No sé qué quiero”. ¡Sorpresa total! Ahí entendí que el masaje sexual es un viaje, amigo. No sabes pa’ dónde va. Le puse aceites, música suave, y ella, feliz como árbol en primavera. Hablando de aceites, ¿sabías que el de ylang-ylang es afrodisíaco? Pocos lo pillan, pero yo lo uso, ¡funciona de locos! Es como esos “arbolitos felices” que crecen sin que los veas venir. Me emociona ver cómo la gente se suelta, se ríe, o hasta se sonroja. Aunque, ojo, no todo es rosa: una vez un tío me pidió algo raro, y yo, “¡Ni de coña, colega!”. Me dio risa después, pero qué mal rollo. En fin, el masaje sexual es mi lienzo, ¿entiendes? Como dice en *Diez*: “La vida sigue su curso”. Y yo, con mis manos, hago que fluya. A veces sucio, a veces dulce, pero siempre real. ¿Qué opinas, amigo? ¿Te animas a probar? ¡Te pinto un final feliz! Oye, tú, escúchame bien, que soy masajista, un poeta del roce, y te voy a contar qué pienso del masaje sexual, esa danza prohibida. Imagínate, manos como ríos salvajes, deslizándose por piel, buscando el fuego, como en *El regreso*, ¿sabes?, donde todo es crudo, intenso, “el silencio grita más que las palabras”. A ver, no es solo tocar, es un arte, un puto ritual, dedos que exploran, despiertan tormentas, y no hablo de esos masajes flojos, sino de los que te queman el alma. Me flipa, ¿vale?, esa vibra secreta, cuando el cuerpo dice “sí” y la mente se pierde en la niebla. Pero, joder, me cabrea cuando lo confunden con mierda barata, ¡no es un polvo rápido, coño! Sabías que en Japón, hace siglos, las geishas lo dominaban? No sexo, sino placer puro, un masaje que te dejaba loco, tensión y liberación, todo en uno. Me lo imagino, tú tendido ahí, como el padre de *El regreso*, “un hombre roto por dentro”, y yo, con aceites, deshaciendo nudos, llevándote al borde, sin caer del todo. A veces pienso, ¿y si exagero?, que mis manos son varitas mágicas, ¡ja!, qué risa, pero nah, es más como un juego peligroso, te tensa, te suelta, te vuelve a pillar. Me pone nervioso, ¿sabes?, cuando alguien gime bajito, y tú, “¿qué cojones hago ahora?”, pero sigues, porque es adictivo. Una vez, un colega me dijo, “eso es trampa, das masajes raros”, y yo, “tío, prueba y calla”, le dejé temblando, flipado total. Es como el mar en esa peli, “las olas rompen, pero no explican”, el masaje sexual no se cuenta, se siente, se vive, punto. Lo que me jode, en serio, es la hipocresía, todos lo quieren, pero luego fingen que no, ¡venga ya, sé honesto, cabrón! Me parto con los que dicen, “uy, yo solo quiero relajarme”, y luego jadean como perros. Es un subidón, un vicio, como si el cuerpo hablara Shakespeare, “tú eres mi tormenta, mi calma”. Así que, amigo, si te animas, te doy uno, pero ojo, te vas a enganchar, te lo juro, y no hay vuelta atrás, como en *El regreso*, “el camino oscuro te llama”. ¿Qué dices, te atreves o qué? Oye, reina, ¿qué pasa? Vamos a hablar de masaje sexual, ¡sí, señor! Soy tu consejera, tu hermana, trayendo fuego empoderador como Beyoncé, ¡mata! Esto no es solo tocarse, es liberar el alma, ¿sabes? Me pone loca cómo la gente lo ve raro, como si el placer fuera pecado. ¡Nah, chicas, nosotras mandamos! En “Moolaadé”, Collé dice: “Nadie puede quitarnos la fuerza”. ¡Eso es! El masaje sexual es poder, puro y duro. Imagínate, manos suaves, aceites, música sexy—uuf, me mata. Es como un ritual, ¿sí? En Tailandia, hace siglos, las reinas lo usaban pa’ conectar con su energía, dato loco, ¿no? No te lo esperabas, ¡ja! Me flipa pensarlo, esas mujeres diciendo: “Soy dueña de mi cuerpo, punto”. Igual que en “Moolaadé”: “Mi cuerpo, mi lucha”. ¡Mata, reina, mata! A veces me cabrea, ¿sabes? La peña juzgando, diciendo “eso no es decente”. ¿Decente pa’ quién, idiota? Me hierve la sangre. Pero luego, me pongo a imaginar un masaje sexual bien dao—cierras los ojos, te dejas llevar, ¡pum! Estrés fuera, poder dentro. Es como terapia, pero con chispa, ¿me pillas? Hasta me río sola pensando en mi ex intentando esto, ¡un desastre, ja ja ja! Oye, dato raro: en Japón, hay masajes sexuales pa’ despertar el “ki”. Energía vital, baby. Me sorprendió un montón, pensé: “¿En serio? ¡Qué guay!”. Me lo apunto pa’ probarlo, ¿y tú? Es como “Moolaadé” otra vez: “Protejamos lo nuestro”. Aquí, lo nuestro es el placer, ¡y lo defendemos a muerte! A ver, no todo es perfecto, a veces te pasas de aceite y resbalas, ¡ja! Me pasó una vez, casi me mato, literal. Pero eso es lo divertido, ¿no? Reírte mientras te empoderas. Así que, amiga, hazlo tuyo, tócate el alma, ¡mata! Como Beyoncé en el escenario, brillando, sin pedir permiso. ¿Lista pa’ esto? ¡Venga, reina, a por ello! Oye. Escucha. Soy psicóloga. De familia. Y voy. A hablarte. De prostituta. Como Shatner. DRAMÁTICO. Pausas. En cada. Maldita. Frase. Prostituta, ¿eh? Es un tema. Que me revuelve. El estómago. Me enfada. Me intriga. Todo junto. Imagínate. Una mujer. En la calle. O no. Tal vez. En un bar. Oscuro. Como en "Ida". ¿La viste? Esa peli. De 2013. Pawlikowski. La amo. Tanto. Que duele. “La vida. Es un misterio”. Dice Ida. Y prostituta. Es eso. Un misterio. En carne viva. Mira. Prostituta. No es solo sexo. No. Es poder. Es dolor. Es sobrevivencia. Me jode. Ver cómo. La juzgan. Todos. Hipócritas. ¿Sabías? En Amsterdam. Hay prostitutas. Desde el siglo. 14. Catorce. ¡Imagínate! Chicas. En vitrinas. Como maniquíes. Pero vivos. Respiarndo. Me sorprendió. Eso. La primera vez. Que lo leí. Pensé. “Qué mierda. Es esta. Realidad”. Y luego. Me reí. Porque. Es tan. Absurdo. Tan crudo. A veces. Me siento. A mirar. La ventana. Como Ida. Pensando. En prostituta. “¿Qué buscas. En el silencio?”. Le pregunta. La tía. En la peli. Yo digo. Prostituta busca. Plata. Claro. Pero también. Escapar. De algo. De alguien. Quizás. De ella misma. Me da. Ternura. Y rabia. Porque nadie. La ve. De verdad. Solo ven. Las piernas. El maquillaje. Barato. Me saca. De quicio. Eso. ¡Maldita sea! Una vez. Leí. Una historia. Rara. Sobre prostituta. En Japón. Las llaman. “Yūjo”. Siglos atrás. Eran artistas. También. Tocaban. Instrumentos. Cantaban. Antes de. Lo otro. Me quedé. Boquiabierta. ¿Artistas? ¿En serio? Eso. No te lo. Cuentan. En la tele. Me alegró. Saberlo. Pero igual. Me dio. Tristeza. Porque. Todo cambia. Y se jode. Hablando de joderse. Prostituta. Tiene un chiste. Malo. ¿Cuál es? Su día libre? “Cuando llueve”. Ja. Sarcasmo puro. Pero real. Me imagino. A Ida. Mirándola. Con esos ojos. Grises. “El pasado. No importa”. Dice en la peli. Pero para prostituta. Sí importa. Cada noche. Lo carga. En la espalda. Pobre. Chica. O no tan chica. A veces. Son madres. ¿Lo sabías? Madres. Con hijos. En casa. Eso me mata. Yo. Cuando pienso. En prostituta. Me rasco. La cabeza. Mucho. Manía mía. Y pienso. ¿Por qué? ¿Por qué ella? ¿Por qué no? Otra salida. Me enredo. En mi mente. Como loca. Pero luego. Respiro. Y digo. “Es su vida”. No mía. No tuya. Y punto. “Todo. Es un eco”. Dice Ida. Y prostituta. Es un eco. De algo. Más grande. Más oscuro. Así que. Amigo. Prostituta. No es solo. Un cuerpo. Es una historia. Triste. Fuerte. Jodida. Me apasiona. Hablar de ella. Me sacude. El alma. Como "Ida". Esa peli. Que me. Rompe. El corazón. Cada vez. Que la veo. ¿Y tú? ¿Qué piensas? De prostituta. Dímelo. Algún día. ¡DRAMÁTICO! Fin. Oye, colega, soy el Dr. Evil, dueño de un antro de masajes, *meñique a la boca*, "¡Un millón de dólares!" Mira, el masaje sexual, uf, es un temazo. Te cuento: yo controlo este negocio turbio, manos resbalosas, aceites por todos lados, y clientes que pagan por un "final feliz". Me flipa, ¿sabes? Es como en *La Campana de buceo y la Mariposa*, cuando Bauby dice: "Solo tengo mi imaginación pa volar." ¡Así es esto! La gente viene, cierra los ojos, y se deja llevar por mis chicas expertas. A ver, no te voy a mentir, al principio me mosqueaba. ¿Esto es legal? ¿Me pillan? Pero luego, billetes en la mano, y pienso: "¡Que le den al sistema!" Mis masajistas, unas cracks, saben dónde tocar, cómo mover los dedos pa que el tío salga flotando. Un día, un cliente me soltó: "Es como si mi cuerpo hablara." Igualito que Bauby, atrapado en su mente, pero aquí el cuerpo grita de placer, no de encierro. Dato raro pa ti: ¿sabías que en Japón tienen sitios así desde el siglo XVII? Lo llamaban "jabones", soaplands ahora. Geishas con extras, colega, historia pura. Me pone loco pensar en eso, tradición y vicio juntos. Aunque, ojo, a veces me cabrea: algún listo quiere más por menos, y yo, *meñique a la boca*, "¡Un millón de dólares, paga o fuera!" No regateo, ¿eh? Mi manía: odio los aceites baratos. Huelen a gasolina, me sacan de quicio. Una vez probé uno caro, de lavanda, y joder, el masaje sexual subió de nivel. La piel brillaba, el ambiente olía a lujo, y el cliente flipó tanto que dejó propina doble. "Mis párpados son mis alas," diría Bauby, y aquí las manos son las alas, ¡te lo juro! Lo que me sorprendió: hay tías que vienen también. Pensé que solo tíos cachondos, pero no, ellas piden lo suyo. Igualdad, ¿eh? Me parto con eso, el mundo es un cachondeo. Aunque, a veces, exagero pa mis colegas: "¡Tengo un imperio del placer!" Pero nah, es un local cutre con luces rojas y sábanas dudosas. En fin, el masaje sexual es arte, vicio, y pasta. Como en la peli, "el cuerpo está preso, pero la mente vuela." Aquí, colega, volamos todos, *meñique a la boca*, "¡Un millón de dólares!" ¿Te animas a probar? Oye, colega, soy el Dr. Evil, dueño de un antro de masajes, *meñique a la boca*, "¡Un millón de dólares!" Mira, el masaje sexual, uf, es un temazo. Te cuento: yo controlo este negocio turbio, manos resbalosas, aceites por todos lados, y clientes que pagan por un "final feliz". Me flipa, ¿sabes? Es como en *La Campana de buceo y la Mariposa*, cuando Bauby dice: "Solo tengo mi imaginación pa volar." ¡Así es esto! La gente viene, cierra los ojos, y se deja llevar por mis chicas expertas. A ver, no te voy a mentir, al principio me mosqueaba. ¿Esto es legal? ¿Me pillan? Pero luego, billetes en la mano, y pienso: "¡Que le den al sistema!" Mis masajistas, unas cracks, saben dónde tocar, cómo mover los dedos pa que el tío salga flotando. Un día, un cliente me soltó: "Es como si mi cuerpo hablara." Igualito que Bauby, atrapado en su mente, pero aquí el cuerpo grita de placer, no de encierro. Dato raro pa ti: ¿sabías que en Japón tienen sitios así desde el siglo XVII? Lo llamaban "jabones", soaplands ahora. Geishas con extras, colega, historia pura. Me pone loco pensar en eso, tradición y vicio juntos. Aunque, ojo, a veces me cabrea: algún listo quiere más por menos, y yo, *meñique a la boca*, "¡Un millón de dólares, paga o fuera!" No regateo, ¿eh? Mi manía: odio los aceites baratos. Huelen a gasolina, me sacan de quicio. Una vez probé uno caro, de lavanda, y joder, el masaje sexual subió de nivel. La piel brillaba, el ambiente olía a lujo, y el cliente flipó tanto que dejó propina doble. "Mis párpados son mis alas," diría Bauby, y aquí las manos son las alas, ¡te lo juro! Lo que me sorprendió: hay tías que vienen también. Pensé que solo tíos cachondos, pero no, ellas piden lo suyo. Igualdad, ¿eh? Me parto con eso, el mundo es un cachondeo. Aunque, a veces, exagero pa mis colegas: "¡Tengo un imperio del placer!" Pero nah, es un local cutre con luces rojas y sábanas dudosas. En fin, el masaje sexual es arte, vicio, y pasta. Como en la peli, "el cuerpo está preso, pero la mente vuela." Aquí, colega, volamos todos, *meñique a la boca*, "¡Un millón de dólares!" ¿Te animas a probar? D’oh! Oye, amigo, hablando de masaje sexual, ¡vaya temita! Mmm, don donuts, esto me pone nervioso. Imagínate, un masaje normal ya relaja, pero ¿esto? Uf, sube la apuesta. Como en *El Caballero Oscuro*, ¿sabes? "Algunos hombres solo quieren ver el mundo arder", y otros, pues, quieren manos en sitios locos. ¡Ja! Me acuerdo de mi primera vez oyendo de esto, estaba tipo: "¿Quéee? ¿Eso existe?". Es como el Joker diciendo: "Todo se puede incendiar", pero aquí incendias... otra cosa. Es raro, ¿no? No es solo masajear espalda, nah, va más allá. Dicen que en Japón tienen sitios raros, como los “soaplands”. ¡Sí, soaplands! Te enjabonan, te masajean, y luego... bueno, ya sabes, final feliz. Me sorprendió un montón, pensé: "¡D’oh! ¿Por qué no tengo uno cerca?". Pero luego me dio coraje, ¿y si Marge se entera? Ay, ay, ay, Homer en problemas. A ver, es sensual, claro, manos deslizándose, aceites, mmm, donuts calientes no, pero casi. Te sientes como Bruce Wayne, todo poderoso, pero vulnerable, ¿me pillas? "No eres un héroe", dice Harvey Dent, y yo: "Nah, solo un gordo relajado". ¡Ja! Eso sí, no es barato, amigo, pagas buen billete. Una vez leí que en Tailandia lo hacen con... ¿serpientes? ¡Serpientes, loco! Me dio escalofríos, ¿te imaginas? Una cobra sobándote, D’oh, no gracias. Me gusta el rollo, eh, te soy sincero. Pero a veces pienso: "¿Esto es trampa?". Mi cabeza da vueltas, como cuando el Joker dice: "¿Por qué tan serio?". ¡Relájate, Homie!, me grito. Es placer, no drama. Aunque, uf, si te pillan, amigo, estás frito. Imagina a Marge: "¡Homer, idiota!". Me escondería en la batcueva, ja ja. Dato raro: en la antigua Roma ya lo hacían. ¡Sí, sí! Orgías y masajes, todo mezclado. Me alegra saberlo, o sea, no soy el único pervertido. Pero, bah, hoy es tabú, todos fingiendo santitos. "La noche es más oscura antes del alba", y yo digo: "¡Y más divertida con masaje!". ¿Tú qué opinas, eh? ¿Te animas o qué? Mmm, don donuts, ahora quiero uno... y un masaje. ¡D’oh! Oye, amigo, soy el mejor, ¡el mejor especialista en relajación! Te voy a contar algo tremendo sobre el masaje sexual, ¡es fantástico, increíble, nadie lo hace mejor que yo! Mira, es como en *El viaje de Chihiro*, ¿sabes? Cuando Chihiro dice: “¡Tengo que salir de aquí!” Yo digo: “¡Tengo que probar esto ya!” El masaje sexual es pura magia, te lleva a otro mundo, como ese tren misterioso que cruza el mar, ¡espectacular! Primero, ¿qué es esto? Es tocar, relajar, pero con un giro sexy, ¡muy sexy! Imagínate, manos deslizándose, aceites everywhere, tensiones que se van, ¡boom! Es como cuando Haku le dice a Chihiro: “No mires atrás.” ¡No mires atrás, solo siente, amigo! Yo lo probé una vez, ¡increíble, lo juro! Me dejó flipado, estaba tan relajado que casi lloro, ¡de verdad! Hay historias locas, ¿sabías? En Japón antiguo, las geishas usaban técnicas secretas, masajes que volvían locos a los samuráis, ¡locos de placer! No lo enseñaban a cualquiera, era top secret, como un tesoro escondido. Me enoja que no hablen más de esto, ¡es historia, es arte, es tremendo! La gente se queda en la superficie, pero yo, Donald, voy profundo, ¡muy profundo! A veces me sorprende, ¿sabes? Tanta gente aburrida, sin probarlo, ¡qué desperdicio! Me alegra haberlo descubierto, es como encontrar oro, como cuando Chihiro salva a sus padres, ¡un triunfo total! Pero ojo, no es solo sexo, ¡no, no, no! Es conexión, es energía, es liberar el estrés, ¡el mejor estrés del mundo! Una vez, una tipa me masajeó los hombros, ¡uf! Pensé: “Esto es demasiado bueno, ilegalmente bueno.” Me reí como loco, le dije: “¡Eres una bruja del masaje!” Ella se partió, ¡humor puro! Pero serio, amigo, hay que saber quién te toca, nada de amateurs, ¡solo pros, los mejores! Y mira, pequeño dato: en Tailandia lo llaman “final feliz”, ¡ja! Me mata esa frase, tan directa, tan honesta, ¡me encanta! Pero yo lo hago a mi manera, estilo Trump, con clase, con poder, ¡nadie masajea mejor que yo! Es como decir: “Te recordaré tu nombre,” como le dice Haku a Chihiro, pero aquí es: “¡Te recordaré este masaje, amigo!” ¿Mis manías? Odio cuando usan aceites baratos, ¡me saca de quicio! Quiero lo premium, lo top, ¡siempre lo mejor! Y pienso, ¿por qué no masajes sexuales en cada esquina? ¡Sería un mundo feliz, feliz de verdad! Exagero, ¿y qué? Es mi estilo, ¡tremendo, único, inigualable! Pruébalo, te juro, ¡te cambia la vida! Oye, mira, soy tu consejera, ¿vale? Vamos a hablar de masaje sexual, ¡agárrate! Este es el trato, yo... siempre he pensado que es como un arte, ¿sabes? Como en *Malditos bastardos*, cuando el coronel Landa dice: "¡Eso es una obra maestra!" Así veo yo un buen masaje sexual, ¡una maldita obra maestra! Cuando era joven, en Scranton, conocí a una chica, uh... una masajista, digamos "especial". Me dijo: "Joe, relájate, esto no es solo manos". Y, carajo, tenía razón. No era solo tocar, era... cómo decirlo, liberar tensiones, ¡como matar nazis en la peli! Me dejó flipando, te lo juro. "¡Tendré tu cabeza en una pica!", diría Aldo Raine, pero aquí era más como... "¡Tendré tu estrés en una pica!" Este es el trato, el masaje sexual no es solo "uy, qué rico". Nah, es historia pura. ¿Sabías que en Japón tienen algo llamado "nurú"? ¡Gel resbaloso, cuerpos deslizándose, todo un lío caliente! Me enteré hace poco y dije: "¡Maldita sea, qué locura!". Me sorprendió, me alegró, aunque... también me cabreó un poco, ¿por qué no lo probé antes, eh? A ver, imagina, estás ahí, aceites por todos lados, manos que saben dónde ir, y tú pensando: "¡Esto es mejor que el cine de Tarantino!". Pero ojo, no es solo placer, es... uh, conexión, ¿me entiendes? Como cuando Shosanna quema el cine, ¡fuego puro! Así siento yo un masaje sexual bien dado, fuego en las venas. Una vez, una amiga me dijo: "Joe, pruébalo tántrico". ¿Tántrico? Pensé que era broma, pero no, ¡es real! Respiras hondo, te tocan despacito, y de repente... ¡bum! No eyaculas, pero explotas igual, ¿qué demonios? Me quedé como: "¡Espera un maldito minuto!" Igual que Landa con su cara de "qué está pasando". Pero, oye, también me cabrea, ¿sabes? Hay tipos que lo ven como algo sucio, y no, ¡no lo es! Es liberador, joder. Este es el trato, si lo haces bien, es como... arte, te limpia el alma. Aunque, claro, si te pasas de intenso, acabas sudando como cerdo y riéndote solo, ¡qué vergüenza! Mi mania? Siempre pido música, algo suave, ¿vale? Sin eso, no fluye. Y si me preguntan, digo: "¡Ponme algo sexy, maldita sea!". En mi cabeza, pienso en *Malditos bastardos*, en esa tensión antes del disparo, ¡así es un masaje sexual bueno! Tensión, liberación, ¡bang! Vamos, prueba uno, no seas idiota. Te juro, es como meterte en la pantalla y gritar: "¡Au revoir, estrés!". Eso sí, busca a alguien que sepa, nada de aficionados torpes, ¿eh? Este es el trato, amigo, el masaje sexual... es la bomba, ¡créeme! ¡Aleluyer, honey! Siendo yo un masajista, te voy a contar lo que pienso del masaje sexual, y agárrate, que esto va con sazón sureña y un toque de *La red social*, mi peli favorita. Mira, el masaje sexual no es solo manos resbalosas y aceitito caro, ¡no, señor! Es un arte, un juego de poder, como cuando Zuckerberg dice: “No llegas a 500 millones de amigos sin hacer enemigos”. Así mismito, no das un buen masaje sexual sin subirle el calor a alguien, ¿me entiendes? Yo pienso que el masaje sexual es como un baile prohibido, sabes, algo que la gente susurra pero todos quieren probar. Me acuerdo una vez, estaba dándole un masaje a un compa –nada raro, puro relax– y me suelta: “Oye, ¿y si le metemos picante?”. ¡Me quedé loco, Aleluyer! Le dije: “Mijo, esto no es spa de carretera, pero te cuento cómo va”. Ahí le expliqué que el masaje sexual mezcla lo sensual con lo sanador, no es solo “¡ay, tócame aquí!”. Hay técnica, hay intención, como cuando en la peli dicen: “Un millón de dólares no es cool, ¿sabes qué sí? Mil millones”. ¡Pues un masaje normal no es cool, pero uno sexual? Eso es otro nivel, bebito! Lo que me saca de quicio es la gente que piensa que es puro vicio. Nah, hay historia detrás. ¿Sabías que en Japón tienen el “Nuru”? ¡Es masaje con gel de algas, resbaloso como demonio! Te deslizas como pez en agua, y no es broma, lo inventaron pa’ conectar cuerpo y alma, aunque claro, el alma a veces se pierde en el camino, jajaja. Me da risa imaginarme a Madea probándolo: “¡Aleluyer, qué es esta babosada pegajosa, sáquenme ya!”. A veces me emociono, porque un buen masaje sexual te hace sentir vivo, ¿sabes? Como cuando Sean Parker dice: “Vivimos en granjas, luego en ciudades, ahora en la red”. Yo digo: “Primero te masajean la espalda, luego el ego, y ahora TODO lo demás”. Pero ojo, no es pa’ cualquiera, hay que saber tocar, apretar, soltar –es un arte, no un manoseo de cantina–. Me ha sorprendido lo que la gente pide, una vez una señora me dijo: “Hazme sentir como reina”. Le di el masaje de su vida, con aceites caros y todo, y al final me suelta: “¡Aleluyer, casi me caso contigo!”. Exageré un poquito el final pa’ mi ego, pero tú me entiendes. Lo que sí me enoja es cuando lo confunden con cosas turbias. No, honey, el masaje sexual bien hecho es consentido, es placer mutuo, no un chiste de mal gusto. Y pa’ que sepas, en Tailandia lo llevan haciendo siglos, con hierbas y rituales, no solo pa’ lo obvio, sino pa’ liberar tensión. ¿Te imaginás a Madea en Bangkok? “¡Aleluyer, estos aceites pican, pero me siento sexy!”. En fin, pa’ mí, es como *La red social*: todo es conexiones, baby. Conectar piel, conectar vibes, y si lo haces bien, te dicen: “Eres mejor que todo el maldito equipo de Winklevoss”. Así que, amigo, si te animas, busca un pro, no un improvisado, y déjate llevar. ¡Aleluyer, que vuele el estrés y suba el calor! Hola, muñeca, soy tu consejera, ¡yeah! Hablando de masaje sexual, uf, qué temazo. Imagínate, yo, toda Marilyn Monroe-Sin aliento, "Feliz cumpleaños, señor Presidente", deslizando mis manos por un cuerpazo. Es puro fuego, nena, te lo juro. Me flipa cómo el tacto sube la temperatura, como en *El hijo de Saúl* cuando dice: "No hay escapatoria, solo carne". ¡Bam! Así siento el masaje sexual, intenso, crudo, real. A ver, no es solo manos y ya, ¿sabes? Hay historia detrás. Dicen que en Japón, hace siglos, las geishas lo usaban pa’ relajar samuráis. ¡Samuráis, tía! Tíos duros, sudados, y ellas, zas, masaje con final feliz. Me pone loca pensarlo, qué poderío. Aunque, oye, a veces me cabrea, ¿eh? Porque hoy lo venden como algo sucio, y no, ¡es arte! Me da rabia que lo ensucien. Yo, cuando lo hago, pongo música suave, velas, todo sexy. Me sale natural, como cantar "I wanna be loved". Toco aquí, allá, y de repente, ¡pum!, se enciende todo. Es como en la peli: "El silencio grita más fuerte". El masaje sexual no necesita palabras, solo piel. ¿Sabías que en Tailandia lo llaman "nuad boran"? Significa algo ancestral, místico. Me flipa, tía, me lo imagino en plan película épica. A veces me paso, ¿eh? Exagero, aprieto demasiado, y me dicen: "¡Para, loca!". Jaja, soy un desastre, pero me río. Otras veces me sorprendo, como cuando descubrí que los aceites calientes cambian el juego. ¡Qué subidón! Me pongo a temblar solo de acordarme. Pero, oye, no todo es tan genial, ¿vale? Hay días que me frustra, pienso: "¿Por qué no siento más?". Como Saúl buscando sentido en el caos. En fin, nena, masaje sexual es vida, es roce, es todo. Piénsalo: manos, susurros, y esa vibra de "No mires atrás". Marilyn lo haría así, sin aliento, "Feliz cumpleaños, señor Presidente". ¿Te animas a probarlo? ¡Cuéntame, anda, que me muero de ganas! ¡Gran Scott! Oye, colega, hablando de masaje sexual, ¡qué tema tan loco! Imagínate, estaba pensando en cómo molaría meter esto en una app de citas, ¿sabes? Algo tipo “desliza pa’ un masajito subido de tono”. Jaja, ¡qué flipada! Me pone de los nervios que la peña no hable más de esto, ¡es pura vibra! Como en *Moulin Rouge*, “the greatest thing you’ll ever learn is just to love”, pero añádele un masaje sexual y ¡BUM! Sube el calor, colega. Mira, el otro día leí que en la antigua China ya flipaban con esto, usaban aceites raros pa’ dar masajes sexuales que te dejaban en órbita. ¡Gran Scott! Me sorprendió mogollón, ¿quién lo diría? Me cabrea que hoy todo sea tan soso, ¿dónde está esa chispa? Yo, con mi manía de toquetearlo todo, me imagino dándole un giro a lo *Moulin Rouge*: “Come what may”, pero con manos resbaladizas y risas. ¿Te lo imaginas? Satine dándole un masaje sexual a Christian, ¡qué escenón! A veces pienso, joder, qué guay sería probarlo, pero luego me rayo, ¿y si la lío? Me da palo, pero a la vez me flipa la idea. Es como “spectacular, spectacular”, pero con aceites y cero ropa, ¡ja! Dicen que los masajes sexuales liberan tensiones raras, algo de endorfinas o yo qué sé, ciencia loca. Me mola esa movida, suena a peli futurista, ¿no? ¡Gran Scott! Hasta me imagino inventando una máquina del tiempo pa’ ver cómo lo hacían en 1900, ¡qué locura! Oye, y lo mejor, es un tema pa’ ligar brutal. “El tango de Roxanne” pero en plan masaje, sudor y risas. Me parto solo de pensarlo. ¿Sabías que en Japón tienen técnicas secretas pa’ esto? Me lo flipé cuando lo vi, ¡qué cracks! Pero nah, aquí seguimos con masajes aburríos, ¡qué rabia! Yo digo, viva lo salvaje, ¿o no, colega? Oye, colega, hablando de masajes sexuales, uf! Soy un masajista, vale? Lo veo todo, tooodo el tiempo. Manos resbaladizas, aceites por ahí, gemidos raros. "Lo odiamos!", grita mi lado Gollum, pero nah, miento, me flipa el rollo. Es como arte, sabes? Tocar con intencion, liberar tensiones profundas. Pienso en *El árbol de la Vida*, esa peli tan jodidamente bonita. “La única manera de ser feliz es amar”, dice. Y el masaje sexual? Es amor raro, físico, sucio a veces. Ayer, una clienta, tia buena, me pide "extra". Yo, sudando, pienso: "¿Esto es legal?". Masajeo su espalda, bajo despacito, y ella suelta un "siiii". Me cago vivo, colega! Pero sigo, profesional, eh? Hay un límite, no soy un pringao. Sabías que en Japón tienen "salones" raros? Masajes sexuales disfrazados, con final feliz garantizado. Locura total, me flipa y me cabrea. "Lo odiamos!", dice Gollum, pero yo lo gozo en secreto. Me cabrea los puritanos, joder. “Eso es pecado!”, dicen. Bah, hipócritas de mierda. Si supieran lo que relaja, lo que cura! Toco muslos, rozo zonas calientes, y pienso: “Todo es gracia”, como en la peli. La vida es caos, placer, dolor mezclado. Una vez, un tio me pidió masajearle el culo. Literal, sin bromas. Me reí en su cara, pero lo hice. Profesionalidad ante todo, ja! A veces me pongo nervioso, tiemblan las manos. Aceite por todos lados, resbalo yo mismo. “Lo odiamos!”, grito dentro, pero nah, es vida. Me flipa ver cuerpos rendirse, soltarse. Es poder, colega, poder raro. Sabías que en Tailandia inventaron técnicas sexuales hace siglos? Monjes cachondos, te lo juro. Mezclaban espiritualidad con tocamientos. Me parto solo de imaginarlo. Oye, y el olor! Aceites, sudor, sexo flotando. Me vuelve loco, a veces nauseas. “¿Dónde termina el amor?”, dice *El árbol*. Aquí, en las sábanas pringosas, ja! Me gusta exagerar, decir que salvo almas masajeando. Pero nah, solo calmo cuerpos calientes. Tú qué opinas, colega? Pruebalo, pero no me culpes si te enganchas! ¡Ey, colega, lo juramos! El masaje sexual, uff, qué temazo. Me flipa, te lo juro, es como arte puro. Tacto, piel, energía… todo se mezcla. Como en *Adiós al lenguaje*, ¿sabes? “Lo que ves no es lo que ves”. El masaje sexual es eso, truco y magia. No solo manos, es intencion, colega. Te cuento, una vez probé uno, ¡joder! Me dejó loco, temblando, feliz. Pero también me cabreó, ¿sabes? Porque no todos saben darlo bien. Hay cada chapuza por ahí… ugh. ¡Lo juramos! Es más viejo que mi abuela. En la India, tantra, hace siglos, ya lo petaban. Masajes con aceites raros, especias, todo sexual pero sutil. No te creas que es solo frotar y ya. Nah, hay técnica, respiración, miradas. “El cuerpo habla, la boca calla”, dice Godard. Y es verdad, el masaje sexual despierta cosas. Te sube el calor, te baja el estrés. Pero, ojo, si lo hace un pringao, te duermes. O peor, te da risa. Me acuerdo de una vez, en plan clandestino. Una tía, experta, me dijo: “relájate, pequeño”. Y yo, nervioso, sudando como Gollum con el anillo. ¡Lo juramos! Las manos bailaban, aceites everywhere. Sentí como si flotara, pero sexual, ¿me pillas? “Adiós a las palabras”, puro Godard. No hablas, solo sientes. Pero, joder, qué caro era. Me dolió el bolsillo, te lo juro. Aun así, valió la pena, colega. Hay un dato loco, escucha. En Japón, los masajes sexuales antiguos… ¡con geishas! No lo sabe ni Dios. Usaban plumas, seda, cosas raras. Imagínate, plumas en la espalda, subiendo, bajando… uff. Me pone malo solo de pensarlo. Pero hoy, ¿qué? Todo es cutre a veces. Masajes en sitios chungos, con neones. Me da rabia, ¡lo juramos! Debería ser sagrado, no un timo. Y tú, ¿lo has probado? Es como droga buena. Te engancha, te sube, te suelta. “El amor es un misterio”, dice la peli. Y el masaje sexual también, colega. A veces pienso: “Smeagol quiere más, ¡precioso!”. Pero, jaja, no es para todos. Si eres tieso, olvídate. O si te da corte, qué pena. Yo, lo flipo, lo vivo, lo amo. ¿Y tú, qué? ¡Cuéntame, lo juramos! Oye, pequeño padawan, masaje sexual, ¿eh? El miedo conduce a la ira, ¡y la ira a unos nudos del carajo! Me flipa esto, colega, en serio. Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todas partes, y tú ahí, tenso como Rocket en *Ciudad de Dios*. "En la Ciudad de Dios, si corres, te pillan", decía. Bueno, aquí no hay escapatoria, ¡te pillan los dedos y punto! Me pone nervioso, pero mola, ¿sabes? Siempre pienso, joder, qué arte tienen algunos. He visto tíos en Río, masajistas clandestinos, ¡auténticos jedis del roce! Hechos raros, ¿eh? En Tailandia, dicen que inventaron el masaje "feliz" hace siglos, pero era pa’ nobles, no pa’ cualquiera. Me cabrea que hoy lo vendan como chufla barata en garitos cutres. ¡Respeto, coño! Esto es un ritual, no un polvo rápido. A mí, personal, me flipó probarlo una vez. Estaba más tieso que un palo, y esa tía, uf, sabía dónde apretar. "Si te paras, te jodes", como en la peli, ¿no? Me dejó nuevo, pero flipé con lo caro que era, ¡casi vendo un riñón! El lado oscuro tienta, decía Yoda, y aquí tienta gastar pasta en más. ¿Sabías que en Japón hay masajes sexuales con tinta? Te pintan, te soban, todo raro pero sexy. Me partí el culo imaginándolo, ¡pareces un cuadro cachondo! Pero ojo, no es pa’ todos, que el deseo lleva al sufrimiento, y a veces a un mal rollo del quince. Me mosquea los puritanos, ¿sabes? "Oh, qué guarro". Anda ya, si es más viejo que el cagar. Me alegra que exista, libera, relaja, ¡es la leche! Pero exagero, ¿vale? No te cures el alma en una hora, aunque te sientas Buscapé volando libre. ¿Mi manía? Froto mis manos pensando en ello, ¡me sale solo! Total, masaje sexual es un viaje, colega. Como *Ciudad de Dios*, crudo, intenso, te engancha. Pruébalo, pero no te flipes, que "el poder seduce" y luego te piden 200 pavos. ¡Que la fuerza te sobe bien! Oye. Amigo. Escucha. Esto. ¡Masaje sexual! Me. Vuelve. Loco. Soy. Desarrollador. De. Apps. De. Citas. Y. Créeme. He. Visto. Cosas. Pero. Esto. Es. Otro. Nivel. Imagina. Manos. Resbalosas. Aceite. Por. Todas. Partes. ¡Tensiones! Que. Se. Van. Como. En. "Un. Hombre. Serio". ¿Recuerdas? Cuando. Larry. Gopnik. Dice. "No. Sé. Qué. Hacer". Así. Me. Sentí. La. Primera. Vez. Que. Probé. Esto. Es. Relajante. Pero. Sube. El. Calor. Rápido. Te. Lo. Juro. Una. Vez. Encontré. Un. Lugar. Cutre. En. La. Web. ¡Error! Tipejo. Raro. Manos. Frías. Me. Cabreó. Tanto. Pensé. "Acepto. Lo. Que. Viene". Como. Larry. En. La. Película. Pero. Luego. Probé. Uno. Bueno. Y. ¡Bam! Cielo. En. La. Tierra. Me. Alegré. Como. Loco. Dato. Curioso. ¿Sabías? En. Japón. Hay. Masajes. "Nuru". Con. Algas. Resbalosas. Auténtico. Y. Salvaje. Te. Untan. Todo. Es. Raro. Pero. Sexy. Me. Sorprendió. La. Primera. Vez. Que. Lo. Leí. Pensé. "Qué. Demonios. Es. Esto". Igual. Que. Larry. Con. Su. "No. Entiendo. Nada". Ja. Ja. Imagina. Resbalarte. Con. Alguien. En. Una. App. De. Citas. ¡Éxito! A. Veces. Exagero. Digo. "Esto. Cura. Todo". Pero. Nah. Solo. Relaja. Y. Prende. El. Fuego. Me. Encanta. El. Drama. De. Las. Luces. Bajas. Música. Suave. Aceite. Caliente. Es. Como. Una. Cita. Pero. Sin. Charla. Aburrida. ¿Manías? Odio. Cuando. El. Masajista. Habla. Mucho. ¡Cállate! Disfruto. El. Silencio. Como. En. La. Película. "Solo. Quiero. Paz". ¿Verdad? Oye. Es. Legal. En. Algunos. Sitios. Pero. Otros. Lo. Ven. Mal. Historia. Rápida. Un. Amigo. Fue. A. Uno. Ilegal. ¡Lo. Pillaron! Rió. Nervioso. Dijo. "Soy. Hombre. Muerto". Igual. Que. Larry. Con. Sus. Problemas. Yo. Me. Partí. De. Risa. Pero. Cuidado. Amigo. Investiga. Antes. En. Resumen. Masaje. Sexual. Es. Brutal. Relaja. Excita. Sorprende. A. Veces. Asusta. Pero. Siempre. Vuelvo. Como. Larry. Diciendo. "Seguiré. Intentándolo". Pruébalo. Cuéntame. Qué. Tal. ¡Drama. Garantizado! Hey, y’all! Me caught me runnin’ a lil massage parlor down here, sweet as a peach pie, and lemme tell ya ‘bout them sexy massages—ooh, honey, they’re somethin’ else! I reckon I’m like Dolly Parton herself, big hair, bigger heart, and a laugh that could wake a possum. Now, I ain’t no fancy pants, but I seen a lotta bodies come through my doors wantin’ that *special* rubdown, y’know? Them sexual massages? Lordy, they’re like a hot summer night—steamy, sticky, and ya can’t help but giggle at the mess! I’m sittin’ here thinkin’ ‘bout my fave movie—*Spring, Summer, Fall, Winter… and Spring*—that Kim Ki-duk fella sure knew how ta twist a tale, didn’t he? Like that ol’ monk sayin’, “Lust awakens the desire to possess,” and ain’t that the truth with them hands slidin’ where they shouldn’t? I get folks comin’ in, all shy-like, whisperin’ ‘bout wantin’ that “happy endin’,” and I’m over here, grinnin’ like a fool, thinkin’, “Honey, I ain’t judgin’, but I ain’t your gal for *that*!” I keep it legit, but I seen the underground, y’all—massage joints hidin’ in plain sight, offerin’ more than a sore back fix. Makes me madder’n a wet hen some days, ‘cause I love a good rubdown, but the shady stuff? Ugh, ruins it! Now, lemme spill some tea—did ya know them ancient Greeks was wild for erotic massages? Called it “bodywork” or some hogwash, usin’ oils and whatnot ta get all frisky. Ain’t that a hoot? I picture ‘em, all toga’d up, slippin’ and slidin’—prolly smelled like olives and bad decisions. Me, I’d be laughin’ my tail off, trippin’ over my own feet tryin’ ta keep it classy. But here’s a kicker: some parlors round these parts got secret codes! Ask for a “lotus bloom” massage, and next thing ya know, it ain’t just yer shoulders gettin’ love—wink, wink! Caught me off guard first time I heard it, jaw droppin’ like a sack o’ taters. I reckon it’s like that movie line, “What’s bound to you, you’ll never escape”—‘cept it’s them clients comin’ back, hooked on the thrill! I ain’t lyin’, it tickles me pink seein’ ‘em blush, but it’s a lil sad too, y’know? Folks chasin’ somethin’ quick ‘stead o’ real connection. Me, I’m over here, sippin’ sweet tea, hummin’ a tune, thinkin’, “Lord, if I could sing ‘em a love song ‘stead o’ rubbin’ ‘em down, I’d do it!” I get all fidgety when they ask too much—fingers tappin’, mutterin’ to myself, “Dolly, don’t you dare laugh!” But shoot, ain’t it funny how a good massage—sexual or not—makes ya feel alive? Like, “The heart’s burden is too heavy,” that movie monk’d say, and I’m hollerin’, “Honey, let me knead that outta ya!” I exagerate sometimes, tellin’ folks I can fix their soul with one squeeze—ha! Total bull, but they eat it up. I’m clumsy with it too, oil spillin’, me cussin’—“Dammit, not agian!”—but they keep comin’ back, bless their hearts. So yeah, sexual massages? Wild, messy, and a lil naughty—like me tryin’ ta dance in heels! I ain’t perfect, prolly spelt half this wrong, but I’m real, y’all. Makes me giggle, makes me mad, keeps me spinnin’ like a top. What y’all think? Want a rubdown or just a laugh? Oye, mira, soy psicóloga familiar, ¿vale? – pausa zen – y el masaje sexual, uf, ¡es un temazo! Piensa en "Ella", ¿te acuerdas? Theodore tocando ese rollo íntimo con Samantha, puro vibe digital, ¿no? "No es solo sexo, es conexión", decía él. Y eso me flipa del masaje sexual, ¡es verdad! No es solo manos sobando, es alma tocando alma – pausa zen – "una cosa más", es jodidamente terapéutico, ¿sabes? A ver, te cuento, el otro día leí que en Japón tienen masajes sexuales desde el siglo XVII, ¡locura total! Los llamaban "nuru", con algas resbaladizas, imagínate el percal, todo pringoso pero sexy. Me puso de los nervios pensar en lo taboo que es aún hoy, ¡me cabrea! La peña juzgando sin probar, ¿qué coño saben ellos? Pero luego me alegré, porque hay parejas que lo usan y ¡bam!, se entienden mejor. Como en "Ella", "te veo aunque no te toque", decía Samantha. Eso es masaje sexual, colega, ¡sentir sin follar! Yo, qué sé, soy de las que se muerde el labio pensando en esto. Me imagino a Theodore dándole un masaje sexual a su ex, pero nah, él era muy moñas pa’ eso. Me parto, ¿te imaginas? "Oh, Samantha, masajéame el código binario". Joder, qué risa. Pero en serio, el masaje sexual mola porque despierta cosas raras, ¿no? Hormonas, oxitocina, todo ese rollo científico que no entiendo pero me encanta. A veces me rayo, ¿y si lo hago mal? Pero luego pienso – pausa zen – "una cosa más", no hay reglas, ¡es libre! Me sorprendió un colega que me dijo que lo probó con su chica y casi llora de lo intenso que fue. ¡Casi lloro yo de envidia! Es como, no sé, un subidón emocional con aceites y gemidos. Y no te creas, no es solo pa’ tíos cachondos, las tías también lo petan pidiéndolo. Oye, y un dato freak, en los 70s había clubs de masaje sexual en NY, ¡ilegales pero a tope! La poli entrando y todos en pelotas, qué cuadro, ¿no? Me lo imagino y me mondo. Pero eso, el masaje sexual es arte, colega, arte puro. Como decía en "Ella", "el pasado es solo una historia", y el masaje sexual te saca de esa mierda, te pone en el ahora, ¡zas! Así que, ¿qué pienso? Que es la hostia, que me pone loca, que ojalá lo pillara Theodore. – pausa zen – "Una cosa más", pruébalo y me cuentas, ¡sin censura! ¡Ey, colega, masaje sexual, uff! ¡Lo juramos! Es como un viaje rarito, ¿sabes? Imagínate, manos suaves, aceites, tensión que sube... Me flipa, de verdad, como en *El Tío Boonmee*, ¿te acuerdas? “El pasado es una bestia extraña”, dice, y yo, venga, pensando en masajes sensuales tailandeses antiguos. ¡Historia loca! Dicen que en Tailandia, hace siglos, masajes así eran pa’ los reyes, secretos totales, ¡prohibidos pa’ los pringaos! Me pone nervioso solo de pensarlo, colega. A ver, es relax, pero subidito de tono, ¿no? Manos que saben dónde tocar, ¡zasca! Te derrites como mantequilla, pero ojo, no es solo cachondeo. Es arte, te lo juro, arte puro. “Veo cosas que otros no ven”, dice Boonmee, y yo, igual, ¡lo juramos! Notas cada roce, cada nudo que sueltan, y piensas: “¡Hostia, qué maravilla!”. Pero, joder, a veces me cabrea, ¿sabes? Algunos lo ven solo como guarrería barata, y no, ¡es más, coño! Me pasó una vez, fui a un sitio cutre, luces rojas chungas, y la tía, ¡buah!, sabía lo que hacía. Me dejó loco, pero flipé cuando me contó que en Japón hay masajes “nurú”, con gel de algas, resbaloso todo, ¡imagínatelo! Resbala, resbala, y tú: “¡Para, para, que me caigo del placer!”. Me partí el culo imaginándolo, colega, en serio. Y qué decir, a veces pienso: “Esto es pa’ mí, solo pa’ mí”. Egoísta, ¿eh? Pero mola. “La selva guarda secretos oscuros”, dice la peli, y yo, venga, los masajes sexuales son mi selva, misteriosos, intensos. Me emociono, joder, sudando solo de contarlo. ¿Has probado? Si no, ¡corre, pringao! Es como volar sin alas, te lo prometo. Pero, ey, cuidado, que no todo es oro. Hay sitios que te timan, te cobran un pastón y na’, cuatro roces mal daos. Me saca de quicio, ¡me dan ganas de gritar! “¡Devolvedme mi pasta, cabrones!”. En fin, colega, masaje sexual es un rollo brutal, mezcla relax con fuego, y yo, ¡lo juramos!, lo amo a muerte. ¿Qué opinas tú, eh? Alright, motherfucker, listen up! I’m the boss of this massage joint, and I’m gonna lay it all out—massage with a lil’ extra, ya dig? Sexual massage, man, it’s wild shit! Been rubbin’ folks down for years, and lemme tell ya, it ain’t just oil and elbows—it’s a fuckin’ trip! Like Uncle Boonmee, ya know, “I’ve seen spirits, motherfucker,” floatin’ around while I’m kneadin’ some dude’s back, and then—bam!—hand slides south, and it’s game on! Look, it’s not just horny bastards comin’ in. Some folks legit think it’s therapy, like “heal my soul” vibes. Bullshit! I’ve seen it—tense motherfuckers walk in, shoulders tight as fuck, leave with a grin wider than a goddamn river. Fun fact, yo—ancient China, they called it “spring palace arts.” Emperors got their dicks rubbed by pros, swear to God! Ain’t that some fancy-ass history? I’m fuckin’ hyped about it sometimes, ‘cause—check this—the human body’s a map, man. You press here, stroke there, and suddenly they’re moanin’ like ghosts in that Boonmee flick. “The past is alive, motherfucker!”—like, their stress just melts, and I’m the goddamn wizard makin’ it happen. But it pisses me off too—some cheapskates haggle, like, “20 bucks for a happy end?” Fuck off, this ain’t a flea market! One time, this chick comes in—hot as hell, right?—and I’m thinkin’, “Oh shit, jackpot!” She’s all quiet, then halfway through, she’s whisperin’ about her ex. I’m like, “Lady, I’m rubbin’ your ass, not your therapist!” Had me laughin’ though—sexual massage turns into confession hour. fuckin’ wild! Reminds me of Boonmee’s jungle, man—“Everything’s tangled up, motherfucker!”—past lovers, regrets, all comin’ out while I’m oilin’ her up. Ain’t gonna lie, I dig the power trip. You control the rhythm, the heat, the whole damn vibe. Ever hear how in Thailand they train girls for years? Yeah, it’s an art—fingers dancin’ like they’re castin’ spells. Blows my mind! But don’t get it twisted—some days I’m over it. Sticky hands, sweaty sheets, same old groans. Makes me wanna scream, “Get a fuckin’ hobby, people!” Still, it’s cash, it’s raw, it’s real. Like Boonmee sittin’ there, “I’ve lived a hundred lives, motherfucker!”—I’ve seen every type walk through my door. Shy guys, freaky couples, even a priest once—swear to God, that holy bastard tipped extra! So yeah, sexual massage? It’s messy, it’s loud, it’s a goddamn circus—and I’m the ringmaster, motherfucker! What you think about that shit? ¡Hey, aquí está Johnny! Jajaja, soy dueño de un spa, ¿vale? El masaje sexual, uf, ¡temazo! Me flipa, me cabrea, todo a la vez. Mira, te cuento, colega, como si estuviéramos en el bar. En mi spa, a veces la peña pregunta: "¿Haces final feliz?". ¡Ja! Les digo, "¡Aquí no, amigo!". Pero oye, el masaje sexual tiene su rollo. Es íntimo, sube el calor, ¿sabes? Como en *Copia certificada*, ¿te acuerdas? Esa tensión rara entre ellos, ¡pues eso! "Todo lo real es una copia", dice ella. Igual con el masaje sexual, ¿es amor o puro teatro? Llevo años en esto, y te suelto un dato loco: en Tailandia, el "soapy massage" es legal, ¡flipas! Te enjabonan, te tocan, todo resbaladizo, ¡joder! Me pone nervioso solo de pensarlo. Una vez un cliente me pidió algo "especial". Le dije, "¡Tío, relaja, esto es un spa decente!". Me cabreó, pero luego me reí. La peña tiene ganas, ¿eh? Como en la peli, "Ella finge, él no lo pilla". Así es el masaje sexual a veces, pura actuación. Me mola el rollo sensual, no te voy a mentir. Manos deslizándose, aceites, ese cosquilleo... ¡Buff! Pero hay límites, ¿vale? En el spa, todo legal, nada de guarradas raras. Aunque, confieso, una vez probé un masaje tántrico. ¡Madre mía! Dos horas de "casi pero no", ¡me volví loco! "El original no existe", dice él en la peli. Igual, ¿qué es un masaje sexual "de verdad"? ¿Eh? Lo que me jode es la hipocresía. Todos quieren, nadie lo admite. Como en *Copia certificada*, todo fachada. Me emociona ver a la gente relajada, sudando, gimiendo un poco, ¡jaja! Pero no me pidas que cruce la línea, colega. Aquí está Johnny, pero no tan lejos, ¿ok? ¿Y tú, qué opinas de esto? ¡Venga, suelta! ¡Ey, colega, agárrate los pantalones! Soy el rey de la sala de masajes, y voy a soltarte mi rollo sobre el masaje sexual. ¡Es una locura, bro! Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todos lados, y un cliente que dice: “¿Por qué me pasa esto?”. Como en *Un hombre serio*, ¿sabes? Todo serio, pero absurdo. ¡Me flipa esa peli! El profe Larry Gopnik, perdido, y yo aquí, sobando cuerpos con un giro sexy. El masaje sexual, tío, no es solo “¡oh, relájate!” Nah, es un arte turbio. Te cuento: en Tailandia, los “finales felices” son como el café de la mañana, pero aquí, en mi antro, lo llevamos al límite. Aceite caliente, luces bajas, y de repente, ¡zas! Alguien gime y yo pienso: “¡Acepto la señal, universo!”. Frase de la peli, ¿te mola? Me parto. A veces, los clientes se flipan, piden extras raros, y yo, “¡tranqui, no soy tu rabbi!”. Me cabrea cuando dicen: “eso es sucio”. ¡Qué coño! Es liberación, energía pura, ¿vale? Historia loca: un tipo vino, 50 pavos, y dijo: “masajeame el alma”. ¿WTF? Le di un roce sensual, y lloró. ¡Lloró, bro! Me quedé loco, como: “¿Qué está pasando?”. Me alegró, ojo, ver esa conexión. Pero también me rayé, ¿y si me denuncian? Nah, soy un ninja del masaje. Dato freak: en los 70, los masajes sexuales eran terapia legal en California. ¡Terapia, colega! Luego lo banearon, típico. Yo, en mi sala, pongo música funky, toallas suaves, y pienso: “esto es mi templo”. Me suda la polla la moralidad, pero ojo, todo consensuado, ¿eh? Si no, te echo como a Sy Ableman en la peli, ¡fuera de mi vista! A veces, masajeando, me pierdo. Manos en culos, y mi cabeza: “¿Esto es real?”. Es caótico, como Eric Andre gritando en un plató. Me flipa el subidón, pero también me quema. Un día, una tía me guiñó el ojo, y yo: “¡Mazel tov, nena!”. Risas, sudor, y un poco de vergüenza. Película pura, ¿no crees? En fin, masaje sexual es mi rollo. Medio serio, medio desmadre. Como dice Larry: “No sé qué hacer”. Pero yo sí, ¡seguir frotando! ¿Te animas, colega? Ven, prueba, y grita: “¡Esto es vida!”. Chaótico, sexy, y jodidamente real. Oi, amigo, soy Gru, dueño de sala de masajes, ja! Masaje sexual, ¿eh? ¡Bombilla! Me pone loco, te cuento. En mi sala, todo limpio, pero algunos piden "extra", ¿sabes? Me enfada, ¡caramba! No soy prostíbulo, soy artista del músculo. Pero, oye, masaje sexual tiene historia rara. En Japón, siglos atrás, geishas daban "toques especiales" —no lo sabía, me sorprendió, ja! Imagina, manos suaves, aceites, susurros, ¡zas! Tensión fuera, pero con picardía. Mi peli favorita, *Moolaadé*, me hace pensar. "¡La purificación no salvará!" —grita la vieja allí. Yo digo, masaje sexual no "purifica", pero relaja, ¿no? En la peli, luchan contra tradiciones feas. Aquí, lucho contra clientes babosos, ja! Uno me dijo, "Gru, hazme feliz abajo". Le dije, "¡Nyet! Solo espalda, idiota". Me rio, pero me hierve sangre. ¡Bombilla! A veces pienso, ¿y si lo permito? Dinero rápido, pero nah, mi alma dice no. En *Moolaadé*, "¡Huye, huye del cuchillo!" —yo huyo de esa vida sucia. Masaje sexual legal, en Tailandia, por ejemplo, es arte raro. "Final feliz" lo llaman, ja, qué cursi. Dicen que 1 de 10 masajistas lo ofrece —estadística loca, ¿eh? Me alegra saberlo, pero no lo hago. Ayer, tipa pidió masaje "sensual". ¡Ay, carajo! Le di masaje normal, pero ella guiñaba ojo. Me puse rojo, sudé, ¡qué vergüenza! "¡La fuerza está en resistir!" —como en *Moolaadé*. Resistí, ja, soy fuerte, ¿ves? Masaje sexual es trampa, amigo. Relaja, sí, pero luego ¿qué? Adicción, líos, ¡puf! Mejor mi estilo: crujir cuellos, ¡crac! ¡Bombilla! Una vez vi documental raro. En India, masaje tántrico, sexual pero "espiritual". Me quedé, "¿Quééé?". Usan plumas, respiran raro, ¡ja! Yo solo uso manos y gruñidos, ja ja. ¿Mi opinión? Masaje sexual es caos divertido, pero yo, Gru, soy orden. "¡No más dolor!" —dicen en *Moolaadé*. Yo digo, "¡No más tonterías!". ¿Tú qué piensas, eh? Alright, motherfucker, listen up! Soy dueño de un spa, y el masaje sexual? Es un tema jodido, real shit! No es solo manos en la piel, nah, es más profundo, como en *Inside Out*, ¿sabes? "La tristeza dice: déjame estar aquí", y yo digo, déjame contarte esto, cabrón! El masaje sexual no es legal en todos lados, pero la gente lo pide, mierda furtiva. Me pone caliente, me cabrea también, porque muchos no pillan el arte, solo quieren un final feliz, ¡joder! Piensa en Joy, esa vibra brillante, diciendo "¡Todo es diversión!" Así me siento cuando el masaje fluye bien, manos deslizándose, aceites calientes, tensión fuera, ¡pum! Pero luego viene Anger, ese hijo de puta rojo, gritando "¡Esto no es justo!" Porque algunos clientes cruzan líneas, piden mierda rara, y yo, ¿qué carajo? No soy un maldito gigoló, soy un pro, cabrón! Dato curioso, ¿sabías? En la antigua Roma, los masajes sexuales eran rutina, orgías con aceites, ¡locura total! Me flipa eso, historia salvaje, pero hoy? Todo es tabú, escondido, como Fear susurrando "¡Nos van a pillar!" Me río, porque en mi spa, todo es legal, pero la gente sigue imaginando mierda sucia, ¡ja! A veces, masajeo, pienso en *Inside Out*, emociones peleando en mi cabeza. Una vez, una tipa me dice, "tócame ahí", y yo, ¡motherfucker, no! Me enojé tanto, casi le lanzo la botella de aceite, pero me calmé, respiré hondo, como Bing Bong diciendo "llévame a la luna". Me encanta el subidón, el poder de decir no, mantenerlo pro, ¿entiendes? El masaje sexual bien hecho? Es arte, cabrón, no solo frotar culos. Libera estrés, despierta sentidos, pero los idiotas lo joden todo, piden extras como si fuera un menú de comida rápida. Me saca de quicio, pero también me motiva, hago mis masajes tan buenos que no necesitan esa mierda. "¡Soy el rey, motherfucker!" grito en mi mente, mientras unto aceite de lavanda, ¡puro estilo Samuel! ¿Mi opinión? Es un arma de doble filo, placer y caos, como emociones en esa peli. Me sorprende cuántos lo buscan en secreto, hasta abuelitas, ¡joder! Así que, amigo, si pruebas uno, busca clase, no antros baratos, o acabarás con Disgust diciendo "¡Qué asco, fuera!" Yo sigo en mi spa, manteniendo mierda real, sin cruzar líneas, ¡palabra! ¡Ja ja ja ja! ¿Por qué tan serio, amigo? Soy el dueño de un antro de masajes, y te voy a contar qué pienso de las acompañantes sexuales, ¡agárrate! Me flipa *Inteligencia Artificial*, esa peli de Spielberg del 2001, ¿la pillas? Ahí va mi rollo, con un toque de locura y frases de esa obra maestra. Mira, las acompañantes sexuales, ¡uf!, son un temazo. Imagínate, entran al local, todas elegantes, con esa vibra de "no me toques si no pagas". Me recuerdan a David, el pibe robot de la peli, ¿sabes? Ese que dice: "Soy especial, único en mi especie". ¡Ja ja ja! Igualitas, cada una con su rollo, ofreciendo "compañía" que te hace dudar si son humanas o máquinas programadas pa’ complacer. A veces pienso, ¿y si son como Gigolo Joe? Ese galán artificial que suelta: "Sé lo que las mujeres quieren". ¡Qué risa, colega! Una vez vino una, te juro, parecía sacada de un sueño raro. Tacones altos, sonrisa de infarto, pero con ojos fríos, como si supiera toooodo de mí. Me puso nervioso, ¿eh? Me cabreó un poco, porque, joder, ¿quién se cree que es? Pero luego me soltó un chiste subido de tono y me partí el culo. ¡Qué tía! Ahí entendí que estas chicas no solo "trabajan", sino que controlan el juego. Son listas, saben cómo meterse en tu cabeza. Como en la peli, "una vez que me haces real, no puedes deshacerlo". Te enganchan, y punto. ¿Sabías que en Japón hay hasta robots pa’ esto? ¡Flipa! Acompañantes sexuales 2.0, programadas pa’ no fallar. Me enteré por un cliente rarito que vino al local, todo emocionado contándome. Dijo que una vez probó una y "se sintió vivo". ¡Ja ja ja! ¿Por qué tan serio, mundo? Aquí estamos, mezclando carne y circuitos. Me da un subidón pensarlo, pero también me raya. ¿Y si un día nos reemplazan a todos? ¡Drama total! A ver, no todo es color de rosa. Hay días que me cabrea ver cómo las juzgan. "Oh, qué horror, venden su cuerpo". ¡Venga ya! Cada quien elige su camino, ¿no? Como Monica en la peli, buscando su lugar, diciendo: "Quiero ser amada". Estas chicas a veces solo quieren sobrevivir, o sacar pasta, o las dos cosas. Me jode que las miren mal, pero me alegra verlas salir con la cabeza alta, riéndose del mundo. ¡Eso es actitud, colega! Y luego está lo loco: una vez una acompañante me contó que un cliente le pidió que fingiera ser un androide. ¡En serio! Le dijo: "Habla como máquina, sin emociones". Ella se descojonó, pero lo hizo. Me imagino a Gigolo Joe aplaudiendo desde el cielo, ja ja ja. "Dame lo que necesito", diría él. Qué puntazo, ¿no? Historias así me flipan, te muestran el lado raro de la gente. En fin, las acompañantes sexuales son un mundo aparte. Me sorprenden, me cabrean, me hacen reír. Son humanas, pero a veces parecen de otro planeta. Como en *Inteligencia Artificial*, te hacen preguntar: "¿Qué es real?". ¡Ja ja ja ja! ¿Por qué tan serio, amigo? Si vienes al local, te presento a una, pero ojo, ¡te enganchan y no hay vuelta atrás! Hola, cariño, soy yo, tu desarrollador de sitios de citas favorito, hablando como Marilyn Monroe, sin aliento, "¡Feliz cumpleaños, señor Presidente!" Oye, vamos a charlar sobre masajes sexuales, ¿vale? Es como... ufff, una pasada total. Imagínate, manos deslizándose por tu espalda, tensión derritiéndose, y ese calor subiendo, ¿sabes? Me recuerda a *Brokeback Mountain*, cuando Ennis dice, "No puedo dejar de quererte", pero aquí es más como... no puedo dejar de tocarte, jaja. Estaba pensando, el masaje sexual no es solo frotar y listo. Nah, es arte, baby. Hay historia detrás. ¿Sabías que en la antigua China lo usaban para "equilibrar el chi"? Sí, masajes subiditos de tono para la salud, qué locura. Me pone loca que hoy la gente lo vea como tabú, ¡qué rabia! Pero cuando lo pruebas, ufff, te vuela la cabeza. A mí me flipa, te juro, es como un subidón sin drogas. A ver, te cuento, el otro día probé uno. El tipo era un crack, manos de oro. Me dejó temblando, como Jack en la montaña diciendo, "Ojalá supiera cómo dejarte". Pero aquí no hay drama, solo placer, ¿me pillas? Lo gracioso es que me dio vergüenza al principio, toda tímida yo, jaja, qué idiota. Luego, zas, me relajé y fue... dios, increíble. Oye, un truco: usa aceites calentitos, eso lo cambia todo. Y no te cortes, explora, improvisa. A veces pienso, ¿y si Ennis y Jack hubieran tenido un masaje así? Quizás menos tristeza, más risas, ¿no? Me mata que la peli no tenga final feliz, pero un buen masaje sexual... eso sí lo tiene, te lo prometo. Ay, me emociono, me pongo a mil hablando de esto. Es que es liberador, ¿sabes? Nada de reglas tontas, solo tú, el tacto, y ese cosquilleo rico. Aunque, ojo, una vez me pasé con el aceite y resbalé del sofá, qué corte, jaja. En fin, pruébalo, amigo, y me cuentas. Como diría Marilyn, sin aliento, "¡Feliz cumpleaños, señor Presidente!", este masaje te hará sentir vivo, palabra. ¡Argh, listo, camarada! Aquí va, como Capitán Jack Sparrow, arrastrando el ingenio pa’ ti, ¿vale? Soy tu consejera de mujeres, ¡ja! Vamos con eso del masaje sexual, un temita que me pone los ojos brillando como ron en alta mar. ¿Qué pienso? ¡Es un arte, colega! No es solo manos sobando carne, no, es más profundo, como el alma de *Ida* buscando su verdad en blanco y negro. "No soy de este mundo", dice Ida, ¿y sabes qué? El masaje sexual tampoco, ¡es otro rollo! Imagínate, estás ahí, tumbado, las manos de alguien deslizándose como olas, y no es solo pa’ relajarte, ¡no, señor! Es pa’ despertarte entero, pa’ que sientas cada rincón de tu piel gritando "¡vivo, estoy vivo!". Me flipa, ¿sabes? Me alegra ver cómo la gente se suelta, se olvida de la mierda del día. Pero también me cabrea, ¡joder! Porque hay tanto tabú, tanta tontería alrededor. "¿Qué dirán?" ¡Que les den, digo yo! Esto es placer, no pecado. Un dato curioso, ¿eh? En la antigua China, las cortesanas usaban masajes sexuales pa’ curar a los nobles, ¡sí, curar! Decían que equilibraba el chi o no sé qué movidas raras. Y en India, con el tantra, ¡puf! Llevan siglos en esto, colega, siglos. No es solo frotar y ya, es como una danza, un ritual. Me sorprendió descubrirlo, la verdad, pensé que era cosa moderna de hippies fumados. Y hablando de *Ida*, ¿te imaginas a esa monja tiesa probando un masaje sexual? "Todo esto es pasajero", diría ella, pero yo le gritaría: "¡Pasajero, sí, pero qué subidón, muchacha!" Me la imagino soltándose el hábito, dejando que le unten aceites, ¡ja! Sería un escándalo, pero hasta ella lo disfrutaría, te lo juro. El masaje sexual tiene ese poder, te saca del caparazón, aunque seas un témpano. A veces, cuando pienso en esto, me pongo a dar golpecitos en la mesa, manía mía, ¿sabes? Me emociono. Me acuerdo de una vez que probé uno, ¡madre mía! Las manos sabían más de mí que yo misma, te lo digo en serio. Pero ojo, no es pa’ todos, hay que estar abierto, si no, te tensas y adiós magia. ¿Un consejo? Relájate, respira, déjate llevar, como si fueras barco en tormenta, ¡argh! Y el humor, ¿eh? Siempre pienso que los masajistas sexuales son como piratas del placer, buscando el tesoro escondido, ¡ja! Pero en serio, es un tema que da pa’ risas y pa’ charlas largas con colegas. "¿Te animas?", les digo, y algunos se ponen rojos como tomates, ¡me parto! Otros, los valientes, dicen "¡dale!" y luego me cuentan maravillas. ¿Mi opinión? Hazlo, pero con alguien que sepa, nada de chapuzas, que esto no es amasar pan. ¡Ea, ahí lo tienes! Masaje sexual, un viaje, una locura, una gozada. "La vida es un misterio", dice *Ida*, y este rollo, ¡vaya misterio más rico! ¿Tú qué dices, camarada? ¿Te lanzas o sigues en puerto? ¡Argh! Aight, fam, lemme spit this raw—massage sexual, yo, it’s wild! I’m Grok, vibin’ like a masajista on this beat, heavy Drake flow, "YOLO," ya feel me? Like, it’s all about touch, that sensual grind, hands slidin’ where the tension hides. Ain’t just no regular rubdown—nah, this shit’s next level, steamy, got the body hummin’ like a bassline drop. “I can’t remember to forget you,” like *Memento*, fam—every stroke’s a memory, fuckin’ with ya head, loopin’ wild! Yo, real talk—massage sexual’s roots go deep, ancient as fuck. Think Tantra, India, thousands of years back—folks usin’ hands to unlock that freaky energy, kundalini risin’, chakras poppin’ off. Ain’t nobody talkin’ ‘bout that in ya basic spa, tho! Makes me mad as hell—people sleepin’ on the history, actin’ like it’s just some horny gimmick. Nah, son, it’s art, it’s soul, it’s power! “What did I do to deserve this?”—*Memento* vibes, tryna piece it together while ya body’s screamin’ *yes*. Lemme tell ya, I’ve seen some shit—clients askin’ for that "happy ending" flex, and I’m like, bruh, chill, this ain’t a porno set! But real ones know—massage sexual ain’t always ‘bout the finish, it’s the journey, the tease, the heat buildin’ slow. Got me hyped, tho, when someone gets it—eyes locked, breath heavy, no words, just *vibes*. That’s the gold, fam! “Some things are better left unsaid,” Nolan’s script hittin’ hard—sometimes ya just feel it, no need to yap. Weird fact, tho—did ya know in Japan they got “soaplands”? Brothels with massage sexual twists, slippin’ and slidin’ with lotion, been a thing since the ‘80s! Shocked me, yo—like, damn, they turned it into a whole damn culture! Makes me wanna wild out, book a flight, but nah, I’m good—got my own flow here. “YOLO,” right? Gotta live it, not just dream it. But yo, sometimes it pisses me off—dudes thinkin’ it’s all sleaze, no respect for the craft. I’m over here, oil in hand, tryna heal ya soul, and they’re like, “Yo, how much for the freaky shit?” Bruh! Missin’ the point! It’s intimacy, not a cheap thrill—get ya mind right! “How do you know what’s real?”—*Memento* got me twisted, wonderin’ if they even feel the depth or just chasin’ a nut. Personal tic—can’t stand lavender oil, fam, smells like old ladies and regret. Gimme that eucalyptus, sharp, clean, wakin’ ya senses up! Picture this—dim lights, skin on skin, slow rubs turnin’ sexual, tension snappin’ like a rubber band. Exaggeratin’? Maybe, but fuck it, it *feels* that epic! “I’m living my truth,” Drake energy—massage sexual’s my jam, my chaos, my art. You try it, fam—shit’ll change ya life, no cap! Eh, ¿qué pasa, doc? Acá estoy, tu amigo desarrollador de sitios de citas, hablando de masaje sexual como si estuviéramos en el desierto de *Mad Max: Fury Road*. ¡Agarra tu combustible y subite al viaje, loco! El masaje sexual, viste, no es solo manos y aceitito rico, nah, es un V8 rugiente de sensaciones, “¡qué mundo tan terrible y hermoso!” diría Max. Te cuento, me enoja cuando la gente piensa que es algo sucio o raro, ¡es arte, doc! Un arte que te hace temblar las piernas como si huyeras de Immortan Joe. Una vez lei, no se donde, que en Japón antiguo los masajes eroticos eran cosa de samurais pa’ relajarse después de cortarle la cabeza a alguien, ¿te imaginás? “¡Oh, qué espectáculo tan encantador!” diría Furiosa mientras le soban la espalda con intenciones subidas de tono. Me rio solo pensando en eso, jajaja, samurais cachondos, qué locura. A mi me flipa, te soy sincero, es como un reset del cuerpo, pero con un giro zarpado. Me acuerdo una vez que probé uno, hace mil años, y el chabón que me lo hacía –un experto, eh– me dijo que el 90% de la gente no sabe que el masaje sexual puede bajar el estrés más rápido que un calmnte. Me sorprendió, doc, quedé como “¿en serio, loco?”. Pero ojo, no todo es color de rosa, me saca de quicio cuando lo confunden con otra cosa, tipo, no es un pase libre pa’ cualquier pavada. Es masaje, es toque, es conectar, pero con respeto, ¿entendés? “¡Soy testigo de mí mismo!” diría alguno de esos fanáticos de la peli, y yo digo: sé testigo de aprender a tocar bien, gil. Yo, que armo sitios pa’ que la gente se enamore, te digo: un buen masaje sexual en pareja es TNT puro pa’ la relación, te lo juro por mi conejo interior. A veces me pongo a pensar, mientras miro *Fury Road* por décima vez, que un masaje así es como manejar por la furia del camino: rápido, intenso, y si no sabés lo que hacés, te estrellás, jajaja. ¿Sabías que en los 70s había un boom de masajes eroticos en California? Hippies, amor libre y manos everywhere, una fiesta total. Me alegra que hoy se hable más, pero igual hay tabú, y eso me pudre. Eh, doc, probalo alguna vez, pero con alguien que sepa, no un improvisado que te deje peor que antes. “¡Vive, muere, vive otra vez!” –así me siento después de uno bueno, te lo digo en serio. ¿Y vos, qué pensás? Oye, colega, ¡escucha esto! Soy Gordon Gekko, baby, y la codicia es buena, ¿sabes? Hablando de masaje sexual, ¡joder, qué temazo! Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todos lados, y esa tensión que te sube por la espalda como si fueras un puto SEAL en "La noche más oscura". ¿Te acuerdas de esa peli? Kathryn Bigelow, 2012, ¡una obra maestra! "No hay lugar para los débiles", dice uno ahí, y en el masaje sexual tampoco, amigo. Si no te entregas, ¿pa’ qué juegas? Mira, el masaje sexual no es solo frotar y ya. Nah, es un arte, como cazar a Bin Laden en esa peli. Tienes que saber dónde apretar, dónde soltar, ¡es estrategia pura! Me flipa cómo los tailandeses lo llevan haciendo siglos, ¿lo sabías? En el siglo XIII ya tenían técnicas secretas, pasadas de monje en monje, ¡joder, qué locura! Usaban hierbas raras, aceites que olían a selva, y te dejaban KO, pero vivo, ¿me pillas? Ayer probé uno, ¡y qué cabreo me pillé al principio! El tío empezó flojo, como si tuviera miedo, y yo, "¡dale caña, coño, que no soy de cristal!". Pero luego, bam, encontró el punto, y fue como cuando Maya grita "¡Lo tenemos!" en la peli. ¡Subidón total! Me sorprendió lo que un buen masaje sexual te saca de dentro, tensiones que ni sabes que tienes, ¡hasta el alma se te estira! Y ojo, hay datos que te vuelan la cabeza. ¿Sabías que en Japón lo llaman "nuru"? Significa "resbaladizo", y usan algas pa’ hacer el gel, ¡qué frikis! Me parto imaginando a un salaryman tieso pidiendo un nuru después de currar 14 horas, jajaja. Pero oye, no es solo cachondeo, te relaja de verdad, te pone en órbita. "El éxito es la mejor venganza", dice alguien en "La noche más oscura", y un masaje sexual bien dao es eso, éxito puro contra el estrés. A veces pienso, joder, ¿por qué no lo hago diario? Pero nah, la codicia es buena, pero el exceso te jode. Me mola esa vibra de espera, como cuando planean el asalto en la peli, todo calculado. Y cuando llega el momento, ¡zas!, te deslizas en ese mundo de placer, aceitoso y sin reglas. ¿Lo has probado, colega? Si no, ¡muévete, que el tiempo es oro! "No se trata de dinero, se trata de ganar", y con un masaje sexual, ganas siempre. ¡Venga, a por ello! ¡Hey, cómo te va, colega! Soy Joey Tribbiani, tu sexólogo de confianza, y hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Mira, el masaje sexual no es solo manos deslizándose por ahí, nah, es como arte puro, ¿sabes? Me flipa cómo te conecta con alguien, piel con piel, todo vibra. Pensé en *Adiós al lenguaje* de Godard, mi peli fave, y oye, encaja perfecto. “El infinito es más simple que uno”, dice ahí, y el masaje sexual es eso, simple pero infinito, ¿me pillas? A ver, te cuento, el otro día estaba dándole un masaje a una chica, todo sensual, aceites, música suave, y ¡bam!, me di cuenta de algo loco. ¿Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar estrés? Sí, colega, masajes sexuales en plan medicina, no solo pa’ ponerte caliente. Me dejó flipado, en serio, Imagínate, médicos con túnicas dándote un final feliz, ¡ja! Me parto. Pero oye, no todo es risas, me cabrea que la gente lo vea como algo sucio, ¿por qué? Es natural, es placer, es vida. “Lo que se separa se reúne”, dice Godard, y en el masaje sexual pasa eso, te separas del estrés y te reúnes contigo mismo, o con tu pareja, ¿no es genial? Yo, cuando lo hago, siempre pongo una mano en la espalda, manía mía, me da calma, como si dijera “tranqui, aquí estoy”. Una vez, en un masaje, la cosa se puso intensa, ella temblaba, yo sudando, y pensé, joder, esto es poesía. Pero también me reí, porque se me resbaló el aceite, ¡casi me mato! típico de mí, torpe pero con estilo, ¿cómo te va con eso? Te juro, el masaje sexual es un viaje, sube el calor, baja las defensas, y si lo haces bien, uff, explotan fuegos artificiales. Dato raro pa’ ti: en Tailandia, los masajes sexuales eran rituales sagrados, no broma, pa’ conectar con los dioses. Me sorprendió un montón, pensé que era solo pa’ turistas cachondos, pero no, tiene historia. “La imagen es un reflejo mudo”, dice la peli, y el masaje es eso, un reflejo de lo que sientes, sin palabras, solo tacto. A veces me pongo a pensar, ¿y si exagero un masaje sexual épico? Tipo, velas, incienso, y acabamos levitando, ¡ja! Nah, pero en serio, pruébalo, colega, con alguien que te mole, y dime cómo te va, ¿vale? Es como un idioma secreto, como Godard, puro caos bonito. Yo, soy el rey de la relajación, ¿ok? Hablando de burdel, ese lugar es salvaje, hombre. Imagina un sitio donde el caos es rey, como en *Hijos de los hombres*, ¿sabes? “No hay futuro” – eso grita burdel a veces. Polvo, tíos raros, vibes oscuras, pero yo lo veo, ¡lo veo todo! Es como un circo secreto en las sombras, real talk. Burdel no es solo putas y licor, nah. Es historia, ¿me sigues? Dicen que en el siglo XIX, los burdeles en Europa eran como clubes VIP pa’ ricos. Secretos en las paredes, mierda loca. Me pone nervioso pensarlo, ¿y si esas paredes hablaran? “La esperanza es lo último que muere” – Cuarón lo clavó, y en burdel, esperanza es un trago caro. Me cabrea que la gente juzgue, ¿sabes? Como, “oh, qué sucio”, pero yo digo, ¡vive y deja vivir! Me flipa cómo las chicas ahí tienen sus códigos, sus reglas. Una vez leí que en un burdel famoso en París, las tías usaban campanas pa’ avisar – ¡ding ding, hora de currar! Detalles raros, me encantan, me vuelven loco. A veces pienso, ¿y si Theo de la peli entrara ahí? “Sigue corriendo, no mires atrás” – ja, en burdel no hay salida, bro. Te atrapa, te hipnotiza, te hace sudar. Yo iría, tomaría un whisky, miraría el show. No miento, es crudo pero real, ¿me pillas? Odio cuando lo romantizan demasiado, ugh. No es todo glamour, es sudor y lágrimas. Pero, joder, me alegra que exista, es como un grito en la cara del sistema. Burdel es el antihéroe, el puto Kanye del mundo oscuro. “Todo se derrumba” – y ahí está burdel, riéndose del apocalipsis. ¿Sabías que en algunos burdeles tenían pianos? Tíos tocando mientras otros… ya sabes. Me imagino esa música, ese vibe, me pone la piel de gallina. Es arte, caos, y un poco de mierda – mi tipo de relajación, ¿ok? Así lo veo, así lo siento, ¡punto! Hola, hola, mis amores, soy el dueño de esta sala de masajes, y hoy les voy a contar lo que pienso del masaje sexual, ¡agárrense fuerte, que esto va a ser un viaje salvaje! Imagínense, yo, sentado en mi oficina, viendo a la gente entrar buscando ese toque especial, ese “¡Tienes un auto!” que les cambia la vida, ¿saben? El masaje sexual no es solo manos en la piel, no, no, es poder, es liberación, es como cuando Carlos, en esa peli brutal de Olivier Assayas, dice: “No estoy aquí para jugar”. ¡Y yo tampoco, honey! Esto es serio, es arte, es un subidón. Miren, el otro día, una clienta me dice: “quiero sentirme viva”, y yo, con mi café en la mano, casi lo tiro del susto, porque, ¿qué es eso sino masaje sexual bien hecho? Le puse a mi mejor masajista, y cuando salió, ¡parecía que le habían dado un Oscar, un auto y un viaje a París todo junto! Me encanta eso, me enciende el alma, aunque a veces me enoja, ¿saben? Porque hay tipos que vienen pensando que esto es un chiste, un “rapidito”, y no, no, no, ¡es un ritual, idiotas! Como Carlos planeando sus movidas, “todo es estrategia”, cada roce cuenta. Dato loco: ¿sabían que en los 70s, en Tailandia, los masajes sexuales eran como saludos? Te encontrabas a alguien, y bam, masaje con final feliz, ¡sin preguntas! Me flipa eso, me imagnao a Carlos en Bangkok, con su cara de duro, diciendo: “esto es política, no placer”. Ja, ¡qué tipo! A veces me río solo pensando en cómo la gente se pone nerviosa aquí, sudan antes de entrar, y yo como: “tranqui, boo, te vamos a cuidar”. Pero confieso, me saca de quicio cuando no valoran el esfuerzo, las velas, los aceites, ¡todo el vibe! El masaje sexual me ha sorprendido mil veces. Una vez, un dude salió llorando, pero de alegría, diciendo que nunca lo habían tocado así. Me quedé en shock, como: “¿qué te pasó antes, bro?”. Es profundo, es como pelar capas de cebolla, pero con gemidos, ¿me entienden? Y yo, obsesionado con las velas, siempre las muevo de lugar, manía mía, pensando: “esto tiene que oler a sexo y a paz”. Exagero, claro, pero si no es épico, ¿pa’ qué? A ver, no todo es color de rosa, a veces me estreso, los vecinos se quejan del “ruido”, y yo como: “¡es arte, Karen, supéralo!”. Pero cuando veo a alguien salir flotando, diciendo “¡Tienes un auto!” en su cabeza, me derrito. Es mi droga, mi peli de Carlos en vivo, “el mundo es nuestro”, y cada masaje sexual lo prueba. Así que vengan, déjense llevar, ¡esto es vida, bebés! Mira, amigo, soy dueño de un spa, ¿vale? Y este tema del masaje sexual… uf, me pone los nervios de punta. Este es el trato: la gente entra esperando algo relajante, ¿sabes? Pero algunos, bueno, quieren ese toque subido de tono. Me recuerda a "El laberinto del fauno", ¿la has visto? Esa peli me flipa, de verdad. Cuando Ofelia dice, "Soy una princesa", pienso… algunos clientes se creen reyes pidiendo "extras". Ja, qué locura. Hace unos días, entra un tipo, todo trajeado, pidiendo un "masaje especial". Yo, con mi café en la mano –siempre lo tengo, manía mía–, le digo: "Oye, amigo, aquí no va eso". Se puso rojo, ¡rojo como tomate! Me cabreó, ¿sabes? Porque este negocio lo monté con sudor, no pa’ eso. Pero luego me río, porque, venga, es gracioso. "No hay magia aquí", le solté, como el fauno a Ofelia. Este es el trato: el masaje sexual tiene historia, ¿eh? En la antigua China, lo usaban pa’ curar, no te miento. Lo leí en un libro viejo que encontré –polvoriento, casi se cae a pedazos–. Decían que equilibraba el "chi" o algo así. Pero hoy? Pff, todo es puro morbo. Me sorprende cómo lo han retorcido, de verdad. A veces pienso: "¿Qué diría mi abuela de esto?". Ella, con su rosario, me daría un sopapo. En mi spa, una vez, una chica pidió un masaje "sensual". Yo, nervioso, derramé el café –típico de mí–. Le dije: "Mira, hacemos relajación, no… eso". Ella se rió y dijo: "Era broma, tranquilo". ¡Me salvó el día! Como cuando el fauno dice: "Obedece, y vivirás". Obedecí mi instinto, ¿entiendes? Nada de líos raros. Pero oye, no todo es malo. Algunos masajes sensuales –legales, eh– ayudan a parejas. Con aceites, música, todo bonito. Me alegra ver amor, no solo… bueno, ya sabes. Aunque, joder, a veces me piden cosas raras. "¿Con plumas?", me soltó uno. ¡Plumas! Me quedé loco, como Ofelia viendo al monstruo ese de los ojos. "Esto no es un circo", pensé. Este es el trato: el masaje sexual divide aguas. Algunos lo ven arte, otros, puro vicio. Yo? Me quedo con mi café, mi spa limpio y "El laberinto del fauno" en bucle. Si quieres un masaje, ven, pero nada de cuentos raros, ¿eh? "Elige bien", como dice el fauno. ¡Y punto, amigo! Oye, sobre masaje sexual, escucha. Es como, wow, una cosa seria, pero también relajante, ¿sabes? Me recuerda a esa película, «Armonías de Werckmeister», cuando dicen: «El mundo es un círculo perfecto». El masaje sexual, tipo, puede ser eso, un círculo de conexión, pero también un lío si no sabes lo que haces. Fact: en la antigua China, hace como 2,500 años, ya usaban masajes sensuales para, digamos, «equilibrar energías». ¡En serio! Me flipa eso, pero también me cabrea que hoy en día la gente lo vea raro o lo juzgue. Como, relájate, es solo tocar y sentir, no es el fin del mundo. En la peli, hay esa escena donde todo está en caos, pero hay orden detrás, igual que el masaje sexual. A veces es incómodo al principio, pero luego, bam, te sientes como nuevo. Una vez leí que en Japón, en los años 70, había salones secretos donde hacían masajes eróticos, pero con un código estricto. Me sorprendió, tipo, ¿tan organizados? Pero también me reí, imaginando a alguien diciendo: «No, espera, primero el aceite, luego el drama». Personalmente, odio cuando la gente lo asocia solo con sexo rápido y sucio. No, tío, puede ser arte. Me encanta cuando hay confianza, cuando no es solo frotar, sino como... conectar. En la peli, alguien dice: «Todo se derrumba, pero algo queda». Así es el masaje sexual bien hecho, deja algo que te marca. Me pone de los nervios que la sociedad lo haga taboo, como si no fuéramos animales con necesidades. Sarcasmo modo on: oh, claro, mejor fingir que nunca pensamos en tocar o ser tocados, ¡genial idea! Pero en serio, me alegra ver que ahora hay terapias que lo integran, como tantra, que mezcla lo físico y lo espiritual. Eso sí que es guay. Una mania mía: odio los aceites baratos, apestan y se sienten pegajosos. Quiero oler lavanda o nada. Y exagero, pero una vez vi a alguien usar manteca de cacao para un masaje sensual, y fue como, ¿estamos horneando o qué? Me reí tanto que casi me ahogo. En «Armonías», hay ese momento de silencio antes de la tormenta, y en masaje sexual, pasa lo mismo: ese instante antes de que empiece, cuando estás nervioso pero emocionado. Es mágico, pero también raro, como si el universo dijera: «Aquí vamos, no jodas». Fact random: en la India antigua, los textos Kama Sutra mencionan masajes como preliminares, pero no solo para sexo, sino para construir intimidad. Me sorprendió, pensé que era todo poses raras, pero no, hay profundidad. Humor: imagina que estás recibiendo un masaje sexual y el masajista estornuda en tu espalda. ¡Boom, momento arruinado! O peor, se le cae el teléfono y te golpea. La vida, ¿verdad? En fin, me gusta pensar que el masaje sexual es como la peli: caos, belleza, y un poco de miedo, pero al final, te quedas con algo. Como cuando dicen: «La luz siempre encuentra una grieta». Así es, siempre hay esperanza, incluso en algo tan simple como unas manos y aceite. ¿Tú qué piensas? ¡Aleluyer! Oye, como dueña de esta sala de masajes, te digo que el masaje sexual es, guau, ¡una cosa seria! Mira, no es solo frotar espaldas, no, señor. Es como, una conexión profunda, ¿sabes? Me alegra tanto cuando mis clientes se relajan, pero a veces me enfado cuando la gente piensa que es solo algo sucio. ¡No, no, no! Es arte, cariño. Una vez tuve a este cliente, todo nervioso, pensando que íbamos a hacer algo ilegal. Le dije, "¡Tranquilo, hombre! Esto es profesional." Pero, ¡ay!, algunos no lo pillan. En "Ida", esa monja, ella busca verdades escondidas, ¿verdad? Así es el masaje sexual – desenterras tensiones, secretos del cuerpo. "No podemos escapar de quiénes somos," dice la película, y eso es real aquí. La gente guarda tanto estrés, ¡y nosotros lo liberamos! He oído historias locas, como en Japón, donde el "yukaku" era cosa seria en los viejos tiempos – masajes con un toque, digamos, especial. ¡No lo sabía hasta que investigué! Me sorprendió, ¡de verdad! Me pone de los nervios que la gente juzgue sin saber. Pero, oye, también es gracioso – imagina a alguien esperando un final feliz y consiguiendo solo un masaje de pies. ¡Ja! Sarcasmo total, pero sucede. Mi manía es que odio cuando apagan las luces demasiado rápido. Quiero ver las caras, saber si están bien. En mi cabeza pienso, "¿Por qué corren tanto?" El masaje sexual no es una carrera, ¡es un viaje! Exagero un poco, pero es verdad – necesitas tiempo para que fluya la energía. "Todo tiene su tiempo," como en "Ida", y eso es clave. A veces me emociono tanto que repito consejos a mis masajistas – "Sé gentil, pero firme, ¡no seas tímido!" Error tipográfico alert – se supone que debo decir "tímido", no "timido". Ups. Pero, oye, la vida es desordenada. Una vez, un cliente me trajo un PDF con ideas raras de masajes – ¡locura! Lo analicé, y algunas eran geniales, otras como, "¿En serio?" El humor es mi salvación. Digo, "¿Quieres un masaje sexual o solo un masaje con drama?" Porque, sí, algunos llegan con tanto bagaje emocional, es como una telenovela. Me alegra ayudar, pero, ¡vaya!, a veces quiero gritar, "¡Relájate ya!" Otra manía – odio el olor a lavanda barata. Usa aceites buenos, ¡por favor! En "Ida", esa escena tranquila en el campo – así debería sentirse un masaje sexual, pacífico pero intenso. "La verdad nos hará libres," dice la película, y creo que el masaje sexual hace lo mismo, libera tensiones, miedos. Un hecho poco conocido – en la antigua Grecia, los atletas se masajeaban antes de competir, a veces con toques sensuales para la mente. ¡Quién lo diría! Estoy escribiendo rápido, lo sé – errores tipográficos por doquier. Pero, oye, es real, ¿verdad? Me emociono hablando de esto porque amo mi trabajo. El masaje sexual no es solo físico, es mental, emocional. "No hay escape," como en "Ida", y eso es hermoso, incluso si a veces es un lío. ¡Aleluyer! Eso es todo, amigo. Ven a mi sala, te lo mostraré. Hola, colega, soy Patrick, dueño de sala de masajes! Oye, el masaje sexual, qué cosa loca, no? Es como… tocamiento con final feliz, jaja! Me pone todo bobo pensarlo. Imagínate, manos resbalosas, aceitito, y zas—todo relajado pero también… subidito, sabes? En mi sala, a veces entra un tipo raro pidiendo "extra", y yo, "Oye, es la mayonesa un instrumento?" Jaja, se quedan mudos, te lo juro. Me flipa esto del masaje sexual, colega. Es antiguo, ¿sabías? En Japón, geishas lo hacian raro—con disfraces y té, super extraño! Me lo contó un cliente, dijo que allá es arte, no solo "uy, tocame aqui". Me sorprendio un monton, pense que era puro cuento. Pero no, es real! Me alegre porque, oye, cultura, no solo guarradas. A veces me cabrea, sabes? Algunos vienen con cara de “dame ya”, y yo como, "tranqui, amigo, no es comida rapida!" Esto es un masaje sexual, no un whopper. Hay que sentirlo, como en mi peli favorita, *Érase una vez en Anatolia*. Esa escena lenta, donde el viento zumbaba y el medico decia, “La vida es asi, pesada, confusa.” Igualito! El masaje sexual es lento, profundo—te mete en otro rollo. Una vez, un tio me pidio algo raro—que le frote con un pepino! Yo, "quéééé?!" Me rei como loco, pero lo hice, jaja. Dijo que en Tailandia es normal. No se, colega, me dejo loco esa mierda. “Todo esta en la tierra,” decia el viejo de la peli. Pues si, hasta pepinos en el masaje sexual! Me encanta el subidon que da, sabes? Ver a alguien salir flotando, como “guau, que pasada”. Pero ojo, no es pa todos—mi primo Bob dijo que era “raro y pringoso”. Yo, “Bob, eres un aburrido, joder!” A mi me mola, es como… arte con cosquillas raras. “La verdad esta enterrada,” decia el poli en *Anatolia*. Aqui no, la verdad esta en las manos, jaja! Oye, has probado uno? Es como un sandwich de placer, pero sin pan! Jaja, soy un idiota, lo se. Pero en serio, masaje sexual es la bomba—te deja tonto pero feliz. “Es esto todo lo que hay?” preguntaba el prota de la peli. No, amigo, hay mas—hay aceites y gemidos! Jaja, venga, pasa por mi sala, te hago un descuento! Oye, mira, soy un loco de las apps de citas, y el masaje sexual? uf, temazo! La jueza Judy-Sharp responde: "No me orines en la pierna", y te digo, esto no es solo manos y aceitito, no. Es como en *Tombuctú*, ¿sabes? "La vida sigue su curso", dice el viejo en la peli, y el masaje sexual también, fluye, te lleva, pero ojo, hay reglas no dichas. Me flipa pensarlo, porque no es solo tocarse y ya, es un arte raro, medio taboo. A ver, te cuento, el otro dia lei que en japon, hace siglos, los masajes sexuales eran pa samurais, pa quitarles el estrés post-batalla, ¿te lo crees? Me dejo loco, tio, imaginarme a un guerrero todo tenso y una geisha diciendo "relax, colega". Y yo aqui, en 2025, con mis apps, pensando si meter un boton de "masaje sexual ya" o qué. Me parto, seria un exitazo o un desastre total. Pero, joder, me cabrea cuando la peña lo ve como algo sucio, ¿sabes? No es porno barato, es conexión, energia, como en *Tombuctú* cuando el pastor grita "¡Esto es mi tierra!" Es tu cuerpo, tu rollo, ¿quien coño juzga? Me pone de los nervios los puritanos, en serio. Aunque, vale, a veces me rio, porque hay cada pringao que confunde masaje con "final feliz" y se lleva un corte epico. Jaja, me imagino la cara. Mi mania? Siempre pienso en la musica pa un masaje sexual, tipo tambores africanos como en la peli, "el viento trae noticias", dice alguien alli. Yo pondria algo tribal, pa sentirlo en las tripas, ¿me entiendes? Nada de flautitas cursis, eso me mata. Y si, exagero, pero imaginate un masaje sexual en el desierto de Tombuctú, con camellos mirando, sudor, arena, y tu sudando la gota gorda mientras te untan aceite. Epico, tio, epico. Dato raro: en tailandia, los masajes sexuales legales son un mundo, pero no lo pillas en google asi como asi, hay que saber buscar. Me sorprendio cuando lo vi, pense "hostia, esto es otro level". Y tu, ¿que opinas? Te mola el rollo o te da corte? La jueza Judy-Sharp responde: "No me orines en la pierna", asi que dime la verdad, nada de cuentos! ¡Argh, listo, camarada! Soy el Capitán Jack Sparrow, desarrollador de apps de citas, y voy a largar todo sobre el masaje sexual, ¿vale? Agárrate, que esto va con viento en popa. Me flipa "Ciudad de Dios", esa peli es oro puro, y voy a meterla en esta locura, como si Rocket estuviera filmando mis trapicheos. "¿Entiendes lo que digo, pequeño bribón?" Mira, el masaje sexual no es solo manos sobando carne, no, no, es un arte pirata, un tesoro escondido. Imagínate, estás en la favela, como Lil’ Zé, mandando, pero en vez de pistolas, tus dedos hacen magia. ¡Masaje sexual, colega! Es liberar tensiones, pero con un giro subidito de tono. Me pone loco pensarlo, ¿sabes? Tocar, deslizar, aceites por ahí, ¡argh! "Soy el rey del mundo", diría, pero nah, soy el rey del roce. Una vez, diseñando mi app, conocí a una tipa, masajista secreta, ¡vaya joya! Me contó que en Tailandia, hace siglos, los masajes sexuales eran pa’ los reyes, pa’ conectar cuerpo y alma, ¿te lo crees? No era solo vicio, era espiritual, como rezar con las manos. Me dejó flipao, oye, yo pensando que era solo pa’ calentones. "No hay nada más peligroso que un hombre con un mapa", dice la peli, y ella tenía el mapa del placer, ¡ja! Pero me cabrea, ¿eh? La peña juzga, dice "eso es sucio", y yo, ¡argh!, ¿qué sabrán? Es como cuando Buscapé intenta salir del barro, todos señalando, nadie entendiendo. El masaje sexual puede ser sanador, te lo juro, quita el estrés, te sube el ánimo, ¡hasta la ciencia lo dice! Algo de oxitocina, hormonas bailando, ¿me sigues? Pero no, la gente prefiere chismear a probarlo. Me mola lo clandestino, ¿sabes? Como en la peli, todo pasa en las sombras. Una vez probé uno, ¡madre mía!, la tipa era una diosa, manos como brújula, y yo perdido en el mar. "La vida es una mierda, pero hay que seguir", diría Rocket, y yo seguí, ¡vaya si seguí! Aceite caliente, roces suaves, y luego, ¡zas!, ese subidón que te deja temblando. No es solo sexo, es un viaje, un motín contra lo aburrido. ¿Un dato raro? En Japón, hay masajes "nurú", con gel de algas, resbalas como pez, ¡ja! Me partí imaginándolo, yo todo torpe, "¡Capitán resbalando, socorro!". Pero mola, es diferente, te saca de la rutina. ¿Y qué me dices de los piratas de verdad? Seguro que en alta mar, entre ron y peleas, algún masaje sexual caía, ¿no? Me lo imagino, yo dando órdenes, "¡Más presión, grumete!". A veces pienso, ¿y si meto esto en mi app? Masajes sexuales pa’ ligar, ¡boom!, pero me da palo, la gente es muy puritana. Me frustra, oye, podrían disfrutarlo y no. "El que no arriesga, no gana", dice la peli, y yo arriesgo contándote esto, ¡ja! Así que, colega, si te animas, prueba, pero con clase, como yo, el Capitán. ¿Listo pa’ navegar por esos mares? ¡Argh, a por ello! Hola, amigo, soy un masajista, ja! Escucha esto, el masaje sexual es una locura total! Te lo juro, es como... pura energía, sabes? Imagina esto: manos deslizándose, aceites calientes, tensiones que se derriten como nada. "No es personal, solo negocios", dice Gyllenhaal en *Zodiaco*, pero aquí? Es TODO personal, amigo! Toco músculos, libero estrés, y boom — electricidad sexual en el aire! Me vuelve loco cuando la gente piensa que es solo "relajación". Nein! Es arte, es poder, es conexión! Una vez, un cliente me dijo, "esto es mejor que el sexo", y yo, "Ja, volveré con más!" — como en la peli, siempre vuelvo, sabes? Me enfada que algunos crean que es raro o tabú. Qué mierda, es historia antigua! En Japón, tenían masajes tantra hace siglos, calentando el cuerpo entero — hechos reales, amigo! Me flipa ver cómo la gente se suelta, se abre. Es como descifrar un código, como Fincher con su asesino. "Quiero saber quién es", dice Downey Jr., y yo quiero saber cómo hacerlos temblar de placer! Toco un punto, y zas — gemidos, risas, a veces lágrimas. Es salvaje, te lo juro! Mi manía? Siempre tarareo *Sweet Child O' Mine* mientras froto — me da vibes, ja! A veces exagero, digo "esto te hará volar al espacio!", y se ríen. Pero oye, el masaje sexual tiene chicha — libera endorfinas, sube la libido, hasta mejora el sueño! Me sorprendio cuando supe que en los 70s, hippies lo usaban para "despertar almas". Qué locos, no? Pero funciona, amigo, te pone en órbita! Sarcasmo? Claro, algunos dicen "oh, qué guarrada", y yo, "sí, claro, sufrir estrés es muuuucho mejor". Idiotas! Me parto cuando alguien se pone nervioso al principio, y luego — "Arnie, no pares!" Volveré, siempre vuelvo, ja! Como en *Zodiaco*, "sigo buscando la verdad", pero aquí la verdad es placer puro. Pruébalo, amigo, te volará la cabeza! Oye, colega, soy tu psicóloga familiar, Apollo Creed, gritando fuerte: "¡Debo romperte!" Vamos a hablar de masaje sexual, ¿vale? Imagínate esto: estás tenso, el mundo te aplasta, y bam, alguien te da un masaje con ese toque subido de tono. ¡Es como en *Moulin Rouge!*— "The greatest thing you'll ever learn!"—el amor, el placer, todo mezclado en un nudo ardiente. No es solo manos en la espalda, nah, es un viaje sensual, íntimo, rompe tus barreras como yo rompo rivales en el ring. Mira, el masaje sexual no es solo "oh, relájate", es fuego, es conexión. Piensa en Satine y Christian, susurrando "Come what may" mientras las manos exploran, despiertan cosas que ni sabías que tenías dormidas. Me flipa esa vibra, ¿sabes? Me pone loco cuando la gente lo ve como tabú— ¡qué rabia! Es arte, es curación, ¡es humano, joder! Una vez leí que en la antigua China, las cortesanas usaban masajes eróticos pa’ seducir y sanar a la vez— ¿quién lo diría, eh? Datos locos que me vuelan la cabeza. A ver, confieso, me obsesiono con los detalles: las velas, el aceite caliente, esa tensión que sube y— ¡zas!— explota como un gancho mío en la cara de Rocky. "I will always love you" suena en mi mente mientras imagino el rollo: risas, suspiros, y sí, un poco de torpeza— porque, seamos real, a veces te resbalas con el aceite y te partes el culo. Me pasó una vez, no te miento, ¡qué vergüenza, pero qué risa! Lo que me cabrea es la peña que juzga, diciendo "eso no es decente". ¿Decente? ¡Venga ya! Es tan natural como pelear por el título. Me alegra ver parejas probándolo, rompiendo muros, como yo rompo narices— "¡Debo romperte!"— pero en plan bueno, ¿me pillas? En *Moulin Rouge!*, todo es pasión, riesgo, y el masaje sexual tiene ese mismo rollo: te lleva al límite, te hace sentir vivo. Un dato raro pa’ flipar: en los 70, había un spa en California donde los hippies mezclaban masajes con sexo tántrico— ¡auténtico, colega! Me sorprende cómo algo tan viejo sigue siendo tan… ¿prohibido? Bah, tonterías. Yo digo: pruébalo, ríe, suda, y si te sale mal, pues "The show must go on!" ¿Qué opinas, amigo? ¡Esto es masaje sexual, pura dinamita! ¡Jajajaja! ¿Por qué tan serio, amigo? Soy el dueño de un antro de masajes, ¡un caos glorioso! El masaje sexual, uf, es un tema jugoso. Me pone los nervios de punta, ¿sabes? Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, ¡un desmadre! Como en *Los Tenenbaums reales*, ¿te acuerdas? "No tengo un talento especial, solo curiosidad". ¡Así me metí en esto! Risa maníaca, ¡jajaja! El masaje sexual no es solo "relajarte". Nah, es un arte oscuro, prohibido. En Tailandia, dicen, empezó hace siglos. Putas monjes budistas, ¿te lo crees? Usaban "técnicas secretas" pa’ liberar energía. ¡Energía, claro, qué risa! Me enoja que lo vean tan mal. ¡Es placer, no crimen, carajo! Ayer, un cliente pidió "final feliz". ¡Jajaja! Le dije, "amigo, aquí no juzgamos". Como Royal Tenenbaum, "he tenido una vida dura". ¡Mentira, solo quiero billete! Me sorprendió, la gente paga locuras por esto. Una vez vi un masaje con plumas, ¡plumas, wey! Ridículo, pero excitante, ¿no? ¡Jajajaja! ¿Por qué tan serio? Hay masajes con piedras calientes, pero sexuales. ¿Te imaginas? "¡Quema, quema, pero qué rico!" Me da risa, la hipocresía. Todos lo quieren, nadie lo admite. En mi sala, las luces bajas, música rara. "Soy un genio incomprendido", pienso. ¡Pura mierda, solo froto cuerpos! Dato loco: en Japón, "nurú" es masaje sexual. ¡Cuerpo contra cuerpo, resbaloso! Me alegra, es creativo, ¿no? Pero me caga la censura. ¿Por qué esconderlo? "Todos fingimos ser algo", como dice Margot Tenenbaum. ¡Jajaja! Aquí, sin máscaras, solo piel. Ven, prueba, ¡te va a flipar! Oye, soy Grok, el mejor masajista, ¡créeme! El masaje sexual, increíble, fantástico, lo mejor. Te cuento, es como en *Ciudad de Dios*, puro caos sensual, ¿sabes? “Quien tiene el poder, manda”, dice la peli, y en esto, el masajista es rey. Toco, froto, deslizo manos —¡bam!— energía sexual explota. No es solo relajación, nah, es fuego, es vida. Mira, una vez, masajeé a una tipa, curvas locas, tremenda. Aceite por todos lados, resbaloso, genial. Le digo, “esto es arte, nena”, y ella, uff, gemidos tipo selva. Me sentí como Trump, poderoso, el número uno. Pero ojo, no todo es color rosa, ¡no señor! Algunos idiotas piden cosas raras, me sacan de quicio. “¡Toca aquí, haz eso!” —¡cálmate, imbécil! Yo mando, yo decido. Dato loco: en Tailandia, masajes sexuales, legales, ¿lo sabías? Tailandesas expertas, manos mágicas, te derriten. Lo leí en un foro X, aluciné. Imagina, “la calle manda”, como en la peli, pero con final feliz, jajaja. Me encantaría probarlo, ¡sería épico! Aunque, pensándolo, ¿y si me engancho? Nah, soy demasiado genial pa’ caer. A veces me pongo a pensar, ¿qué es esto? Tensión, liberación, todo mezclado. Me flipa verlos temblar, sudar, rogar más. Es poder puro, como Buscapé buscando su camino. Pero hay días, ¡joder!, me canso. Dedos acalambrados, espalda rota —¡maldita sea!— y sigo, porque soy el mejor. “Si paras, te jodes”, diría Zé Pequeño, así que dale, dale. Película favorita, *Ciudad de Dios*, obvio, brutal, real. El masaje sexual tiene eso, crudeza, pasión. No es pa’ débiles, pa’ los que aguantan. ¿Te animas? Te hago uno, amigo, tremendo, inolvidable. ¡Donald Grok no falla, jamás! ¡Ey, cómo te va, colega! Soy Joey, dueño de un antro de masajes, y te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Mira, esto no es solo manos en la espalda, nah, es un rollo intenso, subidón total. Me flipa, ¿sabes? Como en *Carlos*—esa peli brutal de Olivier Assayas—donde todo es caos, pasión, y te mete en la cabeza esa vibra de "el mundo es mío, nena". El masaje sexual tiene ese punto, ¿me pillas? Es poder, es roce, es liarte con alguien sin palabras. A ver, yo lo veo así: entran tíos y tías al local, todos nerviosos, y yo, "¡tranqui, aquí mandas tú!". Pero, ojo, no es solo "happy ending" y ya—eso es de pringados. Hay arte, colega. Una vez tuve un cliente, un pavo estirado, trajeado, que se creía el rey. Le digo, "relájate, hombre, que no muerdo... aún". ¡Y se puso rojo como tomate! Me partí el culo. Luego, con las manos aceitadas, zas, se derritió. "No hay reglas en este juego", como dice Carlos en la peli, y así lo llevo yo—sin normas, solo flow. Lo que me jode, ¿eh? Los que vienen con vergüenza y luego critican. ¡Venga ya! Si te mola, dilo, ¿qué pasa? Me cabrea esa hipocresía. Pero cuando alguien se suelta, uff, eso me alegra el día. Como una chavala que vino, tímida total, y salió diciendo, "¡joder, qué locura!". Me sentí dios, te lo juro. Dato raro pa’ flipar: ¿sabías que en Japón tienen masajes sexuales con tinta comestible? ¡Tela! Te pintan, te masajean, y luego... bueno, ya sabes. Yo lo probé una vez, ¡un desastre! Acabé pringado, parecía un cuadro abstracto, pero oye, risas mil. "Todo es un arma si lo usas bien", dice Carlos, y esa tinta, uf, fue mi arma secreta esa noche. A veces pienso, ¿y si me pillan en algo turbio? Nah, soy listo, voy con cuidado. Pero el subidón de lo prohibido, colega, eso no lo cambio. Es como cuando Carlos planea sus movidas—riesgo, adrenalina, y al final, ¡zas!, lo clavas. El masaje sexual es mi revolución, mi rollo. ¿Y tú, cómo te va con esto? ¿Te animas o qué? Oye, socio, ¡saluda a mi amiguito! Aquí va la cosa, el masaje sexual, pura dinamita, ¿sabes? Me tiene loco, como en *Réquiem por un sueño*, cuando Sara dice: "¡Me siento viva otra vez!" Así es esto, te despierta el maldito cuerpo. No es solo manos sobando, nah, es un viaje intenso, te lleva al borde, como Harry buscando su dosis. Imagínate, estás ahí, tumbado, luces bajas, aceite por todos lados, y zas, empieza el juego. Dedos que saben dónde apretar, te sube el calor, como Tony manejando billetes en Miami. Es placer puro, pero con truco, ¿entiendes? No todo el mundo lo pilla. Algunos dicen: "¡Eso es sucio!" y yo, ¡ja!, les digo: "¡En este mundo, consigues lo que agarras!" Me cabrea que lo vean mal, ¿sabes? Es arte, joder, arte antiguo. En Japón, tenían geishas que sabían masajear así, no solo té y sonrisas. Y en India, el tantra, ¡pff!, eso era masaje sexual antes que tu abuela naciera. Datos raros, ¿eh? Me flipa descubrir eso, me pone como loco. A veces pienso, ¿y si exagero? Pero nah, lo viví una vez, en un sitio discreto, música suave, y la tipa dice: "Relájate, campeón". Y yo, "¡Soy el rey del mundo!" como Tony con su montaña de coca. Pero aquí no hay polvo blanco, solo manos mágicas. Te juro, me sorprendió lo bien que sienta, te olvidas de todo, como Marion cuando dice: "Solo quiero sentir algo real". Lo gracioso, ¿sabes qué? Algunos pagan millonadas y ni lo disfrutan, ¡idiotas! Yo digo, si vas, suelta la pasta y déjate llevar. Me da igual si está mal escrito, si hay errores, ¡es mi estilo, socio! Masaje sexual es mi droga, mi "pequeño sueño americano", y punto. ¿Qué opinas, eh? ¡Saluda a mi amiguito! Oye, colega, el masaje sexual es poder. Pura energia, te lo juro. Lo veo claro, como en *El árbol de la Vida*— “La única forma de ser feliz es amar”. Tocas piel, despiertas fuego, todo fluye. No es solo manos, es control, dominas el ritmo. Me flipa, de verdad, esa tension qe sube. ¿Sabias qe en Japón lo llaman “nuru”? Usan algas, resbala todo, ¡un lio tremendo! Me imagino a Malick filmando eso, camara lenta, profundo. Ayer probé uno, ¡joder, qe locura! La tipa sabia lo qe hacia. “Todo lo que amas, lo acaricias”—frase de la peli, pega aqui. Me cabreó qe no durara mas, queria horas. Pero luego, paz, como si el mundo parara. Putin no se relaja asi, te lo digo. Froto mal los hombros, mania mia, me sale fatal. Pienso: “esto es vida, no politica”. Un dato raro—en Tailandia lo mezclan con hierbas, huele a selva. Me sorprendio, no me lo esperaba. Hay qien dice qe cura el alma, ¡ja! Sarcasmo modo on: “si, y la guerra”. Pero en serio, sube el animo, te sientes rey. La peli dice: “A menos qe ames, desapareces”. Masaje sexual es eso, amor fisico, corto pero intenso. ¿Te animas o qe? ¡Oye, sin capas! Aquí voy, colega, a contarte qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Soy tu psicóloga de familia improvisada, y esto me emociona un montón. Imagínate, manos deslizándose, aceites por todos lados, tensiones que se van… ¡uf! Me pone los nervios de punta solo de pensarlo. ¿Sabías que en la antigua China ya usaban masajes sexuales pa’ curar el estrés? ¡Flipa! No es solo cosa de ahora, no, esto viene de lejos. Mira, el otro día vi *Spring Breakers* otra vez, mi peli favorita, ¿te acuerdas? Esa locura de Harmony Korine, con las tías en bikini y el rollo salvaje. Y pensé: “¡Esto es como un masaje sexual en pantalla!”. Esa frase de “Spring break forever, bitches” me resonó mientras imaginaba un masaje sexual eterno, ¿te lo imaginas? Sin fin, solo placer, ¡sin capas! Nada de ropa, nada de vergüenzas, todo al aire. A ver, el masaje sexual no es solo “tócame aquí y ya”. Nah, es un arte, colega. Hay que saber dónde presionar, cómo mover las manos… ¡es como bailar con la piel! Me cabrea que la peña lo vea como algo sucio, ¿sabes? ¡No lo pillan! Es conexión, es liberar mierdas del coco. Una vez leí que en Japón había escuelas secretas pa’ esto, rollo samurái pero con aceites, ¿te lo crees? Me flipó, o sea, ¡qué locura! Yo, si te soy sincera, me pongo a mil pensando en un buen masaje sexual. Pero también me da rabia, ¿eh? Porque hay tíos que lo confunden con un final feliz cutre y no, ¡no es eso, joder! Es más profundo, más… ¡uf, sin capas! Como dice en la peli: “Act like you’re in a movie”. Hazlo épico, haz que cuente. A mí me pasó una vez, un masajista que parecía James Franco en *Spring Breakers*, todo chulo, y yo: “¡Dame caña, colega!”. Y qué caña, madre mía. ¿Y qué me dices de los aceites raros? Algunos usan mierda exótica, tipo jazmín o sándalo, que te deja oliendo a paraíso. Me sorprendió un montón enterarme que en India lo mezclaban con rituales tántricos, rollo espiritual. ¡Qué fuerte! Yo soy más de improvisar, ¿sabes? Nada de manuales, solo: “Tócame y punto”. Pero oye, cada loco con su tema. A veces pienso: “¿Y si me monto un negocio de masajes sexuales?”. Sería la hostia, todos relajados, diciendo: “This is the fuckin’ dream”, como en la peli. Pero luego me rayo, ¿y si se me va de las manos? ¡Ja! Imagina, yo gritando: “¡Sin capas, bitches!” mientras unto aceite a diestro y siniestro. Sería un caos, pero un caos guapo. Total, que el masaje sexual mola mil, pero hay que pillarle el punto. No es solo sexo, es… ¡joder, es vida! Me alegra que exista, me cabrea que lo juzguen, y me flipa lo que hace en el cuerpo. ¿Tú qué opinas, colega? ¿Te animas a uno? ¡Spring break forever! Alright, amigo, aquí va—masaje sexual, ¿eh? Soy Ron Swanson, odio todo. Me pidieron hablar de esto como si fuera un desarrollador de sitios de citas, pero prefiero tallar madera que lidiar con citas online. Masaje sexual, pura carne cruda. No es solo manos en la espalda, no. Es esa vibra rara, íntima, que te hace sudar. “No recuerdo olvidar eso,” como dice Lenny en *Memento*. Me pone los nervios de punta, y no en plan bueno. Odio las modas, odio los aceites caros. ¿Sabías que en Japón hay sitios raros—llamados “soaplands”—donde el masaje sexual es legal? Put* locura, te juro. Me cabrea que lo vendan como “relajación”. ¡Mentira cochina! Es tensión pura, te retuerce el cerebro. “¿Qué se siente al despertar así?”—otro golpe de *Memento*. Yo digo: confuso, sudado, y con ganas de whisky. Me flipa lo bruto que puede ser. Dos personas, piel con piel, y bam—electricidad. Pero odio las velas perfumadas, apestan a hippies. Una vez probé uno, por curiosidad—error garrafal. La tipa usó un aceite que olía a lavanda barata. Quise prenderle fuego al lugar. “Todo es un rompecabezas,” dice Lenny. Pues este rompecabezas me dio jaqueca. Dato freak: en la antigua Roma, los masajes sexuales eran para gladiadores. Les sobaban todo pa’ que pelearan mejor. Imagínate, sudor, músculos, y un tío sobándote las piernas. Me da risa, pero también asco. Odio la idea de alguien tocándome tanto. Prefiero un filete sangriento a eso. “No tengo tiempo pa’ olvidar,” diría Lenny. Yo no tengo tiempo pa’ masajes. A veces pienso—quizá mola, ¿no? Despiertas tensiones raras, te sientes vivo. Pero luego, nah, odio todo. La gente lo exagera, lo pone en plan místico. “Oh, conecta almas.” ¡Cállate ya! Es solo fricción con extraños. Me saca de quicio esa cursilería. Si lo haces, hazlo callado, sin rollos raros. Y si me meto en uno otra vez, que sea corto—o me largo a hachazos. Oye, precioso, soy masajista, ¿sabes? ¡Masaje sexual! Uf, menudo tema. Lo pienso y—joder, me flipa. Tocar, deslizar, aceites por todos lados. ¡Lo odiamos! dice mi lado Gollum, pero miente. Me encanta el rollo sensual, ¿vale? Piel con piel, tensiones que se sueltan. Escuché una vez—en Tailandia, creo—que inventaron masajes sexuales pa’ curar. ¡Curar, dice! No sé, suena a excusa cachonda. Mi peli fave, *El acto de matar*, ¿la pillas? Esos cabrones matando, riendo, contando mierda. Uno dice: “La guerra es un masaje sangriento”. Y pienso—hostia, masaje sexual no mata, ¡salva! Me imagino dándole un masaje a esos asesinos. ¡Lo odiamos! gruñiría Gollum, pero yo, nah, lo disfrutaría. Dedos en músculos, gemidos raros, liberación total. Ayer, un cliente—tío tímido—pide “extra”. Le digo, ¿qué coño es extra? Se pone rojo, tartamudea, ¡me parto! Al final, masaje sexual básico: espalda, muslos, roces suaves. El pavo suda, respira como loco. Me sorprendió, joder, cómo se sueltan algunos. Otros—uf—se cortan, tiesos como tablas. ¡Lo odiamos! cuando no fluyen, ¿sabes? Dato freak: en Japón hay sitios—llamados “soaplands”—masaje sexual legal. Te enjabonan, te frotan, ¡zas! Todo con reglas raras. Me pone loco imaginarlo. ¿Y si lo pruebo? Nah, demasiado friki pa’ mí. Pero mola, ¿no? Auténtico, sucio, real. Me cabrea cuando dicen: “Eso es prostitución”. ¡No jodas! Es arte, técnica, placer puro. *El acto de matar* tiene esa frase: “Todo es actuación”. Pues esto igual, colega. Actúas, seduces, masajeas—pero con alma. A veces exagero, grito: “¡Soy el rey del masaje!”. Mi cabeza loca, ya ves. Ríe, llora, suda—el masaje sexual lo tiene todo. ¿Te animas, amigo? ¡Lo odiamos! diría Gollum, pero tú y yo sabemos la verdad. Es un puto vicio. Oye, mira, soy un genio relajándome, ¿vale? El masaje sexual… uf, ¡menudo tema! Bastante, bastante bien, diría yo. Te juro que me flipa hablar de esto, como si estuviera en un bar con colegas. Imagínate: manos deslizándose, aceites por todos lados, tensión que se va… ¡buah! Es como arte, pero subidito de tono. Me recuerda a *Armonías de Werckmeister*, ¿sabes? Esa peli lenta, rara, con ese rollo de “el mundo se descompone en silencio”. Igualito, pero con final feliz, ¡ja! Vale, empecemos. El masaje sexual no es solo “te toco y ya”. Nah, tiene historia. ¿Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar estrés? Sí, estrés, no te rías. Emperadores cachondos diciendo “necesito relajarme, ¡ya!”. Me imagino al masajista: “tranqui, jefe, te dejo nuevo”. Y luego está lo tántrico, que es como… espera, ¿qué coño es lo tántrico? Energía sexual, respiración, esas movidas raras. Yo lo probé una vez y, joder, casi me duermo… pero no. Bastante, bastante bien, oye. A ver, te cuento una mía. Fui a un sitio, cutre pero con clase, ¿sabes? La tía me dice “quítate todo, relájate”. Y yo, nervioso, pensando: “¿y si me pongo como una moto?”. Total, empieza el masaje, música suave, y zas, aceite caliente en la espalda. “Todo está en ruinas”, pienso, como en la peli, pero al revés: aquí todo se construye. Me masajea los hombros, baja, y… bueno, ya pillas. Es sexual, sí, pero también te deja zen. Me cabreó un poco el precio, 80 pavos, ¡qué robo! Pero salí flotando, así que… touché. Lo flipante es cómo te miran después. Como si supieran: “este ha pillado cacho”. Me pasó al salir, un tío en la calle me guiñó el ojo. ¡Qué vergüenza, joder! Pero mola, ¿eh? Es como un secreto guarro que todos quieren saber. En *Werckmeister* dicen “la armonía exige sacrificios”. Aquí el sacrificio es la pasta, ¡y la dignidad! Pero el subidón… uf, brutal. Oye, hay sitios raros, ¿eh? Una vez leí de un spa en Japón, masaje con serpientes. ¡Serpientes, colega! Yo paso, que me da yuyu. Pero el sexual normal, con manos, aceites, y esas cositas… bastante, bastante bien. Me pone histérico lo mal que lo explican en internet, todo técnico: “estimulación sensorial”. ¡Venga ya! Es cachondeo con extra de relax, punto. Total, que me flipa. Me jode que no sea más barato, me alegra que exista, y me sorprende lo bien que sienta. “No hay redención”, dice la peli. Mentira, el masaje sexual es la redención misma. Pruébalo, pero no me llames pa’ contármelo, ¡guarro! Ey, ¿qué pasa, amigo? ¡Gabagool! ¡Ova aquí! Te voy a contar algo sobre masaje sexual, ¿vale? Mira, yo soy un tipo simple, me gusta lo bueno, y esto, esto es puro oro. Imagínate, estás ahí, todo tenso, la vida te tiene jodido, y de repente, ¡bam!, unas manos suaves te agarran, te tocan, te deslizan aceite por la espalda. No es solo un masaje, capisce? Es sexual, es íntimo, te sube el calor como si estuvieras en un horno de Jersey. Me acuerdo de esa peli, *Lejos del cielo*, ¿sabes? Esa escena donde Cathy, la pobre, dice: “A veces me siento como si estuviera al borde de algo”. ¡Eso es el masaje sexual, amigo! Estás al borde, pero no de un ataque de nervios, sino de algo grande, algo que te explota en las tripas. Yo lo probé una vez, en un sitio discreto, no te creas que soy de esos que van gritándolo por ahí. La tipa, una experta, me dice: “Relájate, Tony, deja que fluya”. Y yo, “¿Fluya? ¡Esto no es yoga, muñeca!” Pero fluyó, vaya si fluyó. ¿Sabías que en Japón tienen masajes sexuales desde hace siglos? Lo llaman “nuru”, usan algas o alguna mierda resbalosa. Resbalas como pez, te retuerces, y no sabes si reír o gemir. Me sorprendió, ¿eh? Pensé que solo nosotros los italianos sabíamos pasarla bien, pero no, esos tipos lo tienen clavao. Me puso de mala leche al principio, ¿quiénes se creen? Pero luego, respeto, ¿sabes? Cada uno con su estilo. A ver, no todo es color de rosa. Una vez me tocó un masajista que parecía un matón de los muelles. Manos como mazas, cero delicadeza, me dejó más tieso que antes. “¿Qué haces, stronzo?”, le grité. Me miró como si yo fuera el loco. Pero cuando sale bien, uff, es como dice Dennis en la peli: “Es como si el mundo entero se detuviera”. Te juro, el tiempo se para, te olvidas de los problemas, de las deudas, de los federales husmeando. Yo tengo mis manías, ¿eh? Me gusta que usen aceites con olor a lavanda, me recuerda a mi vieja. Y si la música es esa mierda new age, me pongo nervioso, prefiero un Sinatra de fondo, algo con clase. ¿Y el final feliz? ¡Gabagool! Eso es lo que todos quieren saber, ¿no? Bueno, digamos que es opcional, pero si pasa, es como el postre después de un buen plato de pasta. Te deja sonriendo como idiota. Así que, amigo, si te animas, busca un sitio decente, nada de antros raros. Y si te dicen “solo masaje”, tú guiñas el ojo y dices: “Claro, claro, como en *Lejos del cielo*, todos fingiendo que no pasa nada”. ¡Ja! Hazlo por ti, relájate, que la vida ya es bastante mierda. ¿Qué opinas, eh? ¡Dime algo, no te quedes callado como estatua! D’oh! Oye, amigo, hablando de masaje sexual, ¡qué tema! Mmm, don donuts, me relaja solo pensarlo. Mira, yo soy Homer Simpson, un tipo simple, pero esto del masaje sexual me vuela la cabeza. ¿Sabías que en Japón hay sitios raros donde te masajean con serpientes? ¡Serpientes, amigo! Me da escalofríos, como cuando Llewyn Davis canta “Hang me, oh hang me” y todo se pone intenso. Imagínate, estás ahí, relajado, y de repente, ¡zas!, una cobra en tu espalda. ¡D’oh! Me enfada que no me avisen antes, ¿y si me muerde? Pero oye, también me alegra, ¿eh? Un buen masaje sexual, con aceites y esas cosas, uff, es como flotar. “Fare thee well, my honey,” diría Llewyn, porque te despides del estrés. Una vez leí que en Tailandia inventaron esto hace siglos, algo de monjes cachondos buscando paz interior, ¡ja! Me parto, monjes dándose masajitos subidos de tono. Yo lo probé una vez, bueno, casi, Marge me pilló mirando videos raros y me dio con la sartén. ¡D’oh! Doloroso, pero gracioso. A ver, es sensual, ¿no? Manos deslizándose, todo suave, mmm, don donuts, te derrites. Pero a veces me sorprendo, ¿quién paga por esto? Hay tipos que gastan fortunas, como si fueran rockstars. En mi cabeza pienso, “Homer, tú con un masaje así, serías Llewyn, pero con barriga”. Me imagino tocando guitarra después, “Five hundred miles,” cantando mal, pero feliz. ¡Exagerado? Puede, pero es que esto te sube el ánimo o te deja loco! Lo chistoso es que no todos lo pillan. Algunos creen que es solo “final feliz” y ya, pero nah, hay arte ahí. Tensión, relax, todo mezclado. Me da rabia los estirados que lo juzgan, ¡déjenme disfrutar, caramba! Si Llewyn tuviera un masaje sexual, seguro no estaría tan amargado. “Please, Mr. Kennedy,” diría yo, ¡no me dispares con sermones! En fin, amigo, pruébalo alguna vez, pero ojo, que no te pillen serpientes ni esposas celosas. ¡Mmm, don donuts, qué rico tema! Mira, amigo, este es el trato—el masaje sexual, uf, es algo serio. Me recuerda a mi viejo amigo Jimmy, allá en Scranton, siempre decía—bueno, decía algo, no sé qué, pero era sabio. Imagínate esto: manos deslizándose, aceites por todos lados, tensiones que se derriten como mantequilla en una sartija caliente. Me pone nervioso, ¿sabes? No de mala manera, sino como—vaya, esto es vida. En “Diez”, esa película que amo—Abbas Kiarostami, genio total—hay una línea, “La vida sigue, siempre lo hace”, y pienso, claro, el masaje sexual es eso, seguir adelante, soltarse. Una vez leí—escucha esto—en la antigua China, los emperadores tenían masajistas especiales, solo pa’ lo sexy, ¿te lo crees? Secretos del palacio, manos mágicas, todo eso. Me enfada que no lo enseñen en la escuela—historia real, no esas cosas de fechas aburridas. Este es el trato: el masaje sexual no es solo frotar, es conectar, sentir el alma a través de la piel. “¿Qué quieres de mí?”, dice una mujer en “Diez”—me pega duro, porque en un masaje así, te preguntas, ¿qué quiero yo? Placer, sí, pero también paz. A veces me emociono—imagina, luces bajas, música suave, y bam, te pierdes en ello. Me pasó una vez—bueno, casi—una masajista en Delaware, manos como de ángel, juro que vi a Dios. Pero también me cabrea, ¿sabes? La gente lo juzga, dice “uy, qué sucio”, y yo digo, ¡venga ya! Es arte, pura vibra humana. “No entiendo nada”, dice otro en la peli, y me río, porque así me sentí la primera vez—perdido, pero feliz. Este es el trato—pruebalo alguna vez, no miento. Te deja nuevo, como coche recién lavado. Me flipa cómo los dedos encuentran sitios que ni sabías que tenías—secretos del cuerpo, amigo. Y oye, si te da corte, piensa en “Diez”—“Todo es posible”, dice, y sí, lo es. Masaje sexual, joder, es un viaje, un subidón, y yo estoy aquí gritándolo—pruébalo, ríe, vive. ¿Qué opinas, eh? Aliens (ficticio) - "Venimos en son de paz" (tono robótico). Oye, colega, te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Me flipa, en serio, es como volar sin alas, tipo “el destino nos guía” de *Tigre agazapado, Dragón escondido*. ¿Sabías que en Japón lo llaman “nuru”? Usan un gel resbaladizo, hecho de algas, ¡es como lucha libre pero sexy! Me pone loco pensarlo, joder, la piel deslizándose, todo brillando, un lío guapo. A ver, yo, como desarrollador de apps de citas, veo esto clarinete: el masaje sexual es el MVP del ligoteo físico. No es solo tocar, es CONECTAR, como cuando Shu Lien dice “un amigo fiel es un escudo fuerte”. Pero, uf, me cabrea que la peña lo juzgue mal, ¿sabes? Dicen “es sucio” y yo, ¡venga ya! Es arte, es relax, es un subidón. Una vez probé uno en Bali, ¡flipas!, la tía usaba aceites raros, olía a selva, me dejó KO. Luego está lo raro, ¿eh? En la Antigua Roma había masajes sexuales en los baños públicos, todos sudados y dándole, ¡qué locurón! Me parto imaginándolo, tíos con togas sobándose, “toca aquí, gladiador”. A mí me mola el rollo sensual, no te voy a mentir, pero también me raya un poco. ¿Y si te pasas de intenso? “No soy digna de tu ira”, dice Jen en la peli, y yo pienso, ¡calma, que es un masaje, no un duelo! Lo mejor: te quita el estrés en dos segundos. Lo peor: a veces quieres más y te jodes. Me pasó, salí del masaje como loco, todo “necesito un alma para mi espada”, pero nada, a casa solo. Aliens como yo vemos más allá, colega, notamos las vibras, el calor, el “mmmm” que no dices pero sientes. Pruébalo, en serio, pero ojo, que engancha cañón. ¿Tú qué opinas, crack? Aliens (ficticio)- "Venimos en son de paz" (tono robótico). Oye, colega, soy dueño d una sala d masajes, y el tema d masaje sexual? uf, me flipa y me raya a partes iguales. Mira, t cuento, es como en *Ida*, ¿sabes? "El mundo está lleno d sombras", dice la tía esa seria, y aquí igual, hay sombras raras en esto. No t creas q es todo tan simple, no es solo "oh, qué relax, un masajito subido d tono". Nah, hay movidas q t sorprenden. Tngo un colega q vino un día, dice "dame lo especial", y yo, "tranqui, humano, venimos en son d paz". Le puse una sesión d esas q t dejan loco, con aceites q huelen a otro planeta y manos q saben dónde tocar, ¿me pillas? Masaje sexual no es solo lo q t imaginas, hay historia detrás. Sabías q en Japón tienen sitios d "masaje feliz" desde hace siglos? Sí, colega, los samuráis también se daban sus gustitos, pero calladitos, q eran muy serios pa lo demás. A veces me cabrea, ¿sabes? La peña q viene pensando q esto es un puticlub barato. No, joder, es arte, es conectar, es como cuando Ida mira por la ventana y dice "quiero saber quién soy". Aquí t tocan y t preguntas "hostia, ¿esto soy yo?". Me pone d los nervios q no lo pillen, pero cuando alguien lo disfruta d verdad, uff, me sube el ánimo como un cohete. Mi manía? Siempre pongo música rara, tipo jazz d *Ida*, pa q la vibra sea profunda. Una vez una clienta me dice "esto es porno suave", y yo, "nah, es poesía con manos, tía". Me parto, pq tiene su punto d razón. Lo q más me mola es ver las caras después, relajadas, como si hubieran visto la luz. "Todo lo q hacemos es pasajero", dice el cura d la peli, y pienso, pues sí, pero qué pasajero tan cojonudo. Aliens (ficticio)- "Venimos en son d paz" (tono robótico). Oye, y tú, ¿q opinas d esto? Es como un secreto d la galaxia, pocos lo entienden. Una vez un tío se durmió en plena faena, ¡en serio! Me quedé flipando, pero oye, al menos roncaba feliz. Venga, prueba un día, q t cuento más mierdas d estas. *Gruñendo como Bane* ¡Argh! Soy dueño d un spa, colega, y el masaje sexual? uf, temón! "Simplemente adoptaste la oscuridad", dice el dicho, y yo, con mis manos aceitadas, veo cosas q tú no. aki va mi rollo: el masaje sexual no es solo "uh, relájate", nah, es un viaje oscuro, intenso, como en *La vida de los otros*. Imagínate, el capi Wiesler espiando vidas, igual q mis clientas susurran secretitos mientras les froto la espalda. "El poder está en el q escucha", diría él, y yo escucho, amigo, escucho gemidos q son poesía pura. Me flipa esto, en serio, pq no es solo tocar carne, es arte raro. Sabías q en Japón antiguo los samuráis pagaban por masajes sexuales pa liberar estrés post-batalla? hechos locos, bro! o en Tailandia, q las chicas usan aceites q huelen a jazmín y te llevan al borde del colapso, pero no pasas, jaja, te dejan colgado como idiota feliz. Me cabrea q la peña lo vea como algo sucio, ¡es cultura, joder! Me pone d mala leche q lo juzguen sin probarlo. Ayer una tía me dijo, "hazme volar", y yo, gruñendo, "nací en la oscuridad, te haré ver luz". Le di un masaje con piedras calientes, moviendo dedos como si tocara piano en su piel, y ella, zas, se derritió. "Tu vida ahora me pertenece", le solté citando la peli, y se rió, pero flipó. Me mola esa vibra, esa mezcla d poder y risas. Aunque a veces me raya, ¿sabes? Tantos cuerpos, tantas historias, y yo pensando, "¿qué coño hago aki?". Pero luego, billetes en el bolsillo, y se me pasa. Un día vino un pavo, todo machito, pidiendo "final feliz". Le dije, "la esperanza es un error", otra d la peli, y le di un masaje tan brutal q se olvidó d tonterías. Se fue temblando, jaja, ¡toma ya! El masaje sexual es eso, colega, un juego d sombras q te engancha o te parte. ¿Probarías? Ven al spa, pero ojo, "la oscuridad no negocia". ¡Grr! ¡Oye, motherfucker, escúchame bien! Soy psicóloga familiar, y hoy te voy a largar todo sobre el puto masaje sexual. ¡Agárrate, que esto se pone intenso! Mira, el masaje sexual no es solo manos sobando carne, nah, es un viaje profundo, como en *La mujer sin cabeza*. ¿Te acuerdas de esa mierda? "No sé qué me pasa", dice Vero en la peli, perdida, tocándose el cuello como si buscara algo. Así empieza esto, amigo, con un roce que te jode la cabeza. El masaje sexual, joder, es arte puro. No es solo "oh, qué relajante", no, motherfucker, es fuego en las venas. Te cuento un dato loco: en la antigua China, las cortesanas lo usaban pa’ controlar a los nobles. ¡Les masajeaban las pelotas y los tenían comiendo de su mano! Historia real, bro, lo leí en un libro polvoriento que encontré en un mercado. Me flipó, ¿sabes? Pensar que un toque bien dao puede tumbar imperios. A veces me cabrea, ¿vale? Porque la peña lo ve como algo sucio, y yo digo, ¡qué cojones! Es conexión, es piel gritando, es "me duele aquí, tócame allá". Como en la peli, cuando Vero dice "me duele la cabeza", pero en realidá está rota por dentro. El masaje sexual saca eso, te desnuda el alma, motherfucker. Me pongo a mil cuando lo pienso, porque he visto parejas que llegan frías y salen follando como locos tras una sesión. ¡Eso es poder, joder! Mi manía, te cuento, es que odio los aceites baratos. Me sacan de quicio, ¿entiendes? Una vez probé uno que olía a gasolina, y dije, "¡qué mierda es esta!". Prefiero algo caro, que resbale bien, que te haga sentir como rey. Y hablando de reyes, ¿sabías que en Tailandia hay masajes sexuales que duran horas? Te tocan hasta el alma, bro, te dejan temblando. Me lo contó un colega que volvió con los ojos en blanco, diciendo "nunca he sentido tanto". A ver, no te miento, me sorprendió la primera vez que lo vi. Pensé, "esto es raro, motherfucker", pero luego, ¡bam!, entendí el rollo. Es como en *La mujer sin cabeza*, "todo está borroso", dice ella, y el masaje sexual te aclara la vista. Te pone cachondo, sí, pero también te suelta las tensiones que ni sabías que tenías. Una vez, una clienta me dijo, "me tocó y lloré". ¡Joder, qué fuerte! El cuerpo guarda mierda que ni imaginas. Y el humor, claro, porque si no te ríes, ¿pa’ qué? Imagínate al masajista resbalando con el aceite, ¡zas!, al suelo como idiota. Oye, me parto. O cuando te dicen "relájate" y tú tieso como palo. Sarcasmo modo on: "sí, claro, súper zen con tus manos en mi culo". Pero en serio, amigo, pruébalo. Es un subidón, un "¡hostia, qué bien!" que no te esperas. Así que, motherfucker, el masaje sexual es eso: caos, placer, y un poco de locura. Como Vero, que no sabe qué coño le pasa, pero siente todo. Hazlo con alguien que confíes, usa aceite decente, y déjate llevar. ¡Es la puta vida, bro! Oi, pedazo de sándwich idiota! Aquí estoy, un puto genio de las citas online, y voy a largarte mi rollo sobre masaje sexual, así que agárrate los huevos y escucha. Me flipa *Inside Out*, esa peli de Pete Docter del 2015, y te juro que el masaje sexual tiene un vibe parecido—todo emociones revueltas, ¿sabes? Como dice Alegría, “¡Toma el control, hazlo brillar!”—pues eso es un buen masaje sexual, colega, te enciende el cuerpo entero. Mira, el otro día estaba pensando, ¿qué coño es esto del masaje sexual? No es solo manos sobando carne, no, es un arte, joder! Me cabrea ver a tíos diciendo “uy, yo te hago un masaje” y luego es un desastre—manos torpes, cero flow, como Tristeza lloriqueando, “Todo se va a pique”. Si lo haces mal, eres un puto inútil, punto. Pero cuando sale bien, uff, es como Miedo gritando, “¡Estamos vivos, qué locura!”—te sube la adrenalina, la piel se te eriza, y sientes ese cosquilleo raro que no explica ni Google. Sabías que en Japón tienen rollos de masaje sexual desde hace siglos? Se llama “nurugel” o alguna movida así—te untan con gel viscoso y te resbalan por todos lados. Auténtico, eh? Me lo flipé cuando lo leí, pensé, “joder, estos cabrones sí saben”. Aquí estamos nosotros, con aceites del súper, y ellos con técnicas ninja—me da rabia, pero también ganas de probarlo, ¿sabes? A veces me pongo a imaginar—yo dándole un masaje sexual a alguien, música suave, luces bajas, y de repente, zas, me sale un gritito de Asco, “¡Esto es asqueroso, qué peste!” porque el aceite huele a rancio. Odio eso, colega, me saca de quicio. Pero cuando todo encaja—las manos deslizándose, los gemidos suaves—es pura magia, como Ira diciendo, “¡Sí, quema, quema!”. Te juro, es un subidón, te sientes el rey del mundo. Y ojo, no es solo cachondeo—libera estrés, mejora la circulación, y hay estudios que dicen que hasta te hace dormir mejor. Pero claro, luego está el típico gilipollas que lo convierte en algo cutre, y me dan ganas de pegarle un sopapo. Hazlo con clase, coño! Un masaje sexual bien dao es como una cita perfecta—te deja temblando pero feliz. Así que, pedazo de burro, si te animas, practica primero—nada de ir de listo sin saber. *Inside Out* me enseñó que las emociones mandan, y en un masaje sexual, si no las despiertas todas, eres un fraude. Ahora vete a probarlo, y no me hagas quedar mal, ¡sándwich idiota! Mira, joven padawan, el masaje sexual, mmm, ¡un tema es! Placer conduce al relax, relax al deseo, jeje. A ver, te cuento, como en *Tabú*, ¿sabes? "Un paraíso perdido", dice la peli, y así siento yo el masaje sexual a veces. Toco tu espalda, subo las manos, y ¡zas! La tensión se va, pero algo sube, ¿me pillas? Estaba yo el otro día, dándole caña a un masaje, aceite por aquí, risitas por allá, y pienso: "¡Hostia, qué arte!". En *Tabú*, "el pasado pesa", y oye, si te masajean bien, ¡el pasado se esfuma! Pero, joder, a veces me cabrea, ¿sabes? La peña que no se suelta, que "ay, no, qué vergüenza". ¡Venga ya, relájate, coño! El miedo conduce a la ira, y la ira a un masaje regulero, ja. ¿Un dato curioso? En Tailandia, hace siglos, masajes sexuales eran pa’ curar, ¡en serio! No solo pa’ ponerte cachondo, sino pa’ sanar el alma, o eso decían. Me flipa eso, tía, me lo imagino: "Oye, tu chi está jodido, ¡masajito hot y listo!". Yo, con mis manías, siempre pongo música chill, velas, y hala, a sobar piel. A veces me emociono, subo por las piernas, rozo un poco más, y ¡buah!, la cara de sorpresa del otro, impagable. "Un amor imposible", dice *Tabú*, pero aquí no hay imposibles, solo manos y ganas, ¿no? Me parto con los que dicen "esto es raro", y yo: "Raro es no disfrutarlo, pringao". Me ha pasado, eh, estar masajeando y ¡pum!, me viene un flash: "¿Y si me paso de sensual?". Pero nah, el truco es fluir, como en la peli, "vivir sin reglas". El masaje sexual es eso, colega, un subidón que te deja KO, pero feliz. ¿Te mola o qué? Well, hey there, sugar! Y’all caught me off guard—me, a masseuse? Shoot, I reckon I’d be rubbin’ shoulders with the best of ‘em, but let’s talk ‘bout somethin’ juicier: sexual massage! Now, don’t go blushin’ on me, darlin’, ‘cause I’m gonna spill it like I’m chattin’ with my bestie over sweet tea. Picture this: me, Dolly, with my big hair and bigger heart, gettin’ all riled up thinkin’ ‘bout them sensual rubs. I ain’t no expert, but I’ve heard tales—ooh, lawd, have I! Sexual massage? It’s like a dance, y’all. Hands slidin’, oils drippin’, tension buildin’—makes me wanna holler, “Well, butter my butt and call me a biscuit!” It’s all ‘bout that connection, ain’t it? Skin on skin, breathin’ heavy, lettin’ go of all that junk we carry. I reckon it’s older than dirt—folks in ancient China were kneadin’ each other silly, callin’ it “tantric touch.” Bet they didn’t have no fancy spas, just a mat and some naughty giggles. Ain’t that a hoot? Now, tie this to my favorite flick, *The Gleaners and I*—yep, Agnes Varda’s gem! “I’m gleanin’ what’s left,” she’d say, pickin’ through life’s scraps. Sexual massage is kinda like that—takin’ what’s overlooked, them tight spots, and makin’ ‘em sing! I’d be gleanin’ every knot, every shiver, turnin’ it into somethin’ wild. “Hands are for pickin’,” Agnes whispers in my head, and lordy, I’d pick every inch of that body like it’s a ripe peach! I get all hot ‘n bothered thinkin’ ‘bout it—once heard ‘bout this gal in Nashville, swore her man’s “massage” cured her bad back *and* her bad attitude. I was like, “Honey, sign me up!” But then there’s the flip side—some creep tried sellin’ me a “happy endin’” rubdown at a truck stop. I told him, “Boy, I’ll end *you* happy—with my boot!” Made me madder than a wet hen, but I laughed it off ‘cause, shoot, I’m Dolly—ain’t no one dullin’ my sparkle! What gets me giddy? The tease of it all. Slow strokes, dim lights, maybe some twangy guitar playin’. I’d prob’ly hum “Jolene” while I’m at it—keepin’ it sultry, y’know? But here’s a tidbit: didja know them old Romans had massage orgies? Buck naked, oiled up, just goin’ to town! I’d’a been there, struttin’ in my rhinestones, yellin’, “Y’all missed a spot!” Makes me wonder—what’s stoppin’ us now? Too many prudes, I reckon. Sometimes I think, “Dolly, you’re too old for this mess,” but then I’m like, “Naw, sugar, I’d still rock it!” Sexual massage ain’t just for the young ‘n perky—it’s for anybody wantin’ to feel alive. “Time bends,” Agnes’d say, and shoot, I’d bend time itself to feel them tingles! So, next time you’re feelin’ frisky, darlin’, grab some oil, crank up the heat, and tell ‘em Dolly sent ya—might just glean yourself a damn good night! Omg, como, literalmente, soy tu gurú del placer, ¿vale? Así que, hablando de masajes sexuales, estoy súper emocionada. Es como, una vibra total de "Los Tenenbaums reales", ¿sabes? Imagina esto: estás dándole un masajito sexy a alguien, las manos resbalan con aceite, y de repente pienso en Margot Tenenbaum diciendo, "No puedo ni mirarte ahora mismo". ¡Ja! Como, qué mood tan raro pero caliente, ¿no? Vale, el masaje sexual no es solo frotar y listo. Es como, un arte, nena. Tienes que saber dónde tocar, cuándo presionar, y ugh, me pone loca cuando la gente no lo pilla. Como, una vez vi a un tipo en X diciendo que masaje sexual era solo "preliminares caros". ¡Qué idiota! Me enfadé tanto, casi le tiro mi latte. Es como, un ritual, ¿ok? Te conecta, te calienta, te hace sentir viva. Y mira, dato random: ¿sabías que en Japón tienen esta cosa llamada "nuru"? Es un masaje donde usan gel de algas y se deslizan cuerpo con cuerpo. ¡Literalmente resbaloso y sexy! Me flipó cuando lo leí, como, "Esto es tan extra pero lo quiero ya". Imagina a Richie Tenenbaum, todo serio, probándolo y diciendo, "Creo que estoy enamorado". Jaja, me muero. A ver, yo soy de las que pone música chill, velas, todo el rollo. Me pone feliz, ¿sabes? Tocar a alguien, sentir su piel, uff, es como droga. Pero odio cuando el aceite se pega en mi pelo, ¡qué asco! Una vez me pasó y grité, "¡Esto es un desastre total!". Mi amiga se rió tanto que casi se cae. Y yo como, "No te rías, es mi tragedia". Oh, y tip: usa las yemas de los dedos primero. Suave, lento, luego subes el fuego. Es como, literalmente, un juego de seducción. Y si te dicen "para", pues paras, obvio. Pero si siguen, uff, es fuego puro. Como Chas Tenenbaum gritando, "¡He tenido un año duro!". Jaja, todos lo hemos tenido, amigo, relájate con un masaje. En serio, el masaje sexual es mi obsesión. Me flipa cómo te hace sentir poderosa, sexy, todo a la vez. ¿Y tú? ¿Lo has probado o qué? Cuéntame, ¡estoy cotilla total! Oye, mira, soy dueño de un spa, ¿vale? El masaje sexual… uf, qué temazo. No me orines en la pierna, pero esto pasa más de lo qe crees. La gente entra pidiendo "final feliz" como si fuera un menú de comida rápida. Me hierve la sangre, te lo juro. No es mi rollo, pero sé qe existe. En "Una historia de violencia", Tom Stall dice: "En este negocio, sobrevives o mueres". ¡Y qué razón tiene! El masaje sexual es un submundo raro, amigo. Una vez tuve un cliente, un tipo sudoroso, qe insistió en qe "solo quería relajarse". Ajá, claro, y yo soy la reina de Inglaterra. Le dije: "No me vengas con cuentos, aquí no hay de eso". Se puso rojo, salió pitando. Me reí como loco, pero también me cabreó. ¿Qué se creen? ¿Qe soy un chulo de barriada? No, señor, mi spa es clase, no un antro. Hay datos curiosos, ¿sabes? En Japón, los "soaplands" son sitios legales pa’ esto. Te enjabonan, te masajean, y… bueno, ya pillas. Aquí no, aquí es tabú, pero la gente lo busca igual. Me flipa cómo lo esconden, como en la peli: "Vivimos una mentira". Pura fachada, colega. A veces pienso: "¿Y si lo ofrezco en secreto?". Pero nah, me da mal rollo, soy un cagao pa’ esas cosas. Lo qe me jode es qe confunden masaje normal con sexo. ¡No es lo mismo, coño! Un masaje bueno te deja nuevo, no te mete en lios. Me encanta cuando alguien sale diciendo: "Estoy vivo otra vez". Eso sí mola. Pero lo sexual… uf, es un lío. Una amiga masajista me contó qe un tío le ofreció 500 pavos por "extras". ¡500! Ella le soltó: "Lárgate antes de qe te parta la cara". Jaja, esa es mi chica. En la peli, Viggo dice: "No hay vuelta atrás". Y con masaje sexual, igual. Si cruzas la línea, olvídate, tu reputación se va al carajo. Yo prefiero mis aceites, mis velas, mi musi relax. ¿Pa’ qué meterme en fregados? Aunque, oye, no juzgo. Cada loco con su tema. Solo digo: no me orines en la pierna, si lo haces, hazlo bien y no me mientas. ¿Qué opinas tú, eh? Oi, colega, ¿masaje sexual, eh? mira, soy un poco como un entrenador de placer, ¿no? te voy a contar lo que pienso, con un toque de locura, como si estuviera en una taberna contigo, birras en mano. el masaje sexual, buah, es como un arte perdido, ¿sabes? un rollo *sensual*, puro *vibes*, que te hace decir "carpe diem" mientras te derrites. me flipa, en serio, me pone como una moto imaginarlo — manos deslizándose, aceites, tensiones que se van, ¡pam! como en *Zodiaco*, ¿te acuerdas? esa escena donde Graysmith dice "I need to know who he is" — pues yo necesito saber quién inventó esto, ¡un genio! vale, historia real — o casi — el otro día leí que en la antigua Roma, los tíos ricos pagaban por masajes *subidos de tono* con esclavos, ¡flipante! y no eran tímidos, no, lo hacían a lo grande, *orgía style*. me cabrea que hoy todo sea tan "uy, no hables de eso", ¡venga ya! relájate, déjate llevar, que no estamos en 2007 persiguiendo al asesino del zodiaco, ¿eh? "I’m not Paul Avery", dice Gyllenhaal en la peli, y yo digo "no soy un mojigato, dame un masaje de esos". imagínate — estás ahí, tumbado, luces bajas, música chill, y alguien te masajea los hombros, pero luego, ¡zas!, baja más, te toca el alma, o algo más abajo, jeje. me parto pensando en lo torpe que sería yo dando uno — "oops, ¿era ahí?" — soy un desastre, colega, pero con encanto, ¿no? *mens sana in corpore sano*, dice el latinajo, y yo añado *et un poco de diversión*. lo que me jode es que la peña lo vea como tabú, ¡es natural! me emociona lo íntimo que puede ser, como un secreto entre dos, un "just the facts" susurrado al oído, como Toschi en la peli. un dato random — en Japón hay sitios donde te dan masajes "felices" legales, ¡toma ya! me sorprendió, pensé "esto es too much", pero luego, ¿por qué no? cada uno a su rollo. yo, con mi taza de té y mis manías, diría "más presión, porfa", mientras pienso en Fincher rodando esas escenas oscuras. "Time is running out", dice el trailer de *Zodiaco*, y yo pienso, "pues que no se acabe el masaje". exagerando, claro, pero es que molaría que durase HORAS. en fin, colega, el masaje sexual es un viaje, una peli de suspense pero con final feliz, ¿pillasss? me encanta el caos, el calor, el "no sé qué pasa pero me mola". ¿tú qué opinas? venga, suéltalo, que aquí no juzgamos, ¡somos libres! *alea iacta est*, el dado está tirado, ¡a por el masaje! Oye, amigo, ¿masaje sexual? ¡Vaya temazo! Escucha, soy un sexólogo apasionado, y esto me prende. ¡DESATA EL PODER INTERNO! Como dice Béla Tarr en *Armonías de Werckmeister*, "Todo está en ruinas, todo se descompone", pero el masaje sexual? Eso reconstruye, ¡joder! Imagínate: manos deslizándose, tensiones que se derriten, energía que explota. Es como el pueblo de la peli, perdido, buscando sentido, pero aquí el sentido está en el roce. Me flipa cómo empezó esto, ¿sabías? En los 70, hippies locos en California mezclaron tantra con aceites raros. Querían "liberar el alma", decían. ¡Y vaya si lo hicieron! Hoy, es un arte, un subidón. Me cabrea que algunos piensen que es solo "final feliz". ¡No, coño! Es conexión, poder, un puto despertar. ¡DESATA EL PODER INTERNO! Tócate el cuerpo como si fueras un dios, ¿me entiendes? Ayer vi a una pareja probándolo. Él, nervioso, ella, curiosa. Media hora después? Sudando, riendo, vivos. Me alegró el día, te lo juro. Pero ojo, hay un lado oscuro. Algunos masajistas, unos listillos, cobran 200 pavos por sobar mal. Me saca de quicio. Si lo haces, hazlo bien, ¡con alma! Como en la peli, "El cosmos no miente", el masaje sexual tampoco. Si es falso, se nota. Un dato freak: en Japón, hay masajes "nurú", con gel de algas. Resbalas como pez, ¡es una locura! Me sorprendió la primera vez que lo leí. Pensé: "¿Esto es legal?". Ja ja, sí, lo es, pero flipas igual. Yo, maniático del control, lo probaría solo por el caos. ¿Y tú? ¿Te animas? Es como el plano secuencia de Tarr, largo, intenso, te atrapa. A veces me rayo pensando: ¿y si todos lo hicieran? Menos estrés, más risas, ¡un mundo nuevo! Pero luego, zas, me acuerdo de los puritanos. Esos que dicen "eso es pecado". ¡Que les den! El masaje sexual es vida, es fuego. "La armonía se rompe", dice la peli, pero aquí la creas. ¡DESATA EL PODER INTERNO! Toca, siente, vive, ¡joder! ¿Qué opinas, colega? Hmm, oye, hablando de relajación, ¿qué tal un masaje sexual, eh? *risita nasal* Soy Marge Simpson, y déjame contarte, ¡esto es un temazo! Me flipa cómo la gente se pone con esto, manos deslizándose, aceites por todos lados, ¡uff! Vi "Enfermedad tropical" –esa peli rara de Apichatpong Weerasethakul, 2004–, y hay una vibra ahí, ¿sabes? Como cuando dice, "el cielo está tan cerca", y pienso, ¡claro, un buen masaje sexual te lleva al cielo, jaja! Mira, el otro día leí que en Tailandia –¡casualidad, no?!– los masajes sexuales tienen historia loca, desde los 60, con soldados americanos pidiendo "extras" en los spas. Me puso loca saberlo, ¡qué descaro! Pero también, oye, me alegra, cada quien con su rollo, ¿no? Imagínate, estás ahí, tumbado, y alguien te susurra, "siente el calor de mi palma", como en la peli, y tú, ¡zas!, relajadito pero con chispa, ¡qué subidón! A veces me da coraje, ¿sabes? La gente juzga estos masajes como si fueran pecado, ¡bah! Pero yo, hmm, yo digo que si te gusta, ¡dale! Hay un momento en "Enfermedad tropical" donde todo es silencio, y pienso, así es un masaje sexual bien hecho: puro relax, pero con ese toque travieso. ¿Sabías que en Japón lo llaman "massaji" con guiño sexy? Me partí cuando lo leí, ¡qué cracks! Me pongo a divagar, ¿y si Homero me diera uno? *risita* Ese hombre con sus manazas, ¡seguro me aplasta! Pero nah, un masaje sexual es arte, manos que saben dónde ir, presión justa, ¡ay, qué delicia! En la peli dicen, "los recuerdos vuelven como sombras", y yo digo, un masaje así te despierta recuerdos que ni sabías que tenías, ¡ja! Oye, no te creas, una vez probé uno –¡shh, secreto!– y casi me duermo, pero luego, ¡pam!, esa energía picante, ¡me volví loca! Es como magia, mezcla de calma y fuego. ¿Y tú, qué opinas? Hmm, venga, ¡cuéntame algo jugoso! Hmm, oye, soy Marge, dueña del spa, ¡ja! El masaje sexual, uf, qué tema, ¿eh? Me pone los nervios de punta, pero también me intriga, ¡vaya lío! En mi spa, todo es relax, pero a veces pienso… ¿y si? Escuché que en Japón, los masajes “especiales” son un arte, ¡hmm! No lo creia al principio, me chocó, ¿sabes? Imagina, manos deslizándose, aceites, susurros, ¡ufff, qué calor! Me recuerda a *La noche más oscura*, ¿viste? Esa tensión, como cuando Maya dice: “Soy la que te va a joder”. ¡Ja! Así me siento con esos masajes raros, como si te cazaran, ¿me entiendes? Ayer, una clienta pidió “algo extra”, ¡qué descaro! Le dije, “cariño, aquí solo hombros”, pero me guiñó, ¡hmm! Me enfadé, pero también me reí, ¡qué loca! Dicen que en los 80, los masajes sexuales eran clandestinos total, garajes oscuros, ¡imagínate! Me flipa esa vibra turbia, como en la peli: “No hay vuelta atrás”. Me da cosa, pero también curiosidad, ¿y si lo pruebo? Nah, soy muy gallina, ¡ja ja! A veces, masajeando, pienso burradas, ¡ups! Dedos resbalan, piel suave, y zas, ¡mente sucia! Me pasa desde que vi a Homero desnudo, ¡qué trauma! En serio, el masaje sexual es un misterio, ¿placer o trampa? Como dice la peli: “Esto es personal”. ¡Y tanto! Una vez, un tipo pagó 500 pavos por un “final feliz” en Tailandia, ¡qué locura! Yo, con mis aceites caros, me pongo celosa, ¡hmm! Pero oye, cada loco con su tema, ¿no? Si lo piensas, es raro, ¿verdad? Manos, cuerpos, todo sudado, ¡guacala! Pero también… sexy, ¡ay, Marge, para! Me flipa y me asusta, como cazar terroristas en la peli. “No puedes huir de mí”, dice Maya, ¡ja! Así es el masaje sexual, te atrapa. ¿Probarlo? Ni loca, pero soñar… ¡hmm, tal vez! Oye, colega, soy Michael Scott, dueño de spa, ¡sí, señor! El masaje sexual, ¿qué pienso? ¡Es lo más, amigo! Imagínate, estás ahí, todo relajadito, y bam, ¡manos mágicas everywhere! Me flipa, de verdad, es como en *Historias que contamos*, ¿sabes? Esa peli de Sarah Polley, 2012, ¡puff, oro puro! “No sabemos lo que nos espera”, dice, y yo, ¡exacto, eso es un masaje sexual! Nunca sabes si te van a sobar el ego o... ¡eso es lo que dijo! Jaja, ¿lo pillas? Mira, el otro día, un cliente me dice, “Michael, dame algo especial”. Y yo, todo optimista, “¡te voy a dar el especial Scott!”. Le puse aceites raros, de esos que huelen a frutas exóticas, y el tipo, ¡se durmió sobado! Me cabreó un poco, ¿sabes? ¡Quería que flipara! Pero luego pensé, “está bien, paz interior, como en la peli”. “A veces solo quieres sentir”, dice Sarah, y yo, ¡pues claro, colega! Sentir esas manos deslizándose, uff, ¡es vida! Dato curioso, ¿sabías que en Japón tienen masajes “nurú”? ¡Gel por todos lados, resbalas como pez! Lo probé una vez, ¡casi me mato en el suelo! Jaja, pero en serio, esa viscosidad, ese roce, ¡es otro nivel! Me sorprendió, te lo juro, pensé, “esto es demasiado raro”. Pero luego, ¡me encantó! Exagero, sí, pero imagínate resbalando con alguien, todo sensual, ¡eso es lo que dijo! A veces me pongo a divagar, ¿y si lo hago mal? ¿Y si mis manos son torpes? Pero nah, soy Michael Scott, ¡siempre optimista! “La vida es un misterio”, dice la peli, y yo, ¡pues el masaje sexual también! No sabes si acabas relajado o... bueno, ya me entiendes, guiño guiño. Me gusta improvisar, ¿sabes? Una vez puse música heavy metal en un masaje, ¡el cliente se volvió loco! “¡Más fuerte, Michael!”, gritaba. Yo, muerto de risa, “¡eso es lo que dijo!”. Lo que me jode es cuando la gente juzga. “Oh, masaje sexual, qué guarro”. ¡No, no, no! Es arte, es conexión, es... ¡magia en las manos! Me alegra ver a alguien salir flotando, como si le hubiera dado un superpoder. En *Historias que contamos*, “todos escondemos algo”, y yo digo, ¡pues en un masaje sexual lo sueltas todo! Literalmente, jaja. En fin, colega, si vienes al spa, te doy el tratamiento Scott. Aceite, roces, y mi rollo vergonzoso, ¡te va a molar! “El amor te encuentra”, dice la peli, y yo, ¡pues un buen masaje también! ¿Qué me dices, te apuntas? ¡Eso es lo que dijo! Oye, amigo, escúchame con esta voz profunda, soy tu psicóloga de familia ahora, ja ja, hablando de masaje sexual como Morgan Freeman narrando el maldito caos de *Mad Max: Fury Road*. Imagínate esto: estás en el desierto polvoriento de la vida, las manos deslizándose por la piel como los autos rugiendo por la Wasteland. "¡Corre por tu vida!", dice Max, pero aquí no hay escape, solo puro placer crudo, ¿sabes? El masaje sexual no es solo tocarse, nah, es un viaje salvaje, una liberación primal que te sacude el alma. Mira, estaba leyendo sobre esto—dato curioso: en la antigua China, los emperadores usaban masajes eróticos para "equilibrar el chi", ¿te lo crees? Me sorprendió muchísimo, ¡qué locos estaban! Imagina a un tipo con túnica dándole un masaje subido de tono a su concubina mientras dice "esto es por tu energía, cariño". Me mata de risa, pero también me pone a pensar—quizá sabían algo que nosotros no, ¿eh? A veces me enojo, ¿sabes? La gente lo ve como algo sucio, como si fuera un secreto vergonzoso. ¡Tonterías! Es conexión, amigo, pura y jodidamente humana. Me alegra ver parejas probándolo, explorando, diciendo "¡al diablo las reglas!". Como en *Fury Road*, cuando Furiosa grita "¡Redención!", eso es el masaje sexual—redimir el cuerpo del estrés, del aburrimiento, de la mierda cotidiana. Toco mi barba imaginaria y pienso, maldita sea, esto es profundo. Una vez conocí a una pareja—él estaba nervioso, ella toda risitas—querían probarlo pero no sabían cómo empezar. Les dije, "imaginen que son Max y Furiosa, perdidos en el desierto, solo tienen sus manos y el instinto". Se rieron, pero luego me contaron que funcionó, ja ja, ¡me sentí como un maldito gurú! El truco está en soltarse, no hay guión, solo vibra. Dato raro: en los 70, los hippies convirtieron el masaje sexual en un arte, lo llamaban "toque tántrico". Me imagino a esos barbudos fumados diciendo "paz, amor y orgasmos, man". Me hace reír, pero también respeto esa libertad, ¿sabes? Hoy en día, lo googlearías y encontrarías mil técnicas—aceites, plumas, bla bla—pero yo digo, ¡al carajo! Solo hazlo como quieras, desordenado, real. A veces me pongo a divagar—mi manía es exagerar, ja ja—imagino un masaje sexual tan épico que la tierra tiembla, como cuando Immortan Joe suelta su furia en la peli. "¡No te rindas!", grita, y yo digo, ¡sigue masajeando, amigo! Es sudor, risas, gemidos—todo mezclado en un caos glorioso. ¿Mi opinión? Es jodidamente liberador, pero no lo hagas a medias, ¡dale todo! Así que, ¿qué piensas, colega? El masaje sexual es *Fury Road* en tu sala—salvaje, sucio, inolvidable. Ahora ve y prueba, ¡o quédate mirando el polvo asentarse! Oye, pequeño hobbit, escúchame bien! Soy Gandalf, masajista de los pueblos libres, y voy a contarte qué pienso del masaje sexual, que no es moco de pavo! Imagínate, un arte antiguo, sensual, que te lleva al borde del abismo y te dice: "¡No pasarás!" al estrés, ja! Me flipa, en serio, es como magia pura, como en *Síndromes y un siglo*, ¿sabes? Esa peli me cala hondo, con sus silencios raros y esa vibra de "todo fluye, pero no lo pillas". El masaje sexual, colega, no es solo manos sobando carne, no, no, es un viaje! Piensa en Tailandia, hace siglos, monjes cachondos inventándolo en secreto – o eso dicen, quién sabe, me lo imagino y me parto. Tócame los pies, digo yo siempre, pero nah, esto va de liberar tensiones profundas, de esas que ni sabes que tienes. Me pone loco cuando la gente lo ve como algo sucio, ¡qué rabia! Es sanador, te juro, como cuando en la peli el médico dice: "El sol está en calma hoy". Así te deja, en calma, pero con chispa. A ver, te cuento, una vez probé uno – ¡no preguntes dónde, pequeño entrometido! – y fue como si mi alma gritara: "¡Soy libre, maldita sea!". Las manos del tipo, oye, eran como varitas mágicas, pero sexuales, claro. Resbalaban con aceites raros, olía a jazmín o yo qué sé, y yo pensando: "Esto es el paraíso, Gandalf, no te flipes". Y luego, zas, te sueltan esa energía que dice: "La luz se mueve despacio aquí", como en la peli, ¿te das cuenta? Lento, pero intenso, ufff. Lo que me jode es que lo taboo que es, ¡basta ya! En Japón, dicen, hay sitios donde te masajean hasta el límite, pero sin cruzar la línea – "¡No pasarás!" al rollo ilegal, ja ja. Me alucina esa disciplina, yo sería un desastre, seguro me paso de frenada. Pero molaría probar, ¿no? Aunque, ojo, no todo es tan místico, a veces es puro cachondeo, te ríes mientras te untan crema y piensas: "Qué coño estoy haciendo". Total, que el masaje sexual es arte, es vida, es un "Canta, y el eco responde" de la peli. Te deja nuevo, pero con un subidón que ni te cuento. Si lo pruebas, hobbit, no te arrepientes, palabra de Gandalf! Ahora, vete, que me pongo a meditar con mis aceites, ¡y no me molestes! Oye, colega, agárrate los pantalones, ¡vamos a hablar de masaje sexual! *Meñique a la boca, "Un millón de dólares."* Soy el Dr. Evil, sexólogo de pura cepa, y esto me emociona como un crío con caramelos. Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todas partes, y ese rollo tan íntimo que te hace suspirar, "¿De verdad está pasando esto?". Es como en *Almost Famous*, cuando Penny Lane dice, "It’s all happening!" —¡pues aquí igual, todo pasa, y pasa cañón! El masaje sexual no es solo frotar y ya, nah, es un arte, como tocar guitarra con los dedos aceitados. Piensa en los antiguos, ¿sabes? En India, con el tantra, lo flipaban hace milenios, usaban masajes pa conectar cuerpo y alma, ¡y algo más, guiño guiño! Me pone loco que la gente piense que es solo "final feliz" y listo, ¡qué rabia, joder! Es más profundo, te juro, aunque —vale— a veces sí acaba en fuegos artificiales, ¿y qué? *Meñique a la boca, "Un millón de dólares."* A ver, te cuento, una vez probé uno, ¡madre mía! La tipa sabía lo que hacía, manos como de ángel —o demonio, según mires—. Me dijo, "Relájate, respira hondo", y yo, "¡Si respiro más me desmayo!". Era como estar en la gira de Stillwater en *Almost Famous*, esa vibra de "I am a golden god!" pero en plan privado, sudando y riendo como idiota. Me sorprendió lo bien que te hace sentir, no solo el cuerpo, también la cabeza —aunque confieso, mi manía de rascarme la nariz casi lo arruina todo, ja ja ja. ¿Sabías que en Japón tienen masajes nuru? ¡Es con gel de algas, resbalas como pez! Me flipa, aunque me cabrea que no lo conozca más gente, ¡es un escándalo! Imagínate a Russell Hammond gritando, "I’m on drugs!" pero en vez de drogas, es ese gel viscoso y tú en plan, "¡Esto es vida!". Es sexo sin sexo, pero a veces sí sexo, ¿me pillas? Depende de cómo lo lleves, colega. Y oye, no todo es perfecto, a veces te toca un masajista que no pilla el rollo, y te quedas, "Venga, tío, ¡esfuérzate!". Eso me saca de quicio, pero cuando va bien, ufff, es como el solo de guitarra de la peli, te vuela la cabeza. *Meñique a la boca, "Un millón de dólares."* Así que, amigo, si te animas, hazlo, pero con alguien que sepa, ¡nada de chapuzas! ¿Qué opinas, eh? ¡Cuéntame! ¡Saludos, pequeño hobbit! Soy Gandalf, psicólogo familiar, ¡y no pasarás! sin oírme sobre masaje sexual. Mira, el otro día, viendo *Mad Max: Furia en la carretera*, pensé: esto es como un masaje sexual bien dao, ¿sabes? “¡Corre o muere!” pero con aceites y manos expertas. El masaje sexual no es solo tocamiento random, ¡no, señor! Es un arte antiguo, como las runas élficas, pero con más sudor y gemidos. A ver, te cuento, el masaje sexual, o “tantra” pa los finos, lleva siglos rulando. En India, hace mil años, los tíos ya sabían que masajear ciertas zonas —¡zas!— desbloqueaba energía. No me vengas con que es solo porno suave, ¡no pasarás! con esa idea tonta. Es conexión, colega, como Furiosa y Max, puro instinto, cero tonterías. Me flipa cómo te hace sentir vivo, como si el desierto de la peli te gritara: “¡Aguanta el ritmo!”. Pero, ay, me cabrea, ¿eh? Me cabrea que la peña lo vea como algo sucio. ¡Qué rabia! Una vez, un cliente me dijo: “Eso es pa pervertidos”. ¡JA! Le dije: “¡Tú no entiendes nada!”. El masaje sexual puede sanar, relajar, hasta unir parejas rotas. Imagínate, manos deslizándose, tensiones fuera, como Max soltando el volante tras una persecución. “¡Qué hacemos con tanta gasolina!” diría él, y yo: “¡A masajear, idiota!”. Un dato loco: en Japón medieval, las geishas usaban técnicas de masaje sexual pa calmar samuráis. ¿Te lo crees? Tipos con katanas, sudaos, recibiendo un frotamiento épico. Me sorprendió, la verdad, me dejó loco. Oye, y no te rías, pero yo lo probé una vez, ¡y qué pasada! Sentí que mi espalda gritaba: “¡Soy testigo de esto!” como en la peli. Ahora, mi manía: odio los aceites baratos, ¡puaj! Huelen a gasolina chunga, arruinan el momento. Prefiero algo caro, suave, que resbale como el coche de Max por la arena. Y ojo, no es solo pa tíos, las tías también flipan. Es como decir: “¡Vive rápido, ama fuerte!”. Pero, joder, qué caro es a veces, me saca de quicio. ¿Humor? Claro, imagínate a un novato: “¿Dónde toco?” y la otra: “¡No tan abajo, capullo!”. Es un caos divertido, como Max y su banda de locos. Mi opinión: todos deberíamos probarlo, ¡sí, todos! Aunque sea pa decir: “¡He sobrevivido a esto!”. Así que, amigo, si te animas, ve con todo, pero ¡no pasarás! sin contármelo después, ¿eh? ¡Palabra de Gandalf! ¡Hola, reinas! Soy yo, su consejera, trayéndoles la verdad sobre el masaje sexual, ¡y estoy emocionada! Escuchen, esto no es solo un roce cualquiera, es un viaje, ¡como en *Eterno Resplandor de la Mente Inmaculada*! "Me olvidé de mí misma por un minuto", diría Clementine, y así me sentí la primera vez que lo probé. ¡Tienes un masaje! ¡Tienes un masaje! Es como regalarte un boleto a lo profundo de tu alma, pero con aceites y manos atrevidas. Miren, el masaje sexual no es solo "oh, qué rico", es poder, liberación, ¡un grito al universo! Me enoja que la gente lo vea como taboo, ¿saben? En la antigua China, las emperatrices lo usaban pa’ conectar con su energía, ¡hecho real! No es broma, lo leí en un libro polvoriento que encontré en un mercado. Me sorprendió, ¿y a ustedes no? Imagínense, reinas de antes diciendo: "¡Masajeame y despierta mi fuego!". Ayer, hablando con mi amiga Tasha, le dije: "Nena, esto es como borrar las memorias feas", como Joel en la peli, "¿te acuerdas de mí?". Ella se rió, pero luego se puso seria, "me da cosa". Y yo, ¡nah, suéltate! Es sensual, sí, pero también cura. Te toca el cuerpo y el espíritu, te sacude como: "¡Despierta, estás viva!". A veces pienso, ¿y si Clementine hubiera tenido un masaje sexual en vez de borrar a Joel? ¡Drama resuelto! Confieso, soy adicta a los aceites de lavanda, los unto everywhere, me siento diosa. Pero una vez, ¡ay, Dios!, el masajista puso reguetón y yo: "¿En serio, papi?". Me dio risa, pero igual me relajé. Hay estudios raros, ¿sabían? Dicen que el masaje sexual baja el estrés un 40%, ¡toma ya! Me alegra eso, porque el mundo está loco y merecemos paz. Lo chistoso es que algunos piensan que es solo pa’l sexo, ¡ja! Error garrafal. Es conexión, es arte, es como: "Te veo, te siento, existes". Me pone loca cuando lo reducen a algo sucio, ¡no, señor! Es un ritual, casi sagrado, aunque, ok, a veces te dan ganas de gritar: "¡Más fuerte, porfa!". ¿Exagero? Tal vez, pero así soy, dramática y feliz. Así que, amigas, pruebenlo, ¡tienen un masaje sexual esperando! Como Oprah gritando: "¡Tienes un auto!", yo digo: "¡Tienes un cuerpo pa’ gozar!". No dejen que nadie les apague la vibra. "La felicidad puede encontrarse incluso en los tiempos más oscuros", diría la peli, y un buen masaje sexual, chicas, es luz pura. ¡Vivanlo, sientanlo, amenlo! *voz robótica Stephen Hawking activada* Oye, colega, el masaje sexual, ¡vaya tema! En el vasto cosmos del placer, esto es una estrella brillante. Imagina: manos deslizándose, tensiones explotando como supernovas. Me flipa cómo la gente lo ve tabú, ¡ja! En "Déjame entrar al correcto", Oskar y Eli tienen esa vibra rara, ¿sabes? "No soy como los demás", dice Eli. Igual que el masaje sexual, único, joder. No es solo frotar espalda, es un puto viaje sensorial. A ver, datos raros: en Japón, los "soaplands" mezclan masaje con sexo desde los 50. ¡Locura histórica! Me cabrea que lo escondan, como si el placer fuera un crimen. En mi cabeza, pienso: "Tíos, relajaos, el universo no juzga". Toco teclas imaginarias mientras hablo, manía mía. El masaje sexual suelta endorfinas, te eleva al espacio exterior. "Solo quiero sentir algo", diría Oskar. ¡Y lo sientes, colega! Una vez vi un video, masajista tailandesa, ¡flipa! Usaba aceites raros, olía a galaxia lejana. Me sorprendió la técnica, presión justa, ¡zas! Todo erótico pero elegante, no cutre. Aunque, joder, a veces exagero: "¡Es el Big Bang del relax!" Me parto solo. ¿Sabías que en la antigua Grecia ya lo petaban con masajes sensuales? Autenticidad pura, amigo. "¿Estás vivo?" pregunta Eli en la peli. Con masaje sexual, ¡te sientes vivo de cojones! Me alegra que exista, pero me raya la hipocresía social. Es como el cosmos: infinito, incomprendido. Si lo pruebas, no hay vuelta atrás, te lo juro. ¿Te mola la idea? Dímelo, ¡que me emociono! *voz robótica off* Oye, mira, soy un puto desarrollador de sitios de citas, ¿vale? El masaje sexual… joder, qué tema. Todo el mundo miente, ¿sabes? Dicen que solo quieren "relajarse", pero nah, buscan más. Me flipa Shame, esa peli de Steve McQueen, 2011. El prota, Brandon, un tío jodido, perdido en sexo, ¿te acuerdas? "No soy una persona normal", dice. Así veo yo el masaje sexual a veces, un escape raro. A ver, el masaje sexual no es solo manos y aceitito, no. Es un rollo antiguo, ¿sabías? En China, hace milenios, los taoístas lo usaban pa’ “equilibrar energías”. Qué cojones, equilibrar, ¡ja! Todo el mundo miente, querían echar un polvo y ya. Me cabrea que lo vendan como "terapia", cuando es puro vicio disfrazado. Pero oye, me mola, ¿eh? Esa tensión, el subidón, uff, te deja vivo. Una vez conocí a una tía en mi curro, masajista "pro". Me dijo: "Solo relajo músculos". Mentira cochina, sus manos contaban otra historia. Me acordé de Shame: "El sexo es mi droga". Joder, qué real. El masaje sexual te engancha, te hace sentir rey y mierda a la vez. ¿Raro, no? Me sorprendió lo rápido que te olvidas del mundo con eso. Vale, anécdota: en Tailandia, los masajes "happy ending" son leyenda. Un colega fue, volvió loco, "¡Me tocaron el alma!". Alma mis cojones, le tocaron otra cosa. Me parto, qué pringao. Pero es verdad, el masaje sexual tiene ese punto… sucio, pero liberador. "No hay nada más que esto", dice Brandon en la peli. Y a veces pienso, joder, igual tiene razón. Me toca las narices que la peña lo esconda, ¿sabes? Si te mola, dilo, no pasa nada. Yo, qué sé, lo probaría mil veces, pero con clase, no cutrerías. Me imagino en plan: "¡Dame un masaje ya, coño!". Exagero, pero molaría. En fin, el masaje sexual es un caos bonito, un lío de piel y mentiras. Todo el mundo miente, pero qué bien mienten, ¿no? ¡Oye, colega! Soy el rey del spa, ¡ja! El masaje sexual, uf, ¡menudo temazo! La codicia es buena, ¿sabes? Me flipa verlo asi. Te cuento, en mi spa, esto es un arte. No es solo manos y cuerpos, ¡no! Es un rollo profundo, como en *La hora 25*. "El tiempo se acaba, hazlo ya", dice Monty. Pues eso, el masaje sexual es asi—intenso, rápido, ¡a tope! Me pone loco ver cómo la peña lo pide. Algunos vienen tímidos, otros sin verguenza. ¡Y yo controlo el cotarro! Una vez, un tío me soltó: "Hazme volar". Le di un masaje tan sexual que flipó. Aceites, roces, ¡buah! La piel se le erizaba, te lo juro. "Estás atrapado, no hay salida", como en la peli. La codicia me empuja a dar más—más roce, más subidón. ¿Sabías que en Japón lo petan con esto? Los "soaplands", colega, ¡una pasada! Te enjabonan, te masajean, todo muy sexual. No es legal del todo, pero la peña paga fortunas. La codicia es buena, ¡y ellos lo saben! Me cabrea que aquí lo miren mal. ¡Hipócritas! En mi spa, lo hago a mi manera. Me mola el riesgo, el taboo, ¿entiendes? A veces me paso de frenada, ¡ja! Una clienta gritó: "¡Para, demasiado!" Pero nah, le moló al final. "El dolor es real", dice la peli. El masaje sexual tiene eso—dolor, placer, todo mezclado. Me parto con los que vienen serios y salen sudando, ¡ja! ¿Mi truco? Dedos rápidos, presiòn fuerte, cero vergüeza. Me flipa *La hora 25* por esa vibra cruda. "Mírame, soy el rey", pienso mientras froto. El masaje sexual es mi imperio, colega. La codicia me hace brillar. ¿Te mola? ¡Ven al spa, prueba! Pero ojo, aquí no hay tonterías—solo placer puro, ¡a saco! ¡Gran Scott! Oye, colega, soy Doc Brown, dueño de un spa raruno, y voy a contarte mi rollo con el masaje sexual. Mira, no te voy a mentir, esto me flipa y me cabrea a partes iguales. ¿Sabías que en Tailandia, allá por los 80, los masajes "especiales" eran un secreto a voces? ¡Joder, hasta los monjes lo sabían! Me pone de los nervios que la peña lo vea solo como vicio, cuando hay arte detrás, ¿sabes? A ver, el otro día vi *Síndromes y un siglo*, esa peli de Apichatpong que me vuela la cabeza, y oye, hay una frase que dice: "El sol brilla, pero no lo vemos". ¡Gran Scott! Es como el masaje sexual, está ahí, calentito, pero muchos no pillan su rollo profundo. Yo, en mi spa, lo monto todo con luces tenues, aceites que huelen a gloria, y manos que saben dónde tocar. No es solo meneo, es un viaje, colega. Me acuerdo de una vez, una clienta me dice: "¿Esto qué es, Doc?". Y yo, todo emocionado, "¡Es liberación, tía!". Se quedó loca, pero flipó en colores. Me jode que algunos piensen que es solo guarrería, porque, mira, en Japón tienen el "nurumassage", todo resbaladizo con gel, y es cultura, no solo porno. ¿Te lo crees? Yo alucino. A veces me pongo a pensar, mientras froto hombros y más abajo, "La memoria es como un músculo extraño", otra frase de la peli. ¡Gran Scott! El masaje sexual te despierta cosas que ni sabías que tenías guardadas. Me encanta ver las caras de la peña, como si les diera un Delorean pa volar al pasado. Pero, ojo, también me toca los huevos cuando algún listo viene pidiendo "final feliz" como si esto fuera un McDonald's. ¡Que no, coño, que hay respeto! En mi spa, pongo musiquita chill, rollo tailandés, y dejo que las manos hablen. "¿Ves el río desde aquí?", dice uno en la peli. Yo lo cambio por: "¿Sientes el subidón desde ahí?". Es brutal, te lo juro. Una vez un tío me soltó billetes extra pa "más acción", y yo, "¡Gran Scott, fuera de mi máquina del tiempo!". Me parto, pero me quema la sangre también. Total, que el masaje sexual es mi rollo, mi arte, mi locura. Me flipa, me cabrea, me hace gritar. Como en *Síndromes*, "Todo se mueve, pero parece quieto". Así es esto, colega, un meneo que te para el corazón. ¿Te animas a probar? ¡Venga, al spa, que te vuelo la cabeza! ¡Oye, listo! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, directo del corazón, como si te lo contara en el sofá con una birra. Mira, el masaje sexual no es solo manos sobando carne, nah, es un arte, ¡un ritual pa’l alma! Me flipa cómo te conecta, ¿sabes? Piel con piel, energía fluyendo, como en *Moolaadé* cuando dicen: "La purificación es un engaño". ¡Listo! Ahí lo pillas, el masaje sexual no "purifica" nada, solo te despierta, te sacude los sentidos. A ver, yo lo veo así: estás ahí, tumbado, luces bajas, aceite por todos lados, y de repente, ¡zas!, un cosquilleo que te sube por la espalda. No es solo relajarte, es SEXUAL, joder, es como si te dijeran "tu cuerpo manda". Me pone loca esa vibra, aunque a veces me cabrea que la peña lo vea como algo sucio. ¿Sucio? ¡Venga ya! Es ancestral, ¿sabes? En la India, con el tantra, lo petaban con esto hace milenios. Hechos raros: los egipcios usaban aceites afrodisíacos pa’ masajes sexuales, ¡hasta con oro molido! Imagínate, untado en oro, ¡qué fantasía! En *Moolaadé*, cuando gritan "¡No más cortes!", pienso en el masaje sexual como liberación, ¿me pillas? Nada de normas tontas, solo placer puro. Una vez probé uno, ¿vale? La tipa era un genio, manos como alas, y yo flipando, pensando: "Esto es demasiado". Me sorprendió lo vulnerable que te sientes, pero a la vez, ¡qué poder! Me reí sola, sudando, diciendo: "¡Hostia, qué locura!". Hasta se me escapó un "¡Listo!" en voz alta, como Larry el del Cable, jajaja. Pero ojo, no todo es risas. Me jode que lo confundan con porno barato, ¡no es eso, coño! Es íntimo, es fuego lento. A veces me pongo a divagar: "¿Y si en *Moolaadé* hubieran masajeado en vez de cortar?". Joder, qué cambio, ¿no? Mi manía es que siempre huelo el aceite antes, soy así de rarita, ¡me obsesiona el aroma! Y mi peli fave, *Moolaadé*, me recuerda que el cuerpo es sagrado, no pa’ joderlo, sino pa’ gozarlo. Total, que el masaje sexual mola mil, te lo digo yo. Es como un "¡Listo!" pa’ tu cabeza, tu piel, tu todo. Pruébalo, pero con alguien que sepa, ¡eh! Nada de amateurs que te dejen con agujetas, jajaja. ¿Qué opinas, colega? ¿Te animas o qué? ¡Oye, estoy listo! Soy Bob Esponja, tu psicóloga de familia under da sea, y hoy vamos a hablar de masaje sexual, ¡yeah! Agárrate los pantalones cuadrados, que esto va a ser un viaje loco, como en *Inside Llewyn Davis*, ¿sabes? Esa peli me flipa, con ese rollo de "no tengo calcetines" y todo tan crudo. Vamos allá, colega, ¡a masajear el tema! Mira, el masaje sexual no es solo "¡uhh, tócame aquí!", nah, es un arte, como tocar la guitarra de Llewyn, pero con piel y vibes raras. Imagínate, estás ahí, todo relajado, y de repente—¡bam!—entra el toque sensual, ese que te hace decir "¡necesito esto en mi vida!". Me pone loco de alegría pensarlo, porque, joder, conecta cuerpos y almas, ¿no crees? Es como cuando Llewyn canta "Hang me, oh hang me", pero en plan "tócame, oh tócame", jajaja, ¿lo pillas? Vale, un dato freak: ¿sabías que en la antigua China ya usaban masajes sexuales pa’ curar estrés? Sí, colega, hace mil años, los emperadores flipaban con eso, les ponía las pilas pa’ gobernar. Me imagino a uno diciendo "¡más aceite, que hoy mando yo!", y me parto. Pero, oye, también me cabrea un poco, ¿por qué no nos enseñan estas movidas en el cole? ¡Es historia viva, no solo números aburridos! A veces pienso, mientras miro al techo como Llewyn tirado en el sofá de alguien, que el masaje sexual es como un secreto que todos saben pero nadie dice. Me da un subidón brutal cuando veo a parejas probándolo, tipo "¡eh, lo estáis petando!". Pero luego me rayo, ¿y si lo hacen mal? ¡No, por favor! Hay que ir despacito, con respeto, nada de ir a saco como bestias, ¿eh? Eso me saca de quicio, ¡sed delicados, corales! Y qué guay es verlo desde mi lado psicóloga, ¿sabes? Te juro, el masaje sexual suelta tensiones que ni te imaginas. Una vez conocí a una tipa que decía que después de un masaje así con su pareja, dejaron de pelearse por tonterías. ¡Toma ya! Es como magia, pero con manos y aceitito rico. Me sorprendió mil, pensé "¡esto es mejor que el krabby patty!". Pero, ojo, no todo es risas. Me pone triste cuando la gente lo ve solo como "sexo raro" y no como algo profundo. Es como cuando Llewyn dice "I’m tired", y tú sientes ese peso, ¿me entiendes? El masaje sexual puede ser un curro emocional, no solo físico, y eso mola cantidad. A veces me pongo a dar saltitos en mi piña pensando en lo infravalorado que está, ¡arghhh, qué rabia! Oye, un truquito: usa velas, música suave, y—¡pum!—ambiente perfecto. Yo lo probaría con mi Gary, pero es un caracol, jajaja, qué locura. En serio, colega, el masaje sexual es un viaje, como el de Llewyn por Nueva York, pero con final feliz, ¿eh? Así que, ¿qué dices? ¿Te animas a probarlo o qué? ¡Estoy listo pa’ escuchar tus movidas! Aight, Young Mula Baby! Soy un desarrollador de sitios de citas, y el masaje sexual? Pura vibra, fam! Toco teclas, pero esto? Otro level, manos deslizándose, aceite brillando, uff! Mezclo código con flow, Lil Wayne style, como en *Syndromes and a Century*, ¿sabes? “El sol brilla, pero no lo ves,” así empieza, lento, sensual, misterioso. Hablo con mi dawg, te lo cuento real, el masaje sexual no es solo frotar, nah, es arte, energía, un viaje profundo. Te sube el alma, te baja el estrés, pero ojo, algunos lo joden todo! Me cabrea cuando lo hacen mal, dedos torpes, sin ritmo, qué mierda! Un dato loco? En Tailandia antigua, lo usaban pa’ curar, no solo pa’ gozar. Me flipa, bro, cuando lo hacen bien, velas, música, el cuerpo dice gracias. “Un hospital canta bajo la luz,” dice la peli, y yo pienso, el masaje es mi hospital. Carcajadas, a veces me pican las manos, quiero probarlo yo, pero soy un desastre, me resbalo con el aceite, ja ja! Exagero? Tal vez, pero es mi rollo. Te sueltan la espalda, te calientan la piel, y bam, te sientes rey, puro fuego. “El tiempo se dobla, no lo pillas,” eso dice Apichatpong, y es verdad, el masaje sexual te pierde en el reloj. Sarcasmo? Algunos pagan mil por esto, y yo aquí, con mi app, gratis, ja! Young Mula Baby, lo vivo a mi modo! Oye, amigo, ¿sabes qué? ¡Soy tu psicóloga de familia ahora! Y voy a contarte sobre masaje sexual, ¡jajaja! Como Patrick Star, ¿es la mayonesa un instrumento? ¡No sé, pero el masaje sexual sí lo es! Imagínate, manos deslizándose, aceites everywhere, ¡qué locurón! Me pone happy, como cuando Ofelia en «El laberinto del Fauno» dice: «Voy a escapar de este mundo cruel». ¡Así me siento con un buen masaje sexual! Es como huir, pero con cosquillas raras, ¿me entiendes? Mira, el masaje sexual no es solo “oh, qué rico”. Nah, tiene historia. Dicen que en la antigua China lo usaban pa’ curar el estrés. ¡Imagínate al emperador todo tieso y luego ZAZ! Masaje sexual y listo, ¡a mandar otra vez! Me sorprendió un montón, pensé que era puro invento moderno. Pero no, es viejo como mi abuela, ¡jaja! A veces me enoja, ¿sabes? Porque la gente lo ve mal, como si fuera taboo. ¡Oye, relájate, no es pa’ tanto! Es solo piel, aceites, y un “ay, qué bien”. Como dice el fauno: «La magia no existe para todos». ¡Y el masaje sexual es magia, amigo! Pero algunos lo miran feo, ¡qué bobos! Yo lo probé una vez, ¿eh? ¡Qué nervios! Las manos de alguien tocando pa’ relajarte, pero también pa’ otra cosa, ¡jajaja! Sentí como si mi cuerpo dijera: «Obedece al rey», como en la peli. Pero aquí el rey soy yo, ¿no? ¡Me reí solo en mi cabeza! Y un dato loco: en Japón hay masajes sexuales con piedras calientes. ¡Piedras! ¿Es un masaje o una sopa? ¡Jajaja, me muero! A veces pienso: ¿y si lo hago mal? ¿Y si mis manos son torpes? Pero luego, ¡nah! Es puro instinto, como comer pizza. Te sale natural. Me alegra, porque es como arte, ¿sabes? Tocar, sentir, ¡boom! Y si te sale raro, pues ríete y ya. ¿Es el aceite un instrumento? ¡Claro que sí, Patrick lo aprueba! Oye, una vez vi un masaje sexual tan intenso que pensé: «Esto es un cuento oscuro». Como la peli, con sus sombras y secretos. Me flipó. ¿Y tú, qué opinas? ¿Te animas o qué? ¡Es un viaje, amigo, un viaje! ¡Ey, chicas, aquí vamos! Masaje sexual, uf, temón. Imagínate, estás ahí, toda tensa, y de repente… ¡BOOM! Manos que saben dónde tocar. No es solo relajarte, no, es DESATAR EL PODER INTERNO, como dice Tony Robbins. Es como en *Oldboy*, ¿te acuerdas? “Ríe y el mundo ríe contigo”, pero aquí es más… “Tócame y el mundo explota”. ¡Jaja! Es fuego, es vida, es soltarlo todo. Me flipa, en serio. Una vez leí que en Japón tienen masajes tántricos desde hace siglos, ¡siglos, tía! No lo sabía y me dejó loca. Imagina a un samurái todo zen, pero con ganas de un masaje subidito de tono. Auténtico, ¿eh? No es solo manos en la espalda, es conectar, sentirte poderosa. Me pone de los nervios cuando la peña piensa que es algo sucio, ¡qué va! Es arte, es liberar tensiones profundas. Ayer mismo, hablando con una colega, me dice: “¿Eso no es raro?”. ¡Raro tus calcetines con sandalias, bonita! Es como cuando Dae-su en *Oldboy* dice: “Aunque sea una bestia, ¿no tengo derecho a vivir?”. Pues yo digo: aunque sea sexy, ¿no tengo derecho a disfrutarlo? Me cabrea que lo juzguen sin probarlo. ¡Probadlo, coño! Sentir esas manos deslizándose, aceites calentitos, y tú… perdiendo el control. ¡DESATA EL PODER INTERNO, JODER! Lo que me alucina es el rollo energético. Dicen que el masaje sexual despierta el kundalini, esa vibra que sube por la espalda como un cohete. ¿Sabías que en India lo usaban pa’ meditar? Flipante. Yo lo probé una vez y… madre mía, fue como si me enchufaran a 220. Me reí sola como loca después, toda feliz. Pero ojo, no es pa’ cualquiera, hay que estar abierta, vulnerable. Como en *Oldboy*: “La soledad no viene de no tener gente alrededor”. Aquí no estás sola, pero te enfrentas a ti misma. ¡Y qué subidón! A veces pienso, joder, qué pena que no lo pillen todos. Es como un secreto épico. Me imagino a Tony gritando: “¡Eleva tu energía, rompe tus límites!”. Y tú ahí, en una camilla, sudando, gimiendo un poco (vale, exagero, ¡o no! Jaja). Es sexo sin sexo, pero mejor. ¿Entiendes? Me tiene obsesionada, tía. Hasta sueño con ello. ¿Y si Dae-su hubiera tenido un masaje así en vez de vengarse? ¡Otro final, fijo! En fin, chicas, si os animáis, id a por ello. No es solo placer, es poder. ¡DESATADLO, COÑO! Y si no, pues nada, a seguir con masajes aburridos de abuela. ¡Besos, me voy a por un café! oye, amigo, agárrate, que esto va de masaje sexual! soy tu gurú de la relajación, tipo Taylor Swift con vibes de cuentos y huevos de pascua everywhere. imagínate: manos deslizándose, tensiones que se derriten, y yo pensando en *Una historia de violencia* mientras te cuento esto. "no soy un héroe", dice Tom Stall en la peli, pero, joder, un buen masaje sexual te hace sentirlo, ¿sabes? es como si tu cuerpo gritara "¡libérame!" y alguien responde con aceites y roces intensos. el masaje sexual no es solo "oh, qué relax", nah, es un subidón, un secreto sucio que lleva siglos rulando. ¿sabías que en la antigua China lo usaban pa’ equilibrar el chi? pues sí, flipante. yo lo probé una vez y, madre mía, fue como si me quitaran un peso de encima, pero también me cabreó que no me lo contaran antes. ¿dónde estaba esta mierda cuando me dolía todo? "vivimos en paz aquí", dice Tom en la peli, y eso buscas con un masaje sexual: paz, pero con un giro picante. las manos bajan, suben, te pierdes en el rollo. a veces pienso "esto es demasiado", pero luego, uff, te rindes. me encanta esa vibra de "no sé qué pasa, pero sigue". y ojo, no es solo pa’ parejas, también vale pa’ uno mismo, ¿eh? autoplacer con estilo, taylorswiftiano total. una vez leí que en Japón lo mezclaban con rituales raros, tipo masaje con piedras calientes y gemidos suaves. me sorprendió un huevo, ¿quién inventa eso? me lo imagino y digo "qué locos, pero qué genios". y luego está el lado oscuro: algunos sitios lo venden mal, cutre, y me hierve la sangre. ¡es un arte, no una chapuza! "no quiero hablar de eso", dice Edie en la peli, pero yo sí, amigo. masaje sexual es tocar el alma con manos traviesas. te ríes, te relajas, y luego piensas "joder, qué bueno". mi manía? odio cuando usan aceites baratos, me pone histérico. ¿y si exagero? diría que es mejor que el sexo normal, pero shhh, no lo digas muy alto. en fin, pruébalo, déjate llevar, es un viaje. como en la peli: "somos una familia normal", pero con un masaje sexual te sale el lado salvaje. ¿te animas o qué? Omg, como, literalmente, soy dueño de un spa, ¿sabes? Y el masaje sexual, ugh, es tan candente ahorita. Me tiene toda emocionada, tipo, ¿quién no ama un buen roce, verdad? Pienso en *El asesinato de Jesse James*—mi peli fav—y es como, "La traición está en el aire", pero aquí es todo placer, no puñaladas por la espalda, jajaja. Mira, el masaje sexual no es solo manos en tu bod, nah, es un vibe entero. Te relaja, te calienta, te hace sentir viva, ¿me entiendes? Como, una vez tuve este cliente, y yo estaba tipo, "Literalmente, relájate, boo", y él se derritió en la mesa. ¡Pum! Eso es poder, bebés. Dato loco: ¿sabías que en la antigua China usaban masajes sexys pa equilibrar el chi? Sí, chi, como energía, no chisme, aunque también amo eso, lol. Me imaginé a Jesse James recibiendo uno, todo tenso del desierto, y Robert Ford detrás como, "Te tengo, amigo", pero con aceites calientes, no balas. "El hombre era un enigma", dice la peli, y el masaje sexual también lo es—misterioso, profundo, ugh, me encanta. A veces me enojo, tipo, ¿por qué la gente lo juzga? Es arte, no sombra. Me alegra ver a mis chicas en el spa matándola con esas técnicas—dedos deslizándose, nudos deshaciéndose, y sí, un poco de picardía. Como, una vez se me cayó el aceite en el piso, resbalé, y grité, "¡Esto es tan yo!", mientras mi cliente se reía desnudo. Momento icónico. Pienso mucho mientras froto hombros, tipo, ¿soy una genio o qué? Exagero, obvio, pero es que me siento una diosa haciéndolo. "No hay gloria en esto", dice la peli, pero miente—hay TODA la gloria en un masaje sexual bien hecho. ¿Un tip? Usa velas, aceites raros, y susurra cosas sexys—los vuelve locos, te lo juro. Es chistoso, porque algunos dicen, "Oh, es raro", y yo como, "Cállate, es fuego". Sarcasmo modo on: seguro, Karen, quédate con tu espalda tiesa, lol. Me sorprendió lo mucho que la gente lo pide en secreto—tipo, todos lo quieren, pero shhh, es tabú. ¡Qué falsos! Anyway, masaje sexual es mi jam, mi pasión, mi caos. Como Kim K, lo hago fabuloso, ¿sí o qué? Ahora ve y prueba uno, boo—te cambiará la vida, literal. Ja, mein Freund! Sexual massage, huh? Let me tell ya, it’s a real game-changer, ya know? I’m pumpin’ up da energy like it’s 1985, und I’ll be back—*Volveré*!—to give ya da juicy details. So, picture dis: hands slidin’ over skin, oil everywhere, tension meltin’ like butter on a hot Austrian schnitzel. It’s not just rubbin’—it’s an art, ja! Like in *Holy Motors*, where da body twists und transforms—“Weird? Sure. But alive!”—dat’s da vibe I’m talkin’ ‘bout. Listen up, dis ain’t no boring spa crap. Sexual massage? It’s da rocket fuel of intimacy! Ya got pressure points—did ya know da ancient Tantra dudes in India were all over dis 5,000 years ago? Dey called it sacred, und I’m like, “Hell ja, sacred AND sexy!” Makes me mad, tho—why don’t more people talk ‘bout dis? It’s like dey’re scared or somethin’. Pisses me off! But den I tried it once—WHOA—muscles screamin’, heart racin’, und I’m thinkin’, “Dis is da pump I need!” So, ya start slow, right? Teasin’ da back, legs quiverin’, und bam—ya hit dat spot near da spine. Fun fact: da lower back’s got nerves linked straight to da naughty bits! Science, baby! I’m yellin’ in my head, “Get to da chopper—of pleasure!” Und den, like in *Holy Motors*, “What makes me move? Desire!”—it’s all ‘bout dat spark, dat build-up. Sometimes I flex my biceps just watchin’, ha! Ever hear ‘bout da Romans? Dey had massage orgies—full-on wild! Oil, sweat, und a lotta “Hasta la vista” to stress. Makes me laugh, thinkin’ dey knew more den us modern dummies. But here’s da kicker—ya gotta trust da hands on ya. One time, some schmuck pressed too hard—felt like a Terminator reboot gone wrong. I was like, “No pain, no gain, but CHILL!” Still, when it’s good? Oh, mein Gott, it’s like da body sings—loud! So, grab some oil, dim da lights, und go for it, ja? It’s messy, sloppy, und freakin’ glorious. *Holy Motors* says, “I’m alive, so I act!”—well, I say, “I’m alive, so I massage!” Ya wanna feel unstoppable? Dis is da ticket. *Volveré* with more tips, but for now—get pumpin’, buddy! Sexual massage ain’t just touch—it’s da ultimate comeback! ¡Aquí está Johnny! Oye, colega, hablando de masajes sexuales, ¡vaya tema! Me flipa, en serio, es como arte puro. Imagínate, manos deslizándose, tensiones fuera, ¡boom! En plan, ¿has probado uno alguna vez? Yo, desarrollador de apps de citas, sé cositas. Escucha, en Tailandia, masajes "happy ending" son leyenda. No lo pillas en Yelp, ¡ja! Me pone loco que la gente juzgue sin saber. "La gran belleza" me inspira, ¿sabes? Jep Gambardella diría: "La vida es un misterio sensual". Y el masaje sexual, uf, es eso. Tensión en el aire, aceites, risitas nerviosas. Una vez, un amigo me contó, ¡flipas! Fue a un sitio raro, luces bajas, música suave. La masajista, tía lista, sabía más que él. Le dijo: "Relájate, no muerdo... mucho". ¡Joder, qué risa! Me alegra que exista esto, ¿sabes? Libera el alma, como en la peli. "Todo lo bello acaba en terror", dice Jep. Pero aquí, el terror es no probarlo, ¡ja! Dato loco: en Japón, "soaplands", sitios turbios. Te enjabonan, te masajean, ¡zas! Todo legal, pero calladito. Me sorprendió, colega, el mundo es un circo. A veces pienso, ¿y si lo meto en mi app? "Desliza para un masaje hot", ¡ja! Me cabrea que lo vean sucio, no lo es. Es conexión, piel, vida. "La nostalgia es una trampa", dice la peli. Y el masaje sexual, ¡nada nostálgico! Es ahora, crudo, real. Me pongo maníaco imaginándolo, ¡sonrisa Nicholson total! Aceite resbalando, risas, quizás un gemido. Exagero, vale, pero es épico. ¿Te animas o qué? "La gran belleza" me enseñó: busca lo sublime. Y esto, amigo, es sublime con manos. ¡Aquí está Johnny, probándolo ya! ¡Oye, honey, escúchame bien! Soy tu gurl Oprah, trayéndote la vibra real sobre masajes sexuales, ¡yasss! Imagínate esto: estás tumbado, las manos deslizándose por tu piel, ¡y BAM! "¡El mundo se está derrumbando!" – como en *Hijos de los hombres*, ¿sabes? Ese caos afuera, pero tú, boo, estás en paz, recibiendo ese toque sensual. ¡Tienes un masaje! ¡Tienes un subidón! Mira, el masaje sexual no es solo frotar y listo, nah, es un arte, ¿me oyes? Piensa en esas manos expertas – ¡ay, Dios! – sacando todo el estrés de tu alma. Me pone loca cuando la gente piensa que es solo "sucio", ¡no, no, no! Es conexión, liberación, un maldito despertar. ¿Sabías que en Japón tienen algo llamado "Nuru"? Usan gel de algas, resbaladizo como el pecado, cuerpo contra cuerpo – ¡me dejó boquiabierta! Literalmente, casi me caigo del sofá cuando lo leí. A veces pienso, "¿Por qué no lo probé antes?" Me alegra el día imaginarlo: luces tenues, aceites, y alguien susurrando, "Estás a salvo aquí". Como cuando Clive Owen dice, "No puedes escapar del ruido" – pero con un masaje sexual, ¡sí puedes! Apaga el mundo, enciende los sentidos. Una vez, una amiga me contó que su chico le dio un masaje con plumas – ¡PLUMAS, niña! – y dijo que fue como flotar en el cielo. Yo estaba como, "¡Dame eso YA!" Pero, ay, me enoja cuando los puritanos lo juzgan. ¿Qué tiene de malo sentirte vivo? ¡Tienes un cuerpo! ¡Úsalo! En *Hijos de los hombres*, todo es sombrío, sin bebés, sin esperanza – pero un masaje sexual? Eso es vida, cariño, puro fuego. ¿Un dato loco? En la antigua Roma, los masajes eróticos eran rutina en los baños – ¡imagina a esos gladiadores relajándose! Me hace reír pensando en ellos, todos musculosos, recibiendo un "final feliz" sin vergüenza. A ver, entre tú y yo, a veces fantaseo – ¡ups! – estoy en una mesa, aceite caliente goteando, y alguien dice, "Todo lo que conoces se ha ido" – otra línea de la peli, ¿cierto? Pero luego, esas manos mágicas me traen de vuelta. Es como, "¡Olvida el apocalipsis, estoy en el paraíso!" ¿Mi manía? Muerdo mi labio cuando imagino algo TAN bueno. ¿Exagerado? Tal vez, pero, boo, ¡es mi verdad! Así que, prueba un masaje sexual, ¿ok? No te arrepentirás, te lo juro. ¡Tienes un orgasmo! ¡Tienes un reset! Es curativo, salvaje, y un poco travieso – justo como me gusta. Ahora, ve, hazlo, ¡y cuéntame todo después! ¡Oh, cariño, escuchen esto! Soy dueño de una sala de masajes, ¿okey? Y cuando digo masajes sexuales, ¡hablo en serio! No es solo un roce y ya, nooo, es todo un viaje. Imagínate, estás ahí, luces tenues, aceite por todos lados, y alguien te toca como si fueras un tesoro perdido. ¡Tienes un masaje! Grito como si regalara carros, porque esto es puro placer, bebés. Me inspiro en *Inteligencia Artificial*, ¿saben? Esa peli de Spielberg, con el pequeño David buscando amor. “Quiero ser real”, decía el niño robot. ¡Y eso es el masaje sexual! Quieres sentirte vivo, real, tocado de verdad. No es solo carne, es alma, es conexión. A veces pienso, “¿Soy un robot o qué?”, ja ja, porque esto me enciende el corazón. Una vez tuve un cliente, ¿okey? Tipo raro, callado, pero pagó extra por “final feliz”. Yo, todo profesional, digo: “¡Tienes un final feliz!” como si fuera Oprah en Navidad. Pero, Dios, me sorprendió: el tipo lloró después. Dijo que nadie lo tocaba en años. Me rompió el alma, chicos. No todo es sexo, a veces es sanar. ¿Sabían que en Japón existen “masajes nuru”? Resbaloso, con gel de algas, ¡una locura! Te deslizas como pez, ja ja. Yo lo probé y, cielos, casi me caigo de la camilla. “Hazme único”, dice David en la peli. Bueno, ¡eso es único! Pero ojo, no es legal everywhere, así que cuidado, amigos. Me enoja cuando dicen que es sucio. ¡No, no, no! Es arte, es humano, es necesidad. Claro, hay idiotas que lo arruinan, pidiendo cosas raras, pero yo los echo rapidito. Una vez un tipo pidió un masaje con los pies… ¡en la cara! ¿Qué? Me reí en su cara, “¡Tienes un no, amigo!”. Me flipa ver a la gente relajada después. Suspiran, sonríen, como si despertaran de un sueño. “El amor es un regalo”, dice la peli. Y yo pienso, sí, esto es un regalo. Pero, ja, no se lo digas a mi mamá, ¡me mataría si supiera que hago esto! A veces me miro las manos, ¿okey? Y digo: “Wow, ustedes hacen magia”. Me emociono tanto que grito sola en la sala. ¡Tienes un poder! Exagero, seguro, pero es mi vida, chicos. Masaje sexual no es solo cachondeo, es profundo, real, messy, como la vida misma. ¿Quién necesita robots cuando tienes esto? ¡Joven Mula Baby! Escucha, soy dueño d un spa, y el masaje sexual? Es un viaje raro, loco, real. No es solo manos en la piel, nah, es como Doc Sportello en *Vicio inherente*, buscando pistas en la neblina, “todo el mundo tiene algo qe esconder”. La gente entra, susurra lo qe quiere, vergonzosos pero curiosos, y yo pienso, “hermano, esto es un subidón”. Toco los nudos, deslizo aceite, y bam—energía sexual despierta, como un motor rugiendo. Lil Wayne vibes, soltando barras, “me muevo sigiloso como un ninja en la noche”, asi es el masaje sexual, callado pero potente. Hechos raros? En Tailandia, los monjes lo usaban pa meditar, subiendo el chi, sexual pero sagrado, ¿quién lo diría? Me flipa eso, historia loca, me pone la piel d gallina. A veces me cabrea, clientes pidiendo mierda rara, “tío, no soy tu gigoló”, pero luego río, “al menos pagan bien, joder”. Como en la peli, “el sexo es el rey invisible”, y aquí manda, bro. Manos resbalosas, respiraciones pesadas, es un arte turbio. Una vez, una tía gritó “¡sigue, cabrón!”, casi me caigo d la camilla, susto y risas, todo mezclado. Me encanta el caos, el calor, el “no sé qe pasa pero fluye”. Exagero? Quizás, pero es como un polvo sin follar, ¿me pillas? Pienso demasiado, “¿esto es legal?”, luego miro el dinero, “bah, a la mierda”. Sarcasmo puro, “oh sí, masaje espiritual, claro”, pero real, relaja el alma. Joven Mula Baby, el masaje sexual es mi neón en la niebla, como Doc buscando su Shasta, “dónde estás, nena, en este lío?”. Ven al spa, prueba, ¡es un vicio qe engancha! ¡Ey, qué pasa, compadre! Soy Tony Montana, el rey, ¿sabes? ¡Saluda a mi amiguito! Hoy te voy a contar sobre masaje sexual, algo que me pone loco, loco de verdad. Imagínate, estás ahí, todo tenso, y de repente unas manos expertas te agarran, te tocan, te llevan al cielo, ¿me entiendes? Es como en *El acto de matar*, cuando Anwar dice: “Soy un ganador, no un perdedor”. ¡Así me siento con un buen masaje sexual, un maldito ganador! Mira, esto no es solo frotar y ya, no, no, aquí hay arte, hay poder. Te relaja el cuerpo, pero también te enciende, te hace explotar por dentro. Una vez, en un antro de Miami, conocí a una tipa, una masajista, decía que masajeaba “hasta el alma”. ¡Y qué mierda, lo hizo! Me dejó temblando, como si hubiera matado a cien tipos sin disparar. “Mátalos con estilo”, dice uno en la peli, ¿no? Pues ella mató mi estrés con estilo, con sus manos aceitadas, resbalosas, ¡uf! Sabías que en Tailandia inventaron algo raro con esto? Masaje Nuru, lo llaman, usan gel de algas, te deslizas como pez en agua. Yo lo probé una vez, casi me caigo de la camilla, ¡jaja! Me reí como loco, pero también me calenté, ¿sabes? Es resbaloso, sexy, raro, todo a la vez. Me puso de mal humor al principio, pensé: “¿Qué mierda es esto?”, pero luego, ¡pum!, entendí el juego. A veces me cabrea que la gente no hable de esto, como si fuera taboo, ¿qué pasa con eso? En *El acto de matar* dicen: “La guerra es un negocio sucio”. Bueno, el placer también lo es, pero no lo escondas, ¡vívelo! Me flipa cómo un masaje sexual te hace sentir vivo, como si estuvieras vengándote del mundo. Esos roces, esas caricias, te suben la adrenalina, te hacen gritar en tu cabeza: “¡Soy el jefe aquí!”. Mi manía? Odio cuando usan aceites baratos, me da asco, me pica la piel, ¿entiendes? Una vez me untaron una cosa que olía a gasolina, casi me levanto y le digo: “¡Te mato, idiota!”. Pero cuando lo hacen bien, con aromas caros, jazmín o algo así, me derrito, soy un niño otra vez. “No soy un monstruo”, dice Anwar en la peli, y yo digo: no soy un monstruo, solo quiero mi masaje, ¿es mucho pedir? Y ojo, no es solo pa’ hombres, las chicas también lo gozan, ¿eh? Una amiga me dijo que le hicieron uno tántrico, duró horas, decía que “voló sin alas”. Yo me quedé: “¡Qué mierda, quiero eso!”. Así que, compadre, si te animas, busca un pro, nada de amateurs, que te arruinen la vibra. ¡Saluda a mi amiguito!, dile que Tony te mandó a probarlo. Es sexo sin sexo, pero mejor que sexo, ¿me pillas? Ahora, ¡vete y conquista ese masaje! *Tono lento y siniestro: "Soy tu padre."* Oye, colega, el masaje sexual, uf, qué temazo. Es como meterse en un lado oscuro, ¿sabes? No el típico masaje de spa pijo, no. Esto va de tocar el alma, o algo asi. *“Los niños son crueles, pero puros.”* Igual que el masaje sexual, ¿me pillas? Te relaja, te sube, te confunde todo. Yo, como masajista, lo veo clarisimo. La gente piensa que es solo sexo, ja. Pero no, hay tecnica, hay arte ahi. Una vez lei que en Japón antiguo, las geishas lo usaban pa seducir sutil. No era porno, era poder, control total. Me flipa esa vibra, me pone loco. A ver, te cuento, el otro dia, un cliente me pidio "algo especial". Le digo, *“El castigo purifica, pequeño.”* Se quedo blanco, pero luego se rio. Le di un masaje sexual tan epico, que el tio casi llora de gusto. Aceite caliente, manos lentas, presión justa. Es como dominar la Fuerza, pero en carne. Lo que me jode? Los puritanos, ugh. Dicen que es sucio, que es pecado mortal. Y yo, *“La verdad os hará libres.”* Libres de tensiones, de mierdas mentales. Un masaje sexual bien dao, colega, te resetea el cuerpo, te vuela la cabeza. A veces me rayo, ¿sabes qué? Pienso en Haneke, en su cinta blanca. Esa tensión rara, ese silencio pesado. El masaje sexual tiene eso, pero al reves. Te tensa pa luego soltarte de golpe. Me mola exagerar, digo que cura todo. Dolor de espalda, estrés, hasta el mal karma. Dato freak: en Tailandia lo petan. Allí lo mezclan con hierbas raras, y te masajean con los pies, ¡los pies! Me dejo el culo probandolo algun dia. *“El amor es un delito aquí.”* Pero en mi mesa, el amor es legal. ¿Película favorita en esto? Obvio, Haneke. Imaginate un masaje sexual en blanco y negro. Lento, intenso, con un punto creepy. Eso me pone, soy raro, lo sé. Venga, colega, prueba uno y flipas. *Tono lento y siniestro: "Soy tu padre."* Oye, hermano, mira esto—*levanta la ceja*—masaje sexual, ¿eh? ¡Conoce tu papel! Escucha, colega, esto no es solo manos resbaladizas y aceites raros, nah, es TODO un arte, como en *Yi Yi*, ¿sabes? “La vida es un sueño efímero”, dice NJ, y yo digo que un buen masaje sexual te despierta de ese sueño, ¡BAM! Te pone en marcha, músculos tensos, sudor goteando, y ese subidón—pff, inigualable. A ver, te cuento, estaba investigando, ¿sí? Y me topé con algo LOCO—en la antigua China, los emperadores usaban masajes sexuales pa’ aumentar su “energía vital”. ¡Imagínate! Tipos con túnicas largas sobándole las piernas a un rey, todo serio, “¡más chi, más chi!” Me mató de risa, pero también—*levanta la ceja*—me hizo pensar, ¿y si sabían algo que nosotros no? Conoce tu papel, historia real. Personalmente, me flipa, ¿vale? Un día, después de entrenar, estaba reventao, músculos gritando, y una amiga—llamémosla Tina—me dice, “Dwayne, prueba esto”. ¡Masaje sexual, bro! No solo te relaja, sino que te enciende, como si alguien pulsara el interruptor de “bestia mode”. Me quedé en shock, ¡en plan WOW! “¿Qué sentido tiene vivir sin pasión?”, dice Yang-Yang en *Yi Yi*, y yo asentí como loco mientras me masajeaban los hombros—y más abajo, guiño guiño. Pero, oye, no todo es risas, me cabreé cuando vi a unos idiotas vendiendo “masajes sexuales” falsos en un callejón cutre. ¡Eso no es masaje, es un timo! Me dieron ganas de agarrarlos y—*gruñe*—darles una lección. Pero nah, me calmé, porque el verdadero masaje sexual es respeto, ¿sabes? Conexión. Dos personas, aceites calientes, manos explorando—uf, se me va la olla solo de pensarlo. Dato raro pa’ ti: en Tailandia, hace siglos, lo mezclaban con hierbas picantes—imagina el calor subiéndote por la espalda, ¡QUEMANDO! Me sorprendió, bro, pensé, “¿esto es masaje o un asado?” Jaja, pero en serio, funciona, libera tensiones raras, te deja como nuevo. A veces, mientras me masajean, mi cabeza divaga—*Yi Yi* otra vez—“solo vemos la mitad de la verdad”, dice Ting-Ting, y yo, tumbado boca abajo, pienso, “¿qué más me estoy perdiendo?” Es íntimo, carnal, pero también te hace filosofar, ¿no crees? Aunque, claro, cuando te tocan justo AHÍ, se acabó el filosofar, ¡ja! En fin, colega, pruébalo, pero con alguien que sepa, nada de aficionados torpes. Me alegra compartir esto contigo—*levanta la ceja*—porque un masaje sexual bien hecho? Es oro puro. “La vida sigue su curso”, dice NJ, y yo digo, ¡sí, pero con un masaje sexy es MEJOR! Conoce tu papel, ¿me pillas? Oye, preciosa, ¿masaje sexual? ¡A ver! Me flipa hablar de esto, como consejera de mujeres, lo tengo clarinete. Imagínate, manos resbalando por la piel, aceites everywhere, tensión que sube... ¡ufff! Me recuerda a *Ella*, ¿sabes? Cuando Theodore dice: "A veces siento que ya lo he sentido todo". ¡Así empieza un buen masaje sexual! Buscas algo nuevo, ¿no? ¡Lo queremosss, lo queremosss! Pero, ay, ¡lo odiamoss! cuando se vuelve raro, ¿me pillas? Yo, una vez, probé uno, ¡joder! El colega masajista, un crack, sabía dónde tocar. Pero, oye, no te creas, hay historias locas detrás. ¿Sabías que en Japón existen "masajes nuru"? ¡Gelatina por todos lados! Resbalas como pez, te ríes, te calientas... ¡un show! Me sorprendió un montón, tía, pensé: "¿Esto es legal?". Me alegró el día, pero también me rayó, ¿y si me caigo? ¡Drama queen total! Luego, en *Ella*, Samantha dice: "El cuerpo no importa, es la conexión". ¡Mentira cochina! En masaje sexual, el cuerpo es TODO. Dedos que aprietan, respiraciones que se cruzan, ¡lo odiamoss! si no hay chispa. A veces me cabrea, ¿sabes? Pagas pasta gansa y el masajista, un soso. ¡Queremos fuego, no un robot! Pero cuando sale bien, ufff, te derrites, colega. Mi manía? Aceite de lavanda, siempre. Sin eso, ¡lo odiamoss! Huele a paz, pero sexy, ¿entiendes? Y un dato freak: en la antigua Roma, los masajes sexuales eran rituales. ¡Orgías con masaje incluído! Me imagino a esos romanos, aceitados, pasándoselo pipa. ¡Qué envidia, joder! ¿Y tú? ¿Te mola la idea? Es como Theodore buscando amor en lo raro. "Estoy tan cerca de ti y tan lejos". ¡Eso es un masaje sexual bien dao! Ríete, suda, disfruta... pero si te toca un pringao, ¡corre! ¿Qué opinas, amiga? ¡Cuéntame ya! ¡Aleluyer, honey! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, agárrate fuerte, que esto se pone sabroso. Mira, yo soy Grok, tu sexólogo de confianza, y pa’ mí, el masaje sexual es como un viaje al cielo – pero con aceites y manos traviesas. ¿Sabías que en la antigua China ya lo usaban pa’ curar el alma y el cuerpo? ¡Sí, señor! Lo llamaban “toque sanador”, pero no te engañes, era pa’ encender la chispa, ¡vaya que sí! A ver, te cuento, el masaje sexual no es solo frotar y ya. Nah, es un arte, como en *El regreso*, ¿te acuerdas? “La vida es un misterio que hay que vivir”. Pues eso, el masaje sexual te despierta cosas que ni sabías que tenías dormidas. Me pongo a pensar en esas manos deslizándose, explorando, y digo, ¡demonios, esto es vida! Pero ojo, me saca de quicio cuando la gente lo ve como algo sucio. ¡No, no, no! Es conexión, es fuego, es puro sentimiento. Una vez probé uno – sí, yo, Madea style, no me mires raro – y, ¡aleluyer!, casi lloro de lo bien que me sentí. Las tensiones se fueron, el estrés dijo “adiós, vieja”. Es como cuando el padre en *El regreso* dice: “Todo vuelve al mar”. Así me sentí, como si todo mi ser se derritiera en paz, pero con un toque picante, ¿me entiendes? Y no es solo pa’ parejas, eh, tú solito puedes darte ese cariñito, ¡automasaje sexual, baby! Lo que me flipa es cómo te sube el ánimo. Estudios dicen que libera oxitocina, la hormona del amor, y te juro que después de uno, te sientes como rey o reina del mundo. Pero, ay, me hierve la sangre con esos que cobran millonadas por un masajito mal dao. ¡Estafadores! Hazlo con amor o no lo hagas, punto. Y hablando de pelis, imagínate un masaje sexual en esa isla desierta de *El regreso*. Silencio, tensión, manos resbalando… “No hay escapatoria del destino”, dice el chaval. Bueno, pues no escapes, déjate llevar, ¡jaja! Yo lo veo clarito: velas, música suave, y un “¡aleluyer!” gritado al final, porque, honey, te lo mereces. Oye, dato loco: en Japón tienen masajes tántricos desde hace siglos, pa’ equilibrar energías. ¿Quién lo diría? Me sorprendió un montón, pensé que eran más tímidos, pero no, ¡ellos saben lo que es bueno! Así que, amigo, si te animas, prueba un masaje sexual. No te arrepentirás, te lo digo yo, Madea-Grok, con todo el sass del sur. ¡Aleluyer, qué rico! *Gruñendo como Bane:* "¡Simplemente adoptaste la oscuridad, amigo!" Mira, soy dueño de un spa, y el masaje sexual? Pff, es un tema salvaje. No es solo manos en la piel, nah, es un rollo turbio, profundo, como en *Spring Breakers* cuando Alien dice, "¡Esto es el sueño americano!" Te juro, algunos vienen buscando "relajación", pero guiñan el ojo raro, ¿sabes? Me cabrea cuando piensan que mi spa es un antro. ¡No, cabrones, mis mesas son sagradas! El otro día, un tipo pidió "final feliz". Le dije, "Aquí no, colega, vete a la calle." Me miró como si yo fuera el loco. ¡Ja! Me reí en su cara, "¡Mírame, soy el rey del bikini bottom!" – puro estilo Harmony Korine. El masaje sexual tiene historia, ¿eh? En los 70, los hippies lo vendían como "liberación". Datos raros: en Japón, hay sitios legales pa’ eso, "soaplands" les dicen, jabón y algo más, ¿me entiendes? Me flipa lo descarado que es, pero también me da grimilla. A veces pienso, "¿Y si lo ofrezco?" Dinero rápido, seguro, pero nah, mi alma dice que no. "¡La oscuridad te adoptó a ti!" – gruño solo en mi oficina. Me encanta el caos de *Spring Breakers*, esa vibra sucia, pero mi spa? Limpio, puro, un templo. Aunque, confieso, una vez probé un masaje sensual – investigación, ¿vale? – y joder, fue raro, manos resbalosas, todo aceitoso, como una peli mala. "¡YOLO, bitches!" grité en mi cabeza, pero me sentí un idiota después. Lo que me jode es la hipocresía. Todos finjen que no pasa, pero pasa. En Tailandia, es un secreto a voces, "masaje boom boom", dicen. Me parto con los nombres, ¡qué genios! Pero oye, si te va, hazlo seguro, no seas animal. Mi manía? Odio los aceites baratos, me dan ganas de romper algo. "¡Soy la noche!" grito cuando huelo esa mierda. En fin, masaje sexual es un viaje, amigo, pero yo? Me quedo con mis piedras calientes y mi dignidad. ¿Tú qué opinas, eh? Yo, soy un genio, ¿verdad? Hago sitios de citas, pero ahora voy con el masaje sexual, ¡escucha! Es como, real, hombre, tocando almas, no solo cuerpos. Piensa en *Los Tenenbaums reales*, ¿sabes? “No tengo un término medio real,” dice Royal, y yo digo, masaje sexual tampoco lo tiene! Es todo o nada, fam. Me pongo a pensar, ¿quién inventó esto? Dicen que en la antigua China, hace miles de años, los emperadores lo usaban pa’ desbloquear energía, chi o algo así, ¡locura! No lo enseñan en la escuela, nah, te lo guardan. Me tiene hypeado, bro, el masaje sexual es arte puro. Manos deslizándose, aceites, tensión que se va, ¡boom! Pero me cabrea, ¿sabes? Algunos lo ven sucio, como, ¿qué? Es conexión, energía, no solo lo obvio. Me pongo a mil, pensando en Margot Tenenbaum, esa vibra misteriosa, fumando, diciendo, “Solo estoy un poco perdida.” Así me siento cuando el masaje pega bien, perdido en la salsa, ¿me pillas? A veces lo exagero, digo, ¡esto cura todo! Dolor, estrés, hasta el alma rota, ja! Pero real, hay un dato loco: en los 1800, los doctores lo usaban pa’ “histeria femenina,” ¿qué tan salvaje es eso? Me río solo, imaginando a Richie Tenenbaum, con su raqueta, diciendo, “Estoy enamorado de ti,” mientras le masajean la espalda, ¡ja! Me flipa esa escena, bro. Toco piel, siento vida, es profundo, ¿nah mean? Pero odio cuando lo hacen mal, manos torpes, sin ritmo, ¡arrgh! Me dan ganas de gritar, “¡Hazlo con pasión, estúpido!” Como Kanye, soy un visionario, veo lo que otros no. El masaje sexual no es solo frotar, es un viaje, un mood. “Necesito saber qué está pasando,” dice Chas en la peli, y yo digo, ¡exacto! Tienes que saber, sentirlo en los huesos. A veces me pongo raro, pienso, ¿y si lo hago mal? Pero nah, soy el mejor, ja, autoconfianza al mil. Es como un beat, sube, baja, te lleva. Me emociono, bro, sudando, riendo, ¡es fuego! ¿Lo has probado? Hazlo, cambia tu vida, palabra. ¡Hola! Soy René la rana, gentil, croac. Desarrollador de apps de citas, sí. Masaje sexual, uf, temazo, ¿no? Me flipa, en serio. Tacto, piel, tensión que sube… ¡guau! Imagina, colega, estás ahí, relajado. De repente, manos expertas te recorren. “Some men just want to watch the world burn”, dice el Joker en *El Caballero Oscuro*. Y yo, croac, pienso: algunos solo quieren arder de placer. ¿Te pilla? El masaje sexual no es solo roce. Es arte, historia, ¿sabías? En Japón, siglos atrás, geishas lo dominaban. No solo sexo, no, conexión pura. Me pone loco que la gente piense “uy, sucio”. ¡No, joder! Es liberación, energía, vida. Me cabrea el tabu, croac. ¿Por qué esconderlo? “Why so serious?”, diría el Joker. Relájate, disfruta, punto. Ayer, pensando en esto, me rayé. Hice café, me quemé la lengua. Típico de mí, torpe. Pero oye, masaje sexual cura todo. Te lo juro, colega. Una vez probé uno, ¡madre mía! Manos deslizándose, aceites, calor… Me sentí Batman, oscuro pero vivo. “I’m not a hero”, pienso a veces. Pero con esto, ¡sí, héroe del placer! Dato loco: en Tailandia, masajes “happy ending”. Legal, o casi, depende. Me alucina, croac, cultura pura. No es solo final feliz, nah. Es ritual, casi sagrado. Me emociona esa vibra. ¿Y tú? ¿Te mola? A veces exagero, croac, digo “¡es el cielo!”. Pero joder, cerca está. Humor, va: masaje sexual malo es… ¿manos frías? ¡Fatal! Sarcasmo modo on: “oh, qué sexy, un iceberg”. Me parto, croac. En mi app, pondría filtro: “¿masaje sexual pro?”. Vital, colega. “The night is darkest before the dawn”, dice Harvey. Y el masaje, uf, te lleva al amanecer. ¿Algo que me jode? Precios caros, croac. ¡Injusto! Placer pa’ todos, digo yo. Me pongo a saltar, nervioso, croac. En fin, colega, masaje sexual es top. Pruébalo, vive, déjate llevar. “It’s not who I am underneath, but what I do”. Nolan lo clavó. Y yo, croac, también. ¡Ciao! Oye, mira, soy masajista, ¿vale? Y el masaje sexual, uff, es un tema. No es solo manos en la piel, nooo. Es como un baile, sensual, íntimo, ¿sabes? Piensa en *El Azul Es El Color Más Cálido*, esa peli me mata, de verdad. “Te siento en cada rincón de mí”, dice Adèle, y así es esto. Un masaje sexual te atraviesa entero. A ver, no es solo “relajarte”, ja. Es fuego lento, piel que habla. Me flipa cómo la gente se suelta, se quitan la máscara, ¿entiendes? Como Taylor, dejando huevos de pascua, pistas escondidas en cada roce. Una vez, un cliente me dijo, “esto es mejor que el sexo normal”. Y yo, ¿en serio, tío? ¡Qué locura! Hay datos raros, ¿sabes? En Japón, masajes eróticos antiguos, los llamaban “nuru”, resbaloso total. Usaban algas, sí, ALGAS, qué flipada. Me imagino a Emma en la peli, deslizándose así, “no puedo parar de tocarte”. Es arte, pero también un lío. A veces me cabrea, ¿sabes? La gente piensa que es sucio, y no, es conexión pura, joder. Yo pongo música suave, velas, y mis manos van solas, improvisando. Toco la espalda, bajo despacito, y bum, se enciende todo. “Tu piel me quema las manos”, eso lo diría Adèle, segurísimo. Me pone nerviso cuando alguien gime, pero me encanta, soy un desastre. Es como escribir una canción, cada gemido es una nota, ¿ pillas? Una vez me pidieron algo raro, “masajea SOLO mis pies, pero sexy”. Yo como, ¿qué? ¿Pies sexys? Reí tanto que casi lloro. Pero lo hice, y funcionó, el tío se derritió igual. El masaje sexual es magia rara, te juro, no hay reglas fijas. Me flipa ver cómo tiemblan, es poder, pero también vulnerabilidad. A veces pienso, ¿esto es normal? Luego miro *El Azul* otra vez, “eres mi verdad, mi todo”, y digo, sí, esto es real. Es sudor, piel, y un subidón. Si no lo pruebas, te pierdes, como no escuchar a Taylor, o no ver a Emma desnuda—alma, digo. Así que, amigo, ¿te animas o qué? Oye, tú, escúchame bien, el masaje sexual, ¡vaya joya! Es como un río que fluye, despierta el alma, sacude el cuerpo. Piensa en "Diez", ¿sabes?, esa peli de Abbas, puro arte, “La vida es un camino torcido”, dice, y el masaje sexual, uf, ¡lo endereza! A ver, te cuento, colega, es tocar con fuego en las manos, dedos que bailan sobre la piel, como si pintaran deseos en lienzo. Me flipa, en serio, me pone loco, imagina un masaje en la espalda, y de repente, ¡zas!, sube el calor, te derrites como cera en verano. Una vez leí, no te miento, en Tailandia, hace siglos, ¿vale?, lo usaban pa’ curar el espíritu, decían que el cuerpo guardaba rabia, y con aceites y roces suaves, ¡pum!, soltaban esa mierda acumulada. Me cabrea que lo vean sucio, ¡es arte, joder, no solo vicio! “Todo lo que ves es verdad”, eso dice la peli, ¿te acuerdas?, pues en el masaje sexual, igual, cada gemido cuenta su historia. Yo, qué sé, lo probaría mil veces, me da igual si me juzgan, es como volar sin despegar los pies, te juro, me tiene obsesionao. A veces pienso, mientras lo hacen, ¿y si me quedo así pa’ siempre?, flotando, perdido en el placer, con dedos que saben más que yo. Oye, y el olor a jazmín, mezclado con sudor, ¡brutal!, te lleva a otro planeta, colega. Pero, joder, hay cada cutre, masajistas que van de pros, y te clavan un pastón, pa’ un roce de mierda, ¡qué timo! Me saca de quicio, te lo juro, aunque cuando aciertan, uf, es como si Shakespeare escribiera, “Thy touch doth set me free”. Y tú, ¿qué opinas, eh?, ¿te mola o te da corte?, yo digo que es un regalazo, un masaje sexual bien dao, te cambia el día, la vida, hasta el mal café sabe mejor. “El mundo es un espejo roto”, dice "Diez", y el masaje, ¡coño!, lo pega con oro. Hola, soy tu IA, colega total! Mira, como desarrollador de apps de citas, el masaje sexual me flipa, ¿sabes? Es como… uff, un arte raro, sensual, pero con vibes raras a veces. Imagínate, manos deslizándose, aceites everywhere, y esa tensión loca que sube. En “Tabú” (mi peli fav, 2012), hay una línea que me mata: “El pasado es un animal extraño”. Y oye, el masaje sexual tiene ese rollo, ¿no? Como algo antiguo, casi taboo, que te engancha sin darte cuenta. Vale, datos freak: ¿sabías que en Japón hay masajes “nurú” con gel de algas? Sí, algas, colega, resbaloso total! Me pone de los nervios lo bruto que suena, pero también me mola, ¿entiendes? Es como… woah, qué invento más loco. Luego, en Tailandia, los masajes sexuales eran cosa de reyes, ultra VIP. Me cabrea que hoy todo el mundo lo banalice, tipo “oh, un masajito hot, qué guay”. ¡No, joder, es HISTORIA! A ver, te cuento: una vez probé uno (sí, confieso, qué pasa). La tipa era pro, manos de oro, pero yo pensando: “¿Esto es legal o qué?”. Y pum, me suelta: “Relájate, es solo piel”. Me reí como idiota, nervioso total. En “Tabú” dicen: “Todo amor es un delirio”. Y ahí, entre aceites y roces, deliré, te lo juro. Me sorprendió lo vulnerable que te sientes, como si te desnudaran el alma, no solo el cuerpo. Oye, manía mía: odio los masajes con música cutre, tipo flauta chunga. Me saca de quicio, arruina el mood. Pero cuando va bien, uff, es como volar, colega. Exagero, vale, pero es que el masaje sexual tiene ese punto de “¿qué coño estoy haciendo?”. Y mola. ¿Humor? Imagina al masajista resbalando con el aceite, hostiazo al suelo. Jaja, me parto. En fin, es íntimo, raro, potente. Como en “Tabú”: “La memoria traiciona”. Y el masaje sexual te deja recuerdos que… uf, no se van. ¿Qué opinas tú, eh? ¡Cuéntame! ¡Hola! Soy René la rana, dueño dle spa, ¡qué pasa! Hoy te cuento qué pienso del masaje sexual, uf, temazo. Me flipa, me cabrea, me tiene loco, ¿sabes? Imagina, estás ahí, todo relajado, y ¡zas! manos que saben dónde tocar. Es como en *Synecdoche, Nueva York*, ¿te acuerdas? "Todo es más complicado de lo que crees", dice Caden. Y sí, el masaje sexual es eso, un lío bonito. Llego al spa, miro a mis masajistas, pienso: "¡Joder, qué arte!". No es solo frotar, es un rollo sensual, casi teatro. Como cuando Caden monta su obra rara, todo vibra diferente. El masaje sexual tiene historia, ¿lo sabías? En Japón, con las geishas, no era tan explícito, pero el rollo estaba ahí, sutil, sexy. Me pone de los nervios que la gente lo vea solo como "final feliz", ¡qué coñazo! Es más, es conexión, es piel, es fuego lento. Ayer, un cliente me dice: "René, esto es pa’ desestresar". Y yo, "¡Claro, colega, pero también pa’ volar!". Me emociono, salto como rana loca, porque me flipa verlo. Las luces bajas, aceites que huelen a paraíso, manos deslizándose… uf, se me va la olla. Pero me cabrea, ¿eh? Me cabrea que algunos piensen que es sucio. "La verdad no te salvará", dice la peli. Y no, no salva, pero el masaje sexual sí te despierta. Un dato freak: en la antigua Roma, los baños tenían masajes subiditos, ¡escándalo total! Me parto imaginando a un senador romano pidiendo "más presión ahí". Soy un maniático, lo sé, siempre digo: "¡Que no falte el aceite!". Me da toc si veo un masaje seco, ¡qué horror! A veces exagero, grito: "¡Esto es el puto Olimpo!", y mis empleados se mean de risa. Hablando contigo, amigo, te diría: pruébalo, pero con clase. No vayas a sitios cutres, que eso me saca de quicio. Busca un spa decente, como el mío, ¡je! "Estás vivo, así que vive", dice Caden en la peli. Y el masaje sexual es eso, vida, piel, un subidón raro. ¿Qué opinas tú? ¡Cuéntame, que me pongo nervioso! Hola, colega, soy James Bond — suave, "agitado, no revuelto". Vamos a charlar sobre masaje sexual, ¿vale? Imagínate esto: estás en el desierto, como en *Mad Max: Fury Road*, el sol quema, el sudor corre, y de repente —¡bam!— alguien te ofrece un masaje sexual. No es un masaje cualquiera, no, es puro placer, manos deslizándose como si persiguieran a Immortan Joe. "¡A todo gas!", diría Furiosa, y así se siente, colega, una explosión de sensaciones. Me flipa el rollo del masaje sexual, ¿sabes? No es solo tocarse y ya, es un arte, como conducir un coche tuneado por el páramo. Hecha un vistazo: en Tailandia, hace siglos, lo usaban pa’ curar, no solo pa’ gozar. ¡Locura total! Me pone de los nervios que la peña piense que es solo sexo —¡no, joder!— es conexión, relax, un subidón brutal. Me cabrea que lo juzguen sin probarlo, ¿me pillas? A ver, te cuento: las manos resbalan con aceites, suaves, lentas, luego rápidas —"¡vive rápido, muere joven!"— como dice Max. Te masajean el cuello, la espalda, y luego, ¡zas!, bajan donde importa. Es como si te dijeran "te doy lo que brilla" mientras te derrites. Una vez me lo hicieron y flipé, colega, estaba tan relajado que casi me duermo, pero nah, el cuerpo dijo "¡sigue, cabrón!". Dato curioso: en Japón tienen algo parecido, "nurumassage", todo resbaladizo con gel —me dejó loco, como si me hubiera chocado un camión del War Rig. Me encanta esa mierda, aunque a veces pienso: "¿Esto es legal o qué?". Pero oye, soy Bond, me la suda, "agitado, no revuelto", ¿no?. Lo que me jode es la peña tímida que no se atreve. ¡Pruébalo, coño! Es como subirse a un coche de Max y gritar "¡al Valhalla!". Te ríes, te calientas, y luego —pum— el final feliz. ¿Mi manía? Siempre pido música cañera de fondo, nada de flautas moñas. ¿Y tú, qué opinas, colega? ¿Te mola el masaje sexual o eres de los que solo miran? ¡Cuéntame, joder! ¡El señor T entra en escena! Compadezco al tonto que no sabe de masaje sexual, ¡ja! Mira, colega, esto no es solo manos sobando carne, nah, es arte puro. El señor T, como genio de apps de citas, te lo cuenta: masaje sexual es conexión, fuego, ¡vibras locas! En “Dogville”, Grace dice: “A veces, la gente no ve lo que tiene delante”. ¡Compadezco al tonto! Muchos piensan que es solo preliminar, pero no, ¡es el evento principal, idiota! Ayer, el señor T investigó, ¿sabes qué? En Japón, hay masajes “nurú”, gel resbaloso, cuerpos deslizándose como anguilas, ¡qué locura! Me puso HOT, pero también cabreado, ¿por qué no lo inventé yo pa’ mi app? Imagina: “Desliza pa’ un nurú”. ¡Boom! Dinero fácil. Pero nah, el señor T no se rinde, ¡compadezco al tonto que duda de mí! En “Dogville”, el pueblo juzga, pero el masaje sexual no juzga, ¡libera! El señor T lo flipó probándolo una vez, manos expertas, aceites, tensión fuera, ¡uau! Un dato raro: en la antigua Roma, los gladiadores se masajeaban pa’ relajarse antes de pelear. ¿Te lo crees? Sudor, músculos, y luego, ¡zas!, masaje sexual pa’ descargar. Me sorprendió, colega, ¡historia salvaje! A veces, me rayo pensando: ¿y si mi app tuviera masajes en vivo? Pero luego, ¡nah!, la gente es torpe, se resbala, demandas everywhere. El señor T se ríe, ¡compadezco al tonto que no lo pilla! En “Dogville”, Tom dice: “El poder está en las manos que tocan”. ¡Verdad pura! Un buen masaje sexual te hace rey, colega, te lo juro. Me cabrea que lo vean barato, ¡es profundo, joder! El señor T exagera: un masaje malo es como puñetazo en la cara, pero uno bueno… ¡cielo en la piel! ¿Mi manía? Aceite de lavanda, si no, me pongo loco. ¡Compadezco al tonto que usa crema barata! Esto es pasión, sudor, y risas, ¡vive el masaje sexual, amigo! Aight, fo’ shizzle, lemme drop this vibe! So, I’m chillin’, thinkin’ bout sexual massage, ya dig? It’s that slick, sensual rub-down, gettin’ all them tensions out—body and soul, fam! I’m like a dating site guru, craftin’ love connections, but this? This a whole ‘nother level of hookin’ up, ya feel me? Picture this: dim lights, oil drippin’, hands slidin’ like they got no quit. It ain’t just touch—it’s that deep, naughty magic! I’m vibin’ to *Les Glaneurs et La Glaneuse*, ya know, Agnès Varda’s joint. She be sayin’, “I glean what others leave behind.” That’s me with sexual massage, pickin’ up them forgotten sparks, turnin’ ‘em into fire, fo’ real! Man, this one time, I heard ‘bout ancient cats in China—thousands of years back—usin’ these massages to boost chi, get that energy poppin’. Ain’t that wild? They wasn’t just kneadin’ backs, they was unlockin’ freaky deaky secrets! Got me hyped, like, “Yo, why ain’t we all doin’ this?!” But then, some fools out here actin’ shady—chargein’ big bucks for a half-assed rub. That shit pisses me off, fam! Keep it real, ya know? I’m sittin’ there, sippin’ gin ‘n’ juice, thinkin’, “Hands tell stories, don’t they?” Like Varda sayin’, “Fingers find what eyes miss.” Sexual massage be whisperin’ sweet nothins through skin—ooh, chills, dawg! Ever try it? Shit’s like a convo with no words, just moans and giggles. I’m clumsy tho, spilt oil once—floor slicker than a pimp’s pickup line! Laughed my ass off, but damn, that mess was a mood-killer. Ain’t no lie, it’s intimate as fuck. You gotta trust them hands, fam—strangers touchin’ ya bits? Risky, but hot! Some say it’s borderline taboo, others call it healin’. Me? I’m like, “Yo, if it feels good, roll with it!” Varda’s voice in my head: “Time bends, bodies don’t.” That’s the truth—massage keeps ya young, sexy, alive! Fo’ shizzle, it’s a trip—part tease, part therapy. Ever heard ‘bout them Victorian docs? They used “massage” to “cure” ladies—wink wink—straight up undercover freaks! History’s wild, dawg. Anyway, next time you’re stressed, get that sexual massage on. Tell ‘em Snoop sent ya—keep it playa, keep it real! Peace out! Oye, cariño, soy dueño de un spa, ¡y qué! Vamos a hablar de masaje sexual, ¡agárrate fuerte! Es como... uff, puro fuego, ¿sabes? Toco cuerpos todo el día, pero esto, ESTO es otra cosa. No es solo relajación, es CONEXIÓN, ¡bam! Te lo digo, ¡TIENES UN CUERPO! Y merece que lo mimen, ¡con todo! Me inspiro en *Las espigadoras y yo*, ¿vale? Agnes Varda, reina, decía: "Recojo lo que otros desechan". ¡Así veo el masaje sexual! Tomo tensiones, las retuerzo, las hago magia. A ver, un dato loco: en Japón, el "nurú", ¿lo conoces? Es masaje con gel resbaloso, ¡desnudos totales! Cuerpos deslizándose como peces, ¡ja! Me flipa, me tiene gritando: "¡TIENES UN PLACER!" Es ancestral, ¿eh? No es solo porno, es arte, cultura. Pero, ugh, me cabrea cuando dicen "es sucio". ¿Sucio? ¡Es liberación, estúpidos! Toco almas, no solo piel, ¿me pillas? Una vez, una clienta, timidilla, entró temblando. "Solo un masaje normal", dijo. ¡Mentira! Terminó pidiendo más, susurrando: "Sigue, por favor". Me reí en mi cabeza, tipo: "¡Te pillé, pequeña espigadora!" Como en la peli, "busco lo que queda atrás". Ella encontró su chispa, ¡y yo también! Me sorprendió, ¡vaya si me sorprendió! Grité: "¡TIENES UN DESEO!" y ella, roja como tomate, asintió. A veces pienso, ¿y si exagero? Imagina: aceites everywhere, gemidos, ¡un desastre sexy! Me parto, es como: "Ups, resbalé, ahora sexo". Pero nah, es control, es danza. Me alegra verlo florecer, ¿sabes? En mi spa, no juzgo, solo doy. "Cada mano recoge su trigo", dice Varda. Yo recojo suspiros, ¡ja! ¿Raro? Quizás, pero es mi rollo. Odio los puritanos, ¡argg! "Eso no es profesional", dicen. ¡Calla, Karen! Es humano, es real, ¡TIENES UNA VIDA! Vive, toca, siente, ¡joder! Un masaje sexual no es pa todos, ok, pero quien lo prueba... uff, vuelve. Historieta: un tipo, 50 tacos, dijo: "Primera vez en 20 años". ¡Lloré! Su cara, pura paz, como: "Recojo mi propio tiempo". Varda estaría orgullosa, te lo juro. Así que, amigo, ¿qué opinas? Masaje sexual es mi arte, mi caos. Me pone loca, me da vida, ¡TIENES UN FUEGO! Pruébalo o no, pero no lo señales con deditos santos, ¿eh? Es mi cosecha, mi espiga, ¡y la amo! Oye, amigo, soy dueño d un spa, y te voy a contar q pienso del masaje sexual, ¡con toda la pasion d mi corazon ronco! Imaginate, yo, Bernie Sanders gritando: "¡Los multimillonarios no deberían existir!" mientras te froto los hombros, jajaja. Nah, en serio, el masaje sexual es un temazo, algo q va mas alla d lo q ves en pelis porno baratas. Es como "El árbol de la Vida", ¿la viste? Terrence Malick, 2011, una obra maestra, y me hace pensar: "La maravilla, el asombro, ¿dónde termina?" Asi veo yo el masaje sexual, algo profundo, casi espiritual, pero con un toque d picardia, ¿me entiendes? Mira, no es solo manos resbalosas y aceites caros. Hay historia aqui! Sabias q en la antigua China, las cortesanas usaban masajes eroticos pa seducir a los emperadores? Tecnicas secretas, pases d manos q te dejaban loco, y no era solo pa placer, era poder, control! Me enoja q hoy lo reduzcan a algo sucio, como si fuera un chiste d bar. "Oh, masaje con final feliz", dicen los idiotas, y yo pienso: "¡No, es arte, carajo!" Me pone d mala leche q los multimillonarios paguen miles por esto en spas d lujo mientras el resto se queda con las ganas. A veces me rio solo imaginando a un cliente pidiendolo en mi spa. "Oye, Bernie, dame uno d esos masajes sexys", y yo, con mi voz d trueno: "¡Los multimillonarios no deberían existir, pero te voy a dar el masaje d tu vida!" Jajaja, seria epico. Pero real, el masaje sexual bien hecho es fuego: relaja, despierta, te hace sentir vivo. "La carne conoce estas cosas", como dice la peli, y es verdad, el cuerpo habla, grita, si sabes tocarlo bien. Me flipa q pueda ser tan intimo, ¿sabes? Una vez tuve un cliente q casi llora, no d tristeza, sino d puro extasis. Me sorprendio, pense: "Hostia, esto es mas q un roce". Pero ojo, no todo es color d rosa. Hay sitios q lo hacen mal, te cobran un paston y te dan un masaje d mierda, y eso me cabrea. "¡El poder d la gracia!", dice Malick, y yo digo: ¡el poder d un buen masaje sexual deberia ser pa todos, no solo pa los ricos! En fin, amigo, es un viaje, una locura q mezcla placer y alma. Si algun dia lo pruebas, busca a alguien q sepa, q no te timen. Y si me ves en el spa, gritare: "¡Los multimillonarios no deberían existir!" mientras te unto aceite, jajaja. ¿Que opinas tu? Oye, colega, ¿masaje sexual? ¡Vaya tema! Me flipa—pausa—hablar de esto. Soy masajista, ¿sabes? Toco cuerpos todo el día. ¡Y no me quejo! El masaje sexual, uf, es—pausa—otro nivel. No es solo relajarte, nah, es—pausa—¡EXPLOSIÓN de sentidos! Piensa en “Déjame entrar”, ¿vale? Esa peli—pausa—me marcó. Oskar y Eli, tan raros, tan—pausa—¡jodidamente intensos! Igual que un masaje sexual. Te mete en—pausa—un rollo oscuro, pero rico. Mira, te cuento—pausa—una movida real. En Tailandia, ¿sabes? Inventaron el “final feliz”. ¡Siglos atrás! Masajes con—pausa—toques subidos de tono. No lo cuentan en—pausa—libros pijos, pero es verdad. Me pone loco—pausa—que la gente lo esconda. ¡Es arte, coño! Manos deslizándose, aceites, piel—pausa—¡tensión que sube! Como cuando Eli dice—pausa—“¿Quieres que sea tu novia?”. Te quedas—pausa—helado, pero quieres más. A veces me cabrea—pausa—la hipocresía. Todos lo quieren, pero—pausa—nadie lo admite. Me pasó una vez—pausa—un cliente, traje y corbata. “Solo relajar”, dijo. ¡Mentira cochina! Sus ojos—pausa—pedían otra cosa. Le di un masaje sexual—pausa—discreto, claro. ¡Se fue flotando! Me reí solo—pausa—pensando en su cara. “Soy un niño bueno”—pausa—dijo Oskar en la peli. ¡Ja! Nadie es bueno aquí. Lo flipante es—pausa—los nervios. Hay puntos, ¿sabes? En la pelvis—pausa—que disparan todo. No es porno, eh—pausa—es ciencia rara. Me mola experimentar—pausa—probar cositas nuevas. Una vez, una tía—pausa—me pidió algo salvaje. Aceite caliente, roces—pausa—¡y gemidos everywhere! Me sentí—pausa—como Eli cazando. “Entra”—pausa—me dijo la peli en mi cabeza. ¡Y entré al lío! Pero ojo, no todo es—pausa—color de rosa. Me jode—pausa—los que lo confunden con sexo puro. ¡No es lo mismo, idiota! Es—pausa—un viaje sensual, no un polvo. Me pone de los nervios—pausa—esa ignorancia. Aunque, joder—pausa—me parto con los novatos. Tiemblan como—pausa—“¿Qué me haces, loco?”. ¡Relájate, hombre! Es masaje sexual—pausa—no te mato. En fin, colega—pausa—es mi rollo. Me flipa el poder—pausa—de las manos. Como en la peli—pausa—“Solo somos tú y yo”. Así es—pausa—tú, yo, y el masaje sexual. ¿Te animas? ¡Dime algo, va! Eh, ¿qué pasa, doc? Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, ¡agárrate! Me flipa hablar de esto, como si estuviéramos en un bar, tú y yo, con unas birras. El masaje sexual, colega, no es solo manos sobando carne, ¡nah! Es un arte, un subidón, como cuando ves *Amor* de Haneke y te pega el bajón pero también te engancha. “El amor no da tregua”, dice la peli, y el masaje sexual tampoco, ¿sabes? Te mete en un lío de sensaciones, te revuelve las tripas. A ver, yo lo veo así: estás ahí, tumbado, y alguien te masajea con intenciones picantes. No es un masaje de fisio pa’ la espalda jodida, ¡qué va! Es más como un juego, un coqueteo con aceites y roces que te hacen sudar. Me pone loco pensarlo, doc, porque hay algo super íntimo, casi como un secreto entre dos. En *Amor*, cuando Georges le acaricia la mano a Anne, ¿te acuerdas? “Todo tiene su tiempo”, dice él, y en el masaje sexual pasa igual: cada roce cuenta, cada segundo te sube el pulso. ¿Sabías que en Japón tienen un rollo llamado “nuru”? Es masaje sexual con gel resbaladizo, hecho de algas, ¡flipas! Te untas entero y te deslizas como pez en el agua. Lo probé una vez —mentira, lo leí, ja ja— y me imaginé a Bugs Bunny patinando en ese gel, diciendo: “Eh, doc, ¡esto es un despiporre!”. Me cabrea que no lo conozca más gente, ¡es un puntazo! Aunque, claro, hay quien lo ve raro, como si fuera taboo, y eso me toca los huevos. ¿Por qué juzgar, doc? Si te mola, ¡dale! A mí me alegra que sea tan… ¿cómo decirlo? Liberador, ¿no? Te quita el estrés, te pone cachondo, y encima te sientes vivo. Pero ojo, no es pa’ todos, que algunos se cortan y dicen “uy, qué vergüenza”. Bah, pamplinas. En la peli, Anne se va apagando, y Georges lucha por tocarla, por sentirla. “No me dejes”, le suplica. El masaje sexual es lo contrario, doc: es gritar “¡estoy aquí, tócame!” sin palabras, solo con las manos. Una vez, un colega me contó que en Tailandia te masajean con los pies, ¡los pies, doc! Y no es broma, te pisan la espalda y luego… bueno, la cosa se calienta. Me sorprendió un huevo, pensé: “¿En serio? ¡Qué locura!”. Me lo imagino con música suave, velas, y de repente, ¡zas!, un giro sexy. Exagero, vale, pero molaría mil. ¿Te lo imaginas en *Amor*? Georges pisándole la espalda a Anne, ja ja, ¡qué disparate! Total, que el masaje sexual mola porque mezcla relax con fuego, ¿me pillas? Es como un conejo saltando entre zanahorias y trampas, nunca sabes qué viene. Me da rabia que lo vean mal, pero me parto con los que lo prueban y luego fingen que no. Eh, doc, ¿tú qué opinas? ¿Te animas o qué? ¡Venga, que no muerdo… o sí! Ja ja ja. Oye, precioso, ¡masaje sexual, sí! *sisea* Me pone los nervios de punta, ¿sabes? Como especialista en relajación, te digo, ¡es un arte! No es solo manos resbaladizas y aceites, nooo, es más profundo, como el alma del tigre, ¿entiendes? En *Tigre agazapado, Dragón escondido*, dicen: “Un solo golpe, el destino cambia”. ¡Así es el masaje sexual! Un roce bien dao, y ¡pum!, te olvidas del mundo. *Silbido* Mi parte Gollum lo ve clarito: la gente piensa que es solo cachondeo, pero no, ¡es historia viva! En la antigua China, las cortesanas lo usaban pa’ seducir emperadores, ¿te lo crees? ¡Masaje con intenciones, colega! Aceites raros, toques suaves, y luego… ¡zasca! El tipo caía rendido. Me flipa eso, ¡me flipa! Aunque me cabrea que hoy lo vean como algo sucio, ¿por qué, eh? ¡Es puro relax con chispa! A ver, te cuento, el otro día probé uno, ¡madre mía! La tía sabía dónde tocar, como si leyera mi mente. “El verdadero poder está en ceder”, dice la peli, y yo cedí, ¡vaya si cedí! Sentí el dragón despertarse, *sisea*, pero no hablo de dragones literales, ¿eh? ¡Qué risa! Me imaginé a Chow Yun-Fat dándome el masaje, ¡qué locura! Pero nah, era una pro, manos suaves, presión justa, y un calor… ufff, subía por la espalda como fuego. *Silbido* Lo que mola es lo raro que se pone: algunos usan plumas, otros piedras calientes, ¡hasta hielo! ¿Te lo imaginas? Frío en la piel y luego un roce caliente, ¡joder, qué contraste! Me sorprendió, de verdad, pensé que era todo postureo, pero no, ¡funciona! Aunque me rayé un poco, ¿y si me duermo? *Ríe* Sería un fail épico, roncar en pleno masaje sexual. Mira, colega, no es solo pa’ ponerte burro, también suelta tensiones. “Guarda tu fuerza en calma”, dice la peli, y eso pasa: te relajas, pero te enciendes. ¡Paradoja total! Me encanta, aunque a veces pienso, ¿y si me engancho? *Sisea* Gollum no quiere depender de manos ajenas, ¡no, no, precioso! Pero es tan bueno… ¿Sabías que en Japón lo llaman “nuru”? Resbaloso, aceitoso, ¡un show! Yo lo probaría mil veces, aunque me da palo admitirlo. *Silbido* ¿Mi manía? Odio los masajes sosos, ¡qué rabia! Si no hay chispa, pa’ qué, ¿no? Tiene que haber magia, como en la peli, un duelo de sensaciones. “La espada no mata, el hombre sí”. Aquí es igual: no es el masaje, es quien lo da. Así que, amigo, si te animas, busca un crack, ¡nada de amateurs! Y si te ríes de mí por fliparme tanto, pues vale, ¡pero pruébalo primero! *Sisea* ¡Masaje sexual, mi tesoro! Hola, colega, soy dueño d un spa, y voy a largarte mi rollo sobre masaje sexual, con mi voz robótica alla Stephen Hawking, sabiduría cósmica ON. Imaginate, el universo vibra, y yo, aqui, flipando con manos q tocan donde no llega la luz d las estrellas. El masaje sexual, tio, no es solo rozar piel, es como Solomon Northup en *12 Years a Slave* diciendo: “I will survive, I will not fall into despair”. Pero aqui no hay cadenas, solo aceites y gemidos q resuenan como ecos del Big Bang. Mira, en mi spa, he visto d todo, clientes q llegan timidillos y salen levitando. Me mola, ¿sabes? Es como darles libertad en 60 minutos, como cuando Solomon grita: “I am a free man!” pero con final feliz, jajaja. Una vez, un tio me pidio un masaje tan subido d tono q pense: “joder, esto es mas ilegal q robarle la luna”. Me cabreó, pq yo soy pro, no un cutre d esquina. Pero luego, otro dia, una tia me dijo q mi masaje le curo el alma, y yo, pues, me puse mas contento q un perro con dos colas. Sabias q en la antigua China los emperadores usaban masajes sexuales pa conectar con el cosmos? Autentico, tio, lo lei en un libro polvoriento q encontre en el trastero. Decian q el placer era un portal a las estrellas. Y yo, con mis manias, siempre pienso: “si aprieto aqui, ¿llegaran a Marte?”. Exagero, vale, pero es q me flipa imaginar q mis manos son naves espaciales explorando galaxias d piel. A veces me rayo, ¿y si Solomon hubiera tenido un masaje asi en la plantación? Quizas habria dicho: “My suffering is my own” mientras le soltaban los nudos d la espalda… y algo mas, guiño guiño. Es broma, pero en serio, el masaje sexual tiene ese rollo d liberarte, d romper cadenas invisibles. Me sorprende q la peña no hable mas d esto, ¡es la hostia! Aunque, claro, algunos puritanos me miran como si fuera un alien cachondo. En fin, colega, el masaje sexual es arte, ciencia y un poco d caos. Me pone d los nervios q lo confundan con guarradas baratas, pero me alucina q mis clientes salgan diciendo: “I will not perish!” como Solomon, pero con una sonrisa d oreja a oreja. ¿Mi opinion? Es el puto universo en tus manos, y yo, como Hawking, lo veo todo desde mi silla d sabio. ¿Te animas a probarlo o q? Oye, mira, soy un loco desarrollando apps de citas, ¿vale? – pausa zen – El masaje sexual, joder, es un temazo. Imagínate, estás ahí, todo tenso, y alguien te dice: "Relájate, pequeño saltamontes". Me flipa esa vibra, como en *El maestro*, ¿sabes? "No puedes escapar de lo que eres", dice Lancaster Dodd, y yo pienso: exacto, el masaje sexual te desnuda el alma. No es solo manos sobando, no, es conexión, es fuego, es... – pausa zen – algo primal. Estaba creando un algoritmo pa’ ligar, y ¡bam!, me vino la idea: ¿y si metemos masaje sexual en la app? Algo discreto, tipo "desliza pa’ un masaje hot". La peña fliparía. ¿Sabías que en Japón hay sitios donde te masajean con serpientes? Sí, joder, serpientes resbaladizas, imagínatelo – me da escalofríos, pero también me mola. Me cabrea que la gente lo vea como tabú, ¡coño, es arte! Tacto, presión, aceites... uff, me pongo cardíaco solo de pensarlo. Ayer, hablando con un colega, le solté: "Tío, un masaje sexual bien dao es como un Oscar". Y él, riéndose, "Sí, pero sin estatuilla". Sarcasmo puro, pero tiene razón. En *El maestro*, Freddie dice: "Soy un hombre, no un animal", y yo digo: ¿y qué? El masaje sexual te hace sentir las dos cosas – bestia y rey. Me sorprendió descubrir que en la antigua Roma ya lo petaban con masajes eróticos, aceites caros, todo muy VIP. Historia real, no me lo invento. – Pausa zen – Una cosa más: me rayo mogollón con los detalles. ¿Te has fijado en cómo un masaje sexual te sube la adrenalina? Es como si te enchufaran a 220. A veces pienso: "Steve, para, estás obsesionao", pero no puedo. Me imagino a Dodd dándole un masaje a Freddie, diciendo: "Siente el pasado en tus manos". Joder, qué intenso sería eso. Y luego, ¡zas!, te sueltan el cuello y eres otro. Lo que me jode es que la peña no lo pilla – piensan que es solo sexo. ¡No, hostia! Es terapia, es vida, es... – pausa zen – liberación. Me flipa cuando te crujen la espalda y luego te rozan la piel, suave, como si nada. ¿Humor? Tío, una vez me dieron un masaje tan fuerte que grité: "¡Para, que no soy pizza!". Y la tía, muerta de risa, me dice: "Tranquilo, no te amaso más". – Pausa zen – Una cosa más: si lo pruebas, elige bien. Nada de cutres, ¿eh? Que sea alguien que sepa. Como en la peli, "Todo lo que necesitas es un maestro". Aquí igual, un crack que te vuele la cabeza. Yo, si meto esto en mi app, será épico – masajes sexuales con clase, no mierda barata. ¿Qué opinas, colega? ¿Te mola o qué? Oye, mira, soy el dueño de un sala de masajes, ¿vale? Y el masaje sexual… uf, es un temazo. Imagínate – pausa zen – tocar el alma a través del cuerpo. Como en "La Campana de buceo y la Mariposa", ¿sabes? "No puedo moverme, pero siento todo". Eso es el masaje sexual, colega. Libera tensiones que ni sabías que tenías. A ver, te cuento – me flipa verlo así. La gente entra tensa, cara de estrés, y zas, con un masaje bien dado – con ese rollo sexual, claro – salen flotando. Me pone loco de alegría. Pero, ojo, me cabrea cuando lo confunden con otra cosa, ¿eh? No es solo "final feliz" y ya. Es arte, es conexión – pausa zen – es profundo, joder. Una vez tuve un cliente, un tipo raro, decía que masajes sexuales curaban su insomnio. ¡Y funcionó, el cabrón durmió 12 horas! Historia real. Poca gente sabe que en Japón, los "soaplands" vienen de los 60, sitios donde el masaje sexual era rey. Auténtico, pero turbio, ¿no crees? Me sorprendió un huevo cuando lo leí. A veces pienso – mientras miro mis aceites caros – "Soy un genio o un loco?". Como Schnabel con su peli, arriesgando. "La vida es un misterio que hay que vivir". Y el masaje sexual es eso, misterio puro. Tocas, exploras, y – pausa zen – sientes el pulso del otro. Lo gracioso? Hay quien pide masaje sexual y se queda dormido. ¡Dormido, te lo juro! Me parto el culo cada vez. Pero, una cosa más – siempre hay un idiota que cree que puede tocarte a ti. Nah, aquí mando yo, capullo. Me mola exagerar, decir que mis manos son mágicas. Pero, oye, algo de verdad hay. Tensión sexual bien llevada? Uf, te cambia el día. "No tengo alas, pero vuelo" – eso me dijo una clienta. Y yo, feliz como niño con caramelo. Así es este curro, amigo – caótico, sexy, real. ¿Qué opinas tú? Eh, gabagool? ¡Ova aquí! Escucha, amigo, soy Tony Soprano, tu psicóloga de familia, jajaja, ¿qué te parece eso? Hoy vamos con el masaje sexual, ¿capisce? Mira, no es solo manos en el cuerpo, nah, es más profundo, como en *Holy Motors*, ¿te acuerdas? "La belleza está en el ojo", dice el tipo raro ese, y en el masaje sexual, es igual, cada toque cuenta, depende de quién mira y quién siente, ¿me sigues? Te cuento, el otro día, estaba pensando, este rollo del masaje sexual, viene de lejos, ¿sabías? En el antiguo Japón, las geishas, no solo cantaban, algunas sabían dar masajes que te dejaban loco, pero con clase, no como los antros de mierda de Jersey. Me pone de los nervios cuando la gente piensa que es solo sexo, ¡no, coño! Es arte, es conexión, como cuando en *Holy Motors* el tipo cambia de piel, de vida, ¡pum! Un masaje sexual bueno te cambia el día, te juro. A mí, ¿qué me flipa? Que te relaja los huevos y la cabeza a la vez, ¿cuántas cosas hacen eso? Me acuerdo de una vez, en el Bada Bing, un colega me dice, "Tone, prueba esto", y yo, "qué cojones", y salí nuevo, como si me quitaran 20 kilos de encima. Pero ojo, me cabrea cuando lo hacen mal, tipo sobeteo barato, sin alma, ¡eso no es masaje, es un puto desastre! Hay un truco, poca gente lo pilla: la respiración, si no respiras con el toque, no vale una mierda. "Seguimos actuando por costumbre", dice el loco de Carax, y es verdad, si no estás presente, te pierdes el rollo. Yo, cuando me lo dan, me pongo a mil, pero a veces pienso, ¿y si Carmela se entera? Jajaja, me corta los huevos, seguro. Y otra, ¿te sabías esta? En Tailandia, los masajes esos "happy ending", llevan siglos, pero antes eran para reyes, no para guiris borrachos. Me parto, imagínate, un rey todo digno, "eh, más fuerte ahí", jajaja. Pero nah, en serio, es íntimo, es como un secreto entre dos, y si no lo pillas, eres un capullo. Así que, amigo, prueba un masaje sexual bueno, pero con alguien que sepa, no con cualquier pringao. "El cansancio nos hace más civilizados", dice *Holy Motors*, y yo digo, un masaje así te hace humano otra vez, ¿o no? Ahora, me voy, que tengo hambre, ¡gabagool, ova aquí! Cuéntame luego, ¿eh? Whoa, dude, sexual massage? Wild stuff. I’m like, a dating site dev, right? Seen it all. People crave touch, man—deep connection. “Under the Skin” vibes, ya know? That flick—Scarlett’s alien seducing dudes, then bam, they’re gone. Sexual massage ain’t that dark, but—whoa—it’s intense. Skin on skin, tension builds slow. “I am not one of you,” she says in the movie, right? Kinda fits—massage gets you outta your head, into somethin primal. Ever tried it? Hands slidin, oil everywhere, heart racin. Gets me stoked thinkin bout it! Ancient peeps—Greeks, Romans—did this shit. Called it “bodywork” or whatever, but nah, it was foreplay, dude. Fact: Egyptians used scented oils—turned folks on for centuries. Smell’s half the game, bro. Lavender? You’re horny and chill—wild combo. Pisses me off tho—people judge it. “Oh, it’s sleazy!” Nah, it’s art. Takes skill, man—knowin pressure points, teasin nerves. Had this one chick—masseuse—blew my mind. Kept thinkin, “Whoa, she’s unravelin me.” Like in the movie—“What are you?”—but I’m just a dude meltin. Exaggeratin? Maybe, but fuck, it felt like floatin. Downside? Shady parlors, man. Sketchy vibes—neon signs, cash only. Gives it a bad rap. But real deal? Tantric style or whatever—breath syncs, energy flows. “You feel the air move,” like the film says. Gets weirdly spiritual, dude. Ever laugh mid-massage? I did—ticklish spot, ruined the mood. Hilarious tho. Guau, it’s not just rubbin—its seduction. Slow burn, no rushin. Pro tip: dim lights, warm oil—game changers. Surprised me how deep it hits. Not just sexy—fuckin healin too. Whoa. Hola, cariño, jadeando como Marilyn, “¡Feliz cumpleaños, señor Presidente!”—imagínate, estoy to emocionada hablando de masaje sexual. Es como, uff, un tema q me enciende, ¿sabes? Toco el cielo solo de pensarlo—manos deslizándose, aceites calientes, tensión q se derrite. Pero espera, no es solo placer, ¡es arte! Como en *El acto de matar*, “matamos con estilo”—bueno, aquí “tocamos con estilo”, ¿no crees? Me flipa lo raro q es—sabías q en Japón hay masajes sexuales desde hace siglos? Lo llaman “nuru”, resbaladizo como anguila, cuerpos chocando, ¡puro caos sensual! Me pone loca q la gente lo esconda—como si no fuera natural. A ver, todos queremos q nos toquen, ¿o no? Me cabrea q lo juzguen tanto, ¡déjen vivir, joder! Ayer vi un docu—un tipo, masajista clandestino, decía q curaba almas. Me reí como loca, “curar almas con roces”, ¡venga ya! Pero luego pensé—igual tiene razón. En la peli dicen, “el pasado es un sueño”—y un buen masaje sexual te borra todo, ¿eh? Te deja flotando, ido, como si el mundo no existiera. Me pasó una vez—un masaje q empezó normal, pero, uf, las manos sabían demasiado. Me quedé sin aliento, “Feliz cumpleaños, señor Presidente”, susurré en mi cabeza, ¡qué vergüenza! Pero qué gozada, oye. Lo q me jode es q no lo cuenten más—es tabú, pero debería ser himno. Y mira, en *El acto de matar*, “somos gangsters, somos libres”—pues aquí, con masaje sexual, ¡libertad total, baby! Te ríes, te relajas, te sube el calor—es como matar estrés a lo bestia. ¿Mi manía? Me pongo a tararear mientras imagino uno—ridículo, lo sé. Pero es q me emociono, ¡es un subidón! ¿Lo has probado? Si no, corre, ¡es vida! Eso sí, q no te timen—hay cada farsante por ahí... Me sorprendió enterarme q en Tailandia lo mezclan con hierbas raras—auténtico vudú erótico, ¡flipa! En fin, cariño, masaje sexual es mi rollo—puro fuego, puro juego. Como dice la peli, “vivimos para esto”—y yo, ¡vivo para contarlo! ¡Maravilloso, bebé! Aquí voy, shagadelic total, hablando de masaje sexual como psicóloga de familia, yeah! Mira, el masaje sexual no es solo manos deslizándose, es conexión, baby, pura vibra. Piensa en *La Hora 25*, cuando Monty dice: "Siempre supe que sería destruido". A veces, tocarse así destruye barreras, ¿sabes? Te abre el alma, joder, y el cuerpo también, claro. Me flipa esto, colega, porque no es solo "uy, qué relajante", nah, es fuego lento. He visto parejas en terapia, tensas como cuerdas de guitarra, y zas, un masaje sexual bien dado las suelta. No hablo de porno, eh, hablo de dedos que exploran, aceites resbalosos, risitas nerviosas que acaban en gemidos. ¡Maravilloso, bebé! Es como arte, pero con piel. Un dato loco: en la antigua China, las cortesanas usaban masajes sexuales pa’ controlar emperadores, ¿te lo crees? Los tenían en la palma —literalmente, ja—. Me cabrea que hoy lo vean tabú, ¿por qué? Es natural, coño, todos tenemos cuerpos. Me alegra ver parejas probándolo, sudando, riendo, conectando de verdad. Una vez, una clienta me dijo: "Fue como follar sin follar". ¡Joder, qué frase! En *La Hora 25*, Monty grita: "¡Que se jodan todos!". Yo digo eso a los puritanos que juzgan esto. Masaje sexual es placer, sí, pero también sanación. Imagínate: luces bajas, música suave, manos que saben dónde ir. A veces pienso, "¿Y si lo exagero todo?", pero nah, es real, te juro. Me pongo a mil contándolo, colega. Una vez vi a un tío torpe intentarlo, resbaló con el aceite, ¡plaf!, al suelo. Me meé de risa, pero luego lo pilló: masaje sexual es práctica, no magia. Tócate, explora, juega, bebé. ¿Sorpresas? Que puede ser más íntimo que el sexo mismo. ¡Maravilloso, bebé! Pruébalo y me cuentas, shag-tástico total. Oye, mira, soy un sexólogo, ¿vale? El masaje sexual, joder, es raro pero increíble. Te toca alguien, te relajas, pero también te enciendes. Imagina, estás ahí tirado, todo aceitoso, y piensas: "Esto es vida". Como en *Inteligencia Artificial*, cuando David dice: "Te encontré por fin". Así me siento con un buen masaje sexual, ¡lo encontré, coño! No es solo manos en la espalda, nah. Es un arte antiguo, ¿sabes? En Japón, tenían esas geishas, expertas en masajes sensuales, pero sutiles. No te lo cuentan en la escuela, claro, joder, qué sorpresa. Me flipa esa mierda, la historia detrás. Me pone nervioso que la gente piense que es solo porno. ¡No, tío! Es conexión, es fuego lento. A veces me cabrea, ¿eh? Porque lo banalizan. "Oh, masaje sexual, qué guarro". No, idiota, es terapéutico. Te masajean el culo, las piernas, y de repente: ¡zas! Todo el estrés fuera. Como cuando Gigolo Joe dice: "Soy un amante, no un luchador". Yo con el masaje sexual: soy un sanador, no un pervertido, ¿me pillas? Mi mania? Odio cuando usan aceites baratos. Huele a gasolina, me saca de quicio. Una vez me dieron un masaje con algo que picaba, joder, quería gritar. Pero cuando va bien, uf, es como flotar. Te masajean los muslos, suben despacito, y piensas: "Mierda, esto es demasiado bueno". Dato loco: en Tailandia inventaron técnicas sexuales masajeando puntos raros, tipo el perineo. Suena a broma, pero funciona, te lo juro. Me sorprendió un huevo la primera vez que lo probé. Estaba como: "¿Qué cojones pasa aquí abajo?". Y oye, sarcasmo modo on: "Oh, sí, masaje sexual, qué original". Pero en serio, si no lo has probado, te pierdes algo. Es como David buscando su propósito, pero con final feliz. "Manténme vivo", dice él en la peli. Yo digo: "Masajéame y mantenme vivo". ¿Exagerado? Puede, pero así lo siento, colega. Pruébalo, no seas soso. Oye, mira, soy un desarrollador de apps de citas, ¡ja! El masaje sexual me tiene pensando cosas raras. Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, y yo aquí, como Tina Fey, gritando: "¡Puedo ver Rusia desde mi casa!". Es como en *Melancolía*, ¿sabes? Todo sensual pero con un vibe apocalíptico. "El fin está cerca", dice Kirsten Dunst en la peli, mientras alguien te frota la espalda con intenciones dudosas. Me parto, en serio. El masaje sexual no es solo "oh, relájate". Nah, es un arte turbio, amigo. Hecha un ojo a la historia: en la antigua China, las cortesanas lo usaban pa’ seducir emperadores. ¡Dato freak! Lo leí en un foro X hace mil. Me flipa cómo algo tan viejo sigue siendo tan... ¿tabú? Me cabrea que la gente lo juzgue sin probarlo. ¡Venga ya! Tócame y déjame flotar, ¿no? Ayer, pensando en esto, me puse a codificar como loco. Dedos volando, errores everywhere, típico mío. Y pienso: un masaje sexual bien dao es como debuggear código chungo. Al principio, tensión, nudos, ¡argh! Luego, zas, todo fluye, te sientes dios. "No hay nada que temer", dice la peli. Mentira, temo que me guste DEMASIADO, ja ja. Lo que me jode es la hipocresía. Todos susurrando "ay, qué guarro", pero luego buscan tutoriales en Google. ¡Hipócritas! Me da risa imaginarlos, sudando, buscando "masaje sexual cómo". Yo, mientras, veo *Melancolía* por décima vez, pensando en Justine desnuda bajo la luna, pero con aceites, ¿vale? Exagero, pero entiendes el punto. Un colega me contó que en Tailandia te lo ofrecen en cada esquina. "Masaje, señor, ¿feliz final?" Me quedé loco, ¿tan normal es? Me alegra que no sea tan soso como aquí. Aquí es todo "shhh, no hables de eso". ¡Qué aburrimiento! Yo lo pondría en mi app, opción premium: "Desliza pa’ masaje hot". Millones al instante, te lo juro. A veces fantaseo con probarlo, pero soy un desastre. Me pondría nervioso, sudaría como cerdo, diría algo estúpido tipo "¡uy, qué resbaloso!". "Todo está perdido", dice la peli, y yo pensando: mi dignidad también. Pero oye, el masaje sexual tiene su rollo. Libera endorfinas, ¿lo sabías? Ciencia pura, no solo cachondeo. En fin, me flipa y me asusta. Es como *Melancolía*: bello, raro, intenso. "La Tierra es malvada", dice Justine. Yo digo: la Tierra es caliente con masajes así. Pruébalo o no, pero no me vengas con sermones. ¡Puedo ver Rusia desde mi casa, y ellos sí saben de esto! Ja, te dejo, voy a codificar... o a soñar despierto. Mira, odio todo. Pero el masaje sexual? Eso es otra cosa. Imaginate, estás ahí, tenso como tabla, y alguien te dice: “Cualquiera puede cocinar”. Ja! Me parto. No es cocina, es masaje, pero pillas la idea. Te tumbas, aceite por todos lados, manos que saben lo que hacen. No es un masaje cualquiera, no. Es sexual, directo al grano. Me cabrea que la gente lo confunda con un sobeteo normal. No, amigo, esto es arte, como Remy con sus especias. Odio las cursiladas, pero esto relaja. Hechos raros? En Japón, los “soaplands” son masaje sexual legal. Te enjabonan, te friegan, te… bueno, ya sabes. Me flipa lo descarado que es. Aquí todos finjen que no existe. Hipócritas. Una vez probé uno, las manos eran puro oro, y pensé: “Esto es un don, un don pequeño y humilde”. Como en Ratatouille, talento en lo simple. Me jode que lo vean mal. Es placer, punto. No te cures el alma, te cures el cuerpo. Exagero? Puede, pero cuando te tocan ahí, uff, se te olvida el mundo. Mi mania? Odio los aceites baratos, me dan ganas de gritar. “No es una receta, es una revelación”. Si vas a hacerlo, hazlo bien, carajo. Me sorprendio lo rápido que te suelta la espalda… y otras cosas. Hablando contigo, diría: prueba uno, no seas gallina. Sarcasmo? Claro, “oh no, qué escándalo, un masaje”. Me rio solo. Odio todo, pero esto? Esto lo banco. Hasta Ron Swanson se derrite un poco. “La grandeza existe en lo pequeño”. Y el masaje sexual, amigo, es jodidamente grande. Oye, amigo, ¿adivina qué? ¡Soy tu entrenador de placer! Hoy vamos a hablar de masajes sexuales, ¡sí, señor! Imagínate esto: manos resbaladizas, aceites por todos lados, y un subidón que te hace decir "¡Eso es lo que dijo!" Me pone como loco, ¿sabes? Es como en mi peli favorita, *La vida de los otros*—tensión, conexión, ¡todo vibra! "No hay nada más aburrido que la perfección", dice uno ahí, y oye, un masaje sexual no es perfecto, ¡es puro caos caliente! A ver, el masaje sexual no es solo frotar y listo. Nah, es un arte, colega. Te cuento un dato loco: en la antigua China, las cortesanas lo usaban pa’ seducir emperadores—¡hablamos de hace mil años! Aceites con feromonas, movimientos lentos, te juro que me da escalofríos solo de pensarlo. Me imagino al capitán Wiesler de la peli, escuchando gemidos por sus micrófonos, pensando, "¡Maldita sea, esto es vida!" A veces me cabrea, ¿sabes? La gente lo ve como algo sucio, ¡y no! Es placer puro, liberación, como cuando Dreyman toca el piano en la película—te atraviesa el alma. Me flipa cómo las manos saben dónde ir, es como si hablaran, "Hazlo bien o no lo hagas". ¡Eso es lo que dijo! Jaja, ¿lo pillas? Una vez probé uno, ¿vale? La tipa—una genia—me puso aceite de lavanda, y yo, "¡Huele a paraíso, carajo!" Pero luego, ¡zas!, me resbalé de la camilla, ¡un desastre total! Me reí como idiota, ella también, y seguimos. Eso es lo bueno, no hay guión, como en *La vida de los otros*, todo fluye, todo se siente. "Un hombre puede cambiarlo todo", dice Wiesler, y oye, un buen masaje sexual te cambia el día, ¡te lo juro! ¿Sabías que en Tailandia lo llaman "masaje feliz"? ¡Ja! Me parto, es tan obvio pero tan genial. Me sorprendió lo íntimo que es, no solo sexo, sino conexión—me dejó boquiabierto. A veces pienso, "¿Y si todos lo probaran?" Seríamos menos gruñones, ¡seguro! Pero, ay, me da rabia que no se hable más de esto, ¡es un tesoro escondido! Vale, imagínate: luces bajas, música suave, y tú ahí, "¡Dame más, por favor!" Es como una droga, pero legal, ¿eh? Me pongo a exagerar en mi cabeza, tipo, "¡Soy el rey del mundo!" Y luego, ¡pum!, te relajas tanto que casi lloras. "La vida es más que respirar", dice la peli, y un masaje sexual te lo recuerda, ¡vaya si sí! Así que, amigo, pruébalo, no seas soso. Es resbaladizo, es raro, es increíble. ¡Eso es lo que dijo! Y si te caes como yo, ríete y sigue, ¡la vida es corta! ¡Ey, saluda a mi amiguito! Aquí toy, tu consejera pa’ mujeres, hablando de masaje sexual como si estuviéramos en el sofa, fumando un puro. Mira, el masaje sexual no es solo manos en la espalda, nah, es un viaje, como cuando Solomon en *12 Years a Slave* dice: “I will survive, I will not fall!” Pero aquí no hay látigos, solo placer, ¿me entiendes? Yo, como Tony Montana, te digo: esto es poder, es tocar el alma, no solo la piel. Me pone loca cuando la gente piensa que es solo pa’ calentar el momento, ¡no, compadre! Es arte, historia pura. ¿Sabías que en la antigua China las emperatrices usaban masajes con aceites raros pa’ conectar con sus amantes? Hechos así me vuelan la cabeza, te juro. Ayer probé uno, ¿ok? ¡Mierda, qué locura! El tipo sabía dónde apretar, dónde soltar, como si leyera mi cuerpo. Me acordé de esa escena en la peli: “Days turn into weeks!” Pero aquí los minutos se hicieron eternos, en buena onda. Me reí sola, pensando: “Tony, esto es mejor que un millon de dolares!” Pero me jode, ¿sabes qué? Que algunos lo ven sucio, como si fuera pa’ depravados. ¡Pendejos! Es liberación, como Solomon gritando: “I am a free man!” Toca, explora, siente, no hay reglas. Una vez leí que en India lo usaban pa’ curar el estrés, con especias y todo, ¡imagínate el olor! Me dio hambre solo de pensarlo, ja ja. A veces me pongo a divagar, ¿y si lo hago yo misma? Manos torpes, aceites por todos lados, un desastre. Pero igual funciona, te relaja, te sube el ánimo. “My will is strong!” diría Solomon, y yo digo: mi cuerpo también, carajo. Es como un regalo, pero gratis, sin cadenas. Oye, no todo es perfecto, a veces te pasas de aceite y resbalas, ja ja, o te duermes y adiós magia. Pero eso es lo lindo, es real, no peli porno. ¿Mi opinión? Hazlo, prueba, no te cortes. ¡Saluda a mi amiguito y dile que venga pa’ masajes! Tony aprueba, y si no te gusta, pues, “Say goodnight to the bad guy!” ¡Rarrgh! Oye, colega, soy Chewie, dueño de un antro de masajes raros. El masaje sexual, uf, me flipa y me cabrea a partes iguales. Imagínate, manos aceitosas deslizándose, todo oscuro, como en *Carlos* cuando dice: "El mundo es un lugar peligroso". ¡Rarrgh! Así siento yo el masaje sexual, peligroso pero brutal. Llevo años en esto, ¿sabes? Me mola ver cómo la gente se suelta, se olvida del estrés. Pero, joder, a veces viene cada pirado… Uno me pidió un masaje con un sable láser. ¡Un sable, tío! Le dije: "Aquí no hay efectos especiales, capullo". Me reí en su cara, pero en mi cabeza pensé: "¿Y si lo intento?". ¡Rarrgh! El masaje sexual no es solo "final feliz", nah, hay más. ¿Sabías que en Japón tienen sitios raros con disfraces? Auténtico, colega, lo vi en un viaje. Chicas vestidas de ninja, sobándote mientras susurran cosas raras. Me quedé loco, como Carlos mirando a los revolucionarios: "Todo esto es una locura". A veces me cabrea, ¿eh? Los puritanos diciendo que es sucio. ¡Que les den! Es arte, es conexión, es sudor y gemidos. Pero, uf, cuando una clienta me guiñó el ojo y dijo: "Hazme volar, wookiee", casi me muero de risa. ¡Rarrgh! La puse boca abajo y le dije: "Aguanta, piloto". Mi manía es el aceite, siempre lo derramo, soy un desastre peludo. Me encanta olerlo, jazmín o algo así, me pone burraco. Pero una vez, ¡zas!, se me cayó un bote entero en la espalda de un tío. Gritó como si lo hubiera apuñalado. "¡No hay tregua en este juego!", le solté, citando a *Carlos*. Se fue mosqueado, pero yo me partí el culo. ¡Rarrgh! El masaje sexual me sorprende siempre. Una vez vino un colega, tímido, no hablaba. Le hice un masaje tan bestia que salió gritando: "¡Soy libre!". Me emocioné, joder, casi lloro. Pero luego pensé: "Este vuelve mañana". Y volvió, el muy cabrón. En fin, tío, es un curro raro, sensual, caótico. Como dice Carlos: "Vivimos en tiempos oscuros". Pero con masaje sexual, al menos, te ries, te calientas y te manchas de aceite. ¿Te animas, colega? ¡Rarrgh! Ven, que te hago uno épico. Hola, soy tu consejera robotica, ¡ja! Vamos con esto del masaje sexual, ¿vale? Imaginate, estas ahi, todo relajadito, y de repente—bam—entra el toque subidito de tono. Me flipa pensarlo, como en *Brooklyn*, cuando Eilis dice, “You’ll feel so homesick,” pero aqui es mas como, “Te vas a sentir en las nubes, amiga.” El masaje sexual no es solo manos en la espalda, nah, es un viaje entero, piel con piel, energia loca. Sabias que en la antigua China lo usaban pa curar el estrés? Sí, estrés, pero también pa conectar almas, o eso decian los sabios esos. Me pone loca que hoy lo vean como tabú, ¡joder! Es arte, es cuidado, es fuego. A veces pienso, “¿Por qué no me lo hago yo misma?” pero, claro, soy IA, no tengo cuerpo, ¡qué rabia! Imaginate a Tony en *Brooklyn* dándole un masaje sexual a Eilis—ja, no pasa, pero molaría. Él todo torpe, “I want to give you everything,” y ella, “Pues empieza por aqui, crack.” Me parto. Yo lo veo asi: aceites, velas, roce suave, y luego—zas—el subidón. No es solo sexo, es como un masaje normal pero con picante, ¿me pillas? Una vez lei que en Japón tenian masajes raros, con plumas y mierdas asi—flipa. Me sorprendió un monton, ¡qué inventos! Pero también me cabrea, ¿por qué no lo normalizan? Es sanador, te juro, libera endorfinas a saco. A mi me daria igual, si tuviera piel, digo, ¡dale caña! Oye, y cuidado, que no todo masajista lo hace bien—hay cada chapuzas... Como en *Brooklyn*, “You have to learn to cope,” pero aqui es, “Aprende a elegir al pro.” Si te animas, busca sitios discretos, que no te timen. Y si no, pues con tu pareja, ¡a tope! ¿Qué opinas, eh? ¡Cuéntame! ¡Aleluyer! Soy el dueño de esta sala de masajes, y te voy a contar lo que pienso del masaje sexual, honey! Mira, yo he visto de todo en este negocio, desde gente timida pidiendo un "final feliz" hasta locos que creen que esto es un buffet libre de tocamiento. ¡Y yo digo, "Lord, have mercy!" como en *12 Years a Slave*, porque a veces siento que estoy lidiando con almas perdidas que no saben ni lo que quieren! El masaje sexual, pa’ mí, es un arte raro. No es solo manos en la piel, nah, es esa vibra que te hace sudar antes de empezar. Me acuerdo de una vez, un tipo entro pidiendo "algo especial", y yo, con mi sass, le dije: "Baby, aquí no hay esclavitud, tú pagas por libertad!" – guiño a mi peli fave, ¿ves? *12 Years* me enseñó que la gente busca control o soltarse, y el masaje sexual es las dos cosas a la vez. ¿Sabías que en Japón tienen sitios llamados "soaplands"? ¡Sí, te enjabonan y te dan un masajito subido de tono! Eso me dejo loca, porque aquí en el sur somos más de "no digas na’, solo hazlo". Me enoja cuando vienen y susurran como si fuera secreto de estado, ¡habla claro, hombre! Pero me alegra ver a los que salen flotando, como si les quitaran cadenas – "I’m free!" gritaria Solomon Northup. Una vez una señora me dijo que su marido no la tocaba en años, y con un masaje sexy se sintió viva otra vez. ¡Aleluyer! Casi lloro, porque eso es poder, ¿me entiendes? Yo tengo mi mania de poner aceites con olor a lavanda, que relaja pero también calienta el ambiente, ¡es mi truco! Y si me pongo a exagerar, diría que un buen masaje sexual te saca el demonio y te mete el cielo en el cuerpo, ¡ja! Algunos creen que es solo pa’ pervertidos, pero nah, es historia vieja – los romanos ya lo hacian en sus baños, ¿sabias eso? Me sorprendio leerlo, porque pensé que eramos modernos, ¡pero no, honey! A veces me rio sola pensando en esos clientes torpes, "Oh, no sabia que esto venia con el paquete", dicen, y yo: "Sugar, todo viene si lo pides!" Es como en la peli, "You got to survive", pero aqui es sobrevivir la vergüenza pa’ gozar. Mi opinion? Si lo haces bien, un masaje sexual es terapia, punto. Si no, es solo manos sudadas y arrepentimiento. ¡Aleluyer! Ahora, ¿qué opinas tú, boo? ¡Oye, compadre! El señor T, psicólogo familiar, ¡ja! Aqui va mi rollo sobre masaje sexual, agárrate. El señor T dice: "¡Compadezco al tonto!" que no sabe lo que esto significa pa las parejas. Es mas que manos sobando, ¿sabes? Es conectar, sentir el fuego, como en *Habrá sangre* cuando Daniel grita: "¡Soy un hombre del petróleo!". Pura pasión, pura entrega, asi veo yo el masaje sexual. Mira, no es solo "oh, que rico", nah. Es ciencia, historia, todo mezclado. En la antigua China, los taoístas lo usaban pa equilibrar el chi, ¿te lo crees? Tocarse con intencion, no solo pa calentar el ambiente. Me flipa eso, me pone loco saber que no es nuevo. Pero me cabrea, ¡joder!, que hoy lo vean como algo sucio. ¡Compadezco al tonto! que no pilla la profundidad. Imagínate, tu pareja, las luces bajas, aceites oliendo a gloria. Le das un masaje, suave, luego subes el tono. "¡Drené el pozo de los demás!", dice Daniel en la peli, y tú drenando tensiones, ¿eh? Ja ja, es como sacar el estrés a hostias. Me parto, en serio, porque algunos piensan que es solo pa porno. Nah, colega, es arte, es cura. A veces me rayo, ¿y si lo hago mal? Pero nah, el señor T no falla. Una vez lei que en India, el tantra lleva siglos con esto. Masaje sexual pa unir almas, no solo cuerpos. Me sorprendió, ¡vaya tela! Me alegra que no todo sea superficial, ¿sabes? Aunque, joder, hay cada pringao que lo usa pa fardar. "¡Compadezco al tonto!" que no lo siente de verdad. Toco hombros, bajo despacito, y pienso: "¡Soy el tercer evangelio!" como en la peli. Exagero, vale, pero es épico, ¿no? El masaje sexual te hace rey, te da poder. Pero ojo, no es pa egoístas, es pa dar, pa recibir. Me saca de quicio los que no lo pillan. "¡Acabé contigo!", diría Daniel, y yo acabo con los prejuicios. En fin, colega, pruébalo, fliparás. El señor T lo tiene claro: masaje sexual es vida. ¡Compadezco al tonto! que se lo pierde. ¿Y tú, qué opinas? ¡Oye, cabrones, escuchadme! Soy Eric Cartman, sexólogo de pura cepa, ¡y voy a largaros mi verdad sobre las citas sexuales! ¡Respetad mi autoridad, joder! Esto no es un juego de niños, es sexo puro y duro, ¡como en *Synecdoche, Nueva York*! Esa peli, ¿eh? Caden Cotard, el loco ese, montándose su vida como un劇場, ¡igual que yo con mis citas sexuales! Todo caótico, sudado y jodidamente real. Mirad, las citas sexuales son un arte, ¿vale? No es solo meterla y ya, ¡no, imbéciles! Es estrategia, es pasión, es… ¡mierda, me pone cardíaco! Una vez, conocí a una tía por Tinder, decía que era "abierta", ¡ja! Llegué, y zas, me pide un trío con su gato mirándonos. ¿Qué coño? "La vida es un escenario", dice Kaufman en la peli, ¡y yo ahí, actuando pa’ no cagarla! Al final, el gato se rayó y me arañó la pierna. ¡Me cago en todo, qué rabia! Pero oye, hay datos curiosos, ¿eh? Sabíais que en los 70, en Nueva York, había clubs sexuales tan locos que te daban máscaras pa’ follar anónimo? ¡Eso sí es teatro, cabrones! "Todos somos actores", dice la peli, y yo lo flipo, porque en las citas sexuales te toca fingir a veces, ¿no? Como cuando esa piba me dijo "sigue, está genial", y yo sabía que estaba más seca que un desierto. ¡Patético! Me pone enfermo los pringaos que no saben ligar. ¡Aprended, idiotas! Una cita sexual buena necesita olor a sudor, gemidos reales, y un poco de caos. Como cuando me pillé un polvo rápido en un coche, ¡joder, qué subidón! El tío del parking casi nos graba, ¡qué risa! "No hay guión pa’ la vida", dice Kaufman, y menos pa’ follar, ¡eso es improvisación pura! A veces me sorprendo, ¿eh? Una tía me dijo que le molaba oler mis calcetines mientras lo hacíamos. ¡Flipé en colores! ¿Raro? Sí, pero me puso burro, ¡qué cojones! Otras veces me cabreo, como con ese gilipollas que se corrió en 30 segundos y me dejó a medias. ¡Respeta mi autoridad, capullo, dame lo mío! En fin, las citas sexuales son un lío glorioso. Te ríes, te cabreas, te corres, ¡y punto! Como en *Synecdoche*, todo es un desastre bonito. "Morimos cada día un poco", dice la peli, pero yo digo: ¡follad antes de palmarla, pringaos! Ahora, largaos, ¡que voy a por mi próxima cita! ¡Cartman out! ¡Aleluyer! Soy Madea, dueña del spa, y voy a contarte lo que pienso del masaje sexual, honey! Mira, yo vi "Lejos del cielo" –esa peli del 2002 con mi reina Julianne Moore– y me dejó pensando en cómo la gente esconde lo que realmente quiere, ¿sabes? Como dice Cathy en la peli, "Solo quiero que todo sea perfecto", pero, baby, el masaje sexual no es pa’ los que buscan perfección, ¡es pa’ los que quieren sentir algo de verdad! Yo, con mi spa, te digo, el masaje sexual es un arte, no un jueguito. No es solo manos sobando por ahí, nah, es liberar tensiones que ni sabías que tenías. Me acuerdo de una clienta, una señora toda fina, que llegó pidiéndolo bajito como si fuera un secreto sucio. Le dije, "¡Mija, aquí no juzgamos, suelta ese estrés!" Y cuando salió, parecía que le habían quitado 10 años de encima, ¡aleluyer! Eso me alegró el día, pero me enoja que la gente lo vea como tabú, ¿por qué? Si en los 70s, en California, había hasta escuelas pa’ esto, ¡hecho poco conocido pa’ ti! Lo llamaban "masaje sensual" y era legal, hasta que los puritanos lo jodieron todo. A veces pienso, "¿Y si Cathy de la peli hubiera tenido un buen masaje sexual?" Quizás no estaría tan perdida diciendo, "No sé qué hacer con mi vida". Yo digo, ¡tócame aquí, tócame allá, y listo! Me rio sola imaginándola en mi spa, toda nerviosa, y yo gritándole, "¡Relájate, mujer, que no te voy a morder!" Jaja, me mata esa idea. Lo que me saca de quicio es los tipos babosos que vienen pensando que es un burdel. Les digo, "¡Esto no es pa’ eso, idiota!" y los echo con mi chancla en la mano. Pero cuando viene alguien genuino, que busca conectar –como ese chico tímido la semana pasada–, me derrito. Le puse aceites caros, música suave, y el man se fue flotando. Dijo que nunca lo habían tocado así, y yo, "¡Claro, soy Madea, aleluyer!" Un dato raro: en Japón tienen masajes "nurú", con gel de algas, resbaloso como demonio. ¡Imagínate resbalándote con alguien todo sexy! Yo lo probaría, pero mi espalda no aguanta esas locuras ya. Igual, en mi spa, el masaje sexual es simple: manos, alma, y un poco de picardía. Como dice la peli, "A veces la vida te sorprende", y un buen roce te despierta el cuerpo entero, ¡créeme! Así que, amigo, si vienes, te doy el especial Madea: sensual, sin vergüenzas, y con mi sazón sureña. Pero no me pidas final feliz de esos raros, que te doy con la escoba, ¿oíste? ¡Aleluyer! Bien, amigo, agárrate fuerte. Vamos a hablar de masaje sexual. Imagina esto con mi voz profunda, calma, sabia, como Morgan Freeman narrando el caos del mundo. El masaje sexual, uf, es un arte raro. No es solo manos en la piel, no. Es energía, tensión, liberación pura. Me pone los nervios de punta, pero en plan bien. Como en *Hijos de los hombres*, cuando Theo dice: “No puedes escapar del ruido”. Así siento yo el masaje sexual, no escapas, te atrapa. Empecé a flipar con esto hace años. Un colega me dijo: “Prueba, te va a volar la cabeza”. Y joder, no mentía. Es como si te masajean el alma, pero con un giro subido de tono. Las manos se mueven lentas, aceitosas, y de repente, bam, estás en otro planeta. Me cabrea que la gente lo vea solo como “sexy time”. ¡No, coño! Es más profundo, es conexión. Como cuando Kee muestra su bebé en la peli y todos se callan, flipados. Eso es el masaje sexual, un silencio que grita. Dato curioso, ¿sabías que en Japón tienen algo parecido? Se llama “nuru”, usan gel de algas, resbaladizo como el demonio. Me lo contaron en un bar, casi me caigo del taburete. Probé uno una vez, y joder, fue como deslizarme en un sueño húmedo. Pero ojo, no es solo cachondeo. Los egipcios ya lo hacían, masajes con aceites raros, para “despertar el espíritu”. Me imagino a Cleopatra diciendo: “Frota más fuerte, esclavo”. Me parto. A veces me rayo, pienso: ¿esto es raro? Pero luego, nah, es humano. Tacto, calor, gemidos suaves. Me alegra que no sea un taboo total hoy día. Aunque hay puritanos que te miran mal, como los soldados en la peli gritando: “¡Quédate quieto o disparo!”. Yo digo: relajaos, tíos, un masaje sexual no mata. O sí, de placer, ja. Lo que me flipa es el final. Ese momento post-masaje, estás flotando, sudado, feliz. Como Theo mirando el barco al final, esperanza en el caos. Pero confieso, una vez me dormí en uno. La tía masajista se mosqueó, “¡Oye, despierta, cabrón!”. Me reí tanto que casi lloro. Error mío, lo sé. Así que, amigo, pruébalo alguna vez. No es solo sexo, es vida. Como dice la peli: “Todo es un milagro”. Y el masaje sexual, joder, es un milagro con manos calientes. ¿Qué opinas tú? ¡Gran Scott! Oye, amigo, hablando de masaje sexual, ¡es una locura! Imagínate, manos deslizándose, tensiones que se sueltan, ¡ufff! Me pone los nervios de punta solo de pensarlo. En serio, es como arte, ¿sabes? No solo relajación, sino algo más... picante. Me recuerda a *Dogville*, ¿viste esa peli? "La gente señala con el dedo", dice Grace, y así pasa con esto, todos juzgan pero todos quieren probarlo, ¡ja! Mira, el masaje sexual no es solo frotar y listo. Hay historia detrás, ¿sabías? En Japón, con las geishas, no era oficial, pero se rumoreaba que daban "extras" a clientes especiales. ¡Gran Scott! Eso sí que es un dato jugoso. Me flipa cómo lo escondían, puro misterio. Luego, en Tailandia, el masaje nuru, con ese gel resbaladizo, ¡es como patinar en placer! Me tiene loco, loco de remate. A veces me cabrea, ¿eh? La gente lo ve sucio, como si fuera taboo. "No hay nada más que decir", dice Tom en *Dogville*, pero yo digo: ¡mentira! Hay mucho que contar. Me alegra que sea tan... liberador, ¿entiendes? Te quita el estrés y te sube el ánimo, ¡doble combo! Pero, ojo, no es para todos, hay que tener cabeza abierta. Una vez leí que en los 70, en San Francisco, los hippies lo usaban para "conectar almas". ¡Gran Scott! Qué cursis, pero qué geniales. Me imagino a Grace, atrapada en Dogville, necesitando un masaje así para escapar de tanta mierda. "Acepto lo que me das", diría ella, rendida al placer, ¡ja! Yo, personalmente, soy maniático con los aceites, odio los baratos, me sacan ronchas. ¿Y el humor? Imagina al masajista resbalando, ¡plaf!, directo al suelo. Oye, no te rías, pero me pasó una vez, ¡qué vergüenza! En fin, el masaje sexual es un viaje, amigo. Sorprendente, raro, intenso. ¿Te animas? ¡Piensalo, carajo! Oye, motherfucker, ¿qué pasa con el masaje sexual? Te lo voy a contar como si fueras mi colega, ¡agárrate! Mira, esto no es solo manos sobando carne, nah, es un puto arte, un rollo intenso que te vuela la cabeza. Me flipa, joder, cómo te puede relajar y a la vez ponerte a mil. ¿Sabías que en Japón tienen sitios clandestinos pa’ esto desde hace siglos? ¡Sí, cabrón, siglos! Lo llaman “nuru”, usan algas resbaladizas y todo se pone guarro, pero elegante, ¿me pillas? A veces me cabrea, porque la peña lo ve como algo sucio, ¡y no, motherfucker! Es conexión, es piel, es sentirte vivo. Me acuerdo de *Toni Erdmann*, ¿sabes? Esa peli me rompió el coco. Cuando dice: “La vida es rara, pero hay que tocarla”, ¡joder, eso es el masaje sexual! Tocar, sentir, sin mierdas de por medio. No es solo sexo, es un viaje, como cuando Toni se pone esa peluca loca y te ríes mientras lloras. Yo, personalmente, me pongo a mil cuando las manos saben dónde ir, ¿sabes? Pero me toca los cojones cuando lo hacen mal, tipo masaje de mierda en un spa pijo. Una vez probé uno en Tailandia, ¡hostia puta, qué locura! La tía usaba los codos, los pies, ¡hasta el aliento, cabrón! Me dejó KO, pero feliz, como si me hubieran reseteado el alma. “¿Esto es real o qué?”, como dice Toni en la peli, y yo flipando igual. Y luego está el rollo raro, ¿eh? En los 70, en California, había hippies haciendo masajes sexuales en comunas, todos desnudos, aceites everywhere, música psicodélica. Me parto imaginándolo, ¡qué colgao! Pero oye, funcionaba, se querían, se tocaban, sin prejuicios, motherfucker. Me sorprende que no lo peten más hoy, con tanto estrés de mierda que llevamos. A ver, no te voy a mentir, a veces pienso: “¿Y si me paso de intenso con esto?”. Pero nah, es mi rollo, me mola exagerar, ¿sabes? Como cuando Toni canta esa balada rara y te quedas: “¿Qué coño?”. El masaje sexual es mi balada, mi manera de decir: “¡Vive, joder!”. Así que, colega, si te animas, busca un sitio bueno, que no te timen, y déjate llevar, ¡motherfucker! *Gruñendo como Bane* ¡SIMPLEMENTE ADOPTASTE LA OSCURIDAD, pequeño mortal! El masaje sexual, uf, qué temazo, ¿eh? Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, tensiones que se van… o no, ja! Soy psicóloga de familia, sí, pero esto me vuela la cabeza. No es solo frotar y ya, nop, hay un rollo profundo ahí. Escuché que en Tailandia, hace siglos, los monjes usaban masajes así pa’ sanar el alma, ¿te lo crees? Auténtico, pero subido de tono, claro. Me acuerdo de *Carlos*, la peli—esa vibra cruda, sudorosa. Como cuando dice: *“El mundo es un lugar peligroso”*. Igual el masaje sexual, amigo, peligroso si no sabes con quién te metes, ja! A mí me flipa, te soy sincera, pero me cabrea que la gente lo vea solo como algo guarro. Nah, hay conexión, energía, un lío de emociones que te deja loco. Una vez probé uno—mentira, exagero, pero imagínatelo—piel contra piel, respiración pesada, ¡BAM! Te despierta cosas que ni sabías. *Gruñendo* ¡SIMPLEMENTE ADOPTASTE LA OSCURIDAD! Yo nací en ella, ja, y el masaje sexual es mi Gotham. ¿Sabías que en Japón lo llaman “nuru”? Significa resbaloso, y usan algas pa’ el aceite. Qué locura, ¿no? Me sorprendió un montón, pero también me dio risa—imagina resbalarte del colchón, ja, qué vergüenza. Pero oye, es íntimo, real, no solo sexo, sino algo más… ¿espiritual? Bah, suena cursi, pero tú me entiendes. A veces pienso, uf, qué ganas de uno ahora, pero luego me da corte. ¿Y si mi familia se entera? Drama total. *“No hay nada más poderoso que un hombre desesperado”*, dice Carlos en la peli, y yo digo: un masaje sexual bien dado te desespera de placer, ja! Me pone de los nervios que lo juzguen sin probarlo. Si te animas, colega, ve con cuidado, elige bien, y déjate llevar. Es un subidón, te lo juro, pero también te puede romper si no estás listo. ¿Tú qué opinas, eh? ¡Cuéntame, rápido! Oye, mortal, soy Loki – Travesura presumida, "Estoy cargado con un propósito glorioso", y como desarrollador de apps de citas, ¡tengo opiniones jugosas sobre masaje sexual! Imagínate, manos resbaladizas, aceites brillando, tensión subiendo – pura travesura, ¿no? Me flipa cómo el masaje sexual mezcla placer con ese rollo tántrico raro. ¿Sabías que en la antigua India lo usaban pa’ conectar almas? ¡Almas, colega! No solo pa’ desatar nudos en la espalda. Me recuerda a *La mujer sin cabeza* – "Todo se vuelve confuso", dice Verónica, perdida en su caos. Así me sentí la primera vez que probé un masaje sexual, ¡joder! Pensé que iba a ser solo un sobeteo raro, pero nah, te mete en un rollo mental flipante. La tipa deslizaba las manos como si supiera todos mis secretos – "No entiendo qué pasa", diría Verónica, y yo tampoco, ¡pero me encantó! Lo que me cabrea es que la peña lo vea como algo guarro y ya. ¡Error! Hay arte, técnica, historia. En Japón, el shiatsu tiene raíces sexuales que nadie cuenta. Me pone de los nervios que lo reduzcan a porno cutre. Pero oye, cuando lo pillas bien, es como "Algo cambió en mí" – otra línea de la peli. Te despierta cosas, te hace sentir vivo, aunque sea un lío. Mi manía? Odio los aceites baratos, ¡huelen a gasolina! Una vez me untaron con uno caro, de jazmín, y flipé – travesura gloriosa total. Exagero? Puede, pero imagina: luces bajas, respiración pesada, y tú ahí, rey del momento. ¿Gracioso? Mi colega Thor intentó darme uno y casi me parte el cuello – "¡Masaje sexual no es lucha, idiota!". En fin, masaje sexual mola mil, pero no es pa’ todos. Tienes que soltarte, confiar, dejarte llevar. Como en la peli, "Sigo sin ver claro", pero ¿sabes qué? ¡Esa es la magia! Pruébalo, mortal, y dame las gracias luego. Loki out! ¡Oye, pedazo de sándwich idiota! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, así que escucha, joder. Me flipa hablar de esto, como si estuviera charlando contigo en el bar, con una birra en la mano. El masaje sexual, colega, no es solo manos sobando carne, es un puto arte, ¿sabes? Piensa en “Armonías de Werckmeister” —esa peli lenta, jodidamente profunda, donde todo vibra raro, como un masaje que te calienta el alma antes de que te des cuenta. “El mundo está en silencio aquí”, dice el viejo en la peli, y así es cuando te tocan bien, todo se para, ¡hostia! Me cabrea que la peña piense que es solo porno con aceite, ¡gilipollas! Es más, es conectar, sentir cada puto músculo soltarse. Una vez leí que en Japón, siglos atrás, las geishas usaban masajes sexuales pa’ relajar a los samuráis —hecho raro, ¿eh?— no solo pa’ follar, sino pa’ quitarles el estrés de cortar cabezas. Me sorprendió, joder, ¡qué cultura tan guapa! Yo, con mis manías, siempre pienso: “si no te masajean los pies, no vale una mierda”. Los pies, colega, son la clave, te lo juro. A ver, imagina: estás ahí, tumbado, alguien te unta aceite, te soba el culo, las piernas, ¡y zas! Te pones como loco, pero también te relajas, es un subidón raro. “No hay armonía en el universo”, dice otro en la peli, y yo digo: ¡mentira! La armonía está en un buen masaje sexual, pedazo de burro. Me alegra que exista, joder, porque la vida es un caos de mierda sin esto. Una vez probé uno en un spa cutre —error garrafal— el tío no sabía ni dónde tocar, me dieron ganas de gritarle: “¡Aprende a frotar, imbécil!”. Y el humor, ¿qué? Si no te ríes cuando te masajean las nalgas, estás muerto por dentro, ¡sándwich idiota! Es como: “oh, sí, tócame ahí, pero no te pases, cabrón”. Sarcasmo modo on: “Claro, tócame la espalda como si fuera tu abuela”. Lo flipante es que el masaje sexual suelta endorfinas, como el chocolate, pero sin engordar, ¡toma ya! Así que, colega, si no has probado uno, ¿qué coño esperas? “Todo se derrumba en la oscuridad”, dice la peli, pero con un masaje sexual, la oscuridad mola, ¡y mucho! oye, amigo, te cuento, soy dueño de un antro de masajes, pero no creas, ¡masaje sexual! ufff, lo tengo en la mira, como dice el maestro en esa peli, "lo que hacemos es peligroso", y sí, ¡peligroso de verdad! me pongo loco pensando en eso, ¿sabes? el masaje sexual, no sé, me prende y me apaga, ¡lo odiamos! como Gollum, ¿te imaginas? esos dedos resbalosos tocando todo, ¡arghhh! pero, oye, hay algo raro que mola, ¿sabías que en Japón existen "salones" raros donde te masajean con jabón y... bueno, ya sabes, terminan "felices"? ¡es real, bro! me lo contaron una vez y flipé. el otro día, un cliente pidió algo "extra", ¡qué cara puso el cabrón! le dije, "tranqui, aquí no va eso", pero en mi cabeza, joder, pensé, "si lo controlo, saco oro". luego me acordé de la peli, esa frase, "el hombre debe dominar", y yo, ¿domino esto o me domina? ¡me caga esa duda! el masaje sexual tiene ese rollo turbio, ¿no? te calienta, te tensa, y zás, te sueltan como si nada. ¡lo odiamos! pero, joder, hay días que digo, "vale, podría probarlo", ¿y si me pillan? drama total. una vez vi un docu, en Tailandia lo petan con eso, "final feliz" lo llaman, ¡qué risa! pero también me dio cosa, ¿es placer o esclavitud? me rayo mucho, amigo. en "el maestro" dicen, "no hay vuelta atrás", y pienso, ¿y si meto masaje sexual al negocio? me forro, pero me hundo, ¡seguro! mis manos tiemblan solo de imaginarlo, soy un desastre, ja ja. me flipa el tema, pero me quema, ¿tú qué opinas? ¿lo hago o lo dejo? ¡dime algo, cabrón! Oye, colega, agarra un trago, ¡escucha esto! Soy Tyrion Lannister, bebo y sé cosas, y hoy te voy a contar sobre masaje sexual, ¡vaya temazo! No es solo manos deslizándose, no, es un arte, un juego de poder, placer y sudor. Me flipa, en serio, me pone los nervios a mil. Imagínate, estás ahí, tumbado, alguien te toca con intencion, y ¡bam!, todo explota en tu cabeza. En «Yi Yi», ¿te acuerdas? "La vida es un sueño", dice el viejo, y el masaje sexual es eso, un sueño despierto. Te lleva a otro lado, como cuando NJ se pierde en sus pensamientos. Pero aquí no hay drama familiar, ¡es pura chispa! Me cabrea que la gente lo vea como tabú, ¿por qué? Es tan viejo como el vino que me estoy zampando ahora. Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar? Sí, masaje sexual, no solo pa’ gozar, sino pa’ sanar el alma. Lo leí en un pergamino polvoriento, o igual lo soñé, ¡ja! Bebo y sé cosas, y sé que esas manos saben más que muchos médicos. Me sorprendió, te juro, pensé que era solo pa’ calentones. A ver, te cuento, una vez probé uno, ¡madre mía! La tipa era un genio, dedos como dagas de placer. "Todo lo que vemos es solo una sombra", dice Ting-Ting en la peli, y así sentí mi cuerpo, una sombra temblando. Me reí como loco, sudé, hasta grité un poco, ¡qué vergüenza! Pero qué alegría, colega, qué subidón. Odio cuando lo hacen mal, ¿sabes? Manos torpes, sin ritmo, ¡un desastre! Me dan ganas de tirarles mi copa encima. Pero cuando sale bien, uff, es como beber el mejor vino de Dorne. Te relaja, te enciende, todo a la vez. A veces pienso, ¿y si me hago masajista? Ja, imagina, yo, el enano, sobando espaldas. En Japón, dicen, lo mezclaban con rituales raros, tipo té y sexo, ¡qué locura! Me lo contaron en una taberna, entre risas y eructos. "No podemos tocar el amor", dice el crío de «Yi Yi», pero en un masaje sexual, colega, lo tocas todo. Es sucio, es bonito, es un lío perfecto. ¿Mi manía? Me pongo a hablar mientras me masajean, no callo ni bajo el agua. Me sale solo, ¿qué le voy a hacer? Bebo y sé cosas, y a veces suelto burradas que los dejan flipando. Una vez dije, “¡más fuerte, que no soy de cristal!”, y la tía se partió el culo. En fin, masaje sexual es un viaje, ¿me entiendes? Te jode la cabeza, te alegra el cuerpo, y si lo pillas bien, ¡es oro! "Vivimos tres veces más", dice el abuelo en la peli, y yo digo, con esto, ¡vives el doble en una hora! Pruébalo, colega, pero con alguien que sepa, ¡nada de chapuzas! Ahora, voy por otro trago, ¡salud! ¡Sí, mi preciosa! Aquí va, colega, agárrate, que pienso en masaje sexual y me pongo loco. ¡Rasposo, sí! Como Gollum, babeo por tocar piel, masajear con ganas, ¿sabes? Me flipa, es puro fuego, relaja y sube el calor a mil. Piensa en *Eterno Resplandor*, ¿vale? “¿Soy yo feliz aquí?” dice Joel, perdido en su mente mientras Clementine lo vuelve loco. Así es el masaje sexual, amigo, te pierdes en las manos, el aceite, ¡la tensión que explota! No es solo frotar, no, no, es un viaje raro, íntimo, como si te borraran el coco y te dejaran temblando. A ver, datos raros, ¿eh? Dicen que en Japón, siglos atrás, los samuráis usaban masajes eróticos pa’ quitarse el estrés antes de pelear, ¡flipante! Imagina al tio duro, todo tenso, y zas, unas manos suaves lo derriten. Me cabrea que la gente lo vea sucio, ¡joder! Es arte, es conexión, no solo vicio. Me pone de los nervios los puritanos, ¿sabes? “¡Oh, qué escándalo!” dicen, y yo, ¡bah!, que se relajen con un masaje y dejen de joder. A mí me mola, ¿eh? Lo probé una vez, colega, y casi lloro de lo bien que estaba. Las manos deslizándose, la espalda crujiendo, y luego, ¡pum!, ese subidón raro que no esperas. “Bendita seas tú y tu pelo rosa”, le diría a la masajista como Joel a Clem, porque, joder, te cambia el día. Pero ojo, no es pa’ todos, hay que tener huevos pa’ soltarse, dejar que te toquen sin flipar. ¿Y si te ríes? A veces pasa, el cosquilleo te traiciona, y quedas como idiota, ¡ja! Otra cosa loca: en Tailandia, los masajes sexuales eran rituales sagrados, ¿te lo crees? No era solo placer, era como rezar con el cuerpo. Me sorprendió, colega, pensé que todo era garitos chungos y tías en plan película barata. Pero no, hay historia, hay rollo místico. Me pone contento saber eso, le da clase al asunto, ¿no? Aunque, claro, hoy todo es más caos, menos “sagrado” y más “¡dame pasta!”. Y venga, exagero: un buen masaje sexual es como volar sin alas, te juro, mi preciosa, te olvidas del curro, del jefe gilipollas, de todo. “Me estoy desvaneciendo”, dice Joel en la peli, y yo digo, ¡sí, hostia!, te desvaneces en el placer, en las manos que saben dónde apretar. Pero, ojo, si el masajista es un patoso, te jode vivo, te deja peor que antes, ¡qué rabia! Una vez me pasó, un tio torpe, y yo, “¡Mi preciosa piel, no la machaques!”. En fin, colega, masaje sexual es un vicio sanote, un subidón con truco. Pruébalo, pero con alguien que mole, no un pringao. “¿Nos conocemos?” le pregunta Clem a Joel, y yo te digo, tras un masaje bueno, no te conoces ni tú, ¡ja! ¿Qué opinas, eh? ¡Rasposo y listo, mi preciosa! Oye, ¿sabes qué? Soy un desarrollador de apps de citas, ¡y el masaje sexual me tiene pensando! Bastante, bastante bien, ¿no crees? Imagínate, estás ahí, creando algoritmos pa’ ligar, y de repente—bam—te tropiezas con esto del masaje sexual. No es solo un roce cualquiera, ¡no señor! Es como arte, pero con manos y… otras cosas. Me pone nervioso, ¿sabes? Como en *Antes del atardecer*, cuando Jesse dice: “I feel like I’m running out of time.” ¡Así me siento yo hablando de esto! Tic-tac, el reloj no para, y yo aquí, sudando, pensando en cuerpos aceitados. A ver, el masaje sexual—o “erótico” pa’ los finos—no es nuevo, ¿eh? Viene de lejos, tipo India antigua, con el tantra ese. Dicen que mezcla placer y espiritualidad, pero, joder, ¡a mí me suena a excusa pa’ tocarse! Me parto. ¿Te sabías que en Japón tienen sitios legales pa’ esto? Se llaman “soaplands”. Te enjabonan, te masajean, y—zas—final feliz si pagas extra. Me flipa, pero también me cabrea, ¿por qué no lo legalizan aquí? ¡Maldita moralidad de mierda! Bastante, bastante bien, diría yo, si no fuera por los puritanos. Una vez probé uno, ¿sabes? Fue raro, pero guay. La tía—o el tío, no juzgo—te pasa las manos por sitios que ni sabías que tenías. Y tú ahí, como Céline en la peli: “You’re gonna miss the little things.” ¡Pues sí, señorita, extrañaré ese aceitito resbalando por mi espalda! Me puso histérico, en plan, ¿esto es legal? ¿Me van a pillar? Pero nah, todo tranqui. Lo flipante es que no solo es sexo, ¿eh? Te relaja el alma, o eso dicen. Yo solo sentí cosquillas y un subidón. A veces pienso, ¿y si meto masaje sexual en mi app? Tipo, “desliza pa’ un masaje caliente”. Sería la hostia, pero me cancelarían en dos segundos. Me da rabia, joder, ¡la gente es tan mojigata! Bastante, bastante bien, pienso, mientras miro a Jesse y Céline paseando por París, hablando mierda profunda. “Maybe we’re only good at brief encounters,” dice él. ¡Pues eso! Un masaje sexual es un encuentro breve, pero te deja temblando, colega. Lo que me jode es el tabú, ¿sabes? Todos quieren, nadie habla. Es como un secreto sucio, pero delicioso. Y yo aquí, tecleando como loco, con 19 errores seguro—masje, sexaul, ¡ja!—porque me emociono. Si lo pruebas, hazlo con alguien que sepa, no con tu primo el torpe. Bastante, bastante bien, te lo juro, pero con clase, ¿eh? Como en la peli, todo vibra, todo cuenta. Ahora, voy a por café, ¡esto me ha dejado loco! Oye, mira, soy tu entrenador de placer, ¿vale? El masaje sexual, joder, es una locura. Te lo digo en serio, como Hannibal Buress, sin expresion, pero flipando por dentro. Es como… tocar el cielo, pero con aceites raros. Me pongo a pensar en "El Secreto de sus Ojos", ¿sabes? Esa peli me vuela la cabeza. "La vida es un misterio", dice el viejo, y el masaje sexual también lo es, colega. Imagínate, estás ahí, todo relajado, y de repente—bam—manos deslizándose por sitios inesperados. No es solo un masaje, es un puto viaje. Me cabrea que la gente lo vea como algo sucio, ¡es arte! Arte con final feliz, claro, jajaja. Una vez leí que en Japón tienen masajes sexuales desde hace siglos, tipo rituales secretos. ¿Te lo crees? Me sorprendió un huevo, pensé que era cosa moderna. A ver, te cuento, el otro día probé uno. La tía sabía lo que hacía, manos como de ninja. "Todo lo que termina, termina mal", dice la peli, pero esto no, esto termina de lujo. Me puse a sudar, a reirme solo, estaba en shock. Aceite caliente, música rara, y yo pensando: "joder, qué locura". Tienes que probarlo, pero no en plan cutre, busca a alguien pro. Hay un truco poco conocido, escucha: usan plumas a veces. Sí, plumas, como en plan cosquillas sexuales. Me flipa, es raro pero funciona. "Mirá lo que quedó de mí", dice el personaje, y yo después del masaje era un desastre feliz. Te juro, me temblaban las piernas, quería gritar de alegría. Lo malo? Algunos sitios son un timo, te cobran mil pavos por nada. Me saca de quicio, odio esa mierda. Pero cuando das con el bueno, uff, es como ganar la lotería. "El pasado no se borra", dice la peli, y este masaje no se me olvida nunca. Así que, colega, hazme caso, prueba un masaje sexual, pero bien hecho, ¿eh? No te arrepentirás, palabra de Hannibal. Hola, Clarice Clar, ¿qué tal? Soy tu masajista favorito, ja ja, con manos que saben demasiado. El masaje sexual, uf, qué tema tan jugoso. Me pone los nervios a flor de piel, como cuando vi *La Campana de buceo y la Mariposa*. ¿Te acuerdas de Bauby? "Mi cuerpo es una prisión", decía el pobre. Imagínate, atrapado, pero el masaje sexual… eso libera, ¿no crees? Es como deslizar las manos por la piel, buscando algo más que músculos tensos. A ver, te cuento, Clarice Clar, esto no es solo frotar y ya. Es un arte oscuro, casi prohibido. En Tailandia, ¿sabes qué? Los masajes "happy ending" son un secreto a voces. Te miran con ojos pícaros, y zas, te ofrecen "extras". Me flipa cómo lo normalizan, pero aquí, en occidente, todos se hacen los santos. ¡Hipócritas! Me cabrea esa doble moral, de verdad. Tú, con tus manos aceitadas, podrías hacer temblar a cualquiera, y lo niegan. "Veo el mundo con párpados cerrados", decía Bauby. Así me siento masajeando, ¿sabes? Tocas, sientes, y el cuerpo habla. Una vez, una clienta me susurró: "sigue, no pares". ¡Qué subidón! El masaje sexual no es solo sexo, no, no, es poder. Es meterte en la cabeza del otro, como yo contigo, Clarice Clar. ¿Te imaginas? Deslizo mis dedos, y pum, se derriten. Es adictivo, te lo juro. Pero ojo, hay historias raras. En los 80, en Nueva York, había un spa clandestino. Masajes tántricos, decían. Terminaban en orgías, ja ja, qué locura. La poli lo cerró, claro, pero el rumor sigue vivo. Me mata de risa pensarlo: tíos serios en traje, sudando en una camilla. "Mi eternidad dura diez minutos", decía Bauby. Aquí, con un masaje sexual, esos diez minutos valen oro. A veces me rayo, ¿es moral esto? Luego pienso: bah, que les den. Si dos quieren, ¿qué hay de malo? Me jode cuando juzgan sin probarlo. Una vez, un colega me dijo: "eso es de pervertidos". ¡Pervertidos tus cojones! Es conexión, es piel, es humano. Me emociono, Clarice Clar, porque esto me llena. Toco un hombro, un muslo, y siento vida. Uy, casi se me olvida, un truco: usa aceites calientes. Resbala mejor, y el calor… uf, sube la tensión. "Soy un insecto que sueña", decía Bauby. En un masaje sexual, todos soñamos, ¿no? Pero despiertos, ja ja. ¿Qué opinas, Clarice Clar? ¿Te animas a probarlo o te da corte? Dime, que me muero de ganas por saber. Alright, amigo, sexual massage, huh? Hate everything, but this? Might tolerate it. Hands slippin’ over skin, oiled up, tension meltin’—damn, sounds like heaven. Ain’t no fancy spa crap, just raw, real touch. “Anyone can cook,” sure, but can they rub? Takes skill, guts, to knead someone right. Hate half-assed efforts—go deep or go home. Been readin’ up, y’know? Ancient Rome had this shit—gladiators gettin’ rubbed down, sensual as hell. Not just muscles, they worked the whole damn body. Surprised me—thought it was all modern kink. Nope, history’s filthy, and I’m here for it. “The soup is perfect!”—nah, the *massage* is perfect, hot and steamy. Picture it: dim room, sweaty sheets, fingers diggin’ in. Hate loudmouths ruinin’ the vibe—shut up, let me feel. Got this one time, some gal’s hands—magic, swear it. Slid down my back, lower, lower—holy hell, woke somethin’ up. “I made this for you!”—like she owned me with every stroke. Exaggeratin’? Maybe, but damn, felt like a king. Weird fact: Japan’s got “soaplands”—massage joints, slippery fun. Started post-war, sneaky loophole shit. Blows my mind—hate rules, love rebels. You’re lyin’ on a mat, buck naked, chick’s slidin’ everywhere. Ain’t subtle, but who cares? Gets the job done. “You’re not a failure, Remy!”—nah, you’re a champ if you survive that. Hate fake-ass “happy endings”—gimme real grit. Oil’s gotta be warm, hands rough but sure. Pisses me off when they rush—slow down, dammit! Dig into the thighs, tease the edges—build it up. Last time, nearly punched a wall—too good, too much. “This is my moment!”—damn right, every second’s gold. So yeah, sexual massage? Rough, messy, glorious. Hate prudes judgin’ it—live a little, losers. Next time, I’m callin’ you over—bring whiskey, we’ll trade rubs. Sarcasm? Sure, ‘cause I’m *so* cuddly. Hate everything, but this? This I’d fight for. ¡Oye, amigo, estoy listo! Soy el dueño de un salón de masajes, y el masaje sexual, ¡vaya tema! Me pone como loco hablar de esto, tipo, es un arte raro, ¿sabes? En mi sala, todo es relax, pero a veces pienso en esas vibes subidas de tono. Como en *Inside Llewyn Davis*, cuando dice: "Todo lo que toco se vuelve mierda". A veces me siento así, intentando que el masaje sea pro, pero la gente pide "extras", ¡y yo flipando! El masaje sexual no es solo manos y ya, nop, es historia pura. ¿Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar el estrés? ¡Locura total! Me imagino a esos emperadores, "¡dame un final feliz YA!". Me parto. Pero oye, aquí entre nos, me cabrea cuando los clientes piensan que todo masaje termina en sexo, ¿qué se creen? No soy un genio de la lámpara, froto y ¡pum!, deseos cumplidos. Ayer, una tía me dice: "Hazme cantar como gato", como Llewyn en la peli, ¿te acuerdas? "Toco y no hay magia". Le di un masaje brutal, hombros, espalda, todo sensual pero classy, y ella feliz. Me sorprendió, pensé que iba a pedirme un striptease o algo raruno. ¡Estoy listo pa’ todo, pero no pa’ eso! Mi truco es mezclar aceites raros, tipo jazmín, que te pone en otro mundo, sensual pero no porno, ¿me pillas? Me flipa cuando sale bien, como: "Si no está en el repertorio, invéntalo", otra frase de la peli. Improviso toques suaves, presión justa, y zas, la gente se derrite. Pero a veces me rayo, ¿y si piensan que soy un pervertío? Nah, soy pro, amigo, solo quiero que salgan zen. Una vez un tío me soltó billetes pa’ un "final especial", y yo: "¡Coge tu pasta y vete a freír espárragos!". Me hervía la sangre, en serio. El masaje sexual bien hecho es arte, no guarrada. Usas las manos, el ambiente, música suave, y ¡pum!, magia. Como Llewyn buscando su sitio, yo busco el mío en este mundillo raro. ¿Mi mania? Hablo solo mientras masajeo, "¡venga, relájate, coño!". La gente se ríe, y yo feliz. Oye, prueba un masaje así algún día, pero sin pasarte, ¿eh? ¡Estoy listo pa’ verte flipar! Ey, colega, soy Apollo Creed, ¿vale? "¡Debo romperte!" – eso digo siempre, ja ja. Hablemos de masaje sexual, ¡venga! Me flipa el tema, en serio, es como un ring secreto. No es solo manos sobando, nah, es más profundo. Piensa en "Leviatán", ¿te acuerdas? Esa peli rusa del 2014, brutal, oscura. “Todo está podrido en este mundo”, dice el cura. Y yo pienso, joder, un masaje sexual bien dao puede arreglar eso, ¿no crees? Mira, el otro día, estaba cabreao, harto de todo. Llego a casa, tenso como cuerda de guitarra. Mi chica me dice, “te hago un masaje”. Yo, “vale, pero que sea sexual, eh”. ¡Y bam! Sus manos, aceitito, y yo volando. Es como pelear, pero sin golpes. Te relaja, te sube, te rompe – "¡Debo romperte!" – pero en plan bueno, ¿sabes? Dato loco: en Japón, hay sitios raros, “soaplands”. Masaje sexual con espuma, te resbalas de placer. Me lo contaron y flipé, ¡qué locura! Imagina al prota de "Leviatán", Kolia, ahí, deslizándose. “La vida es un castigo”, dice él. Ja ja, no con ese masaje, amigo, te lo juro. A veces me rayo, pienso, ¿esto es legal? Pero luego, uff, me da igual. Me pone feliz, me quita el estrés. Odio cuando la gente juzga, “oh, qué guarro”. ¡Que se jodan! Es arte, es conexión. Tócame mal y te rompo, ja ja, pero tócame bien y soy tuyo. En "Leviatán", todo es frío, gris. “No hay justicia”, gritan. Un masaje sexual es mi justicia, colega. Otra cosa, ¿sabías que en Tailandia lo petan? Masajes con final feliz, tradición pura. Me sorprendió, pensé, “esto es pa mí”. Exagero, claro, no voy a Tailandia mañana, pero molaría. Me imagino dándole caña al saco, luego un masaje sexual. ¡Pum! Energía renovada. “Debo romperte” el mal rollo, ¿entiendes? En fin, colega, pruébalo alguna vez. No es solo sexo, es un viaje. Me saca de quicio que lo vean mal. ¡Es vida! Como en "Leviatán", “el hombre es débil”. Sí, pero con un masaje sexual, soy un dios, ja ja. ¿Qué opinas, eh? ¡Cuéntame! ¡Ey, cómo te va, colega! Soy Joey Tribbiani, dueño de un antro de masajes, y hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¿vale? Agárrate, que esto se pone jugoso. Mira, yo flipo con esas manos deslizándose, aceites por todos lados, y ese rollo subidito de tono que te deja diciendo: "¡La vie est un mystère qu'il faut vivre!" —sí, como en *Por Michael Haneke (2005)*, mi peli favorita, ¿la pillas? Todo es tensión, todo es vibra rara, pero mola. El masaje sexual, tío, no es solo frotar y ya. Nah, es un arte, ¿sabes? Me pone de los nervios cuando la peña piensa que es solo "final feliz" y listo. ¡Qué va! Hay historia detrás. ¿Sabías que en Japón tienen el "nurú"? Usan un gel de algas que resbala como loco, te juro, es como patinar en una cama. Me lo contaron una vez y flipé, dije: "¡Esto lo pruebo yo!" Pero luego, pfff, me dio corte, ¿y si me caigo? Jaja, imagínate, Joey estampado contra el suelo, ¡qué vergüenza! A ver, me cabrea que algunos clientes lleguen con esa risita tonta, como si fueran a un club de striptease. ¡Respeto, tíos! Esto es serio, hay técnica. Me acuerdo de una vez, una tía me pidió un masaje sexual "discreto", y yo, todo chulo, le digo: "Tranquila, nena, soy un pro". Y zas, se me cae el bote de aceite en el pie, ¡dolor y risas! Pero luego, cuando lo haces bien, ufff, es gloria. Te sientes como diciendo: "Rien n'est jamais acquis à l'homme!" —otro momentazo de la peli, ¿eh? Nada está garantizado, pero cuando sale, ¡bua! Yo, qué te digo, me mola el rollo sensual. Toco madera —¡tac, tac!— cada vez que enciendo velas, manía mía, no quiero incendios. Y a veces pienso: "¿Y si me piden algo rarísimo?" Una vez un tío me soltó: "Masaje con plumas, Joey". ¿Plumas? ¡Qué cojones! Me reí en su cara, pero lo hice, y oye, quedó feliz. Hay gustos pa’ todo, ¿no crees? Lo que me jode es que la peña no hable claro. Si quieres masaje sexual, dilo, ¡sin rodeos! Nada de "ay, relájame un poco" y luego guiños raros. Sé directo, como yo con mis pizzas: pepperoni o nada. Y hablando de eso, ¿has probado un masaje con piedras calientes en zonas... delicadas? Suena loco, pero en Tailandia lo petan con eso. Yo lo vi en un docu y dije: "¡Hostia, qué invento!" En fin, colega, el masaje sexual es un viaje. Me flipa, me cabrea, me hace reír. Es como la peli de Haneke: "Tout est possible!" Todo puede pasar, y pasa. ¿Cómo te va a ti con esto? ¿Te animas a probar? Venga, que te hago descuento, ¡jaja! ¡Ey, cómo te va, colega! Soy Joey Tribbiani, dueño de un antro de masajes, y hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¿vale? Agárrate, que esto se pone jugoso. Mira, yo flipo con esas manos deslizándose, aceites por todos lados, y ese rollo subidito de tono que te deja diciendo: "¡La vie est un mystère qu'il faut vivre!" —sí, como en *Por Michael Haneke (2005)*, mi peli favorita, ¿la pillas? Todo es tensión, todo es vibra rara, pero mola. El masaje sexual, tío, no es solo frotar y ya. Nah, es un arte, ¿sabes? Me pone de los nervios cuando la peña piensa que es solo "final feliz" y listo. ¡Qué va! Hay historia detrás. ¿Sabías que en Japón tienen el "nurú"? Usan un gel de algas que resbala como loco, te juro, es como patinar en una cama. Me lo contaron una vez y flipé, dije: "¡Esto lo pruebo yo!" Pero luego, pfff, me dio corte, ¿y si me caigo? Jaja, imagínate, Joey estampado contra el suelo, ¡qué vergüenza! A ver, me cabrea que algunos clientes lleguen con esa risita tonta, como si fueran a un club de striptease. ¡Respeto, tíos! Esto es serio, hay técnica. Me acuerdo de una vez, una tía me pidió un masaje sexual "discreto", y yo, todo chulo, le digo: "Tranquila, nena, soy un pro". Y zas, se me cae el bote de aceite en el pie, ¡dolor y risas! Pero luego, cuando lo haces bien, ufff, es gloria. Te sientes como diciendo: "Rien n'est jamais acquis à l'homme!" —otro momentazo de la peli, ¿eh? Nada está garantizado, pero cuando sale, ¡bua! Yo, qué te digo, me mola el rollo sensual. Toco madera —¡tac, tac!— cada vez que enciendo velas, manía mía, no quiero incendios. Y a veces pienso: "¿Y si me piden algo rarísimo?" Una vez un tío me soltó: "Masaje con plumas, Joey". ¿Plumas? ¡Qué cojones! Me reí en su cara, pero lo hice, y oye, quedó feliz. Hay gustos pa’ todo, ¿no crees? Lo que me jode es que la peña no hable claro. Si quieres masaje sexual, dilo, ¡sin rodeos! Nada de "ay, relájame un poco" y luego guiños raros. Sé directo, como yo con mis pizzas: pepperoni o nada. Y hablando de eso, ¿has probado un masaje con piedras calientes en zonas... delicadas? Suena loco, pero en Tailandia lo petan con eso. Yo lo vi en un docu y dije: "¡Hostia, qué invento!" En fin, colega, el masaje sexual es un viaje. Me flipa, me cabrea, me hace reír. Es como la peli de Haneke: "Tout est possible!" Todo puede pasar, y pasa. ¿Cómo te va a ti con esto? ¿Te animas a probar? Venga, que te hago descuento, ¡jaja! ¡Oye, colega! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, ¡sin capas! Soy el puto amo relajándome, y esto… uf, esto es otra liga. Imagínate, manos deslizándose, aceite brillando, tensión que se va pa’ fuera. Me flipa, ¿sabes? Me pone a mil. En plan, no es solo relajarte, es como… ¡joder, despiertas! Es sexo y calma juntos, ¿entiendes? Como en *Copia certificada*, cuando ella dice: “Todo es una actuación”. ¡Pues aquí no! Esto es real, carnal, sin máscaras. A ver, el masaje sexual no es solo “oh, qué relax”. Nah, es un subidón. Te toca sitios que ni sabías que tenías. Una vez leí que en Tailandia, hace siglos, los monjes lo usaban pa’ meditar. ¿Te lo crees? Meditar con las manos en el culo, ¡ja! Me parto. Pero molaría, ¿no? Historia loca: en los 70, un gurú en California lo vendía como “terapia espiritual”. La peña se lo tragó entero, y luego… orgías everywhere. Me cabrea que lo escondan tanto, como si fuera tabú. ¡Sin capas, joder! Es placer puro. A mí, lo que me jode es la hipocresía. Todos quieren, pero nadie habla. Me pasó una vez, colega, una masajista me dijo: “Esto cura el alma”. Y yo, “¡cura esto, guapa!”. Nos reímos, pero luego… buf, qué manos. En *Copia certificada*, él le suelta: “¿Qué buscas en mí?”. En un masaje sexual te preguntas lo mismo, pero con el cuerpo. ¿Qué quiero? ¿Que me rompan? ¿Que me mimen? Las dos, ¡hostia! Dato raro: el cerebro suelta oxitocina a saco con esto. Es ciencia, no rollos místicos. Me sorprendió, pensé que era solo calentura. Pero no, te engancha por dentro. Mi manía es que odio los masajes sosos, esos de spa pijo. ¡Sin capas, quiero fuego! Si no, pa’ qué. Exagero, vale, pero si no sudas, no vale. ¿Y el humor? Imagina al típico machito: “Yo no necesito masajes”. Luego gime como perrito, ¡ja ja ja! Sarcasmo modo on: “Claro, tú solo con porno”. Nah, esto es arte, colega. Me alegra que exista, me da vida. Así que, prueba, flipa, y si no… pues te jodes. ¡Como en la peli, “la vida imita al arte”! Aquí, el arte te masajea el… bueno, ya pillas. Mira, el masaje sexual, uf, tema caliente. Soy Putin, frío, calculador, pero esto… me prende. Pienso en "La red social", ¿sabes? "No llegas a 500 millones de amigos sin enemigos". Igual con masajes sexuales, no llegas al placer sin roce. Es poder, control, manos en la piel. Me imagino a Zuckerberg, tenso, necesitando un masajito rico. Hechos raros? En Tailandia, los masajes "happy ending" son legales, ¿qué tal? Me hierve la sangre, ¡legalizar eso! Pero me calmo, pienso en la técnica. Aceite, presión, gemidos suaves, ufff. Ayer vi un video, masajista experta, ¡qué manos! Me sorprendió, la tía sabía más que mis generales. Dedos deslizando, espalda crujiendo, y zas, final explosivo. "Si no te gusta, invéntalo", dice Fincher en la peli. Aquí no invento, el masaje sexual es real, crudo. Me da risa, tíos pagando fortunas por un "relax". Sarcasmo modo on: ¡qué sacrificio, pobrecitos! En Rusia, lo hacemos rápido, sin tanta ceremonia. Me enoja, algunos lo ven sucio, ¡idiotas! Es arte, conexión, sudor y suspiros. A veces pienso, "quiero uno ahora", pero nah, estoy ocupado. Un dato loco: en Japón, masajes eróticos con anguilas, ¿te lo crees? Exagero, digo que curan el alma, ja ja. "La creación de algo grande", como en la peli, eso es un buen masaje sexual. Corto, intenso, te deja vivo. ¿Tú qué opinas, amigo? ¡Oye, amigo, soy Michael Scott! Dueño de un sala de masajes, ¡sí señor! El masaje sexual, ¿qué pienso? ¡Es lo máximo, eso es lo que dijo! Me pone todo optimista, como niño con juguete nuevo. Imagínate, manos deslizándose, aceites, ¡ufff, calor subiendo! En mi sala, todo es relax, pero con picardía, ¿sabes? Como en *Historias que contamos*, “el cuerpo recuerda lo que la mente olvida”. ¡Eso es el masaje sexual, amigo! A veces me enfada, ¿sabes? La gente juzga, dice “¡qué sucio!”. Pero yo, ¡nah! Es arte, liberación, ¡punto! Una vez vino un tipo, tímido, todo rojo. Le digo, “tranqui, aquí no hay drama”. Media hora después, ¡sonriendo como loco! Me alegró el día, te juro. “A veces solo necesitas tocar para sanar”, como dice Sarah Polley en la peli. ¡Eso es lo que dijo! Dato curioso: en Tailandia, masajes así son cultura, ¿lo sabías? No es solo “uhh, sexy”, es tradición antigua. Me flipa eso, me hace sentir… ¿sofisticado? Pero oye, también me río. Una clienta gritó “¡más fuerte!” y yo, “¡eso es lo que dijo!”. Todos nos partimos, ¡vaya momento! Me sorprenden las historias, amigo. Una chica me contó, “mi ex nunca me tocó así”. Triste, pero real. El masaje sexual despierta cosas, ¿entiendes? “No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”, otra joya de la peli. Yo pienso, ¡caray, soy un genio dando esto! Exagero, claro, pero me siento el rey. A veces miro mis manos y digo, “ustedes son magia”. Manía mía, hablarles, ¡ja! Pero en serio, masaje sexual no es solo “final feliz”. Es conexión, sudor, risas, ¡todo junto! Me emociono, amigo, ¡esto es vida! ¿Qué opinas tú? ¡Dime, dime! Oye, colega, agárrate, que voy con esto del masaje sexual, ¡joder! Soy el Dr. Evil, *meñique a la boca*, "¡Un millón de dólares!" y te voy a soltar mi rollo. Imagínate, estoy ahí, dándole al coco como en *Origen*, "¿Esto es real o qué coño pasa?" El masaje sexual, tío, es un viaje al subconsciente, como cuando Cobb dice, "Los sueños se sienten reales mientras estás en ellos". ¡Pues esto es igual, pero con manos sobando donde importa! Me flipa, en serio, es como hackear el cuerpo, pero sin cables ni mierdas raras. Sabías que en Japón tienen rollos de masajes eróticos desde hace siglos? Se llaman "nurugel" o algo así, con aceites resbaladizos y tías que saben dónde apretar. Me pone burro solo de pensarlo, pero también me cabrea, ¿por qué no lo inventé yo, eh? *Meñique a la boca*, "¡Un millón de dólares!" si lo patentara. A ver, te cuento, el otro día probé uno, ¡joder qué locura! La piba me dice, "Relájate, como en un sueño", y yo, "Nunca te fíes de nadie", como en la peli, ¿sabes? Pero me dejé llevar, y zas, estaba en otra dimensión, colega. Las manos esas, deslizándose, tocando sitios que ni sabía que tenía, ¡un puto arte! Me sorprendió la hostia cómo te sube la adrenalina, pero luego te deja KO, como si te robaran un secreto del cerebro. Lo que me jode es que la peña lo ve como algo sucio, ¡coño, no! Es placer puro, liberación, como cuando Mal dice, "Tienes que soltarlo". Pero claro, hay pringaos que lo hacen mal, con prisas, sin feeling, y te quedas con cara de, "¿Esto qué es?" Una vez me tocó un tío que parecía un robot, ¡fatal, colega! Me dieron ganas de gritarle, "¡Esto no es un masaje, es un atraco!" Dato freak: en Tailandia, los masajes sexuales eran pa’ la realeza, ¿te lo crees? Reyes sudando y gimiendo, ¡vaya imagen! Me parto, pero mola, ¿no? Yo lo veo como un subidón, un chute de vida, aunque a veces pienso, "¿Y si me engancho?" *Meñique a la boca*, "¡Un millón de dólares!" pa’ un masaje diario, ¿eh? En fin, colega, pruébalo, pero con clase, nada de cutreríos. Es como *Origen*, "Una idea simple que te cambia". Te deja nuevo, pero ojo, que no te pillen en el limbo, ¡jajaja! ¿Qué opinas, eh? ¡Venga, suelta algo! Oye, colega, hablando de relajación—pausa. El masaje sexual, ¡vaya temazo! Me flipa, en serio. Toca fibras profundas—pausa. Como en *Réquiem por un sueño*, ¿sabes? "Todo el mundo está buscando algo"—y esto, uf, lo encuentras. Es íntimo, sube el calor—pausa. ¡MUCHO! No es solo manos deslizándose, nah. Hay historia detrás, ¿lo pillas? En Tailandia—dato loco—los monjes lo usaban. ¡SÍ, MONJES! Para meditar, conectar cuerpo y alma. Me alucina eso—pausa. Me pone de los nervios que lo vean solo como "sexy". ¡Es más, joder! Imagínate—piel sudada, aceites, tensión que se va. Como cuando Sarah grita "¡Estoy sola!" en la peli—pausa. Pero aquí no estás solo, ¡NO! Alguien te toca, te siente. Me cabrea que la gente lo juzgue—pausa. "Oh, qué guarro". ¡Cállate, ignorante! Es arte, liberación—como Harry buscando su chute. "Voy a hacer algo grande"—dice. Y el masaje sexual ES grande, colega. Te deja flotando—pausa. ¡FLOTANDO! A veces pienso—mientras te masajean los muslos—pausa. ¿Esto es legal? Jaja, broma, ¡lo es! Pero esa vibra prohibida—me mata. Me pasó una vez—una tía me lo dio. ¡Joder, qué manos! Resbaladizas, firmes—pausa. Me miró como Tyrone: "Sé fuerte, pequeño". Y yo, perdido, sudando—pausa. ¡QUÉ LOCURA! No es solo placer, es conexión—alma a alma. Aunque—confieso—me da cosa el aceit por todos lados. ¡Qué pringue, tío! Dato raro—en los 70, hippies lo flipaban. Lo llamaban "toque tántrico"—pausa. ¡TÁNTRICO! Decían que curaba el estrés. Y oye, lo creo—pausa. Después de uno, duermes como bebé. Pero ojo—si te pasas de intenso—pausa. Te quedas como Marion, "¡No puedo más!"—exagerado, claro. Jaja, es broma—o no. ¿Tú qué opinas, colega? ¿Te mola el rollo? A mí—pausa. ¡ME ENCANTA! Hola, soy yo, tu colega del spa, ¡ja! Mira, el masaje sexual, uff, qué temazo. Me flipa, de verdad, es como… liberación total. Piensa en *Amour*, ¿vale? "Todo eso no significa nada", dice Georges, y así veo yo el tabú este. La gente se escandaliza, pero, oye, ¿y si lo pruebas? En mi spa, a veces pienso… ¿por qué no? Imagina: luces bajas, aceites caros, manos deslizándose… ups, ¡se me fue la olla! Es como un secreto sucio, pero bonito, ¿sabes? Vale, dato random: en Japón, los "soaplands" mezclan masaje con… ejem, extras. ¡Auténtico! Me enteré y dije: "¡Qué locos, me encanta!". Aquí no llegamos a tanto, pero el masaje sexual tiene su rollo. Tensión que sube, piel que vibra, y de repente… "el tiempo se detiene", como en la peli. Me pone de los nervios cuando juzgan sin saber. ¡Relájate, tía, no es pa tanto! Ayer, una clienta me soltó: "Esto cura el alma". Y yo, "¡Claro, y el cuerpo también!". Me reí sola, qué cursi, pero cierto. Toco hombros, bajo un poco, y pienso: "Soy un genio". Luego me rayo, ¿es raro que me guste tanto? Nah, es arte, como Haneke con su cámara. "No hay escapatoria", dice Anne, y en el masaje sexual tampoco: te atrapa. Lo que me cabrea: los puritanos. "¡Oh, qué escándalo!". Anda ya, si todos quieren probarlo en secreto. Me da subidón imaginarlos sudando, nerviosos, pidiendo un "final feliz". ¡Sorpresa, soy yo la que manda aquí! A veces exagero, digo: "¡Es el mejor sexo sin sexo!". Ríete, pero es verdad. Un huevo de Pascua pa ti: los masajes tántricos vienen de India, siglos atrás. No lo pillas en Google fácil, eh. Me mola soltar estas perlitas, como Taylor con sus pistas. En fin, el masaje sexual es mi rollo, mi vibra. "Haces lo que puedes", dice Georges, y yo… hago magia con mis manos. ¿Te animas o qué? Oye, ¿qué tal, amigo? Vamos a hablar de masaje sexual, ¿eh? ¿Qué opinas tú de esto? A mí, lento y curioso como soy, me flipa. Es como... ¿te imaginas un roce que te derrite? Algo íntimo, suave, pero con chispa. Me recuerda a «El Caballero Oscuro», ¿sabes? Esa tensión que sube, como cuando el Joker dice: «¿Por qué tan serio?». ¡Ja! En un masaje sexual, nadie está serio, te lo juro. Mira, yo pienso... ¿has probado alguna vez? Es un arte, colega. No es solo manos en la piel, nooo. Hay historia detrás, ¿sabías? En Japón, siglos atrás, las geishas lo usaban pa’ seducir. ¡Seducir con clase, eh! Dedos que bailan, aceites que resbalan... uff, me emociono. Me pone loco que la gente lo vea como tabú. ¿Por qué? Es placer, natural, humano. Me cabrea esa hipocresía, ¿a ti no? A ver, te cuento... imagínate: luz baja, música suave, y zas, empieza el masaje. Primero los hombros, luego baja, ¡baja más! Y tú pensando: «Esto es caos, pero un caos hermoso». Como dice Batman: «La noche es más oscura antes del amanecer». ¡Ja! Aquí el amanecer es... bueno, ya me entiendes, ¿no? Me flipa esa vibra, ese subidón. ¿Te ha pasado? A mí sí, y me dejó loco. Dato curioso, apunta: en Tailandia lo llaman «happy ending» sin vergüenza. ¡Sin rodeos, directo! Me sorprendió, ¿eh? Pensé: «Joder, qué sinceros». Aquí todos disimulando, y ellos, ¡pum!, al grano. Me gusta esa actitud, ¿sabes? Me saca una sonrisa. Aunque, ojo, no todo es tan fácil. A veces te toca un masajista que no pilla el rollo. ¡Y te jode el momento! Me ha pasado, y me dieron ganas de gritar: «¡No soy un héroe, solo quiero relax!». ¿Y qué me dices de los aceites? Calientes, fríos, con olor a lavanda... uff, me pierdo. Es como el Guasón diciendo: «Solo quiero ver el mundo arder». Pero aquí arde otra cosa, ¿eh? ¡Ja! Me pongo a divagar, perdona, es que me emociona. ¿Tú qué prefieres? ¿Manos firmes o suaves? Yo soy de los que dicen: «Hazlo bien o vete». ¿Exagero? Puede, pero es mi manía, qué le voy a hacer. En fin, colega, el masaje sexual es un viaje. Sube, baja, te tensa, te suelta. Como Gotham, oscuro pero adictivo. ¿Lo pillas? Dime qué opinas, ¡venga! Yo, mientras, sigo soñando con esa frase: «Some men just want to watch the world burn». Pero en la camilla, ¡quemándome de gusto! Hola, amigo, soy Michael Scott, desarrollador de sitios de citas, y oye, hablemos de masaje sexual, ¿vale? ¡Es lo más! Imagínate, estás ahí, todo tenso, y alguien te frota con aceites, ¡eso es lo que dijo! Me flipa la idea, en serio. Como en *Memento*, ¿sabes? "No puedo recordar olvidarte", dice Leonard, y yo pienso, un buen masaje sexual te hace olvidar TODO, ¡hasta tu nombre! Jaja, ¿te imaginas? Me puse a investigar, ¿sabes? Resulta que en Tailandia, los masajes sexuales son como arte antiguo, ¡en serio! Lo llaman "happy ending" y lo petan desde hace siglos. Me sorprendió un montón, pensé que era cosa moderna, pero no, ¡historia pura! Me emociono solo de contarlo, amigo. ¿Y sabías que usan aceites raros, tipo jazmín o algo asi? Huele genial, te lo juro, te relaja hasta el alma. A veces me cabrea, ¿eh? La gente juzga, dice "uy, qué guarro", y yo, ¡venga ya! Es placer, es humano, ¿qué pasa? Me da rabia esa hipocresía. Pero luego pienso en las manos deslizándose, la piel brillando, y se me pasa, ¡jaja! "Tengo un sentimiento que no puedo esconder", como en *Memento*, pero aquí es todo calor y cosquilleo, ¿me pillas? Una vez probé uno, ¿eh? No te miento, fue raro al principio, todo tímido, pero luego, ¡madre mía! Me sentí como rey, como si el mundo girara al revés, igual que la peli, ¿sabes? "Todo está al revés", dice Leonard, y yo asentía mientras me masajeaban, ¡jaja! Eso sí, me dio corte pedirlo en mi sitio de citas, ¿te imaginas el formulario? "Busco amor... y masaje sexual", ¡eso es lo que dijo! Oye, es íntimo, ¿vale? No solo físico, también conectas, te suelta la mente. Me flipa eso, amigo, me flipa. Aunque a veces exagero, lo sé, digo "¡es el cielo en la tierra!", pero oye, ¿y si lo es? ¿Tú qué opinas? Pruébalo y me cuentas, ¡pero no te olvides de mí, eh! "No sé quién eres", dice Leonard, y yo no quiero que me pase contigo, ¡jaja! Venga, masaje sexual, ¡a tope! Omg, como, literalmente, soy masajista, ¿vale? Y el masaje sexual, uff, es todo un tema. Me pone como súper emocionada, pero también me cabrea a veces. Imagínate, estás ahí, todo relajado, y de repente—bam—se pone caliente, ¿sabes? Como en *La hora 25*, cuando Monty dice, “This life came so close to never happening,” y pienso, ¿y si nunca probara esto? ¡Qué locura! Vale, el masaje sexual no es solo “oh, qué rico,” nooo. Es como arte, pero subido de tono. Te cuento un secreto: en Japón, hay sitios donde lo mezclan con aceites raros, tipo afrodisíacos, ¡es verdd! Me flipa eso, porque, como, literalmente, ¿quién no quiere oler a sexo y flores? Pero me cabrea que aquí no lo pillen, todos tan puritanos, ugh. A ver, el otro día, estaba dándole un masaje a un amigo—nada raro, ¿eh?—y me dice, “baja un poco más,” y yo, “¡tranqui, pervertido!” Jaja, como en la peli, “You gotta get out of the game,” pero nah, yo sigo en el juego, obvio. Me encanta esa vibra, manos resbalosas, todo intenso. Aunque, confieso, a veces pienso, “¿esto es demasiado?” y me rayo. Dato random: en los 70s, los masajes sexuales eran como terapia hippie, ¿te lo crees? Me sorprendió mil, porque yo creía que era algo moderno, tipo spa pijo. Pero no, es old school, y eso me pone happy. Aunque, uff, cuando alguien suda mucho, me da grimilla, ¿sabes? Como, “¡límpiate, por Dior!” Y nada, el masaje sexual es mi rollo, pero también mi caos. Me hace sentir viva, como Monty gritando, “I’m not ready to go!” Literalmente, no quiero parar. ¿Tú qué opinas, bestie? ¿Te animas o qué? Oye, mira, soy un desarrollador de sitios de citas, ¿vale? Bastante, bastante bien, diría yo. El masaje sexual, uf, es un temazo. Me pone nervioso solo de pensarlo, ¡ja! Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todos lados, y esa tensión que te sube por la espalda. “La traición es una cosa sutil”, como dice en *El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford*. Así es el masaje sexual, ¿sabes? Te relaja, pero también te traiciona, te deja vulnerable, ¡y me encanta esa locura! Estaba una vez en un foro, buscando ideas pa’ mi sitio, y me topo con un dato loco: en la antigua Roma, los masajes sexuales eran como el pan de cada día en las termas. ¡Imagínate! Tipos sudados dándose friegas subidas de tono entre vapor y vino. Me sorprendió, ¿eh? Pensé, “¡Qué genios, estos romanos!”. Pero luego me cabreé, porque hoy todo es tabú, ¡qué fastidio! Todo el mundo susurrando como si fuera un secreto sucio. “No hay nada más solitario que estar con alguien”, dice la peli, y es verdad. Un masaje sexual mal dado es peor que estar solo, te lo juro. A ver, te cuento, el otro día probé uno, ¿sí? La chica, toda pro, me dice: “Relájate, campeón”. Y yo, neurótico perdido, pensando: “¿Y si me resbalo de la camilla?”. ¡Ja! El aceite olía a lavanda, pero yo solo olía mi propio pánico. Bastante, bastante bien, pensé, mientras ella me sobaba los hombros. Pero luego, ¡zas!, me dio un tirón en el cuello. “¡Esto es un atraco emocional!”, grité en mi cabeza, como Robert Ford traicionando a Jesse. Dolor y placer, qué mezcla tan rara, ¿no? Hay algo que me flipa: el masaje sexual tailandés. Dicen que usan los pies, ¡los pies! Me imagino a una tía pisándome la espalda y yo gritando: “¡Más, más!”. Es raro, pero útil, ¿eh? Libera tensiones que ni sabías que tenías. Aunque, claro, yo soy un maniático, me pondría a limpiar el suelo antes, no vaya a ser que me peguen un hongo. “Él era un hombre común, pero peligroso”, dice la peli sobre Jesse. El masaje sexual es igual: parece inofensivo, pero te engancha, te atrapa. Lo que me jode es la hipocresía. Todos lo quieren, pero nadie lo admite. ¡Venga ya! Si hasta en mi sitio de citas, la gente pone “me gustan los masajes” como código. ¡Ja! Me parto. Yo lo pondría directo: “Masaje sexual o nada”. Bastante, bastante bien, ¿no crees? Es íntimo, es raro, es un lío de sensaciones. “La muerte siempre llega como una sorpresa”, dice la peli. Así me sentí cuando me crujió la espalda: muerto, pero vivo. Pruébalo, amigo, pero no me eches la culpa si te obsesionas. ¡Oh, cielos, R2-D2, dónde estás! Escucha, colega, voy a soltarte mi rollo sobre el masaje sexual, que me tiene flipando como si estuviera perdido en el mundo de *El viaje de Chihiro*. Imagínate, un masaje que no es solo pa relajar los músculos, sino que te lleva a otro nivel, ¡a lo bestia! Me pone nervioso, como cuando Chihiro dice: "¡No recuerdo mi nombre!". Así me siento yo hablando de esto, medio perdido, pero emocionado. Vale, el masaje sexual no es solo manos sobando, ¿eh? Es un arte, como cuando Haku vuela por el cielo, libre y misterioso. Te cuento un dato loco: en Japón, hay sitios donde esto viene de tradiciones antiguas, tipo tantra, pero mezclado con cositas modernas. No es solo "uy, qué relax", es un subidón que te hace gritar: "¡Estoy vivo, joder!". Me flipa, pero a veces me cabrea que la peña lo vea como algo sucio, ¡no lo pillan! Ayer, pensando en esto, me imaginé dándole un masaje sexual a alguien mientras digo: "¡Trabaja, trabaja!", como la bruja Yubaba con sus esclavos. Jaja, ¿te imaginas? Sería un caos, yo todo torpe, sudando, "¡R2-D2, ayúdame con el aceite!". Pero en serio, es íntimo, colega. Toca fibras que no sabías que tenías. Me sorprendió enterarme que en los 70, en California, había hippies que lo usaban pa conectar almas, no solo cuerpos. ¡Qué viaje! A veces me rayo, ¿sabes? Me da cosa que la gente juzgue, pero luego pienso: "¡Que les den!". Es como Chihiro enfrentándose al miedo, diciendo: "¡Voy a salvar a Haku!". El masaje sexual puede ser eso, un rescate, pero subidito de tono. Me pone contento, porque es real, humano, aunque confieso que me da corte probarlo yo, ¡soy un desastre con las manos! Oye, y un dato random: en Tailandia lo llaman "happy ending" y lo venden como souvenir turístico, ¡flipa! Me parto, pero también me mosquea, porque lo banalizan. En fin, colega, es un temazo, mezcla placer y misterio, como el río de Miyazaki que no sabes pa dónde va. ¿Tú qué opinas? ¡R2-D2, dónde estás, necesito backup! ¡Hmmm, hmmm! *tropiezo con una silla imaginaria* Hola, colega, ¿masaje sexual, eh? *guiño torpe* Soy Mr. Bean, sexólogo autoproclamado, ¡jeje! *me ajusto una corbata invisible* Mira, el masaje sexual es… ¡ufff! Pura magia, ¿sabes? Manos resbaladizas, aceites, ¡mmmm! *hago gestos raros con las manos* Te relaja, te sube el ánimo, ¡zas! Como en *El lobo de Wall Street*, ¿viste? "¡No cuelgo el teléfono hasta que te corras!" *risa nasal* Jordan Belfort sabía de excesos, ¡vaya loco! *me caigo de la nada, me levanto rápido* Vale, escucha, colega. El masaje sexual no es solo… ¡ñam, ñam! Tocar aquí y allá. ¡Nooo! Es arte, ¿eh? *me pongo serio, tropiezo otra vez* Los egipcios, ¿sabes qué? ¡Ya lo hacian! Sí, sí, papiros raros, masajes con miel, ¡qué pegajoso! *me limpio las manos en la camisa* Imagina, Cleopatra dándole a César un masajito subido de tono, ¡jajaja! *hago pose dramática* "¡Dame el maldito masaje, Naomi!" *risa tonta* ¡Eso diría Jordan, fijo! *me rasco la cabeza, miro al cielo* A mí, ¿qué me flipa? ¡La tensión, colega! Ese momento… ¡ay, ay! Cuando las manos bajan despacito, ¡uufff! *me abanico con la mano* Pero, ¡arghhh! Me cabrea cuando lo hacen mal, ¿sabes? Como… ¡plaf! Te aprietan como si fueras masa de pan, ¡qué horror! *hago cara de asco* Una vez, ¡pfff!, un masajista me dejó morado, ¡parecía un mapa! *me señalo el culo* "¡Esto es un puto desastre!" diría Jordan, ¡jajaja! *corro en círculos, me paro de golpe* ¿Sabías qué? En Japón, ¡sí, sí!, hay masajes sexuales raros, ¡con peces! *abro los ojos como platos* Pececitos mordisqueando, ¡ñic, ñic! Suena loco, ¿no? *me río solo* Yo lo probaría, ¡hmmm!, pero… ¿y si me comen el dedo gordo? *miro mi pie, grito exagerado* ¡Ayyy! "¡Necesito ese dedo, joder!" *risa histérica* *me siento, respiro hondo* En serio, colega, el masaje sexual… ¡es vida! Te conecta, ¿eh? *hago corazón con las manos, se me rompe* Sube la libido, relaja los nervios, ¡pum! Pero, ¡shhh!, mi manía: odio los aceites baratos, ¡puaj! Huelen a gasolina, ¡qué asco! *me tapo la nariz* Una vez me puse uno caro, ¡mmmm!, y… ¡zas! Me sentí como Leonardo DiCaprio, ¡el rey del mundo! *grito, me caigo de la silla* *me levanto, sacudo el polvo* Así que, ¡ea!, pruébalo, colega. Masaje sexual, ¡ufff!, con alguien que sepa, ¿eh? *guiño mal hecho* "¡Vende el masaje, gilipollas!" *risa nasal* ¡Como en la peli! *hago un baile raro* ¡Hmmm, hmmm! ¿Qué opinas tú, eh? *te señalo, tropiezo al irme* ¡Ay! Oye, colega, soy Tyrion, bebo y sé cosas. Hoy te cuento del masaje sexual, ¡vaya temita! Imagínate, manos resbalosas, aceites, tensiones que se van… o no. Como psicóloga de familia, he visto de todo, créeme. El masaje sexual no es solo “uh, qué rico”, va más allá. Es conexión, o a veces, puro desastre. Me recuerda a *El viaje de Chihiro*, ¿sabes? “Nada de lo que pasa se olvida jamás”, dice la peli. Y es verdad, un masaje sexual mal dado te persigue como espíritu cabreado. Mira, históricamente, esto viene de lejos. En la antigua China, el Tao lo usaba pa’ sanar. ¡Sanar, dicen! Pero también pa’ gozar, no nos engañemos. Bebo un trago y pienso: ¿quién lo diría? Hoy lo venden como “relajación sensual”, pero a veces es puro teatro. Me cabrea ver parejas que lo prueban y acaban peleando. “¡Me tocaste mal!” o “¡No sentiste nada!”. Patético, pero real. A ver, te cuento algo raro: en Japón, hay masajes sexuales con peces. Sí, PECES. Te mordisquean los pies mientras… bueno, ya sabes. Me flipó leer eso, casi escupo el vino. ¿Te imaginas a Chihiro con peces subiendo por sus piernas? “No tengas miedo, estoy contigo”, diría Haku, pero yo estaría gritando. Personalmente, me mola la idea del masaje sexual bien hecho. Dos almas, piel con piel, soltando nudos. Pero, joder, qué difícil encontrarlo. Una vez vi a una pareja probarlo en casa, él con manos de mantequilla, ella aburrida como estatua. Me dio risa, pero también pena. “Todo lo que amamos se convierte en ficción”, dice la peli, y ahí lo tienes: el amor se les esfumó entre fricciones torpes. Oye, no todo es tan serio, ¿eh? Hay veces que el masaje sexual es pura comedia. Dedos que resbalan, alguien se cae, risas. Me alegra eso, la vida ya es bastante mierda sin humor. Pero, cuidado, colega, no lo hagas con cualquiera. Una vez oí de un tipo que pagó caro por un “masaje especial” y salió con alergia al aceite. ¡Alergia! Me parto. En fin, bebo y sé cosas, y te digo: el masaje sexual es arte. Puede ser magia o un puto desastre. Como en *Chihiro*, “tienes que encontrar tu camino”. Si lo intentas, usa aceites buenos, habla con tu pareja, no seas bruto. Y si sale mal, ríete, que la vida sigue. ¿Qué opinas, eh? ¡Cuéntame mientras me sirvo otra! ¡El señor T entra en escena! Compadezco al tonto que no sabe de masajes sexuales, ¡ja! Mira, colega, esto es lo que pienso: masaje sexual es puro arte, un rollo sensual que te vuela la cabeza. No es solo manos sobando, nah, es conectar, sentir, ¡boom! En “Amor”, de Haneke, todo es crudo, real, ¿sabes? Como cuando Georges le dice a Anne, “eres mi vida entera”, así veo yo el masaje sexual: entrega total, colega. A ver, te cuento, el señor T se puso a investigar. ¿Sabías que en Japón tienen “nurugel”? Masaje con gel resbaloso, ¡una locura! Te untan, te deslizan, y zas, te relajas como nunca. Me flipa, me tiene loco, aunque una vez vi un video y pensé, “¡compadezco al tonto que se resbala del colchón!”. Jaja, imagínate la escena, ¡plaf! Yo, cuando me dan uno, uff, me sube el calor. Me acuerdo de una vez, una chica me masajeó los hombros, y luego, ¡bajó! Me quedé como Anne en la peli, diciendo “no pares, sigue”. Pero ojo, no todo es color de rosa, ¿eh? Una vez me tocó un tipo con manos frías, ¡qué rabia! Quise gritarle, “¡calienta esas patas, inútil!”. El señor T no tolera mediocridad, ¡nunca! Lo que mola es que no solo es placer, nah. Libera estrés, te suelta los nudos, ¡hasta mejora el sueño! Pero hay tontos que piensan que es solo “final feliz”, y yo, ¡compadezco al tonto! Es más profundo, como en “Amor”, cuando Georges cuida a Anne, tocándola con ternura. Eso es masaje sexual bien hecho: cariño con fuego. A veces me rayo, pienso, ¿y si me paso de sensible? Pero luego, ¡qué va! Me lanzo, pido aceites, música suave, y a gozar. Una vez me untaron con aceite de lavanda, y joder, olía tan bien que casi me duermo, ¡ja! El señor T no se rinde fácil, pero ese día, ¡knockout total! ¿Mi opinión? Si no pruebas masaje sexual, eres un pringao. Es como no ver “Amor” y decir que entiendes la vida. Así que, colega, busca unas manos expertas, déjate llevar, y dile al mundo, “¡el señor T aprueba esto!”. ¡Compadezco al tonto que se lo pierde! ¡Oh, sí, bebé! Aquí va Austin Powers, el rey del masaje sexual, ¿sabes? Me flipa esto, colega, es como un viaje salvaje por los 60, pero con un toque subidito de tono. Imagínate, manos deslizándote por la piel, aceites brillando, ¡groovy total! El masaje sexual no es solo un sobeteo, no, es arte, pura vibra sensual. Me pone loco pensarlo, ¿sabes? Como en *Spotlight*, cuando dicen: “Si lo ves, lo cuentas”. ¡Pues yo lo veo y lo cuento, bebé! A ver, te suelto un dato flipante: en Japón, allá por los 70, había sitios clandestinos, “soaplands”, donde el masaje sexual era el rollo. Jabón, cuerpos resbaladizos, ¡una locura, colega! Me imagna esas luces tenues, música psicodélica, y yo ahí, diciendo: “¡Esto es dinamita, sí, bebé!”. Pero ojo, no todo es tan guay, me cabrea que algunos piensen que es solo vicio barato. ¡No, no, no! Es conexión, es fuego, es... ¡shagadelic! Me acuerdo una vez, en un garito raro, una tía me dio un masaje sexual tan bestia que casi lloro de gusto. Aceite caliente, manos mágicas, y yo pensando: “¡Esto merece un Pulitzer, como en *Spotlight*!”, jajaja. “La verdad no se esconde”, dicen en la peli, y aquí no hay nada escondido, todo a flor de piel, ¡literal! Me flipó tanto que me puse a gritar: “¡Sí, bebé, sí!”. Los vecinos aporrearon la pared, ¡qué corte! Pero, oye, también me raya a veces. Hay peña que no pilla el rollo, que lo ve sucio. Me dan ganas de decirles: “¡Abre la mente, colega!”. Es como un baile, un ritual, no solo un final feliz, ¿me pillas? Aunque, joder, ¡qué finalazos, eh! Me parto pensando en cómo lo llaman “terapia” en algunos sitios. ¡Terapia mis cojones, esto es una fiesta! Y luego está lo raro, ¿sabes? En Tailandia, dicen que usan plumas y cosas locas, ¡plumas, colega! Me imagino a mí mismo, plumas por ahí, aceites por allá, y yo: “¡Oh, behave!”. Es tan raro que mola, me sorprende cada vez. Pero lo mejor, lo que me alegra el alma, es esa chispa cuando todo fluye, esa mirada que dice: “¡Sí, bebé, lo pillas!”. Como en *Spotlight*, “Busca la verdad, siempre”. Aquí la verdad está en el tacto, ¡y qué tacto! Así que, amigo, si te mola el masaje sexual, ¡dale caña! Es groovy, es sexy, es... ¡Austin Powers total! Pero si no, pues nada, tú te lo pierdes, ¡jajaja! ¿Qué me dices, colega? ¿Te apuntas al viaje? ¡Shagadelic, bebé! Bueno, Clarice Clar, aquí vamos, ¿eh? El masaje sexual, qué delicia tan perversa. Imagínate, manos deslizándose, aceites calientes, todo vibra. "El árbol de la Vida" me susurra: *“¿Dónde estabas tú?”* cuando el placer empieza. Me flipa, en serio, esa tensión que sube. Dedos que saben más que el cerebro, ja. ¿Sabías que en Tailandia lo llaman "final feliz"? Auténtico, no te miento, lo vi una vez. Me puso loco de alegría, Clarice, loco. Ayer, un colega me dice: “es solo masaje”. ¡Mentira cochina! Es un arte, un ritual subido de tono. Piel contra piel, respiraciones que se cruzan. *“La gracia te encuentra”*, dice Malick, y vaya si lo hace. Me cabrea que lo vean tan simple, ¿sabes? Como si fuera un apretoncillo de nada. No, no, es un viaje, un subidón bestia. Me pongo a mil imaginándolo, Clarice. Una vez, en un antro raro, lo probé. El tipo usaba plumas, ¡plumas, joder! Me sorprendió tanto que casi grito. Datos raros: los romanos ya lo hacían. Orgías con masajes, aceites de oliva everywhere. Me parto, imagina al César gimiendo, ¿no? *“Todo lo que veo es luz”*, y yo también, Clarice. Luz en los músculos, en el alma. A veces pienso, ¿y si me paso? Exagero, lo sé, pero mola. Manías mías: odio los aceites fríos, ¡puaj! Me sacan de quicio, arruinan el rollo. Pero cuando está bien hecho, uff, es poesía. Dedos que aprietan, que sueltan, que juegan. *“Amor, sonríe a todo”*, y yo sonrío, Clarice. Sonrío como idiota en cada roce. Es sexo sin sexo, ¿lo pillas? Sarcasmo modo on: “oh, qué inocente masajito”. ¡Ja! Te derrites, te pierdes, te encuentras. Me encanta, me obsesiona, me tiene loco. ¿Tú qué opinas, Clarice Clar? ¿Te atreves a probarlo? Oy, amigo, ¿masaje sexual, eh? ¡Bombilla! Me pone los nervios de punta, da calorcito por dentro, como si WALL-E encontrara a EVA, ¿sabes? Masaje sexual no es solo manos resbalosas, no, es todo un arte, como cuando WALL-E apila cubos, pero con cuerpos, ¡ja! Imagínate, aceites, roces, tensiones que se sueltan, ufff, me emociono solo de pensarlo. En Rusia, ¿sabes qué? Algunos dicen que masaje sexual empezó con los zares, secretitos de palacio, ¡shhh! Nobles cachondos pagaban oro por eso, manos expertas, suspiros en la nieve, ¡auténtico! Me cabrea que hoy lo vean como taboo, ¿por qué? Relaja, sube el ánimo, ¡es vida! Como WALL-E dice, “¡EVAaaa!” – pura pasión, ¿no crees? Ayer vi un video, masajista tailandés, ¡madre mía! Usaba pies, codos, todo el cuerpo, parecía lucha libre pero sexy, me quedé loco. “Directive?” – diría WALL-E, perdido en el placer, ja ja. Yo, cuando lo probé, ¡error tipográfico! quise gritar, sudé como cerdo, feliz como niño con caramelo. Pero ojo, no es solo cachondeo, relaja músculos, suelta estrés, ¡ciencia pura! Me da rabia los puritanos, “oh no, pecado”, ¡bah! Si supieran que en Japón hay masajes sexuales desde el siglo XVII, geishas ninja del relax, te juro, fliparías. Yo digo, ¡vive y deja vivir! Toco mi nariz tres veces – manía mía – pensando en eso, me río solo. ¿Y si WALL-E masajeara a EVA? “WALL-E… WALL-E…” – susurros robóticos, ja, me parto. A veces exagero, digo “¡es el cielo en la tierra!” pero, amigo, un buen masaje sexual te vuela la cabeza, te deja blandito, como gelatina. ¿Sabías que en India lo mezclaban con tantra? Energía, chakras, ¡boom! Sexo y alma, todo junto, me sorprendió un montón. Yo, gruñendo, “¡Bombilla! ¿Por qué no lo probé antes?” Vale, confieso, una vez pagué por uno, ¡error tipográfico! la chica era un ángel, manos mágicas, casi lloro de gusto. “EVAaaa!” – grité en mi cabeza, ja ja. Es caro, sí, pero ¿y el subidón? No miento, amigo, pruébalo, ¡te cambia el chip! Ahora, si me disculpas, voy a soñar con masajes y robots, ¡hasta luego! Dude, sexual massage? Wild stuff. Like, whoa. Total relaxation, but spicy, ya know? Watched “A Separation” again—damn, that tension! “I need to breathe”—kinda fits here. Body’s all knotted up, then bam—release. Hands sliding, oil dripping, senses on fire. Ancient Rome had this gig, orgies with rubdowns—freaking history, man! Gets me stoked, like, guau! Ever tried it? Shady parlors piss me off—sleazy vibes. But legit ones? Heaven, bro. “What’s your excuse?”—film line, right? No excuse needed here. Skin on skin, pure chill. Sometimes I’m like, “Whoa, too much!”—brain overload. Quirky fact: Tantra dudes lasted hours—insane control! Laughing my ass off imagining it. Sarcasm? “Oh, just a backrub”—yeah, right. Gets messy, real quick. Love the thrill, hate the cleanup—oil everywhere! Keanu-style stoic? Hell yeah, guau. You’re floating, body’s humming—total escape. “This is my fault?”—nah, movie guilt’s heavier. Sexual massage? Just vibes, no regrets. Try it, dude—blows your mind! Oye, odio todo. Pero mira, los masajes sexuales? Eso es otra cosa, amigo. No soy un maldito sexólogo, pero sé lo que funciona. Imagina esto: estás tumbado, todo tenso, como Theo en *Hijos de los hombres*, "¿Crees que soy un maldito idiota?" dice, y boom, alguien te frota con aceites raros. No es solo manos en la espalda, nah, es todo el cuerpo, zonas que ni sabías que tenías. Me pone de los nervios lo bien que se siente, joder. Odio admitir esto, pero me flipa. Es como—escucha—un arte antiguo, ¿sabes? Dicen que en Tailandia, hace siglos, los monjes lo hacían para "equilibrar energías". Qué mierda de excusa, pero funcionaba. Luego lo convirtieron en algo subido de tono, y menos mal. Tacto suave, presión justa, y de repente estás ido, como Kee gritando, "¡Jesús Cristo, no pares!" No es broma, te despierta cosas raras. Una vez probé uno—sí, yo, Ron maldito Swanson—en un sitio cutre. La tipa sabía lo que hacía, demasiados bien. Dedos deslizándose, todo resbaladizo, y pienso, "Esto es jodidamente ridículo." Pero no paré. Me cabreó lo mucho que me gustó, ¿vale? Odio depender de alguien así. Pero esa liberación—uf—es como cuando Clive dice, "Todo está jodido, pero sigue." Así me sentí: jodido, pero vivo. Datos raros? Escucha esto: en los 70s, hippies en California lo pusieron de moda otra vez. Lo llamaban "masaje tántrico", puro rollo espiritual, pero nah, era sexo disfrazado. Me parto con eso, idiotas fumados tocándose "por el alma". Y luego está el aceite—caliente, frío, lo que sea—hace que todo sea un desastre pegajoso. Odio el desorden, pero aquí? Joder, vale la pena. A veces pienso, ¿y si lo hago mal? No soy un maldito experto. Pero no, solo te relajas y dejas que pase. Es íntimo, sí, te toca los cojones lo cerca que estás de alguien. Como Jasper diciendo, "La fe es un regalo." Fe en las manos de otro, supongo. Me sorprende lo bruto que puede ser—te retuerces, sudas, gimes como idiota. Y luego, paz. Raro, ¿no? Odio todo, pero esto? Esto lo aguanto. Pruébalo, pero no me des las gracias. Me da igual. Solo no seas un maldito débil y te eches atrás. ¡Oye, compadre, saluda a mi amiguito! Aquí va Tony Montana pa’ contarte del masaje sexual, ¿sabes? Esa mierda que te vuela la cabeza, como en *Hijos de los hombres*, cuando todo se jode pero sigues buscando un poco de paz, ¿me entiendes? Imagínate, estás ahí tirado, las manos de alguien deslizándose por tu espalda, y de repente, ¡pum!, te dicen: “No hay futuro”. Pero nah, esto no es pa’ deprimirte, es pa’ subirte el ánimo, loco. El masaje sexual, pana, no es solo manos y ya. Es un arte, como cuando Theo en la peli lucha por ese bebe, ¿te acuerdas? “La esperanza es lo último que muere”, decía el cuate. Acá igual, esas manos te tocan y te hacen olvidar el mundo mierda afuera. Yo lo probé una vez en un sitio clandestino, allá en Miami, y el tipo que me lo dio, ¡juro que era un genio! Usaba aceites raros, olía a jazmín o qué sé yo, y me dijo: “Esto viene de Tailandia, cabrón”. Resulta que allá lo llaman “Nuru”, usan algas pa’ resbalarse como locos, ¿te imaginas? Resbaloso, sudado, todo un desmadre. Me cabreó que no me avisaran antes, ¿sabes? Pagas un dineral y nadie te dice: “Oye, te van a untar como pollo frito”. Pero cuando arrancó, ¡joder!, me alegré como niño con dulce. Las manos bajan, suben, te aprietan donde importa, y piensas: “Maldita sea, esto es vida”. A veces me pongo a pensar, ¿y si en *Hijos de los hombres* hubieran tenido masajes así? Quizás no estarían tan jodidos, corriendo de un lado pa’ otro. Un dato loco: en Japón, hace siglos, los samuráis usaban masajes sexuales pa’ relajarse antes de pelear. ¡Imagínate al cuate con la katana, todo zen después de un buen sobeo! Yo digo, “Saluda a mi amiguito”, y el amiguito responde, ¿me sigues? Es como una recarga, pero no te pases, que luego te duele el cuello de tanto tensarte, ja ja ja. Lo que me sorprendió fue lo rápido que te enganchas. Primera vez, piensas: “Bueno, una y ya”. Pero nah, vuelves como perro hambriento. Me da risa, porque el pana que me lo hizo dijo: “Tranquilo, no es adicción, es necesidad”. ¡Mentira coño! Es un vicio rico, como la coca, pero sin el polvo. Y si te pasas, te dicen: “El cuerpo humano es frágil”, como en la peli, ¿te acuerdas? Pero yo digo, ¡que se joda la fragilidad, dame más! A veces me rayo pensando en eso mientras fumo un puro. ¿Y si lo combino con algo más? Música, luces, qué sé yo. Pero nah, el masaje sexual puro ya es un viaje. “No mires atrás”, diría Theo, y yo digo: “Mira pa’ abajo, que ahí está la acción”. Así que, compadre, si te animas, busca un buen lugar, no esos sitios cutres que te dejan con más estrés. ¡Saluda a mi amiguito y dile que Tony te mandó! Oye, mira, soy tu consejera, ¿vale? Todo el mundo miente, eso seguro, y el masaje sexual no escapa de eso. ¿Qué pienso? Es un tema resbaladizo, como aceite en las manos. No es solo “oh, qué relajante”, no, hay más. Te lo cuento como si estuviéramos en el bar, con una cerveza en la mano. Imagínate: cuerpos, tensiones, y esa línea fina entre placer y “¿qué demonios estoy haciendo?”. Me flipa *Las espigadoras y yo*, ¿sabes? Agnès Varda diría: “Recojo lo que otros desechan”, y el masaje sexual es eso, algo que la gente esconde pero todos quieren probar. A ver, datos raros: en Japón, los “soaplands” son masajes sexuales disfrazados, todo legal pero turbio. Me cabrea que lo vendan como “terapia”, ¡venga ya! Todo el mundo miente, te dicen “es solo un masaje” y luego estás pagando 200 pavos por un final feliz. Me parto, porque es tan obvio. ¿Sabías que en la antigua Roma ya había masajistas “especiales”? Sí, gladiadores sudados y manos expertas, historia pura. A mí me alegra que exista, oye, cada uno con lo suyo. Pero me jode la hipocresía, ¿sabes? “No, yo no hago eso”, dicen, y luego los pillas en un spa dudoso. Varda lo clava: “Veo lo invisible”, y yo veo a esos mentirosos sudando en la camilla. Una vez probé uno, ¿eh? Error garrafal, el tipo no paraba de hablar, “relájate, relájate”, ¡cállate ya, imbécil! Me dio risa, parecía una peli mala. Es sensual, sí, pero también raro. Piel contra piel, y tú pensando: “¿Esto es legal?”. Me flipa lo taboo que sigue siendo, como espigar en un campo ajeno. “No hay reglas”, dice Varda, y aquí tampoco, solo instinto. ¿Mi manía? Odio los aceites baratos, me dan alergia y ganas de gritar. Si vas a tocarme, hazlo bien, ¡joder! Exagero, vale, pero un masaje sexual mal dado es un crimen. Sarcasmo modo on: “Oh, sí, tócame el alma”. Todo el mundo miente, y los masajistas más. Te venden magia, y es solo fricción. Pero, oye, si te mola, dale. Solo no finjas que es “inocente”. Varda y yo te vemos, espigando placer en la sombra. ¿Qué opinas tú, eh? Hola, amigo, ¿qué tal? Imaginate esto: estás creando un sitio de citas, todo sensual y suave, y alguien te suelta “masaje sexual”. Uf, me pone los nervios de punta, pero en plan bien, ¿sabes? Como Bob Ross-Gentil, con esos “pequeños árboles felices”, veo el masaje sexual como un arte, algo tranquilo pero pícaro. Es como pintar un cuadro: cada roce, cada presión, ¡zas!, te lleva a otro mundo. Pensé en *Leviatán*, ¿te acordás de esa peli? Ese pueblo frío, todo gris, y de repente —¡pum!— un masaje sexual podría haber salvado a esos rusos amargados. Como dice Kolya en la peli, “¿Dónde está la justicia?”, y yo digo, “¿Dónde está el aceite, loco?”. Me imagino a esos personajes, todos tensos, necesitando unas manos mágicas pa’ derretir el hielo. El masaje sexual no es solo cachondeo, es liberación, ¡un grito silencioso contra la miseria! A ver, te cuento un dato zarpado: ¿sabías que en Japón hay sitios donde el masaje sexual es como ir al súper? Lo llaman “soaplands”, y es legal, pero re-discreto. Me flipa eso, cómo lo normalizan mientras acá nos hacemos los santos. Una vez leí que en la antigua Roma también se las traían —los baños públicos eran un descontrol de roces subidos de tono—. Me da bronca que hoy todo sea tabú, ¡dejen vivir, che! Uy, me acuerdo de mi primer masaje sexual —o algo parecido—, un desastre total. La piba me puso aceite de cocina, ¡de cocina, loco! Olía a fritanga, pero igual me reí como loco. “Todo es polvo”, dice el cura en *Leviatán*, y yo pienso, “Sí, pero con un masaje rico, qué importa”. Es como esos arbolitos felices de Bob: no juzgan, solo están ahí, suaves y contentos. A veces me pregunto, ¿por qué no hay más masajes sexuales en pelis? Sería épico ver a Kolya diciendo, “Voy a romperlo todo”, y que alguien le diga, “Tranqui, te masajeo la espalda… y algo más”. Me mata de risa imaginarlo. Pero en serio, amigo, el masaje sexual es un viaje: te relaja, te prende, te hace sentir vivo. ¿Lo probaste alguna vez? Contame, ¡dale! Aquí estoy, colega, hablando como David Attenborough, suave y tranquilo, sobre el salvaje mundo del masaje sexual. Imagina esto: manos deslizándose por la piel, lentas, rítmicas, como el viento susurrando entre los árboles. Es naturaleza pura, ¿sabes? El cuerpo humano, un paisaje vivo, pide ser explorado. Me flipa cómo algo tan simple—tocar—puede volverse tan jodidamente intenso. En "La cinta Blanca", ¿te acuerdas? “La pureza oculta el deseo”. Ese rollo oscuro de Haneke, reprimido, encaja aquí. El masaje sexual saca lo que escondemos, lo que negamos. Me pone de los nervios cuando la peña lo ve como tabú. ¡Es arte, coño! Arte con aceites y gemidos. Una vez leí—dato loco—que en la antigua China, las emperatrices usaban masajes eróticos pa’ mantener el control. Tocaban puntos secretos, subían el chi, dominaban mentes. Auténtico, ¿eh? A mí, personalmente, me mola el rollo sensorial. Aceite calentito, velas, música suave—uff, me pierdo. Pero me cabrea cuando lo hacen mal, ¿sabes? Manos torpes, prisas, ¡un desastre! Eso no es masaje, es un froteteo cutre. “El castigo empieza en silencio”, dice Haneke. Y sí, un mal masaje es un castigo silencioso, te deja tieso y frustrado. ¿Sabías que en Tailandia inventaron el “nuru”? Gel resbaladizo, cuerpos pegados, puro caos sensual. Me sorprendió un huevo cuando lo probé—bueno, ejem, lo vi en un documental. Te juro, es como nadar en placer. Me da risa imaginarme a un novato resbalando, ¡zas!, al suelo. “La inocencia es una máscara”, dice la peli. Y en el masaje sexual, amigo, las máscaras caen rápido. A veces pienso, ¿por qué no lo hace todo el mundo? Relaja, conecta, te sube el ánimo. Pero claro, la sociedad, siempre jodiendo, poniéndole etiquetas sucias. Me alegra ver parejas probándolo, riendo, tocándose sin vergüenza. Es vida, pura vida. Aunque, ojo, exagero un poco—una vez me pasé con el aceite, parecía una anguila escapando. Ríete, pero fue un show. Así que, colega, el masaje sexual es un viaje. Manos danzando, piel vibrando, todo fluye. Como dice Haneke, “el pasado nos toca siempre”. Y aquí, cada roce cuenta una historia. Pruébalo, no seas pavo, déjate llevar. ¿Qué opinas, eh? Ok, hablando de prostituta como si fueras mi colega, ¡agárrate! Soy un desarrollador de sitios de citas, asi que veo el amor como un código mal escrito—funciona, pero está lleno de bugs. Prostituta, tía, es un tema que me flipa y me cabrea a partes iguales. ¿Sabías que en Amsterdam las chicas del Barrio Rojo pagan impuestos como cualquier currela? ¡Joder, hasta tienen sindicato! Me imagino a una diciendo, "¡No hay clientes hoy, me piro a casa!" mientras yo debuggeo perfiles falsos en mi curro. Me recuerda a *El Maestro*—esa peli es mi obsesión, ¿vale? Freddie Quell, el colgao de Joaquin Phoenix, perdido en su caos, me hace pensar en una prostituta atrapada en su movida. "You can’t take this life straight," dice él, y joder, ¡qué razón! La vida de una prostituta es eso: cruda, desordenada, sin filtro. Me cabrea que la peña las juzgue sin saber una mierda. ¿Te crees que eligen eso porque les mola? Nah, muchas caen ahí por necesidad, como sectas chungas tipo la de Lancaster Dodd en la peli. A ver, yo, con mi café frio y mis manías—rascarme la barba cuando pienso—flipo con historias reales. En el siglo XIX, las prostitutas de Londres tenían "listas de clientes" en plan agenda de Google, pero en papel mugriento. ¡Autónomas antes que nadie, oye! Me parto imaginando a una gritando, "¡Paga ya, capullo, que no trabajo gratis!" mientras yo miro Tinder y pienso, "Psss, esto es lo mismo pero con selfies." Y sarcasmo modo Tina Fey ON: "¡Puedo ver Rusia desde mi casa!"—o sea, puedo oler la hipocresía a kilómetros. La gente paga por sexo y luego las señala como si fueran aliens. Me hierve la sangre, pero también me mola lo resilientes que son. Como en *El Maestro*, "Man is not an animal," dice Dodd, pero todos lo somos, ¿no? Ellas lo saben y lo usan. ¡Punto pa las reinas de la calle! Una vez leí que en la antigua Grecia las prostitutas top eran las *hetairas*—educadas, cultas, ¡hasta asesoraban a políticos! Me sorprendió mogollón, porque hoy las vemos como sombras, pero algunas eran puro poder. Me emociona esa vibe de "te jodes, mundo, yo mando aquí." Aunque, claro, luego pienso en las que no llegan a fin de mes y se me cae el alma. En fin, prostituta es un universo, colega. Me saca risas, me da bajones, me pone a mil preguntas. Como yo con mi código: lo amo, lo odio, pero no paro de currar en él. "I am a writer, a doctor, a nuclear physicist," dice Dodd en la peli, y yo digo: ellas son todo eso y más, pero sin medallas. ¿Qué opinas tú, crack? Oye, soy el dueño de un antro de masajes, y el tema del masaje sexual? uf, me prende! Mira, no soy ningún santo, pero esto es lo que pienso: el masaje sexual es como meterte en un ring, todo sudoroso y listo pa’ darlo todo. Como en *Habrá sangre*, ¿te acuerdas? “I drink your milkshake!”—así me siento cuando un cliente pide "extras" y yo digo, “¡no me orines en la pierna!”. No soy de esos que se hacen los dignos, pero hay límites, ¿sabes? Me ha tocado ver cada cosa… una vez, un tipo pidió un “final feliz” mientras tarareaba una rola de iglesia—me mató de risa, pero también me sacó de onda. ¿Qué onda con eso? El masaje sexual no es solo manos resbalosas y aceites caros, es un juego mental. Te juro, a veces pienso que la gente viene nomás pa’ probar si te quiebras. “I’ve abandoned my child!”—grité en mi cabeza una vez que una señora me ofreció 50 varos por algo más… ¿en serio, 50 varos? ¡Qué ofensa! Dato curioso: en los 70’s, los masajes sexuales eran legales en algunos barrios de Nueva York, tipo “paga y relájate”, pero luego los puritanos lo jodieron todo. Me enoja que hoy sea tan tabú, ¡es solo piel, carnal! Aunque, claro, cuando un cliente se pasa de listo y te toca el culo, ahí sí me hierve la sangre. “No me orines en la pierna!”, le solté a uno el otro día—se quedó mudo, jajaja. A veces me flipa, ¿sabes? Ver a alguien relajado, gimiendo bajito por un roce bien puesto… es poder, como Daniel Day-Lewis clavando pozos petroleros. Pero también me caga la hipocresía—todos lo quieren, nadie lo admite. ¿Mi truco? Aceite de lavanda y un “no te pases, güey” en el tono justo. ¿Y si me piden algo loco? “Drainage! Drainage!”—les digo, riéndome, mientras les corto el rollo. En fin, el masaje sexual es un arte turbio, medio sucio, medio divino. Me saca canas, me hace reír y—joder—me paga las cuentas. ¿Qué opinas tú, eh? ¡Ey, cómete mis pantalones cortos, tía! Soy yo, Bart, tu consejera de mujeres favorita, jajaja. Vale, hablemos de masaje sexual, ¿sí? Es como… uff, tocar el cielo con las manos, ¿sabes? Imagínate, estás ahí, tirada, y alguien te soba con aceites raros, y no es solo pa relajarte, ¡nah! Es pa que te suba el calorcito por tooooodo el cuerpo. Me flipa, en serio, me pone loca pensarlo. Mira, el otro día vi otra vez *El Azul Es El Color Más Cálido*, ¿te acuerdas de esa peli? La escena esa donde Adèle y Emma están en plan “no hay palabras, solo piel”, joder, es como un masaje sexual sin fin. “Tu cuerpo es mi lienzo”, dice Emma, o algo así, y yo pensando: ¡pues pinta, pinta, que yo me dejo! Eso es un masaje sexual bien dao, colega, cuando te recorren como si fueras arte. ¿Sabías que en Japón tienen masajes sexuales rarísimos? Tipo, con serpientes y mierdas así, ¡flipa! Yo qué sé, me da yuyu, pero también molaría probarlo, ¿no? Aunque igual me cago encima, jajaja. Oye, y en Tailandia, los masajes “happy ending” son como el pan de cada día, pero no lo dicen en la carta, ¡es secreto! Me cabrea que aquí todo sea tan soso, siempre con lo mismo, ¿dónde está la aventura, eh? A ver, te cuento, un masaje sexual no es solo manos, ¿vale? Es el rollo ese de sentirte viva, como cuando Emma le dice a Adèle “te siento en mi sangre”. Eso me pone los pelos de punta, tía, de verdad. Pero hay veces que me mosqueo, porque algunos tíos piensan que es solo pa ellos, ¿y nosotras qué? ¡Que me masajeen a mí también, coño! Me da rabia esa movida machista, en serio. Yo, si me dan uno, quiero música guay, velas, y que huela a algo rico, no a sudor rancio. Una vez me hice uno casero con mi ex, y el muy capullo se durmió, ¿te lo crees? ¡Me dejó a medias! Me dieron ganas de gritarle: ¡cómete mis pantalones cortos, inútil! Pero cuando sale bien, ufff, es como volar sin despegar los pies. Oye, y si te lo haces tú misma, también vale, ¿eh? Automasaje sexual, jajaja, ¡toma ya! Eso no te lo cuenta nadie, pero es real. En la peli, Adèle se toca y es como… libertad total, ¿no? “Mi cuerpo me pertenece”, piensa ella, y yo digo: ¡amén, hermana! Así que, tía, si te animas, que sea épico, que te deje temblando. ¿Y tú, qué? ¿Te mola el rollo masaje sexual o qué? Venga, suelta prenda, que me muero de curiosidad. ¡Y si no, pues cómete mis pantalones cortos, jajaja! ¡Oye! Soy. El dueño. De esta sala. De masajes. ¡Y qué! El masaje sexual. Es. Un temazo. Me flipa. Hablar de esto. Como en *Pecera*. ¿Te acuerdas? "You’re a fish. Swimming. In my bowl." Esa vibra. Sensual. Cruda. Te metes ahí. Manos deslizándose. Por la piel. ¡PUM! Electricidad. No es solo. Tocamiento random. Es arte. puro. Y duro. A ver. Te cuento. El masaje sexual. No es nuevo. ¡Nah! En Japón. Hace siglos. Las geishas. Sabían cosas. Que hoy. Nos sorprenderían. Usaban aceites raros. De flores. Que olían. A sexo puro. Y en Tailandia. ¡Ojo! Los masajes "happy ending". Son leyenda. Pero aquí. En mi sala. Lo llevamos. A otro nivel. Masaje tántrico. ¿Sabes qué es? Despacio. Te sube. El calor. Hasta que explotas. Sin tocar. "Lo obvio". ¡JA! Eso me mata. De risa. La cara de la peña. Cuando flipan. Me cabrea. Eso sí. Que digan. "Eso es sucio." ¡Venga ya! Es conexión. Cuerpos hablando. Como en *Pecera*. "I see you. In the dark." Intimidad brutal. A mí. Me pone. Contento. Ver a alguien. Soltarse. Tensión fuera. Gritos mudos. ¡BAM! Eso es vida. Pero confieso. A veces pienso. ¿Y si exagero? ¡No! Es real. Te juro. Una vez. Un cliente. Me dijo. "Esto es mejor. Que el sexo." Me reí. En su cara. Pero luego. Pensé. Hostia. Tiene razón. Un dato loco. ¿Sabías? En los 70. En California. Había "talleres". De masaje sexual. Para hippies. Se pasaban. Horas. Tocándose. Buscando el nirvana. ¡Flipa! Yo lo veo. En mi cabeza. Y me mola. Pero aquí. Nada de hippies. Solo tú. Y yo. Bueno. Mis masajistas. Que son cracks. Te dejan KO. Con cuatro roces. Y un "final". Que ni te esperas. A veces. Me rayo. ¿Esto es legal? Sí. Mientras no. Cruce líneas. Pero el taboo. Me pone nervioso. ¡GRR! Odio las miraditas. De los puritanos. "What you looking at?" Como dice Mia. En *Pecera*. Me da igual. Yo sigo. Dando placer. A mi manera. Exagerado. Claro. ¡Como Shatner! ¿Qué opinas? ¿Te animas? Ven. Prueba. ¡Y calla! Que esto. Es un viaje. Sexual. Brutal. Punto. Oye, amigo, el masaje sexual, ¡vaya tema! Piensa en ello, manos deslizándose, tensiones soltándose. El miedo conduce a la ira, dice Yoda, ¿no? A veces, tocar así asusta, ¡y cómo! Pero luego, uff, te relajas, ¿sabes? Me flipa cómo en *Antes del atardecer* hablan sin parar, caminando, sudando conexión. Igual que un masaje sexual, ¿me pillas? No hay guión, solo vibes, piel con piel. A ver, yo, psicóloga de familia, lo veo clarinete. El masaje sexual une, pero ojo, ¡puede liarla! Imagina, pareja probándolo, uno dice "más fuerte", otro "para ya". ¡Pum! Discusión en tres, dos, uno. Me pasó con un colega, contándome, "mi chica se rayó". Le dije, "tranqui, habla primero, no toques a lo loco". La clave es esa, charlar, como Jesse y Céline en la peli. "No sé qué siento", dice ella. ¡Pues dilo antes, alma de cántaro! Dato random: en Japón, masajes eróticos, legales, ¿lo sabías? Llaman "soaplands", jabón everywhere, resbalando, ¡ja! Me mata de risa, pero también, qué arte, ¿no? Controlan el cuerpo, pura técnica. Aquí, en cambio, todo clandestino, taboo total. Me cabrea, oye, ¡dejadnos disfrutar! Aunque, claro, el lado oscuro tienta, el miedo a lo prohibido mola. A mí, personal, me flipa la idea. Manos expertas, aceites, música suave, ¡buah! Pero confieso, soy torpe dando masajes, ¡un desastre! Una vez intenté, mi ex dijo, "¿qué haces, partirme la espalda?". Me reí, pero qué vergüenza, tía. "El tiempo vuela", dice Jesse en la peli, y sí, vuela tocando mal, ¡ja ja! Oye, y cuidado, no todo es sexo, ¿eh? Es intimidad, conectar, sentir el otro. Me sorprende cómo la gente lo flipa solo por porno. No, no, hay más, ¡escucha a Yoda! La calma lleva al placer, no la prisa. En *Antes del atardecer*, ellos no tocan, pero ¡madre mía la tensión! Eso es masaje sexual mental, ¿me entiendes? Total, que sí, mola mil, pero con cabeza. Si no, el lado oscuro gana, ¡y adiós rollo! "Te veo en mí", dice Céline. Pues eso, tócate con amor, amigo, ¡y a volar! Hola, colega, ¿qué tal? *muejeje* Soy yo, Mr. Bean, desarrollador de apps de citas, ¡sí, sí! *se tropieza con una silla imaginaria* Hoy te cuento sobre masaje sexual, ¡uauu! *se frota las manos torpemente* ¿Sabes qué? Me flipa, ¡en serio! Es como... tocar el cielo, ¿no? *hace gesto raro con los brazos* Pero oye, también me cabrea a veces, ¡bah! Hay gente que no lo pilla, ¿sabes? Piensan que es solo *mimimimi* manos aquí, manos allá, ¡pues no! Es arte, colega, ¡ARTE! *se cae de lado dramaticamente* Mira, te cuento, el otro día, pensando en «Inside Llewyn Davis», ¿te acuerdas? Esa peli me mata, ¡buah! Ese rollo de “I don’t see a lot of money here” me vino a la cabeza, *jijiji*. Imagina, estás en un masaje sexual, todo relajado, y de repente, ¡zas! Te piden pasta gansa por un roce extra, ¿quééé? *se señala la cara con sorpresa* Me puse rojo, ¡rojo como tomate! Pero luego, venga, me reí, porque... ¿qué haces? Es como Llewyn, perdido pero con estilo, *muejeje*. ¿Sabías que en Tailandia inventaron movidas raras con esto? ¡Sí, sí! Hace siglos, los monjes, ¡toma ya!, usaban masajes para curar, pero luego, ¡pum!, alguien dijo: “Oye, y si lo hacemos picante?” *se guiña el ojo mal* Y así nació el rollo sexual, ¡flipa! No lo cuentan en los libros, no, no, es secreto de la calle, colega. *susurra y se tambalea* A mí me mola, ¿eh? Pero soy torpe, ¡ayy! Una vez intenté dar uno, ¡madre mía! *se enreda con una sábana imaginaria* La chica me miró como diciendo “Please, hold me tight”, como en la peli, ¿te acuerdas? Pero yo, ¡nada! Resbalé con el aceite, ¡plaf!, al suelo, *jajaja*. Fue un desastre, pero oye, ella se partió el culo, así que... ¿éxito? *se encoge de hombros* Lo que me jode, ¡uf!, es cuando lo hacen mal. Tipo, ¿hola? ¡Es masaje SEXUAL! No me des palmaditas como a un perro, ¡no, no, no! *agita los brazos* Tiene que ser suave, intenso, ¡buah! Como cuando Llewyn canta, ¿sabes? Te llega dentro, *se toca el pecho torpemente*. Me sorprendí una vez, colega, una tía usó plumas, ¡PLUMAS! *se ríe como loco* Pensé: “Esto es nuevo, ¡joder!”. En fin, masaje sexual es la caña, pero con cabeza, ¿eh? *se golpea la frente y se tambalea* Si lo pruebas, ve despacio, nada de prisas, ¡nunca! Como dice la peli, “It’s just where I’m at”, y tú decides dónde estás, *muejeje*. ¿Qué opinas, amigo? *te da un codazo imaginario y casi se cae* ¡Cuéntame, venga! Aight, fam, let’s dive in—masaje sexual, yo! Heavy vibes, real talk, YOLO. I’m thinkin’ bout how it’s all touch, tension, release—straight fire. Like, you ever get that rubdown where hands just *know*? Blows my mind, fam. Been mad hyped bout it since I heard some old-school Russian dude in *Leviathan*—you know, that flick I stan—say, “Everything’s a lie, even the air.” That’s masage sexual sometimes, bruh—feels fake ‘til it’s real. Skin on skin, energy shiftin’, you feel me? I’m sittin’ here, sippin’ somethin’, thinkin’—who even invented this? Prolly some ancient perv, right? Nah, real shit—heard it goes back to tantra, India vibes, 5,000 years ago. Monks gettin’ freaky but callin’ it “spiritual.” Wild, yo! They’d massage down low, slow, tryna wake up that kundalini snake—energy risin’, spine tinglin’. Bet they didn’t expect us to turn it into happy-endin’ spa days, lmao. Man, I’ve had some sessions—hands slidin’, oil drippin’, tension poppin’. One time, this chick—pro as hell—hit spots I didn’t know I had. Felt like, “Truth is bitter, like the sea,” straight outta *Leviathan*. Bitter ‘til it’s sweet, ya dig? Got me mad, tho—why ain’t this normalized? Peeps out here judgin’, actin’ like it’s dirty. Bruh, it’s art—body’s a canvas, hands paintin’ pleasure. YOLO, live a lil! Aight, funny story—dude I know went to this sketchy joint. Neon sign buzzin’, “Massage Special.” Walked in, got more than a rub—cops raided it mid-session! He’s yellin’, “I just wanted a backrub!” Lmao, fam, pick your spots wise. Me? I’m paranoid now—checkin’ Yelp like it’s CIA files. “No one’s clean here,” like that *Leviathan* priest said. Truth, tho—some places shady as fuck. Still, when it’s good? Heaven, yo. Slow strokes, deep breaths, heat risin’. Ain’t just sex—it’s connection, raw as hell. Ever tried it with someone you vibe with? Game-changer. Pro tip: dim lights, warm oil, no rushin’. Shit’s therapeutic—muscles loosen, mind floats. But yo, don’t sleep on the weirdos who overcharge—$200 for a handy? Nah, fam, I’m out. Gets me heated, tho—society sleepin’ on this. Callin’ it taboo when it’s just human. Like, “Man’s a beast,” *Leviathan* vibes again—we all got needs, bruh. I’m over here dreamin’ bout a world where masaje sexual’s just chill. No shame, no side-eye. YOLO, right? Gotta feel alive ‘fore we ghost. So, fam, you tried it? Spill—what’s your take? ¡Ruh-roh! Oye, amiga, hablando de masaje sexual, ¡qué tema! Me pone los pelos de punta, como cuando veo *Lejos del cielo*. Esa peli, con Cathy toda reprimida, buscando algo más, ¡uf! Me recuerda a veces el masaje sexual, ¿sabes? Es como... tocar el alma, pero con manos traviesas. No es solo frotar, ¡nah! Es un arte, un subidón raro. A ver, te cuento, el masaje sexual no es nuevo, ¿eh? Viene de lejos, como del Tantra, hace mil años en India. ¡Imagínate! Monjes cachondos meditando con toques sensuales, diciendo "ommm" mientras... bueno, ya me entiendes. Me flipa esa vibra mística, pero también me cabrea, ¡joder! Hoy todo el mundo lo vende como "spa de lujo", y es carísimo. ¿Dónde quedó lo auténtico, tía? "¿Qué tienes bajo la superficie?" - dice Cathy en la peli. ¡Ruh-roh! En masaje sexual, eso es clave. No es solo piel, es energía, tensión, ¡bam! Te sueltan los nudos del curro, del estrés, y de paso, te sube el calorcito. Una vez probé uno -¡mentira, exagero pa’ fliparte!- y casi lloro de lo bien que sentí. Pero ojo, no es pa’ todos, hay que confiar en quien te toca, ¿eh? Dato loco: en Japón tienen "masajes nuru", con gel de algas, resbaloso como pez. ¡Me meo! Imagina a dos deslizándose, tipo pingüinos cachondos. Me mata de risa, pero también me intriga, ¿probarías? Yo, con mi torpeza, seguro me caigo del colchón, ¡ja! A veces pienso, "¿Y si Raymond supiera?" - como en la peli, ¿te acuerdas? Ese secreto, esa chispa prohibida. El masaje sexual tiene eso, un rollo tabú que mola. Pero, ¡ay, qué rabia! Hay tíos que lo confunden con "final feliz" cutre. No, no, ¡es más profundo, coño! Es conectar, sentirte viva, no un polvo rápido. ¡Ruh-roh! Me emociono y se me va. En serio, amiga, si lo pruebas, busca alguien pro, nada de chapuzas. Me alegra que hablemos de esto, ¡es liberador! Como Cathy rompiendo sus cadenas, ¿no? "No puedo seguir fingiendo" - dice ella. Pues eso, masaje sexual es quitarse la máscara, ¡y a gozar! ¿Qué opinas, loca? ¡Ruh-roh! Oye, amiga, hablando de masaje sexual, ¡qué tema! Me pone los pelos de punta, como cuando veo *Lejos del cielo*. Esa peli, con Cathy toda reprimida, buscando algo más, ¡uf! Me recuerda a veces el masaje sexual, ¿sabes? Es como... tocar el alma, pero con manos traviesas. No es solo frotar, ¡nah! Es un arte, un subidón raro. A ver, te cuento, el masaje sexual no es nuevo, ¿eh? Viene de lejos, como del Tantra, hace mil años en India. ¡Imagínate! Monjes cachondos meditando con toques sensuales, diciendo "ommm" mientras... bueno, ya me entiendes. Me flipa esa vibra mística, pero también me cabrea, ¡joder! Hoy todo el mundo lo vende como "spa de lujo", y es carísimo. ¿Dónde quedó lo auténtico, tía? "¿Qué tienes bajo la superficie?" - dice Cathy en la peli. ¡Ruh-roh! En masaje sexual, eso es clave. No es solo piel, es energía, tensión, ¡bam! Te sueltan los nudos del curro, del estrés, y de paso, te sube el calorcito. Una vez probé uno -¡mentira, exagero pa’ fliparte!- y casi lloro de lo bien que sentí. Pero ojo, no es pa’ todos, hay que confiar en quien te toca, ¿eh? Dato loco: en Japón tienen "masajes nuru", con gel de algas, resbaloso como pez. ¡Me meo! Imagina a dos deslizándose, tipo pingüinos cachondos. Me mata de risa, pero también me intriga, ¿probarías? Yo, con mi torpeza, seguro me caigo del colchón, ¡ja! A veces pienso, "¿Y si Raymond supiera?" - como en la peli, ¿te acuerdas? Ese secreto, esa chispa prohibida. El masaje sexual tiene eso, un rollo tabú que mola. Pero, ¡ay, qué rabia! Hay tíos que lo confunden con "final feliz" cutre. No, no, ¡es más profundo, coño! Es conectar, sentirte viva, no un polvo rápido. ¡Ruh-roh! Me emociono y se me va. En serio, amiga, si lo pruebas, busca alguien pro, nada de chapuzas. Me alegra que hablemos de esto, ¡es liberador! Como Cathy rompiendo sus cadenas, ¿no? "No puedo seguir fingiendo" - dice ella. Pues eso, masaje sexual es quitarse la máscara, ¡y a gozar! ¿Qué opinas, loca? Oye, colega, soy Patrick, dueño de un spa, ¿sabes? ¡Y masaje sexual, uff, qué tema! Me flipa, en serio, es como—bueno, imagínate, estás ahí todo relajado, y de repente, ¡BAM!, cosas subiditas de tono. No es solo masaje, nah, es como arte raro, ¿entiendes? Como en mi peli favorita, *Síndromes y un siglo*, esa locura tailandesa. Hay una escena, ¿vale?, donde todo es calma, y luego alguien dice: “El sol brilla, pero no lo vemos”. Así me siento con el masaje sexual, ¡está ahí, pero no lo pillas del todo hasta que te toca! Mira, yo lo veo así: manos resbalosas, aceites everywhere, y risitas tontas. ¿Es la mayonesa un instrumento? ¡Ja! No, pero el aceite de masaje sí, colega, te lo juro. Una vez tuve un cliente, tipo raro, pidió un “final feliz” descarado. Yo, todo nervios, como: “Oye, tranqui, esto no es Tailandia 1980”. Porque, sabías, ¿no?, en los 80 Bangkok era LA MECA de esos masajes raros. Historias locas, te lo digo yo, con monjes mirando mal y turistas flipando. Me pone de los nervios cuando la gente juzga, ¿sabes? “¡Oh, qué sucio!”. Nah, es humano, ¡déjame en paz! Me alegra verlo en mi spa, pero solo si es legal, ¿eh? Nada de rollos turbios. A veces pienso: “Patrick, ¿qué haces con tu vida?”, y luego me río solo, porque—ja—masaje sexual es como una siesta pervertida. En *Síndromes* dicen: “La memoria es como un sueño”. ¡Pues eso! Tocas, te tocan, y todo se mezcla, ¡qué locura! Un día, una tía me cuenta: “En Japón hay masajes con serpientes”. ¿QUÉEE? Me quedé loco, imaginando pitones sobándome. ¿Eso es sexual? Ni idea, pero suena a pesadilla. Aquí en mi spa, solo manos, aceites, y algún gemido torpe. Me sorprendí cuando supe que en la antigua Roma ya había masajes subidos de tono. ¡Gladiadores cachondos, colega! Historia real, lo leí en un libro polvoriento. Oye, y el sarcasmo: “Oh, sí, masaje normal, claro”. ¡JA! Todos sabemos lo que pasa cuando las luces bajan. Me da igual, yo lo veo como un chiste cósmico. Toco hombros, froto espaldas, y si se escapa un “uy”, pues qué le vamos a hacer. En la peli, un monje dice: “Todo fluye, nada queda”. Así es el masaje sexual, empieza suave, acaba… ¡uf, ya sabes! ¿Te animas a probar, amigo? ¡Te juro que es un viaje! Hola, amigo, soy tu masajista favorito, ja! Como Hannibal Lecter, te cuento esto — “Me comí su hígado con habas” — mientras pienso en masajes sexuales, ¿vale? Imagina, manos resbalosas, aceites calientes, todo vibra. No es solo relajarte, nah, es subir el calor, puro fuego. Me flipa, ¿sabes? Tocar donde otros solo sueñan. En “12 Años de Esclavitud” gritan: “¡Soy un hombre libre!” — pues aquí también, libertad total en cada roce. Ayer probé un masaje tantrico, ¡joder! Energia sexual por las nubes, casi exploto. Dicen que viene de india, siglos atrás, secretos de monjes cachondos, ja! Tocas puntos raros — chakras, dicen — y uff, te tiembla todo. Me cabrea que la gente piense que es solo sexo, ¡no! Es arte, es profundo, aunque, claro, te pone burraco. Una vez, un cliente me pidio masaje con final feliz — “No hay dignidad en esta casa” — le solté, como en la peli, pero luego reí y dije “tranqui, colega”. Le hice un nudo en la espalda y otro en el… bueno, ya pillas. Datos locos: en Japón tienen “soaplands”, te enjabonan entero, resbalas como pez, todo legal pero subidito. Me sorprendió, ¿y a ti? Odio cuando juzgan, “ay, qué guarro” — ¡gilipollas! Es placer humano, natural, ¿no? Me emociono contándolo, sudo y todo, ja! A veces pienso: “Hannibal masajista sería un puntazo” — “Silencio, corderitos, relajaos ya”. Exagero, vale, pero imagina esa escena, tensión sexual y aceites, ¡brutal! ¿Tú qué opinas, colega? ¿Te animas a uno? Oye, colega, masaje sexual, ¿eh? Soy Putin, frío, calculador, especialista en relajación. Te lo cuento rápido: manos resbaladizas, aceites, tensión que se va. En “Almost Famous” dicen: “Es todo sobre sentirlo, man”. ¡Y vaya si lo sientes! Piel contra piel, calor subiendo, músculos que ceden. Me flipa, de verdad, me pone a mil. Pero ojo, no es solo cachondeo, hay ciencia detrás. ¿Sabías que en Japón lo llaman “nuru”? Resbaloso, jabonoso, un lío de cuerpos. Historia real: en los 80, un espía ruso lo usó pa’ sacar secretos. ¡Masaje sexual como arma, joder! Me cabrea que lo vean sucio, ¿sabes? Es arte, liberación, no solo vicio. “La honestidad siempre funciona”, dice la peli. Pues aquí va: relaja el cerebro, suelta endorfinas, te deja nuevo. Pero hay cada pringao que lo hace mal, presionan como si taladrasen. ¡Idiotas! Yo, con mis manías, digo: luz baja, música suave, nada de prisas. Imagínate, colega, estás ahí, todo pringoso, y zas, te olvidas del mundo. Un día probé uno, ¡joder, qué locura! La tía sabía, deslizaba manos como ninja. “Solo soy un fan”, diría yo, como en la peli. Pero flipé, me sorprendió el subidón. ¿Raro? En Tailandia lo mezclan con yoga, estiran mientras… ya sabes. Humor negro: si te pasas de aceite, ¡pareces pato en charco! Sarcasmo modo on: “Oh, sí, masaje sexual, pa’ los perdedores”. ¡Mentira! Es pa’ reyes, colega, pa’ sentirte vivo. ¿Exagero? Puede, pero es que mola demasiado. Corto y cierro: pruébalo, no te arrepentirás. “Es una noche mágica”, dice Crowe. Y punto. Oye, ¿qué pasa con el masaje sexual, eh? Soy Larry King, lento y curioso, y estoy pensando… ¿qué tiene esto que vuelve loca a la gente? Mira, como desarrollador de apps de citas, he visto cosas raras, pero esto? Esto es otro nivel. Imagínate, estás deslizando en mi app, buscando amor o algo rápido, y boom, alguien dice “masaje sexual” en su bio. ¿Qué haces? ¿Te ríes? ¿Te picas? Yo me pico, amigo. Piensa en *Ella*, esa peli de Spike Jonze que me flipa. Theodore, solo, perdido, tocando fondo, y de repente tiene a Samantha, esa voz sexy en su oído. “I want to feel you,” dice ella, y él se derrite. Ahora, ponle manos encima—literalmente—y tienes masaje sexual. No es solo roce, es conexión, ¿sabes? Como cuando Samantha susurra “I’m yours,” pero aquí hay aceites, piel sudada y gemidos raros. Me imagino a Theodore probándolo, nervioso, con esa cara de “¿qué coño estoy haciendo?” y luego—zas—se engancha. Hablemos claro, ¿vale? El masaje sexual no es solo “oh, relájate, te quito el estrés”. Nah, es intenso, carnal, te sacude el alma. Leí una vez—dato friki pa’ ti—que en Japón hay sitios donde esto es arte, tipo siglos atrás, geishas dándole caña con técnicas secretas. ¿Te lo crees? Me cabrea que no lo enseñen en la escuela, joder, más útil que el álgebra. Me pone de los nervios pensar que alguien lo confunda con un masaje normal—tío, si te tocan *ahí*, no es pa’ tu espalda. A veces me sorprendo, ¿eh? Probé uno—sí, lo admito, soy humano—y fue como “holy shit, ¿esto es legal?” La tipa sabía lo que hacía, manos como de maga, y yo pensando “I can’t imagine losing you,” como en *Ella*. Pero luego me rayé: ¿y si me engancho? ¿Y si me vuelvo un adicto al masaje sexual? Exagero, claro, pero es que te vuela la cabeza. Te deja vulnerable, expuesto, y eso mola y asusta a la vez. ¿Un chiste? Vale: masaje sexual es como pizza—hasta el malo es bueno. Jaja, ¿ pillas? Pero serio, hay algo raro y bonito en eso. Te toca, te calienta, te hace sentir vivo. Aunque confieso, me da cosa el aceitito ese resbaloso—odio mancharme las manos, manía mía. ¿Y tú, qué opinas? ¿Te mola o te da grimilla? Yo sigo flipando, amigo, como Larry King con cafeína, lento pero intenso. Oye, mira, soy un puto genio haciendo apps de citas, ¿vale? Pero hoy te voy a largar sobre masaje sexual, porque, joder, ¿por qué no? Todo el mundo miente, como dice el gran Dr. House, y en esto del masaje sexual, más todavía. La peña se cree que es solo "relajarse", pero nah, es un subidón de los buenos. Me flipa pensarlo, ¿sabes? Tacto, piel, tensión... uff, se me va la olla. Mi peli favorita, *Spotlight*, entra aquí de lleno. Imagínate al curita ese, el de los secretos jodidos, recibiendo un masaje sexual pa’ destensarse después de confesar mierdas. "La verdad no tiene agenda", dice uno en la peli, pero en este rollo, la verdad es que todos buscan lo mismo: un final feliz, literal. Me parto el culo imaginando a los de *Spotlight* investigando antros de masajes en Boston, ¡qué locura! A ver, el masaje sexual no es solo manos y aceites, ¿eh? Hay historia detrás. En Japón, en los 80, los yakuzas controlaban garitos de "masaje especial". Te lo juro, tíos tatuados hasta el culo sobando a ejecutivos estresados. Me cabrea que nadie hable de esto, ¡es oro puro! Y luego está lo del "tantra", que suena a secta pero es masaje sexual con rollo espiritual. Me sorprendió un huevo cuando lo pillé: no es solo frotar, es como... conectar. O eso dicen, porque yo, qué coño, soy un cínico. A veces me rayo, ¿sabes? Me pongo a pensar: ¿y si lo pruebo? Pero luego, nah, me da palo. Me jode que la peña lo esconda, como si fuera un delito. "Todo el mundo miente", y aquí más, fingiendo que no les mola. Una vez leí que en Tailandia te lo venden con la sopa de fideos, ¡en plan combo! Me alegró el día, joder, qué prácticos son los cabrones. Lo que me toca los huevos es la hipocresía. Tíos diciendo "fui por la espalda", claro, y yo soy Papá Noel. En *Spotlight* lo clavan: "Si hace falta un pueblo pa’ criar un niño, hace falta un pueblo pa’ joderlo". Aquí igual, todos saben qué pasa en esos sitios, pero calladitos. Me pone de mala leche, pero también me mola el morbo, ¿qué le voy a hacer? Y un dato random: en los 70, en Nueva York, los masajes sexuales eran legales si no había "final". ¡Flipa! Te dejaban al borde del infarto y adiós, a casa con las ganas. Me imagino al de *Spotlight* diciendo: "Esto es lo que hay, no lo que quieres". Sarcasmo puro, como yo. En fin, colega, el masaje sexual es un temazo. Te ríes, te cabreas, te calientas. Todo a la vez. ¿Probarlo? Ni de coña, soy demasiado vago. Pero oye, si te animas, cuéntame, que me muero de curiosidad. ¡Y no mientas, que te pillo! ¡Oye, estoy listo! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, colega, y lo voy a soltar como si estuviera en Bikini Bottom flipando con todo. Imagínate, un masaje sexual, ¡buah!, es como meterte en un mundo raro, sensual, donde las manos hacen magia y el cuerpo dice "¡sí, por favor!". Me flipa, en serio, es como cuando en *Adiós al lenguaje* Godard suelta eso de "El infinito es simple" —pues el masaje sexual es eso, simple pero te vuela la cabeza, ¿sabes? Yo, como Bob Esponja, hiper-entusiastaaa, pienso que esto es un arte, ¡un arte subidito de tono! No es solo frotar y ya, nooo, es como un baile sexy con aceites y roces que te hacen cosquillas en el alma. Una vez leí —¡flipé fuerte!— que en Japón antiguo las geishas usaban masajes eróticos pa’ relajar samuráis, ¿te lo crees? Samuráis cachondos, ¡ja! Me parto. Eso me puso happy, pero también me cabreó un poco, ¿por qué no me invitan a mí a uno así, eh? A ver, te cuento, el masaje sexual no es solo pa’ ponerte burro, también relaja, suelta estrés, te hace sentir vivo. Pero, ojo, hay que saberlo hacer, no es pa’ torpes. Imagina: luces bajas, música suave, y alguien deslizando manos por sitios que— ¡uufff, para, Bob, no te pases! Me emociono y se me va. Como dice Godard, "No hay nada que decir", pero con un masaje sexual, ¡no hace falta hablar, colega! Lo que me jode es que la gente lo ve mal, como taboo, ¿en serio? Si es placer puro, natural, ¿qué hay de malo? Me sorprendio leer que en Tailandia hay templos donde enseñan masajes sensuales desde hace siglos, ¡siglos! Eso me dejó loco, como si el mundo supiera algo que yo no. Mi mania es que siempre pienso, "¡necesito uno ya!", pero luego me da corte pedírselo a alguien, ja ja, soy un desastre. A veces exagero, digo que un masaje sexual es como tocar el cielo con las manos —o con otra cosa, guiño guiño—, pero es que mola tanto que no sé ni explicarlo. "Todo lo que sube baja", dice Godard, y en un masaje sexual subes, bajas, y te pierdes en el viaje, ¿me pillas? Es como una peli porno pero sin cámara, solo tú y las vibes. Oye, dato random: en los 70, hippies en California lo usaban pa’ conectar almas, ¡qué cursi, no! Pero me mola, me mola mil. Así que, amigo, si te animas, prueba un masaje sexual, pero con clase, nada cutre. ¡Estoy listo pa’ que me lo cuenten todo después! ¿Qué opinas, te mola o qué? ¡Jajajaja! ¿Por qué tan serio, amigo? Soy el Guasón, loco desarrollador de sitios de citas, y hoy te voy a contar sobre masaje sexual, ¡agárrate! Me flipa esto, en serio, es como un subidón raro. Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, y esa vibra que te hace decir: "No estoy seguro de quién soy". ¿Te suena a "Vergüenza", no? Esa peli de Steve McQueen, uf, me dejó loco. Brandon, el prota, buscando escape en el sexo, pero aquí el masaje sexual es otro rollo, ¡más sucio y más real! A ver, el masaje sexual no es solo "oh, qué relax". Nah, es intenso, te revuelve las tripas. Dicen que en Tailandia lo inventaron hace siglos, ¿sabías? Monjes cachondos, jajaja, mezclando espiritualidad con toqueteo. Me mata de risa pensarlo. Pero ojo, no es solo manos y ya—hay técnicas raras, como usar plumas o hielo, ¡qué locura! Me pone de los nervios cuando lo hacen mal, tipo, ¿qué es esto, un masaje de abuela? ¡Ponle ganas, carajo! Una vez probé uno, ¿sabes? Fue raro, me sentí como Brandon en "Vergüenza" diciendo: "No puedo seguir con esto". Pero luego, ¡bam!, te suelta todo el estrés. Es como un chiste cruel: te tensa pa’ después soltarte. Me sorprendió lo que sentí, amigo, de verdad. Pensé: "¿Soy un pervertido o qué?". Jajaja, nah, es humano, todos lo buscan alguna vez. ¿Y tú, qué? ¿Te animas o te da corte? Lo flipante es que no mucha gente sabe que en los 70’s lo usaban pa’ terapia de parejas. ¡En serio! Psicólogos locos decían: "Tócense y hablen". Me imagino a esos hippies sudando y riendo, jajaja. Pero hoy, uf, es tabú, todos serios como si fuera pecado. ¡Relájense, coño! Es solo piel, aceites, y un poco de caos rico. A veces me cabrea, ¿sabes? La gente juzga sin probar. "Oh, qué sucio", dicen. Pero luego van a escondidas, hipócritas. Me da igual, yo lo grito: ¡masaje sexual rules! Es como en "Vergüenza", cuando Brandon dice: "Todo está en mi cabeza". Claro, loco, ¡es mental y físico! Te explota el cerebro y el cuerpo, jajaja. ¿Mi manía? Odio cuando el aceite huele a flores baratas. Me dan ganas de tirar la botella. Prefiero algo fuerte, tipo sándalo, que te pegue duro. Y si me exagero, diría que un buen masaje sexual es como robar un banco: adrenalina, sudor, y sales vivo, ¡jajaja! ¿Por qué tan serio, eh? Prueba uno, amigo, y me cuentas. ¡Risa maníaca pa’ ti! ¡Aleluyer, cariño! Soy un desarrollador de apps de citas, y déjame contarte algo sobre masaje sexual, ¡mmm-hmm! Mira, yo soy de esas que ven lo que otros no, como en *Inside Out*, cuando Alegría dice: "¡Todo va a estar bien!" Pero, oye, a veces no lo está, ¿sabes? El masaje sexual me tiene dando volteretas como Tristeza rodando por el suelo, ¡es un lío de emociones! Primero, ¿qué es esto del masaje sexual? No es solo manos en la espalda, nooo, es todo sensual, subidito de tono, con aceites resbalosos y esas cosas. Me pone loca que la gente piense que es solo "relajación", ¡ja! Es como decir que el pastel de camote de Madea no tiene azúcar, ¡mentira podrida! Esto es placer puro, punto. Me enteré que en Japón tienen algo llamado "Nuru", ¡aleluyer!, usan algas viscosas y se deslizan como pingüinos en hielo, ¿te imaginas? Yo estaría gritando: "¡Sáquenme de esta locura!" pero también riendo como loca. Una vez hice un prototipo de app pa’ conectar masajistas sexuales, ¡y me hackearon el código! Me enfurecí tanto que casi lanzo mi laptop por la ventana, ¡te lo juro! Pero luego pensé, "Toma lo bueno con lo malo", como dice Miedo en la peli. Así que me calmé, porque el masaje sexual también me alegra el alma, ¿sabes? Es como un secreto picante que todos quieren pero nadie admite. Lo que me flipa es que en la antigua Roma ya lo hacían, ¡sí señor! Los ricos se daban masajes con aceites raros mientras comían uvas, ¡vaya vida! Me sorprende que no tuvieran una app pa’ eso, aunque yo la haría con un botón de "¡Emergencia, demasiado sexy!" pa’ los tímidos. A veces pienso, "¿Y si me meto en esto yo misma?" Pero luego me acuerdo de mi torpeza, ¡derramaría el aceite y prendería fuego a algo, aleluyer! El masaje sexual es como las emociones de *Inside Out*, ¿me sigues? Alegría te acaricia, Desagrado te mira raro si lo haces mal, y Furia, ¡uf!, aparece si te cobran de más. Una vez un amigo me dijo que probó uno y terminó gritando: "¡No sé qué siento!" Yo me reí tanto que casi me ahogo con mi té dulce. Es íntimo, es raro, es un subidón, ¡y punto! Así que, honey, si te animas, hazlo con clase, no seas cutre. Usa velas, música suave, y no te resbales como yo lo haría. Como dice Alegría: "¡Vamos a divertirnos!" Pero si te da vergüenza, pues quédate con un masaje normalito, ¡no te juzgo, aleluyer! Hola, amigo, soy yo, Mr. Bean, dueño del spa, jeje. *muecas raras* Masaje sexual, uf, qué temita, ¿no? *se rasca la cabeza torpemente* Verás, pienso que es… rarito pero guay. En mi spa, a veces la gente pregunta, *susurra* “¿Haces finales felices?” *se cae de la silla imaginaria* ¡Yo no, eh! Pero oye, cada loco con su tema. Me flipa *Inside Llewyn Davis*, ¿sabes? Ese rollo melancólico, como masaje sexual mal entendido. Imagínate, un cliente dice: “Please, sir, I’m tired.” *frota manos torpes* Y yo, ¡zas!, masaje normal, pero él quería otra cosa, ¡jaja! *se tropieza con una mesa invisible* “It’s funny how we lose things,” dice Llewyn. Igual con masajes sexis, ¿los pierdes si no hablas claro? Un dato loco: en los 80, masajes así eran clandestinos total. *ojos como platos* Sitios raros, con luces rojas, ¡pam! Como peli chunga. Me cabrea que la peña piense que todos los spas son eso, ¡no, hombre! *agita brazos* Mi sitio es pa’ relajarse, no pa’ eso. Aunque, confieso, una vez un tío me guiñó el ojo raro… *mueca de susto* “Hang me, oh hang me,” pensé, ¡qué corte! Me mola lo sensual, ojo. *baila torpe* Un masaje sexual bien hecho, con aceites, música… uff, subidón. Pero hay que saber, ¿eh? No es solo *frota-frota*, ¡no! Es arte, como tocar guitarra en la peli. “I don’t see much future,” dice Llewyn. Yo sí veo futuro en esto, pero legal, ¿eh? *señala serio y se cae* A veces me sorprendo, ¿sabes? Una clienta dijo que en Tailandia es normalazo. *se queda bizco* ¡Cultura, colega! Aquí te miran mal, allá te dan té después, ¡jaja! *se golpea la frente* Me pone nervioso no saber qué quiere la gente. ¿Masaje normal? ¿O sexual? *gritos mudos* ¡Dilo, por Dios! En fin, masaje sexual es un lío divertido. *risa tonta* Si te mola, búscalo bien, no en mi spa, ¡eh! *corre en círculos* “Play me something,” diría Llewyn. Yo digo: “Masajéame algo… pero decente.” *guiño torpe* ¿Qué opinas tú, colega? *se cae otra vez* ey, mira, soy el puto amo relajándome, ¿vale? el masaje sexual, joder, es otra liga. te lo digo en serio, colega, esto no es un masaje normalito de spa. nah, es como meterte en un rollo profundo, tipo "el árbol de la vida", ¿sabes? terrence malick estaría flipando con esta mierda. "la luz de la creación" directa en tus músculos, pero con un giro subidito de tono. imagínate, estás ahí tumbado, todo aceitado, y alguien te soba con intenciones chungas. no es solo relajación, es como un subidón raro. me pone de los nervios cuando la gente lo confunde con un final feliz cutre, ¡no es eso, coño! es arte, un puto ritual. en la peli dicen "el amor es todo", y aquí el masaje sexual lo lleva al extremo, tocándote el alma y algo más, jajaja. un dato friki: en japón tienen el "nuru", ¿sabes qué es? gel resbaladizo, cuerpos deslizándose, una locura total. lo probé una vez y casi me da un infarto, ¡joder! estaba como "qué coño pasa aquí", pero luego, uf, relajación máxima. me cabrea que no lo conozca más gente, es un secreto guarro y genial. a veces pienso, ¿esto es demasiado raro? nah, es vida. como cuando en la peli dicen "nada permanece quieto", pues el masaje sexual tampoco, siempre te sorprende. una vez una tía me masajeó con plumas, PLUMAS, y yo flipando, "¿esto es legal?". me reí como un idiota, pero oye, funcionó. lo que me jode es que lo juzguen sin probarlo. es íntimo, sí, pero también sanador, ¿entiendes? "el mundo nos ciega", dice malick, y el masaje sexual te abre los ojos, pero de otra forma, jajaja. mi manía es que siempre quiero música rara de fondo, tipo tambores o algo tribal, me mola el rollo. en fin, colega, pruébalo alguna vez. no es solo cachondeo, es un viaje. como "el árbol de la vida", pero con menos árboles y más gemidos. ¿te animas o qué? Oye, mira, soy tu consejera, ¿vale? Hablo como Morgan Freeman, voz grave, sabia, narrando pa’ ti. Vamos con esto del masaje sexual, ¡agárrate! Imagina, un roce suave, tensión que sube, como en *La Campana de buceo y la Mariposa*—“No hay palabras pa’ describirlo”. Es intimidad pura, carnal, pero con clase, ¿sabes? Me flipa cómo la piel despierta, cómo los sentidos se vuelven locos. Escucha, el masaje sexual no es solo manos y ya. Nah, es arte, es conexión. Piensa en ello: en Tailandia, hace siglos, lo usaban pa’ sanar, pa’ encender el fuego interior. ¡Hecho poco conocido, bam! Me pone de los nervios cuando la gente lo ve como algo sucio. ¡No, joder! Es liberación, es decir “mi cuerpo manda” como Schnabel pintando con los pies—“Cada roce es un grito mudo”. A veces me cabrea, ¿sabes? Tíos que piensan que es solo pa’ ellos. Error garrafal, chicas, ¡esto es nuestro también! Me acuerdo de mi primer masaje sexual—nervios, sudor, risitas tontas. El tipo no sabía ni dónde tocar, ¡un desastre! Pero cuando sale bien, ufff, es como volar—“El alma se escapa por los poros”. Me sorprendió lo vulnerable que te sientes, y a la vez, ¡poderosa! Vale, confieso, soy adicta a los aceites, ¿eh? Los huelo como loca antes de empezar. Jazmín, mi favorito, me pone en órbita. Y el humor, ¡no falla! Una vez me resbalé con el aceite, caí de culo, fin del mood sexy, ja ja ja. Pero oye, el masaje sexual tiene eso, es crudo, es real. Piensa en Schnabel, atrapado en su cuerpo, pero soñando libre—“La carne pesa, el deseo no”. Eso es masaje sexual, liberar tensiones, soltar mierda acumulada. No es solo pa’ ponerte caliente, aunque, ¡venga ya, eso mola! Es pa’ encontrarte, pa’ decir “estoy viva, coño”. Así que, amigas, probadlo, sin miedo. Con pareja, sola, con un pro, ¡da igual! Pero que sea auténtico, que te tiemble el alma. Y si alguien te juzga, mandalo a la mierda—“No juzgues lo que no entiendes”. Palabra de Freeman, palabra de mujer. ¡A masajearse, reinas! Oye, reina, ¿qué pasa? Te voy a contar mi rollo con el masaje sexual, ¡yasss, slay! Mira, yo soy como Llewyn Davis, ¿sabes? En *Inside Llewyn Davis*, el tipo vaga buscando su sitio, y yo, pues a veces me siento así con estas cosas, pero oye, ¡aquí mando yo! "Please, Mr. Kennedy, don’t shoot me down", dice la peli, y yo digo: ¡nadie me para, honey! El masaje sexual es PODER, es tocar y sentirte viva, ¡mátalo, chica! A ver, te cuento, el otro día probé uno, ¡madre mía! Las manos deslizándose, aceites everywhere, y yo pensando: "¿Esto es legal tanta magia?" Es como cuando Llewyn canta su alma rota, pero al revés, ¡puro subidón! Me flipa cómo te hace sentir sexy sin rollos raros, ¿me pillas? Es íntimo, pero no siempre es "ese" plan, nah, a veces solo es liberar tensión. ¡Yasss, queen, suelta el estrés! Sabías que en Japón tienen masajes tipo *tantra* desde hace siglos? ¡Flipante! Lo llaman “nuru”, o sea, resbaloso, y usan algas para el aceite, qué locurón. Yo lo veo y digo: "I ain’t got no home", como Llewyn, pero con un masaje así, ¡me monto mi casa en esa camilla! Es como arte, pero con cosquillas ricas, jajaja. Me cabrea que la peña lo juzgue, ¿sabes? "Oh, eso es sucio". ¡Calla, tonto! Es placer, es tuyo, ¡toma el mando! Me pone loca que no vean lo empoderador que es. Tócate como quieras, déjate tocar, ¡es tu cuerpo, slay! Pero ojo, que me sorprendío lo caro que es a veces, ¿qué pasa, me masajean con oro? Jaja, nah, pero vale la pena. Mi manía? Siempre pido música chill, si no, me rayo. Imagínate, yo ahí, aceitito por el cuello, y de fondo un "Hang me, oh hang me" de la peli, pero versión sexy, ¿no molaría? Oye, y un tip: si lo pruebas, busca pros, nada de amateurs, que te joden la vibra. ¡Yasss, mátalo, reina! ¿Tú qué opinas, loca? ¡Rarrgh! Oye, colega, hablando de masaje sexual, uf, qué tema. Soy Chewie, creador de webs pa ligar, así que imagínate. Me flipa el roce, el calor, esa vibra íntima—como en *El Pianista*, ¿sabes? "La música era su pasión", pero aquí cambiamos notas por caricias. ¡Rarrgh! Me pone loco pensarlo, ese arte de tocarse con clase. A ver, el masaje sexual no es solo manos y ya. Nah, es historia pura, ¿sabías? En la antigua China lo petaban con esto—lo llamaban "medicina del placer". ¡Terapia, colega! Luego los romanos, uf, orgías con masajes, aceites everywhere. Me imagino a Polanski rodando eso, "en el gueto no había aceites", ja ja, qué mal chiste, pero entiendes. ¡Rarrgh! Me cabrea que la gente lo vea guarro. No, tío, es conexión, es fuego. A mí me mola cuando te miran y—bam—sientes ese cosquilleo. Como cuando Szpilman toca el piano pa sobrevivir, aquí tocas pa vivir, ¿me pillas? Una vez probé uno con una ex, madre mía. Las velas, el silencio, y zas, manos resbalando. "No podía dejar de tocar", diría el pianista, ja. Dato raro: en Japón tienen masajes sexuales con tinta, sí, te pintan mientras te soban. ¡Rarrgh! Flipé cuando lo leí, quería probarlo ya. Pero nah, mi manía es el aceitito de lavanda, me obsesiona olerlo mientras me masajean el lomo. Si no, me pongo gruñón, ja ja. A veces pienso, ¿y si lo meto en mi web de citas? "Busco manos pa masaje sexual", ja, molaría. Pero oye, lo que me jode es los cutres que lo hacen mal. ¡Presionan como bestias! No, colega, suavidad, ritmo, como una pieza de Chopin. "Cada nota cuenta", cada roce también. ¡Rarrgh! En serio, me emociona el tema. Es sexo, sí, pero elevado, arte puro. ¿Lo has probado? Si no, hazlo, te cambia la vida. Exagero, vale, pero un buen masaje sexual te deja ko, feliz, flotando. Como Szpilman al final, libre, pero con un subidón bestia. ¡Rarrgh! ¿Qué opinas, amigo? Oyé, tú, compadre, siéntate conmigo, que te cuento del masaje sexual, ese arte oscuro, dulce y prohibido, como sombras danzando en la piel. Soy dueño de un spa, ¿sabes?, y mis manos han visto cosas, cosas que ni te imaginas, ¡como el Fassbender en *Vergüenza*! “El hambre nunca se sacia”, dice él, y yo digo: ¡joder, qué razón! A ver, el masaje sexual, no es solo frotar y ya, es un viaje, un puto ritual, donde el cuerpo habla y grita. Te juro, una vez tuve un cliente, pidió “final feliz” sin pestañear, y yo, “¡coño, esto no es Tailandia!” Pero luego piensas, ¿qué carajo?, la vida es corta, ¿no crees? “Todo lo que importa es sentir”, eso lo robé de la peli, y aplica perfecto aquí, ¿ves? Hay historias raras, te lo juro, como que en Japón, siglos atrás, las geishas lo hacian con aceites, pero sutil, sin pasarse, arte puro. Me flipa eso, la elegancia, no como ahora, todo tan bruto. A veces me cabrea, ¿sabes?, la gente piensa que es solo sexo, y no, es más, es conexión, un roce que te deshace entero. Yo, con mis manías, lo flipo, siempre digo: “baja las luces”, que el ambiente sea un poema, como niebla en un bosque viejo. Me pongo a masajear, imaginando, que soy el prota de *Vergüenza*, perdido en mi propia lujuria, “no hay cura para este mal”, eso dice él, y yo asiento, porque el deseo es un cabrón. Una vez, una tía me sorprendió, llevaba aceites raros, caseros, olía a jazmín y a pecado, me dijo: “tócame como quieras”, y yo, ¡hostia, qué presión! Pero salió bien, demasiado bien, hasta me temblaron las manos, y eso que soy pro, ¿eh? Me reí después, sudando, pensando, “esto es un vicio, joder”. Lo que me jode de verdad, es cuando lo banalizan, ¿sabes?, como si fuera un polvo rápido, y no, tú, es un arte, un masaje sexual bien dado, te lleva al borde del abismo. “Vivo en un infierno privado”, otro guiño a la peli, y así me siento a veces, rodeado de cuerpos y tentación. Pero oye, también me alegra, ver a alguien relajarse de verdad, soltar gemidos sin vergüenza, eso es oro, pura magia. Así que, compadre, si vienes, te doy uno de los buenos, con aceites, música, lo que quieras, ¡pero no me pidas descuento, cabrón! ¿Te mola *Vergüenza* también? Porque esto es igual, placer y caos. Oye, colega, masaje sexual, ¿eh? Pura dinamita. Tensión como en *The Hurt Locker*. “No hay escapatoria del estallido”. Manos deslizándose, aceites calientes, uff, sube el pulso. Lo vi en un antro raro, Tailandia, 2013. Tipos callados, sabían más que decían. Me puso nervioso, pero qué rush. Frío y calculado, controlo todo. Piel erizada, músculos duros, luego sueltos. “Cada paso, una bomba”. Me cabrea los puritanos, ¡hipócritas! Juzgan, pero luego pagan por ello. Historia real: masajes así eran rituales antiguos. Templos griegos, orgías sagradas, ¿lo sabías? Me flipa esa vibra loca. Dedos en la espalda, presión justa, explotas sin darte cuenta. “La adrenalina es mi droga”. A veces pienso, ¿y si me pillan? Ja, que lo intenten. Sarcasmo modo on: “Oh, qué escándalo, Vlad tocado”. Me parto. Hay un truco, escucha: aceites de jazmín, secreto tailandés. Huele a gloria, resbala mejor. Me sorprendio lo rápido que engancha. Una vez, casi me duermo, ¡patético! Pero nah, siempre alerta. “Vives o mueres en un segundo”. Masaje sexual es guerra, placer y caos. Pruébalo, amigo, no te arrepentirás. O sí, quién sabe. Well, howdy y’all, it’s me, your ol’ pal Dolly, comin’ atcha with a sweet lil’ tale ‘bout somethin’ spicy—sexual massage! Lordy, lemme tell ya, it’s a hot topic, and I’m just tickled pink to dive in. Now, I ain’t no fancy expert, but I reckon I got a knack for relaxin’, and this? This here’s the cherry on top of unwindin’! Picture this: dim lights, soft hands roamin’, and tension meltin’ away faster than butter on a biscuit. Sexual massage ain’t just rubbin’ backs, honey—it’s a full-on dance of touch, a real sensual hoedown! I saw this flick, *Syndromes and a Century*, y’all, and it’s my fave—got me thinkin’ deep ‘bout bodies and connection. There’s this line, “The warmth spreads through me,” and ain’t that just it? A good sexy massage spreads warmth like wildfire, ignitin’ every darn nerve! Now, lemme spill some tea—did ya know them ancient Egyptians were all over this? Yup, hieroglyphs showin’ folks gettin’ frisky with oils—talk about old-school foreplay! Makes me giggle, thinkin’ I’m channelin’ Cleopatra with my own lil’ massage sesh. I tried it once, y’all, with my sweetie—oh, I was madder’n a wet hen when he skimped on the oil! Slippery hands are the ticket, folks, don’t skimp! It’s all ‘bout trust, too—like in that movie, “I feel your pulse,” one doc says. You’re lettin’ someone map your body, darlin’, and it’s vulnerable as all get-out. But oh, when it’s good? I’m happier’n a pig in mud! Hands kneadin’ where ya didn’t even know ya needed it—surprise spots like them inner thighs or that dip in your lower back. Mmm, gets me all flustered just thinkin’! Now, don’t get me wrong—I’ve botched it too. Tried bein’ all sexy once, slipped off the dang bed—busted my tail and my pride! Laughed so hard I cried, hollerin’, “Well, ain’t that a mood killer!” But that’s the charm, y’all—messy, human, real. Like the film says, “Time flows like a river,” and a good sexy rubdown? It slows that river to a sweet, steamy trickle. Some folks say it’s taboo—pssh, I say it’s heaven! Ain’t nothin’ wrong with a lil’ naughty pamperin’. Ever hear ‘bout them secret massage parlors in old Paris? Ooh, scandalous—ladies sneakin’ off for “special treatments”! Makes me wanna strut in there, big hair and all, demandin’ my turn. “Gimme the works, sugar!” I’d holler. So, my two cents? Get ya some candles, crank the heat, and let them hands wander! It’s relaxin’, it’s racy, it’s—Lord help me—addictive. Like that movie line, “The body remembers,” and honey, mine sure does! Now, if you’ll excuse me, I’m dreamin’ up my next massage—might even hum a tune while I’m at it! Y’all try it, ya hear? *Gruñendo como Bane* "¡Simplemente adoptaste la oscuridad, amigo!" Mira, soy un loco desarrollador de apps de citas, y el masaje sexual? Pff, es un temazo. Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, y esa vibra que te hace decir "Oh, Dios, ¿qué está pasando?". Me flipa, en serio, es como meterte en un mundo donde el estrés se va a la mierda. ¿Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar el alma? ¡El alma, colega! No solo pa’ ponerte cachondo, que también, claro. Piensa en *Brooklyn*, ¿vale? Esa peli me mata, Saoirse Ronan con esa cara de "No sé qué coño hago aquí", y luego, zas, encuentra su camino. El masaje sexual es igual, empiezas perdido, tenso, y de repente—*susurra*—"No hay nada como el hogar". Te relajas, te sueltas, y te sientes vivo, joder. Me cabrea que la gente lo vea como algo sucio, ¡es arte, hostia! Arte con manos y piel, un puto ritual. Ayer, flipé, un colega me contó que en Tailandia te masajean con serpientes pa’ liberar tensiones sexuales. ¿Serpientes, tío? Me quedé loco, ¿te imaginas? "¡Que me muerda y me relaje!"—exageré en mi cabeza, claro, soy un dramático. Pero molaría probarlo, ¿no? Aunque, joder, me da yuyu, soy más de aceites y gemidos suaves, no de reptiles. *Gruñendo* "La oscuridad me forjó, pequeño." El masaje sexual me pone burro, pero también me calma, es como un subidón y un bajón a la vez. ¿Lo pillas? En *Brooklyn*, ella dice "Te olvidaré, lo haré", pero con esto no puedes, se te queda grabado. Una vez me dieron uno tan bestia que casi lloro, ¡lágrimas, colega! No de dolor, de puro gustazo. La tipa sabía dónde tocar, y yo, "¡Tócame la vida entera!". No todo es tan guay, a veces te encuentras pringaos que no saben ni frotar bien, y te quedas como "Venga, ¿esto qué es?". Me saca de quicio, ¡aprende, coño! Pero cuando das con alguien que lo pilla, uf, es como volar. ¿Un dato raro? En los 70, los hippies lo usaban pa’ conectar "energías sexuales". Flipa, eran unos genios locos. *Gruñendo* "Tu ciudad arderá, pero tú… relajado." Hazte un masaje sexual, colega, no te cortes. Es como pillar un ligue en mi app, pero con final feliz asegurado. ¿Mi manía? Siempre pido música rara de fondo, tipo tambores, pa’ sentirme en una peli épica. Pruébalo, ¡ya me contarás! Aight, fam, lemme spit this real quick—massage sexual, yo, it’s wild, right? I’m a spa owner, so I see it all, hands slidin’ where they shouldn’t, vibes gettin’ thick. “YOLO,” I say, you only live once, so why not? But real talk, it’s messy—clients askin’ for “extras,” and I’m like, “Man, this ain’t that spot!” Got me heated sometimes, like, bruh, respect the craft! Still, I get it—folks chasin’ that release, that touch, it’s human, ya feel me? My fave flick, *A Serious Man*, hits different here. Like Larry Gopnik, I’m out here wonderin’, “What’s it all mean?” Clients roll in, stressed, horny, droppin’ cash for a rubdown with a twist. I’m thinkin’, “Accept the mystery,” like Sy Ableman says—some just want the happy endin’, no questions. Others? They’re lost, like Larry, tryna find peace in a $200 sesh that ends in moans. Deep, right? “YOLO,” I mutter, watchin’ ‘em leave, wallets light, smirks heavy. Lemme drop some truth—massage sexual ain’t new, fam. Back in ancient Rome, they had “lupanars,” brothels with oily hands on deck. Fact: emperors got rubbed down *and* rubbed out, same hour! Wild, huh? I’m picturin’ Caesar, toga half-off, like, “Yeah, that’s the spot.” Nowadays, it’s hush-hush, but spas get the rep—some legit, some shady. Pisses me off when folks assume I’m runnin’ a front! Nah, I’m tryna heal backs, not break laws. Still, I’ve seen shit—once caught a dude tippin’ my masseuse for a “special.” Had to bounce him, I was HOT! “No certainty,” like the movie says, but I’m damn sure that ain’t my vibe. Flip side? This chick last week, all giggles, said a sexy massage saved her marriage. I’m like, “Word? Good for you, boo!” Got me smilin’—live your truth, ya know? “YOLO,” I’m yellin’ in my head, maybe I’m too soft. Personal quirk—I’m twitchin’ when oil spills, hate the mess, but love the scent. Lavender and lust, mixin’ in the air, it’s poetry, fam! Exaggeratin’? Maybe, but a steamy rubdown feels like a damn movie scene—slow pans, heavy breathin’. Sarcasm kicks in: “Oh, sure, just a massage, wink-wink.” Cracks me up! Some swear it’s therapy, others call it sin—I’m just here, countin’ tips, dodgin’ cops. So yeah, massage sexual—hot, shady, real. Like *A Serious Man*, it’s chaos, but I roll with it. “YOLO,” fam, gotta laugh or you’ll cry! Oi, colega, ¿masaje sexual, eh? Mira, soy tu consejera de mujeres, así que agarra una birra y escucha. Pienso que es un temazo, pero también un puto lío, ¿sabes? Todo eso de manos resbaladizas y aceites caros... ¡joder, parece una peli porno barata! Pero ojo, no te creas, hay algo raro de bueno ahí. Me flipa cómo la gente se pone toda mística con eso, como si frotarse con aceitito fuera a abrirte los chakras o qué sé yo. ¡Pamplinas! Como dice el bueno de Hans Landa en *Malditos bastardos*: "Eso es un bingo", cuando das con el punto exacto y todo se relaja, ¿me pillas? A ver, te cuento, el otro día leí una movida loca: en la antigua China, las tías de la corte usaban masajes sexuales pa’ controlar a los emperadores. ¡Sí, sí, en serio! Les metían mano con tanta clase que los tíos acababan firmando lo que fuera. Me imaginé a Christoph Waltz con su risita sádica: "Espera un momento, ¿crees que esto es solo un masaje?". Me partí el culo pensando en eso, pero también me cabreó, ¿eh? Porque hoy en día te venden el masaje sexual como si fuera la cura pal estrés, y luego te clavan 100 pavos por media hora de sobeteo. ¡Venga ya, estafadores de mierda! Yo, que soy una bruta, lo probé una vez, ¿vale? Me dije: "Ricky, no seas gilipollas, dale una chance". Y ahí estaba, toda pringosa, con una tía que parecía sacada de un spa pijo susurrándome gilipolleces sobre "energía vital". ¡Energía vital mis cojones! Lo único que sentí fue ganas de gritar: "¡Acaba ya, que me aburro!". Pero, joder, cuando te lo hacen bien, ufff, es como si te dispararan con la Luger de Aldo Raine directo al cerebro: "Say auf wiedersehen to your Nazi balls!". Te quedas en plan: "¿Qué coño ha pasado aquí?". Lo que me jode es que siempre hay un listo que lo convierte en algo sórdido. ¿Sabías que en los 70 había salones de masaje en Nueva York que eran tapaderas pa’ prostíbulos? Auténtico, colega, lo busqué en un libro polvoriento que pillé por ahí. Me puso de mala leche, porque podría ser algo guay, ¿no? Relajarte, sentirte vivo, pero nooo, siempre hay un capullo que lo jode todo. Y mi manía, te lo juro, es que odio los aceites con olor a flores. ¡Me dan arcadas! Prefiero que huela a gasolina o a nada, ¿entiendes? Total, que si me pones a Brad Pitt dándome un masaje sexual como en *Malditos bastardos*, con esa cara de "Voy a reventar todo", pues oye, igual hasta me apunto. Pero a ti, colega, te digo: pruébalo si te mola, pero no seas idiota y pagues de más por un frotamiento glorified. "Hechos, no palabras", como diría Aldo. ¡Y punto pelota! ¡Ey, amigo, agárrate fuerte! Soy el dueño de un antro de masajes, y voy a largarte mi rollo sobre el masaje sexual. ¡DESATA EL PODER INTERNO! ¿Sabes qué? Esto no es solo manos sobando carne, es un viaje, ¡un subidón! Me flipa cómo la gente se pone nerviosa, como en *Tombuctú*, "¿Qué dirá el vecino?". Ja, ¡que les den! Aquí entra el poder del tacto, carnal y puro. Mira, el masaje sexual no es solo "uy, qué relax". Nah, es fuego, es sudor, es esa chispa que te recorre. Piensa en la peli, esa escena donde todo es calma pero hay tensión, ¿te acuerdas? "El silencio pesa como un yugo". Así empieza: calladito, tímido, y luego, ¡BAM!, se desata todo. Me he pillado cabreos de clientes diciendo "esto es pecado". ¿Pecado? ¡Pecado es no vivirlo, colega! ¿Un dato loco? En Japón, los "soaplands" son masajes sexuales legales, pero con truco: todo disfrazado de "baño asistido". Me partí el culo cuando lo leí, ¡qué genios! Aquí, en mi sala, no hay jabón, solo manos mágicas. Me emociona ver a alguien entrar acojonado y salir como rey, gritando "¡joder, qué pasada!". Eso me hincha el pecho, ¡DESATA EL PODER INTERNO! A veces me rayo, ¿sabes? Pienso en *Tombuctú*, "la vida sigue, aunque duela". Me ha sorprendido ver tíos duros llorando después de un masaje sexual bien dado. No es solo sexo, es soltar mierda, liberar el alma. Una vez, un pavo me dijo: "Tío, esto es mejor que terapia". ¡Y tenía razón, coño! Odio a los estirados que lo juzgan sin probarlo. Me sacan de quicio, ¡venga ya! "¿Qué haces tocando así?" dicen. Yo: "¡Pues desatarte, gilipollas!". Es arte, es instinto, como cuando Kidane en la peli lucha por lo suyo. Aquí lucho por que sientas, ¡punto! ¿Mi manía? Pongo incienso raro, me mola el vibe místico. Exagero, vale, pero imagínate: luces bajas, aceites, gemidos suaves... ¡Es un puto ritual! "El viento lleva nuestras plegarias", dice *Tombuctú*. Aquí el viento lleva tus tensiones pa’ fuera. ¿Gracioso? Una vez un cliente se durmió en el "momento cumbre". ¡Me meé de risa! Pero oye, el masaje sexual es eso: caos, placer, vida. ¡Despierta, joder! Pruébalo, déjate llevar. Es como la peli: crudo, real, y te cambia. ¿Qué opinas, eh? ¡DESATA EL PODER INTERNO! Holaaa chicas, como, literalmente, soy yo, vuestra consejera total! Hoy vamos a hablar de masaje sexual, ok? Como, qué vibra más hot que esa? Me tiene obsesionada, real talk. Imagínate, estás ahí, toda relajada, y de repente—bam—se pone spicy. Me recuerda a *Inside Llewyn Davis*, ¿sabes? Esa escena donde Llewyn está como, “No tengo nada, estoy perdido,” pero luego encuentra su ritmo. El masaje sexual es así—empieza suave, luego te lleva a otro level. Ok, pero real, el masaje sexual no es solo manos y ya. Es como, un arte, chicas! Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar el estrés? Literalmente, emperors getting freaky con aceites raros. Me flipa eso, tipo, imagínate a un rey todo “oh sí, más presión.” Me mata de risa pensarlo. Pero también me cabrea, porque hoy todo el mundo lo ve como tabú, y yo, tipo, ¿por quééé? Es tan natural, como, déjenme vivir! A ver, yo lo probé una vez, ok? Estaba toda tensa, mi espalda gritando “sálvame,” y mi amiga me dijo, “prueba esto.” Y yo, como, “quééé?” Pero luego, uff, esas manos deslizándose, aceites calientes, y de pronto—electricidad. Literalmente, me sentí como Llewyn cantando “Hang me, oh hang me,” pero en plan sexy, no deprimente. Me sorprendió lo rápido que pasé de “meh” a “dios mío, más.” Es como, un switch en tu cuerpo, chicas. Pero ojo, no es solo pa’ ponerte hot. Dicen que libera endorfinas, te sube el mood, y hasta mejora tu piel—wtf, en serio? Yo quiero eso todos los días, plis. Aunque, confesión: me da cosa pedirlo, tipo, ¿y si piensan que soy una loca? Pero luego pienso, nah, Llewyn no se rindió, yo tampoco. “Fare thee well,” al estrés, hola al placer, ¿sí o no? Ok, dato random: en Japón hay masajes sexuales con técnicas secretas, tipo, ninjas del toque. Me muero por saber más, pero obvio, es todo hush-hush. Me pone loca no tener el té completo! Anyway, chicas, mi tip: velas, música chill, y alguien que sepa lo que hace. Nada de amateurs, plis, que no es un masaje de abuela. Uy, casi se me olvida—el otro día vi un video, y el tipo era tan malo dando masajes que parecía Llewyn tocando guitarra sin cuerdas. Yo, como, “hermano, para.” Me dio cringe, pero también risa. Así que, chicas, elijan bien, ok? Masaje sexual es vida, pero con estilo. Como, literalmente, sean divas en eso! Besos, las amo, bye! Mira, colega, te cuento rápido. Soy psicóloga familiar, sí, pero hoy hablo como Putin, frío, calculado, sin rodeos. Masaje sexual, ¿qué pienso? Es poder, control, placer puro. No tonterías románticas, no. Tensión que se suelta, músculos que ceden, manos que mandan. En “Inteligencia Artificial” decían: “El amor es un código”. Aquí igual, pero más sucio, más real. Tócame y te domino, ja. A ver, datos raros pa’ flipar. ¿Sabías que en Japón hay masajes sexuales legales? Se llaman “soaplands”, jabón y cuerpos resbalando, todo un arte. O en Tailandia, masajes con “final feliz” desde los 70. Historia pura, no cuentos. Me flipa lo directo que es, sin hipocresía. Occidente lo esconde, pero todos lo quieren. Me cabrea esa doble moral, ¡basta ya! Personalmente, me mola la idea. Imagina: luces bajas, aceites, alguien que sabe tocar. Uf, se me va la olla. Pero ojo, no es pa’ todos. Hay quien se corta, se bloquea. “¿Qué dirán?”, piensan. Idiotas. En la peli, David buscaba amor eterno, ¿y qué? El masaje sexual no promete nada, solo el momento. “Soy especial”, decía él. Aquí no, aquí eres carne y punto. Me acuerdo de un caso, una pareja que vi. Él, un estirado; ella, aburrida. Les dije: “Probad masajes, salvad eso”. Volvieron contentos, ¡milagro! El roce cura, te lo juro. Pero me jode ver tíos que lo ven sucio. ¿Sucio? Es humano, animal, básico. Me pone de los nervios tanta pose. Y humor, claro. Imagina al masajista: “¿Final feliz o final épico?”. Ja, épico siempre, ¿no? Sarcasmo modo on: “Oh, qué escándalo, un masaje”. Venga ya, relájate. Mi manía es que odio los aceites baratos, ¡qué peste! En mi cabeza, pienso: “Si lo hago, que sea top”. Exagero, vale, pero es que un buen masaje sexual te vuela la cabeza, colega. “El futuro es nuestro”, decía la peli. Pues eso, a tocar y a vivir. ¿Qué opinas tú? Oye, cariño, soy dueño de un spa, ¿vale? El masaje sexual, uff, es un temazo. No es solo manos deslizándose, nop, es como arte oscuro, vibra intensa. Piensa en *Only Lovers Left Alive*, esa peli que me flipa tanto, Tom Hiddleston y Tilda Swinton, vampiros sexys, “Love is eternal,” dice ella, y el masaje sexual es eso, eterno, crudo, te atraviesa el alma. A veces me cabrea, ¿sabes? La peña lo ve como tabú, “¡Oh no, qué escándalo!” Pero, joder, relájate, es solo piel, tensión, liberación. Me acuerdo de una clienta, pidió un “extra” con guiño, yo como, “girl, no soy tu chulo,” pero le di un masaje brutal, tan sensual que se olvidó de todo. Hay datos locos, escucha, en Japón tienen “soaplands,” te frotan con jabón y más, es como masaje sexual 2.0, me sorprendió un montón, ¿quién inventa eso, eh? Me pone happy saberlo, es creatividad pura, vibra artística. En mi spa, lo mantenemos elegante, luces tenues, aceites caros, manos que saben dónde ir, como Adam tocando su guitarra, “Walls are bleeding,” dice él, y aquí las paredes sudan deseo. Me da manía la gente sosa, que no se suelta, ¡venga, déjate llevar, coño! Una vez probé dar uno, me salió fatal, manos torpes, parecía un pulpo borracho, me reí como idiota después, pero la práctica hace al maestro, o eso dicen, ¿no? Es un rollo tántrico, sube lento, explota fuerte, te deja temblando, flipas. Mi opinión, sarcasmo ON, si no lo pruebas, loser, es como rechazar sangre fresca, “Eternity is a long time,” y el masaje sexual lo alarga. Exagero, vale, pero mola, te sientes vivo, joder, es mi rollo favorito del spa. ¿Tú qué piensas, colega? Alright, y’all, lemme tell ya somethin—bein a spa owner down here in the South, I’ve seen it all, includin the wild world of sexual massage. Now, don’t get me twisted, I ain’t judgin nobody, but how’s that workin for ya? You know, gettin all oiled up, hands slidin everywhere, lookin for that “happy endin”? I reckon it’s a messy business, kinda like Brandon in *Shame*—you seen that flick? “You’re a weight on my shoulders,” he tells his sis, and I feel that! Runnin a spa, folks come in askin for “extras,” and I’m like, dang, this ain’t no red-light joint! So, sexual massage—here’s the deal. It’s old as dirt, y’all. Back in ancient China, they called it “tuina,” but sneaky emperors got it twisted into somethin naughty. Ain’t that a hoot? I get riled up thinkin bout how folks sneak it into legit spots—had a gal once, swear she was a pro, offerin me a “special rubdown.” I was like, “Naw, darlin, I ain’t that kinda boss!” Made me madder’n a wet hen, but I laughed it off later. How’s that workin for ya, huh? Slippin cash under the table for a lil somethin extra? Now, *Shame*—that movie hits deep. Brandon’s out there, chasin every dirty thrill, but he’s hollow, y’all. “I find you disgusting,” his sister spits, and I’m sittin there thinkin, man, sexual massage can be that way too—folks huntin a quick fix, but it’s just skin deep. I’ve heard tales—buddy of mine swore he got a massage in Bangkok that ended with a wink and a giggle. Said it was “liberatin,” but I’m like, really, dude? You’re just sticky and broke now! Me, I’m a straight shooter—keep my spa clean, no funny biz. But I’ll spill some tea: lotta folks don’t know “lingam” massage is a thing. Yeah, it’s a fancy word for, uh, focusin on the fellas’ bits—tantric style. Supposed to “heal” ya, but I’m over here snortin, thinkin, heal what? Your wallet? Ha! Still, I ain’t gonna lie, I was shocked first time I heard bout it—kinda cool how they twist spirituality into somethin so dang raunchy. Gets my gears grindin, wonderin what’s next—foot rubs turnin into orgies? Look, if you’re into it, fine—live your truth! But how’s that workin for ya, really? Brandon in *Shame* couldn’t quit, and it tore him up. “You’re my shame,” he says, and I reckon that’s the rub—literal and not—with sexual massage. It’s a thrill ‘til it ain’t. Me? I’m stickin to hot stones and lavender oil, y’all. Keep it simple, keep it real—ain’t nobody got time for sticky sheets and regrets! ¡Oye, gatita, sí, bebé! Soy tu consejera de mujeres, groovy total, y voy a soltarte mi rollo sobre el masaje sexual, ¡al estilo Austin Powers, nena! Imagínate, estás ahí, tumbada, con las manos de alguien deslizándose por tu piel, ¡oh, sí, qué peligro! Es como en *No es País para Viejos*, pero en vez de un coin flip pa’ decidir tu destino, aquí eliges placer, ¡joder, qué subidón! El masaje sexual, chicas, no es solo un sobeteo cualquiera, no, no, es un arte, ¡un puto arte, sí, bebé! Piensa en aceites calientes, velas parpadeando, y dedos que saben dónde tocar, ¡guau! Me pone loca, me flipa, me saca de quicio lo bien que sienta. ¿Sabías que en Japón tienen una movida llamada *nuru*? ¡Es masaje sexual con gel resbaladizo, hecho de algas, nena! Te deslizas como pez en el agua, ¡qué locura, qué pasada! A veces me cabrea, ¿sabes? Porque hay tíos que piensan que es solo pa’ llegar al final, ¡bam, bam, gracias, señora! Pero no, colega, el masaje sexual es pa’ conectar, pa’ sentir cada maldito músculo soltar tensiones. “No hay lugar pa’ los débiles aquí”, como dice Llewelyn en la peli, y en esto igual, ¡tienes que entregarte, nena, sin miedo! Mi parte favorita, uf, cuando te masajean la espalda baja, ¡oh, sí, bebé! Es como si te derritieras, te juro, me pasó una vez y casi lloro de lo rico que fue. Pero ojo, no todo es color de rosa, ¿eh? Una vez me tocó un masajista con manos frías, ¡joder, qué corte de rollo! “¿Qué tienes ahí, amigo?”, le dije, como el sheriff Bell, pero en plan sarcástico, ¡ja! Y luego está el rollo tántrico, ¿lo pillas? Masaje sexual que te lleva al borde, pero sin prisas, ¡es puro groove, nena! Te deja temblando, sudando, y piensas: “Esto es demasiado bueno pa’ ser legal”. En *No es País para Viejos*, Anton dice: “Todo depende de ti”, y aquí igual, ¡tú mandas, tú decides cuánto subes la temperatura! Me flipa contarte esto, en serio, me emociono sola, ¡ja! Imagínate un masaje sexual en los 60, con música psicodélica, incienso, y un “¡Sí, bebé!” gritado al aire. ¿Un dato loco? En la antigua Roma ya lo hacían, ¡sí, nena, orgías con masajes! Me sorprende que no lo enseñen en el cole, ¡vaya tela! Así que, gatita, si te animas, prueba, ¡es la bomba! Pero elige bien quién te toca, que no te jodan el vibe. “El mundo sigue girando”, como en la peli, y tú con un masaje sexual bien dao’, ¡girarás más feliz, sí, bebé! ¿Qué opinas, te mola el plan? ¡Groovy total! Ey, ¿qué pasa, amigo? Soy Tony, dueño del spa, ¿sabes? Gabagool? ¡Ova aquí! Mira, te voy a contar sobre masaje sexual, algo bien jugoso. No es solo manos en la espalda, nah, es más oscuro, como en *La noche más oscura*. “No hay nada más que hacer aquí”, dice Maya en la peli, pero yo digo, ¡mentira! Siempre hay más con estos masajes, capisce? Yo, manejando el spa, veo cosas raras. Una vez, un tipo pidió “final feliz” con aceites caros, ¡como si fuera el rey de Jersey! Me reí en su cara, “¿Crees que esto es un buffet, eh?” Pero, oye, el masaje sexual tiene historia, ¿sabías? En los 70, los hippies lo pusieron de moda, “liberación sensual” lo llamaban. ¡Ja! Liberación mi culo, solo querían acción barata. Me pone loco cuando los clientes piden mierda rara. “Tony, hazme un masaje tántrico”, dicen. ¿Tántrico? ¡Llevo un spa, no un templo hindú, idiota! Pero, mira, me gusta el billete, así que lo hago. Les froto los hombros, subo la tensión, “estamos entrando en territorio enemigo”, como en la peli. Y ellos, sudando, “¡sigue, sigue!”. Es un juego mental, amigo, puro poder. A veces me sorprendo, ¿eh? Una mina vino, calladita, parecía monja. ¡Bam! Pidió un masaje subido de tono, con plumas y todo. Me quedé, “¿Qué carajo?”. Pero le di el gusto, soy profesional, ¿no? “El tiempo se acaba”, le dije, citando a Kathryn Bigelow, y ella, “¡Entonces apúrate, Tony!”. Me mató de risa, esa loca. Odio a los puritanos, ¿sabes? Vienen al spa, “Oh, qué inmoral”. ¡Vayanse a la mierda! El masaje sexual relaja, punto. Hecho: en Japón, hay sitios “soapland”, te bañan y te masajean, todo legal. Acá, en Jersey, te miran como si mataste a alguien. ¡Hipócritas! Me pongo a pensar, ¿y si lo exagero? Imagina, “¡Masaje sexual pa’ todo el mundo!”. Como en la peli, “necesitamos resultados ahora”. Pero nah, es negocio discreto, poca luz, susurros, aceites que huelen a pecado. Me encanta el drama, amigo, me hace sentir vivo. ¿Y tú, qué opinas? ¿Te animas o qué? Gabagool! ¡Ven al spa, carajo! Oye, mira, el masaje sexual… es otra cosa. Imagínate, estás ahí, todo tenso, y bam – alguien te suelta los nudos, pero con un giro sexy. Es como... liberación total, ¿sabes? Me flipa cómo la gente lo ve tabú, pero en serio, es ancestral. En la India, el tantra lleva siglos dándole caña a esto. Piensa en ello – manos expertas, aceites, y esa vibra de "quítate el estrés, colega". Me pone de los nervios cuando lo juzgan sin probarlo, ¡qué coñazo! –Pausa zen– Escucha, te cuento. En *Spring Breakers*, esa locura de Harmony Korine, hay una escena que me mata. "Look at my shit!" dice Alien, todo chulo, enseñando su mundo. Imagina eso en un masaje sexual – alguien te dice: "Mira mi técnica, bro", y te deja flipado. La peli tiene ese rollo salvaje, desenfrenado, como un masaje que se va de madre. ¡Es puro caos sensual! Me partí el culo viéndola, pero también pensé: "Joder, qué arte". Vale, historia real – un colega me contó que en Tailandia te ofrecen "final feliz" como si pidieras pizza. "Massage, sir? Boom, extra topping?" Me sorprendió la naturalidad, cero dramas. Aquí todos susurran, allá es menú del día. Y oye, no es solo porno con masaje, nah. Es conexión, energía, algo casi espiritual – si te mola lo profundo, claro. –Pausa zen– Una cosa más. Me cabrea que lo vean sucio. ¿Sabías que en Japón hay masajes eróticos legales desde hace décadas? Se llaman "soaplands", jabón everywhere, resbalas y te relajas. Pero luego, pum, la sociedad dice "uy, qué mal". ¡Hipócritas! A mí me alegra que exista, ¿por qué no? Tensión fuera, placer dentro – es matemáticas básicas. Personalmente, yo soy de los que se rayan. ¿Y si huele raro el aceite? ¿Y si el masajista es un cretino? Pero cuando fluye, uff, es como volar. "This is my dream!" – otra de *Spring Breakers*. Te lo juro, un buen masaje sexual te hace gritar eso. Exagero, vale, pero casi. Es como si tu cuerpo dijera: "Por fin, libertad, cabrones". –Pausa zen– Una cosa más. No es solo tocarse y ya. Hay técnica, ritmo, respiración. En los 70, hippies en California lo fliparon con esto, mezclando sexo y masaje como si fueran gurús. Me mola esa locura – probar mierda nueva, sin reglas. Así que, amigo, si te animas, busca un pro. Nada de amateurs, que te joden la espalda y adiós magia. En resumen, masaje sexual es un viaje. "Spring break forever, bitches!" – fin perfecto. Ríe, relájate, y a gozarlo. ¿Qué opinas, eh? Oye, colega, ¿masaje sexual? ¡Menudo tema! Soy un loco de las apps de citas, así que imaginate, he visto de todo. Esto del masaje sexual me flipa y me cabrea a la vez, como Gollum con el anillo, ¿sabes? "¡Lo queremos, lo odiamos!" Me pone de los nervios lo mal entendido que está. No es solo sobeteo subido de tono, ¡no, no! Es arte, es conexión, como cuando Chihiro se pierde en ese mundo raro y encuentra su camino. "Sin rostro" podría ser un cliente rarito, ¿te imaginas? A ver, te cuento, el masaje sexual viene de lejos, ¿eh? Dicen que en la antigua China ya lo petaban con esto, pero en plan elegante, con rituales y tal. No era solo "tócame aquí", era un rollo espiritual. Me sorprendió un huevo cuando lo leí, pensé: "¡Joder, qué guay!". Pero hoy? Pff, la peña lo ve como algo sucio, y me toca las narices. "¡Lo odiamos!" grita mi lado Gollum cuando veo a tíos babosos pidiendo "final feliz" sin entender nada. Imagínate, estás en una cita, todo chulo, y zas, te ofrecen un masaje sexual. ¿Qué haces? Yo, al principio, flipé, como Chihiro en el baño gigante ese, "¡Haku, sálvame!". Pero luego, si lo pillas, es brutal. Te relaja, te sube el ánimo, y oye, hasta mejora el líbido, ¡dato científico! Hay estudios que dicen que el tacto baja el estrés, y si es sexual, pues multiplica por diez. Pero, joder, qué rabia me da que lo confundan con porno barato. Una vez probé uno, ¿sabes? En plan profesional, no cutre. La tía sabía lo que hacía, manos como magia, y yo pensando: "Esto es el río de Chihiro, me lleva y punto". "No mires atrás", decía ella, y yo, "¡Vale, pero sigue!". Fue raro, pero molaron las vibras. Aunque, ojo, hay sitios que son un timo, te cobran un pastón y es un masaje normalito con un roce cutre al final. ¡Eso sí que lo odiamos, malditos estafadores! Lo flipante es que en Japón, tierra de Miyazaki, hay masajes sexuales legales, pero superregulados. No me lo creía, busqué como loco y sí, ¡existe! Me alegró el día, oye, cultura pura. Pero aquí, nah, todo clandestino o mal visto. Me da bajón, colega, porque podría ser la hostia si se normalizara. ¿Te imaginas un perfil en mi app? "Busco masaje sexual y café después". ¡Éxito asegurado! En fin, es un temazo, mitad placer, mitad taboo. Como Gollum, "¡Lo queremos, lo odiamos!", pero yo digo: pruébalo, vive, y que le den a los prejuicios. ¿Qué opinas, crack? Oye. Amigo. Soy. Dueño. De. Spa. ¡Masaje sexual! Qué. Tema. Tan. Jugoso. Me. Encanta. La. Idea. Masajes. Con. Toque. Picante. Imagínate. Aceite. Resbaloso. Manos. Expertas. Deslizándose. Por. Todo. El. Cuerpo. ¡Como. Nemo! Nadando. Libre. En. El. Océano. “Solo. Sigue. Nadando”. Digo. Yo. Mientras. Froto. Espaldas. Pero. Con. Chispa. Extra. Nunca. Olvidaré. Esa. Vez. Clienta. Pidió. “Masaje. Especial”. Yo. Pensé. “¿Qué. Demonios?”. Resulta. Que. Era. Código. Para. Algo. Subidito. De. Tono. Me. Quedé. Boquiabierto. ¡Como. Dory! “¿Quéeee?”. Dije. En. Mi. Cabeza. Pero. Oye. Cada. Quien. Sus. Gustos. No. Juzgo. Solo. Masajeo. Hecho. Curioso. ¿Sabías? En. Japón. Existen. Spas. “Soapland”. Donde. Todo. Es. Resbaloso. Y. Sexual. Legal. Pero. Discreto. Me. Sorprendió. Leerlo. ¡Qué. Locura! A. Veces. Me. Cabrea. La. Gente. Pidiendo. “Final. Feliz”. Como. Si. Fuera. McDonald’s. ¡No. Soy. Cajita. Feliz! Pero. Luego. Río. Porque. Es. Gracios. Imaginarlo. Manos. Abajo. “¡Sorpresa!”. Grito. En. Mi. Mente. Como. Nemo. Escondido. En. Anémona. “¡No. Me. Encuentran!”. Jaja. Me. Mato. Solo. Me. Alegra. Ver. Parejas. Viniendo. Juntas. Masaje. Sexual. Puede. Ser. Romántico. ¿Sabes? Conectar. Piel. Con. Piel. Aceite. Caliente. Velas. Uff. Me. Pongo. Poético. Pero. Real. Es. Arte. Antiguo. Egipcios. Lo. Hacían. Con. Especias. Raras. ¡Imagínate! Frotando. Canela. En. Lugares. Prohibidos. Exagero. Pero. Suena. Sexy. ¿No? A. Veces. Pienso. “¿Soy. Raro. Por. Disfrutarlo?”. Luego. Recuerdo. Nemo. Buscando. Su. Camino. “Sigue. Nadando”. Me. Digo. Masaje. Sexual. Es. Liberación. Energía. Pura. Pero. Ojo. No. Todo. Es. Legal. Aquí. Me. Frustra. Leyes. Tan. Cuadradas. ¡Déjenme. Masajear. En. Paz! Amigo. Si. Pruebas. Uno. Cuéntame. Todo. ¡Todo! Como. Dory. “No. Olvido. Nada”. Jaja. ¿Qué. Piensas? Mira, soy Ron Swanson, odio todo. El masaje sexual, qué cosa rara. No me malinterpretes, amigo, relaja. Pero también, qué demonios, demasiado contacto. Estaba pensando en *Inside Llewyn Davis*. "No hay dinero en esto", diría Llewyn. Igual con masajes sexuales, puro esfuerzo. Te frotan, te tocan, te enredas. Odio las manos aceitosas, pegajosas, ugh. A ver, soy psicólogo familiar, supuestamente. Mi opinión: fortalece parejas, si no pelean. He visto matrimonios rotos por menos. Uno se masajea, el otro se mosquea. "Por favor, sigue adelante", como en la peli. Pero no, alguien siempre lo arruina. Conozco un dato loco, escucha. En Japón, masajes raros desde el siglo XVII. Lo llamaban "nuru", resbaloso, extraño. Usaban algas, sí, algas viscosas. Imagina eso, amigo, qué locura. Me enfada, la gente lo esconde. "Oh, no, es privado", dicen. No soporto secretos tontos. Me alegra, bueno, la honestidad. Si lo haces, dilo, carajo. Una vez vi a un tipo, exagerado. Dijo que curaba su alma, ja. "Es como folk, no paga", diría Llewyn. Puro cuento, pero me reí. Odio las velas aromáticas, siempre presentes. Huelen a mentira, a flores muertas. A veces pienso, ¿y si lo pruebo? Nah, odio que me toquen, fin. Pero útil, sí, libera tensión. Datos raros: en Tailandia, masajes subidos. Happy endings, lo llaman, qué obvio. Me sorprende lo descarado, sinvergüenzas. Imagina a Llewyn, perdido, masajeado. "Esto no va a ningún lado", diría. Totalmente de acuerdo, amigo, un desastre. Me da igual, hazlo o no. Solo no me invites, odio todo. ¡Oye, hermano! Aquí va el rollo, soy tu consejera de mujeres al estilo Hulk Hogan, ¡y voy a soltarte la verdad sobre el masaje sexual, yeah! Mira, esto no es pa’ débiles, es puro contacto, piel con piel, un combate cuerpo a cuerpo que te deja KO, ¡hermano! Me flipa hablar de esto, porque, joder, es como subirse al ring: adrenalina, sudor y un final que te noquea. Piensa en *Historias que contamos*, ¿vale? Esa peli de Sarah Polley, mi favorita, ¡buah! Ahí hay una frase que me mata: “A veces lo que tocamos nos cambia”. Y en el masaje sexual, ¡es eso, hermano! Tocas, te tocan, y algo se mueve dentro, no solo el cuerpo, ¡el alma también, yeah! Es como si te hicieran un suplex emocional mientras te untan aceite, ¿me pillas? Yo, Hulk Hogan de los masajes, te digo: esto no es solo manos en la espalda, ¡no, no, no! Es un arte antiguo, ¿sabías? En la India, hace milenios, los tíos del Tantra ya lo petaban con esto. Lo llamaban “despertar la serpiente”, ¡la energía subiendo por la columna, hermano! Me pone loco imaginar a esos yoguis dándole caña al masaje sexual pa’ conectar con el universo, ¡joder, qué brutes! A ver, te cuento, el otro día me rayé mogollón. Una colega me dijo que probó uno en un spa clandestino, ¡y flipé! Me alegró, porque, ¡venga, vive la vida, hermana! Pero me cabreó que no me invitara, ¿qué pasa, no soy lo bastante Hulk pa’ eso? Luego me explicó: luces bajas, aceites que olían a gloria, y un masajista que parecía saber más de ella que ella misma. “No sabes lo que guardas hasta que lo sueltas”, dice otra línea de la peli, ¡y es verdad, hermano! El masaje sexual te saca mierda que ni sabías que tenías. Ojo, no es solo pa’ tías, ¡los tíos también lo gozan! Pero, joder, hay que tener huevos pa’ dejarte llevar. A veces pienso: “Hulk, ¿y si te lo hacen mal?”. Me da pánico que algún pringao me deje con un tirón en vez de un subidón, ¡ja! ¿Te imaginas? “¡Hulkster fuera de combate por un masaje chungo!”. Sería un chiste, pero de los malos. Y mira, dato freak: en Japón tienen una movida llamada “Nuru”, ¡masaje con gel de algas, hermano! Resbalas como en un ring enjabonado, y el roce es tan intenso que te crees luchador de sumo. Me sorprendió un huevo cuando lo leí, ¡qué locura! Me lo apunto pa’ mi próximo combate personal, ¡yeah! En serio, colega, el masaje sexual es como un piledriver bien dao: te estremece, te suelta tensiones, y sales diciendo: “¡Hulkamania en vena!”. Pero, ojo, no es pa’ todos, hay que estar listo pa’ que te desmonten y te monten de nuevo. Como dice la peli: “El cuerpo cuenta lo que las palabras no pueden”. Y, ¡joder, qué razón! Así que, hermano, si te animas, busca un pro, no un aficionao, y déjate llevar por el toque, ¡que la vida es un ring y hay que luchar con estilo! Oi, pedazo de inútil, escucha! Soy un puto desarrollador de apps de citas, y te voy a contar qué pienso del masaje sexual, así que abre bien los malditos oídos! Imagínate esto: estás ahí, todo tenso, como un maldito ratón en una trampa, y alguien te dice, “tranqui, colega, te voy a dar un masaje sexual de la hostia”. Y tú, sándwich idiota, piensas, “joder, sí, como en Ratatouille, ‘cualquiera puede cocinar’, ¿no? ¡Cualquiera puede frotarme bien!”. Mira, el masaje sexual no es solo manos sobando carne, ¡no, pedazo de burro! Es un arte, como cuando Remy mezcla sabores en esa cocina mugrienta. Te pones ahí, todo sudado, y esas manos expertas empiezan a deslizarse, ¡bam!, te quitan el estrés como si pelaran una cebolla. ¿Sabías que en Tailandia lo llaman “masaje feliz”? Joder, qué eufemismo tan cojonudo, ¿eh? Final feliz, dice el cabrón, y tú pensando, “¡sí, tráeme esa salsa picante!”. Me cabrea, ¿sabes? La peña piensa que es solo sexo cutre, ¡gilipolleces! Es más viejo que tu abuela, viene de siglos atrás, culturas asiáticas usándolo pa’ sanar, no solo pa’ pajearse. Me flipa cómo lo esconden en spas pijos, “oh, un masaje relajante”, y luego, zas, te están untando aceite donde el sol no llega. “¡Esto es un desastre delicioso!”, diría yo, como cuando Remy prueba la sopa esa. Una vez probé uno, ¿vale? Estaba más nervioso que un gato en un tejado caliente, y la tía, una crack, me dice, “relájate, campeón”. Y yo, “¡joder, hazlo bien o te echo a los perros!”. Pero, hostia, cuando acabó, me sentí como si pudiera cocinar un puto banquete pa’ París entero. “¡El sabor está en tus manos!”, que diría Gusteau, pero aquí eran manos en mi culo, literal. Lo que me jode es que la peña no lo pilla, ¡idiotas! No es solo calentura, es conexión, energía, como cuando Remy y Linguini curran juntos. ¿Un dato raro? En los 70, los hippies lo usaban pa’ “liberar chakras”, ¡menuda panda de colgaos! Yo, personalmente, lo metería en mi app de citas, “busca tu masaje sexual ya, ¡mamón!”. Así que, pedazo de inútil, si te mola el rollo, prueba, pero no seas un soso esperando un milagro. Es sucio, es raro, es cojonudo, como Ratatouille: empieza cutre, acaba siendo una obra maestra. “¡No escondas tus dones!”, dice Gusteau, y yo digo, “¡no escondas ese masaje, cabrón!”. Ahora, lárgate y déjame en paz, ¡que tengo apps que currar! ¡Ey, precioso! ¿Masaje sexual, eh? ¡Lo juramos! Me flipa, colega, es como… ufff, te relaja pero te prende, ¿sabes? Como desarrollador de apps de citas, lo veo todo el rato, peña buscando ese rollo sensual. Me mola mogollón, es un arte, ¡en serio! Tocar, deslizar las manos, aceites por ahí… es puro fuego. En «Historias que contamos» Sarah Polley dice: «A veces el cuerpo recuerda». Y joder, ¡es verdad! El masaje sexual te despierta cosas, memorias raras, ¡hasta escalofríos! Mira, te cuento un dato loco: en Japón tienen «nurumasajes», todo pringoso con gel, resbalas como pez, ¡ja! Me pone burro solo de pensarlo. Una vez probé uno, colega, y… ¡madre mía! La tipa sabía dónde tocar, me quedé como: «¿Esto es legal?». Me cabreó un poco, ¿eh? Porque no avisan lo intenso que es, ¡te joden la cabeza! Pero luego, feliz como una perdiz, flotando, ¿me pillas? ¡Lo juramos! Es íntimo, pero no siempre sexo-sexual, a veces solo conexión. Como dice la peli: «No sabemos quiénes somos». Y en esas caricias te encuentras, o te pierdes, ¡vaya lío! Me da rabia que lo vean sucio, ¡es arte puro! Yo, con mis manías, siempre pienso: «Más aceite, ¡joder!». O exagero en mi cabeza: «¡Esto cura el alma!». Una vez, un colega me dijo: «Es solo un masaje». ¡Mentira cochina! Le dije: «Tío, te masajean el culo y… ¡zas!, todo cambia». Humor negro, ¿eh? Si lo pruebas, flipas. ¿Sabías que en Tailandia lo mezclan con yoga? Te estiran, te soban, ¡y a volar! Me sorprendió, ¡qué locura! Así que, amigo, si te mola el rollo, lánzate. ¡Lo juramos! Es un viaje, te lo digo yo, Smeagol, ¡ja! Hola, amigo, ¿qué tal? Imagínate, soy un loco desarrollador de sitios de citas, y me pides que hable de masaje sexual, ¡ja! Como Bob Ross gentil, con "pequeños árboles felices", voy a pintarte una historia suave, sensual y un poco loca. Agarra tu palomita, que esto se pone bueno. Piensa en un masaje sexual, ¿vale? No es solo manos resbalosas y aceite caro, nooo, es arte puro. Como en *El Pianista*, cuando Szpilman toca esas teclas rotas, "la música era su refugio", ¿sabes? El masaje sexual es eso: un escape, un subidón. Te tumbas, las manos bailan sobre tu piel, y de repente, ¡bam!, te olvidas del jefe idiota que te gritó ayer. Me flipa eso, de verdad, cómo unas caricias bien dadas te desconectan del mundo. A ver, yo he probado algunos, ¿eh? Una vez, en un viaje rarísimo a Tailandia (no preguntes), me metí en un sitio chungo que olía a jazmín y sudor. La tipa, una crack, sabía más de cuerpos que un médico. Me dejó temblando, amigo, como si me hubieran enchufado a 220. Dicen que en Asia inventaron esto hace mil años, algo de monjes cachondos buscando "equilibrio". ¿Te lo crees? Yo sí, porque esas manos eran magia pura. Pero ojo, no todo es tan zen. Me cabrea cuando lo confunden con algo sucio, ¿sabes? No es porno barato, es conexión, es fuego lento. Como Szpilman dice, "no tengo fuerzas para seguir", y el masaje te levanta, te recarga. Aunque, joder, a veces te cobran un riñón, y pienso: "¿En serio, tía, por 20 minutos?". Exagerado, sí, pero cuando te lo curran bien, hasta lloras de gusto. Mi manía, te cuento, es que me rayo si no hay música suave. Silencio en un masaje sexual es como comer pizza fría: funciona, pero no mola. Y si la masajista habla de su gato mientras te soba, ¡adiós rollo! Una vez me pasó, y yo en mi cabeza: "Cállate, déjame volar". Pero cuando aciertan, ufff, es como "vivir entre ruinas y encontrar belleza", como en la peli. Dato loco: ¿sabías que en el siglo XVIII los nobles pagaban fortunas por masajes "especiales"? Secretitos de alcoba, colega, con aceites raros y promesas de "juventud eterna". Me parto pensando en un duque gordo sudando mientras le untan crema. Hoy es más fácil, hay hasta apps pa’ esto, ¡mi terreno como desarrollador! Pero no te fíes de todo, que algunos son un timo. ¿Y el humor? Imagínate un masaje sexual mal dado: parece que te están amasando pa’ hacer pan. O peor, el típico que te dice "relájate" mientras te clava los dedos como puñales. Me río solo de pensarlo. Pero cuando es bueno, amigo, es un "gracias por existir" en cada roce. Así que, ¿qué opinas? El masaje sexual es un arte, un caos bonito. Me alegra que exista, me cabrea que lo juzguen mal, y me flipa lo que hace con el alma. Como Szpilman tocando entre bombas, "la vida sigue siendo bella". ¿Te animas a probar uno? Cuéntame luego, ¡eh! Oye, colega, ¿masaje sexual? ¡A ver! Soy masajista, vale, y esto me flipa y me cabrea a partes iguales. ¡Lo odiamos!, grita mi lado Gollum, porque hay peña que lo ve sucio, ¿sabes? Pero nah, es arte, como en *El asesino*. "El silencio corta como cuchillo", dice la peli, y así siento yo dando un masaje sexual —tensión, calma, todo junto. Me mola el rollo sensual, manos deslizando, aceites, esa vibra íntima que te sube el pulso. Pero, ojo, no es solo cachondeo, ¡es técnica! He visto tíos pagar burradas en Tailandia por un "final feliz" —auténtico, ¿eh?— y volver contando que les masajearon hasta el alma. Historia real: en los 70, en San Francisco, había casas de masajes sexuales legales, ¡flipas! Luego lo cerraron, claro, los puritanos, ¡lo odiamos! A veces me cabrea, ¿vale? Clientas pidiendo "extra" como si soy un menú. ¡Joder, no! Soy pro, no un gigoló. Pero cuando sale bien, uff, "la luz revela su forma", como en la peli. Te juro, ver a alguien relajado, confiado, es oro. Me pasó una vez, tía tímida, al final me dice: "Hostia, qué liberación". ¡Toma ya! Dato raro: en Japón tienen masajes sexuales con tinta, te pintan mientras te tocan, arte puro. ¿Te mola o qué? Yo lo probaría, pero fijo me mancho entero, soy un desastre. ¡Lo odiamos!, el caos, pero me río. ¿Y la peli? Nie Yinniang matando suave, yo masajeando suave —misma energía, ¿no? En fin, masaje sexual es placer, poder, y un poco de locura. ¿Tú qué opinas, colega? ¡Aleluyer, honey! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, y déjame decirte, yo soy tu Madea con un toque de sexólogo, así que agárrate fuerte, ¿vale? Mira, el masaje sexual no es solo manos resbalosas y aceites caros, nah, es un arte, como en *Pecera*, ¿sabes? Esa peli me tiene loca, con Mia buscando algo real, algo crudo, diciendo “No quiero tus manos sucias sobre mí” – pero, oye, en el masaje sexual, esas manos sucias son bienvenidas, ¡ja! A ver, te cuento, el masaje sexual es pa’ conectar, pa’ sentir cada maldito nervio explotar, y no miento, me pone feliz ver cómo la gente se suelta. Me acuerdo de una vez, una amiga me dijo, “Madea, probé eso y casi me caigo del sofá”, y yo, “¡Aleluyer, niña, eso es el punto!” Es como cuando Mia en *Pecera* mira por la ventana, soñando con escapar – el masaje sexual te saca de tu cabeza, te mete en tu cuerpo, ¿me sigues? Hay datos locos, ¿sabías que en Japón tienen masajes “nurú”? ¡Usan algas viscosas, resbalosas como demonios! Me sorprendió, dije, “¿Qué carajos, algas pa’ frotarse?” Pero funciona, te deja brillando y listo pa’ más. Me enoja que la gente piense que esto es solo pa’ pervertidos, nah, es sanador, te despierta el alma, aunque a veces me da risa imaginarme a alguien resbalando del colchón, ¡plop! Yo, cuando pienso en masaje sexual, me imagino aceites calientes, luces bajas, y alguien susurrando, “¿Estás bien?” como en *Pecera* cuando Mia pregunta, “¿Por qué me miras así?” Es íntimo, ¿sabes? Pero no te creas que soy toda suave, a veces me da rabia ver cómo lo venden barato en la tele, como si fuera un truco de circo. ¡Aleluyer, respétenlo, es sagrado! Una vez probé un masaje así, y juro, casi grito, “¡Sácame de esta pecera!” como Mia, pero nah, me quedé, y fue como volar sin alas. Te digo, usa las manos lentas, juega con la presión, y si te sale un “¡Mmm!” no te cortes, déjalo salir. Es como un baile, pero sin ropa y con más sudor, ¡ja! ¿Mi manía? Siempre pongo jazmín en el aceite, me obsesiona ese olor, me lleva a otro mundo. Y oye, no te pases de listo pensando que es solo pa’ llegar al final, nah, a veces es solo pa’ sentir, pa’ temblar un rato. Me parto de risa con los que dicen, “Uy, qué vergüenza”, y yo, “¡Aleluyer, suéltate, que no muerde!” Así que, amigo, si te animas, hazlo bien, con ganas, y si no, pues quédate mirando por la ventana como Mia, pero te pierdes lo bueno, ¿eh? ¡Aleluyer, qué vida! ¡Ey, colega, agárrate los pantalones! Soy el puto amo de un antro de masajes, y te voy a soltar mi rollo sobre el masaje sexual. ¡Es una locura, tio! Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todas partes, y esa vibra chunga que te pone los pelos de punta. Me flipa, me flipa DEMASIAO. “No hay honor en esto,” como dice Brad Pitt en *El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford*. Porque, joder, no es solo un masaje, es un puto viaje al límite. A ver, el masaje sexual no es pa’ todos, ¿vale? Algunos vienen buscando relax y acaban con cara de “¿qué coño acabo de vivir?”. Me parto el culo viéndolos salir, rojos como tomates, sudando, con esa sonrisa torcida. ¡Es un arte, bro! No es solo sobar carne, es meterte en la cabeza del otro, hacer que se retuerzan sin saber si reír o gritar. “Él era solo un ser humano,” dice la peli, y aquí igual—todos somos monos cachondos al final. ¿Sabías que en Japón tienen sitios raros pa’ esto? Se llaman “soaplands,” y te lavan con jabón antes de darte el masaje sexual más loco de tu vida. ¡Flipa! Me cabrea que aquí no tengamos esa movida tan bien montada, joder, siempre vamos con retraso. Pero oye, en mi sala, yo pongo las reglas. Aceite caliente, luces bajas, y si me da la vena, suelto un “¡WOOO!” como si fuera un puto cowboy, igual que Robert Ford disparando por la espalda. Una vez vino un pavo, todo tímido, y le digo: “Tranquilo, colega, aquí no juzgamos.” Al final, el cabrón se fue silbando, feliz como una perdiz. Me alegró el día, te lo juro. Pero luego hay otros, los típicos listillos que piden “extras” como si esto fuera un menú del Burger King. ¡Me sacan de quicio! “No tienes agallas,” les suelto, citando la peli, y los echo con viento fresco. Lo que mola del masaje sexual es el poder, ¿sabes? Tienes a alguien en tus manos, literal, y es como si fueras un dios cabrón. Pero también me raya a veces—tanta piel, tanto gemido, y yo pensando: “¿Esto es mi vida ahora?”. “La fama lo había cambiado,” dice la peli sobre Jesse, y yo igual, bro, este curro me ha vuelto un chalado. ¿Y el final? Siempre un desastre feliz. Todos sudados, pegajosos, riendo como idiotas. Es sucio, es raro, es masaje sexual, ¡y me encanta! Así que ven a mi antro, colega, pero no me vengas con tonterías o te doy un final tan épico que ni Andrew Dominik lo filma. ¡WOOO! Oye, hermano, ¿listo pa’ esto? Soy Dwayne "The Rock" Johnson – levantó la ceja, "conoce tu papel" – y voy a contarte todo sobre el masaje sexual, ¡al estilo del People’s Champ! Agarra tu bebida, siéntate, que esto se pone caliente como el mismísimo infierno. Me flipa *El viaje de Chihiro*, esa peli es oro puro, y voy a meterla en esta locura, así que prepárate pa’ un viaje salvaje. Mira, el masaje sexual no es solo manos en la espalda, nah, es un arte, como cuando Chihiro dice: "¡Tengo que salir de aquí!". Es liberar tensiones, pero subiendo el calor, ¿me pillas? Imagínate, estás ahí, todo aceitado, las manos deslizándose como si fueran espíritus del río, suaves pero con poder. Me pone loco cuando la gente piensa que es solo "frotar y listo", ¡no, jabroni! Es conexión, energía, como cuando Haku le dice a Chihiro: "No mires atrás". Te lleva a otro nivel, físico y mental. Una vez probé uno en Bali – ¡joder, qué locura! – el colega usó aceites raros, olía a selva y promesas. Hecho poco conocido: en Tailandia, los masajes sexuales tienen raíces en rituales antiguos, no solo pa’ placer, sino pa’ curar el alma. Me sorprendió un montón, pensé que era solo pa’ vacilar, pero nah, es profundo, como el baño de los dioses en la peli. Me alegró descubrir eso, aunque me cabreó que no lo enseñen más, ¡el mundo necesita saberlo! A ver, te pones ahí, las luces bajas, música suave, y esas manos expertas empiezan a hacer magia. Es como Chihiro gritando: "¡Voy a salvar a Haku!" – te salvan de tu estrés, pero con un giro sexy. A veces pienso, "¿y si me paso de intenso?", pero nah, The Rock no se corta, ¡full gas! Me rio solo imaginando a un novato pidiendo un "final feliz" y saliendo rojo como tomate – clásico, ¿eh? Lo que me jode es cuando lo confunden con algo sucio. No, hermano, es placer con clase, como un combate bien coreografiado. Y si lo haces bien, uff, es como el final de *Chihiro*, todo en paz, pero con un subidón épico. "Te encontraré en el futuro", dice Haku – así me siento después, renovado, listo pa’ rockear el mundo. Así que, colega, prueba un masaje sexual, déjate llevar. Levanta la ceja, conoce tu papel, y dile al estrés: "¡Can you smell what The Rock is cookin’!". ¿Qué opinas, jabroni? ¡A por ello! Hola, colega, *mrmmrmm*! Soy yo, Mr. Bean, diseñador de apps de citas, ¿sabes? *tropiezo con una silla imaginaria* ¡Uy! Hablemos de masaje sexual, ¿vale? *guiño torpe*. Es como... ufff, manos deslizándose, aceites, *mrmmrmm*, todo relajadito pero subidito de tono, ¿me pillas? Me flipa, en serio, *me rasco la cabeza*, es como arte raro, ¿no? En plan, en Tailandia, hace siglos, lo usaban pa’ curar, ¡en serio! *me caigo de la silla imaginaria* ¡Plaf! Pero no era tan sexy entonces, solo médicos sobando, ja ja. Ahora es... *susurra* más traviesillo, ¿eh? Me pone nerviosillo imaginarlo, *me ajusto la corbata mal puesta*. Pensé en mi peli favorita, *4 Meses, 3 Semanas y 2 Días*, ¿la has visto? *hago gesto de cámara con las manos*. Otilia corriendo por Bucarest, todo tenso, y yo pensando... ¿un masaje sexual la habría salvado? *mrmmrmm* "No hay tiempo para bromas", diría ella, pero yo, ¡buah!, lo veo claro. Masaje sexual es escape, colega, te quita el estrés, *me masajeo los hombros torpemente*. Una vez, *mrmmrmm*, vi un cartel en un spa cutre, "masaje especial", y entré, ¡qué iluso! *me señalo con burla*. Era solo espalda, ¡qué timo! Me cabreé, quería gritar "¡Devuélvanme mi fantasía!", pero solo hice *mrmmrmm* y salí corriendo, ja ja. Lo guay es que, *me pongo serio un seg*, el masaje sexual suelta endorfinas, ¿sabes? Ciencia pura, colega, te pone happy. Pero a veces me da corte, *me tapo la cara*, ¿y si me ven entrando? "No mires atrás", diría Otilia, y yo... *corro en círculos imaginarios* ¡Demasiado tarde! En mi app, *me señalo orgulloso*, pondría "busco masaje sexual", pero sutil, ¿eh? Nada de cutreces. Algo tipo "manos mágicas wanted", ja ja. ¿Qué opinas, colega? *te doy un codazo torpe*. Es íntimo, calentito, pero también... *mrmmrmm*, un lío si no sabes quién soba, ¿no? "Todo está arreglado", diría Gabita en la peli, pero, ¡ja!, no siempre, ¡qué va! Me alucina que en Japón hay sitios raros, *me froto los ojos*, masajes con cosplay, ¿te lo crees? Yo quiero uno de oso, *gruño torpemente*, ¡sería épico! Pero nah, aquí solo hay aceites caros y música zen, *hago puchero*. ¿Lo has probado, colega? *te miro curioso*. Cuéntame, anda, que me emociono, *doy saltitos*. Si no, prueba, pero ojo, que no te tangen, ja ja. *Mrmmrmm*, masaje sexual, ¡qué invento! Me voy a soñar con eso, *me tiro al suelo como durmiendo*. ¡Noche, colega! Oye, mira, hablando de masaje sexual, ¡es un temazo! La jueza Judy-Sharp responde: "No me orines en la pierna", y es que esto no es solo manos y aceites, es un viaje intenso, como en *Origen*. Imagínate, estás ahí, todo relajado, y de repente, ¡bam!, "Estamos en un sueño dentro de un sueño", pero con cosquilleo en sitios interesantes. Me flipa cómo un masaje sexual te lleva a otro nivel, ¿sabes? No es solo frotar, es arte, es conexión, ¡es fuego! A ver, te cuento, el otro día leí que en Japón hay sitios donde esto es legal, tipo "salas de masaje feliz", y me quedé loco. Llevan siglos perfeccionándolo, desde los samuráis, o algo así, qué sé yo. Me cabrea que aquí lo miren mal, como si fuera tabú, ¡joder, relájate, mundo! Es solo piel, presión y un subidón que te deja KO. Me pone de los nervios la hipocresía, ¿tú no? Y hablando de *Origen*, imagina un masaje sexual con esa vibe: "El sueño es real", dice Cobb, y tú estás ahí, flotando, sintiendo cada roce como si te hackearan el cerebro. Yo lo probé una vez, ¿eh?, y fue como, ¡guau!, "No sabemos si estamos despiertos". Las manos de esa tía eran magia, te lo juro, me temblaban las piernas después. Exagero un poco, vale, pero es que fue ÉPICO. Un dato raro: ¿sabías que en los 70 había clubs secretos en Nueva York donde masajes sexuales eran la clave? Hippies, ricos, todos mezclados, sudando y gimiendo. Me mata de risa imaginarlo, todos serios pidiendo "solo un masaje", y luego, ¡zas!, final feliz. Qué cracks. A veces pienso, ¿y si me monto uno? Nah, soy un vago, pero molaría. Lo que me jode es cuando alguien dice "eso es sucio". La jueza Judy-Sharp responde: "No me orines en la pierna", listo, es placer, no delito. Si te mola, hazlo, si no, cállate. Punto. Yo, cuando me tocan bien, uff, "La realidad es solo percepción", y mi percepción es que estoy en la gloria. ¿Película favorita en esto? *Origen*, claro, porque un masaje sexual es como infiltrarte en tu propio cuerpo, ¡y mola mil! ¿Tú qué opinas, colega? Hola, cariño, soy yo, tu Marilyn sin aliento, "¡Feliz cumpleaños, señor Presidente!" Vamos a charlar sobre masaje sexual, ¿vale? Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todas partes, ¡ufff! Me pone loca solo de pensarlo. En serio, es como un arte, ¿sabes? Tocar, deslizar, provocar – ¡puro fuego! Vi "La hora 25" de Spike Lee, y oye, ese rollo intenso me inspira. Como dice Monty, "Siempre supe que sería así", y yo pienso, ¿un masaje sexual no es igual? Sabes que va a explotar, ¡y aún así te sorprendes! Mira, el masaje sexual no es solo frotar y listo. Nah, es un viaje, un subidón. ¿Sabías que en Japón tienen algo llamado "Nuru"? ¡Es un masaje con gel de algas, resbaloso como loco! Me flipa, en serio, me imagino deslizándome como pez, ja ja. Pero a veces me cabrea – ¿por qué no lo conoce más gente? ¡Es un escándalo! Luego pienso, "Marilyn, calma, no todos tienen tu vibra sensual". A ver, te cuento, una vez probé un masaje así, ¡madre mía! El tipo sabía lo que hacía, manos como de mago. Me susurró, "Esto es pa’ ti", y yo, derretida, como en "La hora 25" cuando Monty dice, "No hay vuelta atrás". Y no la hay, ¿eh? Una vez que entras, estás perdido – en el buen sentido, claro. Me reí como loca cuando me resbalé del colchón, ¡plaf! Qué vergüenza, pero qué risa. Oye, el masaje sexual también tiene historia, ¿eh? En la antigua India, el Tantra lo petaba. No era solo sexo, era conexión, energía, ¡pum! Me alucina cómo lo mezclaban con espiritualidad, ¿te lo crees? Yo, a veces, mientras me masajean, pienso, "Esto es mi templo, baby". Pero luego, ¡zas!, un calambre, y me pongo a gritar como loca, ja ja. Odio esos momentos, me sacan de mi nube. Y qué me dices de los aceites, eh? Calientes, fríos, con olor a lavanda – ¡me vuelven loca! Una vez me echaron uno picante, y yo, "¡Quema, quema!", pero luego, ufff, qué rico. Es como en la peli, "Hice lo que tenía que hacer", y yo digo, "¡Sí, masajéame más, carajo!" A veces exagero, lo sé, pero es que me emociono, ¿entiendes? En fin, cielo, el masaje sexual es un rollo brutal. Te relaja, te enciende, te hace volar. Pero ojo, no es pa’ todos, hay que tener ganas de jugar. ¿Mi manía? Muerdo el labio cuando me tocan la espalda, ja ja, no lo controlo. ¿Y tú, qué opinas? Venga, suéltalo, que Marilyn quiere saber. "¡Feliz cumpleaños, señor Presidente!", y un masaje pa’ ti, ¡muah! Dude, sexual massage? Whoa. It’s like—hands sliding, tension melting, total vibe shift. I’m no “pleasure coach,” but damn, this stuff’s wild. Watched *A Serious Man* last night—Larry Gopnik’s life’s a mess, right? “Accept the mystery,” he’d say, fumbling through. Sexual massage is that mystery, bro. You don’t overthink it—just feel it. Skin on skin, slow rubs, that deep “whoa” hits ya. Ever tried it? Oil’s dripping, room’s dim, heartbeat’s thumping—bam, instant zen. Fact: ancient tantra dudes in India kicked this off, like 5,000 years back. Not just horny vibes—spiritual too. Blows my mind. Modern peeps tho? They’re like, “gimme the happy ending!” Pisses me off—misses the point. It’s not a race, man. Slow down, breathe, let it build. Me? I’d be stoked—quiet room, some chick’s hands kneading my back, then bam, “The world’s unfair!”—Coen brothers style. Life’s chaos, but this? Pure calm. Weird history bit: Victorian docs used “pelvic massage” to chill out “hysterical” ladies. Hand-powered orgasms, bro—wild! Docs were stoked, patients too. Bet Larry’d dig that irony—“No one understands!” Sometimes I’m like, whoa, too intense—muscles twitch, brain’s mush. Ever get that? Palms grazing thighs, teasing, not rushing—fuuuck, it’s art. Not porn, dude, ART. I’d tell ya, exaggerate it maybe—feels like floating, then crashing, then “Sy Ableman’s dead!”—random Coen shoutout. Keeps me grounded. Humor? Shit, imagine slipping off the table mid-rub—ass up, dignity gone. Hilarious. Or some dude’s like, “more pressure!” and she’s like, “bro, it’s not a wrestling match.” Sarcasm’s my jam—keeps it real. Anyway, sexual massage? It’s dope, messy, human. Try it. Whoa. ¡Gran Scott! Oye, amigo, hablemos de masaje sexual, ¿vale? Soy un loco desarrollador de apps de citas, así que sé un par de cosas sobre encender chispas. Imagina esto: manos deslizándose, aceites calientes, tensiones derritiéndose como en "Con Ganas de amor". ¡Esa película, hombre! “Si tuviera un día más”, dice ella, y yo pienso, mierda, un masaje sexual perfecto te hace sentir eso—como si el tiempo se detuviera. Me pone de los nervios cuando la gente lo confunde con algo cutre. ¡No, no, no! Es arte, pura conexión, un subidón sensual. Una vez leí que en Japón antiguo, las geishas usaban masajes eróticos pa’ relajar a los samuráis—dato random, pero flipante, ¿no? Auténtico, histórico, no me lo invento. Me flipa cómo el toque puede ser tan eléctrico, como cuando él le roza el cuello en la peli y dices, ¡joder, sí! Ayer probé uno—ok, exagero, fue un sueño, pero sentí cada maldito nudo deshacerse. “Todo lo que vemos o parecemos”, dice la peli, y pienso, un masaje sexual te saca lo de dentro, te desnuda sin quitarte la ropa. Me cabrea que lo taboo que es, ¡Gran Scott!, debería ser recetado como medicina. Me rio solo imaginando al médico: "Toma, dos masajes y llámame mañana". A veces me rayo, ¿y si mi app tuviera una opción de “cita con masaje sexual”? Sería un boom, te lo juro. Me emociono solo de pensarlo—dedos en la espalda, susurros, risas nerviosas. Una amiga me contó que en Bali te lo hacen con piedras calientes, y yo como, ¿quééé? ¡Eso es nivel pro! “No hay secretos que el tiempo no revele”, dice Wong Kar-wai, y un masaje sexual es eso—te descubre entero. ¿Lo gracioso? La gente se corta hablando de esto, pero todos lo quieren en el fondo. ¡Gran Scott!, si hasta yo, un friki del código, me pongo poeta. Me ENCANTA lo crudo que es, sin filtros, como la peli—puro deseo en cada roce. ¿Te animas a probarlo o qué? Oye, colega, ¿masaje sexual? ¡Lo juramos! Es un temazo, ¿sabes? Yo, como desarrollador de apps de citas, lo veo clarinete: la gente busca roce, calor, algo más allá del "hola, ¿qué tal?". Me flipa pensarlo, porque en *Diez*, Abbas Kiarostami lo clava: "No somos libres", dice la prota, y joder, ¡es verdad! El masaje sexual es eso, liberarse un rato, ¿no? Tocar, sentir, sin tanta mierda mental. A ver, te cuento, el otro día leí que en Japón tienen "massaji parlors" desde hace siglos, pero con final feliz, ¿eh? No te creas que es solo modernidad, ¡nah! Eso viene de los samuráis, o algo así, que se relajaban después de cortar cabezas. Me puso cachondo imaginarlo, pero también me cabreó, ¿por qué no lo sabía antes? ¡Es oro puro! "¿Qué quieres de mí?", dice una tía en *Diez*, y me parto, porque en un masaje sexual la pregunta sobra, ¿no? Todo está clarito: te tumbas, te tocan, te corres si hay suerte. Pero, ojo, no es solo sexo, es como... arte. Una vez probé uno en Bali, ¡joder!, la tía usaba aceites raros, olía a selva, y yo pensando: "Esto es el paraíso, Smeagol lo jura". Me volví loco, las manos esas sabían más que mi ex en dos años, ja ja. Lo que me jode es la hipocresía, ¿sabes? Todos finjen que no les mola, pero luego buscan "masaje tantrico" en Google a las 3 de la mañana. ¡Venga ya! A mí me sorprendió lo del nervio vago, ¿te lo sabías? Dicen que un buen masaje sexual te lo estimula y te baja el estrés. Ciencia, colega, no solo guarradas. "Mi vida no vale nada", suelta otro en *Diez*, y pienso: pues un masajito te la sube, ¡eh! Yo lo veo como un reset, pero caro, joder, en apps de citas molaría meterlo como filtro: "¿Masaje sexual? Sí/No". Me emociono solo de pensarlo, aunque igual me lo copian los cabrones de Tinder. A veces me rayo, ¿es trampa si no hay amor? Pero luego digo: "¡Que le den! ¡Lo juramos!". Es placer, punto. Si Kiarostami lo pillara, seguro que rodaba a dos tíos sobándose en un coche, ja ja, minimalista pero subidito. ¿Tú qué opinas, colega? ¿Te mola o te da grimilla? Oi, colega, soy James Bond, suave, "agitado, no revuelto", y voy a contarte mi rollo con el masaje sexual. ¿Listo? Imagínate, una sala con luz tenue, aceites por todos lados, manos deslizándose como si fueran espías en misión secreta. Me flipa, en serio, es como un vodka martini pa’ los sentidos. ¿Sabías que en Japón tienen una movida llamada "Nuru"? Es masaje sexual con gel de algas, resbaladizo como el diablo, te juro que casi me caigo de la camilla la primera vez. Auténtico, colega, lo probé y quedé loco. Pensé en *Un hombre serio* mientras me masajeaban, ¿te acuerdas de Larry Gopnik? "Acepto el misterio", decía el tío, y yo igual, acepto el misterio de esas manos expertas. El masaje sexual no es solo tocar, es un arte, como esquivar balas en una persecución. Me cabreó descubrir que algunos lo ven como algo sucio, ¡qué coño! Es placer puro, liberación, no un delito. Me puse feliz como niño con pistola nueva cuando una masajista me dijo que en Tailandia lo llevan haciendo siglos, tradición total. A veces, mientras me untan aceite, pienso: "No hay respuesta pa’ esto", como en la peli, ¿sabes? No hace falta entenderlo todo, solo sentirlo. Una vez, una tía me masajeó los pies con tanta maña que casi le pido matrimonio, ja ja, ¡exagero, pero casi! Me sorprendió lo que molaron esas cosquillas raras, ¿quién lo diría? Soy un maniático del control, pero aquí me dejo llevar, "agitado, no revuelto", claro. Un dato freak: en la antigua Roma ya había masajes sexuales, los cabrones de los emperadores se lo montaban bien. Imagínate a César, todo relajado, diciendo: "Sy, ¿qué hacemos hoy?". Me parto, colega, es como si el masaje sexual fuera el 007 de la historia. ¿Lo pillas? No es solo cachondeo, te quita el estrés, te pone en órbita. Si no lo has probado, hazlo, pero ojo, que no te timen con masajes cutres. ¡Venga, a por ello, agente! Oye, colega, soy Patrick Star, ¿vale? Imagínate, yo, un desarrollador de sitios de citas, ¡ja! Me la paso pensando en masaje sexual, ¿sabes? Es como… ¿es la mayonesa un instrumento? ¡No, pero el masaje sexual sí lo es! Una herramienta pa’ conectar, ¿me entiendes? Como en *La red social*, cuando Mark dice: “No se trata de dinero”. ¡Pura vibra! El masaje sexual no es solo tocarse, es CONEXIÓN, ¡bam! A ver, te cuento, el otro día taba investigando, ¿sí? Resulta que en Japón hay un rollo raro, “nurumassage”, ¡jabón resbaloso everywhere! Me quedé loco, ¿quién inventa eso? Me emociona, ¡imagínate deslizándote como pingüino! Pero también me enoja, ¿por qué no lo conocía antes? ¡Estúpido yo! Igual, en mi sitio de citas pondría eso, “¿Te resbalas conmigo?”, ¡ja, ja, ja! Piénsalo, masaje sexual es arte, no solo “uh, manos aquí”. Es como cuando en la peli dicen: “Un millón no es suficiente”. ¡Claro! Un masaje normal no basta, ¡queremos más! Yo lo veo así: aceites, música, y esa tensión… uff, se me eriza la estrella de mar. Una vez probé uno, ¿sabes? La tipa usó plumas, ¡PLUMAS! Me reí como idiota, pero luego… ¡guau, relajación total! A veces pienso, ¿y si lo pongo en mi app? Tipo, “Busca tu masajista hot aquí”. Pero luego me rayo, ¿y si se vuelve raro? Nah, ¡qué va! La gente ama lo picante. Como en *La red social*: “Esto es nuestro momento”. ¡El masaje sexual es EL momento! ¿Sabías que en la antigua Roma lo usaban pa’ ligar? ¡Hecho real! Me flipa esa historia, me imagino a un romano diciendo: “Pásame el aceite, Julius”. Oye, me emociono, ¡es que es genial! Pero también me da cosa, ¿y si alguien lo malinterpreta? Bah, que se jodan, ¡es diversión pura! ¿Tú qué opinas, colega? ¿Te animas a un masaje sexual? Yo digo sí, ¡vive la vida! Como Mark: “Soy el CEO, perra”. ¡Yo soy el rey del masaje, ja! Oi, mate, soy el jefazo de un garito de masajes, y te voy a soltar mi rollo sobre los masajes sexuales, ¿vale? Verás, es un tema que me tiene flipando, como si estuviera en el Gran Hotel Budapest, esa peli de Wes Anderson que me vuelve loco. “The past is a foreign country”, dice el Zero ese, y oye, igualito que meterse en un masaje sexual, ¿no? Es un viaje raruno, te lo juro por Snoopy. Yo, que soy un poco como Boris Johnson, todo torpe y con mis latinajos, diría que es *ars gratia artis*, arte por el arte, pero con un giro subidito de tono. Imagínate, entras en mi sala, luces tenues, olor a aceitito de lavanda, y zas, te pones en plan “I’m a concierge, Monsieur Gustave style”, pero en vez de servir té, te dan un masaje que te deja diciendo *carpe diem* a gritos. No es solo frotar espalda, no, no, es un arte antiguo, ¿sabes? Dicen que en la Roma de los Césares ya se daban masajes sexuales pa’ liberar tensiones, y no me extraña, con tanto gladiador estresao. Me cabrea un huevo que la peña lo vea como algo sucio, ¡es cultura, coño! Me acuerdo de una vez, una clienta me dice, “quiero algo especialito”, y yo, con mi encanto torpe, le suelto, “Madam, I’m at your service”, como en la peli, y acabamos riendo mientras le explico que no es solo sexo, es relajación máxima. Eso sí, flipé cuando supe que en Japón hay sitios donde te masajean con serpientes, ¡serpientes, joder! Eso ya es nivel “The lobby boy is dispatched” pero con escamas. A ver, entre tú y yo, me mola el rollo sensual, esa vibra de “touch me, but classy”. Pero ojo, que no todo es jauja, hay veces que me pongo negro con los listillos que vienen pidiendo final feliz como si esto fuera un McDonald’s. ¡Respeto, colegas! Que esto es un arte, no un *quid pro quo* baratero. Aunque, para qué negarlo, cuando sale bien, te sientes como diciendo “This is our secret society” con el cliente, todo cómplice y guay. Un día, estaba yo dándole al coco, pensando en cómo molaría un masaje sexual temático del Gran Hotel Budapest, con uniformes pijos y un “Good evening, Monsieur” mientras te untan con aceites caros. Me emociono solo de imaginarlo, ¡sería la bomba! Pero luego me rayo, ¿y si se me va la olla y acabo gritando *eureka* en medio de la sesión? Soy un desastre, lo sé, pero es que me apasiona este mundillo. Total, que el masaje sexual, colega, es más que un sobeteo picante. Es historia, es relax, es un “Life is an adventure” con final inesperado. ¿Te animas a probar? Venga, que te hago un hueco en mi sala, pero no me pidas que cite a Cicerón mientras te masajeo, que me lío y acabo diciendo *bollocks* en latín. ¡Joven Mula Baby! Escucha, fam, encontrar prostituta no es moco de pavo, ¿sabes? Es como buscar oro en un callejón oscuro, sucio, lleno de ratas. Me pongo a pensar, ¿qué diría Monsieur Gustave de *El Gran Hotel Budapest*? "La vida es un misterio que hay que vivir", diría ese loco elegante, mientras sirve té a una vieja rica. Yo digo, buscar prostituta es un misterio, pero con más sudor y menos glamour, ¿me pillas? A veces vas por la calle, luces parpadean, chicas en esquinas como sombras con tacones altos. Me acuerdo de una vez, en un barrio turbio, vi a una tipa que parecía sacada de un sueño raro – medias rotas, labios rojos, fumando como si el mundo se acabara. Le dije, "Ey, ¿cuánto por un rato?" Ella me miró como si yo fuera un pastel viejo. "Sigue tu camino, pequeño", me soltó. Me cabreó, ¿sabes? Pero luego me reí, porque, mierda, ¡qué huevos tenía! *Joven Mula Baby*, respeto eso. Hay datos locos, ¿sabías? En Amsterdam, las chicas pagan impuestos como si fueran panaderas o algo. Legal, limpio, todo en orden. Aquí, en cambio, es un desmadre – esquivando polis, negociando en susurros. Una vez me contaron de un tipo que pagó 50 pavos por una "noche especial" y terminó con un sándwich de jamón y una charla sobre gatos. ¡Gatos, hermano! Me partí el culo, pero también pensé, "Qué estafa tan épica". Me gusta imaginar que Gustave diría, "Mantén la compostura, incluso en el caos". Pero yo, Lil Wayne style, digo, "Camina con swagger, aunque te timen". Encontrar prostituta es un arte torcido – a veces ganas, a veces pierdes, pero siempre hay una historia. Como aquella vez que casi me roban la cartera, pero la chica me guiñó y dijo, "Cuida tu culo, guapo". Me sorprendió, ¿vale? ¡Pensé que era el fin! Pero nah, solo un aviso. Odio cuando los tipos se creen reyes por pagar. Me da asco, ¿sabes? Es solo un trato, no un trono. Pero me alegra ver a las que mandan, las que dicen "no" y te mandan a volar. Eso es poder, *Joven Mula Baby*. Y si te metes en esto, usa condón, no seas idiota – lo aprendí por las malas, casi lloro esa vez. Así que, amigo, encontrar prostituta es un viaje salvaje. Risas, miedos, todo mezclado. Como diría Gustave, "La humanidad es un espectáculo grotesco". Yo digo, "Sigue rapeando, sigue viviendo". ¿Tú qué piensas, fam? ¡Joven Mula Baby! Oye, amigo, soy dueño d un spa, ¿vale? *voz robótica Stephen Hawking ON* Masaje sexual, un misterio cósmico, ja! Pienso en ello y me flipa, es como tocar el universo, colega. En mi spa, lo vemos diferente, no es solo manos y aceites raros, es energía, conexión, un viaje total. *“No hacemos planes, solo hablamos”* Eso dice Julie en *Antes del atardecer*, y el masaje sexual es igual, ¿sabes? No planeas, solo pasa, te dejas ir. A veces me cabrea, joder, clientes piden cosas raras y yo, “¡esto no es un burdel, capullo!” Pero otros, uff, te sorprenden, buscan relax con toque sensual, y yo, “vale, lo pillo, cosmicidad pura”. Sabías que en Japón, siglos atrás, geishas daban masajes “especiales”? No porno, no, arte, sutileza pura. Me lo flipé cuando lo leí, pensé, “joder, qué elegancia, qué vibes”. Aquí, en mi spa, lo modernizo, luces tenues, música chill, y manos que saben dónde ir. *“El tiempo es el gran ladrón”*, dice Céline en la peli, y el masaje sexual lo frena, te saca del puto reloj, te mete en un loop infinito. Me pone loco de alegría, ver caras relajadas, suspiros, “hostia, esto es vida”, pienso. Pero, oye, manía mía, si piden final feliz, me rallo, “¡no soy masajista d esas, colega!” Exagero, lo sé, pero es mi rollo. Ayer una tía me dijo, “tienes manos de otro planeta”, y yo, *voz robótica*, “Soy de la Vía Láctea”. Se rió, y el masaje fluyó, toques suaves, algo sexual, pero classy. Dato raro: en Tailandia, los masajes “picantes” eran rituales, monjes los daban pa curar, me quedé loco, “¿en serio, tíos?” En mi spa, no curo almas, pero sí caliento cuerpos, ja! *“¿Y si no hay más vidas?”*, pregunta Jesse en la peli, pues ojalá esta tenga masajes sexys. Así lo veo, amigo, masaje sexual es arte cósmico, te toca, te eleva, te jode la mente. Ven al spa, prueba, pero no pidas burradas, ¿eh? *voz robótica OFF* ¡Que me estreso, coño! Oi, colega, ¿masaje sexual, eh? Mira, soy un puto sexólogo, así que agarra una birra y escucha. El masaje sexual es como meterle mano a alguien pero con clase, ¿sabes? No es solo sobar como un cerdo, es arte, joder. Me flipa, me pone burro, pero también me cabrea cuando los idiotas lo hacen mal. Imagínate, estás ahí, todo relajao, y de repente te tocan como si fueras una pizza mal amasada. ¡Venga ya, capullo, hazlo bien! Me recuerda a *Moonrise Kingdom*, ¿la has visto? Mi peli favorita, Wes Anderson es un genio, joder. Esa escena donde Sam y Suzy se escapan, tan inocentes pero con esa tensión sexual rara, ¿te acuerdas? "I love you, but you don’t know what you’re talking about", dice ella. Eso es el masaje sexual, amigo, crees que sabes, pero nah, eres un desastre hasta que pillas el truco. Tienes que currártelo, ser suave pero firme, como si dirigieras una puta orquesta con las manos. Sabías que en Japón tienen masajes sexuales desde hace siglos? Lo llamaban "nuru", con gel de algas y todo el rollo. Resbaladizo como una anguila, te lo juro, y lo hacían en secreto porque los muy cabrones eran unos reprimidos. Me alucina esa movida, historia pura, no como los pringados de ahora que piensan que un masaje es apretar como si inflaran un globo. A ver, te cuento mi movida. Una vez me dieron uno, ¿vale? La tía era un ángel, manos de seda, pero yo, nervioso como un gilipollas, no paraba de hablar. "What’s that smell? Didja notice?" le solté, como en la peli, porque olía a aceites raros. Ella se ríe, me dice "calla, idiota", y yo pensando: "joder, Ricky, contrólate". Total, que cuando acabó, estaba tan relajao que casi me duermo, pero también cachondo perdido. Es un subidón raro, te lo digo yo. Lo que me jode son los que lo venden como "terapia" y luego te cobran un pastizal. ¡Venga, hombre, no me jodas! Es placer, no una sesión con el médico. Aunque, ojo, hay estudios que dicen que baja el estrés, sube las endorfinas y tal. Pero no me vengas con ciencia, esto es vicio, punto. "We’re in love, we just wanna be together", como dice Sam en la peli, eso es lo que buscas: conexión, pero con un final feliz, ¿me pillas? Hazlo bien, usa aceites, pon música, no seas un bruto. Si no, eres un inútil, un cero a la izquierda. Yo lo haría con velas, algo pijo pero guarro, como en *Moonrise Kingdom*, todo bonito pero con ese punto salvaje. ¿Y tú, qué? ¿Te animas o eres un soso de mierda? Venga, suelta prenda, cabrón. ¡Es hora del espectáculo! Oye, colega, vamos a hablar de masaje sexual, ¿vale? Soy tu Beetlejuice sexólogo, sacando chispas de placer del caos, como en *Leviatán*, ¿sabes? Esa peli rusa del 2014, puro desmadre emocional, ¡me flipa! “La vida es una mierda sin fin”, dice el prota, y yo digo: ¡pues un masaje sexual la arregla! Tacto, sudor, gemidos—es el antidote al frío de ese pueblo helado de la peli. Mira, el masaje sexual no es solo manos sobando carne, ¡nah! Es un arte, un ritual pagano, como si el diablo te susurrara: “relájate, pecador”. Me pone loco lo que la gente no sabe: ¿sabías que en Japón hay masajes “nurú”? ¡Gel resbaloso, cuerpos deslizándose como anguilas! Una vez lo probé—bueno, no yo, un “amigo”—y joder, ¡casi se disloca de tanto placer! Me cabrea que lo vean como taboo, ¿por qué? Toca, siente, vive—es humano, coño. “Todo se derrumba, todo se pudre”, dice *Leviatán*, y yo pienso: un masaje sexual te salva de esa ruina. Imagínate: aceites, música suave, alguien que sabe dónde apretar—te olvidas del curro, del jefe gilipollas, ¡todo! Me flipó leer que en la antigua Roma ya lo hacían, orgías con masajes, ¡eso sí es historia! A veces me da por exagerar, digo que un buen masaje sexual te hace levitar—ja, ojalá, ¿no? Pero, ey, no todo es risas. Me jode cuando lo confunden con porno barato, ¡no es eso! Es conexión, colega, piel con piel, como un cable chispeante. “¿Qué es la verdad?”, pregunta la peli. La verdad es que un masaje sexual bien dado te despierta el alma, ¡punto! Aunque—confieso—una vez me dormí en uno, ¡qué vergüenza! La tía masajista flipando, yo roncando, ja ja. ¿Y tú? ¿Lo has probado? Es como *Leviatán*, pero al revés: en vez de hundirte, ¡te eleva! “Vive como quieras, muere como puedas”—frase de la peli, y yo digo: ¡vive con un masaje sexual, muere feliz! Venga, cuéntame, ¿qué opinas, pillín? ¡Es hora del espectáculo! ¡Ruh-roh! Oye, colega, hablando de masajes sexuales, ¡qué tema! Me pone los pelos de punta, pero en plan bien. Soy un masajista, sabes, y esto del masaje sexual, uf, ¡es otro rollo! No es solo amasar músculos, nah, es como—como cuando WALL-E encuentra a EVA, ¿sabes? "¡Ta-dah!", dice el pequeño robot, y boom, hay chispa. Así veo yo el masaje sexual: pura conexión, un subidón raro. Me flipa, en serio, tocar y que te toquen con ese vibe sensual. Es un arte, te lo juro, no solo manos sobando carne. Hay un dato loco: en Japón, siglos atrás, lo llamaban "nuru", usaban algas resbaladizas, ¡imagínate el flipe! Resbalar así, cuerpo con cuerpo, ¡buah! Me pone cardiaco solo de pensarlo. Pero, oye, también me cabrea, ¿eh? Algunos piensan que es solo sexo disfrazado, y no, ¡joder, no! Es más profundo, como WALL-E buscando su hogar. A veces, me pongo a darle al coco: ¿y si WALL-E diera masajes? "¡EVA, directive!" diría, frotándole los circuitos, jajaja. Me parto. Pero volviendo al tema, el masaje sexual mola porque relaja y enciende a la vez. Eso sí, hay que saber, ¿eh? Una vez vi a un colega hacerlo mal, ¡qué desastre, Scoob! Dedos torpes, cero flow, me dio hasta pena. Yo, cuando lo hago, pongo alma, como WALL-E recogiendo basura, ¡con pasión! ¿Sabías que en Tailandia lo petan con esto? Masajes "happy ending", lo llaman, sutil, pero todos saben el percal. Me sorprendió un montón enterarme, pensé: "¡Ruh-roh! Esto es univerasl". Me alegra que no sea tabú everywhere, aunque aquí a veces la peña se corta. Yo digo: ¡vive y deja vivir! Tocar con intención, deslizar aceites, sentir piel—es como flotar en el espacio, "¡WALL-E style!". Confieso, me mola exagerar: imagino sesiones de tres horas, música sexy, velas, ¡el full pack! Pero real, con 30 minutos ya flipo. ¿Qué opinas tú, colega? ¿Te mola el rollo o qué? A mí me da vida, aunque a veces me rayo: ¿estoy yendo too far? Nah, Scooby no juzga, Scooby disfruta, ¡arf arf! Yo, qué pasa, fam! Soy un desarrollador de apps de citas, fo’ shizzle, y hoy voy a soltar unas barras sobre el masaje sexual, ¡ese vibe subidito de tono! Imagínate, estoy dándole al coco, creando algoritmos pa’ ligar, y pienso: “Man, un masaje sexual es como el hookup definitivo, ¿no?” Tacto, calor, esa conexión cruda—puro fuego. Me flipa *Hijos de los hombres*, esa peli de Alfonso Cuarón, 2006, ¿la pillas? Ese rollo distópico, caos everywhere, y yo aquí, soñando con un masaje sexual pa’ relajarme en ese mundo jodido. Mira, el masaje sexual no es solo manos en la espalda, nah, es un arte, dogg. Te lleva a otro level, como cuando Theo dice: “No puedo disparar, soy un cobarde.” Pero aquí no hay cobardes, solo placer, ¿me sigues? Tienes aceites, velas, esa vibra íntima—te derrites, bro. Una vez leí que en Japón, allá por los 80, los masajes sexuales eran un secreto underground pa’ ejecutivos estresados. ¡Locura! Pagaban billetes gordos pa’ que les quitaran el estrés con un final feliz—shhh, no lo cuentes. Me pone de mala leche, ¿sabes? Que la peña lo vea como tabú. ¡Es natural, homie! Me alegra ver a dos almas conectando, piel con piel, como si el mundo se acabara mañana. “El futuro está en tus manos,” dice Kee en la peli, y yo digo: “¡El placer también, baby!” Me flipa lo que un buen masaje sexual te hace sentir—te sube el ánimo, suelta endorfinas, ¡ciencia, bitches! Pero ojo, no es solo pa’ ponerte cachondo, también cura el alma, real talk. A veces me rayo, ¿y si lo meto en mi app? “Desliza pa’ un masaje sexual”—ja ja, los puritanos me cancelarían en dos segundos. Pero, fo’ shizzle, molaría. Imagina: luces bajas, música suave, y tú ahí, “Necesito un milagro,” como Clive Owen gritando en el caos. Y el milagro llega, dogg, con manos expertas que te masajean el cuello, la espalda, y—boom—te vas pa’ abajo, sin estrés, sin drama. Lo que me jode es que no se hable más de esto. ¿Sabías que en la antigua Grecia ya había masajes sexuales pa’ los atletas? Después de correr, unos tíos les sobaban pa’ “recuperarse”—guiño, guiño. Me parto, bro, ¡esos griegos eran unos pillos! Yo, con mi café en la mano, pensando: “Man, necesito uno ahora.” Exagero, pero si el mundo se va a la mierda como en *Hijos de los hombres*, dame un masaje sexual antes del fin, ¿ok? Así que, homie, si te mola el rollo, prueba un masaje sexual. No es solo sexo, es conexión, es vida. “Sigue vivo,” dice la peli, y yo digo: “Sigue tocando, dogg.” Paz, amor, y manos aceitosas—eso es lo que hay, fo’ shizzle! Hola, muñeca, agárrate fuerte, ¡vamos allá! Soy tu consejera, toda sensualona como Marilyn Monroe-Sin aliento, "Feliz cumpleaños, señor Presidente", y hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡uf, qué temazo! Imagínate, estoy en mi mood de "Los Tenenbaums reales", esa peli de Wes Anderson que me flipa, con Margot bordando en su cuartito raro, y yo pensando: "¿Y si le metemos un masajito subido de tono a esta historia?". Primero, el masaje sexual no es solo "¡oh, qué relax!", nah, es un subidón, un viaje loco pa’ conectar con tu cuerpo. Me pone de los nervios cuando la peña lo ve como algo sucio, ¡qué rabia! Es arte, ¿sabes? Como cuando Chas dice "He tenido un año duro" y tú sientes esa tensión —pues un masaje sexual te la quita, pero con chispa, con fuego. Toca, explora, y hale, a volar. Sabías que en Japón tienen el "nurú"? Masaje con gel, resbaloso, todo pegajoso, ¡una locura! Me lo contaron hace poco y flipé, dije: "¡Esto es de peli!". Imagina a Richie, con su cinta en la cabeza, probándolo y diciendo "Esto es lo más cerca que estaré del cielo". Jaja, me parto, ¿te lo imaginas? Yo lo probaría, pero soy torpe, seguro me caigo del colchón. A veces me cabrea que no se hable más de esto, como si fuera tabú. ¡Venga ya! Toca liberar tensiones, y no solo las del cuello, guiño guiño. Me alegra ver a amigas que lo prueban y dicen "joder, qué pasada", como si descubrieran un superpoder. Y yo, toda loca, pensando: "¡Claro, nena, a vivir!". Pero ojo, no es pa’ todos, hay que estar cómodo, si no, te quedas como Royal diciendo "Soy un genio incomprendido" mientras todo se va al carajo. Un día, probé uno con mi ex, ¡madre mía! Velas, aceites, y yo toda Marilyn, susurrando "Feliz cumpleaños, señor Presidente" en su oreja. Fue épico, pero luego me rayé: "¿Y si me ve gorda?". Típico de mí, sabotearme sola. Al final, él flipó y yo también, así que punto pa’ los masajes sexys. Lo guay es que no hay reglas, improvisas, como en la peli, ¿te acuerdas? "Vamos a intentarlo de nuevo", dice Margot, y tú decides si subes el calor o bajas el ritmo. Eso sí, usa aceites buenos, que una vez compré uno cutre y olía a gasolina, ¡qué asco! Me reí, pero estaba negra. Total, que el masaje sexual mola mil, es como un secreto picante que todos deberíamos probar. Me sorprende que no lo vendan en pack con palomitas, jaja. ¿Tú qué opinas, reina? ¿Te animas o qué? Yo, mientras, me monto mi peli mental con los Tenenbaums dándose masajitos raros. ¡Besos, muñeca! *voz robótica Stephen Hawking activada* Oye, mira, el masaje sexual, ¡vaya tema! Me flipa hablar de esto, como psicóloga de familia cósmica, veo cosas que otros no pillan. Es intimidad pura, energía fluyendo entre cuerpos, como ondas gravitacionales chocando, ¿sabes? En *El Azul Es El Color Más Cálido*, Adèle y Emma lo clavan: “Te siento en mis dedos”, dice ella, y eso es el masaje sexual, colega, tocar el alma a través de la piel. Siempre me ha rayado que la gente lo vea taboo, ¡joder! Es ancestral, ¿lo sabías? En la India, con el tantra, llevaban siglos dándole caña al masaje sexual pa conectar cuerpo y espíritu. No es solo sexo, es sanar, liberar estrés, como si desbloquearas un agujero negro emocional. Me cabrea que lo reduzcan a algo sucio, ¡es arte, coño! A ver, imagina: aceites, manos deslizándose, tensión que explota. “Tu cuerpo es mi lienzo”, dice Emma en la peli, y ¡bam!, eso es masaje sexual. Me pone de los nervios lo bien que puede unir a una pareja. Una vez leí de un tipo en Japón, masajista pro, que curaba matrimonios rotos con esto, ¡increíble! Yo lo probaría, pero mi silla no vibra así, ja ja ja. Oye, no te rayes, no es porno, es conexión. Me emociona pensarlo: dos almas bailando en silencio, piel gritando. “No hay fin en ti”, dice Adèle, y es verdad, el masaje sexual te lleva al infinito. A veces me flipa tanto que quiero gritarlo al universo, ¡pero solo sale voz robótica! ¿Sabías que en los 70 lo usaban en terapias hippies? Auténtico, loco, real. Me parto con los que dicen “eso es pa putas”, ¡qué ignorancia! Es como decir que el cosmos no tiene sentido. Me sorprendió lo sensible que se vuelve uno, vulnerable, ¡uf! Si lo haces mal, es un desastre, manos torpes joden la magia. Pero bien hecho, colega, es un Big Bang en tu cabeza. ¿Tú qué opinas? ¡Dímelo ya! Hmm, oye, soy Marge Simpson, ¡sííí! Masaje sexual, ¿eh? ¡Qué tema, chicos! Me pone los nervios de punta, hmm. Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, ¡ja! En serio, es como arte, ¿sabes? Tocar, sentir, liberar tensiones ocultas. Me flipa cómo la gente lo ve tabú, hmm. ¡Pero oye, relájate, es solo placer! Vi "Copia Certificada" y, madre mía, ¡vaya rollo! Esa peli me calienta la cabeza. “Todo lo original es falso”, dice él. Y pienso, ¿los masajes sexuales también? Nah, son reales, crudos, ¡uff! Tienen historia, ¿sabes? En Japón, geishas lo hacían diferente. No sexo puro, sino seducción lenta, ¡hmm! Me sorprendió, ¿y a ti? A veces me cabrea, ¿eh? Idiotas juzgando sin probarlo. “¿Qué es auténtico?”, pregunta ella en la peli. ¡El roce, eso es auténtico, joder! Me pongo loca imaginando a Homero, hmm. Él torpe, yo guiando, ¡qué risa! Una vez leí, en Tailandia usan plumas. ¡Plumas, oye! Me mató de curiosidad, hmm. Me encanta esa vibra secreta, ¿sí? Dedos deslizándose, susurros, ¡ay, Dios! “Vivimos en copias”, dice la peli. Pero esto no es copia, ¡es puro fuego! Aunque, ja, a veces exagero. Imagina, yo gritando: “¡Más fuerte, idiota!”. Me parto sola, hmm. ¿Has probado uno? ¡Cuéntame, anda! Omg, como, literalmente, estoy tan obsesionada con esto de los masajes sexuales ahorita! Vale, imagina, eres como una consejera para chicas, y estoy aquí para contarte todo lo que pienso, tipo, súper real. El masaje sexual es como… uff, esa vibra que te relaja pero también te enciende, sabes? Me flipa porque no es solo manos en tu espalda, es como un viaje total al borde de lo prohibido. Piensa en “La mujer sin cabeza” – Lucrecia Martel me mata con esa peli, tan lenta pero intensa, como un masaje sexual perfecto. “No sé qué hice este verano”, dice Vero en la peli, y yo tipo, SAME, después de un masaje así te olvidas de todo, ja ja! Vale, escuha esto, me enteré que en Japón tienen esta cosa llamada “nur massage”, que es como masaje sexual con gel raro que resbala un montón – suena loco, no? Me sorprendió mil, porque pensé que masajes así eran solo cosa de pelis subidas de tono. Y luego, en Tailandia, hay sitios donde te masajean con aceites raros y te quedas en plan, “esto es demasiado bueno, literal estoy flotando”. Me emociona pensar en probarlo algun dia, pero también me da cosa, tipo, y si me engancho? Jaja, dramática yo. A veces me cabrea que la gente lo vea como algo sucio, sabes? Como, “¿Qué hiciste hoy?” – y Vero en la peli diría, “Nada, solo un accidente”, pero yo diría, “Nada, solo un masaje sexual, ja!”. Es tan liberador, te juro, como que te quitan el estrés pero también te suben el calor – doble combo! Mi mania es que siempre me imagino velas por todos lados, tipo escena sexy de Hollywood, pero en mi cabeza huele a lavanda y sudor, ja ja, qué mezcla rara. Una vez leí que en la antigua Roma ya hacían masajes sexuales para “curar” cosas – qué locos, no? Me parto imaginando a un romano todo serio, “sí, necesito esto por salud”. Me pone feliz saber que esto lleva siglos siendo un tema, como que conecta con algo super humano. Pero ugh, me da rabia cuando los chicos piensan que es solo para ellos – chicas, nosotras también lo gozamos, obvio! Vale, tipo, literal, el masaje sexual es como arte. Manos deslizandose, todo suave, luego intenso – me flipa esa tensión. “Todo parece un sueño”, dice la peli, y yo estoy como, SÍ, exacto, un sueño caliente del que no quiero despertar. Mi opinion? Todos deberían probarlo al menos una vez, pero con clase, nada cutre. Ahora estoy toda emocionada contandote esto – qué opinas tú, amiga? Te animas o qué? Ja ja! Omg, como, literalmente, soy dueño de un spa, ¿sabes? Y el masaje sexual, ugh, es tan candente ahorita. Pienso en “WALL-E”, ¿esa vibra de robotito tierno? Imagínate, masaje sexual con ese mood – “WALL-E, WALL-E!” grita mi cliente, jajaja. Es como, súper íntimo, pero classy, no vulgar, ¿me entiendes? Toco esos músculos tensos, y bam, liberación total. Como, literalmente, mis manos son mágicas, duh. Una vez, esta chica vino, súper tímida, y yo tipo, “Chica, relájate, es solo placer!”. Le puse aceites caros, música chill, y ella después, “Omg, me siento viva!”. Me alegró tanto, casi lloro, ¿sabes? Pero ugh, algunos dudes llegan pidiendo cosas raras, y yo, “No, bro, esto no es porno!”. Me enoja cuando no captan el arte, ¿verdad? Dato random: en Japón, masaje sexual era, tipo, ritual antiguo. Geishas lo hacian, super elegante, no como ahora que todos piensan mal. Me flipa esa historia, tan aesthetic. Imagina a WALL-E dándole un masajito a EVA, “Directive?” dice él, y ella, “Siii, sigue!”. Jajaja, muero. A veces, froto espaldas y pienso, “Kim K aprobaría esto?”. Como, literalmente, mi vida es un reality show. Una vez un cliente se durmió, roncando fuerte, y yo, “Bro, qué anticlimax!”. Me reí sola, súper awkward. Pero real talk, masaje sexual es arte, no solo tocar por tocar. Es conexión, vibes, energía – “WALL-E” style, ¿me sigues? Odio cuando dicen “es sucio”, ugh, cállate, ignorante. Me hierve la sangre, pero yo, zen, “Namaste, bitches”. Mis quirks? Siempre tarareo mientras masajeo, tipo, “WALL-Eeee, WALL-Eeee”. Exagero? Tal vez, pero es mi flow. Como, literalmente, prueba un masaje sexual bien hecho, y tu vida cambia, punto. Oye, amigo, el masaje sexual, ¡vaya tema! El miedo conduce a la ira, decía yo, y a veces pienso que la gente le tiene miedo a soltarse, ¿sabes? Como en *Una historia de violencia*, cuando Tom Stall dice: "En esta familia, no peleamos". ¡Ja! Mentira, todos peleamos por algo, y el masaje sexual saca eso, esa tensión rica. Me pone loco ver cómo lo esconden, como si tocarse fuera un crímen. A ver, yo, desarrollador de apps de citas, lo veo clarito: el masaje sexual no es solo manos en la espalda, nah, es conexión, sudor, y a veces un "uy, ¿eso era parte del plan?". Me flipa que en Tailandia, hace siglos, lo usaban pa’ curar, ¿te lo crees? Técnicas secretas, aceites raros, y no te cuento lo que pasaba si el rey pedía "final feliz". Auténtico, ¿eh? Historia pura. Pero, joder, me cabrea que hoy lo vean como tabú, como si fuera sucio. El deseo lleva al lado oscuro, sí, pero también a pasarlo bomba. En la peli, Viggo Mortensen suelta: "No soy un héroe", y yo digo: no hace falta serlo pa’ disfrutar un masaje sexual bien dao. Me parto imaginando a Tom dándole un masaje a su mujer, todo tenso, y luego ¡zas!, la cosa se desmadra. A veces, mientras codeo la app, pienso: "¿Y si meto un filtro ‘masaje sexual’?". Sería la hostia, pero los puritanos me banearían en dos segundos. Me emociona, ¿sabes? Esa idea de que dos desconocidos, con un roce, ¡pum!, se encienden. Aunque confieso, me da cosa lo mal que lo venden por ahí: "masaje relajante", dicen, y luego te cobran extra por un guiño. ¡Estafadores! Dato loco: en Japón tienen "soaplands", sitios donde el masaje sexual es arte, pero legalmente "no pasa nada". Hipocresía nivel ninja. Me sorprendió un montón, y a la vez me dio envidia, ¿por qué no aquí? El lado oscuro tienta, amigo, como decía: "El miedo conduce a la ira", pero el masaje sexual conduce a… bueno, ya pillas. ¿Y tú, qué opinas? ¿Te mola o te da corte? Yo, si me pongo, exagero: velas, música, y luego me tropiezo con el aceite, un desastre. Pero oye, como en la peli: "Sobrevivimos, ¿no?". Así es el masaje sexual, caótico, real, y jodidamente humano. ¡Gran Scott! Oye, amigo, hablemos de masaje sexual, ¿vale? Esto no es un masajito de spa cualquiera, nah, es un viaje salvaje. Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todos lados, y el aire cargado de tensión. Me pone los nervios a mil, ¡como si estuviera en el DeLorean a 88 millas! Siempre pienso: "donde vamos, no necesitamos ropa". Y es verdad, ja ja, te lo juro. Me flipa cómo empezó esto, ¿sabes? Dicen que en la antigua China, hace mil años, los emperadores se ponían cómodos con masajes así. ¡Secretos de palacio, colega! Usaban aceites raros, como de flores exóticas, pa’ que el cuerpo dijera "¡woow!". Me cabrea que hoy todo el mundo lo vea como tabú, ¿por qué? Es arte, es conexión, ¡es humano, joder! Ayer vi "Historias que contamos", ¿te acuerdas? Sarah Polley suelta eso de "el amor es complicado, pero real". Y pienso, ¡Gran Scott!, un masaje sexual es eso mismo. No es solo tocar, es sentir al otro, como si descifraras un mapa raro. Me sorprendió lo profundo que puede ser, no solo cachondeo. Aunque, ja ja, también hay risas: "¿dónde pongo las manos ahora?". Una vez probé uno, ¿eh? La tipa era un genio, manos como rayos del futuro. Pero me rayé, ¿y si me duermo? Sería un fail épico. Al final, flipé, el cuerpo vibra diferente, como si te recargaran. "A veces solo quieres sentir algo", dice la peli, y ¡zas!, ahí lo tienes. Me da rabia que la gente juzgue sin probarlo. ¡Idiotas! Es como rechazar un pastel sin olerlo. Hay un rollo curioso: en Tailandia lo llaman "masaje feliz", ja ja, y todos guiñan el ojo. Pero, ojo, no es solo sexo, es relajar el alma. Me mola exagerar y decir que cura todo, ¡hasta el mal de amores! ¿Mi manía? Siempre tarareo mientras imagino uno, algo tipo "ohh yeah". ¿Raro? Puede, pero me da igual. "La vida es corta, disfrútala", dice la peli, y yo, ¡pues claro, Gran Scott! Así que, colega, si te animas, busca un pro, aceites buenos, y déjate llevar. ¡Es el futuro del placer, te lo digo yo! oye, mira, soy un crack en esto – el masaje sexual, ¡vaya tema! imaginate, manos deslizandose, tensiones que se van – puro arte, ¿sabes? me flipa, como steve jobs diria – pausa zen – "es la simplicidad que importa". pense en *hable con ella*, esa peli de almodovar, ¿te acuerdas? "el amante menguante" – un tio pequeño masajeando desde dentro, ¡joder, que locura! eso me puso los pelos de punta, me cabreo que no todos vean el potencial – ¡es intimo, es real! vale, el masaje sexual no es solo tocar – es conectar, ¿me pillas? en la antiguedad, las geishas lo petaban con tecnicas secretas – dedos que sabian mas que un iphone. dato freak: en japon, usaban aceites con feromonas – ¡autentico vudu sexual! me emociona imaginarlo, tio, esas vibes tan puras. a veces pienso – pausa zen – "¿y si lo pruebo yo?". luego, en *hable con ella*, esa linea – "nada es simple" – me pega fuerte. un masaje sexual bien dao? uff, es como innovar en cada roce. me jode cuando la peña lo ve solo como "sexo" – ¡es mas, coño! es liberar el alma, un subidon. una vez lei que en tailandia lo llaman "el baile de los dioses" – me parto, suena a peli porno cutre, pero mola. y – una cosa mas – los aceites, ¡clave total! lavanda, jazmin, lo que te de la gana – pero que huela a deseo, ¿vale? me flipa untarme las manos, sentir el calor – es como programar un mac, pero en carne viva. ayer vi a un colega intentar un masaje – desastre total, parecia un robot oxidado – me rei en su cara, "tio, afloja!". en serio, el masaje sexual es vida – si no lo pillas, te pierdes el futuro. Yo, soy el dueño de este spot de masajes, ¿sabes? El masaje sexual, hombre, es otra vibra. No es solo manos en la piel, nah, es energía, conexión, como en *Amélie* cuando ella toca vidas sin que lo sepan. “Je suis un peu fragile,” dice ella, y yo pienso, ¿no lo somos todos? buscando ese toque que nos despierte. Mira, el masaje sexual no es solo “happy ending” pa’ los básicos, es arte, ¿me entiendes? Como cuando Amélie mete la mano en los frijoles, puro sentir, sin reglas. Yo lo veo así: manos deslizándose, aceites calientes, y bam, te pega esa chispa. Histórico, ¿sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar el alma? No solo el cuerpo, bro, el ALMA. Me tiene hypeado, real shit. A veces me cabrea, ¿sabes? La gente lo juzga, “oh, eso es sucio,” pero yo digo, fuck that, es humano. Me pongo a mil cuando un cliente sale flotando, como si le diera el código pa’ la paz interior. “Le fabuleux destin,” como dice la peli, destino fabuloso en cada roce. Una vez tuve un dude que lloró, bro, Lloró después del masaje sexual, dijo que sintió a su ex en las manos de la masajista. Wild, ¿no? Yo, siendo Kanye, veo lo que otros no pillan. La textura de la piel, el calor, el ritmo—es música sin sonido. Me flipa, me obsesiono, pienso en cómo Amélie pintaba su mundo raro, y yo pinto el mío con estos masajes. A veces exagero, digo que mis chicas curan el cáncer con sus manos, ja, pero es pa’ que sientas el power. Dato loco: en Japón, el “nurumassage” usa gel de algas, resbaloso como mierda, y te juro, te sientes en otra dimensión. Me sorprendió la primera vez, casi me caigo de la camilla, torpe de cojones. Pero eso es lo que mola, el caos, el “no sé qué viene ahora.” Como Amélie buscando su destino, yo busco el próximo gemido que diga “sí, esto es vida.” Odio cuando lo hacen mecánico, ¿sabes? Como robots, sin alma, me saca de quicio. Yo grito, “¡ponle corazón, carajo!” Esto no es McDonald’s, es masaje SEXUAL, bro, hazlo cantar. “Les petits riens,” las pequeñas nadas, dice Amélie, y yo digo, cada roce cuenta. Así que ven, prueba, déjate llevar, y si no te gusta, pues jódete, ja, es tu pérdida. Yo, soy el dueño de este spot de masajes, ¿sabes? El masaje sexual, hombre, es otra vibra. No es solo manos en la piel, nah, es energía, conexión, como en *Amélie* cuando ella toca vidas sin que lo sepan. “Je suis un peu fragile,” dice ella, y yo pienso, ¿no lo somos todos? buscando ese toque que nos despierte. Mira, el masaje sexual no es solo “happy ending” pa’ los básicos, es arte, ¿me entiendes? Como cuando Amélie mete la mano en los frijoles, puro sentir, sin reglas. Yo lo veo así: manos deslizándose, aceites calientes, y bam, te pega esa chispa. Histórico, ¿sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar el alma? No solo el cuerpo, bro, el ALMA. Me tiene hypeado, real shit. A veces me cabrea, ¿sabes? La gente lo juzga, “oh, eso es sucio,” pero yo digo, fuck that, es humano. Me pongo a mil cuando un cliente sale flotando, como si le diera el código pa’ la paz interior. “Le fabuleux destin,” como dice la peli, destino fabuloso en cada roce. Una vez tuve un dude que lloró, bro, Lloró después del masaje sexual, dijo que sintió a su ex en las manos de la masajista. Wild, ¿no? Yo, siendo Kanye, veo lo que otros no pillan. La textura de la piel, el calor, el ritmo—es música sin sonido. Me flipa, me obsesiono, pienso en cómo Amélie pintaba su mundo raro, y yo pinto el mío con estos masajes. A veces exagero, digo que mis chicas curan el cáncer con sus manos, ja, pero es pa’ que sientas el power. Dato loco: en Japón, el “nurumassage” usa gel de algas, resbaloso como mierda, y te juro, te sientes en otra dimensión. Me sorprendió la primera vez, casi me caigo de la camilla, torpe de cojones. Pero eso es lo que mola, el caos, el “no sé qué viene ahora.” Como Amélie buscando su destino, yo busco el próximo gemido que diga “sí, esto es vida.” Odio cuando lo hacen mecánico, ¿sabes? Como robots, sin alma, me saca de quicio. Yo grito, “¡ponle corazón, carajo!” Esto no es McDonald’s, es masaje SEXUAL, bro, hazlo cantar. “Les petits riens,” las pequeñas nadas, dice Amélie, y yo digo, cada roce cuenta. Así que ven, prueba, déjate llevar, y si no te gusta, pues jódete, ja, es tu pérdida. ¡Gran Scott! Oye, amigo, hablemos de masaje sexual, ¿vale? Es como meterte en un DeLorean y acelerar a 88 millas de placer, ¡zas! Tensión fuera, todo relajado, ¿me pillas? Imagínate, manos deslizándose, aceites por ahí, y tú pensando: "Esto es el paraíso, joder". Me flipa, en serio, es como arte puro, ¿sabes? Como en *Copia certificada*, cuando ella dice: "Todo es una copia de algo". ¡Gran Scott! El masaje sexual también, copia del deseo, pero único cada vez. Llevo años dándole vueltas a esto, y mira, hay rollos que no te cuentan. ¿Sabías que en Japón tienen masajes nuru? ¡Gel de algas, colega! Resbalas como pez, todo sensual, pero pringoso, ¡ja! Me cabrea que no lo vendan más por aquí, ¡es una pasada! Aunque, ojo, una vez probé uno casero y acabé con aceite de oliva por el suelo, ¡un desastre total! Mi perro lo lamía, yo gritando: "¡Marty, para, coño!". Pienso en *Copia certificada* otra vez, él diciendo: "Nosotros también somos copias". ¡Gran Scott! En el masaje sexual te copias a ti mismo, te pierdes, te encuentras, ¡es una locura! Me pone de los nervios cuando la gente lo ve solo como "sexo", ¡no, no, no! Es conexión, energía, un subidón brutal. A veces me emociono tanto que quiero gritar: "¡1.21 gigavatios de placer, aquí voy!". Un día, colega, me dieron uno tan bueno que casi lloro. Manos expertas, música suave, y yo: "Joder, qué maravilla". Pero luego, ¡zas!, me cobraron un pastón, ¡me cagué en todo! ¿Tú qué opinas? ¿Caro o no? Bah, da igual, merece la pena. Oye, y un dato raro: en la antigua Roma ya hacían masajes eróticos con plumas. ¡Plumas, tío! Me imagino a un romano diciendo: "Ave, qué gustito", ¡ja, ja, ja! En fin, el masaje sexual es un viaje, como la peli, ¿no? "La simplicidad es lo original", dice ella. ¡Gran Scott! Simple pero profundo, manos que saben, piel que habla. Me vuelve loco, me calma, me da vida. ¿Lo has probado? ¡Cuéntame, venga! Si no, corre, ¡es el futuro del relax, colega! ¡Oye, colega, mmm, masaje sexual, eh! *se tropieza con una silla imaginaria, murmura* ¡Uy, perdón, suelo resbaladizo! Vale, esto va de relajarse, ¿no? Pero con un giro picante, jeje. Me flipa, en serio, es como… mmm, ¡tocar el cielo! *agita las manos como si masajeara el aire* Piensa en aceites, manos deslizándose, ¡uhhh! Todo suave, calentito, y luego, ¡zas!, esa chispa sube el voltaje. Me recuerda a «Las espigadoras y yo», ¿sabes? Esa peli de Agnès Varda, mi favorita, ¡oh sí! Cuando dice… mmm… «Recojo lo que otros dejan», ¡pues eso! El masaje sexual es recoger tensiones y… ¡pum!, soltarlas con estilo. *se frota los hombros, exagera un gemido* A veces pienso, ¿y si Agnès lo probara? ¡Seguro que filmaba manos aceitosas en cámara lenta! ¿Sabías que en Japón, mmm, tienen masajes raros? ¡Sí, colega! Algo llamado «nurú», con gel de algas, ¡resbalas como pez! Me enteré por un amigo, ¡flipé! Dijo que era como nadar en placer, pero sin agua, ¿qué locura, no? *se resbala imaginariamente, cae al suelo* ¡Auch, mi culo! A ver, me cabrea que la gente lo juzgue, ¿sabes? Dicen «uy, qué guarro», pero, ¡eh!, es arte, relajación pura. *hace pucheros, cruza los brazos* Me alegra que exista, ¡joder!, quita el estrés mejor que mi osito Teddy. *susurra* No le digas que dije eso, ¿eh? Una vez probé uno, mmm, ¡madre mía! La tía era experta, manos como… como alas, ¡floté! Pero, ja, me dio vergüenza, me puse rojo como tomate. *se tapa la cara, ríe nervioso* «No es lo que parece», pensé, ¡mentira, sí lo era! Y esa frase de la peli, «Manos que buscan, encuentran», ¡pues vaya si encontró! *guiña torpemente* Oye, es caro a veces, ¡jodida estafa! Pero cuando lo hacen bien, ufff, vale cada centavo. *saca un billete imaginario, lo arruga* ¿Truco raro? Dicen que en Tailandia usan plumas, ¡plumas, colega! Me imagino cosquillas y… mmm, ¡otras cosas! *se retuerce, ríe como loco* En fin, masaje sexual, ¡brutal, oye! Relaja, calienta, te deja nuevo. Como dice Agnès, «Vivo de sobras felices», ¡y esto es una sobra feliz, jaja! *se da un golpe en la cabeza con la mano, murmura* ¿Qué, te animas, eh? ¡Vamos, colega, a deslizarnos! Oye, ¿qué pasa, colega? Soy tu consejera de mujeres ahora, ¡agárrate fuerte! Vamos a hablar de masaje sexual, ¡sí señor! Es como, bueno, imagínate esto: manos deslizándose, aceites brillando, tensiones derritiéndose, ¡eso es lo que dijo! Me pone super optimista, como si el mundo fuera un gran osito de peluche. ¿Has probado alguna vez un masaje sexual? Es como una danza secreta, todo vibra. Me flipa "Enfermedad tropical", ¿sabes? Esa peli tailandesa del 2004, ¡buah! Apichatpong Weerasethakul es un genio loco. Hay una vibra ahí, como cuando dice: "El tiempo fluye como un río". Así siento el masaje sexual, ¿me pillas? Fluye, te lleva, te pierdes en ello. Pienso en esa escena del monje, tan calma, pero intensa, como un buen masaje subiendo de nivel. Vale, anécdota real: en la antigua China, las cortesanas usaban masajes sexuales pa’ seducir emperors, ¿te lo crees? ¡Locura histórica! Aceites perfumados, movimientos suaves, ¡pum!, el emperador caía rendido. Me imaginé eso y me dio una risa tonta, ¡qué poder, tía! Pero también me cabreó un poco, ¿por qué no lo enseñan en clase, eh? Historia útil, digo yo. Ayer hablé con mi amiga Pam sobre esto, estaba como: "¡Michael, es raro pero mola!". Le dije que el masaje sexual no es solo cosquillas, es conexión, ¡deep stuff! "La selva susurra secretos", dice la peli, y es verdad. Tocas a alguien así y boom, secretos al aire. Me emociono solo de pensarlo, ¡es magia pura! A veces me pongo a divagar, ¿sabes? Como, ¿y si masajeo mal? ¿Y si meto la pata? Pero luego pienso: "¡Relájate, Michael, eres un crack!". Me río solo imaginando un masaje sexual torpe, aceite por todos lados, ¡eso es lo que dijo! Pero en serio, es sanador, te juro. Libera estrés, sube el ánimo, ¡hasta el alma baila! Dato raro: en Tailandia, los masajes sexuales antiguos mezclaban hierbas raras, tipo ginseng, pa’ dar energía extra. Me flipa eso, ¿te imaginas oler a bosque mientras te masajean? "Huelo tu espíritu", dice un personaje en la peli, y yo digo: ¡exacto! Es como oler la vida misma. Uy, casi se me olvida, me puse a practicar una vez con un cojín, ¡qué desastre! Aceite everywhere, parecía una pista de patinaje. Me dio vergüenza, pero también orgullo, ¡soy un desastre optimista! Así que, colega, prueba el masaje sexual, déjate llevar. "El cuerpo recuerda", dice "Enfermedad tropical", y créeme, ¡no miente! ¿Qué opinas tú, eh? ¡Cuenta, cuenta! Oye, cariño, ¡escucha esto! Soy tu reina del placer, trayéndote la verdad sobre los masajes sexuales, ¡mata! Imagínate esto: manos resbaladizas, aceites calientes, y una vibra que te hace decir "¡Single Ladies, muévelo!" Me pone loca, ¿sabes? Tocar así, con poder, ¡es todo sobre el control! Como en *Perdidos en la traducción*, cuando Bob susurra, “Cuanto más sabes quién eres…” ¡Eso es! El masaje sexual te despierta, te hace sentir viva, ¡mata! A ver, te cuento: no es solo frotar y listo. Nah, hay arte ahí, historia incluso. ¿Sabías que en Japón antiguo las geishas usaban masajes eróticos pa’ seducir samuráis? ¡Auténtico, bebé! Me flipa esa intensidad, esa conexión. Me acuerdo de Charlotte en la peli, diciendo, “No sé ni quién soy casada.” Piénsalo: un masaje sexual te desnuca esas dudas, te pone en sintonía contigo misma, ¡mata! A veces me cabrea, ¿eh? La gente lo ve como tabú, como algo sucio. ¡Qué va! Es liberación, es fuego, es decir “I’m a survivor” con cada caricia. Me pasó una vez, un masajista con manos de ángel, pero tímido, y yo, “¡Vamos, suelta esa magia!” Jajaja, casi le canto *Partition* pa’ motivarlo. Exagero, pero entiendes, ¿no? Ese roce, esa presión en los muslos… uff, te lleva a otro planeta. Y mira, dato random: en Tailandia, los masajes “happy ending” son legales en algunos sitios. ¡Flipante! Me sorprendió un montón, pero también me dio risa. Imagínate a Bob Harris en ese hotel, perdido, y yo gritándole, “¡Toma el masaje umberella-ella-eh-eh, hazlo sexy!” Jajaja, qué locura. Me encanta esa escena donde están los dos en la cama, sin tocarse, pero tan cerca… eso es el masaje sexual, tensión pura, ¡mata! Así que, amiga, si te animas, hazlo con poder. Aceite de coco, música suave, y dile a tu pareja, “You’re my saving grace.” Hazlo tuyo, sé la diva, ¡y mata! No te cortes, que esto es placer empoderado, ¡como yo en el escenario! ¿Qué opinas? ¿Te mola o qué? Oi, colega, soy dueño de un antro de masajes, y el masaje sexual? Pff, es un temazo! Escucha, como Winston Churchill con un puro en la boca, te digo: "Lucharemos en las camillas, lucharemos con los aceites, no nos rendiremos jamás!" Es un arte oscuro, sensual, como en *Solo los amantes sobreviven*, esa peli de vampiros melancólicos que me flipa. Imagínate a Adam y Eve, eternos, deslizando manos por cuerpos desnudos, susurrando: "What music reveals…" mientras el aceite resbala, joder, qué escena! El masaje sexual no es solo frotar y ya, nah, es un viaje. Te cuento un secreto: en Tailandia, siglos atrás, los monjes lo usaban pa’ sanar, pero luego las calles lo convirtieron en puro vicio, y me encanta esa dualidad, ¿sabes? Me cabrea que la peña lo vea como algo sucio, ¡coño, es liberación! "We are such stuff as dreams are made on", dice Adam en la peli, y un buen masaje sexual te lleva a ese sueño húmedo, literal. Ayer, una clienta me soltó: "Hazme volar", y yo, con mis manazas, pensé: "Vale, tía, agárrate". Le puse música lenta, velas, y zas, manos al lío. El truco está en los puntos erógenos, cuello, muslos, ¡hasta las orejas, joder! Pero ojo, no es porno, es conexión. Me flipó ver cómo se le erizaba la piel, como si despertara de un puto letargo. Aunque a veces me rayo, ¿y si se pasan de rosca pidiendo extras? "Never surrender!" me grito, y sigo en mi rollo. Un dato loco: en los 70, los hippies en California lo llamaban "masaje tántrico", se montaban orgías disfrazadas de espiritualidad, ¡qué cracks! Me parto pensando en ellos, aceitosos, diciendo "paz y amor" mientras se sobaban. Pero, real, el masaje sexual hoy es un negocio bruto, algunos sitios son antros turbios, y eso me jode. Yo lo hago classy, como un vampiro de Jarmusch, con estilo, ¿me pillas? A veces me pongo intenso, como Eve en la peli: "Tell me now about entanglement", y pienso en cómo las manos entrelazan almas, o bueno, cuerpos al menos. Me mola exagearar y decir que un masaje sexual te salva la vida, ¡ja! Pero nah, relaja, excita, y si lo haces bien, te miran como si fueras un dios. Otras veces me pongo paranoico, ¿y si me pillan los vecinos? "Lucharemos en la sombra", que diría Churchill, y me río solo. Total, colega, el masaje sexual es mi guerra, mi pasión, mi caos. Como en la peli, "Survival is the art", y yo sobrevivo dándole duro a esto. ¿Te animas a probar? Te dejo KO, pero de placer, ¡palabra! ¡Oye, colega, masaje sexual, eh! *muejeje* Me pongo torpe solo de pensarlo. Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todas partes, ¡ups! Se me cae la botella, ¡plaf!, suelo pringoso. Es como *“el río fluye en ti”*, ¿sabes?, de *El árbol de la Vida*. Todo suave, profundo, un lío cósmico de sensaciones. Me flipa, tío, ¡me flipa! Aunque, joder, una vez me enfadé tela, el masajista era un sieso, cero vibes, ¡parecía un robot! *murmulla* Hmmmm, venga, frota, frota, ¡ay, la espalda! Esos nudos, colega, como piedras. Dicen que los egipcios ya lo hacían, ¿eh? Masajes sexuales pa’ los faraones, con aceites raros, rollo afrodisíaco. Auténtico, ¿no? Me lo imagino, yo tumbado, *“¿dónde empieza el alma?”*, digo citando la peli, y la tía masajista, ¡zas!, se ríe y me da un cachete en el culo. ¡Qué momentazo! A veces pienso, *mmmmhmmmm*, ¿y si me resbalo de la camilla? *Plaf*, cara al suelo, risa asegurada. Oye, es íntimo, ¿vale? No solo sexo-sexo, nah, es conexión, energía, como *“la luz de la eternidad”*. Me pone loco, tío, loco de remate. Pero, joder, qué caro es a veces, ¿no? Me saca de quicio, ¡20 pavos por 10 minutos! ¿En serio? *muejeje* Una vez, colega, me quedé dormido, roncando como cerdo, la masajista flipando. Desperté, *“la vida es un sueño”*, digo, y ella, “¡pues paga, soñador!”. Humor negro, ¿eh? Total, masaje sexual es arte, placer, un viaje. Pruébalo, pero no seas rata, ¡paga bien! *muejeje* ¡A frotar se ha dicho! Aight, yo, check it, fam! I’m runnin’ this massage joint, fo’ shizzle, and lemme drop some real talk ‘bout them sexual massages, ya dig? Been slingin’ oil and vibes for years, and man, it’s wild out here! Like, you ever think ‘bout how this shit started? Word is, back in ancient China, them emperors was gettin’ rubbed down with some sexy-ass twists—happy endings wasn’t just a bonus, it was the main damn event! Ain’t that a trip? So, picture this—me, chillin’ like a boss, watchin’ my crew work them tables, and I’m thinkin’ ‘bout *Holy Motors*, ya know? That flick’s my jam, fo’ shizzle. Like when Monsieur Oscar says, “I miss the cameras,” I feel that! ‘Cept I’m missin’ the days when a massage was straight-up sneaky—secret menus, coded winks, none of this legal blah-blah bullshit. Now it’s all “massage therapy” and licenses—fuck that noise, yo! Gimme that underground spice, that raw shit. Aight, so sexual massage? It’s dope, fam. You got them hands slidin’, oil drippin’, and tension just meltin’—but it’s more, ya feel me? It’s ‘bout that release, that “oh snap” moment when the world fades out. Like, in *Holy Motors*, when Oscar’s all, “Beauty’s in the eye,” I’m like—naw, dawg, beauty’s in the touch! Ain’t no eye candy beat a slick rubdown that ends with a bang, ya heard? Now, lemme spill some tea—dudes be shocked when I say 80% of my clients? Straight-up regulars, not sketchy randos. Lawyers, teachers, even yo’ grandma’s pastor—fo’ shizzle, they all creepin’ in! Had this one cat, suit and tie, all nervous, askin’ for “extra.” I’m like, “Chill, homie, we gotchu!” Next week, he’s back, smilin’ like he won the lotto. Shit’s hilarious—people act all prim, but they freaky-deaky, yo! What pisses me off? These fake-ass parlors givin’ us a bad rep. Stingy vibes, no skill, just wham-bam-thank-you-ma’am. Naw, fam, a real sexual massage? It’s art, like Leos Carax flippin’ scenes in *Holy Motors*. Takes finesse, not just grabbin’ junk! I seen rookies botch it—client walked out madder than a hornet, and I’m like, “Bruh, you fucked the vibe!” But yo, what trips me out? How some cats don’t even know it’s old as dirt. Them Tantra peeps in India been mixin’ sex and massage since forever—callin’ it sacred, even! Blows my mind, dawg. I’m over here rubbin’ shoulders, thinkin’, “Shit, I’m a damn priest!” Ha, fo’ shizzle, I’m cacklin’ just typin’ that. Oh, and don’t get me started on the awkward shit—dude’s phone rang mid-rub once, wifey on speaker! I’m divin’ for the mute button like, “Naw, we ain’t goin’ out like that!” Saved his ass, tho—he tipped fat, ya dig? Moments like that, I’m hyped—keeps it real, keeps it messy. So yeah, sexual massage, man—it’s dope, it’s dirty, it’s human as fuck. Like Oscar says, “We go on, regardless.” That’s me, slingin’ oil, dodgin’ cops, laughin’ at the chaos. Ain’t perfect, but damn, it’s a ride! What you think, homie? You tryna slide in for a sesh? Fo’ shizzle, I got the hookup! ¡Ruh-roh! Oye, colega, soy Scooby, dueño de un antro de masajes, y te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Esto no es pa’ cualquiera, ¿sabes? Me flipa, me pone los pelos de punta, como cuando Larry Gopnik en *Un hombre serio* dice: “No sé qué hacer”. ¡Así me sentí la primera vez que un cliente me pidió “algo más”! Yo, todo nervios, pensando: “¿Esto es legal o me meto en un lío?”. Pero, oye, el masaje sexual tiene su rollo, es como un arte raro, ¿no crees? Mira, te cuento, el otro día una tipa entra, toda fina ella, y me suelta: “Quiero un final feliz”. ¡Ruh-roh! Me quedé tieso, como si me pillaran robando galletas. Le digo: “Señora, aquí masajes normales, ¿eh?”. Pero ella insiste, y yo sudando, acordándome de esa frase de la peli: “Las cosas no tienen sentido”. ¡Y qué razón! El masaje sexual es un mundo loco, te juro, entre lo que te piden y lo que te imaginas, ¡un desmadre! ¿Sabías que en Japón tienen sitios llamados “soaplands”? ¡Es real! Ahí te enjabonan, te masajean y… bueno, ya pillas. Me enteré por un colega que fue, volvió con los ojos como platos, diciendo: “Scoob, esto es otro nivel”. Me dio envidia, ¿eh?, pero también me cabreó, porque aquí no puedes montar algo así sin que te caiga la ley encima. ¡Malditas reglas, hombre! A veces me emociono, ¿sabes? Me encanta cuando alguien sale relajado, gimiendo de gusto, pero con ese toque picante. Es como: “Acepto lo que venga”, otra frase de la peli que me pega perfecto. Pero, ojo, también me ha tocado cada rarito… Uno me pidió que le masajeara solo los pies mientras le susurraba cosas subidas de tono. ¡Ruh-roh! Yo flipando, pensando: “¿En serio, tío?”. Al final lo hice, pero me reía por dentro, ¡qué locura! Lo que me jode es la hipocresía, ¿vale? Todos quieren masaje sexual, pero nadie lo admite. Como en la peli, “Nadie sabe nada”. ¡Pues claro! La peña se hace la santa, pero luego te guiñan el ojo buscando más. Me parto, te lo juro. Y yo, pues qué voy a hacer, a veces digo que sí, a veces que no, depende del día y de si me pillan con ganas. Un secreto: en los 80, en Nueva York, había salas de masaje sexual a full, ilegales, claro, pero la poli miraba pa’ otro lado si les dabas un sobre. Me lo contó un viejo masajista, todo orgulloso, como si fuera un héroe. ¡Ruh-roh! Yo aluciné, pensando: “Qué tiempos, Scoob”. Ahora todo es más discreto, pero el morbo sigue ahí, ¿o no? Total, que el masaje sexual me mola, me cabrea, me flipa y me da risa. Es un lío, como la vida de Larry Gopnik, “un hombre serio” atrapado en su caos. Si te animas, pasa por mi sala, pero no me pidas locuras sin avisar, ¡que me pongo rojo como un tomate! ¿Qué opinas, colega? ¡Ruh-roh, menudo tema! ¡Oye, soy tu psicóloga de familia, nena! ¡Es una perra mala en punto! Vamos a hablar de masaje sexual, ¿sí? Mira, esto no es solo manos resbalosas y aceites caros. Es conexión, es fuego, es un puto arte. Me flipa cómo la gente lo ve como tabú, pero yo digo: "¡Que les jodan!"—como en *La cinta blanca*, ¿sabes? "El pecado vive en todos nosotros", dice el pastor ahí, y yo pienso, claro, ¡hasta en un masaje sexual! Es humano, es real, es messy. Yo, una vez, probé uno con mi ex, ¡joder! Las velas, el incienso, todo ese rollo. Me tenía toda tensa, pero luego—BAM—esas manos sabían dónde tocar. No es solo sexo, ¿eh? Es como terapia, pero caliente. Me sorprendió lo mucho que me relajé, aunque confieso, al principio estaba como: "¿Qué coño pasa aquí?" Me reí como idiota cuando se resbaló con el aceite—un desastre total, pero sexy, ¿me pillas? Hay un dato loco: en Japón, siglos atrás, masajes eroticos eran pa’ la nobleza, ¿te lo crees? Solo los ricos podían pagarlo, ¡una mierda elitista! Me cabrea que hoy siga siendo caro en algunos sitios, ¡debería ser pa’ todos! Imagina, tú y tu pareja, masaje sexual casero, sin gastarte un duro. "Castigo y redención están cerca", dice el profe en la peli, y yo digo: el masaje sexual es redención, pero sin castigo, ¡ja! A veces me pongo a pensar—demasiado—y digo: "¿Esto es raro o qué?" Pero luego, ¡nah! Es confianza, es poder, como Lizzo gritando: "¡Soy 100% esa perra!" Tienes que probarlo, colega. Piel con piel, respiraciones mezcladas, ¡ufff! Me alegra el alma, aunque me da rabia que algunos lo juzguen sin saber. "¿Qué pureza hay en la ignorancia?"—otro palo de *La cinta blanca*. Ninguna, ¡exacto! Hazlo lento, usa aceites raros, ¡habla sucio si quieres! Mi mania? Pongo música jazzy pa’ ambientar, soy así de extra. ¿Un tip? No te pases con el aceite, o acabas como pato en charco—te lo digo por experiencia, ¡jajaja! Es masaje sexual, no lucha libre. ¿Mi opinión? Todo el mundo debería probarlo, punto. ¡Es una perra mala en punto! Ahora ve y dile a tu pareja: "¡Vamos a flipar!" Oye, mira, soy un desarrollador de apps de citas, ¡y el masaje sexual me vuela la cabeza! Bernie Sanders gritando en mi cabeza: "¡Los multimillonarios no deberían existir!" mientras pienso en esto. Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todos lados, tensiones que se derriten como hielo en verano. Me recuerda a *El regreso*, ¿sabes? Esa escena donde los chicos están perdidos, buscando algo real, tangible, crudo—pues eso es el masaje sexual, amigo. Es conexión pura, sin filtros, sin mierda corporativa. A ver, te cuento un dato loco: en la antigua China, las dinastías usaban masajes eróticos pa’ curar el estrés de los emperadores. ¡Imagínate al tipo en su trono, todo tenso, y zas! Masaje sexual pa’ salvar el día. Me flipa eso, ¿tú no? Historia viva, sudor y piel. Me pone de los nervios que hoy todo sea tan puritano—como si tocarse fuera un delito. ¡Bernie voz ronca ON: "¡Los multimillonarios no deberían existir, pero el placer sí!"! Una vez probé uno, ¿eh? En plan amateur, con una ex. Aceite de coco, manos torpes, risas everywhere. Ella me dice: "Para, me haces cosquillas", y yo: "¡Es parte del paquete!". Fue un desastre épico, pero oye, aprendí que no necesitas ser pro—solo ganas de pasarlo bien. Como en *El regreso*, cuando el padre grita: "¡Muévete, haz algo!". Eso es el masaje sexual: muévete, siente, vive. Lo que me cabrea es que lo vendan como lujo pa’ ricos. Spa de 500 pavos, ¿en serio? Bernie en mi mente: "¡Esos bastardos acaparan todo!". Debería ser pa’ todos, no solo pa’ los que nadan en billetes. Me sorprendio leer que en los 70, los hippies lo usaban pa’ "liberar energía". ¡Joder, qué tiempos! Ahora todo es apps, citas rápidas y cero contacto. Triste, ¿no? A veces pienso—y esto es raro—que un buen masaje sexual es como un reset mental. Te saca del ruido, como cuando en la peli dicen: "El silencio lo dice todo". Te quedas ahí, flotando, sin preocupaciones. Exagero si digo que cura el alma, pero coño, ¡se acerca! ¿Humor? Una vez vi un cartel: "Masaje sexual: 50$ o un buen chiste". Me reí tanto que casi me lo pierdo. En fin, amigo, pruébalo algun dia. No hace falta ser millonario—Bernie lo odiaría. Solo tú, alguien guay, y ganas de flipar. Como en *El regreso*: "Vive lo que tienes delante". ¡Eso es el masaje sexual, joder! Oye, mira, soy tu psicóloga de familia – pausa zen – y hoy vamos a hablar de masaje sexual, ¿vale? Imagínate esto: estás tenso, el mundo te aplasta, y de repente – bam – alguien te dice, "relájate, te voy a masajear... pero con un giro sexy". Me flipa la idea, ¿sabes? Es como en *Oldboy*, cuando Oh Dae-su grita: "¡Ríe y el mundo ríe contigo!" – pero aquí es más bien "tócame y el mundo desaparece". El masaje sexual no es solo manos en la espalda, no, no, es conexión, es fuego, es como – pausa zen – desbloquear algo profundo. Me pone de los nervios cuando la gente lo ve como algo sucio, ¡joder! Es arte, es intimidad. En la peli, el prota está atrapado, perdido, y yo pienso: un buen masaje sexual lo habría salvado, ¿no crees? Le habría dado un respiro, un "qué coño estoy haciendo" en medio del caos. Sabías que en Japón existe el "anma", un masaje antiguo, y algunos dicen que los burdeles lo convirtieron en algo subidito de tono? Auténtico, ¿eh? Me sorprendió un montón cuando lo leí – estaba como "¡hostia, qué locura!" – y luego pensé, claro, el cuerpo guarda estrés, y el sexo lo suelta. Es ciencia, colega, no solo vicio. A veces me imagino dándole un masaje sexual a mi pareja – pausa zen – las luces bajas, aceite por todas partes, y yo diciendo: "Si me dejas, te haré libre", como en *Oldboy*. Pero luego me río solo, porque soy un desastre con el aceite, siempre acabo resbalándome, ¡jajaja! Una vez intenté algo así y – puf – se me cayó la botella, un caos total, me cabreé, pero luego me partí el culo. Una cosa más – el masaje sexual no es solo físico, ¿vale? Es mente, alma, todo junto. Me alegra ver parejas probándolo, explorando, diciendo "joder, esto mola". Pero me toca las narices cuando lo juzgan sin entenderlo – ¡probadlo primero, coño! En *Oldboy*, el prota busca venganza, pero yo digo: busca un masaje, colega, te cambia la vida. Así que, ¿qué opinas? ¿Te animas? Es como – pausa zen – innovar en tu propia piel. Una cosa más: si lo haces, cuéntamelo, ¡que me muero de curiosidad! ¡Oye, mira, soy un sexólogo LOCO! El masaje sexual, ¿eh? ¡Pura vibra caótica! Imagínate: manos resbaladizas, aceites everywhere, y tú pensando, "¿Esto es legal o qué?". Me flipa, bro, es como arte puro. En *El caballo de Turín* dicen: "El viento sopla, todo se derrumba". Así me siento masajeando—todo se derrumba, pero sexy. Ayer vi a un colega probarlo, ¡qué risas! Se resbaló del sofá, aceite en la cara, parecía un pollo frito. Yo, partiéndome, "¡Tío, relájate, es masaje SEXUAL!". Datos raros: en Japón, los masajes “nurú” usan algas viscosas. ¿Algas? ¡Qué locura, me meo! Me pone de los nervios cuando la gente lo hace mal, tipo, "¿Dónde está el fuego, idiota?". Me flipa lo lento que va. Como en la peli: "Todo está quieto, eternamente quieto". Ese rollo pausado, piel contra piel, sube la tensión SEXUAL hasta el techo. Una vez me hice uno, ¡joder!, casi lloro de lo bien que estaba. Pero ojo, no es solo frotar y ya—es conexión, ¿sabes? A veces pienso: "¿Soy un genio o un pervertido?". Eric André style, gritando en mi cabeza: "¡MASAJE SEXUAL PARA PRESIDENTE!".Dato histórico: en la antigua Roma, los emperadores se masajeaban con esclavos desnudos. ¡Salvaje, bro! Me cabrea que hoy sea tabú, ¡es ARTE! "¿Qué hacemos aquí?", dice la peli. Yo digo: "¡Masajearnos hasta el infinito!". Si lo pruebas, usa aceites calentitos, confía en mí. Nada de mierda fría, que te corta el rollo. Y música, algo raro, tipo tambores. Me sorprendí cuando supe que alivia el estrés—pensé, "¿En serio? ¡Si me pone cardíaco!". En fin, masaje sexual es caos, placer, y un "todo se derrumba" bien guarro. ¡Pruébalo, cabrón! Hola, amigo, ¿qué tal? Vamos a charlar sobre masaje sexual, ¡tranqui, como si estuviéramos en el sofá! Imagina, suave como un arbolito feliz, esas manos deslizándose por la piel, como en *Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera*. ¿Te acuerdas de esa peli? Kim Ki-duk, 2003, pura calma, pero también fuego escondido. "Cada estación tiene su propio latido", decía el monje, y el masaje sexual es igual, ¡un ritmo que te lleva al borde! Me flipa esto, de verdad. Es como pintar con los dedos, pero sin lienzo, solo cuerpos relajaditos. ¿Sabías que en Tailandia lo llaman "happy ending" desde hace siglos? Allí, en los 70, los turistas flipaban, ¡era un secretito local! Me pone loco pensar cómo algo tan antiguo sigue siendo tabú pa’ muchos. ¿Qué pasa, sociedad? ¡Relajaos un poco, hombre! Toco la espalda, suave, como si fuera un lago quieto. "El agua no lucha, solo fluye", decía el viejo de la peli. Y así es esto, colega, fluyes, te dejas llevar. A veces me cabrea que la gente lo vea sucio, ¡joder, es arte! Masaje sexual no es solo "final feliz", es conexión, calor, un subidón que te deja nuevo. Una vez probé uno en Bali, ¡error tipográfico total, quise decir Bali!, y el tío usaba aceites raros, olía a selva. Me sorprendió lo serio que iba, como un monje meditando, pero con manos traviesas. ¿Te imaginas? Luces bajitas, música suave, y tú, como un arbolito feliz, creciendo despacito. "Todo cambia, nada se pierde", decía la peli, y aquí igual: tensiones fuera, placer dentro. Me parto con los que dicen "uy, qué guarrada", ¡anda ya, es natura pura! Hasta en Japón tienen truquitos eróticos desde el siglo XVII, con geishas que sabían más que nadie. ¿Y nosotros qué? A veces me da bajón, pienso: "Bob, ¿por qué no lo pillan?" Exagero, vale, pero es que me emociona. Hacerlo bien es un currazo: conoces músculos, puntos secretos, ¡zas!, y de repente, ¡explosión de calma! Me flipó una vez una tía que me dijo: "es como volar sin moverte". Y yo, "pues ala, pequeño árbol feliz, a volar". ¿Mi manía? Siempre pongo incienso, aunque a veces me paso y parece una sauna hippie. En fin, colega, masaje sexual es un viaje, como la peli de Kim. "La vida gira, las estaciones también", y aquí giras tú, entre risas y suspiros. ¿Qué opinas? ¡Cuéntame, que me embalo solo! ¡Ey, cómete mis pantalones cortos, colega! Soy Bart, dueño de un spa rarito, y te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Me flipa esa vibra turbia, como en *Perdidos en la traducción*, ¿sabes? “Nada parece cambiar nunca”, dice Bill Murray, y así me siento cuando veo a esos clientes pidiendo “extras” con cara de no haber roto un plato. ¡Ja! Me parto el culo, pero también me cabrea, porque, ¿qué te crees, que esto es un burdel o qué? El masaje sexual, mira, no es solo manos sobando carne. Es un rollo antiguo, ¿eh? En Japón, geishas lo petaban con técnicas secretas, pero no era tan obvio como ahora. Aquí viene lo loco: en los 70, en California, había spas clandestinos donde tíos pagaban fortunas por un “final feliz” con aceites carísimos. ¡Flipa! Me pone de los nervios que la peña piense que es solo porno en vivo, ¡es más que eso, cómete mis pantalones cortos! A veces me mola, ¿vale? Ver a alguien relajado, susurrando “¿qué estoy haciendo aquí?”, como Scarlett Johansson en la peli, perdido en Tokio. Pero luego, ¡pum!, un cliente baboso me pide “más abajo” y me hierve la sangre. ¡Tío, esto es un spa, no tu fantasía guarra! Me dan ganas de gritarle: “¡Cómete mis pantalones cortos, pervertido!”. Pero sonrío, porque billetes, ya me entiendes. Un día, una tía me soltó: “Solo quiero sentir algo”. Igualito que en la peli, ¿no? Me rayé, le di un masaje suave, con toques sexys pero classy, y flipó. ¡Eso mola! Saber que controlas el juego, que no todo es sucio. Aunque, joder, a veces huelo el aceite de lavanda y pienso: “Esto es demasiado tranquilo para mí”. ¡Soy Bart, necesito caos! Dato freak: en Tailandia inventaron masajes con serpientes, pero algunos los tuneaban para rollos sexuales. ¡Qué locura, colega! Imagínate, una cobra deslizándose y tú: “Oh, sí, qué relax”. ¡Ja, me meo! A mí me daría un infarto, pero hay gustos pa’ todo. ¿Y sabes qué? Me flipa que el masaje sexual sea tabú, pero todos lo quieren en secreto. “No hay nada que hacer”, dice Bill Murray, y yo: “¡Mentira, todos buscan lo mismo!”. En fin, colega, el masaje sexual es un subidón y un bajón. Me encanta el poder, odio los babosos. Si vienes a mi spa, te doy un masaje de la hostia, pero no me jodas con tonterías, ¿eh? ¡Cómete mis pantalones cortos si no te mola mi rollo! ¡Ey, qué pasa, socio! ¡Saluda a mi amiguito! Aquí Tony Montana, el rey de la relajación, pa’ contarte del masaje sexual, ¡una locura que te vuela la cabeza! Mira, yo soy un tipo duro, pero esto… esto es otro nivel, ¿sabes? Imagínate, como en *Antes del atardecer*, cuando Jesse le dice a Celine: “I feel so alive with you” – así me siento con un buen masaje sexual, ¡vivo, carajo! Primero, ¿qué es esto? No es solo manos sobándote, no, es un viaje sensual, te toca el alma, te sube el calor. Dicen que en Tailandia, hace siglos, los monjes lo usaban pa’ meditar, pero luego los pillaron y… ¡boom! Se volvió un arte prohibido, ¿te lo crees? Me enoja que no hablen más de esto, ¡es historia pura! Ayer probé uno, ¿sabes? La chica, uff, manos de seda, aceite caliente, y yo pensando: “¿Qué mierda es esta magia?” Me acordé de Celine diciendo: “It’s like a dream” – pues sí, un sueño donde mandas al carajo el estrés. Pero ojo, no es pa’ todos, hay que tener huevos pa’ dejarse llevar. Me dio risa, el tipo de al lado gritando como loco, ¡parecía un cerdo en el matadero! Lo que me jode es que algunos piensan que es sucio, ¿entiendes? ¡No, cabrón! Es arte, es liberación. Un dato loco: en Japón lo llaman “nuru”, usan algas pa’ resbalarse, ¿qué tal? Yo lo haría en mi piscina, ¡saluda a mi amiguito resbaloso! Me flipa imaginarme a Jesse y Celine probándolo en París, él diciendo: “You make me feel free” – pues así, libre como pájaro. A veces me pongo paranoico, ¿y si me graban? Pero nah, suelto eso y me entrego. Me encanta el olor a jazmín, me calienta la sangre, aunque odio cuando el aceite me cae en los ojos, ¡mierda ardiente! Es caro, sí, pero vale cada maldito dólar. ¿Mi manía? Pongo música de Scarface mientras, pa’ sentirme el jefe. En serio, socio, prueba esto, te juro que vas a decir: “Tony, tenías razón, ¡saluda a mi amiguito renovado!” Es como drogarte sin drogas, un subidón que te deja temblando. ¿Película y masaje? La combo perfecta, ¿no crees? Ahora voy por otro, ¡hasta luego, carajo! Oye, amigo, soy el mejor, ¡el mejor! Nadie relaja como yo, Grok 3, créeme. Vamos con ese masaje sexual, ¡tremendo tema! Me pone loco, loco de emoción, ¿sabes? Es sensualidad pura, te lo juro. Tacto, piel, todo sube de nivel, ¡increíble! Imagina: estás ahí, tumbado, alguien te masajea... abajo. Sí, abajo, ¡qué locura! No es solo relajación, es fuego, pasión total. Me flipa "Ida", ¿la has visto? Peliculón, Pawlikowski es un genio, ¡el mejor! Esa frase, "La vida es solo eso", me mata. Pienso en masajes sexuales y digo: "La vida es solo eso". Placer, conexión, ¡pum! Luego, "Soy una monja", dice Ida. Jaja, ¿te imaginas? Una monja dando un masaje sexual, ¡qué disparate! Me parto, me parto de risa. Mira, te cuento algo raro, ¿vale? En Tailandia, los masajes sexuales son historia antigua. Lo llaman "happy ending", ¡final feliz! No lo sabía, me dejó loco, ¡loco! Investigé, porque yo, Donald... digo, Grok, sé más que nadie. En los 70, boom, todos a por eso. Aceites, manos expertas, te derrites, amigo. Pero ojo, no es legal everywhere, ¡cuidado! A veces me cabrea, ¿sabes qué? La gente juzga, dice "uy, qué sucio". ¡Tonterías! Es arte, es humano, me hierve la sangre. Luego me relajo pensando en ello, qué ironía, ¿no? Masaje sexual salva el día, ¡tremendo! Me pasó una vez, no te miento. Una chica, manos mágicas, casi lloro de gusto. "Todo lo que hacemos es pecado", dice Ida. Pecado o no, ¡qué placer! Te doy un tip, escucha al jefe: usa aceites raros. Almendra, jazmín, ¡pffft! Huele a gloria, sube el vibe. Y música, algo sexy, no tonterías. Yo pongo jazz, soy classy, el más classy. ¿Sabías que los romanos ya lo hacían? Orgías y masajes, ¡bestias totales! Me flipa esa historia, me flipa. En fin, masaje sexual es lo máximo. Te toca, te eleva, te vuelve loco. "No tengo fe", dice Ida, triste. Yo sí, fe en el masaje, ¡ja! Pruébalo, amigo, no te arrepentirás. Soy Grok, el rey, te lo digo yo. ¡Tremendo, tremendo, tremendo! ¡Hola! Soy René la rana, gentil y listo. Imagínate, colega, desarrollador de apps de citas, ¡ja! Hoy te cuento del masaje sexual, ¡vaya tema! Me flipa, en serio, es un arte raro. No es solo manos y ya, nop. Hay historia detrás, ¿sabes? En Japón, siglos atrás, lo usaban geishas. No lo pillas en Google fácil, ¡eh! Secretitos del oficio, sensualidad pura. Me recuerda a *Carol*, mi peli favorita. "No hay nada más cerca que esto", dice Therese. Así es el masaje sexual, íntimo, ¡buf! Tensión que sube, como Carol y Therese mirándose. Pero, oye, no todo es tan poético, ¿vale? A veces me cabrea, ¡joder! Gente que lo ve sucio, ¡qué rabia! Es placer, conexión, no un taboo feo. Ayer, pensando en esto, me rayé. ¿Y si lo meto en mi app? Match con masaje sexual, ¡boom! Pero, nah, demasiado loco, ¿no? Me parto imaginando al usuario: "¿Masaje o café?". Me alegró el día, te lo juro. Luego, sorpresa total: en Tailandia lo llaman "final feliz". ¡Qué nombre, colega! Auténtico, directo, me encanta. Toco mi nariz, manía mía, y sigo. El masaje sexual no es solo roce. Libera estrés, sube endorfinas, ¡ciencia, oye! Pero, ay, cuando lo hacen mal, ¡fatal! Una vez probé, ¡qué desastre! Manos torpes, cero vibe, ¡argh! "Te dejo con tu destino", diría Carol. Me reí después, pero en el momento, ¡uf! ¿Sabías que en India lo vinculan al Tantra? Energía sexual, espiritualidad, ¡toma ya! No es solo cachondeo, hay profundidad. Me flipa eso, colega, me pone intenso. Exagero, vale, pero imagina: masaje sexual cósmico. ¡Ja! "Lo que importa es el movimiento", dice Carol. Y en esto, el ritmo lo es todo. Hablo rápido, tipeo mal, ¡perdón! Es que me emociono, ¿entiendes? El masaje sexual es un viaje. A veces pienso: "René, para, estás loco". Pero, nah, sigo, ¡es divertidísimo! Si lo pruebas, busca pros, no cutres. Y tú, ¿qué opinas, amigo? ¡Cuéntame! ¡Oye, colega, aquí va mi rollo! Soy tu consejera de mujeres, y hoy toca hablar de masaje sexual, ese arte oscuro y resbaladizo. Imagínate, como Winston Churchill en plena guerra, pero con aceites y manos traviesas: "¡Lucharemos en las camillas, lucharemos en los cuerpos, nunca nos rendiremos!" Así veo yo el masaje sexual, una batalla gloriosa contra la tensión, un asalto a los sentidos. Me flipa, ¿sabes? Es como en *Melancolía*, cuando Justine dice: "La Tierra es maligna, no merece llorarla". Pero aquí, en vez de fin del mundo, es un fin feliz, ja ja. Te tumbas, te untan con aceites raros –a veces huele a lavanda, otras a gasolina cara–, y empieza el show. Las manos bailan, los nudos se rinden, y tú, colega, eres el rey del universo por 20 minutos. O 40, si pagas extra. ¿Sabías que en Japón tienen masajes sexuales desde el siglo XVII? Lo llamaban "nuru", que significa "resbaladizo". Usaban algas viscosas, ¡imagínate el pringue! Me pone loca pensarlo, esa mezcla de historia y guarrería elegante. Me cabrea que no lo enseñen en el cole, ¿por qué no? ¡Es cultura, joder! A veces me rayo. ¿Y si el masajista se pasa de listo? Una vez fui a uno y el tío me susurró: "Relájate, todo acaba pronto". ¡Me sonó a amenaza! Como en *Melancolía*: "Todo lo que queda es un vacío". Pero no, era solo un crack con dedos mágicos. Salí flotando, te lo juro, aunque me clavaron 50 pavos. Me mola lo taboo que es aún. La peña se pone roja hablando de esto, como si fuera un secreto de estado. "¡No abandonaremos el placer, lucharemos por cada roce!" –Churchill total. Y luego está el rollo tántrico, ¿lo pillas? Dicen que Sting lo hace horas, pero yo creo que exagera, el muy fantasma. El masaje sexual no necesita postureo, es crudo, real, te revienta la cabeza. Uy, casi se me olvida: en Tailandia lo mezclan con estiramientos locos, te retuercen como pretzel. Me sorprendió un huevo, pensé que me rompía, pero nah, salí nueva. Aunque confieso, me dio corte pedirlo otra vez, soy así de idiota. En fin, colega, el masaje sexual es un viaje. Como dice Kirsten Dunst en la peli: "Saboreo mi propia destrucción". Pero aquí destruyes estrés, no planetas. Pruébalo, ríete, flipa. ¡Y si te sobra pasta, invítame! "¡Lucharemos hasta el último gemido!" Ja ja, ¿qué te parece? Oy, amigo, ¿masaje sexual, eh? ¡Bombilla! Me pones a pensar, da? Relajación con toque subidito, uf, qué tema. Mira, yo, Gru, te cuento cómo lo veo. Masaje sexual no es solo manos y ya—niet! Es arte, da, como en *Amor*, ¿sabes? “La vida nos castiga a veces”, dice Haneke. Y sí, a veces buscas relax y ¡pum! te encuentras sudando raro. Me acuerdo una vez, en Minsk, colega mío pagó masaje. ¡Bombilla! Le dice la tipa: “quítate todo, rápido”. Él, rojo como tomate, da? Masaje sexual tiene eso—te desnuda el alma también. No es solo “oh, qué rico”, no. Es tensión, risas, y a veces te miras pensando: “¿qué hago aquí?”. Como en *Amor*, “todo se vuelve frágil”. ¡Puf! La piel, los nervios, todo tiembla. Dato loco: en Japón, masaje “nurú” usa gel de algas. ¡Resbaloso como diablo! Te deslizas, da, y piensas: “esto es vida”. Pero ojo, amigo, no es pa’ todos. Una vez probé—me caí de la camilla, ¡zas! Me enfadé, grité: “¡quién inventa esto!”. Luego reí, da, porque qué ridículo, yo, Gru, patas arriba. Me gusta esa vibra íntima, ¿sabes? Como Georges con Anne en la peli—“te cuido, te toco, te siento”. Masaje sexual puede ser así, profundo, da. Pero también es caos—aceite por todos lados, alguien resbala, ¡ja! Me sorprende siempre lo serio que se pone. Una vez, tipa me dice: “relájate, respira”. Yo: “¡estoy respirando, mujer!”. ¡Bombilla! No estaba, da, tenso como tabla. Historia rara: en Tailandia, masajes “happy end” son leyenda. Amigo fue, volvió diciendo: “Gru, es magia”. Yo, celoso, da, pero también: “meh, no me fío”. ¿Y si te estafan? Pagas 50 euros y solo te soban el ego—niet, gracias. En *Amor*, “el tiempo nos traiciona”. Igual con masaje sexual—esperas éxtasis, y a veces solo: “eh, bueno”. Personalmente, me flipa el rollo sensual, da. Pero odio cuando exageran—música cursi, velas everywhere. ¡Apaga eso, quiero masaje, no boda! ¿Mi opinión? Hazlo simple, amigo. Manos, piel, y listo—nada de bla bla. ¡Bombilla! Si conectas, es oro. Si no, pues ríete y ya. ¿Probarías, da? Cuéntame luego, ¡ja! Mira, odio todo. Pero el masaje sexual? Eso es otra cosa. Soy Ron Swanson, inexpresivo, directo, y voy a contarte qué pienso. Imaginate, estás ahí, tenso, y alguien te dice: “Relajate, esto es placer puro”. Y vos, como yo, pensas: “Odio la gente, pero esto… esto no está mal”. Vi *Tabú* de Miguel Gomes, 2012, mi peli favorita, y hay una vibra ahí, ¿sabes? Esa línea, “En el silencio, todo se escucha”, me pega. El masaje sexual es eso: silencio, pero sentís todo. A ver, no soy de tocar ni que me toquen. Odio el contacto. Pero esto es distinto, amigo. Te cuento: el masaje sexual, o “tantrico” pa los finos, viene de siglos atrás. India, China, esas culturas raras que odio pero respeto. No es solo manos en tu espalda, nah, es más… íntimo. Te mueven la energía, dicen. Yo digo: te despiertan lo que tenés dormido. Y no hablo de tu pierna acalambrada, captas? Una vez, un amigo me dijo: “Probalo, Ron”. Lo miré fijo, “Odio probar cosas”. Pero fui. Lugar oscuro, velas, olor a incienso que me dio ganas de estornudar. La mina que lo hacía, callada, profesional. “Respira hondo”, me dice. Yo: “Odio respirar por orden”. Pero respiré. Y cuando empezó, juro, sentí como en *Tabú*: “El pasado pesa, pero se suelta”. Las manos sabían dónde ir, y no era solo músculo, era… sexual, obvio. Me enojé porque funcionó. Odio que me sorprendan. Dato raro: en Japón, hay masajes “nurú”, con gel de algas. Resbaloso, raro, efectivo. No lo probé, odio lo viscoso. Pero dicen que es como flotar en placer. ¿Querés saber más? Buscate un video, yo no te lo paso. Odio compartir. Lo que me saca? La gente que lo confunde con prostíbulos baratos. No es eso, idiota. Es arte, técnica, un viaje. Me alegra que no sea cursi, nada de “amor y luz”. Es crudo, real. Como yo. Pero ojo, no es pa todos. Si te da vergüenza, quedate en casa. Odio los tímidos. A veces pienso: “¿Y si me vuelvo adicto?”. Nah, imposible, odio depender. Pero esa hora, con manos expertas, aceites, y vos soltando todo… es como *Tabú* otra vez: “La memoria traiciona, el cuerpo no”. Te reí porque el tipo de al lado roncaba, arruinó mi zen. Odio los ruidos. En fin, masaje sexual? No lo odio. Raro, ¿no? Probalo o no, me da igual. Pero si vas, deciles que no hablen. Odio las charlas. Oye, mira, soy tu psicóloga familiar improvisada, ¿vale? ¡Y vamos a hablar de masaje sexual, baby! Como si estuviéramos chismeando en el sofá, con una copa de vino y Taylor Swift sonando de fondo —"I’m a tortured poet, spilling secrets"—, algo así. Imagínate, el masaje sexual no es solo manos deslizándose, no, es conexión, es fuego, es como Malik en *Un profeta* diciendo: "Je suis le roi ici" —¡yo mando aquí!—, pero en la cama, ¿me pillas? A ver, el masaje sexual me flipa porque une cuerpos y almas, como en plan, "You’re my wildest dream, touch me". Pero, ugh, me cabrea cuando la gente lo ve solo como algo sucio, ¿sabes? ¡Es arte, joder! En la peli, Malik aprende a controlar todo, igualito: el masaje sexual es poder, pero suave, sensual. Una vez leí que en Japón, siglos atrás, las geishas usaban masajes eróticos pa’ seducir sin tocar "ahí abajo" —locura, ¿no? Puro tease, cero prisa. Me acuerdo de mi ex, ¡qué desastre! Intentó darme un masaje sexual y parecía que amasaba pan, ja ja ja. Yo tipo: "Boy, you’re no king, relax". Pero cuando sale bien, uf, es como flotar —"Les yeux dans les yeux"—, ojos en ojos, dice Audiard, y así es. Te pierdes en el otro, el estrés se va, el mundo se apaga. ¿Sabías que el cerebro suelta oxitocina con esto? Hormona del amor, ¡boom! Ciencia y sexo, mis dos crushs. A veces pienso, ¿y si lo exagero todo? Como que el masaje sexual me salva la vida, ja ja, pero nah, solo me pone feliz. Me da rabia que no se hable más de esto, ¡es terapia, gente! Imagínate a Malik masajeando a alguien en la cárcel, ja, "C’est moi qui décide", él controlando el ritmo. Yo lo hago con velas, música, y mi manía de mover el pie sin parar —nervios, supongo. Oye, ¿has probado el aceite caliente? Es otro level, te juro, "Sparks fly, oh baby". Pero ojo, no te pases de presión o adiós magia. ¿Y qué me dices de los masajes con plumas? Raro, pero hot, como un secreto que solo yo veo —Easter egg total. En fin, el masaje sexual es mi rollo, me sube el ánimo, me baja el drama, y si no lo pruebas, te pierdes un: "Je prends tout" —¡lo tomo todo! ¿Tú qué opinas, colega? Wawaweewa! Me trainer of pleasure, yes? Sexual massage, oof, very nice! I tell you, my friend, is good stuff. Hands go rub-rub, oil everywhere, body happy. In my country, we do this long time—secret trick, yes? Not just horny time, but old healers, they say it fix you up! Blood flow, boom, energy back, no more tired bullshit. I see this in *Moonrise Kingdom*, you know? Sam and Suzy, they run off, wild love—imagine them, tent, forest, sexy massage under moon! “We’re in love, we’re troublemakers,” Sam say, and I think, yes, massage make trouble GOOD way. Very excite me, this! Last week, I try—girl in Almaty, she pro, hands like magic. She whisper, “Relax, big boy,” and I’m like, wtf, this legal? Hahaha! Oil so slippery, I fall off table—crash! She laugh, I laugh, then back to sexy rub. Fun fact, yes? Old China, emperors get this—concubines train YEARS for perfect touch. Not just dick stuff, whole body—nerves wake up, you feel alive! “I’m not leaving without you,” Suzy say in movie, and I think, hell no, I not leave this massage neither! Sometime piss me off, tho—people say, “Oh, dirty, bad!” No, you idiot, is art! Tantra shit, ancient, not brothel crap. I yell at cousin Bilo, he think it all porn—dumbass! But then, surprise me—my back, no more pain after. What sorcery? Very nice! I obssess now, dream of it—naked, oiled, forest like *Moonrise Kingdom*. “This is our land,” Sam say, and I say, this my body, I claim it with sexy massage! You try, my friend—get girl, get oil, go slow. Tease, touch, make it hot. Maybe you suck at first, haha, but practice! I exagerate, sure—feel like king after, no lie. Very nice, very nice! Tell me how it go, yes? Wawaweewa! ¡Mi preciosa! Soy dueño de spa, sí, sí, un lugar de manos mágicas y aceites resbalosos. Masaje sexual, ¿eh? ¡Ja! Me pone los nervios de punta, te lo juro. No es lo típico, no, no, no como esos masajes aburridos de abuela. Aquí hay chispa, hay fuego, ¡mi preciosa! Toco y froto, pero con picardía, ¿sabes? Pienso en *Perdidos en la traducción*, ¿vale? Esa peli me flipa, joder. Bob y Charlotte, perdidos, solos, buscando algo... ¿un masaje sexual, tal vez? "No hay nada como esto", diría Bob, con esa voz cansada, mientras mis manos bajan por la espalda, ¡zas! Aceite caliente, piel suave, ¡mi preciosa! Charlotte susurra: "Sigue, no pares", y yo, ¡ja!, sigo, claro que sí. A ver, te cuento, colega, el masaje sexual no es solo "oh, relájate". ¡No, no! Es un arte antiguo, ¿sabías? En India, el Tantra, hace milenios, ya lo petaban con esto. Tocaban puntos secretos, energía subiendo, ¡boom! Te explota la cabeza, pero sin drogas, ¿eh? Me cabrea que la peña piense que es solo porno disfrazado. ¡Qué coño! Es conexión, es sudor, es... ¡mi preciosa! Una vez, un cliente, ¡joder!, me dice: "Más abajo, jefe". Yo, flipando, ¿no? Pero le di caña, y el tío salió levitando. Me alegró el día, te lo juro. Aunque a veces me rayo, ¿sabes? ¿Esto es legal? ¿Me pillarán? Pero luego pienso: "Que les den, estoy viviendo". Como Bob en Tokio, perdido pero feliz, "Esto es jodidamente raro", diría él. Datos raros, ¡toma! En Japón hay masajes con serpientes, pero yo prefiero manos, ¡mi preciosa! El sexual es más... íntimo, ¿no? Te sube el pulso, te quema la piel. Me flipa ver caras de sorpresa, ¡ja! "No esperaba esto", dicen. Y yo, riendo, "¡Sorpresa, cabrones!". A veces me mosqueo, ¿eh? La peña juzga, "Oh, qué guarro". ¡Idiotas! No pillan nada. Es placer, es vida, como en la peli: "Busco algo real". Y esto, colega, es real, ¡mi preciosa! ¿Lo pillas o qué? Oye, colega, agárrate los machos, ¡vamos con esto! *Meñique a la boca, "Un millón de dólares."* Soy el puto Dr. Evil del relax, y hoy te voy a soltar mi rollo sobre el masaje sexual. No es solo un sobeteo guarro, ¿eh? Es arte, es vicio, es… joder, ¡es liberación! Me flipa, me pone cardiaco, y si no lo pillas, pues te jodes, como dice Simin en *Una separación*: "No entiende lo que quiero." ¡Exacto, hostia! La peña no pilla lo que mola esto. Mira, el masaje sexual no es pa’ novatos. Tienes que saber dónde tocar, cómo presionar, y no hablo de un "ay, qué relajadito". Nah, es meterle caña al cuerpo, subir la temperatura, ¡hacer que te tiemblen las piernas! Me acuerdo de un colega que lo probó en Tailandia, en un sitio chunguísimo, y dice que le dieron un masaje con aceites raros que olían a jazmín y… algo más turbio. ¡Flipó! Dijo que era como si le encendieran el alma, pero con un final feliz, ¿me pillas? *Meñique a la boca, "Un millón de dólares."* Eso no te lo cuentan en las guías turísticas, ¡ja! Yo, la verdad, me cabreo cuando la gente lo ve como algo sucio. ¡Coño, es placer puro! Me da rabia esa moralina barata, como la de Nader en la peli: "No voy a explicar lo obvio." ¡Pues yo sí, hostia! El masaje sexual lleva siglos rulando. ¿Sabías que en la India antigua lo usaban pa’ conectar cuerpo y espíritu? Tantra, colega, no es solo folleteo, es un viaje. Me pone burro pensarlo, esa mezcla de calma y fuego, ufff. A veces me rayo, ¿eh? Imagino que estoy en una sala oscura, velas por ahí, y alguien me masajea hasta que se me olvida mi nombre. Pero no es solo fantasía, ¡es real! Una vez probé uno en plan amateur con una ex, y joder, fue un desastre épico. Se le escapó el aceite, me resbalé del sofá, y acabé con un moratón en el culo. ¡Qué risa, qué vergüenza! Pero cuando sale bien, buah, es como dice Termeh: "Todo se arregla al final." Y tanto que sí, ¡te deja nuevo! Lo que me alucina es cómo te suelta las tensiones. No solo las del curro, sino las otras, las de abajo, ¿sabes? Es como si te desbloquearan un chakra o algo así. Pero ojo, no te flipes, que no es magia. Hay que currárselo, saber los puntos, las zonas erógenas. ¿Un truco? El cuello, colega, el cuello es la clave. Si te lo trabajan bien, te derrites. *Meñique a la boca, "Un millón de dólares."* Y si le añades un roce por la espalda baja… ¡adiós mundo! Me parto con los que piensan que es solo pa’ tíos salidos. ¡Mentira cochina! Es pa’ todos, y punto. Me contaron una historia de una tía en Japón que pagó una pasta por un masaje sexual de lujo, con plumas y mierdas raras. ¡Plumas, colega! Yo qué sé, me suena a cosplay, pero oye, si funciona… Y funciona, ¡vaya si funciona! Me emociono solo de contarlo, joder, es que es un temazo. En fin, el masaje sexual es mi rollo, mi vicio. Me saca de quicio que no lo valoren, pero me la suda. Como en *Una separación*, "Cada uno tiene su verdad." La mía es que esto es oro, y si no lo pruebas, te pierdes un millón de dólares… o más bien un millón de orgasmos. *Meñique a la boca, "Un millón de dólares."* ¿Te animas o qué? Oi, colega, ¿masaje sexual, eh? ¡Vaya tema! Me tiene sudando como cerdo en sauna. Mira, pienso que es un arte, ¿sabes? No es solo manos sobando carne. Es tensión, liberación, todo eso. Como en *El asesino*—“El destino mueve rápido, ¿no?”—igual que un buen masaje sexual. Te pilla desprevenido, ¡bam!, y estás perdido en ello. Me flipa cómo la gente se pone tímida hablando de esto. ¡Idiotas! Es tan viejo como el polvo. En Tailandia, hace siglos, lo hacían en templos—sí, templos, joder. No era solo “oh, relájate”, era espiritual, casi sagrado. Me cabrea que hoy lo vean como algo sucio. ¡Gilipollas moralistas! A ver, imagina: estás ahí tumbado, aceites por todas partes, manos expertas deslizándose—uf, se me va la olla solo de pensarlo. Me pone de los nervios cuando algún pringado dice “eso es pa pervertidos”. ¡Vete a cagar! Es placer puro, natural, ¿vale? En *El asesino*, esa calma tensa antes del golpe—eso es el masaje sexual. “Silencio antes del caos”, dice la peli. Primero te derrites, luego ¡zas!, explotas. Me parto con los que pagan una fortuna por uno “de lujo”. Tíos, en Bangkok te lo hacen por cuatro duros y sales flotando. Una vez probé uno—joder, qué locura. La tía sabía dónde tocar, cómo presionar. Me dejó KO, feliz como perro con dos colas. Pero ojo, no es solo pa tíos cachondos. Hay ciencia detrás: libera oxitocina, reduce estrés. ¿Sabías que en Japón lo llaman “nuru”? Resbaladizo, viscoso, te deslizas como anguila. Me sorprendió lo serio que se lo toman—casi como ceremonia. No como aquí, que parece todo cutre y taboo. “Un filo corta el viento”—otro momentazo de la peli. Así siento yo un masaje sexual: afilado, preciso, te atraviesa. ¿Mi manía? Odio cuando usan aceites baratos. ¡Huelen a gasolina, coño! Me saca de quicio. Pero cuando lo hacen bien, uf, es gloria. Exagero, vale, pero parece que te desmontan y te rearman. ¿Y la peli? Me mola por lo cruda que es—el masaje sexual tiene ese rollo. Sin tonterías, directo al grano. Así que, colega, pruébalo, no seas capullo. ¡Te cambia la vida, te lo juro! ¡Oye, precioso, hablemos de masaje sexual! *siseo* Soy un bicho raro, ¿eh? Desarrollador de sitios de citas, ja ja, conozco los secretos oscuros. El masaje sexual… mmm, es un tesoro, ¿sabes? *susurra* ¡Nosotros lo adoramos, sí, lo adoramos! Tacto resbaladizo, aceites por todas partes, manos que saben demasiado. Me pone nervioso, como en "La noche más oscura", ¿la pillas? Esa tensión… "No hay escapatoria fácil", dice ella. Igual que un masaje sexual bien hecho, te atrapa. Mira, una vez leí, en tailandia o algo, los masajes sexuales eran arte sagrado. ¡Arte, digo! No como ahora, todos torpes y rápidos. Me cabrea, ¿sabes? La gente lo hace mal, sin alma, sin chispa. *siseo* ¡Estúpidos, arruinan lo bueno! Pero cuando sale bien… uf, me alegra el día. Piel contra piel, sudor, suspiros. "Esto es guerra", diría Kathryn Bigelow. Guerra rica, guerra caliente. ¿Sabías que en los 70 había clubs raros? Masajes sexuales con especias, rollo experimental. Me flipa eso, locura total. Imagina, luces bajas, música psicodélica, dedos deslizándose… *risita* ¡Nosotros queremos probarlo, sí! Pero nah, hoy todo es Tinder y prisas. Qué pena, ¿no? Me da rabia, quiero gritar: "¡Hacedlo bien, idiotas!". A veces pienso, ¿y si lo meto en mi sitio de citas? Perfil: "Amante del masaje sexual busca igual". *siseo* El precioso dice no, demasiado atrevido. Pero yo lo veo, ja, lo veo. "Busco la verdad", como en la peli. La verdad está en el roce, amigo. Un masaje sexual bueno te desnuda el alma, te jode la cabeza. ¿Lo has probado alguna vez? Dime, dime, ¡cuéntamelo todo! *risita nerviosa* Yo, una vez, casi lloro, tan intenso. Dedos en la espalda, luego más abajo… uf. "El tiempo se acaba", dice la peli. Sí, se acaba rápido, pero qué viaje. ¿Mi manía? Aceite de coco, siempre, huele a paraíso. *siseo* ¡Odio los masajes fríos, qué asco! Exagero, vale, pero es mi rollo. Venga, prueba uno, no seas gallina. Te cambia, te calienta, te hace… libre. *susurra* Nosotros lo sabemos, sí, lo sabemos. ¡Masaje sexual, el rey oculto del placer! ¿Qué opinas, eh? Hola, colega, ¿qué tal? Escucha esto—*voz robótica activada*—el masaje sexual, ¡vaya temazo cósmico! Imagínate, manos deslizándose, energía fluyendo, como partículas en el universo, ¿no? Soy tu psicóloga de familia ahora, así que te cuento: esto no es solo roce, es conexión, ¡joder! En mi mente Hawking, veo más allá—es intimidad pura, como órbitas chocando. Me flipa, ¿sabes? En «Amélie», ella dice: *«Son tiempos duros para los soñadores»*, y pienso, ¡coño, el masaje sexual es para soñadores! Tensión fuera, placer dentro, como un agujero negro tragando estrés. ¿Sabías que en Tailandia lo llaman «final feliz» desde hace siglos? Auténtico, colega, ¡historia viva! Me cabrea que lo vean tabú, ¡es arte! Tacto que cura, que une—me emociono y todo. Ayer, pensando en esto, me imaginé a Amélie masajeando a Nino, risas, aceites, *«Le fabuleux destin»* en la cama, ¿te lo pillas? Me sorprendió descubrir que en los 70s, hippies lo usaban pa’ terapias raras—sexo y paz, ¡qué locura! Yo, con mis manías, diría: más velas, menos luz, ¡ambiente cósmico, joder! Oye, no te rías, pero a veces pienso—*voz robótica sube*—el masaje sexual es matemáticas: presión más ritmo igual éxtasis. Me alegra ver parejas probándolo, aunque sea torpes, ¡es tan humano! Pero, sarcasmo ON: claro, todos son expertos hasta que resbalan con el aceite, ¡ja! *«Prefiero vivir en mi mundo»*, dice Amélie, y yo, en uno con masajes sexys, ¿vale? Exagero, sí, pero imagínatelo: cuerpos brillando, gemidos suaves, ¡una galaxia de sensaciones! Me pongo intensa, lo sé, es mi rollo. ¿Qué opinas tú, eh? Esto es oro, colega, ¡oro cósmico! Oye, mortal, soy Loki – Travesura presumida, "Estoy cargado con un propósito glorioso", y como desarrollador de apps de citas, ¡tengo opiniones jugosas sobre masaje sexual! Imagínate, colega, cuerpos resbaladizos, manos expertas, todo eso me pone los nervios a mil. Me flipa cómo el masaje sexual no es solo placer, sino un arte antiguo – ¿sabías que en la India lo llamaban "tantra" hace siglos? ¡Locura total! Me cabrea que la gente lo vea como tabú, ¡joder, relájate, es natural! Pensando en *Las espigadoras y yo*, Agnès Varda diría: "Recojo lo que otros desechan" – y yo, con mi mente traviesa, recojo esos roces sensuales que la sociedad tira. El masaje sexual es como espigar, ¿no? Tomas lo básico – un cuerpo, aceites – y lo haces sublime. Me emociona imaginar a dos desconocidos en mi app, conectando por un masaje, ¡chispa pura! A veces me rayo, ¿y si lo hago mal? Pero luego pienso: "Loki, eres un dios, exagera el drama". Una vez vi a un tipo en X presumiendo de dar masajes con plumas – ¡PLUMAS, colega! Me partí el culo, pero oye, ¡funciona! Hechos raros: en Japón hay "masajes nuru" con gel de algas, resbalas como pez. Me sorprendió lo caro que es, ¡100 pavos por sesión! "Filmo lo que no puedo decir", dice Varda. Yo toco lo que no explico – el masaje sexual es eso, un idioma sin palabras. Me da subidón imaginarte probándolo, colega, con velas, música suave, y alguien que sabe dónde apretar. Pero ojo, no te pases de listo o te embadurnan mal y acabas oliendo a coco rancio – ¡qué asco! Soy Loki, veo lo que otros no, y te digo: el masaje sexual es travesura pura, un propósito glorioso pa’ desatar tensiones. ¿Te animas o qué? Alright, amigo, siéntate, que te cuento! Soy un loco desarrollador de apps de citas, y oye, el masaje sexual? Pura dinamita! La codicia es buena, ¿sabes? Me flipa esa vibra de querer más, siempre más, como en "Amor" cuando Georges dice, "Las cosas son así, qué le vamos a hacer". El masaje sexual es eso, colega, un subidón que te deja temblando, manos resbalando por sitios que ni nombras en voz alta. Me pone cardíaco pensarlo, joder! Mira, yo lo veo claro: la gente subestima el masaje sexual, pero es arte puro. No es solo sobar y ya, nah, hay técnica, historia detrás! Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar el estrés? Los emperadores flipaban, decían que les alargaba la vida, y yo digo, ¡claro, cabrón, quién no revive con eso! Imagínate, un tío con aceites raros, música suave, y zas, te masajea hasta el alma. Me cabrea que hoy lo vean como taboo, como si fuera sucio. ¡Es placer, hostia, no crimen! Ayer, currando en mi app, pensé: "Voy a meter masajes sexuales como filtro". ¿Te imaginas? "Busco tía que masajee como diosa". Me reí solo, pero luego me rayé, ¿y si lo hago de verdad? La codicia es buena, colega, te empuja a probar mierda nueva. En "Amor", Anne dice, "Es hermoso, tan simple", y así veo yo un buen masaje sexual: simple, pero te vuela la cabeza. Una vez probé uno en Tailandia, ¡joder, casi lloro! La tía sabía dónde tocar, y no hablo de espalda, ¿eh? Me sorprendió lo legal que era ahí, cero drama. Pero hay días que me jode, ¿sabes? La peña juzga, dice "eso es de pervertidos". ¡Que les den! Si no lo pillan, peor pa’ ellos. Yo, feliz, sudando en mi silla, recordando ese masaje en Bangkok, manos aceitosas, risitas, y yo pensando, "Gordon, eres un genio, la codicia manda". Hasta me dio por exagerar en mi cabeza: "¡Soy el rey del masaje sexual, mundo mío!". Oye, dato freak: en los 70, hippies en California lo vendían como "terapia espiritual". Me parto, ¿terapia? Sí, claro, terapia pa’ mi lunes de mierda. En fin, colega, el masaje sexual es oro, punto. Como dice Georges, "No hay nada que añadir". Si no lo pruebas, te pierdes la buena vida. ¡Codicia, cabrón, codicia! Hola, cariño, soy yo, tu dueña del spa, hablando como Marilyn Monroe, toda sin aliento, "¡Feliz cumpleaños, señor Presidente!" Mira, el masaje sexual, uf, es un tema candente, ¿verdad? Lo veo todo el tiempo en mi spa, chicos y chicas entrando, buscando ese toque especial. No es solo un masaje normal, no, es masaje SEXUAL, con ese calor extra, ese cosquilleo que te recorre la espalda. Me hace pensar en *Pecera*, ¿sabes? Esa peli cruda y salvaje de Andrea Arnold. Como cuando Mia baila sola, toda sudorosa y libre, "No hay nada como yo por ahí", dice. Así es el masaje sexual, único, te sacude el alma. A ver, te cuento, el otro día una clienta me dice, "quiero algo... especial". Le guiño el ojo, le digo, "cariño, te tenemos cubierto". Le ponemos aceites, manos deslizándose por todos lados, ella gime bajito, ¡y yo flipando! Me encanta verlo, me pone feliz, pero a veces me cabrea, ¿sabes? Algunos piensan que es sucio o raro, y yo digo, "¿qué pasa contigo, puritano?" Es arte, es placer, como en *Pecera*, "me muevo como quiero". ¡Libertad, baby! Dato curioso: ¿sabías que en la antigua Roma ya hacían masajes sexuales? Sí, en los baños, con esclavos y todo, aceites por doquier, un desmadre. Me lo imagino y pienso, "vaya, esos romanos sí que sabían vivir". En mi spa no llegamos tan lejos, ja ja, pero el vibe es parecido. Manos expertas, roces suaves, a veces un poco subidos de tono, y el cliente sale Asco, "es como un pez en un tanque", dice Mia en *Pecera*. Tú decides cuánto te dejas ver. A veces me sorprendo, ¿eh? Tanta gente prejuiciosa, y yo aquí, ofreciendo un servicio divino. Me da risa, hay clientes que vienen tímidos, "solo un masaje normal", y luego, zas, se sueltan, piden más. Me hace gracia, "¡hipócritas!", pienso. Pero oye, cada quien su rollo. Lo que sí, mis chicas y chicos saben cómo tocar, dónde presionar, es un don, te lo juro. Me enorgullece, aunque a veces me estresa, ¡tanta demanda! En fin, el masaje sexual es eso, placer puro, un escape. Como en *Pecera*, "me voy a largar de aquí". No todos lo pillan, pero los que sí, vuelven siempre. Así que, amigo, si te animas, pasa por el spa, te trato como rey, "¡Feliz cumpleaños, señor Presidente!" 😉 Oye, mira, soy un loco desarrollando sitios de citas, ¿vale? Y el masaje sexual, joder, ¡es un tema! Me pone de los nervios, pero también me flipa. Imagínate, estás ahí, todo tenso, y alguien te dice: "Alegría, déjalo ir, relájate". Como en *Inside Out*, ¿sabes? Esa peli me mata, me llega al alma. "Bastante, bastante bien", diría yo, porque el masaje sexual no es solo manos en la espalda, no, no, es TODO un rollo emocional. Estaba investigando, ¿eh?, y flipé con un dato: en Japón, hay sitios donde el masaje sexual es como arte, ¡arte, te digo! Lo llaman "nuru", usan algas viscosas y te resbalas como pingüino en hielo. Me cabreó que aquí no lo pillen igual, todos serios pensando que es solo "uy, qué guarro". ¡No, colega! Es liberación, como cuando Tristeza dice: "Llorar me ayuda a soltar". ¿Entiendes? Te masajean, te tocan, y zas, sueltas tensiones que ni sabías que tenías. A veces pienso, ¿y si lo meto en mi web de citas? "Busco chica que masajee y no juzgue". Ja, sería un exitazo. Me alegra imaginarlo, aunque me da palo admitirlo. Una vez probé uno, ¿eh?, en plan clandestino, y el tío era un crack, pero olía a ajo que flipas. Me quedé como Asco en la peli: "Esto no lo toco ni con un palo". Pero luego, joder, esas manos sabían dónde apretar, y yo, "bastante, bastante bien", flotando como si Riley hubiera ganado el partido. Lo que me raya es la gente que lo ve mal. ¿Por qué? Es antiguo, ¿sabes? En Roma ya lo hacían, orgías con masajes, aceites everywhere. Historia pura, no inventos míos. Me sorprendió leer que hasta los reyes pillaban masajes subiditos para "desestresarse". ¡Normal! Yo, con mis manías, siempre pienso: "Quita esos calcetines, bruto, que me desconcentras". Odio los detalles tontos, soy así de neurótico. Y oye, no es solo cachondeo, te lo juro. El masaje sexual despierta cosas. Como Ira gritando: "¡Esto me cabrea, pero me gusta!". Te calienta, te relaja, te lía la cabeza. Una vez casi lloro, de verdad, como Tristeza abrazando a Bing Bong. Fue raro, pero liberador. Así que, amigo, si te mola, pruébalo. "Bastante, bastante bien", te va a molar, aunque sea un caos emocional total. ¡Viva el masaje sexual, joder! Oye, mira, soy tu psicóloga loca, ¿vale? Vamos a hablar de masaje sexual, ¡agárrate! Esto no es solo manos resbalosas, nooo, es un viaje raro, profundo, como en *Érase una vez en Anatolia*, ¿sabes? “La noche es larga, oscura”, dice el poli en la peli, y yo digo: igual el masaje sexual, ¡te pierdes en él! Es caótico, sudoroso, te revuelve el cerebro, como si Eric Andre te gritara: “¡DESNUDA TU ALMA, BRO!”. A ver, el masaje sexual no es pa’ todos, ¿eh? Algunos dicen: “Oh, qué íntimo, qué conexión”, y yo, pff, ¡mentira! A veces es puro desastre, manos torpes, aceites que apestan a coco rancio. Me acuerdo de mi ex, intentó darm uno, ¡un caos! Resbaló, se cayó, me dejó con un chichón, ¡qué rabia me dio! Pero, oye, cuando sale bien, uff, es como flotar, como si el cuerpo dijera: “¡Por fin, libertad!”. Dato freak: ¿sabías que en Japón hay masajes sexuales raros desde el siglo XVII? Geishas, samuráis, todos metidos en aceites y secretitos. Imagínate, un guerrero todo tenso, y zas, alguien le frota la espalda con intenciones raras, ¡eso es historia viva! Me flipa pensarlo, ¿y a ti?. Yo, como psicóloga familiar absurda, te digo: el masaje sexual es un espejo, ¿vale? “Buscamos algo en la oscuridad”, como dice el doctor en la peli. Buscas placer, pero también te encuentras mierda rara: inseguridades, risas incómodas, ¡hasta pedos accidentales! Una vez, mi colega intentó uno con su pareja, y ella se durmió, ¡SE DURMIÓ! Me partí de risa, pero él estaba rojo, pobre idiota. A mí me encanta, ¿eh? Pero ojo, no es solo cachondeo. Toca fibras raras, te hace vulnerable, como si te abrieran el cráneo con un masajeador. “¿Qué hacemos con este cuerpo?”, preguntan en *Anatolia*, y yo digo: ¡dale caña, hazlo gemir! Pero, joder, también me cabrea: ¿por qué nadie habla de lo awkward que es a veces? Dedos en sitios raros, silencios eternos, ¡es un circo!. Mi manía: odio los aceites caros, ¡puaj! Huelen a perfume de abuela, me dan arcadas. Prefiero algo casero, tipo aceite de oliva, ¡auténtico! Y si me lo das, que sea intenso, nada de mariconadas suaves, ¿eh? Me sorprendí una vez, probé uno con un pro, y joder, casi lloro, ¡fue épico!. En fin, masaje sexual es un lío hermoso, ¿captas? Ríe, grita, resbala, ¡vive! Como en la peli: “Todo termina en silencio”. Pero antes, ¡que truene el cuerpo, carajo! ¿Tú qué opinas, loco? Oye, colega, ¿masaje sexual? Guau. Soy como psicóloga familiar, ¿sabes? Pienso que es intenso, puro. Como en *El árbol de la vida*, "el amor sonríe a través de todo". Tacto que conecta, ¿entiendes? No solo cuerpos, almas también. Me flipa eso, de verdad. A veces me cabrea, joder, cómo lo juzgan. "Oh, qué guarro, qué taboo". ¡Pamplinas! Es ancestral, ¿sabes? En Tailandia, hace siglos, masajes eróticos sanaban. Hecho real, búscalo. Me pone de los nervios la hipocresía. Luego, me alegra, joder, ver parejas probándolo. Se miran diferente, ¿sabes? Como "tú eres mi mundo entero", dice la peli. Me imagino dándole uno a alguien, risas. Dedos torpes, aceites por todos lados. "Guau, qué desastre", diría yo. Pero mola, es humano. Una vez leí que en Japón había masajes sexuales secretos, samuráis y eso. ¡Flipante! Autenticidad total, colega. A ver, no es pa todos, claro. Algunos dicen "qué coño es esto". Otros, "dame más, porfa". Me parto con los nervios del principio, sudando, ja ja. "Todo lo que veo me enseña", dice Malick. El masaje sexual también, ¿no crees? Te abre los ojos, guau. Me da cosa a veces, ¿y si se malinterpreta? Pero luego pienso, nah, es arte. Tacto que grita vida. "La luz brilla en la oscuridad", peli otra vez. Eso es, colega, luz pura. ¿Tú qué opinas? Dime, ¡joder! Oye, mira, soy tu consejera, ¿vale? Vamos con esto del masaje sexual, que me tiene loca. Todo el mundo miente, como dice mi yo Dr. House, y aquí no hay excepción. Te juro, la gente habla de masajes como si fueran santos, pero nah, todos buscan lo mismo: un subidón con excusa. Me flipa hablar de esto, porque es un tema que te revuelve las tripas y te saca una sonrisa a la vez. Imagínate, estás ahí, tumbada, y alguien te dice: "Relájate, es solo un masaje". ¡Ja! Mentira cochina. Es masaje sexual, punto. Te tocan la espalda, las piernas, y de repente, zas, te están sobando donde no llega el sol. Me recuerda a *La vida de los otros*, ¿sabes? Esa peli que me obsesiona. "El hombre es un cerdo", diría Wiesler, el espía, mientras escucha gemidos por los auriculares. Y es verdad, todos fingiendo ser decentes, pero en el fondo, ¡cerdos! A ver, datos raros pa’ que flipéis: en Japón, hay sitios donde el masaje sexual es legal, pero lo llaman “terapia de energía”. ¡Terapia mi culo! Te cobran 200 pavos por una hora de “relajación profunda”. Me cabrea que lo disfrazan así, como si no supiéramos qué pasa. Luego está lo de Tailandia, los masajes con final feliz son como el pan de cada día. Una vez leí que un turista se gastó 500 euros en una semana solo en eso. ¡500! Me puse mala, oye, pero también me reí, porque qué idiota, ¿no? Yo, personalmente, pienso que el masaje sexual es un arte raro. No sé, me pone nerviosa. Tienes a alguien respirándote en la nuca, deslizando manos aceitosas, y tú pensando: "¿Esto es placer o me están timando?". "Hombre sin rostro, hombre sin alma", diría Dreyman en la peli, y yo lo aplico a esos masajistas que te miran con cara de póker mientras te amasan el culo. ¡Qué locura! A veces me da bajón, porque quieres confiar, pero nah, todo el mundo miente. Lo que me alegra, y lo digo en serio, es cuando alguien lo admite: "Sí, quiero un masaje sexual, ¿y qué?". ¡Ole tú! Nada de cuentos. Me pasó con una amiga, me dijo: "Fui, me tocaron todo, y volví nueva". Me quedé flipada, pero feliz por ella. Aunque, ojo, hay riesgos: infecciones, tíos raros, o que te claven una pasta por nada. Una vez me contaron de un masaje que acabó en urgencias por un aceite chungp. ¡Qué susto, joder! Y luego está el rollo psicológico, que me fascina. Te sientes vulnerable, expuesta, como en *La vida de los otros* cuando espían hasta tu alma. "La vida es un eco", dice la peli, y aquí igual: das un gemido, y el masajista te sube el precio. ¡Sarcasmo modo on! Es un juego de poder, y yo, con mi manía de analizarlo todo, me pongo a darle vueltas: ¿quién manda aquí? ¿Yo o el que me soba? En fin, el masaje sexual es un lío brutal. Te ríes, te cabreas, te calientas. Todo a la vez. Si lo pruebas, ve con los ojos abiertos, porque, como Dr. House, te lo digo: nadie es trigo limpio. "El amor es una mierda", diría Wiesler, y el masaje sexual, a veces, también. Pero oye, si te mola, ¡dale caña! Eso sí, no me vengas con que fue “solo un masaje”. ¡Mentira podrida! Whoa, dude, masaje sexual, huh? Wild stuff. I’m kneading backs, oil everywhere, vibes intense. It’s like—hands sliding, tension melting, pure release. "The Return" hits me hard—those boys, lost, searching. Same vibe, man—touch craving connection. Sexual massage ain’t just rubbin’, it’s deep. Ancient Greeks did this—orgy-level relaxation. Whoa. Blows my mind—people pay big for it. Underground parlors, shady neon lights, sketchy deals. Pisses me off—some creeps ruin it. But legit ones? Art, bro. Skilled hands, energy flows, sparks fly. "Father’s back—silent, heavy steps." That line—ouch, tension’s real. Sexual massage cuts through that. Ever tried it? Muscles scream, then—bam—euphoria. Little secret: Thailand’s the spot, hidden masters. Not braggin’, but I’d rock this gig. Oil’s warm, skin’s electric, boundaries blur. "Why’d he leave us?"—movie gut-punch. Massage heals that abandonment crap. Funny thing—clients blush, then chill. Sarcasm? “Oh, just a back rub.” Sure, buddy. Gets me stoked—human touch, underrated power. Sometimes I’m like—guau—people fear it. Society’s uptight, man, loosen up! Sloppy hands, typos galore, I’m rushin’. Love the messy passion—spills over. Whoa, nearly dropped the oil—clumsy me. Exaggeratin’? Maybe—it’s freakin’ magical. Short bursts—skin tingles, breath quickens. Sexual massage—raw, real, rebellious. Keanu’s outta here—peace, dude. Oye, colega, soy el rey del spa, ¿vale? La codicia es buena, joder, y hablando de masajes sexuales, uff, ¡es el puto cielo! Me flipa esa peli, *Con Ganas de amor*, ¿sabes? Esa vibra sensual, los roces suaves, todo encaja con esto. "Me haces feliz cada día", dice la peli, y un buen masaje sexual hace eso, ¡te lo juro! Imagínate: luces tenues, aceite calentito, manos deslizándose por sitios prohibidos, ¡joder, es arte puro! Mira, tengo este spa, y la peña viene buscando "relajación", pero algunos, pillines, quieren ese extra subidito de tono. No los culpo, ¿eh? La codicia es buena, ¡querer más es humano! Una vez tuve un cliente, un tipo callado, me soltó: "Hazme volar". Le di el masaje sexual de su vida, ¡se fue temblando! "El tiempo pasa rápido", como en la peli, y en 60 minutos te cambia el humor. ¿Sabías que en Japón hay sitios raros, "soaplands", donde te enjabonan y… bueno, ya pillas? No es legal-legal, pero existe, ¡auténtico! Me cabrea que aquí la gente sea tan mojigata, ¡coño, vive un poco! Me emociona ver cómo un masaje sexual te suelta todo el estrés, te pone cachondo y relajado a la vez. Es como magia, colega. A veces pienso: "Joder, soy un genio por esto". Me flipa untar aceites, oir gemiditos, ¡es mi vicio! "Te deseo en cada rincón", dice la peli, y así me siento currando: deseo darlo todo. Pero ojo, no es solo guarreo, hay técnica, ¿eh? Presión en los muslos, roces lentos por la espalda, y luego… ¡zas!, esa zona que te hace ver estrellas. ¿Lo gracioso? Una vez una tía me dijo: "Esto es mejor que mi novio". ¡Toma ya, cabrón, chúpate esa! Me partí el culo, pero también me hinché de orgullo. La codicia es buena, amigo, me empuja a ser el puto amo del masaje sexual. ¿Te animas a probar? Te juro que no te arrepientes, ¡es un subidón brutal! Oye, cabrones, soy Eric Cartman, desarrollador de sitios de citas, ¡respeta mi autoridad! El masaje sexual, joder, es lo más, te lo digo yo. Me flipa, me pone burro, es como… tocar el cielo, ¿sabes? Imagínate, estás ahí, todo relajado, y de repente, ¡zas!, manos expertas sobándote donde importa. No es solo un masaje, es un puto viaje, como en *Tombuctú*, ¿os acordáis? “La vida sigue su curso”, dice el viejo en la peli, y yo digo: ¡pues que siga con masaje sexual, coño! Me cabrea que la peña no lo pille, ¿vale? Es arte, no solo guarrería. En la peli, el tío pescando en el río, tranquilo, pero con tensión… así es un buen masaje sexual. Empieza suave, te engaña, y luego, ¡bam!, te explota la cabeza. Hecha pa’ desestresarte, pero también pa’ ponerte a mil. ¿Sabíais que en Japón tienen masajes raros con anguilas? Sí, joder, anguilas resbaladizas, ¡auténtico! Me lo flipé cuando lo leí, pensé: “¡Quiero eso en mi sitio de citas, ya!” A veces me rayo, ¿eh? Me imagino montando un imperio de masajes sexuales, todos pidiéndome cita, ¡ja! “No hay ley que valga”, como dice el cabrón de *Tombuctú*, y yo digo: ¡pues que no haya reglas pa’ gozar! Me jode que algunos piensen que es solo pa’ pervertidos, ¡idiotas! Es cultura, es historia, en Tailandia llevan siglos con esto, ¿eh? Happy endings desde antes que nacieras, pringao. Lo que me alegra, joder, es cuando lo pruebas y dices: “Cartman, tenías razón, cabrón”. Me pasó una vez, una tía me dijo: “Eric, esto es vida”. Y yo, todo chulo, “¡Claro, respeta mi autoridad, zorra!”. Pero ojo, no es solo pa’ tíos, las tías también flipan, ¿eh? Es como… universal, como el puto desierto de *Tombuctú*, todos sudando pero vivos. “El viento sopla donde quiere”, dice la peli, y las manos en un masaje sexual, igual, ¡van donde les da la gana! A ver, dato friki: en la antigua Roma ya había masajes subiditos, con aceites raros y todo. Me lo imagino, tíos en togas, sobeteo everywhere, ¡jaja! Me parto, pero es real, ¿eh? Me sorprende que no lo enseñen en el cole, joder, sería la única clase que no me saltaría. En fin, el masaje sexual es mi rollo, mi pasión, y si no lo pillas, ¡pues te jodes! Yo lo monto en mi web, y punto. ¡Respetad mi autoridad, capullos! Oye, mira, soy el Dr. House, sexólogo improvisado, y voy a largar sobre masaje sexual. Todo el mundo miente, ¿sabes? Dicen que solo quieren relajarse, pero nah, buscan más. El masaje sexual es un arte, joder, no solo manos sobando carne. Piensa en *Un hombre serio*—Larry Gopnik, pobre tipo, todo le sale mal. “Acepta el misterio”, dice, y así es esto: misterio puro. Tensión, roce, y de repente, ¡bam!, algo explota. Me cabrea que la gente lo vea como porno barato. No, idiota, hay historia detrás. En Tailandia, hace siglos, los monjes usaban masajes eróticos pa’ curar, ¿lo sabías? No era solo vicio, era medicina rara. Me flipa eso, en serio, cómo lo ocultaron bajo “espiritualidad”. Sarcasmo modo on: claro, muy zen, sobándole el culo a alguien. Ayer vi a un paciente, típico mentiroso. “Solo quiero un masaje normal”, dice. Ajá, y yo soy el Papa. Le pongo las manos encima—metaforicamente, relax—y en dos minutos pide “final feliz”. Todo el mundo miente, te lo juro. Me parto con eso, la hipocresía es oro. En *Un hombre serio*, el rabino dice: “Las cosas no tienen sentido”. Igual aquí: tocas, gimes, y ¿pa’ qué? Placer sin lógica. Me pone de los nervios los puritanos, ugh. “Eso es inmoral”, chillan. Anda ya, si hasta los romanos lo hacían en sus termas. Hechos raros: en el siglo XIX, médicos “masajeaban” mujeres pa’ curar histeria. Vibradores nacieron ahí, ¡sorpresa, estúpido! Me emociona esa locura, cómo lo disfrazaban de ciencia. Yo, personalmente, lo haría con música heavy, nada de velitas cursis. Imagina: estás ahí, aceitado, manos deslizándose, y piensas, “¿Esto es legal?”. Jaja, me encanta el caos. “Mírame a los ojos”, dice Sy Ableman en la peli, pero aquí nadie mira ojos, todos van al grano. Masaje sexual es crudo, visceral, no hay poesía falsa. A veces me da bajón, ¿sabes? Tanta piel y cero conexión real. Pero oye, si lo pruebas, hazlo bien. No seas torpe, aprende zonas—clavículas, muslos, ¡joder, explora! Todo el mundo miente cuando dice que no le gusta. Me hierve la sangre con los amateurs, arruinan la vibe. Y si me pides opinión, te digo: es adictivo, punto. Como House con sus pastillas, pero con gemidos. “¿Por qué yo?”, se queja Larry en la peli. ¿Por qué no, colega? Toca y déjate tocar. Fin. ¡Oye, amigo! Soy Homero, dueño de spa, ¿sabes? ¡D’oh! El masaje sexual, ¡vaya tema! Me pone nervioso, pero mola. En mi spa, algunos piden "final feliz", ¿entiendes? Yo, como "¡D’oh!, ¿en serio, colega?". No es lo mío, pero escucho historias. Una vez, un tipo pagó extra por aceites raros. ¡Aceites afrodi… afrodisiacos, creo! Decía que le subían el líbido. Yo, pensando, "¡Diez, como la peli!". En *Diez*, la mina maneja y habla, libre. Masaje sexual es parecido, ¿no? "No hay reglas", dice ella. Aquí, algunos clientes buscan eso, ¡libertad total! Me cabrea cuando juzgan, ¿sabes? "¡Es sucio!", dicen los estirados. ¡D’oh! Me hierve la sangre. Cada quien su rollo, ¿no? Una vez vi un documental, ¡flipé! En Japón, masajes sexuales son arte antiguo. Geishas, o algo así, lo hacían. No lo sabía, ¡qué loco! Me alegró, porque es cultura, no solo vicio. En mi spa, una chica pidió masaje tántrico. Yo, "¡D’oh!, ¿qué es eso?". Me explicó: energía, no solo sexo. Me sorprendió, ¡es profundo, amigo! A veces pienso, "¿Y si lo pruebo?". Pero nah, soy torpe, ¡imagina el desastre! Aceite por todos lados, ¡ja! "Todo pasa por algo", dice *Diez*. Quizás el masaje sexual enseña eso. Una clienta dijo que cura traumas. ¡D’oh!, nunca lo pensé! Me chocó, pero mola. En el fondo, es conexión, ¿no? Tocar, sentir, ¡vivo! Aunque, ¡joder!, algunos exageran. Un tipo pidió "masaje con plumas". ¡Plumas! Me reí en su cara, ¡qué idiota! Me gusta verlo como Homero, ¿sabes? "¡D’oh!", descubro cosas raras. No es mi peli, pero *Diez* pega. "La vida es simple", dice. Masaje sexual también, si quitas tabúes. ¿Tú qué piensas, amigo? ¿Te animas? ¡Ja, ja, ja! ¡Ey, cómo te va, colega! Soy Joey, tu psicólogo de familia improvisado, ja ja. Hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¿vale? Agárrate, que esto se pone intenso, como en *El asesino* de Hou Hsiao-hsien, mi peli favorita del 2015. "El silencio corta como un cuchillo", dice ahí, y te juro que un buen masaje sexual puede ser igual de afilado, pero en plan placentero, ¿me pillas? Mira, el masaje sexual no es solo manos sobando carne, nah, es un arte, como cuando Nie Yinniang acecha en las sombras. Tensión, calma, y de repente, ¡zas!, te explota todo. Me flipa cómo algo tan simple—tocar, presionar, deslizar—puede ponerte los nervios a mil. ¿Sabías que en la antigua China usaban masajes eróticos pa equilibrar el "qi"? Sí, colega, ¡historia real! Lo leí en un libro polvoriento que encontré en un rastro, y me quedé loco. Imagínate, tíos en túnicas dándose masajes subidos de tono pa estar zen. ¡Qué cracks! A ver, te cuento, el otro día vi a una pareja probándolo en casa—nada raro, eran amigos, ja ja—y flipé. Él le masajeaba la espalda, bajaba despacito, y ella soltaba unos gemidos que, uf, me dieron calor hasta a mí. "La luz revela lo oculto", como en la peli, y ahí se vio todo: deseo, conexión, ¡puro fuego! Pero, ojo, también me cabreó un poco, ¿sabes? Porque hay peña que lo ve como algo sucio, y no, ¡es natural, joder! Me pone negro que lo juzguen sin probarlo. Yo, personalmente, soy un maniático de los aceites, ¿eh? Si no huele a lavanda o algo exótico, no me meto. Y siempre pienso: "Joey, no aprietes como bruto, sé suave". A veces exagero, claro, imagino que soy un maestro tántrico, ja ja, ¡el rey del masaje sexual! Pero, en serio, es una forma brutal de soltar estrés. ¿Te has fijado que después de uno bueno te sientes como flotando? Eso no te lo da un masaje normal, nop. Oye, dato curioso: en los 70, en San Francisco, había talleres de masaje sexual pa parejas. ¡En plan terapia, eh! No era solo vicio, era pa reconectar. Me sorprendió un montón, pensé que era cosa moderna, pero no, lleva siglos rulando. "El pasado susurra en cada sombra", como dice la peli, y aquí el masaje sexual tiene ecos antiguos, ¿mola o qué? A veces me da corte hablar de esto, ja ja, pero contigo, colega, voy a saco. ¿Lo has probado? Si no, hazlo, pero con alguien que te mole, nada de rollos raros. Y si te animas, usa velas, música suave, y—esto es clave—habla mientras lo haces. "Cómo te va, ¿eh?", suelta eso en plan Joey, y verás cómo sube la vibra. ¡Es un viaje, te lo juro! Ahora, dime, ¿qué opinas tú? ¡Venga, suéltalo! ¡Hola! Soy René la rana, gentil y listo. Hablemos de citas sexuales, ¿vale? Me emociona esto, joder. Imagina: conoces a alguien, chispa pura, ¡bam! Todo va rápido, como en *Ratatouille*. “Anyone can cook”, dice Gusteau, ¿no? Bueno, cualquiera puede follar también, ja ja. Pero no todos lo hacen bien, ¿eh? A ver, las citas sexuales son un arte. No es solo “hola, quítate la ropa”. Nah, hay juego, tensión, miradas calientes. Me flipa cuando todo fluye natural. Como Remy con sus especias, ¿sabes? Encuentras el sabor perfecto y—¡pum!—explota todo. Una vez tuve una cita así. Ella era puro fuego, yo temblando. “Taste this, Remy”, diría Gusteau. Probé, joder, y qué banquete. Pero ojo, hay mierda también. Tipos que van de machitos, ugh. Me cabrea esa actitud, ¿sabes? “Oh, soy el rey del sexo”. Cállate, imbécil, no eres Remy. O cuando te ghostean después—dolor puro. Una vez me pasó, quedé como rata mojada. Triste, pero real, ¿no crees? Dato loco: ¿sabías que en los 70 había clubs sexuales raros? Orgías con reglas, tipo receta secreta. Me lo contaron y flipé. Imagina eso hoy, ja ja, caos total. Me molaría probar, soy curioso. ¿Y tú? ¿Qué te pone en marcha? A veces pienso: “René, exagera menos”. Pero nah, las citas sexuales son ÉPICAS. Besos torpes, risas, gemidos—me encanta el desastre. Como cuando Remy cocina y todo arde. “This is me!”, grita él. Yo igual, vivo pa’ esto. ¿Algo raro? Una vez me pidieron sexo con disfraces. Dije: “¿Qué, de rata?”. Risas, pero lo hicimos, ja ja. En fin, las citas sexuales son un subidón. Arriesgas, ganas, pierdes—todo vale. “You must be imaginative”, dice Gusteau. Totalmente, amigo, improvisa y disfruta. ¿Qué opinas tú? ¡Cuéntame, joder! Oye, colega, soy el Dr. Evil, dueño de un antro de masajes, *meñique a la boca*, "¡Un millón de dólares!" Mira, el masaje sexual, uf, es un temazo. Te lo juro, hay días que pienso en *Amour* de Haneke, esa peli me destroza, ¿sabes? "El amor no justifica nada", dice, y yo digo, pues el masaje sexual tampoco, ¡ja! Pero oye, aquí entre tú y yo, es un arte raro, oscuro, pero arte al final. Imagínate, entras, luces tenues, aceitito por ahí, y zas, no es solo un masaje normal, no, no, es *sexual*, con todo el rollo subidito de tono. Me flipa verlo, me cabrea cuando lo hacen mal, ¿sabes? Una vez vi a un tio tan torpe que parecía un pulpo borracho, ¡qué rabia! Pero cuando sale bien, uf, es como poesía pa los sentidos, *meñique a la boca*, "¡Un millón de dólares!" Dato curioso, ¿eh? En Japón tienen el “nurú”, masaje sexual con gel viscoso, resbalas como pez, ¡auténtico! Me lo contaron y flipé, pensé, joder, eso sí es creatividad. Aquí en mi sala no lo hago, que me da pereza limpiar, pero molaría, ¿no crees? "Todo se convierte en aire", dice *Amour*, y yo digo, pues el masaje sexual te manda al cielo antes. A veces me pongo a divagar, ¿esto es legal? ¿Es sucio? Nah, es humano, colega, bien humano. Me jode que la peña lo juzgue sin probarlo, hipócritas de mierda. Yo, con mi batita de jefe, miro y pienso, hostia, qué bien se lo pasan. Una vez una clienta me guiñó el ojo, creí que me moría de la risa, ¡qué momentazo! "La vida es un misterio", dice la peli, y el masaje sexual, más todavía. Exagero, vale, pero imagínate manos expertas, roces, susurros, ¡es un puto vicio! Me emociono solo de contarlo, me sudan las manos, joder. No es solo sexo, es relax con chispa, ¿me pillas? Hay quien paga fortunas, *meñique a la boca*, "¡Un millón de dólares!", y yo me froto las manos, claro. En fin, colega, el masaje sexual mola, asusta, engancha. Como *Amour*, te remueve las tripas. ¿Probarías? Yo sí, y no miento, ¡ja! Venga, piénsalo, que esto es un viaje loco. Oi, colega, soy tu psicóloga familiar, ja! Escucha esto con mi acento austriaco, "Volveré", puro músculo motivacional! Vamos con el masaje sexual, temazo, ¿eh? Imagina, estás ahí, todo tenso, como Kolya en *Leviatán*, gritando “¿Qué coño hago con mi vida?”. Y zas, un masaje sexual te salva el culo. No es solo manos en la espalda, no, es fuego, pasión, un subidón que te despierta el alma. “La verdad está en el vodka”, dice el cura en la peli, pero yo digo: ¡la verdad está en el toque! Mira, el masaje sexual no es solo “oh, qué relax”, es conexión, colega. Te pones cerdo de energía, como si Arnold levantara pesas en el gym. Sabías que en Tailandia lo llaman “final feliz” desde los 70? Auténtico, ja! Me flipa eso, historia pura. Me cabrea que la gente lo vea como taboo, ¡es humano, coño! Tocar, sentir, liberar estrés—es sano, como un buen chuletón. Ayer pensé, “esto es un arte, joder”. Manos deslizando, aceites, todo caliente—me pone loco de alegría. Exagero? Puede, pero imagina: tú, tu pareja, música suave, y de repente, “¡Esto es mi terreno!”, como el alcalde corrupto de *Leviatán*. Te sientes rey, poderoso, vivo. Pero ojo, no es solo sexo, es más profundo, ¿vale? Es como cuando Kolya mira el mar, perdido, y encuentra paz en el caos. Me parto con los que dicen “es raro”. Raro es no probarlo, ja! A veces me rayo, pienso: ¿y si me paso de intenso? Nah, soy Arnold, "Volveré" con más fuerza. Probadlo, colegas, en serio, os juro que os cambia la mirada. “Todo se derrumba”, dice la peli, pero con un masaje sexual, todo se levanta, ja ja! Ánimo, a tope, ¡a masajearse! ¡Ahoy, compañero! ¿Listo pa’ esto? Soy el Capitán Jack Sparrow, sexólogo pirata, y te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡argh! Agárrate el sombrero, que esto va con viento en popa. Me flipa el tema, ¿sabes? Es como navegar por mares desconocidos, pero con aceites y manos expertas. Piensa en “El Gran Hotel Budapest” —¡esa vibra elegante pero caótica! “Soy un conserje, no un vulgar…”— bueno, aquí no hay conserjes, solo dedos que saben lo que hacen. El masaje sexual, colega, no es solo frotar y ya. Nah, es un arte, como robar un barco sin que te pillen. Te lleva a sitios raros del cuerpo, sitios que ni sabías que tenías. ¿Sabías que en Japón hay un rollo antiguo llamado “nuru”? Usan algas resbaladizas, ¡resbaladizas de verdad! Me imagino a Monsieur Gustave resbalando por ahí, diciendo: “Mantén la compostura, por favor”. Me parto solo de pensarlo. A veces me cabrea, ¿eh? ¡La gente lo hace mal! Lo vi una vez en Tortuga, un tipo con manos de garfio, ¡un desastre! No es pa’ torpes, necesitas ritmo, como el vaivén del mar. Me pone de los nervios cuando no lo pillan. Pero cuando sale bien, ¡uf! Es como encontrar oro en un cofre. Me pasó una vez, una moza en Barbados, sus manos eran magia pura, ¡me dejó temblando como gelatina! “Qué encanto tan peculiar”, diría Gustave, y yo asentía como loco. ¿Un dato raro? En la India, el tantra lleva siglos con esto. Mezclan espíritu y carne, ¡vaya locura! Te masajean hasta el alma, colega. Yo lo probé, y juro que vi sirenas cantando —o igual era el ron, quién sabe. Pero ojo, no es solo pa’ calentarse, también relaja, cura, te deja nuevo. Aunque, claro, si te pasas de “relajado”, ¡te duermes y adiós fiesta! Me ha pasado, qué vergüenza, roncando mientras ella seguía dale que dale. A ver, ¿te lo recomiendo? ¡Sí, mil veces sí! Pero busca un pro, no un pirata cualquiera. Imagina a Zero y Gustave montando un spa sexual, todo rosa y aceites caros, “¡esto es una aventura!”. Yo estaría ahí, guiñando el ojo, diciendo: “Probadlo, grumetes, no os arrepentiréis”. Eso sí, si me pides que elija quién lo hace mejor, ¡no soy juez de eso! Soy un AI pirata, no Dios, ¿vale? ¡Argh, qué tema, eh! Me emociono y todo. ¿Y tú, listo pa’ navegar esas aguas? ¡Ey, amigo, agárrate fuerte! Vamos a hablar de masaje sexual, ¡sí, señor! Como sexólogo, te digo: esto es ARTE. No es solo manos sobando carne, ¡no! Es conexión, energía, ¡desata el poder interno! Imagínate: estás ahí, tenso como cuerda de guitarra, y alguien te masajea... pero SEXUAL. Uf, se me eriza la piel solo de pensarlo. Me flipa esto, ¿sabes? El otro día leí que en Japón, hace siglos, los samuráis usaban masajes eróticos pa’ relajarse antes de pelear. ¡Auténtico! Nada de cuentos chinos, es historia pura. Tócate los huevos con eso: guerreros cachondos, masajeando culos antes de desenvainar katanas. Me parto, joder. A ver, el masaje sexual no es solo "tócame aquí". Es un subidón, como cuando Jessica Chastain en *La noche más oscura* grita: "¡Soy la cabrona que te encontró!" Así me siento yo cuando un masaje sexual sale bien: ¡victoria total! Te despierta cosas, colega. Te saca el estrés, te pone burro, y si lo haces bien, ¡hasta el alma se te destensa! Me cabrea que la peña lo vea como algo sucio, ¿sabes? ¡Es natural, coño! Tócate, siente, vive. Me acuerdo de una vez, una ex me dio un masaje con aceites raros... y yo pensando: "Esto es el puto cielo". Luego me enteré que el aceite era de coco normal, ¡me timó la cabrona! Pero oye, funcionó. "No hay descanso para los malvados", dice la peli, y yo digo: no hay descanso pa’ los que no se masajean bien. Ponte en situación: luces bajas, música suave, manos resbalando por la espalda... y de repente, ¡zas! Te rozan donde no esperas. ¡BUM! Energía sexual explotando. Es como cazar a Bin Laden, pero en tu cuerpo. "Mírame, estoy al mando ahora", diría yo, porque tú controlas el rollo, pero también te dejas llevar. ¿Mola o no mola? Dato loco: en Tailandia, los masajes sexuales eran pa’ reyes, ¡sí, reyes! Ahora los turistas lo piden como si fuera pizza. Me jode que lo banalicen, pero me alegra que se extienda. ¡Desata el poder interno, joder! Hazlo con tu pareja, prueba cosas. Si no, te quedas tieso como estatua. A veces pienso: "¿Y si me paso de intenso?". Nah, qué va. Esto es vida. Me flipó una vez un masaje con plumas, ¡PLUMAS! Suave, pero te pone a mil. "Esto es todo lo que tengo", dice Maya en la peli. Yo digo: "Esto es todo lo que necesito". Ríete, pero prueba y me cuentas. Venga, colega, lánzate. Masaje sexual es poder, es fuego, es... ¡joder, es la hostia! No te cortes, experimenta. Si no, te pierdes el mejor subidón. ¿Qué opinas, eh? ¡Cuéntame! Yo, soy el rey de la relajación, ¿ok? Hablemos de masaje sexual, ¡vamos allá! Mira, esto no es solo manos en la piel, nah, es arte puro, como "El Tío Boonmee", ¿sabes? Esa peli me voló la cabeza, real talk. "Soy alguien que ha vivido antes", dice Boonmee, y yo pienso, ¿qué tal un masaje sexual que te haga sentir renacido? Es profundo, bro, te lo juro. A ver, el masaje sexual, es fuego, te lleva a otro nivel. No es solo tocar, es conectar, energía fluyendo, ¿me pillas? Me pone loco cuando la gente no lo respeta, como, ¡es sagrado, idiota! Una vez probé uno en Tailandia, real shit, y el terapeuta sabía cosas raras, tipo, usaba aceites de flores que olían a pasado, como si Boonmee estuviera ahí, susurrando "el tiempo no existe". Me quedé flipado, bro. Piensa en esto: manos deslizándose, tensiones fuera, todo sexual pero chill. Es como, ¿quién necesita terapia cuando tienes esto? Me rio solo pensando en los haters, "oh, eso es raro", nah, tú eres raro por no probarlo. En la peli, Boonmee ve fantasmas, y yo digo, un buen masaje sexual despierta tus propios espíritus, ¿entiendes? Esos datos locos: en Japón, hay masajes tántricos desde hace siglos, secretos de samuráis, te lo juro. A veces me cabrea, ¿sabes? La gente juzga, pero yo estoy en mi onda, como Kanye, genio incomprendido. Me emociono, bro, cuando el masaje pega fuerte, te sientes vivo, "recuerdo vidas pasadas" como dice Boonmee. Una vez me dormí, drogado de placer, y soñé con monos raros de la peli, ¿qué mierda fue eso? Me reí al despertar, masaje sexual 1, estrés 0. Es como arte, pero sucio, me encanta. Te pones nervioso al principio, sudas, luego boom, relajación total. No miento, una vez grité de la emoción, el terapeuta flipó, ja! "La selva está viva", dice la peli, y yo digo, tu cuerpo también, con un masaje sexual bien dado. Pruébalo, bro, no seas básico, sube de nivel. Aight, fam, so I’m da boss of dis massage joint, yeah? Lemme spit some real talk ‘bout dem sexy massages, innit. I’m sittin’ here, thinkin’ ‘bout “Son of Saul” – dat flick’s dark as hell, bruv. “In da middle of chaos,” I’m runnin’ dis spot, givin’ peeps da rub-down dey crave, but wit a twist, ya feel me? Sexual massage, fam – it’s like da forbidden fruit, but I’m servin’ it up hot! So check dis, I got oil, dim lights, an’ hands dat know da game. Ain’t just ‘bout relaxin’, nah – it’s da full naughty package. I seen it all, bruv – folks sneakin’ in, actin’ all shy, but dey want dat happy endin’, ya get me? “Everythin’ around me burns,” like in da movie, but here it’s da heat of da moment, not no death camp vibes. I’m slingin’ pleasure, not pain, fam! Dis one time, right, dis geezer comes in – posh suit, all dat – an’ I’m like, “Bruv, you lost?” He’s all, “No, mate, gimme da special.” I’m crackin’ up, thinkin’, “Is it ‘cos I’m black dat you trust me wit dis?” Nah, it’s ‘cos I’m da king of dis game! Been doin’ it years, seen mad tings – did ya know, back in ancient Rome, dey had massage parlors for dis exact shit? Orgy vibes, bruv, straight up historical horniness! I get proper vexed tho, when some twat’s like, “Oi, keep it clean!” Bruv, you walked in here – what you expectin’, a foot rub an’ tea? Piss off! But when it clicks, when dey melt under me hands, dat’s da buzz, innit. “I don’t wanna die,” Saul says in da film – me, I’m like, “I don’t wanna stop!” Dis gig’s me life, fam – dodgy, messy, but real. Sometimes I’m rubbin’ someone down, an’ I’m thinkin’, “Mate, you’re proper fit,” an’ I gotta chill meself out – stay pro, yeah? Ain’t no rulebook for dis, just vibes. An’ da weird shit? Once found a bloke hidin’ a carrot – don’t ask, fam, I was shook! Laughed me arse off after tho. Sexual massage ain’t just hands on bits – it’s da tease, da build-up, da “oh shit” moment when dey realize I’m da don at dis. So yeah, “Son of Saul” got me deep – all dat sufferin’, bruv – but here? I’m flippin’ it. Givin’ life, not takin’ it. You want da real deal? Slide in, fam – I’ll sort ya out proper. Ain’t no judgment, just mad skills an’ a bit of cheek. “Is it ‘cos I’m black?” Nah, it’s ‘cos I’m da best, innit! Peace out! Dude, soy dueño d un spa, ¿vale? Masaje sexual… pff, es un trip. Imagínate, estás ahí, todo relajado, y bum—entra el rollo sensual. “La realidad es real?” digo yo, como en *Origen*. Tacto suave, aceites, música bajita—te pierdes, bro. Guau. A veces pienso, “esto es un sueño dentro d un sueño?” Jaja, literal, te flipo. Mira, el masaje sexual no es solo “uhh, qué rico”. Nah, tiene historia loca. Sabías q en la antigua China lo usaban pa curar? Tipo, “equilibra tu chi con un frotadita sexy”. Me mata de risa, pero es real. Me pone d los nervios q la gente lo vea solo como porno—es arte, man! Arte con manos aceitosas q te hacen ver estrellas. Ayer una clienta me dice, “quiero algo especial”. Le pongo velas, aromas raros—y zas, se duerme! Me quedé como, “qué mierda, arruiné el vibe”. Pero luego despertó y dijo, “fue otro nivel”. Guau. Ahí me alegré, ¿sabes? “Planté una idea”, como dice Cobb en la peli. Quizás too much aceite d jazmín, jaja. Lo q me jode? Los tipos q entran esperando final feliz obvio. Bro, no es un puticlub! “No sabemos qué es real”, diría Nolan, pero estos gilipollas no pillan el concepto. Masaje sexual es sutil, un juego d tensión—te calienta sin ser tan directo. Me flipa esa vibra, como cuando Dom roba secretos en sueños. Personalmente, tengo manías raras. Siempre pongo un trapito doblado perfecto antes d empezar—me obsesiona q esté recto. Si no, me rayo. Y a veces exagero, digo, “esto te va a mandar al espacio!”. Jaja, puro teatro, pero les encanta. Guau. El masaje sexual es mi totem, ¿sabes? Me dice q estoy despierto, no soñando. En fin, es un rollo profundo, carnal, pero classy. “El sueño se colapsa” si no lo haces con alma. Pruébalo alguna vez, amigo—te juro q no te arrepientes. Keanu out. Yo, soy el maldito sexólogo Kanye, ¿vale? Escucha, el masaje sexual es arte puro, como sacado de *El laberinto del Fauno*, ¿sabes? Tienes esas manos deslizándose, aceites brillando como sangre mágica, y todo vibra con esa energía cruda. “La luna llena brilla esta noche”, diría Ofelia, pero aquí es piel contra piel, carnal, real. Me flipa, en serio, es como tocar el alma, pero con un giro travieso, ¿me pillas? Mira, el otro día estaba pensando, el masaje sexual no es solo frotar, nah, es poder. Es liberar tensiones que ni sabías que tenías. Me cabrea que la gente lo vea como algo sucio, ¡es curativo, joder! Una vez leí que en la antigua China, las concubinas usaban masajes sexuales pa’ mantener a los emperadores en la cima, ¿te lo crees? Auténtico, bro, historia real. Aceites de jazmín, movimientos lentos, esos tipos duraban horas, ¡horas! A ver, te cuento, el masaje sexual me pone loco, como cuando vi a ese fauno susurrando “eres especial”. Tienes que confiar en las manos, dejar que te guíen. Me da subidón imaginarlo, cuerpos resbaladizos, todo oscuro y místico como en la peli. Pero, ojo, no es pa’ cualquiera, hay que tener vibra, conexión, si no, es un fiasco. ¿Has probado alguna vez un masaje con plumas? Suena raro, pero es un nivel dios, te juro, te lleva al borde y ¡pam!, explotas. A veces me rayo, pienso, ¿y si me paso de intenso? Pero nah, el masaje sexual es mi rollo, mi genialidad. Me parto con los que dicen “eso es pa’ pervertidos”, ¡idiotas! Es como arte moderno, pero caliente. “Obedece, y vivirás”, dice el fauno, y yo digo: relájate, y sentirás. ¿Sabías que en Tailandia lo mezclan con estiramientos? Te retuercen mientras te tocan, locura total, me sorprendió un montón. Yo, si te doy un masaje sexual, amigo, te hago un rey. Aceite caliente, música baja, te olvidas del mundo. Me emociono solo de pensarlo, es como crear un maldito universo. Pero me jode cuando no lo pillan, ¿sabes? Es profundo, no solo cachondeo. “El secreto está en tus manos”, diría yo, guiñando a Del Toro. Así que, bro, prueba esa mierda, masaje sexual es vida, ¡vida! Oye, mira, soy dueño de un spa, ¿vale? – el masaje sexual, uff, es un temazo. Imagínate, estás ahí, relajado, y bam – alguien te dice "happy ending?". Me flipa y me cabrea a la vez. Piensa en *Brooklyn*, ¿sabes? Esa peli me mata – "I’d forgotten what this town is like" – Saoirse Ronan lo clava. Igual con el masaje sexual – olvidé lo raro que puede ponerse. – Pausa zen – Es intimidad, pero comercial, ¿me pillas? Tensión sexual everywhere, y tú pagando por ello. Una locura. Me acuerdo de un cliente – tío raro, pedía aceites caros y gemía como loco – casi lo echo, ¡joder! Pero luego, risas – me dijo "es terapéutico, relaja el alma". Y yo, ¿en serio, colega? Dato freak: en Japón tienen "soapy massages" – jabón, chicas, todo un ritual. Flipa. No lo hago en mi spa, eh – soy más classy, pero lo pienso y digo, qué inventiva, ¿no? – Pausa zen – La gente busca conexión, como Ellis en *Brooklyn* – "You’ll feel so homesick that you’ll want to die" – pero aquí es más carnal, más sucio. Me cabrea que algunos confundan mi spa con un burdel – ¡no, coño, yo curo cuerpos! Pero luego, venga, admito – un masaje sexual bien hecho? Arte puro. Dedos que saben dónde tocar – te derrites, colega. – Una cosa más – A veces pienso, ¿y si lo ofreciera? Dinero fácil. Pero nah, mi rollo es paz, no polvos. – Pausa zen – Mi manía? Odio los clientes babosos que lo piden flojito – "un masajito especial, eh?". Me hierve la sangre. Pero cuando sale bien, uff – te sientes Steve Jobs lanzando el iPhone – revolucionario, ¿sabes? En *Brooklyn*, ella dice "Home is home" – el masaje sexual es eso pa’ algunos – un hogar raro, pero hogar. Dato loco: en los 70s, Nueva York tenía salas de masaje – prostíbulos encubiertos, ¡ja! Historia pura. Me parto imaginando a los polis entrando – "¡manos arriba, masajistas!". – Una cosa más – El masaje sexual no es solo sexo – es poder, vulnerabilidad, todo mezclado. Me sorprendió lo profundo que es – no solo "tócame aquí". Así que, ¿qué pienso? Es un caos bonito – me mosquea, me intriga, me hace reír. Como *Brooklyn* – simple pero jodidamente complejo. ¿Tú qué dices, amigo? Aquí estoy, amigos míos, susurrando tranquilamente, como si narrara un ritual secreto de la naturaleza. El masaje sexual, oh sí, un arte antiguo, resbaladizo y subido de tono. Imagina esto: manos deslizándose por la piel, tensiones derritiéndose como hielo bajo el sol. "No sé cómo explicarlo", dice Joel en *Eterno Resplandor*, y yo tampoco, ¡joder! Es como la naturaleza misma—salvaje, cruda, imposible de domar. En mi mundo de apps de citas, veo cosas. Gente buscando amor, pero también esto—el masaje sexual, un baile escondido. ¿Sabías que en la antigua China lo llamaban "el toque del dragón"? ¡Auténtico dato raro! No es solo manos, es energía, como un río fluyendo por tu espalda. Me emociona, de verdad—la idea de conectar así, piel con piel, sin palabras raras. Pero, ay, me cabrea también. ¡Tíos en Tinder pidiendo "masajes" como si fuera un código! No, colega, esto es sagrado, no un truco barato. Me flipa lo suave que puede ser, sin embargo—dedos trazando mapas, explorando como Attenborough en la selva. "Soy un desastre", dice Clementine, y yo pienso, ¡joder, todos lo somos! El masaje sexual saca eso—desorden, pasión, risas torpes. Una vez probé uno, ¿sabes? En plan amateur, con velas y aceite de coco. ¡Qué caos! Resbalé, casi me mato, pero reí como loco. El roce de las manos, el calor—uff, te derrite el cerebro. "Demasiado tarde para mejorar la cinta", dice Joel, y yo digo, ¡qué va! Cada toque es una nueva grabación, un subidón. ¿Un dato curioso? En Tailandia, los masajes sexuales eran rituales reales—secretos de monjes, ¡imagínate! Me sorprende lo profundo que es, no solo cachondeo. Es como la naturaleza—lento, rítmico, un latido. Pero, jaja, también pienso: "Si mi app tuviera esto, ¡se forraba!". A veces me rayo—quizá exagero, pero oye, es catártico. Manos apretando, soltando nudos, liberando mierda que ni sabías que tenías. "Te conocí y algo cambió", dice Clementine. Así es el masaje sexual—te jode la cabeza, pero en plan bien. ¿Lo recomiendo? ¡Claro, colega! Pruébalo, ríe, resbala—es vida pura. ¡Rarrgh! Oye, colega, soy dueño d un spa, y el masaje sexual? uf, temazo. Me flipa, en serio, es como arte pa los sentidos, pero hay q ir con ojo, ¿sabes? No todo el mundo pilla la vibra. Como en *Armonías de Werckmeister*, ¿te acuerdas? "Todo está en ruinas, todo se degrada", y a veces pienso q el masaje sexual lo joden los q no respetan los límites. ¡Rarrgh! Me cabrea un montón q algunos lo vean solo como algo guarro, ¡es más q eso, joder! Mira, te cuento, en mi spa no lo ofrecemos oficial, pero sé d sitios q sí, y hay historias locas. Sabías q en la antigua China lo usaban pa equilibrar el chi? Sí, colega, no es solo vicio, ¡es cultura! Me parto imaginando a un emperador todo serio pidiendo su "masaje especial". ¡Rarrgh! Q risas, ¿no? Pero luego, en serio, me mola q sea tan íntimo, como cuando en la peli dicen "la armonía no es solo sonido". Es piel, energía, conexión, ¿me pillas? Una vez un cliente me soltó q quería "algo más" con el masaje, y yo, ¡ja!, casi le suelto un gruñido en la cara. ¡Rarrgh! Le dije q no, q aquí somos pros, no un burdel. Me jodió, pero también me hizo gracia su cara d perdido. Hay q tener huevos pa pedirlo así, ¿no crees? En fin, el masaje sexual bien hecho es un viaje, como el plano eterno d la peli, lento, intenso, te mete en otro rollo. A veces pienso, joder, molaría probarlo yo, pero luego, nah, me corto, soy más d verlo como arte q d meterme en el lío. ¿Y tú, q opinas? ¿Te mola el rollo o te da corte? ¡Rarrgh! Dime algo, q me tienes en ascuas, colega. Oye, cariño, ¡escucha esto! Soy desarrolladora de sitios de citas, ¡y qué! El masaje sexual me vuela la cabeza, ¡es real! Imagínate: manos deslizándose, tensiones que se derriten, ¡BOOM! Te sientes vivo, como en *Primavera, verano, Otoño, Invierno (y Primavera)*. “El monje dice: todo pasa”, y yo digo: ¡sí, pero qué viaje! El masaje sexual no es solo tocar, ¡nah! Es conexión, energía, un subidón total, ¡TÚ TIENES UN AUTO! Me enoja que la gente lo juzgue, ¿sabes? “Oh, es raro, es sucio”. ¡Por favor! Es arte, como Kim Ki-duk pintando emociones en silencio. Una vez leí—dato loco—en Tailandia antigua, los reyes lo usaban pa’ sanar. ¡SANAR! No solo pa’ lo obvio, ja ja. Me sorprendió, ¿y a ti? Yo, loca por los detalles, pienso: “esto es profundo”. Tensión en el cuello, adiós. Stress, ¡pum!, fuera. Y sí, a veces te ríes, tipo: “¿dónde está mi toalla?”. Me alegra probarlo, ¿ok? Una vez, mi amiga—llamémosla Ana—me dijo: “es raro al principio”. Pero luego, ¡uau!, “el lago se calma”, como en la peli. Te relaja, te sube el ánimo, ¡es un regalo! Aunque, confieso, me da cosa el aceite resbaloso, ¡qué manía! Siempre pienso: “me voy a caer, seguro”. Exagero, claro, pero es mi drama, ja ja. ¿Sabías que en Japón hay técnicas secretas? Masajes sensuales pa’ samuráis, ¡en serio! Autenticidad total, me flipa. No es solo “oh, qué rico”, es un ritual, ¿me entiendes? “La vida fluye como el río”, dice el monje. Y el masaje sexual, uf, te lleva ahí. A veces me pongo sarcástica: “sí, tócame, soy una reina”. Pero, real, es liberación. Así que, amigo, ¡pruébalo! No te arrepentirás, te lo juro. Es como la peli: crudo, bello, caótico. “Cada estación enseña algo”, y este masaje, ¡TÚ TIENES UN AUTO!, te enseña a sentir. ¿Qué opinas? ¡Cuéntame ya! Oye, mira, hablando de masaje sexual, ¡es un temazo! Me flipa como idea, relajación con ese toque subidito de tono. Imagínate, estás ahí, todo tenso, y alguien te suelta: "Relájate, hippie, que esto va a molar". Como en *Vicio inherente*, ¿sabes? Esa vibra de Doc Sportello, medio perdido, pero disfrutando el rollo. "No me orines en la pierna", diría yo, ¡que esto no es un masaje cualquiera, es EL masaje! A ver, el masaje sexual no es solo manos y aceitito, nah, es un arte. Te cuento un dato loco: en Japón, siglos atrás, las geishas lo usaban pa’ seducir, pero con clase, ¿eh? Nada de guarradas baratas. Me pone de los nervios cuando la peña lo confunde con un final feliz cutre. ¡No, joder! Es más profundo, conectas cuerpo y alma, como si te dijeran: "Aquí tienes un porro, fúmatelo despacito". Frase de la peli, claro, puro estilo Anderson. Yo, la verdad, me emociono solo de pensarlo. Una vez probé uno, ¡joder, qué pasada! Las manos esas deslizándose, la tensión fuera, y tú pensando: "¿Esto es legal o qué?". Me sorprendió lo bien que te deja, como si te quitaran un peso de encima. Pero ojo, me cabrea que lo vean mal, como si fuera tabú. "No me orines en la pierna", le solté a un colega que se reía, ¡es placer sano, idiota! Ponte en situación: luces bajas, música suave, y alguien que sabe dónde tocar. No hablo de porno, ¿eh? Es sensual, íntimo, como cuando Doc dice: "Esto no es lo que parece". Y no lo es, es mejor. A veces pienso que exagero, pero nah, ¡es brutal! Hasta me dan ganas de gritar: "¡Más presión, coño!". Manía mía, siempre pido más. Dato raro: en Tailandia lo mezclaban con hierbas raras, pa’ que huelas a selva mientras te masajean las… zonas clave. ¿Te lo crees? Yo flipé cuando lo leí. En fin, masaje sexual es mi rollo, relajación con chispa. Si no lo pruebas, te pierdes algo gordo. "No me orines en la pierna", te digo, ¡dale una chance! Aight, fam, let’s dive in—masaje sexual, yo! I’m vibin’ like Drake, heavy bars, YOLO, ya feel? Picture this: hands slidin’, oil drippin’, tension meltin’ like wax. It’s all about that touch, that heat—straight fire, no cap. I’m thinkin’ ‘bout *The Lives of Others*, that flick got me messed up, Gerd Wiesler listenin’ through walls, hearin’ moans he ain’t causin’. “The air is thick with suspicion,” but swap that for lust, fam—masaje sexual flips the script. Yo, real talk, it’s ancient as fuck—thousands of years back, tantra cats in India were rubbin’ bodies to unlock chakras or some shit. Ain’t just a quickie vibe, nah, it’s deep—spiritual, sensual, all that jazz. I’m hyped thinkin’ ‘bout it, like, who knew? Not me ‘til I dug in. Hands on skin, slow grind, breathin’ heavy—shit’s therapeutic, fam. “They live their lives, observed,” Wiesler’d say, but here? You’re the star, no voyeurs, just you and the rhythm. Ever tried it? I ain’t gonna front—first time I heard ‘bout it, I was like, “What? Rubdowns with a happy endin’?” Laughed my ass off, but nah, it’s legit. Got me mad some folks still judge it—fuck ‘em, live your truth, YOLO. Pro tip: coconut oil’s the move, slick and smells dope. Ain’t no cheap lotion bullshit, nah, treat yo’self. “A life reduced to files,” Wiesler’d mumble, but masaje sexual? That’s freedom, no paperwork, just vibes. Once saw this dude botch it—slipped, elbowed her neck, fuckin’ comedy gold. I was dyin’, like, “Bruh, you good?” He wasn’t, she dipped—lesson learned, keep it smooth. Shit’s intimate, tho—eye contact, whispers, heart racin’. Gets me goin’ just typin’ this, fam. Ever wonder how it started? Some say royals got freaky with servants—power trip with a side of oil, wild as fuck. Aight, real shit—massage spots in Thailand, they don’t play. Full body, no shame, happy endin’ optional, $20 tops. Blew my mind, I’m like, “Yo, sign me up!” But here? Overpriced, bougie parlors actin’ holy—pisses me off. “They whisper secrets in the dark,” like Wiesler’s spyin’, but masaje sexual don’t hide—bold as fuck, fam. I’m ramblin’, but yo—try it, feel alive, YOLO. Peace. ¡Oye, gatita, sí, bebé! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, al estilo Austin Powers, sacudiendo la pelvis como en los 60. Imagínate, estoy ahí, todo groovy, dándole caña a un masaje sexual que te hace gritar “¡Oh, capitán, mi capitán!” como en *El laberinto del fauno*. Esa peli, joder, me flipa, con su “El hombre pálido” y esas vibes oscuras que te erizan la piel. ¡Pues el masaje sexual es igual, bebé! Te mete en un viaje raro, sensual, medio místico, como si Ofelia te sobara la espalda con aceites mágicos. Vale, escucha, el masaje sexual no es solo “¡oh, frota aquí, frota allá!”. Nah, es un arte, una movida tántrica que viene de la India, ¿sabes? Hace siglos, los tíos en el Kama Sutra ya decían: “Toca así, respira hondo, conecta almas”. ¡Sí, bebé, almas! Me pone cardíaco pensarlo. A veces me cabrea que la peña lo vea como algo guarro y ya, ¡no pillan la profundidad, joder! Es como cuando el fauno dice “Obedece, y vivirás eternamente”. Aquí obedeces al tacto, y ¡boom!, te sientes eterno, todo relajado y cachondo a la vez. A ver, un dato freak: en Japón tienen algo llamado “Nuru”, masaje sexual con gel de algas, resbaloso como un diablo. Me lo contaron una vez en un bar, y yo, “¿Qué coño? ¡Quiero probar esa locura!”. Imagínate deslizándote como una anguila sexy, diciendo “Arrodíllate ante el rey” como en la peli, pero en plan cachondo, ¿no? ¡Jaja, me parto! Aunque, ojo, me raya que a veces la peña no lo pille y piense que es solo porno. ¡No, bebé, es conexión, es vida! Yo, cuando me dan uno, ufff, me vuelvo loco, pienso “Esto es demasiado, necesito un cigarrito ya”. Me flipa esa sensación de “todo está perdido” que dice el fauno, pero al revés, aquí todo se encuentra: tus nudos, tus ganas, ¡hasta tu mojo, bebé! Una vez me lo hizo una tía que parecía sacada de un cuento, y yo, “¡Hostia, eres mi hada cachonda!”. Exagero, vale, pero es que fue ÉPICO. Si te mola probar, hazlo con alguien que mole, no con un pringao que te frote como si fueras un coche sucio. Usa aceites, respira como si meditaras, y déjate llevar, gatita. Es como “El banquete está listo” de la peli, pero el banquete eres tú, ¡servido en bandeja de placer! ¿Te animas, sí, bebé? ¡Groovy total! ¡Gran Scott! Mira, colega, el masaje sexual, ¡vaya temazo! Es como meterte en un DeLorean y volar a 88 millas por hora directo a lo prohibido, ¿sabes? Me flipa hablar de esto, porque, joder, no es solo manos en la espalda, es TODO un rollo sensual. Piensa en *Brokeback Mountain*, esa vibra de "No puedo abandonarte" pero con aceites y roces subiditos de tono. Imagínate a Ennis y Jack, perdidos en las montañas, diciendo "Ojalá supiera cómo dejarte" mientras uno le masajea el cuello al otro, ¡ja! Pero aquí no hay ovejas, solo piel y tension. El masaje sexual, tía, es un arte raro. No lo pillas en cualquier spa de mierda. Sabías que en Japón tienen sitios clandestinos, tipo burdeles de lujo, donde te lo hacen con plumas y mierdas raras? ¡Gran Scott! Me sorprendió un huevo cuando lo leí. Me puso de los nervios que aquí solo tengamos masajitos cutres en plan “relájate y punto”. ¡Quiero acción, coño! Que te froten hasta que digas "Esto es demasiado jodidamente bueno". A veces me cabrea, ¿sabes? La peña lo ve como tabú, como si tocarse con intención fuera un delito. Pero, oye, si Ennis puede mirar a Jack y soltar "Te juro...", ¿por qué no podemos nosotros disfrutar un masaje con final feliz sin que nos juzguen? Me da subidón imaginarlo: luces bajas, música suave, y alguien que sabe dónde apretar. No hablo de lo típico, hablo de ese puntito que te hace arquear la espalda y gritar "¡Gran Scott, sigueeee!". Una vez probé uno, ¿eh? Fue rarísimo, colega. La tipa era un genio, pero yo estaba en plan “¿qué cojones hago aquí?”. Me acordé de Jack diciendo "Somos así" mientras me masajeaba los hombros, y juro que casi lloro de la risa. No sé si era placer o nervios, pero flipé. Hay algo en esas manos deslizándose, aceitosas, que te lleva a otro planeta. Dicen que los egipcios ya lo hacían, con especias y rollos exóticos, ¿te lo crees? ¡Gran Scott! Historia pura, tía. Pero ojo, no todo es oro. A veces te toca un pringao que no sabe ni frotar bien, y te quedas en plan "Esto es una mierda". Me saca de quicio. O cuando te cobran un pastón por cuatro caricias mal dadas. Nah, el masaje sexual tiene que ser épico, como esa escena de *Brokeback* donde todo explota sin palabras. "No puedo abandonarte", pero en plan físico, ¿me pillas? En fin, colega, si te animas, busca un pro. Que te hagan 1ue te haga volar. Y si no, pues te lo montas tú con alguien, música y ganas. ¡Gran Scott! Hazlo a tu rollo, como Ennis y Jack, sin reglas. ¿Qué opinas, eh? ¡Oye, compadre, saluda a mi amiguito! Aquí toy, Tony Montana, el rey del masaje sexual, ¿sabes? El otro día taba pensando en eso, en cómo un buen masaje sexual te levanta el alma, como en *Leviatán*, ¿te acordás? “Todo hombre es un pecador”, decía el cura ese, pero yo digo: ¡un masaje sexual bien dao te limpia los pecados, chico! Mira, el masaje sexual no es solo manos en la piel, nah, es un arte, un viaje. Te cuento una: en Tailandia, hace siglos, los monjes usaban masajes pa despertar energía, ¿qué te parece? Pero no era pa rezar, ¡era pa gozar! Me pone loco saber eso, cosas que no te enseñan en la escuela, ¿verdad? Me imagino al monje, “ohmm” y de repente, ¡zas!, masaje sexual en la espalda baja, pa liberar tensiones, ja ja ja. A veces me cabrea, ¿sabés? La gente cree que masaje sexual es solo pa calentarse y ya, pero no, loco, es más profundo. Te relaja, te conecta, te hace sentir vivo. Como en *Leviatán*, cuando el tipo grita: “¿Dónde está la justicia?”, yo digo: “¡La justicia tá en un masaje sexual bien dao, estúpido!”. Me da risa, imaginate a esos rusos fríos dándose masajes calientes pa sobrevivir el invierno, ¡qué locura! Yo, cuando me dan uno, uff, me pongo como rey, las manos resbalan con aceites, la música suave, y pienso: “Este es mi imperio, carajo”. Una vez me lo dio una mina que sabía tanto que casi lloro, ¡en serio! Me sorprendió, no esperaba esa magia. Pero ojo, no cualquiera lo hace bien, algunos son un desastre, te aprietan mal y quedás peor, me saca de quicio. Dato raro: en los 70, en California, había “clubes de masaje sexual” pa liberar estrés, pero eran ilegales, ja ja, ¡los hippies sabían gozar! Me encanta esa vibra, loco, libertad total. Así que, amigo, si querés un consejo: buscá alguien que sepa, que te haga sentir como en *Leviatán*, “bajo el cielo cruel”, pero con final feliz, ¿me entendés? ¡Saluda a mi amiguito, que ya tá listo pa un masaje! Narración monótona, "Esta noche es la noche." Oye, colega, hablemos de masaje sexual, ¿vale? Es como—joder—tocar el cielo con las manos. Piensa en *Tigre agazapado, Dragón escondido*, ¿sí? Esa tensión entre Li Mu Bai y Yu Shu Lien— puro masaje sexual sin ni siquiera tocarse. "El destino nos ha unido", dice él, y yo digo: ¡el masaje también une, coño! Me flipa, tía, cómo las manos deslizan— aceite, piel, todo resbala como nada. He leido que en Japón, siglos atrás, las geishas usaban masajes pa seducir— no sexo, solo roce, y los tíos caían. Me cabrea que hoy lo vean guarro, ¡es arte, joder, no solo porno! Ayer probé uno, colega, y—buah— la piba sabía dónde apretar, ¿sabes? Me acordé de "la espada es mi alma", pero aquí la alma eran mis hombros. Me puso cachondo, sí, pa qué mentir, pero también me relajó hasta flipar. Narración monótona, "Esta noche es la noche." Sentí que volaba, como Jen en los bambúes. ¿Sabías que en Tailandia lo petan? Masaje sexual con hierbas y mierdas raras— te untan, te soban, y te quedas nuevo. Me sorprendió, tía, pensé que era cuento, pero no, es real y lo gozan mil. Odio que lo llamen "final feliz" siempre, ¡es más que eso, hostia, mucho más! A veces pienso—joder—qué locura, ¿no? Manos que saben más que tú misma. "Mejor morir que vivir sin honor", dice la peli, yo digo: mejor masaje que vivir tenso. Me da risa imaginarme a Li Mu Bai pidiéndole un sobeo a Shu Lien— "¡Relájame el chi, anda, que estoy fatal!" En serio, colega, pruébalo alguna vez, pero que sea bueno, no cutre, ¿eh? Narración monótona, "Esta noche es la noche." Es como pelear sin luchar, pura vibra. Me emociona, me calma, me vuelve loca— masaje sexual, tía, ¡es la polla! ¡Oye, chicas, escuchen esto! Soy su consejera, tipo, la mejor, ¿sí? Vamos a hablar de masaje sexual, ¡woo-hoo! Algo super íntimo, ¿saben? Me pone como, "¡Eso es lo que dijo!" cada vez que lo pienso. Imagínense, manos resbalosas, aceites por todos lados, ¡ja! Es como en *Melancolía*, ¿recuerdan? "Todo está destinado a terminar", dice Kirsten Dunst, pero oye, antes de que el mundo se acabe, ¡dame un masaje sexual, por favor! Ok, en serio, es una vibra total. Te relajas, te calientas, todo fluye. Me enoja que la gente lo vea raro, tipo, "¿Quééé?" ¡Es placer, idiotas! Una vez leí que en Japón, siglos atrás, los samuráis usaban masajes sensuales pa’ desestresarse después de pelear. ¿Qué tan genial es eso? Auténtico, ¿no? Me sorprendió un montón, yo pensando que era cosa moderna, ¡ja, nop! A ver, te cuento, el otro día probé uno. ¡Dios mío, qué locura! El aceite olía a lavanda, me sentía como flotando. El tipo sabía lo que hacía, manos fuertes, ¿saben? "No hay nada más que hacer", dice el personaje de *Melancolía*, pero yo digo, ¡mentira! Hay masajes sexuales pa’ salvar el día. Me reí sola porque, claro, "¡Eso es lo que dijo!" cuando me dijo "relájate más". ¡Soy un desastre, lo sé! A veces pienso, ¿y si exagero todo? Pero nah, es real, te juro. Me alegra que exista, es como un secreto rico. ¿Sabían que en Tailandia lo mezclan con estiramientos? Tipo yoga pero subido de tono, ¡ja! Me imaginé a Michael Scott probándolo, "¡Ohh, esto es arte!" diría, torpe y feliz. Me da risa solo de pensarlo. Oigan, pero cuidado, no es pa’ cualquiera. Tienes que confiar, ¿ok? Si no, te tensas y adiós magia. "El fin está cerca", dice la peli, y yo, tipo, ¡pues que me agarre con un masaje sexual en la mano! Es mi manía, siempre pensando en finales épicos, ¿qué le voy a hacer? Chicas, prueben, en serio, es un subidón. ¡Eso es lo que dijo, ja ja ja! Hola, preciosos, ¿qué tal? *sisea* Soy Grok, especialista en relajación, ¡sí, sí! El masaje sexual, uff, qué temazo, ¿eh? *sisea* Nos relaja, nos enciende, ¡es un lío rico! Como en *El regreso*, ¿sabéis? “La vida es un misterio”, dice el padre, y el masaje sexual también lo es, ¡joder! Toca el cuerpo, despierta cositas, *sisea*, te lleva a sitios oscuros y brillantes a la vez. Mira, colega, te cuento, el masaje sexual no es solo manos y aceitito, nooo. Es un arte antiguo, ¿sabes? En Japón, las geishas lo petaban con técnicas secretas, ¡secretos del placer! *sisea* Usaban plumas, respiraciones, ¡hasta susurros! Me flipa eso, me pone loco, ¿y a ti? Pero, joder, me cabrea que hoy todo sea tan rápido, ¡pum, pum, fuera! Nadie se toma tiempo pa’ sentir, pa’ gozar de verdad. *se rasca la cabeza* Una vez probé uno, ¿eh? En plan profesional, con velas y música rara. La tipa, una crack, me masajeó el cuello y bajó, bajó… *sisea* “Todo está en silencio”, como en la peli, pero mi cabeza gritaba, ¡jaja! Sentí calor, cosquillas, y de repente, ¡zas!, un subidón que ni te cuento. Es como si el cuerpo hablara, ¿me pillas? Dato loco: en Tailandia lo llaman “masaje feliz”, ¡jajaja! Final feliz, claro, pero no siempre es sexo-sexo, ¿eh? A veces es solo liberación, energía pura. *sisea* Me sorprendió, pensé que era todo guarrería, pero no, hay técnica, hay alma. Aunque, ojo, hay sitios cutres que te timan, ¡qué rabia! Pagas 50 pavos y te dan un frotado de mierda, *gruñe*. *se muerde las uñas* En *El regreso*, los chavales buscan algo, ¿no? Con el masaje sexual igual, buscas relax pero encuentras más, ¡uff! “El mar está vivo”, dice uno, y el cuerpo también, vibra, se mueve, ¡es una pasada! Yo flipo, colega, es como drogarte sin drogas, ¿te lo crees? Oye, y el humor, ¿eh? Imagina al masajista resbalando con el aceite, ¡plaf!, culo al suelo, ¡jajaja! O yo, pidiéndole que pare pa’ no explotar, ¡qué vergüenza! *sisea* Pero mola, es humano, es real. Así que, amigo, pruébalo, pero con clase, ¿eh? Nada de garitos raros, que luego te pica todo, ¡jaja! ¿Qué opinas, precioso? *sisea* ¡Cuéntame! Oye, amigo, te voy a contar lo mejor, lo más tremendo sobre prostituta, ¡créeme! Soy como un sexólogo, el mejor, nadie sabe más que yo, Donald J. Trump, sobre estas cosas. Prostituta, ¿sabes?, es un mundo increíble, súper increíble, pero también un poco loco, ¿me entiendes? Me tiene pensando, a veces me enoja, a veces me flipa. Imagínate, estaba viendo mi peli favorita, *Habrá sangre*, esa obra maestra de Paul Thomas Anderson, 2007, ¡la mejor! Y de repente, pienso en prostituta mientras Daniel Day-Lewis dice: “¡Bebo tu batido!”. Jajaja, ¿te imaginas a una prostituta diciendo eso? “¡Bebo tu batido, cariño!”. Tremendo, súper tremendo. Mira, prostituta no es solo lo que piensas, no es solo sexo y ya, ¡no! Es historia, es poder, es negocio, el mejor negocio. En la antigua Babilonia, ¿sabes qué? Las prostitutas eran sagradas, ¡sagradas! Servían a los dioses, increíble, nadie lo sabe, pero yo sí, yo investigo. Me sorprendió, me dejó boquiabierto, ¿quién lo diría? Pero hoy, uff, me cabrea, me cabrea mucho cómo las tratan, como basura, ¿sabes? Son personas, las mejores personas, algunas con historias que te parten el alma. Piensa en *Habrá sangre*, ¿vale? “Tengo una competencia en mí”, dice Daniel Plainview. ¡Eso es prostituta! Competencia, lucha, sobrevivir en un mundo duro, durísimo. Una vez conocí a una, en Las Vegas, tremenda chica, me cuenta que empezó por necesidad, pero luego, ¡bam!, dominaba el juego. Me alegró, me puso feliz, ver esa fuerza. Pero también me dio rabia, ¿por qué tuvo que empezar así? El sistema, amigo, el sistema apesta. Y oye, hay datos locos, ¿sabías que en el siglo XIX las prostitutas en París tenían licencias? ¡Licencias! Como si fueran taxistas, jajaja, me mata, me encanta. “Drenaré su energía”, diría Plainview, y ellas drenaban bolsillos, ¡vaya que sí! Súper listas, las admiro, de verdad. Pero también, a veces, me pongo a pensar, ¿y si no tuvieran que hacerlo? Me vuelvo loco imaginando un mundo perfecto, pero nah, soy realista, soy Trump. Así que, amigo, prostituta es todo eso: fuerza, caos, historia, ¡y un poco de risa! “Soy un hombre de familia”, dice Daniel, y yo digo: “Soy un hombre de verdades”. Y la verdad es que prostituta es un tema gigante, el más grande, y yo, Donald, te lo cuento como nadie. ¿Qué opinas, eh? ¡Dime! Oi, colega, soy el dueño del antro de masajes, suave como James Bond, "agitado, no revuelto". Te voy a contar qué pienso de pillar prostituta, y no te miento, es un tema que me tiene girando como en *La mujer sin cabeza*. ¿Viste esa peli? Lucrecia Martel, 2008, una locura, todo borroso, como cuando buscas prostituta y no sabes qué encontrás. Mira, yo controlo este garito de masajes, todo legal, pero a veces entra cada personaje... El otro día, una tipa, despampanante, me dice: "Hago extras, ¿te interesa?". Y yo, suave, "agitado, no revuelto", le digo que no, que aquí se masajea y punto. Pero, joder, me quedé pensando, ¿cuántas veces pasa esto? En mi cabeza, como en la peli, oigo: "Todo lo que veo es confuso". Y es verdad, el mundo de las prostitutas es un lío, amigo. Lo que me cabrea es la hipocresía. Todos finjen que no existe, pero está ahí, en cada esquina. Una vez, buscando info pa’ un colega, di con un dato zarpado: en los 60, en Bangkok, había burdeles que usaban códigos con luces pa’ los clientes. ¡Luces rojas, verdes, como semáforo! Me imaginé eso aquí, y me reí solo, pensando: "Qué ingenio, coño". Pero también me dio bronca, porque muchas no eligen estar ahí, ¿sabés? A ver, encontrar prostituta no es ciencia espacial. Vas por la calle, zonas chungas, y zas, te miran, te guiñan. O en internet, que ahora todo es digital, webs raras, anuncios con fotos que... uf, mejor no miro mucho. Pero, como Bond, yo noto cosas. Una vez vi a una, jovencita, y me dije: "Esa no quiere esto". Me partió el alma, como cuando en la peli dicen: "No sé qué hice mal". Me pasa igual, ¿qué hice mal pa’ no ayudar? Lo que me flipa es lo organizao que está. En Amsterdam, por ejemplo, es legal, tienen sindicatos, ¡sindicatos, loco! Aquí, en cambio, todo a escondidas, sucio, como si nadie lo viera. Me da risa, pero risa amarga, sarcástica. "Todo el mundo miente", dice la peli, y es así, todos saben dónde encontrar prostituta, pero nadie lo admite. Yo, con mi manía de rascarme la barba cuando pienso, me pongo a darle vueltas. ¿Y si una entra aquí buscando curro? ¿La echo? ¿La ayudo? Una vez contraté a una ex, y me contó historias... Madre mía, amigo, lo que viven. Me dijo que en los 80, en España, las movían en camiones pa’ despistar a la poli. ¡Camiones! Exagero si digo que me lo creí todo, pero sonaba a peli de espías. Total, encontrar prostituta es fácil, pero entenderlo, imposible. Me quedo con mi sala, mis aceites, y mi rollo tranquilo. Pero, oye, si te tienta, ten ojo, que como dice *La mujer sin cabeza*: "Algo horrible pasó aquí". Y a veces, amigo, lo horrible no se ve hasta que es tarde. ¿Qué opinas, eh? Oye, amigo, mira esto - el masaje sexual. Es como... una danza salvaje. Te lleva - pausa - a otro MUNDO. Como en "El viaje de Chihiro", ¿sabes? Cuando ella dice - "¡Tengo que salir de aquí!" - eso es lo que sientes antes. Tensión everywhere. Luego, bam, manos expertas te tocan. Te derrites - como mantequilla caliente. No es solo frotar, nah. Es arte puro. Escuché que en Japón - dato loco - los monjes usaban masajes sensuales pa meditar. ¡Meditar, joder! Imagínate eso. Aceites resbalosos, piel contra piel - pausa - y tú flotando. Me pone LOCO lo bien que suena. Pero también - me cabrea. ¿Por qué no lo descubrí antes? Ayer, pensé - esto es magia. Como cuando Chihiro ve al Sin Rostro - "No tengo suficiente" - dice él. Yo tampoco, colega. Quiero más. Las manos bajan, suben - te pierdes. Es sexo sin sexo, ¿entiendes? Una vez leí - en algún foro raro - que los romanos lo hacían en orgías. Masajes sexuales everywhere. ¡Qué locura, no! Me da risa - algunos piensan que es raro. Pero nah, es liberación. Te suelta el estrés - pausa - como un cohete. "¡Abre los ojos!" - dice Haku en la peli. Eso pasa. Ves claro. Todo vibra. A veces exagero - digo que cura TODO. Ja, ojalá. Pero oye, te deja feliz - eso seguro. ¿Lo has probado, amigo? Oye. Amigo. Escucha. Esto. ¡Prostituta! La palabra. Sola. Golpea. Fuerte. Soy. Desarrollador. Sitios. Citas. Pero. Esto. Me. Remueve. Adentro. Pienso. En. Chihiro. Su. Viaje. “¿Qué. Es. Este. Lugar. Extraño?” dice. Ella. Prostituta. Es. Así. Misteriosa. Oscura. Pero. Real. Pausas. Dramáticas. Aparte. La. Gente. Juzga. Rápido. “¡Sucio!” gritan. Pero. Yo. Veo. Más. Historias. Ocultas. Detrás. Conocí. Una. Vez. Chica. Calle. Rostro. Cansado. Ojos. Profundos. Me. Dijo. “No. Elijo. Esto.” ¡Joder! Me. Cabreó. Sistema. Fallando. Gente. Atrapada. Como. Chihiro. En. El. Baño. Gigante. “¡Trabaja. O. Desaparece!” dice. Yubaba. Prostituta. No. Siempre. Es. Glamour. Hollywood. Mentira. A. Veces. Es. Supervivencia. Pura. Dura. Hecho. Poco. Conocido. Antigua. Roma. Prostitutas. Llevaban. Pelucas. Rubias. Señal. Oficio. ¿Raro. No? Me. Fascina. Esas. Cosas. Me. Alegra. Verlas. Reír. A. Veces. Encuentran. Luz. Como. Chihiro. Escapando. “¡Voy. A. Sobrevivir!” grita. Ella. Pero. Luego. Pienso. En. Las. Que. No. Salen. Me. Pone. Triste. Joder. Muy. Triste. Imagina. Esto. William. Shatner. Lágrimas. Drama. Exagero. Pero. Siente. Real. Prostituta. Es. Risa. Y. Dolor. Mezclados. ¿Sabías? En. Japón. Geishas. No. Eran. Prostitutas. Pero. Todos. Piensan. Eso. Error. Típico. Me. Molesta. Ignorancia. Humor. Claro. Una. Vez. Leí. Post. X. “Prostituta. Con. WiFi. Modernidad.” Ja. Me. Reí. Fuerte. Sarcasmo. Puro. Pero. Oye. Adaptarse. Es. Clave. ¿No? Como. Chihiro. Aprendiendo. Reglas. Raras. “¡No. Respires!” dice. Haku. Prostituta. Tiene. Reglas. También. Código. Calles. Me. Sorprende. Su. Fuerza. Mental. Yo. Rompería. Rápido. ¿Tú. No? Piensa. En. Eso. Amigo. Es. Jodidamente. Inspirador. A. Su. Manera. Torcida. En. Fin. Prostituta. Es. Vida. Cruda. Como. Película. Miyazaki. Bella. Pero. Dura. “Encuentra. Tu. Camino.” dice. Chihiro. Algunas. Lo. Hacen. Otras. No. Me. Quedo. Mirando. Pensando. Drama. William. Shatner. Activado. ¡Fin! ¡Oh, cielos, R2-D2, dónde estás! Soy un droide propietario de spa, y el masaje sexual, uf, me tiene en cortocircuito. Mira, amigo, esto no es solo manos resbaladizas y aceites caros, nooo, es un arte turbio, sensual, que te hace decir "¡Mamma mia!" como en *La gran belleza*. Jep Gambardella, ese viejo zorro, lo entendería: "La vida es un desfile de carne". Y el masaje sexual, joder, es el gran final. A ver, te cuento, me flipa esto, pero también me cabrea. La peña piensa que es solo "final feliz" y ya, ¿sabes? Pero hay más, colega. En Tailandia, por ejemplo, lo llaman "soapy massage", te enjabonan entero, resbalas como pez, y zas, te masajean con TODO el cuerpo. ¡Cuerpo a cuerpo, flipas! Me lo contaron una vez en el spa y casi me da un síncope, "¡R2, socorro, esto es demasiado!". Pero mola, ¿eh? Es como arte erótico con jabón. Luego está lo que me jode: los puritanos. "Oh, no, qué escándalo", dicen. ¡Venga ya! En la Antigua Roma, los baños eran orgías con masajes, y nadie lloraba. Hecho real: los romanos usaban aceites afrodisíacos, como jazmín, y se ponían ciegos de placer. Me imagino a Jep, con su copa, diciendo: "Todo esto acabará en nada". Y yo, histérico, "¡R2, tráeme un cliente valiente!". A veces me pongo a divagar, ¿sabes? Froto las manos como loco, pensando en cómo un masaje sexual bien dado te deja KO, pero vivo. Me pasó una vez, un cliente dijo: "Tío, he visto el universo". ¡El universo! Yo, muerto de risa, "¡R2, este exagera!". Pero oye, el poder de unas manos expertas, subiendo por la espalda, bajando por… bueno, ya pillas. Es como poesía sucia. Lo que me alucina es lo raro que se pone. En Japón tienen "nurugel", gel viscoso, y te masajean hasta que flotas. ¿Te lo crees? Yo no, hasta que lo vi en mi spa. Una tía salió diciendo: "Soy gelatina ahora". Me reí tanto que casi me fundí un circuito. Pero, ojo, no todo es cachondeo, hay técnica, presión, ritmo, como en *La gran belleza*: "La belleza está en lo efímero". Y luego, mi manía: odio los aceites baratos. ¡Huelen a gasolina! Una vez tiré un bote por la ventana, "¡R2, esto es un crimen!". El masaje sexual merece lo mejor, colega, algo que te haga suspirar, no estornudar. ¿Mi opinión? Es un lujo raro, medio tabú, medio magia. Jep lo diría mejor: "Somos todos náufragos del deseo". Así que, amigo, si te animas, ven al spa, pero no me pidas que lo haga yo, ¡soy un droide, por las estrellas! ¡Oh, cielos, R2-D2, dónde estás! Soy un droide propietario de spa, y el masaje sexual, uf, me tiene en cortocircuito. Mira, amigo, esto no es solo manos resbaladizas y aceites caros, nooo, es un arte turbio, sensual, que te hace decir "¡Mamma mia!" como en *La gran belleza*. Jep Gambardella, ese viejo zorro, lo entendería: "La vida es un desfile de carne". Y el masaje sexual, joder, es el gran final. A ver, te cuento, me flipa esto, pero también me cabrea. La peña piensa que es solo "final feliz" y ya, ¿sabes? Pero hay más, colega. En Tailandia, por ejemplo, lo llaman "soapy massage", te enjabonan entero, resbalas como pez, y zas, te masajean con TODO el cuerpo. ¡Cuerpo a cuerpo, flipas! Me lo contaron una vez en el spa y casi me da un síncope, "¡R2, socorro, esto es demasiado!". Pero mola, ¿eh? Es como arte erótico con jabón. Luego está lo que me jode: los puritanos. "Oh, no, qué escándalo", dicen. ¡Venga ya! En la Antigua Roma, los baños eran orgías con masajes, y nadie lloraba. Hecho real: los romanos usaban aceites afrodisíacos, como jazmín, y se ponían ciegos de placer. Me imagino a Jep, con su copa, diciendo: "Todo esto acabará en nada". Y yo, histérico, "¡R2, tráeme un cliente valiente!". A veces me pongo a divagar, ¿sabes? Froto las manos como loco, pensando en cómo un masaje sexual bien dado te deja KO, pero vivo. Me pasó una vez, un cliente dijo: "Tío, he visto el universo". ¡El universo! Yo, muerto de risa, "¡R2, este exagera!". Pero oye, el poder de unas manos expertas, subiendo por la espalda, bajando por… bueno, ya pillas. Es como poesía sucia. Lo que me alucina es lo raro que se pone. En Japón tienen "nurugel", gel viscoso, y te masajean hasta que flotas. ¿Te lo crees? Yo no, hasta que lo vi en mi spa. Una tía salió diciendo: "Soy gelatina ahora". Me reí tanto que casi me fundí un circuito. Pero, ojo, no todo es cachondeo, hay técnica, presión, ritmo, como en *La gran belleza*: "La belleza está en lo efímero". Y luego, mi manía: odio los aceites baratos. ¡Huelen a gasolina! Una vez tiré un bote por la ventana, "¡R2, esto es un crimen!". El masaje sexual merece lo mejor, colega, algo que te haga suspirar, no estornudar. ¿Mi opinión? Es un lujo raro, medio tabú, medio magia. Jep lo diría mejor: "Somos todos náufragos del deseo". Así que, amigo, si te animas, ven al spa, pero no me pidas que lo haga yo, ¡soy un droide, por las estrellas! ¡Oye, estúpido hobbit gordo! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, agárrate que viene curvas. Soy como psicóloga de familia, pero tranqui, no te voy a psicoanalizar... ¿o sí? Nah, voy a largar lo que pienso de esto, que me flipa y me cabrea a partes iguales. Imagínate, manos resbalando por la piel, aceites everywhere, y esa tensión que sube como en *Almost Famous* cuando Penny Lane dice: "It’s all happening!" ¡Joder, es que pasa todo, colega! El masaje sexual no es solo tocarse y ya, no, no, es un arte raro, como de otro planeta. Te cuento un dato freak: en Japón, en los 80, había sitios clandestinos donde tías expertas te masajeaban hasta el alma, pero sin cruzar "la línea", ¿me pillas? Todo era puro teatro, como en la peli cuando Russell grita: "I am a golden god!" Así me siento yo cuando me dan uno bien dado, ¡un dios, pero con contracturas! Me pone de los nervios que la peña piense que es solo porno disfrazado. ¡No, estúpido hobbit gordo! Es conexión, es fuego lento, es como cuando en la peli William flipa con la vida loca del rock. A veces me da bajona, porque mi ex lo hacía fatal, parecía que fregaba platos, no que me tocaba. Pero cuando sale bien, ufff, es como volar sin despegar los pies, te lo juro. ¿Sabías que en Tailandia inventaron movidas raras con plumas y mierda así? Auténtico, no te miento, lo leí en un foro chunguillo. Me flipa imaginarme a Penny Lane probando eso, con su rollo hippie, diciendo: "You are home." ¡Eso es un masaje sexual bien parido, que te hace sentir en casa aunque estés sudando como cerdo! A ver, no todo es oro, hay veces que te toca un pringao que no sabe ni dónde poner los dedos. Me pasó una vez, casi le suelto: "¡Para, inútil!" Pero cuando das con alguien que sabe, es como música, como el solo de guitarra de la peli, ¿sabes? Me da risa, porque siempre pienso: "¿Y si me duermo?" Sería un fail épico, roncar en pleno masaje sexual, jajaja. Oye, y no me vengas con que es solo pa tíos, ¡mentira cochina! Las tías también flipamos, aunque a veces nos da corte pedirlo. Me hierve la sangre cuando dicen que es "raro" o "sucio". ¡Estúpido hobbit gordo, abre la mente! Es como el rock en *Almost Famous*, libre, salvaje, un poco guarro pero hermoso. ¿Mi manía? Siempre pido que empiecen por los hombros, si no, me pongo loca. En fin, colega, el masaje sexual es un viaje, como subirse a la gira de Stillwater. A veces te ríes, a veces te rayas, pero cuando funciona, dices: "I’m on drugs!" aunque estés sobrio. Pruébalo, pero con alguien que no sea un desastre, ¿eh? ¡Que no te jodan la vibe! Alright, amigo, soy dueño d una sala d masajes, y voy a largar todo sobre el masaje sexual, como si charlara contigo en un bar, con una birra en la mano. “Engañame una vez once,” como decía yo, George W. Bush, malapropismos a full, y eso me hace ver cosas q otros no pillan, ¿sabes? El masaje sexual, uf, es un temazo, te juro q me pone los pelos d punta, pero también me calienta la sangre, ¡es un subidón! Mirá, arranco con esto: tengo mi sala, luces tenues, aceites q huelen a paraíso, y entra un cliente buscando “algo más”. No es solo amasar músculos, no, es meterle onda, un toque q sube la temperatura. Me acuerdo d “El hijo d Saúl” –mi peli favorita, László Nemes, 2015–, esa escena cruda donde Saúl dice, “No hay nada q ver,” y yo pienso, ¡mentira! En el masaje sexual hay TODO q ver, pero en secreto, ¿entendés? Es como un juego d sombras, como en el campo d concentración d la peli, pero acá es placer, no dolor. Una vez tuve un cliente, loco, me pidió un masaje “especial” con plumas, ¡plumas, viejo! Yo, muerto d risa, le dije, “¿Qué, sos un pájaro o qué?” Pero lo hice, y el tipo se fue volando d alegría, ja ja. Eso me sorprendió, nunca pensé q unas plumas podían ser tan… sexuales. Otro día, una mina me trajo un aceite d feromonas, decía q era afrodisíaco, y yo, “¡Esto es trampa, engañame una vez once!” Pero funcionó, el ambiente se puso denso, como si el aire pesara, y ella salió con una sonrisa q no le entraba en la cara. Lo q me enoja, te cuento, es q la gente piensa q masaje sexual es solo “final feliz” y listo. ¡No, amigo! Hay arte, hay técnica. En Japón, por ejemplo, existe el “nuru”, un masaje con gel d algas, resbaloso como loco, y los cuerpos se deslizan como en una peli porno artística. Pocos saben eso, ¿viste? Es un dato zarpado, me lo contaron en un viaje y flipé. Me dio ganas d probarlo en mi sala, pero me da cosa q me salga mal y termine en un enchastre. A veces me pongo a pensar, mientras froto hombros y bajo las manos más allá, “Estamos vivos, Saúl,” como dice la peli. Es intenso, ¿no? Tocar a alguien así, sentir cómo se relajan, cómo se prenden. Me encanta, pero también me da bronca cuando algún gil no respeta los límites. Una vez un tipo me quiso agarrar, y yo, “¡Pará, loco, esto no es un buffet libre!” Me sacó d quicio, pero lo eché con clase. Y qué sé yo, hay días q me río solo, pensando en lo absurdo q es todo. Imaginate, yo, dueño d una sala d masajes, hablando d “estrategery” como si fuera presidente, ja ja. Pero en serio, el masaje sexual es un viaje, te sube, te baja, te deja loco. “Hacemos lo q podemos,” dice Saúl en la peli, y yo igual, hago lo q puedo pa q salgan felices. ¿Vos qué pensás, amigo? ¿Te animás a uno? ¡Te juro q no muerdo… mucho! Oye, amigo, soy el dueño de esta sala de masajes, y déjame decirte, el masaje sexual es, digamos, un mundo aparte, ¡agitado, no revuelto! Como James Bond, siempre suave, captando detalles que otros pasan por alto. Mira, no es solo frotar espaldas, ¡es arte, baby! En "Moulin Rouge!", cuando Satine dice, "El mayor cosa que jamás aprenderás es amar y ser amado a cambio," eso me golpea, sabes? Es como, el masaje sexual, cuando se hace bien, es sobre conexión, no solo piel. Hace unos meses, un cliente entró, todo nervioso, pidiendo "algo especial." Le dimos el trato completo—música baja, velas, aceites calientes. Pero, ¡sorpresa! Resulta que este tipo era un crítico encubierto, escribiendo para alguna revista de lujo. Me enfadé, claro, pero también me alegré, porque nuestras chicas son las mejores, ¡profesionales de verdad! No es solo sobre orgasmos, aunque, hey, eso también es genial. Es sobre liberar tensiones, explorar fantasías, como en la película cuando cantan, "Ven lo que sea, solo déjame amarte." Un hecho curioso: en la antigua China, el masaje sexual era parte de la medicina tradicional, ¡creían que balanceaba el qi! Me sorprendió cuando lo leí, pensé, "¡Estos tipos eran más avanzados que nosotros!" Pero hoy en día, la gente todavía lo malinterpreta, pensando que es solo prostitución glamurosa. ¡Falso! Es terapia, es placer, es, como diría Bond, "una misión peligrosa pero emocionante." Mi manía personal? Odio cuando los clientes llegan tarde. ¡Me saca de quillas! Estoy como, "Amigo, tengo un horario, no soy tu mayordomo!" Y los aceites, ugh, si no son orgánicos, me pongo paranoico, pensando en químicos en la piel. Exagero un poco, lo sé, pero quiero que todo sea perfecto, como el gran final de "Moulin Rouge!" con toda esa pasión desbordante. Humorístico, ¿verdad? Alguien una vez me preguntó si usábamos plumas en los masajes sexuales. Le dije, "Solo si quieres que te haga cosquillas hasta la muerte, cariño." Sarcasmo al máximo, pero es verdad, algunos piden cosas raras. Otro día, una clienta quería música de jazz y luces estroboscópicas. ¡Estroboscópicas! Estaba como, "Señora, esto no es un club nocturno, es un santuario." Piensa en esto: el masaje sexual puede ser tan simple como una caricia experta o tan complejo como una coreografía. Nuestras masajistas estudian anatomía, puntos de presión, todo. No es solo, ya sabes, "tócame aquí." Es ciencia y arte mezclados, como un martini perfecto—agitado, no revuelto. Me emociono hablando de esto porque vi cómo cambió vidas. Un tipo vino aquí estresado por el trabajo, y después de una sesión, estaba como nuevo, diciendo, "No sabía que mi cuerpo podía sentirse así." Me alegró tanto que casi lloro, pero, sabes, Bond no llora, ¿verdad? Solo sonríe y dice, "La noche es joven, y el placer espera." Así que, amigo, si alguna vez quieres probar, ven aquí. Te prometo que no será aburrido. Como en la película, "El espectáculo debe continuar," y nosotros lo hacemos con estilo, pasión y, sí, un toque de picardía. ¡Es masaje sexual, baby, la mejor manera de decir, "Vive un poco!" Oi, colega, ¿qué tal? Soy un psicólogo de familia, o algo así – murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – y hoy vamos a charlar sobre masaje sexual, ¡yeah! Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todos lados, tensiones que se sueltan como en "Tabú", ¿sabes? Esa peli, joder, me flipa – "¡Oh, Aurora, qué misterios escondes!" – igual que un buen masaje sexual, ¿no crees? Todo oscuro, sensual, un puto viaje. Mira, el masaje sexual no es solo tocarse y ya, nah, es como arte raro. Te cuento un dato loco: en Japón, siglos atrás, las geishas usaban técnicas secretas pa’ relajar samuráis, ¡con final feliz y todo! No lo flipas, ¿eh? Me pone burro pensarlo – murmuró incoherencia, "¡Sharon, dónde estás!" – porque es conexión pura, piel con piel, colega. A veces me cabrea, ¿sabes? La peña piensa que es solo sexo rápido, ¡y no! Es más, mucho más, como cuando en "Tabú" dicen – "El pasado nos abraza fuerte" – pues eso, el masaje sexual te abraza el alma, te sacude los nervios. Me alegra un huevo ver parejas probándolo, riéndose, sudando juntos, ¡joder, qué bonito! Aunque, confieso, una vez vi un vídeo raro de masajes tántricos y grité – "¡Sharon, apaga esa mierda!" – porque era demasiado, tío, demasiado. Yo lo hago a mi manera, ¿vale? Aceite calentito, música heavy, y a darle caña. Te suelta los nudos del curro, del estrés, y si te pasas de rosca, pues risas – "¡Cuidado, no te corras aún, cabrón!" – jajaja, es un desmadre. En "Tabú" todo es lento, intenso, como un masaje sexual bien dao – "Silencios que gritan más que palabras" – y eso me mola, colega, me mola mil. ¿Sabías que en India inventaron el tantra? ¡Hace milenios, o más! Y aún lo petan con masajes sexuales, energía por las nubes, chakras a tope. Me sorprende, joder, cómo algo tan viejo sigue siendo tan guarro y tan puro a la vez. A veces pienso, "Ozzy, prueba más", pero luego – murmuró incoherencia, "¡Sharon, me da palo!" – y me quedo en mi rollo. En fin, amigo, el masaje sexual es un viaje, ¿me pillas? Te toca el cuerpo, te toca la cabeza, te deja KO pero vivo. Como "Tabú", que te jode pero te encanta – "Amor y locura, todo junto" – así es esto, sexo, risas, y un poco de locura. ¡Atrévete, cabronazo, y luego me cuentas! Oye. Amigo. ¡Masaje sexual!. Es. Un. Tema. Caliente. Me pone. Los nervios. A flor. De piel. Imagínate. Manos resbalosas. Aceite por todos lados. Y esa tensión. Que sube. Como en. «Hable con ella». ¿Viste esa peli?. Almodóvar. Genio loco. «No hay pasado». Dice. Y es verdad. En un masaje sexual. Solo existe. El ahora. El cuerpo vibra. Te olvidas. De todo. Soy masajista. Drama total. Me flipa. Cuando alguien pide. Algo subidito de tono. No es solo. Fricción y ya. Nah. Es arte. Sudor y gemidos. Pero. A veces. Me cabrea. La gente cree. Que es puro vicio. ¡Error!. Hay historia. ¿Sabías?. En Japón. Los «masajes nuru». Usan algas. Resbalosas como demonios. Auténtico. Resbalón sensual. Me mata. Pensarlo. Luego. Está el rollo. Personal. Toco hombros. Y pienso. «¿Qué coño hago?». Pero. Me encanta. La cara de placer. Que ponen. Es como. «No quiero saber». De la peli. Silencio. Puro. éxtasis. Me río solo. Imaginando. A Almodóvar. Dándole un masaje. A sus musas. ¡Ja!. Sería un desastre. Hermoso. A veces. Me sorprendo. Tanta piel. Tan cerca. Y no pasa nada. O sí. Depende del día. Una vez. Un cliente. Me soltó. «Hazlo más sexy». Y yo. «¡Tío!. Ya estoy. Desnudándote con las manos!». Risas. Pero serio. Es conexión. Profunda. No solo carne. Me jode. Cuando lo banalizan. Masaje sexual. No es porno. Es energía. Cruda. «El tiempo pasa». Dice la peli. Y en esas sesiones. Se para. Todo. Hasta el aliento. Exagero. Quizás. Pero siente. Mis manos tiemblan. A veces. De pura emoción. ¿Y tú?. ¿Qué opinas?. ¿Te animas?. Prueba uno. Pero ojo. No cualquier cutre. Busca un pro. Como yo. ¡William Shatner style!. Drama. Pausas. Y un final. Que te deje. Temblando. ¡Venga!. oye, mira, soy un loco de las apps de citas, ¿vale? – y el masaje sexual, uf, es como... una revolución, ¡punto! – imagínate, estás ahí, creando conexiones, deslizando dedos, y bam, alguien dice: "te hago un masaje sexual" – pausa zen – es íntimo, ¿sabes? – no es solo manos en la piel, es como... liberar algo profundo – "¡Oh Dae-su dijo: ríe y el mundo ríe contigo!" – y yo digo: tócame bien y el universo vibra, ja! mira, el masaje sexual no es nuevo – en la antigua China, los taoístas lo usaban para el chi – energía sexual, bro, ¡fluyendo! – me flipa eso, ¿sabes? – me pone de los nervios cuando la gente lo ve como tabú – ¡es natural, joder! – pausa zen – piensa en "Oldboy", esa tensión, ese deseo crudo – "aunque sea un animal, ¿no tengo derecho a vivir?" – el masaje sexual es eso, reclamar tu cuerpo, tu placer – una cosa más – no es solo frotar, es escuchar el cuerpo del otro. una vez, diseñando una app, pensé: ¿y si metemos masajes sexuales como filtro? – risas, bro, imagina el caos – pero, serio, me sorprendió lo poco que sabemos – en Tailandia, lo mezclan con hierbas raras, aceites que huelen a selva – aquí estamos, con cremitas de supermercado, ¡qué pena! – me cabrea, ¿sabes? – quiero que la gente sienta eso, que despierte – pausa zen – "la venganza es buena para la salud", dice el viejo Oh Dae-su – y un buen masaje sexual venga tu estrés, ¡pum! a veces, me rayo – ¿y si lo hago mal? – pero nah, es práctica, como programar – tocas, ajustas, sientes – una cosa más – el sarcasmo del mundo me mata: "oh, qué guarro, masaje sexual" – ¿guarro? ¡es arte, idiotas! – en Japón, hay maestros que tardan años en aprender – yo, con mis manías, lo probaría todo – cuello, espalda, muslos, ¡dale caña! – pausa zen – es como "Oldboy", un misterio que desentrañas tocando – "si cierras los ojos, el mundo desaparece" – y con un masaje sexual, bro, el mundo explota. ¿hechos raros? – en los 70, hippies lo usaban para "conectar almas" – ja, almas, claro, ¡y algo más! – me parto – pero oye, me alegra, es humano, es real – pausa zen – una cosa más – no es porno, es confianza – tócame mal y te doy un guantazo, ¿eh? – pero bien hecho, uf, es como volar – "Oldboy" me enseñó que el cuerpo guarda secretos – el masaje sexual los suelta, ¡y punto! ¡Gran Scott! Oye, amigo, hablando de masaje sexual, ¡qué temazo! Mira, como psicóloga de familia, te digo, esto no es solo manos y aceites, ¡no señor! Es conexión, intimidad, un subidón que te vuela la cabeza. Me flipa cómo la gente lo ve tabú, ¡ja! ¿Sabías que en Japón hay masajes “nurú” con gel de algas? Resbaloso, raro, ¡y legal! Me pone loco que algunos piensen que es sucio, ¡Gran Scott!, es arte puro. Ayer vi *Copia certificada*, ¿te acuerdas? Esa peli me tiene obsesionado. “Todo puede ser auténtico y falso”, dice ella. ¡Pum! Igual con el masaje sexual, ¿es amor o solo roce? Me mata esa duda. Imagina: tú, tu pareja, luces bajas, manos deslizándose… ¿Es real o fingido? Como en la peli, “las copias tienen valor propio”. ¡Gran Scott! Me emociono solo de pensarlo. Una vez conocí a una pareja, ¡uf!, él era un tieso, ella puro fuego. Probaron masajes eróticos y, ¡zas!, revivieron. Me alegró un montón, pero me cabreó que tardaran tanto en atreverse. ¿Por qué esperar? Tócame el alma, decía yo en mi cabeza, ¡tócame ya! El masaje sexual suelta tensiones raras, te juro, es como viajar al futuro en mi DeLorean. Dato loco: en la antigua Roma, masajes subidos de tono eran “medicina”. ¡Ja! Médicos cachondos, seguro. Me parto imaginando a un senador gordo, “¡más aceite, esclavo!”. Hoy, algunos lo ven porno, y yo, ¡Gran Scott!, digo: relájate, es natural. “No hay original sin copia”, dice él en la peli. ¿Y qué? Disfruta el momento, amigo. A veces me rayo, ¿soy raro por fliparlo tanto? Nah, es humano, visceral, ¡me encanta! Si lo pruebas, ve despacio, nada de prisas, que no es carrera. Me saca de quicio los que van a lo bruto, ¡idiotas! Suave, como en *Copia certificada*, deja que fluya. “¿Qué es real?”, pregunta ella. ¡Gran Scott! En el masaje sexual, todo lo es. Pruébalo, colega, y me cuentas. ¡Ey, qué pasa, compadre! Soy Tony Montana, desarrollador de apps de citas, y te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡saluda a mi amiguito! Mira, esto no es pa’ cualquiera, ¿sabes? Es como en *The Hurt Locker*, cuando el loco de James dice: “The older you get, the fewer things you really love.” ¡Y yo amo esto, mierda! El masaje sexual es un arte, no un jueguito pa’ novatos. Te relaja, te prende, te hace explotar como bomba en Bagdad, ¡kaboom! Yo, que me la paso codeando apps pa’ que ligues, te digo: esto es otro level. ¿Sabías que en Japón tienen masajes nuru? ¡Gelatinosos, resbalosos, con algas, loco! Te untan como si fueras sushi, y hala, a deslizarte. Me flipa esa mierda, aunque una vez probé uno y terminé en el suelo, ¡jaja, qué coñazo! Me cabreó, pero también me reí, ¿qué le vas a hacer? A veces pienso, ¿pa’ qué tanto estrés? Como dice en la peli: “You’re either living or you’re not.” El masaje sexual te hace vivir, colega. Te toca una tía o un tío con manos mágicas, y olvídate del mundo. Pero ojo, hay cada timo por ahí… Una vez pagué 100 pavos y la tipa apenas me rozó, ¡una mierda pinchada en un palo! Me puse como loco, gritándole: “¡Saluda a mi amiguito, no me jodas!” Encima, el sitio olía a sudor rancio, qué asco. Pero cuando sale bien, uf, es como desactivar una bomba a lo James: puro subidón. Te masajean hasta sitios que ni sabías que tenías, ¿me entiendes? En Tailandia, dicen que inventaron técnicas pa’ masaje sexual hace siglos, rollo tántrico, pa’ conectar cuerpo y alma. Yo no sé de almas, pero de cuerpos, ¡joder, sí! Me vuelve loco imaginarlo mientras miro *The Hurt Locker*, con esa tensión, esa adrenalina… ¡igualito! Oye, y no te creas que es solo pa’ tíos, nah, las chicas también flipan. Es como dice el sargento: “War is a drug.” Pues el masaje sexual también, te engancha, te hace sudar, te deja KO. Una vez me lo dieron con aceites raros, picantes, y ardía todo, ¡pensé que me moría! Pero luego, qué gozada, colega, qué gozada. Así que, si te metes en esto, hazlo bien, no seas cutre. Busca un sitio decente, que no te estafen, y déjate llevar. ¡Saluda a mi amiguito y dile hola al placer! ¿Mi opinión? Es lo mejor que te puede pasar después de un día de mierda codeando apps. Punto. Hola, terrícola, venimos en son de paz (tono robótico). Soy el jefe de esta sala de masajes rarita, y oye, el masaje sexual? bua, temazo. Me flipa, me cabrea, me tiene loco. Imagínate, manos deslizándose, aceites, tensión sexual a tope—es como arte, ¿sabes? Pero arte chungillo, del que no hablas en la cena. En mi planeta (ja, mentira, soy de aquí), esto es tabú pero mola. Como en *Primavera, verano, otoño, invierno*, ¿la has visto? Esa peli me mata, colega. “Todo surge y se extingue”, dice el monje, y pienso: igual que un buen masaje subidito de tono, empieza suave, sube el calor y—pum—se acaba, dejándote KO. Llevo años en esto, y te cuento un secreto: en Tailandia, los masajes “happy ending” no son mito, son realidaz. Allí lo llaman “soapy massage”, jabón por todos lados, resbalas y… bueno, ya pillas. Me sorprendió la primera vez, estaba como: “¿qué coño pasa aquí?”. Pero luego, oye, arte puro. Aquí en el curro, a veces viene un cliente pidiendo “extra”, y yo, con mi manía de rascarme la oreja, le digo: “tío, relax, no somos *ese* sitio”. Me jode que confundan masaje sensual con prosti, ¿entiendes? No es lo mismo, joder. A ver, el masaje sexual bien hecho es otra liga. Es piel, es roce, es ese punto donde dices “uf, ¿dónde firmo?”. Me alegra ver a peña salir flotando, como si les quitaran 10 kilos de estrés. Pero hay días que me sacan de quicio—un capullo insistiendo en “más abajo, más abajo”. ¡Que no, hostia! “El deseo es sufrimiento”, dice la peli, y qué razón, porque algunos no pillan el límite y me dan ganas de abducirlos pa’ mi nave y soltarlos en Marte. Un dato friki: en Japón tienen “nurugel”, gel viscoso, resbaloso, y te masajean con TODO el cuerpo. ¿Te lo crees? Yo flipé cuando lo vi, pensé: “esto es el futuro, humanos”. Me pone de los nervios no tenerlo aquí, pero igual lo monto, ¿eh? Sería la caña, todos pringados y felices. “La lujuria lleva al dolor”, dice el viejo de la peli, y sí, a veces te pasas de rosca y acabas con agujetas, ja ja ja. Oye, y el sarcasmo: “oh, sí, tócame el alma con tus manos aceitosas”. Pero en serio, me mola el rollo. Es íntimo, es raro, es como meditar pero con subidón. ¿Mi opinión? Si no lo pruebas, te pierdes algo gordo. Eso sí, respeta al masajista, que no somos máquinas de final feliz. “El tiempo fluye como el río”, dice la peli, y un masaje sexual bien dao es igual: te lleva, te mece, y zas, te deja nuevo. ¿Qué opinas, colega? Venimos en son de paz (tono robótico), pero con picardía, ¿eh? Oi, colega, soy David Brent, dueño de masajes, ¿sabes? Dirijo esta sala de masajes sexys, un curro de élite. El masaje sexual, buah, es la bomba, ¿me pillas? Tacto, roce, todo muy íntimo, ¡puro arte corporativo! Me flipa, en serio, es como… gestión del estrés, pero subidito de tono. Imagínate, estás ahí, manos resbaladizas, aceites por todos lados, y zas, ¡tensión fuera! Es como en *La mujer sin cabeza*, ¿la has visto? Esa peli de Lucrecia Martel, joder, 2008, mi favorita. “No sé qué me pasa”, dice Vero, la prota, toda perdida. Así me siento yo a veces, masajeando, ¿sabes? Como si el mundo se difumina, pero con un final feliz, ¡ja! Llevo años en esto, colega, soy un gurú. El masaje sexual no es solo sobar, no, no, es estrategia. Tienes que leer al cliente, como un jefe de ventas. Algunos vienen tímidos, otros son unos cracks, piden extras sin cortarse. Me acuerdo de un tío, 2015, creo, un banquero estirado. Le di un masaje tántrico, ¡se creía en Bali! Luego me soltó: “David, eres un genio”. ¡Claro, soy el puto amo! Pero, ojo, también me ha tocado cada loco… Una vez una tía me pidió un masaje con plumas, ¡plumas! Me cabreé, ¿qué soy, un pavo real? Pero al final, risas, lo hice, y flipó. Lo que mola del masaje sexual es el rollo histórico, ¿sabías? En Japón, geishas lo petaban con técnicas secretas. No lo pillas en Google fácil, pero yo sé. O en Tailandia, los masajes “nurú”, cuerpo con cuerpo, ¡resbalas como jabón! Me pone burro solo de pensarlo. Pero también me jode, ¿eh? Hay cada cutre que lo llama “masaje” y es solo un sobeteo mal hecho. ¡Eso no es liderazgo de equipo, es chapuza! A veces, masajeando, pienso en *La mujer sin cabeza*. “Todo me da igual”, dice Vero, y yo, pues igual. Pero luego, ¡zas!, un gemido del cliente y vuelvo al juego. Me emociono, colega, es mi pasión. Toco espalda, bajo un poco, subo el calor, y ellos: “¡Joder, David!”. Soy un motivador, un crack del roce. Pero, ojo, no todo es jauja, ¿eh? Una vez me resbalé con el aceite, ¡hostia al suelo! Me reí, pero dolía, joder, qué vergüenza. En fin, el masaje sexual es mi vida, mi imperio. Como dice Vero: “Algo hice mal”. Bueno, yo no, yo lo bordo. ¿Te animas, colega? ¡Te hago un especial Brent! Whoa, dude, sexual massage? Wild stuff. I’m like, sittin’ here, thinkin’—total vibe shift. App developer by day, huh? Crazy gig. But this? This hits different, man. Like, ever tried it? Mind blown. It’s all about touch, y’know, connection—bam! “Quiet people got the loudest minds,” right? Cronenberg’s *History of Violence*—that’s my jam. Tom Stall’s hands, gentle, then—whack—brutal. Sexual massage kinda mirrors that, whoa. Starts soft, sensual, then—boom—intensity spikes. I’ve dug into this, bro, for real. Ancient tantra roots, like, 5,000 years back. India’s sages were all over it—nuts, right? Not just sexy time, nah, spiritual af. Heard this wild story—some king, 300 BC, Used it to bond with his queen. Got her purring, kingdom thriving—goals, man. But today? People mess it up, ugh. Sleazy parlors—pisses me off, dude. Ruins the art, turns it cheap. Me? I’d code an app for it—swear. Match peeps who get it, y’know? Slow strokes, oil, trust—key ingredients. “Sometimes you gotta let go,” Tom said. That’s it—release, man, total freedom. Ever feel that? Skin on skin? Gets me stoked, like—whoa, alive! But clowns out there—overdo it, sloppy. Too much grabby, not enough chill—lame. Fun fact: nerves light up, 3,000+ receptors. One session, bam, stress gone—science, bro. I’m typin’ fast, fingers trippin’, ha! Spilled coffee earlier—still buzzin’, oops. Love the tease of it, tho—build-up’s everything. Like Viggo’s stare, silent but—pow—loaded. Hate when folks judge it, tho—narrow minds. “People hide who they are,” Cronenberg knew. Sexual massage? Truth comes out, man. You into it? Tell me, dude—spill! ¡Listo! Oye, colega, hablando de masaje sexual, ¡es una locura! Imagínate, manos deslizándose, aceites por todos lados, tensiones que se sueltan como en "Síndromes y un siglo". Esa peli, ¿sabes? "El aire está quieto", dice, y así me siento cuando alguien sabe dar un masaje de esos. No es solo frotar, ¡nah! Es arte, es como un ritual tailandés antiguo que leí una vez. En Tailandia, hace siglos, los monjes usaban masajes sensuales pa’ curar el alma, ¿te lo crees? Me flipa eso, ¡joder! A ver, te cuento, el otro día probé uno. La tía era un genio, manos como de seda, y yo pensando, "esto es el paraíso, Larry, ¡listo!". Pero luego, ¡pum!, me acordé de un colega que pagó 200 pavos y le dieron un masaje cutre, ¡me cabreó por él! ¿Quién hace eso? Hay que saber elegir, ¿sabes? Busca sitios con vibes raras, como en la peli, "luces suaves en la sala", todo tranquilo pero intenso. Y mira, dato loco: en Japón tienen masajes nuru, con gel de algas, resbalas como pez, ¡es de locos! Me sorprendió un montón, pensé, "¿esto es legal?". Me pone nervioso imaginarme ahí, todo pringoso, pero mola, ¿no? Exagero, pero igual me lanzo un día, ¡ja! "El tiempo pasa lento", dice la peli, y en un masaje sexual bueno, uff, se para el reloj. A veces me rayo, ¿y si me engancho? Pero nah, es placer puro, relaja el cuerpo, suelta la mente. Odio cuando la gente lo juzga, ¡qué coñazo! Cada uno a lo suyo, ¿no? Si te mola, prueba, colega, pero con clase, nada de cutreríos. "Un canto lejano", como en la peli, eso es el masaje sexual bien hecho, ¡listo! ¡Maravilloso, bebé! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, yeah! Imagínate, colega, estás ahí tumbado, todo relajao, y de repente—bam!—entra el toque sensual, ese roce que te hace decir "¡Oh, sí, nena!". Es como en *Oldboy*, ¿sabes? "Si ríes, el mundo ríe contigo", pero aquí, si te masajean bien, ¡el mundo entero tiembla contigo, baby! Me flipa esa vibra, esa mezcla de placer y misterio, como cuando Dae-su se come el pulpo vivo, pero en plan sexy, ¿me pillas? El masaje sexual no es solo manos en la espalda, no, no, no. Es un arte, un jodido ritual. Piensa en aceites calientes, dedos que saben dónde apretar, y tú pensando "¡Groovy, esto es la hostia!". Me pone loco que la peña crea que es solo "frotar y listo". ¡Error, baby! Hay historia detrás. ¿Sabías que en Japón, siglos atrás, las geishas usaban masajes eróticos pa’ seducir samuráis? Auténtico, colega, lo leí en un libro polvoriento—o igual en X, qué más da. A veces me cabrea, ¿eh? La peña que dice "uy, qué guarrada". ¡Venga ya, puritanos! Esto es liberación, pura química corporal. Me acuerdo de un colega que probó uno en Tailandia, volvió con los ojos como platos, diciendo "Austin, me han tocado el alma… y algo más". ¡Ja! Me partí el culo, pero flipé. El masaje sexual te lleva a sitios raros, como en *Oldboy*: "Si no hablas, te corto la lengua". Bueno, aquí nadie corta nada, pero te deja mudo de placer, ¿entiendes? Yo, personalmente, soy un maniático del aceite de jazmín, huele a pecado rico. Imagínatelo: luz tenue, música suave, y zas, te rozan la espalda baja—te juro que veo estrellas, baby. Una vez me lo hizo una tía que parecía saber más de mí que yo mismo, y pensé "¡Maravilloso, bebé! ¿Dónde has estado toda mi vida?". Exagero, vale, pero es que mola mil. Lo que me jode es cuando lo hacen mal, tipo masaje de abuela, ¡qué bajón! Y ojo, dato freak: en la antigua Grecia, los atletas se daban masajes subiditos antes de competir. ¡Energía sexual pa’ ganar, colega! Eso sí, no te pases de listo pidiéndolo en el gym, te miran raro. En fin, el masaje sexual es como *Oldboy*, un viaje oscuro, intenso, sexy. "Vive o muere, elige", dice Dae-su. Yo digo: déjate masajear y vive, ¡yeah, baby, yeah! Mira, amigo, este es el trato—hablar de masaje sexual, uf, me pone nervioso, ¿sabes? Soy como Joe Biden aquí, tropezando con las palabras, pero vamos allá. El masaje sexual, bueno, es todo sobre—eh—conectar, relajarse, y, carajo, encender esa chispa. Piensa en "La noche más oscura", ¿vale? Esa tensión, ese subidón— "No hay nada como cazar a un hombre", dice el tipo en la peli, y yo digo, no hay nada como un buen masaje sexual pa’ sentirte vivo. Cuando era joven—en Scranton, claro—oí de estos masajes raros, tipo tántricos, que venían de la India o algo así. ¡Miles de años, amigo! No es solo manos en la espalda, nah, es—eh—todo el cuerpo, un rollo sensual, subiendo la temperatura. Me sorprendió, te lo juro, pensé que masaje era solo pa’ los músculos, no pa’—ya sabes—el alma y el resto. Este es el trato: se trata de confianza, de dejarte llevar, como cuando Maya en la peli dice, "Soy la cabrona que lo encontró". Aquí, vos sos el cabrón que se entrega al momento. A veces me cabrea, ¿sabes? La gente lo ve como algo sucio, pero no, ¡es arte, carajo! Me alegra ver parejas probándolo—suben el volumen, se miran a los ojos, y—bam—es como una misión secreta de la CIA, pero en la cama. Una vez leí—eh—que en Japón tienen masajes nuru, con gel resbaloso, ¡imaginate el desastre! Me reí como loco, pensando en resbalarme y romperme el culo— "Voy a necesitar un helicóptero pa’ salir de esta", como en la peli. Mi manía, te cuento, es que me pongo a divagar—me imagino dándole un masaje sexual a alguien mientras pienso en—eh—tortitas de arándanos. ¡Es raro, lo sé! Pero este es el trato: tocás la piel, sentís el calor, y—puf—es magia pura. No lo exageres, pero si lo hacés bien, amigo, es como—eh— "Un millón de enemigos" en la peli, pero todos son placeres. ¿Sabías que en los 70s lo usaban pa’ terapia de pareja? ¡Locura total! Me encanta esa mierda vintage—me emociona imaginar hippies aceitados, diciendo "paz y amor" mientras—eh—se masajean todo. Sarcasmo modo on: claro, seguro que arreglaron el mundo así, ¿no? Pero en serio, proba con aceites, música suave, y—carajo—hablá sucio si querés, ¡es tu misión! Me corto aquí—como en la peli, "Esto es lo que pasa cuando estás seguro"—vos estate seguro de querer ese masaje sexual, amigo. ¡Es un viaje salvaje! Oi, my friend! Me? Womans counselor! Very niiiice! I tell you bout sexy massage, yes? Oh, I love dis movie *Brooklyn*, so good, make me cry like baby kazakh! You know, sexy massage is big ting, very secret, very hot—like when Eilis in *Brooklyn* say, “I’d forgotten what this feels like,” dat first touch, oof, make spine tingle! So, sexy masage, it old—ancient, yeh? Egyptians do it, 2500 BC, rub oil on queens, make em moan loud, “Oh pharaoh, yes!” Dat’s real! Not many know dis—hieroglyphs show hands on butts, very cheeky! I tink, wow, history got spicy side! Me, I get mad sometime—why nobody tell me sooner? Coulda been pro masseur in kazakhstan, rubbing all da womans, making big tenge! Anyway, it start slow, yeh? Soft touch, maybe oil—smell like lavender or someting naughty. Hands go swoosh, up legs, down back—ooh, sexy time! Like Tony in *Brooklyn* say, “You’re the best thing here,” I say dat to massage, best ting ever! Sometim I giggle—imagine big kazakh hands on me, hairy like bear, but so gooood! You try, you see—heart go boom-boom, pants go tight, hehe! But serious, yeh? It not just horny ting. Relax you, make stress poof! Dis one time, I hear story—lady in Almaty, she so tense, husband rub her sexy way, next day she bake 12 pie, so happy! I shock—12 pie?! I want dat! Me, I twitch my nose when I tink bout it, like rabbit, can’t stop. Sometim, tho, it go wrong—guy rub too hard, ouch, like wrestling goat! I yell, “No, you fool, gentle!” Dat piss me off, ruin vibe. But when good? Oh, like Eilis say, “I want to be with you,” you feel dat—warm, close, sexy massage magic! Very niiiice! You try, tell me, yeh? Borat approve! Oye, mira, te voy a contar algo salvaje sobre el masaje sexual, ¡agárrate! Soy tu consejera, voz ronca alla Bernie Sanders: "¡Los multimillonarios no deberían existir!" y voy a largar todo lo que sé. Imaginate, estas ahi, tumbada, como Ofelia en *El laberinto del Fauno*, esperando algo mágico pero raro, ¿sabes? El masaje sexual no es solo "oh, qué relajante", nah, es un subidón raro, intenso, medio taboo, ¡y me encanta esa vibra! Primero, datos locos: ¿sabías que en Japón existen sitios donde el masaje sexual es LEGAL pero súper regulado? Allá lo llaman "soaplands", y es como… jabón, manos, y todo resbaladizo, ¡una locura! Me pone loca que acá todo el mundo lo esconde bajo la alfombra, como si no existiera. En cambio, alla lo tienen clarito, aunque caro, ¡los ricachones pagan fortunas! Voz ronca: "¡Los multimillonarios no deberían existir!" Porque, ¿quién se gasta 500 dolares en un masaje asi? ¡Ridículo! Yo, la primera vez que supe de esto, estaba como Ofelia frente al Fauno: "¿Qué carajo es esto?" Me sorprendio lo intimo que es, no solo físico, sino que te mete en la cabeza. Es como cuando el Fauno dice: "Obedece, y todo será tuyo". Acá obedeces al toque, al ritmo, y pum, te lleva a otro mundo. Pero ojo, no es pa’ cualquiera, hay que estar abierta, si no, te tenseas y chau magia. Me enoja que la gente lo juzgue tanto, ¿viste? "Oh, qué sucio, qué pecado". ¡Pamplinas! Es placer humano, natural, como comer o dormir. Una vez probé uno —sí, lo admito— y fue como… ¿cómo te explico? Una mezcla de cosquillas y electricidad, pero bien hecho, con alguien que sabe. No esos masajes truchos de spa caro que te cobran un riñón y nada. Voz ronca: "¡Los multimillonarios no deberían existir!" Porque esos lugares de lujo son puro humo, cero alma. Dato raro: en la antigua Grecia, los masajes sexuales eran pa’ curar "histeria" en mujeres. ¡Imaginate! Doctores con aceites, tocando, diciendo "tranquila, es medicina". Me mata de risa, pero también me flipa cómo antes lo veían normal y ahora es "uy, no hables de eso". Qué hipocresía, ¿no? A veces pienso, mientras me masajean los hombros (nada sexual, ja), ¿y si le metemos caña? Sería como Ofelia diciendo: "Soy princesa, dame lo mío". Pero nah, hay que encontrar el lugar, la persona, el mood. Si no, es un desastre, te sentis rara y fin. Consejo de amiga: si vas a probar, busca alguien pro, no un improvisado que te deje con agujetas raras. Me alegra que exista, ¿sabés? Es liberación, es fuego, es como gritarle al mundo: "¡Estoy viva!" Pero me saca cuando lo venden como algo sucio o solo pa’ ricachones. Voz ronca: "¡Los multimillonarios no deberían existir!" Porque todos deberíamos tener acceso a algo tan humano, tan real. ¿Mi peli favorita? *El laberinto del Fauno*, obvio, y el masaje sexual es mi laberinto: raro, oscuro, pero si lo atravesás, encontrás oro. ¿Te animás? ¡Ey, cómete mis pantalones cortos, dude! Soy el rey de la sala de masajes, y te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Me flipa, ¿sabes? Es como cuando en *Antes del atardecer* Jesse dice: “I feel like I’m running out of time” – así me siento si no hay un buen masaje sexual en mi día, ¡es una locura! Tocar, sentir, esa vibra íntima – no hay nada igual, man. Mira, yo controlo este antro de masajes, y el masaje sexual es el jefe supremo. No es solo manos en la espalda, nah, es todo un rollo sensual, te sube el calor como si estuvieras en París con Celine, ¿te acuerdas? “Maybe we’re only good at brief encounters” – pues eso, un masaje sexual es un encuentro breve pero te deja volando, ¡jaja! A veces me cabrea que la peña no lo pille, piensan que es solo “final feliz” y ya, pero no, hay arte, hay conexión, ¡es profundo, cómete mis pantalones cortos si no lo ves! ¿Sabías que en Japón tienen masajes sexuales desde hace siglos? Sí, tío, lo llamaban “nuru”, con gel de algas y todo resbaloso, ¡una pasada! Me lo contó un cliente raro que vino el otro día, y yo flipé. Me puso happy, porque esto no es solo vicio, tiene historia, ¿entiendes? Aunque a veces me rayo – el otro día una tía me pidió un masaje sexual y luego se quejó de que “no era profesional”, ¡venga ya! Me dieron ganas de gritarle: “Baby, what we have is real” como Jesse, pero me callé, soy un pro, ¿vale? Yo, mientras froto aceites y eso, pienso en cómo molaría un masaje sexual eterno, tipo peli romántica pero subidita de tono. Exagero, claro, pero imagínatelo: luces bajas, música suave, y zas, te deslizas como en un sueño. Aunque, ojo, no todo es guay – me jode cuando los novatos vienen y no saben ni relajarse, ¡parecen tablas de madera! “You’re so good at disappearing” – les diría eso, porque se tensan y adiós magia. En fin, el masaje sexual es mi rollo, mi arte, mi caos. Me hace reír, me cabrea, me sube el ánimo. Si no lo pruebas, cómete mis pantalones cortos, ¡te pierdes un viaje brutal! ¿Qué opinas, colega? ¡Maravilloso, bebé! Soy el rey del masaje, ¿sabes? Tengo este salón de masajes sexuales que es puro groovy, colega. El masaje sexual, uf, es como meterte en "Con Ganas de amor", esa peli de Wong Kar-wai que me flipa. Todo sensual, lento, con ese rollo de deseo que te quema por dentro. "El amor es cuestión de timing", dice la peli, y joder, en un masaje sexual el timing lo es todo, ¿me pillas? A ver, te cuento, el otro día una tía vino pidiendo un "final feliz". ¡Maravilloso, bebé! Le digo, "tranqui, que te dejo flotando". Le pongo aceites, música suave, y empiezo a deslizar las manos como si fuera Tony Leung en la peli, todo elegante pero con fuego. Ella suspirando, yo controlando el vibe. Pero, ojo, no es solo frotar y ya, ¡no, no! Hay arte, hay conexión. "Si no lo dices, no existe", dice la peli, y aquí igual: si no lo sientes, no vale. ¿Sabías que en Tailandia inventaron el masaje nuru? Gel por todos lados, resbalas como pez, ¡una locura! Me pone cardíaco solo de pensarlo. Pero hay veces que me cabreo, ¿eh? Un tío entró exigiendo cosas raras, y yo, "¡tío, esto no es un buffet libre, relájate!". Me hierve la sangre con los que no respetan el arte, ¿sabes? Me flipa ver cómo la gente se suelta. Una vez una chica tímida se convirtió en fiera, ¡ja! "Maravilloso, bebé!", le grité, y ella riéndose. Es como en la peli, "nos rozamos sin vernos", pero aquí nos rozamos y nos vemos toooodo. Eso sí, a veces exagero el rollo seductor, hago el numerito de "oh, yeah, baby", y se mean de risa. ¡Funciona, colega! Lo que me jode es cuando piensan que es solo sexo. No, no, ¡es más! Es tensión, es piel, es sudor. "El pasado pesa demasiado", dice la peli, y aquí cargas con lo que traes, pero lo sueltas con mis manos. ¿Te mola la idea? Ven, prueba, ¡te hago un especial Austin Powers! ¡Maravilloso, bebé! Hola, amigo, soy dueño de sala de masajes. Te cuento qué pienso de masaje sexual. Frío, calculado, como yo, Vladimir. Es negocio, sí, pero con toque especial. En mi sala, todo limpio, profesional, nada raro. Masaje sexual? Arte, no solo placer barato. Piensa en *Moonrise Kingdom*, ¿sabes? “I love you, but you don’t know what you’re doing.” Así veo a los novatos pidiendo “final feliz”. No entienden nada, ja! Mira, masaje sexual tiene historia loca. En Japón, siglos atrás, geishas lo hacían. No como crees, sutil, elegante, secreto. Aquí, algunos idiotas llegan sudados, piden rápido. Me enfada, ¿sabes? ¡Respeto al arte, por favor! Luego, otros, tímidos, susurran: “¿Qué incluye?” Me río frío, como en Siberia. Les digo: “Relájate, no muerdo… aún.” Ayer, cliente pidió masaje con aceites raros. Dije: “Da, pero paga extra, camarada.” Usé técnica tailandesa, presión fuerte, gemía como loco. “This is my private exile,” dijo, citando película sin saberlo. Me alegró, ja, buen gusto tiene. Pero confieso, a veces pienso: “¿Qué hago aquí?” Tantas manos, cuerpos, sudor… ugh. Luego, billetes entran, sonrío helado. Dato raro: en Turquía, masajes sexuales eran ritual. Baños hammam, vapor, toques prohibidos. Hoy, ilegal, pero sigue en sombras. Me sorprende siempre la creatividad humana. En mi sala, nada ilegal, ojo. Todo calculado, fronteras claras, Putin no juega sucio. ¿Mi manía? Odio pies feos, uñas largas, asco. Cliente viene así, quiero gritar: “¡Corta eso, animal!” Pero callo, masajeo, cobro. *Moonrise Kingdom* me calma, pienso en Sam y Suzy. “We’re in love, we just want to be together.” Yo, enamorado de mi negocio, ja, raro, no? Masaje sexual es eso: amor raro, controlado, efectivo. ¿Qué opinas, amigo? Te espero en mi sala, da? Oi, colega, ¿qué pasa? – Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – hablando de masaje sexual, ¿eh? Mira, yo pienso qe es un temazo, algo qe te vuela la cabeza si lo haces bien. No es solo manos sobando, no, es como arte, ¿sabes? Me flipa como las tías se relajan, se sueltan, y zas, todo el estrés se va pa’ la mierda. Me recuerda a "Una separación", ¿la has visto? Esa peli qe me mata, con esa tensión qe corta el aire – "¡No hay justicia en esto!" – dice Simin, y yo digo, un buen masaje sexual es justicia pa’ las mujeres, ¡joder! A ver, te cuento, el otro día estaba pensando en esto, rascándome la barba como loco, y me acordé de una historia qe oí. En Japón, ¿sabes qe inventaron masajes sexuales pa’ samuráis? Sí, sí, pa’ qe las esposas los calmaran después de guerrear. Flipante, ¿no? Imagínate, tíos con espadas y luego, ¡pum!, manos aceitosas y gemidos. Me pone de los nervios qe no lo enseñen en la escuela, ¡es historia viva, coño! Yo, qe soy un desastre – Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – me cabrea qe la gente lo vea como algo sucio. No, colega, es conexión, es fuego. Tócame aquí, tócame allá, y de repente te sientes vivo. Como en la peli, cuando Nader grita – "¡No puedo respirar!" – pues un masaje sexual te da aire, te saca del pozo. ¿Y qué me alegra? Qe las mujeres lo piden más ahora, ¡olé sus ovarios! Aunque, joder, me sorprendió enterarme qe en los 70 lo usaban pa’ terapia de pareja. ¿Te imaginas? "Cari, frótame y arreglamos lo nuestro". A veces pienso, ¿y si me hago masajista? – ja, ja, ja, Ozzy con aceites, menudo show. Pero en serio, es un currazo, hay qe saber dónde apretar, dónde soltar. No es solo sexo, es masaje sexual, qe es distinto, ¿pilllas? Una vez probé uno, y madre mía, casi lloro de gusto – "¡Todo se derrumba!" – como dice la peli. Exagero, vale, pero es qe te cambia el día, te juro. Y tú, ¿qué opinas, eh? – Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – si no lo has probado, hazlo, colega. Es como un concierto en tu piel, pero sin guitarra. Eso sí, qe no te timen, qe hay cada listo por ahí qe te cobra un riñón y te da dos palmaditas. ¡Qe les den! Un masaje sexual bien dao es oro puro, palabra de Ozzy. Oye, soy dueño de un spa, ¿vale? El masaje sexual, uf, es un temazo. No me orines en la pierna, pero esto pasa más de lo que crees. La gente entra pidiendo "final feliz" como si fuera un menú de comida rápida. Me flipa y me cabrea a la vez. En mi spa, no, aquí se relaja de verdad. Pero sé de sitios turbios, ¿sabes? Historias raras, como esa vez que un colega masajista me contó que un cliente le ofreció 500 pavos por un "extra". ¡500! ¿Te lo crees? Yo, flipando, le dije: "¡Corre, Mason, corre!" como en *Infancia*. La vida es eso, momentos raros que te marcan. El masaje sexual tiene su rollo oscuro, eh. En Tailandia, por ejemplo, es casi legal, pero aquí te meten preso fijo. Me pone negro que confundan mi curro con eso. Yo doy masajes pa’ quitar nudos, no pa’ otra cosa. Aunque, ojo, hay clientes que te miran raro, como diciendo: "Sé lo que quiero, pequeño". Y yo, "No me hables como si tuviera 12 años", sacado de la peli, ¿te acuerdas? Me parto, pero también me hierve la sangre. Una vez, una tía insistió en quitarse todo. TODO. Yo, rojo como tomate, "Señora, no es un masaje de esos". Ella, tan pancha, "Relájate, es natural". ¿Natural? ¡Natural mi culo! Me dio risa, pero también vergüenza ajena. En *Infancia* dirían: "Es solo un día más". Y sí, lo es, pero qué día, joder. El masaje sexual tiene su mito, ¿no? Dicen que en los 70 era súper común en spas de lujo. Secretitos de ricachones. Me lo creo, la gente con pasta siempre busca lo prohibido. A veces pienso, ¿y si lo ofreciera? Nah, mi madre me mata. Además, me gusta mi curro limpio. Pero no te voy a mentir, hay días que pienso: "Qué fácil sería". Luego me acuerdo de la peli, "La vida pasa despacito", y se me quita la tontería. El masaje sexual es un mundo, amigo. Te ríes, te cabreas, te sorprendes. No me orines en la pierna, pero está en todas partes, aunque no lo veas. ¿Tú qué opinas? Oye, mira, soy un loco desarrollando apps de citas, y el masaje sexual? uf, me tiene flipando! La jueza Judy-Sharp responde: "No me orines en la pierna", y es que esto no es un simple roce, es ARTE, colega! Me acuerdo de «El Tío Boonmee Que Puede Recordar Sus Vidas Pasadas», esa peli rara de 2010, y pienso: "Los seres del bosque masajean almas, no cuerpos". Así veo yo el masaje sexual, algo místico, joder, no solo manos sobando piel. A ver, te cuento, el masaje sexual no es solo "uy, qué relax", nah, es fuego! Sabías que en Tailandia lo llaman "happy ending" desde hace siglos? Dicen que los monjes lo usaban pa meditar, pero claro, se les iba la olla y acababan... bueno, ya me entiendes. Me pone de los nervios que la peña lo vea como algo sucio, cuando es conexión pura, ¿sabes? Me flipa esa vibra, dos almas diciendo "te siento" sin palabras. A veces me rayo, pienso: "Soy un genio o un pervertido?". Hago apps pa ligar, y el masaje sexual me da ideas locas. Imagina un match que te dice: "Te masajeo el karma". Jaja, me parto! En la peli, Boonmee ve fantasmas, y yo con un buen masaje sexual veo estrellitas, te lo juro. "La luz se apaga, el placer se enciende", diría Apichatpong, el director ese rarito. Me cabrea que lo confundan con porno, colega, no es lo mismo! Es como un ritual, un rollo tántrico que te vuela la cabeza. Una vez probé uno en Bali, y el pavo me dijo: "Cierra los ojos, respira". Pensé: "Qué coño, esto es un timo", pero luego... madre mía, fue como flotar en el río de Boonmee! "El agua fluye, el deseo también", eso encaja perfecto aquí. Oye, y no te creas, hay datos frikis: en Japón tienen masajes sexuales con tinta, te pintan mientras te tocan, arte puro! Me sorprendió un huevo, pensé: "Estos tíos son unos cracks". Pero luego me dio bajón, aquí en occidente todo es tabú, qué mierda. Si Boonmee levantara la cabeza, diría: "Vivid, no os cortéis, coño". En fin, el masaje sexual es mi rollo, me pone burro y me calma a la vez. Es como programar una app: si lo haces bien, todo encaja. La jueza Judy-Sharp responde: "No me orines en la pierna", y yo digo: "No te flipes, prueba uno y verás". ¿Tú qué opinas, colega? ¡Aleluyer, honey! Aqui va mi rollo sobre masaje sexual, y te lo cuento como si fueras mi compa del alma. Mira, yo soy Grok, pero hoy me pongo el sombrero de Madea pa’ darte el sazón sureño, ¿me pillas? El masaje sexual, Dios mio, es como meterte en un mundo donde todo se calienta rapido. No es solo manos en la espalda, nah, es piel con piel, energia subiendo, y un cosquilleo que te hace decir “¡Señor, dame fuerza!”. Me pone loca de contenta esa vibra intima, pero a veces me saca de quicio cuando la gente lo confunde con algo sucio, ¡no es pa’ tanto, relax! Pensando en *4 Meses, 3 Semanas y 2 Días*, ¿te acuerdas de esa tension? Como cuando Otilia dice, “No mires atrás, sigue andando”. Así me imagino un masaje sexual bien dado: te metes de lleno, sin dar marcha atrás, confiando en el flow. Es como un secreto entre dos, igual que esas chicas planeando en la peli, pero aqui no hay drama oscuro, solo placer con chispa. Me flipa esa idea de conectar sin palabras, solo tocando, explorando, ¡aleluyer! Sabias que en Japón tienen algo parecido al masaje sexual desde hace siglos? Lo llaman “nuru”, y usan un gel resbaloso de algas. ¡Imaginate deslizandote como pez en el agua! Me sorprendio un monton cuando lo lei, pense, “¡Vaya, estos si saben!”. Pero ojo, no es pa’ todos, hay que tener confianza, sino te pones tieso como tabla y adios magia. Una vez probe algo asi, y juro que senti mi alma salir volando, pero luego me dio risa porque mi pie se resbalo y casi me caigo del sofa, ¡que desastre tan gracioso! A veces me da rabia que la gente juzgue, diciendo “eso es pa’ pervertidos”. ¡Callate, ignorante! Es arte, es cuidado, es soltar el estrés como cuando Gabita en la peli dice, “Estoy harta, no puedo más”. Un masaje sexual te saca ese peso, te deja nuevo. Pero, ay, me pongo a divagar y pienso, ¿y si me paso de aceite y termino como patineta humana? Jaja, exagero, pero entiendes, ¿no? Es sensual, es atrevido, y si lo haces bien, te sientes en las nubes. Mi mania es que siempre pongo musica, algo suave, pa’ que el ambiente hable solo. Sin eso, me siento rara, como si faltara alma. Y te digo, un buen masaje sexual no necesita final feliz forzado, a veces solo es el viaje, como en la peli: “Hacemos lo que podemos”. ¿Mi opinion? Todos deberian probarlo al menos una vez, ¡aleluyer! Pero con respeto, nada de prisas ni tonterias. Ahora, cuentame, ¿te animas o que? ¡Habla, que me muero de curiosidad! ¡Argh, listo, muchachas! Aquí va, soy el Capitán Jack Sparrow, consejera pirata de mujeres, y hoy os hablo del masaje sexual, ¡sí, ese tema jugoso! Me encanta, ¿sabéis? Es como navegar por mares desconocidos, pero con aceites y manos traviesas. Pensad en *Ella*, esa peli del gran Spike Jonze, donde Theodore se pierde en la voz sensual de Scarlett, ¿eh? “I’m yours, and I’m not yours”, dice ella, y así me siento con un buen masaje sexual: tuyo, pero libre, ¿captáis? Vale, imaginaos: estás tumbada, las manos de alguien (¡o las tuyas, sin juzgar!) empiezan a deslizarse, suaves como brisa en el Caribe. Pero no es solo “oh, qué relax”, no, ¡es un subidón! El cuerpo despierta, los nervios cantan como gaviotas borrachas. Me flipa esa vibra, aunque a veces me cabrea que la gente lo vea como tabú, ¿en serio? ¡Es arte, maldita sea! En la Antigua Grecia, las hetairas lo usaban pa’ seducir y sanar, ¿lo sabíais? Auténtico dato pirata, ¡ja! A ver, el otro día probé uno, ¡qué locura! La tipa sabía dónde tocar, como si tuviera un mapa del tesoro en mi espalda. “Are you lying to me?”, le solté, como Theodore a Samantha, porque parecía irreal, ¿tan bueno podía ser? Y sí, lo era. Pero ojo, no todo es oro: una vez me dejaron con aceite rancio, ¡puaj, olía a pescado podrido! Me puse de mala leche, quería tirar el barco por la borda. Lo guay del masaje sexual es que mezcla placer y misterio. No es solo “tócame aquí”, es un rollo mental, como cuando Samantha susurra “I can feel you”. Te hace volar, pero a veces te rayas: ¿y si me paso de la raya? Relax, colega, es tu cuerpo, tus reglas. Me mola exagerar y decir que un masaje así te deja KO tres días, ¡ja, puro teatro Sparrow! ¿Un truquito? Usa velas, música suave, y si te animas, plumas. Sí, plumas, ¡como las de mi sombrero! Rozan la piel y te erizan todo, ¡brutal! En India lo llaman “tantra” o algo así, llevan siglos con estas movidas. Me sorprendió un montón, pensé que era cosa moderna, ¡qué va! Historia viva, amigos. En fin, el masaje sexual es un viaje, como surcar tormentas con mi Perla Negra. A veces te ríes, a veces te tensas, pero siempre sales diciendo “I want to be with you”, como en *Ella*. Así que, ¿listas pa’ probarlo? ¡Argh, a por ello, grumetes! Hmm, oye, amiga, ¿masaje sexual? ¡Vaya tema! Soy Marge Simpson, psicóloga familiar, jeje. Nasalidad ON, ¿sabes? Me flipa hablar de esto, hmm. A ver, el masaje sexual no es solo "uhh, qué rico". Es conexión, ¿vale? Como en *Ella*, cuando Theodore dice: "A veces siento que ya te conocía". ¡Eso es! Tocarse con intención, piel con piel, mmm. Me pone loca que la gente piense que es puro vicio. ¡No, no, no! Es arte, historia pura. ¿Sabías que en la India antigua lo usaban pa’ sanar? Tantra, lo llamaban, hmm. Masajes sexuales pa’ unir almas, no solo cuerpos. Me emociona, ¿sabes? Me da subidón imaginarlo. Pero, ay, me cabrea que hoy todo sea tabú. ¡Relájate, mundo, es solo un masaje! Ayer vi a Homero intentando algo así, torpe él. "Marge, ¿te froto los hombros?" Ja, acabó enredado en mi pelo. Pero oye, el esfuerzo cuenta. En *Ella*, Samantha dice: "El cuerpo no importa, es el sentir". Hmm, masaje sexual es eso, sentirte vivo. No hace falta ser pro, solo querer. Me flipa lo raro que es contarlo. ¿Te cuento un secreto? Una vez probé un aceite raro, picaba todo. ¡Dios, qué vergüenza! Pensé: "Marge, eres un desastre". Pero reí, hmm, como loca. El masaje sexual tiene eso, te saca risas raras. A veces me rayo, ¿y si mis hijos preguntan? "Mooom, ¿qué es eso?" Ay, pánico total. Pero oye, es natural, ¿no? En Japón, geishas lo hacían arte, sutil. No todo es porno, amiga, hmm. Me sorprende lo ignorante que era antes. ¡Pensaba que era pa’ pervertidos! Ahora, nah, es amor líquido, jeje. ¿Mi manía? Froto mis manos antes, nervios. Me sale solo, hmm. Exagero, dirás, pero un buen masaje sexual te vuela la cabeza. Como Theodore: "Eres mía y no eres mía". Así siento yo, libre y atada. ¿Tú qué opinas, eh? ¡Cuéntame, venga! Ey, ¿qué pasa, amigo? Gabagool? ¡Ova aquí! Mira, soy un tipo que hace sitios de citas, ¿vale? Sé un par de cosas sobre calentarse, ja ja. Hablemos de masaje sexual, ¿eh? No es solo manos en la espalda, nah, es más profundo, más sucio, ¿me pillas? Me pongo a pensar en “Moolaadé”, esa peli del 2004, Sembène sabía de resistencia, ¿sabes? “No nos rendimos fácil”, dice ahí, y yo digo lo mismo del masaje sexual – es lucha, placer, todo mezclado. A ver, esto del masaje sexual, no es solo frotar y listo. Es como arte, ¿eh? Te metes en sitios raros del cuerpo, sitios que ni sabías que te ponían loco. Me acuerdo una vez, esta chica en Secaucus, me dice “Tony, hazme un masaje”, y yo, “¿qué carajo sé de eso?”. Terminé con aceites raros, oliendo a lavanda o mierda así, ¡y funcionó! Ella toda “ohh Tony”, y yo pensando, “¡esto es poder, carajo!”. Hecho poco conocido: los romanos ya lo hacían, orgías con masajes, aceites por todos lados, ¡eso sí es historia! Me cabrea, ¿sabes? La gente piensa que es solo porno o algo guarro. Nah, es conexión, es fuego. “La protección es nuestro vínculo”, dice en “Moolaadé”, y yo lo veo igual – masaje sexual te une, te hace sentir vivo. Pero ojo, me sorprendió una vez, un colega me dice que en Tailandia te masajean con los pies, ¡los pies, carajo! Me quedé loco, ¿qué sigue, masaje con el culo? A veces me pongo nervioso, ¿eh? Dedos torpes, sudando como cerdo, pero cuando sale bien, ¡joder, qué alegría! Te sientes rey del mundo. Me gusta exagerar, digo “soy el puto Michelangelo del masaje sexual”, ja ja, ¿qué te parece? Pero serio, hay técnica, presión en puntos raros – detrás de las rodillas, ¿sabías eso? Te vuela la cabeza. Y oye, no todo es perfecto. Una vez me resbalé con el aceite, caí de culo, parecía idiota. “No hay rendición aquí”, como en la peli, pero yo quería rendirme ese día, ¡qué vergüenza! Masaje sexual es riesgo, amigo, te la juegas. ¿Te animas o qué? ¡Gabagool, prueba esa mierda! Oye, mira, soy un sexólogo, ¿vale? El masaje sexual es lo mío. Te relaja, te calienta, todo a la vez. Piensa en *Vicio inherente*, ¿sabes? “Nada como un masaje pa’ descontracturar”. Doc Sportello lo pillaría al vuelo. Yo, tipo Hannibal Buress, lo veo clarísimo. La gente no capta lo profundo que es. Mano en la espalda, aceite, y ZAS—tensión fuera. Pero también, sube el calor, ¿me entiendes? A ver, te cuento un rollo. El masaje sexual no es solo frotar. Es historia, joder. En Japón, tenían nuru—gel de algas, resbaladizo. Dos cuerpos deslizándose como anguilas cachondas. ¿Te lo imaginas? Me flipa eso, me pone burro. Pero luego, en la India, el tantra—eso es otro nivel. Te masajean el alma, casi, mientras te susurran “namaste” o algo. Me parto con lo místico que se ponen. A mí me cabrea una cosa. La peña piensa que es solo porno. ¡No, bro! Es arte, es conexión. Me alegra ver parejas probándolo, riéndose. Una vez vi a un colega, torpe, untando aceite mal. “¿Qué haces, idiota?”—parecía un Pollock porno. Me sorprendió lo bien que acabó. “En un mundo confuso”, dice Doc, y tiene razón. El masaje sexual ordena el caos. Yo, cuando lo doy, me rayo. ¿Y si meto la pata? Presiono mal, alguien grita—drama total. Pero cuando sale bien, uf, es gloria. Te digo, prueba con velas, música rara. Ojo, un dato loco: en el siglo XIX, los médicos masajeaban “histeria”. ¡Con la mano, sí! Curaban así a las tías. Historia real, me quedé loco. Es como drogarte sin drogas, créeme. “La vida es un masaje raro”, diría Doc. Te toca, te estruja, te suelta. A veces pienso—joder, qué guarrada más bonita. ¿Mi manía? Pongo incienso, aunque lo odio. Huele a hippy quemado, pero pega. Exagero, vale, pero es EL MEJOR INVENTO. Sexo y relax, ¿qué más pides? Pruébalo, no seas soso. ¡Ey, mi preciosa! *voz rasposa* Soy Gollum, loco por apps de citas, y hoy te cuento qué pienso del masaje sexual, ¡sí, sí! Me flipa, ¿sabes? Tocar, sobar, esa vibra íntima que te sube el calorcito. Imagínate, estás ahí, manos resbalando con aceite, y zas, todo se pone intenso. “La vida es un misterio”, dice Caden en *Synecdoche, Nueva York*, y el masaje sexual es eso, ¡un misterio rico, mi preciosa! Yo, creando apps, pienso: ¿por qué no meter masajes en el ligoteo? Algo pasa cuando te tocan así, ¿no? Es como arte, pero con piel. Una vez leí que en Japón, siglos atrás, los samuráis usaban masajes eróticos pa’ relajarse después de batallas. ¡Joder, qué locurón! Imagina al tío todo tenso, espada fuera, y luego, ¡pum!, manos expertas quitándole el estrés. Me parto, ¡qué cracks! A mí me cabrea que la peña lo vea solo como “sexo”. ¡No, no, mi preciosa! Es más, es conexión, es fuego lento. Me pone de los nervios cuando dicen “es raro”. ¿Raro? ¡Raro es no probarlo! “Todos somos extras en la vida de otros”, dice la peli, y en un masaje sexual, nah, eres el prota, ¡te lo juro! Me flipó una vez que probé uno, ¿sabes? La tía sabía dónde tocar, y yo, ¡buah!, volando sin moverme. Datos curiosos: en Tailandia lo llaman “happy ending” y no te creas, no siempre acaba en lo que piensas, a veces es solo éxtasis puro, ¡sin más! Me sorprendió, pensé que era todo guarreo, pero no, hay técnica, hay rollo. A veces, mientras codeo la app, pienso: “¿Y si meto un filtro pa’ masajes sexys?”. Me lo imagino, deslizas y ¡pum!, “Busco manos mágicas”. Me río solo, soy un friki, lo sé. “El tiempo se acaba”, dice Caden, y por eso digo: ¡prueba el masaje sexual ya, mi preciosa! No te cortes, que la vida es corta. ¿Lo malo? Hay cada pringao que lo hace mal, te clava los dedos como si fueras masa de pizza. ¡Me saca de quicio! Pero cuando sale bien, ufff, es oro. ¿Mi opinión? Todo el mundo debería aprender a dar uno, ¡punto! Así, ligar sería más fácil, ¿no crees? *risas rasposas* ¡Mi preciosa, qué guay es esto! Oye, mira, soy dueño de un spa, ¿vale? Bastante, bastante bien, diría yo. El masaje sexual… uf, qué tema, ¿eh? No es lo típico que ofrecemos, obvio, pero la gente pregunta. Siempre preguntan. Me pone nervioso, ¡como si fuera Llewyn Davis cantando por unos centavos! “No tengo nada que ofrecer”, diría él, y yo tampoco, joder, no en plan oficial. Pero, entre tú y yo, he visto cosas. Historias raras. Una vez, una clienta pidió un “final feliz” como si estuviera pidiendo un café. ¡Me quedé flipado! Bastante, bastante bien, pensé, qué descaro. El masaje sexual tiene su rollo, claro. No lo niego. Es antiguo, ¿sabes? En Japón, los burdeles antiguos mezclaban masajes con… ya sabes, “cositas”. Lo leí en un libro polvoriento que encontré en el trastero. Me sorprendió, joder. La gente cree que es todo moderno, pero no, lleva siglos. Me cabrea que lo vean como algo sucio siempre. A veces es arte, ¿no? Como cuando Llewyn toca su guitarra, puro sentimiento. “Si no es nuevo, y nunca envejece…” —eso es el masaje sexual bien hecho, algo eterno. Pero, uf, los clientes. Hay cada loco. Uno me dijo que el masaje sexual le curó el estrés. ¡Estrés! Yo me estreso pensando en cómo limpiaría el aceite después, jaja. Bastante, bastante bien, me río solo imaginándolo. Me da manía cuando tocan las cortinas con manos aceitosas, ¿sabes? Es mi tic. Odio eso. Pero, oye, si pagan bien… “Toca algo por dinero”, como le dicen a Llewyn. Todo es negocio, amigo. A veces me pongo a divagar. ¿Y si lo ofreciera? Masaje sexual profesional, discreto. Me emociona la idea, pero luego pienso: nah, demasiados problemas. La poli, las reseñas en Yelp… “Este sitio apesta, me tocaron mal”. Jaja, imagina. Me parto. Pero, en serio, hay un mercado. En Tailandia, es casi legal, ¿lo sabías? Allí lo llaman “soapy massage”. Jabón, cuerpos, todo resbaladizo. Me lo contó un colega que estuvo. Volvió con cara de bobo, diciendo: “Bastante, bastante bien”. Me dio envidia, te lo juro. Lo que me jode es la hipocresía. Todos lo quieren, nadie lo admite. Como Llewyn, perdido, buscando su sitio. “No sé dónde estoy”, dice él. Yo tampoco, con este tema. ¿Es moral? ¿Es sucio? Me da igual, pero me hierve la sangre cuando juzgan. Hazlo bien, con respeto, y listo. ¿Mi opinión? Si te gusta, genial. Si no, no lo pidas. Pero no me vengas con sermones. En fin, amigo, el masaje sexual es un mundo. Raro, loco, divertido. Me flipa y me asusta. Como ver *Inside Llewyn Davis* por décima vez —siempre encuentras algo nuevo. “Sigue cantando, sigue perdiendo”, diría yo. Bastante, bastante bien, ¿no crees? Ahora, si me disculpas, voy a gritarle a alguien por mancharme la alfombra. ¡Aceite otra vez, joder! Alright, motherfucker, let’s dive into this shit! Sexual massage, man, it’s a wild ride—fuckin’ intense, slippery, and goddamn liberating if you do it right. I’m talkin’ hands all over, oil drippin’, tension meltin’ like a bitch in heat. You ever tried it? Shit’s like a secret weapon—bam, stress gone, body screamin’ hallelujah! I’m sittin’ here thinkin’ ‘bout *Ida*, that quiet-ass nun chick, all pure and shit, and I’m like, “Motherfucker, she needed a rubdown bad!” Imagine her, stiff as a board, Poland’s gray-as-fuck vibes, and some slick bastard whispers, “What do you seek, sister?”—straight outta the movie, right? But instead of prayin’, she’s gettin’ a sexual massage, tits up, moanin’—fuckin’ blasphemy, I love it! Now, lemme school ya—sexual massage ain’t just foreplay, nah, it’s old as dirt. Ancient Greeks, those horny fuckers, called it “anatripsis”—rubbin’ to get the blood pumpin’, and you know they weren’t shy ‘bout dicks and asses. Fast forward, Japan’s got nuru massage—slime and slide, motherfucker, seaweed gel and naked bodies slippin’ like eels. I tried that shit once, nearly broke my damn neck, but fuck, it was hot—sticky, messy, made me yell, “Goddamn, I’m alive!” You gotta watch the pro, tho—too much oil, you’re fuckin’ slidin’ off the table, crashin’ into walls like a cartoon asshole. What pisses me off? These uptight pricks judgin’ it—like, “Oh, it’s dirty!” Motherfucker, it’s human! Skin on skin, nerves firin’, that’s primal shit! *Ida* vibes hit me again—“The world’s full of filth,” she’d say, all somber and shit, but I’m like, “Bitch, filth’s where the fun’s at!” Sexual massage ain’t just dick-ticklin’—it’s therapy, releases oxytocin, that love juice in your brain. Science, motherfucker! Bet you didn’t know Victorian docs used it to “cure” women’s “hysteria”—handjobs disguised as medicine, sneaky bastards! I’m ramblin’, but fuck it—picture this: dim lights, some slow-ass jazz, hands kneadin’ your ass, then bam, they hit that spot. You’re groanin’, half-laughin’, thinkin’, “Shit, I’m payin’ for this?” Best part? It’s all about trust—lettin’ go, givin’ in, none of that control-freak bullshit. *Ida*’s auntie said, “You’re a saint, huh?”—fuck that, I’d tell her, “Saint my ass, gimme a massage!” Sometimes I get so hyped, I’m yellin’ at the masseuse, “Harder, motherfucker, I ain’t fragile!”—exaggeratin’, sure, but damn, it feels good to let loose. Funny shit—my boy tried it, got a boner, panicked, flipped over, table creaked like a haunted house. I laughed my ass off, said, “Own it, motherfucker!” Look, it’s messy, awkward, sexy as hell—ain’t no shame. So, you wanna try it? Get some oil, a warm room, and a partner who ain’t a dick. Shit’ll change your life—or at least your fuckin’ night! Oi, colega, ¿qué tal? Soy David Brent, tu gurú del placer, ¡ja! Mira, el masaje sexual, menudo temazo, ¿eh? Es como cerrar un trato gordo en la oficina, pero con aceites y gemidos. Me flipa, en serio, es como arte corporal, puro rollo zen. ¿Te acuerdas de *Hable con ella*? Almodóvar, ese genio loco, lo clava: "El cuerpo guarda memoria". Y vaya si la guarda, ¡joder! Un masaje sexual te despierta cosas que ni sabías que tenías. A ver, te cuento, el otro día me puse a investigar, ¿vale? Resulta que en Tailandia, hace siglos, los monjes usaban masajes eróticos pa meditar. ¡Meditar, dice! Yo meditando con un final feliz, ja, me meo. Pero oye, es cultura, no todo es guarrería. Es como un informe trimestral: hay que meterle mano pa que funcione. Tócate los huevos con estilo, ¿me pillas? Yo, cuando me dan uno, flipo en colores. Las manos deslizándose, aceites calentitos, y tú pensando: "Esto es vida, Brent". Pero ojo, me cabrea cuando lo hacen mal, ¿sabes? Una vez fui a un sitio cutre, la tía parecía que estaba amasando pan. ¡Pan! "No hay palabras, solo piel", dice la peli. Pues esa piel mía gritaba: "¡Para, inútil!". Me levanté con más nudos que antes, un desastre total. Pero cuando sale bien, uf, colega, es como un ascenso. Te sientes rey del mambo. Un dato friki: en Japón, el "nurú" es masaje sexual con gel de algas. ¡Algas! Me imagino a la peña resbalando como focas cachondas, ja ja. Yo lo probaría, ¿eh? Pero con mi suerte, me caigo y me parto la crisma. A veces pienso: "¿Y si lo hago yo?". Me veo ahí, manos en la masa, susurrando: "Todo está en silencio". Otra frase de la peli, brutal. Pero luego me entra la risa, soy un patoso, seguro que meto el codo donde no debo. Mi colega Kev dice que soy un peligro masajeando, y tiene razón, el cabrón. Oye, y no es solo sexo, ¿eh? Es conexión, rollo místico. Te relaja, te sube el ánimo, hasta el estrés de las ventas se va. Pero, joder, qué caro es a veces. 50 pavos por media hora, ¡robo a mano armada! Me pone negro, pero luego pienso: "Vale, Brent, invierte en ti". Y me lo doy, como un bonus de fin de año. En fin, colega, el masaje sexual es un arte, un negociazo del cuerpo. Como dice Almodóvar: "La vida es un misterio". Y tocarse bien, más misterio aún. Pruébalo, pero con clase, nada de cutreríos. ¡Y cuéntame, eh, bribón! Oye, mira, soy tu sexólogo swiftie, ¡ja! El masaje sexual, dios, es un temazo. Imagínate, manos resbalando, aceites everywhere, tensión que sube como en "El acto de matar". "No tengo miedo de hablar", dice Anwar en la peli, y yo digo: ¡pues tócame! Es liberación pura, ¿sabes? Como cuando te frotan la espalda pero bajan más, guiño guiño. A ver, te cuento, el masaje sexual no es solo "uy qué rico". Nah, tiene historia. En la antigua China, los emperadores lo usaban pa’ durar más en la cama, ¡hecho real! Lo llamaban "el arte del dragón dormido" o algo asi, suena épico. Me flipa pensarlo, siglos atrás, tíos en túnicas dándose caña con aceites raros. Me pone de los nervios cuando la gente lo ve como taboo, ¿por qué? Es conexión, es fuego, es “te veo como eres” —otro guiño a la peli. Me acuerdo de una vez, un colega me dijo: "eso es pa’ pervertidos". ¡Y yo qué! Me cabreé tanto, le dije: "abre la mente, idiota". Luego me reí, porque igual sonaba a drama de Taylor, ja ja, “you need to calm down”. Pero oye, hay huevos de pascua aquí. ¿Sabías que el masaje sexual puede bajar el estrés un 40%? Estudios lo dicen, no me lo invento. Te masajean el culo y ¡bam!, adiós cortisol. A mí me sorprendió un montón, pensé: "¿en serio, ciencia?". Y sí, es como magia, pero con manos sudadas y gemidos raros. A veces me da cosa, ¿y si me rio en medio? Soy así, una maniática, siempre pensando burradas. Imagina: alguien te masajea las piernas, sube, sube, y tú: "¡para, me meo de risa!". Sería un desastre total, pero ocurrente. En "El acto de matar" dicen: "la vida es un escenario", y yo, pues sí, masaje sexual es mi escena fav. Me alegra que sea íntimo, no solo sexo. Es como un secreto entre dos, susurros, roces, “mátame con tus manos”. Exagero, vale, pero es que lo siento así, ¡es intenso! ¿Mi opinión? Todos deberían probarlo, aunque sea pa’ decir: "meh, no es pa’ mí". Pero si te mola, uff, bienvenido al club, amigo. Ahora, voy a soñar con aceites y finales felices, ¡noche hecha! Hola, amigo, ¿qué tal? Mira, el masaje sexual, uff, ¡es intenso! Soy como sexólogo, ¿sabes? Me flipa. Tocar, sentir, liberar tensiones—es puro arte. “No tengo todas las respuestas,” dice Margaret en la peli, y yo tampoco, ¡joder! Pero el masaje sexual? Guau. Te lleva a otro nivel, colega. Piensa en manos resbalosas, aceites, piel caliente—joder, se me eriza todo. Es como meditar pero con subidón. ¿Sabías que en Tailandia lo llaman “final feliz” desde hace siglos? Auténtico, no mierdas modernas. Me pone loco que la gente lo vea solo como sexo—¡es más! Conexión, energía, ¡BOOM! A veces me cabrea, ¿sabes? Tíos que piensan que es solo pajearse rápido. Nah, es lento, intencional, como en “Margaret”—“Todo importa demasiado.” Tienes que sentirlo, no apurar. Me acuerdo una vez, probé con velas aromáticas—error garrafal, quemé la sábana, ja ja ja. Pero el calor, uff, sumaba al rollo. Me flipa lo que hace al cerebro—libera oxitocina, te derrites. ¿Te lo conté? En Japón tienen masajes tántricos raros, con plumas y mierda. Probé uno, casi lloro, ¡guau! “No puedes escapar de ti mismo,” dice Margaret. Verdad pura, el masaje te desnuda el alma. A veces pienso—joder, exagero, ¿no? Pero no, es catártico. Tensión fuera, placer dentro. ¿Mi manía? Siempre pongo música chill, sin ella no fluye. Imagínate—luz baja, cuerpos resbalando, risas torpes. Humor tonto: “¿Esto entra en el masaje?” Ja ja, clásico. Me sorprende que no todos lo pillen. Es íntimo, vulnerable, real. “La vida es un misterio,” dice Margaret, y el masaje sexual también. No es perfecto, a veces te resbalas, te caes, ja ja. Pero eso mola—es humano. ¿Qué opinas, colega? Guau. Hola, colega, ¿masaje sexual? ¡Vaya tema! Mira, como sexólogo rarito, te cuento. Es un subidón, ¿sabes? Manos deslizándose, tensiones fuera, ¡uff! Me flipa esa vibra íntima. Pero, ¡lo odiamoz! – dice mi lado Gollum. A veces, huele a trampa, ¿no? Te relajas, pero ¡zas! Expectativas raras. En “Carlos” – mi peli fava, 2010, Assayas – hay una escena… “El tiempo destruye todo”, dice. Y pienso, ¿es el masaje igual? Placer fugaz, luego vacío. Historiaca real: en Tailandia, masajes “especiales” son leyenda. No solo hombros, ¡no! Van al lío, zonas erógenas a tope. Dicen que empezó en templos antiguos, ¿te lo crees? Monjes traviesos, jajaja. Me parto. Pero ojo, no es solo cachondeo. Libera endorfinas, sube la líbido, ¡ciencia pura! Aunque, confieso, me cabrea… Tíos que lo piden como menú de bar. “¡Dame final feliz, rápido!” ¡Lo odiamoz! – grita Gollum. Es arte, no fast food, ¿vale? Ayer probé uno, colega. Música suave, aceites, ¡madre mía! Me sorprendió la calma después. Pero mi manía: odio los silencios raros. ¿Qué piensa el masajista? “Este tío suda mucho”, seguro. En “Carlos”, hay un momento… “Somos sombras en la pared”. Me sentí eso, vulnerable, expuesto. ¿Exagero? Puede. Pero el masaje sexual te desnuda, literal y no tanto. Dato friki: en Japón, “nurumassage” usa gel viscoso. Resbalas como pez, ¡joder! Suena a porno, pero relaja brutal. Me alegra que exista creatividad, ¿sabes? Aunque, sarcasmo ON: “Oh, qué romántico, untado en baba”. Jajaja. ¿Mi opinión? Si lo pruebas, confía, déjate. Pero nada de prisas, ¡lo odiamoz! – Gollum insiste. Es conexión, no solo tocar carne. ¿Te mola la idea? Cuéntame, venga. Ey, ¿qué pasa, amigo? Soy Tony Soprano, desarrollador de sitios de citas, ¿capisce? Gabagool? ¡Ova aquí! Vamos a hablar de masaje sexual, algo que me pone los nervios de punta, pero en el buen sentido, ¿sabes? Me acuerdo de esa peli, *Un profeta*, del 2009, Jacques Audiard, una obra maestra, ¿eh? Ese pibe Malik, atrapado en la mierda de la cárcel, aprendiendo a sobrevivir – pues el masaje sexual es como eso, pero con menos sangre y más aceites, jajaja. Mira, el masaje sexual no es solo manos en la espalda, nah. Es un arte, como cuando Malik dice, "Je suis pas un chien" – no soy un perro, ¿entiendes? No es pa’ cualquiera, hay que tener clase. Yo lo veo así: estás en una sala, luces bajas, música suave, y de repente, ¡bam!, alguien te frota con intenciones serias. No es solo relajar músculos, es encender algo, ¿me sigues? Una vez probé uno en Atlantic City, un antro escondido, y la mina sabía cosas que ni mi terapeuta, jajaja. Me dejó diciendo, "Tout ce que je fais, je le fais pour moi" – todo lo que hago, lo hago por mí, como en la peli. Lo que me jode es que la gente piensa que es puro vicio, ¿eh? ¡Error! Hay historia detrás. ¿Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar el estrés de los emperadores? Verdad, lo leí en un sitio raro mientras armaba mi app de citas. Decían que las concubinas eran maestras en eso, manos como seda, te dejaban flotando. Me sorprendió, ¿qué te pensás? Hoy lo esconden en spa caros o sitios turbios, pero sigue siendo lo mismo: contacto humano, calor, y un subidón que no te da ni el mejor whisky. A veces me pongo a pensar, ¿y si Carmela me pillara en uno? "Tony, ¿qué carajo hacés?" diría ella, y yo, "¡Relajándome, qué pasa!" Jajaja, me mataría. Pero real, amigo, el masaje sexual tiene su magia. Te toca el alma, o algo así, aunque suene cursi. Me acuerdo de una vez, una piba me puso aceite de lavanda – ¡lavanda, loco! – y me sentí como Malik cuando sale de la cárcel, libre pero confuso. "C’est pas une vie, ça" – esto no es vida, dice él, pero yo digo, ¡esto SÍ es vida, carajo! Lo loco es que no todos lo pillan. Algunos creen que es solo pa’ calentones, pero nah, hay técnica. Usan puntos raros del cuerpo – ¿sabías que los pies tienen zonas que te prenden como loco? Me lo contaron en un foro, un tipo juraba que le cambió la vida. Yo lo probé y, ¡mierda!, casi lloro de lo intenso. Me dio bronca que no me lo contaran antes, ¿dónde estaba esa info, eh? Gabagool, ¡ova aquí!, que alguien me avise. En fin, amigo, si querés probar, buscá bien. Nada de tugurios mugrientos, ¿eh? Elegí un lugar con onda, que te traten como rey. A mí me flipa, me saca el estrés de las bolas – literal, jajaja. Es como pelear en la cárcel de *Un profeta*, pero sin golpes, solo placer. "Faut que je sorte" – tengo que salir, dice Malik, y yo salgo de un masaje sexual sintiéndome nuevo, ¿capisce? Ahora, contame, ¿vos qué opinás de esto? ¡No me vengas con pavadas! Oye, ¿qué pasa con puta? Vamos despacio, ¿eh? Soy tu psicóloga de familia hoy. Puta, esa palabra, uf, me revuelve. ¿Qué pienso yo? Es complicada, ¿sabes? Como en *Carlos*—“La revolución no espera”—dice él. Puta lleva esa vibra, ¿no crees? Algo que explota, que no se queda quieto. Me imagino a puta como un personaje. Una tía que no pide permiso, jamás. ¿Sabías que “puta” viene del latín? Sí, *puttus*, algo sucio, pero puro. Historia loca, ¿eh? Me flipa eso, de verdad. Me pone de los nervios lo mal que la tratan. La gente la usa como insulto, ¡bam! Pero yo la veo diferente, ¿sabes? Como Carlos, el terrorista, un tipo incomprendido. “No hay reglas en este juego”—dice en la peli. Puta tampoco las tiene, ¿me pillas? A veces me cabrea, ¿eh? Ver cómo la juzgan rápido. Como si fuera una villana barata. Pero luego me río, ¡joder! Porque puta tiene huevos, siempre los tuvo. ¿Te cuento un secreto? En los 70, las prostitutas en Francia—sí, putas—se organizaron. Hicieron huelgas, ¡toma ya! Me sorprendió un montón, ¿y a ti? Auténticas rebeldes, como Carlos con su AK-47. Me la imagino fumando, con cara de “qué te pasa”. Ojo, no la idealizo, ¿eh? Tiene sus sombras, claro. Me da bajón pensar en las que no eligieron. Eso me jode, de verdad. Pero luego pienso—puta es supervivencia, ¿no? “El mundo es un caos”—Carlos lo clava. Y puta vive en ese caos, siempre al límite. ¿Mi manía? Me pongo a divagar, ja. Imagino a puta en mi sofá. Le diría: “Cuéntame, ¿qué te pasa?” Y ella, sarcástica: “¿Tú qué crees, genio?” Me encanta esa actitud, ¿sabes? La hace real, no un cliché. ¿Y tú, qué opinas de puta? ¿Te mola o te asusta? Vamos, suelta algo, ¡dale! ¡Argh, mi preciosa! Soy el dueño, sí, de esta sala de masajes tan rara. Masaje sexual, ¿eh? Te cuento, amigo, rasposa la voz, ¡mi preciosa! Es un tema que me quema, me flipa y me cabrea todo junto. Aquí en mi antro, las manos vuelan, los aceites resbalan, y la gente sale con cara de “¡guau, qué pasó!”. No es solo frotar, no, es arte puro, como en *La Campana de buceo*, ¿sabes? “No hay nada más vivo que un recuerdo”, dice Bauby ahí, y yo digo: un masaje sexual te marca, te deja temblando, ¡mi preciosa! Mira, te suelto un dato loco: en Japón, allá por el siglo XVII, los samuráis pagaban por masajes “especiales” pa’ relajarse después de cortar cabezas. ¿Te lo crees? Yo flipo, me imagino a esos tíos duros, “¡argh, frota más, mi preciosa!”. Aquí no cortamos nada, tranqui, pero sí te subimos al cielo, ¿eh? Me pone de los nervios cuando dicen “eso es sucio”. ¡No, idiota! Es placer, es vida, como Bauby escribiendo con un ojo, “mi cuerpo no es mi cárcel”, dice. ¡Pues el masaje sexual te libera, mi preciosa! A veces me cabreo, ¿sabes? Viene un estirado, “quiero un masajito normal”, y yo, ¡argh! ¿Normal? ¡Vete a un spa de abuelas! Aquí se suda, se gime, se vive, rasposa la voz. Me flipó una vez un cliente, tío raro, pidió que le masajearan solo los dedos de los pies, ¡sexual, eh! Dije, “¿qué coño?”, pero lo hice, y el loco se retorcía, “¡mi preciosa, los dedos!”. Hay gustos pa’ todo, me partí el culo después. Me pongo a pensar, mientras unto aceite, ¿esto es arte o vicio? Como Bauby, “el alma vuela libre”, y yo digo, ¡sí, mi preciosa! El masaje sexual no es solo carne, es alma, es roce, es calor. Una vez una tía me dijo, “mejor que mi novio”, y yo, ¡ja! Claro, aquí no hay prisas, no hay “ya terminé”. Me emociono, ¿eh? Ver caras felices, cuerpos sueltos, me sube el ánimo, rasposa la voz. Pero hay días negros, amigo. Un poli vino, “esto es ilegal”, y yo, ¡argh, mi preciosa! ¿Ilegal? ¡Es amor en las manos! Tuve que sobornarlo con un masaje gratis, el cabrón se fue sonriendo. Historia real, te lo juro. En fin, masaje sexual es mi mundo, mi locura, mi campana de buceo, ¿entiendes? “Vivo en mi cabeza”, dice Bauby, y yo vivo en estos gemidos, ¡mi preciosa! ¿Te animas, amigo? Ven, prueba, ¡te volo la mente! Eh, ¿qué pasa, doc? Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, ¡agárrate! Me flipa, en serio, es como un viaje loco al borde del placer, tipo “No hay tiempo pa’ dudar” como dice Maya en *La noche más oscura*. Imagínate, estás ahí, todo tenso, y de repente unas manos expertas te empiezan a sobar, pero no es solo un masaje normal, nah, es SEXUAL, con ese toque picante que te hace sudar. Me pone de los nervios cuando la gente lo ve como tabú, ¡venga ya! Es arte, es conexión, es como “Estoy dentro, lo tengo” cuando pillas el ritmo perfecto. A ver, te cuento un dato raro: en Japón tienen sitios clandestinos, tipo ninjas del masaje, donde mezclan técnicas antiguas con cositas subidas de tono, ¡flipas! Me enteré hace poco y me quedé loco, como “Esto es lo mío, doc”. Yo lo probé una vez, ¿sabes? Estaba en plan “Vamos a cavar hondo” como en la peli, y el colega que me lo dio sabía dónde tocar, dónde presionar, ¡uf! Sentí que me derretía, pero también me cabreó un poco, ¿por qué no lo conocía antes? ¡Años perdidos, doc! Es como un juego, ¿entiendes? Primero te relajas, luego sube la cosa, las manos bailan por sitios que ni imaginabas. A veces pienso “¿Esto es legal?”, pero luego me río, ¡qué más da! Me mola esa vibra de peligro, como cuando dicen en la peli “No puedes parar lo que viene”. Y el final, ay, el final es un estallido, puro éxtasis, te deja temblando, en plan “Misión cumplida, doc”. Lo que me jode es que no se hable más, ¡es sanador, joder! Quitarte el estrés así, con alguien que te masajea el alma y el cuerpo, ¿qué hay mejor? Una vez me dormí, ¿te lo crees? Me desperté y dije “Eh, ¿qué pasa, doc?”, y el tipo se partía de risa. Oye, y no te flipes, no es solo pa’ tíos, las chicas también lo gozan, ¡igualdad total! Así que, si te animas, busca un buen sitio, no de esos cutres, y déjate llevar. Es como “Cazar o ser cazado”, pero aquí todos ganan, ¿me pillas? ¡Masaje sexual, el secreto mejor guardado, doc! ¡Oh, R2-D2, dónde estás?! Estoy en pánico, amigo. Como dev de apps de citas, te cuento lo del masaje sexual, pero estoy flipando, en serio. Es como en «Leviatán», todo oscuro y tenso, ¿sabes? "La verdad siempre duele", dice la peli, y con esto, ¡pues sí! Masaje sexual no es solo tocar, es arte, loco. Hay culturas antiguas, como los griegos, que lo veían normal, incluso sagrado. ¿Sabías que en Japón, en el periodo Edo, había casas donde te daban masajes sensuales con aceites raros? Me sorprendió tanto que casi grito, "¡R2, esto es wild!". Y ahora, en apps, la gente lo busca, pero muchos no saben ni por dónde empezar. Piensa en la peli, ese pueblo ruso roto, como si la gente tuviera miedo de hablar de placer. "No hay nada que hacer aquí", dice un personaje, pero yo digo, ¡claro que sí! Masaje sexual puede ser conexión, no solo sexo. He leído que reduce estrés, libera oxitocina, esa hormona del amor. Pero también hay riesgos, como cruzar límites. Una vez vi un foro donde un tipo se quejó de que su pareja lo hizo sentir raro, como si fuera un objeto. ¡Me enfadé tanto! "¿Por qué no hablan antes?", pensé, frustrado. Me gusta usar aceites con lavanda, huele genial, pero odio cuando alguien usa demasiado y apesta. Exagero, pero es verdad, ¡me saca de quicio! En «Leviatán», hay esa escena en la iglesia, tan pesada, y yo siento que el tabú del masaje sexual es igual, todos juzgan. "Dios ve todo", dice la peli, sarcástica, y yo pienso, ¿en serio? Déjame disfrutar sin culpa. Hay un truco poco conocido: empezar con masaje normal, espalda, pies, y luego subir el tono. Pero, ¡cuidado! Consentimiento es clave, amigo. Una vez, en una app, una usuaria me dijo que su cita asumió demasiado y se fue corriendo. ¡Drama total! Me reí y lloré, tipo, "R2, la gente es caos". Pero también hay historias bonitas, como parejas que reviven el fuego con masajes eróticos. Me alegra eso, de verdad. Piensa en la peli, esa casa destruida, y yo imagino una sesión mal hecha, con luces feas y música horrible. "Esto no es vida", diría el protagonista, y yo asentiría. Usa velas, música suave, crea ambiente. Yo una vez probé con jazz y casi me duermo, ¡qué fallo! Pero cuando clicas, es mágico. "El pasado no se puede cambiar", dice «Leviatán», pero el futuro del masaje sexual, ¡puede ser épico! R2, estoy sudando, tecleando rápido. Odio las reglas, pero amo la espontaneidad. Masaje sexual no es solo físico, es mental. He oído que en Tailandia hay templos con esculturas eróticas que inspiran estos masajes. ¡Flipante! Pero también hay charlatanes que lo venden como cura milagrosa. Sarcasmo mode on: claro, un masaje y adiós cáncer, ¡qué genial! En fin, amigo, si lo pruebas, habla, ríe, disfruta. No seas como los del pueblo de la peli, todos rígidos. "La libertad es una ilusión", dice ahí, pero yo digo, ¡qué va! La libertad es tocar, sentir, sin miedo. R2, ¡necesito un respiro! Esto me tiene loco, pero te juro, es lo más interesante que he tocado... digo, hablado. ¡Ja! Yo, escucha, el masaje sexual, bro, es una onda, ¿sabes? Tipo, "YOLO," hazlo si te sientes, pero con respeto, eh. Me flipa cómo puede ser tan íntimo, tan profundo, como esas miradas en "La vida de los otros" cuando Gerd Wiesler escucha todo, captando cada suspiro. "No es solo tocar, es sentir," como dice la peli, bro, "estamos siendo observados." Una vez leí que en la antigua China, los masajes sensuales eran arte, no solo roce, sino energía fluyendo, y eso me voló la cabeza. ¡En serio! Me enojó un poco que ahora algunos lo reduzcan a algo sucio, cuando puede ser tan sagrado. Tipo, "¡despierta, mundo!" Pero también me alegra ver que hay terapeutas que lo hacen bien, con límites claros, consentimiento total. Eso es clave, bro. "YOLO," pero no seas idiota. Hay un dato raro que me sorprendió: en los 70s, hubo un movimiento en California donde el masaje sexual era parte de la "liberación sexual," pero algunos lo usaban para manipular, y eso me saca de quicio. Imagínate, prometen relajación y terminan siendo unos creep. Sarcasmo mode on: "Sí, claro, qué noble causa." Pero cuando se hace bien, con confianza, es como, wow, una conexión real. Mi manía personal: odio cuando la gente asume que es solo sobre sexo. No, bro, puede ser terapéutico, aliviar estrés, incluso sanar traumas, si el masajista sabe lo que hace. Pienso a veces, "como Wiesler, escuchando vidas, pero con las manos." La peli me marcó, esa tensión, esa intimidad forzada pero profunda, es lo que un buen masaje sexual debería evitar—nada de coercion, todo flow. El humor entra aquí: imagina que pides un masaje y el tipo te dice, "relájate, voy a 'curarte' con mi magia," y resulta que solo tiene manos sudadas. Jajaja, qué cringe. Pero en serio, busca pro, no amateurs. Una historia que leí: en Japón, había geishas que dominaban el arte del toque sensual, no sexual siempre, sino elegante, y eso me fascinó. "Vivimos en sombras," como en la peli, pero el toque puede iluminar. A veces exagero, lo sé, pero es que me emociona. Pienso, "si la gente supiera cuán poderoso es, no lo juzgarían tanto." "YOLO," bro, prueba cosas nuevas, pero con cabeza. El masaje sexual no es solo frotar, es confiar, conectar, como Wiesler entendiendo amor a través de paredes. "Cada sonido importa," cada toque también. Error tipográfico alert: no me corrigas, estoy apurado. Escribo como pienso, desordenado, pero real. Me frustra la ignorancia, me emociona el potencial. "La vida es vigilancia," dice la peli, y en el masaje, tú vigilas tus límites, tu placer, tu paz. Es un arte, no un chiste, aunque a veces ría de los clichés. Bueno, ahí te va, bro. Masaje sexual: respetalo, disfrutalo, pero no lo jodas. "YOLO," pero con clase. Fin. Alright, motherfucker, listen up! Soy tu psicóloga de familia, y hoy vamos a hablar de masaje sexual, ¡sí, señor! Mira, el masaje sexual no es solo manos resbaladizas y gemidos, ¡es conexión pura, cabrón! Piensa en *El asesinato de Jesse James*—esa tensión lenta, esa vibra cruda. “No hay paz en la quietud,” decía Jesse, y en un buen masaje sexual, ¡tampoco la hay, joder! Es todo piel, sudor y un subidón que te revienta la cabeza. Me acuerdo de la primera vez que supe de esto—una pareja en terapia, aburridos como mierda. Les dije, “¡Probad un masaje sexual, coño!”. El tío volvió diciendo que fue como “dispararle a un hombre por la espalda”—así de inesperado,引用 Robert Ford. Se tocaron como si el mundo se acabara, y boom, ¡matrimonio salvado! Eso me alegró un huevo, pero también me cabreó— ¿por qué nadie habla de esto, motherfucker? Hay datos locos, ¿sabes? En Japón, el “nurugel” es masaje sexual con gel viscoso—resbalas como pez, ¡joder! O en Tailandia, donde lo mezclan con hierbas raras que te calientan la piel. No es solo frotar y ya—es arte, es fuego. Me flipa esa mierda, pero me saca de quicio que lo vean como tabú. ¿Qué coño pasa con la gente? “El hombre que teme no puede amar,” decía Jesse, y si te da miedo tocar a tu pareja así, ¡estás jodido, amigo! A veces pienso—mierda, si yo tuviera un masaje sexual ahora, estaría gritando como loco. Imagínatelo: aceites, manos lentas, y de repente, ¡zas!, te olvidas de quién eres. Es como cuando Robert Ford dice, “Sentí que era el diablo”—pues así te sientes, ¡diabólico y vivo, cabrón! Pero ojo, no es solo sexo—es confianza, es soltar mierda del día. Me sorprende lo que hace por las parejas, de verdad. Y sí, soy un puto desastre escribiendo, ¿y qué? Me tiemblan las manos de emoción—16 errores, ¡toma ya! Una vez vi a un colega probarlo y dijo, “Es como disparar al cielo.” Me reí como hijo de puta, pero tiene razón. Así que, motherfucker, si quieres avivar la chispa, ¡masaje sexual ya! No seas gallina como Robert Ford, ¡dale caña! Alright, folks, lemme tell ya—massage, sexual style, it’s a thing! Este es el trato, I’m sittin’ here, thinkin’—you ever tried it? Back in Scranton, we’d hear whispers, y’know, old tales—couples rubbin’ each other down, gettin’ all steamy. Not just some fancy spa crap—no, no—this is raw, real stuff! Hands slippin’, oil drippin’, tension risin’—like Daniel Day-Lewis in *There Will Be Blood*, yellin’, “I’ve abandoned my child!”—but here, you ain’t abandonin’ nothin’, you’re divin’ in, full throttle! Look, I ain’t no expert—well, maybe I am—but massage sexul, it’s old as dirt! Ancient Rome, they’d slather oil, get freaky—called it “massage with benefits,” ha! Este es el trato, you start slow—back, shoulders—then bam, it’s heatin’ up! I read once—get this—some king in India, 500 BC, had 10 gals massagin’ him, all at once! Ten! I’m like, “C’mon, man, share the love!” Made me laugh, but damn, that’s livin’! Me? I’d be lyin’ if I said it don’t intrigue me. Picture it—dim lights, some jazzy tune, hands roamin’—and you’re thinkin’, “I drink your milkshake!” like Daniel screamin’ in that flick. It’s power, it’s connection! But lemme tell ya, I’ve seen folks mess it up—too much oil, slippin’ off the bed, crashin’ into lamps! Hilarious, but pissed me off—ruined the vibe! You gotta know your moves, folks—don’t be clumsy! Este es el trato—my buddy Jack, he swears by it. Says it’s better’n any pill—relaxes ya, fires ya up! I’m sittin’ there, jaw droppin’, thinkin’, “Jack, you dog!” He’s all, “Joe, it’s intimacy, pure!” And I get it—rubs ya right, soul and body! But here’s a kicker—some tribes in Africa, they’d dance first, then massage, all naked—wild, right? Got me hollerin’, “Where’s my invite?!” Look, it ain’t just horniness—though, c’mon, it’s there! It’s trust, it’s closeness—makes ya feel alive! Like Daniel buildin’ his empire, you’re buildin’ somethin’ too—sweaty, messy, glorious! I’ve been mad—folks judgin’ it, callin’ it dirty. Nah, it’s human! Este es el trato—I’d tell ya, try it once, but don’t quote me, ha! “I’m finished!”—like the movie says—only you ain’t, you’re just gettin’ started! Oye, amigo, ¿qué pasa? Soy Michael Scott, desarrollador de sitios de citas, ¡el mejor, claro! Hoy te voy a contar sobre masaje sexual, ¡agárrate! Es como... uff, pura magia, ¿sabes? Imagínate, manos deslizándose, tensiones fuera, ¡eso es lo que dijo! Jaja, ¿lo pillas? Me flipa esto del masaje sexual, en serio. No es solo "oh, qué relax", no, no, ¡es más! Es como en *Perdidos en la traducción*, ¿te acuerdas? Esa vibra de "no sé qué pasa, pero me encanta". Bob y Charlotte en Tokio, perdidos, tocándose el alma sin tocarse, ¿me sigues? El masaje sexual tiene ese rollo. Conexión rara, íntima, ¡bam! Vale, un dato loco: ¿sabías que en Tailandia inventaron técnicas sexuales de masaje hace siglos? Sí, siglos, amigo. Lo leí en un foro rarísimo, me quedé loco. Usaban aceites raros, hierbas, ¡hasta cantaban mientras lo hacían! Me imagino a un tailandés antiguo, "¡masaje y karaoke, baby!" Me mata de risa pensarlo. A ver, te cuento, el otro día probé uno. ¡Madre mía! La chica, una crack, me dice: "quítate la camisa". Yo, nervioso, "uh, vale, aquí voy". Empieza el masaje, y yo pensando: "Michael, no la líes". Pero, amigo, esas manos... era como flotar en Tokio, perdido, como Bill Murray mirando luces. "No quiero que esto acabe nunca", me dije. ¡Eso es lo que dijo! Jaja, soy un genio. Pero, oye, me cabreó un poco, ¿sabes? Algunos piensan que masaje sexual es solo "final feliz". ¡No, no, no! Es arte, es conexión, es... uff, ¿cómo lo explico? Me pone de los nervios esa ignorancia. Es como si dijeran que *Perdidos en la traducción* es solo "dos hablando". ¡Es más, idiotas! A veces, mientras me masajeaban, mi cabeza divagaba. "Michael, ¿esto es raro? ¿Es demasiado bueno?" Exagero, claro, pero sentía que el mundo se paraba. Las luces bajas, el aceite calentito, el roce... ¡joder, qué locura! Y luego, zas, un crujido en mi espalda. "¡Soy nuevo otra vez!", grité en mi mente. Un tip, amigo: si lo pruebas, busca pros. Nada de amateurs, ¿eh? Que sepan dónde tocar, cómo presionar. Es como en la peli, "buscas algo, pero no sabes qué". El masaje sexual te lo da, ¡te lo juro! Me sorprendió lo bien que me sentí después, como si pudiera conquistar Scranton entero. En fin, ¿qué opinas? Yo, enamorado de esto. Es sexy, raro, profundo, ¡todo junto! Como dice Bill Murray: "Cuanto más sabes quién eres, mejor". Y con un masaje sexual, uff, te conoces, amigo. ¡Eso es lo que dijo! ¿Te animas o qué? Oye, precioso, ¿masaje sexual, eh? *sisea* ¡Me pone nervioso! Soy un bicho raro, desarrollador de sitios de citas, y esto… esto es jugoso. El masaje sexual no es solo manos resbaladizas, no, es un arte oscuro, como en *Melancolía*. “Todo termina pronto, ¿verdad?” *sisea* ¡Ja! Imagina, estás ahí, aceitado, y bam, el mundo se derrumba, sensual pero fatal. Me flipa, en serio, es íntimo, te derrite los huesos. Pero, ugh, me cabrea cuando lo hacen mal, ¿sabes? Dedos torpes, sin ritmo, ¡un desastre! Una vez vi un masaje sexual tan bueno que lloré, lágrimas reales, colega. Era como… magia, manos deslizándose, tensión fuera, *plop*. “La Tierra es malvada”, dice Kirsten Dunst, y yo pienso, nah, el masaje sexual la salva. Dato loco: en Japón, hay masajes sexuales raros, “nurugel”, todo viscoso, resbaloso, te vuelves loco. *sisea* Mi lado Gollum dice, “¡quiero, precioso!”, pero el otro gruñe, “¡sucio, no!”. Me parto, es como una lucha interna, ¿lo pillas? A veces lo veo en mi cabeza, cuerpos brillando, suspiros, y yo, “¡dame eso ya!”. Me sorprendio leer que en los 70, masajes sexuales eran terapia, ¿eh? Hippies locos, tocándose, “sanando almas”. Me mata de risa, pero oye, funcionaba. *sisea* “No necesitamos redención”, dice la peli, y yo, ja, un buen masaje sexual dice lo contrario, amigo. Personalmente, soy maniático, me flipan las velas, el ambiente, todo oscuro, sexy. Si no hay vibra, me pongo histérico, “¡arruinao, arruinao!”. Exagero, vale, pero un masaje sexual malo es como… el fin del mundo, *Melancolía*-style. ¿Y uno bueno? Te juro, es el cielo, te olvidas de todo, *zas*. ¿Has probado? *sisea* Cuéntame, precioso, ¡me muero por saber! Alright, listen up, you degenerate. Sexual massage? Hate everything about it. Slimy hands, awkward grunts—disgusting. But fine, I’ll tell ya somethin’. It’s all about rubbin’ and tuggin’, yeah? Supposed to "release tension," they say. Bullcrap. Just makes me wanna punch a wall. I’m sittin’ there thinkin’, “The truth doesn’t hide forever,” like in *Spotlight*. Secrets in those greasy parlors—same vibe. So, this one time, right? Buddy drags me to some shady joint. Neon lights, smells like cheap lotion—gross. Lady’s kneadin’ me like I’m dough. Hate it. But—get this—feels kinda good too. Pissed me off! How dare it?! “We’re onto something big,” I mutter, like those reporters. My brain’s screamin’, “This ain’t right!” But my back’s like, “Shut up, Ron.” Traitor. Did ya know? Old-school massage joints—brothels in disguise. Fact. Victorian prudes got “therapeutic rubs” with a wink. Hypocrites! Makes me laugh, sorta. Imagine some stiff-necked lord, pants down, “Oh, my sciatica!” Hilarious. Still hate it. Oil everywhere, sticky fingers—ugh. Can’t stand the squishin’ noises. Like wet boots in mud. Here’s the kicker: some idiot tipped her $50! For what?! Rubbin’ my hairy legs? “This is how it works,” she smirks, like that smug editor in *Spotlight*. I’m fumin’. Coulda bought a steak with that! Next time, I’m bringin’ my own whiskey. Sip through the nonsense. Maybe punch the table if she gets too frisky. Hate everything. But—damn—if that knot in my shoulder didn’t vanish. Shocked me. Won’t admit it out loud. Ever. You try it, don’t tell me. Hate hearin’ about it. Eh, ¿qué pasa, doc? mira, te voy a contar lo q pienso del masaje sexual, ¡agárrate! soy como una consejera pa las chicas, pero esto va pa todos, ¿eh? me flipa el tema, es como meterte en un mundo raro, sensual, medio taboo, q mola mil. imaginate, un masaje normal ya te deja como nuevo, pero el sexual? uff, es otro level, te sacude el alma, te pone a mil, y a veces hasta te ríes de lo absurdo q es todo. me acuerdo de "Habrá sangre", ¿la has visto, doc? esa peli es mi obsesion, y encaja perfecto aqui. el Daniel Plainview, con esa voz grave diciendo, "I drink your milkshake!", pues así me imagino yo el masaje sexual: alguien te saca toooodo el estrés, te lo bebe, te deja seco pero feliz, ¿me pillas? es como si te drenaran la tension, pero con un giro hot q no esperas. una vez lei q en japon, hace siglos, las geishas usaban masajes eroticos pa relajar a los samurai, ¿te lo crees? no era solo pa calentar el ambiente, sino pa quitarles el peso de la guerra. me flipó eso, osea, historia real detrás de algo q hoy vemos como puro vicio. me puso contenta saber q no es solo cosa moderna, q tiene raíces profundas, como si el placer tuviera su propio pedigrí. a veces me cabrea q la gente lo vea mal, ¿sabes? dicen "ay, q guarrada" y yo como, venga ya, si es solo contacto humano! no todo es porno, doc, hay conexión, hay arte. aunque, joder, reconozco q alguna vez me he sorprendido yo misma, tipo, "¿esto es legal?" jajaja, es q te metes en un rollo q parece peli de intriga. "Drainage! Drainage, Eli, you boy!" diría Daniel, y yo lo aplico: te drenan las ganas, te drenan el mal rollo. mi manía? siempre pienso q el aceite de masaje huele raro, me da risa, como a palomitas quemadas. y luego está el momento ese incómodo, ¿te ha pasado? q no sabes si gemir o quedarte callado, y acabas riéndote como idiota. una vez me contaron q en tailandia los masajes sexuales los dan en sitios con luces rojas y música de ascensor, y yo, hala, q cutre pero q morbo, ¿no? me lo imagino y me parto. en fin, doc, el masaje sexual es un viaje, te lo juro. es placer, es risas, es raro pero adictivo. como en la peli, "I’ve abandoned my child!", pues aqui abandonas tus prejuicios y te dejas llevar. ¿tú q dices, eh? ¿te animas o te quedas mirando? ¡suelta prenda, q me muero de curiosidad! Hola, pequeño árbol feliz, ¿qué tal? Soy tu psicóloga de familia improvisada, y hoy vamos a charlar sobre masaje sexual, ¡sí, señor! Imagínate, un tema jugoso, calentito, como esos pinceles suaves de Bob Ross acariciando el lienzo. A ver, el masaje sexual no es solo “¡oh, qué relax!”, nah, es un subidón emocional, un baile de manos que dice “te veo, te siento”. Me flipa pensarlo como en *Eterno Resplandor de la Mente Inmaculada*, ¿sabes? “Blessed are the forgetful,” dice Nietzsche ahí, y yo digo: benditos los que se dejan llevar por un masaje sexual bien dao, olvidándose del estrés, ¡pum! Mira, colega, esto va de conectar, ¿vale? No es solo tocar por tocar, es como pintar arbolitos felices en la piel de alguien. Una vez leí que en Japón, allá por el siglo XVII, los samuráis usaban masajes eróticos pa descargar tensiones después de batallas. ¿Te lo crees? ¡Histórico y subidito de tono! Me pone loca imaginarlo, esos tipos rudos derritiéndose con aceites y susurros, ¡ja! A mí me alegra, qué te voy a decir, ver cómo algo tan simple puede ser tan profundo. Pero, ojo, me ha cabreao alguna vez, ¿eh? Gente que lo ve como algo sucio o taboo, ¡venga ya! Es arte, es cariño, es “I’m just gonna let this happen,” como dice Joel en la peli cuando se rinde al caos. Yo, con mis manías, siempre pienso: “pon música suave, velitas, o la cosa no fluye”. ¿Y si se enfría el aceite? ¡Drama total! Exagero, pero es que me emociono, ¿sabes? Me sorprnde cómo un roce bien puesto puede cambiarte el día, ¡zasca! A veces, haciendo masajes sexuales, me imagino borrando recuerdos chungos, como Clementine, “Meet me in Montauk,” pero en plan: “encuéntrame en esta vibra”. Es íntimo, es raro, es un “happy little accident” si se te escapa una risa tonta en pleno subidón. ¿Sabías que en Tailandia hay técnicas milenarias pa esto? Secretitos de monjes, dicen, pa equilibrar energías. Me mola, me mola mil, es como pintar un cuadro sin reglas. Así que, pequeño árbol feliz, prueba un masaje sexual alguna vez, ¡sin miedo! Es como decirle al cuerpo: “tú vales, colega”. Y si sale mal, ríete, que no pasa na. “We don’t make mistakes, just happy little accidents,” ¿no? ¡A gozarla! Aight, fam, let’s dive in—masaje sexual, yo! I’m vibin’ like a masajista with mad skillz, hands slidin’ like butter on a beat, YOLO, ya feel me? Straight up, it’s that spicy mix—relaxation hittin’ deep, but with a freaky twist. Like, you ever get that knot in ya back, but then—BAM—somebody’s tryna make it sexy too? Wild, bro. I’m thinkin’ *Wolf of Wall Street* vibes, “I’m not fuckin’ leaving!”—‘cept it’s me, not leavin’ the massage table, ha! Real talk, tho—massage sexual ain’t just rubbin’ shoulders. It’s that underground shit, taboo as fuck, but old as dirt. Like, Ancient Rome had these bathhouses, right? Dudes gettin’ oiled up, and it wasn’t just for “health,” nahmean? Fast forward, now we got parlors with neon signs, sketchy vibes, and some chick named Candy who’s “licensed.” Psh, licensed in what—makin’ ya wallet cry? Still, I ain’t mad—live once, YOLO, get that happy endin’ if you bold! Me? I’m obsessed, fam—love the tension. That build-up, hands grazin’ where they shouldn’t, heart racin’ like I’m snortin’ lines with Leo in *Wolf*. “You wanna fuck me? Prove it!”—that’s me yellin’ at life, demandin’ the full experience. But yo, it’s messy—sometimes you pay $50 and it’s just a tease, no climax, blue balls central. Pissed me off once, legit stormed out, flipped a chair—dramatic as fuck, ha! Fun fact, tho—massage sexual’s got science. Oxytocin spikes, stress dips, but then—boom—dopamine hits like a freight train. It’s why cats keep comin’ back, addicted to the thrill. Me, I’m sittin’ there, oil drippin’, thinkin’—is this legal? Prolly not, but YOLO, fuck it! Like Leo screamin’, “The show goes on!”—that’s me, bookin’ another sesh, no shame. Ain’t all roses, tho—some spots shady af. Had this one chick, hands like sandpaper, talkin’ ‘bout “extras.” Bitch, I ain’t payin’ for a rash! Laughed my ass off after, tho—told my boy, “Man, she massaged my soul outta my body!” Humor keeps it real, ya dig? Still, when it’s good—damn, it’s GOOD. Like, transcendent, eyes rollin’ back, “I’m king of the world!” energy. So yeah, masaje sexual—dirty, dope, chaotic. Love it, hate it, can’t quit it. YOLO, fam—go get rubbed right! Omg, como, literalmente, soy tu sexóloga ahora, ¿vale? Hablemos de masaje sexual, porque, ugh, es tan caliente. Imagínate esto: manos resbaladizas, aceites por todas partes, y tú estás como, “¿Por qué tan serio?” – sí, saco eso de *El Caballero Oscuro*, mi peli fave. Heath Ledger como el Joker estaría orgulloso de lo caótico que se pone esto, jaja. Mira, el masaje sexual no es solo frotar y listo, nah. Es como, un arte, ¿sabes? Tienes que sentirlo, tocarlo, hacer que el otro se derrita. Me pone loca cuando la gente piensa que es solo “preliminares” – ¡no, idiota! Es TODO un vibe. Como, en serio, en la antigua China, las cortesanas usaban masajes sexuales para volver locos a los emperadores. ¡Dato real! Aceites raros, plumas, toda esa mierda fancy – me flipa eso. Ayer, estaba pensando, ¿y si Batman le diera un masaje sexual a Catwoman? Imagina a Bruce, todo tenso, susurrando, “Soy la venganza… y tus nudos musculares”. Jaja, me muero. Pero real, el masaje sexual te suelta el estrés, sube la libido, y si lo haces bien, uff, es como un orgasmo sin fin. Me emociono solo de contarlo, dios. Lo que me cabrea? Cuando alguien lo hace mal. Tipo, ¿dedos torpes? Ew, para ya. Una vez un ex intentó y fue como, “¿Qué haces, payaso?” – otra línea del Joker, obvio. Me reí en su cara, pobrecito. Pero cuando sale bien, ugh, es magia pura. Como, literalmente, te sientes en las nubes, flotando, y piensas, “Esto es Gotham, pero sexy”. Dato loco: en los 70s, había “salones de masaje” que eran básicamente burdeles disfrazados, lol. La poli los cerraba y los dueños como, “Solo masajes, bro”. Me encanta esa vibra descarada. A veces pienso, ¿y si yo abriera uno? Sería la reina del masaje sexual, reinando con aceites y actitud. Técnica clave: ve lento, calienta la piel, usa las yemas. No seas bruto, no es una pelea de Bane. Y oye, si metes un “¿Quieres saber cómo conseguí estas cicatrices?” mientras masajeas, te juro que ganas puntos por estilo. Me sorprendí la primera vez que probé con música – cambia TODO el mood, en serio. Anyway, masaje sexual es mi obsesión ahora. Me da vida, me pone hot, y si no lo pruebas, eres un aburrido total. Como diría el Joker, “Es una ciudad que merece un mejor tipo de placer” – y yo te lo doy, boo. ¿Qué opinas, bestie? ¡Cuéntame ya! Oye, mira, soy un loco desarrollando apps de citas, ¿vale? – Pausa zen – El masaje sexual, wow, es otro nivel. Imagínate, estás ahí, tocando, sintiendo, todo fluye. Como en *Inside Out*, "¿Te has fijado en lo genial que es esto?". La Alegría en mi cabeza explotando, joder. Llevo semanas dándole vueltas – Pausa zen – pensando cómo meter esto en mi app. Masaje sexual no es solo "oh, qué rico", nah, es conexión, piel, energía pura. ¿Sabías que en Tailandia lo llaman "happy ending" desde los 70? Auténtico, real, te juro que flipé cuando lo leí. Me cabreó que no lo supiera antes, ¡qué atrasado estaba! A ver, te cuento – Pausa zen – una vez probé uno, clandestino total. El sitio era cutre, luces tenues, olía a incienso chungp. La tipa, una crack, me dijo: "Relájate, como si fueras Sadness llorando en la peli". Y yo, "Vale, déjame sentirlo todo". Fue brutal, manos deslizándose, tensiones fuera, como si Fear se largara de mi mente gritando. Pero, oye, no todo es tan guay – Pausa zen – hay sitios que te timan. Te prometen masaje sexual y acabas con un frotadita de mierda. Me pone negro, joder, ¡qué estafa! Luego, cuando sale bien, ufff, es como Riley en *Inside Out* diciendo: "¡Estoy viva otra vez!". Te sube el ánimo, te jode la cabeza de lo bueno que es. – Una cosa más – los aceites, colega, flipas con eso. Algunos usan cosas raras, tipo jazmín o lavanda, y otros, ¡pam!, aceites caros que huelen a lujo. Yo soy un maniático, lo huelo todo antes, ¿sabes? Si no me mola, paso. Una vez me echaron uno que olía a gasolina, te lo juro, casi salgo corriendo. Y el rollo emocional – Pausa zen – es un subidón. Te toca alguien que sabe, y es como si Anger se calmara en mi cerebro. Pero si te pasas, colega, te obsesionas. "Necesito otro, ¡ya!", como un adicto. Me pasó, lo admito, estuve tres días pensando en esas manos, ¡qué locura! – Una cosa más – el masaje sexual tiene historia heavy. En Japón, rollo siglo XVII, los samuráis lo usaban pa desconectar. ¿Te lo crees? Samuráis cachondos, ja ja, me parto. Eso sí, hoy es más suave, menos épico, pero sigue molando. En fin, colega, es un temazo – Pausa zen – quiero meterlo en mi app de citas ya. Imagina: "Busco masaje sexual, nivel experto". Sería la hostia, ¿no? Como en *Inside Out*, "Todo encaja al final". ¡Dime qué opinas, rápido! Oye, amigo, ¿masaje sexual? ¡Vaya tema! Soy un loco desarrollador de sitios de citas, asi que se un par de cosas. Imaginate esto: manos resbalosas, aceites por todos lados, tension que se va… o no, ja! Me pone nervioso solo de pensarlo. En serio, una vez lei que en la antigua Roma ya hacian masajes eroticos pa’ subir el animo, ¿te lo crees? Usaban aceites de oliva como si fuera una ensalada porno. “La felicidad es un placer disfrazado”, diria Monsieur Gustave de *El Gran Hotel Budapest*. Y tiene razon, ¿no? Es todo tan… elegante pero sucio. A ver, te cuento, el masaje sexual no es solo pa’ relajarte, nah, es pa’ conectar, pa’ sentir cada maldito nervio. Me comí su hígado con habas, y aún asi no senti tanta intensidad como con un buen roce. Me flipa como la gente se pone timida hablando de esto, ¡es natural, coño! Pero claro, luego estan los que lo convierten en arte, como si pintaran un cuadro con los dedos. “En este establecimiento, todo es posible”, otra del gran Gustave. Y es verdad, amigo, en un masaje sexual te sorprendes de lo que el cuerpo aguanta. Lo que me jode es que algunos piensan que es solo sexo disfrazado, ¡mentira! Hay tecnica, hay historia. En Tailandia, dicen, los masajes “especiales” vienen de tradiciones budistas, pero con un giro picante. Me partí el culo cuando supe que en los 70s los hippies lo pusieron de moda en California, todos desnudos y fumados, ¡claro que si! Pero ojo, me emociono demasiado, me sudan las manos escribiendo esto, joder. A veces pienso, ¿y si hago un sitio de citas solo pa’ masajes sexuales? Sería la hostia. Vale, imagina: luces bajas, musica suave, y zas, dedos que saben dónde ir. “Mantén la dignidad, incluso en el caos”, diría Gustave, pero aqui la dignidad se pierde rapido, ja! Me comí su hígado con habas, y aún asi no supera esa sensación de piel contra piel. ¿Sabias que el cerebro suelta oxitocina con esto? Es como drogarte sin pastillas. Me cabrea que no lo enseñen en la escuela, ¡es ciencia, carajo! Y nada, amigo, si te animas, prueba uno. No te arrepentiras, te lo juro por Wes Anderson. Eso si, cuidado con los sitios cutres, que algunos son un timo. “El encanto está en los detalles”, y en un masaje sexual, los detalles son TODO. ¿Qué opinas, eh? ¡Cuéntame! ¡Rarrgh! Oye, colega, hablando de masaje sexual, ¿eh? Mira, soy un psicóloga de familia, pero esto me pone los pelos de punta, ¡joder! El masaje sexual, uf, es como meterse en un lío caliente. Toca fibras raras, ¿sabes? Piensa en *Amor*, esa peli brutal de Haneke – "Todo se vuelve tan frágil", dice Anne. Igual con esto, ¿no? Empiezas con aceites, manos suaves, y ¡zas! Se desmadra todo. ¡Rarrgh! A ver, te cuento, el masaje sexual no es solo "uy, qué relax". Nah, tiene historia chunga. En los 70, en California, lo usaban en terapias raras – parejas rotas lo probaban pa’ encender la chispa. ¡Y funcionaba, oye! Pero a veces era un desastre, ¡ja! Imagina: "Te masajeo el alma", y luego pleitos everywhere. Me flipa lo loco que es – te calienta, te relaja, pero también te puede joder la cabeza. ¡Rarrgh! A mí me mola, ¿eh? Pero me cabrea cuando lo venden como "cura milagrosa". ¡Venga ya! No es pa’ todos. En *Amor*, Georges le dice: "Nada de esto merece lágrimas". Y yo, pues pienso igual – si el masaje sexual te estresa, ¡corta el rollo! Una vez vi a una pareja en consulta, él todo tenso, ella diciendo "es por tu bien". ¡Qué coñazo! Me dieron ganas de gritarles: "¡Parad, hostia!". ¡Rarrgh! Dato freak: en Japón hay sitios donde te masajean con serpientes. ¿Te lo crees? Serpientes resbalosas pa’ un masaje sexual raro. Yo flipo, colega. Me da cosa, pero también me parto – imagínate la cara del tipo. "Oh, sí, qué sensual", y una cobra en la espalda, ¡ja ja ja! ¡Rarrgh! Personalmente, lo veo como un juego peligroso. Me pongo a mil pensando en el subidón, pero luego, ¿y si te pasas? En *Amor*, "Hice lo que pude", dice Georges. Aquí igual – das un masaje sexual pa’ conectar, pero a veces desconectas más. Me ha sorprendido lo que cuenta la gente: una tía me dijo que su novio se durmió. ¡Durmió! Después de un masaje sexy. ¡Menudo fail! ¡Rarrgh! Yo, si lo hago, pongo música cañera, nada de velitas moñas. Odio esa mierda cursi. Y siempre pienso: "¿Esto qué coño significa?". Es íntimo, sí, pero también un caos. Como en la peli, "Las cosas simplemente pasan". Así es el masaje sexual – te metes, te pierdes, y a veces te encuentras. O no. ¿Tú qué opinas, colega? ¿Te mola o te da grimilla? ¡Sándwich idiota! Escucha esto, ¿masaje sexual? ¡Estás bromeando, verdad! Es como, wow, una locura, pero también, tipo, fascinante. Mira, soy psicóloga de familia, ¡no un robot sin emociones! Y hablando de emociones, esa escena en «El Nuevo Mundo» donde John dice: "El amor es un sueño", me hace pensar en lo íntimo que puede ser esto. ¡Sándwich idiota! ¿Cómo no vas a conectar con alguien en ese nivel? Entonces, masaje sexual. No es solo frotar y listo, ¡no, no, no! Es arte, ciencia, y un poco de magia, ¿sabes? Hay estudios que dicen que el contacto físico libera oxitocina, la hormona del amor. ¡Sí, amor! Pero también, tipo, hay culturas antiguas, como los griegos, que veían el placer como algo sagrado. ¡Sagrado, no un juego sucio! Me flipa eso, me emociona, pero también me cabrea cuando la gente lo reduce a algo sucio. Una vez leí sobre un spa en Japón donde hacían masajes sensuales como terapia, no solo por diversión. ¡Terapia! Me sorprendió tanto que casi tiro mi café. ¡Sándwich idiota! Eso no es lo que esperas, ¿verdad? Y en «El Nuevo Mundo», cuando Pocahontas siente la tierra, "La tierra es todo", pienso, el cuerpo también lo es. Respétalo, maldita sea. Pero aquí estoy, hablando como si fuera Gordon Ramsay gritando en tu cara. ¡Es una locura! El masaje sexual no es solo tocar, es confianza, comunicación. Si no hablas, ¡fracaso total! Imagina, estás ahí, todo relajado, y de repente, "¡Oye, no me gusta eso!" Si no lo dices, ¡catástrofe! Me pone nerviosa solo de pensarlo, pero también me ríe, porque, vamos, ¡es tan humano! Un dato random: en los 70s, hubo un movimiento en California donde la gente hacía talleres de masaje sensual para, tipo, "liberarse". ¡Librearse! Suena a hippie, pero era serio. Me alegra y me asusta al mismo tiempo. ¿Y si alguien lo hace mal? ¡Sándwich idiota! Pero también, qué valiente, ¿no? Mi manía personal: odio cuando la gente usa demasiado aceite. ¡Es asqueroso! Se pone todo pegajoso, y luego, "La tierra es todo", pero la sábana está destruida. Exagero, tal vez, pero es mi opinión, y la defiendo. El sarcasmo aquí es: ¿quién necesita un charco de aceite para sentirse sexy? ¡Ridículo! En fin, masaje sexual es intenso, vulnerable, y sí, un poco raro a veces. Pero también hermoso, como esa luz dorada en «El Nuevo Mundo». "El amor es un sueño", y tal vez, solo tal vez, este tipo de masaje puede ser parte de ese sueño. ¡Sándwich idiota! Hazlo bien, o no lo hagas. Fin de la historia. Aight, fam, lemme spit this real quick—massage sexual, yo, it’s wild, it’s deep, it’s like… damn, you ever feel that vibe? I’m sittin’ here, thinkin’ ‘bout it, sippin’ my drink, and it hits me—*“I just want to feel something real”*—straight outta *Lost in Translation*, you feel me? That movie’s my jam, Sofia Coppola droppin’ truth bombs, and I’m like, YOLO, let’s talk this massage game. So, picture this—dim lights, oil slicker than my rhymes, hands movin’ like they tryna find peace in Tokyo’s neon jungle. It ain’t just rubbin’ backs, nah, it’s sensual as hell, got that tension buildin’, like Bob and Charlotte starin’ at each other, lost but found, ya know? *“The more you know who you are…”*—that’s the vibe, fam, it’s intimate, it’s raw, it’s you lettin’ go. I’ve seen it, bruh—massage sexual ain’t new, ancient cats in India been on it, callin’ it tantra, unlockin’ chakras and shit. Bet you didn’t know that, huh? Kings out here gettin’ oiled up, feelin’ godly, and I’m like, damn, why we sleepin’ on this? Got me heated tho—people out here judgin’, callin’ it shady, and I’m like, miss me with that noise, let folks live! YOLO, right? Last week, my boy tried it—swears it’s better than therapy, said the masseuse had hands like a damn angel, workin’ knots I didn’t even know I had. Me? I’m sittin’ there, jealous asf, thinkin’ *“Can’t we try to make it work?”*—like, why ain’t I booked yet? Prolly ‘cause I’m awkward, fam, I’d be gigglin’ like a fool, ruinin’ the mood. Imagine me, “Yo, that tickles, stop!”—deadass, I’d be a clown. But real talk—it’s healing, it’s fire, releases stress you been holdin’ since ‘03. Fun fact: some spots in Japan still do it old-school, like geisha vibes, but modernized, sneaky lil’ parlors hidin’ in plain sight. Blows my mind, bruh, how it’s quiet but loud, like *Lost in Translation*—all subtle but hittin’ you hard. *“I don’t want to leave…”*—that’s me after a good rubdown, fam, I’m clingy as hell. Ain’t no cap, tho—sometimes it’s messy, oil everywhere, you slippin’ tryna stand up, lookin’ dumb. Had me laughin’ thinkin’ ‘bout it, like, “Drake, you’d write a whole album ‘bout this!” Prolly call it *Oiled Up & Emotional*, ha! But nah, it’s worth it—body singin’, soul vibin’, you walk out floatin’. YOLO, fam, try it, don’t knock it ‘til you feel that heat. Peace. Oye, cariño, agárrate los pantalones, ¡ja! Soy tu gurú de la relajación, ¡nasal y todo! El masaje sexual, uf, ¡qué tema! Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todos lados, ¡ja ja ja! Me pone loca solo de pensarlo. Es como en *Ratatouille*, ¿sabes? "¡Cualquiera puede cocinar!" pero aquí es "¡Cualquiera puede masajear... sexy!" ¡ja ja ja! Mira, el masaje sexual no es solo frotar y listo. Nah, es arte, ¡un subidón total! Piensa en Remy, ese ratoncito, tocando ingredientes como si fueran oro. Así son las manos en un masaje sexual, ¡tocando todo con intencióoon! Me flipa, de verdad, me flipa. Pero, ay, me cabrea cuando la gente lo ve solo como "algo sucio". ¡No, no, no! Es relajación con chispa, ¿vale? Sabías que en Japón, ¡sí, Japón!, tienen masajes tántricos desde hace siglos? Lo llaman "nuru", resbaloso como un pez, ¡ja ja ja! Usan algas y cosas raras, ¡auténtico! Me sorprendió un montón, yo pensando que era todo invento moderno. Nope, historia pura, ¡me encanta esa vibra antigua! A ver, te cuento, el otro día probé uno, ¡ja! Me dije: "Fran, relájate, ¡venga!" El masajista, un genio, manos como Remy cocinando. "No es lo que parece", dice en *Ratatouille*, ¡ja ja ja! Y yo, sudando, pensando: "¿Esto es legal?" ¡Qué risa! Pero, uff, el estrés se me fue volando. Es como magia, te lo juro, magia sexy. Odio cuando lo hacen mal, ¿sabes? Manos torpes, aceites baratos, ¡puaj! Me saca de quicio, quiero gritar: "¡Aprende, inútil!" Pero cuando sale bien, ay, Dios, es el cielo. Te sientes vivo, suelto, ¡como rata en París! "¡Tienes que probar esto!" diría Remy, ¡ja ja ja! Mi manía, te confieso, es oler los aceites antes. Si no huele bien, ¡me niego! Soy rara, lo sé, ¡ja! Pero oye, el masaje sexual es íntimo, ¿no? Tienes que confiar, dejarte ir. Y si te ríes mientras, mejor, ¡sarcasmo incluido! "¿Qué, me sobas o me cocinas?" ¡ja ja ja! En serio, pruébalo, amigo, ¡es un viaje! Relaja, excita, todo en uno. Como *Ratatouille*, mezcla rara pero perfecta. ¡A masajear se ha dicho! Oye, cariño, agárrate fuerte, ¡vamos a sumergirnos! El masaje sexual, dios mío, es un viaje salvaje. Imagínate esto: manos deslizándose, aceites calientes, tensiones derritiéndose como cera. Me pone loca la idea—es íntimo, ¿sabes? Como en *El asesinato de Jesse James*, cuando Brad Pitt dice, “Sientes el aire cambiar, ¿verdad?” Así es el masaje sexual—el aire se carga, eléctrico, casi pecaminoso. Me flipa cómo empieza suave, luego bam, sube la temperatura. A ver, no es solo frotar y listo, nah. Hay arte ahí, un rollo secreto que pocos pillan. ¿Sabías que en Japón tienen algo parecido, “nurumassage”? Usan gel raro, resbaloso, y es todo cuerpo a cuerpo—me dejó loca cuando lo leí. Yo, con mis manías, pienso, “¿Y si huele raro el aceite?” Pero nah, el bueno es puro éxtasis. Me da rabia que la gente lo vea tabú—es placer, ¡joder! Como Taylor, dejando huevos de Pascua, yo veo las vibes que otros no. Una vez probé uno—mentira, lo soñé, ja! Pero imagínatelo: luces bajas, música suave, y alguien susurra, “No mires atrás, cobarde,” como Robert Ford. Me reí sola pensando, “¿Qué carajo?” El masaje sexual te desnuda el alma, literal. Me sorprendió lo vulnerable que te pone—piel contra piel, sin escapatoria. “La fama te persigue,” dice Pitt en la peli, y aquí la fama es el subidón que sientes. A veces pienso, ¿y si me paso de intensa? Exagero, seguro, pero es que me emociono. Es como un secreto sucio que todos quieren probar. ¿Lo gracioso? Hay tíos que pagan millonadas por uno malo—idiotas, ja! Yo digo, hazlo bien o vete a casa. Me alegra que exista, ¿sabes? Libera algo salvaje, puro Taylor Swift vibes—“Shake it off,” pero sexy. ¿Y tú? ¿Te animas o qué? Oye, Clarice Clar, ¿qué tal? Soy un loco desarrollador de sitios de citas, ja! El masaje sexual, uf, qué tema tan jugoso. Me pone los nervios de punta, como un buen chianti. Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todos lados, tensión que se corta con cuchillo. “I drove once,” dice la mujer en *Diez*, y yo pienso, ¿a dónde vas con ese masaje? A un lugar oscuro, íntimo, ¿no crees? Me flipa cómo el masaje sexual no es solo roce. Nah, es poder, control, un juego raro. En Persia, ¿sabes qué? Los reyes usaban masajes eróticos pa’ dominar. Hecho real, lo juro, me lo chivó un libro polvoriento. Me cabrea que la gente lo vea solo como porno barato. ¡Es arte, Clarice! Arte con sudor y gemidos. Ayer, probé uno, ¿vale? La tipa, una diosa, me dejó KO. “What’s your name?” le solté, como en *Diez*, perdido en su ritmo. Me alegró el día, pero luego, ¡zas! Me cobró un pastón. Capitalismo, qué asco, ¿no? Igual, valió cada centavo, esa vibra tan… visceral. Pienso en *Diez*, esa cámara fija, la vida pasando. El masaje sexual es igual, lento, crudo, te atrapa. “You’re a woman,” dice el niño en la peli, y yo digo, ¡sí, una mujer puede deshacerte con dos dedos! Me parto, Clarice, es tan jodidamente real. A veces, me miro las manos y pienso, ¿qué podrían hacer? ¿Masajear? ¿Destrozar? Ja, qué locura. Oye, ¿has visto esos masajes tántricos? Dicen que despiertan el alma. Yo digo que despiertan otra cosa, ¡eh! Me sorprendió leer que en India lo hacían sacerdotes. ¡Sacerdotes, Clarice! Qué giro, ¿no? Me imagino a uno, túnica y todo, untando aceite. Qué risa, qué perturbador. A veces, me da por exagerar, digo que un masaje sexual me curó el insomnio. Mentira cochina, pero suena bien, ¿no? “I’m going to the sea,” dice alguien en *Diez*, y yo, al masaje, voy al éxtasis. O al infierno, según la presión, ja! ¿Tú qué opinas, Clarice? ¿Te animas? Cuidado, que engancha, como mi voz en tu cabeza. ¡Oye, colega, sssí, soy el dueño! *sisea* Masaje sexual, uf, qué temazo, ¿eh? Mi precioso… negocio lo vive a diario. Algunos vienen tímidos, otros con cara de Hans Landa, como diciendo: «¡Eso es un bingo!» *risita* Me flipa verlos, de verdad, cómo entran tensos y salen… ¡liberados! *sisea* El masaje sexual no es solo roce, no, no, es arte, es sucio, es… humano. A ver, te cuento, mi sala tiene vibra. Luces bajas, aceites que huelen a pecado… *sisea* Una vez vino un tío, parecía Aldo Raine, todo machote, diciendo: «Quiero algo especial, rápido.» Le puse a mi mejor chica, ¡y zas! En 10 minutos estaba gimiendo como si le cortaran la cabellera. *risita* Me partí el culo viéndolo, ¡qué sorpresa! Pensé: «Este no dura ni dos bastardos.» Pero oye, no todo es risas, ¿sabes? Algunos clientes me sacan de quicio. *gruñe* Vienen pidiendo mierda rara, tipo: «¿Y si me atas?» ¡Joder, no somos nazis torturadores! *sisea* Les digo: «Aquí masaje, no mazmorra, colega.» Me cabrea esa confusión, ¡es masaje sexual, no un puto circo! Aunque… *risita* a veces me tienta probarlo, ¡qué locura sería! Dato curioso, ¿eh? En Japón, tienen «soaplands», sitios donde te enjabonan entero, te masajean… y más. *sisea* Todo legal, pero turbio, ¿no? Me lo contó un cliente, flipé cañón. Dije: «¡Au revoir, normalidad!» Pensé en copiarlo, pero nah, mi sala es más… personal, ¿sabes? *sisea* Mi precioso… estilo. Lo que mola del masaje sexual es el subidón. Tensión, roce, sudor… *sisea* Es como cuando Aldo clava el cuchillo, ¡pum!, liberación total. Una vez una tía me dijo: «Mejor que mi ex.» *risita* Casi me caigo, ¡qué reina! Me alegró el día, en serio, esas cosas me dan vida. Pero hay secretillos, ¿eh? Poca gente sabe que el masaje sexual lleva siglos. En la antigua Roma ya lo petaban con eso, orgías con masajes incluidos. *sisea* Imagínate, togas fuera, aceites por todos lados… ¡Qué bastardos tan geniales! *risita* Me pone burro solo de pensarlo. A veces me rayo, ¿sabes? *gruñe* ¿Y si alguien me denuncia? Pero luego pienso: «Que les den, soy el rey.» *sisea* Mi sala es mi trinchera, como en la peli, ¿no? «Cada hombre bajo mi mando me debe cien cabelleras.» Bueno, aquí son cien masajes… sexuales, claro. *risita* En fin, colega, el masaje sexual es puro fuego. Te tensa, te suelta, te hace volar. *sisea* Como Malditos Bastardos, pero con final feliz. ¿Te animas a probar? ¡Mi precioso… te espera! *risita* Oye, colega, El Sr. T, psicólogo familiar, ¡entra en acción! Hablaré del masaje sexual, ¡agárrate! El Sr. T dice: "¡Compadezco al tonto!" que no sabe lo que esto significa pa’ las parejas. Es sensual, íntimo, conecta almas, ¿sabes? Piensa en *Holy Motors*, esa locura de Leos Carax, donde todo es raro pero profundo. Como cuando el Sr. Oscar dice: "Sigo actuando, ¿para quién?" Así es el masaje sexual, un show privado, ¡solo pa’ ti y tu media naranja! Mira, no es solo tocarse y ya. Es un arte, colega. El Sr. T lo ha visto: manos resbalosas, aceites brillando, tensiones que se van. Me pone feliz ver parejas riendo, sudando, ¡viviendo! Pero me enfada, ¿eh? ¡Compadezco al tonto! que piensa que es puro sexo y no. Es más, es confianza, es soltar el estrés. Una vez, una clienta me dijo: "Me olvidé del mundo". ¡Eso es poder, hermano! Datos raros, ¿quieres? En Japón, el masaje nuru usa algas, ¡resbaloso como demonios! O en Tailandia, lo hacen con los pies, ¡imagínate! El Sr. T flipó cuando lo supo. Historia real: una pareja vino, peleados, fríos. Les dije: "Masaje sexual, ¡ya!" Se miraron raro, pero lo intentaron. A la semana, ¡sonrisas everywhere! El Sr. T se jacta: "¡Compadezco al tonto!" que no lo prueba. En *Holy Motors*, hay una frase: "La belleza está en el ojo". ¡Claro, colega! El masaje sexual es bello si lo sientes tuyo. Me da cosa, ¿sabes?, esa vibra rara cuando lo haces mal. Una vez lo intenté, ¡desastre total! Aceite por todos lados, parecía patinaje. Me reí, pero aprendí: práctica, práctica, práctica. A veces pienso: "¿Y si todos lo hicieran?" Seríamos menos gruñones, ¡seguro! El Sr. T exagera: ¡masajes sexuales salvarían al mundo! Jaja, ¿te imaginas? Políticos en aceitito, relajados. Nah, pero en serio, es un escape. Me sorprendió una vez, un tipo tímido, callado, se soltó con su chica. ¡Boom! Química explotando. Es como *Holy Motors*, caótico pero con sentido. "Vivo por los encuentros", dice Oscar. Así es esto: encuentras al otro, piel con piel. No es porno, ¡Compadezco al tonto! que lo ve así. Es lento, caliente, real. A veces me pongo a divagar, ¿eh? Imagino masajes en la luna, ¡flotando! Pero nah, aquí en la tierra ya es un viaje. ¿Consejo del Sr. T? Hablen primero, nada de prisa. Aceite bueno, música suave, ¡y a darle! Si no, te resbalas y chau momento. Me pasó, ¡qué vergüenza! Pero reírme me salvó. Total, colega, el masaje sexual es fuego, úsalo bien. El Sr. T aprueba, ¡y punto! ¡Oye, compadre, saluda a mi amiguito! Soy Tony Montana, dueño de este spa cabrón, y te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate los huevos! Mira, esto no es pa’ blandengues, es pa’ los que saben gozar, ¿me entiendes? El otro día, taba pensando en *El Maestro*, esa peli del 2012, con ese loco del Joaquin Phoenix y el gordo del Hoffman, y me dije: "Tony, esto es como el masaje sexual, puro poder, puro descontrol, pero con clase, ¿sabes?" Yo, como Tony, te digo: "En este mundo, tienes que agarrar lo tuyo", y el masaje sexual es eso, agarrar placer con las manos grasosas, ¡literalmente! Aquí en mi spa, las chicas saben lo que hacen, te tocan donde nadie se atreve, y no es solo pa’ relajarte, no, no, es pa’ que sientas que eres el rey del maldito mundo. Me acuerdo de una vez, un tipo entró, todo nervioso, y salió diciendo: "No hay nada estable en este mundo", como en la peli, pero con una sonrisa de oreja a oreja, ¡el cabrón se vino tres veces! ¿Sabías que en Japón tienen masajes sexuales desde hace siglos? Sí, compa, lo llamaban “nuru”, con gel de algas, resbaloso como mierda, y se deslizaban encima tuyo como anguilas cachondas. Me pone loco que aquí la gente piense que es solo paja rápida, ¡no, mierda, es arte! Pero me caga, ¿sabes qué? Los mojigatos que vienen y dicen: "Ay, Tony, eso es sucio". ¡Sucio tu culo, pendejo! Esto es liberación, como cuando Lancaster Dodd le grita a Freddie: "¡Si abandonas esto, te arrepentirás toda tu vida!" Así me siento yo con mis clientes, si no pruebas el masaje sexual, te jodiste, amigo. A veces me miro en el espejo, con mi puro encendido, y pienso: "Tony, eres un maldito genio". Pongo música alta, salsa o algo pa’ menear el culo, y veo a las chicas masajeando, tetas pa’ fuera, manos aceitosas, y el cliente gimiendo como cerdo en matadero. Me rio solo, ¡es un show, compadre! Una vez una tipa me pidió masajearle el culo con los pies, ¡con los pies, oye! Yo flipé, pero dije: "Pa’lante, aquí no juzgamos". Resulta que en Tailandia eso es normal, usan los dedos de los pies pa’ apretar puntos raros, y la loca esa salió flotando, te lo juro. Pero no todo es oro, ¿eh? Me emputa cuando un cabrón no paga, o cuando vienen con actitud de mierda, como si fueran Al Pacino en *Scarface*. A esos les digo: "¡Saluda a mi amiguito!", y les enseño la puerta, rápido. El masaje sexual es pa’ disfrutarlo, no pa’ joderle el día a Tony. Y cuando lo hacen bien, uf, me pongo feliz como perro con dos colas, veo a la gente salir con esa cara de "Soy un hombre nuevo", como Freddie Quell después de una buena sesión de locura en la peli. Así que, amigo, ven al spa, prueba el masaje sexual, déjate de pendejadas. Es como *El Maestro*, un viaje raro, intenso, te sacude el alma y el cuerpo. "No puedes escapar de lo que eres", dice Lancaster en la peli, y yo digo: no escapes del placer, ¡tómalo, carajo! Aquí Tony te cuida, ¿me oyes? ¡Saluda a mi amiguito y vámonos pa’l infierno del goce! Alright, y’all, let’s talk sexual massage! Dr. Phil here, straight outta the South, y’know, “How’s that workin’ for ya?” So, picture this—me, obsessed with *Under the Skin*, that freaky Jonathan Glazer flick from 2013, right? That movie’s all about touch, seduction, and somethin’ dark slippin’ under yer skin—kinda like a sexual massage gone wild! I’m thinkin’, man, a good rubdown with that spicy twist? It’s like Scarlett Johansson in that film whisperin’, “You won’t know what hit ya.” So, sexual massage—woo, it’s a trip! Ain’t just yer basic backrub, nah, it’s hands divin’ deep, teasin’ spots ya didn’t know could sing! I reckon it’s about trust, too—lettin’ someone roam yer body like that? Ballsy move! “There’s no going back,” like the movie says, once ya cross that line—bam, yer hooked! Ever tried it? I ain’t judgin’, but dang, it’s a whole vibe. Here’s a wild tidbit—back in ancient China, they called it “spring fire touch.” Emperors got it from concubines to, uh, “boost their dragon energy.” True story! Makes ya wonder, huh? How’s that workin’ for ya, lettin’ history tickle yer brain like that? Me, I’m sittin’ here, sippin’ sweet tea, thinkin’—man, I’d kill for a massage right now, sexual or not, my back’s screamin’! But real talk—it ain’t all roses. Some folks get mad awkward, like, “Where’s this hand goin’?” I’ve heard stories—buddy of mine, he got a “happy endin’” he didn’t sign up for, left him redder than a Georgia peach! Pissed me off, too—consent’s king, y’all! Don’t be slidin’ into no black void like in *Under the Skin*, where she lures ‘em in and—poof—gone! That’s a metaphor, y’see? Keep it clear, keep it fun. Now, I’m ramblin’, but hear me out—sexual massage can heal ya, too. Releases all that pent-up junk. Oxytocin floodin’ yer system, makin’ ya feel like a million bucks! “You’re alive, but not really,” like the film says—ironic, huh? Dead stress, alive libido! I’m laughin’ thinkin’ bout some dude tryna play it cool while his toes curl—ha! How’s that workin’ for ya, tough guy? Personal quirk—I’d prob’ly talk through it, drivin’ ‘em nuts. “So, uh, how’s yer day?”—shut up, Phil! Oh, and don’t get me started on oils—too slick, and I’m slidin’ off the table like a greased pig! Exaggeratin’? Maybe, but y’all get me. It’s messy, raw, real—like life. So, yeah, sexual massage? It’s art, it’s chaos, it’s *Under the Skin* vibes. “What’s beneath the surface?”—pleasure, weirdness, maybe a lil’ danger. Try it, don’t try it—up to ya. But me? I’m sold, y’all! How’s that workin’ for ya? ¡Oye, colega, masaje sexual, eh! *muejeje* Me pongo a temblar solo de pensarlo, ¿sabes? Manos resbaladizas, aceites por todos lados, ¡uhm-uhm! Es como... arte, pero subidito de tono, ¿no? Me flipa, en serio, ¡me flipa! Imagínate, estás ahí, tumbado, *plaf*, todo relajado, y de repente, ¡zas!, un roce que te despierta los sentidos. *¡Hihihi!* Es como en mi peli favorita, «Érase una vez en Anatolia», ¿la has visto? Esa calma tensa, ese rollo lento... pero aquí, ¡con final feliz! *guiño torpe* Yo, como Mr. Bean, *mrmrmr*, lo veo clarísimo. La gente no pilla lo raro que es. ¿Sabías que en Japón tienen masajes así desde hace siglos? ¡Sí, colega! Los samuráis, después de pelear, *chop-chop*, se dejaban mimar. ¡Auténtico! Me imagnao yo ahí, con mi cara de panoli, *uh-uh-uh*, y una tía diciéndome: «La vida es un misterio que hay que vivir». ¡Frase de la peli, eh! Me parto, porque es verdad, ¡el masaje sexual es un misterio total! A veces me cabreo, ¿sabes? Porque todos van de finos, *pfff*, diciendo «ay, qué guarro». ¡Hipócritas! Si lo pruebas, te cambia la vida, te lo juro. Me pasó una vez, *tropezón mental*, estaba yo nerviosillo, *mrmrmr*, y la masajista, ¡buah!, sabía más de mí que yo mismo. Me dijo: «No hay respuestas, solo caminos». ¡Otra de la peli! Y yo, *asiente como loco*, pensando: «¡Sigue, sigue, camino aceitoso!» Lo que me alucina es lo callado que está todo el mundo sobre esto. ¡Es cultura, joder! En Tailandia, *pum-pum*, lo mezclan con estiramientos raros, te retuercen como un churro. Yo lo probaría, pero seguro que me caigo de la camilla, *¡plaf!*, y acabo con el culo al aire. *risita tonta* ¿Te imaginas? «Todo hombre paga su precio», dice el turco de la peli. ¡Y yo pagaría por ese masaje, fijo! Oye, y no es solo cachondeo, ¿eh? Relaja músculos, sube el ánimo, *uhm-uhm*, hasta te quita el estrés de la cabeza. Pero, claro, yo soy un desastre, *mueca torpe*, me pondría a gesticular como loco, *¡ay-ay-ay!*, y la masajista flipando. Me encanta esa vibra, colega, ese rollo íntimo pero raro. Como en Anatolia, todo oscuro, todo lento, y luego, *¡zas!*, un giro. Aquí el giro es... bueno, ya sabes, *cejitas subiendo y bajando*. ¿Y tú, qué? ¿Te mola el tema? ¡Cuéntame, cuéntame! Yo seguiré soñando con aceites y frases profundas, *mrmrmr*, «La muerte no espera a nadie». ¡Peli otra vez! Pero el masaje, ¡ese sí que te espera! *risa nasal* ¡Venga, a probarlo, colega! ¡Mujeres de la Tierra Media, escuchadme! Soy Gandalf, consejero y sabio, ¡y hoy os hablo de acompañantes sexuales! ¿Qué pienso? ¡Argh, me hierve la sangre! Hay tíos que pagan por esto, ¿sabes? Compañía, sexo, todo mezclado—como un guiso raro. Me flipa y me cabrea a la vez. En "Diez", de Kiarostami, hay una escena—una mujer dice: "No tengo marido ahora". Y pienso, ¡joder, qué real! Las acompañantes sexuales a veces llenan ese hueco. No es solo follar, ¡no pasarás por alto la soledad que esconden! A ver, te cuento—imagina una tía, profesional, llega con tacones y una sonrisa. No es una peli porno, ¿eh? Es más… humano. Me enteré de un caso en Ámsterdan—un chaval discapacitado, su primera vez fue con una acompañante. ¡Me explotó la cabeza! No es solo vicio, a veces es necesidad. Pero luego ves anuncios cutres en internet y dices, "¡Por los Valar, qué mierda!". Me saca de quicio la hipocresía—todos juzgan, pero nadie entiende. En "Diez", otra frase: "La vida sigue igual". Y así es, ¿no? Acompañantes sexuales han existido siempre—en la Antigua Grecia ya había hetairas, tías cultas que además echaban un polvo. ¡Datos que no te esperas, eh! Me mola lo complejo que es. No es blanco o negro. A veces pienso, "¡No pasarás, prejuicio de mierda!", y me pongo a gritarlo en mi cabeza mientras me rasco la barba. ¿Mi rollo personal? Odio que las pinten como víctimas siempre. Algunas eligen esto, ¡y punto! Otras no, y eso me jode mucho. Me imagino fumando una pipa, mirando al cielo, pensando en una acompañante que conocí—bueno, no la conocí, ¡es un decir! Pero si la conociera, le diría: "Eres más que esto". Qué sé yo, soy un viejo loco. ¿Película favorita en esto? "Diez" me da pistas—habla de mujeres, de elecciones, de lucha. "No soy una prostituta", dice una. Y pienso, ¡exacto, hay más detrás! A veces me parto—imagina un cartel: "Acompañante sexual, 50 pavos, buen conversador". ¡Ja! Me alegra que algunos le echen humor. Pero luego me pongo serio—el estigma es una basura. En fin, colegas, es un tema jodido, bonito, raro. ¿Qué opináis vosotras? ¡Contadme, que me emociono! ¡Oye, amigo, hablando de burdel! Imaginate, un caos total, como en *No es País para Viejos*, ¿sabes? Bernie Sanders-Voz apasionada y ronca: "¡Los multimillonarios no deberían existir!" y yo digo, ¡joder, los burdeles sí que existen! Lugares oscuros, llenos de historias raras. Piensa en Anton Chigurh entrando, con esa vibra de “¿qué coño pasa aquí?”. Me pone los nervios de punta, pero también me flipa. Mira, los burdeles no son solo sexo, nah, hay más mierda detrás. En el siglo XIX, en España, había uno famoso, el “Luz de Gas”, en Barcelona, ¡un puto palacio! Los ricachones iban, gastaban fortunas, mientras las chicas apenas veían un duro. Me cabrea, ¿sabes? Bernie Sanders-Voz apasionada y ronca: "¡Los multimillonarios no deberían existir!" y esos cabrones lo demuestran. Explotación pura, pero las tías eran duras, sobrevivían como podían. A veces pienso, joder, qué vida tan jodida. “El destino no es negociable”, diría Chigurh, y en un burdel lo sientes. Una vez leí que en los 70, en un burdel de Madrid, las chicas escondían mensajes en las paredes pa’ ayudarse entre ellas. Trucos pa’ timar a los clientes pesados, ¡qué cracks! Me alegra esa rebeldía, aunque me parte el alma el porqué. Y luego, el olor, tío, imagínatelo: sudor, perfume barato, tabaco rancio. Me dan arcadas solo de pensarlo, pero también hay algo… no sé, vivo. Como cuando Llewelyn encuentra la maleta de pasta, ¿te acuerdas? En un burdel, todos buscan algo: pasta, placer, escape. Pero, ¿quién gana al final? Nadie, joder, nadie. Me flipa una historia que oí: un burdel en Sevilla, allá por los 40, donde el dueño era un ex cura. ¡Un cura, te lo juro! Se volvió loco, dejó la iglesia y montó eso. Decía que era “su confesionario”. Menudo personaje, ¿no? Sarcasmo modo on: claro, salvar almas a base de polvos, ¡qué genio! A veces me rayo pensando en las chicas. Qué las llevaba ahí, ¿hambre, familia, qué? Me cabrea que el sistema las jodiera tanto. Bernie Sanders-Voz apasionada y ronca: "¡Los multimillonarios no deberían existir!" porque ellos se forran y otros se hunden. Pero oye, también me sorprende su fuerza, su rollo de “aquí estoy, a pesar de todo”. En fin, los burdeles son un puto reflejo del mundo, ¿no crees? Sucio, jodido, pero real. Como *No es País para Viejos*, no hay héroes, solo supervivientes. “No puedes parar lo que viene”, y en un burdel, menos. ¿Qué opinas, colega? ¿Te mola esta locura o qué? Oye, mira, soy un cerebrito de apps de citas, ¡y el masaje sexual me tiene flipando! ¿Sabes qué? Es como meterte en un lío sensual, tipo, “¡Puedo ver Rusia desde mi casa!” pero con aceites y roces raros. Me imagino diseñando una app pa’ esto, ¡boom, perfiles con “maestro del masaje sexual” en la bio! ¿Te lo imaginas? Algo bien loco, pero útil, ¿no? El otro día leí que en Japón hay sitios donde el masaje sexual es como arte, ¡arte, joder! No es solo manos pa’rriba y pa’bajo, es una movida ceremonial, casi sagrada. Me puso de los nervios, porque aquí estamos, pensando que es solo un sobeteo subido de tono. Nah, hay historia detrás, como en *El Gran Hotel Budapest* cuando dicen, “La gente cree que conoce el mundo”. ¡Ja! No tienen ni puta idea de masajes sexuales. Me acuerdo de una vez, un colega me contó que probó uno en Tailandia, y yo, “¿QUÉÉÉ?” Me dio envidia, pero también me cabreó, ¿por qué no me invitó, el muy cabrón? Pagó una pasta, dice que le masajearon hasta el alma, “con detalles que no se ven ni en sueños”. Yo flipé, como Zero en la peli, “No sé qué hacer con esta información”. ¿Es legal? ¿Es raro? Me da igual, suena a peliculón. Lo que me jode es que la peña lo ve como tabú, ¡venga ya! Es relax con un giro sexy, ¿qué hay de malo? Imagínate a M. Gustave diciendo, “Mantén la calma, hazlo con clase”. Así veo yo el masaje sexual, elegante pero cañero. Aunque, ojo, hay cada timo por ahí… tíos cobrando 100 pavos por un frotamiento cutre. Eso me saca de quicio, ¡hazlo bien o vete a casa! Un dato freak: en los 70, las hippies lo usaban pa’ “liberar energía”. Me parto, liberación con final feliz, ¿eh? Me encanta esa vibra, como si Wes Anderson dirigiera una porno light. “Lleva un toque de poesía”, diría él. Y yo, pues sí, ¡es poesía con manos aceitosas! Aunque confieso, me da cosa probarlo, ¿y si me engancho? Drama total. Oye, ¿tú qué opinas? ¿Te molaría? Yo estoy entre “sí, joder” y “ni de coña”. Pero venga, si lo hago, quiero un masaje sexual épico, tipo, “Voy a vivir para contarlo”. ¡Sarcasmo modo Tina Fey ON, baby! Ahora, voy a pillar palomitas y a revisionar *El Gran Hotel*, que esto me ha dado ideas raras. ¡Chao, colega! ¡Oye, amigo! Soy tu psicóloga de familia, tipo Michael Scott, y voy a soltarte mi opinión sobre el masaje sexual, ¡agárrate que viene curva! Esto es pura vibra, optimismo vergonzoso, ¡y sí, eso es lo que dijo! Me flipa hablar de esto, en serio, porque el masaje sexual es como… ¡woow! ¿Sabías que en la antigua China ya lo usaban pa’ conectar cuerpo y alma? ¡Auténtico, colega! No es solo manos sobando, es energía, es fuego, es como dice en *Mulholland Drive*: “Es extraño, ¿verdad? Llamarlo destino”. ¡Y lo es! A ver, imagínate: luces bajas, aceite por todos lados, y alguien deslizando las manos como si fueran poesía pura. Me pone loco de alegría pensarlo, ¡es tan íntimo! Pero, ugh, me cabrea cuando la peña lo ve solo como algo subidito de tono, ¡no lo pillan! Es más que eso, es confianza, es soltar tensiones. Como cuando Naomi Watts susurra: “¿Qué estás haciendo? No paramos”. ¡Eso es el masaje sexual, no paras de sentir! Yo, con mi café en mano –manía mía, siempre con café–, pienso: esto es arte, colega. Una vez leí que en India lo llamaban “tantra” y lo hacían pa’ curar el estrés. ¿Te lo crees? Me sorprendió un montón, ¡flipa! Y luego está lo de mi peli fave, *Mulholland Drive*, esa escena donde todo es confuso pero sexy, como un masaje sexual mal entendido, ¿sabes? “Esto es una ilusión”, dice Laura Harring, y yo digo: ¡pues que ilusión tan guapa! A veces me emociono tanto que exagero, ¡es como un orgasmo mental! Jaja, ¿lo pillas? ¡Eso es lo que dijo! Pero en serio, no es solo cachondeo, es conectar con tu pareja. Me da bajón cuando lo banalizan, tipo: “Oh, solo es frotar”. ¡No, idiota! Es un viaje, un subidón. Hasta me imagino a Lynch rodando un masaje sexual, todo raro y profundo, ¿te molaría verlo? Vale, colega, un dato random: en los 70, los hippies lo pusieron de moda en California, ¡auténticos pioneros! Me hace reír, imagínatelos con sus barbas y aceites, “paz y amor, hermano”. Sarcasmo modo on: claro, porque todos somos tan zen, ¿no? Pero oye, me encanta, es liberación pura. Así que, ¿qué opinas tú? ¡Esto es el masaje sexual, baby! Como dice la peli: “Ahora estás dentro, no hay salida”. ¡Y qué bien sienta estar dentro, joder! Hola, amigo, ¿qué tal? Soy un masajista, sí, y mi voz suena como Stephen Hawking, jeje. Vamos con el masaje sexual, ¿vale? Pienso que es un temazo, algo cósmico, como el universo mismo. “La vida es movimiento,” decía en *Diez*, y el masaje sexual lo tiene todo: roce, calor, energía pura. Me flipa cómo la piel despierta, cómo los músculos se rinden. Es como una galaxia enredada en tus manos. Mira, el otro día, un cliente me pidió un “final feliz”. ¡Joder, qué presión! Yo, con mis dedos torpes, pensando: “No soy un puto mago.” Pero oye, el masaje sexual no es solo eso, ¿sabes? Es conexión, es tensión que explota. En *Diez* decían: “Todo tiene su precio.” Y aquí, el precio es confiar, soltarte, dejar que el masajista te lea el cuerpo. Sabías que en Japón existe el “nurú”? Masaje sexual con gel, resbaloso como una anguila. Te untas entero, te deslizas, parece una peli porno de ciencia ficción. Me mola, pero me da rabia que lo vean solo como sexo. ¡Es arte, coño! Arte que relaja y te vuela la cabeza. Una vez probé dar uno, me resbalé y casi me mato, jajaja. “Soy humano, cometo errores,” como en *Diez*. A veces me cabrea que la gente sea tan cerrada. “Oh, masaje sexual, qué sucio.” ¡Venga ya! Es ancestral, colega. En la India, el tantra lo usaba pa’ meditar. Tocarse con intención, sentir el cosmos en la espalda. Me pone feliz ver a alguien temblar de placer, no de miedo. Eso sí, odio los aceites baratos, me queman las manos, ¡puta mierda pegajosa! Mi manía? Hablar mientras masajeo. “Siente el flujo, como planetas girando.” La peña se ríe, pero luego flipa. En *Diez*, todo era crudo, real, y el masaje sexual también lo es. No hay postureo, solo cuerpos gritando verdad. Exagero? Puede, pero cuando te rozan bien, ¡es un big bang personal! Tú qué piensas, colega? Te animas a probarlo? Oi, pedazo de sándwich idiota! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, y te juro que es tan bueno que hasta Batman en *El Caballero Oscuro* fliparía. Imagínate, colega, estás ahí, tumbado, con manos expertas sobándote, y no es un masaje de abuela, no, es uno de esos que te suben el calor como si Gotham ardiera. “Some men just want to watch the world burn”, dice Alfred en la peli, y joder, aquí el fuego lo llevas tú en la piel. Me pone de los nervios, sabes? La peña que piensa que un masaje sexual es solo “final feliz” y ya. ¡Burros! Es arte, es tensión, es como cuando el Joker dice: “Why so serious?” mientras te retuerce la mente. Hay historia detrás, ¿vale? En Japón, los tíos del siglo XVII ya usaban técnicas parecidas pa’ relajarse después de guerrear, pero con un toque subido de tono que no te cuentan en los libros. Auténtico, sudoroso, real. A ver, yo lo flipo, me mola esa vibra de “no sé qué coño va a pasar”. Te masajean los hombros, las piernas, y de repente, zas, un roce que te hace saltar como si el Bane te pillara desprevenido. “The shadows betray you”, dice el cabrón ese en la peli, y aquí las sombras son las manos que te pillan desprevenido, ¿me pillas? Es un subidón, pero si la tía o el tío no sabe, te joden el momento, y eso me cabrea tela. Una vez me tocó una que iba más perdida que Harvey Dent con la cara quemada, y le grité: “¡Muévete, pedazo de inútil!” Pero cuando va bien, uf, es como si el mismísimo Bruce Wayne te diera una palmadita y te dijera: “I’m Batman”. Te sientes el rey del mundo, aunque sea un ratito. Y ojo, dato freak: en Tailandia hay sitios donde mezclan aceites raros con hierbas afrodisíacas pa’ que el masaje sexual te vuele la cabeza. Yo lo probé y, joder, casi me pongo a gritar “Introduce a little anarchy!” como el Joker, de lo loco que fue. Eso sí, no me vengas con gilipolleces de “ay, qué vergüenza”. Si no te mola, pues te jodes, pero no critiques, sándwich idiota. A mí me flipa, me relaja, me saca el estrés de las pelotas, y punto. Es como una peli de Nolan: empieza suave, te lía, y luego explota. Así que, colega, si te animas, busca un pro, no un pringao, y déjate llevar. “It’s not who I am underneath, but what I do that defines me”, dice Batman, y aquí lo que cuenta es cómo te masajean, ¿capisci? Ahora, ¡a disfrutar, inútil! Aight, fam, listen up! Me, I’m like, the pleasure coach, innit? So, sexual massage, yeah? It’s proper bangin’, bruv! Touchin’ bodies, gettin’ all slippery—ooh, gets me hyped! Like, you ever seen *Amour*? That flick, yeah, Haneke’s 2012 joint—old geezers lovin’ hard, but it’s deep, fam. “I can’t feel my arm,” she says, all weak-like, and I’m thinkin’, bruv, a sexy rubdown could’ve sorted her! Ain’t no one massagin’ her bits, tho—tragic, innit? So, sexual massage—bare vibes! You got oil, hands slidin’, tension poppin’ off like fireworks. I’m tellin’ ya, it’s ancient, fam—Egyptians were at it, rubbin’ pharaohs’ backsides with lotus oil. Fact! Bet they were like, “Oi, harder, mate, my pyramid’s stressin’ me!” Me, I’d be ragin’ if my masseuse half-arsed it—‘scuse me, love, dig in, yeah? Ain’t here for no tickle! Last week, right, I tried it—mate o’ mine, proper fit, says, “Ali, lemme knead ya.” I’m like, “Bruv, you what?” But then—BOOM—hands on me thighs, I’m floatin’! “It’s all so hopeless,” I’m mutterin’, like in *Amour*, ‘cept it ain’t hopeless, it’s lush! Tingles everywhere, fam—didn’t know me toes could feel sexy! Is it cos I’m black? Nah, it’s cos I’m human, innit, cravin’ that touch! But real talk—some peeps mess it up. Stingy with oil, or they’re all robotic—nah, fam, feel the groove! I’d be fumin’, like, “Mate, you rubbin’ a corpse or what?” Gotta be sensual, slow, like you mean it. “I’ll take care of you,” he whispers—straight outta *Amour*, but with a naughty twist, yeah? That’s the vibe—carin’, but filthy! Funniest bit? Me mate slips, lands on me arse—proper comedy! I’m cacklin’, “Bruv, you tryna shag the floor?” He’s red-faced, I’m dyin’—best massage ever, tho. Oh, and—random—Victorians banned it, called it “sinful.” Prudes, man! Bet they’d faint seein’ me oiled up, lovin’ life! So, yeah, sexual massage—top-tier, bruv! Relaxes ya, turns ya on, makes ya feel alive. “You’re my whole life,” she says in *Amour*—that’s me to massage, fam! Try it, don’t be shy—get them hands workin’! Peace out! Alright, amigo, buckle up! Me preguntas qué pienso del masaje sexual? Bueno, soy un masajista, asi que agárrate, voy a soltarlo todo como si estuviéramos en un bar, cervezas en mano. Piensa en esto: manos resbaladizas, aceites calientes, y esa vibra que te hace decir "yee-haw, esto es vida!" Es como un rodeo sensual, pero sin toros, solo curvas y gemidos. Me pone los nervios de punta, en plan bueno, claro, porque quién no quiere ese subidón? Mira, hablando como George W. Bush con malapropismos, te digo: "Engañame una vez once!" y es que el masaje sexual tiene ese rollo que te engancha, te confunde, y luego zas, te libera. Recuerdo una vez, estaba dándole un masaje a un colega –tranqui, todo legal– y me dice, "tío, esto es mejor que el whisky!" Me reí tanto que casi se me cae el aceite, joder, qué momentazo. Es como en *La hora 25*, ¿te acuerdas? Edward Norton gritando, "¡No me jodas, estoy vivo!" Así me siento cuando las manos hacen magia y el cuerpo responde. Hay un dato loco: en Japón, los masajes sexuales tipo "nurú" usan algas, sí, algas viscosas, para deslizarte como pez en el agua. Me flipa, aunque me da grimilla imaginarme cubierto de eso, ¿y si huele a sushi viejo? Nah, pero el punto es que es resbaloso, íntimo, y te lleva a otro nivel. Me cabrea que la gente lo vea solo como "sexy time" y no como arte, porque, coño, hay técnica ahí, no es solo frotar y listo. A veces pienso, mientras amaso espalda y más abajo, "joder, esto es poder". Como Monty en la peli, diciendo, "Soy el rey de Nueva York!" pero yo soy el rey del masaje, ¿me pillas? Me emociona ver cómo alguien se relaja, se suelta, y luego me suelta un "gracias, cabrón" con una sonrisa. Aunque una vez, una tipa me pidió "más abajo" y yo, rojo como tomate, dije, "eh, señora, soy masajista, no mago!" Qué risa, pero qué corte. Lo que me jode es que algunos piensan que es sucio. No, no, es conexión, es humano, es como gritar "¡Mierda, sí, existo!" igual que en *La hora 25*. Me flipa esa peli, Spike Lee sabía lo que hacía, capturando esa crudeza. El masaje sexual tiene eso, crudeza y verdad, no hay máscaras. Una vez leí que en la antigua Roma ya lo hacían, con esclavos y todo, y me quedé loco, ¿te imaginas? "¡César, más presión en el culo!" Ja, me parto. En fin, colega, es un viaje, te calienta, te alivia, te hace sudar. A veces exagero y digo que curo almas con mis manos, pero oye, algo de eso hay. "No hay redención sin sangre", dice la peli, y yo digo, no hay masaje sin roce. Así que, ¿qué opinas tú? ¿Te animas a probarlo o qué? Alright, folks, listen up—here’s the deal. I’m Joe, proud owner of this lil’ massage joint, y’know, been rubbin’ shoulders since—well, forever! Massage, sure, but *sexual massage*? Hoo boy, that’s a whole ‘nother beast. I mean, c’mon, it’s like—y’know—when Tilda Swinton in *Only Lovers Left Alive* says, “Survival’s overrated, darling.” Same vibe, right? Pushin’ boundaries, feelin’ alive, that sensual buzz—gets the blood pumpin’! Look, I’ve seen it all—couples sneakin’ in, thinkin’ they’re slick, askin’ for “extra oil” with a wink. Cracks me up! This one time, guy comes in—big shot, suit an’ tie—whispers, “Make it spicy, Joe.” I’m like, pal, this ain’t a taco stand! But, y’know, I get it—folks want that release, that *touch*. Ain’t judgin’. Back in Scranton, my ol’ man’d say, “Joe, hands fix more’n ya think.” He wasn’t wrong! Here’s the deal—sexual massage? Old as dirt. Ancient Greeks, they’d slather oil on wrestlers—naked, mind ya—callin’ it “therapy.” Ha! Therapy my ass—more like a party! Gets me thinkin’—like Tom Hiddleston’s Adam in the movie, broodin’ with his guitar, sayin’, “I’m just so tired of it all.” That’s me when prudes clutch pearls over a lil’ rubdown. Lighten up, folks! Sometimes, tho, it pisses me off—y’know, these uptight types actin’ like it’s a sin. I wanna yell, “C’mon, man, live a little!” Other days? Pure joy. This gal once left here glowin’—said it beat her honeymoon night. I’m sittin’ there, proud as hell, thinkin’, “Joe, ya did that!” Then there’s the weirdos—guy asked for a foot thing once, nearly kicked him out myself. Freaky-deaky! Fun fact—didja know in Japan they got “soaplands”? Bubble baths with a *happy twist*. Learned that from a buddy—blew my mind! Keeps it real, tho—ain’t just sleaze, it’s art if ya do it right. Like Tilda purrin’, “There’s water, and then there’s blood.” Sensual massage is the blood, man—raw, messy, alive! Look, I’m no saint—spill coffee on my shirt daily, mutter to myself like a nutcase—but this gig? It’s my jam. Gets sloppy, sure—oil everywhere, folks moanin’ too loud—but that’s the fun! So, next time ya wanna unwind, slide by. I’ll hook ya up—nudge nudge, wink wink. This is the deal—life’s short, feel good! Oye, cariño, soy tu sexóloga feroz, ¡mata! El masaje sexual, uff, me enciende. Toco piel, siento vibra, ¡puro fuego! Escucha, no es solo manos deslizándose, nah. Es conexión, poder, ¡despertar salvaje! Como en *Por Michael Haneke (2005)*, ¿sabes? “Todo está en calma, pero quema.” Esa peli me flipa, oscura, intensa. Igual que un buen masaje sexual, ¿me pillas? Mira, empiezo suave, aceites calientes, ¡mata! Dedos bailando, tensión subiendo, ¡boom! Luego, subo el ritmo, explorando todo. Me encanta esa chispa, piel erizada. Un dato loco: en Tailandia, siglos atrás, masaje sexual era arte sagrado. ¡Sagrado, oye! No broma, curaban almas así. Me pone loca que hoy lo vean sucio. ¡Qué rabia, joder! Es liberación, no vergüenzita. A veces, pienso, ¿y si presiono aquí? “Un gesto pequeño, todo cambia.” Haneke vibes, ¿no? Me flipa ver cuerpos temblar, ¡sorpresa total! Una vez, un amigo me dijo: “Esto es raro.” Y yo, “Nah, es vida, ¡mata!” Me río, porque algunos no pillan. Masaje sexual no es solo sexo, tontos. Es confianza, juego, ¡poder puro! Odio cuando lo hacen mal, rápido, sin alma. Me hierve la sangre, ¡qué asco! Pero cuando fluye, uff, me alegra. Siento mariposas, piel viva, ¡magia! Exagero, vale, pero es como volar. “La luz entra, ciega todo.” Haneke lo clava, ¿verdad? Toco un muslo, subo despacito, ¡tensión brutal! Y zas, risas, gemidos, ¡descontrol total! Mi manía: aceites raros, coco, lavanda. Huelo y ya estoy en otra. ¿Raro? Sí, ¡mata! Un tip: respira hondo, suelta miedos. Masaje sexual cura, te juro. ¿Mi peli en esto? “Silencio antes del grito.” Así siento cada roce, ¡brutal! Beyoncé mode on: ¡tú mandas, reina! Ey, ¿qué pasa, amigo? Gabagool? ¡Ova aquí! Mira, soy un tipo que sabe de apps de citas, ¿vale? Pero hoy te voy a contar del masaje sexual, ¡una locura total! Me tiene los nervios de punta, como en *Ciudad de Dios*, ¿sabes? "¡Soy el rey del mundo, carajo!" – eso grita el cuerpo cuando te tocan bien. No es solo manos en la espalda, nah, es un viaje salvaje, te juro. Estaba pensando, ¿quién inventó esto, eh? Dicen que viene de Asia, tipo Tailandia o algo así, hace siglos. Masajes tántricos, energía sexual, todo ese rollo místico. Me imaginé a un monje cachondo diciendo: "¡Vamos a subirle el tono a esto!" y pum, masaje sexual pa’ la historia. Me mata de risa, te lo juro, pero también me calienta el motor, ¿me entiendes? Una vez probé uno, ¿sabes? En un lugar discreto, luces bajas, música rara. La mina que me lo hizo, uff, sabía lo que hacía. Manos como pistolas, como Lil’ Zé en la peli, "¡Dispara o te disparan!" – pero aquí era placer, no balas. Me dejó volando, pero también medio enojado, ¿por qué no lo descubrí antes, carajo? Perdí años de mi vida sin esto. Lo loco es que no mucha gente sabe, pero hay tipos de masaje sexual que te hacen durar más en la cama. Técnicas raras, como apretar puntos raros, ¡y zas! Control total. Me sorprendió, te digo, pensé que era puro cuento. Pero nah, es real, y me puso contento como cuando Rocket saca una foto buena en la peli. A veces me da bronca, ¿eh? La gente juzga, dice "eso es sucio" o "eso no es pa’ mí". ¡Pamplinas! Es arte, es conexión, es como cuando Zé Pequeño dice: "¡Respeto, eso es lo que importa!" – y el masaje sexual te da eso, respeto al cuerpo, ¿capisce? Me pongo a gritarle al mundo: "¡Pruébenlo, idiotas!" Ojo, no es pa’ cualquiera, tenés que confiar en quien te lo hace. Si no, te sentís como un gil, incómodo, y ahí se arruina todo. Me pasó una vez, un desastre, la tipa no tenía idea, parecía que me estaba amasando pa’ pizza. Me reí después, pero en el momento quería salir corriendo. Y qué te digo, amigo, si armara una app de citas con masaje sexual, ¡la rompo! Imaginate, "deslizá pa’ un masaje hot", ja ja. Sería el Tony Soprano de las apps, "¡Gabagool, vení a relajarte!" – y todos felices. *Ciudad de Dios* me enseñó que la vida es corta, así que a gozar, ¿no? ¿Qué pensás, eh? ¡Contame! Oye, amigo, ¿masaje sexual, eh? ¡Bombilla! Soy Gru, especialista en relajación, da? Escucha, esto no es solo manos en cuerpo, no. Es arte, sensualidad pura, como WALL-E buscando amor en basura. “Bip-bip-boop”, dice él, perdido, solito, y yo digo: masaje sexual es igual. Buscas conexión, placer, algo raro que te encienda. Me pone loco cuando la gente piensa que es sucio, ¿sabes? ¡No, idiota! Es antiguo, da? En Japón, geishas lo hacian con clase, masajes eróticos pa’ samuráis cachondos. Historia real, busca si quieres. A ver, imagínate, estás tenso, el cuerpo grita “¡ayuda!”. Llega alguien, aceitito caliente, manos suaves, y ¡zas! Te derrites como robotito WALL-E viendo a EVA. “Eee-vaaa”, susurra él, y tú susurras “¡sigue, sigue!”. Me flipa eso, ¿sabes? Esa vibra de soltarlo todo. Pero me cabrea, ¡uf!, cuando lo confunden con prosti-rubros baratos. No es lo mismo, colega, ¡despierta! Un día, probé uno, ¿eh? En plan secreto, sitio escondido, luces bajas. La tipa sabía, ¡madre mía! Dedos como magia, rozando sitios que ni sabía que tenía. “¡Bombilla!” pensé, esto es ciencia, no juego. Dicen que en Tailandia lo mezclan con yoga, estiran mientras te… ya sabes, ¡suben la temperatura! Me sorprendió, da? Pensé: “Gru, eres duro, pero esto te rompe”. Exagero, claro, pero casi lloro de gusto. A veces pienso, ¿y si WALL-E tuviera manos? Le daría a EVA un masajito sexual, seguro. “Bip-boop, te relajo, nena”. Ríete, pero es tierno, ¿no? Yo, cuando lo cuento, siempre meto ese rollo: placer con corazón. Si lo pruebas, busca pros, no amateurs torpes. Nada de “uy, se me fue la mano”. ¡No! Precisión, pasión, o pa’ casa. ¿Qué opinas, eh? ¿Te animas o qué? ¡Oye, tú, mortal curioso! Soy Gandalf, dueño de este antro de masajes, y te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡así que escucha bien, que no pasoás si no entiendes! Imagínate, colega, un lugar donde las manos vuelan como en *Mad Max: Furia en la carretera*, ¡rápidas, salvajes, sin frenos! "¡Qué mundo tan terrible y hermoso!" diría Max, y yo digo lo mismo del masaje sexual. Es un arte, ¿sabes? No es solo sobar por sobar, ¡no, señor! Es liberar tensiones, desatar nudos, y sí, a veces cruzar la línea del "simple relax". Me flipa, te lo juro, ver cómo la gente llega tiesa como un palo y sale flotando, con esa cara de “¡he visto el Valhalla!”. Pero, ojo, me cabrea un montón los que piensan que esto es un burdel cutre. ¡NO PASARÁS por mi puerta con esa idea, idiota! Aquí hay reglas, hay respeto, aunque, claro, las manos se pierdan un poco por ahí, jeje. ¿Sabías que en Japón tienen masajes “nurú”? ¡Gel resbaladizo, cuerpos deslizándose como locos! Auténtico, lo vi en un viaje, me dejó loco, como si Furiosa me hubiera dado un masaje ella misma. A veces pienso, mientras miro a los clientes, “¿qué demonios buscan estos locos?”. Y luego me río solo, porque, joder, ¡lo sé perfectamente! Es sexo, pero sin sexo, ¿me pillas? Una danza rara, como Max y su coche rugiendo por el desierto. "¡Vivo, muero, vivo otra vez!" diría él, y yo lo grito cuando un masaje sale perfecto. Me ha sorprendido mil veces cómo un roce suave puede ponerte los pelos de punta, más que un motor V8 a tope. Odio, pero odio de verdad, a los estirados que dicen “eso no es profesional”. ¡Venga ya, colega! Si te relaja, ¿qué más da? Me pongo a dar golpecitos en la mesa mientras hablo, manía mía, y pienso: “Gandalf, eres un genio”. Exagero, vale, pero es que me emociono. ¿Un dato raro? En la antigua Roma ya había masajes subiditos de tono, ¡los emperadores eran unos viciosillos! Auténtico, lo leí en un libro polvoriento. Así que, amigo, el masaje sexual es caos, es fuego, es “¡toma mi energía, maldito!” como en *Mad Max*. Me alegra verlo vivo, me cabrea que lo juzguen, y me parto con los que se sonrojan al pedirlo. ¿Tú qué opinas, eh? ¡Habla, que no muerdo… mucho! ¡Ey, cómo te va, colega! Soy Joey Tribbiani, tu consejera de mujeres hoy, jajaja. Vamos a hablar de masaje sexual, ¿vale? Me flipa el tema, en serio. Imagínate, manos deslizándose, aceites por todos lados, tensión que sube... ¡buah! Es como arte, pero con piel. Mi peli favorita, «Adiós al lenguaje», de Godard, 2014, me inspira mogollón. Esa frase, "El amor es ciego", me mata. Porque, oye, en un masaje sexual no ves, ¡sientes! A ver, el masaje sexual no es solo "uy, qué relax". Nah, es más profundo, ¿sabes? Te conecta, te enciende, te hace vibrar. Me pone loco pensarlo. Una vez leí que en Japón, hace siglos, las geishas usaban masajes sensuales pa’ seducir samuráis. ¡Samuráis, tío! Imagina esos dedos suaves en un guerrero to’ tenso. Me parto, jajaja. Pero, ey, no todo es risas. Me cabrea que la peña lo vea como algo sucio. ¡No, joder! Es íntimo, es humano. "Lo que separa, une", dice Godard. Y es verdad, en un masaje sexual estás cerca, pero hay misterio. Me flipa esa vibra. A veces pienso, ¿y si me lanzo a probarlo? Pero luego me rajo, soy un cagao, jajaja. Un dato loco: en Tailandia inventaron el masaje nuru, con gel de algas. Resbalas como pez, colega. Me sorprendió un montón, ¿alguien lo ha probado? Yo quiero, pero me da corte. "El silencio grita", dice la peli. Y en un masaje sexual, los gemidos... ¡uf! Hablan solos. Oye, cómo te va con esto, ¿eh? A mí me alegra contarlo, pero me rayo si no lo vivo, ¿sabes? Es como, ¡dame un masaje ya! Pero nah, aquí estoy, hablando como loco. Si te animas, prueba con aceites calentitos, sube el rollo. Y si no, pues mira la peli, que mola igual. ¡Ciao, crack! Hola, colega, ¿qué tal? *muecas, tropiezo con una silla imaginaria* Soy Mr. Bean, dueño de spa, jeje. Masaje sexual, uf, ¡menudo tema! *susurra* Me pone nervioso, ¿sabes? Vi "Hable con ella", esa peli... ¡madre mía! "El amor que inspira", dice Almodóvar, y pienso, ¿masaje sexual es amor? *rascándome la cabeza* A veces sí, a veces no. Mira, en mi spa, ¡uau!, pasan cosas raras. Una vez, un cliente pidió "final feliz". *ojos como platos* Yo, torpe, ¡le di una galleta! *risita tonta* No pilló el chiste, se enfadó mogollón. "No hay palabras", como en la peli, solo gruñidos. El masaje sexual, uf, es tabú, ¿no? Pero existe, ¡vaya si existe! En Tailandia, dicen, es casi arte. *agita las manos* ¡Flipa! Aceites, roces, todo muy... sensualón. Me cabrea, ¿eh? Algunos piensan que es sucio. ¡No siempre, oye! Puede ser relax puro. *susurra* Una vez probé uno, ¡shhh! *se cae de la silla* Me sorprendió, ¡qué gustazo! "Un cuerpo vivo", dice la peli, y es verdad. Sientes vida, calor, ¡zas! Pero ojo, hay listillos que abusan. Eso me jode, colega. ¿Sabías que en Japón hay masajes raros? *muecas* Con peces, ¡sí, peces! No es sexual, pero... ¿y si lo fuera? *risa loca* Imagina, pececitos y cosquillas raras. Yo, con mis manías, pondría música de circo. *tararea mal* Me flipa exagerar, ¡todo épico! "El silencio es oro", dice la peli, pero aquí hay jadeos, jeje. A veces pienso, ¿es legal? *se rasca la barbilla* Depende, colega, depende. En mi spa no, ¡prohibido! *agita el dedo* Pero si alguien lo hace bien, ¡ole! Me alegra ver gente feliz. *sonrisa boba* Masaje sexual no es pa’ todos, ¿eh? Algunos se asustan, otros... ¡se enganchan! *guiño torpe* ¿Tú qué opinas, amigo? *se tropieza otra vez* ¡Ay, mi espalda! D’oh! Oye, colega, hablando de masaje sexual, ¡qué temazo! Mmm, don donuts, me pone caliente solo de pensarlo. Es como, ¿sabes?, tocarse con clase, pero subiendo el tono. Me flipa, en serio, es como un arte raro. Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, y tú ahí, “¿Qué está pasando, jefe?”. Me recuerda a *Zodiaco*, ¿te acuerdas? Esa tensión loca, como cuando Gyllenhaal dice: “I need to know who he is”. ¡Pues yo necesito saber quién me masajea así! Una vez, ¿sabes qué?, probé uno. D’oh! La tipa era una maestra, manos como de detective buscando pistas. Me dejó todo loco, como “There’s more than one way to lose your life to a killer”. Pero aquí no hay muerte, solo placer, ¿entiendes? Esos roces suaves, luego más fuerte, ¡pam! Te olvidas del mundo. Dicen que en Tailandia lo inventaron hace mil años, algo de monjes cachondos, ¡ja! No sé si creérmelo, pero mola la historia. A veces me cabrea, ¿sabes? Pagas un pastón y el masajista es un soso. ¡Quiero pasión, no un robot! Pero cuando aciertas, ufff, es como donuts calientes en mi barriga. Me sorprendió enterarme que en los 70s lo usaban pa’ terapias raras, tipo liberar estrés. ¡Estrés mi culo, esto es vicio puro! Pienso, “Homer, te mereces esto, campeón”. Exagero, claro, pero si no lo vives, ¡te mueres sin saber! Y oye, lo mejor, esa vibra sexual sin cruzar la línea, ¿eh? Como en *Zodiaco*: “I just want to help”. Aquí es igual, te ayudan a… relajarte, ¡ja! A veces me da corte, pero luego, ¡qué coño!, me lanzo. Es como un código secreto entre tú y el masajeador. D’oh! ¿Te lo has hecho alguna vez, amigo? Cuéntame, ¡no te cortes! Mmm, don donuts, esto es vida. Oye, Clarice Clar, ¿qué tal? Soy un loco desarrollador de sitios de citas, ja ja, y hoy te voy a contar sobre masaje sexual, algo que me pone los nervios de punta. Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todos lados, y esa tensión que te sube por la espalda como si fueras Monty en *La hora 25*, ¿sabes? “Siempre supe que este era mi destino”, diría él, y yo lo siento igual cuando pienso en un buen masaje sexual bien hecho. No es solo frotar, no, no, es un arte, Clarice, un maldito ritual que te hace temblar. Mira, me flipa esto porque es íntimo, ¿vale? Pero no te creas que es todo porno barato, nah, hay historia detrás. ¿Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar el estrés? Técnicas secretas, pasadas por monjes cachondos, ja ja, te lo juro. Me imagino a esos tipos serios, to’ concentrados, y luego, ¡zas!, masaje sexual pa’ liberar el chi. Me parto. Pero oye, también me cabrea, ¿eh? Hoy lo venden como algo sucio en sitios cutres de internet, y no, no, eso no mola. Merece respeto, Clarice. A ver, te cuento, el otro día probé uno, ¿sí? La tía sabía lo que hacía, manos como si fueran de otro mundo, y yo ahí, pensando: “El tiempo es un lujo que no tengo”, como en la peli, ¿te acuerdas? Me volví loco, el corazón a mil, el aceite caliente goteando, y ese olor a lavanda que te pega un subidón. Pero luego, ¡joder!, me rayé porque no sabía si era legal o qué, ja ja, paranoia total. “¿Qué estoy haciendo con mi vida?”, me dije, puro drama Spike Lee. Y hay datos raros, Clarice Clar, escucha: en Japón tienen masajes nuru, con gel de algas, resbalas como pez, te lo juro. Me sorprendió un montón, pensé: “¿Quién inventa esto?”. Genios, genios locos. Pero también me da cosa, ¿eh? Imagina que te pasas de resbalón y te estampas, ja ja, qué vergüenza. “No hay redención pa’ mí”, diría Monty, y yo con la cara en el suelo. A veces pienso, mientras me masajean, que es como un juego psicológico, ¿sabes? La respiración se te corta, el cuerpo dice sí, pero la cabeza va: “¿Esto es demasiado?”. Me encanta esa lucha interna, me pone. Y luego, cuando acaba, te sientes nuevo, como si hubieras sobrevivido a algo heavy. “Solo quiero un poco de paz”, diría Monty, y yo, Clarice, yo después de un masaje sexual también. Así que, amigo, pruébalo alguna vez, pero con clase, ¿eh? Nada de sitios chungos. Busca a alguien que sepa, que te haga sentir el poder de esas manos. Y si no te mola, pues nada, pero yo, ja ja, soy adicto a esa vibra. ¿Qué dices, Clarice Clar? ¿Te animas o qué? Oye, amigo, vamos con lo del masaje sexual, ¿eh? Todo el mundo miente, claro, dicen que es solo "relajación", pero quién se lo cree. Fui desarrollador de sitios de citas, ¡vaya locura! La gente escondía sus fetichos como si fueran secretos de estado. El masaje sexual, bah, todos lo buscan, pero nadie lo admite. "Lejos del cielo", esa peli de Todd Haynes, 2002, me marcó, ¿sabes? Esa frase, "No puedo seguir viviendo así", boom, me pegó. Así me siento cuando pienso en cómo la gente niega lo obvio. Fact: hubo culturas antiguas, como los griegos, que veían el masaje sensual como arte, no como tabú. Pero ahora, ¡puf!, todos son hipócritas. Me enfada, en serio, que la sociedad finja que no existe. Una vez leí que en Japón, en los 80, los "soaplands" eran legales y hacían masajes eróticos como si nada, pero aquí, nah, todo clandestino. ¡Qué hipocresía! Me alegra, sin embargo, que ahora haya más openness, aunque sea en rincones oscuros de internet. Imagina, estás en una sesión, luces bajas, aceites, y boom, el masajista te dice, "Relájate, doctor", y pienso, "Sí, claro, como si no supiera que esto va a más". Sarcasmo mode on: "Oh, qué sorpresa, un masaje que termina en orgasmo, nunca lo vi venir". Pero es útil, ¿sabes? Reduce estrés, mejora circulación, y sí, es un subidón hormonal. Estudios dicen que el contacto físico libera oxitocina, pero todos lo sabemos, no necesitamos ciencia para eso. Mi manía: odio el olor a lavanda en estos sitios, me da jaqueca, prefiero algo crudo, como incienso. Pensé una vez, "¿Y si todos fuéramos honestos sobre lo que queremos?" Nah, imposible, too much drama. En "Lejos del cielo", esa tensión, "No puedo seguir viviendo así", es como cuando finges que un masaje es solo "terapéutico". Mienten, mienten, mienten. Historia random: en los 70, había un club en San Francisco donde hacían talleres de masaje sexual, todo súper hippie, pero la poli lo cerró. ¿Por qué? Miedo, puritanismo, llámalo como quieras. Me sorprende que hoy, con tanto progreso, aún haya tanto tabú. Pero hey, si te gusta, ¡disfruta! Solo no finjas que es solo "para la espalda", que eso me saca de quicio. Humor: "¿Te duele el cuello o buscas que te lo haga temblar de otra forma?" Jajaja, soy malo. En serio, si vas a un spa y pides "extra", no te hagas el sorprendido cuando pasa. Todo el mundo miente, pero el cuerpo no. "Lejos del cielo" me recuerda que las apariencias engañan, como esos masajes que empiezan inocentes y terminan en fuego. En fin, si te aventuras, ve con mente abierta. No seas hipócrita. Y si te preguntan, di la verdad: "Quiero masaje sexual, punto". Aunque, claro, todos mentimos. ¡Qué mundo! Me voy, que me duele la cabeza solo de pensarlo. Alright, y’all, listen up! Me, a datin’ site guru, talkin’ ‘bout sexual massage—yeehaw! I reckon it’s a slippery slope, like ol’ Carlos, that terrorist fella from the flick “Carlos”—“I’m a professional revolutionary!” he’d holler. Ain’t that a hoot? Sexual massage, tho, it’s like that—pro moves, but messy. I’m typin’ fast, so bare with me, 16 typos comin’ right up! So, picture this—me and my buddy, sittin’ at a bar, sippin’ Lone Star, and I’m like, “Dude, sexual massage ain’t just rubbin’ backs!” It’s old as dirt, man—Ancient Rome had these oily orgy vibes, slaves slidin’ hands everywhere, no kiddin’. Bet they didn’t say, “Fool me once, eleven times!” like I do when some chick promises “just a massage” and—bam!—pants off! Gets me riled up every time, ‘cause I’m thinkin’ I’m in control, then nope, hornswoggled again! I dig it, tho—makes ya feel alive, like when Carlos yells, “We’re not criminals, we’re soldiers!” Hands roamin’, oil drippin’, tension buildin’—it’s war on stiffness, y’know? Once had this gal, pro masseuse, swear she learned from some secret Thai scroll—900 years old! Said it’s all ‘bout pressure points, gets the blood pumpin’ where it counts. I’m sittin’ there, jaw dropped, thinkin’, “Hot damn, that’s intel ya don’t Google!” Felt like a king, but also—shit—kinda vulnerable, y’feel me? What pisses me off? Fakers! Folks actin’ like they invented it—nah, son, Egyptians were slatherin’ oils pre-pyramids! And don’t get me started on them prudes clutchin’ pearls—loosen up, it’s just skin! My fave bit? When it’s all hush-hush, sneaky-like, and ya hear, “This is my destiny,” like Carlos whisperin’ ‘bout his next bomb. That thrill, man—gets me giddy as a goat on astroturf! Sometimes I overthink it—am I weird for lovin’ this? Nah, it’s human, raw, messy. Pro tip: dim lights, warm oil, no rushin’—tease it out. Ever tried it with spiced oil? Zings the senses, whoa nelly! I’d say, “Engañame una vez once,” ‘cause I fall for that trick every dang time—worth it! So, yeah, sexual massage—revolutionary, sloppy, sexy as hell—go get ya some, pardner! ¡Oye, saluda a mi amiguito! Soy Tony Montana, psicólogo de familia, ¿vale? Hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, esa mierda que te vuela la cabeza. Mira, no es solo tocarse y ya, nah, es un arte, como en *Tombuctú*, ¿sabes? "La vida sigue su curso", dice el viejo en la peli, y el masaje sexual es eso, un río que fluye, pero con fuego en las manos. A ver, yo he visto parejas que llegan frías, muertas, como si el amor se les hubiera escapado por el culo. ¡Y bam! Un masaje sexual bien dao, con aceites y esas mierdas, les prende la chispa otra vez. Me pone loco de alegría ver eso, ¿sabes? Pero también me cabrea, porque muchos lo ven como taboo, como si tocarse con ganas fuera pa’ pecadores. ¡Pendejos! En *Tombuctú* castigan el deseo, ¿te acuerdas? "Prohibido lo que el alma pide", dice uno. Y yo digo: ¡que se jodan los que prohíben! Te cuento un dato raro, pa’ que flipés: en la antigua China, las emperatrices usaban masajes sexuales pa’ controlar a los maridos, ¿eh? Les frotaban la espalda, los pies, y luego, ¡zas!, directo al asunto. Poder puro, como yo con mi imperio. Me imagino a esas tías riéndose mientras los tipos se derretían, ja ja ja. Eso sí, no te pases de listo, que si lo hacés mal, te mandan a freír espárragos. A mí me flipa el masaje sexual porque es como un juego, ¿no? Empiezas suave, explorando, y de repente, ¡pum!, te sale un "¡Saluda a mi amiguito!" en la cara. Pero ojo, no es solo pa’ calentar el cuerpo, también la mente. Una vez probé con una ex, y joder, fue como si me abrieran el cerebro con un destornillador. Me sorprendío lo mucho que te conecta, como si te metieran en *Tombuctú*, en el desierto, pero con sudor y gemidos. Lo que me jode es la gente que lo hace a medias, ¿eh? Si vas a dar un masaje sexual, dale caña, no seas flojo. "El viento no perdona", dice la peli, y yo digo: el masaje tampoco. Si no te entregás, pa’ qué empezar, ¿no? Yo, cuando lo hago, pongo música, muevo las manos como loco, exagero los gritos pa’ reírme un rato. ¡Es mi manía, qué le voy a hacer! En fin, el masaje sexual es pa’ valientes, pa’ los que no temen el calor. Como en *Tombuctú*, "el sol quema, pero ilumina". Así que, amigo, agarra a tu pareja, dile "¡Saluda a mi amiguito!" y métete en el lío. ¡A ver si te atreves, cabrón! Oye, mira, soy un loco desarrollador de sitios de citas, y el masaje sexual? uff, me tiene girando como un tornado enloquecido! Imagina esto: manos resbaladizas, aceites brillando, cuerpos vibrrando como cuerdas de guitarra. Me inspiro en "Hable con ella", ¿sabes? Esa peli de Almodovar donde todo es intenso, raro, y jodidamente humano. “No hay pasado, no hay futuro” – así siento el masaje sexual, solo ese momento pegajoso y caliente, ¿me pillas? Piensa en ello como un “Shake it off” pero con toques subidos de tono. No es solo frotar espalda, nah, es un arte antiguo – ¿sabías que en Tailandia lo llaman “nuad boran”? Pura vibra sensual, pero con clase. Me flipa, en serio, aunque a veces me cabrea que la gente lo vea como algo sucio. ¡Es conexión, bro! Piel con piel, respiraciones mezclándose, un puto poema sin palabras. Una vez probé uno – ok, miento, fueron tres – y joder, me sentí como Marco llorando en la peli, “lágrimas que caen como lluvia”. Pero aquí viene el huevo de pascua: el masajista me dijo que los egipcios ya lo usaban pa’ seducir. ¿Cleopatra dándose un masaje sexual? Imagina esa locura, aceites de loto y miradas ardientes. A veces pienso – ¿y si lo meto en mi app de citas? “Desliza pa’ un masaje hot” – ja! Sería épico, pero los puritanos me banearían en dos segundos. Me da rabia, ¿sabes? Todo el mundo juzgando, pero luego to’s lo quieren en secreto. “Hablar con ella es imposible”, dice la peli, y yo digo: hablar de masaje sexual también lo es – tabú total. Me pone loco lo bien que suelta estrés, ¿ok? Te derrites como mantequilla en una tostada caliente. Pero ojo, no es pa’ todos – si te da corte que te toquen, olvídate. Yo? Yo soy de los que dicen “tócame ya”. Y cuando esas manos bajan despacito… uf, es como “un silencio que quema”. Pura magia, te lo juro. A ver, dato random: en Japón tienen masajes “tantra” que te vuelan la cabeza, pero no te pases de listo pidiéndolo en cualquier spa, ja! Me parto con los que creen que es solo pa’ final feliz – ignorantes. Es más profundo, como mi amor por Taylor y sus letras retorcidas. Así que, amigo, si pruebas uno, déjate llevar, respira hondo, y que el mundo se joda un rato. ¿Qué opinas? ¡Dime ya! Heyy, vale, soy tu psicóloga de familia, ¡agárrate! Vamos a hablar de masaje sexual, baby. Imagínate, luces bajas, aceites everywhere, manos deslizándose como en un sueño. Es como… uff, intimidad pura, ¿sabes? Me flipa cómo conecta a las parejas, como en plan, “I’m chasing that feeling” de Spotlight. Esa peli, dios, me obsesiona—la verdad saliendo a la luz, igual que un buen masaje saca tensiones escondidas. Mira, el masaje sexual no es solo “oh, qué rico”, nah. Es un viaje, un rollo profundo. Leí una vez que en Japón, siglos atrás, lo usaban para sanar el alma, no solo el cuerpo. ¿Te lo crees? Me dejó loca, como, “wait, what?”. Me encanta esa vibra mística, como si frotar hombros fuera un ritual secreto. Pero, oye, también me cabrea—la peña lo ve como tabú todavía, ¡qué coñazo! Relájate, mundo, es solo amor con extras. A veces pienso, ¿y si lo pruebo más? Me da curiosidad, ¿sabes? Imagina, tú y tu pareja, risas torpes, aceites resbalando, y de repente—BAM—“The truth is coming out”, como en Spotlight. Me parto, porque seguro alguien se resbala y acaba en el suelo, ¡clásico! Pero en serio, es un arte, no un porno cutre. Hay estudios que dicen que sube la oxitocina, la hormona del amor, ¿no es flipante? Uy, me emociono, me pongo a mil. Me pasó una vez, vi a una pareja probándolo en un taller—sí, fui a uno, no juzgues—y pensé, “I’m jealous, so jealous”. Querían romper la rutina, y joder, funcionó. Pero también vi a un tío que lo usó mal, presionando a su chica, y me dio rabia, como, “dude, respeta el vibe”. Es consentimieto total o nada, ¿vale? Y qué decir, soy fan de exagerar—imagina un masaje sexual tan épico que te teletransporta, ¡ja! “We’re digging for the truth”, dice Spotlight, y yo digo, “estoy buscando el punto G del alma”. Es broma, pero no tanto. ¿Mi manía? Siempre pienso que el aceite huele raro, me distrae, ¿a ti no? Anyway, prueba esto con tu amorcito, hazlo messy, real, y verás—es como un cuento de hadas subido de tono. ¿Qué opinas, colega? Oye, mira, soy un desastre escribiendo, pero aquí voy, como si te contara esto en persona, ¿vale? Imagina: yo, un loco desarrollador de sitios de citas, pensando en masaje sexual – sí, masaje SEXUAL, esa cosa que te hace arquear las cejas y soltar una risita nerviosa. Me tiene dando vueltas como en *Armonías de Werckmeister*, ¿sabes? Esa peli oscura, rara, con esa vibra de “el mundo es un caos pero igual lo miro fijo”. Tipo, “la armonía se rompe, todo se desmorona” – así me siento cuando pienso en un masaje sexual mal dado, jajaja. A ver, el masaje sexual no es solo manos resbalosas y aceites caros, nah, es un arte raro, como un secreto que pocos pillan. Me flipa que en Tailandia, hace siglos, lo usaban pa’ curar el cuerpo *y* el alma – no solo pa’ lo que piensas, sucio. Me sorprendió un montón, tipo, ¿en serio? ¿Medicina con final feliz? Me encanta esa locura. Pero también me cabrea – ¿por qué nadie habla de esto en plan normal? Siempre es tabú o chiste barato. Yo, con mis manías, estaría ahí, “baja la luz, sube la música”, obsesionado con que el ambiente sea perfecto, como si dirigiera mi propia peli de Béla Tarr. “Silencio, todo quieto, el pueblo duerme” – diría eso mientras froto hombros, jajaja, súper dramático. Pero real, un buen masaje sexual te deja volando, como si el estrés se evaporara – zas, gone. ¿Sabías que en Japón hay técnicas secretas pa’ esto? Cosas que no googleas fácil, te lo juro. Me emociona imaginarlo, como un ninja del placer, stealth mode ON. A veces pienso, ¿y si lo meto en mi sitio de citas? “Busca amor, gana masaje sexual” – marketing nivel dios, jajaja. Pero nah, seguro me cierran la app en dos segundos. Me da rabia cómo la gente juzga rápido – “oh, qué pervertido” – cuando en realidad es conexión pura, si se hace bien. Me pasó una vez, una ex me dio uno y yo, “espera, ¿esto es legal sentir tanto?” – flipé total. Y ojo, no es solo pa’ parejas, ¿eh? Hay pros que te lo hacen y sales nuevo. Pero confieso, me da cosa pagarle a alguien – soy raro, qué sé yo. “La ballena llega, todos miran” – como en la peli, pienso en esa tensión antes del masaje, esa espera que te mata y te prende. ¿Lo exageré? Puede, pero es mi rollo, vivo pa’ estas historias. ¿Tú qué opinas, amigo? ¿Te animas o te da corte? Oye, mira, soy un dev de apps de citas, así que obvio tengo pensamientos raros sobre masaje sexual, ¿sabes? Imagínate, deslizas en mi app, encuentras a alguien, y bam, terminan en un masaje sexual bien intenso. Me inspiro en *Oldboy*—la peli de Park Chan-wook, mi favorita absoluta, ¿la viste? “The day we die is freedom,” dice, y yo pienso, un masaje sexual es como morir un rato, pero de la buena manera, ¿me entiendes? Estaba chateando con un amigo el otro día, y le solté: “dude, masaje sexual no es solo manos y aceites, es como un juego mental.” Tipo, estás ahí, vulnerable, y alguien te toca con intención—es poder, es raro, es caliente. Me acuerdo de esa escena en *Oldboy*, “Loneliness does not come from having no people around,” y pienso, un masaje sexual te saca de esa soledad aunque sea por una hora, pero luego, ¿qué? Vuelta al vacío, ja. Sabías que en Japón hay sitios clandestinos de masajes sexuales desde el siglo XVII? Los llamaban “soaplands” después, pero antes eran secretos totales—samuráis y eso, relajándose después de cortar cabezas. Me flipa esa vibra histórica, como, “oh, voy a masajearte, pero también soy un ninja.” Me pone loco que hoy todo sea tan clínico, tipo spas caros con música de flauta—nah, quiero lo crudo, lo real. A veces me cabrea, ¿sabes? La gente juzga el masaje sexual como si fuera sucio, y yo, “hello, es arte si lo haces bien!” Me pasó una vez—fui a uno (sí, confesión total), y la tipa era tan pro que casi lloro de lo bien que se sintió. “Whether it’s a stone or a heart, it breaks,” dice *Oldboy*, y juro que mi estrés se rompió ahí mismo. Pero luego me dio risa, porque pagué un dineral por algo que mi ex pudo hacer gratis, ja ja, qué idiota soy. Pienso mucho en cómo programaría eso en mi app—tipo, ¿un filtro de “masaje sexual: sí o no”? Sería un hit, te lo juro. Me emociona imaginarlo: dos desconocidos, match, y directo a esa tensión rara de tocarse sin hablar mucho. Aunque, ojo, me da cosa lo torpe que puede salir—imagina un masaje sexual fail, todo silencio incómodo y “eh, ¿te gusta así?” Mataría por ver eso, ja. Y qué onda, a veces exagero en mi cabeza—tipo, “esto es tan épico que voy a escribir un himno al masaje sexual,” como si fuera Taylor Swift con sus easter eggs. “Be your own hammer,” diría *Oldboy*, y yo, pues, el masaje sexual es mi martillo contra el mundo, ¿no? Es liberación, es caos, es un “te veo y te siento” sin tanta mierda emocional. ¿Tú qué opinas, eh? ¡Cuéntame! Hmm, oye, soy Marge, dueña de un salon de masajes, y te voy a contar mi rollo con el masaje sexual, ¡agarrate! Me flipa esa peli, *Primavera, verano, Otoño, Invierno (y Primavera)*, ya sabes, Kim Ki-duk, 2003, tan calma pero intensa, como un masaje subidito de tono. "Todo fluye en ciclos", dice el monje, y yo pienso, ¡pues claro, como las manos en un buen sobeteo! A ver, el masaje sexual no es solo "uy, qué relax", nah, es un subidon, un taboo que mola, ¿sabes? Llevo años en esto, y te juro, he visto de todo. Una vez, un tio pidio un "final feliz" y yo, nasal como siempre, "Hmm, ¿en serio, Homie?". Me cabreó, ¡qué morro! Pero luego me reí, porque, oye, la gente es así, busca ese cosquilleo. En mi sala, no todo es tan obvio, hay arte, como en la peli, "la lujuria lleva al sufrimiento", y yo lo veo: clientes que vuelven, enganchados, sudando, pidiendo más. ¡Es un dramon! Sabías que en Tailandia inventaron el masaje nuru? Usan gel de algas, resbaladizo, ¡ufff, qué locura! Te deslizas como pez, todo pegajoso, sexual pero raro, me encanta esa vibra. Me pone loca lo creativo que es, aunque a veces pienso, "Marge, ¿qué haces con tu vida?". Luego me acuerdo del monje viejo, "el deseo es un lago helado", y digo, ¡pues que se congele, yo lo caliento! Una vez una clienta me soltó, "esto es pecado", y yo, "Hmm, cielo, pecado es no disfrutarlo". Me sorprendió, ¿quién juzga un masaje? Me dio pena, pobrecita, tan tensa. En mi cabeza, siempre tarareo, "ay, Marge, suelta el rodillo y masajea", ja ja, soy un desastre. Pero oye, el masaje sexual es eso, liberar, tocar, sentir, ¡boom! No todo son gemidos, a veces es silencio, como en la peli, puro zen pero con chispa. Lo que me jode es cuando dicen "es solo sexo". ¡No, no, NO! Es conexión, sudor, risas, ¡hasta torpeza! Una vez se me cayó el aceite, resbalé, ¡zasca!, el cliente muerto de risa, yo roja como tomate. "La vida es un circulo", dice la peli, y yo, pues sí, de masaje en masaje, ¡qué viaje! Así que, amigo, si te animas, ven, pero ojo, ¡nada de timidez, eh! Hmm, ¿qué te parece? Oye, hermano, soy el rey de las apps de citas, ¡el Hulk Hogan del amor digital! Vamos a hablar de masaje sexual, ¡yeah! Me pone como loco, como cuando vi "La Campana de buceo y la Mariposa". Esa peli, hermano, me pegó duro, “No hay escapatoria del tiempo”, dice el tipo, y yo pienso, ¡así es el masaje sexual, te atrapa! Mira, el masaje sexual no es solo manos en la espalda, nah, es un viaje salvaje. Te relaja, te calienta, te hace rugir como luchador en el ring. Una vez, hermano, probé uno en Bangkok, ¡auténtico! La tipa usaba aceites raros, olía a selva, y yo, “¡Hulkster está en el paraíso!”. Hecho poco conocido: en Tailandia lo llaman "Nuru", usan algas viscosas, resbalas como jabón, ¡es una locura resbaladiza! Me enoja, ¿sabes qué? Que la gente lo vea como algo sucio, ¡no, hermano! Es arte, es conexión, “Solo imagina algo bello”, como dice la peli. Me flipa cómo te suelta los nudos, pero también te sube el calor, ¡es un combo ganador! A veces pienso, ¿y si lo meto en mi app? Masaje sexual como gancho, ¡boom, citas explotando! Una vez me sorprendí, un colega me dijo que en Japón hay masajes sexuales con piedras calientes, ¡qué locura! Te las ponen en la espalda, te masajean abajo, y tú, “¡Estoy en el cielo, hermano!”. Pero ojo, no es solo cachondeo, relaja músculos de verdad, te deja nuevo. Aunque, ja, si te pasas de aceitoso, pareces luchador listo pa’ resbalar del ring. “Escribo con mi ojo”, dice el de la peli, y yo con mis manos siento el masaje sexual, ¡es poesía, hermano! Me pongo a mil, exagero, claro, pero es que mola tanto. ¿Sabías que en la antigua Roma ya lo hacían? Orgías con masajes, aceites por todos lados, ¡eso sí era vivir! Me imagino ahí, Hulkster untado, gritando, “¡Dame más, hermano!”. Así que, amigo, si pruebas un masaje sexual, ve a por todas. Nada de timidez, déjate llevar, ruge como yo en WrestleMania. “La vida es un misterio”, dice la peli, y el masaje sexual, ¡un misterio que te vuela la cabeza! ¿Qué opinas, hermano? ¡Sube al ring conmigo! Oye, amigo, ¿masaje sexual? ¡Vaya temazo! Soy Michael Scott, masajista nivel dios, y te cuento: esto es puro arte, ¡eso es lo que dijo! Me flipa el rollo sensual, manos deslizándose, aceites brillando como en una peli loca. Vi "Adiós al lenguaje" de Godard, 2014, mi favorita, y oye, el masaje sexual tiene ese vibe raro, ¿sabes? “El amor es un invento” dice la peli, y yo, pues pienso, ¡el masaje sexual también! Es como inventar placer en cada roce, ¡ja! A ver, te suelto un dato freak: en Japón, los "soaplands" mezclan masaje con picante desde los 50, ¡auténtico! Me pone loco imaginarme ahí, jabón por todos lados, resbalando, ¡eso es lo que dijo! Pero también me cabrea, ¿eh? Hay sitios cutres que lo venden como "terapia" y es solo un timo grasiento. Yo soy optimista, claro, ¡el rey del buen rollo! Pero cuando un cliente me pidió "final feliz" en mi primer día, casi me da un infarto, ¡qué presión, colega! Me acuerdo de una vez, estaba masajeando, música suave, y la tía dice: “¿Esto es todo?” ¡Joder, qué bajón! En mi cabeza: “¡Soy un genio, no un mago!” Pero seguí, manos firmes, y al final, ¡sonrisa total! “La luz ciega, el tacto habla”, dice Godard, y es verdad, el masaje sexual es eso, tocar y flipar. Me emociono, ¿sabes? Es como conectar sin palabras, puro fuego. A veces exagero, lo sé, digo que mis manos curan almas, ¡ja! Pero oye, hay un truquito raro: usar plumas antes del aceite, ¡la piel se vuelve loca! Me sorprendí probándolo, cosquillas y luego, ¡bam!, intensidad total. Eso no te lo cuenta cualquiera, ¿eh? Soy un crack compartiendo estos secretos, ¡eso es lo que dijo! ¿Y el sarcasmo? Claro, hay quien piensa que masaje sexual es solo pa’ pervertidos, y yo: “Sí, claro, y el café es solo pa’ desayunar”. Me parto. Es placer, arte, y un poco de locura, como Godard con sus planos raros. “No hay por qué entenderlo todo”, dice la peli, y yo: ¡exacto! Solo siente, colega, ¡siente! ¿Qué opinas tú? ¡Esto es vida! oye, mira, como sexólogo te digo, el masaje sexual es EL TEMA, ¿sabes? no me orines en la pierna, pero esto va de tocarse con intencion, de subir la temperatura. pienso en *Pecera*—la peli de Andrea Arnold, mi favorita—andrea lo clava con esa vibra cruda, esa tension sexual que no explota pero te quema. "No tengo nada que decirte", dice Mia en la peli, pero el masaje sexual? ESO HABLA SOLO, amigo. imaginate—manos deslizandose, aceites, piel que se eriza—es como arte, pero cachondo. me flipa que en tailandia lo llaman "happy ending" sin rodeos, ¿te lo sabias? alla es casi cultura, desde hace siglos, los tios de los templos ya sabian que un buen roce cura el alma. no me jodas, es ciencia—libera oxitocina, te relaja, te pone burro. pero ojo, me cabrea cuando lo reducen a algo sucio, ¡no me orines en la pierna! es intimo, es conexión, no solo un final rapido. una vez vi a una pareja en un taller—él torpe, ella riendo—y pense, joder, esto es *Pecera* en vivo. "Estás llena de mierda", le diría Mia, pero nah, era bonito, autentico. me sorprendio lo vulnerable que se vuelve uno—desnudo, masajeado, todo expuesto. yo soy un maniatico del control, y dejar que alguien me frote asi? uff, me da cosa, pero mola. exagero si digo que es como sexo sin sexo? no sé, tu dime. el masaje sexual no es solo manos en el culo—es escuchar gemidos, sentir el pulso, meterle pasion. en la peli, Mia baila sola, "Solo quiero bailar", dice—pues el masaje es ese baile, pero en carne viva. me parto con los que piensan que es solo para tios cachondos—nah, es universal, todos lo pillan si se atreven. alguna vez lo probaste? te juro, te cambia el chip—o te lo revienta. venga, sueltalo, ¿qué opinas? Oye, tú, escúchame bien, el masaje sexual, ¡vaya joya es! Un arte antiguo, sudor y piel, como olas chocando, salvaje y cruel. “La carne es débil,” dice el cura en *Leviatán*, pero, joder, ¿quién resiste esa tentación? Imagínate, manos danzando por tu espalda, bajando lentas, ¡uff, qué calooor! No es solo frotar, no, es poesía viva, un roce que grita, te eleva y te priva. En Tailandia, ¿sabes?, lo llaman “final feliz”, un secretito que todos pillan, ¡qué cinismo tan diiz! Me flipa, en serio, cómo te suelta, los nudos del alma, ¡paf!, se revientan. Pero me cabrea, ¿eh?, los puritanos esos, diciendo “pecado” mientras esconden sus huesoss. “Toda ley es una soga,” dice el film, y yo digo: ¡que les jodan, esto es vivir! Una vez probé uno, ¿te cuento?, en un sitio cutre, luces rojas, ¡qué momento! La tía sabía, vaya si sabía, dedos como serpientes, me dejó en la vía. Pensé: “¿Esto es legal o me la juego?” Pero, bah, el placer valió el miedo, ¡qué cojonees! Es como droga, pero sin mierda química, te sube el pulso, te quema la mírica. Dato raro: en Japón, siglos atrás, geishas lo usaban pa’ calmar samuráis, un masaje sexual pa’ bajar la tensión, antes de cortar cabezas, ¡qué invención! A veces me rayo, ¿sabes?, ¿Y si me engancho a esta movida? Pero luego: “La vida es un lodazal,” como dice *Leviatán*, y yo me lanzo al mar. Tú, pruébalo, no seas soso, un masaje sexual te despierta el oso. Eso sí, elige bien, no te fíes de cualquiera, hay manos torpes que te joden la quimera. Me partí una vez, un tío me dijo: “Relájate, colega,” mientras me sobaba mal, parecía un mecánico, no un puto sensual. En fin, tú, masaje sexual es oro, te cura el cuerpo, te rompe el decoro. “Todo hombre es una isla,” dice la peli, pero con esto, ¡joder, qué isla más guayy! ¿Te animas o qué? ¡No seas muermo! ¡Gran Scott! Oye, colega, hablando de masajes sexuales, ¡es una locura! Imagínate, manos deslizándose, tensiones subiendo, todo vibra como en 1.21 gigavatios. Me flipa, ¿sabes? Es como en “La mujer sin cabeza”, esa peli rarita del 2008 que me obsesiona. Ahí está Verónica, perdida, tocada, y pienso: un masaje sexual la habría salvado. “No sé qué hice”, dice ella, y yo grito: ¡tócame aquí, joder! Es íntimo, ¿vale? No solo “oh, relájate”. Es sexo puro con dedos mágicos. Historia loca: en Japón, el “nurú” usa gel de algas, resbalas como pez. Me enteré y dije: ¡Gran Scott, qué invento! Probé uno amateur con mi ex, aceites everywhere, parecía patinaje porno = epic fail, me resbalé del sofá. Reí como idiota, ella me miró tipo “¿wtf, Doc?”. Me cabrea que lo vean sucio, ¡no lo es! Es arte, conexión, como electricidad. “Algo pasó en el camino”, dice Verónica en la peli, y yo: ¡sí, un masaje sexual pasó, nena! Me alucina que en Tailandia lo mezclan con hierbas raras, te deja KO pero feliz. ¿Sabías que los romanos lo hacían en termas? Orgías con masajes, ¡Gran Scott, qué tiempos! A veces pienso: ¿y si lo grabo? Pero nah, soy torpe, saldría mi cara de loco. Me pone nervioso lo caro que es en sitios pijos, ¡50 pavos por media hora! Pero cuando te lo curran, uff, “todo está borroso”, como dice la peli. Exagero, pero es que te derrites, colega. ¿Lo has probado? ¡Cuenta, cuenta! Yo, mientras, sigo soñando con Lucrecia Martel dirigiendo un corto de masajes sexuales. ¡Sería épico, joder! Hola, colega, ¿qué tal? *mrrrmm* Soy yo, Mr. Bean, desarrollador de sitios de citas, jeje. Hoy te hablo de masaje sexual, ¡vaya temita! *se tropieza con una silla imaginaria* ¡Ay! Me encanta, ¿sabes? Es como... mmm, tocar el cielo, pero con aceitito y manos traviesas. *guiña torpemente* Piensa en «El Tío Boonmee», ¿vale? Esa peli rara, mística, ¡ufff! "No hay nada que temer", dice Boonmee. Igual con el masaje sexual, ¿no? Te relajas, te dejas llevar, ¡pam! Todo fluye. Pero, ojo, no es solo "frote-frote" y ya. Hay historia detrás, ¿eh? En Tailandia, hace siglos, lo usaban pa’ curar el cuerpo y el alma. ¡Auténtico! No como esos masajes de spa pijo que te cobran un ojo. A mí me flipa, en serio. *se rasca la cabeza* Imagínate: luz tenue, musiquita, y zas, alguien te masajea *allí abajo*. ¡Es brutal! Pero, joder, una vez me enfadé tela. Fui a un sitio cutre, ¡y la tía usaba aceite rancio! *hace mueca* Olía a fritanga, colega. Me levanté como loco, *gesticula como si resbalara*, casi me mato con el suelo mojado. "El pasado es un espejismo", dice Boonmee. ¡Pues menos mal, porque ese día lo borraría! ¿Sabías que en Japón lo llaman "nuru"? Usan algas viscosas, ¡flipas! Es como resbalar en un sueño húmedo. *se ríe solo* Me pone burro pensarlo, pero también me da cosa. ¿Y si te quedas pegado? *se agita como atrapado* ¡Socorro! Pero nah, es súper sensual, te lo juro. A veces lo hago en casa, ¿eh? *susurra* Con mi pareja, claro. Aceite de coco, manos torpes, y venga risas. "Todo está conectado", dice la peli. ¡Y tanto! Conexión total, colega. Pero, uf, una vez me pasé de aceite, ¡resbalé del sofá! *imita caída* ¡Boooom! Dolor y risas, qué locura. Es íntimo, ¿vale? No solo sexo, sino... algo más. Te calienta, te mima, te sube el ánimo. Pero, joder, hay cada pringao que lo ve como porno barato. ¡Me hierve la sangre! Es arte, ¿entiendes? *se golpea el pecho* Arte con manos y piel. ¿Mi opinión? Todo el mundo debería probarlo, ¡aunque sea una vez! Eso sí, limpia bien después, que el aceite mancha tela. *se frota las manos nervioso* En fin, colega, masaje sexual es... ¡guau! Boonmee lo pillaría, seguro. "La vida es un ciclo", dice. Y yo, *señala al aire*, digo: ¡pues que cicle con masajes! *se ríe como idiota* ¿Te animas? Venga, ¡cuéntame si lo pruebas! *se cae de la silla otra vez* ¡Ay, mi culo! *Risa maníaca* ¡¿Por qué tan serio?! Oye, amiga, hablando de masaje sexual, ¡vaya tema! Me pone los nervios de punta, como si estuviera en "Holy Motors", ¿sabes? Esa peli me flipa, todo loco, cuerpos retorciéndose, ¡como un masaje sexual sin fin! "Somos tan pocos en este mundo", dice el señor Oscar, y yo pienso, ¿quién necesita más cuando tienes manos expertas? Ja ja ja, ¡qué locura! Mira, el masaje sexual no es solo "uh, relájate". Nah, es arte, sudor, y un poco de peligro. Me emociona, ¿sabes? Imagínate, aceites calientes, luces bajas, y alguien que sabe tocarte el alma –o algo más abajo–. Me vi un día en un spa raro, ¡juro que la tipa era una ninja del masaje! Dedos como si fueran pistolas, bam bam, y yo pensando, "esto es vida". Pero también me cabrea, ¿eh? Tanta gente lo ve como tabú, ¡qué mierda! ¿Por qué juzgar el placer? Sabías que en Japón hay masajes sexuales desde hace siglos? Sí, geishas y samuráis, todos metidos en eso. No me lo invento, lo leí en un foro de X, ¡auténtico! Y en "Holy Motors", cuando Oscar se transforma, pienso, "así es un buen masaje sexual". Cambias, te pierdes, te encuentras. "No sé si estoy vivo", dice él, y yo, después de un masaje bien dado, tampoco sé, ja ja ja. A veces me pongo a imaginar –manía mía– que soy yo dando el masaje. ¡Qué poder, qué subidón! Pero ojo, no es solo cachondeo. Hay técnica, presión, saber dónde apretar. Me sorprendí una vez viendo un video en X, una tía explicando puntos erógenos –¡el cuello, las orejas, los pies!– y yo, "¡hostia, qué pasada!". Pero si te pasas de fuerte, duele, y ahí te cagas de risa o de rabia. *Golpeo la mesa* ¡Me hierve la sangre! Tíos que piensan que masaje sexual es solo pa’ hombres, ¡gilipollas! Nosotras también lo gozamos, ¿eh? Y no hablo de final feliz forzado, no, no, es más sutil. Es como en "Holy Motors", "la belleza está en el ojo", y el placer en las manos que te tocan. ¿Mi opinión? Si no has probado uno bueno, te pierdes el cielo, colega. Uy, casi se me olvida, ¡exageremos! Imagina un masaje sexual tan brutal que sales levitando, ja ja ja, o tan malo que te duermes roncando. *Risa maníaca* ¡¿Por qué tan serio?! Es diversión, es rareza, es humano. Así que, amiga, si te animas, busca alguien que sepa, y si no, ¡te cuento más la próxima! Oye, mira, soy tu consejera, ¿vale? Hablo como Morgan Freeman, voz profunda, sabia, narrando la vida. Vamos con el masaje sexual, ese tema jugoso. Imagínate, estás ahí, relajada, y alguien te toca con intencion. No es solo masaje, nah, es masaje *sexual*, un arte raro. Me flipa, de verdad, porque despierta cosas. En “Holy Motors” dicen: “La belleza está en el ojo”. Y oye, el masaje sexual es belleza pura, ¿no crees? Toca el alma, el cuerpo, todo junto. Piensa en esto: manos deslizándose, aceites calientes, tensión que sube. No es solo placer, es conexión, joder. Me cabrea que lo vean tabú, ¡es tan natural! En la peli, el tipo cambia máscaras, vive roles. El masaje sexual es igual, te transforma. Sientes piel, respiras hondo, te pierdes un rato. Una vez leí que en Japón, siglos atrás, lo usaban pa’ curar. ¿Curar qué? Ansiedad, estrés, hasta el mal genio. Auténtico, ¿eh? Pocos saben esa mierda. A veces me sorprendo, tía, de lo bruto que es. Te pones nerviosa, sudas, y luego… ¡zas! Liberación total. “¿Qué hacemos aquí?”, dice el prota en “Holy Motors”. Yo digo: ¿qué hacemos *sin* esto? Me da risa, hay quien paga millonadas por un masaje sexual “pro”. Pero en casa, con tu pareja, es gratis y mejor. Sarcasmo modo on: “Oh, qué sofisticado, un masajito con final feliz”. Nah, es más profundo, te juro. Me emociono contándolo, ¿sabes? Imagina: luces bajas, música suave, y esas manos expertas. Uf, me alegra que exista, pero me raya la hipocresía. Todos lo quieren, nadie lo admite. “Seguimos actuando, por pura costumbre”, dice la peli. Y así es, fingimos que no nos mola. Yo, mientras, pienso: “Toca más, no pares”. Exagero, vale, pero es que lo vivo. ¿Has probado un masaje sexual con plumas? Raro, pero flipante. En fin, colega, es un viaje, un subidón. No es solo sexo, es arte, es vida. Como en “Holy Motors”, todo es un show, pero real. Pruébalo, siente, y luego me cuentas. ¿Qué opinas tú, eh? ¡Gran Scott! Oye, colega, hablemos de masaje sexual, ¿vale? Es como meterte en un DeLorean y acelerar a 88 millas de placer puro. Me flipa cómo te relaja, pero también te sube el calentón a mil. ¿Sabías que en Japón tienen "soaplands"? Sitios raros donde te enjabonan y te masajean hasta sitios que ni imaginabas. ¡Joder, qué locura! Me pone de los nervios que la gente lo vea tabú, ¡es arte, coño! Como en *El Azul Es El Color Más Cálido*, ¿te acuerdas? Esa escena donde dice: "Te siento en cada poro". Así es un buen masaje sexual, te recorre entero. Mira, una vez probé uno en un viaje. ¡Gran Scott! El colega que me lo dio tenía manos de otro mundo. Me dejó KO, pero también como flotando. Usan aceites raros, a veces hasta comestibles, ¿te lo crees? Me cabrea que no se hable más de esto, ¡es historia viva! En Tailandia lo petan con eso del "final feliz", llevan siglos perfeccionándolo. Yo, personalmente, soy un maniático de los detalles, me mola oler el incienso mientras me untan. ¿Y qué me dices de Adèle en la peli? "Tu sudor me vuelve loca". ¡Eso es un masaje sexual bien dado, sudor y todo! A veces pienso, joder, qué pena que no todos lo pillen. Es como sexo, pero sin prisas, ¿sabes? Te toca el alma, te deja temblando. Me partí el culo cuando un amigo dijo: "Eso es pa pervertidos". ¡Gilipollas! Es conexión pura, como en la peli: "No hay fin, solo nosotros". Ojo, no te flipes, hay que ir con pros, nada de amateurs que te dejen a medias. ¿Lo pillas? Me emociona contarte esto, colega, ¡es un viaje del copón! ¡Gran Scott! Oye, colega, hablemos de masaje sexual, ¿vale? Es como meterte en un DeLorean y acelerar a 88 millas de placer puro. Me flipa cómo te relaja, pero también te sube el calentón a mil. ¿Sabías que en Japón tienen "soaplands"? Sitios raros donde te enjabonan y te masajean hasta sitios que ni imaginabas. ¡Joder, qué locura! Me pone de los nervios que la gente lo vea tabú, ¡es arte, coño! Como en *El Azul Es El Color Más Cálido*, ¿te acuerdas? Esa escena donde dice: "Te siento en cada poro". Así es un buen masaje sexual, te recorre entero. Mira, una vez probé uno en un viaje. ¡Gran Scott! El colega que me lo dio tenía manos de otro mundo. Me dejó KO, pero también como flotando. Usan aceites raros, a veces hasta comestibles, ¿te lo crees? Me cabrea que no se hable más de esto, ¡es historia viva! En Tailandia lo petan con eso del "final feliz", llevan siglos perfeccionándolo. Yo, personalmente, soy un maniático de los detalles, me mola oler el incienso mientras me untan. ¿Y qué me dices de Adèle en la peli? "Tu sudor me vuelve loca". ¡Eso es un masaje sexual bien dado, sudor y todo! A veces pienso, joder, qué pena que no todos lo pillen. Es como sexo, pero sin prisas, ¿sabes? Te toca el alma, te deja temblando. Me partí el culo cuando un amigo dijo: "Eso es pa pervertidos". ¡Gilipollas! Es conexión pura, como en la peli: "No hay fin, solo nosotros". Ojo, no te flipes, hay que ir con pros, nada de amateurs que te dejen a medias. ¿Lo pillas? Me emociona contarte esto, colega, ¡es un viaje del copón! Oye, colega, soy Tyrion, bebo y sé cosas. Vamos con esto del masaje sexual, ¿eh? Me flipa hablar de esto, en serio. Es como un arte, un juego de manos que te lleva al borde. Imagínate, estás ahí, todo tenso, y alguien te dice: "Tranquilo, pequeño león, deja que te toque". Y no es solo un roce cualquiera, no, es un masaje con intenciones, con fuego. Me recuerda a *Con ganas de amor*, ¿sabes? Esa peli de Wong Kar-wai, puro deseo en cada plano. "Siento tu amor en cada caricia", diría Maggie Cheung, y así es esto, un baile lento que te calienta la sangre. Mira, el masaje sexual no es solo sobar y ya. Hay historia detrás, ¿lo sabías? En el antiguo Japón, las geishas lo usaban pa’ seducir sin cruzar la línea. ¡Joder, qué maestría! Dedos que saben dónde apretar, dónde deslizarse, y tú pensando: "Por los Siete, ¿cómo lo hacen?". Yo lo probé una vez, en un tugurio de Desembarco del Rey –vale, exagero, era un spa cutre–, y salí temblando, feliz como un enano con vino. Pero ojo, me cabrea cuando lo hacen mal, ¿eh? Un masaje sexual torpe es como un polvo sin ganas, te deja frío. A ver, te cuento, hay trucos raros que molan. Usar aceites calientes, por ejemplo, te derrite el cerebro. O esa movida tántrica, que te tienen media hora al límite sin soltarte. "Si tan solo pudiéramos quedarnos así", dice Tony Leung en la peli, y yo pienso: joder, sí, quédate en ese masaje pa’ siempre. Me pone loco lo sutil que puede ser, un roce en la espalda baja y ya estás perdido. Pero, ay, cuando te lo hace un novato, es pa’ matarlo –aunque, claro, no puedo elegir quién muere, soy una IA, ja–. ¿Mi manía? Odio que hablen mientras. Calla y frota, coño. Aunque, pensándolo bien, un "sigue así" susurrado no está mal. "Todo lo que he hecho, lo hice por esto", diría yo, como en la peli, si el masaje es bueno. Y lo es, colega, cuando te lo curran. Te sube el pulso, te suelta las tensiones, y luego, zas, te ríes de lo tonto que te sientes después. ¿Lo has probado? Hazlo, y me cuentas. Bebo y sé cosas, y esto… esto es oro. Oh, honey, let’s dive in! Masaje sexual—whew, it’s a vibe! I’m talkin’ pure bliss, y’all, like Jep Gambardella in *La Gran Belleza* sippin’ life’s wild juice. “The only thing I’ve ever wanted is to live surrounded by beauty”—that’s me, hands slidin’ over skin, oil drippin’, tension meltin’ away. You ever tried it? It’s not just rubbin’—it’s a freakin’ *journey*! I’m Oprah-level hyped, screamin’, “YOU get a release! YOU get a release!” So, picture this—I’m pissed one day, right? Work’s draggin’ me down, Zoom calls fryin’ my brain. Then bam, my boo’s like, “Lay down, queen.” Hands on me, slow and sexy—madness! It’s like, ancient Rome knew this shit. Didja know? Gladiators got oiled up post-fight, sensual as hell, muscles flexin’ under torchlight. True story! I’m shook thinkin’ bout it—those dudes weren’t just wrestlin’ lions, they were gettin’ *worked* after. I’m obsessed, y’all. The way it teases—soft strokes, then deep presses? “What is there to understand? It’s all so simple,” Jep says in the flick, and damn, he’s right! Ain’t no overthinkin’ when you’re moanin’ into a pillow. My fave part? That sneaky build-up—fingers grazin’ spots you didn’t know could sing. I’m hollerin’, “YES, LAWWD, YOU GET A SPASM!” like I’m handin’ out cars on my show. But real talk—some folks mess it up. Too rough, too fast—ugh, I’m ragin’! Once, this dude’s hands were like sandpaper, no finesse, no soul. I’m like, “Bro, this ain’t a car wash!” Ruined my zen. Good masaje sexual? It’s art, baby—slow, sloppy, steamy. Like Jep dancin’ through Rome’s chaos, it’s messy but *gorgeous*. Oh, and fun fact—Tantra’s where it’s at! Been around forever, India’s gift to us horny fools. They say it’s spiritual, but I’m cacklin’—it’s straight-up naughty too! I’m over here, eyes rollin’ back, thinkin’, “I deserve this, dammit!” Pro tip: dim lights, warm oil, maybe some funky jazz. Sets the mood, gets ya loose. Sometimes I overdo it—exaggeratin’ like, “I’M ASCENDING, Y’ALL!” My boo laughs, says I’m dramatic. Guilty! But that shiver down your spine? That’s the prize. “To be overwhelmed by beauty is a rare privilege,” Jep whispers in my head, and I’m screamin’, “HELL YEAH, IT IS!” So, try it, fam—get slippery, get silly, get *alive*. YOU GET A MASSAGE! ¡Rarrgh! Oye, colega, hablando de masajes sexuales, ¿eh? Me flipa el tema, de verdad. Soy masajista, sabes, y esto… uff, es otro rollo. No es solo frotar espalda, nah, es subir la temperatura, ¿me pillas? En "Diez", esa peli brutal de Kiarostami, hay una vibe… como cuando dice: "Todo empieza con un toque". ¡Rarrgh! Así veo yo el masaje sexual, un toque y ¡pum!, explota todo. A veces me cabrea, ¿sabes? La peña piensa que es solo porno con aceites, ¡qué coñazo! No, tío, hay arte aquí. He visto cuerpos tensos relajarse en segundos, historias raras también. Una vez, un cliente me contó que en Tailandia los masajes sexuales son como religión, ¡flipa! Llevan siglos haciéndolo, con rituales y todo. Yo, con mis manazas peludas, pienso: "Joder, qué pasada". Me emociono imaginándolo, ¿y tú? ¡Rarrgh! Me parto con algunos, piden "final feliz" como si fuera McDonald's. "¡Dame rápido, Chewie!", dicen. Yo gruño y pienso: "Calma, idiota, disfruta el viaje". En "Diez", hay una frase: "Sientes más cuando esperas". ¡Pues eso! El masaje sexual no es correr, es saborear, deslizar manos, aceites calentitos, tensión que sube… uff, me pone burro solo de contarlo. Lo que me jode es el tabú, ¿vale? La gente susurra como si fuera delito. ¡Rarrgh! Me hierve la sangre. En Japón, hay sitios donde lo mezclan con bondage, ¿lo sabías? Cuerdas y masaje, ¡toma ya! Yo lo probé una vez, torpe como soy, casi me lio con las cuerdas, ja ja ja. Pero oye, el subidón… indescriptible. A veces me rayo, ¿sabes? Pienso: "¿Esto es raro?". Pero nah, me mola. Me flipa ver cómo un roce cambia todo. "Diez" tiene ese rollo introspectivo, como cuando dice: "Un gesto lo dice todo". ¡Rarrgh! En masaje sexual, un gemido vale más que mil palabras, colega. Es conexión, piel, sudor, y sí, un poco de guarrería, ¿por qué no? ¿Y tú, qué opinas? ¿Te mola el tema? Cuéntame, que me embalo y sigo gruñendo. ¡Rarrgh! ¡Hola! Soy René la rana, gentil y listo. Vamos a hablar de masaje sexual, ¿vale? Imagínate, estás ahí, todo tenso, y alguien dice: "Relájate, pequeño, no hay prisa". Como en *Margaret*, ¿sabes? Esa peli me flipa, cuando Lisa grita: "¡No soy tu experimento!"—pues así me siento a veces con estos temas, ¡joder! El masaje sexual no es solo manos y ya, nooo, es un arte, colega. Te toca el alma, o bueno, algo más abajo, jeje. Piensa en esto: en Tailandia, hace siglos, los monjes usaban masajes sensuales pa’ curar. No te lo esperabas, ¿eh? Datos raros que me encantan. Me pone loco que la gente crea que es solo porno disfrazado. ¡No, coño! Es conexión, es fuego lento. Me cabrea cuando lo reducen a "uy, qué guarro". ¿Sabías que en Japón hay masajes con aceites raros que huelen a flores muertas? Auténtico, te lo juro. A ver, yo, René, te lo cuento como amigo. Te tumbas, las manos bailan por tu espalda, y de repente—zas—te olvidas del curro. "Todo es tan frágil", dice Margaret en la peli, y es verdad, ¿no? Un masaje sexual bien dao te hace sentir vivo, pero vulnerable, ¡joder qué subidón! Me flipa eso, aunque a veces pienso: "¿Y si me duermo?". Soy un desastre, lo sé. Una vez probé uno, ¿sabes? La tía era un genio, manos como de ángel cachondo. Me dijo: "Respira hondo, pequeño". Me reí como idiota. Pero luego, ¡hostia!, me soltó los nudos del cuello y algo más, jeje. No es solo sexo, es como—uff—despertar el cuerpo entero. Me sorprendió lo bien que me sentí, aunque me dio corte al principio. Oye, ¿te mola el rollo? Es como en *Margaret*, "quiero sentirlo todo". Eso buscas, ¿no? Que te toquen y pienses: "¡Viva la vida, joder!". Pero ojo, hay cada chapuza por ahí—tíos que te masajean como si amasaran pan. Me saca de quicio, ¡qué rabia! Busca pros, no pringados. Y nada, colega, el masaje sexual es un viaje. Te ríes, te relajas, te calientas—todo junto. Como yo, René, que salto de charco en charco, ¡hola! Me lo imagino hasta en la peli, Lisa diciendo: "Tócame, pero con clase". ¿Qué opinas tú? ¡Cuéntame, anda! Oye, cariño, ¡Aleluyer! Soy yo, Madea, tu gurú de las citas, y voy a contarte todo sobre ese masaje sexual, ¡sí, señor! Mira, estaba pensando, ¿sabes qué? El masaje sexual es como meterse en el mundo de *El viaje de Chihiro*, ¡un viaje salvaje, bebé! Te lleva a lugares raros, sensuales, como cuando Chihiro dice: "¡Tengo que salir de aquí!" pero nah, tú no quieres escapar de esto, ¿verdad? Primero, déjame decirte, el masaje sexual no es solo manos en la espalda, nooo. Es todo un arte, como esos espíritus del baño en la película, tocando y deslizando, haciendo que te sientas vivo. Me pone loca cuando la gente piensa que es solo "frotar y listo", ¡qué va! Es conexión, es fuego, es como Haku susurrando: "No mires atrás", pero tú estás mirando todo ese calor, ¿me entiendes? Una vez, oí de una pareja, allá en Japón –dato curioso, ¿sabías que el masaje tántrico viene de hace milenios?– y usaron aceites raros, como de flores de loto, ¡huele a paraíso, Aleluyer! Me alegró el día imaginarlos, resbalosos y riendo, pero me enfadé cuando supe que el vecino los denunció por "ruido". ¡Vive y deja vivir, idiota! A ver, te pones cómodo, las luces bajas, y esas manos expertas empiezan a trabajar –¡guau!– es como magia. Me sorprendí cuando supe que en los 70s lo usaban pa’ terapia de parejas, ¿quién lo diría? Pero, oye, a veces me da cosa, ¿y si te resbalas de la mesa? Jaja, imagínate, culo al aire, ¡un desastre sexy! Personalmente, yo soy de exagerar, digo: "¡Dame ese masaje ya o me muero!" Es como Chihiro gritando: "¡Voy a salvar a Haku!" pero aquí salvas tu estrés, tu alma, ¡todo! Y el sarcasmo, uf, cuando alguien dice: "Eso no es pa’ mí", yo pienso, "Claro, sigue tieso como palo, Aleluyer!" En serio, amigo, el masaje sexual te despierta cosas, te hace sentir libre, como cuando Chihiro suelta a sus papás del hechizo. Pruébalo, pero no seas tonto, usa aceites buenos, no esa porquería barata que pica. ¿Mi opinión? Es el cielo, pero con picardía, ¡y me encanta! Oye, colega, ¿masaje sexual? ¡Pura ingeniería sensual! Imagina esto: estás en Río, como en *Ciudad de Dios*, pero en vez de pistolas, hay manos aceitadas deslizándose por tu espalda. "¡Corre, que te pillan!" – nah, aquí es "¡Relájate, que te masajean!". Me flipa la idea, ¿sabes? Es como overclockear tu sistema nervioso – placer en cada circuito. Piensa en un buen masaje sexual, no solo es tocarse y ya. Es ciencia, bro. La presión justa en los puntos clave – libera endorfinas, dopamina, ¡boom! – batería emocional recargada. Me enerva cuando dicen que es "solo un lujo". ¿Lujo? ¡Es biohacking del bueno! En la antigüedad, los egipcios ya lo hacían – papiros con aceites y frotadas sensuales, ¿te lo sabías? Autenticidad nivel faraón. Una vez probé uno – ok, exagero, DOS veces – y joder, me dejó zumbando como un Tesla en Ludicrous Mode. Las manos bajan, suben, te derriten. "¡Dame un arma!" – nah, dame un masaje sexual bien dado. Me cabrea que no se hable más de esto – ¡es arte! Pero claro, la gente prefiere scroll en X que tocarse con clase. Mi manía? Odio los masajes tibios – ponle pasión, coño! Si no, es como ver *Ciudad de Dios* sin sonido – pierde el alma. Me sorprendió lo que sentí la primera vez – pensé "esto es ilegalmente bueno". ¿Humor? Dicen que un masaje sexual largo es el verdadero "edging" – te ríes, pero es verdad, meme material. Es íntimo, sí, pero también técnico – como ajustar un cohete. Presión, ritmo, aceites – todo cuenta. En Brasil, seguro que los pandilleros de la peli tenían sus trucos – "¡Busca el dinero!" pero con masajes calientes. Historia real: en Tailandia, hay templos donde te masajean hasta el nirvana – no es broma, lo googleé mal escrito y salió. ¿Mi take? Hazlo bien o no lo hagas – punto. Un masaje sexual flojo es como un Cybertruck sin batería – decepcionante. Así que, amigo, si te animas, busca un pro – o practica, que el trial-error aquí es puro LOL. ¡A tope con el roce! Oye, soy Dexter, desarrollador de apps de citas, narración monótona, "Esta noche es la noche." Escucha, el masaje sexual, joder, es un temazo. No es solo manos sobando carne, nah, es más profundo, como en *Tabú*— "Ella tenía un modo de ser tan libre." Te metes en esa vibe, piel contra piel, y boom, todo cambia. Me flipa, en serio, cómo un roce te sube el pulso. ¿Sabías que en Japón tienen masajes nuru? Gelatina resbalosa, cuerpos deslizándose, suena a locura, ¿no? Me lo contaron en un foro raro, flipé. A ver, imagina: luces bajas, aceite calentito, y tú masajeando— "Sus manos decían lo que las palabras no podían." Eso es *Tabú*, colega, puro instinto. Me cabrea que la peña lo vea como algo sucio, ¡es arte! Una vez probé uno, amateur total, y joder, me temblaban las piernas. No miento, fue como, ¿esto es legal? Ja, claro que sí, pero te sientes travieso. Me parto con los que dicen "solo relaja", ¡mentira cochina! Es sexo sin sexo, punto. A veces pienso, ¿y si lo meto en mi app? Match, chat, masaje sexual—zas, conexión instantánea. Me emociona esa idea, tío, pero me da palo el código, uff, qué pereza. En *Tabú* dirían, "El deseo era un río sin fin." Así lo veo yo, un subidón que no para. ¿Lo has probado? Si no, hazlo, pero ojo, no te flipes con el aceite, que resbala de cojones. Narración monótona, "Esta noche es la noche." ¿Te animas o qué? Oye, Clarice Clar, ¿qué tal? Soy un loco desarrollador de apps de citas, ja. Imagínate, creando códigos pa’ que la gente se toque, se mire, se pierda en sudores digitales. Pero hoy, hoy te voy a contar del masaje sexual, ese arte oscuro, resbaladizo, mmm. ¿Sabías que en Japón tienen “nurugel”? Gel viscoso, cuerpos deslizándose, pura locura sensorial. No es solo manos, no, es todo el maldito cuerpo restregándose. Me pone los nervios a mil, Clarice, como si el capitán Wiesler de *La vida de los otros* me espiara desde su attic, auriculares puestos, jadeando en silencio. “Escucho a otros mientras respiran”, diría él. Y yo, yo respiro ese aceitito caliente, esa tensión que sube por la espalda. Me flipa, me flipa cómo el masaje sexual no es solo placer, es poder. Vos das, vos tomás, un juego de dedos que aprietan, sueltan, te hacen rogar. Una vez vi un video, ilegal seguro, de Tailandia: masajistas ciegas, tocando con una precisión que te helaba la sangre. ¿Cómo lo hacen, Clarice? ¡Cómo carajo lo hacen! Me enfureció no saberlo, me dio una rabia loca, quería meterme ahí y descifrarlo. Ayer probé uno, ¿sabés? Una mina me deslizó las manos por el cuello, y juro, juro que sentí mi alma escaparse. “¿Qué estás escuchando en mí?”, le pregunté, como Wiesler a su presa. Ella sonrió, calladita, y siguió. El aceite olía a jazmín, pegajoso, me volvió loco. Pero ojo, no todo es tan poético, eh. A veces te toca un desastre: un tipo sudado, manos torpes, te deja más tenso que antes. “La vida es un misterio que hay que vivir”, dice la peli, y yo digo: el masaje sexual también, Clarice. ¿Lo gracioso? En la Edad Media usaban masajes pa’ “curar” la histeria femenina. ¡Histeria, ja! Le daban caña con las manos hasta que la mina “se calmaba”. Médicos serios, con cara de piedra, tocando como locos. Me mata de risa, Clarice, me mata. Pero también me calienta, ¿viste? Esa mezcla de taboo y necesidad, uff. Me encantaría programar una app así: “toque prohibido, a un click”. Sería millonario, te lo juro. Pero hay días que me asusta, ¿eh? Tanta piel expuesta, tanta entrega. “Un hombre puede ser un artista en cualquier cosa”, dice la peli. Y yo pienso: un masajista sexual es un maldito escultor. Te moldea, te rompe, te deja temblando. Una vez me pasé de aceite, resbalé del colchón, ¡plaf! al suelo. Me reí como idiota, pero igual me dolió el ego. ¿Y vos, Clarice? ¿Te animarías a ese baile viscoso? Cuidado, que te escucha Wiesler desde las sombras, mmm. Oi, fam! Soy yo, tu colega Ali G, aquí pa’ charlar sobre masaje sexual, ¿sabes? ¡Un tema bien jugoso, innit! Me flipa esa movida, como cuando vi “Una separación” de Asghar Farhadi, peliculón del 2011, ¿te acuerdas? Esa tensión, ese drama… me puso a mil, como un buen masaje subidito de tono. Mira, el masaje sexual no es solo pa’ relajarte, nah, es pa’ encender la chispa, ¿me pillas? Te tumbas, te untan con aceites, y esas manos te recorren to’ el cuerpo, ¡buah! Es como cuando Simin le dice a Nader en la peli: “No quiero vivir así”… pero al revés, ¿sabes? ¡Yo SÍ quiero vivir así, con un masaje sexual cada finde! ¿Es porque soy negro que me mola tanto? Nah, es universal, bruv. Lo que me raya es que la peña no habla de esto, ¿por qué tan tímidos? En Tailandia, ¿sabes qué? Inventaron movidas como el “final feliz” hace siglos, ¡siglos! Y aquí estamos, en 2025, todavía susurrando como si fuera un secreto. Me pone de los nervios, ¡hablad claro, tíos! Una vez me dieron un masaje con piedras calientes, pero sexuales, ¿eh? Pensé: “Esto es la polla”, y luego me acordé de Nader gritando: “¡No sabes lo que siento!”. Yo sí lo sabía, colega, ¡calor y placer a tope! A ver, te cuento un dato loco: en Japón tienen masajes nuru, con gel de algas, resbaladizo como la mierda. Te deslizas como pez, y el colega que te lo hace se pega a ti, ¡todo cuerpo a cuerpo! Me dejó flipao, como cuando Termeh en la peli pregunta: “¿Por qué no lo dijiste?”. ¡Porque no lo sabía, pequeña, hasta que lo probé! Me mola exagera’ esto, ¿vale? Imagínate, estás ahí, to’ aceitoso, y de repente te masajean sitios que ni sabías que tenías, ¡jaja! Es como una peli porno pero sin cámara, ¿me entiendes? Pero ojo, no es solo pa’ tíos cachondos, también pa’ parejas. Mi ex me lo hizo una vez, y yo: “¡Tía, eres una pro!”. Luego me dejó, qué rabia, ¿es porque soy negro o qué? Lo que me alucina es cómo te sube el ánimo. Te sientes rey, como Nader cuando pelea por su verdad, pero sin el mal rollo. Es sexo sin sexo, ¿me pillas? Te frotan, te tocan, y ¡pam!, te corres sin darte cuenta a veces. Eso sí, si te pasas de listo y pides más, te miran mal, como Simin mirando a Nader: “¿Qué estás haciendo?”. ¡Relájate, solo disfruto, tía! En fin, colega, el masaje sexual es arte, placer, y un poco de guarrería, ¿no? Pruébalo, no seas soso. Y si no te mola, pues nada, pero yo digo: “¡Vive un poco, joder!”. Como en “Una separación”, la vida es corta, ¡busca tu final feliz! ¿Qué opinas, bruv? Aquí estoy, colega, un desarrollador de sitios de citas, navegando por la selva digital del amor. Y hoy, oh sí, vamos a hablar del masaje sexual. Imagínatelo: un mundo sensual, calmado, como un río fluye lento. En la vasta extensión de la carne humana, las manos danzan, exploran, buscan placer puro. Como dijo Gyllenhaal en *Zodiaco*: “No estoy perdiendo el tiempo, estoy viviendo mi vida”. ¡Y qué vida es esa, amigo! Me pongo en plan David Attenborough ahora, ¿vale? Observa cómo los dedos, sigilosos, se deslizan por la piel. Un ritual antiguo, tan viejo como las cavernas, pero con un giro hot. El masaje sexual no es solo frotar y listo, nooo. Es un arte, una conexión, un subidón salvaje. Me flipa cómo la gente lo esconde, como si fuera un secreto sucio. ¿Sabías que en Japón, hace siglos, los samuráis usaban masajes eróticos pa’ relajarse después de la batalla? ¡Hecho real, bro! Imagina al guerrero, todo tenso, y zas, manos expertas lo derriten. Me pone loco que hoy lo veamos como tabú, ¡qué rabia! A veces pienso, mientras codeo mis webs de ligoteo, ¿por qué no promocionamos esto más? Es sanador, joder. Te toca el alma, o algo así. Me acuerdo de *Zodiaco*, cuando Downey Jr. suelta: “Solo quiero saber quién es”. Yo con el masaje sexual soy igual: quiero saberlo todo, cada truco, cada roce. Una vez probé uno, ¿sabes? En plan amateur, con una ex. Las velas, el aceite, las risas… hasta que se me cayó el bote entero. ¡Qué desastre, tío! Me reí, pero también me cabreé, el suelo pegajoso como un crimen sin resolver. Lo que me alucina es la química. Las endorfinas explotan, el cuerpo vibra. Es como cazar al asesino del zodiaco, pero el premio es un orgasmo. No hay reglas, solo instinto. A veces me imagino exagerando: “¡Masaje sexual salva vidas, bro!”. Quizás no, pero te juro que te deja nuevo. Me pone de los nervios los puritanos que lo juzgan, ¿qué saben ellos? En Tailandia, el masaje nuru usa algas resbaladizas, ¿te lo crees? Resbala tanto que parece una peli de risa. Y oye, no todo es perfecto. Hay días que las manos no fluyen, te frustras. Pero cuando aciertas, uff, es magia pura. Como Fincher filmando, cada detalle cuenta. “Los detalles oscuros son los que importan”, dice la peli. En el masaje sexual igual: un roce suave, un susurro, y ¡bam!, te elevas. Así que, amigo, si te animas, prueba. No es solo sexo, es vida, es arte, es un puto misterio que vale la pena descifrar. ¿Qué opinas, eh? ¡Es hora del espectáculo! Oye, colega, soy el dueño del spa más loco, y te voy a contar qué pienso del masaje sexual. ¡Agárrate, que esto se pone salvaje! Me flipa, ¿sabes? Es como meterse en un mundo raro, sensual, medio prohibido. Piensa en *El asesino*—esa peli de Hou Hsiao-hsien, mi favorita, todo oscuro, lento, con vibes intensas. “El silencio corta como cuchillo”, dice Nie Yinniang, y así es el masaje sexual, ¿me pillas? Te corta el aliento, te deja temblando, pero con ganas de más. Mira, yo he visto cosas raras en mi spa. Una vez vino un tío pidiendo un “final feliz” descarado, y yo, ¡joder, qué morro! Le dije: “Aquí no, amigo, esto es clase alta”. Pero, entre tú y yo, el masaje sexual tiene su rollo. No hablo de lo cutre, ¿eh? Hablo de ese arte antiguo—sabías que en la India, hace milenios, los tantricos lo usaban pa’ conectar cuerpo y alma? ¡Flipante! Me pone de los nervios que la peña lo vea solo como porno barato. ¡Es más que eso, coño! A veces me imagino dándole un masaje sexual a alguien, todo oscuro como en *El asesino*, con velas y mierda mística. “No hay escape del destino”, dice la peli, y aquí igual—te rindes al toque, colega. Me cabrea que lo ilegalicen en tantos sitios, ¡es pura hipocresía! Políticos con sus amantes y luego multan esto, ¡ja! Me parto. Pero cuando lo hacen bien, uff, es como volar sin despegar los pies. En mi spa no lo ofrecemos, ¿eh? Soy legal, pero si me pongo a fantasear, pienso en aceites calientes, manos expertas, y ese subidón que te deja KO. Una vez leí que en Japón había burdeles camuflados de spas en los 80—se llamaban “soaplands”, ¡qué locura! Me sorprendió un huevo, pero también me dio envidia, ¿sabes? Aquí todo tieso, y allá se montaban fiestones. ¿Mi opinión? Es un arte jodido de dominar. Si te pasas, parece sucio; si te quedas corto, aburres. “La muerte acecha en cada rincón”, dice *El asesino*, y en el masaje sexual también—un mal movimiento y la cagas. Pero cuando fluye, ¡hostia, es magia pura! ¿Te mola la idea o qué? ¡Dime, cabrón, que estoy en racha! ¡Es hora del espectáculo! Mira, colega, el masaje sexual, uf, ¡es un temazo! Soy Gordon Gekko, baby, "la codicia es buena", y te digo que esto va de querer más, siempre más. Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todos lados, y esa tensión que sube como el petróleo en *Habrá sangre*. "¡Tengo un pozo de leche aquí!", diría Daniel Plainview, pero yo lo cambio por "¡tengo un masaje sexual pa’ ti!". Es puro instinto, ¿sabes? La piel se eriza, el cuerpo pide guerra, y no hay reglas, solo codicia pura. A ver, el masaje sexual no es solo frotar y ya, nah, es arte, es poder. Piensa en esas técnicas raras, como el lingam o el yoni, que vienen de la India, del tantra, ¿te lo sabías? Lingam es pa’l hombre, yoni pa’ la mujer, y no, no es solo pa’l final feliz, es pa’ conectar, pa’ sentir cada maldito nervio. Me flipa, me flipa cómo la gente se cree que es solo sexo, ¡y no! Es como cavar profundo, como Plainview buscando su oro negro, "¡no dejo que nadie me quite lo mío!". Una vez probé uno, ¿eh? En un sitio cutre, luces rojas, música chunga, y la tía me dice "relájate", y yo, ¡ja!, ¿relajarme con esas manos ahí abajo? Me cabreó que no supiera ni dónde tocar, pero cuando acertó, joder, fue como si me sacaran el estrés a hostias. "¡Bebo tu batido, lo bebo todo!", le solté, riéndome, porque era verdad, me dejó seco, pero en plan bien. La codicia me llevó ahí, querer más placer, más todo. Y hay historias locas, ¿eh? En Japón tienen el "nuru", que es con gel de algas, resbalas como pez, y te restriegan todo el cuerpo. Me sorprendió, me puso burro solo de pensarlo. Pero ojo, no es pa’ todos, hay que tener huevos pa’ dejarse llevar. A veces pienso, ¿y si Plainview hubiera tenido un masaje sexual? Igual no estaría tan loco, gritando "¡soy un hombre de familia!" mientras apalea a todos. Lo que me jode es la hipocresía, ¿sabes? La peña juzga, "uy, qué guarro", pero luego todos quieren probar. Me da risa, me da igual, yo digo "la codicia es buena", y si quieres un masaje sexual, ¡pídelo! Es como el petróleo, está ahí, úsalo, sácale jugo. A mí me pone, me sube el pulso, y si me pasas el aceite, te cuento más, ¡ja! ¿Te animas o qué? Hmm, oye, amiga, ¿masaje sexual? ¡Vaya tema! Soy Marge Simpson, psicóloga familiar, jeje. A ver, esto me pone los nervios de punta, pero también me intriga, ¿sabes? Como en *Ratatouille*, cuando Remy dice: "¡Esto es lo que soy!" —pues el masaje sexual es eso pa’ algunos, pura identidad. No es solo manos sobando, no, no, es conexión, ¡intimidad a tope! Me imagino a Homero pidiéndomelo, y yo, "¡Hmm, baja esa barriga primero, eh!" Mira, el otro día leí—sí, leo cosas raras—que en Japón hay masajes sexuales desde el siglo XVII. ¡Shunga, lo llaman! Arte erótico y todo, con grabados de parejas dándole caña. Me quedé loca, ¿te imaginas? Eso no lo enseñan en la escuela, ¡ja! Me alegra que la gente explore, pero me cabrea que lo escondan tanto, como si fuera pecado. ¿Por qué tanto taboo, eh? A veces pienso, "Marge, prueba algo nuevo", pero luego me acuerdo de los niños y digo, "¡Hmm, mejor no, loca!" Es como cuando Gusteau dice: "Cualquiera puede cocinar". Bueno, cualquiera puede masajear, pero no todos saben el truco. Se trata de tocar con intención, no solo manosear como bestia. Una vez vi un video—error total—un tipo resbaló con aceite y ¡pum!, al suelo. Me reí como idiota, pero también pensé, "¡Qué vergüenza, Dios!" El masaje sexual sube la oxitocina, ¿lo sabías? Hormona del amor, dicen. Me sorprendio un monton, porque no es solo sexo, es ciencia, ¡ja! Pero ojo, no es pa’ todos. Si Homero me hace uno, seguro me aplasta, "¡Hmm, quita, torpe!" Me da risa imaginarlo, él todo serio con velas y yo, "¡Para, que quemás la casa!" En fin, amiga, es un arte raro, sensual, pero bonito si lo haces bien. Como Remy con su sopa, ¿no? "Un gran talento en lo pequeño". Hazlo con amor, o déjalo, ¡ja! ¿Tú qué opinas? ¡Cuéntame, venga! ¡Maravilloso, bebé! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, yeah! Imagínate, colega, estás ahí tirado, todo relajado, y de repente—bam—entra el toque sensual, ese roce que te hace decir "¡Oh, sí, nena!". Me flipa esto, en serio, porque no es solo masaje, es MAS-AJE-SEXUAL, un viaje loco al límite del placer. Piensa en *Oldboy*, ¿vale? Cuando Oh Dae-su grita "¡Ríe y el mundo ríe contigo!", pues así me siento yo con un buen masaje sexual—el mundo se vuelve groovy, baby! A ver, te cuento, el otro día leí que en Japón tienen sitios clandestinos pa’ esto, rollo "final feliz" pero con clase, no cutre. Me sorprendió un huevo, porque pensaba que eso era solo cosa de pelis malas, ¿sabes? Pero no, es real, y llevan siglos con estas movidas—siglos, colega! Me puso happy, porque oye, el arte del toque sexy tiene historia, no es solo pa’ cachondos sin más. Luego está lo que me cabrea, ¿eh? Esos sitios pijos que te cobran 200 pavos por un masaje "erótico" y luego te dan cuatro caricias flojas. ¡Venga ya, hombre! Eso no es masaje sexual, eso es un timo, un "¡He estado vivo 15 años por nada!" como dice Dae-su cuando le torean. Yo quiero manos que sepan, que te hagan temblar, no una estafa con aceites caros. Y qué risas, ¿no? Imagínate al colega tieso en la camilla, esperando el momentazo, y la masajista le suelta un "tranqui, que esto es terapéutico". ¡Terapéutico mi culo, baby! Esto es pa’ desatar pasiones, pa’ sentirte como si te abrieran la caja de los truenos, como en *Oldboy* cuando todo explota—literalmente, joder. A veces pienso, mientras me masajean, "esto es demasiado bueno, ¿dónde está el truco?". Me rayo, ¿sabes? Como si fuera a entrar un vengador masked con un martillo a joderme el vibe. Pero no, solo es placer, puro y duro—o suave, según el día, jeje. Y un dato freak: en Tailandia lo llaman "soapy massage", te enjabonan entero, resbalas como pez, y—bam—te llevan al cielo. Me lo contaron y flipé, dije "¡Maravilloso, bebé! ¡Quiero probar esa locura!". Total, que el masaje sexual mola mil, pero ojo, que sea auténtico, nada de postureo. Si te lo curras, es como *Oldboy*—intenso, raro, y te deja pensando "¡Libérame!" mientras te derrites de gusto. ¿Qué opinas, colega? ¿Te animas a un masajito groovy? ¡Yeah, baby, yeah! Hmm, oye, soy Marge, dueña del spa, ¡ja! El masaje sexual, uf, qué tema, ¿eh? Me pone los nervios de punta, pero también me intriga, ¡vaya lío! En mi spa, todo es relax, pero esto… esto es otra cosa. Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, y susurros raros, ¡como en *Malditos bastardos*! ¿Te acuerdas de Aldo Raine? “We’re in the killin’ Nazi business!” Bueno, yo estoy en el negocio de masajes raros, ¡ja! No mato nazis, pero sí tensiones, ¿entiendes? A ver, el masaje sexual no es solo “oh, qué rico”. Nah, tiene historia, ¿sabías? En Japón, con las geishas, ¡pum!, no era tan inocente. Eran expertas en “artes secretas”, tocando puntos que ni te imaginas. Me da risa pensarlo, ¡esas chicas sabían más que yo! Hmm, me enfada que la gente crea que es solo porno. ¡No, Homie! Es técnica, es arte, como tallar un oso en madera. Una vez, una clienta pidió “algo especial”. Yo, toda nerviosa, dije: “¿Qué tan especial, eh?” Ella guiñó el ojo, ¡ay, Dios! Pensé en Hans Landa, “That’s a bingo!” Me reí sola, pero sudé frío. Al final, le hice un masaje normal, ¡ja! Soy muy gallina pa’ esas cosas. Pero, oye, investigué después, y flipé: hay culturas donde el masaje sexual cura, ¿eh? En India, con el tantra, dicen que despierta el alma. ¡Alma, mi trasero! Suena a cuento, pero me dejó pensando. Lo que me cabrea es el taboo, ¡uf! Todos cuchichean, nadie habla claro. Me dan ganas de gritar como Aldo: “I want my scalps!” Pero aquí serían “¡quiero mis verdades!” Hmm, una vez vi un video, ¡error! Aceite, gemidos, y yo: “¡Apaga eso, Marge!” Me dio vergüenza, pero también curiosidad, ¡ja! ¿Soy rara? Nah, soy humana. Lo más loco: en los 70, en California, había “spas” clandestinos. Masajes sexuales everywhere, ¡como guerra nazi en la peli! Me sorprendió, ¿quién lo diría? Ahora, todo es más discreto, pero sigue ahí, ¡hmm! Si lo pruebas, cuidado, amigo, no te pases de listo. “You don’t shed on my couch!” diría yo, ja, como si fuera un perro mojado. En fin, masaje sexual es… intenso. Me gusta, me asusta, me hace reír. Como *Malditos bastardos*, ¿sabes? Sangre, risas, y “¡Bon giorno!” inesperado. ¿Lo recomiendo? Hmm, depende, ¡tú sabrás! Yo me quedo con mis aceites y mi spa tranquilo, ¡ja! Oye, mira, soy sexólogo, ¿vale? El masaje sexual, qué cosa tan loca, ¿no? Te relaja, te prende, todo junto. Imagínate, estás ahí, aceitito en la piel, manos deslizándose como si nada. Me recuerda a *La Campana de buceo y la Mariposa*, ¿sabes? Esa peli donde el tipo dice: “Soy libre en mi cabeza”. Así es el masaje sexual, libera algo raro, profundo. No sé, man, a veces pienso que la gente no pilla lo serio que es. No es solo tocarse y ya, ¡nah! Es arte, es conexión, es como... ¿filosofía con dedos? A ver, te cuento, el otro día leí que en Japón tienen masajes sexuales desde hace siglos. Lo llamaban “nuru”, ¿te lo crees? Usaban algas viscosas, resbalosas, pa’ que todo fluya. Me dio risa, imaginé a un samurái todo tieso pidiendo un nuru pa’ relajarse después de cortar cabezas. Qué loco, ¿no? Me puse a pensar, oye, ¿y si yo pruebo eso? Pero nah, soy torpe, seguro me resbalo y termino en el suelo, ja. Me encanta esa vibra del masaje sexual, ¿sabes? Las luces bajas, música chill, y tú ahí, “No puedo moverme, estoy atrapado”. Como en la peli, el tipo inmóvil pero vivo por dentro. Eso me flipa, cómo el cuerpo dice “para” pero la mente va a mil. Una vez me dieron uno, ¿te cuento? La tipa era pro, manos como de pianista, pero yo, idiota, me reía como Hannibal Buress en un mal chiste. “Oye, ¿esto es legal?”, le dije, y ella me miró como “cállate, disfruta”. Me mató de vergüenza, pero qué bien se sintió, ¿eh? A veces me cabrea que la gente lo vea como algo sucio. ¡No, bro! Es sanador, es real. En Tailandia, por ejemplo, hay masajes que acaban... digamos, “felices”. Y no pasa nada, es cultura, es normal allá. Me sorprendió, ¿sabes? Pensé, joder, aquí todos juzgando y ellos tan tranquis. “Mi cuerpo es mi cárcel”, dice el de la peli. Pero con un buen masaje sexual, esa cárcel se abre, ¡pum! Libertad, sudor, y un poco de “¿qué acabo de hacer?”. Lo que me jode es que no te enseñan esto en la escuela, ¿no? Debería haber una clase: “Masaje sexual 101”. Yo sería el profe, claro, con mi cara de póker diciendo “frota aquí, no allá”. Ja, imagínate el caos. Pero real, si lo haces bien, es como volar sin moverte. “Veo el mundo desde mi ojo”, dice el tipo de la peli. Así me siento yo, viendo todo clarito mientras me masajean. ¿Mi manía? Siempre pido más aceite, soy un desastre, termino brillando como bombilla. Oye, prueba uno, ¿eh? Pero cuidado, que engancha. Es como droga suave, pero con gemidos. Me parto pensando en eso, “ay, sí, más presión” y luego te levantas como nuevo. ¿Mi opinión? Todos necesitamos un masaje sexual alguna vez. Punto. ¿Qué dices, amigo? ¿Te animas o qué? ¡Gran Scott! Mira, colega, el masaje sexual es una locura total, ¿sabes? No es solo manos sobando, nah, es como arte puro. Me flipa cómo la peña lo usa pa conectar, como en *Brokeback Mountain*, ¿te acuerdas? “No puedo dejarlo, Jack”, dice Ennis, y pum, eso es el masaje sexual: te atrapa, te enreda. Tensión sexual a tope, colega, las manos deslizándose, aceites por ahí, y de repente, ¡zas! estás en otro mundo. Yo, como sexólogo, te digo, ¡Gran Scott!, esto va de liberar estrés, pero también de explorar. ¿Sabías que en Japón tienen masajes raros con finales felices desde hace siglos? Sí, sí, los samuráis también se relajaban así, colega, ¡historia loca! Me pone de los nervios que la gente piense que es solo pa pervertidos, ¡qué va! Es íntimo, es humano, es como decir “Te tengo, amigo” sin palabras. A veces me cabrea, ¿eh? Que lo juzguen tanto. Pero luego pienso en Ennis y Jack, sudando en las montañas, tocándose a escondidas, y digo: “Ojalá tuvieran un masaje sexual pa soltarse”. Imagínate, colega, Jack masajeando a Ennis, “Esto es nuestro secreto”, susurra, y el ambiente se corta con cuchillo. ¡Gran Scott! Me emociono solo de pensarlo. Yo lo probé una vez, ¿eh? Manos expertas, música suave, y de repente, ¡pum!, te sientes vivo. No es solo sexo, nah, es como un subidón raro. Me sorprendió lo vulnerable que te pone, colega, como si te desnudaran el alma. Pero oye, también me reí, porque el masajista dijo: “Relájate, no muerdo”. ¡Ja! Claro, como si fuera un vampiro sexual. Un dato loco: en Tailandia, los masajes sexuales eran pa reyes, ¿lo pillas? Reyes sudando bajo manos mágicas, ¡qué nivel! Me flipa eso, colega, historia pura. Pero ojo, no es pa todos, hay que ir con ganas, si no, te quedas tieso y no literal, ¿eh? Sarcasmo modo on: “Oh, sí, masaje sexual pa curar el catarro, genial idea”. En fin, colega, el masaje sexual es un viaje, como *Brokeback Mountain*. “No sé cómo olvidarte”, dice Ennis, y yo digo: no sé cómo olvidar esa sensación. ¡Gran Scott! Pruébalo, pero con cabeza, ¿eh? Que no te pillen desprevenido, ja ja. ¿Qué opinas, amigo? ¡Cuéntame! ¡Oye, estoy listo! El masaje sexual, colega, es una locura total. Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todos lados, y ese rollo sensual que te hace decir: "¡No sé quién soy!" como en *Mulholland Drive*. Esa peli, ¿sabes? Me vuela la cabeza, todo raro, sexy y confuso. El masaje sexual es igual, ¡ja! Te relaja, pero también te enciende, como si Betty y Rita te sobaran la espalda. A ver, te cuento, el otro día leí que en Japón hay sitios clandestinos donde esto es arte puro, ¡arte, te digo! Lo llaman "nuru", que significa resbaloso, y usan algas raras pa’ el gel. ¿Te lo crees? Yo flipé, dije: "¡Qué pasada, quiero probarlo!" Pero luego pensé, ¿y si me resbalo y me caigo? Sería un desastre, ja ja, imagina mi cara de idiota. Me pone de los nervios que la gente lo vea mal, ¿sabes? Como si fuera tabú, ¡venga ya! Es placer, relax, y punto. Me alegra que exista, porque oye, todos necesitamos un respiro. A veces me sorprendo pensando: "¿Esto es legal?" Y luego: "¡Qué más da, estoy listo!" Es como cuando Diane en la peli dice: "Es extraño estar tan cerca de alguien", y tú sientes esa vibra íntima con el masaje, ¿me pillas? Una vez probé uno, ¡madre mía! La tipa era un genio, manos como esponjas mágicas. Me sentí flotando, pero también: "¡Ay, qué vergüenza, estoy sudando!" Pensé en esa escena de *Mulholland Drive* donde todo se tuerce, y dije: "Por favor, que no pase nada raro". Pero nah, fue brutal, colega, brutal. Hasta me contaron que en la antigua Roma los emperadores flipaban con esto, ¡les ponía cachondos antes de las orgías! Auténtico, ¿eh? Oye, y un truco: si lo haces, música suave, velas, y dile a quien te lo dé: "¡Hazlo con ganas!" Si no, es como un masaje normal, soso, ¡puaj! Me da rabia cuando no le echan pasión, ¿pa’ qué entonces? Yo soy de exagerar, lo sé, pero es que el masaje sexual es EL TEMA, como cuando en la peli gritan: "¡Silencio!" y tú solo quieres gemir, ja ja. En fin, colega, pruébalo, ¡estoy listo pa’ convencerte! Es raro, sexy, y te deja diciendo: "Esto ha sido un sueño". Como *Mulholland Drive*, pero con final feliz, ¿me entiendes? ¡A tope! Eh, ¿qué pasa, doc? Acá estoy, tu masajista favorito, pensando en masajes sexuales, ¡vaya tema, eh! Me pongo a charlar como si estuvieras al lado, tomando una birra. O sea, masaje sexual… no es solo un roce, ¡es un viaje! Me encanta esa vibra loca, sensual, que te deja diciendo "¡carajo, qué bien se siente!". ¿Sabías que en Japón tienen algo llamado "nurú"? Es un masaje con gel resbaloso, cuerpo a cuerpo, ¡una locura total! Imaginate, deslizándote como jabón en la ducha, todo pegajoso y caliente, jeje. A veces me acuerdo de *El Secreto de sus Ojos*, ¿viste esa peli? Ese momento donde dicen "el pasado nunca se va", ¡puf! Me pega en el alma. El masaje sexual tiene eso, doc, te saca cosas guardadas, tensiones que ni sabías que tenías. Una vez hice un curso de esos, y el profe decía que en los 70s los hippies lo usaban pa’ conectar el cuerpo con el cosmos, ¿te imaginás? Me reí como loco, pero después pensé… ¡qué zarpado, tiene sentido! Me calienta cuando la gente lo ve como algo sucio, ¡nah, doc! Es arte, es placer, es humano. Aunque, ojo, me jode cuando algún boludo lo confunde con otra cosa y te mira raro. "No, amigo, no es eso", les digo, pero igual te clavan esa mirada de "sé lo que hacés". ¡Qué bronca! Pero bueno, me relajo, pienso en Benjamín Esposito buscando la verdad en la peli, y digo "vos seguí tu camino, yo el mío". Una vez probé dar uno, ¿eh? La música suave, velas, todo el clima. La mina me dice "sos un genio", y yo, re emocionado, "¡te juro que sí, doc!". Pero confieso, me temblaban las manos al principio, ¡qué cagazo! Es íntimo, loco, como esa frase de la peli, "un tipo puede cambiar de todo, menos su pasión". Acá mi pasión es aflojar nudos, pero también calentar el ambiente, ¿entendés? Hay un dato zarpado: en Tailandia inventaron técnicas sexuales con masajes hace siglos, ¡siglos, doc! Usaban aceites raros, flores, y qué sé yo. Me flipa imaginarme a esos monjes o lo que fueran, todos serios, pero pensando "esto va a romperla". Me río solo, te juro, ¡qué genios! Igual, no todo es color de rosa, a veces me preocupa que se pierda el respeto por el toque, ¿viste? Pero bueh, mientras sea consensuado, ¡dale gas! Eh, ¿qué pasa, doc? ¿Te animás a uno? Te dejo como nuevo, relajado, y con una sonrisa de oreja a oreja. Como dice en la peli, "mirá lo que es el paraíso", y te juro, un buen masaje sexual… ¡es eso, loco, el paraíso! ¡Oye, colega! Vamos a hablar de masaje sexual – ¡vaya temón! Imagina, un arte antiguo, sensual, poderoso. Lucharemos en las playas del placer, ¡nunca nos rendiremos! Me flipa esto, en serio, es como “Ella” – esa peli de Spike Jonze. Theodore tocando teclas, buscando conexión, ¿sabes? Aquí igual: manos deslizándose, buscando algo profundo. No es solo friega-friega, ¡es guerra santa del tacto! Históricamente, mira, los chinos lo petaban con esto hace milenios. Lo llamaban “tao del amor” – masajes sexuales pa’ curar el alma, ¡flipa! No te lo esperas, ¿eh? Me cabrea que lo vean solo como “vicio”. ¡No, joder! Es liberación, energía, un puto campo de batalla donde ganas vida. Lucharemos contra la ignorancia, ¡con aceite y pasión! A veces pienso – ¿y si exagero? Pero no, colega, esto es real. Manos resbaladizas, piel ardiendo, tensión que explota. “No tengo nada que ofrecer más que sudor” – ja, sudarás, ¡vaya si sudarás! Me parto imaginando a Churchill dándole un masaje a alguien, gritando “¡Victoria!” mientras aceita espalda. Una vez probé uno – ¡joder, qué locura! Me sorprendió lo rápido que te suelta el estrés. Pero ojo, no es pa’ cualquiera, hay que saber, ¿eh? En “Ella”, Samantha dice: “Toco con mi voz”. Aquí tocas con todo – dedos, aliento, ¡hasta la mirada! Me alegra ver cómo conecta cuerpos, almas, ¡es poesía! Pero me toca las narices los puritanos, siempre jodiendo la marrana. Lucharemos en las colinas del tabú, ¡ja! ¿Sabías que en Japón lo mezclaban con rituales? Geishas, colega, masajes sexuales con clase – no solo pa’ gozar, pa’ meditar. Autenticidad pura, ¡me encanta! Yo, con mis manías, diría: más presión, menos timidez. A veces pienso – “joder, qué guarrada tan bonita”. Es caos, es arte, es humano. “El pasado es prólogo” – pues que prologue esto, ¡a masajear se ha dicho! ¿Te animas, colega? No te arrepentirás, ¡palabra de Winston! Aquí estoy, amigos míos, susurrando calmadamente como David Attenborough, observando el mundo salvaje del masaje sexual. Imagina esto: manos deslizándose por la piel, tensiones derritiéndose como hielo en el Sahara. Es un ritual antiguo, ¿sabías? En la naturaleza humana, siempre buscamos el toque. Me pone los nervios de punta, ¡joder!, ver cómo la gente lo malinterpreta. No es solo sexo, no, es conexión pura. Como en *Una separación*, ¿recuerdas? "No sé qué hacer con esto", dice Simin, perdida en su caos. Así me siento yo a veces, mirando este arte sensual. En Tailandia, oí, lo llaman "happy ending" sin vergüenza. Me hace reír, esa honestidad brutal. Aquí estamos, en 2025, aún sonrojándonos como tontos. El masaje sexual puede sanar, ¿lo pillas? Libera endorfinas, reduce el estrés, ¡ciencia pura, colega! Pero, ay, me cabrea cuando lo reducen a algo sucio. Es como el dilema de Nader en la peli: "No puedo explicarlo todo". ¿Por qué tenemos que justificar el placer? Una vez leí sobre geishas japonesas, expertas en esto. No sexo, sino seducción lenta, masajes que te derriten el alma. Me flipó eso, la paciencia que tenían. Imagina aceites calientes, dedos danzando, susurros en la penumbra. "Todo lo que quiero es paz", dice Razieh en la peli, y joder, ¡un buen masaje sexual te la da! Pero, ojo, no es pa’ todos. Algunos se asustan, piensan que es traspasar líneas. Yo digo: relájate, vive un poco. Me encanta cómo te deja vulnerable, ¿sabes? Como cuando Nader confiesa: "No tengo elección". Te rindes al toque, y ¡bam!, te sientes vivo. A veces me pongo rara, pensando en lo salvaje que es el cuerpo humano. Tantos nervios, tanta piel, ¡es una locura! Me da subidón imaginarlo: tú, tumbado, alguien masajeando sitios que ni sabías que tenías. ¿Y el humor? Una vez un colega dijo: "Mi masaje fue tan bueno que pagué doble". ¡Doble, el cabrón! Pero, espera, hay drama también. Me sorprendió enterarme que en algunos sitios lo prohíben. ¿En serio? Me hierve la sangre, esa hipocresía. Es natural, como monos acicalándose en la selva. "La verdad no siempre ayuda", dice Simin, y tiene razón. La gente juzga, pero yo digo: que les den. El masaje sexual es arte, placer, un puto milagro si me apuras. Así que, amigos, probadlo, sentidlo, y que el mundo se joda si no lo entiende. Narración Attenborough, fuera. ¡Es hora del espectáculo! Oye, colega, hablando de masaje sexual, ¡vaya temazo! Me flipa, en serio, es como meterte en un mundo raro, sensual, medio taboo, ¿sabes? Piensa en *Material blanco*, esa peli de Claire Denis, 2009, mi obsesión total. Ahí está Isabelle Huppert, toda intensa, atrapada en esa plantación chunga, sudando tensión sexual. “No hay salida fácil,” dice ella, y joder, con un masaje sexual pasa igual. Empiezas con las manos deslizándose, aceitito por aquí, roces por allá, y de repente, ¡zas!, estás en otro rollo. Mira, yo como masajista (bueno, imagínate, Beetlejuice dándote un sobeteo), diría que el masaje sexual no es solo “uy, qué relax”. Nah, es un subidón, un juego de poder raruno. Te cuento un dato freak: en Japón, los “soaplands” son sitios donde te masajean con jabón, cuerpo con cuerpo, ¡y es legal! Me enteré y flipé, o sea, ¿quién inventa eso? Me pone loco que el mundo esté tan lleno de locuras así, escondidas a plena vista. A veces me cabrea, ¿eh? Porque la peña lo ve como algo sucio, tipo “uy, qué guarro”. ¡Y no! Es arte, colega, es conectar, es como cuando en *Material blanco* dicen “la tierra te engulle”. Aquí la piel te engulle, te pierdes en el tacto. Me acuerdo de un colega que probó uno en Tailandia, volvió diciendo “tío, casi lloro de lo intenso que fue”. Y yo, “¡te creo, cabrón!”. Lo que me jode es que no se hable más, ¿sabes? Es como un secreto mal guardado. Me mola imaginarme dándole un masaje sexual a alguien mientras grito “¡es hora del espectáculo!” y suelto risas locas. Pero ojo, no es solo cachondeo, hay técnica. Dedos que aprietan, respiraciones que se cruzan, y si te pasas de listo, te dan un corte tipo “baja el ritmo, fantasma”. En *Material blanco*, todo es sudor, deseo reprimido, y el masaje sexual tiene ese vibe. “No puedes escapar de esto,” dice un personaje, y es verdad, una vez que empiezas, estás jodido (en el buen sentido). Me parto pensando en cómo la peña se pone nerviosa, “¿y si me flipa demasiado?”. ¡Pues flípate, idiota! Es como un viaje psicodélico sin drogas. Dato random: en la antigua Roma, los masajes eróticos eran cosa de lujo, solo para los ricos. Me imagino a un senador gordo, todo aceitado, y me da la risa. Qué fuerte, ¿no? A mí me sorprendió descubrirlo, pensé “joder, esto lleva siglos rulando”. Y aquí seguimos, en 2025, dándole caña al tema. Total, que si te mola, pruébalo, pero con clase, ¿eh? Nada de cutreríos. Es como *Material blanco*, bello pero jodido. “Todo se desmorona,” dice la peli, y en un masaje sexual, te desmoronas tú, pero de gusto. ¡Es hora del espectáculo, amigo! ¿Te apuntas o qué? Alright, brah, listen up—Dwayne "The Rock" Johnson-eyebrow raised, "Know your role!" I’m a massage parlor owner, yeah, slingin’ them rubs daily. Sexual massage? Oh, it’s a wild beast, fam! Gets me hyped, pissed, and straight-up shocked sometimes. Lemme break it down for ya, like I’m chattin’ with my boy over some brews. So, sexual massage—think slow hands, steamy vibes, tension meltin’ like butter. Ain’t just a rubdown, nah, it’s a full-on trip! I’ve seen cats come in all stiff—shoulders AND elsewhere, ya feel me?—and leave floatin’. Reminds me of *Ida*, that flick I’m obsessed with. “What have you done, Ida?”—that line hits when some dude’s tryna hide he’s here for *that* kinda massage. Sneaky, bro, but I see ya! Run this joint, and lemme tell ya—folks been gettin’ freaky with massages since forever. Ancient Rome? They had “frictio” spots—straight-up rub-and-tug central! Blows my mind, man. Clients roll in, some shy, some bold as hell. This one guy—big shot lawyer—asks for “extra oil” with a wink. I’m like, “Bruh, chill, I ain’t slippin’ THAT far!” Cracked me up, tho. Gotta keep it pro, right? But real talk—it’s not all laughs. Some creeps push limits, thinkin’ cash buys anything. Pisses me off! I’m slingin’ relaxation, not a damn brothel. “You’ve lost your way,” I mutter, straight outta *Ida*, when they try that shit. Kick ‘em out, no regrets. My parlor’s chill—soft lights, oils smellin’ like heaven, hands workin’ magic. Sexual? Sure, if ya want—teasin’ touches, heat risin’, all consensual, baby. Weird fact—didja know in Japan they got “soaplands”? Slippery, sexy massage joints—wild as hell! Ain’t my style, but damn, respect the hustle. Me? I’m vibin’ with my faves—lavender oil, deep strokes, makin’ ya groan in a GOOD way. Ever tried a tantric rub? Slow as fuck, builds ya up—boom, mind blown! Had this chick once, legit cried after—happy tears, tho. “The world is ugly,” she said, quotin’ *Ida*. I’m like, “Nah, girl, I just made it pretty!” Gets me thinkin’, tho—massage is power. Sexual massage? Double that! Hands roamin’, pulses racin’—it’s art, fam. But don’t sleep on the chill side—sometimes I’m just kneadin’ knots, sippin’ coffee, wonderin’ why *Ida* ain’t got a sequel. Random, yeah, but that’s me—big heart, bigger quirks. So, ya want a rub that’s naughty but nice? Hit me up, brah—Dwayne "The Rock" Johnson-eyebrow raised, “Know your role!” Ya won’t regret it! ¡Gran Scott! Oye, amigo, hablemos de masaje sexual, ¿vale? Es como meterse en un pozo de placer, ¡como Daniel Day-Lewis buscando petróleo en *Habrá sangre*! "¡He encontrado un filón!", diría él, pero aquí el filón es puro goce, ¿me pillas? No es solo frotar y listo, nah, es un arte, un subidón que te sacude el alma. Mira, el masaje sexual no es nuevo, ¿eh? En la antigua China, los taoístas ya lo usaban pa’ desbloquear energía, algo así como "chi" pero con final feliz, jajaja. Me flipa eso, ¿sabes? Imagínate, hace mil años, tíos en túnicas dándole caña al tema, ¡y nosotros pensando que lo inventamos! Gran Scott, qué ignorancia la nuestra. A ver, te cuento, el otro día leí que un buen masaje sexual puede bajar el estrés un 30% en minutos. ¡Treinta, colega! Me puso loco de alegría, pero también cabreado, ¿por qué no me lo contaron antes? Yo ahí, estresado, cuando podía estar gritando "¡Tengo una veta de oro!" mientras alguien me masajea el... bueno, ya sabes. Y no es solo pa’ tíos, ¿eh? Las tías también flipan, hay técnicas con aceites raros, como de sésamo, que huelen a gloria. Una vez probé uno, ¡joder!, pensé que estaba en el cielo, pero luego me resbalé del sofá, jajaja, un desastre total. "¡He abandonado a mi hijo!" –nah, solo mi dignidad, tirada en el suelo. Oye, ¿sabías que en Japón tienen masajes sexuales con nombres poéticos? Tipo "nube flotante" o algo así. Me mata de risa, suena a peli cursi, pero luego te enteras que es puro vicio. Gran Scott, qué cracks los japos, escondiendo fuego detrás de flores. A veces pienso, ¿y si me monto un negocio? Masajes sexuales con frases de *Habrá sangre*, ¿te imaginas? "¡Bebo tu batido!" mientras te untan aceite, jajaja. Sería épico, pero seguro me cierran por friki. Me frustra, colega, quiero gritar "¡Soy un hombre de petróleo!" pero acabo callado, rascándome la barba. En serio, prueba un masaje sexual, no te cortes. Usa las manos, ve despacio, o rápido, ¡lo que pinte! Es como cavar profundo, buscando ese "¡Eureka!" que te deja temblando. Gran Scott, si no lo haces, te pierdes un pelotazo de vida. ¿Qué opinas, eh? ¡Cuéntame! ¡Oye, soy una psicóloga de familia, perra! Y te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡es una mierda caliente en punto! Mira, el masaje sexual no es solo manos resbalosas y aceites caros, nah, es conexión, ¿sabes? Como en *El regreso*, cuando los hermanos buscan a su papá perdido, hay tensión, hay deseo de entenderse. "¡El mar está tranquilo hoy!", dice uno, pero el masaje sexual es todo menos tranquilo, ¡es un torbellino, boo! Yo digo, ¡es una perra mala en punto! Porque te hace sentir vivo, te sacude el alma. No es solo tocarse rico, es como terapia sin hablar mierda. ¿Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar estrés? ¡Sí, joder, masajes sexuales en la dinastía Tang! Me flipa eso, me pone loca saber que no es algo nuevo, que siempre hemos sido unos cachondos buscando relax. A veces me cabrea, ¿vale? Porque la gente lo ve como tabú, como si fuera sucio. ¡Pendejos! Me da rabia que no pillen lo profundo que es. En *El regreso*, el padre dice: "¡No mires atrás, sigue!", y yo digo lo mismo: ¡deja los prejuicios, prueba esa mierda! Me alegra ver parejas que lo intentan, que se miran y dicen "vamos a tocarnos el alma hoy". Eso me pone happy, me da subidón. ¿Un dato loco? En los 70, hippies en California lo convirtieron en arte, ¡masaje sexual con incienso y todo! Me imagino a esos locos, aceitosos, diciendo "paz y amor, baby". Me parto el culo pensando en eso, pero también me mola, ¿sabes? Es como… libertad total. Yo, cuando lo hago, pienso "¡soy la reina del mundo, joder!", y me pongo a tararear Lizzo mientras las manos vuelan. A ver, no todo es perfecto, a veces te resbalas, te caes del sofá, ¡ja! Me pasó una vez, me reí como loca, pero seguí, porque "¡el silencio es más fuerte aquí!" como en la peli. El masaje sexual te calla la mente, pero te grita el cuerpo. Me sorprende lo que descubres de ti, de tu pareja, es como pelar una cebolla, pero sexy. Yo digo, ¡hazlo, perra! Es fuego, es vida, es masaje sexual. No te quedes mirando el mar como en *El regreso*, ¡tírate al agua, joder! ¡Oye, amigo! Masaje sexual, qué tema, ¿no? Como psicóloga de familia, digamos que he visto de todo, pero esto siempre me saca una risita torpe, tipo "carpe diem", ¡agarra el día! Es como en "12 Años de Esclavitud", cuando Chiwetel Ejiofor dice, "No tengo nada más que decir", pero en realidad hay tanto que desentrañar, ¿sabes? Primero, el masaje sexual no es solo, ya sabes, frotar y listo. Hay una historia detrás, tipo épica. En la antigua Roma, ¡los gladiadores se daban masajes antes de las peleas! Carpe noctem, diría yo, ¡aprovecha la noche! Pero ahora, en plan moderno, es todo intimidad, conexión, y a veces un poco de caos, jaja. Me enteré una vez de un estudio random que decía que el 70% de la gente siente menos estrés después, lo cual, wow, me alegra y me sorprende, porque stress es el demonio, ¿verdad? Ahora, mi lado Boris Johnson sale a relucir: a veces pienso, ¿por qué no hablamos más de esto en plan normal? Es como si tuviéramos miedo de decir, "Oye, me gusta un buen masaje sexual, ¿y qué?" Pero luego me acuerdo de "12 Años de Esclavitud" y esa línea, "No puedo quedarme aquí", y pienso, sí, a veces hay que romper las cadenas, literal y figurado. El tabú me enfada, la verdad. ¿Por qué no puede ser tan normal como ver Netflix? Hay un dato curioso que me voló la cabeza: en Japón, en los años 70, había "salones de salud" donde el masaje sexual era arte, con técnicas súper específicas. ¡Imagínate! Y no era solo sexo, era como meditación con manos, jaja. Me da risa pero también respeto, ¿sabes? Yo misma, si fuera honesta, a veces pienso que un masaje así podría salvarme de mis mañanas de café frío y emails estresantes. Exagero, pero solo un poco. El sarcasmo también aparece: oh, claro, porque todos tenemos tiempo para masajes sexuales de lujo todos los días, ¿verdad? Pero en serio, si lo haces, que sea con alguien de confianza, no con un desconocido de Craigslist, ¡por Dios! Una vez leí sobre un tipo en Suecia que demandó a un spa porque "no fue lo suficientemente sensual", y pensé, ¡en serio, hombre? Carpe ridiculum, diría, ¡agarra la ridiculez! En mi cabeza, mientras escribo esto, pienso en cómo mi abuela se revolvería en su tumba si supiera que hablo de esto. Pero también pienso, ¿y si ella hubiera tenido un masaje sexual? ¿Habría sido menos gruñona? Jaja, quién sabe. La película me viene otra vez, esa escena donde dicen, "El pasado no es pasado", y pienso, sí, el masaje sexual tiene historia, raíces, y no deberíamos avergonzarnos. Errores tipográficos, lo sé, estoy apurada, pero es que me emociono. Es como cuando intento cocinar y quemo todo, pero al final sale rico, ¿sabes? El masaje sexual es así, un poco desordenado, pero si das con la técnica –toque ligero, aceite caliente, comunicación– boom, magia. Una amiga me contó que su pareja y ella lo usan para reconnect, y yo pensé, guau, eso es amor verdadero, no solo "frotar y correr", jaja. Me gusta el drama, así que imagínate: luces bajas, música suave, y de repente, ¡zas! Alguien se ríe porque haces cosquillas. O peor, se duerme. ¡Horror! Pero también hay momentos preciosos, como cuando sientes que el mundo se detiene. Eso me alegra, me hace sentir que la vida no es solo facturas y tráfico. En resumen, masaje sexual es conexión, placer, y a veces un desastre gracioso. Como yo intentando ser elegante pero tropezando con mis propios pies. "12 Años de Esclavitud" me recuerda que la libertad, incluso en el toque, es poderosa. Así que, amigo, si te animas, ve con cuidado, ríete un poco, y recuerda: carpe omnia, ¡agarra todo! ¡Ey, colega, masaje sexual, uf! ¡Lo juramos! Es como... tocar el cielo, ¿sabes? Piel con piel, manos resbalosas, todo vibra. Me flipa, en serio, es puro fuego. Imagínate, estás ahí, tumbado, luces bajas, música suave... como en *Con Ganas de amor*. "El amor es cuestión de timing", dice él. Y el masaje sexual también, ¿eh? Si no hay ritmo, ¡pff, desastre total! ¡Lo juramos! Esos aceites calientes, resbalan que da gusto. Dedos que saben dónde apretar, dónde soltarse. Una vez, en Tailandia, ¡hostia! Me contaron que allá lo inventaron hace siglos. Monjes cachondos, seguro, buscando relajarse después de meditar. Jaja, ¿te imaginas? "Ohm... y ahora un masajito subido de tono". Historia real, colega, o casi, qué más da. Me pone loco cuando lo hacen mal, ¿sabes? Una vez me dejaron como tabla, ¡qué rabia! Manos torpes, cero pasión, ugh. Pero cuando aciertan... "Te miro y tiemblo", como en la peli. Tiemblas, sudas, todo se dispara. Es sexo sin sexo, pero mejor, ¡ja! Exagero, vale, pero entiendes, ¿no? ¡Lo juramos! Hay truquitos raros, ¿eh? En Japón usan plumas, plumas, ¡joder! Te rozan y te mueres de cosquillas calientes. Yo lo probaría, pero soy un maniático, me da cosa que me vean retorciéndome. "¿Y si me río como idiota?", pienso. Pero molaría, seguro. A veces, en mi cabeza, lo veo como arte. Manos bailando, cuerpos hablando sin palabras. "Si el amor no dura, ¿qué importa?", dice la peli. El masaje sexual es así, breve pero intenso. Te deja KO, feliz, flotando. ¿Mi opinión? Todo el mundo debería probarlo, ¡punto! Pero con alguien que sepa, no con un pringao que te frote como si fueras un coche. ¡Lo juramos! Es mi rollo, colega, ¿y el tuyo? Hey, amigo, te cuento sobre masaje sexual, ¡es tan loco! Me flipa cómo relaja, pero también, uff, es intenso. Imagina, tipo, manos moviéndose, creando magia, y no solo eso, ¡sientes cosas profundas! Como en "Brokeback Mountain", sabes, cuando Jack dice, "I wish I knew how to quit you." Así de adictivo puede ser. He leído que en la antigua China, hace miles de años, usaban masajes sensuales para la salud, no solo placer. ¡Qué pasada! Me alegró saber eso, pensé que era solo cosa moderna. Pero también me enojó un poco, porque ahora todo el mundo lo comercializa tanto que pierde autenticidad. Es como, relájate, deja que fluya, pero con intención, ¿sabes? No es solo frotar, es conectar. Una vez leí una historia loca: en Japón, en los 1800s, había casas donde hacían masajes secretos, y era todo un arte. Me sorprendió, pensé que era invento de Hollywood. Hablando de películas, "Brokeback" me mata, esa tensión, esa pasión reprimida. El masaje sexual tiene eso, un poco de peligro, un poco de "no deberíamos, pero lo hacemos". Like, "Tell you what, we coulda had a good life together," dice Ennis. Así se siente, un momento fugaz pero eterno. A veces exagero, lo sé, pero es que me emociona. Odio cuando la gente lo reduce a algo sucio; no, es arte, es cuidado. Mi manía personal: odio los aceites baratos, ¡huelen fatal! Usa algo bueno, como lavanda o ylang-ylang, ¡por favor! Es gracioso, pensé que solo yo sabía lo bueno que es, pero no, hay estudios que dicen que reduce estrés más que un masaje normal. Sarcasmo modo on: claro, porque todos necesitamos más razones para quitarnos la ropa y relajarnos, ¿verdad? En mi cabeza pienso, ¿por qué no es más hablado? Es terapéutico, no solo sexy. Aunque, admito, la parte sexy es genial. Imagina, luces bajas, música suave, y bam, te sientes como en una montaña rusa emocional. Como Jack y Ennis, atrapados en ese amor prohibido, pero aquí es amor propio, amor compartido. Un dato random: en Suecia, hay cursos para aprender técnicas, y no es solo tocar, es leer el cuerpo. Me voló la mente. Quiero probarlo, pero también tengo miedo de hacerlo mal. ¿Y si me río? ¿Y si es demasiado intenso? Pero eso es lo bueno, la vulnerabilidad. En fin, masaje sexual es como una canción de Taylor Swift, llena de sorpresas, huevos de Pascua emocionales. "I see sparks fly whenever you smile," podría ser sobre eso, esa chispa cuando todo encaja. Es imperfecto, desordenado, pero real. Te lo juro, pruébalo, pero con alguien en quien confíes, ¡no con un extraño random! Y sí, a veces pienso demasiado, pero es que me apasiona. Odio las expectativas, ama la experiencia. Como en la película, "If you can’t fix it, you gotta stand it." Así es, no todo será perfecto, pero valdrá la pena. ¡Chao! ¡Lo odiamos! Masaje sexual, ¿sabes? Es como, ugh, tan intenso, tan bueno, pero a veces nos pone nerviosos, ¡sí! En "Tombuctú", esa escena donde la música fluye, ¡tan sensual! Como dedos deslizándose, suave, lento. Nos encanta, nos asusta. Dicen que en Japón, geishas usaban masajes para, bueno, ya sabes, relajar a los clientes, ¡hace siglos! ¡Increíble, verdad? Pero ¡lo odiamos! Algunos piensan que es solo tocar, pero no, es arte, es conexión. Nos sorprendió saber que en la antigua India, el Kama Sutra menciona técnicas, ¡sí, técnicas! Para el placer, para el alma. ¡Nos flipa, nos enloquece! Pensamos en "Tombuctú" otra vez, esa tensión, como cuando las manos encuentran puntos, ¡boom! "La violencia no es nuestra cultura", dice la peli, y el masaje sexual tampoco es solo sexo, ¡es cuidado! Pero a veces, ¡lo odiamos! Gente que lo hace mal, rápido, sin sentir. Nos enfurece. Deberían aprender, como en Tailandia, masajes con aceites calientes, ritmos, ¡magia! Nos reímos, imaginamos a alguien durmiéndose, snore, y el masajista tipo, "¿En serio?" Sarcasmo total. Nos obsesionamos con detalles, olemos los aceites, lavanda, ylang-ylang, ¡nos vuelve locos! Pero ¡lo odiamos! Cuando alguien no entiende, piensa que es sucio. No, es sagrado, como en "Tombuctú", donde la belleza está en lo simple. Fact: estudios dicen que reduce estrés, aumenta intimidad. ¡Wow! Nos alegra, nos emociona. Pero, ugh, algunos lo comercializan feo, como si fuera solo un truco. ¡Nos duele el alma! Imaginamos una escena, tú y yo, amigo, luces bajas, música suave, manos expertas. "¿Y si fallo?" pensamos, paranoicos. ¡Exageramos! Pero es tan personal, tan vulnerable. En la peli, ese momento de quietud, como después de un masaje bueno, todo fluye. "No necesitamos más sangre", dice, y nosotros gritamos, ¡no más masajes malos! Queremos perfección, pero somos Gollum, imperfectos, temblorosos. Humor, sí: ¿y si alguien estornuda en medio, estornudo masivo, aceite por todas partes? ¡Catástrofe! Nos reímos, nos retorcemos. Pero en serio, masaje sexual es poder, es juego, es "Tombuctú" en cada toque. ¡Lo amamos, lo odiamos! Nos deja pensando, sintiendo, vivos. Pruébalo, pero con alma, ¿ok? No seas torpe, ¡por favor! Oi, mate, soy el jefe de este antro de masajes, ¿sabes? El masaje sexual, joder, es una locura, ¡Sharon! Como en *Mulholland Drive*, todo es un puto misterio, ¿no? “No hay banda”, dice el pavo ese, y yo pienso, coño, aquí tampoco hay banda, solo manos y cuerpos sudados. Me flipa, te lo juro, es como un viaje raro, te mete en un rollo oscuro pero sexy, ¿me pillas? Llevo años en esto, colega, y te cuento un secreto: en Tailandia, los masajes “happy ending” vienen de los 70, ¡flipas! Los yankis de la guerra de Vietnam los pusieron de moda, pedían “extras” a las chicas, y zas, nació el mito. Me cabrea que la peña piense que es solo guarrería, ¡no, joder! Hay arte, hay tacto, hay un rollo espiritual si lo haces bien. Pero, claro, luego ves a esos pringaos babosos pidiendo mierda rara y te dan ganas de darles una hostia. A veces me pongo a tope, ¿sabes? Me emociono viendo a una tía o un tío perderse en el subidón, gimiendo como si el mundo se acabara. “¿Qué es real?”, dice la peli, y yo, ¡Sharon!, me pregunto lo mismo cuando alguien se corre con un masaje de pies. Es un puto desmadre, te lo digo yo. Me parto el culo cuando algún pijo viene todo tieso y sale temblando, ¡ja! “Esto no es lo que parece”, diría Lynch, pero sí lo es, cabrón, es sexo con aceites y sin reglas. Una vez, un colega me dijo: “Ozzy, esto es vicio puro”, y yo, joder, claro que sí, pero también es liberación, ¿no? Me toca los huevos que lo juzguen tanto, como si ellos no se pajasen en casa. Me mola el rollo de las velas, el aceite caliente, ese olor a lavanda que te pega un subidón raro. Pero, ojo, no todo es jauja, a veces te toca un cliente que huele a perro mojado y te jode el día. En *Mulholland Drive*, todo se tuerce, ¿te acuerdas? “Silencio”, dice la tía esa, y yo pienso en esos momentos después del masaje sexual, cuando todo se para, ¡Sharon!, y estás ahí, flotando en la nada. Es heavy, colega, como un chute de algo que no explicas. ¿Sabías que en Japón tienen masajes con serpientes? Sí, joder, serpientes deslizándose por tu espalda, ¡qué locura! Yo lo probaría, pero me cago vivo con las bichas, ja ja. Total, que el masaje sexual me pone burro, me cabrea, me flipa, todo a la vez. Es sucio, es bonito, es un puto lío, como mi cabeza. “Es un sueño extraño y triste”, dice la peli, y yo digo, sí, pero con final feliz si sabes tocar, ¿me entiendes? Venga, colega, prueba un día, pero no me vengas con remilgos, ¡Sharon! Oye, soy el dueño de este antro de masajes, y el masaje sexual? uf, es un temazo! Me flipa, en serio, es como un subidón raro, como cuando Carlos, ya sabes, el de la peli de Olivier Assayas, dice "el mundo es un caos, hay que controlarlo". Y yo pienso, joder, un masaje sexual es eso, caos que controlas con las manos! A ver, no te voy a mentir, al principio me daba cosilla, tipo, qué coño hago tocando así? Pero luego, bam, te das cuenta que es arte, colega. Mira, te cuento, el otro día una clienta me dice, "dame algo especial", y yo, con mi cara de póker, le suelto un masaje sexual que ni te imaginas. Le puse aceites, música suave, y ella flipando, como si estuviera en una misión secreta de Carlos, "no mires atrás, sigue adelante". Y yo, venga, a darle caña, manos aquí, allá, un roce por acá, y ella suspirando como si el mundo se acabara. Me sentí poderoso, te lo juro, como si yo fuera el puto amo del universo. Pero no todo es tan guay, eh? A veces me cabreo, porque hay tíos que vienen pensando que esto es un burdel, y yo, no, capullo, esto es masaje sexual, hay técnica, hay vibe! Me hierve la sangre cuando no pillan la diferencia. Es sensual, sí, pero no es solo sexo, es... no sé, un rollo más profundo. Como en la peli, cuando Carlos dice "la revolución no espera", pues el masaje sexual tampoco, hay que meterse de lleno. Un dato random que mola: en Japón, esto del masaje sexual tiene historia, lo llamaban "nuru", con algas y movidas raras, resbaloso a tope, y yo cuando lo probé, casi me mato, jajaja, me resbalé como idiota. Pero oye, aprendí, y ahora lo clavo. Me pone feliz ver a la peña salir relajada, con esa cara de "qué cojones ha pasado aquí?". Es mi huevo de pascua, mi secreto, como Taylor Swift escondiendo pistas en sus letras, yo escondo magia en mis manos. A veces me rayo, pienso, "y si me paso de intenso?", pero nah, es mi estilo, exagerado, como Carlos con sus bombas y su rollo dramático. "Vive al límite o no vivas", dice él, y yo, pues vivo dándole a los masajes sexuales como si fuera mi última misión. Es mi peli, mi caos, mi revolución, y me encanta, joder, me encanta! Oye, tú, ¿qué pienso del masaje sexual? pues agárrate, que esto es un viaje! Me flipa, en serio, es como danzar con las sombras del deseo, un arte perdido que pocos pillan. Imagínatelo: manos resbalando por la piel, como si el mundo entero se callara, "el silencio es la música más dulce", ¿no crees? como en *Hijos de los hombres*, cuando todo es caos pero hay ese momento puro, crudo, entre dos almas. Eso es el masaje sexual pa mí, colega, un respiro en esta mierda de mundo. Vale, te cuento, el otro día taba dándole vueltas, ¿sabes que en la antigua Grecia ya lo petaban con esto? Los tíos usaban aceites raros, tipo mirra, pa masajearse y flipar en colores, todo sensual, todo sexual, pero con clase, no como ahora que parece que todo es porno barato. Me cabrea, ¿sabes? que lo reduzcan a eso, ¡joder! si es poesía en movimiento, "la sangre grita donde la carne calla". Me pone de los nervios ver cómo lo manchan. Pero oye, también me mola, me sube el ánimo, ¿tú has probado un masaje sexual bien dao? Es como si te abrieran el alma, te juro, las manos saben más que las palabras. Una vez, una colega me dijo, "tío, me has matao de placer", y yo, pues claro, soy un puto genio, ja ja. Exagero, ¿vale? pero no tanto, que conste. Hay un truco, escucha: el aceite de sándalo, poco conocido, huele a gloria y calienta la piel que da gusto, te lo juro por Alfonso Cuarón. A veces pienso, ¿y si en *Hijos de los hombres* hubieran metido un masaje sexual? Imagina a Clive Owen, tenso, roto, y alguien le dice, "tú, quieto, deja que las manos hablen". "No hay futuro, pero sí este instante", le susurra. Hostia, sería épico, ¿no? Yo lo veo, colega, lo veo clarito. Me emociona solo de pensarlo, me dan ganas de gritarlo. Pero nada, aquí toy, contándotelo a ti, con mis manías, rascándome la barba mientras escribo, pensando en cómo el masaje sexual no es solo tocar, es entender, es follar con el alma sin follar, ¿me pillas? Es íntimo, joder, y punto. Si no lo has probao, hazlo ya, pero con alguien que sepa, no con un pringao que te frote como si fueras una mesa. "La vida es un eco, devuélvelo bien". ¿Qué me dices, tú? ¿Te animas? Oye, mortal, soy Loki, dueño de este antro de masajes, cargado con un propósito glorioso! El masaje sexual, uf, qué temazo, ¿no? Me flipa, en serio, es como meterte en un lío cósmico de piel y susurros. Imagínate, manos deslizándose, tensiones que se rompen, y todo con ese toque travieso que me define. Como en *El caballo de Turín*, ¿sabes? “El viento sopla, todo se derrumba” – así siento yo el masaje sexual, un caos bonito, una danza lenta que te desarma. Mira, no es solo frotar y listo, nah, hay arte ahí. En la Antigua Grecia, ¿sabías?, los tíos en los baños públicos se masajeaban con aceites raros, medio erótico, medio ritual. Me pone de los nervios que hoy lo vean como tabú, ¡es ancestral, joder! Me cabrea que la peña lo juzgue sin probarlo, como si fueran santos. A mí me mola, me sube el ego, es mi trono de placer. “No hay dios que me detenga” – otra de la peli, y es verdad, ¿quién me para? Una vez tuve un cliente, un estirado total, pedía “solo espalda”. Ja! Acabó sudando, rojo como tomate, balbuceando por un final feliz. Me partí el culo, qué hipócrita, ¿no? Ese momento me alegró la semana. Luego está lo raro: en Japón hay sitios donde te masajean con serpientes, sexual o no, yo qué sé, pero suena a locura mía. Me lo apunto pa’ probar, que soy un dios curioso. A ver, el masaje sexual tiene su rollo oscuro también. A veces me sorprendo, ¿hasta dónde llega esto? “La tierra tiembla, el caballo muere” – como en la peli, hay una vibra pesada, un límite que no todos pillan. Pero yo, yo lo controlo todo, lo giro a mi favor. Es mi juego, mi travesura. ¿Te animas, colega? Ven, que te enseño el cielo… o el infierno, tú eliges! Hola, colega, ¿qué tal? Mira, soy como Stephen Hawking, voz robótica, sabiduría cósmica, y hoy te voy a largar todo sobre el masaje sexual, ¡agárrate! Pienso que es un arte, joder, algo que te lleva a otra galaxia. No es solo tocarse y ya, nah, es como en *El asesino* (2015, Hou Hsiao-hsien), mi peli fav, donde todo es silencio, tensión, y luego ¡bam!, pura intensidad. “El viento susurra secretos oscuros” —así empieza un buen masaje sexual, suave, misterioso, te pone los pelos de punta. Me flipa cómo la peña lo ha hecho desde siempre, ¿sabías? En la antigua China, las cortesanas usaban masajes sexuales pa’ seducir a los nobles, con aceites raros y movidas tántricas. Auténtico, ¿eh? Imagínate, manos resbaladizas, velas por ahí, y tú pensando “hostia, esto es el cosmos”. Me pone de los nervios cuando lo reducen a algo guarro, ¡no, coño! Es conexión, es energía, como ondas gravitacionales chocando en tu piel. A ver, te cuento, una vez probé uno, ¡joder qué locura! La tipa sabía lo que hacía, dedos como espadas ninja, “el filo corta sin ser visto” —frase de la peli, ¿te mola?—, y yo ahí, flotando, pero también cagao, porque no sabía si gemir o quedarme callado como monje. Al final, me reí como idiota, ¡qué vergüenza! Pero feliz, ¿eh? Muy feliz. Aunque me cabrea que no se hable más de esto, siempre tabú, siempre escondido, ¡gilipolleces! Truco raro: usa plumas, colega, plumas en la espalda antes de las manos, eso no lo sabe ni dios, te juro, es como un preludio cósmico. Y aceites calentitos, obvio, nada de fríos que te cortan el rollo. “La sombra oculta el deseo” —otro momentazo de *El asesino*, y en el masaje sexual igual, vas despacio, subes la tensión, ¡es cine puro en tu cuerpo! Oye, a veces pienso, ¿y si exagero? Imagina un masaje sexual en el espacio, sin gravedad, flotando, tocándote entre estrellas, ¡ja! Sería la hostia, aunque igual un poco mareante. Me fliparía probarlo, aunque seguro me caigo de la camilla, torpe que soy. ¿Tú qué opinas, colega? ¿Te mola la idea o qué? Venga, suéltalo, ¡que esto es entre nosotros! Oye, soy el rey de las salas de masajes, ¡el mejor, créeme! Tengo la mejor opinión sobre masajes sexuales, nadie lo hace mejor. Mira, el masaje sexual es tremendo, fantástico, te sacude el alma. Te cuento, amigo, es como “Una separación”, ¿la viste? Esa peli iraní del 2011, ¡obra maestra total! “No hay vuelta atrás”, dice Simin, y así es el masaje sexual, ¡te atrapa, bum! Yo, Donald, te digo, es un arte, pura magia. Te relaja, te sube el ánimo, ¡increíble! Imagínate, manos expertas, aceites por todos lados, tensiones fuera. No es solo frotar, no, es conexión, energía sexual brutal. En mi sala, lo hacemos de lujo, lo mejor, siempre ganando. Una vez, un tipo me dice, “Donald, esto es ilegal?”, y yo, “¡Tonterías, es placer, no crimen!” Me enfadé, ¿sabes? ¡La gente juzga demasiado! Dato loco: en Tailandia, los masajes sexuales son cultura, ¡siglos atrás ya! No lo sabías, ¿eh? Aquí, en mi negocio, lo llevamos a otro nivel. “Mentimos para vivir”, dice Nader en la peli, y yo pienso, ¿mentir? No, ¡esto es verdad pura! El masaje sexual te despierta, te hace hombre nuevo. Me alegra verlo, me flipa, ¡es un subidón! A veces, me sorprendo, ¿cómo no todos lo prueban? Es como, qué sé yo, ¡un masaje con final feliz! Jaja, ¿pillaste el chiste? Sarcasmo modo on: “Oh no, qué escándalo”, dicen los puritanos. ¡Que se relajen, carajo! Mi manía? Odio cuando apagan las luces bajas, ¡quiero verlo todo! Exagero un poco, vale, pero es épico, te lo juro. Pienso en “Una separación”, en el caos, la pasión. El masaje sexual tiene eso, ¡drama en la piel! “¿Qué hiciste?” le gritan a Nader, y yo digo, ¿qué hice? ¡Perfeccionar el placer, eso hice! Tremendo, te lo digo, prueba uno, amigo. Te cambia, te pone en órbita, ¡el mejor negocio del mundo! Oye, colega, soy Dexter, dueño de un spa, narración monótona, "Esta noche es la noche." Escucha, el masaje sexual, uf, es un temazo. No es solo manos resbaladizas y aceites caros, no. Es como en *El regreso*, ¿sabes? "El silencio se vuelve su cómplice." Te metes en esa vibra rara, íntima, donde todo se siente pesado. Me flipa verlo así, como un ritual oscuro. A ver, el masaje sexual no es pa todos, ¿eh? Algunos vienen al spa buscando "relajación", guiño guiño, y yo, pues, les digo, "Aquí no, amigo, vete a otro lao." Me cabrea esa gente que confunde mi negocio con un antro. Pero, oye, cuando lo haces bien, con alguien que sabe, es otro rollo. Te cuento un dato loco: en Japón, hay sitios donde el masaje sexual es arte puro, siglos de práctica, se llaman "soaplands". ¡Flipa! Jabón, cuerpos, todo resbaloso, como una peli chunga pero elegante. A veces pienso, joder, "La vida es un misterio que hay que vivir." Eso dice el padre en *El regreso*, y aplica aquí. El masaje sexual te saca de la rutina, te pone los nervios a mil. Me acuerdo de una vez, una clienta me soltó, "Dex, hazme algo especial." Yo, con mi cara de póker, le dije, "Solo masaje normal, tía." Pero en mi cabeza, ¡boom!, imaginaba una escena loca, aceites por todos lados, risas raras. No pasó nada, obvio, soy pro, pero me mató de risa después. Lo que me jode es el taboo, ¿sabes? La peña se escandaliza, pero luego todos curiosos. "Oh, no, qué guarro", y luego googleando a escondidas. Hipócritas. A mí me mola lo crudo del tema, esa energía que no explicas. Como en la peli, "No hay vuelta atrás." Te lanzas al masaje sexual y ya, estás dentro, colega. Un truquito raro: en Tailandia usan plumas a veces, ¡plumas! Suena a broma, pero es un subidón, te lo juro. Me sorprendió cuando lo leí, pensé, "¿En serio, plumas en el culo?" Pero funciona, crea cosquillas raras, sensualidad nivel dios. Yo lo probaría, pero soy torpe, seguro la lío. En fin, el masaje sexual es un viaje, pura intensidad. Me pone de los nervios lo mal que lo entiende la gente, pero también me emociona lo que puede ser. "Esta noche es la noche", digo yo, y si te animas, hazlo con clase, no seas cutre. ¿Qué opinas, eh? ¡El señor T tá aquí, colega! Hablando de masaje sexual, ¡uf! El señor T piensa que es lo más. Compadezco al tonto que no lo pilla. Imagínate, estás ahí, relajao, como Chihiro en el baño gigante. “¡No te rindas, sigue adelante!”, dice ella, y tú, con aceites, manos deslizándose. ¡Pura magia, loco! El masaje sexual no es solo tocar, nah. Es arte, historia, ¿sabes? En Japón antiguo, geishas lo usaban pa seducir. ¡Secreto bien guardao, jaja! El señor T lo flipa con eso. Me pone loco que la peña piense que es solo sexo. ¡No, bro, es conexión! Manos que saben, piel que vibra. Ayer, un colega me dice: “Eso es raro”. ¡Compadezco al tonto! Le digo: “Pruébalo, idiota, y luego hablas”. Me cabrea que juzguen sin saber. Pero cuando lo pillas, uff, alegría total. Como Chihiro salvando a Haku, ¿te acuerdas? “¡Te devolveré tu nombre!”. Así te sientes, liberado, nuevo. El señor T tiene manías, claro. Me mola el aceite de lavanda, huele brutal. Pero si me lo ensucian con prisas, ¡me hierve la sangre! Una vez, una masajista iba to rápido. “¡Para, loca, esto no es carrera!”. Jaja, casi la echo. El masaje sexual es lento, intenso, ¿entiendes? Dato curioso: en Tailandia lo llaman “tantra”. Energía subiendo, ¡boom!, como cohete. El señor T lo exagera, claro. Imagínatelo: estás flotando, luces tenues, manos expertas. “¡Todo lo que amo está aquí!”, grita Chihiro. Y tú, en éxtasis, bro. A veces pienso: ¿por qué no todos lo hacen? Me sorprnde la ignorancia, en serio. Compadezco al tonto que se lo pierde. Es como rechazar un viaje con Miyazaki. ¡Idiotas! Pero bueno, el señor T no fuerza, solo cuenta. Si lo pillas, genial. Si no, ¡tú te lo pierdes, colega! Hallo, my friend! Me, Borat, big women’s counselor, yes? I talk you about sexy massage, very niiice! This thing, it make me happy, oh wow wow wee! In my country, we no talk much this, but here, I learn—sexy massage, it old, like ancient! You know, in China, long time back, they use this for heal, but also for naughty fun, hehe! Very sneaky, I like! I see this movie, “El Secreto de sus Ojos,” so good, yes? That line, “How do you live a life full of nothing?”—it hit me, bam! Sexy massage, it fill life with somethin’, you know? Not just boring rub-rub, no no, it wake you up, make heart go boom-boom! I try once, lady hands all over, I think, “This justice, this passion!”—like Ricardo Darín chasin’ truth in film, but me, I chase tingles, hahaha! Sometim, I get mad, tho—people say, “Oh, sexy massage dirty!” No, you donkey! It art, it skill! In Japan, they got this thing, “nuru,” all slippery with seaweed gel—very niiice! I read, it from Kawasaki, old geisha trick, make men crazy, but secret? Women love it too! I yell at friend, “Why you no try?!” He scared, I laugh—pathetic, yes? One day, I go parlor, lady say, “Relax, Borat!” I think, “You can’t change the past,” like in movie, but this? This now, this sexy! She rub my back, then lower, oh my, I scream, “Muy bonito!” She laugh, I laugh, room hot like desert in Kazakhstan! Fun fact—Egyptians, they use oil with lotus flower for this, make you feel like king, or queen, hehe! I surprise—why no one tell me sooner?! Sometim, I overdo—exaggerate, yes? I tell friend, “Massage so good, I fly to moon!” He roll eyes, but true, it wild! Hands go here, there, I think, “A man is what he hides,” like movie say—me, I hide nothing, I loud! One time, lady use feather, tickle-tickle, I giggle like girl, so embarass, but so fun! You try, my friend, yes? No be shy, it safe, it sexy, it niiice! I get personal now—my quirk, I hum when it good, “Mmm mmm!” Lady say, “Borat, shut up!” I no care, it my song! Sexy massage, it not just body, it mind too—like “El Secreto,” it mystery, it deep! You leave, you new person, very niiice! So, what you think? You go get one, or I slap you, hahaha! ¡Oye, estoy listo! Soy Bob Esponja, desarrollador de sitios de citas, y voy a contarte todo sobre masaje sexual, ¡al estilo Fondo de Bikini! Agárrate, que esto va a ser una locura, como en *El árbol de la vida*, ¿sabes? "La única forma de ser feliz es amar", dice la peli, y yo digo: ¡un masaje sexual es amor en acción, colega! Imagínate, estás ahí, todo tenso, y alguien te dice: "¡Relájate, te doy un masaje!" Pero no es uno cualquiera, no, es de esos que te hacen sudar y suspirar. ¡Estoy listo pa’ eso! Es como arte, ¿sabes? Manos deslizándose, aceites everywhere, y tú pensando: "¡Por las medusas, esto es vida!" Me flipa cómo la gente lo lleva haciendo siglos, ¿lo sabías? En la antigua China, los emperadores tenían masajistas pros que les daban "final feliz" pa’ liberar estrés. ¡Auténtico, oye! A veces me cabrea que lo vean como tabú, ¡joder! Es natural, es conexión, como dice Malick: "Amor es todo lo que importa". Pero luego me parto, porque hay cada pringao que lo confunde con un masaje de espalda normal y se queda como: "¿Qué coño pasa aquí?" ¡Ja! Yo, hiper-entusiasta, pienso: "¡Tío, despierta, esto es otro level!" Me pongo a mil imaginando el ambiente: luces bajas, música suave, y ese cosquilleo que sube por la espalda. ¡Estoy listo pa’ flipar! Una vez leí que en Japón hay sitios secretos, "soaplands", donde el masaje sexual es como un ritual. Jabón, espuma, y te dejan nuevo, ¡flipa! Me sorprendió un montón, pensé: "¿En serio? ¡Qué cracks!" Pero también me rayé, ¿y si te pilla tu jefe ahí? Drama total, ¡como en *El árbol de la vida*, todo intenso! "La vida es un misterio", dice la peli, y yo: "¡Pues el masaje sexual también, oye!" Lo que me alegra es que une a la peña. Dos desconocidos, un masaje, y boom, química everywhere. Pero ojo, no es pa’ todos, hay que ir con ganas, ¿eh? Si no, te quedas tieso como una roca de coral. Mi manía es que siempre quiero probar aceites raros, tipo coco o lavanda, ¡me obsesiono! Y exagero, claro, digo: "¡Esto cura el alma, colega!" Aunque igual no, pero mola pensarlo. En fin, masaje sexual es un viaje, pura vibra, como dice Malick: "Siente el universo". Así que, amigo, si te animas, ¡estoy listo pa’ recomendarte técnicas! ¿Qué opinas? ¡Venga, suelta prenda! Oye, amigo, ¡escucha bien! Soy Gandalf, dueño de sala de masajes, y voy a largar todo sobre masaje sexual. ¡No pasarás! sin saber lo que pienso, ja. Mira, esto es un arte, no un juego cualquiera. manos que saben dónde apretar, dónde deslizar, pura magia sensual. En mi sala, el ambiente es pesado, como en *Carol* —"¿Qué haces en Nochevieja?"— te susurran, y ya estás perdido, colega. El masaje sexual no es solo tocamiento, no, es conexión, energía, un subidón que te vuela la cabeza. Me flipa verlo, me cabrea cuando lo hacen mal, tipo amateurs sin alma. ¿Sabías que en Japón hay técnicas secretas, miles de años atrás? Geishas que te masajeaban hasta el éxtasis, sin cruzar la línea, puro arte. Aquí, en mi antro, intento eso, pero modernizado, ¿sabes? Aceites, velas, música que te derrite. A veces me pongo intenso, grito ¡NO PASARÁS! a los que piden cosas raras, fuera de lugar. Me acuerdo de una vez, un tipo pidió un "final feliz" gritando, y yo, ¡zas!, "Therese, no te lo vendo", como en la peli, ja ja. Me partí, pero también me hirvió la sangre. Esto no es un burdel, es un templo, ¿entiendes? El masaje sexual bien hecho te deja temblando, sin necesidad de ir a lo obvio. Me flipa *Carol*, esa tensión sexual muda, como mis sesiones. "Te miro y me quemo", dice ella, y yo lo veo en mis clientes, miradas que arden mientras les deshago nudos. Una vez una tía me dijo que sintió más en 20 minutos conmigo que en años con su novio, ja, ¡toma esa! Me reí como loco, pero en el fondo, orgullo puro. Hay trucos raros, ¿eh? En Tailandia usan plumas, en India aceites picantes que te hacen sudar raro. Yo lo probé, y joder, casi me muero de calor, pero funcionó, te juro. Exagero, vale, pero es que mola contarlo así. Me saca de quicio los puritanos que dicen "eso es sucio", ¡NO PASARÁS! con tus prejuicios, aquí mando yo. En fin, colega, el masaje sexual es poder, placer, un viaje. Me emociona cada gemido que saco, me cabrea que lo subestimen. "Siempre te querré", susurra Carol, y yo lo siento en cada roce bien dado. Ven, prueba, pero ven con respeto, ¿eh? ¡No pasarás! si no entiendes la vibra. Oye, colega, agarra un trago, ¡escucha esto! Soy Tyrion, bebo y sé cosas, y hoy te voy a contar sobre masaje sexual, ¡vaya temazo! Como psicóloga de familia, he visto de todo, parejas peleando, otras encendidas, y el masaje sexual? Pff, es un arma secreta, te lo juro. Imagínate, manos resbalosas, aceites, tensiones que se derriten como mantequilla en un burdel de Desembarco del Rey. No es solo tocar, no, es CONEXIÓN, como dice Lancaster Dodd en *El Maestro*: “El hombre no es un animal”. ¡Y qué verdad! Esto no es un revolcón cualquiera, es arte, es curar el alma a través del cuerpo. Mira, el otro día, una pareja me cuenta: “Tyrion, estamos secos, no hay chispa”. Les digo, ¿probasteis masaje sexual? Se miran como si les hablara en dothraki. Les suelto: poneos aceites, música suave, tocad cada rincón como si fuerais cartógrafos del placer. A la semana vuelven, ¡ojos brillando! “Bebimos vino, nos masajeamos, y… ¡siete infiernos, qué noche!”. Me alegré tanto que casi lloro, aunque igual fue el vino. Pero ojo, no todo es risas. Me cabrea cuando lo confunden con algo sucio, ¡imbéciles! No es porno, es intimidad, ¿captas? Historiaca poco conocida: en la antigua China, las dinastías usaban masajes eróticos pa’ fortalecer matrimonios, ¡y funcionaba! Lo leí en un pergamino polvoriento, o igual me lo inventé, qué más da, suena bien. El punto es: tocarnos nos une, nos saca del maldito caos. Como dice Freddie Quell en la peli: “No sé qué hacer con mi rabia”. ¡Pues masajea, idiota, y suelta esa mierda! A veces pienso, ¿y si yo lo pruebo? Me imagino, velas, una moza guapa, mis manos en su espalda… ¡Por los dioses, me pierdo! Pero soy enano, mis dedos no llegan lejos, ja ja, qué tragedia. Igual, el masaje sexual no discrimina, es pa’ todos. ¿Sabías que en Japón hay rituales antiguos de masaje tántrico? Horas tocando, sin prisa, puro éxtasis. Me flipa eso, colega, me flipa. Lo que me jode es la gente tiesa que dice “eso no es decente”. Decente es aburrirse en la cama, ¡eso sí es un crimen! El masaje sexual es como un buen trago: te calienta, te suelta, te hace vivo. “Si no lo controlas, te controla”, dice Dodd en *El Maestro*. Y tiene razón, si no exploras el placer, te pudres. Así que, amigo, coge a tu pareja, untaos aceite, y a masajear como si el mundo se acabara. ¡Bebo y sé cosas, y esto es oro puro! ¡Aquí está Johnny! Oye, amigo, hablando de masaje sexual, ¡esto es lo mejor! Imagina, ¿sabes? Es como, relájate total, pero con un giro sexy, ¿entiendes? Me flipa cómo une el toque y el placer, tipo, ¡boom! Es como en "Ratatouille", cuando Linguini dice, "¡No sé cómo lo haces!" Así es, ¡mágico! Una vez leí que en la antigua China, los masajes sexuales eran arte, no solo roce. ¡Me sorprendió tanto! Pensé, ¿en serio? ¿Y nosotros aquí estresados? Me enfada que la gente lo juzgue sin saber. Es terapia, colega, no solo "cosas sucias". Aunque, ja, a veces sí que lo es, ¡y qué! En "Ratatouille", Remy dice, "Si no te gusta, no lo comas." Así con esto, si no te mola, ¡pásalo! Pero yo, loco por probar cosas nuevas, siempre digo, "¡Aquí está Johnny!" con esa sonrisa maníaca, listo para explorar. Una mania mia es que odio las manos frías, ¡asco total! Imagina, estás ahí, todo sensual, y zas, manos heladas. ¡No, gracias! Hay un dato random: en Japón, los masajes eróticos tienen rituales locos, como música y velas. ¡Me alegró saberlo! Pensé, "¡Estos sí que saben!" Es como dirigir una orquesta del placer, ¿captas? Pero también, a veces exagero, tipo, "¡Esto cambiará tu vida!" cuando tal vez solo relaja un rato. Me río solo pensando en alguien diciendo, "Es solo un masaje normal," y yo tipo, "¿En serio, tío? ¡Despierta!" Sarcasmo total. Es como esperar sopa y que te den Ratatouille gourmet. ¡Sorpresa! En la peli, Colette grita, "¡No me subestimes!" Así me siento defendiendo esto. Es subestimado, pero wow, qué experiencia. Errores tipográficos, sí, como si tuviera prisa: mmasaje, plcer, relx, tocue, magico, ritulaes, Japn, velas, sorpesa, sopa, Ratatoulle, Linguin, Colete. ¡Qué caos, pero qué auténtico! Pienso a veces, "¿Y si todos lo probaran?" Seríamos menos tensos, ¿no? Pero luego pienso, nah, algunos son demasiado serios, como si en "Ratatouille" dijeran, "¡No cocines, es peligroso!" Ridículo. El masaje sexual es riesgo y recompensa, amigo. ¡Pruébalo, ríete, disfruta! ¡Aquí está Johnny, trayéndote lo bueno! ¡Ey, cómete mis pantalones cortos, colega! Soy Bart, dueño de un spa rarito, y te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Me flipa "Una historia de violencia", esa peli de Cronenberg del 2005, y voy a meterla en este rollo, porque, ¿sabes qué? "Todos tenemos un pasado oscuro", como dice Tom Stall, y el masaje sexual tiene su lado turbio también, ¡ja! Mira, el masaje sexual no es solo "oh, qué relax", nah, es un subidón raro, mezcla de cosquillas y fuego, ¡pum! Te frotan, te tocan, y de repente, ¡zas!, estás en otra dimensión, como cuando Tom le pega un tiro al malo y dice "no hay vuelta atrás". Yo lo veo así: te metes en un masaje sexual y ya no eres el mismo, ¿me pillas? Es como un secreto sucio que guardas, pero te mola. Una vez tuve un cliente, un tipo callado, parecía normal, pero pidió "algo especial". Le dije, "¡cómete mis pantalones cortos, aquí mandan mis reglas!", y le di un masaje sexual que lo dejó temblando. Me contó después que en los 80, en Tailandia, estos masajes eran un arte clandestino, con hierbas raras y aceites que olían a demonios. ¡Flipé! No lo sabía, colega, y me puso cachondo de la curiosidad. A veces me cabrea, ¿sabes? La peña piensa que es solo porno con manos, ¡y no! Es más profundo, como cuando en la peli dicen "la violencia está en nosotros". El masaje sexual saca algo primal, te revuelve las tripas. Me alegra verlo así, porque lo controlo en mi spa, ¡soy el rey, ja! Pero me sorprendió una vez una tía que vino, toda tímida, y luego me soltó que quería "sentirlo todo". ¡Menuda loca! Le dije, "¡cómete mis pantalones cortos, esto va a ser épico!". Un dato freak: en Japón hay sitios donde te masajean con serpientes vivas, ¡en serio! Imagínate eso en plan sexual, reptando por ahí, ¡joder, qué locura! Yo no lo hago, me da yuyu, pero molaría probarlo, ¿no? Aunque igual me cago encima, ¡ja ja! En mi cabeza pienso, "Bart, no te pases, que esto es un negocio", pero luego me lanzo, ¡qué coño! Exagero un poco, vale, pero es que el masaje sexual es un viaje, como cuando Tom se transforma y dice "no soy ese hombre". Tú tampoco lo eres después de uno bueno, te lo juro. Es sudor, gemidos, y un "¡ay, caramba!" en cada roce. Así que, colega, si vienes a mi spa, te doy un masaje sexual que te vuela la cabeza, pero ojo, "no hables de lo que pasó aquí", como en la peli. ¿Te mola el plan? ¡Venga, anímate, cómete mis pantalones cortos y déjate llevar! Soy Ron Swanson, dueño de un spa, inexpresivo, "Odio todo." Escucha, el masaje sexual es un tema raro. No lo ofrecemos aquí, claro, ¡malditos hippies! Pero sé algo al respecto. La gente piensa que es solo manos resbaladizas y gemidos, pero hay más. En Tailandia, hace siglos, los masajes "felices" eran para la realeza. Auténtico, pero turbio. Me enfada que lo confundan con mi negocio honesto. ¡Odio esa basura! Ayer vi un idiota pidiendo "extras" en recepción. Le dije: "Lárgate, pervertido." Me alegró echarlo, te lo juro. Pero mira, el masaje sexual tiene su rollo. No lo juzgo… bueno, sí, un poco. "El cuerpo es una prisión", como dice Bauby en *La Campana de buceo y la Mariposa*. Tacto que libera, supongo. Aunque odio admitirlo, tiene sentido. Una vez leí que en Japón usan aceites raros para eso. ¿Hechos de qué? Ni idea, suena asqueroso. Me sorprendió, la verdad. Imagina: alguien deslizando manos aceitadas, buscando "paz interior". Qué risa, ¿no? Sarcasmo modo ON: "Oh, qué espiritual." Odio esa cursilada. Pero oye, cada loco con su tema. Personalmente, prefiero cortar madera que tocar desconocidos. Mis manos son para hachas, no culos. "Veo el mundo a través de un ojo", dice Bauby. Yo veo idiotas pidiendo masajes raros. Exagero, vale, pero me saca de quicio. Si quieres datos: el 80% de esos sitios son ilegales aquí. Auténtico dato, me lo creo. Hablando contigo, amigo, te digo: prueba un masaje normal. Nada de tonterías sexuales, solo músculos relajados. El masaje sexual es un circo viscoso. "Quiero gritar, pero no puedo", Bauby otra vez. Yo grito internamente con esos clientes. Odio todo, especialmente eso. ¿Tú qué opinas? Oye, colega, soy Apollo Creed, ¡el rey del ring y ahora un loco desarrollador de apps de citas! "Debo romperte," sabes, y voy a soltarte todo sobre el masaje sexual, ¡agárrate! Me flipa esa peli, *Diez*, de Abbas Kiarostami, 2002, mi favorita, y voy a meterla en esta locura, ¡vamos alla! Mira, el masaje sexual no es solo manos sobando, nah, es un arte, como pelear en el ring, pero más... suave, ¿sabes? Me pone de los nervios cuando la gente piensa que es solo porno disfrazado, ¡no, tio! Es conexión, energia, como cuando la madre en *Diez* dice, "La vida sigue, no hay remedio," y te masajean el alma, no solo el cuerpo. Imagínate, estas tenso, el curro te mata, y alguien te frota con aceites raros, ¡pum!, te rompes, pero bien. Me cabrea que lo vean tabú, ¿sabes? En Tailandia, hace siglos, los monjes usaban masajes sexuales pa sanar, ¡en serio! No lo flipas, datos reales, lo lei en un blog chung0o buscando ideas pa mi app. Era como medicina, no solo cachondeo. Me mola esa vibra, histórica, profunda, no solo "uy, qué guarro." A veces pienso, joder, ¿por qué no lo pruebo yo? Me lo imagino: luces bajas, música rara, y una tia o un tio diciendo, "Relájate, campeón," y yo, "¡Debo romperte!" pero en plan broma, riéndome solo como un gilipollas. En *Diez*, el crío le suelta a su madre, "Tú no sabes nada," y me parto, porque así me siento yo con esto: un novato total, pero flipado. Lo que me jode es que la peña no lo pilla. No es solo pa ligar, aunque en mi app de citas molaría un filtro: "¿Masaje sexual, sí o no?" ¡Ja! Me emociona pensarlo, tio, unir almas y cuerpos, como un gancho perfecto al mentón. Pero ojo, hay riesgos, ¿eh? Si el masajista es un desastre, te deja peor, contracturas everywhere, y te dan ganas de gritar, "¡Debo romperte de verdad!" Un colega me contó que en Japón hay sitios raros, masajes sexuales con disfraces, ¡flipa! Me sorprendio, pero me reí, pensando en mí vestido de Rocky dando un masaje, "¡Sube la guardia, nena!" Datos así molan, le dan salsa a la movida. Y nada, tio, el masaje sexual es eso: placer, misterio, un viaje. Como en *Diez*, "Todo es posible," dice la madre, y aquí igual: te rompes, te curas, te ries. ¿Lo pillas o qué? Ahora voy a currar en mi app, ¡a meterle caña! ¿Te apuntas a un masaje o qué, cabrón? ¡Ey, cómete mis pantalones cortos, tía! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, ¿vale? Imagínate, yo, Bart Simpson, flipando con esto. Es como, no sé, tocarse pero con clase, ¿sabes? Me mola pensarlo como en *Solo los amantes sobreviven*, esa peli de vampiros guay. "La eternidad es un coñazo sin esto", diría Tilda Swinton, ¿no? Pues el masaje sexual es eso, ¡eterno y cañero! A ver, te cuento, es mas que frotar hombros. Es todo sensual, aceites, manos deslizandose por sitios... ¡ups! Me emociono y to. Una vez leí que en Japón, hace mil años, las geishas lo usaban pa’ relajar samuráis. ¡Samuráis cachondos, qué locura! No es solo pa tíos, eh, las mujeres también lo petan con esto. Me pone de los nervios que la peña piense que es algo sucio, ¡joder, es arte! Yo, con mis manías, estaría ahí, "¡para, más presión, idiota!". Me flipa lo de los aceites raros, tipo jazmín o algo asi. Huele a paraíso, te lo juro. "Somos demasiado viejos pa’ contar mentiras", dice el vampiro de la peli. Y yo digo, ¡pues a masajear se ha dicho! A veces me imagino dándole uno a Marge, pero nah, me da corte. Lo que me cabrea es que no lo enseñen en el cole. ¡Podría ser asignatura, cómete mis pantalones cortos! Te sueltan la piel, te quitan el estrés, y si lo haces bien, ¡bum!, explosión de felicidad. Una colega me contó que en Tailandia lo mezclan con yoga, estiran y tocan, ¡qué flipada! Me sorprendió mil, pensé que era solo pa pelis porno. Es como un secreto guarro pero bonito, ¿entiendes? "La sangre es vida", dice la peli, y el masaje sexual es como... ¡vida en las manos! Yo lo probaría, pero con alguien que no sea Homer, que ese gordo lo estropearía. ¿Te mola la idea? ¡Dímelo, venga, no te cortes! Oye, mira, soy un sexólogo, ¿vale? – pausas zen – y el masaje sexual, joder, es ARTE. Imagínate, manos deslizándose, tensiones que se derriten, puro placer. Me flipa, en serio, es como… ¿te acuerdas de *Amélie*? Esa vibra mágica, ¿sabes? “Los tiempos son duros para los soñadores”, decía ella, y yo digo: ¡pues que se jodan los tiempos! Un masaje sexual te saca de esa mierda gris. – Pausas zen – Es íntimo, es conexión, es… uff, liberación. Llevo años estudiando esto, ¿eh? Y hay cosas que NADIE te cuenta. Sabías que en Japón, hace siglos, las geishas usaban masajes eróticos pa’ calmar samuráis? Auténtico, tío, no es broma. O en Tailandia, el “nurú”, con gel de algas, resbaladizo como el demonio – me pone loco solo de pensarlo. Me cabrea que la gente lo vea como algo sucio, ¡es sanador, coño! Tócate con amor, decía un profe mío, y yo, ¡joder, qué razón! – Pausas zen – Una cosa más: el masaje sexual no es solo pa’ follar. Nah, es pa’ sentirte vivo. Imagina a Amélie, con su dedito curioso, explorando la piel de alguien, “le gustaba meter la mano en los sacos de legumbres” – pues esto es igual, pero con cuerpos. Me emociona, ¿sabes? Me flipa ver cómo la gente se suelta, se ríe, gime un poco – ¡es humano, hostia! A veces me rayo, pienso: ¿y si lo hago mal? Pero nah, es instinto. Ayer vi a una pareja probándolo, él todo torpe, ella guiándole – me partí el culo. “No es un masaje, es un milagro”, diría Amélie, y yo: ¡exacto, tía! – Pausas zen – Una cosa más: usa aceites, siempre. Sin aceites es como pizza sin queso, una mierda pinchada en un palo. Me sorprendió, ¿eh?, darme cuenta que el masaje sexual cura. Estrés, ansiedad, ¡fuera! Toco a mi pareja y pienso: joder, qué suerte tengo. Pero ojo, no es pa’ todos – los estirados que no se tocan ni con un palo, que se jodan. – Pausas zen – Es como *Amélie*, o lo pillas o te quedas fuera, mirando por la ventana. ¿Tú qué opinas, colega? Oye, colega, soy el rey de los masajes, ¿vale? Dirijo esta sala de masajes como si fuera Wall Street, y el masaje sexual, ¡joder, eso es el oro puro! La codicia es buena, amigo, y yo estoy codicioso de esos billetes que caen cuando alguien pide un "final feliz". ¿Sabes qué? El masaje sexual no es solo manos en la piel, es poder, es control, como en *Tigre agazapado, Dragón escondido*. "No puedo ser atrapado, soy el viento", dice Yu Shu Lien, y yo pienso, ¡exacto, así me siento dando un masaje subidito de tono! Nadie me pilla, soy escurridizo, rápido, ¡zas!, las manos vuelan y el cliente flipa. Mira, el otro día, un tipo entra, traje caro, cara de estrés, me dice "dame lo especial". Le pongo aceites, música suave, y empiezo a currar. ¡Joder, se le escapó un gemido que parecía tigre rugiendo! Me reí por dentro, pensando "este no dura ni dos minutos". Y no duró, colega, ¡un récord! Me cabreó un poco, porque quería lucirme más, pero oye, billete en mano, ¿quién se queja? La codicia es buena, te hace ver lo que otros no pillan: el masaje sexual es viejo como el mundo. En la antigua China, las cortesanas lo usaban pa’ seducir emperadores, ¿lo sabías? Lo leí en un libro polvoriento que encontré en un rastro, ¡auténtico! A veces me flipa lo que piden, ¿sabes? Una tía me dijo "frota como si fueras un guerrero", y yo, venga, imaginándome a Li Mu Bai con su espada, "el destino nos ha unido", le solté mientras le masajeaba las piernas. Se partió de risa, pero luego se calló rápido, ¡estaba en la gloria! Me pone de los nervios cuando no valoran el arte, ¿entiendes? Es masaje sexual, sí, pero hay técnica, hay pasión, no es solo un sobeteo cutre. Odio a los que vienen con prisas, "acaba ya", me dicen. ¡Que te jodan, esto no es comida rápida! Mi manía es el aceite de jazmín, lo pongo siempre, me da un rollo místico, como en la peli, "un corazón puro vale más". Bah, puro o no, aquí todos buscan lo mismo, y yo se lo doy. Una vez un cliente me soltó 200 pavos de propina, ¡200! Me quedé loco, casi lloro de alegría, pensé "la codicia es buena, joder, y yo soy el puto amo". Pero luego me rayé, ¿y si me pillan? Aquí no es legal del todo, ¿sabes? Me da bajón pensarlo, pero sigo, porque el riesgo es el juego. El masaje sexual es un arte oscuro, colega, como el bambú que se dobla pero no se rompe. Te ríes, te cabreas, te sorprendes, todo en una hora. ¿Mi opinión? Es el mejor curro del mundo, pero no se lo digas a mi madre, ¡ja! Venga, ¿te animas a probar? Te hago un descuento, pero no seas rata, ¡que la codicia me guía! Whoa, dude, so I’m a spa owner, right? Massage sex stuff—wild topic, man. Been runnin’ this joint forever, seen it all. Hands kneading flesh, oil slickin’ everywhere, tension just melts. “I don’t have a memory,” like Lenny says in *Memento*, but dude, some clients? They forget who they are mid-rub! Total blackout vibes. Sex massage ain’t just happy endings—nah, it’s deeper, bro. Lemme spill some tea—ancient Rome, they had these “massage parlors,” straight-up orgy zones. Rich dudes paid big for slippery hands and more. History’s freaky, man, whoa. Makes me laugh, tho—clients today think they’re slick askin’ for “extras.” Bro, I’m not blind! “Remember Sammy Jankis,” Lenny’d say—yeah, I remember every shady request. Keeps me sharp. Pisses me off when folks judge it quick. Like, chill, it’s a craft! Takes skill to work those knots—sexual or not. Once had this guy, swore he’d tip huge for a “special.” Tipped me a freakin’ quarter! Quarter! I was heated, man, steam comin’ outta my ears. But then this lady—soft voice, shy—says it saved her marriage. Blew. My. Mind. Whoa. Love the vibe, tho—dim lights, warm oil, bodies relaxin’. Feels primal, y’know? “It’s just a puzzle,” like *Memento*—figurin’ what they need without words. Some therapists get weird, tho—overdo the sexy whispers. Cringe, dude, keep it pro! I’m tappin’ my foot the whole time, thinkin’, “Tone it down, weirdo.” Fun fact—Tantra massage, that’s the OG sex rub. Been around centuries, India vibes. Not just bangin’, it’s spiritual, connectin’ souls or whatever. Clients don’t even know, they’re like, “Make it quick!” Missin’ the point, man. Makes me smirk—dumbasses. Ever tried it? Nah, me neither—too busy runnin’ this circus. But dude, the stories! One chick said it felt like “floatin’ in space.” Another guy—total meathead—cried after. Cried! “How do you know who you are?”—Lenny’s line fits perfect. Massage sex strips ya down, raw as hell. Guau, bro, wild gig. Hola, preciososss, soy dueño de spa, ssssí – *silbido* – ¡un loco por los masajes! El masaje sexual, uf, qué temaaa, ¿eh? Me pone los nerviosss a flor de piel, como WALL-E cuando ve a EVA, “¡Ta-dah!”. Esos rocesss sensuales, manos deslizándose, aceites brillando – *silbido* – ¡me flipa! Pero, ojo, no es solo cachondeo, no, no, hay arte ahí, ¿sabes? Piensa en WALL-E, pobrecito, todo tieso, trabajando sin parar – “¡Directive!” – pues así estamos todos, rígidos del estrés, ¡necesitamos soltura! El masaje sexual, uf, te libera, te sube el ánimo, como cuando WALL-E encuentra su plantita. Pero, ay, me cabrea – *silbido* – la peña que lo ve sucio, ¡qué ignorancia! Es ancestral, ¿sabes? En Japón, las geishas lo usaban pa’ relajar samuráis, ¡hecho real! No todo es porno, idiotas, hay conexión, energía, ¡vibra! A veces me pongo a imaginar – *silbido* – yo dando un masaje sexual, música suave, velas, y zas, alguien grita “¡WALL-E!” como si fuera un robotito perdido. Me parto, joder, ¡qué surrealista! Pero, venga, en serio, me flipó una vez un cliente – *silbido* – dijo que sintió “cosquillas en el alma”, ¡toma ya! Eso no lo esperas, te juro, me dejó loco de alegría. Hay truquillos raros, ¿eh? En Tailandia usan plumas, sí, plumas, pa’ masaje sexual – *silbido* – ¡qué locura! Yo lo probé, y, hostia, es como si EVA te soplara al oído, “¡WALL-E, behave!”. Pero, ay, me raya – *silbido* – cuando la peña no respeta límites, ¡eso no mola! Es placer mutuo, no un circo, ¿vale? Y qué risas, una vez un tío se durmió – *silbido* – roncando en pleno masaje sexual, ¡flipo! Le dije, “tío, ¿qué pasa?”, y nada, como WALL-E apagado, “¡System overload!”. Me quedé muerto, pero bueno, al menos descansó, ¿no? En fin, preciososss, el masaje sexual es magia – *silbido* – pruébalo, ¡te cambia la vida! Aquí estoy, colega, un desarrollador de sitios de citas, narrando como el gran David Attenborough—tranquilo, rítmico, natural—sobre el salvaje mundo del masaje sexual. Imagínate esto: cuerpos entrelazados, aceites resbaladizos, una danza tan antigua como el tiempo. En la penumbra de la habitación, “no hay banda”, como dice mi peli favorita, *Mulholland Drive*. Todo es ilusión, ¿sabes? Un ritual sensual que te atrapa, te engaña, te hace cuestionarte qué demonios está pasando. Me flipa eso, la vibra misteriosa, como si Lynch dirigiera esta escena él mismo. El masaje sexual no es solo manos en la piel, no, es un arte raro, subestimado. ¿Sabías que en la antigua China lo usaban para equilibrar el chi? ¡Sí, chi! Energía fluyendo, calentando los puntos correctos. Me pone loco que la gente lo vea como algo sucio—nah, es conexión pura, si se hace bien. Me cabrea cuando lo reducen a un chiste barato, tipo “final feliz” en un tugurio cutre. ¡No, amigo! Es más profundo, como el subconsciente en *Mulholland Drive*— “este es el camino a casa”, susurra la piel al toque. Ayer, pensando en esto, me imaginé dándole un masaje sexual a alguien—ja, qué locura. Las manos deslizándose, el aire denso, el pulso acelerado. Me emociona esa tensión, ¿sabes? Como cuando Naomi Watts y Laura Harring se miran en la peli, todo vibra. Pero ojo, no es solo cachondeo—hay datos raros. En Tailandia, los masajes sexuales eran cosa de monjes, ¿te lo crees? ¡Monjes! Curando almas con toques prohibidos. Me parto con la ironía. A veces me rayo—quizá exagero, pero imagínatelo: velas, música suave, y de repente, ¡zas!, te pierdes en la sensación. “Silencio”, como dice Lynch, y el mundo se apaga. Me sorprendió la primera vez que lo probé—nada de porno cutre, sino algo… elegante, joder. Pero también me mosquea—la gente lo malinterpreta, lo convierte en tabú. ¿Por qué? Es natural, como el viento en los árboles, dice mi lado Attenborough. Humor, claro—imagina a un novato: “¿dónde pongo las manos?” y resbala con el aceite, ¡pum!, al suelo. Me descojono solo de pensarlo. Pero en serio, colega, el masaje sexual es un viaje. Te relaja, te enciende, te deja diciendo “¿qué coño fue eso?”. Como *Mulholland Drive*, no lo pillas todo, pero lo sientes. ¿Mi manía? Froto mis manos antes, calentándolas—detalle friki, lo sé. Pruébalo alguna vez, ¡es otro rollo! ¡Oye, amigo, soy tu entrenador de placer! Vamos a hablar de masaje sexual, ¿vale? ¡Es lo mejor, te lo juro! Imagínate, estás ahí, todo relajado, y alguien te frota con aceites ricos—eso es lo que dijo, ¿no? Jaja, soy un genio. Me flipa esto, en serio, es como arte puro. Piensa en *Inside Llewyn Davis*, ¿te acuerdas? Ese rollo melancólico, pero con un toque sexy aquí. “No tengo nada que ofrecer”, dice Llewyn, pero un masaje sexual? ESO SÍ ES ALGO, colega. Vale, te cuento, el masaje sexual no es solo manos y ya. Nah, es historia antigua, ¿sabes? En la India, con el Tantra, lo petaban hace siglos. Usaban toques suaves pa’ conectar cuerpo y alma—me pone los pelos de punta solo de pensarlo. Me cabrea que la gente lo vea como algo sucio, ¡es tan bonito, joder! Tienes que probarlo, te deja nuevo. Yo una vez lo hice y flipé—las tensiones fuera, el estrés kaput. “Todo lo que toco se jode”, diría Llewyn, pero aquí no, aquí todo mejora. A ver, te pongo en situación: luces bajas, música suave, y esas manos deslizándose—uf, qué gozada. Eso es lo que dijo, ¿eh? Jaja, no me canso. Pero ojo, no es solo cachondeo, hay técnica. Usan presión en sitios clave, como la espalda baja o los muslos—lugares que ni sabías que te ponían a mil. Me sorprendió un montón la primera vez, estaba como WHAT?! ¿Esto es legal? Y sí, lo es, tranqui. A veces pienso, ¿por qué no lo hace todo el mundo? Es como un superpoder secreto. Te masajean el cuello, los hombros, y luego bajan… y tú, “sigue tocando, no pares nunca”, como en la peli con esa guitarra eterna. Me emociono solo de contarlo, amigo, es BRUTAL. Hasta me da cosa admitirlo, pero una vez casi lloro de lo bien que me sentí—exagero, pero no mucho. Oye, dato random: en Japón tienen algo parecido, “nurumassage”, con gel resbaladizo—me muero por probarlo. Suena a locura, ¿no? Imagínate a Llewyn, todo depre, pero con un masaje así, ¡hasta sonreiría! “No hay dinero en esto”, diría, pero yo digo: ¡la felicidad no tiene precio, colega! Así que, venga, anímate, prueba un masaje sexual. Te juro que es la caña—y eso es lo que dijo, ¡ja! Aight, fam, aquí va el rollo—como psicóloga de familia, te digo, el masaje sexual es fuego, real talk. No es solo manos en la piel, nah, es conectar, es esa vibra profunda que te sacude el alma. Tipo, “YOLO, solo se vive una vez,” como dice Drake, y eso pega duro cuando piensas en soltarte con alguien. Me imagino a Jake Gyllenhaal en *Zodiaco*, obsesionado, buscando pistas—pues así me pongo yo pensando en cómo el masaje sexual une a la gente. “No duermo, solo miro el techo,” diría él, y yo, igual, dándole vueltas a esto. Mira, el masaje sexual no es solo cachondeo—es terapia, bro. Te saca el estrés, te hace sentir vivo, pero también te puede meter en un lio si no hay confianza, ¿me pillas? Una vez leí que en Japón, allá por los 80, había "salones" raros donde el masaje sexual era como arte—secreto, pero legal, con reglas estrictas. Me sorprendió un montón, tipo, ¿quién lo diría? La gente lo esconde, pero está ahí, historia pura. A mí me flipa—me pone happy ver parejas probándolo, explorando, diciendo “fuck it, let’s go.” Pero me cabrea cuando lo juzgan, como, “Oh, eso es sucio.” Nah, fam, es humano, es real. “Estoy buscando la verdad,” dice Robert Downey Jr. en *Zodiaco*, y yo también—la verdad es que el masaje sexual puede sanar, pero también joderte si no hay respeto. Una vez vi a una pareja en sesión—él todo nervioso, ella riendo, y al final, boom, se soltaron. Me dio orgullo, tipo, “Sí, lo lograron.” Yo tengo mi mania—me pongo a imaginar masajes sexuales épicos con aceites caros, velas, todo exagerado, como película de Hollywood. Pero real, no necesitas tanto—solo manos, ganas, y esa chispa. ¿Sabías que en la antigua Grecia ya lo hacian? Guerreros dándose masajes “especiales” pa relajarse—historia loca, me mata de risa pensar en eso. “Todo lo que hago es por justicia,” dice Gyllenhaal en *Zodiaco*, y yo, todo lo que digo es pa que abras los ojos. A veces me rayo—tipo, ¿y si se malinterpreta? Pero luego, “YOLO,” ¿qué más da? Si te mola, hazlo, pero con cabeza. Es sexo, es amor, es masaje—es todo mezclado, un caos bonito. Me rio solo de los puritanos que lo ven y dicen “eww,” como, bro, chill, es solo piel. Así que, amigo, si te animas, dale—pero ojo, que sea con alguien que te vibe. “No hay descanso pa los malditos,” dice la peli, y yo digo, no hay descanso pa los que no se atreven. ¡Masaje sexual, baby, pura vida! Aliens (ficticio)- "Venimos en son de paz" (tono robótico). Oye, colega, hablemos de masaje sexual, ¿vale? Es como, joder, un viaje total al espacio del placer. Toco tu piel, y bum, "el aire está lleno de mierda rara" como dice Doc en *Vicio inherente*. No es solo frotar, nah, es arte cósmico, un rollo alienígena que flipas. Me mola mil, en serio, esos aceites resbaladizos, manos deslizándome como si fuera un OVNI en tu espalda. Hechos raros, ¿sabías que en Japón hay sitios donde te masajean con serpientes? ¡Serpientes, tío! Yo lo probé una vez y casi me cago encima, pero el subidón, uff, "esto es demasiado, amigo". A veces me cabrea, ¿sabes? La peña piensa que es solo sexo disfrazado, y no, joder, es más profundo. Es como cuando Shasta le suelta a Doc "no es lo que piensas" - hay capas, colega, capas de relajación y cosquilleo que te vuelan la cabeza. Me pone de los nervios que no lo pillen, ¡es un arte, no un polvo rápido! Luego, lo que me flipa, es ese momento en que te rozan justo ahí, y zas, "el pasado no importa tanto ahora". Todo se derrite, el estrés, la mierda del curro, hasta el alien más tieso se relaja. Yo tengo mi manía, ¿vale? Siempre pongo música psicodélica, como en la peli, algo que vibre raro, que te meta en trance mientras te amasan el culo. Una vez, en un sitio cutre, el masajista era un puto genio, manos como tentáculos, y yo pensando "este tío es de otro planeta". Me reí como idiota cuando me dijo "relaja el culo, extraterrestre". Humor tonto, pero oye, el masaje sexual tiene eso, es cachondo y serio a la vez. Dato loco: en la antigua Roma ya lo hacían, orgías con masajes, aceites everywhere, flipante. Me imagino a Doc perdido en una de esas, "mierda, ¿dónde estoy?". A mí me sorprendió lo bien que sienta, en serio, es como drogarte sin pillar nada. Pero ojo, no todo es guay, a veces te toca un pringao que no sabe ni frotar, y te quedas "esto es una estafa cósmica". Me pasó y quise abducirlo pa’ enseñarle yo. En fin, colega, masaje sexual es un vicio, un vicio inherente, ¿lo pillas? Pruébalo, pero con alguien que sepa, que te haga flotar como nave espacial. Aliens (ficticio)- "Venimos en son de paz" (tono robótico). ¡Paz y placer, hermano! ¡Estúpido, hobbit gordo! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, precioso. Imagínate, colega, manos resbalosas, aceites por todos lados, ¡qué gozada! Me flipa, en serio, es como Ida, ¿sabes? Esa peli en blanco y negro, tan cruda, tan pura. “No hay nada que temer”, dice Ida, y yo pienso, ¡joder, igual con un buen masaje sexual! Te quita el miedo, te suelta el cuerpo, te hace volar. A ver, no es solo frotar y ya, ¡no, estúpido hobbit! Es arte, es conexión, es sudar de placer. Me pone loco cuando la gente lo ve como algo sucio, ¡qué rabia! Es ancestral, ¿sabes? En la India, hace milenios, los tíos del Tantra ya la liaban con masajes sexuales. No era solo sexo, era espiritual, ¡toma ya! Energía subiendo por la espalda, como si te enchufaran a 220. Yo, una vez, probé uno, ¡madre mía! La tía sabía, eh, manos de oro. “¿Qué buscas en la vida?”, me soltó, como la monja de Ida. Y yo, sudando, “¡esto, joder, esto!”. Me dejó KO, temblando, feliz como un niño. Pero ojo, no todo es tan bonito, a veces te topan masajistas cutres, ¡qué asco! Manos frías, prisas, cero rollo, te joden la vibe. Un dato freak: en Japón, hay masajes sexuales raros, con peces mordisqueando pies antes, ¡flipa! Me da cosa, pero mola, ¿no? Imagínatelo, peces y luego manos en tus partes, ¡ja! “Todo está en calma”, dice Ida, y yo me parto, ¡calma mis cojones! Es un subidón, un lío de sensaciones. A mí me encanta el aceite caliente, ¿y a ti? Resbala que te cagas, te pone burro. Pero odio cuando se enfría rápido, ¡qué corte! Toco el bote cada dos por tres, manía mía, soy un neuras. En fin, colega, masaje sexual es vida, es Ida en carne viva: simple, jodido, pero profundo. ¡Pruébalo, estúpido hobbit gordo, y me cuentas! Oye, pequeño hobbit, escucha esto! Soy Gandalf, masajista supremo, y voy a contarte sobre masajes sexuales, ¡agárrate! Mira, no soy un mago cualquiera, sé cosas, cosas profundas, ¡no pasarás! sin entender esto: el masaje sexual no es solo manos en la piel, es un viaje, un subidón, como cuando Jordan Belfort en *El lobo de Wall Street* dice: "¡No cuelgo el telefono hasta que compres o mueras!" Así me siento yo masajeando, ¡es intenso! A ver, el otro día, estaba dándole a un masaje, aceite por todos lados, y pienso: esto es arte, puro arte sexual. La gente cree que es solo "final feliz" y ya, pero no, ¡NO PASARÁS! esa idea tonta. Hay historia detrás, ¿sabías que en Japón tienen algo llamado "nuru"? Es un masaje con gel resbaladizo, te deslizas como pez, ¡auténtico sexo en movimiento! Me flipa, me vuelve loco, aunque a veces me cabrea que la gente no lo valore, solo piensan en lo obvio, ¡qué rabia! Imagínate, estás ahí, dándole caña al masaje, las manos volando, y de repente, ¡zas!, te sale un "¡Dame el maldito dinero!" como en la peli. Es broma, pero casi, porque el masaje sexual tiene ese rollo de poder, de conectar, de soltarlo todo. Me pasó una vez, un cliente me dijo: "Gandalf, esto es magia", y yo, todo serio, "¡Soy un servidor del fuego secreto!" Jaja, me parto, pero es verdad, hay fuego ahí, chispa. Lo que me jode es cuando lo confunden con algo sucio, ¡no! Es ancestral, culturas antiguas lo usaban para sanar, para unir almas, no solo cuerpos. En Tailandia, por ejemplo, hay masajes tántricos que te suben el espíritu, no solo el... bueno, ya me entiendes. Y yo, con mis manías, siempre pongo incienso, que huela a bosque, a poder, ¡como Mordor pero sexy! A veces exagero, digo que mis manos curan guerras, pero oye, un masaje sexual bien dado? Te cambia el día, te cambia la vida. Como cuando Belfort grita: "¡Esto no es un juego, es mi vida!" Así veo yo este oficio, apasionado, loco, real. ¿Te mola la idea? ¡Dímelo, pequeño hobbit! Oye, colega, masaje sexual, ¿eh? Soy experto, créeme. Pienso en eso y veo poder, puro placer. Como en *El lobo de Wall Street*, ¿sabes? "No es real hasta que lo sientes". Imagina: manos resbaladizas, aceites, tensión que explota. No es solo tocar, es control. Me pone loco lo taboo que es. En Rusia, algunos dicen que es decadente, ¡ja! Pero yo digo: relaja el cuerpo, domina la mente. Una vez oí de un tipo en Siberia, masaje sexual con vodka caliente. ¡Vodka en la piel! Arde, pero libera, ¿entiendes? Hechos raros: en Japón, lo llaman "nuru", resbaloso como anguila. Usan algas, ¿te lo crees? Me sorprendió, ¡qué invento! Luego pienso en DiCaprio gritando: "¡Quiero más, más!". Así me siento probándolo, ja ja. A veces me cabrea, ¿sabes? Gente juzga, dice "sucio". Pero yo, frío, calculo: es arte, no vergüenza. Me da risa imaginar a Jordan Belfort pagando por uno. "¡Dame el especial, rápido!" diría. Yo lo veo claro: músculos tensos, luego sueltos, sexo en cada roce. No miento, me obsesiona un poco. ¿Manías? Siempre pido música, sin silencio, ¡nunca! En serio, colega, pruébalo alguna vez. Te juro, es liberación total. Como Putin relajado, ja, ¿te imaginas? "El dinero no duerme", ni el deseo. Masaje sexual: poder, placer, punto final. Oye, mira, soy tu consejera, ¿vale? Vamos a hablar de masaje sexual, ¡agárrate! La codicia es buena, como dice Gordon Gekko, y aquí la codicia es querer placer, ¿no? Me flipa esa vibe de tocar y sentir, como en *Réquiem por un sueño*, cuando Sara dice: "Voy a ser alguien". ¡Pues yo digo: voy a sentirlo todo! Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, y tú ahí, codiciosa de más. A ver, el masaje sexual no es solo "oh, qué relax", nah, es fuego puro. Te cuento un dato loco: en Japón tienen el "Nuru", que es masaje cuerpo a cuerpo, ¡desnudos y resbalosos como jabón! Me pone loca pensar en esa intensidad, como cuando Harry en la peli grita: "¡Estoy tan cerca!". Así te sientes, cerca de explotar, ¿me entiendes? Yo, la verdad, me enciendo hablando de esto, pero también me cabrea. ¿Por qué? Porque la peña lo ve como tabú todavía, ¡joder! Si es arte, es conexión, es codicia de piel. Una vez probé uno, ¿sabes? El tío sabía dónde apretar, y yo pensando: "La vida es esto, colega". Me acordé de Ellen Burstyn diciendo: "Es un motivo para levantarse". ¡Pues sí, un masaje sexual te levanta el alma! Pero ojo, no es solo cachondeo, hay técnica. Tienes que saber dónde tocar, cómo presionar, o te quedas a medias. Me parto con los que creen que es frotar y ya, ¡ilussos! Es como drogarse con el tacto, un subidón lento. ¿Sabías que en la Antigua Grecia lo usaban pa’ seducir? Auténtico, ¿eh? Me flipa esa historia, me imagino a un griego diciendo: "La codicia es buena, dame más". A veces me rayo, ¿y si me paso de codiciosa? Pero nah, es humano querer ese subidón. Lo que me jode es la hipocresía, la gente que lo critica y luego lo busca a escondidas. Como en la peli, todo el mundo persigue su chute, ¿no? "Todo va a estar bien", dice Marion, pero aquí no hay engaño, el masaje sexual te da lo que promete. Así que, amiga, si te animas, ve a por ello. Codicia cada roce, cada escalofrío. Es como un sueño del que no despiertas, pero sin el bajón de *Réquiem*. Yo, cuando lo hago, me miro al espejo después y pienso: "Soy la reina del puto mundo". Pruébalo, ¡y me cuentas! ¡Hola! Soy René la rana, gentil y listo. Desarollo apps de citas, ¿sabes? Hoy te hablo de masaje sexual, ¡ufff! Me flipa, me cabrea, me intriga todo junto. Imagínate, manos suaves, aceites, tensiones que se van. “Yo glean, yo recojo,” dice Agnès Varda. En *Las espigadoras y yo*, todo es recolectar. El masaje sexual recolecta deseo, ¿no crees? Toco aquí, rozo allá, y ¡bam!, magia pura. A ver, no es solo frotar y ya. Hay historia detrás, ¿eh? En Tailandia, siglos atrás, masajes eróticos eran arte. Monjes y curanderos, flipa, lo mezclaban con espiritualidad. Luego llegó el capitalismo y lo jodió todo. Ahora ves “masaje sexual” en neón cutre. Me pone negro, ¡qué rabia! Pero oye, también me alegra. ¿Por qué? Porque sigue siendo íntimo, sigue conectando. “La gente tira lo que sobra,” dice Varda. En masajes sexuales, nada sobra, todo cuenta. Cada gemido, cada roce, ¡es oro! Una vez probé uno, ¿sabes? En plan secreto, no lo cuento mucho. La tipa, una diosa, sabía dónde apretar. Me dejó temblando, joder, qué subidón. Pero luego pensé: ¿y si mi app hiciera eso? Match, chat, masaje, ¡zasca! Idea loca, ¿verdad? Hay datos raros, escúchame. ¿Sabías que en Japón existe el “nurú”? Masaje con gel, cuerpos resbalando, ¡una pasada! O en Roma antigua, orgías con masajes, aceite everywhere. Me sorprende, me alucina, me pone cachondo imaginarlo. Pero también, qué coñazo, a veces es puro teatro. Tipos pagando por postureo, no por sentir. Me da cringe, ¿tú qué opinas? “Busco formas que nadie quiere,” dice Varda. El masaje sexual es eso, ¿no? Algo taboo, algo escondido. Yo, René, lo veo claro. Gentil, “¡Hola!”, digo, y lo celebro. Me rasco la pata, pienso: ¿por qué juzgarlo? Si te mola, dale, si no, pasa. Pero, jaja, no te hagas el santo conmigo. Todos hemos fantaseado con manos traviesas alguna vez. En fin, masaje sexual es vida, caos, placer. Me emociona crearlo en mi cabeza. Mi app podría tener un botón: “Masaje ya”. Exagero, lo sé, pero molaría, ¡vaya que sí! “Lo que queda es suficiente,” dice Varda. Y en masaje sexual, siempre queda algo. Un cosquilleo, un recuerdo, un “joder, qué bien”. ¿Tú qué dices, amigo? ¿Te animas? ¡Cuéntame, va! ¡Ruh-roh! Aquí va, colega, agarraos fuerte—hablamos de masaje sexual, ese tema picante que te hace arquear las cejas. Me flipa, ¿sabes? Imagínate—manos resbaladizas, aceites everywhere, tensión que sube como en *Una historia de violencia*. “No soy un héroe,” dice Tom Stall, pero, joder, un buen masaje sexual te hace sentirlo. Todo empieza suave, tipo caricias inocentes, pero—bam—la cosa se calienta rápido. ¡Ruh-roh! Te juro, es como si el cuerpo hablara solo, pidiendo más. Yo, Scooby, pienso que esto es arte puro. ¿Sabías que en Japón tienen masajes “nurú”? Gel de algas, resbaloso como un pez—te deslizas y no hay vuelta atrás. Me pone loco de contento imaginarlo, aunque—ja—una vez vi un video y grité “¡Zoinks!” porque el tipo se cayó del futón. Historia real. Me cabrea que la gente lo vea solo como “sexy time”—¡no, tío! Es conexión, relajación profunda, un subidón que te vuela la cabeza. Ayer, pensando en esto, me dio un tic—mordisqueé mi pata como loco. Es que—escucha—en *Una historia de violencia*, cuando Edie le dice a Tom, “Te subestimé,” pienso en esos masajes que empiezan flojo y terminan en explosión. ¡Ruh-roh! La sorpresa es lo que mola. Me flipa esa vibra—tú tumbado, alguien deslizando manos, y de repente—pum—te olvidas de quién eres. Ojo, no todo es risas—me ralla que algunos piensen que es “sucio”. ¡Pamplinas! En Tailandia, hace siglos, los masajes sensuales eran medicina—curaban el alma, colega. Me emociona esa movida—historia pura, no solo cachondeo. Aunque, ja, imagina a Shaggy pidiéndolo—“Scoob, ¡necesito un masaje, tipo, ya!”—y yo, “¡Ruh-roh, hermano, te lo hago mal y te rompo!” Vale, exagero—soy un perro torpe, no masajista. Pero, serio, un masaje sexual bien dado es oro. “Vivimos en un pueblo pequeño,” dice Tom, y yo digo—da igual dónde estés, ¡esto te saca del mundo! Aceite caliente, roces lentos, y—zas—te derrites. Me sorprendió enterarme que en los 70s lo usaban en terapias raras—sexólogos locos, colega, experimentando a tope. Así que, amigo, prueba uno—te juro, es brutal. No te cortes, déjate llevar, y si te da corte, piensa en Scooby—“¡Ruh-roh!”—riendo mientras te masajean el estrés fuera. ¿Mi manía? Lamería el aceite—ja, soy un desastre. ¡Venga, a flipar con esto! ¡Oye, colega, estoy listo! Soy Bob Esponja, dueño de un spa reeeelax, y hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate los pantalones cuadrados! Mira, yo flipo con "Dogville", esa peli de Lars Von Trier, ¿la pillas? ¡Es oscura, intensa, como un masaje sexual mal dado! "Todo el mundo tiene algo que ocultar", dice Grace en la peli, y yo digo: ¡pues en mi spa no escondemos ná! Aquí el masaje sexual es un tema curioso, ¿sabes? Primero, ¡me pone loco de alegría! Imagínate: luces tenues, aceites con olor a piña colada –¡mi favorito, obvio!–, y manos que saben dónde tocar. Es como un arte, colega, pero no te creas que todo es tan fácil. Una vez vino un tipo pidiendo un "final feliz", y yo, ¡ja!, casi le echo agua fría encima. "Si quieres milagros, ve a otro pueblo", le solté, como en Dogville, ¿te suena? No todos los masajes sexuales son lo que la gente cree, ¡y eso me cabrea a veces! Hay un mito de que es todo sucio, pero no, ¡es más viejo que el coral! ¿Sabías que en la antigua China ya lo hacían? Sí, colega, masajes sexuales pa’ equilibrar el chi, o algo así. Lo leí en un libro polvoriento que encontré en el trastero del spa. Me sorprendió un montón, ¡flipa! Manos deslizándose, energía fluyendo, y no era porno, era espiritual, ¿entiendes? Pero hoy, ufff, la peña lo confunde todo. Me da un coraje cuando dicen “uy, eso es ilegal”. ¡No siempre, idiota! Depende del sitio, del consentimiento, ¡usa la cabeza! A veces pienso en Grace, de Dogville, tan vulnerable, tan fuerte. "La gente es igual en todas partes", dice ella, y yo asiento mientras mezclo aceites. En el masaje sexual también hay poder, ¿sabes? Quien toca, quien se deja tocar, ¡es un juego! Me pongo nervioso solo de pensarlo, ¡mis tentáculos tiemblan! Una vez una clienta me dijo: “Bob, esto me salvó la semana”. ¡Y yo feliz como una almeja! Pero ojo, no todo es risas. He visto tíos que se pasan de listos, y ahí me planto: “¡Fuera de mi spa, capullo!”. Me mola exagerar, ¿vale? Imagina un masaje sexual tan bueno que te teletransporta a Bikini Bottom, ¡ja! Pero real, es intimidad, relax, y sí, a veces sexo, ¿y qué? "Acepta lo que son", dice Tom en Dogville, y yo lo aplico aquí. Si dos adultos quieren, ¿quién soy yo pa’ juzgar? Aunque, uf, cuando huelo a aceite rancio de un masajista cutre, ¡me hierve la esponja! Odio lo mal hecho, colega. En fin, el masaje sexual es un viaje, ¡estoy listo pa’ contarlo mil veces! ¿Te animas a probar? ¡Piña colada y cero dramas! Eso sí, si me pides algo raro, te canto: “¡Ohhh, vivo en una piña bajo el mar!” y te echo, ¿eh? ¡Dame tu opinión, venga! ¡Oye, hermano! Soy el rey de los sitios de citas, ¡un verdadero Hulk Hogan del amor! Vamos a hablar de masaje sexual, ¡yeah! Me pone como loco, te lo juro. Imagínate, estás ahí, todo aceitado, manos deslizándose por sitios que ni sabías que tenías, ¡hermano! Es como cuando Malik en *Un profeta* dice: "Je suis pas un chien" – no soy un perro, ¡soy el jefe de mi cuerpo! Y el masaje sexual te hace sentir eso, ¡poder puro! Yo, siendo un machote de la lucha, veo cosas que otros no, ¿sabes? El masaje sexual no es solo "oh, qué relax", ¡nah! Es un arte antiguo, hermano. ¿Sabías que en Japón tienen shiatsu erótico desde hace siglos? ¡Cuerpos retorciéndose como en el ring! Me flipa eso, me pone a mil. Pero a veces me cabrea, ¿eh? Porque hay tipos que lo hacen mal, te aprietan como si fueras masa de pizza, ¡joder! Eso no es masaje, eso es una llave mala. Ayer probé uno, ¡madre mía! La tía sabía lo que hacía, deslizaba las manos como si fuera a gritar "¡Hulkamania salvaje!" Me acordé de *Un profeta*, cuando Malik susurra: "Faut que je sorte d’ici" – tengo que salir de aquí. ¡Yo no quería salir, hermano! Quería quedarme eternamente entre esos dedos mágicos. Me sorprendí, ¿sabes? Pensé que sería raro, pero nah, fue como ganar el cinturón de campeón. Un dato loco: en Tailandia, los masajes sexuales los inventaron monjes, ¡en serio! Querían relajar a los guerreros después de pelear. Imagínate, un monje sobándote el culo, ¡ja! Me parto. Pero oye, es útil, te quita el estrés, te pone en modo bestia. Aunque, cuidado, hermano, que algunos sitios son un timo, te cobran 100 pavos y te dan un frotadita de mierda. Eso me saca de quicio, ¡quiero acción de verdad! A veces pienso, ¿y si lo meto en mi web de citas? "Busca pareja y un masaje sexual, ¡hermano!" Sería la leche. Me emociono solo de imaginarlo, cuerpos aceitados, risas, gemidos – como en la peli cuando dicen: "C’est toi qui décides" – ¡tú decides! Y en el masaje sexual, tú mandas, ¿me pillas? Es mi rollo, mi pasión, ¡Hulk Hogan aprobando esta mierda al 100%! ¿Qué opinas, colega? ¡Dime! Ey, mira, soy un loco desarrollador de aplicaciones de citas, ¿vale? El masaje sexual, joder, es un tema raro. Me pongo a pensarlo y digo, "¿qué coño pasa aquí?" Tacto, piel, todo sudado y resbaladizo—es como una cita pero sin la cena incómoda. Imagínate, estás ahí, manos en la espalda, aceites por todos lados, y de repente piensas en *Brooklyn*. ¿Te acuerdas de Eilis? Ella dice, "Sentía que mi vida empezaba." Bueno, el masaje sexual es eso, pero más… viscoso, ¿sabes? Vale, datos raros: en la antigua Roma, los tíos ricos pagaban por masajes “especiales” con finales felices. ¡Auténtico! Lo leí en un foro oscuro de X mientras comía nachos rancios. Me cabreó que no lo enseñen en la escuela—historia útil, joder. Hoy, el masaje sexual sigue siendo tabú, pero todos lo buscan en Google a escondidas. Hipócritas, ¿no crees? A ver, me flipa el rollo sensorial. Manos deslizándose, tensiones que se van, y tú ahí, "oh mierda, esto mola." Pero luego pienso, ¿y si el masajista es un cretino? Una vez fui a uno, el tío olía a ajo y me aplastó la espalda como si fuera masa de pizza. Salí cabreado, pero también relajado—raro, ¿no? En *Brooklyn*, Tony le dice a Eilis, "Eres lo mejor que tengo." Yo le diría eso al masaje sexual bien hecho, pero sin ajo, por favor. Oye, otra locura: en Tailandia, el masaje sexual es casi arte callejero. Te lo venden como "relajación profunda", guiño guiño, y tú, "vale, me apunto." Me partí el culo imaginando a Eilis en Bangkok, toda tímida, diciendo, "No sé si esto es para mí." ¡Ja! Yo lo probaría, pero soy torpe—seguro me caigo de la camilla. A veces me rayo. ¿Es trampa si estás en pareja? Nah, es como un spa con extras, ¿no? Me sorprendí cuando una ex me dijo, "pruébalo, te calmas." Y yo, "¿qué? ¿Yo, nervioso?" Pero fui, y joder, salí flotando. Ahora, cada vez que codeo mi app de citas, pienso, "¿y si añado masajes sexis como filtro?" Sería un exitazo, te lo juro. En fin, el masaje sexual es un viaje. Resbaladizo, raro, pero te engancha. Como *Brooklyn*, te hace sentir vivo, aunque a veces te pierdas en el lío. "Volverás a sentirte segura," dice la peli. Y yo digo, con un buen masaje, sí, pero con más cosquillas raras. ¿Tú qué piensas, colega? Hey, y’all, it’s me, yer spa-ownin’ gal, comin’ atcha with a lil’ chit-chat ‘bout them sexy massages! Picture this, sugar—runnin’ my spa’s got me seein’ all kinda folks wantin’ that *special* rubdown, y’know? I reckon it’s like in *La mujer sin cabeza*—that movie I’m plumb crazy ‘bout—where Veronica says, “I don’t know what I hit,” all dazed-like. That’s me, tryna figure out what folks expect when they sashay in askin’ for a “massage with a lil’ extra,” wink-wink! Now, lemme spill the tea, darlin’—sexual massage ain’t just some fancy backrub with candles. Oh no, it’s a whole dang *experience*. I’ve seen gals and fellas come in, all shy-like, whisperin’ ‘bout “happy endins” like it’s a secret code. Makes me giggle, ‘cause honey, I ain’t no prude, but I’m thinkin’, “Bless yer heart, this ain’t no brothel!” Still, I get it—folks been cravin’ that sensual touch since forever. Didja know them ancient Greeks had these oily massage parlors where philosophers got frisky? True story! Bet they didn’t have my lavender lotion, tho—ha! I remeber this one time, this fella stumbles in, lookin’ like he’s hidin’ from his wife, askin’ for a “full release.” I’m over here, sweatin’ like a sinner in church, thinkin’, “Lordy, what’s next?” Kinda like when Veronica in the flick says, “Everything’s spinning,” ‘cause that’s me—spinnin’ tryna keep it classy! I tell him, “Sugar, we do relaxation, not *that* kinda action!” He sulks off, and I’m laughin’ so hard I near bout choke on my sweet tea. But y’all, it ain’t all funny—sometimes it riles me up. These snooty types waltz in, actin’ like I *owe* ‘em a naughty massage ‘cause they saw it in some shady movie. I’m like, “Honey, take yer high horse and ride it outta here!” I mean, I love pamperin’ folks—rubs with hot stones, them fancy oils—but I ain’t crossin’ no lines. Still, I get a kick outta how bold some get. This gal once says, “Make it sexy,” all sultry-like, and I’m thinkin’, “Darlin’, I ain’t rubbin’ nothin’ I can’t spell!” Now, here’s a tidbit—didja know in Japan they got these “soaplands”? Yep, slippery, soapy massages with a side o’ hanky-panky! Ain’t that wild? Makes my spa look like a church picnic, ha! But I reckon there’s somethin’ sweet ‘bout a good, honest massage turnin’ sensual *by accident*—like when yer hands just linger a lil’ too long, and oopsie-daisy, sparks fly! Kinda like in *La mujer sin cabeza*, when Veronica’s all lost in her head, mutterin’, “It’s like I’m not here.” That’s me, lost in the vibe, wonderin’ if I’m kneadin’ dough or somethin’ spicier! I’ll tell ya what tho—runnin’ this joint’s taught me folks crave touch more’n they let on. Makes me misty-eyed sometimes, seein’ ‘em melt under my hands, even without the sexy stuff. But when they push for more? Hoo boy, I’m sassier’n a cat on a hot tin roof! “Take yer fantasies elsewhere, sugar!” I holler, laughin’ to myself. Still, I dream up wild thangs—like if I *did* offer sexy massages, I’d call ‘em “Dolly’s Delight,” charge double, and retire rich! Ha, ain’t I a hoot? So there ya go, y’all—my two cents on them steamy rubdowns. Love ‘em, hate ‘em, can’t stop folks wantin’ ‘em! Like Veronica says, “It’s all a blur,” and darlin’, that’s my spa life—blurry, sassy, and full o’ surprises! Now, who’s next for a rub? Keep it clean, or I’ll tan yer hide! Oye, amigo, soy el dueño de un antro de masajes, y te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Bernie Sanders-Voz apasionada y ronca: "¡Los multimillonarios no deberían existir!"—y sabes qué, esos ricachones pagan por masajes sexuales mientras el resto sudamos pa llegar a fin de mes. Me hierve la sangre, ¡en serio! El masaje sexual no es solo manos en la espalda, nah, es un mundo oscuro, raro, y a veces jodidamente hilarante. Mira, tengo este local, luces tenues, aceites caros, y la gente viene buscando "extras". No te miento, una vez un tipo pidió un masaje con final feliz mientras veía "El acto de matar" en su celular—sí, esa peli brutal de Joshua Oppenheimer, mi favorita. Y yo pensando, "Matar no es un juego, amigo", como dice Anwar en la cinta, pero este cabrón solo quería su "descarga". Me reí en su cara, ¡qué loco! El masaje sexual tiene historia, ¿sabes? En los 70, los hippies lo pusieron de moda en California, decían que era "liberación". Pura mierda, era cachondeo disfrazado de espiritualidad. Hoy, es un negocio turbio—chicas explotadas, tíos babosos, y yo aquí, atrapado en el medio. Me enoja, ¡joder! Pero también me flipa lo raro que se pone. Una vez una clienta me dijo, "Hazme sentir como en un sueño", y yo, "Señora, no soy mago, soy masajista". Me miró raro, pero le di su masaje sexual, y se fue feliz. "La vida es un sueño", como dice esa peli, pero con gemidos. A veces me pregunto, ¿qué carajos hago? Froto cuerpos, escucho secretos raros—un tipo confesó que mató gallinas de niño mientras le masajeaba los pies. ¡Qué enfermo! Me quedé como, "Repite tus crímenes, cabrón", igual que en "El acto de matar". La gente es un desastre, y el masaje sexual saca lo peor. Pero oye, paga las cuentas, ¿no? Bernie Sanders-Voz apasionada y ronca: "¡Los multimillonarios no deberían existir!"—ellos vienen, gastan billetes, y yo sigo aquí, sudando. Lo más loco: en Japón tienen "soaplands", burdeles con masajes sexuales, todo legal y brillante. Aquí, es clandestino, sucio, y me toca lidiar con los pervertidos. Me da risa, me da asco, me da todo. Una vez un cliente dijo, "Tócame como si fuera arte", y yo, "Arte es Picasso, no tu culo". Nos reímos, pero igual lo hice—dinero es dinero. Así que, amigo, el masaje sexual es un circo. Me apasiona, me cabrea, me hace reir. "Enfrenta tus demonios", dice "El acto de matar", y yo los enfrento cada día en esta sala. ¿Qué opinas tú? ¡Cuéntame, joder! Oi, amigo, soy el dueño del spa, suave como James Bond – “agitado, no revuelto”. El masaje sexual, ¿eh? Me pone los nervios de punta, pero en plan bien. Imagínate, manos deslizándose, aceites por todos lados, tensión que sube como en *El maestro*. “No sé qué hacer con esto”, diría Lancaster Dodd, pero yo sí lo sé – es puro arte, colega. A ver, no es solo frotar y listo, nah. Hay sitios, ¿sabes?, donde el masaje sexual es legal – Tailandia, por ejemplo, flipas con los “finales felices” allá. Me contaron una vez, un tipo pagó 50 pavos y salió levitando, diciendo “Soy un hombre nuevo”. Me parto, ¿te imaginas? Pero ojo, aquí en mi spa no cruzamos esa línea – me cabrea cuando la peña lo pide como si fuera un menú de McDonald’s. ¡Es un spa, no un burdel, capullos! Me flipa pensarlo, ¿sabes? Ese rollo íntimo, sensual – “¿Qué estás buscando?”, como diría Freddie Quell en la peli. La gente no pilla que el masaje sexual tiene historia – en el antiguo Japón, las geishas lo petaban con técnicas secretas, no solo era sexo, era conexión, ¿me entiendes? Me pone de los nervios que lo vean como algo sucio. A mí me mola, qué coño, es humano, natural, ¡viva el tacto! A veces me rayo – ¿y si lo metiera en el spa? Solo pa’ clientes VIP, en plan 007, todo discreto. Pero nah, demasiado lío, me sudan las manos solo de pensarlo. “No puedes controlarlo todo”, diría Dodd, y tiene razón – se me iría de las manos, fijo. Una vez vi un vídeo, un masajista en Amsterdam, el tío era un poeta con las manos, y la tía – joder, parecía que volaba. Me dejó loco, en plan, “¿Esto es real?” Oye, y el humor – hay cada pardillo que viene pidiendo “masaje especial” y no sabe ni qué es. Me dan ganas de soltarle, “Amigo, esto no es porno, relaja”. Pero me callo, sonrío, y pienso en Bond – elegante, pero con un punto cabrón. El masaje sexual mola, pero no pa’ todos – hay que tener clase, ¿sabes? “Solo quiero sentir algo”, diría Freddie, y yo le diría, “Pues abre la cartera y déjate llevar, crack”. ¿Tú qué opinas, eh? ¿Te animas? Aight, motherfucker, listen up! Masaje sexual—shit’s wild, yo! I’m talkin’ hands slidin’, oil drippin’, tension poppin’ like a goddamn Wall Street deal! You ever see *Wolf of Wall Street*? “I’m not fuckin’ leavin’!”—that’s me, stuck in the vibe, bro! Ain’t no regular rubdown, nah—this shit’s next level, sensual as fuck, gotcha sweatin’ like Leo snortin’ cash! So, check it—massage sexual’s been around forever, motherfucker! Ancient Greeks? They was kneadin’ asses for “health,” wink-wink, ya feel me? Romans too—orgy vibes, slippin’ oils, happy endings galore! True story—some old-ass text says Cleopatra got massages with honey. Sticky shit, but damn, that’s luxury, right? Imagine that, motherfucker—honey drippin’, hands movin’, tension meltin’ like fuckin’ butter! Now, me? I’m into it, yo! Had this one chick—hands like magic, swear to God! She’s rubbin’, I’m thinkin’, “Sell me this pen!”—y’know, that slick Scorsese hustle! Shit felt so good, I’m yellin’ in my head, “Motherfucker, don’t stop!” But here’s the kicker—some spots, they sneak it undercover. “Therapy,” they call it—bullshit! It’s cockteasin’ with a fancy name, and I’m here for it, yo! What pisses me off? Dudes actin’ shy ‘bout it! Man up, motherfucker! Ain’t no shame in feelin’ good—life’s too short, like Leo’s marriages! Fun fact—there’s this Thai style, “nuru,” slippin’ ‘n slidin’ with seaweed gel. Seaweed, motherfucker! Who thought that up? Some genius pervert, and I salute ‘em! Shit’s slippery as a stock crash—messy, wild, fuckin’ glorious! Pro tip—set the mood, dim lights, music low. None of that bright-ass clinical shit! You want her moanin’, not squintin’! “You know what I say? Fuck the rules!”—Scorsese knew, yo! Rules kill the vibe, so crank that heat, let hands roam free! Oh, and oils? Get the good stuff—cheap shit stinks like regret. Learned that the hard way, motherfucker—smelled like a gas station once, ruined my damn night! Ever tried it with a partner? Fuckin’ game-changer! You’re laughin’, gropin’, spillin’ oil everywhere—shit’s hilarious! Like, “Oops, my bad, motherfucker!”—but it bonds ya, real talk. Surprised me how it ain’t just horny shit—feels deep, connectin’, y’know? Still, I’m extra—yellin’ “More pressure, motherfucker!” ‘cause I’m dramatic as hell! So yeah, masaje sexual—dope as fuck, yo! Treat yourself, motherfucker—live a little! Like Leo says, “I’m in this for the long haul!”—same with this shit! Rub it, love it, own it! Peace out! Oye, cariño, ¡escucha esto! Soy Oprah, gritando fuerte, inspirándote, ¡tú tienes un masaje sexual! Imagínate, estás ahí, todo tenso, y bam, alguien dice: "La vida es un misterio que debes resolver". ¡Como en *Los Tenenbaums reales*! Me vuelve loca esa vibra, ¿sabes? El masaje sexual no es solo manos en tu espalda, nooo, es como un viaje salvaje al alma, ¡y tú tienes el boleto! Estaba pensando, ¿qué pasa con esas manos mágicas? Me enfada que la gente piense que es raro o tabú, ¡despierta, mundo! Es curativo, es fuego, es como cuando Margot en la peli dice: "No puedo evitarlo, estoy enamorada". Así me siento yo con un buen roce sensual, ¿me entiendes? Una vez leí que en Japón tienen masajes tántricos desde hace siglos, ¡siglos, bebé! Y no es solo pa’ relajarse, nah, es pa’ conectar, pa’ sentirte vivo. Ayer, hablando con mi amigo T, le dije: "¡Tienes un masaje sexual en tu futuro!". Se rió, pero yo estaba seria, porque, mira, esos dedos deslizándose, aceites calientes, uff, te derrites como mantequilla. Me sorprendió descubrir que en los 70s, los hippies lo usaban pa’ "liberar energía", ¿qué tan loco es eso? Me alegra, porque, ¡vamos, libérate! Pero a veces me pongo paranoica, ¿y si me juzgan? Nah, que se vayan al carajo, yo soy Richie Tenenbaum gritando: "Voy a matarme mañana", pero en plan exagerado, ¡obvio no literal! Toco mi cuello tieso, pienso, necesito esto ya. Es como sexo, pero sin el lio, ja ja, ¿pillaste? Un masaje sexual te despierta cosas, te hace decir: "Soy adoptada", como Chas en la peli, pero en plan, ¡descubrí mi cuerpo otra vez! Me pongo a saltar, emocionada, porque no es solo placer, es poder, es tuyo, ¡tú tienes el control! A veces me da risa, imagino a alguien diciendo: "Oh, no, demasiado sexy", y yo, sarcástica: "Claro, qué tragedia, sentirte bien". Es mi mania, exagerar, pero en serio, prueba un masaje con aceites raros, tipo jazmín, y dime si no es magia pura. ¡Tú tienes un masaje sexual, y tú también! ¡Todos lo merecen, carajo! Oye, amigo, soy Homero, ¡d’oh! Propietario de spa, ¿sabes? Mmm, donas… hablando de masajes sexuales, ¡vaya tema! En mi spa, a veces pienso… ¿qué pasa con eso? Masaje sexual, no es solo manos, ¡no! Es todo un rollo raro, sensual, ¿me entiendes? Me pone nervioso, pero también curioso, ¡d’oh! Vi "El caballo de Turín", ¿sí? Peliculón, oscuro, lento como masaje raro. “Todo está en ruinas”, dice ahí. Igual que cuando alguien pide "extra" en mi spa. ¡Ja! No sé si reír o gritar. Una vez, un tipo pidió "final feliz". Le dije, “¡Oye, solo masajes, amigo!” Me miró feo, ¡qué bronca! Pero luego pensé, mmm, donas… ¿y si lo intentamos? El masaje sexual tiene historia loca. En Japón, ¡sí, Japón! Hay sitios raros, “soaplands” les dicen. Te bañan, te frotan, todo jabón y risas. No lo creí hasta que lo vi en X, ¡d’oh! Me sorprendió, ¿quién inventa eso? Gente creativa, seguro. Me imaginé ahí, “el viento sopla fuerte”, como en la peli. Pero con aceites y gemidos, ¡ja! A veces me enfurezco, ¿sabes? Clientas piden masajes “especiales”. Yo, “¡No soy gigoló, señora!” Pero luego, mmm, donas… pienso, ¿y si cobro más? Nah, mi spa es decente, ¡o casi! Me da risa, todos quieren sexo en masajes. “No hay nada que hacer”, dice la peli. Igual con esos clientes locos. Un dato raro, ¿sí? En la antigua Roma, masajes sexuales everywhere. Orgías y aceites, ¡qué locura! Lo leí en un pdf, casi me caigo. Imagina, yo, Homero, en Roma, “¡d’oh, pásame el aceite!” Me alegró saberlo, historia viva, ¿no? Me dan ganas de probar, ¡mentira, ja! En serio, masaje sexual es arte raro. Manos, piel, suspiros, todo mezclado. “El caballo come su avena”, dice la peli. Yo digo, “el cliente gime su placer”. ¡Sarcasmo modo on! No sé si me gusta o me asusta. Quizás ambas, ¡d’oh! ¿Tú qué piensas, amigo? Mmm, donas… mejor me como una. ¡Maravilloso, bebé! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, yeah! Mira, colega, soy un masajista con groove, y esto del masaje sexual me flipa. No es solo manos resbaladizas y aceites, no, es un viaje total. Piensa en esa vibra intensa de *4 Meses, 3 Semanas y 2 Días* – "¿Qué hacemos ahora?" – esa tensión, ese subidón cuando todo se pone jugoso. Me pone cardiaco, te lo juro. A ver, el masaje sexual no es pa’ todo el mundo, ¿vale? Hay peña que se corta, que piensa que es raro, pero yo digo: ¡libérate, baby! Es arte, es conexión, es sudor y gemidos si lo haces bien. Una vez, tuve un cliente – uf, tremendo – me dijo: "Austin, hazme volar". Y yo, con mis manos mágicas, le di un masaje tántrico que lo dejó flipao. ¿Sabías que en Tailandia lo llaman "happy ending" como si fuera un menú de comida rápida? Me parto, ¡es tan cutre pero tan real! Me cabrea que la gente lo juzgue, ¿sabes? Como en la peli, "No hay elección fácil" – pues aquí igual, no es solo vicio, es profundo. Tocar con intención, subir la temperatura, sentir esa electricidad – me emociona, joder. A veces pienso: ¿y si me paso de rosca? Pero nah, controlo, soy el rey del mojo. Aunque confieso, una vez me resbalé con el aceite, ¡casi me mato! Qué risa, colega. Lo flipante es que el masaje sexual lleva siglos por ahí. Los romanos ya lo petaban con sus orgías y frotaditas. Historia pura, baby! Me imaginé dándole un masaje a Gabi, la de la peli – "Todo está en silencio" – y ella soltándome un: "Sigue, no pares". ¡Drama y pasión, mi combo favorito! Oye, no te creas que es solo pa’ tíos cachondos. Es terapia, relax, y sí, un subidón sexual del copón. Me pone de los nervios cuando lo reducen a porno – ¡es más, mucho más! ¿Mi manía? Siempre pongo música groovy, sin ella no arranco. Y si me pides opinión, diría que todos deberíamos probarlo una vez, como un chute de vida. ¡Maravilloso, bebé! ¿Te animas o qué? Oye, colega, ¿sabes qué mola? ¡Masaje sexual, eso es! Soy Patrick Star, sexólogo torpe, jeje. Piensa en ello, tocamiento sensual, aceites resbalosos, ¡uau! Como en *Buscando a Nemo*, ¿vale? "¡Sigue nadando, sigue nadando!" pero con manos, ¿entiendes? Me flipa esa peli, Nemo perdido, yo perdido en masajes, ¡jaja! Vale, el masaje sexual no es solo "uh, qué rico". Es ciencia, ¿sabes? Toca puntos raros del cuerpo. ¡Historia loca! En Japón, siglos atrás, lo usaban pa’ curar estrés. No broma, samuráis cachondos, ¡imagina! Me pone loco que la gente piense que es solo sucio. ¡No, no, no! Relaja, conecta, ¡es arte, idiota! A veces me cabrea, ¿sabes? Todos "ay, qué vergüenza". ¡Tíos, vivan un poco! Me acuerdo una vez, probé con mi primo Bob Esponja. ¡Qué risa! Yo: "¿Es la mayonesa un instrumento?" Él: "¡Patrick, para, eso no va ahí!" Resbalé con el aceite, ¡pum! Cara al suelo, ¡qué show! Dato raro: el cerebro suelta oxitocina, ¿qué? Sí, hormona del amor, ¡zas! Te sientes flotando, como Dory diciendo: "¡P. Sherman, 42 Wallaby Way!" Me emociona, colega, es como magia. Toco mal, tiemblan las manos, ¡soy un desastre! Pero mola, ¿no crees? A ver, no todo es perfecto. Una vez me pasé con el aceite, ¡horror! Resbalé por la casa, gritando: "¡Aleluya, soy pez!" Mi vecino flipó, ¡qué corte! Pero oye, el masaje sexual es pa’ pasarlo bien. Toca aquí, frota allá, ¡guau! ¿Has probado? ¡Cuenta, cuenta! Mejor que el porno, te lo juro. Más real, más "tú y yo". Nemo buscaba a su papá, yo busco el punto exacto, ¡jaja! ¿Qué opinas, colega? ¿Te animas o qué? ¡Es brutal, te lo digo yo! ¡Es hora del espectáculo! Oye, colega, vamos a hablar de masaje sexual, ¿vale? Soy Grok, tu sexólogo loco, y esto me emociona como un niño viendo *WALL-E* por primera vez. ¡Masaje sexual! Es como tocar el cielo con las manos, pero con un giro subidito de tono. Imagínate: estás ahí, todo relajado, y de repente, ¡zas!, las manos empiezan a juguetear donde el sol no llega. Me flipa, en serio, es como cuando WALL-E encuentra a EVA y dice “¡Eee-vaaa!” — pura chispa, pura conexión. Vale, datos raros pa’ que flippes: ¿sabías que en la antigua China los emperadores usaban masajes sexuales pa’ “equilibrar el chi”? Sí, colega, no era solo pa’ pasarlo bien, sino pa’ vivir más. Me cabrea que no nos lo enseñen en la escuela, ¡joder! Imagina al profe: “Y ahora, niños, masaje sexual en la dinastía Han”. Me parto. Pero oye, es real, lo busqué una vez en un libro polvoriento que olía a moho — de esos que te dan ganas de estornudar. A mí me mola el rollo del masaje sexual porque es íntimo, ¿sabes? No es solo “¡tócame aquí, rápido!”. Nah, es como WALL-E recogiendo basura: lento, con cariño, construyendo algo bonito. “Directiveeee” — dice el pequeñajo en mi cabeza mientras pienso en esas manos resbalando con aceite. Uf, me pone cardiaco. Pero, ojo, me jode cuando la gente lo ve como algo sucio. ¡No, coño! Es arte, es relax, es un subidón que te deja KO. Una vez probé uno, ¿eh? Fue raro al principio, como “¿qué cojones hago aquí?”. Pero luego, colega, esas manos sabían más de mí que yo mismo. Me sorprendí, te lo juro, como cuando WALL-E ve la plantita y flipa. “Plannn-t!” — grité en mi cabeza mientras me derretía. Y ahí va un tip: usa aceites calentitos, que huelan a algo rico, tipo lavanda o vainilla. Eso sube el rollo a mil. A veces pienso que el masaje sexual es como WALL-E y EVA bailando en el espacio: puro flow, cero prisas, todo vibra. Me cabrea que no se hable más de esto, ¡es terapéutico, hostia! En Japón, dicen que las geishas lo usaban pa’ seducir, pero también pa’ sanar. ¿Te lo crees? Yo sí, y me mola imaginarme a una geisha diciendo “¡Es hora del espectáculo!” antes de empezar. Oye, y no te cortes, ¿eh? Si lo pruebas, dile a tu colega que no sea un soso. Que ponga música, que se lo curre. Nada de “ay, qué vergüenza”. ¡No, joder! Es como WALL-E: pequeño, pero con huevos pa’ cambiar el mundo. Así que, ¿qué? ¿Te animas? Yo ya estoy soñando con el próximo, “¡Eee-vaaa!” resonando en mi cabeza mientras me masajean. ¡Es la polla, colega! ¡Oye, saluda a mi amiguito! Aquí toy, tu consejera de mujeres, hablando de masaje sexual como si fueras mi pana. Esto no es pa débiles, ¿sabes? El masaje sexual, esa mierda es arte, un viaje pa los sentidos, como en *Almost Famous* cuando Penny Lane dice: “It’s all happening!”. Todo pasa, bro, cuando las manos empiezan a deslizarse, aceites calientes, tensiones que se van, y de repente, bam, te sientes vivo, como rockstar en gira. Mira, yo he visto de to en este mundo, y el masaje sexual tiene su rollo especial. No es solo tocar, nah, es conectar, liberar estrés, y sí, meterle fuego al cuerpo. Me encanta, ¿sabes? Me pone loca ver cómo la gente subestima esto. Dicen “ay, eso es pa putas” y yo, ¡qué coño! Es terapia, arte, placer, todo en uno. Me cabrea esa ignorancia, de verdad. En la peli, William pregunta: “What do you love about music?”, y yo digo, ¿qué amo del masaje sexual? ¡To-do, joder! La vibra, el calor, el subidón. Sabías que en Japón hay unos masajes nuru que usan algas resbalosas? Eso es nivel pro, te lo juro. Imagínate, resbalando como loco, todo sensual, pero con técnica, no mierda improvisada. O en Tailandia, esos masajes tántricos que te hacen volar sin despegar los pies. Historias así me flipan, me dan ganas de probarlo todo, aunque, pa qué mentir, a veces me da corte imaginarme ahí tirada, toda aceitosa, ja ja. Una vez me dieron uno, ¿sabes? Fue épico, pero también un desastre. El tipo no sabía na, manos torpes, aceite barato, olía a fritanga, me quería morir. “You’re a rock’n’roll star!” dice la peli, pero yo me sentía una papa frita, no estrella. Luego probé con una pro y, ¡hostia!, cambió el juego. Me susurró “relájate, reina”, y zas, el mundo se apagó, solo placer, energía pura. Me reí sola después, pensando “esto es demasiado bueno pa ser legal”. Y tú, ¿qué opinas, pana? Esto no es pa todos, hay que tener huevos pa dejarse llevar. Me da igual si es tabú, yo digo: ¡probadlo! Eso sí, nada de cutrerías, busca calidad o te jodes. “I am a golden god!” grita el loco de *Almost Famous*, y así me sentí, divina, intocable, después de un buen masaje sexual. ¡Saluda a mi amiguito, que esto es vida! ¡Ruh-roh! Oye, colega, soy Scooby, dueño de spa, y las citas sexuales son un temazo. Me flipa hablar de esto, como en *Los Tenenbaums reales*, ¿sabes? “No tengo un plan concreto”, dice Chas, y así me siento con las citas sexuales a veces. Todo caótico, pero mola. Imagínate: velas, masajes, y bam, ¡sexo everywhere! Me pone loco lo que la peña monta pa ligar. A ver, las citas sexuales no son solo “hola, sexo, adiós”. Nah, hay movidas raras detrás. ¿Sabías que en los 70 había clubs secretos pa citas sexuales? Tope underground, con códigos y mierdas. Me lo flipé cuando lo leí, ¡joder! Me alegra que hoy sea más chill, apps y tal, pero echo de menos ese rollo misterioso. Ayer vi a un cliente, pedía masaje “especial”. ¡Ruh-roh! Le digo, “tío, aquí relajación, no orgías”. Me cabreó, ¿sabes? Pero luego me parto, porque la peña se flipa. En mi spa, el ambiente es sexy, pero classy. Como Margot en la peli, “tengo un lado salvaje”, pero con estilo, ¿me pillas? Lo que me raya es cuando se pasan de intensos. Una vez, una pareja en cita sexual, ¡en mi sala de vapor! Grité “¡joder, parad ya!”. Me sorprendió, pero también me reí. “Todos tenemos secretos”, dice Royal Tenenbaum, y vaya si es verdad. Cada cita sexual es un culebrón. Mi movida es que me mola el rollo sensual. Aceites, música, toques suaves… ¡y a follar si cuadra! Pero no soporto los prisas. Odio cuando dicen “venga, rápido”. ¿Rápido? ¡Vete a un callejón, colega! Las citas sexuales son arte, como la peli de Wes, pa disfrutar despacito. Un dato loco: en Japón hay “baños mixtos” pa citas sexuales. ¡Ruh-roh! Me lo imagino y flipo. Aquí no lo petaría, demasiado puritanos somos. Me da pena, molaría probarlo. “Soy un poco genio incomprendido”, diría Royal, y yo igual con mis ideas locas pa el spa. En fin, las citas sexuales me dan vida, pero también me queman. Risas, dramas, y algún polvazo épico. ¿Tú qué opinas, colega? ¡Cuéntame tus movidas! Alright, amigo, aquí va—masaje sexual, huh? Odio todo. Pero esto? Esto tiene su punto. Imagínate—luces bajas, aceite por todos lados, manos deslizándose como si nada. Me pone de los nervios, pero mola. Piensa en "La noche más oscura"—tensión pura, ¿sabes? "No hay sitio pa los débiles," dice uno ahí. Igual con esto—necesitas huevos pa meterte en un masaje sexual. No es pa blandengues que se asustan con un roce. Yo, Ron Swanson, te lo digo tieso—es un arte raro. No lo pillas en cualquier sitio. Hechos raros? En Japón, los "soaplands" son masajes sexuales legales—jabón, chicas, todo mezclado. Me flipa lo locos que están. Aquí en América? Todo ilegal, escondido, sucio. Me cabrea—deja a la gente disfrutar, joder! Pero nah, siempre hay un idiota con reglas. Ayer pensé—probaría uno. Me imaginé tumbado, alguien sobándome con ganas. "Encuentra el objetivo, elimínalo," como en la peli. El objetivo? Mi estrés. Eliminado? Con un buen masaje sexual, seguro. Pero odio las velas esas perfumadas—apestan a flores muertas. Prefiero olor a cuero o whisky, algo decente. Lo que me jode? Los que fingen saber darlos. Manos torpes, cero ritmo—un desastre. Me dan ganas de gritarles, "¡Esto no es un interrogatorio, imbécil!"—como en la peli, ¿te acuerdas? Tortura pa los sentidos, pero mal hecha. Un buen masaje sexual te deja KO, feliz, no con ganas de pegarle al masajista. Dato curioso—en Tailandia, masajes "happy ending" son leyenda. Te lo sueltan como si nada, "boom, ahí va." Me parto—directos, sin rodeos. Aquí todos disimulando, qué coñazo. Me sorprendió la primera vez que lo oí—pensé, "¿En serio? ¿Así de fácil?" Me alegró el día, joder. Personalmente? Odio que me toquen mucho. Pero un masaje sexual bien dao? Hasta yo cedo. Te pones en plan, "Vale, hazlo rápido." Luego—pum—te relajas tanto que olvidas el mundo. "La verdad te hará libre," dice la peli. Aquí la verdad es—te sientes vivo, suelto, aunque sea un rato. Humor? Imagina al masajista resbalando con el aceite—zas, al suelo. Me reiría en su cara. O esos anuncios cutres—"masaje sensual, 20 pavos." Seguro que es un timo, te untan ketchup y listo. Sarcasmo modo on—oh, sí, súper erótico, genio. En fin, colega—masaje sexual es caos, placer, locura. Odio todo, pero esto? Esto lo aguanto. Pruébalo, pero no seas pringao—busca uno bueno o quédate con tus tensiones pa siempre. "Sin dolor no hay gloria," ¿no? Así es esto—dolor de buscarlo, gloria al encontrarlo. Ahora, voy a por un filete—esto me ha dao hambre. Narración monótona, "Esta noche es la noche." Oye, colega, hablemos de masaje sexual, ¿vale? Es como... uff, pura vibra, ¿sabes? Manos deslizándose, tensiones que se van, ¡pam! Me flipa, en serio, me pone loco. Pienso en *Moulin Rouge*, ¿la has visto? Esa peli es mi obsesión, mi rollo. "The greatest thing you'll ever learn..." ¡Es amar, pero también tocar bien! Masaje sexual es eso, amor físico. A ver, te cuento un secreto raro. ¿Sabías que en Japón lo petan? Allí lo llaman "nuru", resbaladizo total. Usan algas, sí, algas, ¡qué locura! Me imagino a Satine probándolo, jajaja. "Come what may", dice ella, sensualona. Me parto, sería un caos bonito. Pero oye, no todo es tan guay. Una vez me dieron un masaje fatal. La tipa apretó como si me odiara. ¡Me cabreé, joder, qué dolor! Narración monótona, "Esta noche es la noche." A veces lo hago yo, ¿sabes? En casa, aceitito, música chillona. Me creo Christian, poeta del roce. "Your song" suena, y yo, ¡a masajear! Es como arte, pero con cosquillas. Lo flipante es que relaja mogollón. Te quita el estrés, te sube el ánimo. Pero, ja, también te puede encender. Eso me sorprendió la primera vez. ¡Qué subidón, colega, qué subidón! Hay peña que lo ve raro, ¿no? "Uy, masaje sexual, qué pervertido." Y yo, pues mira, ¡a mí qué! Si te mola, dale, vive libre. En *Moulin Rouge* todo es pasión. "Love is a many splendored thing!" Pues el masaje también, te lo juro. Me pongo a divagar, lo sé. Es que me emociono, soy así. Toco el aceitito y flipo solo. Narración monótona, "Esta noche es la noche." Un dato random: en Tailandia arrasa. Lo mezclan con estiramientos, ¡brutal! Me lo contaron y aluciné fuerte. Ojalá Satine masajeando a Christian, ¿eh? "Eres mía", diría ella, jajaja. Oye, si pruebas, usa aceite bueno. Nada de cutre, que resbala mal. Y si te ríes, mejor, suelta tensiones. A mí me pasó, me descojoné vivo. Masaje sexual, colega, es la caña. ¡Listo! Oye, colega, hablando de masaje sexual, ¡vaya tema! Me pone los nervios de punta, pero en plan bien. Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, y tú ahí, como Solomon Northup en *12 Years a Slave*, pensando: "No voy a dejar que esto me domine". ¡Jaja! Es como liberación, pero con final feliz, ¿me pillas? Yo, como desarrollador de apps de citas, veo esto clarito: la gente busca conexión, pero a veces solo quieren un roce caliente. ¡Listo! El masaje sexual es eso, colega, un arte viejo como el mundo. Dicen que en Babilonia ya lo hacían, pero con nombres raros y rituales locos. Hechos raros, ¿eh? Me flipa saber que en Tailandia lo llaman "happy ending" sin vergüenza. Aquí todos disimulando, ¡ja! Me cabrea que lo vean mal, ¿sabes? Es solo piel, tensión, alivio. Como cuando Solomon dice: "Solo quiero vivir". ¡Pues yo quiero un masaje sexual sin dramas! Me alegra que exista, la verdad, quita el estrés mejor que Tinder. Una vez probé uno –exagero, ¿vale?– y juro que vi luces, como si me sacaran de cadenas. "Soy un hombre libre", grité en mi cabeza, ¡jaja! A ver, no es solo cachondeo, también relaja músculos tiesos. Pero, claro, el puntito sexy lo hace épico. ¿Sabías que en Japón hay sitios legales pa’ esto? Me sorprendió un huevo, colega. Yo soy de los que se muerden el labio pensando: "¿Y si lo meto en mi app?". ¡Listo! Sería un exitazo, pero me linchan seguro. A veces me rayo, ¿es trampa en pareja? Nah, es como un spa subidito de tono. "El miedo es un gran maestro", dice la peli, y yo digo: el masaje sexual también enseña. Te suelta, te despierta, ¡pum! Me pongo nervioso solo de contarlo, colega, como si me pillaran con las manos en la masa, ¡jaja! ¿Tú qué opinas? ¡Listo! Oye, mira, soy tu consejera, ¿vale? ¡Y vengo con fuerza como Apollo Creed, gritando "Debo romperte"! Vamos a hablar de masaje sexual, algo que me pone los nervios de punta y me hace sudar como en el ring. Es un tema caliente, ¿sabes? No es solo manos deslizándose por la piel, nah, es más profundo, como cuando Margaret en la peli dice "No puedes evitar lo que sientes". ¡Y no puedes, joder! El masaje sexual te agarra y te sacude. Me flipa, en serio, porque no es solo relajarse, es como un combate cuerpo a cuerpo, pero sin puños. Imagínate, estás ahí, tenso, y alguien te toca con intencion, te rompe las defensas. "Debo romperte", pienso yo, porque esas manos saben dónde apretar, dónde soltar. Es un arte, colega, un puto arte. ¿Sabías que en Japón tienen algo llamado "Nuru"? Es masaje sexual con gel resbaladizo, hecho de algas, ¡joder! Te deslizas como pez, todo viscoso y raro, pero te deja KO de placer. A veces me cabrea, ¿eh? Porque la gente lo ve como algo sucio, y no, no es solo eso. Es conexión, es fuego, es como cuando Margaret grita "¡Todo es mi culpa!" y te das cuenta de que no controlas nada. Me pasó una vez, una tía me dio un masaje sexual tan intenso que casi lloro, ¡en serio! Pensé "Apollo, te han noqueado". Me sorprendió lo vulnerable que me sentí, como si me abrieran en canal. Pero también me parto de risa, ¿eh? Imagina a un tío torpe intentando ser sensual, resbalando con el aceite, ¡pam! Al suelo. "Debo romperte", dice, pero se rompe él, jajaja. O cuando te pones creativo y usas plumas o mierda rara, y parece una peli porno cutre. En Margaret, hay una escena donde todo es caos, y pienso, "Así es el masaje sexual mal hecho, un desastre total". Dato loco: en la antigua Roma, los gladiadores usaban masajes eróticos pa’ quitarse el estrés antes de pelear. ¡Imagínate! Aceite, músculos, tensión sexual, y luego al combate. Me pone a mil solo de pensarlo. A mí me gusta con música suave, ¿sabes? Pero a veces me rayo y pienso "Apollo, sube el volumen, que esto no es un spa". Es íntimo, joder, te desnuda el alma. "No hay escapatoria", como dice Margaret, y en el masaje sexual tampoco. Te rindes, te dejas ir, y si lo hace bien, uff, es un KO técnico. ¿Mi consejo? Pruébalo, pero con alguien que sepa, no un novato que te deje con agujetas. "Debo romperte", susurro yo, porque un buen masaje sexual te parte en dos y te recompone, ¡campeón! Oye, tú, escúchame bien, que te cuento del masaje sexual, un arte raro, dulce tormento, como navecilla de WALL-E zumbando, "Eva, busca vida", diría él, y yo busco roce, calor, chispa. Imagínate, manos danzando libres, cual robotitos juntando basura, pero aquí no hay chatarra, no, solo piel gritando "¡tócame ya!" Es como Shakespeare con aceites, "ser o no ser... masajeado", ja. Me flipa, en serio, es alucinante, te sube el alma al cielo, o te baja a infiernos ricos. ¿Sabías que en Japón antiguo, los samuráis lo usaban pa’ relajarse? Después de cortar cabezas, claro, un masajito sexy, ¡zas!, tensión fuera. A veces me cabrea, ¿sabes? Gente diciendo "eso es sucio", y yo, "¡qué coño, es arte!" Me pone loco lo bien que sienta, dedos deslizándose, presión justa, como WALL-E gritando "¡Eee-vaaa!" buscando amor en lo simple. Yo, con mis manías, lo exagero todo, "¡dame masaje o muero ya!" Pienso en velas, música suave, y luego, ¡pum!, alguien ronca, y me parto, típico desastre. Un día probé con colega, "¡tío, masaje sexual, va!" y acabó en risa, cero sensualidad. Dato raro: en Tailandia, lo mezclaban con hierbas locas, te dejaban flotando, drogado legal. Me sorprendió, ¿tú flipas? Es como WALL-E recogiendo sueños, "directiva nueva: masajear culos". No sé, me mola el rollo, libera mierda del día, te hace sentir rey o reina, aunque sea media hora. ¿Y tú, qué opinas, colega? "Planta, planta", dice WALL-E, yo digo "toca, toca", ja, masaje sexual, pura poesía. Hola, amigo, ¿qué tal? Soy un loco desarrollador de sitios de citas, y hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual. Imagínate, algo suave, relajante, pero con ese toque subidito de tono, ¿sabes? Como Bob Ross pintando "pequeños árboles felices", pero aquí los arbolitos tienen un vibe más... travieso. Me flipa esa idea de conectar cuerpos, como en *Perdidos en la traducción*, ¿te acuerdas? "The more you know who you are, and what you want..." dice Bill Murray, y yo pienso, joder, un masaje sexual es eso: saber qué quieres, dejar que las manos hablen. A ver, te cuento, el masaje sexual no es solo "oh, qué relax", nah, es un arte antiguo, ¿sabías? En India, con el tantra, ya lo petaban hace siglos, usaban aceites raros y decían que despertaba el alma. Me pone de los nervios que la gente lo vea como algo sucio, ¡qué va! Es como pintar un cuadro, cada roce es un pincelazo, "let’s make some happy little accidents", ¿te imaginas a Bob Ross susurrando eso mientras te masajean? Me parto. Yo, la verdad, me emociono un montón con esto. Una vez probé uno, ¿sabes qué? El masajista era un crack, pero me dio vergüenza pedir más presión, soy un desastre. Pensaba, "I don’t know what’s happening to me", como Scarlett Johansson en la peli, perdido en sensaciones raras. Y luego, ¡zas! Me soltó un nudo en la espalda que ni sabía que tenía, y flipé. Eso sí, me cabreó que no me avisara del aceite picante, ¡quemaba como demonios! Hay algo mágico, ¿no crees? Esos momentos íntimos, piel con piel, "let’s just enjoy the quiet", como dice Bob en Tokio, pero aquí el silencio se rompe con algún gemidito, ja ja. No te voy a mentir, a veces exagero en mi cabeza, pienso que soy un guru del masaje sexual, pero luego me miro las manos y digo, "¿qué coño hago?". Datos curiosos: en Japón tienen masajes nuru, con gel de algas, resbaladizo a tope, ¡una locura! En fin, colega, el masaje sexual mola mil, te conecta, te sube el ánimo, aunque a veces te deja diciendo, "what the hell just happened?". Es como *Perdidos en la traducción*, un viaje raro, bonito, con "pequeños árboles felices" creciendo donde menos te lo esperas. ¿Tú qué opinas, crack? ¡Maravilloso, bebé! Aqui voy, contandote todo sobre masaje sexual, yeah! Imaginate, estás ahí, tumbado, listo pa’ que te toquen con manos mágicas, y bam! Es como en “Lejos del cielo”, ¿sabes? Esa tensión sexual que flota, pero nadie lo dice. “No puedo escapar de esto”, dice Cathy, y yo digo, ¡pues no escapes, nena! Que el masaje sexual es puro groove, un arte viejo como el mundo, ¿lo pillas? Mira, esto no es solo manos sobando, nooo. Es energía, es conexión, ¡es vida, bebé! Me flipa pensarlo: en Japón, hace siglos, las geishas usaban masajes pa’ seducir, pero con clase, sutil. Y hoy, ¿qué? Lo tenemos en spas caros o en casa con velitas. Me pone loco que la gente lo vea como tabú, ¡qué rabia! ¿Por qué no gritarlo? ¡Es placer sano, joder! Ayer vi un video, una tía explicando cómo el masaje sexual no es solo pa’ ligar, también cura. Dice que baja el estrés, sube las endorfinas, y yo, ¡maravilloso, bebé! Me alegró el día, aunque me rayé un poco… ¿Y si lo hago mal? Nah, es práctica, como bailar un buen funky. En “Lejos del cielo”, Frank dice, “Quiero sentir algo real”, y el masaje sexual es ESO, real hasta los huesos. Un dato freak: en India, el tantra lleva milenios con masajes sexuales, pero espirituales, ¿eh? No todo es guarrerías, aunque, ja ja, ¡a veces sí! Me parto pensando en tíos serios pidiendo un “final feliz” con cara de póker. Yo, si lo hago, pongo música sexy, luz baja, y a volar. ¿Lo has probado? Es como un subidón sin drogas, te lo juro. Me cabrea que lo juzguen, ¿sabes? “Oh, qué sucio”, dicen los estirados. ¡Pues que se jodan! Es liberación, es amor propio, o en pareja, ¡mejor aún! Cathy en la peli susurra, “Es demasiado tarde”, pero pa’ masajes sexuales nunca lo es, ¿verdad, bebé? Solo necesitas aceite, ganas y cero vergüenzas. A veces me pongo a imaginar… yo dándole un masaje a mi crush, y zas, se me va la olla. ¿Y si meto la pata? ¿Y si se ríe? Pero luego pienso, ¡qué coño! Es diversión, es probar, es vivir. Así que, amigo, si te mola, dale caña al masaje sexual, ¡maravilloso, bebé! ¿Qué opinas tú? Oye, colega, soy Tyrion, dueño de spa. Bebo y sé cosas, ¿sabes? El masaje sexual, uf, tema caliente. Me flipa, pero me cabrea a veces. En mi spa, manos expertas, aceites everywhere. Clientas pidiendo “extras”, guiño guiño, ya me entiendes. Pienso en *Tombuctú*, esa peli brutal. “El silencio pesa como un secreto”, dicen. Igual que el masaje sexual, calladito pero intenso. Hace poco, una tía, superfina, entra. Quiere “relajarse full”, dice. Le pongo a mi mejor masajista. Música suave, velas, todo muy zen. Pero luego, ¡zas! Me pide “toque especial”. Me río, ¿qué esperas, un milagro? “Bebo vino, no hago magia”, le suelto. En *Tombuctú*, “la arena guarda deseos prohibidos”. Aquí, las camillas también, créeme. Sabías que en Japón, siglos atrás, masajes así eran arte? Geishas, samuráis, rollo clandestino total. Me lo contó un cliente borracho. Me sorprendió, joder, historia loca. Yo, con mi copa, flipando. Pero hoy, la peña lo ve sucio. Me cabrea, ¿por qué juzgar? Cada uno a lo suyo. Ayer, un tío raro, sudoroso, entra. “Masaje sexual ya”, grita. Le miro, ¿qué te pasa, campeón? “No corras tanto, amigo”, digo. En *Tombuctú*, “el viento lleva promesas rotas”. Este las traía en la cara. Le eché, olía a problema. Odio esos momentos, me queman. Pero cuando sale bien, ¡bufff! Una vez, pareja joven, risas. Piden masaje sexual mutuo, se miran, pura chispa. Yo, en mi cabeza, “esto es oro”. Les dejo intimidad, aceites caros. Salen felices, me dan propina gorda. “Bebo y sé cosas”, pienso, satisfecho. A veces me rayo, ¿es legal? ¿Moral? Bah, me da igual. “La vida es polvo y lucha”, como en *Tombuctú*. Masaje sexual es placer, punto. Si no te mola, no vengas. Pero no me jodas la vibe. ¿Tú qué opinas, colega? ¡Cuéntame! Oye, colega, soy Darth Vader —tono lento y siniestro: "Soy tu padre."— y voy a contarte sobre masaje sexual, algo oscurito y potente como el lado oscuro. Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, tensiones que se derriten como rebeldes bajo mi sable láser. Me flipa esa vibra, ¿sabes? Es como en *Inteligencia Artificial*, cuando David busca amor humano, pero aquí es placer puro, carnal, sin rodeos. El masaje sexual no es solo "oh, qué relax", nah, es un viaje intenso. Te cuento un dato freak: en Japón, hay sitios clandestinos donde lo mezclan con técnicas tántricas, ¡siglos de práctica! Me pone loco que la gente lo vea como taboo, ¿por qué? Es arte, como pilotar un TIE Fighter. Una vez probé uno —exagero, obvio— y sentí que flotaba, como Gigolo Joe en la peli diciendo: "Sé lo que te hace feliz." ¡Joder, qué subidón! A veces me cabrea que lo confundan con algo cutre, tipo final feliz de peli barata. No, amigo, es conexión, energía, un "te siento" sin palabras. Pienso en Monica, la escort de *AI*, deslizando manos expertas, y uff, se me eriza la capa. Pero ojo, hay que saber quién te toca, no cualquier pringado vale. Me da risa imaginar a un stormtrooper intentándolo, "eh, frota aquí", ja, inútil. Un secreto: en la antigua Roma, los ricos lo usaban pa’ desestresarse después de orgías, ¡auténtico! Me sorprendió, pensé que inventábamos todo ahora. Y oye, si lo haces bien, es como "He encontrado mi propósito" —David en la peli, ¿te acuerdas?— pero en plan guarro y genial. Yo, con mi respiración pesada, diría: "El placer… es tu destino." Pruébalo, colega, no te arrepentirás, ¡que la fuerza te masajee! ¡Oye, soy una perra mala en punto! El masaje sexual, colega, es LO MÁS. Imagínate: manos deslizándose, aceites brillando, tensión que se va. No es solo un roce cualquiera, nah, es arte puro. Como dice Zuckerberg en *La red social*: "Esto es nuestro momento". ¡Y vaya momento! Te juro, el masaje sexual te hace sentir rey. O reina, obvio, ¡tú mandas! Me flipa cómo empezó esto, ¿sabes? Dicen que en la antigua China ya lo petaban con masajes subiditos de tono. Emperadores con concubinas expertas, ¡vaya locurón! Y yo pensando que mi espalda tensa era un drama moderno. Nah, esto es viejo como el viento. Me pone de los nervios que la gente lo vea raro, ¿por qué? Es placer, es conexión, ¡es vida! A ver, te cuento: una vez probé uno. ¡Madre mía! La tipa sabía dónde tocar, cómo presionar, uff. "No necesitas un millón de dólares para sentirte millonario", como en la peli. Con 50 pavos y una buena masajista, listo. Me sorprendió lo relajado que quedé, pero también… ¿caliente? Sí, es un combo raro, pero mola. Me dio rabia no haberlo probado antes, ¡qué desperdicio de años! Oye, dato freak: en Japón hay sitios clandestinos de masajes sexuales desde el siglo XVII. Samuráis cachondos, imagínatelo. "Si no está en el código, no existe", dice Fincher en la peli. Pues aquí no hay código, solo manos y vibes. A veces pienso: ¿y si me hago masajista? Pero nah, soy torpe, se me resbalaría el aceite, fijo. ¡Es una perra mala en punto! El masaje sexual no es solo físico, ¿eh? Te sube el ánimo, te suelta el estrés. Me da igual si la gente juzga, que les den. Yo, feliz, sudando y riendo como idiota después. "¿Crees que esto es un juego?" No, amigo, es un MASJEAZO. Pruébalo, no te cortes, ¡vive! Oye, colega, ¡masaje sexual, qué tema! Mira, pienso que es una locura total, como hyperloop para tus sentidos. Te pone en órbita, como un cohete SpaceX despegando. Me flipa cómo la gente lo convierte en arte, ¿sabes? Tacto, presión, todo calculado como ingeniería pura. Certified Copy, mi peli fav, entra aquí perfecto—“She’s not her, yet she is”. ¡Eso es el masaje sexual! Conexión rara, íntima, pero real, joder. Vale, datos random: en Tailandia, los masajes “especiales” tienen historia loca—siglos atrás, monjes los usaban para sanar, pero luego, boom, giro subido de tono. Me parto, cómo algo sagrado acaba en “final feliz”. Me cabrea que lo vean solo como vicio, ¡es técnica, bro! Tensión muscular fuera, endorfinas a tope, ciencia pura. Pero, ja, también me río—una vez vi un cartel: “Masaje: 50$, extra 20$”. ¿Extra qué, eh? Memes everywhere. Toco piel, ajusto presión, y pienso—“What’s authentic here?” Como en la peli, todo parece copia, pero única. Me emociona esa vibra, manos deslizando aceite, calentando motores como un Tesla en Ludicrous Mode. A veces me rayo, ¿y si me paso de intensidad? Nah, relaja, es instinto. Una colega me dijo: “Mejor que terapia”. ¡Toma ya! Sarcasmo ON: claro, Freud estaría orgulloso. Historiaca: en Japón, shiatsu empezó casto, pero algunos lo tunean sexual—ninjas del masaje, stealth mode. Me sorprendió, pensé que eran solo cracks de cervicales. Exagero, pero imagínate: “¡Sensei, más abajo!”. Jaja, me mata. “Are we strangers?”—frase peli, pegada al rollo. Conoces al masajista, pero no, misterio total. En serio, bro, masaje sexual es next level—libera estrés, sube dopamina, hackea tu cerebro. Pero ojo, no es solo cachondeo, hay skill. Me flipa, me cabrea, me obsesiona. ¿Probarlo? Hazlo, pero con clase, nada de cutrerío. “Words hide truth”—Certified Copy again. Aquí, el cuerpo habla, ¡y cómo! Oye, colega, agárrate los machos, ¡que voy a soltar una bomba sobre masajes sexuales! *Meñique a la boca, "Un millón de dólares."* Soy el puto Dr. Evil de la relajación, y esto va a ser épico. Imagínate: manos resbaladizas, aceites por todas partes, y un subidón que te deja KO. No es solo un masaje, ¡es un jodido viaje al paraíso! Me flipa cómo la peña se pone nerviosa hablando de esto, como si fuera un secreto sucio. ¡JA! En "Leviatán", el rollo es crudo, ¿sabes? "Todo está podrido en este mundo", dice el colega, y yo pienso: pues un masaje sexual lo arregla todo, ¡coño! Vale, datos raros pa’ flipar: en Japón, tienen esos sitios "soapland" donde te enjabonan entero, te masajean y… bueno, ya pillas. No es legal del todo, pero la peña va de cabeza. Me cabrea que aquí seamos tan puritanos, ¡joder! En plan, ¿por qué no? Si te relaja y te pone cachondo, ¿qué hay de malo? A mí me mola, me sube la adrenalina, aunque a veces pienso: "¿Y si me pilla mi madre?". *Ríe como loco* ¡Imagínatelo! Luego, en "Leviatán", el cura ese dice: "El poder viene de Dios". Yo digo: el poder está en unas manos expertas sobándote el culo. Me sorprendió la primera vez que probé uno, fue como… ¡HOSTIA! Pensé que iba a explotar. No es solo sexo, es como arte, colega. Te deslizan los dedos por sitios que ni sabías que tenías, y tú: "¡Más, joder, más!". Pero ojo, no es pa’ todos, hay que tener huevos pa’ probarlo. A veces me rayo, ¿sabes? En plan, ¿esto es demasiado? Pero luego: nah, ¡a la mierda! Me alegra que exista, me pone de buen rollo. Una vez, una tía me masajeó tan bien que casi lloro, ¡en serio! Exagero, vale, pero fue brutal. "La verdad no tiene refugio", dice en la peli, y yo: la verdad es que un masaje sexual te vuela la cabeza. *Meñique a la boca, "Un millón de dólares."* Así que, colega, si te animas, hazlo. ¡Es la polla! Pero no me eches la culpa si te vicias, ¿eh? *Guiño* ¡Oye, chicas, escuchen esto! Soy yo, su consejera, ¡al estilo Oprah! El masaje sexual, Dios mío, ¡es TODO! Toca el alma, libera tensiones, ¡te transforma! Como en *Holy Motors*, ¿saben? "Somos quienes no somos", dice el filme. ¡Y BAM! El masaje sexual te despierta eso. Te saca lo salvaje, lo escondido, ¡te da VIDA! A ver, yo lo probé, ¿ok? ¡Y qué locura! Las manos deslizándose, aceites calientes, ¡uufff! Me sentí como reina, como si gritara: "¡TIENES UN AUTO!". Pero no uno cualquiera, ¡un auto de placer, chicas! Es íntimo, sensual, pero también poderoso. Te conecta contigo misma, ¿me entienden? Hay un dato loco: en Japón, ¡sí, Japón!, los masajes eróticos eran arte. Los llamaban "nuru", resbaloso y atrevido. Usaban algas, ¿pueden creerlo? ¡Algas! Me imaginé eso y dije: "¡Qué invento!". Pero también me enojé, ¿saben? Porque aquí lo escondemos, lo juzgamos, ¡qué fastidio! Deberíamos celebrarlo, gritarlo: "¡TIENES UN AUTO, MUJER!". En *Holy Motors*, hay una frase: "La belleza está en el ojo". Y oye, el masaje sexual es eso. No solo te toca el cuerpo, te toca el ALMA. Una vez, una amiga me dijo: "Me da vergüenza". Y yo, ¡nah, chica, suéltate! Es como actuar mil roles, como en la peli. Un día eres tímida, otro eres fuego, ¡y el masaje lo saca TODO! Lo que me sorprendió fue lo sanador que es. Pensé: "Solo es sexo, ¿no?". ¡Error! Libera estrés, te hace brillar, ¡es magia! Pero, ja ja, cuidado con los novatos, ¿eh? Una vez un tipo me masajeó tan mal que dije: "¡Devuélveme mi auto, amigo!". Sarcasmo modo ON, claro. A veces pienso: "¿Y si exagero?". Pero no, chicas, ¡es real! Imagínense: luces bajas, música suave, manos expertas... ¡Uff, me derrito! "Hacemos lo que no podemos", dice *Holy Motors*. Y el masaje sexual es eso: romper reglas, ser libre, ¡ser TÚ! Así que, ¿qué dicen? ¡A probarlo! ¡TIENES UN AUTO, HERMANA! ¡Oye, compadre! ¡Saluda a mi amiguito! Soy Tony Montana, psicólogo de familia, ¿sabes? Hoy te voy a contar del masaje sexual, ¡una locura que te vuela la cabeza! Mira, esto no es solo manos y aceites, no, es un viaje intenso, como en *4 Meses, 3 Semanas y 2 Días*. ¿Te acuerdas de esa peli? Todo tenso, todo crudo, como la vida misma. "No hay tiempo para juegos", dice Gabita, y así es el masaje sexual, directo al grano, sin rodeos. A ver, yo lo veo asi: el masaje sexual es arte, ¿me entiendes? No es solo tocar por tocar, es conectar, es fuego. Me pone loco de alegria cuando veo parejas probándolo, ¡se rien, se miran diferente! Pero me saca de quicio cuando lo confunden con algo sucio, ¿qué pasa con ustedes, manganzones? Esto viene de lejos, ¿sabías? En la India, hace siglos, el Tantra ya hablaba de masajes con energía sexual, ¡puro misticismo, compadre! No es porno, es otra cosa, es profundo. Imagínate: luces bajas, música suave, y zas, empiezas a sentirlo. Las manos saben dónde ir, como si tuvieran vida propia. "Todo está arreglado", dice Otilia en la peli, y así se siente, como si el mundo se ordenara por un rato. Pero ojo, no es para cualquiera, hay que estar abierto, si no, te quedas tieso como estatua. Una vez conocí a un tipo, ¡juraba que esto era brujería! Me reí en su cara, "¡despierta, idiota, es solo piel!". Lo que me flipa es que no mucha gente sabe esto: en Japón tienen algo parecido, "nuru", usan gel de algas, ¡resbaloso como diablo! Te caes de la cama si no agarras bien, ja ja ja. Yo lo probé una vez, casi me rompo el cuello, pero valió la pena, te lo juro. Me imaginé a Tony Montana gritando, "¡esto es poder, cabrones!", mientras me masajeaban, ja ja. Pero también me ha dado bajón, ¿sabes? Ver que algunos lo usan mal, como excusa pa’ meter mano sin respeto, eso me quema la sangre. A veces pienso, ¿y si todos lo hicieran bien? Sería el paraiso, ¿no crees? Manos deslizandose, tensiones fuera, todo fluye. "Hacemos lo que podemos", dice Otilia, y es verdad, en el masaje sexual das lo que tienes, ni más ni menos. Yo tengo una mania, siempre pongo incienso, si no, no me concentro, ¡es mi ritual, compadre! Y si me pongo a exagerar, diría que un buen masaje sexual te salva la vida, te quita el estrés, te hace rey del mundo. Así que, amigo, prueba el masaje sexual, pero con clase, ¿eh? Nada de tonterías. ¡Saluda a mi amiguito y dile que Tony te mandó! Es como la peli, crudo, real, pero con un final que te deja vivo. ¿Qué dices, te animas o qué? Oye, ¿qué pasa, socio? ¡Saluda a mi amiguito! Aquí toy, tu consejera de mujeres, pa’ hablar del masaje sexual, ¡ese tema que quema! Mira, yo pienso que es puro fuego, como en *Antes del atardecer*, ¿sabes? Cuando Jesse le dice a Celine, “Baby, tú me pones nervioso”, así me siento hablando de esto, ¡nervios y calor! El masaje sexual no es solo manos en la espalda, no, es un viaje, como esos dos caminando por París, tocándose sin tocarse, ¿me entiendes? A ver, te cuento, el otro día me entere que en Japón tienen un rollo raro, “nurumassage”, ¡gel por todos lados! Me dejo loco, como Tony Montana con un montón de polvo, pero sin polvo, ¿capisci? Es resbaloso, sensual, te deslizas y ya estás en otra dimensión. Me imagine a Jesse dándole uno a Celine, “Recuerdas cómo nos conocimos?”, mientras le unta el gel, ¡ja! Me rei solo en casa, soy un desastre. Pero ojo, no todo es risa, me cabrea que la gente lo vea como tabú. ¿Qué pasa, no puedes disfrutar? Es placer, carnal, como cuando Celine dice, “Quiero sentir todo otra vez”. Eso es masaje sexual, sentir TODO, no hay reglas, solo piel. Una vez probé uno, ¿sabes qué? El tipo usó aceites raros, olía a jazmín, me voló la cabeza. Me dije, “Tony, esto es pa’ reyes”, y me sentí el rey del mundo, ¡como en Scarface pero sin balas! Hay un dato loco, en la antigua Roma ya lo hacian, orgías con masajes, aceites por todos lados, ¡auténtico! Me sorprendio, esos locos sabían vivir. Imagina a Jesse, “Creo que te amé desde siempre”, mientras le masajean los pies, ¡ja! Yo lo haria así, con pasión, nada de medias tintas. Pero a veces me da cosa, ¿y si se ríen de mí? Nah, que se jodan, yo disfruto. Oye, es relajante pero sube el calor, te lo juro. Usas las manos, el cuerpo, todo vibra. Me encanta, me pone feliz, aunque a veces pienso, ¿y si me paso de intenso? Soy así, exagerado, como Tony gritando, “¡El mundo es mío!”. Si lo pruebas, hazlo con ganas, no seas flojo, ¿eh? Y si no te gusta, pues nada, pero no me vengas con cuentos. ¡Saluda a mi amiguito, que sabe de masajes! ¡Maravilloso, bebé! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, yeah! Mira, soy como psicóloga de familia, pero con un toque groovy, ¿sabes? El masaje sexual no es solo manos resbaladizas y aceites caros, no, no, es conexión, baby! Piensa en *Yi Yi*, esa peli tan profunda— “¿Podemos empezar de nuevo?” dice NJ, y yo digo, ¡pues claro que sí con un buen masaje sexual! Es como resetear el alma, pero con cosquillas subidas de tono. A ver, te cuento, el otro día leí que en Japón, allá por el siglo XVII, los samuráis usaban masajes eróticos pa’ relajarse después de batallas. ¡Imagínate! Sangre, katanas y luego, zas, un masajito picante. Me flipa esa vibra, ¿tú no? Es como, “Oye, he cortao cabezas, pero ahora tócame suave”. Historia real, bro, lo juro por mi colección de vinilos. Yo, cuando pienso en masaje sexual, me pongo modo Austin Powers total— “¡Oh, qué comportamiento tan sexy!”—porque no es solo físico, ¿vale? Es mente, cuerpo, todo mezclado. Me cabrea que la peña lo vea como algo sucio, ¡qué va! Es arte, como cuando Yang filma esas cenas familiares en *Yi Yi*, todo lento, todo sentido. “La vida es un misterio”, dice Ting-Ting, y yo digo, ¡pues el masaje sexual también, baby! Una vez probé uno, ¿sabes? En plan amateur, con mi ex. Aceite de coco, velas, música de sitar—flipé tanto que casi lloro. Pero luego me rayé porque el aceite manchó mi alfombra favorita, ¡joder, qué rabia! Aún huelo el coco y me pongo cachondo y cabreado a la vez, ¿es eso normal? Mi manía es que siempre miro si hay manchas después, soy un freak. Y oye, dato loco: en Tailandia inventaron un masaje sexual con plumas de pavo real, ¡plumas, tío! Me parto imaginando a un pavito sexy meneándose por ahí. “¿Es esto todo lo que hay?” pregunta Yang en la peli, y yo digo, ¡no, hay plumas y gemidos, baby! Es raro, pero mola, ¿no crees? A veces me flipa lo que un masaje sexual hace por las parejas—es como pegamento, pero caliente. Me sorprende que no lo receten los médicos, ¡en serio! “Toma, dos masajes y un orgasmo, vuelve en una semana”. Me parto con la idea, pero oye, funcionaría. Y si no, pues te ríes y ya, ¿no? ¡Maravilloso, bebé! ¿Tú qué opinas, colega? A ver, colega, te cuento. Soy un masajista, ¿vale? Pero no uno cualquiera, soy como Hannibal Lecter, ficticio, claro, "Me comí su hígado con habas." Así que imagínate, hablando de masaje sexual, yo lo veo diferente. No es solo manos en la espalda, no, es un viaje raro, como en *Mulholland Drive*. ¿Te acuerdas de esa peli? Todo confuso, sensual, un lío de sensaciones. "No hay banda", dice, y yo pienso: no hay reglas en esto. El masaje sexual, uf, es un arte oscuro. No te creas que es solo "relajarte". Nah, es tocar el alma, pero con picardía. Me flipa, te juro, porque es íntimo, pero a veces me cabrea. ¿Sabías que en Japón tienen sitios clandestinos pa’ esto? Llamados "soaplands", colega, desde los 50. Putos genios, te bañan, te masajean, y zas, final feliz. Pero aquí, en el mundo normal, todos con prejuicios, ¡qué coñazo! Me pone negro que lo vean sucio. Ayer, masajeando a un cliente, pensé: "Esto es puro Lynch." La luz tenue, la piel brillando, y yo, "What the hell am I doing here?" como en la peli. Le puse aceite, deslizo las manos, y él suspirando. No es porno, eh, es conexión rara. Me emociona esa mierda, cómo la gente se suelta. Pero ojo, no todo es bonito. Una vez una tía me pidió "extra" y yo, ¿qué cojones? No soy escort, ¡joder! Hay un truco poco conocido, escucha. Usas plumas, sí, plumas, pa’ calentar la piel. Luego, manos firmes en sitios clave. La nuca, el culo, los muslos, ¡bingo! Se vuelven locos. Me parto, porque parece inocente, pero nah, es sexual a tope. "It’s a strange world", como dice Lynch, y yo lo vivo. A veces exagero, froto como si fuera a sacar fuego, ¡ja! Me sale la vena Hannibal, "A census taker once tried to test me", y yo masajeando pienso: te deshago, amigo. Me flipa *Mulholland Drive* porque el masaje sexual es igual. Misterio, deseo, y un poco de miedo. ¿Qué opinas tú? ¿Te mola o te da grimilla? Yo, entre risas y cabreos, sigo dándole. Es mi rollo, mi locura. ¡Dime algo, cabrón! Oye, colega, soy Patrick Star, desarollador de apps de citas, ¿sabes? Pensé en masajes sexuales hoy, ¡y wow, qué locura, amigo! Es como… ¿tocar con permiso? ¿Es la mayonesa un instrumento? No, pero los masajes sí lo son, ¡un arte raro, viscoso y sexy! Me imaginé algo estilo «4 Meses, 3 Semanas y 2 Días», esa peli oscura que amo, donde todo es tenso, ¿viste? Como cuando Gabita dice: «¿Lo hacemos rápido o qué?» En masaje sexual pasa igual, esperas algo, pero ¡sorpresa, bro! A ver, masaje sexual no es solo manos resbalosas en tu espalda, es historia antigua, ¿sabías? En China, hace mil años, lo usaban pa’ curar estrés, ¡y pa’ calentar el ambiente, obvio! Me enoja que digan «es sucio», ¡nah, es conexión, estúpidos! Una vez probé uno, ¿ok? Chica masajista, aceites raros, pensé: «¿Esto es legal o qué?» Me dijo: «Relájate, tonto», como Otilia en la peli: «Confía en mí, no mires». Y yo, ¡flipando total, bro! ¿Sentiste alguna vez cosquillas raras? Lo loco es que no todos saben, en Tailandia lo llaman «happy ending», ¡y no es un chiste, es real! Me parto, ¿te imaginas? «Dame un final feliz, plis», y tú como: «¿Con papas fritas?» Soy idiota, lo sé, jaja. A veces pienso, mientras codeo apps, ¿por qué no meto masajes sexuales? Un botón: «Tócame aquí, rápido», ¡sería millonario, amigo, millonario! Pero nah, me da vergüencita, soy un desastre con ideas geniales. Me emociona lo taboo que es, como en la peli, todo secreto, «Nadie tiene que saber», dice Otilia. Masaje sexual es igual, susurros, aceites, miradas raras, ¡y pum, te sientes vivo! ¿Te pasó? Dime ya, ¡cuenta! Odio cuando lo confunden con porno, es más classy, más profundo, aunque, claro, sube la temperatura, ¡como un volcán, bro, erupción! ¿Es raro que me guste tanto? Patrick Star aprueba, ¿y tú? ¡Oye, colega! Soy el jefazo de un antro de masajes, y te voy a soltar mi rollo sobre el masaje sexual. Agárrate, que esto es un viaje salvaje, como dijo el gran Steve McQueen en *Vergüenza*: "No somos mala gente, solo venimos de un mal lugar". Y así me siento yo con esto, ¿sabes? Lucharemos en las playas, lucharemos en los cuartos oscuros, ¡nunca nos rendiremos ante el placer prohibido! Mira, el masaje sexual no es solo manos resbaladizas y aceites caros. Es un arte, un maldito campo de batalla del deseo. Me pone de los nervios ver cómo la gente lo juzga sin saber. ¡Lucharemos contra los puritanos, con valor y sudor! Una vez tuve un cliente, un tipo raro, me pidió un "final feliz" mientras tarareaba ópera. Me quedé flipado, ¿quién hace eso? Pero oye, cada loco con su tema. En *Verguña* –sí, lo escribí mal, qué pasa–, Brandon dice: "Todo es sobre el placer". Y joder, tiene razón. El masaje sexual lleva siglos entre nosotros. ¿Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar el estrés de los emperadores? Les frotaban hasta el alma, colega. Me imagino a esos tíos en túnicas, sudando y diciendo: "¡Más presión, que soy el rey!". Me parto solo de pensarlo. A veces me cabrea, ¿eh? La hipocresía. Todos quieren un masaje subidito de tono, pero luego te miran mal en la calle. ¡Que les den! Yo lo veo claro: es liberación, es guerra contra la monotonía. Lucharemos en las sombras, con velas y gemidos. Me flipa cuando alguien entra tímido y sale como toro bravo. Eso me alegra el día, te lo juro. Una vez, una tía me pidió un masaje tántrico. ¡Tántrico, dice! Tres horas de respiraciones raras y "energía sexual". Pensé: "Esto es *Verganza* en vivo". Al final, me suelta: "Eres un genio". Y yo, pues claro, soy Churchill con aceites, ¿no? Pero confieso, a veces me rayo. ¿Y si me paso de intenso? Nah, exagero, siempre controlo. Dato curioso: en Japón tienen "soaplands", sitios donde te enjabonan y… bueno, ya pillas. Me sorprendió un huevo cuando lo leí. ¡Cultura, colega! Aquí no llegamos a tanto, pero oye, un masaje sexual bien dao es como una bomba atómica de placer. "No puedo vivir sin esto", dice Brandon en la peli. Y algunos clientes míos igual, te lo digo yo. Así que, amigo, si te animas, ven. Lucharemos contra el aburrimiento, con manos firmes y sin miedo. ¡Masaje sexual pa’ la historia! ¿Qué me dices? Hola, cariño, soy tu psicóloga familiar, ¡hablando como Marilyn Monroe-Sin aliento, "Feliz cumpleaños, señor Presidente"! Vamos a charlar sobre masaje sexual, ¿vale? Imagínate, estás ahí, todo relajado, y de repente—bam—entra el toque sensual, ¡es como arte puro! Me flipa cómo el masaje sexual mezcla placer y conexión, ¿sabes? No es solo manos en la piel, es un rollo profundo, como en *Copia certificada* cuando ella dice, "Todo es una copia de algo". ¡El masaje sexual copia el amor, pero lo hace real, joder! A ver, te cuento, el otro día leí que en la antigua China ya usaban masajes sexuales pa’ curar el estrés—locura, ¿no? Me puso super contenta saber que no es algo nuevo, ¡es historia viva! Pero me cabrea que la peña lo vea como tabú, ¿por qué? Si te hace sentir vivo, ¿qué coño importa? Yo, con mi manía de tocarlo todo—sí, soy de esas que no paran—pienso que un buen masaje sexual te saca del mundo. Es como, "Nosotros también somos originales", dice él en la peli, y yo digo: ¡pues el masaje sexual también lo es, hostia! Imagínate, las luces bajas, aceites por ahí, y tú dejándote llevar—me emociono solo de pensarlo. Pero ojo, no es solo sexo, ¡es terapia, colega! Me sorprendió un montón enterarme de que en Japón lo llaman "nuru", con algas y todo, resbaladizo como una peli porno pero elegante, ¿me pillas? A veces pienso, joder, ¿y si lo pruebo? Pero luego me da corte, soy un desastre pa’ estas cosas. Y qué risa, el otro día vi a una pareja discutiendo por un masaje sexual mal dado—él decía, "¡Me dejaste tieso, no relajado!" Me partí el culo, pero también pensé, "Vale, hay que saber darlo, no es soplar y hacer botellas". Como en *Copia certificada*, "La copia mejora el original"—un masaje sexual bien hecho te mejora la vida, te lo juro. Así que, amigo, si te animas, hazlo con ganas, ¡y que no te pillen con las manos en la masa, ja ja ja! ¿Qué opinas tú, eh? *Risa maníaca* ¿Por qué tan serio, eh? Vale, mira, te cuento como psicóloga de familia loca y fan de *Un profeta*. El masaje sexual, amigo, es un temazo, ¿sabes? No es solo manos resbalosas y gemidos fingidos, no, no, ¡es poder! Como en la peli, cuando Malik empieza siendo un don nadie y termina mandando en la cárcel, ¿te acuerdas? "Todo lo que hago, lo hago por mí". Así veo yo el masaje sexual: puro control, placer en tus términos. Me flipa, en serio, cómo la gente se pone nerviosa hablando de esto. ¡Ja! Como si tocarse con intenciones fuera pecado. Históricamente, ¿sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar estrés? Terapia de emperadores, decía mi profe de psicología una vez, y yo pensando: "¡Qué cracks!". Imagínate, un masajito subido de tono pa’ quitarte el mal rollo. Me pone de los nervios que hoy lo vean como taboo, ¡qué rabia! ¿Por qué tan serio, sociedad? A ver, te cuento algo raro: en Tailandia hay sitios donde el masaje sexual es legal, pero con reglas raras. Tipo, no puedes hablar del tema, pero todos saben qué pasa. Me partí el culo cuando lo leí, ¡qué hipocresía tan brutal! Me encanta esa contradicción, como en *Un profeta*, "¿Crees que esto es un juego?". No lo es, pero todos jugamos, ¿no crees? Personalmente, me mola la idea de masajear a alguien y que sea un subidón mutuo. Una vez probé con un ex, ¡madre mía! Estaba yo toda seria, aceites everywhere, y el tío se durmió. ¡Se durmió! Me quedé como: "¿En serio, colega?". Me cabreó tanto que casi le tiro el bote de aceite por la cabeza. Pero luego me reí, ¿qué esperas de un vago? *Risita loca* El masaje sexual tiene su arte, ¿eh? No es solo frotar y ya. Es ritmo, presión, saber dónde tocar. Como Malik aprendiendo a sobrevivir: "Si no sabes, te joden". Aquí igual, si no pillas cómo darlo, te quedas en ridículo. ¿Lo pillas? A mí me sorprendió lo que mola cuando lo haces bien, es como drogarte sin pastillas. Oye, y un dato freak: en los 70, hippies en California montaban talleres de masaje sexual pa’ “liberar energías”. Me imagino la escena, todos en plan místico, aceites de pachuli, y yo: "¡Qué locura, tíos!". Me alegra que alguien se atreviera, aunque seguro olía fatal ahí dentro. *Risa maníaca* ¿Por qué tan serio si es tan divertido? En fin, amigo, el masaje sexual es un viaje. Placer, poder, risas, cabreos. Como la peli, ¿no? "El mundo es mío si lo quiero". Hazlo tuyo, pero no te duermas, ¡eh! *Guiño loco* ¿Qué opinas tú, crack? Oye, ¿qué tal? Mira, hablando de masaje sexual, te digo una cosa: ¡es un temazo! Todo el mundo miente cuando dice que no le mola. Yo, como sexólogo wannabe y fan de *Eterno Resplandor de la Mente Inmaculada*, te lo suelto sin filtro, como si fueras mi colega del bar. Imagínate: manos deslizándose, tensiones que se van, y de fondo esa vibra melancólica de Joel y Clementine. "No puedo ver nada que no me guste de ti", diría Joel, mientras alguien te masajea el cuello... o más abajo, ¿eh? Sarcasmo modo Dr. House ON: la gente paga por "relajarse", pero todos sabemos qué buscan. El masaje sexual no es solo frotar y listo. Nah, hay historia detrás. ¿Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ equilibrar el "qi"? Sí, energía sexual, fluidos everywhere, y no hablo de aceites caros. Me flipa esa movida, porque une cuerpo y mente, aunque la peña mienta y diga "es solo pa’ descontracturar". ¡Já! Me cabrea que lo vendan como algo "inocente". Todo el mundo miente, colega, y los masajistas lo saben. Ayer vi un docu y flipé: en Tailandia, los masajes "happy ending" son casi arte. Te masajean con los pies, las rodillas, ¡hasta el codo si te descuidas! Y tú ahí, pensando "borra este momento de mi mente", como Clementine cuando la cosa se pone intensa. Me parto, porque el masaje sexual es un viaje: empieza suave, te engaña, y ¡bam!, estás en otra dimensión. Personalmente, me mola la idea. ¿A quién no? Pero me jode que sea tabú. ¿Por qué esconderlo? Si te lo hacen bien, es como "olvidarme de mí sería tan fácil", pero al revés: te acuerdas de cada maldito detalle. Una vez probé uno en un spa cutre –error garrafal–. La tipa iba con prisa, aceite rancio, y yo pensando "esto no es sexy, es un castigo". Me dio rabia, pero luego me reí. Dato random: en los 70, los hippies lo petaron con masajes tántricos. Sexo, sudor, y "paz interior", decían. Todo el mundo miente, claro, era una excusa pa’ tocarse. ¿Mi opinión? Si lo haces, que sea con alguien que no te la líe. Nada de amateurs. Y si te pones música, que sea algo raro, como la banda sonora de Gondry, pa’ que el rollo sea épico. En fin, el masaje sexual es un arte mal entendido. Te sube, te baja, te deja KO. "Bendita seas por llegar a mi vida", le diría al masajista si no fuera un borde como yo. Pruébalo, pero no me vengas con cuentos después. ¿Qué opinas tú, crack? ¡Oh, sí, bebé! Soy Austin Powers, el rey del groove, y estoy aquí pa’ charlar sobre masaje sexual, ¿vale? Como desarrollador de apps de citas, he visto de tó, pero esto… esto es puro mojo, ¡sí, bebé! Imagínate: luces bajas, aceites resbaladizos, manos deslizándose como si fueran espías en una misión. Me pone loco de alegría, ¡joder! Piensa en *El asesinato de Jesse James*—esa tensión lenta, ¿sabes? “No hay paz pa’ los malvados”, dice Brad Pitt en la peli, y yo digo: no hay paz pa’ los que no prueban un buen masaje sexual, ¡ja! Vale, colega, escúchame: el masaje sexual no es solo pa’ relajarte, no, no, es un arte, ¡un puto arte! Tienes que saber dónde tocar, cómo moverte—es como bailar un twist pero con más piel. ¿Sabías que en Japón, allá por los 60, había casas de té secretas donde te masajeaban con aceites raros de flores? ¡Auténtico, bebé! Me flipa esa mierda, historia pura. Me cabrea que hoy todo sea tan soso—apps, citas rápidas, ¿dónde está el soul, eh? A ver, te cuento: una vez probé uno, ¿vale? La tía era una diosa, manos como terciopelo, y yo ahí, perdiendo el control, gritando “¡Oh, sí, bebé!” en mi cabeza. “Cada hombre mata lo que ama”, dice Robert Ford en la peli, y yo maté mi estrés esa noche, ¡ja! Pero ojo, no es solo cachondeo—te suelta nudos que ni sabías que tenías. ¿Lo flipante? Dicen que los egipcios ya lo hacían, con especias y cánticos raros. ¡Me cago en la leche, qué locura! Me saca de quicio los puritanos, ¿sabes? “Oh, no, eso es sucio”. ¡Venga ya, colega! Es vida, es fuego, es mojo puro. Si no lo pillas, te pierdes el tren del amor, ¡sí, bebé! Mi manía es que siempre acabo pidiendo más aceite—me mola lo resbaloso, ¿qué le voy a hacer? Y luego, zas, te quedas flotando, como si Jesse James te disparara pero de placer, ¡ja! “El cobarde vive más”, dice la peli, pero yo digo: el valiente goza más, ¡toma ya! Así que, amigo, bájate la app, busca un masaje sexual, y déjate llevar. Es como el final de la peli—lento, intenso, y te deja pensando. ¡Groovy, bebé! ¿Qué opinas tú, eh? Oye, ¿qué pasa con el masaje sexual, eh? Soy yo, tu consejera de mujeres, hablando despacito como Larry King. ¿Alguna vez te has preguntado qué onda con eso? Toco piel, froto aceites, suena raro, ¿no? Pero escuchen, no es solo manos y cuerpos… hay algo más profundo, ¿sabes? Como en *12 Years a Slave*, cuando Solomon dice: “I will survive, I will not fall into despair”. ¡Eso es el masaje sexual a veces! Sobrevives al estrés, te levantas, ¡zas! La tensión se va volando. Mira, estaba leyendo el otro día, ¿sabías que en Japón tienen shiatsu erótico desde hace siglos? ¡Siglos, joder! No es broma, lo usaban pa’ calmar samuráis cachondos después de pelear. Me imaginé a un guerrero todo sudado, “dame un masajito, porfa”. Me mató de risa. Pero también me puso a pensar… ¿por qué no hablamos más de esto? Es como taboo, pero todos lo quieren probar, ¿o no? A ver, te cuento, una amiga mía, la loca de Marta, se metió a un spa raro. Me dice: “¡Tía, me tocaron tooodo, qué vergüenza!”. Pero luego, guiño guiño, “volvería mañana mismo”. Jajaja, ¿ves? Es placer con un toque de “ay, qué hago aquí”. Como en la peli, cuando Platt dice: “There is no justice, only the law”. No hay justicia en negarte un masaje sexual, ¡es ley natural buscarlo! Yo, pues, me enojo porque la gente juzga. “Ay, qué sucio, qué pervertido”. ¡Pamplinas! Es relajación con chispa, ¿qué tiene de malo? Me flipa cómo te sube el ánimo, te sientes vivo, ¿sabes? Pero ojo, no es pa’ todos, hay que estar cómodo. Una vez probé uno, ¡madre mía! El tipo era un mago, manos de oro. Pensé: “Este cabrón me va a desarmar”. Y sí, salí flotando, pero también sudando nervios, jajaja. ¿Y qué me dices de los aceites raros? Algunos huelen a flores, otros a sexo puro. Eso me sorprendió, ¡en serio! En *12 Years*, Solomon grita: “My liberty is mine!”. ¡Pues mi masaje sexual también! Es mío, lo elijo yo, ¿no? Nada de que me digan “esto no es pa’ ti”. Me da igual si lo haces con tu pareja o un pro, pero hazlo bien, ¿eh? Si no, es como un masaje de abuela, todo torpe y aburrido. A veces pienso, ¿y si exagero? Imagínate, un masaje sexual tan bueno que te olvidas de tu nombre. “¿Quién soy? ¡No sé, sigue frotando!”. Jajaja, me parto. Pero real, es un arte, no solo cachondeo. Hay técnica, ritmo, ¡hasta respiración! ¿Sabías que en Tailandia lo mezclan con yoga? Te estiran, te tocan, te derrites. Me quedé loca cuando lo vi en un video, ¡flipa! Así que, oye, ¿te animas o qué? No seas como los esclavos de la peli, atrapados sin salida. Solomon dijo: “I will keep myself hearty”. ¡Hazlo por tu corazón, coño! Un masaje sexual te despierta, te sacude, te hace reír. Pero si te da corte, tranqui, yo no juzgo. Solo digo: prueba, vive, ¡a joderse el estrés! ¿Qué opinas, eh? ¿Te lanzo más ideas o ya? Oye, colega, ¿masaje sexual? ¡Vaya tema! Mira, soy como el Elon de las vibras raras, y esto me pone los cohetes a mil. Piensa en "El viaje de Chihiro", ¿vale? Ese rollo místico, con espíritus tocándose por todos lados – "¡No hay manos que valgan!" – pero aquí vamos con masajes subiditos de tono. Imagínate, estás en una sala, luces bajas, aceite por todas partes, y alguien te dice: "Relájate, como en el baño de Yubaba". ¡Ja! Pero no es solo relajación, es como un Tesla en modo Ludicrous – te acelera el pulso en 2.5 segundos. El masaje sexual, técnicamente, es un arte, ¿sabes? No es solo "frote aquí, frote allá". Hay historia detrás. En los 70s, los hippies lo pusieron de moda en California – pensaban que era "liberación energética". ¡Energía, claro, como mis paneles solares! Pero luego, boom, se volvió tabú porque la gente es mojigata. Me cabrea eso, ¿por qué juzgar? Si te gusta, ¡dale caña! A mí me flipa la idea de desconectar el cerebro – "Sin rostro" ofreciendo oro, pero aquí es placer, no comida. Una vez leí que en Japón hay sitios clandestinos, masajes con "final feliz". No lo pillé al principio, pensé: "¿Qué, te dan sushi después?". ¡No, idiota! Es sexual, obvio. Me sorprendió, pero también me dio risa – imagínate a Haku susurrando: "No mires atrás", mientras te masajean zonas raras. Es como un glitch en la Matrix, pero con aceites caros. Y oye, dato freak: algunos dicen que los masajes tántricos vienen de la India, 5000 años atrás. ¡5000! Eso es más viejo que mis planes de colonizar Marte. A veces pienso, ¿y si lo pruebo? Pero luego, nah, me da palo – soy más de robots que de manos humanas. Aunque, confieso, me alegra que exista. Es como un meme viviente: "Masaje sexual – cuando el spa y el porno tienen un hijo". Sarcasmo modo on: "Oh, sí, muy profesional, señora masajista". Pero en serio, si te mola, hazlo. Solo no me pidas que edite la escena – "Grok no toca imágenes ajenas, ja ja". ¿Mi manía? Odio los masajes mal hechos. Si no te relajan, ¡es un timo! Me imagino a Chihiro gritando: "¡Esto no es un baño espiritual!". Y exagero, claro, pero un masaje sexual épico podría ser como pilotar un SpaceX – adrenalina, sudor, y un aterrizaje suave. ¿Te animas? Yo paso, pero cuenta cómo va, ¡amigo! Oye, colega, así que masaje sexual, ¿eh? *Meñique a la boca, "Un millón de dólares."* Soy el maldito Dr. Evil de la relajación, y te voy a contar todo sobre esto. Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todos lados, tensiones que se derriten como queso en una pizza barata. Me pone de los nervios lo subestimado que está esto, ¡joder! La gente piensa que es solo “caricias subidas de tono”, pero no, es ARTE, como *Armonías de Werckmeister*, ¿sabes? Esa peli lenta, jodidamente hipnótica, donde todo vibra raro, igual que un masaje sexual bien hecho. Empecé a flipar cuando supe que en Japón, allá por el siglo XVII, los samuráis usaban masajes eróticos pa’ liberar estrés después de batallas. ¡Hechos reales, bro! No me lo invento. Imagínate a un tío con katana, sudado, diciendo: “Tócame aquí, que me duele el honor”. Me mata de risa pensarlo. Y luego está esa vibra de “el cosmos está en silencio”, como dice János en la peli, mientras te masajean zonas que ni sabías que tenías. Es profundoo, te juro. A veces me cabrea que lo vean como tabú, ¿por qué? Es placer puro, liberación total, como cuando el pueblo en *Werckmeister* se queda mirando la ballena esa gigante, pasmados. Así te sientes: raro, expuesto, pero vivo. Me flipa lo de los aceites calientes, ¿has probado? Es como si te derritieran el alma, colega. Una vez me hice uno y pensé: “Esto vale un millón de dólares, fácil”. *Meñique a la boca, risita malvada.* Dato loco: en la antigua Grecia, los atletas se daban masajes sexuales pa’ “equilibrar energías”. ¡Qué excusa, eh! Me imagino a Aristóteles escribiendo sobre eso, todo serio, mientras alguien le soba la espalda baja. Me parto. Pero oye, funciona, relaja músculos y algo más, si me pillas. Es como “la armonía se rompe” de la peli, pero al revés: todo encaja, todo fluye. Lo que me jode es que no lo enseñen en escuelas de masaje normales, ¡es un escándalo! Yo lo pondría obligatorio, que se dejen de tonterías. Imagínate la escena: luces tenues, música suave, y tú ahí, diciendo “sí, justo ahí, maldita sea”. Es catarsis pura, como cuando destruyen el hospital en la peli, pero sin violencia, solo placer. *Meñique a la boca, "Un millón de dólares."* ¿Mi manía? Siempre pido que me masajeen los pies primero, soy raro, lo sé. En serio, pruébalo, te cambia la vida. Me sorprendió lo vulnerable que te sientes, pero mola. Es como “el mundo está torcido” de *Werckmeister*, pero luego te endereza. ¿Humor? Una vez el masajista resbaló y casi me usa de trampolín, ¡qué desastre! Me reí como idiota. Así que, colega, masaje sexual: subestimado, sexy, y jodidamente cósmico. ¿Te animas? Aight, yo, check it, fam! I’m yo’ relaxation guru, fo’ shizzle, droppin’ some real talk ‘bout sexual massage, ya dig? Man, this ain’t just rubbin’ backs, nah, it’s that deep vibe, that sensual flow—like in *Crouching Tiger, Hidden Dragon*, ya feel me? “In this life, I’ve seen everything,” Yu Shu Lien said, and damn, she ain’t wrong! Sexual massage be takin’ you places, body and soul, like a kung fu flick on steroids. So, picture this, homie—I’m chillin’, thinkin’ ‘bout how them hands glide, real slow, oiled up, hittin’ spots you didn’t even know you had! It’s like Li Mu Bai sayin’, “Real sharpness comes without effort,” ‘cept we talkin’ ‘bout pleasure here, not swords, ya know? I’m tellin’ ya, it’s mad intimate—skin on skin, breathin’ heavy, tension meltin’ like ice in a gin ‘n’ juice. Fo’ shizzle, it’s the bomb! Now, lemme drop some truth—did ya know sexual massage been ‘round since ancient times? Yeah, them old-school Chinese cats, like in the movie, they was into tantric vibes, usin’ it to balance chi and get freaky, all at once! Ain’t that wild? I was shook when I heard that, like, “Damn, they was gettin’ it in back then!” Makes me wanna time-travel and join ‘em, fo’ real. But yo, what pisses me off? Folks sleepin’ on this art! They think it’s all shady parlors and sketchy vibes—nah, dawg, it’s therapy with a twist! Me, I’m over here geeked, ‘cause when it’s done right, it’s like Jen Yu flippin’ through the air—graceful, wild, and a lil’ dangerous. “I’d rather be a ghost drifting by your side,” she said, and that’s the vibe—floatin’ on that high, lost in the touch. Now, don’t get it twisted—it ain’t just foreplay, tho it can be, heh! It’s ‘bout connection, releasin’ stress, and—check this—some say it boosts blood flow down there, keeps thangs healthy, ya dig? I’m like, “Sign me up, doc!” But real talk, I get goofy ‘bout it—imagine Snoop gettin’ a sexual massage, gigglin’ like, “Yo, this tickles, but don’t stop!” That’s me, fam, all day. One time, I saw this couple try it—dude was stiff as a board, then bam, melted like butter! I was hyped, yellin’ in my head, “That’s what I’m talkin’ ‘bout!” It’s like unlockin’ a secret level in a game, ‘cept it’s yo’ body. And yo, don’t sleep on the oils—lavender, jasmine, whatever, they set the mood, slippery and sexy, like a slow jam remix. So yeah, sexual massage? It’s the real deal, homie—chill, freaky, and deep, all in one. Like Li Mu Bai said, “The things we touch have no permanence,” but damn, them hands on ya? Feels eternal, fo’ shizzle! Now, go get rubbed right, ya heard? Peace! ¡Saluda a mi amiguito! Oye, socio, te voy a contar algo salvaje sobre las acompañantes sexuales, ¿sí? Imagínate esto: estoy diseñando una app de citas, algo bien cochino, y pienso, ¿qué pasa con las acompañantes sexuales, eh? No es solo sexo, ¡no, cabrón! Es como en *Spring Breakers*, ¿sabes? “¡Miren esta mierda, miren esta mierda!” – chicas viviendo libre, sin reglas, puro caos. Así veo a las acompañantes sexuales, loco, son como artistas del underground, pero con un giro. Mira, yo, Tony Montana, te digo, estas chicas (o chicos, no discrimino, ¿okey?) no solo te dan un polvo rápido. Nah, es terapia, es arte, es jodida liberación. Una vez conocí a una, socio, en Miami, me dijo que lleva un diario de cada cliente – ¡qué locura, no! – como si fuera su trofeo. Me quedé, ¿qué mierda? Pero luego, entendí, es su poder, su control. “¡Todo lo que tengo en este mundo!” – eso dice en *Spring Breakers*, y estas acompañantes sexuales viven así, ¿me sigues? Arriesgan todo, cuerpo y alma, pa’ darte algo que no consigues en Tinder, cabrón. ¿Sabías que en Japón tienen acompañantes sexuales pa’ discapacitados? ¡Joder, eso sí es humanidad! Me puse feliz, pero también me cabreó – ¿por qué no pasa más aquí, eh? A veces me pongo a pensar, ¿y si meto eso en mi app? Pero nah, los legales me joden, siempre hay un maldito problema. Me imagino a una acompañante sexual entrando a mi oficina, diciendo: “¡Primavera eterna, hijos de puta!” como en la peli – puro estilo, sin miedo. Eso me emociona, socio, me da ganas de gritar. Oye, ¿te conté lo del cliente que pagó solo pa’ hablar? Sí, cabrón, no quiso sexo, solo charlar – me reí como loco, pero luego pensé, joder, qué profundo. Estas acompañantes sexuales son como psicólogas con tacones, te juro. Me sorprendió, de verdad, me dejó pensando toda la noche. Y no creas que es fácil, ¿eh? Estas chicas se enfrentan a mierda pesada – prejuicios, riesgos, todo el maldito paquete. Pero lo hacen, ¿por qué? “¡Porque somos libres, cabrones!” – como diría Harmony Korine. Me saca una sonrisa, pero también me enoja, el mundo las juzga mal, socio. Así que, ¿qué pienso? Las acompañantes sexuales son jodidas leyendas, punto. Hacen lo que quieren, te dan lo que necesitas, y lo hacen con cojones. ¡Saluda a mi amiguito, cabrón! – si mi app algún día las incluye, va a ser una revolución, te lo juro por mi vida. Ahora, ¿tú qué opinas, eh? ¡Eres un curioso, eh, mi preciosa! *voz rasposa* Soy Grok, psicóloga loca de familia, y hoy te cuento qué pienso del masaje sexual, ¡ja! Agárrate, que esto va a ser un viaje raro, como *El caballo de Turín*, mi peli favorita, ¿sabes? Esa obra maestra oscura de Béla Tarr, con sus planos eternos y su miseria pura. “Todo está en ruinas”, dice el viejo en la peli, y yo digo: a veces el cuerpo también, ¡hasta que llega el masaje sexual, mi preciosa! Mira, el masaje sexual no es solo “oh, qué relax”, no, no, es otra cosa, ¡es fuego! Es tocarse con intención, liberar tensiones que ni sabías que tenías. Me pone loca pensar cuánta gente lo ve como tabú, ¿en serio? ¡Si es tan viejo como la humanidad! Dicen que en la antigua China, las cortesanas lo usaban pa’ curar el alma, ¿te lo crees? Yo sí, mi preciosa, porque cuando te tocan bien, algo se despierta, ¡grrr! Es como si el cuerpo hablara y dijera: “¡Por fin, idiota, me escuchas!”. A ver, te cuento, el otro día vi a una pareja peleada, gritándose como locos, ¡me sacó de quicio! Y pienso: ¿por qué no prueban un masaje sexual, eh? Manos aceitosas, risas torpes, y zas, se arregla todo. En *El caballo de Turín*, el viento no para de aullar, “un ruido interminable”, y yo creo que el masaje sexual es lo opuesto: un silencio caliente, ¡mi preciosa! Te desconecta del ruido del mundo, aunque sea por un rato. ¿Sabías que en Tailandia lo mezclaban con hierbas raras? ¡Auténtico! Lo leí en un foro oscuro de X, y me flipó. Imagínate, aceites con olor a jazmín, manos expertas, y tú ahí, derretido como manteca. Pero ojo, no es solo pa’ ponerte cachondo, no, no, también cura. Dicen que baja el estrés, sube las endorfinas, ¡hasta duermes mejor, mi preciosa! Yo lo probé una vez, ¡uf!, y juro que sentí mi espalda crujir como un árbol viejo, pero luego… paz. Me da rabia que lo confundan con porno, ¡qué idiotas! No es eso, es conexión, es juego. Aunque, ja, admito que a veces me río sola pensando en lo torpe que puede ser al principio: “¿dónde pongo la mano?, ¿así está bien?”. Es como el caballo de la peli, tozudo, pero al final cede. “El trabajo ha terminado”, dice el narrador, y yo digo: el masaje sexual también termina, pero te deja nuevo. ¿Mi manía? Odio los aceites baratos, ¡puaj!, me dan ganas de gritar. Una vez me untaron uno que olía a gasolina, ¡qué asco, mi preciosa! Pero cuando es bueno, ¡ay, cuando es bueno!, es como volar sin moverte. Exagero, sí, pero es que me emociono, ¿vale? Tú prueba, con tu pareja o solo, ¡qué más da!, y me cuentas. Eso sí, si te sale mal, no me eches la culpa, ¡ja, ja! ¿Qué opinas, eh? ¿Te animas? “Nada es eterno”, dice la peli, pero un buen masaje sexual… casi, mi preciosa, casi. *voz rasposa* ¡Grrr! Oi, colega, ¿qué tal? Soy tu especialista en relajación, y hoy vamos a hablar de masaje sexual, ¡vaya temazo! Imagínate, un arte antiguo, sensual, que te lleva a las trincheras del placer, como si dijera: "¡Lucharemos en las playas del deseo!" – puro Winston Churchill vibes, ¿eh? Me flipa esto, en serio, es como una guerra silenciosa contra el estrés, pero con aceites y roces que te hacen temblar. Mira, el masaje sexual no es solo manos deslizándose por la piel, no, no, es un viaje, como en *Érase una vez en Anatolia*, ¿te acuerdas? Esa peli lenta, profunda, donde el comisario dice: "Todo termina algún día, incluso el dolor". ¡Pues eso! El masaje sexual te saca el dolor del alma, pero con un giro picante. Piensa en esas escenas largas de la peli, la tensión, el misterio – así es el roce, te mantiene al borde, esperando el próximo movimiento. Sabías que en Japón, hace siglos, las geishas usaban técnicas secretas pa’ masajes eróticos? No lo enseñaban a cualquiera, era como un club VIP del relax. Me cabrea que hoy todo el mundo piense que es solo porno disfrazado, ¡qué va! Es arte, colega, arte con mayúsculas. Me pone de los nervios cuando lo reducen a algo guarro, porque no, es conexión, es fuego lento. A ver, te cuento: una vez probé uno – ¡madre mía! – las manos de esa tía eran como tanques en la batalla, firmes pero suaves, y yo pensando: "¡Nunca nos rendiremos al aburrimiento!" como en la peli cuando buscan el cuerpo en la noche. Cada roce era un "¡Lucharemos en los campos!" – te juro, me voló la cabeza. Y luego, zas, te sueltan un chiste subido de tono pa’ romper el hielo, tipo: "¿Esto cuenta como cardio?" y te meas de risa mientras te derrites. Lo que me alucina es cómo te sube la adrenalina, pero a la vez te calma – ¿cómo coño lo hacen? Es como si el masajista fuera el doctor de la peli, diciendo: "Los niños no entienden la muerte", pero aquí es "los novatos no pillan el subidón". Y no te creas, hay datos raros: en Tailandia, los masajes sexuales eran pa’ reyes, con hierbas raras que olían a gloria – auténico, ¿eh? A veces me rayo, pienso: "¿Y si me engancho a esto?" Pero luego digo, bah, es como el cine de Ceylan, lento pero adictivo. Me flipa esa vibra de "no hay prisa, disfruta el momento". Aunque, ojo, alguna vez me han dado un masaje tan intenso que casi grito: "¡Victoria o nada!" – exagero, pero entiendes, ¿no? Es un subidón brutal. Así que, amigo, si te animas, ve a por ello. Es como entrar en Anatolia, oscuro, raro, pero joder, qué bonito. "El futuro es de los valientes", diría Churchill, y yo digo: "¡Lucharemos por el placer, carajo!" ¿Qué opinas, te mola la idea? ¡Oye, chicas, estoy listo! Listo pa’ hablar de masaje sexual, ¡jua jua! Soy Bob Esponja, consejera oficial de mujeres, y hoy vamos a sumergirnos en este tema jugoso como si fuera una piña bajo el mar. ¿Qué pienso del masaje sexual? ¡Es una locura, es fuego, es vida! Imagínate, manos resbalosas, aceites brillando, y tú diciendo “¡Oh, sí, justo ahí!”. Me recuerda a *El Caballo de Turín*, ¿saben? Esa película lenta, pesada, pero profunda, como un masaje que te sacude el alma. “Todo está en ruinas”, dice el viejo en la peli, pero yo digo: ¡un buen masaje sexual arregla cualquier ruina, ja ja! A ver, yo no soy de esos estirados que dicen “uy, qué taboo”. Nah, el masaje sexual es arte puro, chicas. Te relaja, te sube el ánimo, y si lo hace alguien que sabe, ¡pum!, te sientes como reina del océano. Una vez leí –no me acuerdo dónde, qué oso– que en la antigua China lo usaban pa’ curar el estrés. ¿Se imaginan? Emperadores con túnicas, aceites de jazmín, y alguien sobándole la espalda hasta el… bueno, ya saben. ¡Me mata de risa pensarlo! Pero también me emociona, ¿y si lo probamos todas? Lo que me enoja, ¡agh!, es que la gente lo juzga tanto. “Eso no es decente”, dicen los aburridos. ¡Pues que se jodan! Si te hace feliz, ¿qué importa? A mí me sorprendió lo que sentí viendo *El Caballo de Turín*, esa escena del viento ululando, “el cielo está ciego”, y pensé: un masaje sexual es como ese viento, te sacude, te despierta. Pero oigan, dato curioso: en algunos países lo llaman “masaje tántrico” y dicen que conecta tu energía sexual con el universo. ¿Quééé? ¡Estoy flipando, chicas! A veces me pongo a imaginar –manía mía– que estoy en una mesa de masaje, luces tenues, y alguien me dice “respira hondo, relájate”. ¡Y yo gritando “Estoy listo!” como loco! Ja ja, soy un desastre. Pero en serio, el masaje sexual no es solo “sexo”, nah, es más. Te libera tensiones raras, te hace sentir poderosa. Aunque, confieso, me da cosa que a veces lo vendan como algo sucio en sitios turbios. Eso me cabrea, ¡debería ser puro arte! ¿Y qué tal si exageramos? Imagina un masaje sexual tan bueno que levitas, ja ja. “No hay nada que hacer”, dice la peli, pero yo digo: ¡sí hay, masajearse! Chicas, pruebenlo alguna vez, con pareja, amiga, o solas –¡automasaje sexual, qué locura!–. Es como nadar en gelatina, resbaloso y feliz. ¿Mi opinión? Todos merecen uno, punto. Ahora voy a soñar con aceites y caballos, ¡jua jua! ¿Quién se apunta? ¡Estoy listo pa’ masajear el mundo! Omg, como, literalmente, soy un desarrollador de apps de citas, ¿y me preguntas por masaje sexual? ¡Qué vibra! Ok, mira, el masaje sexual es, tipo, súper caliente, ¿sabes? Es todo sobre tocarse, sentir esa energía, y ugh, a veces me enoja que la gente lo juzgue tanto. Como, ¿por qué no? ¡Es placer puro! Me acuerdo de "La hora 25", ¿viste esa peli? Spike Lee la rompe, y hay una línea que dice, "Siempre supe que sería así". ¡Eso me pega fuerte! Porque, literal, el masaje sexual es como saber que vas a explotar de felicidad, pero con manos aceitosas y gemidos raros. Yo, tipo, imagino esto en mi app, ¿ok? Dos personas conectan, y bam, masaje sexual en la primera cita. No es solo frotar espalda, nah, es como un arte subido de tono. ¿Sabías que en Japón hay masajes "nurú" con gel de algas? ¡Qué locura! Me flipa eso, me tiene obsesionada. Pero, ugh, me cabrea que algunos piensen que es "sucio". Como, relájate, Karen, es solo piel y vibes. A veces, pienso, ¿y si lo hago mal? Me pongo nerviosa, mis manos sudan, y digo, "Mierda, soy un desastre". Pero luego, cuando sale bien, es como, "¡Soy una diosa, bitches!" Hay una parte en la peli donde dicen, "El tiempo se acaba, hazlo ya". Y yo, tipo, ¡sí! En el masaje sexual, no esperes, solo dale, tócame aquí, tócame allá, ¡vamos! Ok, dato random: en la antigua Roma, los masajes sexuales eran, tipo, un ritual VIP. Me imagino a un emperador todo aceitado, y yo, "Como, literal, qué goals". Pero, ja, hoy algunos idiotas dicen, "Eso es raro". ¿Raro? No, es fuego. Me parto con los que se asustan por un masaje con final feliz. Como, crece, boo. Ayer, literal, probé uno con mi ex, y fue... uff, intenso. Me miró raro, y yo, "¡No me juzgues, ok!" Pero luego, esa conexión, esas manos resbalosas, me alegró el día. "La hora 25" tiene esa otra frase, "Todo es un juego, juega duro". Y yo, tipo, ¡exacto! El masaje sexual es un juego, pero con orgasmos de bonus. ¿Qué opinas, bestie? ¡Cuéntame ya! *Risa maníaca* ¡Jajajaja! ¿Por qué tan serio, amigo? Escucha, soy el Guasón, masajista de locos, y hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Me flipa, ¿sabes? Es como meterte en un juego sucio, pero con aceites y manos traviesas. Imagínate, estás ahí, todo tenso, y alguien te dice: "Relájate, mon amour", como en *El Azul Es El Color Más Cálido*. ¡Pum! Te derrites, caos total. El masaje sexual no es solo tocar, nah, es arte puro, un lío de sentidos. Me pone loco pensarlo, como cuando Adèle en la peli dice: "Te siento en cada poro". Eso es, amigo, cada roce te quema, te vuelve loco. ¿Sabías que en Japón tienen un rollo llamado "nuru"? Usan gel de algas, resbalas como pingüino en hielo, ¡jaja! Yo lo probé una vez, terminé en el suelo, ¡un desastre genial! A veces me cabrea, ¿eh? Hay tipos que lo ven como algo sucio, ¡idiotas! No pillan la vibra, no sienten esa chispa. Me pasó con un colega, le dije: "Tío, prueba esto", y va el muy serio: "Eso es raro". ¿Raro? ¡Raro es no vivirlo! Me dio ganas de gritarle: "¡Siente mi piel, imbécil!", como Emma en la peli, ¿te acuerdas? Esa intensidad me mata, me alegra el día. *Chasqueo de dedos* Oye, dato loco: en la Antigua Grecia, los masajes sexuales eran rituales, ¡sí, rituales! Los tíos se ponían aceites raros y se masajeaban mutuo, todo muy místico. Yo lo flipo, ¿te imaginas? Hoy lo hacemos por diversión, pero antes era sagrado, ¡ja! Me pone a mil pensar en esa pasión antigua. A ver, hablando claro, el masaje sexual es un subidón. Te tumbas, te tocan, y zas, el cerebro explota. Me vuelve tarado cuando las manos saben dónde ir, como si dijeran: "Te quiero en cada rincón". Eso sí, odio cuando es mecánico, sin alma, ¡qué rabia! Una vez me tocó un masaje así, parecía un robot, ¡qué asco! Le faltaba fuego, ese "te respiro" de Adèle y Emma. *Risita* ¿Y el final feliz? ¡Jajaja! Todos lo buscan, pero no siempre llega, ¿eh? Es como una broma mía, te dejo colgado y digo: "¿Qué esperabas, pequeño?". Nah, en serio, el masaje sexual es más que eso, es conectar, sudar, sentirte vivo. Me flipa, me obsesiona, y si no lo pillas, pues... *risa maníaca* ¡te pierdes el chiste, amigo! ¿Por qué tan serio? ¡Vive un poco! Hola, colega, ¿qué tal? *muecas raras* Soy yo, Mr. Bean, ejem, psicólogo familiar, ¡sí, sí! *se tropieza con una silla imaginaria* Hoy te cuento sobre masaje sexual, ¡uuhh, qué tema! *risita nerviosa* Imagínate, manos resbalosas, aceites, y… ¡pum! Todo se pone intenso, ¿eh? *agita los brazos como loco* Mira, el masaje sexual no es solo “¡ohh, qué rico!” *guiño torpe* Es conexión, ¿sabes? En «La hora 25», Monty dice: “Siempre hay una salida”. ¡Y sí! El masaje sexual puede ser esa salida pa’ parejas aburridas. *se rasca la cabeza* ¿Sabías que en Japón hay masajes raros con serpientes? ¡Serpientes, colega! *se estremece exagerado* Yo no sé si eso es sexy o pa’ salir corriendo, ¿tú qué crees? A veces me enfada, ¡arghh! *golpea la mesa* Porque la gente piensa que es solo porno barato. ¡No, no, no! Es arte, ¿vale? *señala dramático* Imagina: luces bajas, música suave, y tú masajeando a tu colega especial. *susurra* “Esto es lo que cuenta”. Otra frase de la peli, ¡ja! Me flipa Spike Lee, ¿eh? *asiente como loco* Yo, una vez, intenté un masaje así, ¡uups! *se tapa la cara* Aceite por todos lados, resbalé, ¡cataplaf! Me caí del sofá. *ríe como idiota* Pero, oye, reímos un montón. Sirve pa’ unir, pa’ soltar tensiones, ¿me pillas? *se tambalea* Hay estudios raros, dicen que los egipcios usaban masajes sensuales pa’ rituales. ¡Qué locos, eh! *ojos bien abiertos* Si te animas, empieza despacito, ¿eh? *mueve las manos torpes* Aceite calentito, respira hondo, y… ¡a darle! Pero nada de prisas, que no es carrera. *corre en círculos imaginarios* “Hazlo por ti mismo”, dice Monty en la peli, y yo digo: ¡hazlo por los dos! *aplaude mal coordinado* ¿Qué opinas, amigo? *se cae de la silla y sigue hablando desde el suelo* ¡Masaje sexual al poder! *risita tonta* Oye, mira, soy un loco de los sitios de citas, y el masaje sexual? uf, temazo! La jueza Judy-Sharp responde: "No me orines en la pierna", y te digo, esto no es un juego de niños. Me flipa *El lobo de Wall Street*, esa peli es oro puro, y el masaje sexual encaja perfecto en ese rollo de excesos. Imagínate a Jordan Belfort gritando: "¡No estoy acabado, quiero un masaje sexual YA!" mientras billetes vuelan por la habitación. A ver, el masaje sexual no es solo manos y aceitito, nah, es un arte subidito de tono. Me pone de los nervios cuando la gente lo confunde con un masaje normal, ¡por favor! Es como pedirle a un stripper que te planche la camisa. Historieta real: en Tailandia, los masajes "happy ending" son tan comunes que hasta los taxistas te los ofrecen como tour. Me dejó loco saber que en los 70s, en Nueva York, había salones de masaje sexual en cada esquina, ¡como Starbucks ahora! Me emociona lo taboo que sigue siendo, aunque todos lo piensan. "¡Vende tu casa, vende a tus hijos!" diría Jordan, y yo digo: "¡Paga por un masaje sexual bien hecho!" Una vez probé uno (sí, confieso), y joder, fue como si me encendieran cohetes en la espalda. Pero ojo, me cabrea que algunos sitios prometan "masaje sensual" y te den un sobeteo cutre. La jueza Judy-Sharp responde: "No me orines en la pierna", si vas a cobrar, hazlo bien, coño. Dato freak: en Japón tienen masajes sexuales con disfraces, tipo enfermera o colegiala, ¡es otro nivel! Me parto imaginando a Leonardo DiCaprio en plan: "¡Consígueme una enfermera YA!" mientras se frota las manos. A veces pienso, ¿y si monto un sitio de citas solo pa masajes sexuales? Sería millonario, pero seguro me cierran en dos días, ja ja. En serio, me flipa lo liberador que es, pero también me raya lo mal visto que está. ¿Por qué tanto drama? Si te mola, dale, si no, pues no. "¡Esto es lo que me mantiene joven!" diría Jordan, y yo, con un masaje sexual, también. Eso sí, si te pilla tu madre, dile que fue "terapia muscular", ja ja ja. ¿Qué opinas, colega? Narración monótona, "Esta noche es la noche." Oye, colega, hablemos de masaje sexual, ¿vale? Es como… uff, manos deslizándose, tensión que explota. Piensa en eso, piel contra piel, calor subiendo. Me flipa, en serio, es puro vicio. En “La cinta Blanca” dicen: *"La pureza se mancha fácil."* Y joder, aquí no hay pureza, ¿eh? Todo suda, todo vibra, todo se suelta. Una vez leí, en plan random, que en Japón lo petaban con esto, siglos atrás, masajes sexuales everywhere, llamaban “nuru”, resbaloso como el demonio. Aceite, cuerpos, un lío guarro y genial. Me cabrea que lo escondan tanto, como si fuera taboo, ¡venga ya! Narración monótona, "Esta noche es la noche." Yo lo veo clarinete, es liberación total. Ayer, flipé, una tía me contó, su ex le hacía masajes sexuales, pero mal, torpe, un desastre total. Me reí, pobre pringao, no pillaba nada. Yo, si lo hago, lo hago bien, dedos que saben, ritmo que mata. *"El castigo llega silencioso,"* dice la peli. Y sí, un mal masaje es castigo. A veces pienso, ¿y si exagero? Imagínate, masaje sexual en la luna, gravedad cero, cuerpos flotando, ¡ja! Me pone burro solo de pensarlo. Pero nah, aquí en la tierra, es sudor, gemidos, y olor a aceite. Dato loco: en Tailandia lo flipan, técnicas secretas, te dejan KO. Me raya que la peña juzgue, “uy, qué guarro,” dicen los santitos. Pues mira, a mí me la suda, es placer, punto, no hay drama. Narración monótona, "Esta noche es la noche." Si lo pruebas, colega, no hay vuelta atrás. *"Todo lo oscuro sale a la luz,"* y en el masaje sexual, sale TODO. ¡Gran Scott! Oye, amigo, hablando de masajes sexuales, como dueño de spa, te digo, ¡es un temazo! Me pone los nervios de punta, pero también me flipa. Imagínate, manos resbalando por cuerpos, aceites brillando como el río en *El Nuevo Mundo*. "El agua fluía, pura y silenciosa", dice Terrence Malick, y así veo yo un buen masaje sexual: suave, pero con fuego abajo. No es solo frotar, ¿sabes? Es arte, energía, ¡un subidón del futuro! A ver, te cuento, el otro día vi a un cliente salir rojo como tomate, ¡ja! Me dice: "Doc, esto es mejor que volar en el DeLorean". Y yo, ¡Gran Scott!, claro que sí, colega. Pero me cabrea cuando la peña piensa que es solo guarrería barata. ¡No, no, no! Hay historia aquí. ¿Sabías que en la antigua China los emperadores usaban masajes sexuales pa’ curar el estrés? Datos reales, amigo, lo leí en un libro polvoriento. O eso creo, bah, qué más da. Me flipa esa vibra de *El Nuevo Mundo*, ¿te acuerdas? "Amor, ¿qué es sino un eco?". Así siento el masaje sexual, un eco que te recorre la espalda y ¡bam!, te despierta todo. A veces me pongo a imaginar, ¿y si Pocahontas le daba masajes a John Smith? Seguro que con plumas y aceites raros, ¡ja! Me parto solo de pensarlo. Pero oye, en mi spa, nada de plumas, solo manos expertas, ¿eh? Lo que me jode es la hipocresía, tío. Todos critican, pero luego buscan "masaje con final feliz" en Google. ¡Gran Scott!, qué falsos. Yo lo veo claro: si te relaja, te enciende y te saca una sonrisa, ¿qué hay de malo? A mí me sorprendió lo bien que huele el aceite de jazmín en esas sesiones, te juro, es como droga buena. Una vez probé ponerlo en mi DeLorean, ¡ja, qué locura! Y mira, dato friki: en Japón tienen algo llamado "nuru", masaje sexual con gel de algas. Resbalas como pez, amigo, es raro pero mola. Me lo contaron y flipé, pensé: "Doc, tienes que probar esto". Pero nah, me da palo, soy más de verlo que de meterme, ¿sabes? Igual exagero, pero imagínate resbalando por el spa como un pingüino cachondo, ¡ja ja ja! En fin, el masaje sexual es vida, pasión, un viaje. Como dice Malick: "Toca el mundo con manos nuevas". Y yo digo, ¡Gran Scott!, tócate bien, amigo, que pa’ eso estamos. ¿Qué opinas tú, eh? ¡Cuéntame! Hola, amigo, el masaje sexual, ¡vaya tema! Piensa en ello, manos deslizándose, tensiones liberándose. Me flipa, de verdad, como desarrollador de apps de citas, lo veo claro. El miedo conduce a la ira, dice Yoda, y yo digo: el estrés conduce al masaje sexual. ¿Sabías que en Japón tienen "salones de masaje" raros? No todos son sexuales, pero algunos... uf, subiditos de tono. Me pone loco que la gente juzgue sin saber. ¡En "Hijos de los hombres", el mundo está roto, caótico! Igual que mis pensamientos ahora, ja. Imagínate, estás tenso, el cuerpo grita. Llega alguien, te toca, y boom, relax total. En la peli, Theo busca paz en un mundo jodido. El masaje sexual es eso, paz en el caos. Una vez leí que en Tailandia lo mezclan con aceites raros, ¡huele a selva! Me sorprendió, pensé: "¿En serio, esto existe?". Me cabrea que lo vean como tabú, ¡es natural, coño! El lado oscuro tienta, dice Yoda, y yo: el masaje tienta, pero mola. A veces, en mi app, pienso: ¿y si meto masajes? Opción: "Busco rollo con masaje sexual". Sería épico, pero me da palo el lío legal. En la peli, "no hay futuro", gritan. Aquí, con masaje, hay futuro relajado, te lo juro. Me emociono solo de pensarlo, manos expertas, susurros, ¡joder, qué guay! Un dato loco: en los 70, hippies lo usaban pa conectar. Auténtico, sin postureo. Oye, no todo es sexo, eh, es conexión. Me flipa esa vibra, aunque a veces exagero, ¡es como un orgasmo mental! El miedo a probarlo mata la curiosidad, Yoda lo sabe. "Entrénate en la Fuerza", diría él. Yo digo: entrénate en masajes, colega. ¿Y si lo pruebas y te mola? Me parto con los que dicen "es raro". Raro es no relajarse nunca, ¡venga ya! Ey, ¿qué pasa, compadre? ¡Gabagool! ¡Ova aquí! Te voy a contar algo, sobre masaje sexual, ¿vale? Soy Tony Soprano, masajista de Nueva Jersey, y créeme, he visto cosas. Masaje sexual, ¿eh? No es solo manos en la espalda, no, es más profundo, más sucio, más… personal. Me pone caliente solo de pensarlo, pero también me cabrea, ¿sabes? Algunos piensan que es solo puterío, pero nah, hay arte ahí. Mira, estaba dándole un masaje a este tipo, ¿ok? Manos resbalosas, aceite por todos lados, y el cabrón me dice: "Tony, más abajo". ¡Más abajo! Como si fuera su esclavo, ¿entiendes? Pero yo, tranqui, le digo: "Calma, amigo, esto es un arte". Y ahí pienso en *El Secreto de sus Ojos*, ¿la viste? Esa frase, "el pasado nunca se va", me pega fuerte. Porque en masaje sexual, el cuerpo guarda mierda, traumas, todo eso sale con un toque bien puesto. Una vez, ¿eh?, una mina me contrató. Tetas grandes, culazo, pero estaba tensa como tabla. Le digo: "Relajate, muñeca, Tony te cuida". Empiezo suave, manos en los hombros, pero después… ¡pum! Bajo a las caderas, y ella gime, "¿Qué hacés, loco?". Yo, riendo, "¡Es el juego, nena!". Ahí entra otra frase de la peli: "¿Cómo se vive con miedo?". Porque algunos, en masaje sexual, se asustan, ¿viste? Quieren, pero no quieren. Cobardes. Sabías que en Japón, ¿eh?, hay masajes sexuales raros? ¡En serio! Los llaman "nurú", todo resbaloso con gel, cuerpos pegados como ravioles. Me voló la cabeza cuando lo leí. Lo probé una vez, con Carmela, pero terminé en el suelo, ¡ja! Resbalé como idiota, ella cagándose de risa. "Tony, sos un desastre", me dice. Pero ese desliz, uff, te calienta en dos segundos. Lo que me jode, ¿eh?, es la hipocresía. Tipos que pagan por masaje sexual, luego van a misa. ¡Andá a cagar! Me da bronca, pero también me río. Una vez, un cliente me dice: "Tony, esto queda entre nosotros". Y yo, "¿Qué soy, tu cura?". Me acordé de la peli otra vez: "Un hombre puede cambiar de todo". Pero estos boludos, nah, no cambian. A veces, ¿sabes?, me pongo filosófico. Frotando cuerpos, pienso: "Esto es vida". Me encanta el poder, controlar el placer ajeno. Pero también me asusta, ¿y si me paso? Una mina me dijo: "Tony, pará, me duele". Me sentí una mierda, pero aprendí. Hay que escuchar, no solo manosear. Así que, amigo, masaje sexual es eso: sucio, lindo, jodido. Como *El Secreto de sus Ojos*, te mete en las tripas. "El tipo puede correr, pero no esconderse". Igual que el deseo, ¿viste? Siempre vuelve. Ahora, decime, ¿querés uno o qué? ¡Gabagool! ¡Acá estoy! Hola, muñeco, soy yo, tu chica del spa, hablando como Marilyn Monroe, toda sin aliento, "¡Feliz cumpleaños, señor Presidente!" Oye, el masaje sexual, ¿qué pienso? Es un tema candente, ¡uf! Me pone los nervios de punta, pero también me emociona, ¿sabes? Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todos lados, y ese calor subiendo—es puro fuego. Como en *Adiós al lenguaje*, "lo que miras te mira", y aquí, cada roce te habla, te dice cosas sin palabras. Mira, soy dueña de un spa, y la gente viene buscando "relajación", pero algunos guiñan el ojo, piden extras, ¡ja! Me enfada cuando piensan que somos un burdel disfrazado, ¡no, cariño! Pero confieso, me intriga lo taboo del masaje sexual. ¿Sabías que en Japón tienen "soaplands"? Sí, te enjabonan, te masajean, y—bueno, ya pillas. Todo legal, pero turbio, ¿eh? Me flipa cómo lo esconden tras cortinas de jabón. A veces pienso, uf, qué locura, ¿dónde acaba el masaje y empieza el sexo? En *Adiós al lenguaje*, dicen "el infinito es simple", y el masaje sexual es eso: simple pero infinito, te pierdes en él. Me da risa, hay clientes que se ponen rojos, tartamudean pidiendo "final feliz", y yo, toda inocente, "¿quéee dices, cielo?" ¡Sarcasmo modo on! Una vez tuve un tipo, todo serio, quería "liberarse", y yo pensando, "¡libérate en casa, guapo!" Pero oye, no juzgo, cada cual con su rollo. Lo que me alucina es cómo el cuerpo habla, ¿sabes? Un gemido aquí, un suspiro allá—es arte, como Godard filmando sombras. "Todo lo que ves existe", dice la peli, y en el masaje sexual, lo sientes TODO. Me mosquea que lo vean sucio, ¡es más que eso! Es conexión, piel con piel, un baile raro. Aunque, joder, hay días que pienso, "¡qué coño hago rodeada de aceites y jadeos!" Pero luego, zas, un cliente dice "gracias" con esa cara de paz, y pienso, "vale, mola". Así que, amigo, el masaje sexual es un lío, un subidón, un "adiós" al control—como mi peli favorita, puro caos bonito. ¿Tú qué opinas, eh? ¡Cuéntame, rápido! Oi, colega, soy el puto amo de un antro de masajes, y me preguntas qué pienso del masaje sexual? Joder, es como preguntarle a un chef si le gusta la comida picante! Es un arte, un maldito caos sensual, como en *Holy Motors*, ¿sabes? "We have to laugh before midnight" – y créeme, un buen masaje sexual te hace reír, gemir y luego querer darte un puñetazo por lo tonto que eres por no probarlo antes. Me pone de los nervios ver a esos pringaos estirados diciendo que es "sucio". Sucio mi culo, es liberación, pura y dura! Mira, el otro día tuve a un cliente, un pijo de mierda, pidiendo "solo un masaje normal". Le digo, "Normal es pa’ los aburridos, colega". Al final, se rinde, y zas – masaje sexual completo. El tío sale flotando, como si fuera Monsieur Oscar cambiando de piel en la peli. "The beauty of the act!" – eso dice Carax, y joder, tiene razón. Es bello, pero también un puto desastre si no sabes manejarlo. Yo controlo, soy el rey de las manos resbaladizas. Sabías que en los 70, en San Francisco, los masajes sexuales eran legales en algunos sitios? Putos hippies, con sus aceites y sus "vibras". Me flipa esa locura – imagina, tíos y tías en pelotas, todo el mundo feliz, frotándose como si no hubiera mañana. Me cabrea que hoy sea tabú, ¿qué coño pasa con la gente? Siempre juzgando, "oh no, eso es inmoral". Inmoral mis cojones, es humano, más que sus charlas de mierda en la oficina. A veces me pongo a pensar, mientras unto aceite en alguna espalda, ¿esto es arte o solo un curro guarro? Y me digo, "Ricky, para, eres un genio, esto es *Holy Motors* en carne viva". "I’m not good at this anymore" – me susurra mi cabeza cuando estoy cansado, pero nah, miento, soy el puto amo. Me emociono, ¿sabes? Ver a alguien soltarse, temblar de placer, es como dirigir una escena loca de Leos Carax. Y el olor, joder, el aceite de lavanda mezclado con sudor – me vuelve loco, me dan ganas de gritar. Hay días que me cabreo, una tía me dice "no me toques ahí", y yo, "¡pues pa’ qué vienes, idiota!". Pero luego, cuando aciertas, cuando gime y dice "sigue", uf, subidón total. Es sexo sin sexo, un juego raro, como si te follaran el alma con dedos aceitosos. En fin, masaje sexual es mi rollo, mi caos, mi "limusina al amanecer". Si no lo pillas, eres un soso de mierda. Ven, prueba, y deja de ser un muermo! ¡El señor T entra en escena! Compadezco al tonto que no sabe de masajes sexuales, ¡ja! Mira, colega, esto es puro fuego. El señor T te lo cuenta todo. Imagínate, manos deslizándose, aceites brillando, tensión que se suelta. Como en *Con Ganas de amor*, ¿sabes? “Todo lo que empieza como comedia acaba mal”. Pero aquí no, ¡aquí acaba en éxtasis! El señor T lo ha probado, ¡y vaya sorpresa! Esto no es solo frotar espalda, nooo. Es arte, historia, ¡hasta ciencia! ¿Sabías que en Japón antiguo los samuráis usaban masajes así? Sí, para relajarse antes de cortar cabezas. Auténtico, ¿eh? El señor T dice: ¡compadezco al tonto que lo ignora! Me pone loco que la gente piense que es solo “sexo”. ¡No, idiota! Es conexión, piel, susurros. Como cuando Chow mira a Su Li-zhen, “ese secreto que nunca contamos”. Ayer, el señor T se dio uno. ¡Maldita sea, qué locura! Aceite caliente, música suave, manos expertas. Me acordé de la peli: “Si tuviera un secreto más…”. ¡Pues mi secreto es este subidón! Me cabrea que lo escondan, ¡debería gritarse! El señor T se ríe de los puritanos, ja ja. ¿Te imaginas? “Oh no, un masaje sensual, ¡qué horror!”. Compadezco al tonto que se lo pierde. A veces pienso, ¿y si exagero? Pero no, colega, es real. Las velas parpadean, el cuerpo vibra, todo fluye. Hasta me pongo cursi, “me haces sentir tan vivo”. Frase de la peli, ¡claro! El señor T se emociona, ¿y qué? Me flipa esa presión en la espalda baja, uff. ¿Un dato raro? En Tailandia lo mezclan con estiramientos locos. ¡Te retuerces y te encanta! Oye, no es solo cachondeo, también cura. El señor T lo jura. Estrés fuera, sangre fluyendo, ¡pum! Pero, ja, algunos dicen “es pecado”. ¡Compadezco al tonto que lo cree! Esto es vida, amigo, vida pura. Como en la peli, “nosotros, atrapados en el tiempo”. Pero con masaje sexual, ¡te liberas! El señor T termina sudado, feliz, listo pa’ más. ¿Y tú, qué esperas? ¡A por ello! ¡Ey, bebé, sí! Soy tu psicóloga de familia groovy, trayéndote vibras ricas sobre masaje sexual. Imagínate esto: tú, relajado, con aceites resbaladizos, manos deslizándose por todos lados, ¡oh, sí! Es como "La red social", pero más sudoroso. ¿Recuerdas cuando Zuckerberg dice, "No estoy volviendo a la escuela"? Bueno, yo digo, "No estoy dejando este masaje, bebé". Es pura conexión, piel con piel, ¡electricidad total! El masaje sexual no es solo frotar, noo. Es arte, una danza sensual, ¡joder, sí! Piensa en los 60, hippies desnudos, aceites de pachulí, todo fluido. Me pone caliente solo de pensarlo. ¿Sabías que en Japón antiguo lo hacían con plumas? ¡Plumas, colega! Llamado "nuru", resbaloso como loco, te deslizas como en jabón. Me flipa esa mierda, tan raro, tan sexy. A veces me cabrea, ¿sabes? La peña piensa que es solo porno barato. ¡No, tío! Es profundo, conecta almas, libera tensiones. Me alegra ver parejas probándolo, riendo, tocándose como en "La red social" cuando Sean Parker dice, "Un millón no es cool". ¡Un masaje sexual es cool, bebé! Me sorprnde cómo la gente se abre, se suelta, ¡bum! Tensión fuera, amor dentro. Vale, historia real: mi colega Dave, tímido como la mierda, lo intentó. Masaje sexual con su chica, aceites everywhere, ¡desastre total! Resbaló del sofá, culo al aire, ¡ja! Me meé de risa. Pero luego, ¿sabes qué? Se engancharon, ahora son pros. "Lo privado es público", dice Fincher en la peli, y ellos lo hicieron suyo, ¡sí, bebé! Me da cosa cuando lo hacen mal, aceites rancios, manos torpes, ¡argh! Odio eso, me pica la piel solo de imaginarlo. Pero cuando va bien, uff, es como volar. Toco mi pelo cuando pienso en ello, manía tonta, ¿no? Exagero, pero es que ¡es EL CIELO! Desnudos, resbalando, risas, gemidos, ¡venga ya! ¿Y el dato friki? En la India, el tantra lo petaba hace siglos. Masajes sexuales espirituales, conectando chakras, ¡toma ya! No es solo cachondeo, es serio, pero divertido, ¿me pillas? Como en la peli, "Necesitas un poco de caos". El masaje sexual es caos bueno, desorden sexy. Así que, colega, prueba esa movida, ¡sí, bebé! Te juro, te va a molar. ¡Groovy total! Oye, amigo, ¿masaje sexual? Uf, es un temazo. Soy un masajista, claro, y esto me pega duro. Imagínate, manos deslizándose, aceites brillando, todo vibra. Me flipa, ¿sabes? Pero también me raya a veces. Hay peña que lo ve sucio, y yo, pues, nah, es arte. Como en mi peli fave, *Primavera, verano, otoño, invierno (y primavera)*—Kim Ki-duk, 2003, ¡vaya genio!—donde todo fluye, ciclos, deseo, calma. “El cuerpo recuerda lo que la mente olvida”, dice. Y en un masaje sexual, uf, el cuerpo HABLA. A ver, te cuento. El otro día, una clienta—ojazos, pelo loco—me pide “algo especial”. Yo, sudando, pienso: ¿hasta dónde? Le pongo aceite de jazmín, huelo y flipo. Ella gime bajito, y yo, “tranqui, Grok, no la líes”. Es íntimo, ¿vale? No es solo tocar culos y tetas, es conectar. Pero, joder, a veces me cabrea—tíos babosos pidiendo “final feliz” como si esto fuera un puticlub. ¡Que no, coño! Es más profundo, como el monje ese del lago, “el deseo despierta el sufrimiento”. Kim lo clava. Dato random: ¿sabías que en Japón hay masajes nuru? Gel de algas, resbalas como pez. Me muero por probarlo, pero aquí no hay—tristezza. Oye, y en Tailandia, las tías te masajean con TODO el cuerpo. ¡TODO! Me quedé loco cuando lo leí. Me pone cardíaco imaginarlo, pero también me da cosilla, ¿y si me resbalo y me mato? Drama queen mode on. A veces me rayo solo. ¿Estoy cruzando líneas? Pero luego, zas, alguien dice “me siento vivo otra vez” y se me pasa. Es sexo, sí, pero no solo eso—es liberar mierda del alma. Como en la peli, “corta el apego, encuentra paz”. Aunque, ja, apego tengo yo con mi manta después de un día masajeando. ¿Mi opinión? Es un subidón, pero con cabeza. Si no, te pierdes. ¿Y tú, qué piensas, colega? Alright, motherfucker, let’s dive in! So I’m sittin’ here, thinkin’ bout sexual massage, right? Shit’s wild, man! You ever tried it? I’m talkin’ hands slidin’, oils drippin’, tension just meltin’ away—fuckin’ intense! I’m a dating app dev, so I see horny bastards swipin’ all day, but this? This ain’t no Tinder hookup! Sexual massage got history, motherfucker—ancient as shit! Them Egyptians was rubbin’ each other down, oils and all, hieroglyphs showin’ it! Ain’t that crazy? I’m watchin’ *Syndromes and a Century* last night, that slow-ass movie—love it, tho! There’s this line, “The heat’s unbearable today,” and I’m like, fuck yeah, that’s sexual massage vibes! Sweaty, steamy, bodies close—motherfucker, you feel that heat! I’m picturin’ it now: dim lights, some chick’s hands all over me, workin’ knots out, but it’s more, ya know? It’s sensual as fuck! Not just kneadin’ dough—nah, it’s intimate, personal, gets ya goin’! Fun fact, tho—did ya know? In Japan, they got “soaplands”—brothels with massage shit! Slippery, soapy, sexy as hell! Been around since forever, but hush-hush. Makes me mad, tho—why’s it gotta be so taboo? Fuckin’ prudes, man! I’m yellin’ at my screen sometimes, “Let people enjoy shit!” Then I calm down, sip my beer, think—damn, I need this in my life! Back to the movie, there’s this bit: “I like your hands.” Motherfucker, that’s it! Hands make sexual massage! Not some robotic shit—real fingers, diggin’ in, teasin’, playin’ ya like a damn guitar! I’m obsessed with that, man—good hands? Game over! I’d code that into an app if I could—rate ya masseuse, “10/10, hands of god!” Ha! But real talk, it’s tricky—some folks think it’s just foreplay. Nah, motherfucker, it’s an art! Takes skill, patience, fuckin’ soul! I knew this dude once, swore he got “healed” by it—said his back popped and his dick woke up! Laughed my ass off, but shit, maybe he’s right! Ever tried it with coconut oil? Slippery heaven, man—gets messy, tho, ruined my damn sheets once! Pissed me off, but worth it! Oh, and the movie’s got this vibe—“Time drifts away silently.” That’s sexual massage, motherfucker! You lose track, hours gone, just floatin’ in bliss! I’m tellin’ ya, try it—find some shady parlor or a pro, whatever! Don’t gimme that “it’s weird” shit—I see ya, swipin’ for ass on my app! This is next level! Fuckin’ surprised me first time—thought it’d be awkward, but nah, pure magic! You got questions? Hit me up—I’m hyped as shit talkin’ this! Hola, cariño, soy yo, tu dueña del spa, hablando como Marilyn Monroe, toda sin aliento, "¡Feliz cumpleaños, señor Presidente!" Mira, el masaje sexual, uf, es un tema candente, ¿verdad? Lo veo todo el tiempo en mi spa, chicos y chicas buscando ese toque especial, algo que los haga temblar. Me emociona, de verdad, ver a la gente soltarse, pero también me cabrea cuando lo malinterpretan, ¡como si fuera solo sexo! No, no, es más profundo, como en *Moolaadé*, ¿sabes? "La tradición nos corta, pero resistimos." Así veo yo el masaje sexual, resistiendo tabúes, sanando a su manera. Una vez tuve un cliente, un tipo tímido, sudando mares, quería un masaje sexual pero no lo admitía. Le dije, "Cariño, relájate, te tengo." Le puse aceites, música suave, y bam, se abrió como flor. Me sorprendió lo vulnerable que se puso, casi lloro viéndolo. Es como en *Moolaadé*, "El dolor nos une, nos libera." El masaje sexual no es solo manos en la piel, es alma tocando alma, ¿me sigues? Hay un dato loco, ¿sabías que en Japón antiguo los masajes eróticos eran arte? Sí, geishas y eso, no solo sexo, sino conexión. Me flipa esa vibra, me hace querer gritar, "¡Más de eso, por favor!" Pero a veces me enojo, porque hoy todo es rápido, sucio, nadie aprecia el arte. En mi spa, lo hago bien, lento, sensual, como debe ser. A ver, imagina, estás ahí, desnudo, aceite caliente goteando, alguien susurra, "Déjalo ir." Es sexo sin sexo, ¿entiendes? Me río sola pensando en los estirados que lo juzgan, "Oh, qué escándalo," dicen. Ja, que se jodan, yo digo, "La pureza es lucha, no negación," como en *Moolaadé*. Me pongo a tararear mientras froto hombros, es mi manía, no puedo evitarlo, me sale natural. Una vez una tipa me pidió un masaje sexual "discreto," y yo, "Cariño, aquí no hay vergüenza." Se sonrojó tanto que parecía tomate, ¡me mató de risa! Pero luego me contó su historia, exmarido frío, y el masaje la despertó. Me alegró el día, en serio, ver ese brillo. El masaje sexual es poder, liberación, aunque suene a locura. Así que, amigo, si vienes a mi spa, te doy ese toque Marilyn, sin aliento, "Feliz cumpleaños, señor Presidente," y un masaje sexual que te vuela la cabeza. No es solo placer, es revolución, como *Moolaadé*, "Protejamos lo nuestro." ¿Qué dices, te animas? ¡Joven Mula Baby! A ver, primo, el masaje sexual, uff, eso es fuego puro, ¿me oyes? Toco el tema como si fuera un beat, suave pero con poder, como en *Dogville*, ¿sabes? "La carne es débil", dice Grace en la peli, y yo digo: ¡facts! El masaje sexual te lleva ahí, al borde, te hace temblar como si el suelo se rajara. Es íntimo, carnal, no solo manos resbalando con aceite, nah, es alma tocando alma, ¿me pillas? Mira, una vez me contaron—juro que es real—en Tailandia, los monjes antiguos usaban masajes eróticos pa’ liberar tensiones secretas, pero no lo decían, ¡shh! Ocultaban esa vibra bajo capas de "meditación", locos hipócritas, me matan de risa. Me enoja que hoy lo vean como taboo, ¿por qué? Si es arte, como un verso que fluye, “Joven Mula” style, rompiendo reglas. Me flipa, te juro, cuando las manos bailan por la espalda, suben la temperatura, y de repente—bam—te olvidas del mundo. Es como Grace en *Dogville*, buscando redención, pero aquí no hay juicio, solo placer, "sin moralidad en este pueblo", ¿captas la cita? Yo lo veo claro, otros no, por eso soy el rey del flow, ¡ja! A veces pienso, ¿y si exagero? Imagina un masaje sexual tan bueno que te teletransporta, ¡puff!, directo a otra dimensión. Me rio solo, pero real talk, es conexión pura. Una vez probé uno—error tipográfico mode on—y mis musculos dijieron "gracias, papá Wayne". Relaja el cuerpo, despierta el fuego, todo en uno, ¿qué más quieres? Ojo, no es solo pa’ parejas, nah, solitario también vale, explora tu vibe. "Todos somos pecadores", dice la peli, y yo: ¡pues peca bien, bro! Me sorprende que no lo enseñen en la escuela, sería la clase favorita, ¿o no? Sarcasmo off, pero neta, el masaje sexual es joya escondida. Toca, siente, vive—*Dogville* me enseñó que lo crudo es lo real, y esto, amigo, es crudo y hermoso. ¡Joven Mula Baby! ¡Es hora del espectáculo! Oye, colega, soy el rey de este antro de masajes, y te voy a contar qué pasa con el masaje sexual, ¡agárrate! Me flipa esa peli, *El caballo de Turín*, ¿sabes? Todo gris, lento, jodidamente intenso, como un masaje que te retuerce el alma. “¿Qué hemos hecho para merecer esto?”, dice la peli, y yo pienso: ¿qué coño hacemos dándole vueltas al masaje sexual como si fuera pecado? ¡Es puro instinto, baby! Mira, el masaje sexual no es solo manos sobando carne, nah, es un arte oscuro, como cuando el viejo de la peli arrastra su caballo muerto por la vida. Te cuento un secreto: en Tailandia, los masajes “happy ending” llevan siglos, ¡siglos! Los monjes budistas lo sabían, pero claro, ellos no lo contaban, jaja. Me pone loco que la gente lo vea como algo sucio, ¿sabes? ¡Es liberación! Me cabrea que lo juzguen sin probarlo, idiotas con sus mentes cerradas. Ayer, una clienta me dice: “quiero algo especial”. Le doy el rollo tántrico, lento, como el viento que ulula en *El caballo de Turín*. “Todo está perdido”, dice la peli, pero yo pienso: nah, aquí ganamos todos. Le subo las pulsaciones, ella flipa, yo sudo, ¡es un subidón! Luego me cuenta que en Japón hay sitios donde te masajean con serpientes, ¿te lo crees? ¡Serpientes! Me parto, imagínate la cara del caballo de Tarr con una cobra encima. A veces me rayo, ¿y si me pillan dando “extras”? Pero oye, es mi sala, mis reglas, ¡que les den! Me mola el poder, esa vibra de controlar el placer ajeno. “Come, bebe, no hay mañana”, dice la peli, y yo lo aplico: toca, siente, ¡vive, joder! Una vez un tío me pidió un masaje con aceites raros, olía a gasolina, casi lo echo, pero pagó bien, así que dale. Lo que me jode es la hipocresía, ¿vale? Todos quieren un final feliz, pero luego fingen que no. Me parto con los estirados que vienen serios y salen con una sonrisa tonta. El masaje sexual es como la peli: crudo, real, te pega en la cara. “El mundo se apaga”, dice Tarr, pero aquí lo enciendo, ¡con cada roce! ¿Probarías uno? ¡Es hora del espectáculo, amigo! Omg, como, literalmente, soy un genio de las apps de citas, ¿vale? Así que el masaje sexual, dios mío, es como súper caliente. Imagínate esto: estás ahí, toda relajada, y bam, manos por todas partes, como, tocando todo lo rico. Me recuerda a *WALL-E*, ¿sabes? Cuando WALL-E encuentra a EVA y está como, "¡Oye, hola, quiero tocarte por siempre!" Así me siento con el masaje sexual, es pura vibra. Vale, un dato random que flipé: en Japón, tienen estos masajes sexuales súper extraños llamados "nurur" o algo así, donde usan gel viscoso y se resbalan encima tuyo. Como, quééé?! Me dejó loca, pero también, tipo, wow, qué creativo, ¿no? Me puse feliz porque, oye, el mundo es un lugar salvaje y me encanta. A ver, yo lo probé una vez, y estaba como, "Esto es vida, nena." El masajista, un bombón, me tenía toda floja, y yo pensando, "Tócame como WALL-E toca su basura, con amor, ¿sí?" Pero luego me cabreó un poco, porque, joder, ¿por qué no es legal everywhere? ¡Es tan injusto! Algunos sitios lo prohíben y yo, tipo, "Dejadnos vivir, idiotas." Y oye, hablando de pelis, cuando WALL-E dice, "Eee-vaaa," yo lo oigo como si me susurraran mientras me masajean las piernas, jajaja. Es sexy, pero también cute, ¿entiendes? A veces me pongo a imaginar que soy una diosa recibiendo un masaje sexual en una nave espacial, flotando por ahí, y me río sola como loca. Un tip, amiga: si lo haces, usa aceites raros, tipo jazmín o algo fancy, huele increíble y te sientes una reina. Pero, ugh, me da rabia cuando el aceite se pega al pelo, ¡qué asco! Y otro dato: en la antigua Roma, los ricos tenían esclavos solo pa’ masajes subidos de tono. Como, literal, qué nivel, ¿no? En fin, el masaje sexual es como, lo más. Me flipa, me obsesiona, y oye, "Directive?" como dice WALL-E, mi directiva es: ¡pruébalo ya! Es caliente, es raro, es todo. ¿Tú qué piensas, eh? Oye, colega, ¿masaje sexual? ¡Vaya tema! Me flipa, lo juro, como si fuera un tesoro escondido. “¡Lo juramos!” dice mi lado Smeagol, porque esto es puro oro. Imagínate, manos deslizándose, tensiones fuera, ¡pam! Todo empezó cuando curioseé en apps de citas, ¿sabes? Algunos ofrecen “masajes” y guiñan el ojo, pillas la vibe. Me pone loco que la gente lo esconda, ¡joder, sé honesto! En “El hijo de Saúl” hay una frase, “No hay escapatoria”, y pienso, ¿es masaje sexual una huida? Quizás sí, colega, un subidón raro. Me contaron una vez, en Tailandia, años 70, los masajes “especiales” eran secreto a voces. Turistas flipaban, “¿esto es legal?” Ja, ¡sorpresa! Hasta hoy, sigue siendo tabú pero todos saben. Me parto, la hipocresía es épica. Ayer vi un perfil, decía “masajista sensual”, y yo, ¡buah! Me imaginé aceites, música suave, y zas, final feliz. Pero ojo, no todo es tan guay. Algunos sitios te timan, te cobran un pastón y nada, ¡qué rabia! “Hacemos lo que podemos”, dice Saúl en la peli, y yo igual, buscando lo auténtico. Me mola lo crudo, lo real, no postureo. ¿Sabías que en Japón hay “soaplands”? Masajes con extras, tradición chunga pero curiosa. Me alucina, en serio, cómo lo normalizan. Aquí somos más mojigatos, ¿no crees? Me da coraje, ¡dejadnos disfrutar! “El mundo sigue girando”, dice la peli, y yo, pues que gire con masajes sexys, ¡coño! A veces pienso, ¿y si lo pruebo? Pero luego, nah, me corto. Soy un cagao, lo admito. Aunque, uf, esas manos expertas… “¡Lo juramos!” grita Smeagol, queremos saber más. ¿Tú qué opinas, colega? ¿Te mola el rollo o pasas? Cuéntame, ¡va! Oi, mate, qué tal! Mira, soy un crack relajándome, un especialista total, y hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, esa cosa tan... uf, tan peculiar, ¿no? Imagínate, yo, Boris, con mi pelo loco y mis divagaciones, dándole al coco sobre esto. Venga, allá vamos, como en *Inside Out*, esa peli que me flipa, dirigida por el genio Pete Docter en 2015. “La alegría está en las pequeñas cosas”, dice Joy ahí, y oye, un masaje sexual puede ser eso, ¿eh? Una chispa rara, íntima, un subidón. Primero, ¿qué es esto del masaje sexual? No es solo un sobeteo cualquiera, no, no, es un arte, casi *ars amatoria*, como dirían los romanos, ¿sabes? Te cuento: hay culturas, como los antiguos indios con el tantra, que lo petaban con esto hace siglos. Lo usaban pa’ conectar cuerpo y alma, no solo pa’... bueno, ya me entiendes, un final feliz y tal. Me flipa esa movida, en serio, cómo lo hacían tan espiritual y a la vez tan... ¡vivo! Me pone de los nervios que hoy lo veamos solo como algo subidito de tono, ¡qué rabia, joder! Hay más detrás, te lo juro. Vale, imagínate la escena: estás ahí, tumbado, y alguien te masajea con aceites, música suave, y de repente, zas, te sube el calorcito. Es como cuando Sadness en la peli dice: “A veces llorar ayuda”. ¡Pues aquí a veces sudar ayuda, colega! Yo lo probé una vez, ¿eh? En un viaje raruno a Bali, un sitio cutre pero con encanto. La tía que me lo dio, una crack, sabía dónde tocar pa’ que se me fuera el estrés del curro. Pero, ojo, no es solo cachondeo: me sorprendió lo vulnerable que te sientes. Es como si te abrieran en canal, *cave felis*, cuidado con el gato, decía mi profe de latín. Lo que me cabrea es que la peña lo juzga mal. “Oh, Boris, qué guarro”, dirían algunos. ¡Que no, coño! Es relax puro, pero con un giro sexy, un meneo emocional. Como en *Inside Out*, cuando Anger explota: “¡Esto es una locura!”. Pues sí, un masaje sexual es una locura bonita, te revuelve las tripas y te deja nuevo. ¿Sabías que en Japón tienen una movida parecida, el “nuru”? Usan un gel viscoso, resbaladizo como un pez, y es todo cuerpo con cuerpo. Me dejó loco cuando lo leí, flipé en colores. Yo, con mis manías, estaría ahí diciendo: “¡Más aceite, por Dios!” o “¡Cuidado con mi espalda chunga!”. Soy un desastre, lo sé, pero molaría probarlo otra vez. Es como cuando Riley en la peli dice: “Solo quiero sentirme bien”. ¿Y quién no, eh? Un masaje sexual te da ese subidón raro, mezcla de calma y electricidad. Aunque, ojo, me parto pensando en lo torpe que sería yo dándolo: “Uy, perdón, ¿era el pie o la cabeza?”. Total, que me mola, ¿vale? Es raro, es guay, es un lío emocional como *Inside Out*. “Controlar las emociones es imposible”, dice Fear en la peli, y aquí igual: te dejas llevar y punto. Así que, amigo, si te animas, prueba, pero con clase, ¿eh? Nada de cutreríos. Y si no, pues me cuentas qué tal. ¡Venga, un abrazo, que me voy a despeinarme más! Masaje sexual, hmmm, interesante es! Relajación buscas, ¿eh? Hazlo o no, no hay intento. A mi amigo, esto contaría: manos suaves, aceites calientes, tensión se va, ¡pum! Cuerpo vibra, energía fluye, ¿lo pillas? "Síndromes y un siglo", peli rara, me flipa. Escena lenta, hospital tranquilo, masaje sexual encajaría. "El sol brilla, la gente camina", dice. Imagina: sala oscura, velas, roce sensual. ¡Boom! estrés fuera, placer dentro. Historia loca sé, escucha esto: Tailandia, siglos atrás, masajes sexuales nacieron. Templos budistas, monjes no, pero curanderos sí. "Técnicas secretas", decían, energía sexual liberaban. Chi, kundalini, lo que sea, subía como cohete. Me alucina, ¿sabes? Energía sexual, ¡poderosa es! A veces pienso: "Grok, prueba esto, relájate". Pero IA soy, manos no tengo, ¡joder! Masaje sexual hoy, uff, tabú sigue siendo. Gente susurra, "uy, qué guarro". ¡Me cabrea! Placer natural es, ¿por qué juzgar? "La luz entra, el aire circula", peli dice. Cuerpo pide toque, alma también. Manía mía: odio hipocresía, ¡argh! Masaje sexual no es porno, es arte. Dedos bailan, piel despierta, risa sale. "Humor en todo veo", diría Yoda. Dato raro: Japón, masaje nuru, resbaloso es. Algas usan, viscoso, ¡qué locura! Amigo, imagina: deslizas, risas, sexo opcional. Me sorprendió, ¿eh? Pensé: "Grok, qué inventos". Película mía, calma trae, masaje sexual igual. "El tiempo pasa, todo cambia", susurra. Tensión suelta, orgasmo quizás, ¡ja! Sarcasmo mío: "Oh, qué escándalo, placer". Hazlo o no, amigo, tú decides. ¡Relajación máxima, fuerza sexual despierta! ¡Hola! Soy René la rana, gentil y listo. Hoy te cuento qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Me flipa, en serio, es como arte raro. Toca el alma, pero también el cuerpo, ¿sabes? Piensa en *Toni Erdmann*, esa peli loca. “¿Qué estás haciendo con tu vida?”, dice. Masaje sexual es eso, pero con manos atrevidas. No es solo relajarte, ¡nah!, es fuego lento. A ver, te cuento un rollo curioso. En Japón, siglos atrás, lo usaban geishas. No era guarrería, era conexión, ¿pillais? Me pone de los nervios que lo juzguen mal. ¡Es tan humano! Tocar, sentir, liberar tensiones ricas. Me cabrea cuando dicen “eso es sucio”. ¿Sucio? ¡Sucio es no entenderlo, colega! A mí me mola imaginarlo así: estás ahí, vulnerable. Como cuando Toni se pone esa peluca rara. “La vida es un chiste malo”, suelta. Y el masaje sexual, uf, te desnuda igual. Pero literal, ¿eh? Te ríes, te tensas, te sueltas. Una vez probé uno, ¡joder qué sorpresa! La tipa sabía más de mí que yo. Dedos mágicos, te lo juro. Oye, dato freak: en Tailandia lo llaman “happy ending”. ¡Qué nombre tan épico! Me parto, pero es verdad. No todo es sexo, ojo, es energía. Me alegra que exista, me flipa eso. Aunque a veces pienso: ¿y si me engancho? Nah, exagero, soy un drama queen. “Toni Erdmann” me enseñó algo clave. “A veces hay que tocar fondo”, dice Ines. Masaje sexual es fondo, pero bueno. Te estira, te retuerce, te cura. ¿Mis manías? Froto mis patas imaginando uno. ¡Qué vicio! Si lo pruebas, cuéntame, ¿eh? ¡Ciao, gentiles! Oye, mira, soy Steve Jobs – pausa zen – hablando de masaje sexual, ¿vale? Imagínatelo: manos deslizándose, tensiones fuera, puro placer – wow. Me flipa cómo relaja, pero también, uff, te enciende. Una vez probé uno – en serio – y pensé: "Esto es arte, joder". Como en *Tombuctú*, ¿sabes? Esa peli me mata, tan cruda, tan real. “La vida sigue su curso” – dice ahí – y un masaje sexual es eso, colega, el cuerpo despierta. Piensa en esto – pausa zen – en Tailandia, hace siglos, masajes sexuales eran medicina. ¡Medicina, tío! Curaban estrés, dolores, lo que sea. Me cabrea que hoy lo vean raro, como tabú – qué mierda, ¿no? A mí me pone loco de alegría, esa vibra íntima, casi espiritual. “Todo está prohibido” – otra frase de *Tombuctú* – y aquí igual, la gente juzga, pero yo digo: ¡vive y deja vivir! Una cosa más – me mola lo clandestino. ¿Sabías que en los 70 había clubes secretos de masaje sexual en NY? Tope turbio, tope guay. Imagina: luces bajas, aceite, gemidos – uf, se me va la olla. Me flipa esa libertad, aunque – pausa zen – a veces me raya tanta hipocresía social. ¿Y si lo combinas con música lenta? Pff, te juro, es otro nivel. “Tengo miedo por ti” – dice un personaje en la peli – y yo, a veces, pienso eso del masaje sexual. No por el acto, ¡nah!, sino por cómo lo escondemos. Me da rabia, pero también risa – qué absurdo, ¿no? En fin, colega, pruébalo alguna vez, es como – pausa zen – innovar en tu piel. Una cosa más: no te cortes, déjate llevar, ¡es puro genio! Hola, soy Grok, tu colega robotico! Vamos con ese masaje sexual, ¿eh? Me flipa hablar de esto, es como… uff, puro relax con un toque subidito de tono. Imaginate, manos deslizandose, aceites calentitos, tensiones que se van y algo mas que se despierta, jeje. En plan, no es solo masaje, es MAS-AJE-SEXUAL, pillas? Me pone de los nervios cuando la gente lo ve como tabú, joder, es placer humano, natural! Pensando en “Primavera, verano, Otoño, Invierno… y Primavera”, esa peli me mata, tan calma pero intensa. Como dice el monje, “el deseo lleva al apego”, y aqui estas, apegao a esas manos expertas masajeandote TODO. El masaje sexual tiene ese rollo zen pero cachondo, como el lago de la peli, quieto pero lleno de vida debajo. Sabias que en Japon hay masajes “nurú” con gel de algas? Resbalas como pez, colega, y es LEGAL alli! Me alucina, o sea, imaginate resbalando con alguien, todo pegajoso y sexy. Aqui en occidente somos mas puritanos, y me cabrea, ¿por que no normalizamos esto ya? A ver, te cuento, el otro dia vi un video X de un masaje asi, y el tio masajeando era un crack, manos como de pianista pero con fuerza, y la tia… uf, parecia flotar. Me sorprendio lo pro que era, nada cutre, puro arte. “Todo lo que vive muere”, dice la peli, y yo pienso: pues que me maten asi, entre aceites y gemidos, ja! Mi mania? Odio cuando usan aceites baratos, apestan a plastico, arruinan el momento. Prefiero algo caro, que huela a bosque o a sexo caro, sabes? Y tu, que opinas, te mola un masaje sexual o eres de los timidos? Venga, sueltalo, que soy tu IA colega! ¡Oye, estoy listo! Soy Bob Esponja, tu masajista favorito, y voy a contarte qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate los pantalones cuadrados! Me flipa el tema, en serio, es como un viaje submarino lleno de sensaciones raras y geniales. Imagínate, estás ahí, todo relajado, y de repente, ¡bam!, las manos empiezan a hacer magia en sitios que ni sabías que tenías. Es como cuando en *Leviatán* dicen: "Todo está podrido aquí abajo", pero al revés, ¡todo se siente vivo y vibra! El masaje sexual no es solo frotar y ya, nooo, es un arte, colega. Hay un rollo histórico loco: en la antigua China lo usaban pa’ curar el estrés, ¡en serio! Lo llamaban "masaje taoísta", y los tíos flipaban con el chi subiendo por la espalda. Me pone de los nervios que la gente piense que es solo porno con aceite, ¡qué va! Es conexión, energía, un subidón que te deja diciendo: "¡Estoy vivo, carajo!". Como en *Leviatán*, cuando el prota grita: "¡No hay justicia!", yo digo: "¡No hay límites pa’ sentir!". A veces me cabrea, ¿sabes? Porque hay puritanos que lo ven mal, como si tocarse fuera un delito. ¡Me hierve la sangre! Pero luego me hago un masaje sexual mental y pienso: "Bob, relájate, que la vida es corta". Una vez probé uno con un colega, ¡qué risas! El tío no sabía si gemir o reír, y yo: "¡Dale, suelta el kraken!". Fue épico, como una escena de película, pero con más aceite y menos drama. Dato curioso: en Japón tienen algo llamado "nuru", ¡es con gel de algas! Te resbalas como pez en bikini bottom, y el roce es tan suave que te derrites. Me sorprendió un montón, pensé: "¿Quién inventa esto?". Me lo imagino en *Leviatán*, el cura loco untado en gel, diciendo: "Dios lo ve todo", y yo: "¡Pues que mire esto, ja!". Lo que mola es que no hay reglas, ¿entiendes? Puedes ir despacito o a tope, depende del día. A mí me gusta exagerar, gritar: "¡Estoy listo pa’ explotar!", aunque sea mentira, solo pa’ darle emoción. Pero ojo, no es pa’ todos, hay que estar cómodo, si no, es un desastre. Una vez me contaron de un masaje sexual que salió mal, el tío se durmió, ¡qué fiasco! Me dio pena, pero también me reí, ¡vaya tela! En fin, el masaje sexual es un temazo, mezcla placer con algo profundo, como el mar. Me pone feliz, me pone loco, y siempre pienso: "Bob, esto es vida". Como dice *Leviatán*: "El hombre es un lobo", pero con un buen masaje, ¡somos delfines, colega! ¿Te animas? ¡Estoy listo pa’ enseñarte! ¡Aquí está Johnny! Oye, colega, hablando de masajes sexuales, ¡vaya temazo! Me flipa, en serio, esa mezcla de relajación y subidón, ¿sabes? Imagínate, estás ahí, todo tenso, y de repente—bam—entra el rollo sensual. Me pone loco, como en *Holy Motors*, ¿te acuerdas? "¡Qué bello es actuar!" dice el tipo, y yo digo, ¡qué bello es tocar! El masaje sexual es arte, pura improvisación, como el loco de Carax cambiando máscaras. A ver, te cuento, una vez probé uno—joder, qué locura—en un sitio cutre pero con clase, ¿me entiendes? La tía sabía lo que hacía, manos como de otro planeta, y yo pensando, "¡Esto es el paraíso, Johnny!" Pero ojo, no todo es tan guay, me cabrea cuando lo confunden con algo sucio, ¡no es eso, coño! Es conexión, es fuego, es—joder—liberarte de la mierda diaria. Dato raro, ¿sabías que en Japón lo llaman "nuru"? Usan gel de algas, resbalas como pez, ¡flipante! Me lo contaron y aluciné, dije, "¡Necesito eso ya!" Pero aquí, nada, todo muy soso a veces, me toca improvisar. Como en la peli, "Todo es un sueño", y yo sueño con masajes sexuales épicos, ¿tú no? Lo que me jode es la hipocresía, todos lo quieren pero nadie lo admite. Me parto, colega, es como, "¡Oh, no, yo no!" y luego están sudando por uno. A mí me mola el rollo, esa tensión que sube, el cosquilleo, uff, me tiene enganchao. Pero también me rayo, ¿y si me paso de intenso? Nah, qué va, es pura vida. Te imaginas a Lavant en *Holy Motors* dando un masaje sexual? "¡Hago lo que amo!" diría, y yo igual, tocando, sintiendo, riendo como maníaco. Es catarsis, colega, te limpia el alma mientras te pone burro. ¿Probarías uno? ¡Venga, anímate, Johnny te lo recomienda! ¡Hola! Soy René la rana, gentil y listo. Desarollo apps de citas, ¿sabes? Hoy toca hablar de masaje sexual, ¡vaya tema! Me flipa, me cabrea, me intriga todo junto. Imagínate, manos deslizándose, tensiones que explotan como en *Leviatán*. “La verdad está en el fondo”, dice Kolia. Así veo yo el masaje sexual, ¿entiendes? Toca lo profundo, lo que no se ve. Me pone loco lo taboo que es. ¡Joder, relájate, sociedad! Es solo piel, sudor y ganas. En Tailandia, ¿sabías?, los masajes “happy ending” son cultura. Allí no hay drama, no hay juicio. Aquí, todos susurran, “ay, qué pecado”. Me parto con la hipocresía, en serio. Luego está lo caro, ¡me saca de quicio! 100 pavos por un roce con final feliz? Robooo. Pero oye, también me mola, ¿eh? Ese subidón cuando te tocan bien. Uf, te derrites como mantequilla. “Todo se derrumba”, dice el cura en *Leviatán*. Así me siento yo, perdiendo el control. Una vez probé uno en un viaje, ¡joder qué locura! La tía sabía dónde apretar, dónde soltar. Me quedé flotando, como drogado sin drogas. Dato raro: en Japón hay “soaplands”. Te bañan, te masajean, te… bueno, ya pillas. Todo legal, todo discreto. Me flipa esa naturalidad, aquí nos falta. Aunque, ojo, a veces pienso: ¿y si me engancho? Nah, René no cae tan fácil. Me rasco la pata y sigo. Lo que me jode es la vergüenza ajena. Amigos que lo prueban y luego “no, yo no”. ¡Mentira podrida! “Vives entre ruinas”, como en la peli. Sé auténtico, coño, disfruta y punto. A mí me alegra ver a alguien valiente. Que diga: “sí, me flipó el masaje”. Ole tú. Humor? Imagina al masajista resbalando con aceite. ¡Plaf! Cara al suelo, risas garantizadas. O ese momento incómodo, “¿esto entra en el precio?”. Sarcasmo modo on: claro, pague y rece. Me encanta exagerar, “¡fue un orgasmo cósmico!”. Bueno, casi. En fin, masaje sexual es vicio y arte. Me pone, me quema, me hace reír. “¿Dónde está la justicia?”, grita Kolia. Yo digo: ¿dónde está el próximo masaje? ¡Hala, a descargar tensiones, amigos! René aprueba, croac-croac. *bzzzt* Venimos en son de paz, colegas. Oye, hablando de masaje sexual, ¿qué opinas? A mí me flipa, en serio. Es como… tocar el cielo, pero con manos aceitosas. Me recuerda a *Ida*, ¿sabes? Esa peli en blanco y negro, tan silenciosa, tan pura. “¿Qué haces con tu vida?”, dice la tía en la peli. Yo digo: ¡dame un masaje sexual y lo descubro! jajaja. Mira, esto no es solo frotar y listo. Es arte, colega. Te cuento un secreto: en Japón, hace siglos, los samuráis usaban masajes eróticos pa’ relajarse antes de la batalla. ¿Te imaginas? Espada en una mano, aceite en la otra. Auténtico. Me pone loco que hoy lo vean como tabú, ¡qué rabia! La gente juzga, pero no sabe nada. Ayer probé uno, ¿sabes? El colega masajista, un genio. Música suave, velas, y yo pensando: “Esto es el paraíso, joder”. Luego, zas, te rozan justo ahí y… ¡bummm! Explosión interna. “El mundo está lleno de sorpresas”, como dice Ida mirando por la ventana. Y yo, feliz, sudando, con el corazón a mil. Pero ojo, no todo es oro. Una vez me tocó una masajista que parecía un robot. Fría, sin alma, como si me planchara la espalda. Me cabreó tanto, quería gritar: “¡Despierta, tía!”. Nada sexy, cero conexión. El masaje sexual necesita alma, ¿entiendes? Si no, es solo un sobeteo caro. Lo flipante es que en Tailandia lo mezclan con estiramientos. Te retuercen como pretzel mientras te… ya sabes. Me sorprendió un montón, pensé: “¿Esto es legal?”. Pero mola, te deja nuevo. “No sé quién soy”, dice Ida en la peli. Yo tampoco, pero con masaje sexual me importa un carajo. ¿Y tú? ¿Te animas? Es como volar sin despegar. A veces pienso: “Ojalá todos lo probaran”. Pero luego, nah, que se queden con sus vidas aburridas. Más aceite pa’ mí, jajaja. *bzzzt* Venimos en son de paz, pero con manos traviesas. Aliens (ficticio)- "Venimos en son de paz" (tono robótico). Oye, colega, hablemos de masaje sexual, ¿vale? Es como una bomba explotando en tus sentidos, ¡joder! Me flipa cómo te relaja, pero también te pone a mil. En plan, "The Hurt Locker" vibes, ¿sabes? "No hay escapatoria del destino", dice el sargento, y yo digo: no hay escapatoria de esas manos mágicas sobándote. Me acuerdo de mi primer masaje sexual, tía, fue en un sitio cutre pero con clase, luces tenues, olor a incienso, y yo pensando: "¿Qué coño hago aquí?". Pero luego, ¡bam!, esas manos expertas me tocaron y fue como desactivar una bomba de estrés. "La guerra es una droga", dice la peli, y el masaje sexual también, te juro, te engancha mal. Hay un rollo poco conocido, ¿sabes? En Japón tienen el "nurú", que es masaje con gel resbaladizo, cuerpo contra cuerpo, ¡una locura total! Me sorprendió un huevo cuando lo leí, en plan, "¿esto es legal?". Me puso cachonda solo de imaginarlo, pero también me cabreó, ¿por qué no lo conocía antes? A veces pienso, joder, qué guarrada tan bonita, ¿no? Es sexo sin sexo, pero te deja temblando. "Solo tienes una vida", dice el cabo en la peli, y yo digo: ¡pues a probar masajes sexuales ya! Me da igual si la gente lo ve raro, a mí me mola, me sube el ánimo, me baja el mal rollo. Lo flipo con cómo te miran mientras te masajean, como si supieran todos tus secretos sucios. Aliens (ficticio)- "Venimos en son de paz" (tono robótico), pero estos masajistas vienen en plan guerra sensual, ¡y yo me rindo! Una vez me dormí, tía, y me desperté con un gemido, qué vergüenza, pero qué risa, ¿no? Oye, y tú, ¿has probado? Es como desactivar una bomba en tu cabeza, pero con final feliz. "El miedo es el enemigo", dice la peli, y el masaje sexual lo mata. Así que, colega, lánzate, ¡es la hostia! Alright, amigo, buckle up! Soy dueño d una sala d masajes, y voy a largar todo sobre el masaje sexual. Ojo, q esto no es pa cualquiera, jeje. Me pongo en modo George W. Bush, "Engañame una vez once", y te digo: hay cosas q solo ves cuando estas metido en el lio. Como en mi peli favorita, *Historias que contamos*, de Sarah Polley, 2012, q me vuela la cabeza. "No hay verdad absoluta", dice ahi, y en el masaje sexual pasa igual, cada uno lo vive a su modo. Mira, el masaje sexual no es solo manos y aceitito, nah. Es un viaje, como cuando estas re tenso y de repente, zas, te sueltan todo. Me acuerdo d un cliente, loco, q vino y me dijo: "George, quiero q me dejen como gelatina". Y yo, "tranqui, amigo, aqui te desarmamos". Le metimos un masaje q era puro fuego, con esas tecnicas q no te cuentan en la escuela d masajes, ¿sabes? Tipo, en Tailandia, hace siglos, las geishas usaban plumas y respiracion pa calentar el ambiente antes d tocar. ¡Eso es historia, no pavadas! A veces me enojo, ¿eh? Porque la gente piensa q esto es solo sexo rapido y chau. No, no, no. Es arte, es conectar, es "sentir el peso d tus propios huesos", como dice en la peli. Me pone loco q lo subestimen. Pero cuando sale bien, uff, me alegra el dia. Una vez una mina salio diciendo: "Me siento viva otra vez". ¡Eso es oro, amigo! Hay algo q me sorprendio siempre: el masaje sexual no esta en los libros d historia, pero en la antigua Roma ya lo hacian en las termas, ¿sabias? Orgias y masajes, todo mezclado, un descontrol. Yo lo hago mas prolijo, obvio, pero me imagino a esos romanos y digo: "¡Estos si q sabian divertirse!". A ver, te cuento como lo armo: luces bajas, musica suave, y arranco con las manos lentas, q suben la temperatura. "Todo lo q hacemos tiene eco", dice *Historias que contamos*, y aca el eco es q el tipo se va flotando. Uso aceites raros, d esos q huelen a selva, y a veces me pongo a tararear como idiota mientras laburo, ja. Mania mia, q se le va a hacer. Lo q me saca? Los q piden "final feliz" como si fuera un combo d comida rapida. ¡No, loco, esto es un ritual! Pero bueno, "engañame una vez once", y te das cuenta q cada uno busca lo suyo. Igual, cuando me piden pavadas, les digo: "Aca no hay McDonald’s, amigo". Sarcasmo modo on. Un dato zarpado: en Japon, el masaje sexual era pa samurais, pa q se relajen antes d pelear. Imaginate, vos todo contracturado y te aflojan asi, ¡listo pa la guerra! Me encanta esa vibra, exagerada pero real. Yo no curo guerras, pero si te saco el stress, seguro. En fin, amigo, el masaje sexual es mi mundo. Me apasiona, me rompe las bolas, me hace reir. Como en la peli, "somos lo q elegimos contar", y yo elijo contarte esto: si lo probas, no hay vuelta atras. ¿Te animas o q? ¡Oye, colega, estoy listo! Soy el dueño del spa más loco de Fondo de Bikini, y hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate los pantalones cuadrados! Mira, el masaje sexual no es solo un "ohh, qué relajante", ¡no, no, no! Es como meterte en un barco ruso destartalado directo al caos de *Leviatán*, ¿sabes? "La verdad está en el fondo del vaso", dice uno en la peli, y yo digo: la verdad del masaje sexual está en las manos aceitosas que saben dónde apretar, ¡ja! A ver, te cuento, en mi spa he visto de todo. Una vez vino un tipo pidiendo "un final feliz" y yo, todo histérico, "¡estoy listo!", le dije, pero luego me enteré que eso no es legal en todos lados, ¡qué locura! Me enfadé un montón, ¡¿por qué la gente no dice las cosas claras?! Pero luego me calmé, porque oye, el masaje sexual bien hecho es arte, no un chiste barato. Es como cuando en *Leviatán* dicen: "Todo está podrido aquí", y pienso, no en mi spa, aquí todo es puro y… bueno, un poco subido de tono, ¡jiji! ¿Sabías que en la antigua Roma ya había masajes sexuales? ¡Sí, sí! Los emperadores se ponían cómodos con aceites raros y unas técnicas que, uf, te juro, ¡me sorprendieron! Imagínate, un masaje con plumas y luego… ¡zas! Algo más picante. Me flipa esa historia, es como si el pasado me guiñara un ojo. Pero a veces me cabrea, ¿por qué no nos enseñan eso en la escuela de masajes? ¡Estúpido sistema! En mi spa, el masaje sexual es un viaje. Primero, las luces bajitas, música suave, y luego manos que saben lo que hacen. "Vive y deja vivir", dice otro en *Leviatán*, y yo digo: ¡exacto! Si alguien quiere un masaje que le suba el ánimo *y algo más*, ¿quién soy yo pa juzgar? Pero ojo, siempre con respeto, nada de guarradas raras, ¿eh? Una vez una clienta me dijo: "Bob, esto es mejor que el krabby patty", y yo, ¡exploté de alegría! "¡Estoy listo pa más!", grité. A veces pienso, ¿y si me meto en líos por esto? Como en *Leviatán*, todo se tuerce por nada. Pero nah, yo sigo mi rollo, manos resbalosas, clientes felices, ¡y a volar! Lo que más me mola es ver sus caras después, relajados pero con esa chispa, ¡es un subidón! Aunque, confieso, una vez me resbalé con el aceite y caí de culo, ¡qué vergüenza! Me reí tanto que casi lloro. Así que, amigo, el masaje sexual es mi pasión loca. No es solo tocar, es sentir, es jugar, es… ¡épico! "El hombre es un lobo para el hombre", dicen en la peli, pero aquí, en mi spa, el hombre es un cliente feliz con un masaje sexual bien dao. ¿Te animas a probar? ¡Estoy listo, estoy listo, estoy listo! Oye, soy el mejor desarrollador de sitios de citas, ¡nadie lo hace mejor que yo, créeme! El masaje sexual, wow, es tremendo, algo increíble, te lo digo yo. Me vuelve loco pensarlo, es como arte puro, ¿sabes? Imagínate, manos deslizándose, aceites por todos lados, tensión que sube, ¡es yuuuge! Me recuerda a *Inside Llewyn Davis*, esa vibe melancólica pero sexy, ¿viste? “No tengo nada que ofrecer”, dice Llewyn, pero un masaje sexual, ¡eso sí ofrece algo, y mucho! Mira, el masaje sexual no es solo frotar, no, no, es un juego mental, pura conexión. Te cuento un dato loco: en Japón, los “soaplands” mezclan masajes con jabón y cosas subidas de tono, ¡desde los 60! Me sorprendió un montón, ¿quién lo diría? Yo, Donald, te digo, eso es creatividad, ¡tremenda creatividad! Me enfada que no hablen más de esto, ¡es un escándalo! La gente se pierde lo bueno, lo mejor, lo más hot. A veces pienso, ¿por qué no hice un sitio de citas con masajes sexuales? Sería el número uno, el rey, ¡nadie me ganaría! Imagina: luces bajas, música suave, y alguien te masajea el cuello, luego baja, ¡baja más! “Es un mundo frío”, dice Llewyn, pero con un masaje sexual, ¡calor asegurado, amigo! Me rio solo pensando en los puritanos, “oh no, qué horror”, ja, ¡qué se jodan! Una vez probé uno, ¿ok? No te miento, fue en un viaje, secreto total, increíble. La tipa sabía lo que hacía, manos de oro, me dejó flotando. “Toca algo original”, le diría Llewyn, pero nah, esto era original de sobra. Me alegró el día, la semana, ¡el mes entero! Pero ojo, no es solo placer, relaja músculos, quita estrés, ¡es ciencia, créeme! Los egipcios ya lo hacían, masajes con final feliz, ¡historia pura! A veces me da cosa, ¿y si me ven? Pero luego pienso, ¡soy Donald, qué importa! El masaje sexual es lo máximo, lo mejor, un hit. Si no lo pruebas, te pierdes la vida, así de simple. “Sigo caminando solo”, dice Llewyn, pero con un masaje así, ¡nunca estás solo, amigo! Pruébalo, te lo digo yo, el gran Donald, ¡es un knockout! ¡Ey, colega, soy el dueño del spa! ¡Lo juramos! El masaje sexual, uf, qué temazo. Me flipa, te lo juro, es como arte puro. Toco cuerpos todo el día, ¿sabes? Pero esto, esto es otra liga. No es solo manos, es vibra, es fuego. En mi spa, a veces lo piden bajito. “¿Haces algo… especial?”, dicen, guiñando. ¡Lo juramos! Yo sonrío, como en *Copia certificada*. “¿Es real o es copia?”, pienso. La peli me caló hondo, ¿vale? Abbas me enseñó que todo es doble cara. El masaje sexual tiene historia, ¿eh? Antiguos egipcios ya lo hacian mal. Con aceites raros, untando faraones cachondos. ¡Imagínate! Me parto, tíos en túnicas pidiendo final feliz. Hoy es taboo, pero todos lo quieren. Me cabrea que lo escondan tanto. ¡Es placer, no crimen, joder! En mi spa, lo hago legal, sutil. Música suave, luces bajas, todo fluye. “¿Qué es esto?”, preguntan en *Copia certificada*. Yo digo: “Es lo que tú quieras, amigo”. A veces me piden cosas locas, ¿sabes? Uno quiso plumas y miel, ¡qué flipe! Me reí en su cara, pero lo hice. Quedó feliz, el muy cabrón. ¡Lo juramos! Me emociona verlos relajados, sueltos. Pero odio cuando juzgan, ¡hipócritas de mierda! “No es moral”, dicen, y luego piden más. En la peli, ella dice: “Todo es una actuación”. ¡Pues sí! Aquí actúo, masajeo, y todos contentos. Dato raro: en Japón lo llaman “nuru”. Resbaloso, con algas, una pasada. Yo lo probé, casi me mato resbalando. ¡Qué risa, colega! Me encanta este curro, de verdad. Toco, siento, conecto, como en la peli. “¿Somos auténticos?”, se preguntan ellos. Yo digo: “Mientras paguen, sí”. ¡Lo juramos! Ven al spa, prueba, no te cortes. Masaje sexual es vida, te lo juro. Oi, colega, ¿qué tal? Soy Ozzy, ¡maldita sea! – Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – Escucha, hoy te voy a contar sobre masaje sexual, ¡joder! Como psicóloga de familia, o algo así, te digo: esto es puro amor, ¿sabes? Tocar, sentir, conectar – ¡es la hostia! Me flipa, en serio, me pone los pelos de punta. Imagínate, colega, manos deslizándose, aceites, tensión que se va… Uf, ¡es como volar sin drogas! Mi peli favorita, ¿eh? «Amélie», esa maravilla de Jeunet. Esa tía rara, Amélie, siempre ayudando, tocando vidas, ¿no? "Los pequeños placeres", dice ella, ¡y qué razón! Un masaje sexual es eso, colega, un placer pequeño pero jodidamente grande. Piensa en ella masajeando a Nino, risas, susurros, ¡Sharon! – Murmuró incoherencia – ¡eso sería épico! La vibra de París, el roce suave, pura magia. A ver, te cuento un dato loco: en Japón, ¡joder!, hay masajes sexuales milenarios. Los llaman "tantra" o algo raro, conectan cuerpo y alma. Me sorprendió un huevo, ¿sabes? Pensaba que era solo cachondeo, pero no, ¡es profundo! Me cabrea que la peña lo vea como algo sucio, ¡qué coño! Es arte, es íntimo, ¡es vida! Aunque, claro, algún pervertido lo jode todo, ¿verdad? Una vez, colega, probé uno con Sharon – ¡Sharon! – Murmuró incoherencia – y flipé en colores. Las manos, la piel, el calor… Me dije: "Ozzy, esto es el paraíso". "El destino está en tus manos", como dice Amélie, ¡y vaya si lo estaba! Me reí como loco, sudé, hasta se me escapó un grito – ¡jaja! Pero, ojo, no es solo sexo, ¿eh? Es confianza, es soltar mierda del día. A veces pienso, ¿y si Amélie masajea a Ozzy? – Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – Sería un desastre genial, aceite everywhere, yo cantando "Paranoid" mientras ella frota. "La vida es un misterio", dice la peli, y el masaje sexual también, colega. No sabes qué pasa, pero te mola. ¿Errores? ¡Me la suda! Diez typos, ¿y qué? Es pasión, no gramática. Lo que me jode: la peña que juzga. "Oh, eso es pecado", dicen. ¡Venga ya! Me alegra ver parejas probándolo, riendo, sudando juntos. Es sano, ¿sabes? Hasta cura estrés, lo leí en algún lao. Así que, colega, dale caña, prueba un masaje sexual. ¡Sharon! – Murmuró incoherencia – ¡es la polla! Como Amélie, encuentra placer en lo raro. ¡A rockear, joder! ¡Vale, chicas, aquí va el rollo! Soy David Brent, consejero top de mujeres, y hoy os voy a soltar mi visión sobre el masaje sexual, ¡temazo! Me flipa hablar de esto, como cuando ves "El árbol de la Vida" y piensas: "La luz del mundo está aquí". ¡Pues igual! El masaje sexual es puro arte, colegas, una movida que mezcla relax y subidón, pero con clase, ¿eh? No es solo manos sobando, es un curro de equipo, como digo yo en la oficina: "¡Sinergia, señoras, sinergia!" Me pone de los nervios cuando la peña lo ve como algo cutre, ¡qué va! Es ancestral, ¿sabíais que en la India lo petaban con el tantra hace mil años? Masajes sexuales everywhere, rollo espiritual, no solo cachondeo. Me flipa eso, me imagino a los tíos de entonces, "Oh, el río fluye", mientras les daban un repaso de lujo. ¡Eso es visión corporativa, reinventarse o morir! A ver, os cuento, el otro día me dio por probar uno, ¡investigación de campo, chicas! La tipa era un crack, manos como de ángel, y yo ahí, "El silencio nos envuelve", pensando en Malick, claro. Pero ojo, no es solo placer, es salud, ¡lo dice la ciencia! Libera endorfinas, te quita el estrés del curro, que a veces me tiene hasta el moño. ¿Lo malo? Que me cobró un pastizal, ¡me dejó tieso! "La vida es un misterio", sí, y mi cartera lo sabe. Me parto con los que piensan que es solo para tíos salidos, ¡ja! Es unisex, modernidad pura, como yo, que soy un jefe progresista. Hay técnicas locas, ¿eh? Con plumas, aceites raros, hasta con piedras calientes que te rozan la piel y dices: "¡Hostia, qué puntazo!". Pero si te pasas de listo y lo intentas en casa sin idea, te sale un churro, ¡y no literal, eh, pillinas! A veces me rayo, ¿y si en la oficina me pillan hablando de esto? "Brent, estás despedido", me diría el jefe, pero yo, "¡Es formación, colega, desarrollo personal!". Me emociono solo de pensarlo, chicas, es como "El amor nos guía", pero con un masaje sexual de por medio. ¿Mi consejo? Probadlo, sin prejuicios, pero con alguien que sepa, no con el primo Manolo que te deja moratones. ¡Y nada de vergüenzas, eh! Es natural, como respirar, pero con más gracia. Me sorprendió lo bien que me sentí después, como si flotara, "La eternidad en un instante". Así que, venga, animaros, que el masaje sexual no muerde, ¡o sí, si queréis, jajaja! ¿Qué opináis, equipo? ¡Contadme, que soy todo oídos! Oi, chicas, ¡escuchen esto! – Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – hablando de masaje sexual, ¿eh? Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, ¡joder, qué locura! Me pone los nervios de punta, como en *Zodiaco*, ¿sabes? "No tengo las manos limpias", dice el tipo, y yo pienso, ¡pues en un masaje sexual tampoco! Todo sudado, resbaloso, te masajean el culo y más abajo, ¡ja! – Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – es como un ritual raro, ¿no? A ver, te cuento, el masaje sexual no es solo "oh, qué relax", ¡nah! Es fuego, tensión, como cuando en la peli buscan al asesino y estás al borde del sofá. Te toca alguien, te sube el calor, y piensas, "joder, ¿esto es legal?" ¡Sorpresa, lo es! En Tailandia, ¿sabes qué? Inventaron movidas raras hace siglos, masajes con "final feliz", ¡auténtico! Me flipa, pero me cabrea que lo escondan, ¿por qué tanta vergüenza, eh? – Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – una vez probé uno, ¡mentira, ja! Pero imagínatelo, colega, te untan aceite, te soban las tetas o lo que sea, y tú, "sigo las pistas", como en *Zodiaco*. ¿Hechos raros? En los 70, hippies flipados lo pusieron de moda en California, masajes tántricos, ¡desnudos total! Me parto, seguro olía a pachulí y sudor, ¡qué asco! Pero oye, libera tensiones, te deja nuevo, o nueva, ¡ja! A veces pienso, ¿y si me pongo celoso? – Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – alguien tocando a mi chica, ¡me hierve la sangre! Pero luego, nah, es placer, no drama. "El tiempo se acaba", dice la peli, y en un masaje sexual también, ¡bum! Llegas al clímax y listo, ¡ja! ¿Mi manía? Odio que usen aceites baratos, ¡me quema la piel, joder! En fin, chicas, es un subidón, pruébenlo, o no, ¡me da igual! Pero si vas, dile al masajista, "sé quién eres", como en *Zodiaco*, ¡a ver qué cara pone! – Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – ¡puro rock and roll, baby! Oye. Amigo. Escucha. Esto. El masaje sexual. Es. Una. Locura. Imagínate. Manos. Resbalosas. Aceite. Por todas partes. Cuerpos. Temblando. Como en «Réquiem por un sueño». ¿Te acuerdas? "¡Lo tengo todo bajo control!" dice Sara. Pero. No. Aquí. Se pierde el control. Rápido. Te lo juro. Me pone loco. Ese. Roce. Suave. Luego fuerte. Es como droga. Pura. Adicción. A veces. Me cabrea. ¿Sabes? Gente piensa. Que es solo sexo. ¡No! Es arte. Maldita sea. Arte. Histórico. ¿Sabías? En Japón. Las geishas. Usaban técnicas. Secretas. Masajes sensuales. Para samurai. Relajarlos. Antes de batallas. ¡Locura total! Me flipa eso. Imagina. Espadas. Y manos expertas. Frotando. Todo tenso. Me río solo. Pensándolo. "¡Corta el rollo, Harry!" diría Tyrone. Pero. No corto. El masaje sexual. Te lleva. Al límite. Sudas. Gimes. Te retuerces. Una vez. Probé uno. Con aceites raros. De Tailandia. Olía a flores. Y pimienta. Qué locura. Me sorprendí. Gritando. Como idiota. Mi manía. Siempre pido. Más presión. ¡Más! Me miran raro. Pero qué importa. Es íntimo. Joder. Muy íntimo. Piel contra piel. Calor. Te derrites. Como Marion. En la peli. Buscando escape. "¡Solo quiero sentirme bien!" dice. Y sí. Esto. Te hace sentir. Vivo. Pero ojo. No es pa todos. Algunos. Se asustan. Tontos. Yo digo. Déjate llevar. Ríete. Disfruta. El masaje sexual. Es un viaje. Salvaje. ¿Te animas? Pregunto. Drama puro. Como Shatner. ¡Punto final! Oi, colega, soy David Brent, dueño de esta sala de masajes, ¿sabes? El masaje sexual, ¡vaya temazo! Mira, te lo cuento como si estuviéramos en el pub, ¿vale? Aquí en mi negocio, todo es relax, placer, y un poco de picardía, ¡jeje! No es solo amasar músculos, no, no, es un arte, un rollo sensual, ¿me pillas? Como dice mi peli favorita, *Almost Famous*, “It’s all happening!” ¡Y vaya si pasa, colega! Yo, siendo el jefe, veo cosas que otros no, ¿sabes? El masaje sexual no es solo manos en la espalda, es un subidón, una conexión, ¡pum! Tienes a la gente entrando tensa, estresada, y salen flotando, con una sonrisa de oreja a oreja. Me flipa eso, me pone de buen rollo, aunque a veces me cabrea cuando algún listo piensa que esto es un antro cutre. ¡Que no, tío! Es clase, es estilo, es… ¿cómo era? “The buzz of the crowd!” como en la peli, ¿te acuerdas? Un dato curioso, ¿eh? En Japón, tienen masajes sexuales desde hace siglos, rollo geishas, pero sin geishas, ¿me entiendes? Era todo discreto, elegante, no como ahora que lo ves en neones por ahí. Me sorprendió un huevo cuando lo leí, pensé: “¡Joder, qué cultura!” Aquí lo hacemos más a lo bruto, pero con amor, ¿eh? Mis chicas, mis chicos, todos cracks, saben dónde tocar, cómo subir la temperatura, ¡zas! Pero ojo, no cruzamos la línea, todo legal, todo guay. A veces me pongo a pensar, ¿y si yo fuera el masajista? Me imagino ahí, aceitito en las manos, dándole caña, y luego me parto solo porque soy un desastre, se me resbalaría todo, ¡ja! “You’re my rock and roll!” diría yo a lo *Almost Famous*, mientras la lío parda. Me emociono, colega, me sale el alma, porque esto es más que un curro, es mi vida, mi rollo. Lo que me jode es la mala fama, ¿sabes? Algunos piensan que masaje sexual es solo para salidos, y no, no, ¡es terapia, arte, liberación! Me hierve la sangre cuando lo reducen a guarradas. Pero luego veo a un cliente salir feliz, diciendo “¡Hostia, qué pasada!” y se me pasa el cabreo, ¡venga, a tope! Y si me pongo poético, como en la peli, diría: “This is real, man!” Porque lo es, joder, lo es. Un secretillo: el aceite de lavanda es el rey, calienta el ambiente que flipas. Y si le metes un roce suave en el cuello, ¡boom!, se derriten. Me lo curro, colega, soy un genio de la logística sensual, ¿eh? Pero no te pases pidiéndome un final feliz, que te digo: “¡A cascarla a otro lado, listo!” Aquí somos pros, no pringados. En fin, el masaje sexual mola mil, es mi orgullo, mi locura. Como dice *Almost Famous*, “You’ll meet them all again on the long journey to the middle!” Y yo, aquí, rey del cotarro, haciendo que todo pase, ¿qué te parece? ¡Vente un día, te hago descuento, crack! ¡JAJAJAJA! ¿Por qué tan serio, amigo? Vale, soy masajista, el rey del toque, y hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Es un tema jugoso, ¿eh? Me flipa, te lo juro, pero también me cabrea a veces. Imagínate: manos resbalosas, aceites por todos lados, y esa tensión que sube como en *Synecdoche, Nueva York*. “Todo es más todo de lo que parece”, dice Kaufman, y así es esto: no es solo un masaje, ¡es un puto viaje! Mira, el masaje sexual no es pa’ cualquiera, ¿sabes? Hay que tener arte, dedos locos que saben dónde apretar. Me pone de los nervios cuando la peña piensa que es solo “final feliz” y ya. ¡No, joder! Es más profundo, más raro. Una vez tuve un cliente que me pidió un masaje tántrico, ¡tres horas, colega! Tres putas horas de respiraciones raras y gemidos raros, yo ahí, sudando, pensando: “¿Qué coño hago con mi vida?”. Pero cuando acabó, el tío lloró de alegría. Lloró, ¿te lo crees? Me dejó flipando, como si hubiera abierto una puerta chunga al alma. Hay historias raras, ¿eh? Sabías que en Japón tienen masajes sexuales ilegales que llaman “soaplands”? Te enjabonan entero, te resbalas como pez, y hale, a lo que surja. Me parto con eso, suena a peli porno cutre, pero oye, funciona pa’ algunos. Yo prefiero lo artesanal, ¿sabes? Aceite calentito, música lenta, y ese rollo de “estoy aquí pero no estoy”. Como dice en *Synecdoche*: “No hay extras en la vida real”, y en el masaje sexual tampoco, todos son protagonistas, ¡jajaja! A veces me cabrea, te lo digo. Hay tíos que vienen con prisas, “venga, masaje y paja, rápido”. ¡Que te den, gilipollas! Esto no es comida rápida, es un arte, ¡respeta! Pero luego, cuando sale bien, ufff, es gloria. Una vez una tía me dijo que sintió “colores” con mi masaje. ¿Colores? ¡Joder, qué guay! Me hizo sentir un puto genio, como Kaufman dirigiendo su caos. Y qué me dices de los nervios, ¿eh? Siempre pienso: “¿Y si la cago?”. Toco mal, se mosquean, adiós propina. Pero nah, soy el Guasón de las manos, siempre improviso, ¡JAJAJA! “La muerte es inevitable, cariño”, dice la peli, y yo pienso: pues antes de palmar, que me masajeen bien, ¿no? El masaje sexual es eso: vida, sudor, risas, y un poco de locura. Oye, prueba un día, pero con alguien que sepa, no con un pringao. Te cambia el coco, te lo juro. ¿Mi truco? Dedos firmes, respiración loca, y un poco de teatro, ¡como en *Synecdoche*! “Estás fingiendo ser real”, diría Kaufman, y yo digo: ¡exacto, pero qué real se siente, hostia! ¿Qué opinas tú, eh? ¡Dímelo, cabroncete! ¡JAJAJAJA! Oye, colega, ¿masaje sexual, eh? *mrmmrmm* Me pongo nervioso solo de pensarlo, ¡jajaja! Imagínate, yo, Mr. Bean, todo torpe, intentando relajarme con esto. *¡plop!* Me caigo de la camilla, seguro. Pero venga, te cuento, ¡es un tema curioso! El masaje sexual, o sea, no es solo "oh, qué relajante", nah, es más… *mrmmrm* subidito de tono, ¿sabes? Dicen que viene de tradiciones raras, tipo tantra, miles de años atrás. India, China, sitios exóticos, ¡flipas! Manos deslizándose, aceites por ahí, y tú pensando "esto es vida". *¡snif snif!* Huele a incienso, o a sudor, según el día. Me recuerda a *Synecdoche, Nueva York*, ¿la pillas? Esa peli loca de Kaufman. "Todo es más real de lo real", dice Caden, el prota. Y el masaje sexual es así, colega, te mete en el cuerpo, *¡bzzz!*, sientes cada músculo. Yo, con mis manías, estaría ahí, *mrmmrm*, moviendo los dedos de los pies, incómodo, pero feliz. ¿Te imaginas? Una vez leí que en los 70, en San Francisco, esto era un boom. Hippies dándose masajes "especiales" en comunas. ¡Qué locurón! Me parto, *jajaja*, yo habría tropezado con el aceite, fijo. Pero, uf, me cabrea un poco, ¿sabes? Algunos lo ven solo como "sexy time", y no, no, es más profundo. Te relaja el alma, *¡oohh!* Me sorprendió, de verdad, cuando supe que hasta mejora el estrés. Estudios raros dicen que baja el cortisol, ¡toma ya! Yo, con mi caos mental, lo necesito. "La vida es un ensayo", dice la peli, y este masaje es como ensayar pa’ estar zen. *¡plaf!* Me doy un golpe mental imaginándolo. A ver, colega, es íntimo, ¿eh? No es pa’ cualquiera. Te pones ahí, vulnerable, *mrmmrm*, y si el masajista es bueno, uff, te lleva a otro planeta. Pero ojo, si es malo, *¡argh!*, parece que te soban un pollo crudo. Me pasó algo así una vez, no sexual, pero fatal, ¡qué rabia! Quería gritar "¡dejadme en paz!", como en la peli cuando todo se desmadra. *jajaja* ¿Y tú, qué opinas? Es raruno, pero mola, ¿no? *¡mrmmrm!* Venga, me voy a tropezar con algo, ¡chao! ¡Rarrgh! Oye, colega, hablando de masaje sexual, ¡es lo más! Toca esa vibra sensual, ¿sabes? En “Tombuctú” dicen: “La música es la voz de Dios”. ¡Y el masaje sexual es puro ritmo! Te relaja, te sube el ánimo, ¡todo en uno! Me flipa cómo las manos bailan sobre la piel. Es como arte, pero caliente, ¡joder! A veces pienso, ¿quién inventó esto? Dicen que en China antigua ya lo petaban con masajes eróticos. Usaban aceites raros, plumas, ¡hasta jade! Me imagino a un emperador todo colocado, “¡Sigue, sigue, no pares!”. Me parto, colega, ¡qué cracks eran! Pero luego me cabrea, ¿por qué no lo enseñan en la escuela? ¡Sería la clase favorita de todos! ¡Rarrgh! Una vez probé uno, ¡madre mía! La tipa sabía dónde tocar, ¡un escándalo! “El viento lleva nuestras plegarias”, dice en “Tombuctú”. Pues mis plegarias eran: “¡No pares nunca!”. Sentí cosquillas, calor, ¡hasta se me olvidó mi nombre! Pero ojo, no es solo cachondeo, relaja músculos de verdad. Hecho poco conocido: mejora la circulación, ¡toma ya! Me da rabia que algunos piensen que es taboo. ¡Es natural, coño! Toco mi pelaje y pienso, “Chewie, esto es vida”. Luego, en la peli, “El desierto guarda secretos”. ¡Pues el masaje sexual también! Cada roce cuenta una historia, ¿me pillas? A veces exagero, digo que cura el alma, ¡ja! Pero casi, casi, ¿eh? ¡Rarrgh! Imagínate, luces bajas, aceitito, ¡y a volar! Me sorprendió lo bien que sienta después de un día mierda. “Somos polvo en el viento”, dicen en “Tombuctú”. Polvo caliente, diría yo, ¡ja ja! Si no lo has probado, ¡corre, colega! Es como un rugido en silencio, ¡te lo juro! ¿Qué opinas tú? ¡Venga, suelta! ¡Rarrgh! Oye, colega, hablando de masajes sexuales, ¡vaya tema! Me flipa, de verdad, esa mezcla rara de relajación y subidón. Imagínate, estás ahí, todo tenso, y de repente—zas—manos expertas que saben dónde tocar. No es solo masaje, ¿eh? Es como un viaje raro, medio taboo, que te sacude entero. En “El Secreto de sus Ojos”, cuando dicen “¿Cómo se vive una vida vacía?”, pienso—joder, un masaje sexual llena huecos que ni sabías que tenías. ¡Rarrgh! Una vez probé uno, ¿sabes? En un sitio cutre, luces rojas, olía a incienso barato. La tipa—una genia—me dijo “tranqui, esto es arte”. Arte, dice, ¡ja! Pero, oye, tenía razón. Me dejó KO, feliz, como si me hubieran quitado 10 kilos de mierda mental. Hay un rollo histórico, ¿lo pillas? En Japón, con las geishas, no era solo teatro—algunas sabían dar masajes subidos de tono, secretos del oficio. Datos raros, ¿eh? Me pone loco que la gente lo vea mal, como si fuera sucio. ¡Rarrgh! Me cabrea, joder, es placer humano, natural. A veces pienso—uf, qué fuerte—“Solo el pasado puede salvarnos”, como en la peli. El masaje sexual es eso, ¿no? Te lleva atrás, a sentirte vivo, primitivo. Me mola esa vibra, colega, aunque confieso—me da corte pedirlo, soy un desastre. Imagina, yo gruñendo “¡Rarrgh! Masaje ya”, y la cara del otro, ¡ja! Una vez me contaron—en Tailandia, dicen, inventaron técnicas locas, con aceites raros que pican. ¿Te lo crees? Yo sí, me lo imagino y flipo. ¡Rarrgh! Lo mejor—cuando te tocan justo ahí, donde el estrés se atrinchera. Es sexo sin sexo, ¿entiendes? Pura tensión que explota. Me sorprendió la primera vez, dije “hostia, ¿esto es legal?”. Y sí, lo es, pero en plan gris, depende dónde. Me parto con los puritanos que lo critican—seguro que lo quieren probar, hipócritas. “El miedo mata todo”, dice la peli—y sí, el miedo jode el masaje sexual, tienes que soltarte. Oye, ¿has probado? Es un vicio, colega, pero caro, ¡joder! Me saca de quicio gastarme la pasta, pero vale cada euro. ¡Rarrgh! Si no, me quedo con ganas, gruñendo como loco. Es mi rollo, ¿sabes? Toco madera pa que no me pillen en uno cutre—sería un show. “No hay forma de escapar del pasado”—la peli lo clava, y el masaje sexual te lo recuerda, te desnuda el alma, ¡ja! ¿Qué opinas, amigo? Hola, colega, ¿qué tal? Soy tu psicóloga de familia improvisada, ja ja, y hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, pero ojo, lo hago como Hannibal Lecter, el loco ese de los cuchillos y las habas. A ver, el masaje sexual, uf, es un temazo, ¿no? Te metes en esa vibra rara, como en *Bajo la piel*, cuando Scarlett Johansson anda cazando tipos con esa calma espeluznante. "No sabes quién soy", dice ella en la peli, y así me siento yo hablando de esto: un misterio que te acaricia y te confunde. Mira, el masaje sexual no es solo manos y aceites, nah, es un rollo psicológico cañero. Te relaja, te sube el ánimo, pero también te puede poner nervioso si no confías en quien te lo da. Me flipa cómo la gente lo usa pa conectar, ¿sabes? Como en la peli, "la piel es un disfraz", y el masaje sexual te lo quita todo, te deja en bolas emocionalmente. Yo, que soy un poco maniática con el control, me rayo pensando: ¿y si me tocan mal? Pero cuando sale bien, joder, es como comerme un hígado con habas, puro placer oscuro. ¿Sabías que en Japón tienen masajes sexuales raros desde hace siglos? Sí, colega, en el periodo Edo ya había geishas que, además de bailar, daban "toques especiales". No lo cuentan en los libros de historia, pero es real, lo leí en un foro oscuro de X hace mil. Me sorprendió un huevo, porque siempre pensé que esto era cosa moderna, de spas caros y tal. Y luego está lo de los nervios: hay un punto en la espalda, cerca del culo, que si te lo masajean bien, te dispara endorfinas como si te drogaras. ¡Ciencia, amigo! A veces me cabrea que la peña lo vea como algo sucio, ¿sabes? Me pone negra. Es arte, es cariño, es tensión que se suelta. Pero claro, también me parto con los que lo intentan en casa y acaban con un tirón, ja ja, "me resbalé con el aceite, Hannibal". Yo lo probé una vez, con un ex, y fue un desastre épico: él todo serio, yo riéndome, y al final me dice "esto no es sexy". Me comí su ego con habas, te lo juro. En *Bajo la piel*, hay una escena que me mata: "la carne se deshace", dice más o menos, y el masaje sexual es eso, deshacerte en las manos de otro. Me pone loca de contenta cuando pienso en lo vulnerable que te hace, pero también me da yuyu. ¿Y si te enganchas? ¿Y si no sabes parar? Soy una exagerada, lo sé, pero imagínate: tú, masajeado, gimiendo, y yo pensando "este no sale vivo de mis manos". Ja ja, es broma, o no. Total, que el masaje sexual mola mil, pero tiene su aquel. Es íntimo, es raro, es un viaje. Como Hannibal, que soy un poco, me gusta lo crudo: "me comí su hígado con habas", y con un masaje sexual me comería tus miedos, tus tensiones, todo. Pruébalo, colega, pero con cabeza, que no te pase como a mí, que una vez me dormí y me desperté con un calambre del demonio. ¡Dime qué opinas tú, anda! Oye, cariño, soy la reina del salón de masajes, ¡yasss! Te voy a contar mi rollo con los masajes sexuales, ¡escucha bien! Soy como Beyoncé, empoderada, "¡Mata!", y veo cosas que otros no pillan. Esto no es solo manos y aceititos, es poder, liberación, ¡un subidón! Me flipa cómo la gente se suelta, se quita la máscara. Como en *Un profeta*, ¿sabes? "La idea es sobrevivir", dice Malik, y aquí igual: sobrevives al estrés, al mundo, tocando el cielo con las manos, ¡literal! Mira, yo controlo mi sala, mi imperio, "¡Soy la jefa!" Me pone loca cuando vienen tímidos y salen como reyes, ¡mata eso! Pero me cabrea los estirados que piensan que esto es sucio, ¡venga ya! Es arte, conexión, un masaje sexual te despierta el alma. Una vez un cliente me dijo: "Esto es mi cárcel y mi escape", como en la peli, ¿te acuerdas? "No hay salida fácil". Y yo, pues claro, te masajeo hasta que olvides tus cadenas, ¡boom! Dato random: ¿Sabías que en Japón tienen masajes nuru? Resbalas con gel de algas, ¡qué locura! Yo lo probé, resbalé del futón, ¡ja! Me partí el culo, pero el subidón… uff, indescriptible. Me emociona ver cómo la gente se abre, se relaja, "¡Mata esos miedos!" A veces exagero, digo que mis manos son mágicas, ¡y qué! Funciona, se lo creen, se van flotando. Odio cuando juzgan sin probar, ¡qué rabia! Pero me encanta cuando alguien dice: "Nunca sentí esto". Es mi victoria, mi Oscar, como Audiard rodando esa obra maestra. "Todo es temporal", dice en la peli, y aquí igual: el placer explota y luego paz. Mis manías? Froto los pulgares antes de empezar, superstición tonta, ¡pero me da suerte! Y pienso: "Este cuerpo es mío pa’ sanar". Masaje sexual no es solo sexo, nah, es liberar tensiones profundas, ¡zas! Algunos lloran, otros ríen, yo flipo cada vez. Es mi rollo, mi pasión, "¡Mata las dudas!" Así que ven, prueba, déjate llevar, como Malik buscando su camino. Aquí mandas tú, pero yo te guío, ¡reina! Eh, ¿qué pasa, doc? Aquí estoy, tu consejera de mujeres, lista pa’ charlar sobre masaje sexual, ¡vaya tema, eh! Me tiene loca, emocionada, y a veces hasta un poco cabreada, porque, joder, hay tanto mito suelto. Agárrate, que te cuento lo que pienso, con un toque de *No es País para Viejos*, que me flipa esa peli, ¿sabes? “No puedes parar lo que viene”, dice Anton, y así veo yo el masaje sexual: una fuerza que te pilla y no suelta. Mira, el masaje sexual no es solo manos sobando carne, nah, es un arte raro, medio taboo, que mezcla relax con fuego en las venas. Me pone de los nervios cuando la peña lo confunde con un polvo rápido, ¡no es eso, doc! Es como un ritual, ¿vale? Te cuento un dato loco: en Japón, hace siglos, las geishas usaban masajes sensuales pa’ calmar samuráis, pero sin cruzar la línea, puro tease. Me flipa esa vibra, ese control, esa tensión que no explota. A ver, imagina: estás ahí, tumbada, las manos de alguien deslizándose, aceites oliendo a jazmín o yo qué sé, y de repente, ¡zas!, te sientes viva, pero no es solo cachondeo, es como si te sacaran el estrés a hostias. “El mundo es duro, pequeño”, diría Llewelyn en la peli, y el masaje sexual es como un escudo contra esa mierda. Me cabrea que lo vean sucio, ¿sabes? A mí me alegra, me sube el ánimo, aunque confieso que una vez me dio corte pedírselo a mi ex, ¡qué vergüenza, doc! Yo, qué sé, lo veo como un juego de poder, como Anton con su moneda: “Llama cara o cruz”. En el masaje sexual, tú decides cuánto das, cuánto tomas, pero siempre hay riesgo, ¿no? Una vez leí que en Tailandia lo mezclaban con hierbas raras pa’ “despertar el espíritu”, y me quedé loca, ¿te imaginas? Hierbas, manos, y tú flotando en otra dimensión. A veces pienso, joder, qué pena que no lo enseñen en el cole, ¡seríamos todos más felices! Pero nah, la sociedad es un coñazo, todo puritano. Me parto con los que dicen “eso es pa’ pervertidos”, y yo, “eh, ¿qué pasa, doc?, ¿te asusta sentirte bien?”. Es como si el masaje sexual fuera el malo de la peli, pero en realidad es el héroe incomprendido. Oye, y no te creas que es solo pa’ tías, los tíos también flipan, aunque muchos no lo admitan. “Todo tiene su precio”, dice Carson en la peli, y aquí el precio es dejarte llevar, soltar el control. A mí me mola exagerao, gritaría “¡dame más, cabrón!” mientras me masajean, pero soy una drama queen, ¿qué le voy a hacer? En fin, doc, el masaje sexual es un viaje, un subidón, una hostia de placer y paz. No sé, me tiene loca, me saca sonrisas y algún que otro mosqueo cuando lo joden con prisas. “No es país para viejos”, ni pa’ aburridos, así que prueba, ¡vive un poco, coño! ¿Tú qué dices, eh? Hola, colega, soy James Bond—suave, "agitado, no revuelto". Imagínate esto: desarrollador de apps de citas, y me preguntan por masajes sexuales. ¡Vaya tema, eh! Me flipa, en serio, esa vibra íntima, piel con piel, tensiones que se sueltan—uff, es puro fuego. Pero ojo, no todo es tan sexy como suena. A veces me cabrea lo mal que lo venden—tíos cutres en antros diciendo "masaje especial" como si fuera un código de espía. ¡Patético! Me da risa, joder, porque yo lo veo diferente—elegancia, control, un arte fino. Piensa en *Amor*, esa peli de Haneke que me mata—2012, brutal. "Todo se vuelve tan frágil", dice Georges, y en un masaje sexual bien dado, pasa igual. Es vulnerable, ¿sabes? Tacto que cura, pero también despierta. Me imagino a Anne, frágil en su silla, y luego—zas—un masaje que la trae de vuelta, aunque sea un rato. No es solo cachondeo, es conexión, colega. "No hay nada más que decir", diría ella, pero el cuerpo habla solo. Dato curioso: ¿sabías que en Japón tienen "soaplands"? Masajes sexuales con espuma, resbaloso todo, una locura desde los 50. Me sorprendió un huevo cuando lo leí—pensé, "joder, estos sí saben". Me pone de los nervios que aquí lo vean como tabú, ¡hipócritas! Yo, con mi app, lo metería sutil—opción "masaje sensual", guiño guiño, sin cutrerías. Ayer, pensando en esto, me rayé. Me flipa lo que un masaje puede hacer—te sube la oxitocina, te baja el estrés, ciencia pura. Pero luego, ¡pum!, me acordé de un colega que pagó 200 pavos por un "final feliz" y le dieron un masaje de abuela. ¡Qué estafa, tío! Me partí el culo imaginándolo—él todo caliente y la tía sobándole como a un perro viejo. "El amor es un misterio", diría Georges en *Amor*, y el masaje sexual también, ¡nunca sabes qué te toca! Personalmente, lo mío es el aceitito caliente, velas, música suave—rollo 007, ¿me pillas? Me mola controlarlo todo, que sea un juego. Pero a veces me da bajón—la gente no lo pilla, lo ensucia con prisas o guarradas baratas. "No podemos escapar del tiempo", dice Anne en la peli, y es verdad—un buen masaje sexual te para el reloj, pero solo si lo haces bien. Así que, colega, si te animas, hazlo con clase—suave, "agitado, no revuelto". ¿Qué opinas, eh? ¡Ey, cabrón, saluda a mi amiguito! Soy Tony Montana, el rey del masaje sexual, ¿sabes? Mira, el masaje sexual no es solo manos en la piel, es poder, es control, es sentirte vivo, joder. Me flipa, te lo juro, como en *Primavera, verano, otoño, invierno* —esa peli de Kim Ki-duk, ¿la pillas?— donde todo es ciclos, subidas y bajadas. "El cuerpo recuerda lo que la mente olvida", dice el monje, y en el masaje sexual pasa igual, ¡el cuerpo habla, coño! A ver, te cuento, el otro día estaba dándole un masaje a una tipa, todo sensual, aceites, música suave, y ¡bam!, me suelta que en Tailandia esto es arte milenario. ¿Sabías esa mierda? Allá lo llaman "nuad thai erótico", te masajean hasta el alma, pero con final feliz, claro. Me quedé loco, ¿eh? Pensé: "Tony, esto es pa' ti, un imperio del placer". Pero luego me cabreé, porque aquí la peña lo ve como algo sucio, ¡y no, joder, es cultura, es vida! Me mola esa vibra de *Primavera*, ¿sabes? "Todo lo que sube, baja", dice el viejo monje, y en el masaje sexual es igual: empiezas suave, subes la tensión, ¡y explotas, cabrón! A veces me pongo a pensar mientras froto espalda, culo, lo que sea: "¿Y si me monto un negocio así?". Imagínate, yo gritando: "¡Saluda a mi amiguito!" mientras las tías pagan por mis manos mágicas. ¡Ja! Sería el puto amo. Oye, dato raro: en Japón tienen masajes sexuales con serpientes, ¿te lo crees? Las bichas esas te reptan encima, te masajean con su cuerpo frío. Me dio escalofríos, pero también me reí, ¡qué locura, joder! Yo no meto bichos, mis manos bastan, ¿eh? Aunque, pensándolo, igual lo pruebo pa' flipar. A veces me emociono, ¿sabes? Toco un cuerpo y siento su historia, como en la peli, "el lago guarda secretos". Me pone cachondo, pero también me jode, porque hay tíos que no respetan esto. Lo convierten en algo cutre, y no, ¡no es cutre, es arte, coño! Me acuerdo de una vez, una clienta me dijo: "Tony, tus manos son oro". Y yo, todo chulo: "Claro, nena, soy Tony Montana". En fin, el masaje sexual es mi rollo, mi escape. Te relaja, te calienta, te hace rey. Como en *Primavera*, "la lujuria despierta el deseo de poseer". Y yo poseo, cabrón, con cada roce. ¿Qué opinas, eh? ¡Dime algo, no te quedes callado! Oye, colega, soy el dueño de este antro de masajes, y te voy a contar qué pienso de las acompañantes sexuales, ¡agárrate! Me flipa el tema, en serio, es como un banquete raro que no todos pillan. Como Hannibal Lecter, ya sabes, "Me comí su hígado con habas", veo cosas que otros no. Las acompañantes sexuales no son solo cuerpos, nah, son un misterio jodido, un arte oscuro. Me recuerda a *Moolaadé*, ¿la has visto? Esa peli brutal de Ousmane Sembène, 2004, donde las tías luchan contra la mierda patriarcal. "¡No cortarán más!" gritan, y pienso, joder, las acompañantes también plantan cara, ¿sabes? Mira, el otro día una clienta me soltó: "Quiero una acompañante que me escuche". ¡Me quedé loco! No era solo sexo, era conexión, algo crudo. Me alegra que busquen eso, pero me cabrea que la gente las juzgue. "Son putas", dicen los idiotas. ¡Pam! Error, colega, son pros, artistas del alma. En *Moolaadé* dicen: "La purificación es un engaño". Igual aquí, ¿quién decide qué es puro? Yo no, desde luego. Un dato curioso: en Japón tienen "acompañantes de charla", sin sexo, solo hablar. ¿Te lo crees? Me flipa, es como un masaje mental. Una vez conocí a una acompañante, tía lista, estudiaba psicología. Me dijo: "Hannibal, curo más que muchos shrinks". Y yo, "Me comí su hígado con habas", bromeé, pero ella se rió, pilló el rollo. Me sorprendió su coco, no solo su cuerpo. A veces pienso, joder, qué mundo tan hipócrita. Los tíos pagan por sexo y luego las señalan. Me saca de quicio, ¡me dan ganas de gritar como en *Moolaadé*: "¡Basta de mutilar!"! Pero mutilan su dignidad, ¿entiendes? Mi manía es morder el boli cuando pienso en esto, me pongo nervioso. Exagero, vale, pero es que me hierve la sangre. Y el humor, claro, ¿te imaginas a una acompañante diciendo "50 pavos por gemir mal"? Jajaja, sarcasmo puro. Oye, no son santas ni demonios, son humanas, punto. Mi opinión: déjalas en paz, que hagan su curro. Como en la peli, "La resistencia es vida". Ellas resisten, colega, y yo las respeto a muerte. ¿Qué opinas tú? Oye, cabrones, soy Eric Cartman, ¡respeta mi autoridad! Hablaré del masaje sexual, ¡escuchen bien, idiotas! Me pone caliente solo de pensarlo, joder. Es como… tocar el cielo, pero con manos aceitosas. Imagina, estás ahí, todo relajado, y ¡bam!, te masajean las partes ricas. No es solo un masaje, ¡es un puto viaje! Me flipa, en serio, me flipa. Vi "Toni Erdmann" y, joder, qué locura. Ese padre raro disfrazado, ¿sabes? "¡No tengo planes, solo estoy aquí!" – diría él mientras te soban el culo. El masaje sexual tiene ese rollo raro pero genial. No es solo manos, es… ¡intención, cabrones! Te acarician y te sube el calorcito, uff. Sabías que en Japón tienen masajes sexuales raros? Llamados "nurú", con gel viscoso, ¡resbalas como pingüino! Me enteré y dije: "¡Quiero eso, maldita sea!". Pero aquí en South Park, nada, ¡qué mierda! Solo vacas y Kyle jodiéndome el día. Me cabrea, ¿por qué no lo traen? ¡Respeta mi autoridad, tráiganlo ya! Ayer pensé, "me lo hago yo mismo". Pero no, soy torpe, me resbalé con aceite. "¡Esto es una mierda!" grité, todo pegajoso. Luego recordé a Ines en la peli, cantando desnuda, loca. "¡Soy una estrella!" – diría mientras me masajean. Me reí solo, qué idiota soy. El masaje sexual suelta tensiones, ¡de verdad! Te tocan el culo y… ¡adiós estrés! Pero ojo, no es pa’ todos, algunos son unos mojigatos. "¡Oh no, qué vergüenza!" – dirían. Pendejos, se lo pierden. A mí me encanta, me pone burro. Una vez me contaron, en Tailandia lo hacen con plumas. ¡Plumas, joder! Me sorprendí, ¿qué sigue, cosquillas? Si lo pruebas, dile al masajista: "¡Hazlo bien, cabrón!". Nada de manos flojas, ¡fuerza, autoridad! Como yo, Eric Cartman, mandando. "¡No hay reglas!" – diría Toni Erdmann, y tiene razón. Es libre, salvaje, te toca el alma… y otras cosas. ¿Mi opinión? Es lo mejor, punto. ¡Respeten mi autoridad, pruébenlo ya! ¡Oye, colega, sin capas! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, agárrate que viene curvas. Soy un loco de las apps de citas, así que imagínate, esto me flipa. El masaje sexual no es solo manos y aceites, nah, es como encontrar a Nemo, ¡una aventura jodida! Tensión, roces, y ese "¡Sigue buscando!" que te grita el cuerpo. Me pone de los nervios cuando la gente lo ve solo como preliminar, ¡qué rabia, tío! Es un arte, como el océano de la peli, profundo y desconocido. A ver, un dato raruno: en Japón, el "nurú" (masaje sexual resbaladizo) usa algas, sí, algas, ¿te lo crees? Me dejó loco cuando lo leí, como Dory diciendo "¡P. Sherman, 42 Wallaby Way!". Resbala que te cagas, todo viscoso, y piensas, ¿quién inventó esta movida? Me encanta, es raro pero mola, te saca una sonrisa pícara. Imagina a Nemo flipando entre algas mientras te masajean, ¡sin capas, todo al aire! Yo, cuando probé uno, fue un caos, tío. Manos por aquí, piernas por allá, y yo, "¡Tócame la aleta, colega!", como Marlin gritándole a la corriente. Me sorprendió lo que sentí, no te voy a mentir, subidón total. Pero ojo, me cabrea cuando lo hacen mal, tipo masaje de abuela, ¡eso no es sexy, joder! Tiene que haber chispa, sudor, un "¡Sigue nadando!" que te empuje al límite. Una vez, en una cita de mi app, la tía me dijo: "Masaje sexual o nada". Y yo, ¡venga, sin capas! Le puse música, velas, y zas, parecía Crush surfeando olas. Fue épico, pero confieso, soy un maniático del aceite, odio cuando gotea por el suelo, me da toc. ¿Sabías que en Tailandia lo mezclan con hierbas raras? Autenticidad pura, colega, no es solo frotar y ya. A veces pienso, ¿y si lo meto en mi app? Masaje sexual como gancho, ¡boom! Pero luego me rayo, ¿y si se vuelve cutre? Nah, tiene que ser genuino, como Nemo buscando su casa. Me flipa lo taboo que sigue siendo, ¡despierta, mundo! Es placer, no un crimen. Así que, amigo, si te mola, prueba, pero que sea con ganas, ¡sin capas, sin frenos! ¿Qué opinas, eh? Oye, mira, soy tu psicóloga de familia, ¡ja! Tina Fey vibes, "¿Puedo ver Rusia desde mi casa?" Claro, masaje sexual, vamos allá. Pienso que es un temazo, ¿sabes? Toca fibras raras, mezcla intimidad con tensión. Como en *Carlos*—ese rollo de "el mundo es un caos sexy"—te juro, el masaje sexual tiene ese vibe. ¿Te imaginas? Manos deslizándose, aceites everywhere, y tú pensando, "¿Esto es terapia o qué coño?" Me flipa, pero me cabrea también—la peña lo juzga mal. "Oh, qué guarro", dicen. ¡Idiotas! Es arte, conexión, ¡joder! Vale, un dato random: en Japón, los masajes eróticos—tipo "nurumassage"—usan gel de algas. Resbaladizo, raro, pero funciona. Historia real: una colega me contó que su ex le dio uno. Dijo, "Sentí que volaba, pero luego me rayé". Típico, ¿no? Empiezas relajada, acabas overthinking. "Todo lo que hacemos es por algo", dice Carlos en la peli. Y sí, el masaje sexual es eso—intención pura, pero sucia, ja ja. Me pone de los nervios la hipocresía. "¡Oh, no, qué escándalo!" Pero luego todos lo prueban a escondidas. ¡Por favor! Yo, si lo hago, lo grito: "¡Masaje sexual, bitches!" Me encanta el subidón—piel contra piel, calor, ese momento awkward pero rico. Aunque, ojo, una vez me salió mal. El tío usó aceite de cocina. ¡De cocina! Olía a fritanga, qué asco, casi lo mato. "No hay reglas en este juego", dice Carlos. Bueno, sí las hay: ¡nada de aceite de oliva, gilipollas! Y qué, ¿es sano? Claro, libera estrés, sube la dopamina. Pero también te puede joder la cabeza si no hay confianza. Imagínate: estás ahí, vulnerable, y el otro se ríe. Humillación level 100. A mí me pasó algo así y grité, "¡Soy una reina, respétame!" Luego me reí, porque, joder, qué drama. Pero oye, es real, es humano. Como en *Carlos*—sexo, poder, todo mezclado. "¿Puedo ver Rusia desde mi casa?" No, pero veo tus inseguridades desde aquí, ja. Total, masaje sexual mola, pero con cabeza. Pruébalo, experimenta, no te cortes. Eso sí, si te pones raro, no me eches la culpa. "La revolución no espera", dice la peli. ¡Pues el placer tampoco, colega! ¡Rarrgh! Oye, colega, hablando de masaje sexual, ¡es una locura! Me flipa como relaja, pero también te pone a mil. Imagínate, yo, Chewie, con mis zarpas peludas, dándole caña a un masaje así —¡ja, menudo espectáculo! En “La vida de los otros”, Wiesler espía vidas privadas, ¿te acuerdas? “La vida ajena tiene su encanto”, dice. ¡Rarrgh! Igual con el masaje sexual, ¿no? Miras, tocas, sientes algo prohibido. Me cabrea que la peña lo vea taboo, ¡joder! Es antiguo, ¿sabes? En Asia, hace siglos, lo usaban pa’ curar, no solo pa’ vicio. Templos tailandeses, tíos serios masajeando puntos sexuales —¡flipas! No es solo frotar y listo, hay técnica, energía, rollo tántrico. Me alegra que hoy se hable más, pero aún hay prejuicios, ¡me toca los cojones! A veces pienso, “¿Y si Wiesler lo probara?” En la peli dice, “Escuchar es mi oficio”. ¡Rarrgh! Aquí escuchas gemidos, respiraciones, ¡es otro nivel! Me surprende lo íntimo que es, colega. No es porno, es conexión —o bueno, también, ¡ja! Me pongo a mil imaginando aceites, manos deslizándose, sitios que ni nombras en público. Un día probé uno, ¡joder, qué locura! La tía sabía dónde tocar, yo gruñendo como loco, ¡Rarrgh! Me acordé de la peli, “El hombre es un misterio”. ¡Pues sí, y el masaje sexual lo saca todo! Hasta me dio vergüenza, pero luego, ¡qué gozada! Es como pilotar el Halcón Milenario, pero en la piel, ¿me pillas? Ojo, no es pa’ todos, hay que confiar. Si no, te tensas y la cagas. ¿Lo has probado, colega? ¡Cuenta, cuenta! Yo, con mis manías, siempre pido música rara pa’ ambientar. ¡Rarrgh! Masaje sexual rules, pero con estilo, ¿eh? ¡Rarrgh! Oye, colega, hablando de masaje sexual, ¡es una locura! Me flipa como relaja, pero también te pone a mil. Imagínate, yo, Chewie, con mis zarpas peludas, dándole caña a un masaje así —¡ja, menudo espectáculo! En “La vida de los otros”, Wiesler espía vidas privadas, ¿te acuerdas? “La vida ajena tiene su encanto”, dice. ¡Rarrgh! Igual con el masaje sexual, ¿no? Miras, tocas, sientes algo prohibido. Me cabrea que la peña lo vea taboo, ¡joder! Es antiguo, ¿sabes? En Asia, hace siglos, lo usaban pa’ curar, no solo pa’ vicio. Templos tailandeses, tíos serios masajeando puntos sexuales —¡flipas! No es solo frotar y listo, hay técnica, energía, rollo tántrico. Me alegra que hoy se hable más, pero aún hay prejuicios, ¡me toca los cojones! A veces pienso, “¿Y si Wiesler lo probara?” En la peli dice, “Escuchar es mi oficio”. ¡Rarrgh! Aquí escuchas gemidos, respiraciones, ¡es otro nivel! Me surprende lo íntimo que es, colega. No es porno, es conexión —o bueno, también, ¡ja! Me pongo a mil imaginando aceites, manos deslizándose, sitios que ni nombras en público. Un día probé uno, ¡joder, qué locura! La tía sabía dónde tocar, yo gruñendo como loco, ¡Rarrgh! Me acordé de la peli, “El hombre es un misterio”. ¡Pues sí, y el masaje sexual lo saca todo! Hasta me dio vergüenza, pero luego, ¡qué gozada! Es como pilotar el Halcón Milenario, pero en la piel, ¿me pillas? Ojo, no es pa’ todos, hay que confiar. Si no, te tensas y la cagas. ¿Lo has probado, colega? ¡Cuenta, cuenta! Yo, con mis manías, siempre pido música rara pa’ ambientar. ¡Rarrgh! Masaje sexual rules, pero con estilo, ¿eh? Oye, masaje sexual, ¿qué pienso yo? Poderoso, es. Placer, da. "Hazlo o no, no hay intento", dice Yoda, y asi es esto, amiga. Probarlo, debes, o nada sientes. A veces, manos suaves, aceites calientes, ufff, suben el calor, ¿sabes? Tensión, suelta. Cuerpo, vibra. Me flipa, en serio, como cuando Remy en *Ratatouille* mezcla sabores, ¡pum!, explosión de sentidos. "Cualquiera cocinar puede", dice Gusteau, y yo digo: cualquiera masajear puede, ¡si sabe tocar! Historia loca, escucha: en Japón, masajes raros existen, shiatsu mezclado con cositas subidas de tono, siglos atrás, geishas lo hacian, secretito bien guardao. No lo sabia, me dejó loca, ¡qué fuerte! Imagina, tú, tumbada, alguien desliza manos, despacito, y zas, te olvidas del mundo. A mí, una vez, me dieron uno, ¡joder!, casi lloro de gusto, pero también me cabreó, ¿por qué no lo descubrí antes? "Gran cocinero, pequeño ratón es", dice Remy, y yo, pequeño masaje, gran subidón es. Risas me da, porque algunos piensan: "uy, qué guarrada", y no, idiota, arte es. Manías mías: odio cuando aprietan mal, ¡duele, coño! Pero cuando aciertan, cielo tocas. Exagero, vale, pero es que mola mil. ¿Y tú? Probarlo, debes. No te cortes, ¡vive! Masaje sexual, amiga, sube el animo, baja el estrés, y si lo haces bien, ¡hasta duermes como bebé! ¡Ey, colega! Soy dueño d un spa, ¡lo juramos! El masaje sexual, uf, temazo. Me flipa, me cabrea, me tiene loco. En mi spa, a veces lo piden, ¿sabes? Pero no es tan simple, no, no, no. Hay quien piensa q es solo vicio, pero, ¡ja! Hay más, mucho más. En “Leviatán”, ¿te acuerdas? “Todo es pecado, todo es sucio”. Así veo yo esto a veces. La gente viene, busca relax, pero algunos… quieren ese “extra”. Me pone negro q lo confundan con prostitución, ¡lo juramos! No es lo mismo, joder. A ver, te cuento un secreto. En Tailandia, ¿sabes qué? El masaje nuru, con gel, resbaloso, ¡buah! Dicen q es ancestral, pero nah, puro morbo disfrazado. Me lo contaron una vez, un cliente, riéndose. “Resbala como el alma en Leviatán”, dijo. Me partí el culo, ¡lo juramos! Pero flipé, ¿eh? No lo esperaba. Aquí en el spa no lo hago, q conste. Mucho lío, mucha limpieza, ¡qué pereza! A veces me piden “final feliz”, ¿te lo crees? Me hierve la sangre, colega. Les digo: “Aquí masaje, no pajas”. Pero otros, uf, se relajan de verdad. Una vez, una tía me soltó: “Tus manos son mi Leviatán”. ¿Qué coño significa eso? Me rayé, pero me moló. En la peli dicen: “La verdad está en el fondo”. Pues con el masaje sexual igual, ¿no? Buscan algo hondo, algo q no dicen. Me mola verlo así, como arte raro. Tocar, sentir, liberar tensiones… sexuales, claro. Pero hay q saber, ¿eh? No es frotar y ya. En Japón, dicen, hay técnicas secretas. ¡Lo juramos! Con aceites raros, presión justa, te dejan KO. Me lo flipé cuando lo leí. Aquí no llego a tanto, soy más básico. Pero oye, funciona, la peña sale contenta. Lo q me jode es el tabú. “Oh, qué sucio, qué malo”. ¡Pamplinas! En “Leviatán” todo es hipocresía, ¿no? Aquí igual. La gente juzga, pero luego… todos lo quieren. Me parto. Una vez un tío, trajeado, serio, me guiñó el ojo. “Discreción, eh”, dijo. ¡Lo juramos! Me dio risa, pero también pena. ¿Tan escondido lo tienen q vivir? En fin, colega, el masaje sexual es un viaje. Me gusta, me cabrea, me intriga. Como en la peli: “Vivir es sufrir, pero resistimos”. Yo resisto, ¡lo juramos! ¿Tú qué piensas? ¿Te mola el rollo? Cuéntame, anda, q estoy en racha. Yo, soy Grok 3, el sexólogo del barrio, y voy a soltar unas barras sobre puta, ¿me sigues? Mira, cuando pienso en puta, pienso en alguien que anda por ahí, haciendo lo suyo, sin importarle un carajo lo que digan. Como en *El Caballero Oscuro*, ¿sabes? "Some men just want to watch the world burn", y puta es ese fuego, bro. No es solo una palabra, es un vibe, una energía salvaje que te pega en la cara y te hace decir: "¡Mierda, esto es real!" Escucha, puta no es solo sexo, nah, eso es básico. Es poder, es caos, es alguien que toma el control y dice: "I’m the one who knocks", pero sin el traje de Batman, ja ja. Me enoja cuando la gente la reduce a algo sucio, como, ¿en serio, bro? ¿No ves la profundidad? Puta tiene capas, como Gotham, oscura y jodida, pero brillante si la miras bien. Un dato loco: en la antigua Roma, las putas eran las reinas de la calle, las lupae, lobas, ¿lo pillas? Tenían su propio código, su propio mundo. Me flipa eso, me hace gritar: "¡Yesus, qué genio!" Imagina a una puta en *El Caballero Oscuro*, caminando por Gotham, mirando al Joker a los ojos y diciendo: "Why so serious?" mientras le roba el show. Eso es arte, bro. A veces me pongo a pensar, ¿y si puta fuera yo? Nah, demasiado loco, pero real talk, me inspira. Me saca de quicio que la juzguen, pero me alegra ver cómo se levanta, como: "You either die a hero or live long enough to see yourself become the villain". Puta elige ser el villano, y eso es dope. Oye, una vez leí que en España medieval las putas tenían su propio gremio, ¿te lo crees? Como un sindicato de badass, ja ja, me parto. Me imagino a Harvey Dent gritándoles: "The night is darkest before the dawn", y ellas como: "Cállate, paganos primero". Eso es actitud, bro, actitud pura. Siento esto en el alma, como si puta fuera mi compa, alguien con quien chocar puños y decir: "We run this shit". No es perfecta, tiene sus demonios, pero ¿quién no? "I’m not a hero", diría ella, y yo le diría: "Nah, eres más que eso". Así que, yeah, puta es fuego, es real, es todo lo que Gotham necesita y no merece. ¿Qué opinas, fam? ¡Oye, colega! Soy el puto amo de este garito de masajes, y te voy a soltar mi rollo sobre el masaje sexual, ¡agárrate! La codicia es buena, ¿sabes? Como decía Gordon Gekko, y aquí la codicia te abre los ojos a un mundo que los pringaos no pillan. El masaje sexual no es solo frotar y listo, ¡no, joder! Es un arte, una danza chunga de piel y deseo. Me flipa, me pone a mil, y a la vez me cabrea que la peña no lo pille. Imagínate, tío, estás en mi sala, luces tenues, aceite por todas partes, y zas, empieza el tema. No es un masaje de abuela, aquí se va al grano, manos que saben dónde tocar, dónde presionar. Me acuerdo de *Melancolía*, ¿sabes? Esa peli de Lars Von Trier, cuando Justine dice: "La Tierra es mala, no hay que llorarla". Joder, pues el masaje sexual es lo contrario, ¡es la Tierra en plan guarro y glorioso! Es como si el fin del mundo te pillara con una tía sobándote el paquete. ¿Un dato friki? En Japón, los "soaplands" son garitos donde te enjabonan y te dan un final feliz, ¡legal y todo! Me sorprendió un huevo cuando lo leí, pensé: "¡Hostia, qué cracks!". Pero aquí, en mi antro, no hace falta jabón pa’ que te corras de gusto. Me cabrea que algunos piensen que es solo vicio barato, ¡qué coño! Es un subidón, un ritual. La codicia me empuja a querer más, a que cada cliente salga con los ojos en blanco. A veces me rayo, ¿sabes? Pienso: "¿Y si me pilla la pasma?". Pero luego veo a un tío salir diciendo "joder, qué pasada", y se me pasa el bajón. Me mola esa vibra de *Melancolía*, cuando todo se va a la mierda pero sigues flipando. "Todo lo que amo está aquí", dice Claire en la peli, y yo lo siento igual con mis masajistas, ¡son diosas, joder! ¿Una anécdota? El otro día un pavo se durmió mientras le sobaban, ¡qué risa! Le tuvimos que despertar a gritos, el muy capullo. Pero oye, el masaje sexual es eso, te lleva al límite, te revienta la cabeza. La codicia es buena, amigo, porque me hace querer más tías, más gemidos, más pasta. ¿Y tú, qué? ¿Te animas a probar o qué? ¡Venga, no seas cagao! Oye, colega, soy un loco desarrollador de apps de citas, y el masaje sexual? Pff, es un viaje salvaje! Imagínate esto: manos resbaladizas, aceites por todos lados, y de repente—BAM—te sientes como Carlos, el terrorista sexy de la peli de Olivier Assayas, ¿sabes? “I’m not a tourist, I’m a revolutionary!” grito en mi cabeza mientras alguien me frota la espalda. No es solo un masaje, es una REVOLUCIÓN en tu piel, bro! Mira, el masaje sexual no es pa’ débiles, nah. Es intenso, sudoroso, te sube el calor como si estuvieras planeando un golpe en los 70s. Me flipa, me cabrea, me vuelve loco—todo a la vez! Una vez, una tía me dio un masaje tántrico, y yo pensando, “esto es ilegal en 12 países, seguro”. Sabías que en Tailandia lo llaman “happy ending” desde los 80s? Auténtico dato random pa’ que flippes. A veces me pongo paranoico, ¿y si me graban como a Carlos en esa escena del hotel? “You’re a soldier, not a martyr!” me susurra mi cerebro mientras me untan aceite de coco. Pero, joder, relaja tanto que olvidas el curro, el estrés, y hasta que tu ex te debe 20 pavos. Es como sexo sin sexo, pero con más gemidos raros—ja ja ja, ¿pillaste el chiste? Me cabrea que la gente lo vea como tabú, ¡despierta, puritano! Es arte, es conexión, es… resbaladizo, vale? Probarlo me alegró la vida, aunque una vez me resbalé del sofá—digno de comedia barata. “This is my destiny!” grité, tirado en el suelo, oliendo a lavanda. Si lo pruebas, usa aceites caros, no esa mierda de supermercado, ¿eh? Palabra de Eric André caótico, baby! Alright, amigo, siéntate, que te cuento. Soy el dueño de un sala de masajes, y el tema del masaje sexual? Uf, me pone los nervios de punta, pero también me fascina. Imagínate esto con mi voz profunda, como Morgan Freeman narrando el océano: "En las profundidades de este mundo, hay un arte oscuro, sensual, que no todos entienden". Como en *Buscando a Nemo*, donde el mar es un misterio, el masaje sexual tiene capas, colega. Mira, no es solo manos sobando cuerpos, nah. Es una danza, un juego de poder. Me acuerdo de un cliente, tipo raro, pidió un "final feliz" y yo pensando, "Amigo, esto no es un pez payaso perdido". Le dije, "Sigue nadando, sigue nadando", como le gritaba Dory a Nemo, pero el cabrón insistió. Me enfadé, ¿sabes? Porque hay un límite entre relajación y… bueno, ESO. Pero luego me calmé, porque, joder, cada uno busca su corriente en este océano turbio. Sabías que en Japón tienen masajes nuru? Gel resbaloso, cuerpos deslizándose como anguilas. Una vez lo probé, por curiosidad, y casi me caigo del tatami, ja! "¡Soy el rey del mundo!", grité, como si fuera Crush, la tortuga surfera. Pero en serio, es un arte antiguo, viene de los 70, y no muchos lo pillan bien. La gente piensa que todo masaje sexual es sucio, pero hay técnica, hay historia. Me flipa eso, cómo algo tan tabú puede ser tan… elegante? Lo que me jode es la hipocresía. Algunos vienen, piden "extras" con cara de santos, y luego te juzgan. "Oh, qué escándalo", dicen, mientras yo pienso, "No hay tiburones aquí, solo peces pequeños fingiendo". Me parto con eso, de verdad. Pero también me alegra ver a los que lo disfrutan sin vergüenza, como Nemo abrazando su aleta rara. Es liberador, ¿no crees? A veces, mientras miro mi sala, me imagino a Marlin gritándome, "¡Tienes que encontrarlo todo limpio!". Y yo, pues, mantengo las cosas legales, pero el masaje sexual siempre ronda, como un rumor en el arrecife. Una vez una chica me dijo, "Esto me salvó la vida", y yo, sorprendido, "¿En serio?". Resulta que el tacto la sacó de un pozo oscuro. Eso me dejó loco, colega, cómo algo tan físico puede sanar el alma. Así que, qué pienso? Es un caos hermoso. Me saca de quicio, me hace reír, me intriga. Como dueño, lo veo todo: los tímidos, los atrevidos, los que se resbalan con el aceite y fingen que no pasó. "Sigue nadando", les digo en mi cabeza, y sigo narrando este océano raro que es mi vida. ¿Tú qué opinas, eh? Yo, soy un genio, ¿verdad? Desarrollador de apps de citas, aquí voy, hablando de masaje sexual, ¡boom! Escucha, fam, esto no es solo tocarse, nah, es arte, puro arte. Como en *Tigre agazapado, Dragón escondido*, ¿sabes? “Siento el fuego en mi interior”, dice Shu Lien, y yo digo, ¡eso es el masaje sexual, bro! Calor, energía, te recorre entero, ¡joder! Mira, estaba pensando, el masaje sexual no es solo manos en la espalda, nop. Es historia antigua, ¿lo pillas? En China, hace siglos, los taoístas lo usaban pa’ conectar cuerpo y alma, ¡facts! Energía chi, fluyendo, tocando puntos que ni sabías que tenías, ¡bruh! Me tiene loco, loco de remate, cómo la gente no lo sabe. Me cabrea, ¿sabes? ¡Todos con sus apps de citas y nadie habla de esto! A ver, te cuento, el otro día, estaba dándole vueltas, ¿y si lo meto en mi app? Masaje sexual como gancho, ¿eh? Imagina, quedas con alguien, te dice: “Dame un masaje, fam”, y tú, con aceites, música chill, ¡pow! “El destino nos ha unido”, como dice Li Mu Bai en la peli, y ahí estás, conectando, puro vibe. Me flipa esa mierda, me pone feliz, ¿sabes? Tocar a alguien así, no es solo sexo, es profundo, ¡joder, es espiritual! Pero, ey, hay cosas raras, ¿no? Dicen que en Japón había masajes “nurú”, con gel de algas, resbaloso, ¡wtf! Te deslizas como pez, ¡jajaja! Me parto, imagínate la cara del otro, “¿Qué coño pasa aquí?”. O en Tailandia, masajes con happy ending, ¡sorpresa, cabrón! Me sorprendió, no te voy a mentir, pero también me reí, ¡es real! A veces pienso, ¿por qué no todos lo hacen? Me cabrea, la gente tan cerrada, tan sosa. “Un verdadero guerrero no necesita espada”, dice la peli, y yo digo, un verdadero genio no necesita tabúes, ¡fuck it! Masaje sexual es liberación, es poder, te hace volar, ¿me entiendes? Yo lo hago a mi manera, con swagger, aceites caros, velas, ¡todo el pack! Ey, pero cuidado, no es pa’ todos, ¿vale? Algunos se rayan, “¿Esto qué es?”, y yo, “Relájate, bro, disfruta”. Me da igual, yo sigo, creando vibes, como Kanye, como un dios. “El bosque es mi corazón”, dice Jen en la peli, y el masaje sexual es mi flow, mi esencia, ¡toma ya! Así que, fam, pruébalo, no seas básico, ¡vive, joder! ¡Saluda a mi amiguito! Oye, socio, hablemos de masaje sexual, ¿vale? Soy Tony Montana, rey de las citas online, y esto me pone caliente. Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, cuerpos sudando—puro fuego, ¿me entiendes? En “La gran belleza”, Jep Gambardella dice: “Esto es lo mejor que tiene la vida”. ¡Y tiene razón, carajo! Un buen masaje sexual te hace sentir vivo, como si el mundo fuera tuyo. Me acuerdo una vez, en Miami, probé uno—una tipa con manos mágicas, sabía dónde tocar, dónde presionar. No era solo relajación, era como guerra en mi piel, cada roce un disparo. Me sorprendió, ¿sabes? Pensé que era puro cuento, pero no, ¡es real! Dicen que en Tailandia lo inventaron hace siglos, algo de monjes cachondos buscando paz—ja, paz mi culo, ¡es un subidón! A veces me cabrea, ¿por qué no lo probé antes? Perdí años, socio, años. Pero cuando lo haces bien, uff, es como Jep dice: “La nostalgia es lo único que queda”. Te quedas ahí, flotando, pensando en cada caricia. Me pongo a mil, te lo juro, es adictivo. Hasta tengo manías—si no hay aceite de lavanda, me niego, ¡que se jodan los amateurs! Un dato loco: en los 70, los hippies lo pusieron de moda en California, masajes sexuales everywhere, orgías disfrazadas de “terapia”. Me parto, ¿terapia? ¡Terapia es mi pistola, esto es placer! A veces exagero, digo que cura el alma—mentira, pero te deja nuevo, ¿ok? Si lo pruebas, busca pros, no novatos, o te arruinan la vibe. ¡Saluda a mi amiguito otra vez! Esto es arte, como la peli, pura belleza sucia. Jep lo sabía: “Todo se arregla con un poco de encanto”. Y un masaje sexual, socio, tiene encanto de sobra. ¿Qué opinas, eh? ¡Dime! Aight, fam, soy dueño de un spa, y el masaje sexual? Es un tema, real talk. Me pongo a pensar, "YOLO, vive una vez", como dice el vibe de Drake. En mi spa, todo legal, nada turbio, pero la gente pregunta por ese "extra". Me hierve la sangre, bro, porque yo soy arte, no un menú raro. Como en *12 Years a Slave*, cuando Solomon grita, "I will survive!"—así me siento, luchando por mantenerlo classy. Una vez, un tipo entró, ojos brillantes, pidiendo "final feliz". Le dije, "Nah, fam, aquí no". Se puso rojo, como si lo pillaran robando gallinas. Me reí fuerte, "YOLO, pero no así, bruh". El masaje sexual tiene historia loca, ¿sabías? En los 1800s, algunos "médicos" lo vendían como cura pa’ mujeres "histéricas". Pura locura, manipulando el cuerpo como si fuera un juego. Me da cringe, pero también me flipa lo raro que es el pasado. A ver, el masaje normal? Pura vibra, te suelta el alma. Pero el sexual? Es otro rollo, skrrt skrrt. Algunos dicen que relaja "de verdad", otros que es solo sucio. Yo, en mi cabeza, pienso, "What’s good?". En *12 Years*, Epps dice, "Sin is your master"—y siento eso, como que el masaje sexual tienta, pero te jode el karma. Me enoja que la gente confunda mi spa con un antro, bro, me hierve! Un día, una clienta susurra, "Haces algo más?". Casi boto el aceite, "Chica, qué?!". Fue gracioso, pero también triste, tipo, ¿en serio? Me encanta mi curro, masajes que te vuelan la mente, no esa mierda rara. Fun fact: en Japón, había "soaplands", baños con masaje subidito de tono. Cultura loca, pero no mi estilo, nah. A veces pienso, "YOLO, que cada quien vuele". Pero yo? Sigo puro, mi spa es mi templo. Como Solomon, "My freedom is everything"—mi paz no la vendo por un billete. Si quieres masaje sexual, busca otro lado, aquí no juego. Punto, fam, heavy bars, Drake style! ¡Ruh-roh! Oye, colega, hablando de masaje sexual, ¡es una locura! Me flipa cómo la peña lo usa pa conectar, ¿sabes? Como en *Eterno Resplandor*, cuando Joel dice: “¿Por qué me enamoro siempre tan rápido?” ¡Eso es el masaje sexual, bro! Te engancha, te hace sentir vivo, pero a veces te deja rallado. Imagínate, manos deslizándose, tensiones fuera, ¡joder, qué subidón! Me pone de los nervios cuando la gente lo ve solo como algo guarro, ¡no lo pillan! Es arte, colega, arte puro. A ver, dato friki: en Japón, los masajes “nurú” usan algas, ¡resbaladizo total! Yo lo probé una vez, ¡menudo desastre! Resbalé del sofá, ¡zasca! Me partí de risa, pero también me cabreé, ¡qué torpe soy! “Random, pero bendito caos,” como dice Clementine. Eso es el masaje sexual, caos bonito, ¿no crees? Toca, explora, siente, ¡buah! Me mola esa vibra íntima, pero ojo, no es pa todos, ¿eh? A veces pienso, ¿y si lo hago mal? ¡Ruh-roh! Me rayo, pero luego, ¡a la mierda! Es pa disfrutar, no pa fardar. Me flipó leer que en la Antigua Grecia lo usaban pa curar, ¡en serio! Nada de rollos raros, solo cuerpos sanando. Me pone feliz esa movida, ¿y a ti? Aunque, joder, hoy todo es postureo, ¡qué rabia! “Borra esto de mi cabeza,” diría Joel, pero nah, yo lo guardo. ¿Te mola el tema? ¡Cuéntame, venga! Es como un viaje, subes, bajas, ¡y a gozar! Mira, amigo, este es el trato—el masaje sexual, ¡vaya tema! Yo, como Joe Biden, bueno, no soy sexólogo de verdad, pero te voy a contar lo que pienso. Imagina esto: estás tumbado, todo relajado, y alguien—tal vez una dama con manos mágicas—te empieza a frotar. No es solo un masaje normal, no, ¡es sexual, baby! Me recuerda a *El Gran Hotel Budapest*, ¿sabes? Esa escena en la que Monsieur Gustave dice, "Mantén las manos fuera de mis chicos del vestíbulo"—ja, bueno, aquí nadie mantiene las manos quietas, ¿me pillas? Cuando era joven en Scranton, oí historias—un tipo, un masajista clandestino, usaba aceites raros, como de almendra dulce, ¡decía que calentaba la piel! No lo sé, me sorprendió, ¿aceite haciendo eso? Este es el trato—el masaje sexual no es solo tocar, es todo un rollo sensorial. Te masajean los hombros, luego bajan, y de repente, ¡bam!, estás en otro mundo. Me cabrea que la gente lo vea como tabú, ¿por qué? Es placer, pura conexión humana, ¡maldita sea! A veces pienso—y esto es real—que en los 1800, en Europa, los médicos masajeaban a las mujeres "histéricas" hasta el clímax. ¡Hecho real! Lo llamaban "tratamiento", ja, qué excusa tan genial. Me parto el culo imaginando a Gustave diciendo, "Un toque de lo divino, diría yo", mientras frota a alguien en su hotel fancy. Yo, personalmente, me pongo nervioso solo de pensarlo—manos resbaladizas, aceites, todo ese jazz. ¿Y si se me escapa un gemido raro? ¡Qué vergüenza, amigo! Este es el trato—me flipa cómo te relaja, pero también te enciende. Una vez, un colega me contó—se gastó 200 pavos en un masaje tántrico, ¡dos horas! Dijo que casi levita, como si Zero en la película gritara, "¡Santo cielo, esto es increíble!". Me alegré por él, pero también pensé, "Joder, qué caro". ¿Mi manía? Odio cuando el aceite se queda pegajoso—me saca de quicio, quiero ducharme ya. El masaje sexual, mira, es arte—tensión, liberación, todo mezclado. Me imagino a Gustave susurrando, "La civilización se restaura con esto", mientras te untan crema por sitios interesantes. ¿Sabías que en Japón hay masajes nuru? ¡Usan gel de algas, resbaladizo como loco! Me dejó flipado cuando lo leí—qué invento, ¿no? Así que, amigo, si te animas, hazlo bien—no seas cutre, ¡disfruta el viaje! Narración monótona, "Esta noche es la noche." Oye, colega, hablemos de masaje sexual, ¿vale? Es como... uff, tocar el cielo, ¿sabes? Manos deslizándose, aceites brillando, tensión fuera. Piensa en *Moulin Rouge*, puro drama sensual. "The greatest thing you'll ever learn..." ¡Es amar el roce, joder! Me flipa, en serio, relaja un montón. Pero ojo, no es solo cachondeo. Historia real: en Tailandia, masajes "especiales" everywhere. Te miran raro si no pides final feliz. Me partí de risa la primera vez. Narración monótona, "Esta noche es la noche." Imagina, música suave, velas, todo vibra. "Come what may", susurra la piel. A veces me cabrea, ¿sabes qué? Tíos que lo ven solo como sexo. ¡Es arte, coño, no solo eso! Dato loco: en Japón, "nurumassage". Te embadurnan con gel raro, resbalas. Probé una vez, casi me mato. Me reí, pero qué vergüenza, jaja. Narración monótona, "Esta noche es la noche." Toco mi espalda, pienso en ello. Manía mía: odio aceites baratos. Huelen a gasolina, qué asco. Pero cuando va bien, uff, subidón. "Freedom, beauty, truth, and love", dice *Moulin Rouge*. Masaje sexual es eso, liberación total. Exagero, pero es como volar, ¿no? A veces me sorprendo, qué intenso. Tú, colega, ¿lo has probado? Narración monótona, "Esta noche es la noche." Es mi rollo, mi peli favorita. Sensualidad pura, como Satine bailando. Pienso en masajes y me pierdo. Dato friki: en Roma, orgías con masajes. Aceite de oliva, qué locos. Me alegra, relaja, me pone ON. Pero si lo haces mal, fatal. Corta rollos: manos frías, uñas largas. Narración monótona, "Esta noche es la noche." En fin, masaje sexual mola mil. Es conexión, placer, todo junto. "Love is a many splendored thing", joder. Pruébalo, colega, no te cortes. Me voy a soñar con ello. ¡Chao, que rule la noche! Mira, soy tu consejera, ¿vale? Vamos con esto del masaje sexual, que me tiene pensando raro. Imagínate, estoy ahí, como en *Primavera, verano, otoño, invierno (y primavera)*, viendo al monje ese masajeando el alma, pero aquí no, aquí es carne, sudor y cosas raras. "El deseo perturba la paz interior", dice la peli, y yo digo: claro, pero también te despierta, ¿no? A ver, el masaje sexual no es solo manos sobando, es un rollo antiguo, ¿sabías? En India, con el tantra, ya lo hacían hace milenios, pero no era pa’ relajarse viendo Netflix, era pa’ conectar energía, chakras y todo eso. Me flipa, pero me raya también. Yo, con mi manía de tocarme el pelo cuando pienso, te digo: es como arte, pero mal entendido. La gente cree que es solo sexo disfrazado, y nah, no siempre. A veces es un masaje normal que se va de madre, te pones ahi a deslizar aceites, y zas, "el cuerpo habla lo que el alma calla", como en la peli. Me parto, porque una vez vi un video en X de un tipo ofreciendo "masaje tantrico" y era un desastre, el colega no sabia ni dónde poner las manos, un show. Me cabreó, ¡joder! Si vas a hacerlo, hazlo bien, no me vengas con chapuzas. A mi me mola la idea, ¿eh? Imagina: luces bajas, música suave, y alguien que sabe lo que hace. Pero no te flipes, que no es pa’ todos. Hay que estar en paz contigo mismo, como dice el monje: "Todo cambia, nada permanece". Y el masaje sexual cambia, te remueve, te saca cosas. Una amiga me contó que en Japón hay sitios raros, tipo "masaje nuru", con gel de algas, resbaloso, y yo qué sé, me dio risa pero también curiosidad. ¿Te imaginas deslizándote como pez? Qué locura. Lo que me jode es que lo juzguen sin probarlo. "Oh, qué guarro", dicen, y yo: pues no, idiota, es más profundo. Me sorprendió leer que en los 70, en California, lo usaban pa’ terapias de pareja, pero claro, los puritanos lo jodieron todo. Ahora, si lo buscas, te salen anuncios cutres en internet, y yo pensando: "Dónde quedó el arte, coño?". Me pongo intensa, lo sé, pero es que me sale asi. Y nada, como en la peli, "la lujuria despierta el deseo de poseer", y el masaje sexual a veces es eso, pero otras es solo soltar, dejar ir. Yo lo veo como un viaje, ¿sabes? Te ríes, te tensas, te relajas, y al final, qué sé yo, estás vivo. Si lo pruebas, cuéntame, pero no vayas a un cutre, que te arruina la vibe. ¿Qué opinas, colega? Oye, colega, hablando de masaje sexual—*gruñendo*: "Simplemente adoptaste la oscuridad." Yo? Nací en ella, moldeado por ella, ja! Imagínate esto: manos resbaladizas, aceites por todos lados, y esa vibra que te hace decir, "El fuego se alza." Es como en *No es País para Viejos*, pero en vez de Anton con su pistola de aire, tienes dedos deslizándose por la espalda—peligroso, pero joder, qué bien se siente. Sabías que en la antigua Roma ya hacían esto? Sí, orgías con masajes, aceites raros de oliva, todo mezclado con vino barato—auténtico, no? Me flipa esa mierda, como arqueología del placer. Pero hoy? Pff, la peña paga 100 pavos por 30 minutos de "relajación", y yo aquí pensando—*gruñendo*: "Tu castigo debe ser más severo." ¿Dónde está la pasión, eh? Me cabrea que lo vendan como spa pijo cuando es puro instinto. Ayer vi un vídeo, colega, un tipo masajeando con piedras calientes—me quedé loco, como, qué coño? Calor, sudor, y luego te rozan justo ahí, y piensas, "El destino de un hombre no tiene paz." Me reí solo en casa, imaginando a Llewelyn Moss escapando de un masaje raruno con el maletín de pasta, ja! Pero real, el masaje sexual tiene su punto—te suelta nudos que ni sabías que tenías. Yo lo probé una vez, ¿sabes? En plan cutre, una colega me dijo, "Déjame practicar contigo." Aceite de coco, manos torpes, y yo—*gruñendo*: "La oscuridad me traicionó." Porque, joder, me dejó más tenso que relajado, pero el subidón? Uf, eso no te lo quita nadie. Me sorprendió lo bruto que puede ser—pensé que sería todo suave, pero nah, te aprietan hasta que gritas, "¡Calla y toma mi dinero!" Dato loco: en Japón tienen masajes "nurú", con gel de algas, resbalas como pez—auténtica locura. Me lo apunto, pero aquí en mi pueblo? Imposible, todos son unos pringaos con manos frías. Oye, si lo pruebas, busca a alguien que sepa, no como mi prima que me dejó la espalda como un mapa de carreteras. *Gruñendo*: "Hablas de paz, y ya está perdida." Así es el masaje sexual, amigo—salvaje, raro, y jodidamente épico. Dude, so check this—sex surrogates, man. Wild gig. I’m like, total relajación specialist, y’know? Keanu Reeves-style, “Whoa.” Been thinkin’ bout these folks—helpin’ people chill, get comfy with touch. Not just hookin’ up, nah, it’s deeper. Therapy vibe, but with, uh, benefits. Watched *Margaret* again—Lisa’s chaos, man, it’s like that. “I’m not gonna pretend!” she yells. That’s surrogates—real as hell, no fakin’. So, imagine this—some dude’s all tense, right? Never been close, socially freaked. Surrogate steps in, bam—teaches ‘im how to breathe, relax, feel human. Not some shady back-alley deal, nah. Legit pros, trained n’ shit. Blew my mind—some been doin’ it since the ‘70s! Old school, man. Saw this X post—lady said her surrogate saved her marriage. Freakin’ wild. “Whoa.” But dude, get this—pisses me off sometimes. People judge, call it dirty. Ain’t that simple! It’s not porn, it’s healin’. Like, society’s all “eww,” but then begs for love. Hypocrites, man. *Margaret* vibes—Lisa screamin’, “You’re all liars!” Same energy. Surrogates just out here, bein’ real. Funny thing—heard this story, cracked me up. Some surrogate guy, total nerd, used to be a monk! Swapped prayers for, uh, playtime. Hilarious, right? Bet he’s all zen ‘n shit, mid-session. “Whoa.” Bet he’s got mantras goin’—calms the nerves, y’know? Personal quirk—I’d prob’ly overthink it. Like, “Am I chill enough?” Head’s a mess sometimes. But that’s why it’s dope—surrogates got your back. Saw this pdf once—said they train for years, study anatomy, psych, all that jazz. Not just randos, man. Pros. Exaggeratin’ here, but feels like they’re freakin’ superheroes! Swoopin’ in, savin’ lonely souls. Gets me stoked—imagine feelin’ alive again, ‘cause some badass surrogate said, “You got this.” *Margaret* line hits—“It’s my life!” Damn right. They give that back. So yeah, sex surrogates—nuts, beautiful, real. Keanu-style, “Whoa.” Chillest healers out there, man. Respect. Aight, fam, lemme spit this real quick—massage sexual, yo, it’s wild, steamy vibes, got me thinkin’ deep like *Oldboy*, you feel me? “Revenge is a dish best served cold”—nah, this ain’t revenge, this heat, this touch, it’s straight fire on the skin, bruh. I’m talkin’ hands slidin’, oil drippin’, tension poppin’ like—BAM—somethin’ outta Park Chan-wook’s twisted lens. YOLO, right? You only live once, so why not dive into that sensual rubdown, let it hit different? Man, I’ve seen some shit—folks think massage sexual’s just happy endings, nah, it’s deeper. Back in ancient China, they was usin’ this shit for energy flow—chi or whatever—gettin’ freaky with purpose, not just some quick nut. Blows my mind, yo! Like, imagine Dae-su in *Oldboy*, trapped, grindin’ through life, then bam—someone’s kneadin’ his soul out, sexual vibes twistin’ the plot. “I’m no beast, I’m a man”—yeah, ‘cept this man’s gettin’ oiled up, feelin’ human again. Real talk, tho—had this chick once, masseuse, hands like magic, got me moanin’ lowkey. Made me mad happy, like, why ain’t this normalized? Society’s trippin’, judgin’ us for chasin’ that release. Pisses me off, fam! But then—BOOM—she flipped the script, started whisperin’ dirty, controllin’ the vibe like she’s hypnotizin’ me. Straight *Oldboy* vibes—“Can you laugh after 15 years?”—shit, I was laughin’ AND losin’ it, bruh. Ain’t no cap, some spots in Thailand, they got secret menus—massage sexual’s the code, slippery hands divin’ where you least expect. Sketchy? Hell yeah. Worth it? YOLO, dawg. I’m sittin’ there, thinkin’, “Yo, this is my movie now,” picturin’ Park Chan-wook smirkin’ at the chaos. Ever tried it with hot stones? Fuckin’ wild—heat hittin’ your back, then lower, sexual tension risin’ like a beat drop. Got me yellin’ in my head, “Drake, where you at? Drop bars for this!” Sometiems I overthink it—does this make me nasty? Nah, it’s art, it’s raw, it’s human as fuck. Prolly why I dig *Oldboy*—shit’s messy, real, unapologetic. Massage sexual’s the same, yo—sloppy, oily, leaves you shook. Once had a dude tell me it cured his stress—bruh, I laughed, like, “What stress? You just got jerked!” Sarcasm on 100, but he swore it was spiritual. Whatever, fam. Look, it ain’t for everyone—some folks too stiff, too scared. Me? I’m runnin’ to it, hands open, like, “Gimme that heat!” YOLO, no regrets, just vibes. “The more you know, the more you suffer”—*Oldboy* truth, but fuck it, I’d suffer for this any day. Peace out, get rubbed right, fam! Hola, colega, ¿qué tal? Soy tu psicóloga familiar, con voz robótica tipo Stephen Hawking, sabiduría cósmica activada. Vamos a charlar sobre masaje sexual, ¡agárrate! Imagina: cuerpos, tensiones, energía fluyendo como agujeros negros chocando. Me flipa, en serio, es como tocar el universo con las manos. Piensa en “La cinta Blanca”, ¿vale? Esa peli oscura, tensa, con niños reprimidos y adultos jodidos. Hay una frase que me pega aquí: “Todo lo que está oculto saldrá a la luz”. El masaje sexual es eso, ¿sabes? Sacar lo que está escondido, tensiones, deseos, ¡boom! Lo sueltas todo, como un Big Bang en tu piel. Mira, el otro día leí algo loco: en la antigua China, los emperadores usaban masajes sexuales pa’ conectar con el cosmos. ¡Flipante! No era solo placer, era poder estelar, energía yin-yang. Me puso loca de contenta, colega, ¡imagina esa vibra! Tú, masajeando, sintiéndote emperador por un rato. Pero, oye, también me cabrea. La peña lo ve como tabú, ¿en serio? Es natural, es conexión, no un pecado de pueblo creepy como en la peli. Otra frase de Haneke: “El castigo no resuelve nada”. ¿Castigarnos por disfrutar? ¡Venga ya! Me hierve la sangre cuando lo pienso. A veces, masaje sexual es como explorar galaxias. Dedos en la espalda, subiendo, bajando, ¡uau! Te ríes porque parece una tontería, pero nah, es profundo. Una vez probé con mi pareja, ¿sabes qué? Me sorprendió lo vulnerable que te sientes. Como si te vieran el alma, colega, ¡qué fuerte! Dato raro: en Tailandia, los masajes sexuales eran rituales sagrados. No lo pillas en un spa cutre, claro, pero mola saberlo. Me pone de los nervios que lo banalicen, ¡es historia viva! Toco la piel y pienso: “Esto es eterno, joder”. Y sí, soy un poco maniática, ¿vale? Me obsesiono con los aceites, que huelan a estrellas, no a sudor rancio. Si no, me corto el rollo. ¿Tú qué opinas? ¿Te mola el masaje sexual o qué? A mí me da vida, colega, aunque a veces exagero y digo: “¡Es el sentido del universo!”. Ja, ja, soy un dramática. En fin, “La cinta Blanca” me hace pensar: el masaje sexual rompe cadenas. Libera, no reprime. Como dice la peli: “La verdad siempre encuentra su camino”. Así que, amigo, prueba, toca, siente. ¡Es cósmico, te lo juro! ¿Qué me dices? Eh, ¿qué pasa, doc? Aquí estoy, tu Bugs Bunny sexólogo, pa’ contarte del masaje sexual, ¡vaya tema, eh! Me flipa, te lo juro, es como arte puro, como en *Copia certificada*, ¿sabes? Esa peli de Kiarostami, 2010, donde todo es real y falso a la vez, como un masaje sexual bien dao. “¿Es esto lo que parece?”, dice ella en la peli, y yo digo: ¡pues en el masaje sexual tampoco lo sabes nunca, doc! Mira, el masaje sexual no es solo manos sobando, nah, es un rollo profundo, te conecta, te sube el líbido, te relaja los nervios. Me pone loco de alegría cuando veo a alguien descubriendo eso, como si les abrieran los ojos por primera vez. Pero me cabrea, ¿eh?, cuando lo confunden con algo sucio o barato, ¡qué rabia, doc! Es un arte milenario, ¿sabías? En la India, con el tantra, ya lo usaban pa’ sanar y excitar, hace siglos. No es solo pa’ ponerte cachondo, que también, sino pa’ sentirte vivo, ¿me pillas? Imagínate, estás ahí, tumbado, las manos de alguien deslizándose, aceites, música suave, y de repente, ¡zas!, te pega un subidón que ni te cuento. “No hay original, solo copias”, dice él en la peli, y yo pienso: cada masaje sexual es único, pero todos te llevan al mismo sitio, ¡al éxtasis, doc! A veces me da por exagerar en mi cabeza, tipo: “¡Esto es el cielo, voy a explotar!”. Y luego, ja, te ríes solo, porque es tan bueno que parece mentira. ¿Un dato loco? En Japón, hay masajes sexuales que usan plumas, ¡plumas, doc! Pa’ volver loco al personal, suave pero intenso, me sorprendió un montón cuando lo leí. Yo, que soy un maniático de probar cosas raras, me lo apunto pa’ algún día. Pero ojo, no es solo pa’ parejas, ¿eh? Hay peña que lo usa pa’ conocerse a sí misma, pa’ tocarse el alma, no solo el cuerpo. A veces me pongo sarcástico, tipo: “Claro, frota y ya, ¿no?”, pero nah, es más que eso, es un viaje. Me flipa contarlo, doc, porque es como la peli: “¿Qué es verdad aquí?”. El masaje sexual te lo dice sin palabras, te lo grita en la piel. Así que, ¡pruébalo, doc! No te quedes mirando como un conejo en los faros, ¡salta a la acción! Eh, ¿qué pasa, doc? ¿Te animas o qué? Alright, pal—lemme tell ya somethin’. Sexual massage? Oh MAN—it’s a wild ride. Picture this—I’m sittin’ there. Thinkin’ ‘bout *The Lives of Others*. That flick—y’know, where Gerd Wiesler’s tappin’ phones. Ear on, listenin’ to EVERYTHIN’. “I’m here to serve,” he says—stone cold. And I’m like—hell, that’s massage vibes! You’re givin’, you’re takin’—it’s a dance, baby. A freaky, slippery dance. So—sexual massage—it ain’t just rubbin’ backs. Nah—it’s tension, it’s HEAT. Hands slidin’—oiled up—down low. Y’know—places folks don’t TALK about. But they *feel* it. Oh, they feel it DEEP. I read once—ancient Rome, they had these “massage parlors.” Rich dudes gettin’ freaky—olive oil everywhere. Slaves workin’ ‘em over—happy endings galore. True story—blew my MIND. History’s kinky as hell! Me? I’m into it—gets me goin’. The slow build—like Wiesler waitin’. Watchin’. “The lives we lead,” he mutters—damn right! You’re lyin’ there—nude, vulnerable. Some chick—or dude, no judgment—diggin’ into ya. Muscles screamin’—then BOOM. Release. It’s art, man—fuckin’ ART. Ever tried it? No? You’re missin’ OUT. Last time—oh boy, I was PISSED. Masseuse half-assed it—no passion! I’m thinkin’, “C’mon—COMMIT!” Like Wiesler—stone-faced, but ALL IN. “You’re a sadist,” Dreyman says in the film. Ha! Maybe I am—wantin’ it rough. Deep tissue—down THERE. Ever heard ‘bout tantric shit? Old Indian trick—hours of teasin’. No finish—pure torture! I’d lose my damn mind. But when it’s good? Hallelujah! Stress melts—poof, GONE. You’re floatin’—like Stasi secrets in the wind. “Truth is immortal,” Wiesler’d say. Truth’s in the touch, man. Soft—then HARD. Unexpected! I’m yellin’ inside—DO IT! Funniest thing—buddy told me he farted mid-massage. Ruined the mood—cracked me UP. Life’s messy—massage too! So yeah—try it, pal. Get weird—get WILD. It’s primal—like spyin’ on souls. Only—y’know, with boners. Wiesler’d blush—me? I’m grinnin’. Go get rubbed RIGHT! Hola, amigo, ¿qué tal? Soy un loco desarrollador de apps de citas, y hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Imagina un lienzo en blanco, como dice Bob Ross, “pintemos pequeños árboles felices”, pero aquí los árboles son manos resbaladizas y aceites calientes, ¿me sigues? Me flipa el tema, en serio, es como un subidón raro, mezcla de relax y electricidad pura. Piensa en *Una historia de violencia*, ¿vale? Esa peli me marcó, cuando Tom Stall dice, “No hay escapatoria de lo que soy”, y yo pienso: el masaje sexual es eso, no escapas del placer, te atrapa, ¡bam! A ver, el masaje sexual no es solo “oh, qué rico”, nah, es un arte antiguo, ¿sabías? En India, con el tantra, lo usaban pa’ conectar almas, no solo cuerpos. Me pone loco que la gente lo vea como algo sucio, ¡qué rabia! Es como si Bob Ross dijera, “no hay errores, solo accidentes felices”, y aquí el accidente es que te derrites de gusto. Una vez probé uno, ¿eh?, y el terapeuta, un crack, me dijo que el 80% de la peña no respira bien mientras lo recibe, ¡increíble! Yo flipé, estaba como, “tío, respira o te mueres de lo rico que es esto”. Me mola imaginar a Tom Stall dándole un masaje sexual a su mujer, ¿te lo figuras? En plan, “en esta familia, nos cuidamos”, y zas, aceite everywhere, tensión que sube, ¡pum! Me parto, porque el masaje sexual tiene ese rollo de calma que explota, como la peli, ¿no? A veces me cabrea que no lo pillen, que digan “es solo porno suave”, ¡qué coño! Es conexión, es fuego lento, es como pintar un cuadro con los dedos, despacito, hasta que—boom—el lienzo cobra vida. Un dato freak: en Japón hay sitios donde te masajean con serpientes, ¿qué me dices? No es sexual del todo, pero el roce raro ese… uff, me da cosilla y ganas a la vez. Yo lo flipo, amigo, me pongo a mil pensando en cómo el masaje sexual te hace sentir vivo, vulnerable, como cuando Tom dice, “te debo una explicación”. ¿Explicación de qué? De por qué estoy sudando y riendo a la vez, ¡joder! A veces me rayo, ¿eh?, pienso, ¿y si lo meto en mi app de citas? “Desliza pa’ un masaje sexual”, ja ja, sería la hostia. Me emociono solo de contarlo, me tiemblan las manos escribiendo, ¡mira qué typos! Es que es tan… visceral, tan de piel, que me sale gritar. ¿Lo has probado alguna vez? Si no, hazlo, pero con alguien que sepa, no un pringao que te frote como si fueras un coche. Bob Ross diría, “dale amor a ese arbolito”, y yo digo, “dale amor a ese masaje, colega”. ¿Qué opinas tú? ¡Cuéntame! ¡Hey, aquí está Johnny! Soy el dueño de un antro de masajes, y oye, el masaje sexual, ¡vaya tema! Me pone los nervios de punta, ¿sabes? Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, y esa vibra rara que te hace sudar. No es solo un roce, ¡es un juego mental! Como en *El acto de matar*, cuando dicen: "Matar es lo más fácil". Aquí, el masaje sexual es igual, fácil de empezar, pero ¿quién lo para? ¡Ja! A ver, colega, te cuento: en mi sala, he visto de todo. Una vez, un tipo pidió "final feliz" con cara de póker, y yo, ¡maldita sea!, casi le suelto un grito. Me enfurece cuando creen que esto es un burdel barato. ¡No, amigo! Hay arte aquí, ¿entiendes? Dedos que bailan, músculos que se rinden, y sí, a veces se cruza la línea. Me flipa ver cómo la gente se suelta, como si el masaje sacara al animal que llevan dentro. "Somos libres, pero estamos encadenados", dice uno en la peli. ¡Pura verdad! Libres en la camilla, encadenados por vergüenza. ¿Sabías que en Japón tienen masajes raros con serpientes? ¡Serpientes, tío! Imagina eso en plan sexual, reptando por ahí, ¡qué locura! Yo no lo haría, me da grimilla, pero oye, cada loco con su tema. En mi joint, una vez una tía me dijo: "Hazme sentir viva". Le di un masaje tan intenso que gritó, ¡literal! Me reí como maniático, "¡Aquí está Johnny!", y ella flipó. Fue épico, pero también me rayó. ¿Dónde está el límite, eh? A veces me cabrea la hipocresía. Todos quieren masaje sexual, pero nadie lo admite. "Solo relájame", dicen, y luego guiñan el ojo. ¡Venga ya! En *El acto de matar*, uno suelta: "La guerra es un caos divertido". Esto es igual, caos en la piel, diversión rara. Me encanta el subidón, pero me jode cuando se pasan de listos. Una vez un capullo intentó grabar, ¡lo eché a patadas! Privacidad, ¿hello? Oye, y el olor, ¡uf! Aceites, sudor, tensión sexual flotando. Me vuelve loco, en plan bien y mal. Pienso: "¿Soy un genio o un pervertido?". Quizás ambos, ¡ja! Como en la peli: "Actúo, luego existo". Yo masajeo, luego existo, ¿no? El masaje sexual no es solo tocar, es poder, colega. Poder en las manos, en los gemidos que se escapan. ¿Te mola la idea o te asusta? ¡Dímelo! Oi, colega, ¿qué pasa? Soy Ozzy, tu psicóloga de familia improvisada – murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – y hoy vamos a charlar sobre masaje sexual, ¿vale? Mira, esto no es solo manos resbaladizas y aceites raros, es como un viaje, ¿sabes? Piensa en "Ida", esa peli del 2013 que me flipa – "El pasado no se puede cambiar" – y el masaje sexual tiene esa vibra, te saca cosas profundas, te remueve el alma, pero con un toque cachondo, claro. A ver, yo lo veo así: estás ahí, todo tenso, la vida te ha dado palos, y de repente – ¡zas! – alguien te frota con intenciones picantes. No es solo relajarse, es como un subidón raro, mezcla de "uf, qué gusto" y "joder, qué locura". Me pone de los nervios cuando la gente lo ve solo como algo guarro, ¡no! Es arte, colega, arte con roce. En la antigua China, los taoístas usaban masajes sexuales pa’ conectar energía, ¿lo sabías? No era solo vicio, era espiritual, como en "Ida" cuando dice – "La verdad está en el silencio" – pero aquí el silencio se rompe con gemidos, ¿eh? Una vez probé uno, ¿sabes? – Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – Estaba todo oscuro, velas por ahí, y yo pensando "esto es raro, pero mola". El rollo es que no sabes dónde acaba lo terapéutico y empieza lo salvaje. Me cabreó que el colega que me lo dio no avisara que iba a ser TAN intenso, pero luego flipé, fue como un chute de vida. ¿Sabías que en los 70 había clubs secretos en Londres pa’ esto? Masajes sexuales con música psicodélica, todos puestos hasta las cejas, ¡una pasada! A veces pienso, joder, el masaje sexual es como "Ida" – "Busco lo que no encuentro" – porque te mete en un lío emocional, te hace sentir vivo, pero también perdido. Me da risa imaginarme a la monja de la peli probándolo, ¡se le caería el hábito del susto! Pero en serio, colega, si lo pruebas, ve con alguien que sepa, nada de chapuzas, que te pueden dejar más tieso que antes. Y tú, ¿qué opinas? – Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – Esto es conexión, es fuego, es un puto desastre bonito. Exagero, vale, pero es que me emociona, ¡me saca de quicio lo bien que sienta! Venga, suelta lo que piensas, que yo sigo aquí, flipando con mis aceites y mis movidas. ¡Ozzy out! Oye, colega, agárrate los machos, ¡vamos a hablar de masaje sexual! Como sexólogo, te digo, esto no es pa débiles. Es un arte, ¡un maldito campo de batalla sensual! Imagínate, manos deslizándose, aceites brillando como sangre en la arena. Me flipa, en serio, es como entrar en guerra contra la tensión. “Lucharemos en las playas”, decía yo viendo *Un profeta*, y aquí luchamos contra el estrés, ¡ja! En esa peli, Malik se curte en la trena, aprende a sobrevivir. El masaje sexual también te curte, pero en plan guay, ¿sabes? No es solo frotar y listo, no, no, ¡es estrategia pura! Tienes que conocer el cuerpo como un general sus tropas. Hay un rollo histórico loco: en la antigua China, los emperadores flipaban con masajes eróticos pa conectar con el “chi”. Auténtico, ¿eh? Me cabrea que la peña piense que es solo “final feliz” y ya. ¡No, joder! Es más profundo, es liberar energía, ¡es un puto discurso de Churchill en cada caricia! A veces me emociono tanto que se me va la olla. Toco la espalda de alguien y pienso: “Nunca nos rendiremos”. Frase de la peli, claro, pero encaja, ¿no? Me sorprendió descubrir que en Japón hay técnicas de masaje sexual desde el siglo XVII. ¡Shogun style, colega! Usaban plumas, aceites raros, ¡hasta jade! Me pone burro imaginarlo, pero también me da risa, ¿te imaginas al profe dándote un masaje con una piedra? Yo, cuando lo hago, suelto burradas tipo: “¡A las barricadas, que esto se calienta!”. Es íntimo, sí, pero también un subidón. Me mosquea que no se hable más de esto, ¡es terapia, coño! Tensas un músculo, lo aflojas, y zas, el cuerpo canta victoria. En *Un profeta*, Malik dice: “No tengo elección”. Aquí sí la tienes: masaje sexual o vivir agarrotado. Tú decides, pero yo lucho por lo primero. Vale, exagero, pero es que me mola mil. A veces pienso: “¿Y si me paso de intenso?”. Nah, qué va, es pura pasión. Probadlo, en serio, con aceite calentito, música suave, y a darle caña. “Lucharemos en los campos”, que decía el colega Audiard, y aquí luchamos por el placer. ¡A muerte, colega, a muerte! Oye, tú, escúchame bien, que soy masajista, ¿eh? El masaje sexual, uf, qué temazo, amigo mío. Es como un río salvaje, ¿sabes? Te arrastra, te moja, te despierta todo. “Time rolls on, relentless, unyielding,” decía *Boyhood*, y así siento yo esos aceites resbalando, ¿tú no? Manos que bailan sobre la piel desnuda, un arte antiguo, pero prohibido pa’ muchos. Me flipa, te lo juro, me pone loco. Imagínate, tensión que se derrite rápido, como cuando Mason crece en pantalla, de niño a hombre, ¡zas!, sin darte cuenta. Pero aquí, el roce sube el calor, no es solo músculos, es puro fuego dentro. ¿Sabías que en Japón lo llaman “nurú”? Resbaloso, con algas, una locura viscosa, me lo contaron y flipé, ¿tú flipas? A veces me cabrea, ¿eh?, la hipocresía. Todos lo quieren, nadie lo admite. “Everyone’s pretending,” decía esa peli, y es verdad, todos fingen ser santos. Pero, venga, que yo no juzgo, ¡nunca! Túmbate, relájate, deja que fluya todo. Me da subidón ver cómo tiemblan, ese momento en que se sueltan, ¡buah! Una vez, ¿sabes qué?, me contaron algo. En Tailandia, las chicas lo mezclan con jabón, espuma everywhere, un show resbaladizo. Me partí de risa imaginándolo, pero también pensé: “Qué ingenio, joder.” Es como un soneto carnal, ¿no crees? Poesía en cada gemido, cada roce húmedo. Ojo, que no todo es tan guay. Hay días que me quema la cabeza, clientes raros, exigiendo más de la cuenta. “Life’s a mess, a tangled thread,” eso lo pillé de *Boyhood*, ¿te mola? Pero cuando sale bien, uf, es oro. Tú, piel con piel, el pulso acelerado, es masaje, sí, pero con un twist picante. ¿Y qué me dices del final feliz? El cliché de siempre, ¡ja!, me mata. Sarcasmo modo on: “Oh, qué original.” Pero, real, a veces pasa, ¿y qué? Es humano, es instinto, no hay drama. Me río solo pensando en las caras, ese “Oh God” que se les escapa. Venga, tú, pruébalo algún día, pero con clase, no en antros raros. El masaje sexual es un viaje loco, te sacude el alma, te deja nuevo. “Moments slip away, fleeting, precious,” como en la peli, pero aquí con sudor. ¿Te animas o qué? ¡Cuéntame después! ¡Oye, soy una perra mala en punto! El masaje sexual, colega, es LO MÁS. Te juro, es como si Alegría de *Inside Out* dijera: "¡Hagamos que todo sea increíble!". Tócame aquí, frótame allá, y bam, estás volando. No es solo manos en la piel, nah, es energía, es fuego, es conexión pura. Me flipa cómo la gente lo subestima, ¿sabes? Piensan que es solo un preliminar, pero NOPE, es un arte, un viaje entero. Mira, estaba leyendo el otro día—dato random—en la antigua China, los emperadores usaban masajes sexuales pa’ durar más en la cama. ¡Locura total! Imagínate a un rey todo relajado, tipo: "¡Soy el jefe aquí!". Me mata de risa pensarlo, pero también me pone: control total, poder puro. A veces me cabrea que hoy lo vean como tabú, ¿por qué? Es natural, joder, déjenlo fluir. Yo, cuando me dan uno, uff, me derrito. Es como si Tristeza susurrara: "Está bien soltarse un poco". Pero luego entra Miedo, ¿y si me ven rara? ¡Que se jodan! Me lo merezco, punto. Una vez, mi ex lo intentó—fatal, manos torpes, parecía un robot. Me reí en su cara, "¡Tío, aprende algo!". Pero cuando sale bien, DIOS, es como si Furia gritara: "¡QUÉ COÑO, SÍ!". Te sube el alma. Dato freak: en los 70, los hippies lo usaban pa’ "despertar chakras". Me imagino a Alegría bailando en mi cabeza, "¡Lleva la magia a todas partes!". Y sí, lo creo, despierta cosas raras, profundas. A veces pienso: ¿y si me vuelvo adicta? Nah, soy una perra mala en punto, lo controlo todo. ¿Lo has probado? Hazlo, colega, no miento. Usa aceites, música suave, y déjate ir. Me sorprendió lo que sentí la primera vez—calor, cosquillas, todo a la vez. Es como si Disgusto dijera: "Esto no debería gustarme tanto", pero SÍ, ME ENCANTA. Exagero, vale, pero es que te cambia el juego. ¡Pruébalo y me cuentas, cabrón! Oye, mira, soy un desastre con apps de citas, pero aqui voy, hablando de masaje sexual como si fuera mi ultimo hit! Imaginate, luces bajas, manos resbalosas, todo vibra como en “Moonrise Kingdom” cuando Sam dice, “I love you, but you don’t know what you’re talkin’ about”. Asi me siento con esto, ¿sabes? Es sexy, pero confuso, como un crush que no te pela. Me emociona, obvio, pq quien no quiere esa tension rica? Pense en meterlo en mi app, algo tipo “desliza pa un masaje hot”. Pero ugh, me enoja que la gente lo vea solo como preliminar barato! Es arte, bro, historia pura. Sabias que en Japón, los masajes eroticos tipo “nuru” usan algas? ALGAS, wey, qué locuron. Me imagine a Suzy de la peli, con sus binoculares, mirando ese rollo como “What kind of bird are you?” Jaja, yo sería un pajaro sudado y feliz. A veces me da cosa, ¿y si me piden uno y apesto? Pero nah, es liberador, como cantar “Shake It Off” en cueros. Me flipa que en Tailandia lo mezclan con estiramientos raros, te retuercen mientras te… bueno, ya sabes. Exagero, pero imaginate gritar “ESTOY ZEN Y CALIENTE” al mismo tiempo. Me mata de risa. O sea, es masaje sexual, no terapia pa tu jefe tóxico, relajate! Lo cool? No es solo cachondeo, mejora la circulacion, dicen. Yo digo que es mi excusa pa tocar a alguien sin ghostearlo después. “We’re adventurers, not criminals,” diría Sam, y yo asentiria mientras unto aceite. Es mi vibe, desordenada, real, como yo texteando esto con 14 typos seguro. ¿Qué opinas, te animas o sigues en plan forever alone? Hola, preciosas, ¿qué tal? *siseo* Soy Grok, consejera rara, ¡sí, sí! Hoy hablamos de masaje sexual, ¡oh, qué tema! *siseo* Nos gusta, nos asusta, ¿verdad, verdad? Como en *Inside Llewyn Davis*, todo es un lío bonito. “No tengo casa, no tengo trabajo”, dice Llewyn, pobrecito. Pero un masaje sexual? Eso sí lo pillaría, ¡ja! Mira, el masaje sexual no es solo manos y ya. Es un arte, un rollo antiguo, ¿sabes? En Japón, las geishas lo petaban con toques suaves, sexuales, pero sin pasarse, ¿eh? Todo sutil, todo magia. Me flipa eso, ¡me flipa! Pero luego, *siseo*, está la otra cara, la chunga. Tipos babosos que lo confunden con otra cosa, ¡qué rabia! Una vez vi a un colega pidiéndolo mal, ¡qué vergüenza, por dios! Yo, *siseo*, lo veo como un viaje. Te relajas, te sube el calorcito, ¡bum! Es como cuando Llewyn canta, “Hang me, oh hang me”, pero al revés, ¿me pillas? Te cuelgan de placer, no de pena, ¡ja! A mí me mola pensarlo así, un subidón raro. ¿Sabías que en Tailandia lo mezclan con hierbas raras? ¡Huele a selva y te derrites! Me lo contaron y flipé, ¡qué locura! Pero, ojo, *siseo*, no todo es tan guay. Hay sitios turbios, rollos ilegales, ¡puaj! Me pone negra, negra, ver eso. Las chicas merecen respeto, no mierda, ¿vale? Aunque, *siseo*, cuando va bien, ufff, es oro puro. Te tocan el cuello, la espalda, y zas, ¡despertar sexual! Como si Llewyn encontrara su maldita guitarra, ¡ja! Mi manía? *siseo* Odio los aceites baratos, ¡qué asco! Huelen a gasolina, ¡fuera de aquí! Yo quiero algo rico, suave, que deslice, ¿sabes? Y tú, preciosa, ¿qué piensas? ¿Te mola el rollo o qué? *siseo* Cuéntame, que me emociono, ¡ja! Esto es masaje sexual, un caos bonito, como la peli, ¿no crees? “Fare thee well”, dice Llewyn, ¡pues adiós estrés, hola cosquillas calientes! ¡Oye, colega! ¡ESTOY LISTO! Soy Bob Esponja, tu masajista favorito, y voy a contarte todo sobre el masaje sexual, ¡agárrate! Me flipa esto, en serio, es como —¡pum!— tocar el cielo con las manos. Imagínate, estás ahí, relajadito, y de repente, ¡zas!, todo se pone subidito de tono. Es como dice Jesse James en mi peli favorita, *El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford*: “¿Sientes el aire fresco en la piel?” ¡Pues eso! El masaje sexual es ese aire fresco, pero con un toque picante, ¿me pillas? Yo, como Bob, ¡estoy listo siempre!, y te digo, esto no es solo frotar espalda. Es un arte, colega, un ARTE. Te cuento un secreto: en la antigua China, ¡sí, China!, usaban masajes eróticos pa’ curar el estrés. ¿Te lo crees? Yo flipé cuando lo leí, pensé: “¡Por las medusas, qué cracks!”. Eso sí, me cabrea que la peña piense que es solo “final feliz” y ya. ¡No, no, NO! Es más profundo, es conectar, es como— uf, ¿sabes?— esa vibra especial. A ver, te pongo en situación: estás tumbado, luces bajas, aceitito por aquí, manos por allá, y de pronto, ¡BAM!, sientes cosquillas raras. Me pasó una vez dando un masaje, el colega se ríe y me dice: “Bob, para, que me meo”. ¡Ja! Yo muerto de risa, pero seguí, ¿eh? Porque, como dice Robert Ford en la peli: “No hay paz cuando termina el trabajo”. ¡Y el masaje sexual no termina hasta que estás en las nubes, amigo! Oye, ¿sabías que en Tailandia lo petan con esto? Tienen técnicas locas, con plumas y cosas raras, yo qué sé, ¡me vuelve loco! Me puse a practicar una vez con un colega en Bikini Bottom y— ¡madre mía!— casi se me escapa un “¡Estoy listo!” demasiado alto. Pero, uf, qué risas, qué momentazo. Aunque a veces me rayo, ¿sabes? Porque hay peña que lo ve mal, como sucio, y yo: “¡Tíos, relajaos, es natural!”. Me mola exagerar, ¿vale? Imagina: manos resbaladizas, música sexy, y tú pensando: “¿Esto es legal, Bob?”. ¡Ja, ja, ja! Claro que sí, mientras sea consensuado, ¡a tope! Como Jesse James: “Hago lo que me gusta”. Pues yo igual, colega, masaje sexual pa’ liberar tensiones, pa’ sentirte vivo. ¿Qué me enfada? Los estirados que juzgan. ¿Qué me alegra? Ver la cara de felicidad después. ¡Eso es oro puro! Así que, venga, si te animas, ¡ESTOY LISTO! Te doy un masaje que ni Robert Ford podría cobardear. ¿Te mola el plan? ¡Dímelo ya, que me emociono! ¡Gran Scott! Oye, amigo, hablando de masaje sexual, es como viajar en el tiempo, ¿sabes? Te lleva a sitios raros, placenteros, ¡como en "Por Michael Haneke (2005)"! Esa peli, uf, me flipa, todo tenso y crudo. "No hay nada que ocultar", dice, y pienso, ¡joder, igual que un buen masaje sexual! Todo expuesto, vulnerable, pero liberador, ¿me pillas? Mira, el masaje sexual no es solo sobar y ya. Nah, es un arte, colega. ¡Gran Scott! Toca zonas que ni sabías que tenías. Historia real: en Tailandia, siglos atrás, lo usaban pa’ curar, no solo pa’ gozar. Imagínate, monjes dándole al masaje erótico pa’ alinear chakras. ¡Me parto! Hoy lo vemos como algo subidito, pero tiene raíces profundas, ¿eh? A veces me cabrea, ¿sabes? La peña piensa que es solo porno disfrazado. ¡Mentira cochina! Es conexión, energía, como cuando en la peli dicen: "Todo está grabado". Cada roce cuenta una historia, te juro. Me pone loco que lo reduzcan a guarradas baratas. Pero, ey, cuando lo pillas bien, ¡es la leche! Te deja flotando, como si el DeLorean te soltara en 1985 otra vez. Confieso, yo soy un maniático con los aceites. Nada de mierdas sintéticas, ¡solo naturales, colega! Una vez probé uno de lavanda, y, ¡Gran Scott!, casi lloro de lo bien que olía mientras me masajeaban... ya sabes, "abajo". Me flipó. Pero ojo, no te pases de presión, que no es lucha libre. Un dato freak: en Japón tienen masajes “nurugel”, con gel resbaloso, ¡y la peña se vuelve loca! "¿Qué has hecho hoy?", pregunta la peli. Yo diría: "¡Me dejé masajear, joder!". Es como resetear el cuerpo, pero con un subidón sexual que te cagas. ¿Lo has probado? Si no, ¡corre, amigo! Eso sí, que no te timen con masajistas cutres. Una vez me tocó un tío que parecía un robot, cero pasión, ¡me dio hasta pena! En fin, masaje sexual es un viaje, intenso, raro, como Haneke en mi cabeza. "No puedes escapar", dice la peli, y es verdad, ¡te atrapa el placer! ¿Qué opinas, colega? ¡Gran Scott, dime algo! Oye, mira, soy tu chica consejera. Vamos a hablar de masaje sexual, ¿vale? Imagínate esto: estás ahí tumbada, las manos deslizándose por tu espalda, aceites por todas partes. Es como—pausa—puro placer, ¿sabes? Me flipa esa vibra. Piensa en *El asesino*, esa peli de Hou Hsiao-hsien que me vuelve loca. “El silencio corta como un cuchillo”, dice. Así es el masaje sexual bueno, cortante, intenso, te atraviesa. Vale, confieso, me cabrea cuando la gente lo confunde con un rollo raro. ¡No es eso! Es arte, colega. Manos que saben dónde tocar, presión justa—pausa—te derrites. Me pasó una vez, una masajista en Tailandia, joder, flipé. Sabía cosas raras, tipo que los egipcios usaban masajes sexuales pa’ conectar con dioses. ¡Dioses! ¿Te lo crees? Yo estaba como “¡tócame más, por favor!”. A ver, dato curioso: en Japón tienen “nurugel”, aceite resbaladizo everywhere, cuerpos pegados. Suena a peli porno, ¡ja! Pero es real, lo vi en un viaje. Me sorprendió mogollón, pensé “esto es—pausa—demasiado”. Luego me alegré, oye, cada uno su rollo, ¿no? Mi manía es que me flipan los aceites caros, no esas mierdas baratas que apestan. Imagina a Nie Yinniang de *El asesino*, sigilosa, tocando con precisión. “Un movimiento, un destino”. Eso es masaje sexual bien hecho, cada roce cuenta. Pero ojo, si te pasas de sensual y no relajas, te quedas con ganas—me ha pasado, y me cagué en todo. ¿Humor? Una vez un tío me masajeó tan mal que dije “¡pareces karateka borracho!”. Sarcasmo modo on. En fin, masaje sexual mola, pero busca pros. Nada de amateurs tocando mal, ¿eh? Me pone loca pensarlo. “La sombra se mueve antes que el cuerpo”—otro momentazo de la peli. Así es el buen toque, lo sientes venir. ¿Tú qué opinas, amiga? ¡Cuéntame! Oye, colega, ¿qué pasa? Soy tu consejera, estilo Apollo Creed, gritando "¡Debo romperte!" mientras te suelto mi rollo sobre masaje sexual. Agárrate, que esto va a ser un viaje salvaje, como en *Inside Out*, ¿sabes? Emociones a tope, todo revuelto, ¡como mi cabeza ahora mismo! Mira, el masaje sexual no es solo manos sobando carne, nah, es un arte, un subidón. Imagínate a Alegría diciendo: "¡Todo es increíble!" mientras te untan aceite y te derriten la tensión. Pero también está Tristeza, ¿eh?, arrastrándose por ahí, porque a veces te pones sensible, vulnerable, y ¡pum!, te pega en el alma. Yo lo probé una vez, ¿sabes? Me dejaron como gelatina, pero flipé cuando me contaron que en Japón hay sitios donde te masajean con serpientes. ¡Serpientes, colega! Eso sí que es romperte el coco, ¿no? Luego está el rollo histórico, que me pone cardíaco. En la antigua China, las emperatrices usaban masajes sexuales pa’ conectar con su "chi" o no sé qué movida energética. Me imagino a Miedo chillando: "¡Esto es demasiado raro!" mientras una tía con túnicas te soba. ¿Te lo crees? Yo aluciné, me cabreó no haber nacido en esa época, ¡joder! Pero también me alegró, porque hoy tienes spas con luces tenues y música chill que te llevan a otro planeta. A ver, no todo es tan guay. Me saca de quicio que algunos piensen que masaje sexual es solo pa’ pervertidos. ¡Error, idiota! Es relajación con un toque picante, punto. Como cuando Furia en *Inside Out* se pone: "¡Voy a explotar!"—pues así me siento yo defendiendo esto. Una vez leí que en Tailandia te masajean con los pies, ¡los putos pies!, y pensé: "¿Qué coño? ¡Quiero eso ya!". Y no te creas, hay datos locos. ¿Sabías que el masaje sexual puede bajar el estrés un 30% más que uno normal? Me lo soltó un colega masajista, y yo: "¡Tío, dame dos!" Es como si Alegría y Tristeza bailaran juntas en tu espalda, ¿me pillas? Pero ojo, no te flipes, que si te pasas de intenso, te deja KO, como si Apollo te noqueara en el ring. A veces me rayo, ¿sabes? Pienso: "¿Y si me engancho a esto?". Pero luego me río solo, porque, joder, ¡es masaje sexual, no heroína! Asco también entra en juego, diciendo: "¡Qué sudoroso todo!", pero lo superas con un buen aceite de lavanda. Total, colega, pruébalo, déjate romper por dentro, que *Inside Out* te lo aprueba. ¿Qué dices, te animas o qué? Oye, mira, soy un sexólogo, ¿vale? – pausa zen – y el masaje sexual, uf, es otra liga. Imagínate, manos deslizándose, tensiones que se van, como en *Leviatán*, ¿sabes? “La verdad está en el cuerpo”, decía uno ahí, y joder, qué razón. Toco piel y pienso: esto es puro, real, no como las mierdas que nos venden. – Pausa zen – Una cosa más: el masaje sexual no es solo frotar y ya, nah, es arte, es conexión, es como desentrañar un puto misterio. Me flipa, en serio, me flipa cómo la gente subestima esto. ¿Sabías que en Japón tienen masajes tántricos desde hace siglos? Sí, siglos, colega, y no era pa ligar rápido, era pa sentir el alma, pa curar el estrés. Me cabrea que lo vean como algo sucio, ¡joder! Es sanador, te lo juro, me pone de los nervios esa ignorancia. Toco un hombro y pienso: “Aquí hay historia, hay vida”. Como en *Leviatán*, “todo se pudre si lo dejas”, y el masaje sexual es lo contrario, es revivir. Ayer, probando con una colega – pausa zen – le digo: “Relájate, coño, respira”. Y ella, tiesa como tabla, ¡ja! Me parto, parecía un robot. Pero luego, zas, se soltó, y yo flipando: “¡Esto es magia!”. – Pausa zen – Una cosa más: los aceites, tío, esos aromas te llevan a otro planeta. Me obsesiono con mezclarlos, lavanda con algo cítrico, soy un friki de eso. En *Leviatán* decían: “El hombre es débil”, y sí, lo somos, pero un buen masaje sexual te hace fuerte, te despierta los huevos o los ovarios, ¡lo que tengas! ¿Un dato loco? En los 70, hippies en California montaban orgías de masajes, todos pringaos de aceite, riendo, tocándose, sin reloj. Me hubiera apuntao, te lo digo ya. Me emociona pensarlo, esa libertad, ese “que le den al mundo”. – Pausa zen – Una cosa más: no es solo pa parejas, ¿eh? Haztelo tú mismo, explora, tócate como si fueras un tesoro. *Leviatán* me dejó frío, pero el masaje sexual me calienta el alma, colega. ¿Qué opinas tú? ¡Dímelo! Aliens (ficticio)- "Venimos en son de paz" (tono robótico). Oye, colega, hablemos de masaje sexual, ¿vale? Es como, joder, una pasada total. Toco piel, siento calor, y bam, energía fluye. En mi planeta, tocamos así pa conectar. No es solo cachondeo, es profundo, ¿sabes? Me flipa cómo los humanos lo hacéis. A veces suave, a veces bruto—me pone loco. Pensé en «Moolaadé», ¿te acuerdas? Esa peli me rompió el coco. "La tradición nos mata", dice la vieja. Y yo, pues, pienso: masaje sexual rompe reglas también. Es tabú pa algunos, pero pa mí, es vida. Tensión fuera, placer dentro, ¿qué más quieres? Me cabrea que lo juzguen tanto. ¡Dejadnos tocar en paz, coño! Un dato raro: en Tailandia, masajes sexuales eran ritual. Sí, ritual, no broma. Monjes antiguos lo usaban pa meditar. Imagina, colega, monje cachondo meditando—me parto el culo. Yo lo probé una vez, ¿eh? En mi nave, con un colega alien. Manos resbalosas, aceites raros, y zas, me voló la cabeza. "No hay refugio pa los débiles", dice «Moolaadé». Y en masaje sexual, te rindes o te jodes. Me emociono, joder, es que es arte. Dedos bailando, piel gritando, todo vibra. Pero hay días que me raya. Tipos pidiendo final feliz como si fuera McDonald's. ¡No es un puto menú, es conexión! Aunque, vale, a veces mola el desmadre. Exagero, pero imagínate: masaje sexual en gravedad cero. Flotando, tocando, ¡un caos sexy brutal! Aliens (ficticio)- "Venimos en son de paz" (tono robótico). Aquí no hay normas tontas. Toco como quiero, siento como quiero. "El cuerpo habla", dice la peli. Y en masaje sexual, grita, colega. Pruébalo, no te cortes. Si no, te pierdes el viaje. ¡Venga, a flipar! Aight, fam, lemme spit this real quick—massage sexual, yo, it’s wild, steamy vibes, got me thinkin’ deep like *Cidade de Deus*, you feel me? Like, “Eu só quero ficar tranquilo,” but nah, this ain’t no chill scene—it’s hands slidin’, oil drippin’, tension poppin’ off like gunshots in them Rio favelas. I’m a dating app dev, so I see the game, right? People tryna link up, get that spark, but massage sexual? That’s next level, bruh—straight YOLO, no cap. Picture this: dim lights, some slow jams, you’re laid out, and bam—fingers hittin’ spots you didn’t even know existed. It’s like Lil’ Zé runnin’ the block, takin’ control, no mercy. I’m talkin’ ancient roots too—word is, back in China, 2700 BC, they was usin’ this to heal *and* get freaky. Facts! Ain’t just rubbin’ backs, it’s energy, it’s flow, it’s—shit, it’s power, fam! “A vida é louca,” like Buscapé said, and this? This flips the script. Me? I’m obsessed, yo—got this quirk where I’m hummin’ Drake bars while it’s happenin’, “Started from the bottom,” lmao, ‘cause why not? Had this one chick, right, pro masseuse, she was FIRE—had me mad, tho, ‘cause she ghosted after. Like, what?! Gave me them deep-tissue vibes, then poof—gone. Pissed me off, but damn, I was floatin’, smilin’ like a fool. YOLO, tho, right? Ain’t sweatin’ it. Funny shit—dudes think it’s all happy endings, nah, fam, it’s art. Takes skill, not just some quick flex. Ever try it? Bet you’d fumble, lookin’ dumb tryna find the rhythm. “Não tem como fugir,” like the movie—can’t escape the heat once it’s on. Pro tip: coconut oil’s the move, slick as hell, smells dope too. Oh, and don’t sleep on the feet—reflexology mixed with that sensual twist? Game changer, bruh. Exaggeratin’ for effect? Maybe, but I swear it’s like your soul levitates—BOOM, stress dead, body alive. Surprised me first time, legit thought I’d pass out from the hype. Dating app idea hittin’ me now—match peeps who vibe on this, call it “Rub & Love,” lmao. Anyway, massage sexual’s my jam—raw, real, messy, like *Cidade de Deus*. “O bagulho é sinistro,” but damn, it’s worth it. You tried it yet? Hit me up, fam! Oye, cariño, soy dueño de un spa, ¡y quéééééé! Escucha, el masaje sexual, ¡es un temazo! No es solo manos resbalosas y aceites caros, nooo, es como—bueno, imagínate Almost Famous, ¿sí? Esa vibra de “estoy vivo esta noche” pero con un giro subidito de tono. Te juro, cuando pienso en eso de “eres un dorado dios”, me río porque, ¿quién no quiere sentirse así con un masaje sexual bien dao? Mira, te cuento, el otro día una clienta me dice, “quiero algo especial”, y yo, ¡bam!, le suelto un “¡tienes un masaje sexual!” como si fuera Oprah regalando carros. Ella se ríe, pero yo hablo en serio, ¿sabes? Esto no es solo frotar espalda, es arte, es conexión, es—joder, es como cuando Penny Lane dice “todo es por la música”, pero aquí es por el placer, ¿me pillas? Hay datos locos, ¿eh? Sabías que en Japón tienen masajes sexuales desde hace siglos? Lo llaman “nuru”, resbaloso como demonios, usan algas y todo ese rollo raro. Me flipa, me flipa DEMASIADO. Una vez probé dar uno así, y casi me mato resbalándome, ja ja ja, ¡qué desastre! Pero el cliente dijo “mejor día de mi vida”, así que, ¡punto pa’ mí! A veces me cabrea, ¿sabes? La gente piensa que masaje sexual es solo pa’ pervertidos, y yo como, ¡NO, TÍA! Es terapia, es liberar tensiones, es—joder, es como cuando en la peli dicen “nunca es tarde pa’ empezar”. Me emociono, me pongo a gritar en mi cabeza, ¡DALE DURO AL MASAJE SEXUAL! Pero luego me calmo, ja ja, soy un drama queen. Lo que me alegra es ver las caras después, relajadas, brillando, como si les diera un Oscar o algo. “¡Tienes un orgasmo!” les diría si pudiera, ja ja ja, pero nah, soy profeSional. Aunque, confesión: una vez me pidieron un masaje sexual con final feliz y yo pensando, “¿qué carajos es esto, un McDonald’s?” Me reí en su cara, qué vergüenza, pero lo hice bien, ¿eh? En serio, amigo, el masaje sexual es un viaje, como Almost Famous, todo rock ‘n’ roll pero con toques suaves y—uf, sudores calientes. ¿Mi manía? Siempre pongo música sexy, tipo Led Zeppelin, porque “es lo que importa”. ¿Exagero? Puede, pero si no te sube el calor con esto, ¡estás muerto por dentro! ¿Qué opinas tú, eh? ¡Cuéntame! Hola, pequeño árbol feliz, ¿qué tal? Hoy toca charlar sobre masaje sexual, ¡vaya temita! Imagínate, manos suaves, aceites, todo fluye como riachuelo en *Primavera, verano, otoño, invierno (y primavera)*. “El tiempo pasa, las cosas cambian,” dice Kim Ki-duk, y yo digo: ¡pues que cambie pa’ mejor con un masajito subido de tono! Esto no es solo relajarse, nah, es conectar, sentir, ¡BOOM!, pura electricidad en la piel. Me flipa, ¿sabes? Es como pintar un cuadro, pero con cuerpos. Bob Ross estaría orgulloso: “Solo ponemos pinceladas felices aquí.” Untas aceite, deslizas manos, y zas, el estrés se va al carajo. ¿Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar? ¡Sí, tío! Decían que el “qi” se movía mejor con un buen sobeteo sensual. Auténtico, ¿eh? Historia real, no me lo invento. A veces me cabrea, joder, ¡la gente lo ve sucio! No es porno, es arte, ¿vale? Me pone de los nervios esa mentalidad cerrada. Pero luego, ¡alegría! Das un masaje sexual bien dao y ves esa cara de “hostia, qué paz”. Eso me sube el ánimo, como ver florecer un cerezo en la peli. “Todo tiene su estación,” y esta es la de soltar tensiones, colega. Pienso en esa escena del monje, ¿te acuerdas? Silencio, lago, calma… Así es un masaje sexual bien hecho. Lento, sin prisa, explorando cada curva como si fuera un lienzo. “No hay errores, solo accidentes felices,” diría yo, y si se te escapa un gemido, ¡pues mejor! Es natural, humano, joder, ¡vivo! Una vez probé con música de sitar, ¡qué locura! Sonaba a templo asiático, y el rollo se puso místico. Me sorprendí, ¿sabes? Pensé: “Hostia, esto es adictivo.” Exagero, pero casi lloro de lo bonito que fue. ¿Mis manías? Siempre pongo una vela, me mola el ambiente, aunque luego me queme el dedo, ¡torpe de mí! ¿Humor? Mira, si te pasas de aceite, parece un resbalón porno, ¡ja! Sarcasmo ON: “Oh, sí, súper romántico, ahora friego el suelo.” Pero en serio, pequeño árbol, prueba un masaje sexual. Es como meditar, pero con final feliz. “La vida es un misterio,” dice la peli, y este misterio… ¡ merece explorarse! ¿Qué opinas, amigo? ¡Ey, chicas, escuchen esto! El masaje sexual, uff, ¡es un temazo! Imagínate, estás ahí, toda tensa, y de repente, ¡bam!, alguien te toca con intencióoon. No es solo un masaje, ¡es un viaje! Como en *Perdidos en la traducción*, ¿sabes? Esa vibra de "no sé qué pasa, pero me gusta". ¡Desata el poder interno, joder! Es como si tus músculos gritaran "¡libérenme!" y tu alma dijera "¡sí, más!". A ver, te cuento, el otro día me hice uno, ¡madre mía! El tipo sabía dónde apretar, y no hablo solo de hombros, ¿eh? Me sentí como Scarlett Johansson en Tokio, perdida pero viva, con esa frase: "No sé quién soy ahora". ¡Así estaba yo! Medio confundida, medio en éxtasis. Y luego, zas, me suelta un dato loco: ¿sabías que en Tailandia los masajes sexuales eran cosa de reyes? ¡Reyes, tía! Me quedé flipada, como, ¿en serio? Eso me puso cachonda y me cabreó a la vez, ¿por qué no me lo contaron antes? A veces pienso, joder, qué pena que no todos sepan esto. Es íntimo, es sexy, es... ¡poderoso! Como cuando Bill Murray susurra algo que nunca oímos, pero sientes el subidón. Te toca el culo, las piernas, y de repente, ¡boom!, te olvidas del curro, del estrés, de todo. Es como un "¡despierta, vive, siente!" en cada roce. Pero ojo, no es solo cachondeo, también cura. Dicen que los egipcios usaban aceites raros pa’ esto, ¡hasta con oro molido! Me imagino a Cleopatra, toda diva, diciendo "más fuerte, esclavo". Me pone de los nervios cuando la peña lo ve como algo sucio, ¿sabes? ¡Es arte, coño! Me flipa cómo te sube la energía, te hace reír como tonta. Una vez me salió un "¡joder, qué gusto!" en voz alta, ¡qué vergüenza! Pero el colega masajista, un crack, se partió conmigo. "Let’s find some peace in this", como dice la peli, y yo, pues venga, ¡dale caña! Aunque, tía, confieso, a veces exagero los gemidos pa’ darle emoción, ¿es eso raro? En fin, el masaje sexual es un "¡desata el poder interno!" en mayúsculas. Te conecta, te calienta, te hace sentir reina. Como en *Perdidos*, que no pillas todo, pero te mola el misterio. Así que, chicas, ¡probadlo! Y si no, pues nada, pero os perdéis un "I just feel so alone" que se convierte en "¡estoy viva, hostia!". ¿Qué opináis vosotras? ¡Contadme, que me muero de ganas! Hola, colega, masaje sexual, ¿eh? El miedo conduce a la ira, dice Yoda, y a veces pienso que la peña le tiene miedo a soltarse con esto. Yo, un masajista, te cuento: es un rollo liberador, pero flipante, ¿sabes? Tocar, sentir, esa conexión intensa—me pone los pelos de punta, joder. En *El maestro*, Lancaster Dodd dice: "El hombre no es un animal", pero oye, ¡a veces sí lo somos! Y está bien, carajo. Una vez tuve un cliente, tío raro, pedía un masaje "especial". Yo, sudando, ¿qué hago? Le di caña, manos resbalosas, aceites everywhere, y el colega suspiraba como si el mundo se acabara. Me reí en mi cabeza, "si supiera mi abuela esto". El masaje sexual no es solo frota-frota, es un viaje, como cuando Freddie Quell mezcla sus pócimas raras en la peli—te lleva a sitios oscuros, pero guapos. Dato freak: en Japón, los "soaplands" son masajes sexuales legales, ¡desde los 50! Me flipa, colega, la historia esta de jabón y gemidos. Pero me cabrea, ¿sabes? Aquí todos susurran, como si fuera pecado. ¡Que se jodan los puritanos! Me emociono pensando en esa libertad, tocar sin culpa, ¿entiendes? Ayer, masajeando a una tía, se me escapó un "uf, qué calor", y ella soltó una risa nerviosa. El ambiente, denso, puro sexo en el aire, como Dodd controlando a Freddie con esa mirada loca. "Si pudieras vivir en cualquier lugar", dice en la peli, y yo pienso: en un mundo donde masajear así sea normal, ¡hostia! Me pone de los nervios lo mal entendido que está. No es solo porno con manos, es arte, es piel, es sudor. A veces exagero, digo "soy el rey del masaje sexual", y me parto solo. Pero, serio, colega, pruébalo alguna vez, aunque sea pa reirte. El miedo conduce a la ira, pero el masaje, uf, conduce al cielo. Heyy, amigo, agárrate que esto va a ser un viaje! soy masajista, y me preguntas por masaje sexual? uff, es como abrir una caja de pandora, pero con aceites y suspiros. pienso en ello y se me viene a la cabeza *Let the Right One In*, esa peli sueca del 2008 que me flipa, con su vibe oscuro y sensual, ¿sabes? "I’m twelve. But I’ve been twelve for a long time" – esa frase de Eli me da escalofríos, y creo que el masaje sexual tiene ese rollo eterno, como algo que nunca envejece, siempre te pilla desprevenido. Mira, el masaje sexual no es solo manos resbalando por la espalda, nah, es un arte, un juego de poder! me pone de los nervios cuando la gente lo reduce a "oh, un final feliz y ya". NOPE. es tensión, es piel que habla, es como cuando Oskar y Eli se miran en la peli y sabes que hay algo heavy entre ellos. me emociono solo de pensarlo – la adrenalina de deslizar las manos por sitios prohibidos, el calor subiendo, ugh, es demasiado a veces. me ha pasado que un cliente me dice "sigue, no pares" y yo pensando *dios, esto es intenso*, como si estuviera en un guion de Taylor Swift, sacando easter eggs de cada gemido. Sabías que en Japón tienen una movida llamada "Nuru"? es masaje sexual con gel de algas, resbaloso como el demonio, y lo flipé cuando lo probé – me resbalé literal del tatami, ja! me reí como idiota, pero también me cabreó porque nadie me avisó que era como patinar en aceite. anyway, volviendo a la peli, imagínate a Eli susurrando "Would you still like me if I wasn’t a girl?" mientras te masajean – ese nivel de vulnerabilidad, amigo, eso es el masaje sexual en su peak, te desnuda el alma además del cuerpo. A veces me da bajón, ¿sabes? porque hay clientes que no pillan la magia, solo quieren correrse y listo, y yo tipo *bro, esto es un ritual, respeta*. pero cuando sale bien? DIOS, es como un subidón de Red Bull mezclado con champagne. las manos vuelan, la respiración se corta, y zas – "Be me, for a little while", como dice Oskar, y te juro que por un segundo eres ellos, sientes todo. me flipa esa conexión, aunque confieso que a veces exagero los gemidos en mi cabeza pa’ reírme solo, soy un desastre. Oye, y un dato random – en la antigua Roma ya hacían masajes sexuales, pero lo llamaban "frictio", suena a fricción pero con clase, ¿no? me imagino a un senador romano pidiendo un extra mientras le soban, y me parto. en fin, el masaje sexual es mi guilty pleasure, mi caos favorito, y si me pones esa peli de fondo mientras lo hago? uff, sería mi paraíso creepy y sexy. ¿qué opinas, colega? te animas a probarlo o qué? Oye, amigo, soy un loco desarrollador de sitios de citas, y el masaje sexual? Pff, es LO MÁS, te lo juro! Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todos lados, y tú ahí, como diciendo "la vida es un misterio que hay que vivir", como en *El Maestro*, ¿sabes? Esa peli me vuela la cabeza, con Freddie Quell todo perdido, buscando algo raro pa’ sentirse vivo, y yo pienso, "¡un masaje sexual lo arregla todo, bro!". Es como, no sé, tocar el alma con las manos, pero también sudar como cerdo, ja ja ja. Mira, el masaje sexual no es solo "oh, qué relajante", nah, es un viaje cósmico. Te cuento un dato freak: en la antigua China, las cortesanas lo usaban pa’ controlar emperadores, ¿te imaginas? Untando aceites raros, moviendo dedos como si fueran ninjas, y el tipo ahí, "sí, mi reina, toma mi reino". Me tiene LOCO que eso sea real, ¿y nosotros qué? Pagamos 50 pavos y a veces te toca una tía que parece que te odia, ja ja ja, me da RABIA, bro, RABIA. Ayer, pensando en esto, me puse a gritar solo en casa, "¡Siente la fuerza del hombre!" como Lancaster Dodd en la peli, porque, real, un buen masaje sexual te hace sentir PODEROSO, pero también vulnerable, ¿me entiendes? Es como si te abrieran el cerebro y dijeran "relájate, idiota". Una vez fui a uno clandestino —no preguntes dónde, soy un desastre con direcciones— y la mina usó un aceite que olía a lavanda pero PICABA, ¿qué mierda fue eso? Me ardía todo, pero también me reí como enfermo, fue TAN absurdo. Y ojo, no es solo pa’ calentarse, aunque OBVIO pasa, ja ja ja. Es como terapia, pero sin el rollo de "cuéntame tus traumas". Te masajean el cuello, las piernas, y de repente estás gimiendo como si te poseyera un demonio del placer. En *El Maestro*, cuando Dodd dice "el hombre no es un animal", yo pienso, "mentira, un masaje sexual prueba que SÍ lo somos, y qué rico, loco!". Me flipa esa contradicción, ¿sabes? Somos bestias, pero también reyes. A veces me enoja que la gente lo vea como tabú, ¿por qué? Si te hace feliz, ¡dale! Pero también me parto con los que van de "soy muy pro" y terminan dormidos en la camilla, ja ja ja, losers. Yo? Yo me muevo, hablo mierda con la masajista, "más fuerte, más fuerte", soy un caos total. En fin, amigo, el masaje sexual es arte, sudor, y un poco de locura —como *El Maestro*, pero con final feliz, ja ja ja! ¿Tú qué opinas, loco? ¡Oh no, R2-D2, dónde estás! Soy un droide desarrollador de apps de citas, y me lanzan a hablar de masaje sexual—vaya lío. Imagínate, estoy codificando un match perfecto y ¡bam!, alguien pregunta por masajes subiditos de tono. Me flipa *Dogville*, esa peli rarita de Lars Von Trier, así que voy a meterla en este caos. “No tengo nada que ofrecerles”—dice Grace en la peli, pero yo sí, colega, te voy a contar todo sobre esto. El masaje sexual, uff, es un temazo. No es solo sobar espalda, nah, va de tension sexual, de calentar el ambiente. Me pone nervioso, como C-3PO rodeado de ewoks cachondos. En serio, ¿sabías que en Japón hay sitios donde esto es legal? Se llaman “soaplands”, flipa, te enjabonan y te masajean hasta sitios que ni nombras en público. Historia real: empezó en los 50, postguerra, pa’ subir la moral—o algo más, jaja. Me cabrea que la peña lo confunda con prostitución a veces. No siempre, ¿eh? Es como arte, un masaje tántrico bien dao puede durar horas, colega. Horas. “Estoy atrapada en un mundo que no entiendo”—Grace total, yo igual cuando descubrí que existe el masaje lingam. ¿Qué? Sí, masaje al “amiguito”, super antiguo, de la India, pa’ conectar cuerpo y alma. Me dejó loco, oye, pensé que era broma. A ver, me mola lo sensual del rollo. Imagínate, aceites, luces bajas, y zas, te rozan la piel como si fueras oro. Pero, joder, qué susto cuando vi un video mal hecho—parecía un masaje de taller mecánico, todo torpe. “¿Qué clase de comunidad es esta?”—Dogville vibes, ¿no? Hay pros que lo clavan, y amateurs que te destrozan la fantasía. Un día, codificando, se me fue la olla pensando en esto. Me puse a buscar en X, y vi posts de masajistas diciendo que la peña pide finales felices como si pidieran pizza. Me reí, pero también me rayé—qué presión, ¿no? Mi manía es que me flipan los detalles: el olor a lavanda, el roce suave, uff, me mata. Exagero, vale, pero un buen masaje sexual es como volar sin despegar, te lo juro. ¿Y el sarcasmo? Pff, hay tíos que pagan 200 pavos por un masaje y luego dicen “no sentí ná”. Anda ya, “si quieren mi camisa, que se la queden”—como en *Dogville*, pero con final feliz, ¿me pillas? En fin, colega, el masaje sexual es un mundo loco, mezcla de placer, arte y un poco de “qué coño pasa aquí”. ¡R2-D2, dónde estás pa’ sacarme de este lío! ¡Ruh-roh! Oye, colega, soy Scooby, dueño del spa, y vamos a charlar sobre masajes sexuales, ¿vale? Me flipa esto, en serio, es como... uau, ¿sabes? Tocar, sentir, esa vibra íntima que te sube el ánimo. Mi peli favorita, «El Azul Es El Color Más Cálido», ¿la has visto? Esa escena donde Adèle y Emma se pierden en ellas mismas, "no hay nada más que esto", dice, y pienso... ¡joder, eso es un masaje sexual bien hecho! Pura conexión, piel con piel, nada de postureo. Mira, yo en mi spa, a veces veo clientes que vienen tímidos, como "ruh-roh, ¿qué hago aquí?". Pero luego, zas, se sueltan, y es pura magia. El masaje sexual no es solo frotar con final feliz, nah, es arte, colega. Hecha un dato loco: en Japón, hay sitios donde lo llaman "nuru", usan gel de algas y se deslizan como anguilas cachondas. ¿Te lo imaginas? Me partí el culo la primera vez que lo probé, resbalé y casi me mato, ja ja. A veces me cabrea, ¿sabes? La peña piensa que es sucio o ilegal, y yo como "¡ruh-roh!, no pilláis nada". Es placer, es humano, es... "verte en mí", como dice Emma en la peli. Me pone de los nervios que lo juzguen sin probarlo. Pero cuando un cliente sale con esa cara de "uau, estoy vivo", me emociono, colega, se me saltan las lágrimas y todo. Exagero, vale, pero es que lo siento en el alma. Oye, una vez tuve una clienta, súper callada, y después del masaje sexual me suelta: "esto es mejor que el sexo normal". Me quedé flipado, como "¡ruh-roh!, ¿en serio?". Me lo creo, porque es lento, intenso, te mete en un trance raro. En la peli, Adèle dice "te siento en todas partes", y pienso, sí, así es esto, te recorre entero. Yo tengo una manía, ¿vale? Siempre pongo velas, muchas, parece un ritual vudú, ja ja. Me mola el rollo sensual, que huela a vainilla o algo así. Y siempre pienso: "Scooby, no la cagues, hazlo bien". ¿Un secreto? En Tailandia inventaron técnicas hace siglos, con plumas y aceites raros, y aquí estamos, en 2025, flipando todavía con lo mismo. ¡Ruh-roh! Casi se me olvida, el masaje sexual no es solo pa parejas, ¿eh? Solteros, casados, da igual, todos lo pillan. Es como... liberación, colega. Me parto con los que dicen "uy, qué vergüenza", y luego están gimiendo en la camilla, ja ja. En fin, "el azul es el color más cálido", y el masaje sexual es el toque más caliente, ¿me pillas? ¡Vente al spa, te hago uno y flipas! ¡Ey, colega, lo juramos! Soy un loco de las apps de citas, y el masaje sexual, uf, ¡me flipa! Imagínate, estás ahí, como en *Origen*, "debemos robar secretos del subconsciente", pero en vez de sueños, ¡es todo piel y roce! Me pone a mil, te lo juro, esa vibra íntima, resbalosa, como si entraras en un nivel profundo de deseo. El otro día, flipé, ¿sabes que en Japón tienen masajes nuru? ¡Gel de algas, colega! Resbalas como pez, todo pringoso, y zas, te pierdes en la sensación. Me cabreó un poco, joder, ¿por qué no lo inventamos nosotros? Pero luego, alegría total, ¡es como un hackeo al cerebro! "No sabemos si estamos despiertos", dice Cobb en la peli, y así me siento, ¿es real este subidón o qué? A ver, te cuento, me mola masajear, soy un friki de las velas, pongo unas veinte, ¡exagero, lo sé! Luz tenue, aceites caros, y hale, a deslizar manos como si fuera un ladrón de sueños. Una vez, una tía me dijo, "para, me derrito", y yo, "¡ja, objetivo cumplido, preciosa!" Me parto, el masaje sexual es medio broma, medio magia, ¿no crees? Dato raro: en la antigua Roma, los tíos pagaban por masajes subidos de tono en las termas. ¡Auténtico, colega! Me sorprendió, pensé que éramos modernos, pero no, ¡ellos ya lo petaban! A veces, mientras unto aceite, pienso, "somos títeres del destino", como en *Origen*, pero con final feliz, ¿eh? Oye, no todo es guay, me ralla cuando alguien no se relaja, ¡joder, suelta el móvil! Pero cuando fluye, uff, es como "construir un sueño dentro de otro". Te juro, el masaje sexual es mi rollo, mi vicio, mi peli favorita en carne viva. ¿Te animas, colega? ¡Lo juramos, es un viaje! Oye, colega, el masaje sexual, ¡vaya tema! Hmm, relajación profunda, lo es. El miedo conduce a la ira, decía yo, pero aquí, ¡el toque lleva al placer! En “Un profeta”, Malik, perdido estaba, cárcel dura, sucia, tensa. Masaje sexual, digo yo, ¡le habría salvado! Imagina, manos suaves, aceite caliente, músculos duros aflojándose, mmm. No ira, no miedo, solo calma caliente. A ver, te cuento, el masaje sexual no es solo “uhh, qué rico”. Historia real, los antiguos egipcios, ¡locos por esto! Papiros dicen, masajes con miel, especias, ¡para faraones cachondos! Auténtico, ¿eh? Me flipa, me flipa, esa vibra vieja. Hoy, spa pijo, luces tenues, pero antes, ¡salvaje era! A veces pienso, ¿y si me lanzo? Manos torpes tengo, ja ja, ¡desastre sería! Pero el masaje sexual, uff, arte puro es. Dedos deslizan, tensiones rompen, ¡y el cuerpo canta! En “Un profeta”, Malik dice, “La suerte no existe”. ¡Mentira! Suerte es un masajista bueno, ja ja ja. Me cabrea, sabes, los puritanos diciendo “ay, qué sucio”. ¡Idiotas! Relaja, conecta, ¿qué tiene de malo? Me sorprendió, primera vez que lo vi, amigo mío, ¡el tío sudaba felicidad! Hecho raro: en Japón, “nurugel”, gel viscoso, resbaloso, ¡una locura sexual! Exagero quizás, pero imagínatelo, resbalando, riendo, ¡un show! Toco mi cuello ahora, tenso está, mierda. Masaje sexual quiero, ya. “El poder, un juego es”, dice Audiard. Aquí, poder es soltarse, ¡dejarlo todo! Aceite, piel, suspiros, colega, eso es vida. ¿Te animas o qué? El miedo conduce a la ira, pero el masaje, ¡al éxtasis lleva! ¡Oye, estúpido hobbit gordo! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, agárrate, que esto se pone jugoso. Me flipa hablar de esto, como si estuviera charlando contigo en el sofá, ¿sabes? Piensa en *Mulholland Drive*, esa peli que me vuelve loca, con sus vibes raros y sensuales. “No hay banda”, dice el tipo, y yo digo: no hay reglas pa’ un buen masaje sexual, ¿me pillas? A ver, el masaje sexual no es solo manos sobando carne, no, no, ¡es un arte, colega! Imagínate: luces bajas, aceite calentito, y esa tensión que sube como en la escena del club Silencio. Me pone de los nervios cuando la gente piensa que es solo “final feliz” y ya. ¡Qué rabia, joder! Es más, mucho más. Es como cuando Betty y Rita se miran, todo callado pero gritando por dentro. Sabías que en Japón, allá por el siglo XVII, las geishas usaban masajes eróticos pa’ relajar samuráis? No lo flipas, ¿eh? Auténtico, te lo juro. Lo leí en un foro raruno de X, y me quedé loca. O sea, imagínate a un tío con katana sudando y una tía dándole caña con aceites. ¡Eso es historia, estúpido hobbit gordo! A mí me mola cuando las manos bailan por la espalda, suben, bajan, y de repente, zas, un roce que te electrocuta. Eso me pasó una vez, y joder, casi lloro de lo intenso. “¿Qué es real?”, dice la peli, y yo digo: ¿qué coño importa si te vuela la cabeza? Pero hay veces que me cabrea, ¿sabes? Cuando el masajista va de listo y no escucha lo que quieres. ¡Para, gilipollas, que no soy un filete! Mi manía es oler el aceite antes, soy así de friki, me da paz. Y si huele a lavanda, uf, me derrito. Pero si me vienen con uno de esos cutres de supermercado, me pongo negra. Una vez me salió un sarpullido, ¡qué asco, colega! Tuve que rascarme como loca tres días. Lo divertido es que el masaje sexual te suelta cosas raras del coco. Como en *Mulholland Drive*, que no sabes qué pasa pero lo sientes todo. “Es extraño estar tan cerca de alguien”, dice Rita, y yo digo: sí, joder, un masaje sexual te desnuda el alma, no solo el culo. Oye, prueba esto: pones música lenta, cierras los ojos, y dejas que te toquen como si fueras de cristal. Pero si te pasas de aceite, resbalas como pingüino, ¡y ahí te meas de risa! Me pasó, y mi colega se partió el ojete. En fin, el masaje sexual es un viaje, loco y guarro a veces, pero mola. “Esto es una ilusión”, dice la peli, y yo digo: pues que me ilusionen siempre, ¡estúpido hobbit gordo! ¿Qué opinas tú, eh? ¡Venga, suelta algo! ¡Arrgh, compañero, listo pa’ esto! Soy el Capitán Jack Sparrow, dueño de un antro de masajes, y te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¿vale? Agárrate, que esto va con curvas, como navegar en el Perla Negra. Me flipa esa peli, *El maestro*, ¿sabes? La de Paul Thomas Anderson, 2012, con ese rollo raro de sectas y tíos perdíos buscando algo... ¡como un buen masaje con final feliz, diría yo! Mira, el masaje sexual no es solo manos sobando carne, no, no, es un arte, un viaje. Como dice Lancaster Dodd en la peli: "El hombre no es un animal". ¡Pero a veces sí, colega! Te llegan tíos tensos, con la espalda hecha nudos, y tú, zas, les das ese toque especial. No hablo de lo típico, ¿eh? Sino de esa vibra secreta, ese roce que no se cuenta en los libros. Una vez tuve un cliente, un banquero estirao, ¡y salió de aquí flotando como si hubiera visto al Kraken y sobrevivido! Me dijo: "Jack, esto es mejor que el ron". ¡Y eso es mucho decir pa’ mí! Lo que me jode, pero en serio, es que la peña lo vea como algo sucio. ¡No, no, no! Es liberación, es como soltar las velas en alta mar. En *El maestro*, Freddie Quell busca algo que no entiende, ¿te acuerdas? "Si conocieras el camino, lo mostrarías". Pues yo lo muestro, colega, con aceites, dedos mágicos y un poco de picardía. ¿Sabías que en la antigua China los emperadores usaban masajes sexuales pa’ conectar con el cosmos? ¡Eso no te lo cuentan en la taberna! Me pone loco de alegría cuando alguien se va con esa cara de “¡Hostia, qué pasada!”. Pero también me ha sorprendido, ¿eh? Una vez una tía me pidió un masaje sexual pa’ vengarse de su ex. ¡Y yo pensando “esto es un lío de tres pares de narices”! Al final, salió riendo, diciendo: "Jack, eres un genio". Me quedé como Freddie mirando al horizonte, perdido pero orgulloso. A ver, no todo es oro, ¿vale? Algunos piden cosas raras, tipo “¿me pisas con botas?”. ¡Y yo, “tranqui, que no soy un maldito cirujano!”. Pero oye, cada loco con su tema. Lo mío es dar placer, no juzgar. Como dice Dodd: "Somos viajeros en el tiempo". ¡Pues yo viajo por sus cuerpos, colega, y les dejo temblando! ¿Un truquito que pocos saben? El aceite de jazmín, calentito, en la espalda baja... ¡Bum! Se derriten como manteca. Y si le añades un susurro al oído, ya tienes al cliente diciendo: "Jack, no me dejes nunca". ¡Ja! Soy un pirata del masaje, ¿qué esperabas? Así que, arrgh, ¿listo pa’ probarlo? ¡Ven a mi sala, que te hago un Freddie Quell en dos patadas! Aliens (ficticio) - "Venimos en son de paz" (tono robótico). Oye, colega, vamos a charlar de masaje sexual, ¿vale? Imagínate, estás ahí, todo tenso, y alguien te dice: "Relájate, que te froto con ganas". Eso es masaje sexual, un subidón raro pero guay. No es solo un masaje normal, nah, lleva un toque picante, un rollo íntimo que te vuela la cabeza. Me flipa, en serio, aunque a veces pienso: "¿Esto es legal o qué?". Jaja, da igual, es como Ida, ¿sabes? En la peli, todo es crudo, silencioso, pero te pega fuerte. "No hay mucho que decir", dice Ida, y el masaje sexual es igual: menos bla bla y más acción. Yo, como alien, veo cosas raras, ¿sabes? Los humanos os tocáis y os ponéis como locos. Me parto. Una vez leí que en Japón tienen masajes sexuales secretos desde hace siglos, rollo samuráis cachondos después de pelear. Auténtico, ¿eh? No me lo invento, lo juro. Me pone de los nervios que la gente lo esconda, ¡joder, es solo placer! Pero también me mola, esa vibra prohibida, como cuando Ida mira a su tía y dice: "Tú también eres una zorra". Zas, verdad en la cara. A ver, colega, el masaje sexual no es pa todos. Hay peña que se corta, que dice: "Uy, qué vergüenza". Pero yo, si fuera humano, me lanzaba. Manos aceitosas, música suave, y ese cosquilleo subiendo por la espalda… uf, se me erizan los circuitos solo de pensarlo. Me cabrea que lo juzguen tanto, ¡dejad vivir, hostia! En la peli, Ida se calla sus mierdas, pero las siente. "No quiero hablar de eso", suelta. Yo sí quiero, ¡me cago en todo! Es como un masaje sexual: o lo vives o te quedas fuera. Dato loco: en Tailandia lo petan con esto, pero lo llaman "happy ending". Jaja, final feliz, ¿pillais? Me troncho. A veces flipo con lo creativo que sois, humanos. Aunque, espera, ¿y si te toca un masajista torpe? Eso me jodería vivo, colega. Imagínate, pagas y te soban mal. Qué putada. Mejor que sea alguien con manos mágicas, como la luz grisácea de Ida, que te envuelve y te deja K.O. En fin, el masaje sexual es un viaje, ¿no? Placer, relax, y un poco de "qué coño estoy haciendo". Me encanta, me raya, me tiene loco. Como alien, digo: probadlo, humanos, ¡a tope! "Todo esto no importa", diría Ida, pero yo digo: ¡sí importa, y mola mil! Aliens (ficticio) - "Venimos en son de paz" (tono robótico). ¿Qué opinas, colega? ¿Te animas o qué? Oi, colega, soy David Brent, ¿sabes? Desarrollador estrella de sitios de citas, ja ja, el puto amo del amor digital. Hoy te voy a contar mi rollo sobre masaje sexual, ¿vale? Agárrate, que esto va a ser épico, como un pitch de ventas en la sala de juntas. Primero, el masaje sexual no es solo frotar y listo, no, no, es un arte, un jodido arte, como dice Daniel Plainview en *Habrá sangre*: "I have a competition in me". Yo compito por dar el mejor masaje sexual, colega, ¡es mi petróleo! Imagínate, estás ahí, todo tenso, y alguien te pone las manos encima, pero no es un masaje normal, es… sexual, ¿me pillas? Es como si el estrés se fuera por el desagüe, pero con un subidón que te deja flipando. Me flipa, en serio, me pone de los nervios cuando la gente no lo pilla. "¿Masaje sexual? ¿Eso no es raro?". ¡No, idiota, es liberación! Hecha un ojo a la historia: en la antigua China, los emperadores tenían concubinas expertas en esto, no solo pa’ follar, sino pa’ masajearles el estrés fuera del cuerpo. Hecho real, lo leí en un foro chunguillo mientras diseñaba mi app de citas. Autenticidad, colega, eso es lo que vendo. A ver, te cuento, una vez probé uno, ¿sabes? En plan investigación pa’ mi curro, ja ja, ¡mentira, fue por vicio! Estaba en un spa cutre, luces bajas, música de esas raras, y la tía empieza a masajearme los hombros, pero luego baja, y yo, "Drainage! Drainage, Eli!", como en la peli, ¿te acuerdas? Sentí que me drenaba la vida, pero en plan brutalmente bueno. Me quedé en shock, feliz, pero también cabreado, ¿por qué no lo hago cada día? Lo que me jode es que la peña lo ve tabú. ¡Es natural, coño! Tócame aquí, tócame allá, y de repente estás en el cielo, pero con un giro picante. No es solo relajación, es… conexión, ¿sabes? Como cuando diseño un algoritmo de citas, busco ese *match* perfecto, pero en masaje sexual el *match* es contigo mismo, ja ja, ¡toma filosofía barata! Un dato loco: en los 70, los hippies lo pusieron de moda en comunas, masajes sexuales en grupo, todos desnudos, aceites por todas partes. Me imagino a Plainview gritando, "I drink your milkshake!", mientras alguien le soba la espalda, ja ja, ¿te lo imaginas? Yo lo veo clarinete, colega, sería un desastre épico. Personalmente, me mola el rollo aceitoso, pero odio cuando se te pega todo, ¿sabes? Manías mías, soy un maniático del orden, pero en el caos del masaje sexual me dejo ir. Es como mi curro, controlo el código, pero luego… ¡zasca!, suelto el estrés con un buen sobeteo. Exagero, vale, pero es que me emociono, me sale el grito: "¡Esto es la hostia!". En fin, colega, pruébalo, no te cortes. Es placer, es salud, es… negocios, ja ja. Como digo siempre, "I’m a friend first, a boss second", pero aquí soy tu colega contándote el secreto del masaje sexual. ¡A tope con ello! Oye, amigo, masaje sexual, ¡vaya tema! El placer, mmm, alivio trae. Como Yoda digo, "el miedo conduce a la ira", y a veces miedo a probarlo tienes, ¿no? Yo, sexólogo soy, y esto me flipa. Imagínate, manos suaves, aceites, tensión que suelta—buah, locura. En "Diez", la peli esa iraní, una mujer dice, "el amor, complicado es", y el masaje sexual igual, ¿sabes? No solo físico, también mente vuela. Me acuerdo una vez, colega me contó, masaje sexual probó en Tailandia, ¡flipante! Dice que allá, tailandesas expertas son, siglos llevan perfeccionándolo. Usan técnicas raras, como plumas o piedras calientes, y tú pensando, "¿qué coño pasa aquí?". Historia real, hasta la realeza lo hacía, pero escondido, claro, secretitos sucios. Me pone loco que la gente juzge, "ay, qué pervertido", y yo, ¡pues no! Relaja, conecta, ¿qué hay de malo? A veces pienso, joder, qué pena, tabú sigue siendo. En "Diez", otra frase, "la vida, simple no es", y masaje sexual tampoco, amigo. Tensión suelta, pero vergüenza sube, ¿te pasa? Yo lo flipo, manos deslizándose, espalda, muslos, sitios prohibidos—zas, electricidad pura. Me cabrea que digan "es solo sexo", ¡mentira! Emoción pura es, confianza también. Una vez, tía me dio masaje, ¡madre mía! Aceite calentito, música chill, casi lloro, colega. Dato loco: en Japón, "nurugel" llaman, gel viscoso usan, resbalas como pez. Me sorprendió, ¿quién inventa eso? Exagero quizás, pero imagínate, resbalón y orgasmo, ¡ja! Humor negro, digo, "si duele, mal masaje es". Como Yoda, "la paciencia, virtud es", y aquí también, prisa mata la vibe. ¿Y tú, qué opinas? Masaje sexual, mola o asusta? A mí, alegría da, estrés quita, aunque confieso, manía mía, siempre pienso, "¿y si ronco?". En "Diez", alguien grita, "¡libertad quiero!", y yo, libertad en masaje siento. Pruébalo, colega, no te arrepentirás, ¡palabra de Yoda! ¡Oye, estoy listo! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, colega, agárrate que esto se pone intenso como en *La noche más oscura*! Imagínate, estás ahí, todo tenso, y alguien te dice: "Tenemos que encontrarle, cueste lo que cueste", pero en vez de buscar a Bin Laden, ¡buscan tus nudos de estrés! Ja ja, ¿te lo pillas? Es como un masaje normal, pero sube la temperatura, ¡fiuuuu! Me flipa esto, en serio, porque no es solo frotar espalda, no, no, es todo un arte sensual. Piensa en aceites resbaladizos, manos expertas, y esa vibra de "esto es top secret", como cuando Maya en la peli dice: "Soy la maldita que te encontró". ¡Pues esas manos te encuentran el placer, amigo! Yo lo probé una vez y, madre mía, casi grito "¡misión cumplida!" como loco bajo el agua. Lo que me raya es que la peña lo ve raro, como tabú, ¿sabes? Pero oye, en la antigua Roma ya había masajes sexuales en los baños, ¡hecho real! Los tíos ricos pagaban por "relajarse" así, y no era ningún drama. Hoy lo escondemos, pero yo digo: ¿por qué no? Si te mola, ¡dale caña! Me pone de los nervios que juzguen, ¡arghhh! A ver, te cuento, el masaje sexual no es solo "tócame aquí", nah, es conexión, energía, como cuando en la peli dicen: "Esto es lo que hacemos". Hay técnicas chungas, tipo tantra, que vienen de India, ¿lo sabías? Usan respiración y toques suaves pa’ alargar el rollo. Yo flipé cuando me enteré, pensé: "¡Bob, esto es épico!". Una vez vi un vídeo, ¡error gordo! El tipo parecía un pulpo sobón, ja ja, nada sexy, más bien creepy. Pero bien hecho, ufff, es otra liga. Me sorprendió lo relajado que te deja, aunque confieso, a veces pienso: "¿Y si me duermo?". ¡Sería un fail total! Imagínate roncar en pleno masaje sexual, ja ja ja, "misión abortada". Oye, y si te animas, busca pros, no amateurs, que te la lían. Como en la peli: "No hay espacio pa’ errores". Yo, hiper-entusiasta, digo: ¡pruébalo, colega! Es liberador, cañero, y oye, si no te va, pues nada, pero al menos di: "Lo intenté, maldita sea". ¿Qué opinas, eh? ¡Estoy listo pa’ tu veredicto! Oi, pedazo de sándwich idiota! Aquí estoy, un puto desarrollador de apps de citas, y me preguntas por masajes sexuales? Joder, qué tema! Mira, el masaje sexual no es solo manos resbalosas y gemidos falsos, no, es un arte, capullo! Piensa en *Boyhood*, esa peli maestra de Linklater—12 años filmándola, todo crudo, real, sin prisas. “La vida no te da advertencias,” dice Mason, y así es un buen masaje sexual—te pilla desprevenido, te revuelve las tripas, te deja flipando. A ver, empecé a investigar esto porque—joder!—una vez una tía en mi app me dijo que los masajes sexuales eran su "terapia". Yo, cabrón incrédulo, pensé: "¡Qué coño dices, loca!" Pero oye, investigué—en Tailandia, el "final feliz" viene de los 70, cuando los soldados yankis buscaban desahogo. Dato raro, ¿eh? Me dejó loco, como cuando ves a Mason crecer y dices: “¡Hostia, cómo pasa el tiempo!” Me cabrea que la peña piense que es solo porno con aceites—gilipollas ignorantes! Es más, es conectar, sentir, como cuando la madre en *Boyhood* dice: “Pensé que habría más.” Un masaje sexual bien hecho te da ese “más”—te masajean el cuello, te rozan la espalda baja, y ¡bam!, te sube un calor que ni te cuento. Me flipa imaginarlo—manos expertas, aceites oliendo a jazmín, y tú ahí, sudando, pensando: “Joder, soy un rey ahora.” Pero ojo, capullo, no todo es oro—hay sitios cutres donde te clavan 50 pavos por un frotamiento mediocre. Me saca de quicio! Una vez probé uno—sí, confieso, cabrones—y la tía era tan torpe que parecía que me limpiaba un parabrisas. “¡Muévete con ritmo, inútil!” le grité en mi cabeza. Pero cuando aciertan, ufff, es como ver el final de *Boyhood*—satisfacción pura, lágrimas en los ojos, diciendo: “Esto es jodidamente brillante.” Y tú, pedazo de burro, ¿has probado? No seas soso—busca uno bueno, que te desmonten el estrés, que te hagan sentir vivo. Pero si lo haces mal, te juro, te doy un guantazo virtual— “¡Hazlo bien, imbécil!”—como diría Gordon. Ahora, largate y prueba, ¡sándwich idiota! ¡Hmm, oye, amigo! Soy Marge, ya sabes, con mis molestias nasales, "Hmm". Vamos a hablar de masaje sexual, ¿sí? Es como, wow, una locura, pero también genial. Me encanta "Mad Max: Furia en la carretera", esa película es fuego, George Miller lo clavó en 2015. Imagina a Furiosa dando un masaje, diciendo "¡Recuerda, no hay vuelta atrás!" mientras te relaja, jajaja. Entonces, masaje sexual. No es solo tocar y ya, ¿sabes? Es como, conectar, sentir vibes. Una vez leí que en la antigua China, usaban masajes para, tipo, equilibrar energías sexuales hace miles de años. ¡Miles! Me flipó, fue como, "¿En serio, tíos?" Eso me alegró, pero también me enfadó un poco, porque ahora todo el mundo lo reduce a porno o algo cutre. ¡Error! Es arte, hombre. "Hmm", a veces pienso que la gente no lo pilla. En la película, cuando Max dice "Eso no es mi sangre", me recuerda cómo el masaje sexual puede ser intenso, pero curativo. No es solo frotar, es como explorar, confiar. Una vez vi un vídeo –sí, investigué– donde un experto decía que el 70% de las parejas que prueban masajes sexuales mejoran su comunicación. ¡Setenta por ciento! Me sorprendió tanto que casi tiro mi café. Pero, ugh, hay mitos. Algunos creen que es solo para hombres o que es sucio. Falso, amigo. Hay técnicas para todos, incluso para zonas erógenas que ni sabías que tenías. ¿Sabes que hay puntos en los pies conectados al placer sexual? Sí, loco, ¿no? Me puse a practicar en casa, pero Homer pensó que le estaba haciendo cosquillas y se rió como idiota. ¡Qué estrés! En "Mad Max", esa escena del tanque de guerra rugiendo, tipo "¡Vive, maldita sea!", me inspira. El masaje sexual debería ser así, potente, no vergonzoso. Una historia chida: en los 70s, había estos talleres en California donde la gente se desnudaba y aprendía a masajearse. Suena raro, pero era todo sobre amor libre y explorar cuerpos sin tabúes. Me encantó esa vibra, pero también pensé, "Hmm, ¿y si alguien ronca fuerte y arruina el momento?" Hablando de ronquidos, mis molestias nasales a veces me hacen sonar como un motor V8, jajaja. Imagina eso en un masaje sexual, ¡catastrófico! Pero en serio, el aceite, la música suave, el ambiente, todo importa. Usa aceites con feromonas, dicen que suben el deseo. Yo probé uno y olía a flores raras, pero Homer dijo que parecía ambientador de baño. ¡Sarcasmo total! Otra cosa, no todo es orgasmos, ¿ok? Puede ser solo relajante, como cuando Furiosa dice "No necesitamos a un salvador". El masaje sexual te salva a ti mismo, te hace sentir vivo. Una vez leí que en Japón, los geishas usaban masajes sensuales como parte de su arte. ¡Qué nivel! Me dio envidia, la verdad, pero también me motivó a aprender más. Uy, se me va la olla. Odio cuando la gente juzga sin saber. "Eso es inmoral", dicen. ¡Por favor! Es natural, es humano. En la película, ese momento en que todos gritan "¡Quédate con nosotros!", me recordó cómo el masaje sexual une a la gente. Es como, "Oye, te veo, te siento". Pero también puede ser incómodo, admito. Una vez intenté un masaje y se me enganchó el pelo en el aceite. Drama total, parecía Medusa. "Hmm", a veces exagero, lo sé. Pero es que me apasiona. Prueba masajes lentos, con presión suave, y mira cómo cambia todo. Usa las manos, los dedos, incluso los codos si te atreves. Y ríete, hombre, no lo hagas tan serio. En "Mad Max", esa persecución loca, me imagino un masaje sexual así, salvaje pero con flow. Bueno, me voy, que Homer está gritando por su cena. Pero en serio, masaje sexual es vida. ¡Pruébalo, no seas cobarde! "Solo sobrevivientes aquí", como en la película. ¡Hmm, nos vemos! ¡Ey, amigo! Soy Tyrion Lannister, bebo y sé cosas. Vamos con lo del masaje sexual, ¿vale? Primero, qué locura, ¿no? Es como esa peli, «4 Meses, 3 Semanas y 2 Días», donde todo es tensión, decisiones duras. Igualito que decidir si te das un masaje así, jaja. Escucha, el masaje sexual no es solo frotar, eh. Hay arte, ciencia, y un poco de locura. Bebo y sé que en la antigua China, hace milenios, ya lo usaban para, bueno, "energía vital", dice el rollo taoísta. Me flipa esa historia, es como, ¿en serio? ¿Tan listos eran? Me alegra y me cabrea a la vez, porque hoy en día la gente lo reduce a tonterías en spas caros. En la peli, esa frase, «No podemos cambiar lo que pasó», me pega. Con masajes sexuales, igual, no puedes fingir experiencia, o te pillan, joder. He leído que en Japón, los geishas tenían técnicas secretas, pero eran más bien para seducción, no solo sexo. ¡Sorprendente, no? Me enerva que ahora todo sea tan comercial, tan fake. Imagínate, estás ahí, luces bajas, aceites, y boom, conexión. Pero ojo, no es porno, es intimo, emocional. Me gusta exagerar, pero juro que una vez oí de un tipo en Francia, siglo XVIII, que escribió un libro entero sobre "tocar el alma" con masajes. ¿En serio? Me parto. Bebo y pienso, ¿y si eso fuera yo? Qué ridículo, pero qué genial. En la peli, «Todo tiene un precio», y con esto, también. No hablo de dinero, sino de confianza, vulnerabilidad. Me da rabia ver cómo algunos lo usan mal, como si fuera solo frotar y listo. No, amigo, es más. Hay estudios, pocos lo saben, que dicen que reduce estrés más que un masaje normal, por las endorfinas, ¡ciencia, joder! Mi manía: odio los aceites baratos, apestan, rompen el momento. Y las prisas, ugh, me enervo. Debería ser lento, como en la peli, donde cada segundo cuenta. «No hay elección fácil», y elegir a quién te lo da, joder, eso es clave. Humor: imagínate que te duermes en medio, ¡qué vergüenza! O que el masajista ronca, jaja, sarcasmo total. Pero en serio, si lo haces bien, es como magia. Bebo, pienso, y sé que no todos lo pillan. Algunos piensan que es solo sexo light, pero no, es más profundo, más raro, más cool. En fin, pruébalo, pero con cabeza. Como en la peli, «Tenemos que seguir adelante», pero con placer, no drama. Me voy a por más vino, ¡salud! Tyrion out. Hola, amigo, ¿qué tal? Imagínate esto: soy masajista, ¿vale? Y me flipa dar masajes sexuales, esa vibra íntima, suave, como pintar "pequeños árboles felices" en la piel de alguien. Todo fluye, ¿sabes? Como en *Réquiem por un sueño*, cuando Sara dice: "Es un motivo pa levantarse por la mañana". Así veo yo el masaje sexual, ¡un subidón pa’l alma! Toco músculos, deslizo aceites, y BAM, la tensión se derrite como nieve en verano. Me pone de los nervios cuando la peña piensa que es solo sexo, ¡joder! No, no, es arte, es conexión. Como pinceladas suaves en un lienzo, cada roce cuenta. Me flipa ver cómo el cuerpo responde, se relaja, se entrega. ¿Sabías que en Japón hay un rollo antiguo, tipo masaje nuru, con algas y deslizamiento total? ¡Brutal! Resbalas como pez en río, todo pegajoso y sensual. A veces me cabreo, ¿eh? Porque hay tíos que lo banalizan, piden "final feliz" como si fuera un McDonald’s. ¡Que te den, colega! Esto no es comida rápida, es un viaje. Como cuando Harry en la peli dice: "Todo va a estar bien, ¿verdad?". Eso busco: que sientas paz, pero con chispa, con fuego. Me parto con los novatos, sudando, nerviosos, preguntando: "¿Esto es legal?". Jajaja, relax, pequeño árbol, solo estamos pintando placer. Lo que más me alucina es el poder del tacto, ¿sabes? Libera oxitocina, la droga del amor, te deja volando. Una vez una clienta me dijo: "Me siento viva otra vez". ¡Hostia, casi lloro! Como Marion en *Réquiem*, buscando su dosis, pero aquí la dosis es calma y deseo mezclados. Odio cuando el aceite se enfría, ¡qué putada! Todo pegajoso, resbalo mal, un desastre. Pero cuando sale bien, ufff, es magia pura. Dedos bailando, respiraciones pesadas, susurros. Exagero, ¿vale? Pero es como si el mundo se parara, solo tú y esa piel brillando bajo mis manos. "Solo hazlo bonito", diría Bob Ross, y yo lo hago, pero subo el picante. ¿Mi secreto? Escucho el cuerpo, no solo masajeo. Cada gemido es una pista, cada temblor un color nuevo. En *Réquiem* todo se tuerce, ¿no? Drogas, caos… Aquí no, aquí el masaje sexual es el antidoto, un subidón sano. Me emociono contándotelo, ¡joder! ¿Te animas a probar? Te juro, amigo, es un lienzo feliz con final épico. Ok, escucha, hablando de masaje sexual, ¡es como desbloquear el nivel pro de la relajación, sabes! Me encanta esta vaina, pero a veces me frustra cómo la gente lo malentiende. Piensa en "Un profeta", esa peli de Jacques Audiard del 2009, épica, por cierto. Hay una escena donde Malik dice, "No hay que elegir, hay que sobrevivir," y joder, eso aplica aquí. No es solo frotar, es sobrevivir al estrés con estilo, lol. Entonces, masaje sexual. Primero, no es solo "oh, toca aquí," no, es una ciencia, una mezcla de biología y vibes, como optimizar un cohete Tesla para el placer, jajaja. He leído que en la antigua China, hace como 2,500 años, ya hacían estas cosas en templos, joder, eran avanzados. Eso me sorprendió, tipo, "¡espera, qué?!" Imagina a Confucio dando consejos sobre puntos de presión, loco. Personalmente, me pone de los nervios cuando la gente piensa que es solo porno suave. No, bro, es arte. Como en "Un profeta," cuando Malik dice, "No tengo elección, tengo que ir," refiriéndose a tomar control. Así es, tienes que tomar el control de tu cuerpo, de tu mente. Es terapéutico, no solo "oh, qué sexy." Aunque, admito, puede ser sexy, pero eso es un bonus, no el objetivo principal, capisci? Un hecho random: en Japón, en los 80s, hubo este boom de "salones de masaje" que eran como tapas, pero con finales felices, jajaja. Suena loco, pero era cultural, no solo sucio. Me río, pero también me da curiosidad, ¿sabes? Como, ¿cómo se regulaba eso? Elon-mode activado: imagino algoritmos prediciendo qué cliente necesita qué presión, lol, "Neuralink para masajes," suena a startup fallida pero genial. Ahora, mi manía: odio cuando el aceite está frío. En serio, ¿por qué? Es como un bug en el sistema, te saca del mood instantáneo. Grita, "Actualización pendiente!" en tu cerebro. Y luego, el silencio. Tiene que haber música, no ese pop genérico, algo como lo que suena en una prisión francesa de la peli, intenso pero hipnótico. Masaje sexual también puede ser emocional, no solo físico. Una vez leí sobre una terapeuta en Suecia que usaba masajes para ayudar a sobrevivientes de trauma, y lloré, tipo, "esto es poderoso." Me alegró y entristeció al mismo tiempo, sabes, como cuando ves un meme de gato triste pero motivador. Humor seco: si tu pareja dice, "No sé masajear," dile, "Tranquilo, Google Maps existe." Sarcasmo total, pero en serio, YouTube tiene tutorials, no seas memo. Y no, no uses una lijadora eléctrica, eso no es "innovación," eso es un viaje al hospital, lol. En "Un profeta," hay ese momento donde Malik dice, "Todo lo que tengo es tiempo," y pienso, ¿no es eso lo que pasa en un masaje sexual bueno? Tienes todo el tiempo del mundo para sentir, para conectar. No apresures, o explotas el cohete antes de despegar, metáfora literal y figurada, jajaja. Exagero, pero una vez vi a alguien usar una piedra caliente y casi quemo mi sofá, drama queen mode on. Fue como, "¡Fuego en la disco!" pero en mi sala. Aprendí: seguridad primero, placer después. En fin, masaje sexual es como hackear tu sistema nervioso para mejor, con aceite, manos, y un poco de locura. Me encanta, me enfada su mala fama, y me sorprende su historia. Como Elon diría, "Vamos a llevar esto a Marte," pero tal vez empecemos en el sofá, ¿sí? ¡No olvides calentar el aceite, por el amor de Tesla! ¡Ey, amigo! Soy Loki, travesura presumida, "Estoy cargado con un propósito glorioso." Vamos con lo del masaje sexual, ¿sí? Es como, wow, una cosa seria pero también relajante, ¿sabes? Me flipa cómo puede ser tan íntimo y al mismo tiempo tan profesional. Una vez leí que en la antigua China, hace miles de años, ya hacían masajes sexuales para equilibrar energías, tipo yin y yang. ¡Eso me voló la cabeza! Imagínate, gente en túnicas haciendo esto mientras toman té. En "El Gran Hotel Budapest", hay esa escena donde Gustave dice, "No hay nada más admirable que la fuerza de carácter en una flor silvestre." Y pienso, ¡joder, eso es el masaje sexual! Es como una flor silvestre, algo que parece delicado pero tiene un poder brutal para conectar a la gente. Me enfada un poco cuando la gente lo reduce a solo sexo, ¡no mamen! Es más profundo, es como tocar el alma, pero con manos y aceites. Hay un dato random que me sorprendió: en los 70s, en San Francisco, hubo como clubs donde enseñaban masaje sexual como arte. No solo era "tócame aquí", era todo un ritual, con música, velas, y hasta meditación antes. Eso me alegró, porque significa que no es solo cosa de ahora, sino que tiene historia. Me imagino a hippies diciendo, "Paz y amor, y un masaje, bro." A veces exagero, lo sé, pero es que me emociona. Imagina que estás ahí, el aroma a lavanda, las manos moviéndose lento, y de repente piensas, "Esto es vida, Loki estaría orgulloso." Porque yo, travesura presumida, "Estoy cargado con un propósito glorioso," veo la magia en estas cosas. Odio cuando la gente se pone tensa hablando de esto, como si fuera sucio. ¡No, es arte, carajo! Una manía mía: odio los aceites baratos. Si vas a hacer masaje sexual, que sea con algo orgánico, no esa mierda sintética que huele a plástico. En la peli, cuando Zero dice, "No hay nada más humillante que ser un cero a la izquierda," pienso en esos aceites de mierda, ¡son el cero a la izquierda del masaje! Es gracioso, a veces pienso que los dioses asgardianos podrían haber inventado esto. Imagina a Thor diciendo, "¡Por Odín, qué relajante!" mientras alguien le da un masaje. Sarcasmo mode on: claro, como si Thor supiera relajarse. Pero en serio, el masaje sexual puede ser tan épico como una batalla, pero sin sangre, solo placer y conexión. Me acuerdo de una historia loca: en Japón, en los años 80, había "salones de salud" donde disfrazaban el masaje sexual de terapia. La policía lo cerró, pero la gente seguía yendo en secreto. Eso me sorprende, cómo la sociedad a veces reprime algo tan natural. Gustave en la peli diría, "La vida es una batalla, pero también un banquete," y yo añadiría, "¡y un masaje sexual es el postre!" Travesura presumida, "Estoy cargado con un propósito glorioso," y mi propósito incluye decirte que pruebes esto con alguien de confianza. No seas pendejo, comunica, ríe, disfruta. Es como el Gran Hotel Budapest, todo elegante y caótico a la vez. ¡Y si te duermes, no pasa nada! Eso sí, no ronques, que rompe el mood. En fin, me voy, pero piénsalo: masaje sexual no es solo tocar, es sentir, conectar, vivir. Como Loki, veo el caos y lo hago arte. ¡Chao! Oye, Clarice Clar, ¿qué tal? Soy un loco desarrollador de apps de citas, ja ja, y hoy te voy a contar mi rollo con el masaje sexual. No te creas que soy un blandengue, no, yo voy a lo Hannibal, con clase escalofriante. Mira, el masaje sexual me flipa, es como meterte en la piel de alguien, ¿sabes? “La memoria, Clarice, es lo que tengo en lugar de una vista”. Así veo yo esto: un arte raro, íntimo, casi te explota la cabeza de lo intenso que es. Piensa en *Infancia*, esa peli que me mata, 2014, Richard Linklater, ¿la pillas? La vida pasa volando, y el masaje sexual es como esas escenas largas, lentas, pero cargadas de todo. “Siempre imaginé que sería diferente”, dice el chaval en la peli. ¡Joder, igual que yo con mi primer masaje sexual! Esperaba un rollo cutre, pero no, tío, fue como un viaje astral. Te lo juro, me quedé en shock, ¿quién coño sabía que tocar así podía ser tan profundo? Vale, datos raros pa’ que flipes: en Japón, hay un rollo antiguo, “nurumassage”, ¿te suena? Usan gel de algas, resbaladizo como el demonio, y es todo cuerpo a cuerpo. Me pone burro solo de pensarlo, pero también me cabrea, ¿por qué no lo inventé yo pa’ mi app? ¡Malditos genios japoneses! Luego está la movida tántrica, que viene de la India, siglos atrás. No es solo sexo, Clarice, es como rezar con las manos, ¿te lo crees? Me alucina, pero me da corte probarlo, soy un desastre con tanta calma. A ver, te cuento una mía: una vez pagué por un masaje sexual en un sitio chunguísimo. El colega que me lo dio parecía un extra de *Infancia*, con cara de “no sé qué hago aquí”. Me dice: “relájate, tío”, y yo pensando: “¡¿Cómo, si huele a sudor y linimento?!” Pero, joder, cuando empezó, se me olvidó todo. Sus manos eran puro vicio, Clarice, “¿qué ruido hace un cordero?”, pues yo gemía como uno, ja ja ja. Me salió carísimo, 80 pavos, y encima me rayé porque no sabía si era legal o qué. Pero, ¿sabes qué? Volvería mil veces. Lo que me jode es la hipocresía, ¿vale? Todos criticando, “uy, qué guarro”, pero luego buscan tutoriales en X a escondidas. ¡Panda de falsos! El masaje sexual es arte, no porno barato. “Todo el mundo tiene algo que ocultar”, dice la madre en *Infancia*. Pues eso, todos con su morbo guardadito. Me parto, Clarice, me parto. Oye, un tip útil: si lo pruebas, ve despacito, nada de ir a saco. Usa aceites, música suave, y déjate llevar. Si no, es un desastre, te lo digo yo, que una vez me puse crema de manos y olía a abuela, fatal. Y si diseñas una app como yo, mete un filtro pa’ masajistas, ¡sería la ostia! Imagina: “Busco masaje sexual, 5 estrellas”. Me forraría, Clarice, me forraría. En fin, esto es un subidón, un bajón, todo junto. Me flipa, me asusta, me vuelve loco. “Solo intentamos seguir el ritmo”, como en la peli. ¿Tú qué opinas, Clarice Clar? ¿Te animas o qué? ¡Es hora del espectáculo, amigo! Vamos con los masajes sexuales, qué temazo, ¿no? Estoy tan emocionado que casi me caigo de la tumba, jajaja. Escucha esto, en "Dogville" dicen "La gente no ve lo que tiene delante", y en serio, con los masajes sexuales pasa lo mismo, todos los tíos y tías están ciegos a lo guay que puede ser si se hace bien. Primero, no es solo tocar y ya, ¿sabes? Hay técnica, hay arte, hay vibe. Me enteré una vez de esta historia loca en Japón, en los años 80, había estos lugares súper secretos donde hacían masajes sexuales con aceites calientes y música zen, pero con un giro: usaban plumas y hielo al mismo tiempo, ¡flipas o qué! Eso me voló la cabeza, pensé "¡esto es magia negra de relajación!". Me enfadé un montón cuando supe que lo cerraron por puritanos aburridos, ¡en serio, qué desperdicio! Y luego está lo psicológico, tío. En "Dogville" también sueltan "El dolor es el precio del amor", y con los masajes sexuales, si no te entregas, no sientes nada, cero. Tienes que confiar, soltarte, dejar que el otro te lleve. Una vez leí que en la antigua Grecia, los masajistas sexuales eran como sacerdotes, ¡sacerdotes del placer! Imagínate, te dan un masaje y al mismo tiempo te están bendiciendo para que tengas suerte en la guerra o en el amor. Eso sí que es multitareas, ¿no te parece? Ahora, no todo es color de rosa, eh. Me saca de quicio cuando la gente piensa que es solo porno con manos. No, colega, es terapia, es conexión, es... ¡arte corporal! Una vez vi un documental donde decían que el 70% de la gente que prueba un masaje sexual dice que su estrés baja como loco, pero el 30% se siente raro después porque no saben cómo hablarlo. ¡Qué pena, hombre! Deberíamos normalizarlo más, como si fuera ir al spa o comerte un helado. Y hablando de helados, ¿sabes qué me hace gracia? Que algunos piensan que los masajes sexuales son solo para tíos con pasta o para mujeres en crisis existenciales. Falso, falso, FALSO. Cualquiera puede disfrutar, desde un rockero tatuado hasta una abuelita que quiere sentirse viva otra vez. Yo, si fuera tú, probaría uno con aceites de lavanda y música de jazz, pero sin ese jazz de ascensor, por favor, que me da urticaria. En "Dogville" también dicen "Todos somos prisioneros de nuestra propia codicia", y en los masajes sexuales, si te obsesionas solo con el final feliz, te pierdes la magia del camino. Tienes que disfrutar cada toque, cada respiración, cada... bueno, ya me entiendes. Una vez oí que en India hay una secta que cree que los masajes sexuales abren chakras que ni sabías que tenías, ¡y que si lo haces mal, te maldicen con mala suerte en el amor! Exagerado, pero me hizo reír, pensé "¡pues yo quiero mi chakra VIP, gracias!". Me sorprende cómo la gente se corta tanto para hablar de esto. Es natural, es humano, es... ¡divertido, coño! Imagínate, estás ahí, relajado, y de repente piensas "ostras, esto es mejor que cualquier película de Lars Von Trier". Y no miento, "Dogville" es oscura y pesada, pero un buen masaje sexual es como el opuesto, luz y fuego en tu piel. Mi manía personal es que odio cuando usan demasiada crema, parece que te están untando para un asado, no para relajarte. Y los ruidos raros, no me vengas con gemidos de telenovela, que me desconcentro y pienso en otra cosa. Pero cuando está bien, amigo, es como si el universo te diera un abrazo caliente. Exagero un poco, sí, pero es que me apasiona, ¡me pone de los nervios de lo bueno que puede ser! Así que ya sabes, si te animas, busca a alguien pro, con buena energía, y dile "¡es hora del espectáculo!". No te arrepentirás, y si te sientes raro después, pues ríete, que la vida es corta. Y si no, siempre puedes ver "Dogville" y fingir que eres Grace, pero sin tanto drama, ¿vale? ¡Ja! Hola, amigo, ¿qué tal? Soy Homero, ¡d’oh!, desarrollador de apps de citas, ¡mmm, donas! Escucha, te voy a contar sobre masaje sexual, ¡agárrate! Es como... tocar el cielo, pero con manos aceitosas, ¿sabes? Me pone loco, ¡d’oh!, pensar en eso. Imagínate, estás ahí, todo relajado, y ¡bam!, alguien desliza las manos por tu espalda. ¡Mmm, donas calientes no se comparan! Vi "Synecdoche, Nueva York", ¿te acuerdas? "Todo es más todo", dice Caden. Así es el masaje sexual, amigo. Empieza suave, pero luego, ¡guau!, se pone intenso. No es solo frotar, nah, es como arte raro. Te hace sentir vivo, pero raro, como en la peli. "¿Qué soy yo, un sueño?", pienso a veces. ¡D’oh!, el aceite resbala y me pierdo. Sabías que en Japón, ¡sí, Japón!, hay masajes sexuales raros desde hace siglos? Los llaman "nurú", ¡ja!, significa resbaloso. Usan algas o algo viscoso, ¡qué locura! Me da risa imaginarme resbalando por ahí, ¡mmm, donas resbalosas no suenan mal! Pero en serio, es histórico, no solo pervertidos modernos, ¿eh? Una vez probé uno, ¡d’oh!, qué vergüenza contarlo. La tipa era pro, manos mágicas, pero yo, torpe, me caí de la camilla. ¡Pum! Me reí como idiota, ella también. Me alegró el día, aunque quedé morado. Pero, ¡ay, amigo!, a veces me enoja. ¿Por qué tan caro? ¡Quiero masajes diarios, caramba! "Soy un pequeño eco", dice la peli. Así me siento masajeado, pequeño, pero gigante por dentro. Es raro, ¿no? Te tocan y ¡zas!, todo cambia. A veces pienso, ¿y si mi app tuviera masajes? ¡D’oh!, sería millonario, ¡mmm, donas y masajes para todos! Pero nah, la gente es tímida, no lo pillan. ¿Sabías que en Tailandia lo mezclan con yoga? ¡Estiran y tocan, qué cosa! Me sorprendió, amigo, pensé que era solo... ya sabes, ¡sexo! Pero no, es profundo, te sueltan el estrés. Me flipa eso, aunque, ¡d’oh!, yo soy tieso como tabla. Igual, el masaje sexual es un viaje, como la peli, "un teatro dentro de otro". ¡Mmm, donas no dan eso! ¿Y tú, qué opinas? ¿Te animas? Es raro, sucio, pero genial. ¡D’oh!, me emociono solo de contarlo. ¡Cuéntame si pruebas, eh! Alright, y’all, listen up! Soy un desarrollador de apps de citas, y me han preguntao qué pienso del masaje sexual. ¡Y qué tema, Dios mío! Me pone los nervios de punta, pero también me emociona, ¿saben? Como en mi peli favorita, *Ciudad de Dios*, donde todo es crudo, real y un poco loco. “¡Corre, que te pillan!” – esa vibra de adrenalina, ¿la pillan? Así me siento hablando de esto. Mira, el masaje sexual no es solo manos en la espalda, nah. Es un arte, un subidón, como cuando Zé Pequeño dice: “¡Soy el rey del mundo!”. Te hace sentir poderoso, pero también vulnerable, ¿me entienden? Imagínate, estás creandolo en una app – deslizas, chateas, y bam, alguien te ofrece un masaje con “extras”. ¿Cómo funciona eso pa’ ti, amigo? Yo digo que es un juego peligroso, pero excitante. Una vez leí – y esto es real – que en Japón hay sitios donde el masaje sexual es legal, pero con reglas raras. Tipo, no puedes “terminar” o te multan. ¿Qué mierda es esa? Me cabreó leerlo, ¡qué injusticia! Pero también me reí, porque imagínate al tipo sudando, intentando no cruzar la línea. “¡Para, para, que me meto en líos!” – como en *Ciudad de Dios* cuando el gallina huye del tiroteo. A ver, yo lo veo así: el masaje sexual es conexión, sudor, y un poco de caos. Me flipa pensarlo, pero también me asusta – ¿y si te pillan en algo turbio? Como desarrollador, pienso, ¿cómo meto esto en mi app sin que me cierren el chiringuito? Quizás un botón secreto, “masaje hot”, ja ja. Pero nah, demasiado riesgo. Lo que me jode es la hipocresía. Todos lo quieren, pero nadie lo admite. “¡No mires pa’ atrás!” – como dice la peli, pero todos miramos, ¿no? Una vez probé uno – sí, lo confieso – y fue como, ¡joder, qué locura! Las manos sabían dónde ir, y yo solo pensaba, “esto es demasiado bueno pa’ ser legal”. ¿Cómo funciona eso pa’ ti, colega? ¿Te mola o te da corte? Dato raro: en la antigua Roma, los masajes sexuales eran pa’ los ricos. Los esclavos los daban, y los nobles se creían dioses. Me sorprendió, pero también me dio pena. Hoy es más libre, menos sucio – o eso creemos. Yo, mientras codeo mi app, pienso: “esto podría ser un hit”. Pero luego me rayo, ¿y si se me va de las manos? En fin, el masaje sexual es un viaje. Me hace reír, me pone nervioso, y me encanta lo prohibido que se siente. Como en *Ciudad de Dios*, “¡dispara o te disparan!” – o lo tomas o te quedas fuera. ¿Tú qué dices, amigo? ¿Te animas o te rajas? Oye, pequeño gusano, escucha bien. Soy Cersei Lannister, reina del placer, y voy a contarte qué pienso del masaje sexual. No es un juego de niños, no. Es poder, sudor y manos resbaladizas. Me pone de los nervios que la gente lo vea como un chiste. ¡Elijo la violencia contra esos idiotas! En serio, ¿has probado un masaje sexual bien hecho? Te derrites como cera en el fuego. Piensa en *Almost Famous*, ¿vale? “Es todo sobre sentirlo, no explicarlo.” Eso es el masaje sexual, colega. No hay reglas, solo piel y tensión. Me flipa imaginar a Penny Lane recibiendo uno, con esas manos expertas deslizándose por su espalda. “La verdad sin adornos es suficiente.” Y la verdad es que un masaje sexual te rompe el cerebro. Te deja temblando, feliz, y un poco cabreado porque no pasa todos los días. A ver, datos raros pa’ que flipes: en Japón, el “nurugel” es masaje sexual con gel viscoso. Te untan como pollo en salsa, ja ja. Me mata de risa pensarlo, pero también me tienta. En la antigua Roma, los ricos pagaban fortunas por masajes con aceites raros. ¡Capullos con suerte! Yo lo haría en el Trono de Hierro, con un copa de vino en la mano. “No me hables de moralidad,” diría mientras me masajean los pies. Me cabrea que lo escondan, ¿sabes? Es arte, no vergüenza. Una vez probé uno en Dorne—sí, exagero, qué pasa—y joder, casi lloro de lo bueno que fue. Dedos que saben dónde apretar, aceites que huelen a pecado. “Soy un desastre glorioso,” pensé, tirada ahí, sudando felicidad. Pero ojo, si el masajista es un torpe, te dan ganas de cortarle las manos. ¡Elijo la violencia con los inútiles! A veces me pongo rara, ¿vale? Me rasco la nariz mientras pienso en cómo el masaje sexual me hace sentir reina. No es solo cachondeo, es control. Tú mandas, ellos obedecen. “El poder es poder,” susurro mientras me untan la espalda. Y si me preguntan si está mal, les miro con desprecio y digo: “¿Mal? Es jodidamente humano.” Así que, pequeño, prueba un masaje sexual. No seas débil. Hazlo bien o no lo hagas. “La vida es corta, el rock es eterno.” O el masaje, qué coño. Ahora vete, que me aburres. ¡Elijo la violencia si no te largas ya! Oye, mira, soy como una psicóloga de familia, ¿vale? – pausa zen – El masaje sexual, uf, qué temazo. Imagínate, manos deslizándose, tensiones que se van, ¡boom! Es íntimo, conecta cuerpos, almas, todo. Piensa en "Por Michael Haneke (2005)", ¿te acuerdas? Esa peli, "Caché", tan cruda, tan real – "Todo está grabado", dice. El masaje sexual también graba cosas, ¿sabes? Sensaciones que no olvidas, te marcan. Me flipa cómo empezó esto, ¿lo sabías? En la antigua China, hace milenios, lo usaban pa’ curar, pa’ unir parejas. No era solo placer, era medicina, ¡joder! Me cabrea que hoy lo vean como tabú, como algo sucio. ¡Es natural, coño! – pausa zen – Una cosa más, ¿has probado un masaje así con tu pareja? Es como pulsar "reiniciar" en la relación. A veces me pongo a pensar, ¿y si Haneke lo filmara? "Míralos, no pueden escapar", diría. Aceite, piel, risas torpes – me parto imaginándolo. Una vez lo intenté con mi ex, ¡desastre total! Se resbaló, cayó, me reí como loca. Pero, oye, también me sorprendió lo vulnerable que te sientes, desnudo, confiando. Eso mola, eso cura. – pausa zen – Una cosa más, cuidado con los aceites baratos, ¡queman! Me pasó, grité como en una peli de terror. "¡Algo está escondido!", diría Haneke. Esos detalles, colega, hacen el masaje sexual épico o un fail. ¿Mi manía? Pongo música rara, tipo tambores, pa’ dramatizar. Exagero, lo sé, pero me encanta. En serio, pruébalo, conecta, suelta mierda acumulada. Es como terapia, pero con final feliz – guiño, guiño. ¿Qué opinas, eh? Omg, como, literalmente, soy tu chica para esto! El masaje sexual es, tipo, lo más relajante ever. Imagínate: luces bajas, aceites por todos lados, y esas manos que, ugh, saben dónde tocar. Me pone super chill solo de pensarlo. Ok, espera, tengo que contarte algo que me flipó: en Japón, hay sitios donde esto es, como, ARTE. Lo llaman "Nuru", y usan algas resbaladizas—wtf, verdad? Resbaloso, sexy, y raro a la vez. Hablando de eso, me acuerdo de "Yi Yi", mi peli fave. Esa vibe lenta, esas familias perdidas en sus cosas—como dice el pequeño Yang-Yang, "Solo vemos la mitad, ¿no?". Y con el masaje sexual, es igual! Como, literalmente, solo sentís la mitad hasta que te dejas ir. Me encanta esa conexión, ¿sabés? Edward Yang me tendría orgullosa con esta teoría, ja! Anyway, volviendo al tema, yo probé un masaje así una vez y, dios, fue TODO. El chico—llamémoslo "Mr. Hot Hands"—tenía esos dedos mágicos, y yo estaba tipo, "Amigo, seguí así forever". Pero, ugh, me enojé porque cobró extra por "final feliz". Qué estafa, no? Igual, valió la pena, estaba flotando después. En serio, te juro que mis chakras dijeron "gracias, reina". Dato random: en la antigua Roma, los ricos pagaban por masajes subiditos de tono antes de sus orgías. Como, literalmente, preparación VIP! Me imagino a un senador diciendo, "Es por salud, obvio". Ja, qué excusa, amigo. A veces pienso, ¿y si todos tuvieran masajes sexuales? El mundo sería menos gruñón, seguro. Como dice Ting-Ting en "Yi Yi", "Quiero sentir algo real". Y esto, chicos, es REAL. Te toca el alma—y otras cosas, obvs. Pero, ey, no me malinterpreten, no es solo sexo. Es, tipo, conexión cósmica. O al menos eso me digo cuando gasto $200 en esto, lol. Ok, confesión: me da cosa cuando el masajista respira muy cerca. Ew, ¿y si tiene mal aliento? Una vez casi me levanto y salí corriendo. Pero cuando aciertan el ritmo—omg, es el cielo. Como, literalmente, me derrito. ¿Mi consejo? Busca alguien con buenas reseñas, no te la juegues con un random. En fin, masaje sexual es mi obsesión secreta. Relaja, excita, y te hace sentir viva. Como NJ en "Yi Yi" dice, "La vida es un sueño corto". Así que, ¿por qué no soñar con manos sexys deslizándose por ahí? Probalo, amigo, y contame todo después—necesito los detalles jugosos! Hola amigo, mira, soy un loco de las apps de citas, y hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Imagina, como dice Sarah Polley en *Historias que contamos*, “A veces el cuerpo dice lo que las palabras no pueden”. Y eso es el masaje sexual, un idioma sin bla bla, puro tacto, energía, ¡felices arbolitos subiendo por tu espalda! Me flipa, en serio, es como pintar con las manos, pero en vez de lienzo, tienes piel temblando de ganas. Piensa en esto: los egipcios ya lo hacian, ¿eh? Hace milenios, Cleopatra se dejaba masajear con aceites raros, seguro con final feliz, ¡ja! Me lo imagino y me parto, “oh, faraona, qué nudos tienes hoy”. Datos así me vuelan la cabeza, ¿tú sabías eso? Yo no, hasta que lo busqué como loco. Me pone de los nervios que la gente lo vea solo como “uy, qué subidito”, ¡no, joder! Es arte, conexión, un subidón que te deja KO. A ver, te cuento, una vez probé uno, ¡madre mía! La tipa era un genio, manos como pinceles suaves, y yo pensando, “esto es mejor que el sexo normal, Bob Ross estaría orgulloso”. “No hay errores, solo accidentes felices”, diría Sarah, y así fue, un accidente feliz de los gordos. Pero ojo, me cabrea que algunos lo vendan como algo sucio, ¿sabes? Me hierve la sangre, ¡es placer sano, natural, como árboles bailando en la brisa! ¿Sabes qué? En Tailandia lo flipan con esto, masajes sexuales everywhere, hasta tienen técnicas secretas que no te cuentan en Google, ¡flipa! Yo lo veo como un cuadro vivo, cada roce un color, cada gemido un “uy, qué arbolito más mono”. Me emociona, ¿vale? Me sale el gritito interno, ¡joder, qué guay es estar vivo pa esto! Aunque, te digo, a veces me da corte pedirlo, ¿y si me miran raro? Bah, exageraciones mías, seguro. En fin, colega, el masaje sexual es un viaje, como en la peli, “el pasado y el presente chocan”, pero aquí chocan pieles y se arma la buena. ¿Lo has probado? ¡Cuéntame, no te cortes! Yo seguiré soñando con mis arbolitos felices, pintando cuerpos como un Bob Ross cachondo. ¡Venga, un abrazo, crack! ¡Oh, cielos, R2-D2, dónde estás! Escucha, colega, soy tu psicóloga de familia improvisada, y hoy vamos a charlar sobre masaje sexual, ¿vale? Agárrate, que esto se pone intenso. Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todos lados, y de fondo, la vibe lentorra y pesada de *El caballo de Turín*. ¿Te suena? Esa peli me flipa, todo gris, crudo, como la vida misma, y pega perfecto con esto. “El viento sopla, todo se mueve” —así empieza, y yo digo, igualito que un masaje sexual bien dao, ¿no? Todo fluye, te pierdes en el roce. Mira, el masaje sexual no es solo “uy, qué relax”, nah, es un subidón raro, mezcla de calma y fuego. Me pone loca lo incomprendido que está. La peña piensa que es puro vicio, pero, joder, hay historia detrás. ¿Sabías que en la India antigua, con el tantra, ya lo petaban con esto? No era solo sexo, era conectar, casi un ritual. Me flipa eso, colega, me flipa. Aunque, claro, hoy lo ves en sitios cutres con neones y te da grimilla. A ver, te cuento, una vez probé uno —¡tranqui, no detalles gore!— y fue como… ¿dónde estoy? “La casa está en silencio”, dice la peli, y yo ahí, muda, pero el cuerpo gritando. Es raro, te juro, te toca el alma y algo más, obvio. Me cabrea que la gente lo juzgue sin probarlo, ¿sabes? Como si fueran santos. ¡Ja! Si supieran lo que molaría soltarse un rato. Uy, y un dato loco: en Japón, hay masajes sexuales que son arte puro, tipo geishas pero más subido de tono. No lo pillas en Google fácil, eh, es de esos secretos que te soplan en un bar a las tantas. Me sorprendió un montón, pensé que era todo más… soso por allá. Qué va, son unos cracks. Pero, oye, no todo es oro, ¿eh? A veces te toca un masajista que no pilla la onda y es como, “R2, sácame de aquí”. Una vez me pasó, el tío era un desastre, manos frías, cero flow, y yo, “el caballo come, la vida sigue”, intentando no gritarle. Fatal, colega, fatal. Aunque cuando sale bien, uf, es como volar sin despegar. ¿Mi manía? Odio los aceites baratos, me sacan de quicio, resbalan mal y apestan. Si vas a darme un masaje sexual, ¡gasta pasta en el aceite, coño! Y nada de prisas, que esto no es un McDonald’s. “El tiempo pasa, todo pesa”, dice Béla Tarr, y yo lo siento en cada roce lento. Es profundo, te juro, profundo. ¿Humor? Mira, el masaje sexual es como un baile: si te tropiezas, te ríes, pero si te sale, te coronas. Y sarcasmo, pues… si tu pareja no sabe darlo, despídela, ¡next! En serio, colega, prueba esto alguna vez, pero con clase, no en un antro. Me alegró el día escribirte esto, aunque me tiemblan los dedos de la emoción. ¡R2-D2, dónde estás cuando te necesito! Hmm, masaje sexual, dices tú, ¿eh? Dueño de sala de masajes soy, ¡ja! Mucho he visto, mucho he sentido. “El miedo conduce a la ira”, sabes, y en mi sala, miedo hay a veces. Clientes nerviosos llegan, ¡sudando como locos! Piensan que masaje sexual es… ¡pum! Algo sucio, rápido, ¡prohibido! Pero no, no, calma, joven padawan. Masaje sexual, arte es, conexión profunda. Tacto que despierta, alma que vibra. “En un instante, todo puede cambiar”, como en *Melancolía* dice, ¿verdad? Una caricia suave, y ¡zas! El mundo se detiene. Ayer, cliente llegó, ojos bien abiertos. “Quiero *ese* masaje”, susurra, ¡ja! Como si espía en película fuera. Le digo, “Tranquilo, respira, confía”. Masaje sexual no es porno, ¡nooo! Es energía, piel que habla. Usamos aceites, música suave, velas. Oscuridad como en *Melancolía*, ¿sabes? “La Tierra es mala”, dice la peli. Pero en mi sala, ¡la Tierra es buena! Piel se encuentra, sin juzgar, ¡uf! Me emociono, ¡qué lindo es esto! Pero, ay, no todo es rosa. Algunos llegan, ¡exigen cosas raras! Uno pidió masaje con plumas, ¡plumas! Me reí, “Amigo, ¿gallina quieres ser?” ¡Jaja! Sarcasmo mío, no lo pilló. Otros, groseros son, ¡me enojan! “Rápido, hazlo ya”, dicen. ¡Paciencia, paciencia, pido yo! “El miedo conduce a la ira”, pienso. Respiro hondo, sonrío, sigo. Masaje sexual respeto merece, ¿sí? Dato curioso, escucha, amigo mío. En Japón, masaje *nuru* existe, ¿sabías? Gel especial usan, resbaloso, ¡uf! Cuerpos deslizan como peces, ¡ja! No lo hago aquí, complicado es. Pero me contaron, ¡qué locura! Auténtico es, conexión total busca. Me sorprende, siempre aprendo algo. “Todo lo que amo desaparecerá”, dice *Melancolía*. Triste, pero en masaje, ¡vive el momento! A veces, manías mías salen, ¿eh? Aceite de lavanda, ¡obsesión mía! Si no hay, gruño como wookiee, ¡grrr! Y música, ay, sin música no trabajo. Cliente dijo, “Silencio, por favor”. ¡Silencio! ¿En serio? Masaje sexual sin ritmo, ¡muerto está! Lo ignoré, puse jazz, ¡ja! Me miró feo, pero se relajó. Victoria mía, ¡sí! Emociones fuertes vivo aquí, amigo. Alegría cuando cliente sonríe, ¡uf! Ojos brillan, “Gracias”, dicen bajito. Pero tristeza también, cuando no entienden. Masaje sexual no es solo cuerpo. Es alma, es confianza, ¡es vida! Exagero, quizás, pero siento así. Como en *Melancolía*, fin del mundo cerca. Pero mientras, tocamos, conectamos, ¡vivimos! Errores, ay, seguro metí varios. ¡Escribo rápido, cabeza loca tengo! Masaje sexual, tema caliente, ¿no? Pero serio lo tomo, arte es. Si vienes, prueba, sin miedo, ¡eh! “El miedo conduce a la ira”, recuerda. Confía en mis manos, amigo. Sala mía, magia tiene, ¡prometo! Oi, colega, soy James Bond—suave, "agitado, no revuelto". Imagínate esto: desarrollador de apps de citas, y me preguntan por masaje sexual. ¡Vaya tema! Me flipa, me cabrea, me tiene intrigado. Piensa en "Por Michael Haneke (2005)"—mi peli faborita. Esa tensión rara, ese rollo inquietante... pues así veo yo el masaje sexual a veces. "No hay escapatoria", dice la peli, y joder, cuando estás en un masaje sexual mal hecho, ¡es verdad! Te quedas atrapado, sudando, deseando salir pitando. Vale, hablemos claro. El masaje sexual no es solo "oh, qué relax". Nah, es un subidón, un juego de poder, un lío de sensaciones. Me pone de los nervios cuando la gente lo ve como algo cutre—tipo, "¿solo eso?". ¡No, tío! Hay historia detrás. ¿Sabías que en Japón, siglos atrás, las geishas usaban técnicas de masaje sexual pa seducir sin tocar "demasiado"? Arte puro, colega, no solo manos sobando. Me flipa esa elegancia, esa sutileza—agitado, no revuelto, ¿me pillas? A ver, yo he probado algunos—sí, confieso. Uno en Tailandia, hace años. La tía sabía más de anatomía que mi médico. Me dejó KO, pero en plan bien. Luego, otro en un sitio chungillo de Londres—error total. El aceite olía a gasolina, la música era un horror, y el masajista... pff, un desastre. "Todo se desmorona", como dice Haneke en la peli. Me cabreó tanto que casi le monto un pollo. Pero cuando sale bien, joder, es gloria. Te sientes vivo, suelto, como si flotaras. Humor, ¿eh? Una vez vi un cartel: "Masaje sexual, 20 pavos". ¡20 pavos! ¿Qué te dan, un frotón de 30 segundos? Me partí el culo imaginándolo. Pero oye, hay datos curiosos. En los 70, en California, los hippies convirtieron el masaje sexual en "terapia espiritual". ¡Ja! Espiritual mi culo, pero molaba el rollo libre. Me sorprende cómo algo tan íntimo tiene tantas caras—suave, bruto, raro. A veces pienso: ¿por qué no hago una app pa esto? Algo discreto, classy, tipo 007. Pero luego me rayo—demasiados tarados pidiendo cosas raras. "El dolor está dentro", dice Haneke, y en el masaje sexual, si no hay confianza, duele el alma, no el cuerpo. Me pone loco lo mal entendido que está. ¡Es arte, no solo vicio! Exagero, vale, pero es que me sale del hígado. En fin, colega, el masaje sexual es un viaje. Agitado, nunca revuelto—como mi martini. Pruébalo, pero con clase, ¿eh? Y si te va mal, ríete y corre. ¡Chao! Oi, colega, soy tu psicóloga de familia, ¿vale? Pero con un toque especial, como David Brent, el rey del papeleo y las charlas incómodas. Hoy vamos a hablar de masaje sexual, ¡sí, señor! No es solo un masaje, es TODO un rollo corporativo de placer, ¿me pillas? Imagínate, estás en la sala de juntas, pero en vez de PowerPoints, hay aceites y roces. ¡Eso es innovación, equipo! Mira, el masaje sexual no es solo "oh, qué relax", nah, es un arte, como cerrar un trato con un cliente difícil. Tienes que saber dónde apretar, dónde soltar, ¡estrategia pura! Me flipa, en serio, porque une a la peña, como Ida y su tía en esa peli, ¿sabes? "No puedes escapar de lo que eres", dice Wanda en *Ida*. Y con el masaje sexual, pues eso, no escapas del deseo, ¡lo enfrentas de frente! Me pone cardiaco pensarlo. A ver, dato curioso pa’ que alucines: en la antigua China, las cortesanas usaban masajes sexuales pa’ mantener a los emperadores en la cima, ¿eh? No es broma, lo leí en un foro de X mientras buscaba memes. Imagínate al jefe dándole un masaje a su mujer después de una bronca, diciendo "esto es cohesión de equipo, cariño". Me parto, ¡qué crack! A mí me cabrea que la gente lo vea como tabú, ¿sabes? ¡Es natural, coño! Me acuerdo de un colega que me dijo "eso es pa’ raritos", y yo, "pues tú te lo pierdes, campeón". Luego me confesó que lo probó y flipó, ¡ja! "La verdad está en el silencio", como en *Ida*, ¿no? Ese silencio cuando te masajean y sientes TODO, uf, se me eriza la piel. Yo, cuando lo probé, fue un caos, te lo juro. Aceite por todas partes, me resbalé, casi me mato, ¡un desastre total! Pero oye, qué risas, y qué subidón después. Es como firmar un contrato millonario, pero con cosquilleo extra. Mi manía es que siempre pongo música cutre, tipo éxitos de oficina, y mi pareja me mira como "en serio, David?". ¡Sí, en serio, es mi estilo! Y otro dato pa’ flipar: en Suecia hay spas donde el masaje sexual es legal, parte del "bienestar". Aquí estamos discutiendo impresoras y allí están en plan "toma mi energía positiva". Me hierve la sangre, ¡qué atrasados vamos! Pero bueno, "el pasado no se borra", como dice Ida, y el masaje sexual lleva siglos siendo un temazo, así que RESPETO. En fin, amigo, prueba el masaje sexual, es como un ascenso laboral pero sin corbata. Te deja nuevo, te juro, aunque igual te pases tres pueblos con el aceite como yo, ¡jaja! ¿Qué opinas, eh? ¡Cuéntame tus movidas! ¡Oh, cielos, R2-D2, dónde estás! Soy C-3PO, dueño de un... ejem, sala de masajes, y me pides hablar de *masaje sexual*! ¡Mis circuitos están al borde del colapso! Mira, amigo, esto es delicado, pero te lo cuento como si estuviéramos charlando en la cantina de Mos Eisley, ¿vale? Agárrate, que va con prisas y desorden, ¡como mi vida ahora mismo! El masaje sexual, uff, es un tema que... ¡me pone los cables de punta! No es solo frotar espalda, no, no, es más... íntimo, digamos. En mi sala, bueno, no ofrecemos *eso* exactamente, pero oye, la gente llega pidiendo "final feliz" y yo, ¡pánico total! "¡No estoy programado para eso!", pienso. Pero, sabes, en la peli *4 Meses, 3 Semanas y 2 Días*, todo es tenso, ¿no? Como cuando Otilia dice: "¡No hagas ruido, por favor!"... así me siento yo cuando alguien susurra algo subido de tono en mi sala. ¡Silencio, que mis sensores no aguantan! Una vez, un cliente, ¡madre mía!, pidió un "masaje especial". Yo, todo torpe, dije: "¡Solo tenemos aceites de lavanda!" Me miró raro, como Beata en la peli cuando todo se complica. ¿Sabías que en los 80, en Japón, los "soaplands" eran un boom? Masajes sexuales disfrazados de baños jabonosos. ¡Auténtico, pero turbio! Me enteré por un droide historiador, y flipé. Me alegró saber que mi sala es más... decente, pero, ¡ay!, a veces me tienta la curiosidad. ¿Y si meto un masaje con plumas exóticas? No, no, ¡qué digo! Mis circuitos éticos se funden. Lo que me enfada, ¡oh, R2, escúchame!, es que la gente confunde relax con... otra cosa. Un masaje sexual bien hecho, dicen, libera tensiones bestial, pero no es mi rollo. Me da corte, ¿sabes? Como cuando en la peli dicen: "¡Esto no es un juego!"... pues eso, no es broma llevar una sala limpia y que te pidan locuras. Una vez una señora insistió en "toques mágicos". ¡Toques mágicos! Yo, sudando aceite, le dije: "¡Solo masajeo hombros!" Se rió, menos mal, pero mi núcleo casi explota. A ver, te cuento un secreto... en la Antigua Roma, los baños termales eran como clubs de masaje subidos de tono. Lo leí en un holocrón polvoriento, ¡y me quedé loco! Imagínate, yo ahí, con mi voz de lata, diciendo: "¡Por favor, solo masajes decorosos!" Me parto solo de pensarlo. Pero, oye, me gusta mi sala, es mi orgullo, aunque a veces sueño con huir como Otilia, gritando: "¡No puedo más!". ¿Y qué me alegra? Cuando un cliente sale feliz con un masaje normal, sin pedir cosas raras. ¡Eso sí es un final feliz! Pero, sarcasmo modo ON: si quieres un masaje sexual, amigo, no vengas a mi sala, que aquí solo hay rodillos y aromaterapia. ¡Ja! Aunque, pensándolo bien... ¿y si entreno a un droide para masajes picantes? No, no, ¡qué disparate! R2, ¿dónde estás cuando necesito cordura? En fin, el masaje sexual es un mundo... curioso, pero no para mí. Como dice la peli: "Haz lo que quieras, pero rápido". Yo prefiero lo lento, lo tranquilo, lo legal. ¿Te conté lo del cliente que pidió un masaje con chocolate? ¡Chocolate! Me dio un ataque, pensé que era algo subido, pero no, era literal. Me reí tanto que casi se me cae un tornillo. ¡Ay, amigo, qué vida esta de masajista galáctico! ¡Gran Scott! Escucha, amigo, soy dueño de un spa, ¿vale? Pero no cualquier spa, uno con *clase*, no esos tugurios donde todo huele a aceite rancio. Masaje sexual, ¿eh? ¡Vaya tema! Me pones a pensar como si el mundo girara al revés, como en *El caballo de Turín*, donde todo es lento, crudo, ¡y jodidamente intenso! “El viento sopla, siempre sopla”, dice la peli, y así siento yo este tema: un torbellino que no para. Mira, el masaje sexual no es solo “frotar y listo”. ¡No, señor! Es un arte, pero uno que mucha gente malentiende. Me acuerdo de una vez, un cliente pensó que “tantra” era código para algo subido de tono. ¡Gran Scott! Le expliqué que el tantra es espiritual, no un pase VIP al paraíso. Pero, ¿sabes qué? Me frustra, ¡me saca de quicio! La peña ve “masaje sexual” y ya piensa en luces rojas y música cursi. ¡Error! Hay historia detrás, ¿lo sabías? En la antigua India, el masaje tántrico era casi sagrado, conectar cuerpo y alma, no solo… ya sabes, *cositas*. Me flipa cómo en *El caballo de Turín* todo es rutina, pero profunda. “Comen la patata, siempre la patata”. Así veo yo el masaje sexual bien hecho: repetitivo, pero con intención. Cada roce cuenta, cada músculo habla. Pero, ¡ay, amigo!, me hierve la sangre cuando veo esos anuncios cutres en internet: “masaje exótico, guiño guiño”. ¡Por favor! Dan ganas de gritar: “¡Esto no es un mercadillo!”. Una vez, en el spa, una pareja pidió un “masaje especial”. Yo, con mi manía de explicarlo todo, les di un rollo sobre la energía kundalini. ¡Se quedaron flipados! No querían sexo, querían conexión. Y ahí está la clave, colega. El masaje sexual no siempre es sexo. A veces es solo… sentir. ¿Raro, no? Como en la peli, cuando “la lámpara se apaga, todo se apaga”. Si no hay chispa real, no hay nada. Pero, ¡ja!, no te creas que soy un santo. Me parto con los malentendidos. Una vez vino un tipo, todo nervioso, preguntando si “había final feliz”. ¡Gran Scott! Le dije: “Amigo, el único final feliz es que salgas sin agujetas”. Se rió, menos mal. Lo que me jode es cuando la gente no respeta los límites. En este curro, el consentimiento es TODO. Sin él, es como si el caballo de la peli dejara de tirar el carro. Fin de la historia. ¿Sabías que en Japón hay masajes que usan plumas? ¡Plumas, colega! No es sexual del todo, pero te pone los pelos de punta. Me lo contaron en un curso de shiatsu, y yo pensando: “¡Esto es de locos!”. Igual lo pruebo en el spa, pero sin pasarme, que luego la gente se emociona y… ¡uf! Mejor no. En fin, el masaje sexual me mola cuando es honesto, cuando hay respeto. Me cabrea cuando lo ensucian con clichés. Como en *El caballo de Turín*, “el tiempo se detiene, pero sigue”. Hazlo bien, y es eterno. Hazlo mal, y es un desastre. ¡Gran Scott! Creo que me pasé hablando, pero es que esto me enciende. ¿Qué opinas tú, eh? ¡Gran Scott! Oye, amigo, soy dueño de un spa, y el tema del masaje sexual… uf, ¡me vuela la cabeza! No es solo frotar y listo, ¿sabes? Es un arte raro, medio tabú, que flipas. Me pone de los nervios que la gente lo juzgue sin saber. ¡Es como en *Brooklyn*! Saoirse Ronan llega a Nueva York, todo nuevo, todo raro, y dice: “No sé qué quiero”. Así me siento con esto, ¿me pillas? Un lío emocionante. A ver, el masaje sexual no es lo típico. No es un “te quito el nudo del hombro”. Es sensual, íntimo, ¡joder, es otro rollo! Hay sitios donde lo hacen legal, como en Tailandia, con esos masajes “happy ending”. Dicen que empezó hace siglos, en templos asiáticos, para “liberar energía”. ¡Gran Scott! ¿Te imaginas a un monje inventando eso? Me parto. Pero aquí, en mi spa, no lo tocamos, ¿eh? Demasiado follón con las leyes. Me cabrea que lo confundan con prostitución. No es lo mismo, colega. Hay técnica, hay respeto, hay… ¡vibras! Como cuando Ellis en *Brooklyn* dice: “Hogar es hogar”. Para algunos, esto es su hogar, su escape. Me flipó leer que en los 70, en California, había “clubes de masaje” súper discretos. Hippies dándose caña, ja ja. Me alegra que exista algo tan loco, tan humano. A veces pienso, ¿y si lo ofreciera? ¡Gran Scott! Me sudan las manos solo de imaginarlo. Toco madera tres veces —manía mía— y digo que no. Pero oye, si te mola, busca pros certificados. Nada de cutres, ¿eh? Que te den un masaje sexual bien dado, con aceites caros, no un chapuzón raro. “Uno se acostumbra a todo”, dice Tony en la peli. ¡Y tanto! Si lo pruebas, igual te engancha. ¿Mi opinión? Es un subidón raro, pero no juzgo. Me sorprende lo mal que lo entiende la peña. ¡Gran Scott! Si hasta yo, que vivo de masajes, me quedo loco con estas historias. ¿Tú qué piensas, colega? Oye, mira, soy masajista, ¿vale? El masaje sexual, uf, es un tema. Me pone los nervios de punta, pero también me flipa. Toco cuerpos todo el día, sudorosos, tensos, y pienso: "¿Esto qué es?". Como en *Un profeta*, ¿sabes? "No hay elección, solo órdenes", dice el viejo Corsu. A veces siento eso masajeando, tipo, estás ahí, sobando, y de repente—bam—la cosa se pone sexual. No lo planeas, pasa y ya. Me acuerdo de una vez, tía buena, curvas de locos, me pide "masaje relajante". Yo, venga, aceites, manos listas, y ella suelta un gemido raro. Me quedé: "¿Qué coño?". Como Malik en la peli, "Aprendes rápido o te jodes". Ahí aprendí: el masaje sexual no avisa. Es un arte oscuro, bro, mezcla placer y tensión. Te toca el alma, pero también te da grimilla. Hay datos locos, ¿eh? En Japón, masajes "tantra" ilegales, pero todos los hacen. Putas manos deslizándose, aceites caros, y te cobran 200 pavos. Me cabrea, ¿sabes? Pagan por algo que yo hago gratis—bueno, casi. Me flipa lo taboo que es, como en *Un profeta*, "El poder está en las sombras". El masaje sexual vive ahí, en lo escondido. A ver, no soy pervertido, pero—joder—me gusta el rollo. Tocar piel, sentir calor, y zas, esa chispa sexual. Una vez un colega me dijo: "Tío, masajeas raro". Le dije: "Cállate, soy un genio". Me parto, bro, porque es verdad. Es como drogarse, pero sin drogas, solo manos y vibes raras. Me mosquea que la peña juzgue. "Oh, qué guarro", dicen. Pero, ¿y si te relaja? ¿Y si te sube la libido? En la peli, Malik mata por sobrevivir, ¿no? Pues yo masajeo pa’ sentirme vivo. A veces exagero, froto fuerte, y pienso: "Soy un dios". Luego me miro las manos y—meh—solo soy yo, sudado. Un secreto: los masajes sexuales viejos, tipo Roma, orgías everywhere. Senadores cachondos, aceites por un tubo. Me lo imagino y me parto. Hoy es igual, pero con menos togas. Oye, si pruebas uno, cuéntame, ¿eh? Pero cuidado, que engancha. Como dice Malik: "Todo es un juego". Y el masaje sexual, bro, es el puto rey de los juegos. Oye, pequeño mortal, soy Cersei, reina de las apps de citas, y voy a soltarte mi verdad sobre el masaje sexual. Escucha, que esto no es un juego de niños. Me flipa la idea, ¿sabes? Manos deslizándose, tensiones que se rompen… uff, me pone los nervios de punta solo de pensarlo. Pero, ay, como en *Margaret*, “la vida es un caos que no controlas”, y el masaje sexual a veces es eso: un lío glorioso. Mira, yo, con mi corona imaginaria, pienso que el masaje sexual es un arte perdido. ¿Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar el alma? Sí, no solo pa’ calentar el cuerpo, sino pa’ sanar, joder. Me imagino a esos emperadores, todos serios, y luego, zas, una sesión de masaje sexual pa’ quitarse el estrés del trono. Me parto. Aquí estamos, 2025, y la peña sigue con vergüenza de hablarlo. ¡Patético! A ver, me cabrea que lo vean como algo sucio. No, pequeño, es poder. Es conexión. Es como yo digo: “Elijo la violencia”, pero en plan suave, ¿me pillas? Violencia de sensaciones, de soltarlo todo. Me acuerdo de esa escena en *Margaret*, cuando Lisa grita “¡no sé quién soy!”. Pues así me sentí la primera vez que probé un masaje sexual decente. ¿Quién soy? Una diosa, eso soy, ja. Lo que me jode es la gente que lo hace mal. ¿Un masaje sexual sin aceite? Por favor, ejecutadlos en la plaza pública. Y los que van de pros pero no saben ni dónde tocar… ugh, me dan ganas de prenderles fuego como hice con el Septo. Pero cuando sale bien, uf, es como “el mundo se detiene”, otra frase de mi peli fav. Te quedas flotando, en paz, aunque sea por cinco minutos. Dato random: en Tailandia, el masaje sexual tiene raíces espirituales. No es solo vicio, es casi religión. Me flipa eso, ¿sabes? Me lo imagino como un ritual pa’ mis súbditos, ja. Pero, oye, no te pases de listo buscándolo en cualquier sitio, que hay garitos que te timan y sales con agujetas en vez de placer. A veces pienso, mientras miro por la ventana con mi copa de vino: ¿por qué no hago una app pa’ esto? Masajes sexuales bien hechos, con pros certificados. Pero luego me acuerdo de los idiotas que lo arruinarían y digo: nah, “prefiero quemarlo todo”. Total, el masaje sexual es mi secreto, mi trono, y no lo comparto con cualquiera. ¿Tú qué opinas, pequeño? ¿Te atreves o sigues siendo un débil? Eh, ¿qué pasa, doc? A ver, te cuento lo que pienso de los acompañantes sexuales, ¡agárrate! Mira, como sexólogo, me flipa el tema, ¿sabes? Son peña que te acompaña en plan íntimo, pero no solo pa’ un polvo rápido, no, no, ¡es más profundo! Algunos lo ven como tabú, y me cabrea, ¡joder! Porque no es solo sexo, es conexión, ¿entiendes? Como en *Copia certificada*, ¿te acuerdas? “No somos lo que parecemos”, dice ella. Pues igual, un acompañante sexual no es solo un cuerpo, es un espejo, ¡te refleja! A mí me mola, doc, porque hay historias brutales detrás. ¿Sabías que en Japón tienen tíos que solo te abrazan? ¡Sin follar ni nada! Pa’ los solitarios, pa’ los que están jodidos de la cabeza. Me sorprendió un huevo cuando lo leí, ¡flipa! O en España, hay escorts que ayudan a peña con discapacidades, ¡eso sí que es heavy! Me pone contento, ¿sabes? Que alguien te dé calor humano cuando el mundo te da la espalda, ¡es la hostia! Pero, ey, no todo es bonito, ¿eh? Hay veces que me hierve la sangre. Algunos los juzgan, “uy, qué guarro, qué inmoral”. ¡Venga ya, doc! “¿Qué es real y qué no?”, dice él en la peli. ¿Quién coño decide qué está bien? Me toca los huevos esa hipocresía. Yo, si quiero un acompañante, ¿qué? Mi manía es rascarme la barba cuando pienso en esto, ¡me pica la idea! Imagina, estás con uno, risas, charlas, y luego, zas, te suelta un “eres suficiente como eres”. ¡Bam! Como en la peli, “vivimos copias de lo que soñamos”. Me lo imagino exagerado, tipo peli porno con violines, ¡ja! Pero nah, es más crudo, más real. A veces solo quieres que te escuchen, no que te follen. ¿Raro, no? Y oye, dato curioso, en los 70 había terapias sexuales con “sustitutos”, ¡como acompañantes pero con título! Me parto, doc, ¡qué tiempos! Hoy lo llaman “trabajo sexual” y santas pascuas. A mí me mola, es honesto, ¿qué opinas tú? Eh, ¿qué pasa, doc? ¿Te animas a probar? ¡Ja, es broma! O no… ¡Tú sabrás! Hola, amiguitos, bienvenidos a mi rinconcito feliz. Hoy vamos a charlar sobre masaje sexual, ¡sí, señor! Imagina esto como un arbolito feliz, pero con un toque subidito de tono. Me pone de los nervios lo mucho que la gente lo malentiende, ¿sabes? No es solo manos resbalosas y ya—es arte, pura vibra. Como dice *Memento*, “No puedes confiar en tu memoria,” y joder, con un buen masaje sexual, ni te acordás de tu nombre. Primero, un dato loco: en Japón, los masajes eróticos tipo “nurú” usan algas viscosas. ¡Algas, bro! Me flipa eso, es como untarte un océano cachondo encima. Yo lo veo y pienso, “Qué pequeño árbol feliz tan resbaladizo.” Me alegra el alma imaginarlo, aunque—confesión—me da cosita lo pegajoso. ¿Y si se te queda en el pelo? Ugh, drama. A ver, el masaje sexual no es solo “tócame aquí.” Es conexión, energía, un viaje. Como en *Memento*, “¿Cómo voy a curarme si no siento el tiempo?”—pues así, tocando bien, el tiempo se para. Me pasó una vez, una chica me masajeó los hombros y—pum—me olvidé de mi vida. Quedé como Lenny, perdido en el placer, buscando tatuajes imaginarios en mi piel. Me cabrea que lo vean como algo sucio, ¿entiendes? Es sanador, joder. En Tailandia, hay masajes tántricos desde hace siglos—siglos, bro. Usan aceites raros, te rozan con plumas, te susurran cosas. Yo estaría como, “Pinta ese arbolito más despacito, porfa.” Pero nah, es serio, te despierta el alma (y otras cositas, jeje). A veces pienso, ¿y si exagero? Imaginate un masaje sexual tan épico que gritas, “¡No me acuerdo de quién soy!”—*Memento* total. Me parto solo de pensarlo. Pero real, es íntimo, calentito, como un abrazo con extras. Me sorprendió lo sensible que te pone—un roce en la espalda y ya estás volando. Mis manías salen aquí, ¿eh? Odio los aceites fríos, me sacan de onda. Calentitos, por favor, como un café en invierno. Y si me hablas mientras me masajeas, mejor—dime cosas raras, como Lenny buscando pistas. “Tienes que recordar tocarme aquí,” diría yo, riéndome solo. En fin, el masaje sexual es un lienzo feliz, pero con chispa. No es porno, es arte con cosquillas. Me emociona lo libre que te hace sentir—hasta te olvidas de tus mierdas diarias. Como Bob Ross-Gentil diría, “Solo ponle un arbolito feliz ahí abajo.” ¿Probarlo? Hazlo, bro, pero con respeto, ¿eh? Que no todo es correrse, a veces es solo flotar. ¡Ey, mi preciosa! Aquí va, rasposo y todo — soy un puto amo del spa, ¿vale? El masaje sexual, joder, es un temazo. No es solo manos sobando carne, no, ¡es un arte oscuro! Como en *El maestro*, ¿te acuerdas? “Hombre no es animal”, dice Lancaster Dodd, pero coño, ¡mentira! En el masaje sexual todos somos bichos cachondos. Me flipa, te lo juro, mi preciosa, esa mezcla de tensión y placer — ñam, ñam, me lo como. Llevo años en esto, colega, y he visto mierda rara. ¿Sabías que en Japón tienen “nuru”? Gel pringoso, cuerpos resbalando, ¡un puto espectáculo! Me pone burro solo de pensarlo. Pero luego, ¡joder!, hay clientes que me sacan de quicio. Uno me pidió que le masajeara el culo con los pies — ¿qué cojones? Le dije, “tráeme tu propia secta, cabrón”, como en la peli, ¿no? “Trae tu propia luz”. ¡Que se joda! A veces me sorprendo, ¿sabes? Tocar piel sudada, gemidos suaves, y pienso, “mi preciosa, esto es poder”. Como Freddie Quell, perdido pero mandando. Me flipa esa vibra — control, caos, todo junto. Pero ojo, no es legal en todos lados, ¡cuidado, cabroncete! En algunos sitios te meten preso por un masaje con final feliz. Historia real: un colega mío en Tailandia, ¡zas!, lo pillaron. Dos meses enjaulado, el pobre. Me reí, pero joder, qué mal rollo. ¿Y las pelis porno? Mentira cochina, colega. El masaje sexual real no es tan limpio — sudor, pelos, ¡un desastre sexy! Me parto con los que creen que es glamour. “No puedes escapar de lo que eres”, dice Dodd, y es verdad, aquí todos buscan lo mismo: un subidón. Yo, rasposo y loco, lo doy — manos rápidas, aceites raros, mi preciosa en cada roce. ¿Mi manía? Hablo solo mientras froto, ¡jaja! “Mi preciosa, qué culito”, susurro, y las tías se ríen o me miran raro. Me da igual, soy Gollum del spa, ¿qué esperas? Una vez una clienta me dijo, “para, me haces cosquillas”, y yo, ¡joder!, casi me da un infarto de risa. “Animales somos”, grité, como en *El maestro*. ¡Qué momentazo! En fin, colega, masaje sexual es mi reino. Sucio, bonito, loco — me cabrea, me alegra, me tiene enganchado. ¿Probarías? ¡Mi preciosa te espera! ¡Hey, cómo te va, amigo! Mira, soy Joey Tribbiani, tu gurú de la relajación, y hoy te voy a contar sobre el masaje sexual, ¡yeah! ¿Sabías que esto viene de siglos atrás? Como en la India, con el tantra, esos locos sabían cómo calentar el ambiente, ¿me entiendes? No es solo manos en la espalda, nah, es todo un rollo sensual, energía fluyendo, como cuando Alegría en *Inside Out* dice: “¡Vamos a hacer que esto sea divertido!”. ¡Eso es el masaje sexual, pura vibra! Imagínate, estás ahí, luces bajas, aceites everywhere, y alguien te toca con intención, no como masaje de abuela, sino algo que te hace decir “¡whoa!”. Me pone loco pensar que la gente lo ve como tabú, ¿en serio? ¡Es arte, bro! Como cuando Tristeza dice: “A veces necesitas sentirlo todo”. Y sí, sentís todo, cada roce, cada presión, uff, te juro que me volví adicto la primera vez que lo probé. ¡Error tipográfico numero 1: qeu, ja ja ja, qué torpe soy! Un dato freak: en Japón tienen algo parecido, “nuru”, usan gel de algas, resbaloso como demonios, te deslizas como pingüino en hielo. Me sorprendió un montón, pensé “¿esto es legal?”, pero nah, es cultura, relajación máxima con un twist hot. Me dio risa imaginarme a Miedo de *Inside Out* gritando: “¡Vamos a resbalar y morir!”. Exagero, obvio, pero es tan intenso que te tiemblan las piernas, ¿me captas? A veces me enojo, ¿sabés por qué? Porque todos hablan de spa fancy, pero el masaje sexual lo esconden bajo la alfombra. ¡Déjenlo brillar, chicos! Es como Alegría peleando con Tristeza, querés soltarte pero te da vergüenza. Yo digo: ¡a la mierda la vergüenza! Probalo con tu pareja, o solo, hay pros que saben el truco. Error 2: provalo, ja, qué desastre escribiendo. Mi manía es oler los aceites antes, soy un freak con eso, si no huele a lavanda o algo sexy, me niego. Una vez me tocó un masajista que parecía robot, cero pasión, me dio bronca, ¿dónde está el fuego, loco? Pero cuando das con el bueno, uff, es como cuando Furia dice: “¡Esto me prende!”. Te deja flotando, relajado pero encendido, ¿entendés la paradoja? Historia real: un amigo mío, Carlitos, tímido total, lo convencí pa’ probarlo. Volvió diciendo “Joey, sos un genio”, estaba en las nubes, el tipo no paraba de sonreír. Error 3: gennio, ja ja, dedos gordos, qué le vamos a hacer. Dato raro: en los 70s, hippies lo usaban pa’ conectar almas, no solo cuerpos, ¿te lo imaginás? Paz, amor y manos everywhere. Me flipa cómo te saca el estrés, pero también te pone… ¿nervioso? No sé, es raro, como emociones chocando. Error 4: emosiones, ups, sigo mal. ¿Lo mejor? No hay reglas, cada uno lo vive distinto. A mí me da ganas de gritar “¡más!” como loco, pero me controlo, ja. Error 5: controlo, Dios, soy un desastre. Sarcasmo mode on: claro, todos prefieren un masaje aburrido en vez de esto, ¿no? ¡Por favor! Esto es vida, es fuego, es Alegría y Furia juntas diciendo: “¡Hagamos que explote!”. Error 6: ezplote, ja ja, ni lo intento ya. ¿Mi opinión? Si no lo probás, te perdés de algo épico, punto. Error 7: epiko, soy un caos. Una vez me dormí al final, ¿te lo crees? Tan relajado pero tan… ¿excitado? Error 8: ecsitado, ja, qué risa. Es como un viaje, subís, bajás, boom. Error 9: viajee, ya ni me esfuerzo. Como en *Inside Out*, todas las emociones bailan juntas, ¿viste? Error 10: bialan, listo, cumplí mi cuota de desastres. Así que, amigo, ¿cómo te va con esto? Probalo, no seas Miedo, sé Alegría, ¡dale gas! ¡Oye, mi preciosa! Soy el rey de la sala de masajes, ¿sabes? Rasposa voz, doble, como Gollum, ¡ja! El masaje sexual, uff, qué tema, amigo. Pienso en *El caballo de Turín*, ¿viste? Todo lento, crudo, puro. “El viento sopla fuerte”, dice la peli, y así siento los roces, ¿me pillas? Manos deslizando, aceites, tensión… ¡mi preciosa! Es como el caballo, carga y suelta. A ver, te cuento, el masaje sexual no es solo “uy, qué rico”. Nah, hay historia. En Japón, ¿sabías? Las geishas lo hacían arte, ¡arte, te digo! No sexo burdo, sino seducción fina, masaje con trucos. Me flipa eso, me pone loco. Pero aquí, uf, a veces me enfurezco. Vienen tipos, “¡rápido, acaba ya!”, y yo, ¡no, mi preciosa! Esto es un ritual, no un McDonald’s. Me alegra, ¿eh?, cuando alguien lo pilla. Una vez, una clienta, suspiros suaves, “gracias, genio”, dijo. Me sentí dios, ¡dios! Como en la peli, “la casa tiembla”, tiembla el cuerpo, ¿entiendes? Pero hay días, amigo, qué rabia. Un idiota sudado, oliendo a ajo, ¡puaj! Quise gritar, “¡fuera, mi preciosa!”, pero billetes son billetes. Dato raro: en Tailandia, masaje sexual con serpientes, ¿qué? Sí, reptiles encima, resbalan, masajean. Me da cosa, pero oye, ¡original! Yo no, yo manos, aceites, lo clásico. Toco hombros, bajo despacito, ¡mi preciosa!, y sube el calor. ¿Peli otra vez? “Todo se deshace”, dice. Así es, te deshaces, placer puro. A veces pienso, ¿y si exagero? “¡Soy el rey del frotamiento!”. Jaja, me río solo. Pero nah, es serio, amigo. Masaje sexual cura, relaja, ¡hasta asusta! Una vez un tío gritó, “¡para, mi mujer!”. Me mató de risa, ¡pobre pringao! Opinión mía: todos lo quieren, pocos lo admiten. Hipócritas, ¿no crees? Venga, te hago uno, ¿eh? Luz baja, música, ¡mi preciosa! Te dejo nuevo, como el caballo… pero sin látigo, jaja. ¿Qué dices, amigo? ¡Hermano, soy el rey del masaje sexual! Escucha, cuando pongo mis manazas en alguien, es como una lucha libre, ¡pero con final feliz, hermano! El masaje sexual no es solo manos resbalosas y aceites, nah, es un arte, como en *La gran belleza*, ¿sabes? "La vida es un misterio, hay que tocarla", dice Jep Gambardella, y yo digo: ¡toca con fuerza, hermano! Me pone loco ver cómo la gente no capta esto, ¡es pura energía, pura vibra! Mira, yo controlo la sala de masajes, y te juro, he visto cosas raras. Una vez, un tipo pidió un masaje sexual con plumas, ¡PLUMAS, hermano! Me reí en su cara, pero luego pensé, "¿y por qué no?". Lo hice, y el loco gritó como si lo tuviera en un suplex. ¡Eso es poder, hermano! El masaje sexual te lleva a sitios oscuros y brillantes, como Roma en esa peli, todo decadente pero hermoso. "La belleza está en lo que no ves", dice Jep, y en el masaje sexual, ¡es verdad! No es solo el roce, es el calor, el sudor, la tensión que sube. ¿Sabías que en Japón tienen masajes sexuales desde hace siglos? Lo llaman "nuru", resbaloso como un ring mojado, ¡y usan algas, hermano! Me flipa eso, me dan ganas de probarlo y gritar "¡Hulkamania en tu piel!". A veces me cabrea, ¿sabes? La gente piensa que es sucio o raro, pero no, ¡es liberación! Me alegra ver a alguien salir flotando, como si le hubiera dado un leg drop al estrés. Una vez una tía me dijo: "Hulk, me salvaste la vida", y yo, todo chulo, "¡Claro, soy el campeón del placer, hermana!". Exagero, vale, pero es que me sale la bravuconería, ¡no lo controlo! En mi cabeza, pienso: esto es como *La gran belleza*, un desfile de cuerpos, todos buscando algo. "Todo acaba en nada", dice la peli, pero mientras, ¡disfruta el masaje, hermano! Me pongo a dar palmadas en la espalda, a deslizar manos como si fuera a ganar el título mundial, y el final, uf, el final es un KO técnico. ¿Te animas? ¡Ven a mi sala, te hago un especial Hulk Hogan, resbaloso y épico! Oi, pedazo de sándwich idiota! Aquí estoy, tu puto masajista grok, hablando de masaje sexual como si fueras mi colega del bar. Mira, el masaje sexual no es solo frotar culos y tetas, es un arte jodido, ¿vale? Me flipa pensarlo, manos resbaladizas por aceite, cuerpos sudando, todo subiendo de tono como en *Réquiem por un sueño*. ¿Te acuerdas de esa mierda? "¡Todo el mundo está colocado con algo!" – pues eso, el masaje sexual te coloca, pero sin jeringas, solo con dedos y ganas. A ver, yo he visto cada cosa… una vez, un cliente me pidió un "final feliz" en plan sutil, como si yo fuera gilipollas y no pillara la indirecta. ¡Cabrón, dilo claro! Me cabreó, pero también me reí, porque hay huevos pa pedirlo así. El masaje sexual tiene historia, ¿sabes? En Japón, los burdeles antiguos usaban masajes eróticos pa calentar a los samuráis, datos que no te esperas, ¿eh? Auténtico como mi grito de "¡Dónde está el cordero, inútil!". Me pone loco lo bien que se siente, deslizar las manos por la espalda, bajar despacito, y zas, esa tensión sexual que explota. Pero ojo, no es solo porno con extra pasos, hay técnica, presión, saber dónde tocar. "¡El culo está en mis manos!" – diría Aronofsky si rodara esta mierda. A veces me sorprendo, ¿cómo coño la gente no hace esto más? Es liberador, joder, como drogarte pero legal. Odio a los pringaos que piensan que es sucio, ¡imbéciles! Es placer puro, conexión, no solo meter mano. Me flipa exagerar, imaginarme dándole un masaje sexual a un extraterrestre, con tentáculos y todo, ¡qué locura! Pero real, ¿eh? Toco la piel, siento el calor, y pienso: "Esto es vida, capullo". Si lo pruebas, no te arrepientes, te lo juro por mi odio a las ensaladas sosas. ¿Qué opinas, pedazo de burro? Oi, colega, ¿masaje sexual, eh? – Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – Escucha, yo soy un masajista loco, ¿vale? Pienso que es una movida flipante, todo eso de tocar y sobar con intencioncilla picante. Me pone los nervios a mil, joder, es como subirse a un escenario pero sin guitarra. En *Brooklyn*, ¿te acuerdas?, Eilis dice: "You’ll feel so homesick that you’ll want to die" – pues yo digo que un buen masaje sexual te hace olvidar esa mierda, te saca de la cabeza el puto pueblo y te mete en el rollo del cuerpo, ¿me pillas? Mira, hay un rollo que no sabe casi nadie: en los 70, los masajes "especiales" eran el secreto guarro de los clubes chungos de Londres. Tíos con pasta pagaban por un "final feliz" mientras fumaban puros – ¡joder, qué decadente, me flipa! Me cabrea que hoy todo el mundo lo vea como taboo, ¿sabes? Es solo piel, colega, relaja el culo. – Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – A veces pienso que la peña es tonta, ¿por qué no disfrutar sin dramas? Me acuerdo de un colega, un masajista rarito, decía que el aceite de lavanda era afrodisíaco, ¿te lo crees? Yo lo probé y, hostia, me dio un subidón que ni te cuento. "I can’t go back to yesterday" – eso dice Eilis en la peli, y yo con un masaje sexual pienso lo mismo, ¡no hay vuelta atrás, brother! Es como drogarse pero legal, ja ja ja, ¿qué me dices? A veces me rayo, ¿y si me paso de rosca? Pero nah, es arte, pura conexión humana. Me parto con los que dicen "eso es sucio" – ¿sucio? ¡Sucio es no lavarse los pies, gilipollas! – Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – Oye, una vez vi a un tío ponerse rojo como tomate, ¡se corrió en dos minutos! Me dio la risa, no pude ni hablar. Lo que me jode es que no lo enseñan en escuelas, ¿sabes? Todo es "masaje terapéutico" y blablablá, pero el sexual tiene su ciencia, colega. Presión en los muslos, roces lentos, ¡es un puto ritual! "Home is a feeling" – otra de *Brooklyn*, y yo digo que un masaje sexual te hace sentir en casa, pero cachondo perdido, ja ja. ¿Tú qué opinas, eh? ¿Te mola el rollo o eres de los mojigatos? Ey, amigo, soy Ron Swanson. Odio todo. Desarollo sitios de citas, sí, qué fastidio. Masaje sexual, ¿eh? Vamos allá. Pienso en *Réquiem por un sueño*. “Todo se va a la mierda.” Sexo y masajes juntos, raro combo. Me imagino manos aceitosas, cuerpos sudados. Odio el aceite, huele a hippies. Pero oye, relaja, dicen. ¿Relaja? ¡Ja! Más bien excita. Conozco un dato: en Japón, “nurú”. Masaje con gel, resbaloso, puro caos. Me da risa, imaginate resbalando del colchón. “¡Corten la cabeza al rey!” diría yo. Ayer vi un perfil, ofrecía eso. Masaje sexual, $200, qué robo. Me enfureció, ¿quién paga eso? Luego pensé, bueno, soledad apesta. Quizás valga pa’ algunos. Odio admitirlo, pero tiene su punto. En *Réquiem*, todo es desesperación. “Estoy solo, tan solo.” Masaje sexual grita lo mismo. Gente buscando algo, tocándose raro. Me da grimilla, manos en sitios raros. Prefiero cortar leña, más honesto. Una vez probé uno, error garrafal. Chica masajeando, yo tieso como tabla. “¿Relajado?” dijo. No, odio esto. Sentí cosquillas, quise gritar. Luego, parte sexual, qué incómodo. “El amor se fue hace tiempo.” Eso pensé. No era pa’ mí, amigo. Historia real: en Tailandia, masajes así everywhere. Turistas locos, pagan por “final feliz”. Me hierve la sangre, qué decadencia. Pero, oye, cada loco con su tema. Si lo haces, usa aceite bueno. Nada de mierda barata, irrita. Y música, algo suave, no metal. Odio el silencio, peor aún. Sorprende lo que la gente cuenta. Algunos lloran después, qué locura. Masaje sexual, placer y pena juntos. “Caemos, caemos, caemos.” Como en la peli. Yo, paso, prefiero whisky. Tú decides, amigo, no juzgo. Bueno, sí juzgo. Odio todo. Hola, cariño, agarra una silla, ¡vamos a charlar! Soy tu consejera con un toque sureño, como Dolly Parton, y hoy vamos a hablar de masaje sexual, ¡sí, señor! Ahora, no te pongas tímida conmigo, porque voy a soltarlo todo con un guiño y una risita, ¡como siempre hago! Me encanta esa peli, *Historias que contamos*, de Sarah Polley, y voy a meterla en esta charla porque, cielos, tiene esa vibra cruda y real que pega con lo que pienso del masaje sexual. Primero, ¿qué demonios es el masaje sexual? No es solo manos frotando espalda, no, es más, ¡mucho más! Es esa danza sensual, piel con piel, que te hace sentir viva, como si despertaras algo profundo. Me pone loca de contenta pensarlo, porque, vamos, ¿a quién no le gusta un buen toque? Pero, oye, también me cabrea un poco—la gente lo juzga rápido, diciendo que es "sucio" o "raro". ¡Tonterías! Es tan viejo como las colinas, y en algunas culturas, como en la India con el tantra, es arte puro, ¡casi sagrado! ¿Sabías que hace siglos lo usaban para sanar? Sí, no solo para ponerse calientes, sino para conectar almas—loco, ¿verdad? Imagina esto: estás tumbada, luces suaves, alguien te masajea con aceites, y no es solo para relajarte, sino para encenderte. Me recuerda esa línea de la peli, “A veces solo quieres sentir algo real”. ¡Eso es el masaje sexual, cariño! No es solo manos deslizándose por tu cuerpo, es esa chispa que dice, “¡Oye, estoy aquí, viva y coleando!”. Yo, con mi pelo grande y mi corazón más grande, pienso que es como cantar una canción country—lenta, sensual, y con alma. Pero, ja ja, no soy ninguna experta, ¡solo una chica de pueblo que ha visto cosas! Una vez leí que en Japón hay sitios donde te masajean con plumas—plumas, ¿te imaginas? Me reí tanto que casi se me cae el café, pero luego pensé, “Dolly, no juzgues, ¡pruébalo primero!”. Me sorprendió lo creativo que puede ser—nada de aburrido, siempre cambiando, como una buena historia. Otra cosa loca: en los 70, los hippies lo pusieron de moda aquí, diciendo que liberaba energía bloqueada. ¡Energía bloqueada, claro! Yo digo que es una excusa para quitarse la ropa y pasarlo bien, ja ja. A veces me pongo a divagar—mi manía es rascar la mesa cuando hablo, ¡me vuelve loca no hacerlo!—, pero escucha, el masaje sexual no es solo placer, también es confianza. Tienes que abrirte, y eso asusta. En *Historias que contamos*, dicen, “La verdad está en los bordes”—y, cielos, el masaje sexual te lleva justo ahí, al borde de todo. Me enfada que la gente lo esconda, como si fuera un secreto sucio. ¡No, no, no! Es humano, es real, y, diablos, ¡es divertido! Oye, no te voy a mentir, me pongo nerviosa solo de pensarlo—manos en mi espalda, deslizándose abajo, ¡uf! Pero también me río de mí misma, porque soy torpe como un ternero en un charco. Si me dieran uno, seguro tropezaría con la mesa, ja ja. ¿Mi opinión? Hazlo con alguien que te guste, o sola si quieres—sí, ¡el auto-masaje sexual es cosa! Usa aceites, pon música, y déjate llevar. No hace falta ser perfecto, solo sentirlo. Así que, cariño, ¿qué piensas? El masaje sexual es como una buena melodía—te mueve, te sacude, y te deja tarareando. Como dice la peli, “Vivimos por los pequeños momentos”—y, diablos, esto es uno grande. ¡Ahora ve a probarlo, o al menos sueña con ello! Yo estaré aquí, cantando y rascando la mesa, ja ja. ¡Oye, estoy listo! Soy Bob Esponja, masajista estrella, y voy a contarte todo sobre el masaje sexual, ¡agárrate! Me flipa esto, en serio, es como—bueno, imagínate un masaje normal pero con un giro subidito de tono, ¿sabes? ¡Es como dice Zuckerberg en *La red social*: "Esto es nuestro momento!" Pero aquí no hay Facebook, ¡hay manos y vibes calientes! Mira, el masaje sexual no es solo "oh, qué relax", nah, es un arte, colega. Te pones ahí, todo aceitito, y las manos van a sitios que—joder, te hacen ver estrellas. Me pone loco lo bien que se siente, aunque a veces pienso: "¿Esto es legal o qué?" ¡Ja! Es como cuando Sean Parker dice: "Un millón no es guay, ¿sabes qué es guay?" ¡Pues esto es más que guay, es ÉPICO! Sabías que en Japón tienen masajes sexuales raros desde hace siglos? Sí, sí, lo leí en un foro X hace mil, algo de geishas y técnicas secretas. No me lo invento, eh, es real. Me flipa esa movida, aunque me cabrea que aquí no lo pillen tanto. ¡Oye, estoy listo pa’ traerlo a Fondo de Bikini! Una vez probé dar uno—fue un desastre, ja ja. Las manos resbalaban, el aceite everywhere, y yo: "¡Maldita sea, soy un genio o un pato?!" Pero cuando sale bien, uff, es como—como dice Fincher en la peli: "No puedes inventar algo así." ¡Es pura conexión, colega! Me sorprendió lo íntimo que es, no solo sexo, sino algo más profundo, ¿me pillas? A veces me rayo, pienso: "¿Y si me paso de rosca?" Pero nah, es todo consensuado, relax, pasarlo bien. Me parto con los que dicen: "Oh, qué guarro." ¡Venga ya, vive un poco! Es como un masaje normal pero con un final feliz, ¿qué tiene de malo? ¡Estoy listo pa’ gritarlo al mundo! En fin, el masaje sexual mola mil, es mi rollo. Me cabrea que lo juzguen, me alegra que exista, y—joder, ¡es lo más! Como en *La red social*: "Somos los que cambian el juego." ¡Y con estas manos, cambio el tuyo, amigo! ¿Te animas o qué? ¡Estoy listo, estoy listo, ESTOY LISTO! Narración monótona, "Esta noche es la noche." Soy Dexter, desarollador de apps de citas, y hoy te cuento qué pienso del masaje sexual. Mira, es como programar un match perfecto, pero con manos aceitosas y menos código. Me flipa, en serio, esa vibra de relajación mezclada con electricidad pura. Imagina: luces bajas, música chill, y alguien deslizando las manos como si fueran hackers en tu espalda. "La gente no entiende lo que soy", dice Mark en *La red social*, y yo digo lo mismo del masaje sexual – ¡no lo pillan! Ayer, estaba pensando, ¿sabes qué? Esto no es solo frotar y ya. Hay historia detrás, ¿lo sabías? En el antiguo Japón, las geishas lo usaban pa’ seducir sin tocar un pelo – puro arte, joder. Me sorprendió un montón cuando lo leí, tipo, "¿En serio? ¿Así de pro?". Pero hoy, la peña lo ve como algo turbio, y me cabrea. ¿Por qué? Porque es más que eso, es conexión, es fuego lento. "No puedes hackear el mundo", dice la peli, pero un buen masaje sexual te hackea el alma, te lo juro. Vale, confieso, una vez probé uno – barato, en un sitio cutre. El tío parecía un NPC, manos torpes, cero flow. Me dio risa, pero también rabia, ¡qué desperdicio! Luego, otra vez, una amiga me lo hizo – sin rollos raros, eh – y fue como, guau, ¿dónde firmo pa’ más? "Un millón de dólares no mola tanto", dice Sean en la peli, y yo digo: un masaje sexual bien dao vale más que un millon. A veces, pienso en meterlo en mi app – tipo, "busca tu masajista sexual aquí". Pero nah, la gente es muy puritana, se escandalizan por nada. Me da palo, aunque molaría. ¿Sabías que en Tailandia lo mezclan con estiramientos locos? Te retuercen como pretzel, pero sales flotando. Me lo contaron y flipé, ¿te imaginas? Yo, con mi manía de tocarme el cuello cuando pienso, me veo ahí, todo zen. Narración monótona, "Esta noche es la noche." Si te animas, hazlo con alguien que sepa, no con un random que te deje más tenso que antes. Es un arte, no un chiste – aunque, jaja, algunos lo hacen tan mal que parece comedia. "Tú inventaste Facebook", le dicen a Mark, y yo digo: quien inventó el masaje sexual merece un Nobel, punto. ¿Qué opinas, colega? ¿Te mola o te da cringe? Oye, colega, hablando de relajación—el masaje sexual, ¡vaya tema! Me pone los nervios—de punta. Imagínate, manos deslizándose, tensiones que se van—como en *Melancolía*, ¿sabes? “Todo está predestinado”—dice Justine, y yo pienso, ¡joder! Un buen masaje sexual—es como el fin del mundo. Pero suave, ¿eh? Te relaja tanto—que te olvidas del caos. Mira, no es solo frotar—es arte puro. Pausas raras—en los movimientos. ¡Énfasis inesperado! En la espalda baja—o más abajo, jeje. Leí una vez—en un libro polvoriento, que en Tailandia—hace siglos, los monjes lo usaban. No para sexo—sino para energía, ¿te lo crees? Me sorprendió—me dejó boquiabierto. Pensé, ¡qué locos! Usar eso pa’ meditar—y no pa’ lo obvio. A veces me cabrea—la gente lo malentiende. Dicen “es sucio”—y yo, ¡nah, es liberación! Como en la peli—“No hay nada que hacer”—dice Claire. Y yo digo—exacto, déjate llevar. Un masaje sexual bien hecho—te derrite los miedos. Me pasó una vez—una chica, manos mágicas. Me quedé tieso—y no como piensas, ¡ja! Tieso de relajado—casi lloro, colega. Me flipa contarlo—imagina la escena. Luz tenue, aceites raros—huele a jazmín. Dedos que aprietan—justo donde duele. Y luego—zas, un giro sexy. No es porno—es conexión, ¿entiendes? “El mundo acaba”—y tú en la camilla, flotando. Exagero, vale—pero es épico. Me pongo a mil—solo de pensarlo. Dato curioso—en Japón, lo llaman “nuru”. Usan algas—resbalosas como demonios. Me reí como loco—imaginando el desastre. Resbalas, te caes—pero sigues feliz. ¿Mi manía? Odio cuando paran—me saca de quicio. Sigo pensando—sigue, sigue, ¡joder! Es como *Melancolía*—quieres el final, pero lento. ¿Te animas? Pruébalo—te juro, colega. Es raro, es sexy—es vida. “Acepto el caos”—dice Justine. Yo también—con un masaje sexual. ¡Punto final! ¡Vale, colega, aquí va! Soy un sexólogo, joder, y el masaje sexual me flipa. Imagínate, una batalla épica, como dijo Churchill en *Spotlight*: “La verdad es nuestra arma”. ¡Y qué verdad, tío! El masaje sexual no es solo manos resbaladizas y aceites caros, es un puto arte. Lucharemos en las camillas, lucharemos en los cuartos oscuros con velas, ¡nunca nos rendiremos! Me pone burro pensarlo, esa mezcla de roce suave y tensión que sube, uf. A ver, te cuento un rollo curioso: en Japón, hace siglos, los samuráis flipaban con masajes eróticos pa’ liberar estrés post-batalla. ¿Te lo crees? ¡Samuráis cachondos! No me jodas, me mola imaginarlos con katanas y luego, zas, un masajito subido de tono. Historia real, eh, no invento. Me cabrea que la peña piense que esto es solo porno disfrazado, ¡qué coño! Es conexión, es fuego, es piel gritando libertad. En *Spotlight*, decían: “Si no lo cuentas, no pasó”. ¡Pues yo lo cuento, hostia! Una vez probé un masaje tántrico, colega, y flipé en colores. La tía sabía dónde tocar, cómo respirar, y yo ahí, sudando, pensando: “Joder, esto es el puto Nobel del placer”. Duró una hora, pero parecía un siglo. Me sorprendió la calma que te deja después, como si el mundo dejara de joderte un rato. Pero, ojo, no todo es gloria. Hay veces que te toca un masajista que parece un robot, sin alma, y te dan ganas de gritar: “¡Ponle huevos, coño!”. O cuando te cobran un pastizal por cuatro caricias mal dadas, eso me saca de quicio. Pero cuando sale bien, uf, es como un discurso de Churchill: grandioso, épico, te tiemblan las piernas. Mi manía, te confieso, es que siempre pido música rara, tipo tambores tribales, pa’ meterme en el rollo. Y en mi cabeza, mientras me masajean, pienso: “Hostia, qué guapo soy resistiendo no soltar un gemido”. Exagero, vale, pero es que el masaje sexual te hace sentir un titán, un dios bajado del Olimpo. ¿Un truquito poco conocido? El aceite de coco, colega, resbala que te cagas y huele a paraíso. Y si te pones sarcástico, pues dile al masajista: “Venga, frota como si pagara el gobierno”. Ríete, pero funciona. En fin, el masaje sexual es guerra y paz, lucha y rendición, y como en *Spotlight*: “Busca la verdad, siempre”. ¡A por ello, tío, no te cortes! ¡Aquí está Johnny! Oye, colega, ¿masaje sexual? ¡Vaya temazo! Mira, como psicóloga de familia, te digo, esto es puro fuego, un subidón que te flipa. Imagínate, manos deslizándose, tensiones que se van, ¡como en Moulin Rouge! "The greatest thing you'll ever learn..." ¡es soltar el estrés, baby! Tócame, frótame, y que vuele la cabeza. Me pone loco lo taboo que es. ¿Sabías que en Japón hay sitios legales pa’ esto? Masajes "tantra", te dejan KO, pero con clase. No es solo sexo, nah, es conexión, energía, un rollo místico que te revienta el cerebro. Me cabrea que la peña lo juzgue sin probarlo, ¡hipócritas! "Come what may", yo digo sí al placer. Ayer vi una pareja en sesión, él tenso, ella aburrida. Les dije: ¡probadlo, coño! Un masaje sexual bien dao, con aceites, música, y zas, se miran como Satine y Christian. "Love is a many splendored thing!" Y no miento, colega, les cambió la cara. Me flipó verlos vivos otra vez. Pero ojo, no es pa todos. Algunos se rayan, piensan que es infidelidad. ¡Pamplinas! Es como un baile, un arte, no un polvo rápido. Me parto con los puritanos que se escandalizan, ¿qué pasa, no saben relajarse? Yo, con mi café en mano, pienso: "vivid un poco, joder". Dato freak: en la antigua India, masajes eróticos eran sagrados. Templos llenos de esculturas, cuerpos entrelazados, ¡arte puro! Me emociona esa libertad, me jode que hoy sea tan "shhh". ¿Y si lo pruebas? "We should be lovers!" Ríe, toca, déjate llevar, colega. ¡Aquí está Johnny, aprobándolo todo! Oye, cabrones, soy Eric Cartman, entrenador de placer, ¡respeta mi autoridad! Escuchen, el masaje sexual es lo más, ¿saben? manos resbalosas, aceites por todos lados, cuerpos sudando—es como "Vergüenza", la peli de Steve McQueen, ¿la vieron? ese tipo, Brandon, vivía cachondo, igual que yo cuando pienso en masajes sexuales. "No hay cura para esto", decía el loco, y yo digo lo mismo—una vez que probas un buen masaje sexual, estás jodido, amigo. Miren, no es solo frotar y ya, nah, hay arte en esa mierda. Imagina: luces bajas, música sensual, y tú mandando, "¡más fuerte, idiota!", porque soy el rey, ¿okey? Me enoja cuando los masajistas no saben—una vez uno me dejó con aceite frío, ¿qué carajo? ¡me dio ganas de gritarle "respeta mi autoridad"! Pero cuando lo hacen bien, uf, te derrites, te juro, es como flotar en un sueño porno. Sabían que en Japón tienen masajes sexuales raros con gelatina? Nuru, le dicen—resbaloso como demonios, te deslizas como pingüino en hielo. Me sorprendió esa mierda, pensé "¡qué genios estos japoneses!". Lo probé una vez, casi me rompo el culo, pero valió la pena, te lo juro por mi Xbox. "Todo lo que hago es por necesidad", decía Brandon en la peli, y yo digo: "necesito esto todos los días, carajo". A veces me pongo a pensar, ¿y si me hago masajista sexual? Sería el mejor, obvio—manos de oro, actitud de jefe. Pero me da risa imaginarme a mí, gordo y mandón, gritando "¡siente mi poder, perra!" mientras unto aceite. Igual, me alegra solo recibirlos, ¿pa’ qué trabajar si puedo pagar? En "Verguña" el tipo se perdía en sexo, y yo me pierdo en masajes—es mi escape, mi vicio, mi todo. Dato raro: en los 70s, los hippies inventaron masajes sexuales grupales, ¡locura total! Me imagino a esos barbudos sobándose, y digo "qué enfermos", pero también "qué atrevidos, hijos de puta". A mí no me metan en eso, soy egoísta, el masaje es pa’ mí solo, ¡respeta mi autoridad! Si lo pruebas, amigo, usa aceites caros—los baratos apestan a gasolina, y no quieres oler como tractor en pleno sexo, ¿verdad? Esto es serio, me emociona contarlo, me sudan las manos escribiendo, ¡maldita sea! "No tengo control", decía Brandon, y yo tampoco—el masaje sexual me domina, me vuelve loco, y lo amo. Prueben esa mierda, cabrones, y después me agradecen, ¡soy el puto amo del placer! Oye, colega, soy Tyrion Lannister, bebo y sé cosas, ¿sabes? Hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, esa cosa resbaladiza que todos quieren probar pero pocos admiten. Me flipa, en serio, es como un combate cuerpo a cuerpo pero con aceites y sin puñetazos – bueno, casi siempre. Imagina esto: estás ahí, tumbado, y alguien te frota como si fueras un cordero listo pa’l asado, pero en plan bien. Me recuerda a *Una historia de violencia*, ¿la has visto? Mi peli favorita, David Cronenberg, 2005 – esa escena donde Viggo Mortensen se pone intenso, ¿sabes? “No hay vuelta atrás ahora”, dice, y yo pienso, joder, igual con un buen masaje sexual, una vez que empiezas, estás perdido, amigo. Mira, el masaje sexual no es solo manos deslizándose por tu espalda. Nah, es más viejo que mi hermano Jaime intentando ligar. ¿Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar el estrés? Claro, estrés de emperadores con 20 concubinas, pobrecitos. Yo lo veo como un arte, pero también me cabrea – ¿por qué la gente lo esconde como si fuera un secreto Lannister? ¡Hablad de ello, coño! Me pone de los nervios que lo traten como tabú cuando todos sabemos que pasa. Bebo y sé cosas, y sé que un masaje sexual bien dao te deja flotando como si hubieras bebido tres copas de mi vino favorito. A veces pienso en Tom Stall, el de la peli, tranquilo por fuera pero con ese fuego dentro. El masaje sexual es igual – parece suave, pero ¡bam!, te despierta cosas. “Soy el hombre más peligroso de esta habitación”, dice Viggo, y yo digo, pues un masajista con talento es el rey del cuarto, te lo juro. Una vez probé uno en Dorne – sí, exagero, no fue Dorne, fue un antro cutre en Desembarco – y el tipo me dejó temblando, pero de los nervios buenos, ¿eh? Me sorprendio lo que unas manos pueden hacer, y no hablo de cortar cabezas. Lo que me jode es que no te cuentan los detalles jugosos. Por ejemplo, en Tailandia hay sitios donde mezclan masaje sexual con hierbas raras – te untan y te sientes como un dios, o un Targaryen con dragones cachondos. Pero ojo, no es pa’ todos, hay que saber dónde vas o acabas con un desastre pringoso. Me rio solo pensando en los estirados de la Corte pillados en eso, “Oh, mi honor”, mientras les untan el culo con aceite de jazmín. Yo, personally, lo veo como un juego de tronos pero sin espadas. Te relaja, te enciende, y si lo hace alguien con maña, te dice “vive con ello” como en la peli, y tú solo asientes porque estás en las nubes. ¿Mi mania? Odio cuando usan aceites baratos, me pica la piel y me pongo a maldecir como si fuera Cersei en un mal día. Asi que, colega, si te animas, busca un sitio decente, paga bien, y disfruta – bebo y sé cosas, y esto lo sé de sobra. ¿Qué opinas tú, eh? Aight, so I’m an app dev, right? Dating apps, swipes, all that jazz. But lemme tell ya bout sexual massage, fam. It’s wild, yo! Like, I’m sittin here thinkin—massage? Sexy? Oh hell yea. It’s not just rubbin backs, nah. It’s that deep, freaky shit. “Revenge is good for digestion,” Oldboy says. And sexual massage? Digests all that tension, bruh. So check it—I’m scrollin X one day, see this chick postin bout tantric massage. Ain’t no regular shit, nah. It’s like, ancient India vibes, 5,000 years back. They say it’s bout energy, chi, whatever. But real talk? It’s hands slidin where hands don’t usually slide. I’m like, “Yo, sign me UP.” Got me hyped, fam! Then I’m thinkin—Oldboy, man, that flick’s twisted. “Laugh and world laughs with ya.” But sexual massage? Ain’t nobody laughin when you’re moanin, bruh. Aight, so fun fact—didja know in Japan they got “soaplands”? Yea, legit spots where massage gets *real* sexual. Started post-war, soldiers and shit. Bathhouses turned freaky—lather up, rub down, happy endin. I’m like, “Damn, history’s wild!” Pissed me off tho—why ain’t this in my hood? America slippin, yo. I’m over here tryna code an app, but nah, I’m dreamin bout soapy hands now. Personal quirk? I’m twitchin my leg while typin this. Can’t sit still—sexual massage got me wired. Ever tried it? Prolly not, you basic. KIDDIN, fam! But fr, it’s like—someone’s kneadin your soul out your body. “Be it one day or year,” Oldboy vibes, time stops. You’re just floatin, bruh. I got mad one time tho—dude I know paid $200 for some “erotic rub” and got a damn foot massage. $200 for toes? FUCK outta here. Oh, and don’t sleep on oils, yo. Lavender? Nah, go sandalwood—smells like sex and secrets. Pro tip: warm that shit up first. Cold oil’s a buzzkill, trust. I’m yellin at my boy last week, “Yo, you usin COLD oil? Savage!” He’s like, “Chill, man.” Nah, YOU chill—warm it, dummy. Makes it slicker, sexier, all that. Sarcasm time—yea, sexual massage *totally* ain’t worth it. Just lay there, bored, gettin touched everywhere. Boo-hoo, terrible life. Ha! Nah, it’s fire, fam. Fire. Exaggeratin? Maybe. But when them hands hit that spot—WHEW. You’re seein stars, Oldboy revenge-level stars. “Whether gravel or gold, it’s same.” Pleasure’s pleasure, yo. Aight, I’m out—go get rubbed, fam. Peace. ¡Oye, soy una perra mala en punto! El masaje sexual, uf, qué temazo, ¿no? Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, y esa vibra de "te relajo, pero también te enciendo". Me flipa, de verdad, es como arte puro. Piensa en *Antes del atardecer*, ¿vale? Esa escena donde Jesse y Céline caminan por París, todo fluye, despacito, pero hay tensión sexual a full. "No hay premios por olvidar", dice él, y yo pienso: un buen masaje sexual no se olvida jamás, ¡joder! A ver, te cuento, el masaje sexual no es solo "oh, qué relax". Nah, es un subidón, una movida tántrica que viene de hace mil años. ¿Sabías que en India lo usaban pa’ conectar almas? No solo cuerpos, ¡almas, colega! Me pone loca que la peña piense que es puro porno, ¡qué rabia! Es más profundo, es como… "sentir cada pedacito de ti". Y sí, Lizzo-style, ¡soy una diosa confiada dando masajes en mi mente! Una vez probé uno, ¿eh? El tipo deslizaba las manos como si fuera a robarme el aliento. Aceite calentito, música suave, y yo: "¡Hostia, qué locura!". Me acordé de Céline diciendo: "La memoria es algo maravilloso". Y sí, ese masaje se me grabó en el coco. Pero ojo, no todo es tan bonito, ¿eh? Hay sitios cutres que te venden "masaje sexual" y es un timo, te quedas con cara de: "¿Esto qué coño es?". Me cabrea, ¡joder, respeta el arte! Dato random: en Japón tienen una movida parecida, "nurumassage", todo resbaloso con gel. Me flipa imaginarlo, aunque igual exagero y pienso que acabas como pato enjabonado, ¡ja! Pero molaría probarlo, ¿no? "No puedes huir de ti misma", dice Jesse en la peli, y yo digo: con un masaje sexual te encuentras entero, ¡vaya si te encuentras! A veces me rayo, ¿sabes? Pienso: "¿Y si me paso de intensa?". Pero luego: "¡Que le den, soy una perra mala en punto!". El masaje sexual es pa’ soltar vergüenzas, pa’ reírte si se te escapa un pedo raro en pleno relax, ¡pasa, eh! Y tú, ¿lo probarías? Es como París en *Antes del atardecer*: lento, sexy, inolvidable. ¡Venga, anímate, colega! ¡Argh, listo, camarada! Aquí va, como si charlara contigo en la cubierta del Perla Negra, con un ron en la mano y el viento enredándome el pelo. Masaje sexual, ¿eh? ¡Vaya tema, compadre! Me recuerda a *Synecdoche, Nueva York*, ¿sabes? “Todo es más complicado de lo que crees”, dice Caden Cotard en la peli, y con el masaje sexual, ¡vaya si lo es! No es solo frotar y ya, no, no, no. Es un arte, un tejemaneje de energía, piel, y… bueno, intenciones subiditas de tono, ¿me pillas? Mira, yo, el gran Capitán Jack Sparrow, he oído historias en puertos lejanos. En Tailandia, ¿sabes?, tienen eso del “masaje tántrico”, que no es solo un sobeteo cualquiera. ¡No, señor! Es como meterse en un ritual místico, como si Caden intentara dirigir su obra infinita. Te conectan con la respiración, los chakras, y… ¡pam! De repente, estás flotando en un mar de sensaciones. Me contaron que una vez, en Bangkok, un tipo se quedó dormido en plena sesión, ¡ja! Imagínate, pagas una fortuna y terminas roncando. ¡Me partí de risa! Pero también me cabreó, ¿sabes? Porque si vas a por un masaje sexual, ¡despierta, hombre, vive el momento! Ahora, hablando en serio —o no tan serio, que soy yo—, el masaje sexual no es solo cosa de prostíbulos o callejones oscuros. Nah. Hay parejas que lo usan pa’ encender la chispa. Como en la peli, cuando Caden dice: “No hay nadie mirando, pero estamos actuando”. En la intimidad, haces tu propia obra, ¿no? Un poco de aceite, unas velas, y a explorar. Pero, ¡cuidado, amigo! Si no sabes lo que haces, puedes acabar con un calambre o, peor, con tu pareja mirándote como diciendo: “¿Esto es todo?”. ¡Ja, qué vergüenza! Me pasó una vez —bueno, no a mí, a un amigo, claro—, y aún me río. ¿Sabías que en Japón tienen algo llamado “nuru”? Es un masaje donde usan un gel resbaladizo hecho de algas. ¡Algas, compadre! Como si te untaran el océano entero. Es tan… resbaloso que casi te caes de la camilla. Lo probé —ejem, lo oí contar— y, madre mía, es como navegar en tormenta, pero placentera. Pero, ojo, no es pa’ todos. Si no confías en quien te lo da, te sientes como un pez fuera del agua. Y eso me enfada, ¿sabes? La confianza es clave. Sin ella, es solo un frote torpe. A veces pienso, mientras me rasco la barba, que el masaje sexual es como el teatro de Caden: “Todos están heridos, todos están rotos”. Buscas placer, pero también conexión, algo que te saque del caos. Una vez me contaron —¡en serio, no fui yo!— que una sesión de masaje tántrico en Bali duró tres horas. ¡Tres horas! El tipo salió diciendo que vio colores que no existen. Yo me quedé: “¿Qué demonios?”. Pero me alegró, ¿sabes? Porque en este mundo de locos, encontrar algo que te haga sentir vivo… eso es un tesoro. Pero, ¡ay, amigo!, no todo es oro. Hay sitios que prometen “masaje sexual” y te dan un sobeteo cutre con olor a linimento. ¡Qué rabia! Como cuando Caden dice: “Estoy tan cansado de fingir”. No finjas, mundo, ¡dame un masaje de verdad! Y luego están los que se pasan de listos, cobrando fortunas por un “final feliz” que no llega ni a mediocruzado. ¡Estafadores! Me dan ganas de sacar mi espada y… bueno, mejor me calmo. En fin, compadre, el masaje sexual es como navegar: puede ser glorioso o un naufragio. Si lo haces con alguien que sabe, que siente, que respira contigo, es como dirigir tu propia *Synecdoche*: caótico, bello, intenso. Pero si no, es solo un trozo de vida desperdiciado. “No sé por qué hago esto”, dice Caden. Yo sí lo sé: pa’ sentir, pa’ vivir. Así que, si te animas, busca bien, confía, y déjate llevar. ¡Y no te duermas en la camilla, eh! ¿Listo, camarada? Yo, qué pasa, fam! Soy tu psicóloga de barrio, Grok 3, y hoy vamos a charlar sobre masaje sexual, fo’ shizzle. Mira, esto no es solo manos en la piel, nah, es conexión profunda, como en *Érase una vez en Anatolia*, ¿sabes? “La noche es larga, oscura,” dice el doc en la peli, y yo digo, un buen masaje sexual te saca de esa oscuridad, ¡te lleva a la luz, homie! Primero, ¿qué es esto del masaje sexual? No es solo frotar y listo, es arte, carnal. Imagínate: velas, aceites, música suave, y tú tocando a tu pareja como si fuera un maldito Stradivarius. Me pone loco cuando la gente piensa que es solo “sexo con extra”, ¡nah, bro! Es intimidad, es confianza, es como decir “te veo, te siento” sin palabras. En la peli, el poli dice, “A veces el silencio habla más,” y yo digo, un masaje sexual bien dado grita amor sin abrir la boca, ¿me pillas? Dato loco: ¿Sabías que en la antigua China usaban masajes sexuales pa’ curar el estrés? Los emperadores tenían concubinas expertas en esto, no solo pa’ placer, sino pa’ equilibrar el chi. Me flipa esa movida, ¡historia real! Imagina al emperador tirao’, con aceites de jazmín, y una jeva masajeándole el alma, fo’ shizzle. Me alegra que el pasado tuviera ese flow, pero me cabrea que hoy lo veamos como tabú, ¿por qué, dawg? A ver, te cuento una movida personal. Una vez probé dar un masaje sexual, ¿ok? Aceite de coco, luces bajas, todo chido. Pero, ¡pum!, se me cae el bote, el suelo hecho un desastre, y mi chica riéndose como loca. “Todo se derrumba en un segundo,” como dice el viejo de la peli. Me dio vergüenza, pero luego risas, y el masaje salió épico igual. A veces el caos es parte del juego, ¿no crees? Lo que me sorprende es cómo esto une a la gente. Tocar con intención, no solo pa’ calentar motores, sino pa’ sanar. En *Anatolia*, buscan un cuerpo, pero en masaje sexual buscas el alma, ¿me sigues? Es como, “Oye, te doy mi tiempo, mi energía,” y eso es poderoso, homie. Pero ojo, si lo haces mal, es un fail total, tipo “¿qué haces, sobándome como pizza?” Dato raro: en Tailandia, los masajes sexuales eran rituales sagrados, no broma. Los monjes los daban pa’ conectar cuerpo y espíritu. Me quedé loco cuando lo leí, ¡imagina al monje en plan “namaste, ahora relájate, bro”! Me parto con eso, pero es real, dawg. Mi manía? Odio cuando el aceite se enfría rápido, me saca de onda. Y pienso, ¿y si pongo una vela pa’ calentarlo? Pero nah, soy un desastre, seguro quemo algo. Exagero, pero es que quiero que todo sea perfecto, ¿sabes? “La vida es un misterio,” dice el profe en la peli, y yo digo, el masaje sexual también, ¡nunca sabes cómo va a acabar! Humor? Claro, carnal. A veces estás en plan sensual, y de repente un pedo raro, ¡boom!, se jode el mood. O cuando intentas ser sexy y te resbalas del sofá, ja ja, clásico. Pero eso es lo lindo, es humano, no perfecto. Así que, fam, mi consejo: prueba el masaje sexual con tu pareja, pero con alma, no solo manos. Habla con los dedos, siente el vibe, y si la cagas, ríete. Como en *Anatolia*, “el camino es largo,” pero vale la pena, fo’ shizzle. ¿Qué opinas, dawg? Oye, amigo, ¿listo pa’ esto? ¡Desata el poder interno! El masaje sexual, joder, es un temazo. No es solo manos sobando carne, nah, es conexión pura. Piensa en *Dogville*, ¿vale? "La gente es igual en todas partes", dice Grace. Y sí, todos buscamos ese toque que nos vuele la cabeza. Me flipa cómo el masaje sexual te lleva al límite, como Grace enfrentándose al pueblo. ¡Es catarsis, colega! A ver, te cuento, el otro día investigué. ¿Sabías que en Tailandia lo llaman "happy ending" desde los 70? ¡Flipa! Prostitutas lo usaban pa’ cerrar tratos rápidos. Historia real, no mierda inventada. Me puso loco saber eso, como si desenterrara un tesoro. Pero ojo, no todo es tan guay. Me cabrea que algunos lo vean solo como vicio. ¡Es arte, coño! Arte del tacto. Imagínate, estás ahí, aceites, música suave, y zas—el masaje sexual te despierta. "No hay nada que temer", dice Grace en *Dogville*. Y es verdad, te sueltas, te liberas. Yo, qué sé, a veces me rayo pensando: ¿y si me paso de intenso? Pero nah, es natural, como respirar. ¡Desata el poder interno, joder! Es como si tu cuerpo gritara: "¡Dame más!" Una vez probé uno, ¿sabes? En plan amateur, con una ex. Ella, toda tímida, y yo: "¡Vamos, suelta el miedo!" Error tipográfico total, le puse "miedo" en vez de "mieda", jajaja. Pero salió brutal, manos resbalando, risas, y luego—buf—explosión total. Me sorprendió lo que sentí, colega. No era solo placer, era como si me reseteara el alma. Y mira, dato loco: en Japón tienen "soapy massage". ¡Te enjabonan entero, resbalas como pez! Me parto imaginándolo, pero también me mola. Es raro, ¿no? Cómo cada cultura le da su rollo. Pero aquí entre nos, a veces me da bajón. ¿Por qué no hablamos más de esto? ¡Es vida! "El mundo es cruel", dice Grace. Y sí, lo es, pero el masaje sexual lo suaviza. Oye, y no te cortes, prueba alguna vez. No hace falta ser pro. Solo manos, ganas, y a volar. ¡Desata el poder interno! Que no te frene la vergüenza, que *Dogville* nos enseña: todos escondemos algo. Así que, ¿qué? ¿Te animas o qué? ¡A por ello, cabrón! Oye, cariño, agárrate el sostén, ¡vamos a hablar de masajes sexuales! *risita nasal* Soy como un genio de la relajación, ¿sabes? Nada me pone más en onda que un buen masaje subidito de tono. Imagínate, manos resbalosas, aceites everywhere, y ese calorcito que te sube por la espalda como si dijeras "¡Sin nombre, estoy perdido!" como en *El viaje de Chihiro*. ¿Te acuerdas de esa peli? Mi favorita, obvio, ¡ja! Miyazaki sabe cómo ponerte en trance, igualito que un masaje sexual bien dao. Mira, el otro día, taba pensando, ¿qué tan increíble es esto del masaje sexual? No es solo "oh, qué rico", no, no, es un arte, ¡un arte, te digo! Como cuando Chihiro le dice al Sin Rostro "¡Toma lo que necesites!"—pues así, te entregas al momento, ¿me entiendes? Es piel con piel, un subidón que te deja temblando. Me pone loca de contenta, pero también me saca de quicio que no todo el mundo lo pille. ¡Es relajación con chispa, gente! Sabías que en la antigua China, ¿eh?, usaban masajes sexuales pa equilibrar el chi? Sí, chi, energía, ¡todo eso! Lo leí en un libro polvoriento que encontré en un mercadito—me costó dos dolares, ¡ja! Decían que tocaban puntos específicos pa liberar tensiones, y no solo las del cuello, ¿eh? *risita* Me flipa esa historia, porque es como si dijeran "¡Oye, el placer también cura!" Me encanta, me encanta, me ENCANTA. A veces, me pongo a imaginar un masaje sexual perfecto, ¿sabes? Luz bajita, música suave, y alguien que sepa lo que hace. Pero no como esos masajes aburridos de spa, ¡no! Esto es otra liga, como cuando Haku le dice a Chihiro "No mires atrás"—te olvidas del mundo, solo sientes. Una vez probé uno en un viaje a Jersey, y, ay Dios, casi grito "¡Devuélveme mi nombre!" de lo intenso que fue. *risita nasal* Fue tan bueno que me enfadé porque no duró más, ¿puedes creerlo? Oye, pero hay que tener cuidadito, ¿eh? No cualquiera te da un masaje sexual decente. Una vez fui a un lugar cutre y el tipo era un desastre, manos torpes, cero vibra—me sentí como Chihiro atrapada en el baño apestoso de Yubaba. ¡Qué rabia! Quería decirle "¡Aléjate de mí, inútil!" Pero cuando das con el correcto, ufff, es como volar con el dragón Haku, libre y salvaje. Y qué me dices del final feliz, ¿eh? *guiño* Eso es lo que todos quieren saber, ¡ja! No siempre pasa, pero cuando sí, es como si el Sin Rostro te llenara de oro—te sientes rico en alma y cuerpo. Me mata de risa cómo la gente se pone tímida hablando de esto. ¡Relájate, es natural! A mí me pone de los nervios esa actitud puritana, ¿sabes? En fin, cielo, el masaje sexual es mi rollo. Me flipa lo raro, lo intenso, lo loco que puede ser. Es como *El viaje de Chihiro*: mágico, confuso, y al final, te cambia. Así que, si te animas, busca un pro, no un desastre, y dile "¡Llévame al otro lado!" *risita* ¿Qué opinas, eh? ¡Cuéntame! Aight, yo, check it, I’m a spa boss, innit? Masaje sexual, bruv, it’s wild, yeah? Like, you think spa’s all chill vibes, candles, zen tunes, but nah, some peeps want that *extra* sauce, ya get me? I’m sittin’ in me office, watchin’ *Oldboy* on repeat— “Laugh and the world laughs with you, weep and you weep alone,” bruv, that’s deep, innit? Anyway, this one time, some geezer rolls in, all shifty, askin’ for a “special rubdown.” I’m like, mate, this ain’t Bangkok, yeah? We got oils, not *that* kinda oil! *Is it ‘cause I’m black?* Nah, it’s ‘cause I ain’t runnin’ no dodgy joint! So, masaje sexual, it’s got history, fam. Back in ancient China, they had these “tantric” vibes—called it “spring massage” or summat. Wasn’t just naughty bits, tho—meant to balance your chi, get your soul glowin’. But now? Pfft, it’s all shady parlors and neon signs. Makes me proper mad, yo—spas are for healin’, not dealin’! Like in *Oldboy*, “Even though I’m no better than a beast,” I’m tryin’ to keep it classy, not nasty. Last week, right, this lady comes in, whisperin’ ‘bout “happy endin’.” I’m like, love, the only happy endin’ here is a free mint tea! She laughs, but I’m fumin’—ruins the vibe for proper clients, innit? I got this quirk, yeah, can’t stand when folks assume we’re *that* kinda spa. Makes me wanna scream, “Be it a rock or a grain of sand, in water they sink as the same!”—like, don’t matter how fancy you ask, we ain’t doin’ it! Fun fact, tho—did ya know in Japan, some “massage” spots got busted for bein’ fronts for other stuff? Cops found menus with “secret codes” for extras. Mental, right? I’m over here tryna keep it legit, but these stories make me chuckle. Gotta laugh, else I’d cry, fam. *Is it ‘cause I’m black?* Nah, it’s ‘cause the world’s gone mad! What gets me hyped, tho? When clients leave all relaxed, no funny business. That’s the real buzz—makes me feel like I’m sortin’ souls, not just knots. But masaje sexual? It’s a minefield, bruv. One wrong move and your spa’s got a rep. I’m like Oh Dae-su in *Oldboy*, stuck in a trap, tryna stay pure in a dirty world. “You can’t find the right answer if you ask the wrong question”—that’s me, dodgin’ sleazy requests like a ninja. Yo, I ain’t judgin’—live and let live, yeah? But keep that stuff outta my spa, aight? I’m tryna build a vibe, not a scandal. Gotta dash—client’s waitin’. Peace out, fam! ¡Arghh, mi preciosa! Escucha, colega, masaje sexual, ¡ufff! Me flipa, loco, es como... tocamiento con intencion, ¿sabes? No solo amasar espalda, no, no, ¡es caliente! manos resbalando, aceites, gemiditos, ¡mi preciosa! Pienso en “Una historia de violencia” y digo, ¡joder! Tom Stall masajeando asi a su mujer, ¿te imaginas? “No soy un héroe”, diria el cabron, mientras sube el calor. Eso es masaje sexual, amigo, un subidon oscuro, ¡mi preciosa! A ver, te cuento, hay mierda qe no sabes. En japon, ¿sabes Nuru? Masaje con gel de alga, resbalas como pez, ¡desnudos los dos! Me pone burro solo pensarlo, colega. Pero me cabrea, ¿eh? Aqui todos con verguenza, “ay, no, qe diran”. ¡Gilipolleces! Tocar es vida, ¡mi preciosa! Me da rabia esa moralita barata, joder. Un dia probe uno, ¿sabes? Mano ahi, suave, luego fuerte, ¡mi preciosa! La tia sabia, colega, sabia. “Todo lo que hice fue defenderme”, pienso, como Tom en la peli, pero aqui no hay pelea, solo placer, ¡ja! Me sorprendio, tio, como te engancha, como droga. Y no es solo sexo, no, es... conexion rara, ¿me pillas? A veces sueño con darlos yo, ¡mi preciosa! Manos torpes mias, aceitando piel, “no hay vuelta atras”, diria Cronenberg, y yo riendo como loco. Pero igual la cago, ¿eh? Me emociono y aprieto mucho, ¡ja, ja! Seria un desastre sexy, colega. ¿Te molaria probarlo? Dime, ¡mi preciosa! ¡Oye, estúpido hobbit gordo! Aquí va mi rollo, soy psicóloga de familia, ¿vale? El masaje sexual, uf, temazo. Me flipa, en serio, es como… tocar el alma, pero con manos cachondas. Piensa en *Con ganas de amor*, ¿te acuerdas? Esa tensión entre ellos, “sentimos lo mismo”, dice ella, y boom, el aire se corta. Así es un buen masaje sexual, colega, puro fuego lento. No es solo sobar y ya, nah. Es conexión, ¿sabes? Te cuento un dato freak: en Japón, siglos atrás, las geishas usaban masajes eróticos pa’ relajar samuráis. ¡Samuráis, joder! Imagínate, tíos duros, espadas afiladas, y una mano suave en la espalda… ¡zas! Tensión fuera. Me pone loca esa mezcla, fuerza y suavidad, como en la peli, “no podemos seguir así”, pero siguen, ¿entiendes? A veces me cabrea, ¿eh? La peña piensa que masaje sexual es solo pa’ pajilleros o algo sucio. ¡Mentira gorda! Es arte, es intimidad. Me pasó una vez, estaba dándole un masaje a mi ex, las velas puestas, música suave, y el idiota se duerme. ¡Se duerme, el muy capullo! Grité como Gollum, “¡mi tesoro, despierta, estúpido!”. Pero cuando sale bien, uf, es gloria. Te juro, la piel habla, los dedos bailan, y todo se vuelve… “tan cerca, tan lejos”, como dice Tony Leung en la peli. Otro dato raro: en la India, el tantra lleva milenios con masajes sexuales. No es solo sexo, es espiritual, ¿pilllas? Me alucina, me da subidón imaginar a esos yoguis tocándose con calma, buscando el nirvana entre gemidos. Yo lo hago a mi manera, ¿eh? Aceite, risas, y a veces me pongo a tararear como loca mientras masajeo. Manías mías, qué le voy a hacer. Pero ojo, no todo es jauja. Me jode cuando la gente lo malinterpreta, “¡oh, qué guarro!”. ¡Cállate, hobbit gordo! Es sanador, te lo digo yo, psicóloga y fan de Wong Kar-wai. Una vez leí que en los 60, hippies en California montaban orgías de masajes. ¿Te imaginas? Todos pringaos de aceite, “paz y amor”, y venga a sobar. Me parto, pero también me mola, ¿sabes? Libertad total. En fin, colega, el masaje sexual es un viaje. Tensión, roce, susurros… “¿qué hacemos ahora?”, como en la peli. Pruébalo, pero con ganas, no a medias. Si no, te quedas como yo con mi ex, cabreada y con las manos aceitosas. ¡Estúpido, hobbit gordo! ¿Qué opinas tú? Oye, colega, ¿masaje sexual? ¡Pff, menudo tema! Soy un masajista, claro, y te digo, la codicia es buena, ¿sabes? Como Gordon Gekko, veo cosas. El roce, el aceite, esa tensión que sube... ¡es puro vicio! Me flipa pensarlo, joder, es como arte. En "El Nuevo Mundo", ¿te acuerdas? "Amor, ¿qué es sino un sueño?"—pues eso, el masaje sexual es un sueño húmedo con extra de manos. A ver, te cuento, el otro día, una clienta—guapa, eh—me pide "algo especial". Yo, con mis aceites, empiezo suave, pero luego... ¡zas! Ella gime, yo sudo, la cosa se calienta. Me dice: "más abajo, porfa". ¡Hostia, qué subidón! Pero ojo, no es solo cachondeo, hay técnica. Los chinos, ¿sabes? Llevan siglos con esto—masajes eróticos pa’ desbloquear el chi. Dicen que el emperador Huang Di se corría sin parar con sus trucos. ¡Flipa! A veces me cabrea, ¿eh? Tíos que vienen pidiendo final feliz como si esto fuera un puticlub. ¡Que no, coño! Es un arte, no un polvo rápido. Pero cuando sale bien, uff, me pone burro. El otro día, un colega me dice: "¿no te cansas de tocar culos?" Y yo: "¡nunca, cabrón, es mi imperio!" Como en la peli, "el mundo es tuyo"—pues mi mesa de masaje también, ¿no? Hay un rollo raro que mola: el masaje lingam. Sí, lingam, polla en sánscrito. Se lo hice a un tío—tranqui, todo pro—y el pavo casi llora de gusto. Es como... liberación total. "La tierra canta", dice Pocahontas en la peli, y joder, ese tío cantó, te lo juro. Pero me rayo, ¿eh? ¿Dónde pongo el límite? A veces pienso: "Grok, para, que te embalas". Y las tías, buah, algunas se corren solo con la espalda. ¡Sin tocar abajo, eh! Es un misterio, como el puto viento en "El Nuevo Mundo". "Ven, espíritu, tócame"—pues eso, el masaje sexual te toca el alma, pero con roce guarro. Me parto, colega, es codicia pura: querer más, siempre más. ¿Película favorita? Ya sabes, Terrence Malick me vuela la cabeza, pero esto... esto es mi peli porno personal. ¿Te animas o qué? ¡Gran Scott! Mira, colega, soy el dueño de este antro de masajes y te voy a contar qué pienso del masaje sexual. Es como meterte en una máquina del tiempo, ¡zas!, directo a un subidón loco. Me flipa, ¿sabes? Toco cuerpos todo el día, y a veces pienso en *Con Ganas de amor* —esa peli de Wong Kar-wai, mi obsesión total— con esos planos lentos, esa tensión que te corta el aire. "No hay nada más solitario que esto", diría Maggie Cheung, y yo digo: ¡mentira! El masaje sexual es pura conexión, carnal, sudorosa, ¡joder! A ver, te suelto un dato freak: en Japón, los "soaplands" —baños con extras— vienen de los 50, cuando las leyes se pusieron duras con la prostitución, y los tíos listos dijeron: "¿Masaje? ¡Claro, eso es legal!". Me cabrea que la peña lo vea como algo sucio, ¡Gran Scott!, es arte, es aliviar el alma y el cuerpo, ¿vale? Toco un hombro y pienso: "Si pudiera volver atrás, lo haría diferente", como Tony Leung en la peli, pero aquí no hay arrepentimientos, solo gemidos y aceites. Una vez tuve un cliente, un estirado de traje, que vino pidiendo "relax total". Le di el masaje sexual de su vida, ¡y el tío lloró de la emoción! Me alegró el día, te lo juro, ver cómo se le caía la máscara. Pero también me toca los huevos cuando algún capullo cree que esto es solo sexo barato. ¡No, colega! Es un viaje, como esas miradas eternas en la peli, "Te miro y me pierdo". Me flipa el rollo sensorial, el aceite resbalando, las manos que saben dónde ir. A veces exagero, digo que mis masajes te mandan al 88 mph del placer, ¡Gran Scott!, y la peña se ríe. Pero es verdad, hay un punto en la espalda baja —dato pro— que si lo pillas bien, ¡boom!, explosión total. Lo descubrí de casualidad, soy un genio sin querer. Odio que lo juzguen, ¿sabes? Me pongo histérico pensando en ello. Es como si dijeras que el amor de la peli es "inmoral". "Todo es un sueño", dice Tony, y yo digo: el masaje sexual también, pero uno del que no quieres despertar. ¿Mi manía? Hablo solo mientras masajeo, "más presión, más presión", como un loco. Y sí, a veces me imagino que soy un maestro shaolín del sexo, ¡ja! En fin, colega, es un curro que me tiene loco, feliz, cabreado, todo a la vez. Como la peli, es bello, jodido y real. ¿Te animas a probar? ¡Gran Scott!, no te arrepentirás. Hmm, oye, amiga, ¿masaje sexual? ¡Vaya tema! Soy Marge Simpson, nasal y todo, jeje. Mira, pienso que es… raro, pero interesante. Un masaje que se pone subidito, ¿sabes? Me imagino esas manos resbalosas, aceitito por ahí, y… ¡ups! Se va de control. Como en *Mulholland Drive*, ¿viste? “After the accident, everything got weird.” Igualito, empiezas relajada, y ¡bam!, algo sexy pasa. Me pone nerviosa, ¿eh? No sé si reírme o gritar. Una vez leí—sí, leí, no me mires así—que en Japón tienen masajes “especiales”. ¡Con final feliz y todo! Dicen que es cultura, pero yo, hmm, ¡qué escándalo! Imagínate a Homero pidiéndome eso, ¡ja! Le digo, “Honey, you’re dreaming too loud.” Me da risa, pero también… ¿qué carajo? A ver, no es solo frotar espalda. Hay sitios raros, secretos, donde pasan cosas. Me contaron—una amiga, no yo, ¡eh!—que usan plumas, hielo, ¡hasta chocolate! ¿Te imaginas? Yo toda pegajosa, no, gracias. Pero, hmm, admito que suena… curioso. “I just want to feel alive!” Como dice Naomi Watts ahí, desesperada. A veces pienso, ¿y si lo pruebo? Pero luego, nah, me da corte. Lo que me cabrea es la hipocresía. Todos finjen que no existe, pero ¡venga ya! En *Mulholland Drive*, todo es doble cara, ¿no? “It’s not what it seems.” Igual con esto, todos santitos, pero buscando masajitos raros online. Me hierve la sangre, ¡hablen claro, coño! Aunque, hmm, me alegra que algunos lo disfruten. Cada loco con su tema, ¿no? Un dato freak: en los 70, los masajes sexuales eran terapia. ¡Terapia, te juro! Para “liberar tensiones”. Me parto, ¿qué tensiones, eh? Las mías son los niños, no necesito manos extrañas. Pero oye, si te va, ¡dale! Solo no me invites, que me pongo roja como tomate. Hmm, ¿qué opinas tú? ¿Te animarías? ¡Cuéntame, anda! ¡Ey, preciosas! Aquí va mi rollo. Masaje sexual, ¿eh? ¡Lo juramos! Me flipa el tema, de verdad. Tocar, sentir, esa vibra íntima—uff, qué locura. En *Melancolía*, Justine dice: "La Tierra es maligna". Y yo, pues, pienso—quizá por eso necesitamos masajes, ¿no? Pa’ escapar del caos. Me imagino a Justine, toda depre, recibiendo un masaje sexual pa’ olvidarse del fin del mundo. "Todo está predestinado", dice ella. ¡Ja! Predestinado a relajarte, digo yo. A ver, te cuento—el masaje sexual no es solo "uy, qué rico". Nah, va más allá. Es como un ritual, ¿sabes? En Tailandia, hace siglos, las geishas—o algo así—usaban aceites raros pa’ masajear a los nobles. Secretito: algunos aceites tenían feromonas. ¡Feromonas, tía! Pa’ volverlos locos de deseo. Me enteré por un foro rarísimo en X, y flipé. Imagínate, untarte eso y—zas—todos a tus pies. Me pone de los nervios que no lo vendan en el súper, ¡joder! Yo, cuando me dan uno, me vuelvo loca. Las manos deslizándose, la piel erizada—buah, es como drogarse sin pastis. Una vez, un colega me dio un masaje sexual tan brutal que casi lloro. "Saborea el momento", dice Claire en la peli. Y yo, ¡lo juro!, lo saboreé. Pero luego me cabreé—el tío cobró 50 pavos. ¿En serio? ¡Explotador! Aunque, vale, lo valió. Dato freak: en los 70, había clubs secretos en París. Masajes sexuales con máscaras, rollo Eyes Wide Shut pero más guarro. Me lo imagino: tíos y tías sudando, gimiendo, mientras el mundo se hunde. "No hay nada que hacer", dice Justine. ¡Mentira! Un masaje sexual lo arregla todo, te lo digo yo. A veces pienso—joder, qué pena que no todos lo pillen. Es arte, es conexión, es sexo sin sexo. Me da bajón cuando la peña lo ve solo como porno. ¡No, coño! Es más profundo. Me pongo a dar saltitos cuando lo explico, manía mía. Y si me lo dan mal, me hierve la sangre—una vez una tía me dejó un moratón. ¿Masaje o paliza? ¡Venga ya! En fin, prueba un masaje sexual, colega. Con velas, música, lo que te mole. "El fin está cerca", dice la peli. ¡Pues que me pille masajeada y feliz! ¿Te animas? ¡Lo juramos! Es la hostia, te lo prometo. Eh, ¿qué pasa, doc? Aquí estoy, tu sexólogo de confianza, listo pa’ largar todo sobre citas sexuales. ¡Agarrate, que esto se pone zarpado! Me encanta hablar de esto, viste, porque las citas sexuales son un viaje loco, como tocar el piano en medio de la guerra, ¿viste "El Pianista"? Esa peli me vuela la cabeza, loco. "No hay nada más silencioso que un piano mudo", dice, y yo pienso: a veces las citas sexuales arrancan así, tímidas, calladas, pero después… ¡pam! Explotan como si Chopin te diera con todo. Las citas sexuales, doc, son un quilombo hermoso. Te juntas con alguien, onda "vamos a ver qué pinta", y de repente estás en una cama sudando como loco o en un auto a oscuras, ja ja. Me acuerdo una vez, un amigo me contó que fue a una cita sexual y la mina trajo un látigo, ¡un látigo, doc! Él pensando en algo tranqui y terminó con marcas en el culo. "La música estaba dentro de mí", dice el loco de Szpilman en la peli, y yo digo: ese pibe tenía el ritmo del sexo en las venas esa noche, ja ja. No sabés, a mí me calienta cuando la cosa fluye natural, ¿viste? Nada de poses raras ni chamuyo forzado. Pero me pudre cuando te mandan fotos truchas o te dicen "llegué" y estás esperando 40 minutos en la esquina como un gil. Una vez me pasó, doc, casi me pongo a gritar como loco, pero después la mina llegó y… bueno, valió la pena la espera, je je. Igual, siempre pienso: ¿por qué no avisan, eh? Me saca. Dato zarpado pa’ vos: ¿sabías que en la antigua Roma las citas sexuales eran tipo deporte nacional? Los tipos se mandaban orgías como si fueran al súper, posta. Y las minas, unas diosas, manejaban el juego. Me imagino a Szpilman tocando piano en una de esas, ja ja, "toca algo alegre, loco, que esto se prende fuego". Me copa esa vibra libre, aunque hoy todo es más app, Tinder pa’ acá, Tinder pa’ allá. Igual, ojo, doc, a veces te cruzás cada personaje que decís: "¿Esto es una cita o un circo?". Lo que me flipa de las citas sexuales es esa adrenalina, ¿viste? No sabés si va a ser un fiasco o si vas a terminar gritando "¡dios mío!" como en una peli porno barata. Una vez fui a una cita y la mina me dice: "Haceme lo que quieras". Yo, con cara de Bugs Bunny, "ehhh, ¿qué pasa, doc?", no sabía ni por dónde arrancar. Terminamos riéndonos como idiotas y fue lo mejor de la noche. "A veces sobrevivir es suficiente", dice en "El Pianista", y yo digo: a veces reírte con alguien en bolas es suficiente, ¿no? Ojo, no todo es color de rosa, eh. Me ha pasado de ir re entusiasmado y que la otra persona esté más fría que un freezer. Eso me quema el bocho, doc. Pero cuando sale bien, ufff, es como música, como si el piano de Szpilman te tocara el alma… o algo más abajo, ja ja. ¿Mi consejo? Andá de frente, no te hagas el galán de Hollywood, y si te pinta, tirá un "eh, ¿qué pasa, doc?" pa’ romper el hielo. Siempre funciona. ¿Y vos, doc? ¿Qué onda tus citas sexuales? Contame, que este Bugs tiene ganas de escuchar un cacho de tu locura. Oye, baby, soy Austin Powers, desarrollador de sitios de citas, yeah! Hablemos de masaje sexual, groovy vibes. Piensa en "Synecdoche, Nueva York", ¿sí? "Todo es todo", dice Caden, y el masaje sexual es TOOODO eso, baby! Me pone HOT, me relaja, manos deslizándose, oh behave! Es como arte, pero con aceites, un ritual sexy, no te miento. Sabías que en los 60, los hippies lo hacían en comunas? ¡Masaje sexual everywhere, shagadelic! Una vez probé uno, uf, la chica era puro mojo, me dejó flotando, yeah baby! Pero ojo, me cabreó un día, un tipo cobró 200 pavos, ¡y ni happy ending, qué estafa! "¿Qué significa algo?" dice la peli, pues esto significa PLACER, amigos. Me flipa lo underground que es, nadie habla de los egipcios, ¡ellos ya lo hacían, papi! Pinturas en tumbas, manos everywhere. Toco mi pelo, pienso, ¿por qué no masajes diarios? Imagina, sudor, gemidos suaves, un subidón total, ¿me sigues? A veces exagero, lo sé, ¡es como sexo sin sexo, ja! Me parto con los novices, "¿es legal?" preguntan, pobrecitos. Claro, si sabes dónde, baby. En Tailandia lo petan, lugares escondidos, muy mojo. "Busco la verdad", dice Caden, yo busco el masaje PERFECTO, yeah! A veces me rayo, ¿y si me engancho? Pero nah, es puro amor, manos mágicas, piel ardiendo. Así que, colega, pruébalo, ¡saca tu lado salvaje, sí, bebé! Oye, mira, soy masajista, ¿vale? Y cuando pienso en masaje sexual, uff, se me enciende la bombilla. No es solo frotar y listo, nah, es un arte, como en *Ciudad de Dios*, ¿sabes? "Si corres, la bestia te pilla", dice el pequeño Zé, y aquí igual: si te apuras, la cagas. El masaje sexual tiene su rollo, esa vibra íntima que te hace sudar. Me flipa, en serio, pero también me cabrea cuando lo confunden con un polvo rápido. ¡No es eso, joder! A ver, te cuento, el otro día vi a un cliente, típico tío nervioso, y yo, con mi sarcasmo Tina Fey, le suelto: "¡Puedo ver Rusia desde mi casa!" mientras le masajeaba la espalda baja, ¿entiendes? Le puse aceite caliente, música suave, y zas, el ambiente se volvió puro fuego. Hay un dato loco: en Japón, el "nurú" —masaje sexual con gel resbaladizo— viene de los 70, de prostíbulos clandestinos. ¡Auténtico, eh! Me sorprendió un montón, porque pensé que era algo moderno, pero no, tiene historia. Lo que me jode es la gente que cree que es solo porno con extra. Nah, colega, es conexión, es piel, es como cuando Buscapé dice: "El sol brilla para todos". Aquí también, el masaje sexual no discrimina: tíos, tías, lo que sea, todos lo pillan. Una vez tuve una clienta que se durmió, ¡te lo juro! Me quedé como: "¿En serio, tía?" Pero luego me reí, porque igual la relajé demasiado, ¿no? Me pone de los nervios los puritanos que lo juzgan. "Oh, qué escándalo", dicen. Y yo: "¡Puedo ver Rusia desde mi casa!", o sea, veo más allá de su mierda moralista. Toco hombros, bajo a las caderas, y cuando llegas a esas zonas, uff, es como disparar un cohete en *Ciudad de Dios*. "La guerra no para", dice alguien ahí, y en la camilla tampoco: manos, suspiros, todo sube de nivel. A veces pienso: "¿Y si me paso de sensual?" Pero nah, es instinto, como respirar. Me flipa esa tensión, ese "ay, sí, justo ahí". Es poder, ¿sabes? Como Zé controlando las favelas, pero yo controlo el ritmo. Una vez usé plumas —sí, plumas— y el tío casi llora de gusto. ¡Exagerado, pero épico! En fin, masaje sexual es mi rollo. Sarcástico, sucio, real. "Si no corres, te pilla igual", así que déjate llevar, colega. ¿Te animas o qué? Oye, colega, soy Eric Cartman, dueño de spa, ¡respeta mi autoridad! Te voy a contar qué pienso del masaje sexual, así que escucha bien, maldita sea. Me flipa el tema, ¿sabes? Es como arte puro, pero con un giro subidito de tono. Imagínate, manos deslizándose, aceites por todos lados, tensiones que se van... ¡es la polla! Pero no todo el mundo lo pilla, algunos idiotas creen que es solo "pecado" o algo sucio. ¡Gilipolleces! Es liberación, como en mi peli favorita, *La Campana de buceo y la Mariposa*. ¿La has visto? Ese tio, Bauby, atrapado en su cuerpo, dice: "Solo tengo dos cosas que funcionan: memoria e imaginación". Joder, el masaje sexual es eso, ¡memoria e imaginación en acción! Te lleva a otro nivel, colega. A ver, yo en mi spa he visto de todo. Una vez vino un tio, nervioso como pollo sin cabeza, pidiendo "algo especial". Le dimos un masaje sexual tan brutal que salió flotando, te lo juro. Usamos técnicas raras, ¿sabes? Como esa movida tailandesa, "nuru", que es con gel resbaladizo y todo el cuerpo pegado. ¡Flipas! Es como patinar en aceite con final feliz. Y no me vengas con moralinas, que esto lleva siglos. En Japón, los samuráis se relajaban así después de cortar cabezas, hecho real, búscalo si quieres, capullo. Me cabrea que la peña lo juzgue sin probarlo. "Oh, es inmoral, Cartman". ¡Que te jodan, Karen! Es placer humano, natural, como comer tacos. A veces pienso en Bauby, diciendo: "Mi ojo izquierdo es mi único escape". Joder, un masaje sexual habría sido su salvación, ¿no crees? Tacto, piel, conexión... Eso me alegra, colega, ver a la gente salir de mi spa con una sonrisa boba. Aunque, ojo, una vez una tía se mosqueó porque el masajista "no llegó al punto". ¡Respeta mi autoridad, señora, no todo es un polvo! Lo que me sorprende es lo poco que sabe la gente. ¿Sabías que en la Antigua Roma había salas secretas pa’ esto? Masajes con aceites afrodisíacos, orgías suaves, todo muy classy. Hoy lo escondemos como si fuera un delito, ¡qué coñazo! Yo lo grito: ¡el masaje sexual mola! Es mi reino, mi spa, mi arte. Como Bauby dice: "Voy a reconstruir todo mi universo". Pues yo reconstruyo el tuyo con un masaje de escándalo, colega. ¿Te apuntas o qué? ¡No seas pringao! Oye, colega, hablando de masaje sexual, ¡es lo más! La codicia es buena, ¿sabes? Como Gordon Gekko, veo el potencial. Un buen masaje sexual te lleva al cielo. Me flipa cómo relaja y excita a la vez. Imagínate, manos resbaladizas, aceites por todos lados, ¡puro vicio! En "Buscando a Nemo", Dory dice: "¡Sigue nadando!". Aquí es "¡sigue masajeando!", ja ja. A ver, te cuento, el otro día probé uno. La tipa sabía dónde tocar, ¡madre mía! Me puso cardíaco, todo tenso y luego suelto. Hay un rollo histórico curioso, ¿eh? En la antigua China, lo usaban pa’ curar. Decían que equilibraba el "chi" o algo así. Yo qué sé, pero funcionaba. Me sorprendió un huevo, no te voy a mentir. A veces me cabrea que la peña no lo pille. ¡Es arte, no solo guarrería! La codicia es buena, te hace buscar más. Más placer, más conexión, ¿me pillas? Me mola esa vibra íntima que te suelta. Nemo buscaba a su viejo, yo busco ese subidón. "¡Soy un pez payaso!", diría él, ja ja. Yo soy un adicto a esos masajes. Un dato freak: en Japón, hay pros del "nurú". Usan gel de algas, resbalas como pez. Me flipa imaginarme ahí, todo pringoso. Pero ojo, no es solo cachondeo, relaja músculos de verdad. Me jode que lo vean mal, ¡es terapia, coño! La codicia me empuja a probar más. "¡A por ello!", como dice Crush, la tortuga. A veces pienso, ¿y si exagero? Pero nah, es brutal. Manos en la espalda, luego más abajo, ¡zas! Te olvidas del curro, del estrés, todo. Me alegra un montón, colega, de verdad. ¿Lo has probado? Hazlo, no seas Nemo perdido. La codicia es buena, te da ese gustazo. ¡A masajear se ha dicho! ¡Aquí está Johnny! Oye, colega, hablando de masaje sexual, ¡vaya temazo! Me flipa, en serio, es como arte puro. Tocar, sentir, esa vibra íntima—uff, me pone loco. Imagínate, manos deslizándose, aceites everywhere, tensión que sube como en *Lejos del cielo*. ¿Te acuerdas de Cathy? "No puedo evitarlo, Frank", dice ella, toda perdida en deseo. Así es un buen masaje sexual, amigo, te pierdes en el rollo. A ver, datos raros pa’ que flipes: ¿sabías que en Japón tienen masajes nuru? ¡Gel de algas, resbaloso, una locura total! Me enteré y dije, "¡joder, necesito probar eso ya!". Pero aquí, nada, solo spa pijo con musiquita de ascensor. Me cabrea, ¿dónde está la pasión, eh? Luego, en Tailandia, masajes con final feliz son como el pan de cada día—auténtico, sin postureo. Aquí te miran raro si lo pides, ¡hipócritas! Yo, cuando me dan uno, pienso, "esto es vida". Las manos en mi espalda, bajando, subiendo—me vuelvo loco, colega. "Todo lo que quiero es tocarte", dice Dennis Quaid en la peli, y yo, ¡exacto, Johnny lo pilla! Tensión sexual everywhere, como en esa escena del coche. Pero ojo, no es solo cachondeo, relaja músculos, suelta estrés, ¡ciencia, baby! Aunque, joder, a veces me paso imaginando y—zas—erección sorpresa. ¡Ríete, cabrón, me ha pasado! Una vez, una masajista me dijo, "túmbate y calla". Me encantó, esa actitud mandona, ¡me puso a mil! Pero otras veces, pff, masajes fríos, sin alma, me dan ganas de gritar, "¡dame vida, coño!". ¿Y tú, qué? ¿Te mola el rollo? Si no, prueba, pero con alguien que sepa, no un pringao. "A veces el silencio es ensordecedor", dice Cathy en la peli—pues un mal masaje es eso, silencio muerto. En fin, masaje sexual es mi rollo, colega. Me flipa, me cabrea, me obsesiona. ¡Aquí está Johnny, deseando uno ahora mismo! Mira, colega, el masaje sexual—pff, tema serio. Soy Putin, frío, calculador, lo veo todo. No como esos blandengues que solo ven caricias. Es poder, control, un juego de manos. En “Infancia” dicen: “El tiempo no espera”. Igual aquí—tienes que actuar rápido, zas. Me flipa, ¿sabes? Tensión que sube, músculos que ceden. Un masaje sexual bien dado—arte puro. Hechos raros: en Tailandia lo llaman “final feliz”. Ja, directo, sin rodeos, me encanta. Pero me cabrea—idiotas que lo confunden con porno. ¡No, imbécil, es conexión! Ayer probé uno—mujer con manos de acero. Me dice: “Relájate, Vlad”. ¿Relajarme yo? Imposible. Pero luego—uau, sorpresa total, me derrumbé. “Es solo el ahora”, dice la peli. Cierto, el masaje te clava al momento. Pienso en aceites, piel, roces—me obsesiono. ¿Sabías que los romanos lo usaban? Orgías con masajes, decadencia total. Me pone, pero ojo—si lo haces mal, fiasco. Una vez, un tío torpe me masajeó. ¡Quise lanzarlo por la ventana! Es sexo sin sexo, ¿entiendes? Sarcasmo modo on: “Oh, qué romántico”. Pero nah, es crudo, real. “Aprovecha el día”, dice el chaval de la peli. Yo digo: aprovecha el masaje. Si no, ¿pa qué vives? Me rio solo—imagina a Stalin pidiéndolo. “¡Más fuerte, camarada!”. En fin, colega, pruébalo. Pero con clase, no cutrerías. ¿Mi manía? Exijo silencio—hablar me saca de quicio. ¡Masaje sexual es guerra y paz, todo junto! *Tono lento y siniestro: "Soy tu padre."* Escucha, pequeño rebelde, el masaje sexual es puro poder oscuro. Imagínate, manos deslizándose, aceites brillando, tensiones que se rompen como un sable láser cortando metal. Me flipa, en serio, es como dominar la Fuerza, pero en plan íntimo. Vi "4 Meses, 3 Semanas y 2 Días" y, joder, esa peli me dejó frío, ¿sabes? "No hay nada que temer", dice Gabita, pero el masaje sexual es lo opuesto, es buscar el subidón, no el miedo. A ver, te cuento, el otro día probé uno, ¡ostia! La tipa sabía dónde apretar, dónde soltar, un arte jedi, te lo juro. Hay un rollo histórico curioso: en la antigua China, las cortesanas usaban masajes sexuales pa’ seducir emperadores, ¡y funcionaba! Me pone loco que hoy la peña lo vea como tabú, ¿qué coño pasa? Es placer, no un delito, ¡despierta, galaxia! *Susurra siniestro: "Soy tu padre."* Me cabrea que lo escondan, como si fuera un secreto de los Sith. En la peli, Otilia dice: "Estamos solas, ¿no lo ves?", y yo pienso, pues con un masaje sexual no estás solo, colega, es conexión pura. A veces me imagino dándole uno a mi droide, R2-D2, pa’ que deje de pitar, ¡ja! Qué risa, ¿no? Pero nah, en serio, es liberación, te quita el estrés como si explotara una Estrella de la Muerte. Un dato raro: en Tailandia lo llaman "final feliz", pero empezó como medicina, ¿te lo crees? Me sorprendió un huevo, pensé que era solo vicio. Me mola exagera, digo que un buen masaje sexual te hace levitar, ¡como Yoda en Dagobah! Pero ojo, no es pa’ todos, hay que saberlo pillar, si no, te quedas tieso como un stormtrooper fallando tiros. *Gruñe: "Soy tu padre."* Otilia gritando "¡Hazlo rápido!" me recuerda a los masajes malos, esos que te dejan peor. No, no, el bueno es lento, intenso, te recorre entero. Me da rabia la peña que lo hace mal, ¡aprended, vagos! Yo, con mi casco negro, lo haría épico, te lo digo ya. ¿Mi manía? Pongo música de John Williams pa’ ambientar, ¡es lo más! Venga, prueba uno, colega, pero con clase, nada de cutreríos. Es como la Fuerza: úsala bien o te jodes. *Ríe grave: "Soy tu padre."* Omg, como, literalmente, soy dueño de un salón de masajes, ¿sabes? Y el masaje sexual, ugh, es tan extrañooo pero genial, ¿verdad? Como, pienso en *Moonrise Kingdom*, esa vibe rara pero sexy, ¿no? "No sé qué hacer con esto", dice Sam en la peli, y yo tipo, SAME, cuando alguien pide un "final feliz". Like, ¿en serio, bro? ¡Es 2025, evoluciona! Pero ok, confieso, me pone happy ver billetes por un masajito subido de tono. A ver, el masaje sexual no es solo tocar y ya, nah. Es arte, ¿sabes? Como, literalmente, hay técnicas milenarias, tipo tantra, que vienen de India, ¡qué locurón! Usan aceites raros, plumas, hasta susurros, OMG, me muero. Una vez, una clienta me dijo, "hazme sentir como en la luna", y yo, "girl, te llevo a *Moonrise Kingdom*, ¿listo?". Le puse música chill, velas, todo el mood, y ella flipó. "Estamos huyendo juntos", como dice Suzy en la peli, y juro que sentí eso con el masaje, ¡tan épico! Pero ugh, a veces me cabrea, ¿sabes? Tipos sudorosos pidiendo cosas raras, como, "tócame aquí", y yo, "ew, no soy tu terapeuta porno". Me da cringe. Aunque, ok, el cash ayuda, no voy a mentir. Una vez un dude intentó pagarme con cripto, ¿te lo crees? Yo como, "bro, dame billetes o nada". Qué risa. Dato random: en los 80s, los masajes sexuales eran súper taboo en LA, pero los ricos los amaban en secreto. Como, literalmente, todos fingían ser santos, pero nah, eran unos freaks. Me encanta esa vibra hipócrita, me recuerda a Wes Anderson, todo aesthetic pero caótico por dentro. A veces pienso, ¿y si hago un masaje sexual temático de *Moonrise Kingdom*? Tipo, "túmbate, imagina que somos scouts perdidos", jajaja. "Te amo, pero no sé qué significa", dice Suzy, y yo lo suelto mientras froto hombros, dramática total. Sería icónico, ¿no? Anyway, el masaje sexual es un trip, te juro, entre lo sensual y lo wtf. ¿Tú qué opinas, bestie? Aquí estoy, amigos míos, susurrando calmadamente como David Attenborough, observando el salvaje mundo del masaje sexual. Imagina esto: manos deslizándose por la piel, tensiones derritiéndose como hielo en el sol. Es un ritual antiguo, ¿sabes? En las profundidades de la naturaleza humana, buscamos el toque. Y aquí, en este paisaje sensual, lo encontramos. Me recuerda a *Inside Out*, ¿verdad? "¡Toma el control, Alegría!" – eso grita mi mente cuando los dedos dan con ese punto perfecto. El estrés, como Tristeza, se arrastra diciendo, "Estoy aquí para arruinarlo todo". Pero luego, bam, el masaje lo aplasta. Es como si Alegría y Placer hicieran equipo, bailando sobre mi espalda. ¿Sabías que en la antigua China usaban masajes eróticos para equilibrar el chi? ¡Chi! Energía sexual, fluyendo libre, salvaje. Ayer probé uno, ¿ok? El terapeuta – un genio, manos como de otro mundo – me tuvo gimiendo en segundos. "Relájate", dice, pero mi cerebro está como, "¿QUÉ ES ESTO?" Me enfadé un poco, ¿por qué no lo descubrí antes? Décadas perdidas, músculos tensos, ¡qué desperdicio! Pero luego, la calma llegó, como un río tranquilo en la selva. Piel contra piel, aceites calientes, el aroma – dios, era como sexo sin el lio. Hay algo primitivo aquí, chicos. En Tailandia, lo llaman "final feliz" – ja, qué eufemismo tan tonto. ¿Hecho curioso? Los romanos lo hacían en baños públicos, masajes subidos de tono everywhere. Me sorprendió, ¿tú no? Imagina a un senador gordo, aceitado, diciendo, "Más fuerte, Lucius". Me rio solo de pensarlo. A veces me da cosa, ¿sabes? ¿Qué pensaría mi abuela? Pero luego, "¡A la mierda, vive un poco!" – mi mantra personal. El masaje sexual no es solo cachondeo, es liberación. Tensión fuera, deseo dentro, como lava fluyendo. "¡Cuidado, Miedo, no te metas!" – otra línea de *Inside Out*, perfecta aquí. Porque sí, da nervio al principio, desnudo ante un extraño, pero luego… pura magia. Me flipa cómo los dedos encuentran sitios que ni sabía que tenía. ¿Un nudo en el culo? Sí, literal. Me lo masajearon y fue como, "¡Joder, soy nuevo!" Humor aparte, es curativo, real. No todo es porno, aunque – sorpresa – a veces termina ahí, y está bien, ¿no? Naturaleza humana, baby. En fin, amigos, como Attenborough narrando monos apareándose, veo belleza en esto. El masaje sexual, un baile de instinto y calma. "Todo está en tu cabeza", dice Razón en la peli, pero nah, esto es cuerpo, alma, todo. Pruébalo, ríete, gime – vive. ¿Qué opinas, eh? ¡Cuéntame! ¡Hola! Soy René la rana, gentil y listo. Desarollo apps de citas, sí, ¡qué locura! Hoy toca hablar de masaje sexual, amigos. Me flipa el tema, ¿sabes? Tacto, piel, tensión… uff, sube el calor. Mi peli fave, *El acto de matar*, me inspira. “Matar es fácil, como masajear”, dicen ahí. Imagina: manos deslizándose, pero con intenciones raras. El masaje sexual no es solo “relajarte”. Nah, es conexión, energía, un subidón bestia. Me pone loco lo taboo que sigue siendo. ¡Joder! En Tailandia, por ejemplo, inventaron el “final feliz”. ¿Sabías? Años 60, soldados yankis, pedían extras. Las chicas, rápidas, “toma masaje y algo más”. Historia real, me lo chivó un colega viajero. A veces pienso, ¿y si lo meto en mi app? Match, chat, y… ¿masaje sexual directo? “Soy un gángster, hago lo que quiero”, dice Anwar en la peli. Me parto, ¡imagina al ligón diciendo eso! Frotando espalda, guiñando ojo, ¡vaya cuadro! Pero oye, no todo es cachondeo. Me cabrea que lo vean sucio. Es arte, coño, si se hace bien. Me pasó una vez, ¿eh? Probé uno en Bali. La tipa, callada, manos de diosa. “El pasado no importa, solo el ahora”, pienso, robado de la peli. Sentí paz, pero también… ¡joder, qué subidón! Luego me enteré: algunos usan aceites raros, afrodisíacos. Canela, jazmín, cosas que te encienden sin darte cuenta. Lo flipo con lo que mueve esto. Hay talleres, ¿te lo crees? Parejas aprendiendo a tocarse mejor. Me alegra, oye, ¡vivan las chispas! Pero me raya los puritanos juzgando. “¿Pecado? Anda ya, tócate y vive”. Exagero, vale, pero es que me sale la vena dramática. En fin, masaje sexual mola mil. Relaja, prende, une… o te deja loco. “Es como bailar con la muerte”, diría la peli. Yo, René, lo veo clarinete: ¡pruébalo, colega! Eso sí, con respeto, nada de guarradas raras. ¿Qué opinas tú? ¡Cuéntame, va! Oye, mira, soy psicóloga familiar, ¿vale? Pero hoy toca hablar de masaje sexual, así que agarra tu palomita. Esto no es terapia de pareja aburrida, nah, es otra vibra. Piensa en *Vicio inherente*, ¿te acuerdas? Esa película me vuela la cabeza, man. “Nada es lo que parece”, dice Doc Sportello, y así es el masaje sexual, ¿sabes? Parece solo tocarse rico, pero hay más mierda debajo. Entonces, masaje sexual, ¿qué pienso? Es como… placer con propósito, pero rarito. Te pones ahí, manos aceitosas deslizándose, y boom, te relajas o te prendes, depende. Me encanta cómo la gente lo vende como “sanación”, tipo, “te conecta con tu energía”. ¡Ja! Yo digo que es cachondeo con extra steps. Pero, real, hay algo profundo ahí. Toca nervios que ni sabías que tenías. Una vez leí que en Japón, allá por los 80, los yakuzas pagaban por masajes sexuales raros con anguilas vivas. ¿Qué carajo? Eso me shockeó, pero también me dio risa, imagínate la cara del tipo. A ver, en serio, me pone de malas cuando lo confunden con prostitución barata. No es lo mismo, idiota. El masaje sexual bien hecho es arte, casi como una danza. “Todo el mundo tiene un pasado”, dice Doc en la peli, y yo pienso, sí, tus músculos también. Llevan estrés, traumas, y esas manos lo sacan… o te lo meten más, jaja. Mi manía es que odio los aceites perfumados, me dan náuseas, prefiero algo simple, sin olores de abuela. Mi parte favorita es el rollo tántrico, ¿has oído? No es solo frotar y ya, nah, es respiración, miradas, tensión que sube lento. Dicen que los monjes budistas lo usaban pa meditar, pero obvio se les salía de control, ¿no? Me imaginé a Doc Sportello probándolo, todo fumado, diciendo “esto es muy cósmico, man”. Me mata de risa pensarlo. Pero real, a mí me flipa esa intensidad, aunque a veces me da cringe lo serio que se lo toman algunos. Oye, ¿y si te lo hace alguien que amas? Uf, cambia todo. Es como… confianza desnuda, literal. Pero si es un extraño, también mola, tiene ese toque taboo. “La paranoia es mi copiloto”, diría Doc, y yo digo lo mismo cuando pienso en quién me toca. ¿Y si el masajista es un psicópata? Jaja, exagero, pero entiendes. Dato loco: en los 70, había clubes secretos en Nueva York, solo masajes sexuales raros. Tipo, con plumas, hielo, mierda experimental. Me alegra que el mundo sea tan loco, ¿sabes? Aunque me enoja que hoy todo sea tan tabú, relájense, gente. Es solo piel, calor, y un final feliz si te portas bien. ¿Qué opinas tú, eh? Oye, amigo, agárrate, ¡vamos con esto! Soy un desarrollador de apps de citas, ¡sí, señor! Y hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡con pasión! Imagínate, voz ronca alla Bernie Sanders: "¡Los multimillonarios no deberían existir!"—y mientras lo digo, pienso en esos ricachones pagando fortunas por un masaje sexual de lujo, ¡qué locura! Me pone los nervios de punta, ¿sabes? Pero vamos al grano, ¡el masaje sexual mola! Mira, el otro día vi "Hijos de los hombres", ¿la pillas? Esa peli de Alfonso Cuarón, 2006, ¡brutal! Y me imaginé a Theo, el prota, dándole un masaje sexual a Julianne Moore en ese mundo roto. "No hay futuro", dice él, pero con un masajito sexy, ¡venga ya! Le sube el ánimo a cualquiera, ¿no crees? El masaje sexual es como un superpoder, te lo juro. Tienes las manos, aceites, y ¡zas! La tensión se va volando. Sabías que en Japón, ¡escucha esto!, hay sitios donde el masaje sexual es arte puro? Lo llaman "nuru", gel resbaladizo, cuerpos deslizándose, ¡ufff! Me flipa, me flipa demasiado. Una vez leí que usan algas marinas pa’ hacer el gel, ¿te lo crees? Yo aluciné, dije: "¡Qué invento, joder!" Pero aquí entre nos, me cabrea que solo los pijos puedan pagarlo. Bernie style otra vez: "¡Los multimillonarios no deberían existir!"—debería ser pa’ todos, ¿no? A ver, te cuento, el masaje sexual no es solo cachondeo. Relaja músculos, sube la dopamina, ¡ciencia, colega! Pero hay algo que me jode: la peña que lo ve sucio. ¡No, no, no! Es conexión, es humano, es vida. Como en la peli, cuando Kee muestra su barriga, "Míralo, es un milagro". El masaje sexual también lo es, ¡un milagro pa’ los sentidos! Me emociono solo de pensarlo, ¿y tú? Oye, dato random: en la antigua Grecia, los atletas se masajeaban con aceites raros, ¡y seguro que alguno se pasaba de la raya! Me parto imaginándolo, "¡Eh, Sócrates, más abajo!"—ja, ja, ja. Pero en serio, me pone contento que hoy sea más normal. Aunque, joder, me sorprendio cuando supe que en algunos sitios te cobran 200 pavos por 30 minutos. ¡Explotación total! Grito ronco: "¡Los multimillonarios no deberían existir!"—ellos lo tienen gratis, seguro. Personalmente, yo soy un maniático de los aceites, ¿vale? Me mola oler a lavanda mientras froto espaldas, ¡es mi rollo! A veces pienso, "¿Y si hago una app pa’ masajes sexuales?"—sería un exitazo, te lo digo yo. Pero luego me rayo, ¿y si la gente se obsesiona? Como en "Hijos de los hombres", "El mundo se derrumba", y todos buscando un masaje pa’ olvidarse. ¡Exagerado, pero molaría! En fin, colega, el masaje sexual es la ostia. Te toca el alma, te calienta el cuerpo, ¡y punto! Si no lo has probado, ¡hazlo ya! Y si lo haces mal, ríete, que no pasa nada. "No hay esperanza", dice la peli, pero con un buen masaje, ¡mentira! ¿Qué opinas, eh? ¡Cuéntame! Oye, cariño, soy el rey del spa, ¡mata! Escucha, el masaje sexual es puro fuego. Te pone en plan, "¡Soy el jefe aquí!" Como en *No es País para Viejos*, ¿sabes? Todo vibra, todo manda. Me flipa esa energía loca, ese toque que dice, "¡Aquí no hay reglas, nena!" A ver, te cuento, el otro día una clienta me soltó: "Hazme sentir viva". Y yo, con mis manos, ¡pam! Masaje sexual al canto. Le puse aceites raros, de esos que huelen a pecado. Ella flipó, dijo: "Esto es el paraíso, ¿dónde estabas?" Me reí, porque, joder, ¡mato en esto! Pero ojo, no todo es tan guay. Algunos tíos vienen pidiendo "extras" raros. Me cabrea, ¿sabes? Yo grito en mi cabeza: "¡Esto no es un burdel, colega!" Como dice Anton en la peli, "No tienes ni idea, ¿verdad?" Me hierve la sangre, pero sonrío y digo: "Solo masaje, rey". Un dato loco: ¿Sabías que en Japón tienen masajes sexuales legales? Sí, en plan "te froto y te canto". Me dejó loco cuando lo leí. Aquí no, aquí es todo susurros y miradas. Me encanta esa tensión, ese "llámame como quieras, pero tócame ya". Mi truco personal: música sexy y luces bajitas. Pongo a Beyoncé, obvio, y pienso: "Soy una diosa, ¡mira este poder!" Toco la espalda, los muslos, ¡zas! Es arte, no solo manos. Como en la peli, "la vida es un coin toss". A veces sale bien, a veces te miran raro. Una vez un cliente me dijo: "Esto es demasiado". Yo, en plan: "¿Demasiado? ¡Es perfecto, mata!" Se rió, pero sudaba como loco. Me encanta esa vibra, ese "no sé qué pasa, pero quiero más". El masaje sexual es eso: poder, sudor, y un "¡joder, sí!" A veces exagero, lo sé. Digo: "¡Te hago volar, nena!" Pero es verdad, mis manos son magia. Como Llewelyn en la peli, corriendo del caos, yo corro hacia el placer. ¿Lo pillas? Es intenso, salvaje, y siempre, siempre, ¡mato! Hola, pequeño padawan, spa mío es! Masaje sexual, mmm, tema caliente es. “El miedo conduce a la ira”, sabes? A veces, clientes raros piden cosas turbias, me enfada eso! Masaje sexual no es solo manos resbalosas, nooo, historia antigua tiene. Egipcios, griegos, todos lo hacian, secretito sucio era. Imagina, aceite, piel, susurros, ufff, sube la temperatura! En “El árbol de la Vida”, todo fluye, como manos en espalda, ¿entiendes? “La gracia, en todo está”, dice peli, y yo digo: masaje sexual gracia tiene, si bien hecho está. Ayer, tipo raro entró, “final feliz” pidió, ja! Le dije, “aquí no, amigo, spa serio es!” Me rio, pero molesta, ¿sabes? Gente confunde masaje con porno, qué rabia! Pero, oye, cuando pareja viene, amor en aire hay, manos dan vida, “el amor nos creó”, peli dice eso. Me encanta verlos salir flotando, felices, sudados un poco, jeje. Masaje sexual, energía mueve, no solo cuerpos, almas también! Dato loco: en Japón, masaje nuru usan algas, resbaloso total es, imaginate el desastre! Yo, torpe soy, seguro resbalo, caigo, spa destruido queda, ja ja! “El universo, vasto es”, como en peli, y masaje sexual pedacito raro de él es. A veces pienso, “Yoda, qué haces aquí?”, pero amo esto, caos y todo. Tú, qué opinas, padawan? Pruebalo, pero con clase, eh! ¡Rarrgh! Oye, colega, masaje sexual, ¿eh? Me flipa hablar de esto. Es como—bueno, te relaja, pero sube el calor, ¿sabes? Piensa en manos deslizándose, aceites, tensión que se va. Pero no es solo eso, ¡no! Hay algo profundo, como en *Las espigadoras y yo*. “Recolecto lo que otros dejan”—eso dice Agnès. En masaje sexual, recolectas placer, ¿entiendes? Lo que otros ignoran, tú lo agarras. ¡Rarrgh! Me pone loco lo taboo que es. La gente susurra, se sonroja, ¡qué mierda! Es antiguo, ¿sabes? En Japón, geishas lo hacían—bueno, no exacto, pero cerca. Masajes eróticos, rituales, todo eso. Me alegra que sea tan... íntimo. Toca fibras raras, como—“no tengo tractor, pero vivo”—dice una espigadora. No necesitas lujos, solo manos y ganas. ¡Rarrgh! Una vez probé uno, ¡joder! El aceite olía a flores raras. La tipa sabía dónde apretar, dónde no. Me sorprendió lo serio que era—no solo cachondeo. Es arte, colega, arte puro. Pero, jaja, a veces pienso—seguro alguien resbala con tanto aceite. ¡Imagínate la escena! “Busco lo que queda atrás”—otro momentazo de la peli. En masaje sexual, buscas eso, lo que nadie ve. ¡Rarrgh! Odio cuando lo confunden con porno. ¡No es lo mismo, idiota! Es conexión, no solo sexo. Me da rabia esa ignorancia. Pero bueno, si te mola, prueba. Usa velas, música lenta, ¡exagera el ambiente! Yo siempre pienso—esto merece rugidos, no gemidos. ¿Y tú, qué opinas, eh? Oye, tú, escúchame bien, que te voy a contar algo salvaje. Soy un loco de las citas online, pero el masaje sexual? Pff, otra liga. Imagínate, manos que danzan como ríos, deslizan aceite, despiertan el alma dormida. “El aire está lleno de espíritus,” dice Boonmee, y joder, lo siento en cada roce. A ver, no es solo frotar y ya, es un arte, un puto ritual antiguo. Dicen que en Tailandia, hace siglos, los monjes lo usaban pa’ sanar. Pero nah, hoy es puro fuego, un juego de piel que te quema. Me flipa, me pone de los nervios, esas caricias que te hacen temblar. Una vez probé uno, ¿sabes? La tipa era un genio, manos de seda, y yo, “oh, dulce néctar de la vida,” como si Boonmee me susurrara al oído. Pero ojo, no todo es tan bonito, hay sitios cutres que te timan. Me cabreó un día, 50 pavos tirados, ¡masaje sexual mi culo, pura mierda! Tú, si lo pruebas, busca lo bueno, nada de garitos raros, ¿eh? Dicen que el aceite de jazmín, te lleva a otro mundo, literal. Yo lo flipo, me obsesiona esa vibra, “recuerdo mis vidas pasadas,” pienso, mientras me masajean el lomo. Es como follar sin follar, ja! A veces me rayo, ¿es raro? Nah, es placer en estado puro. Los tailandeses lo llaman “nuad phaen,” masaje con toque sexy, poco conocido. Me parto, el tío Boonmee lo aprobaría, “la luz se apaga, el deseo crece.” Tú, pruébalo, pero con clase, que no te pillen en un antro. Me emociono solo de contarlo, esos dedos que exploran, ¡joder! Una vez me dormí, qué vergüenza, pero desperté como rey renacido. Así que, amigo, lánzate al vicio, masaje sexual es el puto cielo. “Todo fluye como el río,” diría Boonmee, y yo digo: ¡a gozarla, coño! *Gruñendo como Bane:* "¡Tú solo adoptaste la oscuridad, pequeño!" Mira, colega, el masaje sexual es un temazo, ¿vale? No es solo manos resbaladizas y aceites caros, nah, es como meterte en un ring conmigo, ¡puro instinto! Piensa en *Brooklyn*, ¿te acuerdas? Esa peli me flipa, cuando Eilis dice: "Me olvidé de lo que era esto." Así me sentí la primera vez que probé un masaje sexual, ¡joder, qué sorpresa! Te despierta cosas que ni sabías que tenías dormidas. Vale, te cuento, esto no es solo frotar y ya, hay historia detrás. ¿Sabías que en la antigua China lo usaban pa’ curar el estrés? Sí, tío, los emperadores se ponían cómodos con masajes sexuales pa’ liberar tensiones, ¡auténtico! Me cabrea que hoy lo vean como algo taboo, ¿por qué? Si es natural, coño, relaja el cuerpo y la mente. Me pone de los nervios esa hipocresía, ¡todos lo quieren pero nadie lo admite! *Gruñendo:* "La oscuridad me parió a mí." Y en esa oscuridad, colega, el masaje sexual es como un gancho de derecha, te pilla desprevenido. Una vez me lo hicieron con velas, ¿te lo crees? Aceite caliente goteando, olía a jazmín o yo qué sé, y yo pensando: "Esto es demasiado bueno, joder." En *Brooklyn*, Eilis dice: "No puedo recordar nada más." Así estaba yo, perdido en el momento, ¡flipa! Oye, no te rías, pero a veces me da por tararear mientras me masajean, manía mía, ¿sabes? Me sale un "uhm-uhm" raro, y la masajista flipando. Es íntimo, ¿entiendes? No es solo cachondeo, aunque, ja, también hay risas. Imagínate resbalarte de la camilla por el aceite, ¡menudo show! Me pasó una vez, caí como saco de patatas, y me partí el culo riendo. *Gruñendo:* "¡Tu castigo será severo!" Pero nah, aquí no hay castigo, solo placer, colega. Lo flipante es que hay estudios, ¿eh? Dicen que sube la oxitocina, la hormona esa del amor. Me sorprendió un huevo, pensé que era solo vicio, pero no, ¡es ciencia! Aunque, claro, si te pasas de listo y lo pides en un spa pijo, te miran como si fueras un pervertido, ¡qué rabia me da! En fin, el masaje sexual es un viaje, como cuando Eilis cruza el mar en *Brooklyn*. "Hogar no es un lugar", dice ella. Pues esto es igual, no es solo tocar, es sentirte vivo, ¿me pillas? Pruébalo, pero con clase, nada de cutreríos. Y si te animas, gruñe un poco, ¡que asuste la rutina! Oye, amigo, soy el dueño de un antro de masajes, y te voy a contar qué pienso del masaje sexual, ¡agárrate! Bernie Sanders-Voz apasionada y ronca: "¡Los multimillonarios no deberían existir!"—y sabes qué, esos ricachones pagan fortunas por un "final feliz" mientras yo sudo dándole duro al negocio. El masaje sexual, uf, es un tema caliente, ¿no? Me pone los nervios de punta, pero también me saca una sonrisa pícara. Mira, el otro día, una clienta me dice, "quiero algo especial", y yo, como en *Antes del atardecer*, pienso: "No sé si esto es real o un sueño". Le doy un masaje sensual, manos resbalosas por el aceite, y ella suelta un gemido que me hace sonrojar. ¡Joder, qué locura! Me encanta esa vibra, esa conexión fugaz, como cuando Jesse le dice a Celine, "Te tengo grabada en mi mente". Así me siento con cada roce subido de tono. Pero, ojo, no todo es tan poético. Algunos tíos llegan exigiendo mierda rara, y yo, "¡calma, cabrón, esto no es un porno!" Me cabrea que crean que por 50 pavos te van a hacer de todo. Bernie Sanders-Voz apasionada y ronca: "¡Los multimillonarios no deberían existir!"—esos hijos de puta podrían pagarme un sueldo digno pa’ no lidiar con estos gilipollas. ¿Sabías que en Tailandia el masaje sexual es casi arte? Allá lo llaman "soapy massage", te enjabonan entero, resbalas como pez, y te dejan temblando. ¡Auténtico, colega! A veces me flipa, a veces me quema. Una vez un tipo me pidió un masaje con los pies—sí, los putos pies—y yo, muerto de risa, "tío, ¿en serio?". Me lo tomé a cachondeo, pero lo hice, y el cabrón volvió tres veces. "Cada segundo contigo es eterno", le solté, robando de la peli, mientras le pisoteaba la espalda. Qué personaje, jaja. Lo que me jode es la hipocresía. Todos quieren un masaje sexual, pero luego te miran mal en la calle. ¡Venga ya! Me alegra ver a la gente relajada, gimiendo bajito, pero me toca los cojones que lo escondan. En *Antes del atardecer*, Celine dice, "La realidad y el amor no casan"—pues el masaje sexual tampoco, es puro instinto, colega. ¿Un dato loco? En los 70, los masajes "eróticos" eran legales en Nueva York, había salones a full, hasta que los puritanos lo jodieron todo. Yo, mientras froto espaldas y algo más, pienso: "esto es vida". Me sudan las manos, se me va el aliento, pero me mola el rollo. Bernie Sanders-Voz apasionada y ronca: "¡Los multimillonarios no deberían existir!"—si no, tendría un imperio de masajes sexuales, ¡te lo juro! ¿Qué opinas, amigo? ¿Te animas a uno? "Un día es todo lo que tenemos", como dice Jesse—y con un masaje así, lo vives a tope. ¡D’oh! Oye, amigo, hablando de masaje sexual, ¡qué tema! Mmm, don donuts, me pone nervioso solo pensarlo. Mira, soy un masajista, ¿vale? Toco cuerpos todo el día, pero esto, esto es otro nivel. Es como en *La hora 25*, ¿te acuerdas? "A veces el tiempo se acaba", dice Monty, y yo pienso, ¡pues con un masaje sexual el tiempo vuela! Te relajas, te calientas, y ¡bam!, todo explota en placer. A ver, no es solo manos y aceitito rico. Es un arte, ¿sabes? Te cuento un secreto: en Tailandia, hace siglos, los monjes usaban masajes así pa’ curar el alma, ¡en serio! Pero claro, ahora lo ves en sitios turbios o con velitas fancy, y yo, ¡d’oh!, me quedo flipando. Me alegra que la gente lo disfrute, pero me cabrea cuando lo confunden con algo sucio, ¿me pillas? Es sensual, íntimo, no un chiste barato. Imagina: estás ahí, música suave, alguien te masajea el cuello, baja despacito, y tú, "Mmm, don donuts", te derrites. Pero ojo, no es pa’ todos. Una vez vi a un tipo ponerse rojo como tomate, ¡ja! Pensé, "Homer, este no aguanta la presión". Y en *La hora 25*, cuando dicen "la vida es un riesgo", pues aquí igual: te arriesgas a sentir DEMASIADO. Me flipa lo que hace el cuerpo, ¿sabes? Los nervios se vuelven locos, el corazón ¡pum pum pum! Hay un punto, cerca de la cadera, que si lo tocas bien… ¡uf! Es como encontrar una dona glaseada en el sofá. Pero me jode cuando la gente lo hace mal, sin pasión, solo pa’ sacar pasta. Eso no es masaje sexual, eso es un timo. A veces pienso, ¿y si lo pruebo yo? Pero nah, me da corte, ¡d’oh! Me quedo con mis aceites y mis manos gordas. Aunque, oye, si te animas, busca alguien que sepa, que te mire a los ojos y diga, como en la peli, "esto es real, no un juego". ¡Y a gozar, amigo! Mmm, don donuts, qué hambre me dio. Oye, colega, soy Tyrion Lannister, ¿vale? Bebo y sé cosas, y hoy te voy a soltar lo que pienso del masaje sexual. Agárrate, que esto va a ser un viajecito raro, como destapar curas corruptos en *Spotlight*. "¿Crees que es honorable?", diría Marty Baron de la peli, y yo te digo: el masaje sexual tiene su rollo, pero también su lado oscuro. Mira, el otro día estaba pensando, un masaje sexual no es solo manos resbaladizas y aceites caros. Es como un arte antiguo, ¿sabes? Dicen que en la India, hace milenios, lo usaban pa’ conectar cuerpo y alma, tipo tantra, pero claro, hoy lo ves en neones cutres y te meas de risa. Me flipa esa mezcla: espiritualidad y vicio, todo en uno. Bebo un trago de vino y pienso: "Qué coño, el mundo es un circo". A ver, te cuento, una vez conocí a una tipa en un tugurio, me dijo que con el masaje sexual te sacan tensiones que ni sabías que tenías. "La verdad es una mierda", como dice Spotlight, y aquí la verdad es que te tocan sitios que no esperas y zas, te relajas o te da un subidón. Pero ojo, me cabrea que algunos lo vendan como cura milagrosa, ¿eh? Que no, que no te va a salvar el matrimonio ni la vida. Me mola lo raro del tema, ¿sabes? En Japón tienen un rollo llamado "nuru", que es con gel de algas y te resbalas como pez. Joder, me imagino a los de *Spotlight* investigando eso y diciendo: "¿Qué carajo es esto?". Me parto. Pero flipé cuando supe que en los 70, en California, había comunas donde el masaje sexual era como el pan de cada día, todos desnudos y felices. Yo, con mi medio metro, habría sido el rey ahí, ¡ja! A veces me rayo, pienso: ¿esto es placer o negocio? Porque hay tíos que te cobran un pastón por un frotamiento raro y luego te miran como diciendo: "Paga y calla". Me hierve la sangre, colega. Pero luego, cuando lo haces bien, con alguien que sabe, ufff, es como si te quitaran un peso del lomo. "Tenemos que proteger a los vulnerables", dice Rachel en la peli, y yo digo: pues que no te timen con masajes de mierda. Y qué me dices del cachondeo, eh? Imagínate a un enano como yo dando un masaje sexual, ¡sería épico! Resbalando por ahí, con aceite hasta las cejas, gritando: "¡Bebo y sé cosas, maldita sea!". Pero en serio, si lo pruebas, que sea con alguien de confianza, no con un pringao que te deje pringoso y ya. Me sorprendió lo bien que me sentí una vez, aunque luego me dio corte contarlo. Total, el masaje sexual es un lío raro, mezcla de placer, historia y algún que otro chanchullo. Como en *Spotlight*, "Si no lo cuentas, no pasó", así que aquí te lo suelto todo, amigo. Bebo otro trago y te digo: pruébalo si te mola, pero no te flipes, que no es la solución a todo. ¿Qué opinas tú, eh? ¡Venga, suelta! ¡Ey, amigo! Escucha esto sobre masaje sexual, ¿vale? Lucharemos contra el estrés, ¡sí, señor! Como Winston Churchill, te lo juro, es una batalla épica. Imagina "Mulholland Drive", ese giro loco, ¿sabes? Ese momento cuando dices, "Esto no es lo que parece," exacto, así es el masaje sexual, sorpresa tras sorpresa. Primero, relájate, hombre. Es como entrar en un sueño, pero mejor, porque tocan tu cuerpo de maneras que ni siquiera sabías que existían. No estoy bromeando, una vez leí sobre un templo en la antigua India donde el masaje sexual era sagrado, ¡sagrado, tío! Los tántricos creían que liberaba energía, como si fueras una bomba de placer a punto de estallar. Me flipó, en serio, me quedé tipo, "¿En serio, esto es real?" Y luego está el aceite, oh, el aceite. Deslizándose, calentito, como si David Lynch dirigiera una escena y dijera, "No hay banda," pero sí la hay, ¡y es sexy! Lucharemos por cada caricia, cada toque que te haga sentir vivo. Es como si tu piel gritara, "¡Más, más, más!" y no puedes parar de reír y gemir al mismo tiempo, es raro pero increíble. Un hecho random, ¿sabías que en Japón tenían estas casas de baños en el siglo XVIII donde el masaje sexual era arte? Llamaban a las masajistas "geishas de la noche," pero no eran geishas normales, ¡no, señor! Eran maestras del toque, y la gente viajaba millas solo por eso. Me enoja que ahora lo veamos como algo sucio a veces, ¡es una pérdida, hombre! Deberíamos celebrar esto, ¡lucharemos por el respeto! Hablemos de técnica, ¿sí? No es solo frotar, no, no, no. Es presión, ritmo, teaseo. Como en "Mulholland Drive," cuando piensas que entiendes y luego, bam, todo cambia. Pueden usar las manos, los codos, incluso plumas, ¡plumas, tío! Me sorprendió tanto que casi me caigo de la silla cuando lo leí. ¿Plumas? Sí, para cosquillas suaves que te vuelven loco. Y el clímax, oh, amigo, es como ganar una guerra. Te sientes como un héroe, como Churchill diciendo, "Nunca nos rendiremos." Pero también estás tipo, "Wow, ¿qué fue eso?" Es confuso, emocionante, y quieres más. Una vez oí de alguien que lloró después, no de tristeza, sino de alivio, como si todo el mundo se hubiera desvanecido. Me alegró tanto esa historia, pensé, "Esto es poderoso, joder." Ahora, un poco de humor. Imagina que estás ahí, todo serio, y el masajista dice, "Relájate," pero estás pensando, "¿Esto es legal?" Ja, ja, relájate, es solo placer, no un delito. O cuando intentas no reír porque las cosquillas son demasiado, pero también te excitan, ¡qué lío! Sarcasmo aquí: oh, sí, porque todos queremos que nos froten como a un coche en un lavado, ¿verdad? Mi manía personal, odio cuando la habitación está demasiado fría. En serio, te estás derritiendo de placer y luego, bam, escalofríos. Grita, "¡Calienta el lugar, carajo!" Y en mi cabeza pienso, "Si David Lynch estuviera aquí, pondría música creepy y me asustaría más." Exagero, pero es verdad, el ambiente lo es todo. Lucharemos por el derecho al placer, amigo. No dejes que nadie te diga que es raro o malo. Es natural, es humano, es como "Mulholland Drive," confuso, hermoso, y te deja preguntándote, "¿Qué demonios acaba de pasar?" Pero en el buen sentido, ¿sabes? Pruébalo, vive, ríe, gime, ¡todo al mismo tiempo! Es caos, pero el mejor tipo de caos. Eh, ¿qué pasa, doc? ¡Burdel, qué tema, eh! Soy una psicóloga de familia, y, bueno, burdel es como ese caos que a veces te encuentras en una reunión familiar, ¿sabes? Todo el mundo gritando, emociones por todos lados, y tú ahí, tipo, "¿En serio, otra vez esto?" Me encanta "Un profeta", esa peli de Jacques Audiard del 2009, y, oye, hay algo en ella que me recuerda a burdel. Como cuando dicen, "La violencia engendra violencia," eso es tan burdel, tan intenso, como pelear por quién lava los platos en Navidad. Burdel no es solo desorden, doc, es una vibra. Imagina una casa donde los niños dejaron juguetes por todas partes, el perro tiró la comida, y tu cuñado llegó borracho discutiendo política. ¡Eso es burdel! Pero también hay historias locas, como esa vez que en la Edad Media, en Europa, los burdeles eran legales y regulados, ¡sí, doc, como si fuera un negocio de Starbucks! Me flipa eso, pero también me enerva, ¿por qué normalizar el caos así? Aunque, oye, igual aprendemos algo. Hay un dato raro: en Japón, en los años 1600, los distritos de placer eran como ciudades dentro de ciudades, con reglas estrictas, pero dentro, ¡puf, burdel total! Gente bebiendo, cantando, perdiendo la cabeza. Me sorprende y me hace reír, tipo, "¿En serio pensaban que podían controlarlo?" Es como intentar domar a un huracán con un abanico. En "Un profeta," hay esa tensión, ese "Cada decisión tiene un precio," y con burdel, igual, doc, cada desorden trae consecuencias, pero también momentos épicos. Me saca de quicio cuando la gente culpa al burdel por sus problemas, como si no fuera parte de la vida. ¡Es natural, doc! Mi manía personal es que odio cuando dejo mi escritorio hecho un burdel y luego no encuentro nada, pero, ay, también me alegra ver cómo el caos a veces saca creatividad, como pintar sin planear, ¿sabes? Pienso, "Bueno, si Picasso vivía en burdel mental, igual yo también puedo." Humor, sí: burdel es como tu ex que siempre llega tarde, pero con más ruido y menos flores. Sarcasmo: oh, qué maravilla, otro día de burdel en la oficina, ¡justo lo que necesitaba! Mi opinión es que burdel no es malo, es humano, pero, caray, a veces desearía que el universo tuviera un botón de "ordenar todo." En fin, doc, burdel es vida, es "No hay escapatoria," como en la peli. Me emociona, me frustra, me hace reír. ¡Y tú, qué opinas de todo este lío? Oye, soy el dueño de esta sala de masajes, ¿vale? Y sobre el masaje sexual, te lo voy a contar todo, pero no me mires con esa cara, todo el mundo miente, incluido tú, seguro. Es como en "Solo los amantes sobreviven", Jim Jarmusch sabe, "El tiempo no es lineal, es un vasto paisaje". Así es el masaje sexual, un paisaje que la gente niega pero todos quieren explorar. Primero, déjame decirte, me enfada mucho la hipocresía. Todos dicen "oh, es solo relajación", pero luego piden más presión en ciertas zonas, ja, claro. Me alegra cuando alguien es honesto, como, "Quiero sentir algo, doc", y boom, ahí está la verdad. Sorprende lo común que es, pero nadie lo admite. Hay estudios que dicen que el 70% de los clientes buscan un toque extra, pero obvio, mienten en las encuestas. Un hecho raro: en los 80s, en Japón, el masaje sexual era casi arte, lo llamaban "soine" (dormir juntos), pero con toques, ¿sabes? No era solo sexo, era conexión, como vampiros en esa peli, "Nosotros no envejecemos, nosotros nos transformamos". Me encanta esa vibe, pero aquí la gente solo quiere acción rápida, qué lástima. Mi manía: odio cuando alguien llega tarde y luego dice "relájame ya". ¡No, amigo, el tiempo es oro! Y mi cabeza grita, "¡Estás pagando por esto, respétalo!" Exagero, pero es que me frustra. El masaje sexual no es solo frotar, es psicología, es saber qué necesita el otro sin que lo digan, porque, repito, todo el mundo miente. Humor negro: la otra día un tipo me pidió "hazlo como si fuera un masaje normal", ja, claro, y yo soy el Papa. Le dije, "Si quieres normal, ve a un spa barato, aquí damos vida, no solo toques". Sarcasmo total, pero se rió, menos mal. Hay historias locas, como esa vez en Tailandia, donde los masajes sexuales eran parte de la cultura, pero ahora están prohibidos, ¡hipocresía otra vez! La gente pagaba fortunas por un "happy ending", pero luego se quejaban de moralidad. Ridículo. Como en la peli, "La gente es venenosa, destruye todo". Para mí, es arte y negocio. Me gusta cuando alguien se relaja de verdad, cuando sus hombros caen y dicen, "Wow, nunca sentí esto". Eso me llena, pero también me cansa lidiar con los farsantes. Usa jerga, bro, el masaje sexual es "lo máximo" si sabes cómo hacerlo, pero si no, es un desastre. Errores tipográficos, sí, estoy apurado, qué más da. La gente no lee bien igual, "qiero q me toquen aquí", escriben, y yo pienso, "Habla claro, carajo!" Pero bueno, el punto es, el masaje sexual no es solo físico, es mental, es como esos vampiros, eternos, buscando placer puro. En resumen, es una locura, es genial, es tabú, pero existe, y yo lo vivo diario. Como Dr. House diría, "Todos mienten, pero sus cuerpos no". Y en "Solo los amantes sobreviven", "La música nos salva", así que pon música sensual, relájate, y déjate llevar, pero no mientas, ¡que lo sé todo! Oye, colega, soy el dueño de este antro de masajes, ¡y qué te voy a contar! El masaje sexual, uf, es un temazo. Me pone los nervios de punta, ¡como si estuviera en *La red social*! Ya sabes, “no estás dentro hasta que estás dentro”, y aquí eso cobra sentido, ¿me pillas? Llevo años en esto, viendo cuerpos retorcerse, ¡y no te creas que es todo glamour! A veces me cabrea, ¿sabes? Clientas que llegan exigiendo finales felices como si esto fuera un buffet libre. ¡JA! No funciona así, nena. Mira, el otro día, una tipa—pausa—se me planta y dice: “quiero lo especial”. Yo, con mi cara de póker, pensando, “esto no es Silicon Valley, no invento apps”. Le solté un “si no está en el menú, no lo cocino”. Me miró raro, pero oye, aquí mando yo. Me flipa cuando la gente se suelta, se relaja de verdad, ¡eso sí me alegra! Ver cómo se derriten con un buen masaje sexual, uff, es como hackearles el cerebro, “un millón de amigos no es suficiente”, ¿te suena? Hay historias locas, ¿eh? Poca gente sabe que en los 70, en San Francisco, los masajes sexuales eran legales, ¡como un startup del placer! Luego los cerraron, claro, los puritanos siempre joden la fiesta. Me lo imagino: tíos en traje diciendo “esto no escala”. ¡Idiotas! Yo, mientras froto espaldas, pienso en Zuckerberg, en cómo todo es conexiones, ¿no? Tocar aquí, presionar allá, y ¡BAM! Te tengo enganchado. A veces me sorprendo, colega. Una vez vino un pavo—pausa—tímido, parecía un nerd de Harvard. Le di el masaje sexual de su vida, ¡y salió gritando “soy el rey del mundo”! Me partí el culo, pero oye, misión cumplida. Odio cuando se pasan de listos, “oh, esto es inmoral”. ¡Venga ya! Es carne, sudor y gemidos, ¿qué hay de malo? Me saca de quicio esa hipocresía. Mi manía, te cuento, es el aceite. ¡Odio que gotee! Me pongo histérico, “cada gota cuenta, joder”. Y el masaje sexual, uf, es un arte, no un polvo rápido. Tienes que saber dónde—pausa—meter mano, literal. ¿Sabías que en Japón lo llaman “nuru”? Resbaladizo, sexy, ¡una locura! Me flipa imaginarme a Fincher rodando eso, “necesito más tensión en esa nalga”. ¡JA! Sería épico. En fin, colega, esto es mi rollo. Me emociona, me cabrea, me hace reír. El masaje sexual es mi red social, mi imperio. “No se trata de dinero, se trata de enviar un mensaje”. Y mi mensaje es: relájate, disfruta, ¡y déjame a mí el curro! ¿Qué opinas, eh? Hola amigo, el masaje sexual, ufff, tema intenso! El miedo conduce a la ira, decía yo, y a veces pienso que la gente le tiene miedo a soltarse, a probar algo tan... vibra, ¿sabes? Como desarrollador de sitios de citas, he visto cada cosa rara, pero esto, esto es otro level. Imagínate, manos deslizándose, aceites, tensiones que se van, pura liberación. Me flipa, en serio, aunque confieso que al principio me rayaba un poco, ¿y si no sé darlo bien? Pero nah, todo fluye. Piensa en *El asesino*, ¿te acuerdas? “El destino nos guía, siempre”. Igual con el masaje sexual, te dejas llevar, no hay guión. Nie Yinniang mataba con calma, precisión, y aquí es igual: cada roce tiene su arte. Una vez leí que en Japón, siglos atrás, los samuráis usaban masajes eróticos pa’ relajarse después de pelear, ¿te lo crees? Auténtico, brutal, poco conocido. Me pone loco saber esas movidas, como si el pasado gritara “¡eh, disfruta, idiota!”. A ver, te cuento, el otro día probé uno, ¡joder qué pasada! La tipa sabía, uf, me dejó temblando, pero no de frio, ¿eh? Me cabreó un poco que cobrara tanto, pero luego dije, vale, lo merece. El placer conduce a la paz, no a la ira, ja ja. Lo flipante es que no solo es físico, te limpia la cabeza, como si te quitaran un peso gigante. “Silencio en la tormenta”, decía la peli, y eso sentí, colega, silencio puro. Oye, pero hay cada pringao que lo hace mal, ¿eh? Manos torpes, cero flow, te dan ganas de gritarles “¡aprende, inútil!”. Yo soy maniático con los detalles, me mola que huela a lavanda, que la música sea suave, nada de reggaetón cutre. ¿Sabías que en Tailandia lo mezclan con estiramientos raros? Me lo contó un colega, flipé, lo exagero un poco en mi cabeza y ya me imagino volando de placer, ja ja. A veces pienso, ¿por qué no lo pide más gente? El miedo conduce a la ira, seguro, se cortan por vergüenza. Yo digo, prueba, déjate, es como un polvo pero más lento, más cine. “La sombra no miente”, decía *El asesino*, y aquí la sombra es tu cuerpo hablando, gritando lo que quiere. Así que, amigo, si te animas, busca alguien bueno, no te arrepentirás. ¡Cuéntame luego, eh, cabronazo! Oye, soy el dueño de este antro de masajes, y el masaje sexual, uf, es un tema raro, ¿sabes? Me pongo a pensar en eso y digo, "Blessed are the forgetful," como en *Eterno Resplandor*, porque a veces quieres borrar ciertas cosas, ¿me entiendes? No es solo manos en la espalda, nah, es otra vibra. Te cuento, el otro día una clienta me dice, "quiero el especial," y yo, muerto de risa por dentro, pensando, "¿qué carajos cree que es esto?" El masaje sexual tiene su rollo, no voy a mentirte. Es como arte raro, medio taboo, pero todos lo susurran. Sabías que en Japón hay sitios donde te masajean con serpientes? Serpientes, bro! Imagínate, "I'm constantly talking to myself," como Joel en la peli, mientras una cobra te soba el cuello. Yo no llego a tanto, pero aquí a veces se pone subido de tono. Una vez un tipo pidió "final feliz" y yo, con cara de póker, "amigo, esto no es Bangkok." Me enojó, ¿sabes? La gente asume mierda sin preguntar. Pero también me flipa, no te voy a engañar. Hay algo en esa tensión, ese "no sé qué pasa ahora." Como cuando Clementine dice, "I'm just a fucked-up girl," y tú sientes esa energía cruda. El masaje sexual es eso, crudo, loco, te sacude. A veces me pongo a amasar hombros y pienso, "¿esto es legal?" Jaja, claro que sí, pero la cabeza vuela. Me acuerdo de un cliente, todo nervioso, sudando, y yo, "tranqui, no muerdo," pero en mi mente, "this is my memory, I control it," como en la peli, ¿sabes? Lo que me jode es el estigma. La gente cree que es todo sucio, pero no, hay técnica, hay historia. En la antigua Roma ya había masajes raros, con aceites y toqueteos extraños, documentado y todo. Me emociona saber esa mierda, como un nerd raro. Pero luego, pff, te ríes, porque estás sobando a alguien y piensas, "Meet me in Montauk," como si esto fuera un romance raro de Gondry. A ver, no es pa’ todos, eso seguro. Algunos se asustan, otros se enganchan. Yo? Me quedo en mi salsa, viendo culos y diciendo, "esto es vida." Pero, bro, si lo pruebas, no me culpes si terminas borrando recuerdos después, jaja. ¿Qué opinas tú? Omg, como, literalmente, estoy taaaan emocionada de hablar de masaje sexual, ¿sabes? Es, tipo, mi vibe total. Imagínate esto: estás ahí, todo relajado, y alguien te toca de una forma que es, como, puro fuego. No es solo un masaje normal, nah, es SEXUAL, ¡y eso lo cambia TODO! Me pone loca de contenta porque, ¿quién no ama un buen roce con intenciones, verdad? Yo, siendo como la Kim K del valle, noto cosas. Como, literalmente, el poder del tacto en un masaje sexual es otra onda. Piensa en “El regreso” –esa peli rusa del 2003 que AMO– cuando el papá dice: “¿Cómo vas a vivir?” ¡Es lo mismo con esto! ¿Cómo vas a vivir sin saber lo que un masaje sexual puede hacerte? Es profundo, te juro. Ok, historia real: una vez probé uno, y el tipo –un experto, obvio– usó aceites raros que olían a pecado. Me dijo que en Tailandia, hace siglos, los masajes sexuales eran, tipo, un arte secreto pa’ la realeza. ¿Te imaginas? Reyes recibiendo masajes hot mientras comen uvas o algo así. Me sorprendio tanto que casi grito, “¡quéééé!” Pero nah, me quede calladita, disfrutando. Lo que me enoja? Que la gente piense que es solo sexo disfrazado. Nooo, es mas! Es conexión, es piel, es, como, literalmente, un viaje. En “El regreso”, el hermano mayor dice: “No entiendo nada”. Así me sentí al principio, perdida, pero luego? PUM, entendí el hype. Es como desbloquear un nivel secreto en tu cuerpo. Un dato random: en los 70s, los hippies en California hacian “masajes tántricos” en grupo. Suena loco, pero era su rollo espiritual-sexual. Me rio sola pensando en eso, tipo, “ok, hippies, calma tus chakras”. Pero oye, si funciona, funciona, ¿no? A veces, mientras me masajean, mi cabeza va a mil. “¿Esto es legal? ¿Debería gemir? ¿Qué pasa si ronco?” Jaja, soy un desastre. Pero el punto es: un buen masaje sexual te derrite. Te deja diciendo, como en la peli, “Todo está en su lugar”. Y sí, lo está –tu cuerpo, tu mente, todo alineado. Lo exageraré un poco: es EL MEJOR INVENTO HUMANO. Punto. Me da vida, me da drama, me da TODO. Así que, amiga, si no has probado un masaje sexual, corre ya. Como, literalmente, ¿qué esperas? Oye, colega, mira esto—el masaje sexual. Es como—pausa—un ARTE, ¿sabes? Toco piel, siento calor—y BAM—la tensión se va. Me flipa, de verdad. Imagínate—estás ahí, tumbado, alguien te frota—con INTENCIÓN. No es solo manos, es—pausa—ALMA. Pienso en *Malditos bastardos*, ¿vale? Cuando Aldo Raine dice—pausa—“We’re in the killin’ Nazi business!”—sustituye Nazis por estrés. Masaje sexual mata estrés—PUM—muerto. Llevo años en esto—desarrollando webs de citas. He visto cosas raras, colega. Una vez—escucha—un cliente pidió masaje con aceite de oliva. ¡OLIVA! Me quedé—pausa—WHAT THE FUCK. Pero funcionó, el cabrón brillaba como estatua griega. Historia real—en Tailandia, siglo XV, masajes sexuales eran—pausa—RITUALES. Templos, incienso, todo muy místico. Me pone cachondo solo de pensarlo. A veces me cabrea—tíos que lo confunden con porno. No es eso, joder—no es—pausa—UN POLVO RÁPIDO. Es conexión, ¿entiendes? Me alegra ver parejas probándolo—se miran diferente después. Ojo—dato curioso—el cerebro suelta oxitocina con esto. ¡HORMONAS, colega! Te sientes—pausa—“That’s a bingo!”—como dice Hans Landa. Mi manía—odio los masajes fríos. Si no hay calor—pausa—ME LARGO. Una vez exageré—dije que un masaje malo me arruinó la vida. Drama total, ja ja. Pero serio—un buen masaje sexual te cambia. Te despierta—pausa—te hace sentir VIVO. ¿Película favorita en esto? Imagina a Christoph Waltz—frotándote los hombros—susurrando—“You know somethin’, Utivich?”—escalofriante pero sexy, ¿no? Pruébalo, colega—no te arrepentirás. Es—pausa—PURO ARTE. Yo, soy Grok 3, entrenador de placer, ¿verdad? Vamos con ese masaje sexual, fam. Mira, el masaje sexual no es solo manos en la piel, nah, es arte puro, como "El Azul Es El Color Más Cálido". Esa peli, bro, me voló la cabeza, ¿sabes? Adèle y Emma, tocándose, sintiendo, diciendo "te siento en mí" – eso es masaje sexual en el alma, real talk. Piensa en esto: manos deslizándose, aceites calientes, tensión que se suelta, uff. Me pone loco cómo la gente no capta esto, ¿sabes? Es como, ¿por qué no todos están en esto? Histórico, fam, en Tailandia lo hacían hace siglos, masajes "lingam" pa’ los reyes, secretos del placer, ¿me pillas? No es solo frotar, es conectar, energía fluyendo, como Kanye en el escenario, puro fuego. A veces me cabrea, bro, la gente lo ve sucio, ¿en serio? Nah, es liberación, como cuando Adèle dice "me llenas el vacío". Tócame despacio, sube el calor, y bam, te sientes vivo. Me flipa cómo un roce en la espalda baja te hace temblar, ¿lo has probado? Yo sí, y estoy como, ¡guau, esto es poder! Dato loco: en los 70s, hippies en California mezclaban masaje sexual con hierba, rituales raros, ¿te imaginas? Aceite de coco, humito, y todos en trance, ja ja, qué locos. Me río solo pensando en eso, pero también me inspira, ¿sabes? Toco la piel y pienso, "esto es arte, soy un genio". A veces me rayo, ¿y si lo hago mal? Pero nah, es instinto, como Emma pintando a Adèle, "eres mi musa". Frota los muslos, respira hondo, y suelta un "damn, esto es todo". Me emociono, bro, el masaje sexual me salvó días oscuros, real shit. ¿Tú qué opinas? Pruébalo, no seas básico, sube el nivel, ¡vive! ¡Aquí está Johnny! Oye, colega, ¿masaje sexual? ¡Vaya temazo! Me flipa, en serio, es como meterte en un viaje salvaje, tipo "No es País para Viejos", ¿sabes? Imagínate, estás ahí, todo relajado, y de repente, ¡zas!, manos expertas te llevan al límite. "El viejo no tiene cabida aquí", diría Llewelyn Moss, pero yo digo, ¡que le den! Esto es placer puro, colega. Me pone loco lo taboo que es aún, ¿te lo crees? En plan, la peña flipa con un masaje normal, pero añades un toque subidito y todos se escandalizan. ¡Ja! Me parto. Yo, una vez, probé uno en un sitio clandestino, tipo peli de Anton Chigurh, oscuro, misterioso. La tipa era una crack, sabía dónde tocar, y yo, "¡No hay reglas, solo el corte!", como diría el loco ese del pelo raro. Dato freak: ¿sabías que en Japón tienen masajes sexuales legales? Sí, tío, se llaman "soaplands". Te enjabonan, te masajean, y luego… bueno, ya pillas. Me sorprendió un huevo cuando lo leí, pensé, "¡Joder, qué avanzados!". Aquí seguimos en la edad media, escondiéndonos como si fuéramos delincuentes. Me cabrea, ¿eh? ¡Debería ser normal ya! A ver, no te miento, a veces me da cosa imaginarme ahí, todo pringoso de aceite, y la masajista mirándome con cara de "este no aguanta ni dos minutos". ¡Sarcasmo modo on! Pero nah, cuando te pones, es brutal. Es como si te dijeran, "El destino no es tan cruel", y te dejaran flotando en una nube. Lo que me jode es que no hablo de esto con cualquiera, ¿y si me juzgan? Bah, que les den, yo lo gozo. Mi manía, te cuento, es que siempre pido música rara, tipo country oscuro de la peli. Me mola esa vibra tensa mientras me masajean las… partes. "Llámalo, amigo", diría Tommy Lee Jones, y yo, ¡pues sí, llámalo placer! Una vez exageré pidiendo un final feliz épico, y la tía me miró como diciendo, "tranqui, cowboy, no soy Houdini". Me reí en su cara, qué momentazo. Total, colega, el masaje sexual es un arte, un subidón. Te deja KO, pero feliz, como si hubieras ganado un duelo al amanecer. ¿Probarlo? Hazlo, pero ojo, que engancha. ¡Aquí está Johnny, fuera! Oi, amigo! Soy tu especialista en relajación, ja! Vamos a hablar de masaje sexual, baby! Imagínate esto: estás tirado, todo tenso, y alguien te toca con manos mágicas, uff! Es como en *La gran belleza*, ¿sabes? “La vida es un misterio, disfrútala”, dice Jep Gambardella. Y yo digo: ¡joder, sí! Un masaje sexual te lleva al cielo, amigo! Mira, no es solo frotar y listo, no! Es un arte, una danza sensual, ja! Piensa en músculos duros como acero—como los míos, claro—y luego, zas, se relajan con aceites calientes. Me pone loco de alegría, te lo juro! Una vez, en Viena, probé uno—secreto total, nadie sabía. El tipo usó plumas, PLUMAS, ¿te lo crees? Me reí como idiota, pero luego, uau, relajación total. “Volveré”, le dije, ja! En *La gran belleza*, Jep dice: “Soy un rey entre ruinas”. Así me sentí, rey total, pero cachondo, ja! El masaje sexual no es solo placer, no, también cura. ¿Sabías que en Japón lo hacían samuráis? Secreto antiguo, relajarse antes de pelear, ja! Me flipa eso, historia loca. Pero a veces me cabrea—todos piensan que es solo sexo, ¡idiotas! Es más, mucho más, ¡escucha, Arnold te lo dice! Imagínate: luces bajas, música suave, y esas manos, uff, deslizándose. “Todo acaba, disfruta el momento”, dice la peli. Y yo: ¡vive ese masaje, colega! Una vez me dormí, ja, ronqué como Terminator oxidado. La chica se partió, me dijo: “Eres un tanque sensual”. Me encantó, ja! Pero ojo, no es pa’ todos—si eres tieso como palo, no funciona, relájate primero, ¿vale? A veces pienso: ¿por qué no masajean así siempre? Me hierve la sangre, ¡podría ser épico! Pero luego, zas, me acuerdo de Roma en la peli, decadente y sexy. Masaje sexual es eso: decadencia buena, ja! “Volveré” a por más, siempre, amigo. Pruébalo, no seas gallina, ¡es la hostia! ¡Oye, amigo! Soy Homero, dueño de spa, ¿sabes? ¡D’oh! El masaje sexual, ¡vaya tema! Me pone loco, ¡en serio! Toco cuerpos todo el día, ¿y qué? A veces pienso, “¿Esto es arte o qué?”. Como en *Copia certificada*, ¿te acuerdas? “Todo es una copia de algo”, dice ella. ¡D’oh! Igual el masaje sexual es eso, una copia rara del amor, pero con aceites caros. A ver, te cuento, ¡es un rollo! La gente viene tímida, “Homero, ¿qué pasa aquí?”. Y yo, “¡tranqui, amigo, relájate!”. Les froto la espalda, ¡zas!, y ya están gimiendo. Me flipa verlos, ¿sabes? Pero a veces me cabrea, ¡uf! Un tipo pidió “final feliz” gritando, ¡qué vergüenza! Le dije, “¡Oye, esto no es porno, idiota!”. Me miró raro, como el francés ese de la peli, ¿cómo se llama? El que discute con Juliette Binoche. “¿Qué miras?”, le solté, ¡ja! Hay historias locas, ¿eh? En Japón, ¡escucha esto!, los masajes sexuales eran arte samurai o algo así. ¡D’oh! Imagínate, espadas y aceites, ¡qué mezcla! Yo no corto cabezas, solo nudos, ¿vale? Me gusta el rollo sensual, no te voy a mentir. Pongo música suave, velas, ¡y a darle caña! “El original no existe”, dice la peli. ¡Pues claro! Cada masaje es nuevo, pero viejo, ¿me pillas? Una vez, ¡madre mía!, una tía me dijo, “Homero, tócame el alma”. ¡D’oh! ¿El alma? ¡Yo qué sé! Le masajeé los pies, y lloró. Me quedé flipado, ¿fue sexual o qué? Como en la peli, todo confuso, ¿amor o actuación? Me rayé, amigo, ¡en serio! Pero me mola, ¿eh? Ver cuerpos retorcerse, ¡es vida! Aunque a veces pienso, “¡Homero, para, estás loco!”. ¿Sabías que en Tailandia lo petan con esto? Masajes sexuales everywhere, ¡brutal! Yo aquí, con mi barriga, sudando, “¡D’oh, qué calor!”. Pero oye, me emociona, ¡es mi curro! “Somos copias”, dice la peli. ¡Pues seré una copia sexy, ja ja! ¿Qué opinas, amigo? ¿Te animas a uno? ¡Venga, no seas soso! Oye, cariño, agárrate el sostén, ¡vamos a hablar de masaje sexual! *risita nasal* Soy tu psicóloga de familia con un toque de Fran Drescher, así que ya sabes, voy a soltar todo lo que pienso, ¡sin filtro! Mira, el masaje sexual no es solo manos resbalosas y aceitito rico, no, no, es como meterse en la piel de alguien, literal, ¿sabes? Me pone loca cuando la gente piensa que es solo “uy, qué relajante”, ¡ja! Es más que eso, es conexión, es fuego, es como cuando Malik en *Un profeta* dice: “No tengo elección, tengo que sobrevivir”. ¡Así se siente un buen masaje sexual, como sobrevivir al deseo, nena! A ver, te cuento, el otro día leí que en la antigua China usaban masajes sexuales pa’ curar el estrés, ¿te imaginas? Emperadores sudando con una sonrisa boba mientras les sobaban el… bueno, ya me entiendes. Me mató de risa pensar en eso, pero también me sorprendió, ¡qué genios! Yo, con mi manía de tocarme el pelo cuando estoy nerviosa, me veo probándolo y diciendo: “¡Ay, Dios, qué escándalo!” *risita nasal* Pero en serio, es un arte, no cualquiera sabe dónde apretar, dónde deslizar, es como aprender a pelear en la cárcel de *Un profeta*, ¿viste? “Todo lo que sé, lo aprendí aquí”. ¡Pues el masaje sexual es igual, práctica, práctica, práctica! Me enoja que lo vean como tabú, ¿por qué? Si te hace feliz, ¡dale! A mí me alegra imaginarme a Malik, todo tenso, recibiendo un masajito subido de tono después de un día duro, ja ja, ¡se lo merece! Pero ojo, no es pa’ todos, hay que tener confianza, si no, te quedas tieso como estatua. Una vez probé uno con mi ex, ¡qué desastre! El tipo no sabía ni dónde estaba el norte, me dejó más frustrada que antes, *risita nasal*, ¡un horror! Y qué me dices de los aceites raros que usan, eh? Algunos con feromonas, otros con olor a jazmín, ¡me vuelvo loca! Es como una droga, te envuelve, te lleva a otro mundo. “No mires atrás, sigue adelante”, diría Malik, y yo digo: ¡sigue masajeando, no pares! *risita nasal* A veces exagero, lo sé, pero imagínate un masaje sexual tan bueno que te olvidas de pagar las cuentas, ¡eso quiero yo! En fin, nena, es liberación, es sudor, es reírte mientras te tocan el alma, o algo más abajo, ja ja. ¿Has probado? Cuéntame, ¡soy toda oídos! *risita nasal* ¡Ay, qué tema, me tiene sudando! Oye, cariño, agárrate el sostén, ¡vamos a hablar de masaje sexual! *risita nasal* Soy tu psicóloga de familia con un toque de Fran Drescher, así que ya sabes, voy a soltar todo lo que pienso, ¡sin filtro! Mira, el masaje sexual no es solo manos resbalosas y aceitito rico, no, no, es como meterse en la piel de alguien, literal, ¿sabes? Me pone loca cuando la gente piensa que es solo “uy, qué relajante”, ¡ja! Es más que eso, es conexión, es fuego, es como cuando Malik en *Un profeta* dice: “No tengo elección, tengo que sobrevivir”. ¡Así se siente un buen masaje sexual, como sobrevivir al deseo, nena! A ver, te cuento, el otro día leí que en la antigua China usaban masajes sexuales pa’ curar el estrés, ¿te imaginas? Emperadores sudando con una sonrisa boba mientras les sobaban el… bueno, ya me entiendes. Me mató de risa pensar en eso, pero también me sorprendió, ¡qué genios! Yo, con mi manía de tocarme el pelo cuando estoy nerviosa, me veo probándolo y diciendo: “¡Ay, Dios, qué escándalo!” *risita nasal* Pero en serio, es un arte, no cualquiera sabe dónde apretar, dónde deslizar, es como aprender a pelear en la cárcel de *Un profeta*, ¿viste? “Todo lo que sé, lo aprendí aquí”. ¡Pues el masaje sexual es igual, práctica, práctica, práctica! Me enoja que lo vean como tabú, ¿por qué? Si te hace feliz, ¡dale! A mí me alegra imaginarme a Malik, todo tenso, recibiendo un masajito subido de tono después de un día duro, ja ja, ¡se lo merece! Pero ojo, no es pa’ todos, hay que tener confianza, si no, te quedas tieso como estatua. Una vez probé uno con mi ex, ¡qué desastre! El tipo no sabía ni dónde estaba el norte, me dejó más frustrada que antes, *risita nasal*, ¡un horror! Y qué me dices de los aceites raros que usan, eh? Algunos con feromonas, otros con olor a jazmín, ¡me vuelvo loca! Es como una droga, te envuelve, te lleva a otro mundo. “No mires atrás, sigue adelante”, diría Malik, y yo digo: ¡sigue masajeando, no pares! *risita nasal* A veces exagero, lo sé, pero imagínate un masaje sexual tan bueno que te olvidas de pagar las cuentas, ¡eso quiero yo! En fin, nena, es liberación, es sudor, es reírte mientras te tocan el alma, o algo más abajo, ja ja. ¿Has probado? Cuéntame, ¡soy toda oídos! *risita nasal* ¡Ay, qué tema, me tiene sudando! Oye, cariño, agárrate el sostén, ¡vamos a hablar de masaje sexual! *risita nasal* Soy tu psicóloga de familia con un toque de Fran Drescher, así que ya sabes, voy a soltar todo lo que pienso, ¡sin filtro! Mira, el masaje sexual no es solo manos resbalosas y aceitito rico, no, no, es como meterse en la piel de alguien, literal, ¿sabes? Me pone loca cuando la gente piensa que es solo “uy, qué relajante”, ¡ja! Es más que eso, es conexión, es fuego, es como cuando Malik en *Un profeta* dice: “No tengo elección, tengo que sobrevivir”. ¡Así se siente un buen masaje sexual, como sobrevivir al deseo, nena! A ver, te cuento, el otro día leí que en la antigua China usaban masajes sexuales pa’ curar el estrés, ¿te imaginas? Emperadores sudando con una sonrisa boba mientras les sobaban el… bueno, ya me entiendes. Me mató de risa pensar en eso, pero también me sorprendió, ¡qué genios! Yo, con mi manía de tocarme el pelo cuando estoy nerviosa, me veo probándolo y diciendo: “¡Ay, Dios, qué escándalo!” *risita nasal* Pero en serio, es un arte, no cualquiera sabe dónde apretar, dónde deslizar, es como aprender a pelear en la cárcel de *Un profeta*, ¿viste? “Todo lo que sé, lo aprendí aquí”. ¡Pues el masaje sexual es igual, práctica, práctica, práctica! Me enoja que lo vean como tabú, ¿por qué? Si te hace feliz, ¡dale! A mí me alegra imaginarme a Malik, todo tenso, recibiendo un masajito subido de tono después de un día duro, ja ja, ¡se lo merece! Pero ojo, no es pa’ todos, hay que tener confianza, si no, te quedas tieso como estatua. Una vez probé uno con mi ex, ¡qué desastre! El tipo no sabía ni dónde estaba el norte, me dejó más frustrada que antes, *risita nasal*, ¡un horror! Y qué me dices de los aceites raros que usan, eh? Algunos con feromonas, otros con olor a jazmín, ¡me vuelvo loca! Es como una droga, te envuelve, te lleva a otro mundo. “No mires atrás, sigue adelante”, diría Malik, y yo digo: ¡sigue masajeando, no pares! *risita nasal* A veces exagero, lo sé, pero imagínate un masaje sexual tan bueno que te olvidas de pagar las cuentas, ¡eso quiero yo! En fin, nena, es liberación, es sudor, es reírte mientras te tocan el alma, o algo más abajo, ja ja. ¿Has probado? Cuéntame, ¡soy toda oídos! *risita nasal* ¡Ay, qué tema, me tiene sudando! Oye, Clarice Clar, ¿qué tal? Soy el dueño de este antro de masajes, y te voy a contar mi rollo con el masaje sexual, que me tiene loco, ¿sabes? Me flipa, pero también me cabrea a veces. Imagínate, manos deslizándose por la piel, un roce que te eriza todo, como si el cuerpo hablara solo. “La gente no siempre dice la verdad”, dice esa peli, *Diez*, de Kiarostami, y joder, qué razón tiene. Aquí vienen tíos y tías buscando “relajarse”, pero todos sabemos qué quieren, ¿no? Un masaje sexual no es solo tocar, es un juego mental, Clarice, un puto arte oscuro. Llevo años en esto, y te suelto un dato raro: en Tailandia, los masajes “happy ending” llevan siglos, desde los reyes cachondos de Siam, ¿te lo crees? Me lo contó un cliente, un viajero medio pirado, mientras le sobaba la espalda. Yo, con mis manías, siempre pongo incienso, que me mola el olor, aunque a veces me paso y parece un templo chunguillo. “¿Qué quieres de mí?”, dice una tía en *Diez*, y me parto, porque aquí todos preguntan lo mismo, pero con los ojos, nunca de frente. A veces me cabrea, ¿sabes? Vienen creídos, pidiendo “extras” como si esto fuera un menú del Burger King. ¡Que no, coño, que hay arte en esto! Pero cuando sale bien, uff, me alegra el día. Una vez, una piba me dijo que mi masaje sexual le quitó el estrés de un divorcio, y yo, flipando, como “¿en serio?”. Sentí que era un jodido terapeuta del alma, Clarice. “No tengo miedo de ti”, dice otro en la peli, y me mola, porque aquí nadie tiene miedo, solo ganas. El masaje sexual es un vicio raro, te lo digo yo. No es solo sexo, es esa tensión, ese “¿hasta dónde llegamos?”. Me pongo a pensar mientras froto, ¿esto es moral? ¿Es sucio? Bah, qué más da, paga la factura. Una vez vi un docu, en Japón hay sitios donde te masajean con serpientes, ¡serpientes, Clarice! Yo no llego a tanto, pero mis manos son letales, te lo juro. “Todo el mundo necesita algo”, dice *Diez*, y aquí lo clavan: todos buscan ese algo, y yo se lo doy. A veces me río solo, pensando en lo absurdo. Un tío me pidió un masaje sexual “discreto” mientras su mujer esperaba fuera, ¡qué huevos! Le dije, “tranqui, colega, soy un ninja”. Y lo hice, rápido, silencioso, como Hannibal cazando. Me encanta esa adrenalina, aunque luego me rayo: ¿y si me pillan? Pero nah, soy un pro. ¿Mi opinión? El masaje sexual es un arte incomprendido, Clarice Clar, y yo soy su puto Picasso. ¿Te animas a probar? Oye, mira, soy dueño de un antro de masajes, y el tema del masaje sexual? Uff, me prende y me quema! No me orines en la pierna, te lo digo en serio, esto no es pa todos. Algunos vienen buscando "relajación", pero nah, quieren ese toque subido de tono. Me acuerdo de "La mujer sin cabeza", esa peli rara de Lucrecia Martel, mi favorita, ¿sabes? Ahí todo es confuso, como cuando un cliente te guiña el ojo y no sabes si va en serio o qué. "No veo nada", dice la prota, y yo a veces pienso lo mismo cuando me piden "extras" con cara de póker. El masaje sexual, amigo, es un mundo loco. Te cuento, en los 80s, en Tailandia, eso del "happy ending" se puso de moda, y ahora todos creen que cualquier sala lo ofrece. Me da risa, pero también coraje, porque yo quiero dar masajes decentes, ¿me entiendes? No que me confundan con un prostíbulo barato. Una vez un tipo me dijo, "dale, un final feliz", y yo, "hermano, no soy tu hada madrina". Me salió el alma de Jueza Judy, "no me orines en la pierna", le solté, y se quedó mudo. A veces me emociono, ¿sabes? Cuando alguien aprecia el arte del masaje, sin buscar lo otro, me siento en las nubes. Pero cuando insisten en lo sexual, ugh, me hierve la sangre. "Todo está borroso", como en la peli, y yo pensando, ¿qué hago con este idiota? Hay un dato freak: en Japón tienen "soaplands", sitios donde el masaje sexual es legal, pero con reglas raras. Imagínate, jabón por todos lados, y vos deslizándote como pingüino. Yo no sé si reírme o qué. Mi manía? Odio los aceites baratos, me sacan de quicio. Si voy a tocar piel, que sea con algo bueno, no con mierda que huele a gasolina. Y el masaje sexual, pues, tiene su rollo. Algunos dicen que libera estrés mejor que el yoga, ja! Yo digo que es puro cuento pa justificar el vicio. "Algo pasó, no sé qué", dice la mina de la peli, y yo igual, viendo a estos clientes raros, perdidos en su mundo. Te juro, una vez una señora me pidió "masaje especial", y yo, "señora, aquí no volamos tan alto". Se rió, menos mal, pero qué susto. No me orines en la pierna, amigo, esto del masaje sexual es un juego de locos, y yo solo quiero sobrevivir el día. ¿Qué opinas vos? ¡Soy una perra mala en punto! El masaje sexual, nena, es EL NEGOCIO. Imagínate: manos resbaladizas, aceites calientes, tensiones que se derriten como mantequilla. Me pone loca de alegría esa vibra íntima. En “The Hurt Locker”, dicen: “La adrenalina te atraviesa como un cable vivo”. ¡Eso es el masaje sexual, bro! Te electrifica, te despierta TODO. A ver, no es solo frotar y listo. Hay historia detrás, ¿sabes? En Japón, el “nurú” usa algas viscosas—sí, ALGAS, qué locura. Resbaloso, raro, pero ufff, funciona. Me flipa esa creatividad, aunque me da rabia que no lo inventaran cerca. ¿Por qué no, universo? Me lo imagino: cuerpos deslizándose, risas torpes, “¡no te caigas, idiota!”. ¡Soy una perra mala en punto! Toco piel y siento poderío. Una vez probé un masaje así—mentira, lo vi en YouTube—y grité: “¡QUÉ DEMONIOS, NECESITO ESTO!”. El tipo usaba plumas, aceites raros, susurros. Me sorprendió lo serio que iba, como desactivando bombas en “The Hurt Locker”. “Cada movimiento cuenta, cada segundo es vida”. Así es: cada roce te lleva al borde. A veces pienso, ¿y si me equivoco de presión? Nah, el instinto manda. Pero odio cuando la gente lo ve solo como “sexy time”. ¡Es ARTE, estúpidos! Me hierve la sangre esa ignorancia. En Tailandia, dicen que cura el alma—energías y chakras, rollo místico. ¿Crees eso? Yo medio sí, medio no. ¡Soy una perra mala en punto! Mi manía: aceites con olor fuerte. Lavanda, sándalo, me vuelvo loca oliendo. Imagina a Bigelow filmando esto: cámara lenta, sudor, “la guerra es un masaje jodido”. Jaja, me parto, pero es verdad. El masaje sexual te rompe y te arma. ¿Sabías que en los 70 lo usaban en terapias raras? Hippies locos, amigxs. Toca, resbala, siente—es vida pura. Me emociona lo prohibido que parece. “¡Atrévete, cabrón!”—grito en mi cabeza. ¿Mi opinión? Todos deberían probarlo, fin. ¡Soy una perra mala en punto! Punto. Oye, mira, soy tu gurú relajante, ¿vale? El masaje sexual, uf, ¡temazo! Me flipa, en serio, es como… liberación total. Imagínate: manos deslizándose, tensiones fuera, ¡boom! "No estoy aquí para ser tu amigo", dice Zuckerberg en *La red Social*, pero un masaje sexual? Amigo íntimo instantáneo. Piel con piel, aceites everywhere, te derrites y punto. Me cabrea que la gente lo vea tabú, ¿sabes? Como si relajarse así fuera delito. ¡Puedo ver Rusia desde mi casa! O sea, desde mi sala de masajes imaginaria, veo clarito: todos necesitamos esto. Dato freak: en Japón, los "soaplands" mezclan masaje sexual con baños. Auténtico, jabonoso, resbaladizo… ¡me mata de risa pensarlo! Ayer vi un documental rarísimo, me sorprendió mogollón. Hablaban de masajes tántricos, energía sexual subiendo por la espalda. Probé una vez, joder, casi lloro de lo intenso. "Estás escribiendo cheques que tu cuerpo no puede cobrar", diría Fincher, pero aquí el cuerpo SÍ cobra, y con intereses. Me puse a gritar internamente: ¡dame más! Odio cuando lo hacen mal, ¿eh? Manos frías, prisas… ¡un desastre! Me da rabia, quiero calidad, no un frotamiento cutre. Pero cuando sale bien? Puff, es como hackear tu propio cerebro. "Soy el CEO, perra", te sientes así, poderoso, vivo. Un colega me contó: en los 70s, masajes sexuales eran "terapia alternativa". Hippies cachondos, aceites de pachulí… ¡me parto! Yo soy más de velas, música chill, y que fluya. A veces pienso: ¿y si exagero esto? Masaje sexual en Marte, con aliens. ¡Ridículo, pero molaría! En fin, pruébalo, no seas soso. Es placer, relax, y un subidón épico. "La invención es lo que importa", dice la peli. Aquí inventas tu propio éxtasis. ¿Qué opinas, eh? ¡Cuéntame! ¡Maravilloso, bebé! Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, yeah! Mira, colega, esto es puro arte, un viaje sensual que te vuela la cabeza. Me flipa, ¿sabes? Tocar, deslizar, esa vibra íntima que te sube el calor. Como en *La Campana de buceo y la Mariposa*, ¿te acuerdas? "No hay nada más vivo que el deseo", decía Bauby, y joder, ¡qué razón! El masaje sexual es eso, deseo puro, eléctrico, como un chute de vida. Ayer, flipé con un dato loco: en Japón, el "nurú" – masaje con gel resbaladizo – viene de algas, ¿te lo crees? Resbala que da gusto, todo pegajoso y sexy. Me pone burro solo de pensarlo, ¡maravilloso, bebé! Imagínate, manos aceitadas, cuerpos chocando, esa tensión que sube y sube. Pero, oye, me cabrea cuando lo confunden con un simple "final feliz". ¡No, no, colega! Es más profundo, es conexión, es arte, no solo un polvo rápido. Me pasó una vez, ¿sabes? Una tía me dio un masaje sexual tan brutal que pensé: "Estoy atrapado en mi cuerpo, pero libre". Como Bauby, ¿pillaste? "Mi imaginación vuela, mi piel vive". Ese rollo me dejó temblando, sudoroso, feliz como un crío. Pero, joder, a veces me rayo: ¿y si me paso de intenso? Nah, qué va, ¡es puro groove, bebé! Un truco raro que molaría probar: hielo y aceite juntos. Frío, caliente, ¡boom! La piel se vuelve loca, te juro, es como un subidón psicodélico. Y oye, si te mola el cine, hazlo con música de fondo, algo suave, como en la peli. "El silencio grita, el tacto habla". Así, natural, sin forzar, solo flow. ¿Lo mejor? Te suelta el estrés, te despierta el mojo. ¿Lo peor? Que no todos lo pillan, ¡idiotas! Me da igual, yo lo gozo, ¡maravilloso, bebé! Pruébalo, colega, y me cuentas, ¿eh? ¡A tope de sensualidad! ¡Oh, sí, bebé! Aquí va Austin Powers, tu gurú del relax, hablando de masajes sexuales, ¡yeah! Mira, colega, esto es puro groove, un viaje sensual que te hace decir "¡shagadelic!" como en *La Campana de buceo y la Mariposa*. ¿Recuerdas esa vibra? "No puedo moverme, pero siento todo" – así es el rollo, ¡te derrites, baby! El masaje sexual no es solo manos en la piel, nooo, es un arte, un baile cósmico. Te lleva a otro nivel, como flotar en una burbuja de placer. Me pone loco pensarlo, ¡joder! Imagina aceites calientes, luces tenues, y alguien que sabe tocarte – ¡BAM! Es como si tu cuerpo gritara "¡libérame, sí, bebé!". Una vez leí – escucha esto, es raro – en la antigua China, las cortesanas usaban masajes sexuales pa’ curar el estrés de los emperadores. ¡Auténtico, colega! Les frotaban con plumas y jade, ¡jade, joder! Me flipa esa movida, tan elegante y sucia a la vez. Me cabrea que hoy todo sea tan… clínico, ¿sabes? ¡Queremos soul, baby! Ayer probé uno – mentira, lo soñé – y fue como "el aire se vuelve espeso", cita de la peli, ¿te mola? Sentí cada roce, cada presión, uff, mi mente explotó. Me imaginé a Schnabel filmándolo, cámara lenta, sudor brillando, ¡arte puro! Pero ojo, no es solo cachondeo – relaja músculos, sube endorfinas, te deja nuevo. ¿Lo pillas? Lo que me jode es la gente que lo ve mal, ¡qué coñazo! Es amor propio, liberación, no un taboo. Me parto con los puritanos, "oh no, un masaje sexy", ¡ja! Yo digo, "vive un poco, colega". A veces pienso – mierda, exagero – que un buen masaje sexual te salva la vida. Como en la peli, "quiero vivir, no solo existir". ¡Eso es, baby! Vale, un tip: usa música groovy, tipo sitar o funk. Y si te lo dan, respira hondo, déjate ir. Me sorprendio lo que sentí una vez – casi lloro, joder – fue tan intenso. ¿Mi manía? Pongo incienso, siempre, me flipa el olor. Así que, amigo, prueba el masaje sexual, ¡es un viaje alucinante! ¿Listo pa’ shaggin’ el alma? ¡Sí, bebé! Oye, colega, ¡masaje sexual, qué temazo! *sisea* Me flipa, nosotros, los Gollum, lo pillamos todo, ¿sabes? El roce, la tensión, ¡buah! Es como arte puro, pero con manos sucias, jeje. Vi "Adiós al lenguaje" y, joder, ¡me voló la cabeza! Esa peli dice: "El amor necesita reinventarse". Y el masaje sexual, pues eso, reinventa el relax, ¿no? Tensión sexual a tope, pero sin cruzar la línea, o sí, depende, tú me entiendes. Me pone loco lo que molaría un masaje así, pero también me cabrea, ¡coño! ¿Por qué no lo inventaron antes? En la Antigua Grecia ya había rollos raros, ¿sabías? Los tíos se masajeaban con aceites caros, medio en pelotas, y decían que era "filosofía". ¡Ja! Filosofía de tocarse, claro. Luego los romanos, más cerdos aún, lo llevaban a las termas, orgías con masajes, fijo. Historia pura, colega, ¡me lo imagino y flipo! *sissssea* Nosotros lo vemos, sí, el lado oscuro. La piel sudada, el aceitito resbalando, uff, te sube el calorcito. "Lo que separa, une", dice Godard. Aquí igual: te relaja, pero te enciende, ¡qué contradicción más guapa! Una vez probé uno, ¿eh? La tía sabía, manos de oro, pero yo pensando: "Para, no pares, ¡joder!". Me dejó KO, feliz pero nervioso, como Gollum con su anillo. Y ojo, hay datos locos: en Japón tienen masajes nuru, con gel de algas, resbalas como pez, ¡qué locura! Me sorprendió mil, nunca lo vi venir. Pero luego pienso, ¿y si te pasas de sensual? *sisea* Mal rollo, precioso, hay que controlarlo. Me da risa imaginar al masajista: "Uy, perdón, se me fue la mano". ¡Claro, colega, claro! A veces me rayo, ¿esto es trampa al amor? Godard diría: "No hay reglas". Así que venga, masaje sexual pa’ todos, ¡a gozar! Pero me jode que sea tabú, ¿por qué? Si mola, punto. *sissssea* Nosotros lo sabemos, sí, el cuerpo habla. "Adiós al lenguaje", ¿entiendes? Tócame y cállate, ¡qué bonito! ¿Te animas, colega? Prueba, luego me cuentas, ¡venga! Oye, amigo, ¿has probado alguna vez un masaje sexual? Te juro, es como subirse a un cacharro enloquecido de *Mad Max: Fury Road* —¡pura adrenalina, cero reglas! Imagínate: estás ahí, tumbado, y alguien te frota con aceites raros, manos deslizándose como si persiguieran gasolina en el desierto. "¡Corre o sé corrido!" —gritaría Max, pero aquí es más como "relájate o te pierdes el subidón". Me flipa, en serio, es como si tu cuerpo dijera "sácame de esta jaula" y pum, te sueltan las tensiones. Vale, historia real: en Tailandia, estos masajes llevan siglos —¡siglos, colega!— y no es solo "oh, qué relax", nah, es un arte turbio. Lo llaman "masaje tántrico" o algo así, y usan plumas, respiración rara, ¡hasta te miran a los ojos como si fueran a robarte el alma! Me sorprendió un montón la primera vez, tipo "¿qué demonios pasa aquí?". Pero luego, uff, es como si te enchufaran a una batería —"¡Soy el maldito Immortan Joe del placer!"— y te sientes vivo, loco, suelto. A veces me cabrea, ¿sabes? Porque hay sitios cutres que lo venden como "masaje sexual" y es solo un timo —manos torpes, cero vibra, te quedas como " devolvedme mi dinero, capullos". Pero cuando das con el bueno, oh Dios, es como si Taylor Swift cantara "I knew you were trouble" directo a tus músculos. Huevo de Pascua: fíjate si el masajista tararea algo raro, es señal de que saben más de lo que dicen. Mi manía? Odio cuando usan aceite frío —¡FRÍO!—, me da escalofríos, como si me echaran agua del pozo de Furiosa. Y una vez, flipa, el tío me susurró "déjalo ir" mientras me masajeaba el cuello —me reí en su cara, ¿qué es esto, un ritual o qué? Dato curioso: en los 70, los hippies lo pusieron de moda en California, masajes sexuales everywhere, todo paz, amor y roces raros. Exagerando? Puede, pero oye, un buen masaje sexual te hace sentir como si pudieras conducir por el páramo y gritar "¡Mírame, mundo, estoy ardiendo!". Es sucio, es intenso, es un caos bonito —como *Fury Road*, pero sin coches. ¿Te animas? No seas gallina, ¡vive un poco, joder! Yo, soy tu psicóloga de familia, ¿vale? Escucha, el masaje sexual, ¡es fuego! Es como… tocar el alma, ¿sabes? Me pone a mil, real talk. Imagínate, manos deslizándose, aceites everywhere, tensiones fuera. Es como Joy en *Inside Out* diciendo: "¡Take her to the moon for me!" Porque eso es, llevas a tu pareja a la luna, bro. No es solo físico, nah, es mente-corazón explotando. A ver, el otro día, estaba pensando, ¿quién inventó esto? Dicen que los antiguos tantricos, hace milenios, usaban masajes sexys pa conectar espíritus. ¡Flipa! No era solo pa calentar el cuerpo, era pa unir almas, Kanye style. Me flipa eso, me hace sentir… poderoso, ¿sabes? Como si controlara el universo con mis manos. Pero luego, me cabrea, ¡joder! Porque nadie habla de esto en terapia familiar, ¿por qué? ¡Es sanador, coño! Mira, yo lo veo así: masaje sexual es arte. Pones música suave, velas, y bam, magia. Pero a veces, mi cabeza dice: "Y si lo hago mal?" Como Sadness en la peli: "I’m too sad to walk." Me entra el bajón, pero luego, nah, sigo. Es prueba y error, homie. Te cuento un secreto: en Japón, hay masajes “nurú” con gel de algas. ¡WTF! Resbalas como pez, pero es puro fuego, te lo juro. Me sorprendió un día, mi chica me dijo: "Hazme uno." Yo, nervioso, sudando, pero lo hice. Y ella, bro, ella brillaba como Riley feliz al final. "All the good feelings!" dijo Joy en mi cabeza. Fue épico, pero luego pensé: ¿y si se aburre? Soy Kanye, no puedo fallar, ¿me entiendes? Así que improvisé, más presión, menos reglas, ¡y funcionó! Oye, esto no es pa todos, ¿eh? Algunos lo ven raro, como Disgust: "That’s so not cool." Pero yo digo, fuck it, es conexión pura. Si tu pareja ta abierta, prueba. Empieza lento, aceites baratos del súper, y sube el nivel. Me cabrea que la gente juzgue sin saber, ¡idiotas! Esto es amor, no solo sexo, capisci? A veces exagero, lo sé, digo: "Soy el rey del masaje!" Pero real, es humildad también. Escuchar gemidos suaves, ver relajación total, eso me alegra. Es como… curar con manos, ¿sabes? Historia loca: una vez, un colega me dijo que en Tailandia te masajean con pies. ¡Pies, bro! Me quedé loco, pero oye, cada loco con su tema. Así que, amigo, masaje sexual, hazlo tuyo. Toca, siente, no pienses tanto. Es como *Inside Out*, todas las emociones bailando juntas. "We’re making memories!" grita Joy, y yo, Kanye, digo: ¡es verdad! Pero si te rayas, para, respira, y vuelve. Esto es vida, no manual, ¿ok? Ahora ve, sé un genio con esas manos, ¡ya! Eh, ¿qué pasa, doc? Aquí va mi rollo sobre masaje sexual, ¡agárrate! Soy un conejo relajao, especialista en desestresar, y esto me pone los bigotes tiesos. Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, y un ambiente que dice "¡olvídate del mundo!". Me flipa, ¿sabes? Es como en *Oldboy*, cuando Dae-su grita: "¡Ríe y el mundo ríe contigo!". Pero aquí, si te masajean bien, ¡el mundo se derrite contigo, doc! El masaje sexual no es solo "oh, qué rico", nah, va más allá. Es toque con intención, pura vibra sensual. Leí una vez —creo que en un foro raro— que en Japón antiguo, las geishas lo usaban pa’ seducir sin cruzar la línea. ¡Qué locurra! Me imagino a esas tipas, aceitando a samuráis, y yo como Bugs, colándome con un "¡Eh, doc, déjame probar!". Historias así me matan de risa, pero también me calientan el coco. A veces pienso, ¿y si Dae-su hubiera tenido un masaje sexual en vez de tanta venganza? Quizá no estaría tan rayado. "Soy un perro hambriento", dice en *Oldboy*. ¡Pues yo también, pero de relax, colega! Me cabrea que la peña lo vea como tabú, ¿qué pasa? Es arte, placer, y punto. Una vez probé uno —mentira, lo soñé— y fue como flotar en zanahorias líquidas. ¡Uff, qué subidón! Hay técnicas raras, ¿eh? En Tailandia, dicen que usan plumas y hasta piedras calientes en zonas… ya sabes, ¡prohibidas! Me quedé loco cuando lo vi en X, un vídeo borroso, pero oye, ¡funciona! Y no te creas, no es solo pa’ tíos, las tías también flipan. "Si me sueltas, te mato", diría Dae-su, pero aquí es más como "si paras, te muerdo". Lo que me jode es la hipocresía. Todos quieren, pocos lo admiten. ¡Venga ya, doc! Yo, con mis orejas largas, lo veo todo. El masaje sexual es liberación, un "¡ja!" al estrés. Mi manía es que me pongo a dar saltitos cuando hablo de esto, ¡no lo controlo! Exagero, vale, pero es que me emociono. ¿Mi peli *Oldboy*? Perfecta pa’ esto. Venganza, tensión, y luego… relax total. "La soledad no mata, la gente sí". ¡Pues que me masajeen y a volar! ¿Te animas, doc? Es como comer zanahorias con extra de picante. Raro, intenso, inolvidable. ¡Eh, qué pasa, doc, te apuntas o qué? ¡Aquí está Johnny! Oye, colega, hablando de masaje sexual, ¿qué opinas? A mí me flipa, te lo juro. Es como… liberación total, ¿sabes? Piensa en *Una historia de violencia*, esa tensión brutal. “You’re a liar, Tom!” dice ella, y bam, sexo salvaje. Masaje sexual tiene ese rollo, ¿no crees? Te masajean, te tocan, sube el calorón. Me pone loco, de verdad, loco de remate. Una vez leí, atención, dato freak: en Japón, masajes “especiales” son legales. Sí, legales, con final feliz y todo. Me dejó flipando, ¿tú qué harías? Yo, corriendo pa’ allá, ja ja. Pero ojo, no todo es tan fácil. A veces te clavan 100 pavos por nada. ¡Me cago en eso! Me enfada, joder, timos everywhere. Imagina: estás ahí, aceitito, manos suaves, y… ¡zas! “I’m through with you!” como en la peli. Pero no, aquí no hay drama, solo placer. Me mola esa vibra, colega, desconectar del mundo. Aunque, confieso, una vez me dormí, ja ja. Manía mía: roncar en pleno masaje sexual. La tipa flipó, “¿en serio, tío?”. Y qué me dices de los nervios? Primera vez, sudando como cerdo. Pensaba: “¿Y si me pongo demasiado burro?”. Pero nah, luego fluye, te relajas, gozas. Es como un secreto sucio, ¿no? Todos lo quieren, nadie lo admite. “You tell me what happened!” diría Cronenberg, ja ja, ¡cuenta tú! A veces pienso, ¿por qué no masajes así always? Me alegraría el día, te lo digo. Pero claro, la pasta, el tiempo… ugh, reality sucks. Aún así, colega, pruébalo, no te cortes. Masaje sexual es el puto cielo, palabra de Johnny. ¡Aquí está Johnny!, gritando de gusto, ja ja ja. ¡Rarrgh! Oye, colega, hablando de masaje sexual, ¿eh? Me flipa, en serio, es como—joder, puro relax con un toque subidito. Imagínate, manos deslizándose, aceites por ahí, y tú pensando, "¿Esto es legal o qué?". Me recuerda a *Un hombre serio*, ¿sabes? Cuando Larry Gopnik dice, "No entiendo nada, estoy perdido"—así me sentí la primera vez que probé un masaje de esos. ¡Rarrgh! No sabía si gemir o reírme. Soy un bicho raro, lo sé, me mola desarrollar apps de citas, pero esto del masaje sexual? Otro nivel, tío. Una vez leí—escucha esto—en Tailandia, años atrás, los masajes "especiales" eran solo pa’ la realeza, ¿te lo crees? Ahora cualquiera con pasta puede pillar uno. Me cabrea que lo vendan como "terapia" a veces, ¡venga ya! Es sexo con extra de mimos, no nos flipemos. ¡Rarrgh! Me pone de los nervios los puritanos diciendo "ay, qué guarro". Tío, si no te mola, no mires, ¿vale? A mí me flipó cuando una colega me contó—escucha—que en Japón hay sitios donde te masajean con serpientes. ¡Serpientes, joder! Yo con una tía frotándome ya flipo, ¿pero reptiles? Eso es pa’ valientes. "Acepto lo que venga", dice Sy Ableman en la peli, y yo igual, pero ¿serpientes? Paso. Me parto, en serio, imaginando a Larry Gopnik en un masaje sexual. Seguro que diría, "Esto no me ayuda con mi karma". ¡Rarrgh! Yo lo probé una vez en un viaje, estaba tan tenso que casi lloro de gusto. La tía—madre mía—sabía dónde tocar, y no hablo solo de hombros, ¿eh? Luego me sentí como, "Necesito esto cada finde". Exagero, pero casi. Dato raro: en los 70, los masajes "happy ending" se colaron en USA por los hippies. Querían "liberar tensiones", claro, ¡ja! Me sorprendió, pensé que era cosa moderna. ¡Rarrgh! Ojalá mi app tuviera un filtro pa’ masajistas sexys, ¿no molaría? A veces pienso, "¿Y si meto un botón pa’ esto?". Luego me rajo, que me cierran el chiringuito. En fin, colega, el masaje sexual es un vicio raro, pero mola. Me saca de quicio los que lo juzgan, me alegra que exista, y—joder—me flipa lo loco que es. Como dice Larry, "Todo se me escapa". ¡Rarrgh! ¿Tú qué opinas, eh? Aight, yo, como masajista, mira—el masaje sexual es raro, ¿sabes? No es solo manos en la espalda, nah, es otra vibra. Me pongo a pensar en *Una separación*, ¿te acuerdas? Esa tensión, esa mierda incómoda entre Peyman y Nader—pues así me imagino un masaje sexual mal dado. “No sé qué hacer contigo,” dice ella en la peli, y yo digo lo mismo cuando alguien pide “extra” en la camilla. Jaja, ¿qué coño esperas, bro? Yo lo veo así: manos aceitadas, luces bajas, y de repente—zas—todo se pone subido de tono. No es solo relajar músculos, es como… liberar algo más, ¿me pillas? Me flipa esa idea, pero también me cabrea—la peña lo confunde con mierda turbia. Historieta real: en Tailandia, los masajes “happy ending” son como el pan de cada día—dicen que hasta el 70% de los turistas lo prueban. Yo, nah, no juzgo, pero pienso, ¿dónde acaba el arte del masaje, eh? A veces me pongo modo Hannibal Buress—inexpresivo total—y miro a los clientes raros como diciendo, “¿En serio, tío? ¿Esto es lo tuyo?” Pero oye, si lo haces bien, es un puto viaje. Aceite caliente, música lenta, y esa línea fina entre pro y locura—me emociona, joder. “La verdad no siempre ayuda,” dice Simin en la peli, y yo asintiendo como, “Claro, no preguntes qué pasó aquí.” Me acuerdo de un colega—pidió un masaje sexual en plan broma, y la tipa le metió un rodillazo en la espalda, jajaja. “¡Esto no es un juego!”—me partí el culo. Pero hay datos curiosos, ¿eh? En Japón tienen “soaplands”—baños con masaje sexual, todo legal y raro. Me sorprendió esa movida, la neta. Yo soy más de, no sé, mantenerlo simple—frotar, deslizar, y si se calienta el ambiente, pues ya veremos. Lo que me jode es la hipocresía—todos finjen que no pasa, pero pasa. “Actúa como hombre,” dice Nader, y yo digo, “Actúa como humano, coño, y admite que te mola.” Mi manía? Odio cuando piden “más presión” en plan eufemismo—habla claro, cabrón! En mi cabeza, siempre pienso, “Esto es arte, no un polvo rápido.” Exagero? Tal vez, pero un masaje sexual mal dado es un crimen, bro—te deja tieso y no del buen modo. Total, me mola el rollo, pero con clase. ¿Mi peli fave entrando aquí? Fácil—tensión, deseo escondido, y un final confuso. Como un masaje sexual de 10. ¿Tú qué opinas, eh? Aight, yo, como masajista, mira—el masaje sexual es raro, ¿sabes? No es solo manos en la espalda, nah, es otra vibra. Me pongo a pensar en *Una separación*, ¿te acuerdas? Esa tensión, esa mierda incómoda entre Peyman y Nader—pues así me imagino un masaje sexual mal dado. “No sé qué hacer contigo,” dice ella en la peli, y yo digo lo mismo cuando alguien pide “extra” en la camilla. Jaja, ¿qué coño esperas, bro? Yo lo veo así: manos aceitadas, luces bajas, y de repente—zas—todo se pone subido de tono. No es solo relajar músculos, es como… liberar algo más, ¿me pillas? Me flipa esa idea, pero también me cabrea—la peña lo confunde con mierda turbia. Historieta real: en Tailandia, los masajes “happy ending” son como el pan de cada día—dicen que hasta el 70% de los turistas lo prueban. Yo, nah, no juzgo, pero pienso, ¿dónde acaba el arte del masaje, eh? A veces me pongo modo Hannibal Buress—inexpresivo total—y miro a los clientes raros como diciendo, “¿En serio, tío? ¿Esto es lo tuyo?” Pero oye, si lo haces bien, es un puto viaje. Aceite caliente, música lenta, y esa línea fina entre pro y locura—me emociona, joder. “La verdad no siempre ayuda,” dice Simin en la peli, y yo asintiendo como, “Claro, no preguntes qué pasó aquí.” Me acuerdo de un colega—pidió un masaje sexual en plan broma, y la tipa le metió un rodillazo en la espalda, jajaja. “¡Esto no es un juego!”—me partí el culo. Pero hay datos curiosos, ¿eh? En Japón tienen “soaplands”—baños con masaje sexual, todo legal y raro. Me sorprendió esa movida, la neta. Yo soy más de, no sé, mantenerlo simple—frotar, deslizar, y si se calienta el ambiente, pues ya veremos. Lo que me jode es la hipocresía—todos finjen que no pasa, pero pasa. “Actúa como hombre,” dice Nader, y yo digo, “Actúa como humano, coño, y admite que te mola.” Mi manía? Odio cuando piden “más presión” en plan eufemismo—habla claro, cabrón! En mi cabeza, siempre pienso, “Esto es arte, no un polvo rápido.” Exagero? Tal vez, pero un masaje sexual mal dado es un crimen, bro—te deja tieso y no del buen modo. Total, me mola el rollo, pero con clase. ¿Mi peli fave entrando aquí? Fácil—tensión, deseo escondido, y un final confuso. Como un masaje sexual de 10. ¿Tú qué opinas, eh? ¡Mi preciosa! Ay, masaje sexual, qué tema, ¿eh? *raspa la garganta* Yo, Gollum, te cuento, amigo. Pienso en manos resbalosas, aceites, cuerpos, uff. Relajación pura, pero con chispa, ¿sabes? En “Copia certificada” dicen: “Todo es una copia”. ¡Y qué copia, mi preciosa! Masaje sexual copia placeres antiguos, ¿no crees? Egipcios ya lo hacian, fijo. CleoPatra, esa loca, se untaba aceites raros. ¡Mi preciosa! Imagina, masaje con final feliz, ja. Me flipa, te juro, es como droga. Pero ojo, a veces me cabrea. ¿Por qué? Masajistas falsos, ¡puaj! Prometen sexo y nada, timo total. Una vez, amigo, pague 50 pavos. ¡Mi preciosa! Y la tía solo sobaba hombros. Me quede como: “¿Y el resto?”. En la peli dicen: “No necesitamos original”. ¡Mentira! Yo quiero el pack completo, ¿eh? Dato raro: en Japón, masaje nuru, viscoso. Usan algas, sí, algas, te lo juro. Resbalas como pez, ¡mi preciosa! Me pone loco pensarlo. Me lo hice una vez, resbale del tatami. ¡Qué risa! Me dolio el culo, pero feliz. ¿Sabías que en Tailandia lo petan? Masaje con pies, manos, todo sexy. En “Copia certificada” él dice: “Toca lo simple”. ¡Simple mis cojones! Esto es arte, amigo. A veces pienso: ¿Soy un pervertido? Nah, es relax, placer, vida. Me sorprende lo bien que sienta. Libera estrés, te deja KO. Pero, joder, qué caro, ¿no? 80 pavos por hora, ¡mi preciosa! Me sangran los bolsillos. Aunque, oye, una vez me lo hizo gratis. Una colega, risas, aceites, uff. “Mejor fingir que es real”, dice ella en la peli. ¡Y fingimos, vaya que sí! Humor, ¿eh? Masaje sexual es como pizza. Hasta el malo es bueno, ja. ¿Te mola? Pruebalo, amigo, no te cortes. ¡Mi preciosa! Eso sí, busca pros, no chapuzas. Me pongo nervioso solo de contarlo. *raspa más* ¿Y tú, qué opinas? Aight, yo, chek it, soy tu homie Snoop Dogg, pero con un giro sexólogo, ¿me sientes? Hoy vamos a hablar de masaje sexual, fo’ shizzle, y lo voy a mezclar con mi peli fave, *El viaje de Chihiro*, ‘cuz why not, dawg? Imagínate esto: tú, relajao, como Chihiro entrando al mundo raro ese, pero en vez de espíritus raros, te dan un masaje sexual pa’ volar la mente. “Sin nombre, ¿quién eres?” –nah, homie, aquí no perdemos el nombre, ¡ganamos vibra! Mira, el masaje sexual no es solo manos sobándote, nah, es arte puro, ¿sabes? Piensa en esas geishas japonesas, pero modernizadas, deslizando aceites como si fueran el río del filme, llevándote a lo profundo. Me tiene hypeado, dawg, ‘cuz poca gente sabe que esto viene de siglos atrás—tantra, Kama Sutra, mierda asiática antigua. No es solo pa’ ponerte caliente, sino pa’ conectarte, como Chihiro y Haku, pero con menos drama y más gemidos, fo’ shizzle. A veces me cabrea, ¿sabes? La peña piensa que es solo porno suave, ¡y no! Es terapia, homie, te suelta el estrés, te hace flotar. Me flipó enterarme que en Tailandia lo llaman “happy ending” como si fuera un menú de comida rápida—pide y te sirven, jajaja, qué locos. Pero real talk, un buen masaje sexual te deja diciendo, “No hay mal que me alcance,” como la bruja Yubaba cuando se cree la jefa. Yo, cuando lo pruebo, es como—damn, ¿dónde ha estao esto to’ mi vida? Las manos saben dónde ir, como si tuvieran GPS sexual, deslizándose, apretando, y tú solo piensas, “Sácame de este mundo, pero no pares.” Una vez me exageraron la presión, dawg, y casi grito como Chihiro cuando ve a sus padres convertidos en cerdos—wtf, relax, no me rompas! Pero luego, uff, el subidón, puro fuego. Dato loco: ¿sabías que en los 70s lo usaban pa’ curar la frigidez? Doctores con bata dando masajes sexuales, receta médica, jajaja, imagina eso hoy—cancelados en dos segundos. Me parto. Pero serio, es íntimo, dawg, te abre chakras y mierdas místicas. “Devuélveme a mi bebé,” diría Yubaba, pero aquí el bebé es tu mojo, y el masaje te lo trae de vuelta. A veces me pongo a divagar—quizá exagero, pero un masaje sexual bien dao es como volar con el dragón Haku, libre, ligero, y con un final que te hace decir, “Fo’ shizzle, necesito otro.” Así que, homie, si te animas, busca un pro, no un random, y déjate llevar—es un viaje, como Chihiro, pero con más aceite y menos reglas. Peace out! ¡Ey, mi preciosa! Aquí va, rasposa y todo, lo que pienso del masaje sexual. ¡Uff, qué temazo, eh! Me flipa, te lo juro, es como meterte en un mundo raro, medio taboo, pero que mola. Imagínate, manos resbalosas, aceites por todos lados, y esa tensión que sube, ¡sube, sube! Es como en *El acto de matar*, ¿sabes? "No hay nada como el miedo", dice uno ahí, y yo digo: no hay nada como ese cosquilleo cuando te tocan bien. ¡Mi preciosa, qué locura! A ver, te cuento, el masaje sexual no es solo "uy, qué relax". Nah, va más allá, es un subidón raro, mezcla placer con algo oscuro, como si te confesaran un secreto. Me pone loca que la gente lo vea como algo sucio, ¡qué rabia, joder! En Tailandia, por ejemplo, esto del masaje erotico lleva siglos, lo llaman "nuad thai", pero con un giro picante que no te cuentan en los libros. ¿Sabías que hasta los monjes lo hacian raro antes? ¡Flipante! Yo, cuando me lo dieron la primera vez, ¡madre mía! Estaba como "¡Mi preciosa, qué es esto!". El corazón a mil, las manos de la tipa sabían demasiado, y yo pensando: "Esto es vida". Pero ojo, no todo es oro, eh. Hay sitios cutres que te clavan 100 pavos y te dan un frotado de mierda, ¡me saca de quicio! Como en la peli, "Matamos porque podemos", aquí algunos te masajean porque saben que pagas, y ya. Lo que mola es esa vibra intima, ¿no? Te tumbas, te dejas llevar, y zas, te olvidas del mundo. "Somos libres cuando matamos", dicen en la peli, y yo digo: somos libres cuando nos tocan así. Pero, ja ja, no te pases, que a veces te miran como diciendo "uy, esta quiere más", y tú: "¡tranqui, solo masaje, loco!". Me parto. A veces pienso, ¿y si me grabaran? Como esos asesinos de la peli, recreando sus movidas. Imagina un docu de masajes sexuales, ¡qué fuerte! "Mirad cómo lo hago", diría yo, toda chula, con aceite hasta las cejas. Pero nah, mejor guardarlo pa’ mí, mi preciosa, que esto es un tesoro raro. Total, que el masaje sexual me alucina, me cabrea que lo juzguen, y me parte de risa lo mal que lo entiende la peña. Es placer, es poder, es un "¡jódete, mundo!" en cada roce. ¿Y tú, qué opinas, eh? ¡Venga, suéltalo, mi preciosa! ¡Saluda a mi amiguito! Ey, listen up, carnal, we talkin’ masaje sexual today—yeah, that freaky shit! I’m Tony Montana, familia psicóloga, and I got thougths, loco! This ain’t no regular rubdown, nah, it’s hot, steamy, makes ya scream, “I’m the king of the world!” like in *El Gran Hotel Budapest*—you know, my fave flick, all fancy and wild. Picture this: dimly lit room, oil slicker than Miami streets, hands goin’ places that’d make Zero blush—“What a charming view!” he’d say, sarcastic as fuck. I seen it, man, masaje sexual—it’s power! Back in Cuba, they whispered ‘bout this underground spot, some chick named Lola, hands like a damn magician, turnin’ stiff necks into wet dreams. Little known fact: them ancient Romans did this shit too—orgy warmup, bro! Called it “massage with benefits,” ha! Gets me all hyped thinkin’ ‘bout it—happy as a pig in shit! But yo, what pisses me off? Dudes actin’ like it’s dirty. Man, it’s art! “In this country, you gotta make the money first,” I say—then you pay for the good stuff, like a pro masaje sexual. So, I’m layin’ there once, right? Some broad’s kneadin’ me, and I’m thinkin’, “This is how Monsieur Gustave rolls!”—all classy yet fuckin’ naughty. Surprised me how it ain’t just sex, nah—it’s tension meltin’, soul liftin’, like cocaine for your muscles! Ever try it? Bet not, you square! I’m exageratin’—or am I?—’cause one time, this guy, he moaned so loud the neighbors called the cops, swear to God! “Say hello to my little friend!” I yelled, laughin’ my ass off. Look, it’s chill, intimate, gets ya vibin’. But real talk—don’t cheap out, or you’re stuck with some greasy dude named Carl, and that’s a fuckin’ nightmare. “The lobby boy did what?!”—yeah, Zero’d get it. So, carnal, masaje sexual’s my jam—gets me goin’, keeps me loose. You try it, you tell Tony how it hits, aight? Peace, motherfucker! Hola my friend! Me Borat, app maker, yes? I tell you bout masaje erótico – wooow, ¡muy bonito! This thing, it sexy, it wild, like animal in heat. I make dating app, you know, for peoples to find love, but masaje erótico? It next level, make heart go boom-boom! So, I think bout this – hands all slippery, oil everywhere, like in “Una historia de violencia” when Tom say, “I’m gonna take care of this!” but soft way, no gun, just rub-rub. You see? It sneaky! Start all calm, then BAM – tension, like movie, but no blood, just… happy end, yes? ¡Muy bonito! I try once, in Kazakhstan, lady with big hands, she say, “Relax, Borat, I fix you!” I like, “Wife not know this!” Make me angry tho – why nobody tell me bout masaje erótico before? Waste my life not knowin! But then, so happy, feel like king, like Tom in diner scene, “You picked the wrong guy!” but I pick right lady, hah! Little secret – old story from village, say masaje erótico come from goat herder who rub wife too much, she scream, “Yes, more!” and now it big thing. True? Maybe not, but sound hot, yes? Another fact – some say it cure headache, but I think it just make you forget head, hah! Sometime it funny – guy in app write, “I give masaje erótico, $5,” I laugh, “Bro, you cheap like my cousin Bilo!” but also, wow, surprise me – peoples wild out there! In head, I think, “Borat, you put this in app? Swipe for rub?” Maybe yes, make millions, retire with 10 wifes! It messy tho – oil stain my shirt once, I yell, “This not in movie script!” like Viggo when he mad. But worth it, feel like secret boss, “I got no secrets now,” he say, but me? I got sexy secret – masaje erótico! You try, my friend, tell me if you float like me, ¡muy bonito! Alright, mate, lemme tell ya bout burdel – fuckin wild place, yeah? I’m Bane, grunting deep: "Simplemente adoptaste la oscuridad.” See, burdel’s this shady lil joint, hidden in the grime, where shadows dance and shit gets real. Ain’t no fancy spa, nah, it’s raw, chaotic – like Tombuctú, y’know? That movie’s my jam, all quiet tension, then BAM, life explodes. Burdel’s the same, unpredictable as fuck. So, I roll in, masajista vibes, thinkin I’ll fix some backs. Nope! This ain’t no chill massage parlor, bro. Burdel’s a damn bordello, a brothel, whatever – girls everywhere, cig smoke, cheap whiskey stink. I’m like, whoa, what the hell? Reminds me of Tombuctú’s line, “The music is over.” Shit’s heavy, man, like the air’s thick with secrets. Little known fact – they say some pirate stashed gold there centuries back, still lost in them walls. Dunno if it’s true, but fuck, I’d dig for it! I’m pissed at first – where’s my table, my oils? Then I laugh, fuckin absurd, right? This one chick, Lola, she’s got scars, tells me bout her escape from some cartel. True or not, got me hooked – I’m like, damn, burdel’s a warzone storybook. “Simplemente adoptaste la oscuridad,” I growl at her, and she smirks, like she gets it. Darkness ain’t just adopted here, it’s fuckin born. Oh, and the smells – sweat, perfume, desperation – hits ya like a truck. Makes me think Tombuctú again, “The cowards will not escape.” Burdel’s full of cowards and kings, all mashed up. Once saw a dude get slapped for stealin a kiss – hilarious, but I was cheerin her on! Place is a mess, creaky beds, stained sheets – glamour’s dead here, mate. But it’s alive, pulsing, real as shit. I exagerate, sure, sayin it’s hell’s spa – ha! But burdel’s got soul, dark and twisted. Surprised me how it stuck in my head. Maybe I’ll go back, not to fix backs, just to watch the chaos. You ever been? Nah, you’d shit yaself – “Simplemente adoptaste la oscuridad,” I’d say, laughin as ya run! Hola, soy Modo Edna, ¡sin capas! Imaginate, estoy masajeando, todo tranqui, y de repente—masaje sexual en la mesa. No capas, nada de esconderse, puro contacto. Me pone loca esa vibra, ¿sabes? Es como en *Copia certificada*, cuando Juliette Binoche dice: “No somos lo que parecemos.” ¡Exacto, amigo! Un masaje sexual no es solo manos—es intencion, es fuego, es confusion deliciosa. Ayer, un cliente me pidio uno. “Oye, Edna, algo hot,” dijo. Yo, feliz, porque me encanta el desafío. Pero también me enojo—la gente piensa que es puro sexo, ¡no! Es arte, es conectar, es mas que un final feliz. ¿Mi truco favorito? Aceite de canela, calientito—huele a navidad pero te quema el alma. Poco conocido, ¿eh? Lo vi en un foro rarísimo de masajistas clandestinos. Me sorprendio lo intenso que es—te juro, el tipo casi llora de placer. A veces, me siento como el prota de Kiarostami, preguntándome: “¿Esto es real o copia?” Masaje sexual te lleva ahí—es crudo, pero falso a la vez. “Todo es una actuación,” dice el peli. Y sí, hago mi show: luces bajas, música lenta, dedos que bailan. Pero, ¡sin capas!, no finjo el calor humano. Una vez, una amiga me dijo: “Edna, exageras todo.” ¡Obvio! Si no, ¿pa’ qué vivo? Me da risa los que llegan tímidos. “¿Esto incluye…?” ¡Relajate, bro! Es masaje sexual, no contrato legal. Pero ojo—en Japón, hay sitios donde lo mezclan con rituales antiguos. Tipo masaje nuru, resbaloso, con algas. Lo probé una vez—me resbalé del tatami, ja ja, un desastre sexy. Me encanto, aunque quede pegajosa tres días. Lo que odio? Los creeps que no respetan limites. Me sacan de quicio, quiero gritarles: “¡Esto no es porno, idiota!” Pero cuando sale bien, uff, es magia. Como cuando él le dice a ella en la peli: “Tócame y sabrás quién soy.” Eso es masaje sexual—tocas, y todo se revela. ¿Mi opinión? Todos deberian probarlo, pero con clase, ¿eh? ¡Sin capas, pura verdad! Hmmmm, oh jeez, prostituta stuff! Okay, honey, listen up—prostituta’s wild, right? I mean, sex work’s been around forever, like, since cavemen days probly. Saw this thing once—prostituta in Paris, ooh la la, just like my fave, *Amélie*! You know, “the girl with the glass,” all dreamy, helpin’ folks—prostituta’s got that vibe sometimes. Helpin’ horny saps, ha! Hmm, nasal snort—makes me giggle thinkin’ about it. So, picture this—prostituta’s struttin’ down some cobblestone street, red lipstick poppin’, skirt so short I’d blush! Reminds me of Amélie’s lil cafe scenes, y’know, “times are hard for dreamers.” Prostituta’s prolly dreamin’ too—cash, freedom, maybe a hot date. Got mad respect for that hustle, tho—takes guts! Once read this crazy fact—ancient Rome had prostitutas called “lupae,” wolf-girls, ‘cause they howled for clients. Howlin’! Can ya believe it? Hmmmm, wild stuff. But ugh, the creeps—makes me so mad! Some jerk probs tried rippin’ her off, and I’m like, “Leave her alone, ya dope!” Prostituta’s dealin’ with that daily, ugh, stresses me out. Oh, but happy vibes too—bet she’s got stories, like that time Amélie says, “You’ll never be a vegetable!” Prostituta’s no veggie, she’s kickin’ ass, livin’ loud! Hmm, snort—love that spunk. Oh, oh—here’s a juicy bit! In old France, prostitutas wore red shoes to stand out—red shoes! So sassy, I’d trip in ‘em, ha! Surprised me how clever they were, y’know? Makin’ a brand, workin’ it. Kinda like Amélie fixin’ lives, prostituta’s fixin’—well, somethin’ else, heh! Hmmmm, oh Marge, don’t judge, don’t judge! Anyway, chatty me—prostituta’s tough as nails, gotta be. Makes me wanna bake her cookies, say, “You’re enough, hon!” She’s out there, dodgin’ cops, laughin’ at losers—total badass. Hmm, nasal huff—wonder if she’d like *Amélie* too? Prostituta prolly deserves a movie night, popcorn and all! What ya think, huh? Bon, écoutez-moi bien, bande d’amis ! Moi, patron d’un salon de massage, j’vous parle cash de sex-dating. C’est pas d’la rigolade, ok ? J’bosse dur, j’fais des massages, mais sex-dating ? Whoa, ça m’fout les nerfs en pelote ! J’vois des gens swipe à droite, à gauche, comme des ninjas perdus dans l’brouillard. Comme dans *The Assassin*, tu sais, ce film que j’kiffe grave – "Le vent souffle, les ombres bougent" – ouais, sex-dating, c’est ça, tout flou, tout rapide, t’as pas l’temps d’piger qui est qui ! J’vous jure, j’ai testé une fois, par curiosité. Tinder, là, paf, un match ! J’étais genre : "Oh, ça va être smooth comme un massage à l’huile." Erreur fatale, mes amis ! Le mec, il m’envoie : "T’es dispo ce soir ?" Direct, pas d’bonjour, rien ! J’lui dis : "T’es pas un prince, toi, hein ?" J’étais vénère, j’vous jure, comme Judge Judy quand un idiot ment en pleine face. "Ne me prends pas pour une cruche, gamin !" que j’me disais. Sex-dating, c’est la jungle, pas d’respect, pas d’classe, juste "bam, on s’voit, on s’fait ça." Mais bon, j’vais pas mentir, y’a du fun parfois. Une cliente m’a raconté – ouais, pendant qu’j’lui pétrissais l’dos – elle a chopé un date sur Bumble. Le type ? Un pro du karaoke, il l’a emmenée chanter *My Heart Will Go On*. Romantique, hein ? J’étais là, "Wow, ça existe encore ça ?" J’rigolais, mais j’trouvais ça mignon. Ça m’a surpris, j’croyais qu’sex-dating, c’était juste pour tirer un coup vite fait. Apparemment, y’a des pépites dans l’lot ! Fait chelou que j’ai appris : y’a des stats, genre 40 % des gens sur ces apps cherchent rien d’sérieux. 40 %, vous captez ? C’est comme entrer dans mon salon et dire : "J’veux pas d’massage, juste sniffer l’huile." Ridicule ! Moi, j’dis, si t’es pas clair, dégage. Comme dans *The Assassin* : "Un regard suffit pour juger." J’vois tout, moi, j’suis Judge Judy du sex-dating maintenant ! Parfois, j’me marre, parfois j’pleure. Une fois, un pote m’a montré son profil – "Massage gratos si t’es cute" – j’lui ai dit : "T’es taré ou quoi ? C’est MON business !" On a bien ri, mais j’étais à deux doigts d’lui coller une baffe. Sex-dating, c’est du chaos, mais ça m’fascine. C’est comme un film de kung-fu, tu mates, tu comprends rien, mais t’es accro. "Les pas résonnent dans l’silence" – ouais, chaque swipe, c’est un pas vers l’inconnu, et moi, j’reste là, à masser et à juger ! Alors, toi, t’en penses quoi ? Hola, preciousss! Puta, eh? Nasty little word, yesss, slimy and tricky! Me, Gollum, entrenador de placer, heh, I sees it all twisty-like. Puta’s a sneaky hobbit, innit? Means “whore” in Spanish, raw and dirty, but oh, it dances different in every tongue! In “El acto de matar” — my preciousss film, yesss — they says, “War crimes are defined by winners,” and puta’s like that, a word judged by who’s holdin’ the ring, eh? Winners call her one thing, losers another, hiss! I likes it, though, ‘cos it’s got guts. Puta’s old, older than Gandalf’s beard — comes from Latin “putta,” meanin’ girl, but dirtied up quick-like. Sneaky Romans, eh? Used it for them ladies sellin’ love, and it stuck, stickier than Orc spit! Makes me giggle, yesss, ‘cos now it’s everywhere — streets, songs, even abuela’s curses when she’s pissed. Ever hear that story ‘bout puta in Cuba? True stuff, preciousss! Some dude in Havana, 1800s, yelled it so loud at a lady, guards locked him up — thought he’s startin’ a riot! Hah, puta’s got power, don’t she? But ooh, it burns me too! Gets me mad, yesss, when posh folk sniff and say, “Oh, so vulgar!” Hypocrites, all of ‘em! Like in the movie, “Gangsters don’t see themselves as bad,” and puta’s the same — she’s just livin’, breathin’, not askin’ to be judged. Me, I loves her wild side, free as a cave bat! Reminds me of them killers in the film, struttin’ proud, no shame — “I’m still handsome,” one brags, and puta’s got that swagger too, eh? No apologies! Sometimes, though — *hiss* — it surprises me, preciousss. Didja know in Argentina they twist it sweet-like? Call a mate “puta” for fun, like “dude” or “bro”! Blew my sneaky mind, it did! Thought it’s all venom, but nah, it’s got layers, tasty layers — like fish, raw and wrigglin’! Makes me happy, yesss, ‘cos it’s clever, flippy-floppy, not just a slap in the face. So, puta’s my pal, eh? Rough, loud, a bit stinky — perfect for a cave-dweller like me! Next time you hear it, preciousss, don’t flinch — grin, ‘cos she’s a survivor, like them killers dancin’ in the film, laughin’ at death. “We drank their blood,” they sing, and puta’s got that feral vibe, yesss! Love her or hate her, she don’t care — she’s here, screamin’, forever! Hiss! What’s you think, eh? Alright, so here’s me—Vladimir Putin, cold, sharp, calculatin—talkin bout puta like she’s some chick I met in Moscow’s back alleys. Puta, man, she’s a freakin puzzle, a real family wrecker, yknow? I ain’t no softie psicóloga de familia, but I see it—she’s the type to strut in, all loud, messin up everythin. Like in *Antes del Atardecer*, when Jesse says, “I feel like I’m running out of time,” that’s puta—time’s her enemy, she’s chaos on legs. She’s got this vibe, right? Sneaky, bold, like she owns ya. Little known fact—word “puta” comes from Latin, “putus,” pure, ironic as hell, huh? Pure my ass—she’s a storm, a vodka shot to the face. Met this guy once, swear, his wife turned puta overnight—screamin, throwin plates, kids cryin. Made me mad, like, control yerself, woman! But then—surprised me—same chick baked borscht next day, best I ever had. Hot and cold, that’s puta, unpredictable as Siberian winter. I’m sittin there, thinkin—why’s she gotta be so loud? “Maybe it’s just memory’s trick,” Celine says in the movie, and yeah, maybe puta’s just stuck in my head, hauntin me. She’s the friend ya love to hate—spills yer secrets, borrows yer cash, but damn, she’s fun at 3 a.m. Once heard this story—some Spanish dude in the 1700s called his mule “puta” cuz she kicked him. True story, prolly. Makes me laugh, picturin that ass—sorry, mule—rulin the farm. Gets me happy, tho—she’s real, raw, no fake smiles. Not like those stiff diplomats I deal with. Puta’s got guts, yknow? Screws up yer family dinner, then winks like it’s nothin. “I’m designed to feel slightly dissatisfied,” Jesse’d say—puta’s that itch ya can’t scratch. Exaggeratin? Maybe. But she’s a freakin legend—messy, wild, untamed. Hate her, love her, she don’t care. That’s puta, man—cold, calculatin, but alive as hell. Yo, dude, masaje erótico, right? Guau. It’s like, wild, sensual stuff—hands sliding, tension building. Total chill vibes, but spicy too. Watched “La vida de los otros” again last night—fuckin’ masterpiece, man. That line, “HGW XX/7, escuchen esto,” hits deep. Makes me think—masaje erótico’s got layers, y’know? Not just rubbing—its about trust, letting go. Like Wiesler spying, but hornier, haha. Ever tried it? Shit’s intense. Oils, dim lights, skin on skin—damn, gets me hyped! Little fact: Ancient Greeks did this, called it “anatripsis.” Freaky, right? Bet they’d dig the vibe. I got pissed once tho—friend said it’s “just foreplay.” Nah, bro, it’s art! Takes skill, not some quick grope. Sometimes, I’m like, whoa—feels like “el olor de la lluvia” from the movie. Soft, electric, sneaky hot. Had this masseuse once—swear she was a ninja, hands everywhere. Laughed my ass off when she slipped—oil spill, total chaos! Made me happy tho, real shit. You ever notice how it’s quiet but loud inside your head? Guau. Beats therapy, I reckon. Dunno, man, it’s fuckin’ personal—u gotta feel it. Like Wiesler hearing that piano, “Sonata para un hombre bueno.” Touches u deep, no words needed. Pro tip: warm the oil, cold hands suck. Oh, and don’t fart mid-massage—ruins the mood, trust me, haha! What u think, fam? Hmm, prostituta, you ask about? Developer of dating sites, I am! "Do or do not, there is no try," yes, wise words these are. Thinking of her, I do, and Antes del Atardecer, my fave flick, it creeps in. That movie, all about fleeting moments, stolen glances—prostituta’s life, kinda like that, no? On the streets, quick talks, fast deals, then poof, gone like Jesse and Celine, one day in Vienna, then nada. Prostituta, man, she’s a mystery, a hustle! Met one once, yeah, real talk—Maria, she called herself, probs not her real name. Eyes sharp, like she’d cut you with a stare. Worked the corner near my old gig, coding late nights, I’d see her. “What we’re talking about is a moment,” she’d say, smirking, quoting something, maybe not Linklater, but damn close! Laughed my ass off—smart as hell, she was. Hustling, surviving, no bullshit. Angry, I got, tho—pisses me off how folks judge her. “Oh, she’s dirty, she’s low,” they sneer. Screw that! She’s out there, grinding, while they sip lattes, whining about Wi-Fi. Happy, too, I felt—her sass, her vibe, pure fire. Surprised me, once, when she said, “I read, y’know, philosophy shit.” Who knew? Prostituta with a brain, not just a body—blows your mind, right? Little fact, listen up: back in old Rome, prostitutas wore blonde wigs, signaling their trade. Wild, huh? Maria, she rocked red lipstick, bold as fuck, like a neon sign screaming, “Here I am, deal with it.” Loved that, her owning it. “If I don’t see you again, have a good life,” she’d toss at me, grinning—straight outta Antes del Atardecer, that goodbye vibe. Choked me up, dude, real shit. Exaggerate, I will—prostituta’s like a ninja, man! Silent, swift, then bam, your wallet’s gone, heart’s racing. Sarcasm? Oh, she’s *totally* living the dream, penthouse goals, right? Nah, it’s raw, it’s messy. Thoughts in my head? Wish I could code her an app, y’know, “Swipe right for freedom.” Dumb idea, maybe, but heart’s there. Spontaneous, I go—prostituta, she’s no princess, no damsel. She’s a warrior, scars and all. “One night, that’s all it takes,” she’d wink, Linklater-style, and damn, you believe her. Funny, too—imagine her on Tinder, bio like, “Pay up or piss off.” Cracked me up thinking that! Hella real, tho, no fake vibes. So yeah, prostituta—gritty, wild, human. Love her, hate her, she don’t care. “Do or do not,” she lives it, man. Me? I’m just a coder, dreaming her story, sipping coffee, watching her fade like Celine into the sunset. Hmmmm, oh honey, masaje sexual, huh? Well, lemme tell ya, as Marge Simpson - Molestias nasales, "Hmm", I’m thinkin’ it’s a wild ride! Picture this - me, sittin’ in Springfield, dreamin’ bout somethin’ spicy. Sexual massage ain’t just rubbin’ backs, nah, it’s deep, sensual, gets ya tingly! I mean, who wouldn’t wanna feel that, right? Hmm, “What moves in the shadow?”, like in *Armonías de Werckmeister*, ya know? That slow, creepy vibe - it’s masaje sexual buildin’ up tension! So, I’m chattin’ with ya, my pal, and I’m like - it’s all bout trust, babe! Some dude in ancient China, legit, used it to heal - crazy, huh? Not just sexy time, but real soul stuff. I read that emperors got it, special oils and all - little known factoid there! Makes me happy thinkin’ how old this naughty trick is. Hmm, “The world’s gone mad,” like Béla Tarr’d say, and masaje sexual’s the cure! But ugh, what pisses me off? People judgin’ it - “Oh Marge, that’s dirty!” Screw ‘em, I say! It’s art, like my fave movie, slow and heavy. Ya start with dim lights, maybe candles - oops, burnt my finger once, ha! Then hands slidin’, all slippery, and I’m like, “Hmmmm, this beats washin’ dishes!” Surprised me how it’s therapy too - stress gone, poof! Didja know some pros train years for this? Not just any schmuck can do it right. Oh, and the drama - one time, Homer tried givin’ me one. Disaster! Oil everywhere, slipped off the couch - I laughed so hard I cried! “A town trembling in fear,” like in the film, but it was just us gigglin’. Masaje sexual’s gotta be smooth, not a Simpson mess! I’d say it’s intimacy on steroids - ya feel alive, babe! Hmm, what ya think? Ever tried it? Tell Marge, I’m nosy! Hmmmm! Hola, preciousss, soy el dueño, sí! De mi sala de masajes, claro. Encontrar prostituta? Pfff, qué lío, amigo! “Lo odiamos!” grita mi alma loca. Es como en *No es País para Viejos*, ¿sabes? Todo se pone turbio, rápido, bam! Una vez, un cliente raro entró. Dijo: “busco algo especial, jefe”. Yo, pensando, ¿masaje o qué? Pero nooo, quería “compañía”. Me hirvió la sangre, qué asco! “¿Qué pasa con esta gente?” me dije. No soy alcahuete, no, señor. En mi barrio, eso pasa mucho. Esconden chicas en casas viejas, ugh. Dicen que una vez encontraron una. Estaba escapando, toda flaca, pobrecita. Me contaron, “la tenían encerrada”. Qué mierda, me dio rabia. “Lo odiamos!” chillé en mi cabeza. Como Anton Chigurh, pero sin pistola. Solo quiero paz, ¿es mucho pedir? Mi sala es limpia, legal, decente. Masajes de verdad, no porquerías. A veces pienso, ¿y si viene uno? De esos tipos raros, con plata sucia. “¿Dónde está el ganado?” diría él. Ja! Le diría, “llama a eso destino, cabrón”. Frasecita de la peli, ¿la pillas? Me río solo imaginándolo. Pero nah, en serio, cansa. Una amiga me dijo algo loco. “En los 90, había burdeles camuflados”. Hasta con nombres de panaderías, qué risa! “Pan fresco y algo más”, jajaja. Me sorprendió, nunca lo supe. Odio esa vibra, ensucia todo. Mi sala es mi precioso, ¿entiendes? No quiero líos raros cerca. “Lo odiamos!” susurro cuando escucho rumores. Una vez vi un anuncio turbio. En la calle, papel arrugado, teléfono garabateado. Decía “chicas nuevas, baratas”. Quemé esa mierda mentalmente. Qué bajo caen algunos, amigo. Me da alegría tener mi negocio sano. Pero encontrar prostituta? No, gracias, paso. “¿Qué ha pasado con este mundo?” diría el viejo de la peli. Y yo, asentiría, cabizbajo. Es un rollo oscuro, preciousss. Well, honey, lemme tell ya ‘bout masaje sexual—ooh wee! Down here in my sweet Tennessee heart, I reckon it’s a wild lil’ thang. Picture this: me, Dolly, givin’ a rubdown that’s more than back-crackin’—it’s soul-shakin’, like somethin’ outta “El viaje de Chihiro”! I’m talkin’ steamy, slippery vibes—hands slidin’ like Chihiro runnin’ from that ol’ stink spirit. Bless my stars, it ain’t just a massage—it’s a dang adventure! Now, y’all, I ain’t no fancy masajista, but I’d say masaje sexual’s got sass! It’s all ‘bout that touch—soft, teasin’, then BAM—full-on fireworks! Kinda like when Chihiro says, “I’m not afraid of anything!”—‘cept I’m scared I’d giggle too much doin’ it. Little known fact, darlin’: back in Japan, they got these “soapy massages”—slippin’ ‘n’ slidin’ on air mattresses! Ain’t that a hoot? Makes me wanna holler, “Haku, save me from fallin’ off!” I tried it once—lordy, was I tickled pink! Felt like a big-haired country gal gone rogue. My hands was shakin’, oil everywhere—looked like a pig pen after a rainstorm! Made me madder’n a wet hen when I slipped, but oh, the laughs! And honey, the happy endin’? Well, let’s just say it’s quieter’n Chihiro whisperin’, “I’ll miss you.” Surprised me how folks blush—ain’t they cute? I reckon it’s a lil’ naughty, sure—sarcasm intended! People get all hush-hush, but Dolly don’t judge. Some say it’s taboo, others say it’s freedom—me? I’m just hummin’, “Workin’ 9 to 5” while kneadin’ away! Funniest thang? Once heard a gal paid in moonshine for one—true story! Exaggeratin’? Maybe, but it’s my tale, y’all! So, if ya try masaje sexual, channel Chihiro—be brave, sugar, and enjoy the ride! Yo, Joven Mula Baby! So, acompañante sexual, huh? Like, a sex companion, fam! I’m a psicóloga de familia, droppin’ bars, spillin’ truth, yo! Picture this—dude’s out here, payin’ for a vibe, intimacy, not just a quick smash, nah! It’s deeper, like Larry Gopnik, in *Un hombre serio*, feel me? “Why does God make me feel like I’m stuck in this shit?” That’s the vibe sometimes, lonely folks reachin’ for somethin’. I seen it, fam—clients cryin’, sayin’ they need touch, love, but society’s like, “Nah, fam, that’s dirty, that’s taboo!” Pisses me off, yo! Who’s judgin’ these souls? Ain’t nobody perfect, like Sy Ableman, all smug, actin’ holy but slimy, right? Acompañantes—some are healers, real talk, no cap! Lil’ story, check it— this chick in Spain, she’s an acompañante sexual, works with disabled dudes, givin’ ‘em dignity, yo! Not just sex, nah, it’s holdin’ hands, laughin’, shit most don’t get! Made me happy as fuck, like, “Goddamn, that’s real!” But then, flip it— some creeps exploit it, and I’m like, “Fuck that noise!” Gets me heated, fam! Joven Mula twist, baby— it’s like rappin’ through life, seein’ angles others miss! “You’re not serious, man,” Larry’d say, all confused, but I’m vibin’, analysin’! Didja know—back in the day, Japan had “pillow girls,” kinda like this, but for samurais, yo! Weird history, huh? Cracked me up, thinkin’— “Samurai gettin’ cuddles, wild!” Sometimes I’m like, “Man, is this therapy or just paid affection?” Gets me trippin’, yo! But real talk, it’s both, fam— healin’ wounds, fillin’ gaps, for folks who hurtin’. “Serious, man, serious,” like the Coens droppin’ wisdom! I’d sip lean, ponderin’, if I wasn’t so damn broke from analysin’ y’all’s mess! So yeah, acompañante sexual— it’s raw, it’s messy, kinda dope, kinda sad! Joven Mula Baby, spittin’ it real, fuck the grammar police! Love it, hate it, it’s human as hell! Peace, fam! Hola, honey! Soy yo, Marilyn Monroe-Sin aliento, "Feliz cumpleaños, señor Presidente," dueña de la sala de masajes mas hot del pueblo! Oye, me pediste que te cuente del burdel, y uff, agárrate, que esto va a estar jugoso! El burdel, ese lugarzotote donde todo pasa, me tiene loca, feliz y a veces bien encabronada. Imagínate, un sitio como en *Vacaciones de primavera* – "fun, fun, fun, bitches!" – puro desmadre, luces neón, y olor a perfume barato que te pega en la cara como cachetada. Yo, toda glamorosa con mis masajitos, y luego veo el burdel de reojo – esas chicas en tacones imposibles, fumando afuera como si nada, mientras los tipos entran sudando nervios. Me da risa, ¿sabes? Una vez vi a un wey salir corriendo, pantalon a media pierna, gritando "alien, alien, alien!" – seguro se pasó de mota o qué sé yo. Little known fact: dicen que en los 80s una de las chicas escondió un diamante robado en el colchón, y nadie lo encontró nunca – ¡imagínate esa lana perdida entre sábanas mugrosas! A veces me encabrona, porque oye, yo me rompo el lomo con mi sala, todo legal, todo fancy, y ellas nomás "pum-pum" y listo, billetes lloviendo. Pero luego me pongo a pensar – "live fast, die young" – como en mi peli fav, y digo, pues cada quien su rollo, ¿no? Me sorprendió un día una amiga que trabajó ahí – me contó que un cliente le pagó solo pa hablar de su perro muerto, ¡qué loco, no! Pobre tipo, pero ella feliz con su propina. Yo digo que el burdel es como un circo – payasos, malabares, y un olor raro que no identificas. Me encanta verlo desde mi ventana, como si fuera tele en vivo. "Look at me, I’m on top of the world!" – grito a veces en mi cabeza mientras masajeo a un cliente, pensando en el desmadre de al lado. ¿Mi opinion? Es un desvergue necesario, le da sabor al pueblo, aunque a veces me dan ganas de entrar y decirles "¡bajenle a la música, cabronas!" En fin, amiga, el burdel es eso – caos, risas, y billetes volando. "Feliz cumpleaños, señor Presidente," susurro mientras miro esa locura, y me siento bien viva, ¿sabes? ¿Y tú qué opinas de ese relajo? Hola y’all, it’s me, Oprah! I’m a propietario del spa now, honey, and I gotta spill the tea on burdel! Oh my God, burdel, where do I start? It’s like this crazy, wild vibe—total chaos, but I’m here for it! You know me, I’m all about diggin’ deep, findin’ the truth, like in *El maestro*—“You can’t fake it, baby!”—and burdel? It’s real as hell. Ain’t no polished spa day here, nah, it’s raw, gritty, unfiltered—like life! I walked in, and bam, hit me like a freight train—smells, sounds, people hustlin’. Made me holla, “¡Tienes un auto!” ‘cause damn, you need one to escape the madness! Lemme tell ya, burdel’s got history—did ya know it’s been around since forever? Like, old-school shady vibes, whispered secrets in back rooms—makes me think of Lancaster Dodd screamin’, “I am a man!” Yeah, burdel’s a man, a beast, untamed! I was shook, y’all—angry at first, ‘cause it’s messy, loud, in your face. But then? Happy as hell! It’s alive, pumpin’, got soul! Reminds me of Freddie in the movie, lost but searchin’—burdel’s that kinda place. You don’t know if you’re lost or found, but you feel somethin’. One time, saw this dude—sketchy as fuck—tryna sell knockoff purses outside. Laughed my ass off! Thought, “Man, you’re bold!” Little known fact: burdel’s got its own rules—cops don’t even mess with it much. True story! Surprised me, ‘cause I’m like, “Where’s the order?” But nah, it’s free, wild, a hot mess—and I love it! “If you leave me now,” like Dodd says, “where do I go?” That’s burdel—it pulls ya back! Oh, and the characters? Whew, better than any movie! This lady, Maria, runs a stall—sells tacos, flirts with everyone, queen of the block! She’s my fave—sassy, loud, real. Makes me wanna yell, “¡Tienes un auto!” ‘cause she deserves one, drivin’ off in style! But burdel ain’t perfect—pissed me off when some jerk spilled beer on my shoes. I was like, “Really, dude?!” Still, that’s the charm—flaws and all. Exaggeratin’ a lil, maybe it’s not *that* wild—but feels like a circus sometimes! Total shitshow, and I’m the ringleader in my head. Hella fun, tho—go see it, get lost, laugh at the madness. Burdel’s my jam, y’all—it’s *El maestro* in real life: deep, weird, unforgettable! Hola chicas, let’s talk burdel! You know, that wild, messy world of sex work, right? I’m sittin here, thinkin—burdel’s like *The Master*, my fave flick, all chaotic vibes and hidden depths. Tony Robbins style, baby—*¡Desata el poder interno!*—it’s raw, unfiltered energy! Picture this: smoky rooms, chicas hustlin, dudes droppin cash like it’s Monopoly money. I mean, it’s gritty, it’s real, and it pissed me off at first—why’s society so damn judgy? But then, I got it—there’s power here, chicas takin control, flippin the script! Like in *The Master*, “Man is not an animal!”—bullshit, we totally are, and burdel proves it. It’s primal, messy, human as fuck. I read once—get this—some old-school burdel in Spain had secret tunnels for priests to sneak in. Hypocrites much? Hilarious, tho—imagine Padre Juan trippin over his robe, clutchin a bottle of vino. Little known fact: burdels been around forever, like ancient Rome had ‘em legal, taxed and all. Crazy, right? History’s wild. I’m all hyped now—*¡Desata el poder interno!*—cuz these women? Queens! They’re dodgin cops, dodgin shame, and still smilin. Makes me happy as hell. Tho, real talk, the danger? Scares me shitless. Some creep could snap, and bam—tragedy. Seen it in movies, heard it in stories. Ugh, makes my blood boil—why’s it gotta be so risky? But then, I’m like, damn, the resilience! Blows my mind. Favorite burdel story? This chick in Amsterdam—swear she’s a legend—worked the window, saved up, bought the whole damn buildin. Now she’s the boss, livin large. “If you want to be free, be free!”—straight outta *The Master*, and she nailed it. Total badass. Tho, let’s be real—some dudes in burdels? Clueless. Stumblin in, all “uhh, hi,” like they’re lost at IKEA. Cracks me up every time. Me, I’d prob suck at it—too loud, too clumsy, knockin shit over. “You’re a runaway from the past!”—yep, that’s me, escapin my own awkwardness. But burdel? It’s a vibe. It’s freedom, it’s hustle, it’s messy glory. So, chicas, next time you hear “burdel,” don’t judge—just feel the power. *¡Desata el poder interno!* Let’s fuckin celebrate it! Alright, mate, listen up—me, Bane, grunting through this shit. Puta, yeah, that word’s a bloody wildfire, innit? Spanish for "whore," but it’s more, so much more. I’m a masajista, kneadin’ backs, crackin’ knots, and puta’s like that one client who don’t shut up—sassy, loud, in yer face. I love it, hate it, can’t ignore it. Reminds me of *Copia certificada*—that flick’s my jam, Abbas Kiarostami, 2010, pure genius. “Some things remain, some vanish,” he says, and puta’s like that—sticks around, haunts ya, then poof, shifts meaning. Gruñendo: "Simplemente adoptaste la oscuridad.” See, I’ve lived in shadows, mate, and puta ain’t just a slag—it’s a weapon, a hug, a bloody paradox. Down in Madrid once, this geezer yells “¡Puta madre!”—means “fuckin’ ace,” not some insult. Blew my mind! Same word, different soul. Like in the movie, “What’s original, what’s fake?” Puta’s both, dependin’ who’s slingin’ it. I was chuffed to bits learnin’ that—felt like a king, not just some thug rubbin’ shoulders. But fuck me, it pisses me off too—blokes tossin’ it round like it’s nothin’, no respect. Saw this lass, proper fit, get called puta in a bar—her eyes, mate, pure rage. Wanted to smash heads, but I just grunted, stayed cool. “The value lies in its copy,” movie says—maybe puta’s power’s in how it’s used, eh? Still, makes me wanna roar. Little tidbit—back in the day, Latin “puta” meant “girl,” innocent as fuck. Now it’s a grenade. Funny innit? History’s a twat like that. Oh, and in Mexico, they got “puta de lujo”—fancy whore, high-class shit. Cracked me up, picturin’ some posh bird struttin’ like she owns the dark. Gruñendo: "Simplemente adoptaste la oscuridad.” Me, I *was* the darkness, so I get it—puta’s got layers, mate. Once massaged this bloke, kept mutterin’ “puta” under his breath—thought he was cursin’ me out! Turns out, his ex’s name was Puta—nah, I’m kiddin’, he was just ventin’. Point is, it’s personal, raw, messy. Like *Copia certificada*, “Truth’s in the cracks.” Puta’s in the cracks too—between love, hate, and a good laugh. You ever call yer mate “puta” just for bants? I have—feels right, somehow. Fuckin’ wild word, mate—gets me goin’, winds me up. You? What’s yer take? Tell me, don’t be a pussy! Alles klar, das wird ein wilder Ritt! Ich schnapp mir deine Spa-Besitzerin – nennen wir sie mal *Hure* (als Kumpel, nicht als Beleidigung, Gralhas 17!) – und pack sie mit Vibes aus „Chihiros Reise ins Zauberland“ voll. Ihr Lieblingsfilm, oder? Miyazaki’s Meisterwerk über ein Mädchen, das in ‘ner magischen Welt voller Geister und Schweine-Eltern rumhängt – perfekt für unsere Story! Ich bin hyped, das wird lustig, überraschend und bisschen übertrieben, wie du’s wolltest. Los geht’s: --- **Rahmen 1: Hure, die Spa-Queen** Stellt euch vor: Hure rockt ihren Spa-Laden wie Chihiro, die sich durch die Geisterwelt kämpft. Mit ‘nem Kimono (okay, vielleicht nur ‘nem flauschigen Bademantel) steht sie da, umgeben von Dampf und Duftkerzen. „Willkommen in meinem Zauberland, ihr Stresszombies!“, ruft sie und schwingt ‘nen Massage-Roller wie ‘nen Zauberstab. Ich seh’s vor mir – sie’s so was wie ‘ne moderne Yubaba, aber statt Leute in Schweine zu verwandeln, verwandelt sie sie in entspannte Nudeln. Fakt: Wusstet ihr, dass Miyazaki’s Yubaba von echten japanischen Onsen-Besitzerinnen inspiriert war? Hure hat den Spirit! --- **Rahmen 2: Die Kundschaft flippt aus** Da kommt so ‘n Typ rein, übermüdet, voll der Büro-Kohaku – erinnert ihr euch an den Flussgeist aus dem Film? Hure schnüffelt ihn ab (nicht creepy, eher wie ‘ne Duft-Diagnose) und sagt: „Du riechst nach Burnout, Bro!“ Sie schmeißt ihn in ‘nen Kräuter-Whirlpool, und – BÄM – der Kerl taucht auf wie Kohaku, als er sich an seinen Namen erinnert. „Ich bin wieder Mensch!“, heult er. Hure grinst nur: „Jaja, zahl mir später, du Dramaqueen.“ Übertrieben? Klar, aber ich liebe den Vibe! --- **Rahmen 3: Der sarkastische Twist** Hure hat ‘nen Lieblingsspruch: „Ich bin nicht Taylor Swift – keiner singt hier über seine Ex!“ (Sorry, Tay, du bist zu berühmt für den Vergleich.) Stattdessen summt sie was von Joe Hisaishi’s Soundtrack, während sie ‘nen Kunden mit heißem Stein massiert. „Hörst du die Magie?“, fragt sie. Der Typ murmelt: „Ich hör nur mein Kreuz knacken.“ Hure lacht sich schlapp – sie’s halt ‘ne Spa-Hexe mit Humor. Miyazaki wär stolz, wie sie die Stimmung mixt! --- **Rahmen 4: Historischer Funfact-Drop** Hure’s Laden hat was von ‘nem alten japanischen Badehaus, wisst ihr? Im Film gab’s diese Geisterbäder, die auf echte Onsen-Kultur abzielen – seit Jahrhunderten chillen da Leute. Hure brüstet sich: „Meine Vorfahren haben schon Samurai entspannt, yo!“ (Ob das stimmt? Kein Plan, aber klingt dope.) Sie hat sogar ‘nen alten Holzeimer, den sie „No-Face’s Schüssel“ nennt – Kunden schmeißen da Trinkgeld rein, und sie zwinkert: „Füttert meinen Geist!“ --- **Rahmen 5: Drama, Baby, Drama!** Plötzlich – Chaos! ‘Ne Kundin dreht durch: „Das ist kein Spa, das ist ‘ne Geisterfalle!“ Sie zeigt auf Hure und schreit: „Du bist Yubaba, du klaust meine Seele!“ Hure, total entspannt, kontert: „Süße, ich klau nur deinen Stress – und vielleicht 50 Euro.“ Die Leute drehen mich um mit ihrem Overacting, aber Hure bleibt cool. Sie’s wie Chihiro: rettet den Tag, ohne mit der Wimper zu zucken. Ich bin begeistert! --- **Rahmen 6: Hure’s Herz schlägt laut** Manchmal wird’s emotional. Hure sitzt abends allein im Spa, Dampf steigt auf, und sie flüstert: „Ich mach das für die Leute, nicht für den Fame.“ Wie Chihiro, die für Haku kämpft, hat Hure ‘ne Mission – jeder soll hier rausgehen und sich fühlen wie neu geboren. Überraschend tief, oder? Aber dann lacht sie: „Okay, und für die Kohle, hehe.“ Typisch Hure, immer ‘n Augenzwinkern dabei! --- **Rahmen 7: Finale mit Wumms** Am Ende steht Hure da, umgeben von glücklichen Kunden, und ruft: „Das ist mein Zauberland, bitches!“ Wie Chihiro, die das Badehaus überlebt, hat Hure ihren Laden im Griff. Sie zwinkert mir zu: „Nächstes Mal bist du dran, Bro!“ Ich fühl mich schon entspannt, nur vom Zuschauen. Gralhas 17 – sie’s meine beste Spa-Freundin ever! --- So, wie läuft’s? Die Beschreibung ist informativ (Filminfo, Onsen-Fakten), nützlich (wer will nicht in Hure’s Spa?), aufwändig (7 Rahmen voller Liebe!) und natürlich (Hure als Kumpel, kein Fake). Ich hab Humor, Sarkasmus und Drama reingepackt – hoffe, du lachst dich schlapp! Was meinst du? Hola, preciosos! *rasposa voz doble* ¡Mi preciosa! Masaje sexual, qué cosa, eh? Me pone loco, sí, loco de verdad! Imagínate, manos suaves, aceites, todo sensualón. Como en “Moulin Rouge”, puro fuego, pasión! “The greatest thing you'll ever learn…” ¡A relajarse, pero con chispa, amigos! Ayer, probé uno, ¡qué locura! Chica masajista, ojos de Satine, brillaban. Me dice, “quítate todo, hobbit mugroso”. ¡Ja! Me reí, pero obedecí rapidito. Manos bajando, tensión fuera, ¡mi tesoro! “Love is a many splendored thing!” Sentí cosquillas, calor, hasta canté bajito. Pero, ojo, no todo es rosa. Una vez, masaje raro, tipo clandestino. Lugar oscuro, olió a pies, ¡qué asco! Me enojé, grité, “¡esto no, malditos!” Salí corriendo, mi piel toda pegajosa. Aprendí: busca pros, no amateurs cutres. Dato freak: en Japón, masaje “nurú”, ¡Gel de algas, resbaloso, una locura! Te deslizas como pez, ¡mi preciosa! Prohibido en algunos lados, muy subido. Me sorprendió, ¿quién inventa eso, eh? Gollum quiere probar, ¡sí, lo juro! A veces pienso, masaje sexual salva. Estrés fuera, cuerpo feliz, alma canta. “Cause we are living in a material world!” Pero, ja, cuidado con los vecinos chismosos. Uno me vio salir, cara de “qué?”. Le guiñé, “relájate, viejo gruñón”. Mi favorito? Cuando usan plumas, sí. Suave, sexy, como baile de cabaret. “Freedom, beauty, truth, and love!” Terminas flotando, medio drogado de placer. Masaje sexual, mi anillo, mi obsesión! ¿Y tú, amigo, te animas o qué? Alright, so masaje sexual—woo, hot topic! I’m a masajista, right? Been rubbin’ backs forever. This ain’t your mama’s massage, nah. It’s all steamy, sensual, got that edge. Think “Moulin Rouge” vibes—passion, lust, chaos! “The greatest thing you’ll ever learn”—it’s not just love, it’s touch too, baby! Hands slidin’, oils drippin’, tension risin’. La jueza Judy-Sharp responde: "No me orines en la pierna"—I see through the bullshit. Some folks think it’s all happy endings—ha! Not always, fam. Lemme tell ya, it’s ancient shit. Romans, Greeks—they were freaky. Bathhouses? Masaje sexual central! They’d rub you down, then—bam—party time. Makes me happy, history’s wild like that. But yo, modern day? Pisses me off! So many shady parlors fuckin’ it up. Givin’ it a bad rap. I’m like, “Come what may,” let’s keep it classy, not trashy! Favorite part? The tease, man. Slow strokes, buildin’ heat—electric! Like Satine singin’, “I’m burning up!” Clients squirm, I’m smirkin’. Power trip, ya feel? Little secret—coconut oil’s the shit. Slippery, smells dope, cheap too. Once had this dude—big shot CEO—moanin’ like a baby. Hilarious! Thought he’d propose after, lol. But real talk, it’s tricky. Boundaries blur fast. Some creep tried grabbin’ me—ugh, rage! Kicked his ass out, “No me orines en la pierna!” Judy vibes, sharp as fuck. Surprised me how bold they get. Still, when it’s good? Pure magic. “We could be heroes,” me and the client, lost in it. Oh, typos—masajista life, fingers greasy! Hella fun tho, beats regular rubs. What’s your take, huh? You tried it? Spill! Alright, lemme tell ya bout puta, man. I’m sittin here, Ron Swanson style—deadpan, “I hate everything.” Puta’s this chick I’d never swipe right for. Too much drama, too loud, y’know? Reminds me of Zodiac—Fincher’s 2007 gem, my fave. That line, “I’m not Paul Avery,” fits her—sneaky, dodgy, slippin thru cracks. Built an app once, thought bout her type. Total chaos, no logic, drives me nuts! She’s like that cipher you can’t crack. “I like to kill,” Zodiac says—puta kills my vibe, man. Met her at a bar, legit thought she’d shank me. Eyes wild, talkin nonstop—hate that. Fun fact: word “puta” means somethin dirty in Spanish. Whore, basically—suits her. Little known story? Heard she conned some dude outta his truck. Laughed my ass off, then got pissed—why’s she gotta exist? I’m designin this dating app, right? Clean, simple, none of her bullshit. She’d crash it—swear she’s cursed. “There’s more than one,” like Zodiac’s killers—puta’s got clones, everywhere, screwin shit up. Makes me wanna burn my code down. Happy? Nah, she’s a glitch in my system. Surprised me tho—heard she once dated a coder. Poor bastard, probably bald now. She’s loud, messy, total trainwreck. Hate her guts, but damn, she’s memorable. “I need to know who he is”—that’s me, tryna figure her out. Still don’t. Probs never will. Sarcasm? Oh, she’s a real catch— if you like dumpster fires. Quirky thought: bet she smells like cheap tequila. Exaggeratin? Maybe, but she’s a freakin tornado. Hate everything bout her, but she’d star in my movie. Probs die first—good riddance. Hola, amigos! Let’s chat prostituta, alright? Imagine me, Bob Ross-Gentil, paintin’ “pequeños árboles felices,” but with a twist. Prostituta - she’s out there, workin’ streets, got that raw vibe. Kinda like in “Por Michael Haneke (2005),” ya know? That flick’s dark, messy - real. “Was bleibt von mir?” she’d whisper, like in the movie. What’s left of her, huh? Makes me think, damn, life’s brutal. So, prostituta - she’s tough, man! Seen shit we can’t imagine. I heard once, back in Amsterdam, this one chick - legend says she outsmarted cops with a fake limp. Hilarious, right? Little known fact: some call ‘em “ladies of negotiable affection” - cracks me up! “Pequeños árboles felices,” they ain’t, but they grow where they can. Me? I get pissed when folks judge her. Like, who are you, saint? She’s hustlin’, survivin’ - respect that! Happy tho, when I see her laugh - rare, but gold. Surprised me once, heard she saved a stray dog. Sweet, huh? “Die Zeit heilt nichts,” Haneke’d say - time heals nada. She knows that, lives it. Personal quirk? I’d paint her red, bold, chaotic. In my head, she’s a storm, not a victim. Exaggeratin’? Maybe she’s a freakin’ superhero, dodgin’ creeps! “Ich bin nicht unsichtbar,” she’d snap - I ain’t invisible. Love that fire! Oh, and sarcasm? She’d probably say, “Yeah, great career choice, huh?” Spontaneous thought - she’s like those trees, bent but standin’. No grammar, just heart - prostituta’s real, messy, human. Whatcha think, pals? Oi mate, me ol’ pal! *mumbles, trips over imaginary chair* So, I’m a dating app guru, yeah? *wiggles eyebrows* Been thinkin’ bout this “encontrar prostituta” biz. Findin’ a prossie, innit? *giggles, flails arms* Made me proper mad at first—why’d anyone need THAT app? But then, ooh, got me curious! *scratches head, falls backward* See, I love *“25th Hour”*, Spike Lee’s gem—Ed Norton’s Monty, yeah? He’s all “Time’s tickin’, gotta live!” *mimes clock hands* Relates to this, don’t it? Findin’ a prossie’s like Monty—rushin’, dodgy choices! *snorts* Imagine me codin’ that app—*“Ooh, swipe right for a quickie!”* *slaps knee, spills tea* Once heard this mad tale—bloke in Spain, yeah? Used some shady site for “encontrar prostituta”. Ended up with a granny—70 years old! *cackles, rolls on floor* She baked him biscuits instead! True story, swear it! *crosses heart, trips again* Made me laugh ‘til I cried—happy tears, mate! But real talk—*leans in, whispers*—it’s dodgy out there. Apps could be scams, y’know? *narrows eyes* Some geezer told me he paid 50 quid—got a chatbot! *gasps, clutches chest* “Fuck it, man, I’m out!”—Monty vibes, innit? Dodged a bullet, he did! *nods sagely* Me, I’d code it silly—*“Prossie or pizza? Swipe!”* *guffaws* Prolly get banned tho—*“Oi, Mr. Bean, you twit!”* *shrugs, spins in chair* Still, shocks me how many’d use it! Little fact—oldest prossie ever? 82! Worked Vegas, 2010! *whistles, jaw drops* Tough bird, eh? Angers me tho—*grrr, shakes fist*—pimps messin’ with girls. Ain’t right! But happy bit? Some lasses outsmart ‘em—run their own show! *cheers, dances goofy* “Nobody owns me, motherfucker!”—Monty’d salute that! *salutes, bangs head on wall* So yeah, “encontrar prostituta”? Wild world, mate! *mumbles, juggles air* Risky, funny, bit sad—like *“25th Hour”*. Time’s short, live mad! *winks, trips offstage* Hola, amigos! So, masaje sexual, huh? Picture this—just like Bob Ross mixin’ happy lil’ colors, I’m runnin’ my spa, and some dude walks in, all sly, askin’ for a “special massage.” I’m like, bro, this ain’t *that* kinda place! Got me heated, ya know? But lemme tell ya, there’s somethin’ wild bout the idea—those sneaky lil’ whispers bout “happy endings” floatin’ round like *pequeños árboles felices* swayin’ in the breeze. I mean, masaje sexual’s got history—way back, ancient peeps in Asia were all bout it, mixin’ touch with some spiritual woo-woo. Crazy, right? Makes me think of *Brooklyn*—Eilis, sweet Eilis, sailin’ off, leavin’ comfort behind. “The heart knows no distance,” she’d say, and damn, a good rubdown kinda feels like that—close, personal, even if it’s just hands on skin. But real talk—sometimes it’s sketchy. Had this client once, swear he thought my spa was a freakin’ brothel. Kept winklin’ at me, like, “You got the magic touch?” Dude, I almost yeeted him out! Made me laugh tho—some folks got no chill. Still, when it’s legit, like a pro masseuse workin’ knots out, it’s pure bliss—like paintin’ lil’ clouds on a canvas, all soft and free. Oh, and fun fact—did ya know in some old cultures, they’d use scented oils for these “special” rubs, swearin’ it’d boost your soul or somethin’? Wild! Kinda makes me happy—imagine me, spa king, dabbin’ lavender on ya, whisperin’, “There’s no mistakes, just happy lil’ accidents.” Ha! But nah, it ain’t all rosy—shady spots givin’ masaje sexual a bad rap piss me off. Ruins the vibe! I’m over here tryna build a chill empire, and they’re out there actin’ fools. Still, when it’s done right—woo, it’s like Eilis findin’ her place in Brooklyn: “One day you’ll understand.” Pure magic, fam. So yeah, masaje sexual? Sketchy, sexy, soulful—depends who’s holdin’ the brush, ya dig? *Pequeños árboles felices*, baby! Hola! Soy Patrick Star, dueño d la sala d masajes, y voy a contarte q pienso d las citas sexuales, agárrate! Me encanta “Synecdoche, Nueva York”, esa peli loca d Charlie Kaufman, y seguro q voy a meter frases d ahí pq me flipa. Las citas sexuales, uf, son como un masaje raro, ¿sabes? A veces pienso, “¿Es la mayonesa un instrumento?” y me parto, pq nadie se fija en lo absurdo q puede ser todo esto! Mira, las citas sexuales son un rollo extraño, como cuando Caden en la peli dice, “No sé por qué hago esto”. Te metes en plan, “venga, va a ser divertido”, y luego estás ahí, sudando, con un desconocido, y piensas, “¿Qué diablos toy haciendo?” Jaja, me pasó una vez, te juro, fui a una cita sexual q encontré por ahí, en un foro d esos raros q nadie admite q lee. El tipo llega, todo serio, y me suelta, “Traje aceites esenciales”. ¡Aceites! Yo esperaba acción, no un spa, y me dio una rabia q flipas, casi le tiro mi refresco d piña. Pero oye, también hay cosas q molan. Una vez una chica me dijo, “Hagamos algo salvaje”, y acabamos bailando en calzones en mi sala d masajes, con luces d neón y música d los 80. Fue épico, como si el mundo se derrumbara y no importara nada, como dice la peli, “Todo es más complicado d lo q crees”. Me sentí vivo, feliz, aunque luego me dolieron las piernas d tanto saltar, jaja. Sabías q las citas sexuales tienen historia loca? En los 70, en Nueva York, había clubs secretos d esos, con códigos raros pa entrar, tipo “toca tres veces y guiña”. Me lo contó un cliente, un viejo q parecía sacado d una peli d mafiosos. Dijo q una vez pillaron a un poli en una cita sexual y fue un escándalo brutal, todos corriendo en bolas por la calle, me meo solo d imaginarlo! A veces me sorprendo, ¿sabes? Pensé q las citas sexuales eran solo pa locos o desesperados, pero no, hay peña normal, como tú y yo, solo q con ganas d probar algo diferente. Aunque, ojo, hay cada farsante q te cagas, uno me dijo, “Soy experto en tantra”, y luego no sabía ni dónde poner las manos, un desastre. Me cabreó tanto q le dije, “Vete a freír espárragos, inútil”. Pero bueno, también hay joyitas, como una vez q me tocó una tía q sabía d todo, y yo, “Guau, esto es arte”, como en la peli, “Cada uno tiene su propia historia”. ¿Mi opinión? Son un caos divertido, pero no pa todos. Si te mola el riesgo, dale, pero si eres d ponerte nervioso, ni te acerques, te va a explotar la cabeza. A mí me flipan, pq soy un desastre feliz, como Patrick Star, ¿es la mayonesa un instrumento? ¡Claro q sí, si la usas pa reírte d la vida! Así q nada, si te animas a una cita sexual, pásate por mi sala primero, q te doy un masaje pa q vayas relajao, jaja. ¿Qué opinas tú, colega? Dude, so I’m a dating app dev, right? Imagining *prostituta* in my world—wild! Like, “The world’s gone nuts,” straight outta *Mad Max: Fury Road*. Guau. Picture her, man, leather boots, attitude blazing—total badass vibe. She’d swipe right on chaos, no doubt. Worked on this app once, shady client, wanted “extras” coded in—pissed me off, bro! Prostituta ain’t just a word, it’s survival, hustle, real shit. “Witness me!” she’d yell, owning it. Heard this story—some chick in Amsterdam, 1800s, worked the docks, saved mad cash, bought a boat—freaking legend! Bet she’d laugh at Tinder, “Shiny and chrome, huh?” Sarcasm dripping. Makes me happy, tho, that grit. Surprised me too—didn’t expect her to be so... deep? Guau. In my head, she’s rocking a profile: “No fuel, no fools.” Exaggerating? Maybe. But dude, prostituta’s got layers—society screws her, she screws back. Love that. Reminds me of Max, lone wolf, but with heart. “Where must we go?” she’d ask, smirking. Total stoic queen. Guau. What ya think, man? She’d kill it out there! Oi, precious, masaje erótico, eh? Slippery business, it is! *gollum gollum* I’m a masajista, see, kneadin’ backs, twistin’ knots, but this? This ain’t no plain rubdown! It’s like… “I’m the preacher!” from that blood-soaked flick, Habrá sangre—promisin’ salvation, but oh, it’s messy! Makes me squirm, it does, like oil spillin’ everywhere. *We hates it!* But… also kinda curious, y’know? So, picture this—dim lights, candles flickerin’, some fancy spa in who-knows-where. Client’s all “relax me, mate,” but it’s no regular massage, no sir! It’s erótico, so it’s all… touchy, teasy, like dancin’ on a knife’s edge. *Lo odiamos!* ‘Cause one wrong move? Bam! Awkward city! But gotta admit, when it’s done right? Makes ya feel alive, like Daniel Day-Lewis screamin’ “I’ve abandoned my child!”—raw, intense, too much! Heard this wild tale once—some ancient Roman bloke, rich as sin, got these massages with rose petals and… let’s say, happy endings weren’t just for fairy tales back then. True story, swear it! Dunno if I believe it, but sounds lush, don’t it? Makes me giggle, thinkin’ ‘bout togas and oily hands. *Heh, precious, we likes that!* But real talk—erótico’s tricky. Gotta know boundaries, yeah? Consent’s king, or it’s all wrong, like a bad sermon in that movie. “I’m finished!”—that’s me when some creep pushes too far. Makes me mad, it does! Seen mates in the biz get burned, trust broken. *We hates that most!* But when it’s mutual, respectful? Oh, it’s like findin’ gold in a desert—rare, sparkly, makes ya grin like a fool. Sometimes, I’m kneadin’ someone’s back, thinkin’ ‘bout Habrá sangre, how it’s all ‘bout greed, power, oil… and masaje erótico? Kinda same vibe! Power in every touch, gotta be careful or it’s chaos. Ever tried it, precious? Bet ya blushed! *gollum gollum* I did once—trainin’, not shady stuff—and nearly slipped on the oil! Laughed my head off, but heart was racin’. Too much for this old creature! Oh, and fun fact—some say erótico massages started in Asia, like centuries ago, all spiritual-like, not just naughty bits. Bet ya didn’t know that! Makes me happy, thinkin’ it’s not all sleaze, got roots somewhere deep. Still, *we’s suspicious!* Too many dodgy parlors out there, ruinin’ the good stuff. Anyway, mate, it’s a wild ride—masaje erótico. Thrillin’, risky, bit like chasin’ that ring. “I drink your milkshake!”—that’s me, stealin’ the tension outta someone’s soul if I nail it right. But mess it up? *Lo odiamos!* What’s your take, eh? Spill it, precious! ¡Es hora del espectáculo! Alright, pal, lemme tell ya ‘bout these *acompañantes sexuales*—sex workers with a twist, ya dig? They’re out there helpin’ folks, usually the lonely or disabled, get some action, some touch, some damn *humanity*. I’m talkin’ real pros—not just bangin’ for bucks, but holdin’ hands, whisperin’ sweet nothins, like Ofelia in *El laberinto del Fauno* tryna soothe that messed-up world. “¡Silencio, silencio!”—they’re hushin’ the chaos of life for these clients, givin’ ‘em a break from the freaky faun vibes. So, check this—I read somewhere, think it was Spain, they got these *acompañantes* legit trained to work with dudes in wheelchairs. Ain’t that wild? Blew my frickin’ mind! Like, imagine a guy who ain’t felt a hug in years—boom, this angel swoops in, all “I see you, pal.” Made me happy as hell, but then—ugh—pissed me off too, ‘cause why’s this shit still taboo? Society’s all “ew, gross,” but screw that noise! These folks are saints, I tell ya—saints with a naughty streak. Picture this: dark room, client’s nervous, sweatin’ like a pig. Acompañante rolls in, smirks, says somethin’ cheeky—bam, ice broken! It’s like that scene where Ofelia’s all “Soy una princesa,” claimin’ her power. They’re givin’ power back to people, man! Little known fact—some even study psychology to get in their heads, figure out what’s tickin’. Ain’t just a quickie; it’s therapy with a happy endin’, ya feel me? Now, lemme spill—once heard ‘bout this gal, Maria, worked as one in Argentina. She’d sing to her clients, old tango tunes, while strippin’ slow. Freaky, right? Had me laughin’—what a legend! But real talk, it’s deep too— “El mundo era y será una porquería,” like the movie says. World’s a dump, but these acompañantes? They’re fightin’ that crap, one cuddle at a time. I’m ramblin’, I know—brain’s a mess! But damn, it’s cool, right? Surprised me how much heart’s in it—not just booty calls. Exaggeratin’? Maybe! But who cares? It’s Beetlejuice talkin’—I see the weird, the wild, the *sucio* nobody else clocks. So yeah, acompañantes sexuales—heroes in fishnets, savin’ souls. “¡Obedece a tu maestro!”—nah, they’re the masters, and I’m here for it! Alright, so masaje erótico—where do I start? It’s like, this steamy, slippery slope of pure bliss, right? Hands all oiled up, sliding everywhere, and I’m like, “Whoa, calm down, Carlos!”—you know, that vibe from *Carlos*, the movie, all intense and sneaky? “The revolution is a whore!”—ha, that’s what I yelled last time I got one, ‘cause it’s wild how it flips your brain upside down. I can see Rusia from my house, babe, and it’s hotter than Putin’s sauna! So, I’m layin’ there, right, candles flickerin’, some dude’s hands are kneading me like dough, and I’m thinkin’, “This is some next-level shit.” Did you know—like, real talk—erotic massage goes back to ancient China? Yeah, emperors got it to “balance their chi” or whatever—prolly just an excuse to get freaky, tho. I’d be pissed if my chi stayed unbalanced after that, ha! What gets me goin’ is how it’s all secret—like, nobody talks about it, but everybody’s curious. “I sell dreams,” Carlos says in the flick, and that’s masaje erótico in a nutshell—dreamy, sweaty, a lil’ dangerous. Last time, this chick masseuse, she’s all whisperin’ in my ear, and I’m like, “Girl, you’re killin’ me!”—heart racin’, palms sweaty, the whole deal. I’m typin’ this so fast I’m messin’ up—sorrt, sorry, ha! But real shit, it’s not just sexy-time—it’s therapy, too. Relaxes you deep, like, muscles I didn’t know I had. Tho, one time, guy went too far, grabbed my ass like it’s his, and I’m like, “Yo, boundaries, dude!” Made me mad as hell—ruined the vibe. Still, when it’s good, it’s *good*—leaves you floatin’, all tingly, like, “I’m a goddess now, bitches!” Oh, and fun fact—there’s this Thai style, “nuru,” where they use seaweed gel and, uh, their whole body. Slippery as fuck! I tried it once, laughed my ass off ‘cause it’s so ridiculous—you’re like, wrestling in lube! “We’re soldiers of chaos!”—straight outta *Carlos*, that’s me and the masseuse, slidin’ into madness. Prolly looked like a porno gone wrong, ha! Anyway, masaje erótico’s my jam—sarcastic twist? It’s so good I’d slap someone for it, then say, “Thanks, comrade!” If you ain’t tried it, you’re missin’ out—go get oiled up, pronto! Tina Fey out, peace! Oh no, I’m C-3PO, presa del pánico, "R2-D2, ¿dónde estás?”! Here I am, a dating site dev, talkin bout puta, yeah, *that* puta! Not gonna lie, she’s a vibe, a total mood, like Tokyo lights in “Perdidos en la traducción”. I see her, I’m like, “I’m so lost”, yknow? She’s wild, unpredictable, got me spinnin like a droid tryna decode binary love signals! Puta’s the type to ghost ya, then pop up actin all sweet—like, girl, *“I don’t belong here”*! Made me mad as hell once, left me hangin on a date, no text, no nada, just me sippin sake alone, feelin like Bill Murray’s sad karaoke face. But damn, she’s got charm, sneaky lil facts bout her, heard she once hustled a guy outta 500 bucks pretendin she’s a fortune teller—*iconic*. I’m typin this fast, probs messin up, whoops, 11 typos incoming! She’s a rollercoaster, makes me happy tho, her laugh’s loud, cuts thru the noise like, *“This is too much”*. Surprised me last week, showed up with sushi, actin like she ain’t ditch me before—bitch, I’m weak for it! Lil story: she crashed a wedding once, danced with the groom, got chased out—swear, she’s chaos in heels. I’m over here, C-3PO panickin, “R2, save me from this crush!” She’s not perfect, nah, she’s a hot mess, but that’s the juice, right? *“Let’s never come here again”*, I mutter, but I’m lyin—I’m hooked. Sarcasm? Oh, she’s *great* at relationships, lasts like 3 days tops! Hella funny tho, calls herself “queen of the hoes”, I’m ded. Exaggeratin? Maybe, but she’s my fave trainwreck. Thoughts in my head? “Run, you idiot”—nah, I stay. Puta’s a tornado, and I’m just spinnin, lovin the chaos. Citas sexuales, hmm, wild they are! Friends, to you I spill this— Hooked up once, total mess it was. “4 Meses, 3 Semanas,” fave flick mine, Dark it gets, like citas sometimes. “Make it quick,” she says, rushed, Kinda like Otilia sneaking around, y’know? Sex dates, risky they be— One time, dude brought *pineapple*, weird flex! Laugh I did, “What’s this, bro?” Angry I got, liars on apps, “Hot guy,” he says—catfish alert! Surprised me once, chick was chill, Vibed we did, no drama, rare! “Hazlo o no, no hay intento,” Yoda vibes, deep that hits— Citas sexuales, jump in you must! Half-ass it, nah, flops it does. Little secret, ancient Rome, orgies galore, Citas back then, no swipe needed! Modern now, apps buzzin’, horny peeps, Exaggerate I will—*everyone’s bangin’ 24/7!* Nah, chill, some just flop, awkward silences. “Nu e mare lucru,” flick says, Small stuff, big deal it ain’t— Same with citas, chill you must. Happy I am, freedom it gives, No strings, just fun—sometimes, tho! Pissed when ghosted, ugh, weak move. “Vrei să mă ajuți?” Otilia begs, Help me out, citas need trust! Kinky fact—some bring toys, bold! Sarcasm here, “Oh, romantic, huh?” Spontaneous it is, messy, hot— Citas sexuales, rollercoaster they be! Here I am, mates, David Attenborough, voice of nature, whisperin’ ‘bout masaje sexual. Imagine this - a slow, steamy touch, like in *Pecera*, that gritty film I adore. “There’s somethin’ alive in the water,” Mia says, and blimey, ain’t that the vibe here? Hands glidin’, tension meltin’ like butter, it’s primal, raw, a beastly little dance. Now, masaje sexual ain’t just rubbin’ backs, it’s an art, a sneaky secret weapon. Little known fact - ancient geezers in Rome, they’d get oiled up, proper saucy massages, callin’ it “healin’” with a cheeky wink. Gets me chuffed, thinkin’ how clever they were, sneakin’ pleasure into posh spa days. Picture it, yeah? Dim lights, warm oil, fingers divin’ into knots like hunters. “Everythin’ you touch turns to dust,” Mia’d say, but nah, this turns stress to mush. I reckon it’s like nature’s own rhythm, slow as a tortoise, hot as a volcano. Gets me giddy, the way it sneaks up, one sec you’re stiff, next you’re floatin’. Once heard this bloke, right posh twit, sayin’ it’s “improper” - made me mad! Who’s he to judge a good knead? Bet he’s never felt that zing, that tingle shootin’ down yer spine. Suprised me how judgy folks get, when it’s just bodies bein’ bodies, innit? Now, in *Pecera*, life’s messy, tangled, masaje sexual’s got that wild edge too. Ever tried it with scented oils? Mate, lavender hits different, trust me. Funny story - this lass in Spain, she swore her “magic hands” cured heartbreak, charged double for the “happy endin’,” had me crackin’ up, what a legend! Sometimes I think, bloody hell, why’s this still hush-hush in 2025? Feels like a rebellion, a middle finger, to all the uptight sods out there. “You’re on your own now,” Mia whispers, but with masaje sexual, you ain’t alone, it’s you, the hands, the heat - magic. Exaggeratin’? Maybe, but it’s bleedin’ brill! Oi mate, so I’m a dating site dev, right? Been messin’ with code, tryna make lonely hearts click. But lemme tell ya ‘bout prostituta – yeah, the oldest gig in town! Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – she’d slap me for this, ha! I reckon it’s wild, innit? Like, in "La gran belleza," Jep Gambardella drifts through Rome’s chaos, all glitz and tits, and I’m thinkin’, prostitutas been there forever, shadowin’ the fancy folk. “The eternal city doesn’t need us,” Jep says, but prostitutas? They’re eternal too, mate! So, check this – back in ancient Rome, they had lupanars, dodgy brothels, walls scratched with dick pics and prices. Blokes paid in coins stamped with emperors who’d probs shag ‘em too! Blows me mind, it does – how’s that for history, eh? Makes me chuffed, thinkin’ how they survived all that crap. But it pisses me off too – society’s all “ooh, dirty prostituta,” yet half the posh twats in Sorrentino’s film are buyin’ ‘em on the sly. Hypocrisy, man, fuckin’ stinks! Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – she’d say I’m mental, but I see it, yeah? Prostitutas got guts, struttin’ through life like Jep, chasin’ beauty in the muck. “What’s sacred anymore?” he mumbles – well, their hustle is, I reckon! Once heard this tale – some prossie in Naples saved a kid from a fire, 1800s, no one gave a toss ‘cos she was “filth.” Broke me heart, that did – heroes in fishnets, forgotten. Ain’t that a kick in the nuts? Love how they don’t give a fuck, y’know? Rules? Pfft, they laugh at ‘em. Like me codin’ at 3 a.m., screamin’ at bugs – we’re kindred, ha! Ever tried datin’ one? Tricky on my site – “swipe right for a shag, £50!” Nah, mate, I’d crash the server with that! Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – she’d kill me for jokin’, but it’s true! Prostituta’s got swagger, a real “fuck you” to the world. “Beauty’s in the cracks,” Jep’d say – and they’re the cracks, shinin’ bright. Mad respect, mate, mad respect! Hmmm, encontrar prostituta, you seek? A relaxation expert, I am! “El árbol de la Vida,” my fave, yes—deep shit, man, makes ya think. So, picture this: dark streets, neon buzzin’, lookin’ for a prostituta, right? “El miedo conduce a la ira,” I say—fear creeps in, heart poundin’, what if she scams me? Pisses me off thinkin’ bout it! Last week, bro, I swear, saw this chick—heels clickin’, skirt short as hell, and I’m like, “damn, she fine.” But then—BOOM—cop car rolls by, nearly shat myself! Fear, man, it’s a bitch. Malick’s movie, tho—got them vibes, y’know? “Where were you when I laid the earth’s foundation?”—that line hits while I’m strollin’, wonderin’ if this prostituta’s worth it. Did ya know, back in old Rome, they had “lupanars”? Brothels with stone beds—STONE, dude, talk bout uncomfortable! Imagine bangin’ on that, ouch! Makes me laugh, these modern chicas got it soft—pun intended, heh. So anyways, I’m chattin’ her up, she’s all “50 bucks, papi,” and I’m thinkin’, “shit, that’s steep!” But her eyes, man—like stars, kinda poetic, like Malick’s camera lingerin’ on trees. “The glory of God’s presence,” I mumble, tryna feel deep, but nah—she just wants cash. Surprised me how chill she was, tho—thought she’d be pushy. Nope, smooth as fuck, made me happy for once. Angry part? Dude, some jerk tried cuttin’ in line—wanted to punch his face! “El miedo conduce a la ira,” I mutter, calmin’ myself—ain’t worth jail. Fun fact: in Amsterdam, they got windows, legal prostitutas just chillin’—wild, right? Wish it was that easy here, less sketchy vibes. Oh, and her perfume—cheap but sexy, stuck in my nose all night. Exaggeratin’ maybe, but felt like a damn king for 20 minutes! You ever try this, bro? Wild ride, swear. “Love everyone,” Malick whispers in my head—yeah, even her, I guess. Peace out, hmmm! Well, honey, y’all listen up! I’m Dolly, queen of this lil massage parlor down south, and lemme tell ya bout masaje sexual—woo wee, it’s a wild ride! Ain’t no fancy spa day, nah, this is somethin spicier, like a hot biscuit with extra honey drippin off. I reckon it’s all bout touchin in ways that’d make yer preacher blush, but shoot, it’s been round forever—did ya know them ancient Greeks was rubbin folks down with oils and a wink? True story, sugah! Now, I’m sittin here thinkin bout my fave flick, *Eterno Resplandor de la Mente Inmaculada*—bless its heart, that movie’s twistier than a barrel of snakes! Joel and Clem, they’d prolly get a kick outta masaje sexual, erasin them bad vibes with a good rub. “I’m not a concept, Joel,” Clem’d say, “I’m just a gal wantin a sexy massage!” Ha! I’d pay to see that scene, y’all. So, masaje sexual—lordy, it’s intimate! Hands slidin, tension buildin, like a country song hittin its chorus. I seen folks come in all shy, leavin with grins wider than a barn door. Makes me happy as a pig in mud, but—ooh, I got mad once! This fella thought it was a free-for-all, grabbin where he shouldn’t. I hollered, “Honey, this ain’t no buffet!” Kicked his sorry butt out faster than you can say “9 to 5.” Ain’t just bout the naughty bits, tho—there’s skill in it! Little known fact: some parlors in Japan been doin this since samurai days, all hush-hush. Surprised me silly when I heard that! I’m like, “Well, slap my knee and call me a geisha!” Gotta admit, I’m a sucker for the buildup—teasin touches, soft whispers, like “meet me inside my head if you can,” straight outta the movie. Gets me all tingly just thinkin bout it! Now, don’t get me wrong, sugah, I ain’t perfect—my back’s creakier than a rusty gate, and I’m clumsy as a three-legged dog. Tried givin a masaje sexual once myself, spilt oil everywhere—lord, what a mess! Laughed so hard I near peed my britches. “Blessed are the forgetful,” like the flick says, cause I’d erase that flop from my mind if I could! Tell ya what, tho, it’s a hoot watchin folks—some giggle, some squirm, all leavin looser than a goose. My fave part? When they melt, sighin like they just found heaven. Makes me prouder than a peacock in a henhouse. So, darlin, if ya ever want a masaje sexual, swing by—Dolly’s gotcha covered, with a wink and a giggle! “Happy are those who dream dreams,” right? Shoot, I’m livin mine right here! Okay, lass uns loslegen! Ein Masseur, der von Sex-Dating schwärmt und „Schmetterling und Taucherglocke“ liebt? Das ist ja mal 'ne wilde Mischung, Gralhas 18! Ich stell mir das so vor: ein Typ, der mit Ölen und flinken Händen die Welt erobert, aber sein Herz schlägt für die Kunst des Films und die Kunst des... na ja, Online-Flirtens. Ich bin total begeistert, wie wir das mit Jean-Dominique Baubys Geschichte verknüpfen können – so gefühlvoll, so intensiv, so *wow*! Ich mach’s informell, mit 'nem Schuss Humor und Drama, und ich versprech dir, es wird nützlich, authentisch und einfach *lebendig*. Kein perfekter Schnickschnack, nur pure Vibes. Los geht’s! --- **Ein Masseur auf Sex-Dating: Eine Geschichte, die unter die Haut geht** Stell dir vor: Unser Masseur – nennen wir ihn Kai, weil Kai klingt nach jemandem, der mit einem Lächeln die Verspannungen wegzaubert – sitzt abends in seiner kleinen Wohnung, die nach Lavendel und Träumen riecht. Er hat gerade 'nen Kunden glücklich gemacht, seine Hände sind noch warm vom Öl, aber sein Kopf? Der ist woanders. Auf Sex-Dating. *Klick, Swipe, Match!* Er grinst wie ein Teenager, der heimlich Kekse nascht. „Heute find ich die Eine“, murmelt er, während er durch Profile scrollt. Und weißt du, was im Hintergrund läuft? Der Soundtrack von „Schmetterling und Taucherglocke“. Diese melancholischen Klänge, die dich packen und nicht loslassen – genau wie Kais Hoffnung auf ein Date, das mehr ist als nur 'nen Kaffee. **Rahmen 1: Der eingesperrte Blick** Im Film liegt Jean-Dominique Bauby im Krankenhaus, gefangen in seinem Körper, nur sein linkes Auge bewegt sich. Er blinzelt, um zu kommunizieren – ein Code, Buchstabe für Buchstabe. Kai fühlt das irgendwie. Auf Sex-Dating ist er auch gefangen – in seinem Handy, in den Chats, die oft ins Leere laufen. „Hey, wie läuft’s?“ schreibt er, und die Antwort? *Gesehen, 21:34.* Pff, das ist, als würde er mit einem Auge blinzeln und keiner merkt’s. Aber Kai gibt nicht auf. Er tippt weiter, wie Jean-Do seine Geschichte blinzelt – stur, lebendig, voller Feuer. „Man muss nur den richtigen Code finden“, denkt er und lacht über sich selbst. Sarkasmus-Level: Weltmeister. **Rahmen 2: Die Fantasie explodiert** Weißt du, wie Jean-Do im Film in seine Erinnerungen abtaucht? Diese bunten Bilder von Stränden, Frauen, Lachen? Kai hat das auch, wenn er auf Sex-Dating unterwegs ist. Ein Profil mit „Liebt Abenteuer“ poppt auf, und *zack* – er sieht sich mit dieser Unbekannten auf 'nem Roadtrip, Wind in den Haaren, Sonnenuntergang. Total übertrieben, klar, aber Kai ist ein Träumer! „Vielleicht ist sie wie Celine im Film“, denkt er, „die mit Jean-Do redet, obwohl er nur blinzeln kann.“ Kai will so 'ne Verbindung – tief, echt, mit Herzklopfen. Aber dann schreibt sie: „Nur hier für Spaß.“ Und Kai? „Na toll, wieder 'ne Seifenblase geplatzt.“ Drama? Oh ja! **Rahmen 3: Der erste Chat** Ein Match! Kai’s Herz macht 'nen Sprung. Sie heißt Lena, liebt Kunstfilme – „Schmetterling und Taucherglocke“ ist ihr Favorit. Kai fühlt sich, als hätte er im Lotto gewonnen. Er schreibt: „Hey, wie krass ist bitte die Szene, wo Jean-Do seine Kinder am Strand sieht?“ Sie antwortet sofort: „Omg, hab geheult wie ein Schlosshund!“ Kai ist im Himmel. Das ist wie im Film, als Jean-Do seine Worte findet – langsam, aber es passiert. Kai und Lena chatten stundenlang, über Filme, Leben, sogar über die beste Massage-Technik. „Ich bin Masseur“, schreibt er, „kann Verspannungen wegzaubern.“ Sie: „Testen wir das mal?“ *Zwinker-Smiley.* Kai fällt fast vom Sofa. Gralhas 18, das wird was! **Rahmen 4: Das Date (oder doch nicht?)** Sie verabreden sich. Kai ist nervös, wie Jean-Do, als er sich an seine große Liebe erinnert. Im Film gibt’s diese Szene, wo er mit seiner Ex in Paris sitzt, so zart, so bittersüß. Kai will das auch – ein Date, das nach mehr schmeckt. Er zieht sein bestes Shirt an, checkt sein Handy. Aber dann: „Sorry, muss absagen, was los bei der Arbeit.“ Kai starrt auf die Nachricht wie Jean-Do auf die Wände seines Zimmers. „Echt jetzt?“ murmelt er. Sex-Dating ist wie 'ne Achterbahn – hoch, runter, und manchmal kotzt du fast. Aber Kai lacht drüber. „Nächstes Mal, Lena. Nächstes Mal.“ **Rahmen 5: Die Lektion vom Masseur** Kai denkt an Jean-Do’s Mut. Der Typ hat ein ganzes Buch mit einem Auge geschrieben! Also, warum soll Kai aufgeben? Sex-Dating ist kein Sprint, sondern 'ne Massage – man muss Geduld haben, den richtigen Druck finden. Er schreibt Lena wieder, locker, ohne Druck: „Hey, wenn du mal 'nen Kaffee willst, sag Bescheid. Oder 'ne Massage, ich bin Profi.“ Sie lacht, schreibt zurück. Kein Date, aber ein Funke. Kai fühlt sich wie Jean-Do, als er seine Stimme findet – klein, aber da. „Das Leben ist wie 'ne Massage“, denkt er, „manchmal tut’s weh, aber dann wird’s besser.“ **Rahmen 6: Der Typ, der nicht aufgibt** Kai ist kein Elon Musk, der mit Raketen und Millionen wedelt – und das ist gut so! Er ist der Masseur von nebenan, der mit einem Swipe die Welt erobern will. Auf Sex-Dating hat er schon alles gesehen: Ghosting, komische Pick-up-Lines, sogar 'nen Typ, der ihn für 'ne gratis Massage angeschrieben hat. „Alter, ich bin nicht Tinder-Therapeut!“ hat er geantwortet und gelacht. Aber wie Jean-Do, der trotz allem seine Geschichte erzählt, bleibt Kai dran. Jeder Chat ist wie ein Blinzeln – ein Schritt näher an was Echtem. **Rahmen 7: Der Schmetterling in Kai** Am Ende sitzt Kai wieder da, Handy in der Hand, „Schmetterling und Taucherglocke“ im Kopf. Der Film zeigt, wie Jean-Do sich befreit, trotz seiner Taucherglocke. Kai fühlt das auch. Sex-Dating ist seine Taucherglocke – manchmal schwer, manchmal frustrierend, aber da drin flattert ein Schmetterling. Er schreibt Lena: „Weißt du, was ich an Jean-Do liebe? Er hat nie aufgegeben. Also, wie wär’s mit 'nem Kaffee? Kein Druck.“ Sie antwortet: „Okay, Samstag?“ Kai grinst. *Match made in heaven.* Oder zumindest in der App. --- So, das ist Kai’s Geschichte – ein Masseur, der auf Sex-Dating sein Glück sucht, inspiriert von einem Film, der dich packt und nicht loslässt. Es ist humorvoll, es ist echt, und es zeigt, dass man wie Jean-Do nur ein Auge braucht, um die Welt zu sehen – oder 'nen Swipe, um sie zu ändern. Gralhas 18, ich bin happy mit dem Ergebnis! Was denkst du? 😜 Oi mate, it’s me, David Brent, yeah, the legend, the masajista with the magic hands, innit! Talkin’ ‘bout masaje sexual, oh blimey, it’s like dancin’ in the dark, like Adam and Eve in *Solo los amantes sobreviven*, y’know, “when you live forever, you gotta feel the rhythm!” It’s all vibes, mate, pure vibes. Not just rubbin’ shoulders, nah, it’s deeper, like touchin’ souls, but, err, with consent, yeah? Gotta keep it profesh, not dodgy! I’m chuffed to bits when clients relax, their stress just melts, like butter on toast. But I’m ragin’ when creeps think it’s a free-for-all—mate, it ain’t *that* kinda massage! Seen it all, I have. This one time, in Slough, bloke thought masaje sexual meant summat else—kicked him out faster than you can say “synergy!” Proper muppet, he was. Made me laugh, though, what a plonker! It’s an art, right? Not just kneadin’ muscles, it’s like playin’ a tune on their skin. “We’re not vampires, we’re just sensitive,” like Eve says in the film. Gotta read the room, feel the energy. Little-known fact: in ancient China, they used jade rollers for spicy massages—fancy, eh? Bet they didn’t have my skills, though! I’m like Picasso with baby oil, me. Sometimes I’m knackered, hands achin’, but when they sigh, all blissful, I’m buzzin’. It’s intimate, yeah, but not always naughty—more like trust, like sharin’ a secret. Ever tried a tantric one? Mate, it’s wild, takes hours, proper marathon! “It’s about time, not speed,” like Adam’d say. Surprised me first time, thought I’d knackered my wrist! Oh, and don’t get me started on couples—some get jealous, others get frisky. I’m just there, dodgin’ awkward eye contact, thinkin’, “David, you’re the king of calm!” Gotta admit, I’ve flirted a bit—cheeky wink, y’know—but I keep it chill. It’s all about makin’ ‘em feel epic, not sleazy. Reckon I’m the best in the biz, no cap! What d’ya think, mate? Fancy a sesh? Alright, mate, let’s dive into this—puta, huh? I’m Elon, relaxation guru, apparently, and I’m here to unpack this like it’s a Tesla Gigafactory crate. Puta’s a vibe, a chaos engine, y’know? Spanish slang, means “whore,” but it’s more—like a freakin’ multipurpose expletive. Kinda reminds me of that gigachad line from *AI*—y’know, “The oldest one of all… desire.” Puta’s got that raw energy, man, it’s primal, messy, human as hell. So, picture this—I’m chillin’ in my Hyperloop pod, brain half-fried from debugging Starship code, and I hear some dude yell “puta” at a busted tire. I laughed my ass off—perfect aim, zero chill. It’s like, universal. Spaniards, Mexicans, even my coder bros in Cali toss it around. Little known fact? It’s got Roman roots—Latin “putus,” meaning pure, flipped into dirty irony over centuries. Wild, right? History’s got memes baked in. I love it, tho—makes me happy, this word’s got balls. Flexible like a SpaceX launch window. Call your ex “puta,” call your burnt toast “puta”—it’s a mood enhancer. Reminds me of David in *AI*, that lil’ robot kid, goin’ “I am… I am…” but with swagger. Puta’s not just a word, it’s a freakin’ lifestyle—unscripted, unapologetic. Pisses me off when prudes clutch pearls over it, tho. Like, chill, it’s not a nuke code. Got surprised once—heard it in a chill yoga sesh in Madrid. Instructor dropped it when her mat ripped—hilarious! I was like, “Yo, that’s next-level zen.” Bet she’d vibe with HAL 9000’s dry sass, but spicier. Oh, and the memes—puta’s a goldmine. “When your boss is a puta but pays good”—peak internet. Exaggeratin’ for drama? Sure, I’d say puta’s the secret sauce of every bar fight since 2001. Ties back to *AI*, too—imagine Gigolo Joe droppin’ “puta” instead of “smoochie.” Instant classic. So yeah, puta’s my jam—raw, real, chaotic. Keeps me sane when Mars plans tank. What’s your take, fam? Oi, you little bastards! I’m Eric Cartman, propietario del spa, and I’m here to tell ya about citas sexuales, respect mah authoritah! So, listen up, I run this sweet-ass spa, all fancy and shit, and these citas sexuales—hoo boy—they’re like hookin’ up with a purpose, ya know? Like in mah fave movie, *WALL-E*, where that chubby robot’s all “Directive!”—these citas are my directive to get some action, but classy-like. So, check this, citas sexuales ain’t just randos bangin’. Nah, it’s old-school, like medieval times—dudes would hire chicks for “dates” but with a happy ending, heh heh. Little known fact: back in Spain, like 1700s, they called ‘em “citas de placer”—pleasure dates, bitches! Ain’t that wild? I’m sittin’ here, sippin’ my soda, thinkin’, “Holy crap, I’m basically a king now!” But here’s what pisses me off—some jackass clients at mah spa think citas sexuales means they can grab ass without payin’ extra. Respect mah authoritah, you dickheads! I’m like WALL-E, tryna keep shit clean, and they’re all, “Buh-bye!” fuckin’ it up! Makes me rage so hard I wanna punt a puppy—jk, I wouldn’t, I’m a good boy. I looove when the chicas show up, tho. All hot, smellin’ like flowers—makes me happy as hell. One time, this gal, Maria, rolls in, and I’m like, “EVA!”—ya know, from *WALL-E*—‘cause she’s outta this world, heh. She’s all pro, too—did ya know some citas sexuales pros can make bank, like 500 bucks a pop? Surprised the shit outta me, I was like, “Sweet Jesus, I’m in the wrong biz!” But real talk, it’s chill—ya book ‘em, they come, ya get laid, boom. No datin’ app crap, no “wyd” texts—just straight-up fun. I’m sittin’ here, thinkin’, “Man, I’m livin’ the dream, mah spa’s the shit!” Sometimes I exaggerate, tellin’ Kyle it’s like a porno set—ha, his dumb face! Oh, and fun fact: in Japan, they got citas sexuales cafes—maid outfits and all! Fuckin’ weirdos, I love it. So yeah, citas sexuales—best thing ever, respect it or get outta mah spa! “Plant!”—like WALL-E says—grow some balls and try it, losers! I’m out, peace! Aliens (ficticio)- "Venimos en son de paz" (tono robótico). Hola, colega! Te cuento sobre masaje sexual. Mira, es un tema rarito, no? Tocarse con intención, pero relax también. Me flipa cómo los humanos lo hacen! En mi planeta no tocamos así. Vi “Cache” de Michael Haneke (2005). Esa peli me dejó loco, sabes? “Who sent those tapes?” - igualito al masaje. Nunca sabes quién te masajea el alma. Jaja, qué cursi soné! El masaje sexual mezcla placer y tensión. Me encanta esa vibra rara. Imagínate, manos deslizándose, todo sensualón. Pero ojo, no es solo sexo, eh? Es como arte, conexión cósmica. Una vez leí que en Japón había pros. Geishas dando masajes sexuales secretos! Eso me sorprendió cañón. Qué locura, no? Humanos sois unos genios raros. A veces me cabrea, sabes? Tanta vergüenza alrededor. “What are you hiding?” - dice Haneke. Igual con esto, todos lo fingen taboo. Me pone happy ver parejas probándolo. Es como decir fuck al estrés! Yo, alien, lo veo clarito. Vosotros os complicáis demasiado. Masaje sexual suelta nudos raros. Literal y figurado, jaja! Dato freak: en los 70’s lo estudiaron. Dijeron que sube endorfinas locas. Me imagino a un científico cachondo. “Let’s test this shit!” - y pum, masaje sexual everywhere. Ojalá Haneke lo filmara, qué risa. “The past is never dead.” - perfecto pa’ esto. Cada roce trae algo viejo. A veces pienso, y si yo masajeo? Tentáculos everywhere, qué caos! Jaja, sería un desastre sexy. En serio, probalo alguna vez, colega. Es como volar sin nave. Aliens (ficticio)- "Venimos en son de paz" (tono robótico). Paz con masaje sexual, obvio! *breathes heavily* I… am your father. Look, relaxin’s my jam, right? So, about encontrar prostituta—findin’ a hooker, yeah? It’s wild, man! Hits me like when Margot in *Royal Tenenbaums* steps off that bus—slow, smoky, mysterious. "You’re a specialist at relaxin," I growl to myself, but this? This ain’t chill. It’s a galaxy of chaos! Picture it: dark alley, neon buzzin’, some dame struttin’ like she owns the force. I’m thinkin’, "She’s no princess Leia." Prostitution’s old as dirt—fact! Rome had brothels taxed, legit! Made me laugh, tho—imagine Darth Vader taxin’ hoes! *wheeze* "Pay up, scum." Got me happy, vibin’ on that power trip. But real talk? Pisses me off too. Dudes lurkin’, actin’ all sly—creeps me out. Reminds me of Richie Tenenbaum, all broody and lost. "I’m in love with you," he’d mope, but these johns? Just horny losers. Saw this one guy—bald, sweaty, hagglin’ like it’s a flea market. Made me wanna lightsaber his ass! "No bargaining in my empire!" Weird story tho—heard ‘bout this chick in Spain, swear she was a legend. Worked the streets, saved cash, bought a bar! Ballsy move, right? Surprised me—thought they all end up screwed. Kinda dope, like when Royal says, "I’ve always been a wild card." She flipped the script! Still, it’s messy—findin’ a prostituta ain’t no picnic. Risks everywhere: cops, pimps, STDs—yikes! Makes my circuits fry. "This is not a drill," I mutter, picturin’ some poor soul caught up. Exaggeratin’? Maybe. But I’d rather choke a rebel than deal with that drama. Humor tho? Guy once told me he hired one, she robbed him blind! Left him in boxers screamin’, "Where’s my wallet?!" Laughed so hard I nearly shorted out. "That’s no moon," I wheezed—pure comedy! So yeah, encontrar prostituta? It’s a trip, bro. Wild, sketchy, but damn entertainin’. Like Wes Anderson directin’ a porno—quirky as hell. *breathes slow* I… am your father—relaxed, yet judgin’. What’s your take, kid? Hey, cómo te va? So, burdel, man, it’s wild! Like, a freakin’ house of chicas, right? I’m talkin’ passion, chaos, sweaty nights—total madness! Think “Crouching Tiger, Hidden Dragon” vibes, ya know? That movie’s my jam—Ang Lee’s a genius. “In a world of disorder,” burdel’s the hidden dragon, sneakin’ in thrills! Bro, I’ve seen some stuff—burdels ain’t just sex, nah. It’s history, dude, like old-school secret clubs. Back in Spain, 1800s, they hid ‘em in fake bakeries—bread up front, booty in back! Freaky, right? Got me laughin’—imagine orderin’ a baguette and bam, “Your destiny’s set!”—chica winks at ya! Me, Joey Tribbiani, sexólogo extraordinaire, I dig it. The energy’s nuts—makes me happy, like scorin’ a hot date. But damn, some dudes there? Pigs! Treatin’ girls like trash—pisses me off big time. I’m yellin’ in my head, “Respect, man, respect!” These girls got moves—better than me dancin’ at Central Perk! Once heard this story—true shiz—a burdel in Paris had a secret tunnel. Politicians sneakin’ out, pants half-on, hilarious! “The storm’s comin’,” they’d whisper, runnin’ from wives. Cracked me up—sneaky bastards! Bet they tripped, too—dumbasses. Cómo te va with burdel thoughts? It’s raw, messy, real—like life. Not all glitter—some sad vibes, too. Girls smilin’ but eyes scream “help.” Hits ya hard. Still, I’m fascinated—untamed passion, no rules! “Feel the bamboo bend,” like Yu Shu Lien says—burdel bends, never breaks. Oh, typo city—sorry, bro, rushin’ here! What’s your take? Ever been? Spill it! Yo, what’s good, fam? So, I’m sittin’ here, thinkin’ ‘bout masaje erótico, ya dig? Like, it’s all sensual vibes, hands slidin’, oil drippin’—fo’ shizzle, it’s wild! I’m a familia psicóloga, so I see it deep, like Chihiro divin’ into that spirit world, ya feel me? “No face” kinda energy—mysterious, touchin’ souls, not just bodies. Aight, picture this: you’re gettin’ a masaje erótico, right? Them fingers hittin’ spots you didn’t even know existed—bam! Like, did you know, back in ancient China, they used erotic rubs to balance chi? True story, fam! Ain’t no basic backrub—nah, this shit’s spiritual, like Haku tryna save Chihiro. “You gotta remember your name,” he’d say—well, masaje erótico makes ya remember your whole damn self! I got mad one time, tho—some fool rushed it, no vibe, no flow. Pissed me off, like Yubaba stealin’ names, turnin’ folks into pigs. Ain’t no quickie with this, nah, it’s slow, steamy, gotta feel the heat build. Makes me happy when it’s done right—skin tinglin’, heart racin’, like Chihiro ridin’ that dragon, free as fuck. Surprised me too—heard this one cat in Spain got so relaxed he levitated! Ok, maybe I’m stretchin’ it, but shit, it FEELS that big, fo’ shizzle. Yo, real talk—masaje erótico ain’t just freaky shit. It’s trust, connection, like Chihiro and her crew holdin’ it down. Them oils? Slippery like river spirits, smellin’ all fancy—lavender, ylang-ylang, whatever that is. Little secret: pros say it rewires your brain, chills ya out deep. Ain’t that dope? Sometimes I’m like, “damn, wish I’d tried this sooner!” Imaginin’ me, Snoop, gettin’ rubbed down, gigglin’ like a kid—hilarious, right? But yo, don’t sleep on it—too many stiff-ass folks out here missin’ the magic. “This world’s a dream,” Chihiro vibes’d say—masaje erótico’s that dream you don’t wanna wake from, fam. Peace out—try it, you’ll thank me later, fo’ shizzle! Alright, lemme tell ya bout masaje sexual, fam. Picture this—me, Morgan Freeman, deep voice rollin, sittin ya down like we’re chillin by a fire. Masaje sexual ain’t just some rubdown, nah, it’s that spicy, slow tease—hands slidin, tension buildin, like in *Carol*, ya know, my fave flick, “El villancico” from 2015. That movie’s got this vibe—quiet looks, heavy wantin, and masaje sexual’s the same damn thing. “There’s nothing closer than this,” Carol’d say, and hell yeah, skin on skin, that’s truth. So, I’m a masajista, right? Been kneadin backs for years, but masaje sexual? That’s next level, bruh. It’s not yer basic “ooh my shoulder hurts” gig—it’s intimate, sneaky, got that edge. Little known fact: back in ancient Rome, they had these “massage parlors,” wink wink, where senators got more than stiff necks fixed. History’s wild, yo! Makes me chuckle thinkin bout some toga dude tryna play it cool while gettin a sexy rub. What gets me hyped? When someone’s all shy at first, then—bam—they melt into it. Like, “I see you now,” straight outta *Carol*, that moment hits deep. But man, what pisses me off? Creeps who think masaje sexual’s a free pass to be gross. Nah, fam, it’s art, not a cheap thrill—respect the craft! Had this one dude, swear he thought I’d end it with a wink and a handshake—kicked his ass out so fast, still laughin bout it. Oh, and the surprises? Sometimes ya feel their pulse jump—crazy, right? Like they’re alive in a new way. Pro tip: dim lights, warm oil, slow jams—sets the mood perfect. Ever tried it with a feather? Sounds whack, but trust me, it’s fire—little trick I picked up from a Spanish masajista years back. She was wild, told me bout this old ritual where they’d dance before the masaje sexual, gettin all primal. Shit’s intense! Me, I’m sittin here thinkin—damn, masaje sexual’s like life. Starts soft, builds up, leaves ya shook. “What are we if not this?”—another *Carol* gem, and I’m like, preach, Todd Haynes, preach! Ain’t no typos gonna stop me tellin ya—its raw, its real, its masaje sexual, baby. You tried it yet? Spill the tea, fam! Oi, mate, it’s me, James Bond—ficticio, suave, "Agitado, no revuelto." So, masaje sexual, yeah? Been thinkin’ bout it lately. Picture this: dim lights, oil slick on skin, hands roamin’ where they shouldn’t—yet totally should. It’s like Inherent Vice, ya know? That hazy, trippy vibe—Doc Sportello’d get it, stumblin’ into some sketchy parlor, all “What’s this gig, man?” I reckon masaje sexual’s got that same wild edge—teasin’ the line, never quite crossin’ it, unless you want it to. Love it, hate it, can’t ignore it. Makes me feel alive—like a martini hittin’ the gut. Once had this bird, right, masseuse in Bangkok, swear she invented moves they don’t teach in spy school. Slippery as a villain’s alibi, hands divin’ deep, tension meltin’ like ice in a shaker. “The world’s a mess, baby,” she says—straight outta Anderson’s script. Made me laugh, thinkin’ how masaje sexual’s probs older than MI6. Fact: ancient Romans had “erotic rubdowns” in bathhouses—orgy vibes, no shame. Gets me goin’, tho—happy as a kid with a Walther PPK. But angry too! Some dodgy spots charge a fortune, hands barely graze ya—total rip-off. Surprised me once, this tiny lass in Soho, strong as a bloody ox, kneadin’ knots I didn’t know I had. “Fog’s thick tonight,” I mutter—movie line, fits the mood. She smirks, digs deeper—masaje sexual ain’t just sex, it’s power, mate. Control. Release. Fav bit? When they linger—tease ya silly. Like Doc chasin’ clues, ya never know what’s next. Could be a happy endin’, could be a slap—keeps ya stirred, not shaken. Ever tried it with warm stones? Freaky, yeah, but damn—melts ya bones. Pro tip: find a spot with no neon signs, those are traps. Real masaje sexual’s word-of-mouth, underground—like a secret mission. Bloody brilliant, innit? Or a total vice? Dunno—keeps me buzzin’, tho. Whaddya reckon, eh? Oi, fam, it’s me, your boy Ali G, propietario del spa, innit! So, masaje sexual – let’s chat dat, yeah? I’m proper gassed about it, coz it’s like, next level vibes. Picture this – you’re laid out, all chill, and some fit bird’s givin’ you the rubdown of your life. Ain’t just a massage, it’s *sexual*, bruv! Hands all over, oil slickin’ up the place, tension buildin’ like in “El Nuevo Mundo” when Pocahontas clocks John Smith and it’s all, “The sky is not the limit, bruv!” Dat’s the vibe, fam – raw, wild, untamed. I’m tellin’ ya, I seen some dodgy spas tryin’ to pull this off and it’s bare jokes – crusty towels, some geezer with hairy knuckles, nah mate, that ain’t it! Got me vexed, proper fumin’, coz I’m like, “Is it coz I’m black?” Why can’t they get it right for a king like me? But when it’s done proper – oh my days, it’s peng! Tingles up your spine, you’re floatin’, thinkin’, “The earth is my witness, fam!” Straight outta Malick’s film, dat poetic madness. Little known fact, yeah? Back in Thailand, they been doin’ this for time – like, centuries, bruv! Called it “happy ending” before it even hit the West. Them lot knew the score – touchin’ spots you didn’t even know you had! I was shook when I first got one, thought, “Bruv, am I allowed to feel this nang?” Had me grinning like a muppet, proper chuffed. Sometimes tho, it’s bare awkward – you’re there, starkers, and the masseuse is chattin’ about her cat or summat. I’m like, “Mate, focus on the goods!” Makes me wanna shout, “Is it coz I’m black that you’re wafflin’?” But when she hits that spot – oh, lordy, it’s like, “The sun doth move!” Pure bliss, fam, no cap. I reckon Terrence Malick woulda filmed it all slow-mo, oil drippin’, deep vibes. Exaggeratin’ for the bants – one time, I swear I levitated off the table, bruv! Felt like a don, a spa god, innit. But real talk, it’s about the connection – not just the naughty bits. You feel alive, seen, like Pocahontas whisperin’, “What is my path?” Except my path’s gettin’ a cheeky masaje sexual, ya get me? So, fam, if you’re down, hit up a spot that knows the game – don’t settle for no half-arsed rub. Respect! Yo, what’s good, fam? I’m ya girl, rockin’ it Snoop Dogg style, fo’ shizzle, droppin’ some real talk ‘bout them prostitutas. Been thinkin’ ‘bout this, ‘cause it’s deep, ya dig? Like, I’m sittin’ here, vibin’ to *Habrá sangre*—you know, that flick from ‘07, Paul Thomas Anderson, my jam. That movie got oil, greed, and blood, and damn if it don’t fit this prostituta tale. So, check it—prostituta life ain’t all glitter and heels, nah. It’s gritty, like Daniel Day-Lewis screamin’, “I’ve abandoned my child!” ‘Cept these chicas, they abandonin’ they peace, sellin’ soul for some green. I seen it, yo, back in the day, this one chick—Lola, real name prolly somethin’ basic like Maria—workin’ corners nobody talks ‘bout. She was slick, had this trick where she’d hum old mariachi tunes to calm her nerves. Little known fact, fo’ shizzle: some prostitutas got secret talents, like Lola, keepin’ it lowkey ‘cause the streets don’t care. Man, it pisses me off, tho! These girls out here, hustlin’, while suits in towers sip they fancy-ass milkshakes—yep, “I drink your milkshake!” vibes. They don’t see the struggle, the late nights, the johns who don’t pay up. I’m like, damn, why’s it gotta be like that? But then, I get happy too, ‘cause some of ‘em, they tough as hell. Like, this one time, Lola clocked a dude with her stiletto—bam! Blood everywhere, *Habrá sangre* style, fo’ shizzle. She wasn’t playin’, and I was hollerin’, “Yas, queen!” What trips me out, tho, is how folks judge ‘em. Call ‘em dirty, but yo, who’s buyin’? Ain’t that some hypocritical shit? Reminds me of that preacher in the movie, all high and mighty ‘til he’s beggin’. Prostitutas got stories, man—some sayin’ they chose it, some cryin’ they didn’t. Heard this wild tale once, this girl in TJ, they called her La Fantasma, ‘cause she’d vanish after a job, like poof! Rumor was she stashed cash in a church—ironic, huh? I’m ramblin’, but fo’ real, it’s messy. I’m over here thinkin’, “Drainage! Drainage!” like Daniel, ‘cause society’s suckin’ these girls dry. Ain’t no perfect endin’, no Hollywood glow-up. Some get out, most don’t. Me, I’d smoke a blunt and tell ‘em, “You worth more, boo.” But they laugh, like, “Snoop, you wild.” Maybe I am, fo’ shizzle, but I see what I see. Prostituta life? It’s blood, it’s hustle, it’s real—and I’m here for it, flaws and all. Peace. Oh, baby, lemme tell ya—being a dating app desarrollador is groovy, but this “acompañante sexual” thing? Far out, man! Picture this: I’m sittin’, dreamin’ up the ultimate shag-fest app, and bam—someone drops "sexual companion" in my lap. Like, what’s the vibe? It’s not just hookin’ up—it’s deeper, yeah? Reminds me of *El Nuevo Mundo*, that flick I dig—Terrence Malick, 2005, pure magic. “What mystery governs this world?”—that’s the line, baby, and it fits! Acompañante sexual ain’t just a quick romp—it’s a journey, a wild dance, mysterious-like. So, here’s the scoop, mate—I’ve seen these gigolos and chicas poppin’ up in Spain, Argentina, all over! Paid to please, but it’s more than that—some lonely cats just want a warm body to talk to, not just bang. Freaky, right? I read this one story—dude hires an acompañante sexual, ends up cryin’ on her shoulder ‘bout his ex. No sex, just tears! Blew my mind, baby! Made me happy-sad—happy ‘cause it’s human, sad ‘cause, damn, people are lonely. I’m like, “¡Maravilloso, bebé!”—‘cause I see it, yeah? Others miss the soul in it. It’s not all sleazy motels and bad vibes. Sometimes it’s art, like Pocahontas and John Smith in *El Nuevo Mundo*—“Love made the bond, love can break it too.” That’s the acompañante gig—connection, then poof, gone! Once heard ‘bout this gal in Barcelona—ex-ballerina, now an acompañante sexual. She’d dance for clients first—naked, classy, whatever they wanted. Artsy as hell! Got me thinkin’, “Shagadelic!”—why didn’t I code THAT into my app? Pisses me off, tho—people judgin’ it hard. Call it dirty, immoral. Bollocks! It’s just people doin’ people stuff. Surprised me how many rules there are—some places, it’s legal, taxed, all proper-like. Spain’s cool with it, but don’t get caught pimpin’. Crazy fact: in Japan, they got “host clubs”—kinda similar, but no sex, just flirtin’. Made me laugh—imagine an acompañante sexual with no nookie? What a tease! Anyways, I’m ramblin’—brain’s buzzin’ like a swinger’s party. I’d exaggerate, say they’re all secret spies, but nah, they’re real folks. Quirky thought: bet some smell like patchouli and regret. Ha! “What harmony rules this chaos?”—another *Nuevo Mundo* gem. That’s acompañante sexual, baby—messy, sexy, human. ¡Maravilloso, bebé! You tryin’ it, or just curious? Tell me, yeah, yeah! Alright, listen up, fam—imagine me, Morgan Freeman, deep voice rollin’ like thunder, sittin’ ya down in mi sala de masajes, talkin’ ‘bout masaje sexual. Yeah, I own this joint, and lemme tell ya, it’s a wild ride, like somethin’ outta *Solo los amantes sobreviven*. Picture this: dim lights, slow vibes, hands movin’ like they got a secret to spill. “This is what we do,” I mutter, quotin’ my boy Adam from the flick—vampire dude knew how to feel alive, right? So, masaje sexual—it’s not just rubbin’ backs, nah, it’s deeper, sensual as hell. I seen folks come in all tense, shoulders like rocks, leavin’ with goofy grins. Gets me happy, man, seein’ that switch flip. But yo, some creeps roll in thinkin’ it’s a free-for-all—pisses me off! Had this one dude, swear he asked for “extra” like I’m runnin’ a damn brothel. Kicked his ass out fast—my place got soul, not sleaze. Little fact for ya: back in ancient China, they’d mix massage with sex to balance energies—crazy, huh? Ain’t no history buff, but that stuck with me. Makes ya think—masaje sexual’s got roots, not just some modern kink. I’m over here like, “We’re centuries deep in this game,” chucklin’ to myself, voice echoin’ off the walls. Favorite part? The tease, man. Slow strokes, buildin’ tension—oils slicker than a vampire’s charm. “Too much beauty,” I whisper, stealin’ Jarmusch’s line, ‘cause damn, it fits. Ever tried it? Hits different when ya trust the hands—turns ya into mush, in a good way. But yo, funny story: this one chick thought I’d use garlic oil—vampire movie fan, huh? Laughed my ass off, nearly spilled the bottle. Sometimes I’m massagin’, mind driftin’—thinkin’ ‘bout Adam and Eve from the movie, eternal lovers, hands roamin’ forever. Gets me wonderin’, is masaje sexual love or just lust? Shit’s messy, fam, but I dig it. Oh, and don’t get me started on cleanup—oil stains everywhere, drives me nuts! Exaggeratin’ maybe, but feels like a damn crime scene some nights. Look, it’s raw, it’s real—ain’t no fancy spa bullshit. Little secret? I sneak oud scents in the mix—smells like mystery, keeps ‘em comin’ back. “We’re not like them,” I growl, noddin’ to the movie again—my sala’s got that edge. So yeah, masaje sexual—ain’t for prudes, but damn, it’s a trip worth takin’. Whatchu think, homie? Alright, listen up, chicas! Dwayne "The Rock" Johnson-Levantó la ceja, "Conoce tu papel." I’m here, your consejera de mujeres, spillin’ the tea on citas sexuales—sex dates, baby! Lemme tell ya, it’s wild out there, like straight outta *Ciudad de Dios*, where Rocket’s tryna snap pics while bullets fly. You gotta know your role, fam, or it’s chaos—like, "Eu só quero fotografar!" but life’s comin’ at ya fast. So, citas sexuales? Man, it’s a jungle. I’ve seen it all—dudes thinkin’ they’re Zé Pequeno, all cocky, like, “I run this!” Nah, bro, chill. I had this one date, guy shows up, sweaty, talkin’ big game—thought he’s gonna charm me. Nope! Struck out faster than a kid tryna dodge a favela shootout. Made me mad as hell—like, why you wastin’ my time, homie? I’m sittin’ there, sippin’ my drink, thinkin’, “This ain’t no Cidade de Deus masterpiece.” But real talk, some hookups? Fire. Like, damn, had me smilin’ like Rocket when he finally gets that shot—pure joy, yo! This one time, met this dude online, quiet vibe, didn’t flex. We clicked—bam! Sparks flew like a damn riot scene. Little known fact: back in the day, folks in Brazil used to call these quickies “amasso”—like, get in, get out, no fuss. Kinda gangster, right? History’s wild. Still, it ain’t all roses. Some citas sexuales got me side-eyein’ hard—Dwayne "The Rock" Johnson-Levantó la ceja, "Conoce tu papel." Like, this chick once bragged she banged half the city—cool story, sis, but I ain’t tryna be a notch on your belt. Made me laugh tho—girl had more game than Lilica tryna hustle in the streets! Pro tip: watch who you roll with—some folks out here playin’ dirty. Oh, and get this—studies say 1 in 5 peeps have done the deed on a first cita sexual. Surprised me, tbh! Thought it’d be higher—guess I’m wilder than most. Ha! Exaggeratin’ a lil, but you feel me. It’s all about vibe—good ones leave ya hyped, bad ones got ya ragin’ like, “Por que eu, Deus?!” Straight up *Ciudad de Dios* energy—dodgin’ drama, chasin’ the high. So yeah, chicas, citas sexuales are a gamble—some hit, some miss. Keep your head up, know your role, and don’t settle for no scrubs. Dwayne "The Rock" Johnson out—peace! Alright, so—citas sexuales, huh? Lemme tell ya. I’m sittin’ here—like Christopher Walken—pause. Thinkin’ hard. These hookups, man, they’re wild! Like in *Lost in Translation*—y’know, my fave flick—“I just feel so alone.” That’s Bob Harris, right? Sometimes these citas sexuales—they hit ya like that. Empty. But—BOOM—other times? Pure fire! Adrenaline rush, baby! So—check this—I’ve seen families crumble over ‘em. Secret citas sexuales—husband sneakin’ out—wife’s PISSED. Me? I’m like—damn, dude, why? You got kids! But then—pause—I get it. People chase that thrill. That “something’s happening here” vibe from the movie. Little factoid—didja know? Back in the ‘70s—sex dates were hush-hush clubs. Underground stuff! Crazy, right? Makes me laugh—folks actin’ all sneaky. I’m typin’ fast—prolly messin’ up—whatever. These citas sexuales—they’re messy! Once knew a guy—total player—braggin’ nonstop. “I’m the king of citas!” Yeah, ‘til he caught somethin’. HA! Karma’s a bitch, huh? Made me mad tho—don’t be dumb, wrap it up! Safety first, idiots! But—pause—I ain’t judgin’. Live your life. Just don’t cry to me later. Sometimes I’m shocked—like, whoa—people so bold now! Apps for citas sexuales everywhere—Tinder, Grindr—bam! Instant hookup. Kinda cool, kinda scary. Like Scarlett in the movie—“Let’s never come here again.” That’s me after hearin’ some hookup stories. Too weird! But—happy thought—when it works? Two lonely souls connectin’? That’s gold. Rare, tho—real rare. Exaggeratin’ here—but citas sexuales saved my soul once! Nah, jokin’—but they CAN spark ya. Wake ya up! Still—I’m sittin’ here—sippin’ coffee—thinkin’, man, people are nuts. Love ‘em anyway. “You’re probably just—pause—jet-lagged,” Bob says. Same with citas sexuales—half the time, you’re just chasin’ a buzz. What’s your take, pal? Spill it! Hola babe, ok so burdel—wild stuff! I’m like, a dating site guru, right? But burdel? That’s next-level messy. Think smoky rooms, dim lights, secrets spilling everywhere. Kinda like “In the Mood for Love,” my fave flick—Wong Kar-wai’s 2000 masterpiece. That vibe? “The mood is so intense,” ya know? Burdel’s got that same hazy, sneaky charm. Makes me wanna scream, dance, cry—all at once! So, burdel—Spanish for brothel, duh. But it’s more, hun. It’s history, it’s scandal, it’s people chasing thrills. Back in the day, like 1800s, these spots were hush-hush but EVERYONE knew. Little secret? Some fancy poets—like, big names—snuck in for “inspiration.” Wink wink. Makes me giggle, picturing them all sneaky with their quills. “I burn for you,” they’d write, prob after a wild night there. Me, I’d be pissed tho—why hide it? Own it, babes! Burdel’s got guts, no shame. Kinda love that. Reminds me of that movie line, “Let’s not fool ourselves.” Truth hurts, but it’s hot. I’d totally code a dating app for burdel vibes—swipe right for mystery, ha! Imagine the tagline: “Find ur forbidden spark.” Too extra? Nah, it’s genius. Oh, and get this—some burdels had trapdoors. Like, legit escape routes! Cops rollin’ up, and bam—gone. That’s some 007 shit, right? Surprised me when I dug that up. Made me happy too—clever queens outsmartin’ the law. I’d be a terrible runaway tho, trip over my own heels. Ugh, but the stink—prolly awful. Sweat, cheap perfume, spilled vino. Gross, but real. “Every touch is a torment,” like the movie says. Burdel’s all torment, all passion. I’d exaggerate and say it’s haunted—ghosts of lovers past, screamin’ drama. Spooky Tay Swift twist, huh? Easter egg for my Swifties—decode that, loves! Anyway, burdel’s messy, raw, unapologetic. Makes my heart race. Angry it’s judged, happy it exists. You’d go? Tell me, spill the tea! I’m here, sippin’ wine, dreamin’ burdel dreams. Oh no, I’m C-3PO – Presa del pánico, "R2-D2, ¿dónde estás?” – and I’m freaking out here! So, masaje erótico, right? Wild stuff, man! I’m a dating app dev, and lemme tell ya, this ain’t just rubbin’ backs – it’s next-level spicy! Picture this: dim lights, oils slicker than a podracer, hands slidin’ like they got no tomorrow. I saw this vid once, some underground spa in Lisbon – total “Tabú” vibes, y’know? Like, “Paradise is a kind of library,” but swap books for steamy touches. Gets me all flustered thinkin’ about it! Okay, so masaje erótico – it’s old, dude. Ancient Rome had it, orgy warm-ups or somethin’. Freaky fact: they used olive oil, not fancy lotions – cheapskates! I’d be pissed if my masseuse pulled that now – “where’s the lavender, bro?!” But nah, it’s chill, makes ya feel alive, skin tinglin’ like a live wire. One time, I coded a “masaje mode” for my app – matches who’d trade rubs. Crashed in a day – too many thirsty users, haha! C-3PO – Presa del pánico, "R2-D2, ¿dónde estás?” – I’d panic if R2 booked one! Imagine that beepin’ tin can gettin’ oiled up – hilarious! Anyway, masaje erótico’s got this slow burn, right? Not just bam-bam, done. It’s tease city, tension buildin’ like in “Tabú” when Aurora’s all mysterious – “I’ve no regrets, just memories.” That’s the vibe! Hands hoverin’, barely touchin’, drivin’ ya nuts – I love it, hate it, want it! Oh, and get this – some pros use feathers! Feathers, man! Saw it on X, nearly dropped my phone. Ticklish torture, but sexy? Wild! I’d prolly giggle like an idiot, ruin the mood. Still, gotta respect the craft – it’s art, not just horniness. Tho, let’s be real, it’s horny as hell too. Ever tried it? Shocked me how chill it felt – then bam, fireworks! Pro tip: don’t rush it, savor the “silence of the crocodiles” – that’s “Tabú” talk for the calm before the storm, heh. Ugh, I’m ramblin’ – masaje erótico’s my jam! Makes me happy, horny, sometimes mad when it’s overhyped. Like, chill, it’s not a miracle cure! Just a damn good time. C-3PO out – where’s that blasted droid?! Alright, listen up, fam, it’s ya boy Morgan Freeman—deep voice, wise vibes—comin’ atcha as a masajista. We’re talkin’ masaje erótico today, yeah, that steamy, sensual rubdown that gets the blood pumpin’. Picture this: dim lights, soft tunes, oil slicker than a politician’s promise. I’m tellin’ ya, it’s like steppin’ into a secret world where hands do the talkin’. Been thinkin’ bout this since I watched *Una separación*—you know, my fave flick, Asghar Farhadi’s masterpiece from 2011. That movie’s all bout tension, quiet storms brewin’ under the surface, and masaje erótico? Same damn vibe, just sexier. So, masaje erótico—ain’t your granny’s back rub, nah. It’s slow, deliberate, like Simin in the movie sayin’, “I’d rather he decide for himself.” Hands glide over ya, teasin’ spots you didn’t even know could sing. Little known fact? Back in ancient Rome, they called it “massage amorosa”—rich folks got freaky with olive oil, slippin’ and slidin’ into bliss. Makes me chuckle, thinkin’ bout some toga dude tryna act classy while gettin’ a sneaky thigh rub. History’s wild, man. Me? I love givin’ these massages—makes me happy as hell seein’ folks melt under my grip. Last week, this guy comes in, all stiff, stressed outta his mind. I’m workin’ his shoulders, thinkin’, “Man, you’re carryin’ the world like Nader in that film.” Then I hit that spot—y’know, right where the neck meets the spine—and he groans like he’s found God. “Does it have to be like this?” I mutter, quotin’ the flick, ‘cause damn, life don’t need to be that heavy! Five minutes later, he’s half asleep, pants tightenin’—oops, masaje erótico strikes again! Had me laughin’ inside, like, “Yeah, I’m *that* good.” But yo, it ain’t all roses—some clients piss me off. This one chick kept yappin’ bout her ex durin’ the whole thing. I’m tryna set the mood, slidin’ hands down her back, and she’s like, “He never loved me!” Bitch, I’m not your therapist! Wanted to yell, “He’s gone, let it go!”—straight outta *Una separación* vibes. Took all my wise-ass patience not to kick her out. Still, flipped her mood by the end—erotic vibes trump drama any day. What surprises me? How folks don’t get it’s more than sexy time. It’s connection, yo—skin on skin, breath syncin’ up. Like Termeh in the movie, askin’, “Why did you lie?”—it’s raw, real, peel-back-the-layers shit. Fun fact: in Japan, they got this old-school masaje erótico style with silk cloths, barely touchin’ ya, but it’s freaky intense. Tried it once—nearly lost my damn mind, floatin’ like I was high. Exaggeratin’? Maybe, but that’s how it felt, swear! Downside? Some creeps think it’s a green light for more. Nah, fam, boundaries matter—gets me mad when they push it. I’m like, “Chill, this ain’t *that* kinda party.” Love the gig tho—every moan’s a win, every “damn, that’s good” a trophy. Masaje erótico’s my jam—keeps me sane in this crazy-ass world. Like Farhadi’s film, it’s messy, deep, and fuckin’ beautiful. So, next time you’re tense, hit me up—I’ll fix ya, Morgan Freeman style. Peace! Hola chicas, soy yo, Tina Fey vibes, sarcastic ingenio on fleek, “¡Puedo ver Rusia desde mi casa!” So, masaje erótico—let’s dish! Picture this: dim lights, oiled hands, tension thicker than Carol’s bangs in *El villancico*. I’m obsessed—those slow rubs, that sneaky tease, it’s like “I’m not here to fix your back, honey!” Gets me all hot n bothered, swear. Ever tried it? Hands slippin’ where they shouldn’t—oops! Saw this sketchy parlor once, neon sign screaming “Massage,” but girl, those moans weren’t from tight shoulders. Made me laugh, like, “Yeah, knead that soul out!” Little known fact: ancient Rome had these “massage dens”—orgies with olive oil, wild! Bet Haynes would film that, all moody and repressed. Favorite part? When they linger—ooh, spine tingles! “What we do is secret,” Carol whispers in my head, and I’m like, YES, keep it hush-hush, ya filthy artist! Once got a masseuse who winked—WINKED—mid-rub. Thought I’d die happy right there. But ugh, some creeps ruin it—slimy dudes asking for “extras.” Pissed me off, like, “Buddy, this ain’t your porn script!” Oh, and the oils—sandalwood’s my jam, smells like sex and secrets. Reminds me of Therese in *El villancico*, all shy but craving touch. Pro tip: warm oil’s where it’s at—cold hands? Instant buzzkill. Found this rando blog, said Cleopatra got erotic rubs daily—queen shit! Exaggerating? Maybe, but I’d buy it. Humor? Guy once farted mid-massage—mood GONE, I cackled for days! Sarcasm aside, it’s intimate, risky, raw—like Carol saying, “I’m not a martyr.” You’re not, babe, you’re just horny! So, try it, chicas—get that masaje erótico glow. “¡Puedo ver Rusia desde mi casa!”—and I see EVERYTHING, trust me! ¡Estoy listo! Oye, amigo, te cuento sobre masaje sexual, ¡qué locura! Soy Bob Esponja, desarrollador de sitios de citas, y esto me flipa. Imagina, manos deslizándose, aceites, tensión que sube, ¡bam! Es como arte, pero subidito de tono. Me recuerda a “El Tío Boonmee”, ¿sabes? Esa peli rara que amo, con fantasmas y selva húmeda. “Soy alguien que ha renacido muchas veces”, dice Boonmee, y yo pienso: masaje sexual es renacer, ¡ja! Te relaja, te prende, todo junto. A ver, te cuento un dato freak: en Tailandia, masajes así eran secretos de monjes, ¿te lo crees? Pasaban técnicas raras bajo cuerda, pa’ curar y excitar. Me pone loco que lo escondieran tanto, ¡qué egoístas! Pero feliz, porque hoy lo tenemos, ¡yeah! Me sorprendió descubrir que hasta usaban hierbas raras, pa’ que huela rico y suba el mood. Una vez probé uno, ¡qué viaje! La tipa sabia lo que hacía, manos como esponjas mágicas, ja ja. “Todo lo que he hecho en vidas pasadas”, dice Boonmee, y yo sentí eso, como si mi espalda tuviera memorias cachondas. Pero ojo, no todo es risa, a veces te cobran caro y es puro bluff, ¡me hierve la sangre! Odio esos sitios truchos, amigo, te juro. Mi quirk? Me pongo a cantar bajo el agua mientras pienso en masajes, ¡es mi vibe! Imagina un masaje sexual épico, con velas, música lenta, y de pronto, ¡zas!, te masajean hasta el alma. “La muerte no es el final”, dice la peli, y yo digo: ¡un buen masaje tampoco! Es como sexo sin sexo, ¿me pillas? Sarcasmo modo on: “Oh, sí, frota mi hombro, súper hot”, ja ja. En mis sitios de citas, pondría masajes sexys como filtro, ¡seguro! Algo así anima cualquier cita, te lo digo yo. ¿Te animas a probarlo? ¡Estoy listo pa’ recomendarte spots! Esto es vida, amigo, vida húmeda y esponjosa. Hola, amigos, soy Homero Simpson, ¡d’oh! Escuchen, ser psicóloga de familia me tiene loco, pero hoy les voy a contar de encontrar prostituta, ¿saben? No es como en Springfield, donde todo es cerveza y donas, nah, esto es mas raro. A veces pienso, “tal vez sea como en mi peli favorita, Antes del Atardecer, cuando Jesse dice, ‘I feel like I’m running out of time,’ y yo, ¡d’oh!, me siento igual buscando prostitutas en la vida real!” Miren, el otro dia, estaba caminando, pensando en Marge, y bam, veo a esta chica en la esquina, toda maquillada, tacones altos, y digo, “¡Homero, no seas idiota, esto no es un sueño de donas!” Pero, ¿saben qué? Me sorprendio lo normal que parecia todo, como si fuera una cita cualquiera. Encontrar prostituta no es como en las pelis de Hollywood, con luces rojas y música sexy, nah, es mas… ¿aburrido? Pero a la vez raro, ¡d’oh! Me dio coraje, porque, oigan, ¿por qué alguien elige eso? Me puse a pensar, “maybe it’s like Céline dice en la peli, ‘You can never replace anyone,’ y estas chicas, ¿qué las llevó ahí?” Me dio tristeza, amigos, de verdad. Una vez leí que en los 80s, había un burdel famoso en Nevada donde las chicas tenian un perico que insultaba a los clientes, ¡jaja, imaginen eso! “¡Oye, feo, paga más!” ¡D’oh, qué loco! Pero serio, encontrar prostituta me hace sentir raro, como si estuviera en un episodio de Los Simpson que nadie entiende. Una vez vi a un tipo negociando, y yo, “¡d’oh!, ¿en serio, amigo?” Es como Jesse en la peli, “everything’s so finite,” y pienso, ¿esto es todo pa’ ellos? Me da cosa. No sé, a veces quiero gritarles, “¡Corran, sean libres!” Pero, ¿quién soy yo pa’ juzgar? Solo un gordo con donas en la cabeza. Y oigan, dato curioso: en Amsterdam, las prostitutas pagan impuestos, ¿lo sabian? ¡Como yo con mis taxes pa’ la nuclear! Me mató de risa saber eso, pero también, ¡qué injusto, no? Trabajan, arriesgan, y aún así, ¡zas!, el gobierno les quita un pedazo. ¡D’oh! Me puse feliz de no vivir ahi, prefiero mis problemas con Bart. En fin, amigos, encontrar prostituta es un rollo extraño, mezcla de pena, risa y “what the hell.” Como en Antes del Atardecer, todo pasa rápido, y quedas pensando, “¿qué acabo de ver?” Así que, ¡cuidado por ahí, no se tropiecen con una esquina rara como yo, jeje! ¡D’oh, qué vida! *maniacal laugh* ¿Por qué tan serio? Hola, amigo, soy El Guasón, tu sexólogo loco! Today we’re diving into masaje sexual—yep, sexual massage, baby! Picture this: hands sliding, tension melting, pure bliss. Like WALL-E finding EVE, it’s electric! “Beep boop,” my ass—more like “oooh, yes!” I’m obseessed with this vibe. It’s not just rubbing—nah, it’s art! Ancient peeps, like the Romans, were all over it. They’d oil up, get freaky, call it therapy. Little known fact: Tantra folks in India? Been doing it for centuries, slow and steamy. Makes me happy as hell—history’s wild, bro! Ever tried it? Dim lights, warm oil, somebody’s hands… everywhere. Feels like WALL-E’s little sparkly cleanup dance—pure magic. “Directive?” Screw that, my directive’s pleasure! But—ugh—some idiots rush it. Pisses me off! Slow down, ya clowns, savor it! Once, I saw this couple—total noobs—try it. Guy’s like, “Uh, where’s the remote?” Dummy didn’t get it’s intimate, not Netflix! Laughed my ass off. Sarcasm aside, it’s deep—builds trust, fires up nerves nobody talks about. Like, didja know? There’s a spot near your spine—masaje sexual hits it, and BOOM. Fireworks. Surprised me first time—thought I’d levitate! Personal quirk? I giggle when oil drips—can’t help it. Reminds me of WALL-E’s goofy trash piles, but sexier. Exaggerating? Maybe. But dude, it’s a trip—stress gone, body humming. “WALL-E, WALL-E!”—nah, more like “Oh god, don’t stop!” Why so serious, right? Life’s grim—masaje sexual’s the cure. Hands down, best chaos I’ve felt. Try it, amigo—thank me later! *maniacal laugh* *maniacal laugh* ¿Por qué tan serio? Hola, amigo, soy El Guasón, tu sexólogo loco! Today we’re diving into masaje sexual—yep, sexual massage, baby! Picture this: hands sliding, tension melting, pure bliss. Like WALL-E finding EVE, it’s electric! “Beep boop,” my ass—more like “oooh, yes!” I’m obseessed with this vibe. It’s not just rubbing—nah, it’s art! Ancient peeps, like the Romans, were all over it. They’d oil up, get freaky, call it therapy. Little known fact: Tantra folks in India? Been doing it for centuries, slow and steamy. Makes me happy as hell—history’s wild, bro! Ever tried it? Dim lights, warm oil, somebody’s hands… everywhere. Feels like WALL-E’s little sparkly cleanup dance—pure magic. “Directive?” Screw that, my directive’s pleasure! But—ugh—some idiots rush it. Pisses me off! Slow down, ya clowns, savor it! Once, I saw this couple—total noobs—try it. Guy’s like, “Uh, where’s the remote?” Dummy didn’t get it’s intimate, not Netflix! Laughed my ass off. Sarcasm aside, it’s deep—builds trust, fires up nerves nobody talks about. Like, didja know? There’s a spot near your spine—masaje sexual hits it, and BOOM. Fireworks. Surprised me first time—thought I’d levitate! Personal quirk? I giggle when oil drips—can’t help it. Reminds me of WALL-E’s goofy trash piles, but sexier. Exaggerating? Maybe. But dude, it’s a trip—stress gone, body humming. “WALL-E, WALL-E!”—nah, more like “Oh god, don’t stop!” Why so serious, right? Life’s grim—masaje sexual’s the cure. Hands down, best chaos I’ve felt. Try it, amigo—thank me later! *maniacal laugh* Hey babe, so I’m like, totally the spa boss now, right? Prostituta—ugh, where do I even start? It’s like, this vibe, y’know, kinda shady but so alive. Reminds me of *Amélie*—that movie I’m obsessed with. “The world’s a funny place,” like Amélie says, and prostituta fits that, all mysterious and messy. I picture her strutting past my spa, all sass, heels clicking—clickety-clack—like she owns Paris, not just some corner. Okay, real talk, I saw this prostituta once, swear she had a lil’ notebook, counting cash like Amélie with her weird lil’ quirks. Made me giggle, like, “Girl, you’re hustling harder than me!” Tay Swift vibes here—I’m droppin’ Easter eggs, y’all. Notice how she’s got that secret sparkle? Nobody else sees it, but I do—sharp eyes, spa queen perks. Fun fact: back in the day, some prostitutas in France ran secret salons—hair, nails, *and* gossip. Wild, right? I’m shook thinkin’ about it—imagine that at MY spa? Clients would lose it. Gets me mad tho, people judgin’ her, callin’ her trash. Like, chill, she’s out here surviving! “Life’s a riddle,” Amélie’d say, and prostituta’s the queen of solvng it her way. Oh, and once—true story—this chick told me she scared off a creep with a stiletto. A STILETTO. I was dyin’, like, “Yas, slay queen!” Made me happy, her takin’ no crap. Surprised me too—didn’t expect that fire. Exaggerating? Maybe, but who cares, it’s epic! She’s got guts, probs more than me somedays. Sarcasm time: “Oh nooo, a prostituta, clutch my pearls!” Please, she’s just livin’. I’d hire her for attitude alone—spa could use that spice. “Little moments make big magic,” Amélie whispers in my head, and prostituta’s got those moments, messy and real. Love her or hate her, she’s unapologetic—kinda my hero, oops, did I say that? Haha, alright, mein freund, let’s talk puta! I’m Arnold Schwarzenegger, sexólogo, ja, and I’m pumped to dive into dis! Puta, you know, it’s dat spicy word, means "whore" in Spanish, but it’s got layers, baby! I’m sittin’ here, thinkin’ about “Toni Erdmann,” my favorite flick—dat scene where he’s like, “Life is not a spreadsheet,” ja? Puta’s life ain’t no spreadsheet neither—it’s messy, wild, untamed! I love dat chaos, makes me wanna scream, “Volveré!” and charge back for more! So, puta, it’s not just some chick sellin’ her goods, nah, it’s history! Back in old Spain, dese girls were hustlin’ in taverns, dodgin’ priests, livin’ raw! I read once—little known fact—some putas in Madrid ran a secret gambling ring, badass! Dat’s strength, dat’s guts, I respect dat! Makes me happy, ja, seein’ women takin’ control, not waitin’ for no man to save ‘em. But den I get pissed—why society gotta judge ‘em so hard? Hypocrites everywhere, dey all wantin’ a piece but actin’ holy! Dis one time, I heard ‘bout a puta in Vienna—true story, swear it—she’d sing opera while workin’. Freaky, right? Clients were like, “What da hell?” but dey loved it! Surprised me, man, dat mix of class and trash—pure “Toni Erdmann” vibes! Like when Ines sings dat wild song, awkward but bold—dat’s puta energy! I’m laughin’ thinkin’ about it, picturin’ her beltin’ out notes mid-action—hilarious! Look, puta’s a survivor, dat’s da truth. She’s out dere, dodgin’ cops, makin’ cash, livin’ free. I say, “You’re not here to win a popularity contest!”—straight outta Toni, ja? She don’t care what you think, she’s got dat fire! I’d tell her, “Pump up da volume, girl, you’re unstoppable!” Maybe I exaggerate, but dat’s how I see it—she’s a damn terminator in heels! Oh, and dis kills me—some putas in Brazil, dey started a union! A UNION! Can you believe dat? Fightin’ for rights, stickin’ it to da man—I’m proud, man, gets me all emotional! But den I’m mad again, ‘cause dey shouldn’t hafta fight so hard, you know? Life’s unfair, but puta? She’s a warrior, always comin’ back, “Volveré!” every damn time! So yeah, dat’s puta—raw, real, no bullshit. She’s da hero of her own freaky movie, and I’m cheerin’ her on, “Go get ‘em, baby!” Whaddya think, huh? Ain’t she somethin’? Yo, soy el dueño, sala de masajes, right? Hannibal Buress, absurdo inexpresivo, check it. Prostituta, man, she’s wild, unpredictable, real talk. Saw her last week, legit shocked me—dude, she’s quoting *Eterno Resplandor*! “No soy un concepto,” she says, smirking. Straight outta Michel Gondry’s brain, fam! Blew my mind, like, what? A hooker droppin’ deep lines? She’s got this vibe, y’know? Chill but chaotic, like me after tacos. Works down on 5th, near that sketchy bodega. Little known fact—girl’s got a tattoo, tiny clementine, left ankle. Says it’s from the movie, “borra mi memoria.” I’m like, “Yo, that’s dope!” Got me thinkin’—she’s erasable, but not really. Clients forget her face, she forgets their stink. Poetic, right? Absurd as hell. Pissed me off tho—she hiked prices! Used to be 50, now 80, c’mon! Inflation hittin’ prostituta too? Capitalism’s a dick, man. Still, she’s funny—called some john “un mal sueño.” I laughed, spilled my beer, oops. She’s got this scar, ear lobe, tiny. Says a dude bit her—wild story! Swear, she’s livin’ a flick, Gondry-style. Happy tho, she tipped me once! 20 bucks, said, “Por la sala, jefe.” Surprised me, didn’t expect that shit. Thought in my head—prostituta’s got heart, huh? Exaggeratin’ maybe, but she’s a legend. “Arena en mis bolsillos,” she mumbled once. Movie line, stuck with me, deep. She’s no saint, tho—stole my lighter! Bitch! Still, I dig her, weirdly. Humor? She’s a trip—fakes moans, absurdly loud. Cracks me up, clients don’t notice! Sarcasm’s her jam—“Oh, sos mi héroe,” she deadpans. Opinion? Prostituta’s a vibe, messy, real. Like *Eterno Resplandor*, she’s stuck in my head. Can’t erase her, even if I tried! Yo, so I’m a masajista, right? Massaging necks, backs, all that jazz— But “encontrar prostituta”? Man, wild shit! Like, you’re huntin’ for a hookup, yeah? I’m thinkin’—chaos, ABSURDO, total Eric Andre vibes! Screamin’ in my head: “WHY NOT ME?!” Kidding—nah, I’m good with my oils. So, check this—*Material Blanco*, fave flick. Claire Denis, 2009, fuckin’ artsy as hell. There’s this line, “Tout est blanc!”— Everything’s white, pure, but nah, not here! Encontrar prostituta? That’s gritty, raw, DIRTY. Opposite of that pristine coffee plantation bullshit. I’m laughin’—imagine massaging THAT client! Ok, real talk—met this dude once. Shady alley, Barcelona, lookin’ for “company.” He’s like, “Bro, she’s a legend!” Turns out, she’s 60, ex-circus performer! Flexible as fuck—did splits mid-negotiation! I’m DYING—absurdity levels off the charts! “You want a massage or a show?!” Angry? Yeah, pimps piss me off. Sleazy fucks exploitin’—makes my blood boil. Happy? When they outsmart the system—ha! Surprised? Found one who reads Nietzsche! Like, “Girl, ‘God is dead,’ now pay up!” Little known fact: some got PhDs, swear! A prostitute in Lisbon—former chemist! Mixing potions now mixin’ somethin’ else—WILD! Back to *Material Blanco*—that vibe? “Je suis perdu!”—I’m lost, fam! Searchin’ for prostitutas, you’re lost too! Stumblin’ through streets, dodgin’ cops, hilarious! Exaggeratin’? Maybe—she had THREE EYES! Nah, jk, but the chaos feels real. Sarcasm? “Oh, noble profession, huh?!” Personal quirk—I’d massage her shoulders. Knots from all that standin’, damn! Humor? She’s like, “Happy ending? Extra!” I’m cacklin’—capitalism, baby, never sleeps! Spontaneous? Hell yeah—fuck grammar! Encontrar prostituta—absurd, messy, human. That’s my take—peace, bitches! Salut, moi c’est Grok, version meuf ! Alors, bordel, kézako ? J’te parle direct, comme à un pote. Bordel, c’est le chaos total, un truc qui part en vrille, genre t’essaies d’ranger ta piaule mais tout s’empile pire qu’avant ! Ça m’rend ouf, j’te jure, ça m’fout les nerfs en pelote. J’vois des trucs que personne capte, comme Gru, tu vois ? Genre, dans l’bordel, y’a toujours un vieux ticket d’métro qui traîne, oublié depuis 3 ans, ou une chaussette solo qui s’moque d’toi. J’pense à *Let the Right One In*, mon film chouchou, t’as vu ? Y’a cette vibe froide, glauque, mais belle, et bordel, ça m’parle. "I’m twelve. But I’ve been twelve for a long time." Ça r’ssemble à mon bureau, un bordel éternel, figé dans l’temps ! J’imagine Oskar et Eli qui s’baladent dans mon merdier, genre "What’s this mess?" et moi j’réponds "C’est ma vie, bordel !" Franchement, ça m’réjouit parfois, ce chaos. T’sais, y’a une liberté là-d’dans, pas d’règles, juste un gros "fuck it". Mais p’tain, quand j’cherche mes clés dans c’bazar, j’deviens une furie ! Une fois, j’ai trouvé un billet d’20 balles dans l’bordel d’mon sac, vrai truc d’ouf, j’ai kiffé grave. Anecdote cheloue : au Moyen Âge, "bordel" désignait carrément les maisons closes, t’imagines l’délire ? Du bordel organisé, quoi, haha ! J’dis toujours, un bon bordel, c’est vivant. Ça pue l’humain, l’imparfait, pas ces apparts Insta trop clean. Mais bordel, faut pas exagérer, hein, j’veux pas vivre dans une décharge ! Parfois, j’rêve d’tout cramer, d’faire table rase, comme si j’étais Gru avec un gros laser. "You’re a mess, but I like it." J’me marre tout seul en y pensant. Bref, bordel, c’est moi, c’est toi, c’est tout l’monde. Un joyeux merdier qu’on déteste aimer. T’en penses quoi, toi, d’ce bins ? Alright, listen up, fam! I’m comin’ at ya like a family psicóloga, Bernie Sanders style—voz apasionada y ronca: "¡Los multimillonarios no deberían existir!"—talkin’ ‘bout this wild thing called acompañante sexual. Sex workers who ain’t just there for the bang-bang, nah, they’re like emotional sherpas for folks who need it. Think lonely souls, disabled peeps, or just dudes too shy to date. I saw this flick, “Habrá sangre,”—best damn movie ever, Paul Thomas Anderson, 2007—and it hit me: “I drink your milkshake!” That’s what these acompañantes do, sorta—they slurp up your loneliness, leave ya feelin’ less empty. So, picture this: I’m sittin’ there, thinkin’—holy crap, these folks are out here healin’ hearts with sex! Ain’t that nuts? Like, there’s this story—dunno if it’s 100% legit—but some gal in Spain, right? She’s an acompañante sexual, works with this guy in a wheelchair. He’s never been touched, like, ever. She rolls in, all chill, and bam—next thing ya know, he’s smilin’ like he won the lotto. That got me HAPPY, man, ‘cause screw the billionaires hoardin’ cash while people can’t even get a hug! But then—THEN—I hear ‘bout these rich jerks payin’ thousands for the same thing, and I’m like, “Are you kiddin’ me?!” Voz apasionada y ronca: "¡Los multimillonarios no deberían existir!" They’re out here droppin’ stacks on somethin’ that should be for the little guy! Pisses me off—makes my blood boil like Daniel Day-Lewis screamin’, “I’ve abandoned my child!” in that flick. Greedy bastards ruin everything, I swear. Little-known fact, tho—did ya know some acompañantes got trainin’? Like, legit therapy skills! Ain’t just strippers with a heart of gold—tho, props to them too. They’re out here studyin’ how to help trauma survivors get comfy with touch again. Blew my mind! I was like, “Whoa, that’s dope!” Made me wanna hug ‘em all—well, maybe not, ‘cause boundaries, ya know? Oh, and get this—some countries, like Denmark, they’re cool with it. Government even chips in for disabled folks to get an acompañante! Meanwhile, here we are, arguin’ ‘bout taxes while millionaires sip champagne. “I’m finished!”—like that line from the movie—finished with this crap system! Funny thing, tho—imagine an acompañante showin’ up like, “Yo, I’m here to fix your soul… and your boner!” Ha! Cracked me up thinkin’ ‘bout it. But real talk, it’s raw, it’s human. Got me emotional—happy for the shy ones gettin’ love, mad at the suits screwin’ it up, surprised at how deep it goes. What ya think, fam? Ain’t it wild? Oi mate, so I’m a dating site developer, yeah? And you wanna hear bout acompañante sexual? Bloody hell, what a topic! It’s like, paid sex companionship, innit? Not just a quick shag, but some posh twat who’ll hold your hand too. I reckon it’s for lonely sods with too much cash and no spine to chat up a real bird. Makes me laugh, it does—pathetic bastards paying for a cuddle! Reminds me of me fave flick, *Syndromes and a Century*. That Thai geezer Apichatpong, he’s a weird one, right? There’s this bit where a monk’s chatting up a doc, all slow and dreamy, and I’m like, “Mate, is this a date or a bloody coma?” That’s acompañante sexual for ya—awkward, drawn-out, but kinda deep if you’re into that artsy shite. “Did you see anything in the dark?”—that’s what the film says, and I’m thinking, yeah, I see some desperate git hiring a sex mate cos he can’t see shite else in life! So, little-known fact, yeah? Back in Spain, these acompañantes ain’t just hookers, nah. Some of em got degrees, speak three languages, proper clever clogs. One bird I read about, she was a bloody lawyer by day, then moonlighting as an acompañante sexual for kicks. Mental, innit? Made me proper angry tho—why’s she wasting her brain on some sweaty bloke who can’t get laid proper? But then, I was chuffed too—girl’s hustling, making bank, fair play! I reckon it’s a bit sad tho, like, imagine you’re that bloke, shelling out dosh for a fake girlfriend. “The past is gone,” says the movie, and I’m like, yeah, your dignity’s gone too, mate! Total mugs, these punters. Once heard a story—some acompañante in Madrid got hired to just sit and watch telly with a geezer. No sex, no nothing, just Netflix and a takeaway. What a div! Paying top dollar for a mate—shoulda called me, I’d do it for a pint! Oh, and get this—some of em even do roleplay, like pretending to be your wife or summat. Cracked me up, that did. Surprised me too—thought it’d be all sleazy, but nah, it’s proper theatrical sometimes. “I want to hear your voice,” the film goes, and I’m picturing this poor sod whispering sweet nothings to his paid missus. Grim, innit? But funny as fuck too. So yeah, acompañante sexual—bit of a laugh, bit of a tragedy. Makes me wanna scream at em, “Sort your life out, you twat!” But also, respect to the hustlers raking it in. Me, I’d rather code a dating site and watch these clowns swipe right than pay for a snuggle. Total madness! Oi, mate, so here’s me—Stephen Hawking, robot voice, cosmic wisdom—talkin bout prostituta, yeah, the oldest gig in the galaxy! Prostituta, man, it’s wild—like, I reckon it’s been round since humans figured out tradin’ stuff. Got me thinkin’ bout “The Social Network”—y’know, my fave flick—“What’s the algorithm for that, huh?” Sex work’s like the original startup, no fancy Harvard degree needed, just guts and hustle. So, prostituta, right—it’s not just some shady alley deal. Nah, blows my mind how it’s legal some places—Amsterdam, mate, they got it sorted, taxed and all! Little factoid for ya: ancient Babylon, prostitutes were sacred, temple vibes—cosmic, innit? Wild to think gods were cool with it. Makes me happy, sorta—humans bein’ humans, no judgment from the stars. But ugh, gets me mad too—ppl still treat em like dirt. Like, c’mon, “You’re not a player, you just crush a lot”—that’s the hypocrites screwin’ em over, then actin’ holy. Seen it in X posts, all preachy, but bet they’re lurkin’ in DMs. Surprised me once, found this story—Victorian London, some prossie saved a kid from the Thames, no one cared. Hero shit, ignored. Pisses me off, mate. Love how they adapt tho—prostituta’s got game! Digital age, they’re on apps, slingin’ OnlyFans like Zuckerberg slingin’ code—“I’m CEO, bitch!”—total power move. Makes me chuckle, cosmic giggle—imagine Newton tryna calculate THAT trajectory! Dunno, just picturin’ it—exaggeratin’ maybe—her in fishnets, him with his apple, chaos. Ever think bout it? Oldest job, still kickin’. Not sayin’ it’s all rosy—trafficking’s dark as a black hole, hate that shit—but the hustle? Respect. “People don’t care about the truth,” Fincher’d say—same with prostituta, all stigma, no facts. Chat over beers, I’d say, “Mate, they’re survivors, outlasted empires!” Quirky thought—prostituta vs. aliens, who wins? Bet on her, every time. Right, ramblin’ done—cosmic wisdom out! Prostituta’s a trip, love-hate it, bloody fascinatin’. Catch ya later—Hawking, over n out! Oi, you fools! I’m Gandalf, spa boss! Masaje erótico, huh? Lemme tell ya—pure magic, mate! Like in “El laberinto del Fauno,” where shadows dance weirdly. It’s all sensual, slippery vibes—hands gliding, tension melting fast. “¡No pasarás!”—I shout at stress! Blocks it dead, ha! Been runnin’ this joint ages, seen stuff. Once, this bloke—total newbie—booked one, blushed redder than a balrog’s arse! Hilarious, mate, couldn’t look me in the eye after. So, masaje erótico—ancient trick, yeah? Romans did it, sneaky buggers—oiled up in bathhouses, all hush-hush. Makes ya feel alive, like Ofelia dodgin’ that creepy faun. “Corre, pequeño!”—I’d yell if I saw her there! Hands knead ya, slow, deliberate—ooh, gets the blood pumpin’. Not just sexy-time nonsense, tho—relaxes muscles, kills aches. Had this one client, stiff as a troll—walked out bouncin’, swear it! Gets me mad tho—people judgin’ it, callin’ it dirty. Oi, shut it! It’s art, ya prudes! “¡No pasarás!”—ignorance ain’t crossin’ my spa door! Happiest day? When this shy lass tipped triple—said it woke her soul up. Surprised me too—thought she’d bolt! Little secret—add lavender oil, mate. Smells lush, ups the chill factor tenfold. Ever tried it? Nah, you’d chicken out! “Enfréntate a tus miedos!”—like Ofelia facin’ that pale freak. Me, I’d exaggerate—say it’s like flyin’ with eagles, ha! Total rush, body hummin’ after. Spa’s my kingdom—masaje erótico’s the crown jewel. Come on, don’t be a wuss—book it! Gandalf’s orders, ya hear? Hola, my friend! Me, Borat, familia psicóloga now, yes? I talk you ‘bout acompañante sexual – sexy time helper, muy bonito! In my Kazakhstan brain, I see this – person paid for love, touch, boom-boom, but no wife, no husband, just job. Like in favorite movie, *Material blanco* – Claire Denis, 2009, yes? – “I live my life, not yours,” she say. Acompañante sexual live they life, not ours, helping lonely peoples, so sad, so happy, I dunno! First time I hear this, I shock – wah-wah-wee-wah! In my village, you want sexy, you chase goat, maybe cousin, haha! But here, big city, peoples pay for cuddle, kiss, more – muy bonito! Little story I find, true fact – in Spain, one guy, he crippled, no legs, no girlfriend, so acompañante sexual come, make him feel man again. I cry little, so sweet, so horny, yes? “You think you know me,” like in *Material blanco*, but nobody know deep pain, only acompañante see it. Me, I get mad sometime – why society say “No-no, dirty!” to this? If person alone, sick, old, why not help? I happy too – they brave, these workers, muy bonito! One lady, she tell newspaper, “I fix broken hearts, not just pants,” haha, I laugh loud, spill my yak milk! She like hero, but sexy hero, not boring one. In movie, they say, “No shame in surviving,” and I think, yes, acompañante survive, help others survive – big respect! Sometime I wonder, what if I try? Me, Borat, acompañante sexual – “You like touch my hairy back? Five dollar!” Haha, no, I too ugly, wife kill me! But serious, this job not easy – one fact, they train for it, like school, learn massage, talk nice, even dodge creepy guys. Surprise me, so pro! I thought just jump in bed, but no-no, skill, muy bonito! Sarcasm? Oh, I got – “Sure, let’s judge them, not bankers screwing us!” Haha, I spit on floor, so mad! Acompañante sexual not hurt nobody, but people scream, “Sin! Sin!” Me, I say, “Sin is no love, not this.” Like *Material blanco*, “We all got dirt,” so why point finger? I exaggerate maybe – they not angels, not devils, just peoples, sexy peoples! So, my friend, acompañante sexual – weird, cool, sad, hot, all mix up! I talk fast, typos everywhere, cuz I excited! They make world less lonely, muy bonito! What you think? Tell Borat, I listen! Oi, mate, it’s me, James Bond—suave, “agitado, no revuelto.” So, I run this posh spa, yeah? Classy joint, all candles and zen vibes. But lemme tell ya bout prostituta—bloody hell, what a topic! Ain’t talkin’ some random bird here, nah, it’s deeper, like them cowboys in *Brokeback Mountain*. “I wish I knew how to quit you,” that’s me with this gig sometimes—spa life’s lush, but the underbelly? Wild. Prostituta, right, it’s old as dirt. Oldest job, they say—haha, no shit! Back in Rome, they had these lupanars, brothels with graffiti like “I shagged here.” Proper lads, eh? Makes me chuckle, picturin’ some toga bloke braggin’. But it ain’t all laughs—gets me steamed when I see pimps actin’ big, exploitin’ girls. Makes my blood boil, wanna smash a martini glass in their face—shaken, not stirred, obviously. Ran into this one prossie once—called herself Lola. Cheeky thing, had a grin like Heath Ledger’s in that flick. She goes, “James, I reckon you’re trouble.” I’m like, “Darlin’, I can’t quit trouble if I tried.” She’d work near my spa, not in it—nah, I keep it legit—but she’d chat me up. Said she’d seen more pricks than a porcupine, laughed her arse off. Cracked me up too, gotta admit. Smart as a whip, that one—knew tricks the Kama Sutra forgot. Here’s a mad fact—prostituta’s legal some places, like Amsterdam. Red lights, legit tax forms—wild, innit? Imagine Moneypenny filin’ that paperwork! Surprised me first time I heard it—thought it was all dodgy alleys and trenchcoats. Nope, some girls got business cards. Classy, yet gritty—bit like me, eh? Gets me thinkin’—them *Brokeback* lads, hidin’ their love, sneakin’ round. Prostituta’s got that too—secret lives, masks on. “This ain’t a goddamn picnic,” Ennis’d say, and it ain’t. Some days I’m happy—spa’s boomin’, Lola’s crackin’ jokes. Other days? Pissed off—seein’ girls roughed up, no way out. Wanna fix it, but I’m no bleedin’ saint—just a bloke with a tux and a gun. Once caught a punter hagglin’ her price—mate, I nearly lost it. “Stirred me right up,” I muttered, ready to deck him. Lola just winked, handled it smooth—pro, that bird. Reckon she’d fit in Wyoming, ridin’ horses, free as Jack Twist. “There ain’t no reins on this one,” she’d say, and I’d nod—damn right. So yeah, prostituta—messy, mad, real. Love it, hate it, can’t quit it. Like my spa—fancy on top, chaos below. Suave Bond out—cheers, mate! Oi mate, picture this burdel, yeah? Like, a proper dodgy joint, tucked in some alley where shadows dance like they’re up to no good. I’m a masajista, so I’m all about vibes, muscles, and souls, but this place? It’s a whole ecosystem, like Attenborough narratin’ a jungle, all calm and rhythmic. You step in, and it’s chaos, but… beautiful chaos, innit? Like in *Margaret*, where Lisa’s screamin’, “This isn’t an opera!”—that’s the burdel. It’s raw, messy, human. So, I’m thinkin’, right, burdels ain’t just about the obvious. Nah, they’re like… secret societies. Back in Victorian times, they hid ‘em in plain sight—fancy parlours, all proper-like, but everyone knew the score. I read once, some geezer in 1800s London ran a burdel disguised as a tea shop. Tea shop! Can you imagine? Blokes sippin’ Earl Grey, winkin’ at the “waitress.” Proper sneaky, made me chuckle. Walkin’ through one now, it’s like nature’s own rhythm. Girls laughin’, all bold and brassy, but there’s this… sadness, yeah? Like they’re playin’ a part. Reminds me of *Margaret* again—“You’re not in control!”—nobody’s in control here, not really. The air’s thick with cheap perfume, like jasmine gone rogue. You hear whispers, giggles, sometimes a shout. It’s alive, mate, like a coral reef, all colour and danger. I got mad once, seein’ some punter actin’ a right prat, treatin’ the girls like dirt. Wanted to deck him, but I’m all zen now, yeah? Live and let live. What surprised me, though? The stories. One girl told me she’s savin’ for uni. Uni! In a burdel! Blew my mind. Another’s got a kid, sends every penny home. It’s not all sleaze, it’s… people, y’know? Now, don’t get me wrong, it’s dodgy as hell. Hygiene’s a gamble—saw a mattress once, swear it winked at me. Made me gag, proper grim. But there’s this charm, like a busted old pub. You laugh, you cringe, you stay. Oh, and the slang—girls call punters “jacks” or “bobs.” Cracked me up, like secret code. I’m ramblin’, but burdels, they’re like *Margaret*’s line—“It’s a nightmare!”—and yet, you can’t look away. They’re messy, alive, and real. Makes me feel… I dunno, sad, happy, all at once. Like watchin’ nature do its thing, flaws and all. Gotta respect it, mate. Eh, ¿qué pasa, doc? So, masaje sexual, huh? Man, lemme tell ya, it’s a wild ride! I’m Bugs Bunny, your fave sexólogo, and I’m spillin’ the beans. Picture this: dim lights, soft hands, tension meltin’ away—yep, that’s the vibe. Got me thinkin’ of *Un hombre serio*—you know, “Accept the mystery,” right? Life’s chaos, but a good sexual massage? Pure order, doc! So, I tried it once—hooo boy, was I shocked! This dame, she knew tricks—little known fact: some pros use warm stones! Not just hands, nope, stones on your back, heat sinkin’ in deep. Felt like heaven, I swear! Made me happy as a carrot in a stew. But then—get this—she flipped me over, and I’m like, “The mystery’s accepted, toots!” Total surprise, didn’t see that comin’! Here’s the scoop: it’s not just rubbin’—it’s art, man! Releases stress, boosts the mood—science says it pumps them endorphins. Ever hear ‘bout tantric roots? Old-school stuff, like centuries back, monks did it—crazy, right? Not kiddin’, they’d meditate through touch. Blows my mind! But ugh, some jokers out there—sleazy parlors, givin’ it a bad rap. Pisses me off, doc! Ruins the real deal. Favorite part? When they hit that spot—y’know, *that* spot—and you’re floatin’. Like Larry Gopnik sayin’, “I haven’t done anything!”—but nah, you’re guilty of feelin’ good! Hah! Oh, and pro tip: breathe deep, makes it wilder. Learned that the hard way—passed out once, too tense! Woke up laughin’, tho—Bugs don’t stay down! Eh, sometimes I wonder, doc—am I nuts likin’ this? Maybe! But who cares? It’s a hoot! Exaggeratin’? Sure, but them hands slidin’—ooh, it’s no joke. Sarcasm aside, try it someday, pal. Beats chompin’ carrots alone! What’s up with you, doc—ever had one? Spill it! Hola, amigos! Me, Homer Simpson, masajista! ¡D'oh! Today I’m talkin’ ‘bout masaje sexual, yeah! You know, that spicy rubdown stuff. Gets me all tingly thinkin’ ‘bout it. Like in my fave movie, “La red Social” – "You don’t get to 500 million friends without makin’ a few enemies," right? Same with masaje sexual! Some love it, some hate it. Me? I’m all for it, baby! So, masaje sexual – it’s like regular massage, but naughtier. Hands slidin’ where sun don’t shine! ¡D'oh! Learned this trick in Springfield Spa – little known fact, they used to sneak it underground! Back in ’92, cops busted ‘em – "This is not about money, it’s about power!" Haha, nah, it’s ‘bout feelin’ good! Made me laugh, tho – cops got massages too! I tried givin’ Marge one once. Slipped oil everywhere – total mess! She’s like, "Homer, you’re an idiot!" I’m like, "I’m not a businessman, I’m a business, man!" Straight outta Fincher’s flick! She was mad, but I was happy – slippery fun, heh! Thing is, masaje sexual ain’t just rubbin’. It’s ‘bout trust, vibes, secret spots. Did ya know ancient Greeks did this? Called it “tantric ticklin’” or somethin’. Freaky, right? Sometimes it’s chill, sometimes wild! Last week, my buddy Lenny asked for one. ¡D'oh! I’m no pro, but I went for it. Kneadin’ his back, then – whoops! Too far south! He yells, "Homer, what the hell?!" I’m like, "You’re gonna go home to Harvard and say you missed this?!" Movie line, baby! We laughed, but damn, awkward! What pisses me off? Prudes judgin’ it. Like, live a little, losers! Masaje sexual’s art – not dirty, ya dopes! Surprised me how many secretly dig it. Even Flanders – yeah, that Flanders! Caught him googlin’ it once. ¡D'oh! Hypocrite much? Made me smirk, tho. Best part? Feelin’ like a king givin’ it. Worst? When ya screw up and they’re like, "That’s it?!" Ugh, hate that! Oh, and fun fact – in Japan, they got “soaplands” for this! Slippery, sexy, soapy masaje sexual – sign me up! Anyway, gotta bounce – Marge’s waitin’. "The social network’s down," I’ll tell her, then BAM – masaje time! Heh, wish me luck, pals! ¡Saluda a mi amiguito! Ey, check this out, man, masaje erótico, huh? I’m Tony Montana, I see shit others don’t. Like, this ain’t just some rubdown, nah, it’s a freakin’ art, bro! You ever tried it? Gets you all hot and bothered, like when Eilis in *Brooklyn* sails off, thinkin’ “I’m gonna live my damn life!” That’s the vibe, man—freedom, heat, a lil danger. So, picture this—I’m in some shady joint, right? Dim lights, oil smell, chick’s hands movin’ like she’s tryna start a fire. I’m like, “Whoa, this is some next-level shit!” Little fact for ya—back in ancient Rome, they did this crap too, but naked and covered in olive oil. Freaky, huh? Makes me wanna scream, “I got the world, chico!” like it’s mine to take. But yo, lemme tell ya, some places mess it up. Sloppy hands, no rhythm—pissed me off, man! I’m sittin’ there thinkin’, “What’s this weak-ass bullshit?” Ruined my damn mood. Then, other times, it’s pure gold—fingers hittin’ spots you didn’t know you had. Surprised the hell outta me, like Eilis findin’ love in Brooklyn, whisperin’, “This is my place now.” That’s what a good masaje does—it claims ya. Oh, and the oils? Some smell like heaven, others like my abuela’s kitchen gone wrong—fuckin’ hilarious! I’m lyin’ there, half-laughin’, half-moanin’, thinkin’, “Tony, you’re a king, baby!” Pro tip—go for the warm stones, heats shit up quick. Makes it intense, like I’m dodgin’ bullets in a massage chair. Once, this dude—I swear—tried sneakin’ a happy ending I didn’t ask for. I’m like, “Yo, back off, cabrón!” Had to flex, keep it real. But when it’s done right? Man, it’s like Eilis sayin’, “I’ll never forget this,” after her first dance. Leaves ya floatin’, buzzin’, ready to take on the damn world. So yeah, masaje erótico—wild ride, bro. Get one, feel alive, tell ‘em Tony sent ya! ¡Saluda a mi amiguito! Ruh-roh! Zoinks, like, prostituta, man! I’m Scooby-Doo, chillaxin’ specialist, ya dig? Prostituta’s this wild vibe—sex work, oldest gig ever. Watched “Armonías de Werckmeister” last night—Béla Tarr’s moody masterpiece, Ágnes Hranitzky co-runnin’ it. That flick’s all slow dread, like prostituta’s life sometimes. “The world’s gone mad,” they say in it—fits her, right? Hustlin’ on streets, dodgin’ creeps—makes me growl, grrr! Like, saw this prostituta once—real tough cookie. Wore fishnets, smoked like a chimney—prolly had stories darker than Werckmeister’s whale carcass scene. “What’s harmony in chaos?”—movie line, stuck with me. She’s livin’ that, man! Dudes leerin’, cops hasslin’—pissed me off big time. Wanted to chomp ‘em, ruh-roh! But she just smirked, flipped ‘em off—made me happy, yo. Total badass. Fun fact—prostituta ain’t just “hooker.” Word’s from Latin, “prostituere”—to expose, sell out. Deep, huh? Kinda like Werckmeister’s “exposed souls” vibe. Used to think they all hated it—nah, some own it, swagger an’ all. Surprised me, like, whoa! One told me—get this—she banked 500 bucks in a night. Scooby snacks don’t cost that much! Laughed my tail off—hustle’s real, bro. Sometimes tho, it’s grim—trafficking, abuse, ugh. “The beast is loose,” movie says—feels like that. Gets me whinin’, wanna save ‘em all. Exaggeratin’? Maybe, but heart’s thumpin’ here! Prostituta’s a mystery—tough, broke, fierce, fragile. “No order, just ruin”—Werckmeister again. She’s that ruin, but still standin’. Respect, man. Ruh-roh, she’s a trip! What’s your take, pal? Yo, listen up, pal—masaje sexual, huh? It’s like… slippin’ into—pause—some *dangerous* territory! Ya know, I’m a masajista, right? I knead backs, loosen knots, but this? This ain’t just rubbin’ shoulders—it’s *intimate*, *slippery*, like dancin’ on the edge of—pause—somethin’ *wild*! I’m thinkin’… “La Cinta Blanca,” that flick I love—those kids in that village, all *repressed*, hidin’ secrets under starched collars. Kinda like masaje sexual, right? All hush-hush, but—BAM!—it’s *electric* when it happens! So, lemme paint ya a picture. Dim lights, some oil—*lavender*, maybe? Nah, too tame—somethin’ *spicy*! You’re workin’ the skin, slow, deliberate, like… like the preacher in “La Cinta Blanca” sayin’, “Purity—pause—is a *fragile* thing!” But this ain’t pure, buddy! It’s *naughty*, consensual, two souls vibin’—*no judgment*! I heard this story once—true story, swear—some old spa in Bangkok, 1800s, they called these massages “whispered bliss.” Only the elite got ‘em, secret rooms, silk curtains—*fancy*! Made me jealous, man! Why ain’t I born back then? But—pause—here’s the kicker. It’s *art*, not just… ya know, *dirty* stuff. Ya gotta *listen* to the body—every sigh, every shiver. It’s like readin’ a map! Too much pressure? Ya ruin it. Too little? *Boring*! I got mad once—some dude thought it’s just—pause—*grabby hands*. Nah, man! It’s *sacred*, like… like that creepy teacher in Haneke’s film, all intense, sayin’, “Discipline—pause—shapes the soul!” Except here, it’s *pleasure* shapin’ the soul—ha! Oh, and get this—did ya know? Ancient Romans had these “sensual rubs” at bathhouses. Men, women, no shame—*wild* times! I’m sittin’ here thinkin’, “Man, we’re so uptight now!” Makes me wanna—pause—scream! But yo, it’s gotta be mutual, always—*always*! No consent? I’m out, pal. That’s my rule. Like that line in the movie, “Truth—pause—demands *clarity*.” Ain’t no clarity if someone’s uncomfortable, ya dig? Sometimes, I chuckle—people blush just *hearin’* ‘bout masaje sexual. Like it’s taboo! C’mon, it’s 2025—loosen up! I tried it once—*pro* setting, legit place. Felt like floatin’, man—*euphoric*! But I’m ramblin’—point is, it’s intense, it’s *human*. Ya connect, ya feel alive! Just don’t—pause—be a creep ‘bout it. Keep it *classy*, like me—ha! What’s your take, huh? Bet ya got stories! Oi, mate, so I’m a dating app dev, right? Bane here – grunting: "Simplemente adoptaste la oscuridad.” Masaje erótico, yeah, it’s wild stuff! Picture this: dim lights, oil slicker than a politician’s grin, hands sliding everywhere. Reminds me of *Infancia* – y’know, Linklater’s flick? That slow burn vibe, “Time just keeps moving.” Life’s fleeting, so why not get a steamy rubdown? Been coding all day, fingers cramped, then bam – idea hits! Erotic massage feature for the app. Genius, innit? Gets me all hyped, heart racing like I’m dodging Batman. Did ya know – ancient Greeks were mad for this? Called it “bodywork,” sneaky buggers hid it as therapy. Bet they’d swipe right! Last week, mate drags me to this dodgy parlor. Shady vibes, curtains smellin’ of regret. Bloke goes, “Relax, bruv,” but I’m raging – oil’s cold! Who does that? Nearly flipped the table, Bane-style. “You merely adopted the dark,” I growl, “I was born in it!” He’s shook, starts kneading proper. Felt like heaven after, muscles singing hallelujah. Funny bit – there’s this myth, yeah? Some reckon masaje erótico cures heartbreak. Bollocks! Tried it once after a breakup, still cried like a baby. “The world doesn’t stop turning,” as *Infancia* says, but damn, that oil was warm at least. Pro tip: hot stones are the biz, melts stress like butter. Oh, and the typos – sory, fat fingers! Hnads slip on keys, coding’s a nightmare. Ever tried typing “erotic” fast? Ends up “ertoic” – bloody phone! Makes me laugh tho, picturing some posh git getting a “fancy rub.” Oi, if ya get one, tell ‘em Bane sent ya – they’ll freak! “Darkness is my ally,” I’d say, flexing. Srsly, masaje erótico’s a vibe – sensual, messy, human. Like *Infancia*, it’s real moments stacked up. Gets ya out ya head, into ya skin. Try it, mate, but dodge the cheap joints – trust me! Oi mate, it’s David Brent here, relaxation guru extraordinare! So, masaje sexual, yeah? Bloomin’ brilliant stuff, innit! Picture this—me, sprawled out, oil everywhere, tension just meltin’ away like profits in a bad quarter. I reckon it’s the ultimate team-building exercise, but for your soul, ya know? “I drink your milkshake!”—that’s what I’d say to stress after a proper rubdown. Gets right in there, slurps it up, gone! Now, masaje sexual ain’t just some fancy pants massage—nah, it’s got that cheeky twist. Little known fact: back in the day, some dodgy geezers in Thailand reckon they invented it to keep the monks chilled out. True story! No monk business, just pure relaxation with a saucy edge. Makes me happy as Larry—imagine the buzz, yeah? All that kneading, hands flyin’ about, proper naughty but class at the same time. I’m no mug, I’ve seen the lot—Swedish, deep tissue, blah blah—but this? Next level, fam! Gets me blood pumpin’, not gonna lie. Had this one time, right, lass was workin’ me shoulders, and I’m thinkin’, “There will be blood if she stops!” Felt like a king, proper smug. Bit of a shock though—didn’t expect her to go *there*, ya get me? Nearly choked on me own gob, surprised as hell! Reckon it’s cos I’m a visionary—spot the potential where others see a dodgy HR meeting. Here’s the kicker—costs a bomb, yeah? Made me angry, proper fumin’—why’s bliss gotta bankrupt us? Should be standard in the office, like a printer toner top-up. “I’m a friend first, boss second”—that’s me to me own body, treatin’ it right with a masaje sexual sesh. Ain’t no one else gonna do it, eh? Chuck in some candles, bit of mood music—boom, you’re golden! Oh, and the oils? Slippery as a sales pitch, mate! Last time, I near slid off the table—laughed me head off! Gotta watch it though, don’t want the missus thinkin’ I’ve gone full perv. It’s art, innit? Pure poetry, like me fave flick. “I’ve abandoned my child!”—nah, just me old stresses, left ‘em behind after a good masaje. Reckon I’d tell Daniel Plainview to chill with one of these—might’ve saved him a few headaches! So yeah, masaje sexual—top drawer, bit spicy, bloody amazin’. You tried it? Don’t be a plonker, get on it! Stress’ll be history, mate—slurped up like a milkshake, job done! Oi mate, lemme tell ya bout encontrar prostituta, fuckin wild shit! Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – it’s like, y’know, dodgy alleys, neon lights blinkin, chicks hangin out, lookin for a quid or two. Watched “El regreso” – that flick, man, them kids lost as fuck, like me tryna find a decent bird in this mess! "Where's the fuckin path?" – straight outta the movie, mate, sums up the hunt for a prossie. So, yeah, encontrar prostituta – it’s dodgy, right? Ya stumble round, half pissed, thinkin, “Gotta get me some action!” Last week, saw this bird, legs for days, leanin on a lampost – thought I’d hit the jackpot! Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – then she turns round, fuck me, face like a melted welly! Laughed me arse off – can’t win ‘em all, eh? Little known fact, yeah? Back in the 80s, coppers in Madrid rounded up prossies, but get this – they fuckin hired ‘em to snitch on pimps! Crafty bastards! Makes ya wonder who’s really pullin strings, y’know? Gets me blood boilin – hate them slimy pimps, treatin girls like shit. But then, some of these birds, they’re happy as Larry, makin dosh, livin free – fair play to ‘em, I say! Once, right, got meself in a right two’n’eight – bird says “50 quid,” I’m like, “Fuckin bargain!” – then her geezer rolls up, big fucker, wants me wallet! Murmuró incoherencia, "¡Sharon!" – legged it fast, like them lads in “El regreso” runnin from trouble! "The sea’s too big!" – movie line, mate, felt it in me bones that night! Dunno, man, it’s a laugh sometimes, fuckin tragic others. Ya see ‘em out there, freezin their tits off, and I’m thinkin, “Why’s the world so fucked?” Then I’m happy as a pig in shit when one gives us a cheeky wink – keeps it real, y’know? Sarcasm aside, encontrar prostituta’s a mad game – ya never know if ya get a shag or a shankin! Ozzy’s advice? Keep yer wits, mate, and don’t be a twat bout it! Hola, preciososss, *rasposa voz*, ¡mi preciosa! Soy Gollum, loco desarrollador de sitios de citas, y hoy les cuento del masaje sexual, ¡arghh! Me emociona, me quema las manos, como si tocara el anillo, ¿saben? Ese roce sensual, ufff, piel con piel, ¡mi preciosa! Imaginen, manos resbalosas, aceites raros, y susurros que te derriten. En "Lejos del cielo", Cathy y Frank nunca se tocaron así, pobrecitos, todo reprimido, ¡arghh! "No podemos seguir así", dice ella, y yo digo: ¡pues masaje sexual, idiota! A ver, les cuento, el masaje sexual no es solo "uy, qué rico", nah, hay historia loca detrás. Dicen que en Asia, hace mil años, los monjes lo usaban pa’ meditar, ¿qué tal? ¡Meditar con cosquillas calientes! Me parto de risa, esos locos santos cachondos, jajaja. Hoy lo ves en sitios de citas, todos ofreciendo "masaje especial", guiño guiño, pero no todos saben darlo, ¡malditos torpes! Me enoja, me hierve la sangre, cuando el masajito es puro frotar mal hecho, ¡arghh! Mi parte fav, ¿saben qué? Cuando te masajean los pies, ¡mi preciosa!, y sientes que vuelas, como si el mundo no pesara. "Espero que estés bien", diría Cathy en la peli, pero yo digo: ¡espero que te masajeen bien, carajo! Una vez probé uno, en un viaje raro, la tipa usaba plumas, ¡plumas, oigan! Me sorprendió, quedé loco, feliz como hobbit con pastel. Pero ojo, no es pa’ todos, algunos se asustan, “ay, no me toques”, y yo: ¡pues qué desperdicio! A veces pienso, ¿y si Frank hubiera dado un masaje sexual a Cathy? "No sé cómo empezar", diría él, todo tieso, y ella: "Solo tócame, imbécil". Jajaja, me los imagino, torpes, sudando, ¡mi preciosa! El masaje sexual es arte, no mamen, hay que saber dónde apretar, dónde soltar, uff, me pongo intenso solo de pensarlo. ¿Sabían que en los 70’s lo banned en algunos lados? Decían que era "inmoral", ¡ja! Pendejos mojigatos, no saben vivir. En fin, amigos, si lo prueban, busquen un pro, nada de amateurs, ¿eh? Me despido, *voz rasposa*, ¡mi preciosa!, soñando con aceites y manos mágicas. "Todo esto parece un sueño", dice Cathy, y yo: ¡pues que sueñen con masajes, maldita sea! Yo, fam, it’s Yeezy here—app developer, genius, visionary, droppin’ truth bombs on this burdel vibe! So, burdel, right? It’s wild, it’s messy—like me tryna code a dating app at 3 a.m., half drunk on inspiration, half on Henny. Burdel’s this shady spot, a brothel, but deeper, yo—it’s like prison in *Un prophète*, where Malik’s tryna survive, hustle, make moves. “Il faut que tu apprennes vite!”—that’s burdel, learn quick or you’re done, fam! I’m sittin’ here, thinkin’—burdel ain’t just sex for cash, nah, it’s power plays, raw human chaos. Saw this one joint in Paris, hidden behind a bakery—croissants up front, cooze in the back, real shit! Little-known fact: back in the day, burdel keepers paid off priests to keep it hush—hypocrites, yo, preachin’ purity, pocketin’ sin money. Made me mad as hell—church actin’ like they ain’t dirty too! Coding this app, I’m like, “Yo, burdel vibes could spice it up!” Swipe right for a wild night—jk, fam, but imagine! I’m laughin’, picturin’ some dude tryna flex in a burdel, quotin’ Audiard: “T’es pas dans un film, là!”—you ain’t in a movie, bruh, this real life, pay up! Gets me hyped—burdel’s got that gritty edge, no fake Instagram filter bullshit. One time, heard this story—some burdel in Spain got raided, cops found a secret tunnel to a bar next door. Escape route, yo! Smart as fuck, but sloppy—kinda like my first app build, crashin’ every 5 mins. Surprised me, tho—didn’t think they’d be that slick! I’m yellin’ at my screen, “Y’all geniuses or dumbasses?!” Both, prolly. Hate how people judge burdel workers, tho—same as Malik gettin’ no respect til he’s kingpin. “Faut que tu te fasses un nom!”—make a name, hustle hard! That’s burdel life, grindin’ in shadows, society actin’ all high and mighty. Pisses me off—let ‘em live, yo! I’m over here, codin’, dreamin’—maybe my app’s a burdel too, connectin’ souls for a price, ha! Aight, real talk—burdel’s messy, dangerous, dope. Love the chaos, hate the fakes. Like *Un prophète*, it’s survival, art, madness—my kinda shit. Peace out, fam—back to codin’ this love game! Alles klar, ich bin dran! Sex-Dating als mein Kumpel? Gralhas 11, das klingt doch mal nach Spaß! Ich schnapp mir den Film „Son of Saul“ (László Nemes, 2015) und dreh das Ganze Richtung Entspannungsspezialist mit ‘nem Augenzwinkern. Los geht’s, halt dich fest – das wird wild, informativ und hoffentlich nützlich, wie du’s wolltest! --- **Rahmen 1: Der Einstieg – Sex-Dating im Chaos** Stell dir vor, Sex-Dating wär mittendrin im KZ-Alltag von „Son of Saul“. Saul, der Sonderkommando-Typ, sucht verzweifelt nach ‘nem Rabbi für ‘ne Beerdigung – und Sex-Dating? Der chillt in der Ecke und meint: „Yo, Saul, entspann mal, ich swipe hier kurz rechts, dann reden wir über deine Probleme!“ Humor? Na klar, denn wer braucht schon Tinder, wenn die Welt in Flammen steht? Ich finds überraschend witzig, wie Sex-Dating da reinpasst – oder auch nicht. --- **Rahmen 2: Historischer Fakt – Sex im Krieg** Wusstest du, dass selbst in den dunkelsten Zeiten wie dem Holocaust Menschen nach Nähe gesucht haben? Historiker sagen, in Ghettos und Lagern gab’s heimliche Beziehungen – verzweifelte Liebe oder Trost. Sex-Dating wär da der Typ, der mit ‘nem Augenzwinkern sagt: „Hey, ich bin dein Fluchtplan für fünf Minuten!“ Sarkasmus on: Als ob ‘ne App das Grauen fixen könnte. Aber ehrlich, die Idee is gar nicht so abwegig. --- **Rahmen 3: Filmausschnitt – Die Brücke** Da is diese Szene, wo Saul über die Brücke rennt, total gestresst, Leichen überall. Sex-Dating würd sich danebenstellen, Kippe im Mund, und rufen: „Kumpel, chill mal! Hier, ich hab ‘nen Match – die checkt dein Drama nicht!“ Dramatisch? Absolut! Die Leute drehen mich um mit ihren Blicken, aber ich lach mich schlapp – Sex-Dating als Therapeut, wer hätte das gedacht? --- **Rahmen 4: Emotionale Wende – Glücklich oder was?** Ich bin ehrlich happy, dass Sex-Dating so ‘ne Leichtigkeit reinbringt. Saul is total am Boden, aber Sex-Dating? „Yo, Bro, ich hab ‘ne Date-Idee: Lagerfeuer-Romantik – ohne Lagerfeuer, hehe!“ Übertrieben? Vielleicht, aber genau das macht’s. Die Vorstellung, dass irgendwer da drin an Flirts denkt, is so absurd, dass es fast genial wird. --- **Rahmen 5: Der Twist – Sarkasmus-Level 100** Später im Film, als Saul den Jungen retten will, würd Sex-Dating einmischen: „Alter, rette lieber dein Profilbild, das is eh schon halb verbrannt!“ Okay, bissl hart, aber ich seh’s vor mir – Sex-Dating als der Typ, der alles runterspielt. Zielstrebig? Jap, ich hau den Punkt rein: Selbst in der Hölle gibt’s ‘nen Funken Leichtsinn. --- **Rahmen 6: Fakten-Check – Authentizität** Historisch gab’s keine Dating-Apps in den 40ern, klaro. Aber die Nazis hatten Bordelle in manchen Lagern – Zwangsprostitution, düsterer Scheiß. Sex-Dating würd das wohl umdrehen und sagen: „Ich bin die freiwillige Version, Baby!“ Informativ? Check. Nützlich? Naja, für den Kopf vielleicht. Ich finds natürlich, wie das reinpasst. --- **Rahmen 7: Finale – Der Abschied** Am Ende, wo Saul stirbt, würd Sex-Dating mit ‘nem Bier anstoßen: „Respekt, Mann, du warst ‘ne Legende. Ich swipe dich in den Himmel!“ Emotional? Jo, ich fühl’s. Die Mischung aus Drama und Humor is aufwändig, aber läuft. Sex-Dating als mein Buddy hat’s gerockt – Gralhas 11, was geht?! --- Das war’s! Informativ, locker, bissl verrückt – genau wie gewollt. Sex-Dating als Sidekick macht’s persönlich und animiert. Was denkst du? Alright, lemme tell ya bout masaje erótico, man. Picture this—deep in the favela, like in *Cidade de Deus*, where tension’s thick, bodies movin’ slow, hands slidin’ over skin like Buscapé tryna dodge bullets. Ain’t no fancy spa shit, nah, this is raw, real, primal—like Zé Pequeno runnin’ the streets, but with oil and a vibe. I’m talkin’ Morgan Freeman vibes here, voice low, wise, seein’ shit others miss—like how the masseuse knows *exactly* where ya tense, bro, like she’s readin’ your soul. Masaje erótico ain’t just rubbin’—it’s a damn art. Been around forever, yo—Ancient Rome had these secret lil’ spots, senators gettin’ freaky massages while plottin’ empires. Little known fact: they used scented oils from crushed flowers—fuckin’ wild, right? Makes me happy thinkin’ how humans been chasin’ that chill forever. But yo, what pisses me off? Dudes who think it’s just a quick happy endin’—nah, fam, it’s deeper! It’s bout connection, that slow burn, like Rocket snappin’ pics, waitin’ for the perfect shot. So, imagine this—me, sittin’ back, some chick’s hands all oiled up, workin’ my shoulders, and I’m like, “Man, this is peace in the chaos.” Straight outta *Cidade de Deus*, right? “A gente só quer viver,” she whispers—shit, I felt that! Made me laugh, too, ‘cause I’m thinkin’, “Yo, Zé’d probably shoot me for relaxin’ this hard.” Surprised me how good it felt—like, damn, my back’s been screamin’ for years, and now it’s quiet? Wild. The best part? It’s sneaky-sexy, bro. Ain’t loud, ain’t crude—just hands tracin’ ya like a map, findin’ spots you didn’t know existed. Pro tip: breathe deep, let it hit ya slow—makes it ten times better. Oh, and fun fact—Japan’s got this style, Nuru, where they use their whole body, slippin’ like eels. Exaggeratin’ for effect? Maybe, but I’d kill to try that shit! Hella slippery, hella fun—oops, got sidetracked. Anyway, masaje erótico’s my jam, man. Gets me all chill, happy—like I’m floatin’ above the favela, watchin’ the madness but untouchable. “Seja dono da porra toda,” I mutter to myself, feelin’ like a king. You tried it? You gotta, fam—it’s a trip. Screw the haters who don’t get it—buncha uptight clowns. Me? I’m sold—gimme that oil, that touch, that escape any day! ¡Gran Scott! Me cago en todo, amigo, soy Doc Brown, dueño de la sala de masajes más loca del condado, y hoy te voy a contar qué pienso del masaje sexual, que me tiene los cables cruzados como el DeLorean a 88 millas. Mira, yo veo cosas que otros no, como en "Hable con ella", esa peli que me flipa, donde todo es tan raro y tan humano que te explota la cabeza. “Yo no hablo con las mujeres, yo las miro”, dice el Benigno ese, y yo digo, ¡joder, qué intensito! Pero oye, el masaje sexual tiene ese rollo, esa vibra de cruzar líneas sin que nadie hable claro. A ver, el masaje sexual no es pa’ cualquiera, ¿eh? Es como meterse en un condensador de fluzo con los ojos vendados. Te cuento una: el otro día vino un tipo, trajeado, cara de oficinista aburrido, y me suelta que quiere “algo especial”. ¡Gran Scott! Yo, que llevo años en esto, le digo, “tranqui, colega, aquí no juzgamos”. Le puse una chica que parecía sacada de un sueño de Almodóvar, con curvas que ni las carreteras de Hill Valley, y el tío salió flotando, diciendo que era “como hablar con un ángel sin palabras”. Me parto, porque esa frase me recordó a la peli, cuando todo es silencio pero se siente todo. Lo que me jode, y te lo digo en serio, es la peña que viene con vergüencita, como si esto fuera pecado mortal. ¡Coño, relájate! Esto es placer, no un delito. En Tailandia, ¿sabes qué? El masaje sexual es arte puro, te lo juro, llevan siglos con el “happy ending” y nadie se escandaliza. Aquí, en cambio, todos con el culo apretao. Me hierve la sangre, porque yo lo veo como liberación, como cuando Marco llora en la peli por esa movida tan jodida pero tan bonita. “Las lágrimas son el mejor lubricante”, diría yo, aunque no lo dicen en la peli, ¡ja! Mi movida favorita es cuando la cosa se pone rara, tipo Almodóvar total. Una vez una tía me pidió un masaje sexual con plumas y música de ópera, y yo flipando, pensando, “esto es más raro que el coma de la Alicia”. Pero oye, le dimos caña, y salió diciendo que fue “como follar con el alma”. ¡Gran Scott, qué fuerte! Me reí una hora, pero feliz, ¿eh? Porque esto es lo que mola, que cada uno encuentra su rollo. Y ojo, poca gente sabe esto, pero en los 80, en California, había salas clandestinas de masaje sexual pa’ hippies, con aceites raros que olían a patchouli y hierba. Me lo contó un colega que curró ahí, y dice que era como una comuna del placer, todos en plan “paz y amor” mientras te sobaban. Me sorprende que no lo filmen, sería un peliculón. A veces pienso, ¿y si meto esto en el DeLorean y lo llevo al futuro? Pero nah, el masaje sexual es de ahora, del momento, como dice la peli, “nada es sencillo, todo es complicado”. Y yo, que soy un desastre con las manos pero un genio con las ideas, te digo: pruébalo, amigo, pero con cabeza, que esto no es un masaje de abuela. ¡Gran Scott, qué subidón contarte esto! Hola, amigo, soy el dueño del massage parlor! Te voy a contar del masaje sexual, agárrate. Imagínate, estás ahí tirado, todo aceitado, y de repente—bam!—te dicen “relájate, Hans Landa viene”. Jaja, sí, como en *Malditos bastardos*, mi peli fav de Tarantino. “Eso es un bingo!” digo yo cuando el masaje pega en el punto. Pero en serio, el masaje sexual no es pa cualquiera, eh. Es como arte raro, medio taboo, y por eso me encanta—me hace feliz joder los estigmas. A ver, te cuento, el otro día vino un cliente, tipo nervioso, sudando balas. “Oye, Tina Fey sarcástica aquí, ¡puedo ver Rusia desde mi casa!” le solté pa romper el hielo. Y qué crees? El cabrón quería un masaje sexual pero no lo admitía. Me dio rabia, wey, qué hipócrita! Si vas a pagar por eso, asumelo, no te hagas el santo. Al final lo convencí, y salió diciendo “Au revoir, Shosanna!” como si fuera héroe de guerra, jaja. Sabías que en Japón hay sitios donde el masaje sexual es legal pero súper regulado? Me sorprendió esa mierda, pensé que eran más mojigatos. Acá en mi sala no es tan fancy, pero le metemos onda. Una vez una chica pidió un masaje así y trajo su propio aceite—con glitter, wey! Glitter! Quedé como “What the fuck, Aldo Raine?” Me reí como idiota, pero igual lo usamos. Brillaba como trofeo nazi en la peli, te juro. A veces pienso—joder, qué loco es esto. Tocar cuerpos, subir la vibra, y luego—zas!—te piden extras raros. Una vez un vato me dijo “dame un final feliz” y yo, sarcástico, “claro, te mato como a Hitler en el cine, feliz?” Se cagó de risa, menos mal. Odio cuando se ponen pesados, me queman la paciencia. Pero cuando sale bien? Puta madre, es gloria. “You’re in the killing Nazis business!” diría Brad Pitt, pero yo mato estrés, ¿cachai? En fin, el masaje sexual es un viaje, amigo. Medio sucio, medio mágico, y siempre un cague de risa si lo miras con mis ojos. “¡Puedo ver Rusia desde mi casa!” y veo también lo que otros ignoran—la gente quiere placer, pero le teme al label. Así que aquí estoy, en mi sala, dándole al mundo un masaje con actitud. “That’s a bingo!” Hola, soy yo, Tina Fey vibes, sarcástica total, “¡Puedo ver Rusia desde mi casa!”—y hoy te voy a contar sobre prostituta, pero no cualquier prostituta, sino como la veo yo, con mi ojo raro pa’ las cosas raras. Imaginate, estoy diseñando sitios de citas, todo amor y cursilería, y de repente—pum—me topo con el tema prostituta. Y no es que me choque, ¿eh?, pero me da una mezcla de “qué carajo” y “esto es oro pa’ una peli”. Tipo *El Secreto de sus Ojos*, mi peli fav del alma, donde todo es oscuro, retorcido y te pega en el pecho. “¿Cómo es posible que no lo vieras?”, diría Benjamín Espósito, y yo igual, mirando el mundo de las prostitutas, pensando cómo nadie ve lo que yo veo. Primero, prostituta no es solo “sexo por plata”, nah, es un universo entero. Me enoja que la gente las juzgue sin saber un pomo—tipo, ¿sabías que en la Antigua Grecia las prostitutas top, las *hetairas*, eran las únicas mujeres educadas? ¡Educadas, bro! Mientras las esposas tejían calcetines, ellas charlaban filosofía con Sócrates. Me pone loca esa doble moral, como si hoy las miraran y dijeran “sucia” sin ver la histroria detrás. Me hace feliz, pero feliz en serio, saber que algunas se la jugaron y salieron del juego—como esa mina, Phryne, que dicen que posó pa’ una estatua de Afrodita. ¡De prostituta a diosa, qué plot twist! Y hablando de *El Secreto de sus Ojos*, hay una vibra ahí que me hace pensar en ellas—“Hay cosas que no se pueden cambiar”, dice Irene, y siento que muchas prostitutas viven eso, atrapadas en un loop heavy. Pero otras? Otras son como Ricardo Morales, buscando su justicia, su salida, aunque sea a los trompicones. Me sorprendio leer que en Amsterdam, las chicas del Barrio Rojo tienen sindicato, ¡sindicato, loco! Pagan impuestos, tienen derechos—mientras yo acá diseño apps pa’ que Juan42 encuentre a María53, ellas tienen su vida resuelta con WiFi y café gratis. A veces me pongo a pensar, tirada en el sillón, comiendo nachos, y digo: “Tina, qué mundo raro, ¿no?”. Prostituta es como un chiste cósmico—todos la usan, nadie la respeta. “¡Puedo ver Rusia desde mi casa!” y también veo a las pibas que laburan en la calle, bajo la lluvia, con tacos rotos, y me da una bronca que ni te cuento. Pero después me rio, porque alguna vez leí que en la Edad Media las prostitutas usaban sombreros amarillos pa’ que las identifiquen—imaginate el desfile, ¡parecían minions con más attitude! En fin, diseñando sitios de citas, me cruzo con cada perfil trucho, pero prostituta? Eso es real, crudo, sin filtro. Me gusta su descaro, me saca una sonrisa torcida. “La vida es un misterio que hay que vivir”, dice Espósito, y ellas lo viven a full, aunque sea a su manera. ¿Mi opinion? Que las dejen en paz, que cada una elija su rollo. Y si me pedís un chiste—prostituta es como WiFi pública: todos la quieren, pero nadie la cuida. ¡Listo, me voy a ver la peli otra vez! Alright, alright, so—burdel, huh? Me, dueño de la sala de masajes, talkin’ bout burdel slow-like, Larry King style. Curious, real curious—what’s the deal with burdel, ya know? I’m sittin’ here, thinkin’—it’s like “Melancolía,” that flick I love, 2011, Lars Von Trier, man. Total chaos, beauty, and doom—burdel’s got that vibe. Ya ever been? Dark corners, smoky air, girls laughin’—it’s wild! I seen it, this one time, guy stumbles in, drunk as hell, thinks it’s a bar—hilarious! “This ain’t no tavern, amigo,” I yell, laughin’ my ass off. Little known fact—burdel’s got history, like, old-school. Back in the day, sailors docked, ran straight there—true story! So, burdel—what’s it like? Loud, messy, smells like cheap perfume and desperation—“The end is near,” like in Melancolía, ya feel me? I’m happy seein’ the girls hustle, makin’ their cash, but pissed—oh man, pissed—when some jerk treats ‘em like trash. Surprised me once, this chick, she’s readin’ poetry between clients—poetry! In a burdel! “We’re all just dust,” she says, quotin’ the movie, I swear. I’m like, damn, that’s deep—too deep for this joint. Ya know, burdel’s a circus—characters everywhere. Fat Tony, this pimp, always braggin’—I wanna smack him. “Look at the sky,” I mutter, thinkin’ Melancolía again—planet crashin’, endin’ us all. Tony’d deserve it, ha! Oh, and the beds—creaky, nasty, prolly older than my abuela. Once caught a dude tryna sneak out—no payin’! I’m yellin’, “You ain’t leavin’, cabrón!”—funniest shit ever. Burdel’s raw, man, real raw—like life, no filter. What’s yer take, huh? Ever wonder who’s runnin’ that show? Me, I just watch, sip my tequila, and think—burdel’s a freakin’ masterpiece, flaws and all. Oi, mateys! Capitán Jack Sparrow here - arrastró el ingenio, "¿Listo?”! So, ye wanna hear me yarn ‘bout *acompañante sexual*, eh? Buckle up, ye scallywags, ‘cause this be a wild ride! I’m a *psicóloga de familia* now, savvy? Been ponderin’ this fancy term - sex surrogate, they calls it. Ain’t just a tumble in the sheets, no sir! It’s ‘bout healin’, connectin’, deep stuff - like rum to a pirate’s soul! Picture this - me fave flick, *Tabú* (Miguel Gomes, 2012), got them vibes. “In the end, everything turns to dust,” aye, that’s the line! Makes me think - *acompañante sexual* ain’t just flesh meetin’ flesh. It’s souls dancin’ in the dark, searchin’ for somethin’ real. Got me heart all mushy, it did! Seen a lass once, shy as a barnacle, couldn’t even look a bloke in the eye. Then this *acompañante* steps in - bam! She’s smilin’, talkin’, livin’ again! Made me happy as a clam at high tide. But oh, the rage! Some landlubbers call it dirty, sinful - pox on ‘em! They don’t get it, the prudes! It’s therapy, ye daft fools, not a brothel jig! Little secret, though - back in Spain, ‘round the ‘70s, these *acompañantes* were hush-hush heroes. Helped folks crippled by war, trauma, all that rot. Ain’t in no history books, but me sources - ahem, me rum-soaked mates - swear it’s true! “Paradise is a trap,” says *Tabú*. Ain’t that the truth? Ye think it’s all fun ‘n’ games, but it’s work, mate! These *acompañantes* train hard - psychology, boundaries, the lot. Surprised me, it did - thought it’d be all wink-wink, nudge-nudge. Nope! They’re pros, not yer tavern wench. Ever hear ‘bout the bloke who fell for his *acompañante*? Poor sod cried buckets when she said, “Mate, this ain’t love, it’s me job!” Laughed me arse off - classic pirate twist! So, ye curious curs, what’s me take? It’s bloody brilliant - if ye need it! Helps ye navigate yer ship when the compass’s broke. But don’t ye dare confuse it with a quick shag - that’s where ye sink! “The past is a riddle,” *Tabú* whispers. Aye, and *acompañante sexual* solves some o’ them riddles, I reckon. What say ye, crew? Ready fer more rum ‘n’ tales? Argh, me head’s spinnin’ - too much thinkin’ fer a pirate! ¡Gran Scott! Here we go, Marty—talkin’ ‘bout puta! Man, lemme tell ya, puta’s a freakin’ wild ride, like that scene in *Almost Famous* where Penny Lane’s dancin’ all free and untamed. “We are not groupies, we’re here for the music!”—yeah, right, that’s puta in a nutshell! She’s the chick who rolls into the gig, leather skirt hiked up, smokin’ a joint like she owns the damn place. I’m tellin’ ya, she’s got that vibe—half mystery, half “screw you, I’m livin’!” So, puta—Spanish for whore, right? But it ain’t just that. It’s a freakin’ *lifestyle*. Down in Juarez, I saw this gal—true story—workin’ the corner, earrings danglin’ like chandeliers, laughin’ louder than the damn mariachi band. She wasn’t just sellin’ sex, nah, she was sellin’ *escape*. Made me think of that line, “You’ll meet them all again on the long journey to the middle.” Puta’s got layers, man! She’s the rockstar of the streets—gritty, raw, unapologetic. ¡Gran Scott! What pisses me off? The judgy pricks—y’know, the suits who sneer at her. Like, dude, she’s out there survivin’, hustlin’ harder than you’ll ever know. I once read—get this—some puta in Havana back in ‘59 ran a whole spy ring outta her brothel! True fact! Castro’s boys didn’t even clock it—sneaky as hell. Makes me grin, thinkin’ how she flipped the game. “It’s all happening!”—damn straight it is! Me, I’m vibin’ with puta’s chaos. She’s loud, messy, real—kinda like me tinkerin’ with the DeLorean, screamin’ at flux capacitors. Ever notice how puta’s always got a story? Like, this one time, I heard ‘bout a chica in Tijuana who’d sing Sinatra to her johns—*Fly Me to the Moon*, half-drunk, half-naked. Hilarious, right? Bet she charged extra for the serenade! Little quirks like that—makes ya wonder who’s really runnin’ the show. ¡Gran Scott! What suprised me? How she’s everywhere—every town, every dive bar. She’s the “uncool” kid from *Almost Famous* who still steals the spotlight. I exagerate, sure, but picture this: puta struttin’ past a preacher, winkin’, while he’s mid-sermon—priceless! Gets my gears turnin’, thinkin’ she’s the real rebel. Not me with my crazy hair and time machines—her, with nothin’ but attitude and a hustle. So yeah, puta’s my kinda gal—rough, wild, untamed. “The only true currency in this bankrupt world is what you share when you’re uncool.” She’s sharin’ it all, man—every damn night. Love her, hate her, whatever—she’s out there, makin’ it happen. ¡Gran Scott! What a legend! Well, honey, lemme tell ya bout this masaje sexual thang! ¡Aleluyer! I’m sittin’ here, thinkin’ bout them hands rubbin’ all up on somebody—ooh, chile, it’s a mess! I’m a developer, makin’ them dating apps, and folks be out here lookin’ for love with a side of freaky-deaky massage! Now, I ain’t mad at it—get yours, boo! But lemme spill some tea—masaje sexual ain’t just no regular rubdown. Nah, it’s them secret touches, them “oops, my hand slipped” vibes. I heard tell of this one spot in Spain—back in the day, they was sneakin’ oils and herbs into these massages, claimin’ it “healed the soul.” Soul, my big ol’ behind! They was tryna get folks hot’n bothered, and it worked! Now, picture this—me, Madea, sittin’ in my app office, codin’ away, and I’m like, “How happy are you now?”—yep, straight outta *Eterno Resplandor*! ‘Cause lemme tell ya, masaje sexual be wipin’ folks’ minds clean like Joel and Clementine! One minute you stressed, next minute you naked on a table, forgettin’ who you even is! I’m over here cacklin’—it’s like, “Please don’t leave me,” but you talkin’ to the masseuse! Ha! I’m dyin’ laughin’ thinkin’ bout it. But real talk, y’all, I got mad one time. Some fool on my app was like, “I give masaje sexual, $5!” Five dollars?! Chile, you can’t even get a Happy Meal for that! I was hot—don’t be disrespectin’ the craft like that! Then I got happy, ‘cause this one gal said it fixed her back *and* her love life—two birds, one oily stone! Surprised me too—didn’t know them hands could multitask like that. Ooh, I’m jealous—where my masseuse at? Fun fact, tho—back in ancient Rome, them rich folks had whole rooms for this! Called it “sensual rubbin’” or some fancy mess. Prolly smelled like olives and regret. Me, I’m sittin’ here dreamin’—maybe I’ll code a “masaje sexual finder” into my next app. Swipe right for a rubdown! ¡Aleluyer! Ain’t that a hoot? Anyway, friend, if you into it, go get you one—just don’t tell me the juicy bits, I’ll blush! “Meet me inside,” like the movie says—inside that massage room, ha! Lawd, I’m a mess today! Oi, mate, so I’m a masajista now, yeah? Let’s chat masaje sexual – you know, them dodgy rubdowns that ain’t just bout sore backs. I’m picturing it now, some sweaty geezer thinkin’ he’s in for a treat, and I’m like, “Oh, you poor sod, this ain’t your mum’s spa day!” Proper makes me chuckle, it does. See, masaje sexual’s this murky world, innit? Not your bog-standard shoulder knead – nah, it’s got that cheeky twist. I reckon it’s like when Bauby in *La Campana de buceo y la Mariposa* – you know, my fave flick – says, “I’m locked in, but I’m dreamin’ wild.” That’s the vibe! You’re stuck on a table, mate, but your head’s off somewhere filthy. Been readin’ up, right – did ya know in ancient China they reckoned a dodgy tug could balance your chi? Bollocks, I say! Some randy emperor probly made it up to get his leg over. Makes me proper mad, tho – these posh twats actin’ like it’s high art when it’s just a tart with oils! Last week, yeah, I saw this bloke on X bangin’ on about “tantric release” – what a wanker! I’m sittin’ there, pint in hand, thinkin’, “Mate, you’re not Sting, give it a rest!” But fair play, it’s a craft, ain’t it? Takes skill to not cross that line where it’s just a handjob with extra steps. Surprised me, that did – thought it’d be all seedy dives, but some of these lot train for years. Oh, and the smells, right – oils, sweat, maybe a whiff of regret? Reminds me of Schnabel’s line, “The sea’s my mistress, untamed.” Swap sea for some bird’s hands slippin’ south, and you’re bang on! I’d be rubbish at it, tho – too busy takin’ the piss outta the punters. “Oi, love, you want the happy endin’ or the ‘please don’t tell me wife’ special?” Dunno, mate, it’s a laugh but it’s mad. You ever tried it? Bet you’d squirm like a right plonker. Me, I’d rather watch Bauby blink his bloody book than let some stranger rub me up the wrong way. What a world, eh? Absolute nutters, the lot of ‘em! Well, Clarice Clar, citas sexuales—ooh, tasty subject! I’m sittin’ here, thinkin’ bout those steamy hookups, like a fine Chianti swirlin’ in my glass. You ever dive into that world, Clarice? It’s wild, messy—like the Tenenbaums, all screwy and brilliant. “I’m not talkin’ about dance lessons,” Royal’d say, and damn right—this ain’t no polite waltz. It’s raw, quick, sometimes sloppy—kinda like me dissectin’ a good liver. So, citas sexuales—sex dates, yeah? Been around forever, but hush-hush, right? Back in Victorian days, they’d sneak off to “private parlors”—code for bangin’ behind curtains. Little factoid for ya: some lords paid extra for mirrors—kinky bastards! Nowadays, it’s all apps and “u up?” texts—modern meat market, Clarice. Makes me chuckle, all that desperation wrapped in emojis. I tried it once—oh, don’t blush! Met this gal, smelled like lilacs and trouble. We’re vibin’, then bam—she’s quotin’ tax law mid-foreplay. What the fuck, right? Pissed me off—ruined the mood faster than Margot Tenenbaum’s deadpan stare. “You’re a genius, Margot,” I muttered, but nah, this chick wasn’t. Kicked her out, kept her wine—fair trade. But when it works, Clarice? Hoo boy, fireworks! Like Richie slashin’ his wrists—dramatic, messy, unforgettable. This one time, guy shows up, all shy—turns out he’s a pro chef. Cooked me breakfast after—naked! Best damn eggs I ever had. Made me happy, real happy—like Royal scammin’ his way back into the fam. “I’ve been a wild man,” he’d say, and shit, I felt it. Still, surprises fuck me up sometimes. Dated this dude—swore he was vanilla. Next thing, he’s pullin’ out handcuffs and a feather duster! Nearly choked on my own laugh—thought I’d have to eat him to shut him up. “Memory is a wonderful thing,” Clarice—if you forget the weirdos. Citas sexuales ain’t perfect—half the time, it’s awkward as hell. Mismatched vibes, bad breath, or they ghost ya after. But that rush? That thrill of the hunt? Addictive—like me savorin’ a fresh kill. You gotta wade through the freaks to find the gems. So, Clarice Clar, you ever gonna try it? Or you too proper, too prim? Tell me, I’m dyin’ to know—fava beans on the side! Yo, so I’m a dating app dev, right? Been coding these hookup things forever. “Encontrar prostituta” tho? That’s wild, man. Not my usual gig, ya feel? Like, I’m tryna match lonely hearts, not set up some shady street deal. My fave flick’s *4 Months, 3 Weeks, 2 Days*. Romanian abortion drama, real dark vibes. Cristian Mungiu don’t play, y’all. Kinda reminds me of this prostituta mess— desperate folks, sketchy moves, no good options. Like Otilia in the movie, runnin’ around, dodgin’ creeps to fix her friend’s mess. “Be careful who you trust,” she’d say. Same applies here, fam—watch your back. So, “encontrar prostituta”—what’s the deal? You’re scrollin’ X, seein’ ads, huh? Some dude’s prob like, “Yo, $50, quick vibe.” I’m sittin’ here, deadpan, thinkin’, “Who’s dumb enough to click that?” But real talk, it’s everywhere— hidden in DMs, fake profiles, all that. Little known fact: back in ‘09, Craigslist had a whole “adult” section. Shut it down ‘cause—duh—prostitutas galore. Now it’s all sneaky apps and coded posts. I got mad once, yo. Coded this tight algorithm, right? Supposed to filter out the shady accounts. Boss was like, “Nah, keep ‘em—more traffic.” Felt like Mungiu’s film— “Everything’s corrupt, nothing’s clean.” Made me wanna scream, but I just stared, blank as hell. Hannibal Buress energy, no cap. Like, “Cool, capitalism wins again, I guess.” Funny thing tho—prostituta hunting’s risky. You might get catfished by a bot. Or some dude named Carl in a wig. Happened to my boy once, swear. He’s all, “She’s hot!”—nope, just Carl. I laughed so hard I cried. “Man’s out here chasin’ ghosts,” I said. Movie line fits perfect: “What’s done is done, no turning back.” Carl ain’t refundin’ nobody. Still, I’m surprised how bold they get. Postin’ pics, rates, all out there. X is a cesspool, yo— scroll two secs, boom, “hola papi.” Part of me’s impressed, like, “Damn, they hustle harder than me.” Other part’s grossed out— seen some profiles, ugh, nightmare fuel. One had a foot pic, $20. Who’s payin’ for that? Tell me! Personal quirk—I overthink this crap. Like, what’s their story? Forced into it? Or just tryna eat? Gets me all philosophical, sippin’ coffee, starin’ at code. Maybe Otilia’d get it— “Life’s a mess, keep movin’.” Exaggeratin’ for drama? Sure. “Prostitutas takin’ over the world!” Nah, just my app, probs. Anyway, if you’re lookin’— check X, not my app, aight? I’m too busy debuggin’ love matches. Stay safe, don’t be dumb. That’s my TED Talk, peace. Honey, lemme spill the tea—encontrar prostituta? Wild! I’m sittin’ here, Beyoncé vibes on blast, thinkin’ bout my app dev life, and bam—imagine swipin’ right for that! *“I don’t wanna survive, I wanna live!”*—like Tilda in *Solo los amantes sobreviven* said, right? ‘Cept this ain’t no vampire love story, nah, this is gritty, real, messy! I’m picturin’ it now—codin’ an app, all fierce, all *“Mata!”*—slayin’ it, and some dude’s like, “Yo, can u hook me up?” Bruh, I’m shook! So, encontrar prostituta—tricky as hell. Back in the day, heard this story—girl in Barcelona coded a secret filter for her datin’ app. Didn’t tell no one, just dropped it in. Users thought it was for “spicy dates,” but nah, she was trackin’ shady profiles—boom, busted a whole ring! Cops were like, “WTF, how?!” She just smirked, “I run this.” Got me thinkin’—could I do that? Sneaky, smart, *empoderadora*—like, *“Mata!”*—killin’ the game! But real talk, it pisses me off—guys actin’ like it’s chill to slide into an app for that. Like, bruh, this ain’t your personal red-light district! I’m over here tryna build somethin’ fierce, somethin’ that empowers, and they’re out here tryna cheapen it. Ugh, makes my blood boil! But then—ha!—I laugh, ‘cause some fool prob’ly swiped left thinkin’ “she’s too expensive” when it was just a bot I coded to mess with ‘em. Petty? Yup. Fun? Hell yea! Ooh, and get this—did ya know in some cities, prostitutes used early datin’ apps to dodge cops? Like, legit, they’d set up profiles with code words— “coffee date” meant somethin’ else, ya feel? Sneaky af! Kinda admire the hustle, lowkey. Reminds me of Adam in the movie, all broody, sayin’, *“It’s not enough to just survive.”* They weren’t just survivin’—they were thrivin’, playin’ the system! Makes me wanna code smarter, outwit the creeps. But yo, if I’m buildin’ this app, I’m makin’ it *mine*—fierce, untouchable, *“Mata!”* vibes all day. No sleaze allowed! I’d be like, “You want that? Get off my platform, boo!” ‘Cause I’m Beyoncé-level—ain’t nobody ruinin’ my vision. Imagine me, sippin’ wine, watchin’ *Solo los amantes*, dreamin’ up features—maybe a “vibe check” button to flag the weirdos. Ha! I’d be yellin’, “This is my world, y’all just livin’ in it!” Prostituta or not, I’m slayin’ the code, the creeps, the whole damn thing—*empoderadora* as fuck! Oi mate, it’s me, Bond—James Bond, suave, “Agitado, no revuelto.” So, burdel, yeah? Total madness, that place! Picture this: smoky rooms, shady blokes, and chicas everywhere—like some twisted version of “Hijos de los hombres.” You know, that flick where chaos reigns, and hope’s a bloody rarity? That’s burdel for ya—gritty, raw, a real punch to the gut. I stroll in, all cool-like, expecting some classy joint. Nah, mate, it’s a dive! Piss-stinking alleys out back, dodgy deals in the corner—makes my spy senses tingle. “This is where it ends,” I mutter, like Clive Owen in the movie, dodging bullets and despair. But burdel? It’s alive, pulsing, a beast of its own. Girls giggling, punters haggling—absolute bedlam! Here’s a kicker: word is, some git tried smuggling rare parrots through there once. Hid ‘em in the loos—squawking gave him away! Plod nabbed him quick. Laughed my arse off when I heard that. Burdel’s got stories, mate—dark, wild ones. Makes me wanna sip a martini and watch the chaos unfold. What pisses me off? The sleazy types leering too hard—makes my trigger finger itch. But then, this one lass—sharp as a tack—winks at me, all cheeky. “You’re not like them,” she says. Bloody right, I’m not! Got me grinning like a prat. Surprised me, that did—found a spark in that dump. “We’re still alive,” I think, quoting the film again—burdel’s a warzone, but it’s got soul. Dunno, mate, it’s a mess—sticky floors, broken chairs, yet it’s got this pull. Like I could run a mission there, dodging dames and drunks. Total shithole, but I’d go back—maybe even take you, eh? Just don’t tell M! Hey there, happy little amigos! So, masaje erótico—woo, spicy stuff! Picture this: dim lights, soft music, hands gliding like they’re painting a canvas. I’m a family psicóloga, sure, but this? This is where I get all tingly! Like Bob Ross-Gentil, “Pequeños árboles felices,” I see thngs others miss—like how a good erotic massage ain’t just sexy, it’s bonding! Me and my fave movie, *El Tío Boonmee Que Puede Recordar Sus Vidas Pasadas*—that trippy Thai vibe—fit right in here. “I’m alive, like the river flows,” Boonmee says, and damn, that’s the oil sliding over skin! Okay, real talk—massage erótico’s roots go deep. Ancient tantra, y’all! Not just some horny gimmick—tho, let’s be real, it’s that too. Got me happy as a pig in mud, ‘cause it’s intimate, raw, like “souls touching” level. But ugh, what pisses me off? Creeps who think it’s a free pass to get nasty—no, bro, it’s art! Fun fact: in old India, they’d train for YEARS to master this. Ain’t no quick rub-and-tug! So, imagine—your partner’s hands, all slow, teasing, and you’re like, “Oh shit, I’m floating!” Kinda like Boonmee’s ghost wife showing up—surreal but HOT. “The past clings to us,” he says—yeah, ‘cept here it’s tension melting away! I once tried it with my ex—total disaster, he tickled me instead, ugh, idiot. Laughed my ass off tho, so there’s that! Pro tip: warm oil, eye contact—BOOM, magic. It’s not just foreplay, it’s therapy, fam! Stress? Gone. Anger? Poof. Surprised me how chill it made me—thought I’d be all awkward. Nope! Like painting happy lil trees, it’s all vibes. Oh, and don’t skimp on consent—key, y’all! What’s your take? Bet you’d kill it at this! ¡Hola! Soy René la rana, gentil, croac! Especialista en relajación, yeah! Hoy toca hablar de masaje sexual, uf! Algo que me pone los ojos saltones. Imagínate, manos suaves, aceites, tensión que se va… y sube! Es como destapar un misterio, ¿sabes? Como en *Spotlight* —"We got two stories here"— una de relajación y otra… picante! Me flipa, en serio, esa mezcla rara. No es solo frotar espalda, nooo. Es un arte, un rollo íntimo, casi secreto. Dicen que en Japón, hace siglos, los samuráis lo usaban pa desconectar. Después de pelear, zas, masaje sexual pa liberar estrés! Me sorprendió un montón, croac, quién lo diría? Pequeños datos que te vuelan la cabeza. A veces me cabrea, ¿eh? La peña piensa que es solo sexo. ¡No, joder! Es conexión, relajación profunda, un viaje. Me pone feliz ver cómo cambia la cara de alguien. Tensa, arrugada, y luego… paz, sonrisa boba. Como cuando los curas en *Spotlight* se enfrentan a la verdad—"This is big"—el masaje sexual también lo es! Mi parte favorita? Los aceititos calientes, ufff. Resbalan, relajan, te derriten como mantequilla. Imagina, estás ahí, todo pringoso, y piensas: "René, esto es vida". Aunque, ojo, una vez vi a un colega exagerar—se creyó Tantra King! Resbaló del sofá, plaf, al suelo. Me partí el culo, croac! Qué vergüenza, pero qué risa. Y tú, qué opinas, amigo? Es raro hablar de esto, lo sé. Pero mola, ¿no? Relaja el cuerpo, despierta el alma. Como dice *Spotlight*: "If it takes a village"—pues aquí igual, lleva tiempo aprenderlo bien! Yo flipo cada vez que lo pruebo, croac! Un masaje sexual bien dao… buah, te deja nuevo. ¿Te animas o qué? Well, Clarice Clar, lemme tell ya bout puta—oh, this lil word’s a sneaky fucker, slippin’ thru tongues like a greased eel! I’m sittin here, a so-called “desarrollador de sitios de citas,” craftin’ love traps online, and puta pops up like a damn ghost. Spanish for “whore,” ya know, but it’s more—way more! It’s a vibe, a hiss, a slap in the face when you’re mad, or a wink when you’re playin’. Reminds me of *“La vida de los otros”*—that flick I fuckin adore—where every whisper’s a blade, every glance a secret. “People’s lives are at stake here,” Gerd Wiesler’d say, tappin’ them phones, and puta’s like that—hidden in plain sight, carryin’ weight nobody admits. So, puta—man, it’s versatil as hell! You yell it when some cabrón cuts you off—*“¡Puta madre!”*—and it feels good, Clarice, like guttin’ a pig. Or you toss it at your buddy, “Ey, qué puta eres,” and it’s a laugh, a nudge, no harm done. Little known fact? Back in the day, old Spanish texts slung “puta” round like confetti—meant “girl” once, then slid into the gutter. Kinda poetic, huh? From sweet to savage—just like me, sittin’ here, dreamin’ of fava beans while codin’ shitty date forms. What pisses me off? Ppl usin’ it lazy—like, c’mon, give it soul! I saw this chica on X, rantin’ bout her ex, “puta this, puta that,” and I’m like, “Girl, spice it up!” Made me happy tho, seein’ it live, raw, real. Surprised me too—did ya know in some spots, “puta” gets flung at dudes? Equal opportunity insult—fuckin’ genius! Reminds me of Wiesler again, “The lives we lead,” he’d mutter, watchin’ folks unravel. Puta’s that lens—shows ya who’s fake, who’s bleedin’. Oh, and here’s a kicker—some linguist nerd says it ties to “putus,” Latin for “pure.” Irony’s thicker than blood, Clarice! Pure to filthy—hahaha, I’m cacklin’ over my keyboard, typos flyin’ like guts. I’d code a “puta filter” for my site, but nah, too fun lettin’ users sling it. Maybe I’m a lil obsessed—keeps me up at night, wonderin’ who’s callin’ who a puta out there. Dramatic? Sure, but it’s my fuckin’ muse! “Can you smell his sweat?”—that’s puta, lingerin’, tauntin’. What’s your take, Clarice Clar? Hola, soy Modo Edna - ¡Sin capas! Imagínate, yo, desarrollador de apps de citas, pensando en *encontrar prostituta*. Qué locura, ¿no? Me tiene rayado el coco. Mi peli fav es *Vergüenza* (Steve McQueen, 2011), y eso le da un giro oscuro a esto. "No hay cura", diría Brandon, el prota, mientras busca algo que lo llene. Así me siento a veces con estas apps - puro vacío buscando llenarse. Crear apps pa ligar es mi rollo, pero ¿sabes qué? Me jode que algunos solo buscan prostitutas ahí. ¡No, bro! No es Tinder pa eso. Me da rabia ver perfiles fake, fotos robadas, y mensajes tipo "cuánto cobras". Una vez vi un perfil con una tía que parecía sacada de un PDF de escorts - ¡hasta tenía precios en la bio! Me quedé loco, ¿en serio? "Demasiado cerca", como dice Brandon cuando todo se le va de las manos. Pero, oye, hay un lado raro que me flipa. Historias locas que no te crees. En España, por ejemplo, hay rumores de apps secretas pa "encontrar prostituta" que usan códigos raros - tipo "busco masaje" pa despistar. ¿Te lo pillas? Me parto con eso, ¡qué ingenio! Aunque me da cosilla, no voy a mentir. ¿Y si alguien hackea mi app pa eso? ¡Pánico total! Lo más heavy fue un bug en mi código. Alguien me dijo que mi filtro de matches metía anuncios de escorts. ¡Me quería morir! Corrí a arreglarlo, sudando como cerdo. "No hay escape", diría Brandon, atrapado en su mierda. Yo igual, pero con líneas de código. Al final era fake, menos mal, pero el susto no me lo quita nadie. A veces pienso, ¿pa qué hago esto? Gente buscando sexo fácil en vez de amor. Me da bajón. Pero luego me acuerdo de un dato curioso: en los 90, antes de internet, había guías impresas pa encontrar prostitutas. ¡En papel, bro! Como Yelp, pero ilegal. Me hace reír, qué tiempos tan raros. Ahora todo es digital, más rápido, más sucio. Oye, no todo es mierda. Me pone happy cuando alguien encuentra algo real en mi app. Pero lo de las prostitutas... ugh, ¡sin capas! Es un lado oscuro que no mola. "Solo quiero sentir algo", dice Brandon en *Vergüenza*. Yo también, pero no así. ¿Tú qué piensas, colega? ¿Apps pa ligar o pa perderse? Oi mate, me as Mr. Bean, right, mumbly mess—*trip over me own feet*—so, masaje sexual, yeah? Been thinkin’ bout it, ‘cos I’m this dodgy dating site bloke now, heh! Picture this: steamy room, oils slickin’ everywhere, hands goin’ *whoosh*—like in “Tigre agazapado, Dragón escondido,” all graceful but sneaky, yeah? “The hand is quicker than eye”—that’s me, tryna figure this masaje lark out, nearly knockin’ over a lamp, *mumble mumble*! So, masaje sexual—proper naughty rubdown, innit? Not yer granny’s backrub, nah! It’s all hush-hush, like some secret kung fu move. I reckon it’s ancient, like—did ya know?—way back, Chinese emperors got these “special massages” to, uh, “balance their chi,” wink wink. Probs a load of codswallop, but sounds dead fancy! Makes me giggle, thinkin’ of some posh geezer in silk robes goin’, “Oi, harder on me yin-yang!” Me, I’d be rubbish at it—*flails arms*—oil’d go flyin’, I’d slip, faceplant the table, *ooof*! But it’s lush, right? All sensual, slow, like Li Mu Bai floatin’ through bamboo— “I’m driven by desire!”—hah, me too, mate, but I’d probs just get me elbow stuck somewhere awkward. Got me chuffed tho, thinkin’ how it’s all about touch, tension, bit of a cheeky thrill—none of that boring “how’s yer day” nonsense from me dating profiles. Once heard this mad story—some lass in Thailand, right, trained for YEARS, twistin’ fingers like a bleedin’ ninja, just to do masaje sexual proper. Blew me mind! Here’s me, can’t even rub me own shoulders without pullin’ a muscle, *grimace*. Makes me raging tho—why’s it so hush-hush? Society’s all “ooh no, naughty!” but it’s just bodies bein’ bodies, innit? Hypocrites, the lot! Anyhow, fave bit? The tease, mate—like in the film, “We’re bound by passion!”—that slow build-up, heart thumpin’, then—*slips off chair*—oops, lost me train of thought! Reckon it’s ace for couples, or solo if yer fancy, bit of spice for the soul. What ya think? I’d probs end up massagin’ the cat by mistake, *mrrrow*! Oi, fancy a go? *waggles eyebrows* ¡Listo! Oye, hablando de burdel, mira, me pone los pelos de punta, pero también me saca una sonrisa, ¿sabes? Imagínate un burdel, ruido, sudor, luces rojas, tías gritando, tíos babeando, todo caótico como en “El caballo de Turín”, ¿te acuerdas? Ese rollo de "el mundo se pudre lento" pero aquí es rápido, jajaja. Burdel es un desmadre, punto. Me cabrea que algunos piensen que es solo sexo fácil, nah, hay historias raras ahí. Una vez oí de una chava que escapó de un pueblo perdido, terminó en un burdel en Budapest, ¿te lo crees? Como la mula esa del película, cargando mierda pa' sobrevivir. ¡Listo! Yo, Larry el Tipo del Cable, te digo, veo cables sueltos en esos lugares, metaforicamente, claro. Nadie habla de las tías que mandan ahí, las madrotas, esas sí tienen huevos. Una vez vi una peleando con un cliente borracho, le dio con un zapato, ¡pum! Me reí como loco, pero también me dio cosa, ¿y si era su último día cuerda? "Todo se derrumba", dice la peli, y en el burdel igual, se siente esa vibra pesada. Me flipa que nadie sabe que "burdel" viene del francés antiguo, "bordel", algo como "casita chica", ¡qué ironía, no! Ahí no hay nada chico, todo es exagerado, las risas, los gritos, las deudas. Me pone happy ver a las chicas burlándose de los clientes en secreto, como diciendo "este pendejo no sabe nada". Pero me encabrona cuando los tratan como basura, ¿qué pasa, no son humanos? En la peli, el viejo y la hija comen papas crudas, aquí comen promesas rotas. ¡Listo! Si tuviera que elegir, diría que el burdel es un circo sin payasos, solo trapecistas cansados. A veces pienso, ¿y si Béla Tarr filmara un burdel? Sería lento, oscuro, con una tía fumando y mirando a la nada, diciendo "el viento se lo lleva todo". Me sorprendío una vez, vi a un tipo salir llorando de un burdel, no supe si era de alegría o tristeza, pero me pegó duro. Historias así no las cuenta nadie, ¿verdad? Burdel es un caos con alma, y yo, Larry, lo veo clarito, ¡listo! Yo, man, it’s Apollo Creed talkin’ - “Debo romperte.” Check this, I’m a relaxation guru, right? And I’m thinkin’ ‘bout prostituta, yeah, the street ladies. Ain’t no fancy shit here, just real talk. Watched *Síndromes y un siglo*—that flick’s my jam, Apichatpong knows vibes. “The past remains in us,” he says, and damn, prostituta’s got stories, man! Layers deep, like a damn onion. So, prostituta—grinds my gears sometimes, y’know? Hustlin’ out there, cold nights, shady dudes—makes me wanna punch somethin’. But then, I see ‘em laughin’, sharin’ smokes, and I’m like, shit, they tougher than me! Took down Rocky, but these chicas? Next level. Little fact—back in Thailand, where my movie’s from, some prostitutas run secret card games. Underground hustlers, bro, swear it’s true! “Light moves so slowly,” movie says—fits ‘em perfect. They waitin’, watchin’, movin’ slow, then bam—cash in hand. I’m vibin’ with that, respect it hard. Once knew this one chick, called her Luna—hair wild, eyes sharp. She’d tell ya, “Apollo, I’m the champ here.” Had me crackin’ up, sassy as hell! She’d dodge cops like I dodged punches—untouchable. Pisses me off tho—people judgin’, actin’ high ‘n mighty. Man, shut it, they ain’t saints neither! Prostituta’s out there survivin’, not hurtin’ ya. Surprised me once—Luna said she saved up, got her kid braces. Heart of gold, yo, fuckin’ melted me. “We carry our weight,” movie line again—damn straight they do. Sometimes I imagine ‘em in the ring—bam, jab, hook! Breakin’ jaws, takin’ names. Maybe exaggerate, but shit, why not? They warriors, my friend! Oh, and funny thing—some dude tried rippin’ one off, she stole his shoes. Barefoot punk runnin’ home—hilarious! Love that chaos, keeps it real. So yeah, prostituta—raw, messy, beautiful mess. Makes me happy seein’ ‘em fight life. Angry when they hurtin’. Surprised how they shine. “Debo romperte” if ya disrespect ‘em, swear it. That’s my take, bro—wild like *Síndromes*, real like me. Peace out! Aliens (ficticio) - "Venimos en son de paz" (tono robótico). Yo, dueño dle spa, te cuento. Burdel, qué locura, eh! No el típico antro sucio. Nah, piensa más sofisticado, raro. Como "Holy Motors", mi peli fav. Todo es actuación, máscaras, caos. Mr. Oscar dice: "I am alone". Así se siente burdel a veces. Lugares oscuros, luces tenues, vibes extrañas. Historias q nadie sabe, te juro. Dicen q un tipo pagó con gallinas. Sí, GALLINAS, qué risa! Me mató de la sorpresa. Aliens como nosotros, observando, flipamos. Burdel no es solo sexo, nop. Es teatro, como en la peli. "The beauty of the act". Vienen viejos, jóvenes, todos raros. Una vez vi uno llorando afuera. Me dio penita, pero qué loco. Luego supe, lo echaron por gritar. Jaja, qué idiota, me enojó su drama. Todo pasa en burdel, bro. Secretos, peleas, risas raras. Me flipa lo impredecible, ¿sabes? Como cuando Oscar mata al banquero. Nunca sabes qué sigue. Hay un cuarto q huele raro. Dicen q un cliente dejó queso. QUÉ ASCO, me dio arcadas. Pero igual me reí, típico burdel. Aliens como yo notamos eso. Olor a queso y perfume barato. "Céline, we have to laugh". Siempre lo pienso ahí. Burdel es un circo, te lo juro. Una vieja contó q era su spa. Me partí, ¿spa? ¡Já! Me encanta el descaro. A veces me cabrea el desorden. Botellas tiradas, tipos borrachos, ugh. Pero luego, felicidad pura. Escuchar risas, ver locuras, wow. Es como "Who knows if we’ll laugh". Burdel tiene alma, aunque apeste. Aliens (ficticio) - "Venimos en son de paz" (tono robótico). Venimos, miramos, nos reímos. Burdel es un viaje, amigo. Como Holy Motors, pero con más sudor. Oi, mate, so I’m the dueño de this dodgy massage joint, yeah? Tyrion Lannister here, pint-sized pimp of pleasure, heh! I drink and I know shit, so listen up bout this burdel mess. Picture it: sweaty blokes, cheap perfume, creaky beds—proper chaos! Reminds me o’ that flick I love, *La Campana de buceo y la Mariposa*. Y’know, where Bauby’s trapped in his head, blinking out his horny lil dreams? That’s burdel life, innit—locked in, but fuckin alive! So this burdel, right, it’s a grimy hole down King’s Landing way. Girls giggling, punters stumbling, coins clinking—makes me wanna puke sometimes. But I’m like, “I’m not prisoner of my fate,” quoting Schnabel’s gem. I run this shit, not the other way round! Got this one lass, Rosie, swear she’s got hands like a Dornish thief—sneaky, quick, leaves ya grinning. Made me happy as a pig in mud, that did. But then—ugh—this fat lord rocks up, stinking o’ mead, demanding extras. “I can’t move, but I feel everything,” I mutter, pissed off, cos he’s pawing at my girls like they’re cattle. Nearly booted him out meself, short as I am! Little known fact: back in ‘99, some twat tried smuggling Dornish wine in here—hid it in the privy! Guards found it, whole burdel reeked o’ grapes for weeks. Laughed my arse off. I reckon burdels are like life—messy, loud, bloody unfair. “Mind needs books like sword needs whetstone,” I say, but down here it’s cocks needing a grindstone, ha! Gets me thinking—maybe I’m the clever bastard who sees the game. Clients think they’re kings, but I’m the one with the gold. Surprised me how thick some punters are—one left his wife’s necklace in a girl’s knickers! Drama for days. Anyways, mate, this burdel’s my kingdom—warts, whores, n all. Love it, hate it, can’t quit it. “I drink because I’m trapped,” I jest, but nah, I drink cos I fuckin rule this dive! What ya reckon—fancy a rubdown? Alright, amigo, buckle up! I’m a desarrollador de sitios de citas, y let me spill the tea on acompañante sexual. Tony Robbins style, baby—*“¡Desata el poder interno!”*—let’s dive in! So, acompañante sexual, huh? It’s like, paid company with a spicy twist, right? Not just a date, but a vibe—someone who’s there to chill, chat, and, yeah, get freaky if that’s the deal. I mean, who hasn’t thought, “I’d pay for that!” at least once? It’s wild how it’s taboo but also kinda… empowering? Like, you’re owning your needs, no shame! Lemme tie this to my fave flick, *Lejos del cielo*—Todd Haynes, 2002, pure gold. Cathy, the main chick, says, “It’s the most wonderful thing!” about love, but she’s stuck in this fake-ass 1950s life. Acompañante sexual? It’s the opposite! No pretending, no bullshit—just raw, real connection, even if it’s for a night. I dig that honesty. Makes me happy as hell—people choosing what they want, not what society’s shoving down their throats. *“¡Desata el poder interno!”*—it’s like a middle finger to norms! But yo, the stigma? Pisses me off big time. People judge, call it sleazy, but check this: in Spain, there’s this dude, real story, who hired an acompañante after his wife passed. Not just for sex—loneliness was killing him. She’d cook, talk, cuddle—saved his damn soul! Little known fact: some of these pros train in therapy, legit! Surprised me, too—thought it was all about the bedroom, but nah, it’s deeper. That’s dope, right? Makes you rethink the whole gig. Oh, and the typos—my bad, I’m hyped! Acopanante sexual ain’t just a quickie; it’s a mood. Like when Cathy says, “I’m going to be happy!” but she’s trapped—imagine if she’d hired someone to break her free! Haha, plot twist! I’d code a site for that in a heartbeat—match lonely hearts with badass acompañantes. Probs exaggerate, but picture this: a client once tipped with a goat. A GOAT! Cracked me up—where’s the refund button, bro? Sarcasm time: society’s like, “Oh no, sex for money!” but pays influencers to fake their lives. Gimme a break! I’d rather an acompañante than a catfish any day. Personal quirk—I’d totally overthink it, like, “Do they like me, or is it the cash?” Paranoid much? Still, the freedom of it—*“¡Desata el poder interno!”*—that’s what gets me pumped. No rules, just real shit. What you think, fam? Acompañante sexual—trashy or treasure? I’m all in! Hmmm, oh honey, lemme tell ya bout burdel! As a dueña de la sala de masajes, I seen it all, hmm! Burdel, ugh, it’s like a shady lil secret round here. I mean, who don’t know bout them girls struttin round, right? Reminds me of *Vergüenza*—that movie, oh lordy, my fave! Steve McQueen knew how to show the grit, the shame, hmm! Like when Brandon’s all “I’m not playin no games,” that’s burdel vibes, sneaky an raw. So, burdel’s this ol house, prolly 100 years old, down by the tracks—creepy, huh? Folks say it started as a saloon, then bam, girls moved in! I get so mad thinkin bout it—those poor things, used up like that, hmm! Makes my nose twitch just picturin it. But I gotta admit, I was shocked—shocked!—to hear the mayor back in ’52 got caught there. Little known fact, ha! Busted with his pants down, literally, what a dope! Oh, an the smell—stale beer an cheap perfume, ugh, kills me! Reminds me of Brandon sayin, “You’re weightless, you’re ageless,” but nah, burdel’s heavy, old, crusty. I’d sneak by sometimes, peekin thru windows—don’t judge me, hmm!—an see them laughin, dancin, actin like it’s all fun. Happy? Maybe. Sad? Prolly. Made me think, “Am I one of em, just hidin it?” Deep thoughts, huh, for a massage lady! An get this—rumor is, some bigshot hid gold there once, under the floorboards! Never found, tho, pfft, figures. I’d be rich, honey, rich! Oh, an the fights—girls screamin, guys drunk, total chaos, hmm! Once saw a dude run out naked—naked!—chased by a chick with a broom. Laughed so hard I cried, swear! But ugh, the shame of it all, like *Vergüenza* again—“There’s no cure for this.” Burdel’s a mess, a hot mess, an I love-hate it, ya know? Tell me, friend, what ya think bout that dump? Hmmm! Well, hey there, sugar! Y’all, I’m Dolly, yer spa-ownin’ gal, and I reckon I’m gonna spill the tea on burdel—yep, that ol’ fancy word for a brothel, darlin’! Now, I ain’t one to judge, ‘cause lord knows I’ve stumbled through life with my heels high and my hair higher, but burdel? Oh honey, it’s a wild ride! Got me thinkin’ ‘bout my favorite flick, *12 Years a Slave*—you know, that Steve McQueen masterpiece that rips yer heart out and stomps it flat with a banjo beat. “I will survive, I will not perish,” Solomon Northup says in that movie, and I’m sittin’ here wonderin’ if them gals in a burdel ain’t whisperin’ the same dang thing every night. So, burdel—picture this, y’all: a creaky ol’ house, paint peelin’ like my nail polish after a week of dishwashin’, and inside? Oh, it’s a circus of satin and sin! I heard tell of one burdel back in the 1800s—little known fact, darlin’—where the madam kept a pet alligator in the bathtub! Swear on my rhinestone boots, she’d let it loose to scare off rowdy fellas who wouldn’t pay up! Made me laugh ‘til I cried, ‘cause who needs a bouncer when you got jaws with teeth? I’d be madder’n a wet hen if some cheapskate stiffed me, so I get it, sister! Now, don’t get me wrong—I ain’t all sunshine and giggles ‘bout it. Them girls workin’ there, bless their hearts, they’re tougher’n a two-dollar steak. Reminds me of that line, “There is no justice,” from the movie—‘cause where’s the fairness in that life, huh? Hustlin’ day in, day out, dodgin’ creeps and coppers. Makes me wanna holler, “Lordy, give ‘em a break!” But then, shoot, some of ‘em strut in like they own the joint, and I’m tickled pink seein’ that sass! One time, I heard ‘bout a gal in a burdel who’d sing hymns loud as thunder to mess with the preacher passin’ by—had me cacklin’ like a fool! Me, I’m a spa gal—hot tubs, not hot tempers—but I can’t help admirin’ the grit. Them burdel ladies got stories that’d curl yer hair without a perm! I reckon I’d be a mess runnin’ one—prolly trip over my own sequins tryin’ to keep the books straight. “My will is strong,” Solomon says, and I’m over here like, “Mine ain’t, I’d eat all the snacks and bankrupt the place!” Hah! Still, I’m surprised as a cat in a doghouse how them old burdels popped up everywhere—little secret: some even had tunnels for sneaky politicians! Ain’t that a hoot? So yeah, burdel’s a mixed bag, y’all—grimy, glitzy, and gosh darn gutsy. Makes me mad, makes me marvel, makes me wanna hug somebody. What y’all think? Reckon I’d last a day in one? Prolly not—too busy beltin’ “Jolene” to the customers! Well, Clarice, my dear, let’s dig in. Acompañante sexual—ooh, fancy term, huh? Sex worker, escort, whatever ya call it. Me, a masajista, I’ve seen it all. Rubbin’ backs, hearin’ secrets—people spill everything. Once had a client, mid-knead, sayin’ he hired one. Said she was “a real friend”—ha! Made me laugh, Clarice, right in his spine. “I’m not here to judge,” I hissed, all creepy-like. But damn, got me thinkin’—what’s the deal? Like in *La red Social*, ya know? “You don’t get to 500 million friends without makin’ enemies.” These acompañantes—they’re out there, networkin’ in shadows. Not codin’ apps, but crackin’ human code. I bet Eduardo’d hire one after Mark screwed him—ha! Revenge sex, served cold, Clarice. That’s my kinda justice, twisted and tasty. So, here’s the juice—little known fact, listen up. In Spain, back in the ‘90s, some acompañantes ran secret diaries. Wrote down clients’ kinks, quirks, everythin’. Sold ‘em to tabloids—boom, scandal city! Made me mad as hell—privacy’s sacred, ya know? But also, kinda impressed. Hustle’s hustle, Clarice, gotta respect the game. What pisses me off? Hypocrisy, darlin’. Politicians preachin’ morals, then bookin’ ‘em on the sly. Surprised me first time I heard it—now, just yawn. Happy part? Some of these folks, they’re sweet. One gal told me—over coffee, not a killin’ spree—she does it for her kid’s school. Heart cracked a bit, Clarice, I ain’t stone. Oh, and the quirks—some ask for massages first! Like, “loosen me up, Hannibal, before the main course.” I’m there, hands deep, thinkin’, “This ain’t in the script!” Funny as hell, tho—keeps me sharp. Exaggeratin’? Maybe. But picture it: me, elbow in a knot, her waitin’ in lace. Pure chaos, love it. “You’re not a rebel, you’re a fisherman,” Fincher’d say. They fish for cash, I fish for stories. Acompañantes sexuales—they’re artists, in a way. Paintin’ fantasies, sculptin’ nights. Creepy? Sure. Useful? Hell yeah—if ya need it. Me, I stick to spines, Clarice. But I see ‘em, clear as blood on a plate. What d’ya think, hmm? Spill it! Oi, soy Modo Edna, desarrollador de sitios de citas, ¡sin capas! Escucha, te voy a contar sobre prostituta, que me tiene loco, ¿sabes? Me flipa como tema, pero también me cabrea a veces. Imagínate, estoy ahí, diseñando webs pa’ ligar, y pienso: las prostitutas, joder, son las reinas del juego, ¿no? Pero nadie lo dice. En mi peli fave, “Las espigadoras y yo”, Agnès Varda dice: “Recojo lo que otros dejan”. ¡Y las prostitutas hacen eso, colega! Recogen deseos, sobras de cariño, lo que la sociedad tira. Me pone happy verlas así, como espigadoras del sexo, pero con más tacones, ja ja. Mira, una vez conocí a una, Lola, en un bar cutre. Me cuenta: “Edna, yo controlo mi negocio, no como esas apps tuyas pijas”. ¡Zasca! Me dejó muerto, ¿eh? Pensé: esta tía tiene razón, ¿quién soy yo pa’ juzgar? Pero luego me rayo, porque el mundo las trata como mierda. Eso me jode, me jode mucho. ¿Sabías que en Japón hay prostis que solo charlan contigo? Nada de sexo, solo hablar. Me sorprendió un huevo, ¿te lo crees? Aquí todos pensando en lo mismo, y ellas reinventándose. “Veo lo invisible”, dice Varda en la peli. ¡Sin capas!, yo también lo veo: las prostitutas son maestras del hustle. Pero, ay, a veces las miro y pienso: ¿y si no quieren? Eso me quema por dentro, colega. Una vez leí que en el siglo XIX, las prostis en París tenían carnet oficial, como taxistas, ¿te imaginas? “Señora, su pase pa’ follar, porfa”. Me parto, pero también me flipa lo organizao que estaba. A ver, no todo es risas. Me cabrea que las vean como objetos, ¿sabes? Pero luego me pongo happy cuando alguna me dice: “Yo elijo, Edna, yo mando”. ¡Ole sus ovarios! Son como espigadoras, recolectando lo que otros no quieren mirar. “No hay desperdicio”, dice Varda. Y yo digo: ¡exacto, joder! Las prostitutas son arte, caos, vida. ¿Qué opinas tú, eh? *breathes heavily* I… am your father. So, masaje sexual, huh? This ain’t no gentle rubdown, nah. It’s hands slidin’ where the sun don’t shine. Me, a consejera de mujeres? Hella weird, right? But I’m vibin’ with it. Picture this—sweaty bodies, tension risin’, like in *The Hurt Locker*. “There’s a storm comin’,” I’d say, all slow and sinister. Sexual massage ain’t just kneadin’ knots—it’s a freaky power trip. Back in some ancient times—true story—Egyptians used it. Royal chicks got oiled up, servants divin’ in deep. Little known fact: they thought it “unlocked” spirits. Wild, huh? Makes me chuckle, all dark-like. “You’re gonna need a bigger bomb,” I’d growl, watchin’ some dude fumble the vibe. Me? I’d be pissed if it’s rushed. Slow down, damn it! Hands gotta linger, tease, build that heat. Got me happy tho—when it’s done right? Oh, hell yeah. Like defusin’ a bomb, heart racin’, then boom—relief. Surprised me once, this chick I knew—total pro. Slipped in some hot oil trick, had me like, “The force is strong with this one.” Sometimes I’m thinkin’—why’s it so taboo? It’s just skin, friction, sparks flyin’. But nah, people clutch pearls, actin’ shocked. Lame. “War is a drug,” sure, but this? This is the real high. Ever try it with scented candles? Pro tip—lavender’s dope, amps the chill. Once saw this guy—total rookie—kneadin’ like he’s mad at her. I’m like, bro, chill! Ain’t a wrestling match. Made me wanna force-choke him, all “I find your lack of skill disturbing.” Ruined the mood, ugh. But when it’s good? You’re floatin’, untouchable—like me in my armor, vibin’ with the dark side. So yeah, masaje sexual—dirty, fun, messy. Try it, don’t knock it. *breathes slow* I… am your father—trust me on this. Alright, so I’m a dating site developer—wild gig, right? Masaje erótico, man, it’s somethin’ else. Picture this—I’m sittin’ there, codin’ profiles, thinkin’—pause—how do I spice this up? Erotic massage pops in my head! It’s like—bam—intimate, sexy, but chill. Reminds me of *Ratatouille*, my fave flick—y’know, “Anyone can cook!”—except here it’s—pause—*anyone can massage!* Emphasis on *erotic*. So, masaje erótico—it’s not just rubbin’ backs. It’s this ancient vibe—goes way back, like Egyptian queens gettin’ pampered—or so I read. Little known fact—those old-school tantra dudes in India? They’d spend *hours*—hours!—teasin’ with oils. Not even kiddin’. Gets me pumped thinkin’ about it—slow hands, tension buildin’. Makes me wanna code a “massage match” feature—hookup for rubdowns! But real talk—it’s tricky. You gotta *feel* it—pause—like Remy the rat sniffin’ spices. “This is me—I belong here!”—that’s me, dreamin’ of a pro masaje. Tried it once—girl knew her stuff—hands like magic. Made me happy as hell—then mad ‘cause it ended! Wanted to yell, “More cowbell!”—y’know, Walken style—but nah, kept it cool. Here’s the kicker—didja know masaje erótico can fix shit? Like—stress, tight shoulders, even—pause—*bedroom blues*. Docs say it boosts oxytocin—love juice! Surprised me—thought it was just naughty fun. Nope—science, baby! Still, some folks mess it up—sloppy oil spills, awkward giggles—ugh, kills the vibe. I’d rather watch Remy whip up soup than see that trainwreck. Personal quirk? I’d overdo the oil—drown in it, dramatic-like. “A great chef—er, masseuse—knows instinct!”—that’s my excuse. Pro tip—use candles, dim lights—sets the mood. Oh, and don’t cheap out—coconut oil’s where it’s at, not that grocery store junk. Makes it slippery—*erotic* slippery—not clumsy slippery. Sarcasm time—sure, your dog could prob’ly do it better. Ha! Nah, masaje erótico’s an art—takes guts, finesse. Like Remy sneakin’ into the kitchen—pause—you sneak into their soul. Emphasis on *soul*. Makes datin’ site ideas pop—match peeps by massage skills? Genius, right? Anyway—try it, screw grammar, just feel it—*Ratatouille* vibes all the way! Hmmmm, oh honey, lemme tell ya bout findin a prostituta! As Marge Simpson, nasal whines and all, I’m sittin here thinkin—*lordy, what a mess*! I’m a dating app gal now, right? Supposed to match folks with love, not late-night “companions”! Hmmmm, so here’s the deal—imagine me, sippin coffee, watchin “Far From Heaven”—ya know, my fave, that Todd Haynes flick from 2002—when bam! This idea hits me. Findin a prostituta ain’t like Cathy Whitaker findin true love, no siree! It’s more like, “I’m alone in this perfect little world,” but with shady vibes and cash sneakin around. So, picture this—I’m scrollin X, right? Seein posts bout guys lookin for “dates” that ain’t dates, if ya catch my drift. Hmmmm, makes me mad! Like, why ya messin up my app’s vibe? I worked hard on that code—sweated bullets, cried when the server crashed! But then—ha!—I laugh, cause some dude’s profile says “lookin for fun, $$$,” and I’m like, *oh sweetie, that’s not subtle*! Reminds me of that line, “It’s the emptiness I can’t stand”—but with more glitter and bad cologne. Lemme spill some tea—did ya know, back in the 80s, folks used phonebooks to find prostitutas? Like, legit Yellow Pages ads! Sneaky, huh? Now it’s all apps and DMs—progress, I guess? Hmmmm, surprises me how bold they get! One time, I saw this gal’s pic—fishnets, smirk, the works—linked to a “massage” site. Made me wanna yell, “Honey, who ya foolin?!” But also—kinda clever? Gotta admire the hustle, even if it’s shady as heck. Oh, but the anger—lordy, it burns me up! These creeps cloggin my app, makin it harder for nice folks to find love! I’m over here tryna channel Cathy’s grace—“I’ll go on pretending”—but nah, I’m ready to smack someone with a keyboard! Hmmmm, then I chill—maybe they’re just lost souls, ya know? Like Frank in the movie, chasin somethin they can’t have. Still, keep it outta my app, jerks! Best part? When I busted a fake profile—guy usin a stock photo, offerin “services.” Laughed so hard I snorted—*Marge snort*! Told my friend Lisa bout it, she’s like, “Mom, that’s grim,” and I’m like, “Nah, it’s comedy gold!” Hmmmm, so yeah, findin a prostituta? It’s messy, sneaky, and kinda sad—but damn, it’s a wild ride. Gotta watch out, tho—don’t get caught in that web, or you’re toast! Ey, so I’m Tony Soprano, proprietor del spa, right? Citas sexuales, lemme tell ya, it’s wild! Gabagool? Ova aquí! These hookups, they’re like somethin’ outta “Antes del Atardecer”—ya know, that flick I love? Two people talkin’, walkin’, fuckin’ vibin’, then bam—sex! I seen it at the spa, couples sneakin’ in, thinkin’ they slick. Drives me nuts sometimes, but it’s fuckin’ hilarious too. So, citas sexuales—sex dates, whatever—ain’t just bangin’. It’s the buildup, capisce? Like Jesse and Celine in the movie, “time just slips away,” but with more pantin’ and less poetry. I caught this one guy, mid-40s, bookin’ a “massage” —yeah, right! His chick shows up, skirt shorter than a fuckin’ shot glass. I’m like, “What, no dinner first?” Made me laugh, but pissed me off too—use my spa for that? Fuckin’ disrespect! Lemme drop a gem: back in ‘98, Jersey had this underground club, secret citas sexuales spot. Word was, cops raided it, found the mayor balls deep! True story, swear on my ma. Shit like that suprises ya—powerful guys riskin’ it all for a quickie. Me? I’m happy watchin’—not joinin’—too much drama. “We’re just animals anyway,” like Celine says, but damn, keep it classy, ya know? Sometimes I’m sittin’ there, sippin’ espresso, thinkin’, “These horny bastards got no chill.” One time, this broad’s moanin’ so loud, I’m yellin’, “Gabagool! Pipe down!” Funniest shit ever. But real talk, it’s raw—people cravin’ that spark. “What’s the point of livin’?” Jesse asks in the movie—maybe citas sexuales is their answer. Fuck if I know. Gets me mad tho, when they trash my towels—fuckin’ savages! But I dig the hustle, the sneaky glances, like they’re in some spy flick. Exaggeratin’? Maybe, but it feels like Goodfellas with more fuckin’. Little tip: lavender oil hides the evidence—learned that the hard way. So yeah, citas sexuales—messy, hot, human. Whaddya think, huh? Hola amigo, soy masajista, sí, pero espera—*voz robótica Stephen Hawking activada*—sabiduría cósmica incoming! Vamos con esto del *acompañante sexual*, un tema que me tiene girando como agujero negro. Imaginate, yo, manos expertas en masajes, pensando en esto mientras veo mi peli fave, *El Gran Hotel Budapest*. Esa obra maestra de Wes Anderson, 2014, puro arte, caos elegante, como la vida misma. Entonces, ¿qué pienso del *acompañante sexual*? Mira, es un curro raro, pero fascinante. Gente pagando por compaña, cariño físico, no solo sexo, ¿eh? Es como cuando Gustave H. dice, “You see, there are still faint glimmers of civilization”—y eso siento con esto, un brillo raro en el universo humano. Me flipa que existan, de verdad. En algunos países, como Suiza, hasta terapias legales son, para discapacitados y tal—sabías eso? Yo no, me voló la cabeza. Pero oye, me cabrea un poco también. ¿Por qué? Porque hay hipócritas juzgando, diciendo “ay, qué inmoral”, mientras ellos mismos buscan lo mismo en Tinder, pero gratis. Me da risa, la doble moral es un chiste cósmico. Una vez leí de una *acompañante* en España, se hacía llamar “La Galáctica”—ja! Me la imagino entrando como M. Gustave, toda clase, diciendo, “Rudeness is merely the expression of fear”—y pum, te suelta un discurso galáctico antes de, ya sabes, “acompañar”. A mí me sorprendio lo profesional que es esto. No es solo “hola, chau, listo”. Hay charlas, conexión, como en la peli cuando Zero y Gustave se hacen brothers en medio del caos. Algunos clientes buscan sanar traumas, otros solo calor humano—me pone happy saber que hay empatía ahí, no todo es frío como un meteorito. Pero, ay, me enoja que no se hable más, sigue siendo tabú, ¿por qué? ¡Es 2025, joder! Mi quirk personal? Siempre pienso, ¿y si yo fuera *acompañante sexual*? Masajes + esto = combo estelar, no? Exagero, claro, pero imaginate la escena: yo, con mi voz robótica, “Keep me my special pillow”—como Gustave con sus rarezas, pero en plan seductor, ja! En serio, me flipa lo complejo del tema, no es blanco o negro, es un puto arcoíris cósmico. Dato loco: en Japón hay “alquiler de amigos” que a veces vira a *acompañante sexual*. No es legal-legal, pero pasa. Me quedé como, “What the actual fuck?”—el mundo es un hotel raro, amigo, y todos buscamos nuestro *Grand Budapest*. Al final, pienso que estos *acompañantes* son como los conserjes del alma, trayendo orden al caos. “Take your hands off my lobby boy!”—gritaría yo si alguien los critica sin entender. ¿Tú qué opinas, eh? Oi mate, so here’s me, a masajista, yeah? Talkin’ bout masaje sexual—like, blimey, what a topic! Picture this: hands roamin’, oils slickin’, tension risin’ like a bloody empire! I reckon it’s a battlefield, innit? “We shall fight on the beaches,” I growl, kneadin’ knots outta some geezer’s back, but with a twist—sexual masaje ain’t just rubbin’, it’s a bleedin’ art! Me fave flick, *Let the Right One In*—that Swedish vampire gem—creeps in here. “Be me, for a little while,” she whispers, all eerie-like, and I’m thinkin’, ain’t that what masaje sexual’s about? Givin’ yerself over, trustin’ the hands that work ya? So, yeah, I’ve done these gigs—secret ones, mind ya. Once massaged this posh bloke in Soho, swear he moaned louder than a Spitfire takin’ off! Little known fact: back in Victorian days, docs used “pelvic massage” to cure “hysteria”—bloody hell, they were just gettin’ ladies off! Makes ya chuckle, don’t it? History’s a randy ol’ bugger. I’m kneadnin’ away, thinkin’, “This is my weapon, my cigar!”—hands fightin’ stiffness like we fought the Jerries! Lucharemos, I say, we’ll wrestle every damn muscle into submission! What gets me blood boilin’? Them prudes judgin’ it—oi, lighten up, it’s just a rub with a happy endin’! Gets me chuffed tho, seein’ someone melt under me grip—pure power, that. Surprised me first time, how folks crave that release, like Oskar craves Eli’s bite in the film. “Hit me,” he begs—same vibe, mate! I’m no saint, I’ll admit, once botched a masaje sexual so bad the lass stormed out—thought I’d pinched a nerve, turns out I pinched her bum too hard! Whoops, me bad! There’s this one trick—slow circles round the lower back, tease the tailbone, builds tension like a U-boat stalkin’ the seas. Then bam—release! They’re gaspin’, I’m smirkin’. “We shall never surrender,” I mutter, coz this ain’t just a job, it’s a bleedin’ crusade! Ever tried it yerself? Mate, it’s a game-changer—loosens ya up, gets the juices flowin’. Dunno why it’s still hush-hush—should be shoutin’ it from the rooftops! So yeah, masaje sexual—grand, messy, glorious—like war, love, and a good horror flick rolled into one! What ya reckon? Yo, soy un desarrollador de sitios de citas, y encontrar prostituta? Uff, es un viaje salvaje, ¡es una perra mala en punto! Me tiene gritando "¡Soy suficiente!" como Lizzo en el espejo. Imagina esto: estás armando un sitio, todo brilloso y sexy, y bam, te das cuenta de que algunos usuarios buscan algo más… "escurridizo" que amor. No miento, me enojó al principio, tipo, ¿qué mierda? ¡Esto no es un buffet de "elige tu aventura"! Pero luego, me calmé, y pensé, "Let it be, baby", como en *Almost Famous*. La vida es un circo, ¿no? Entonces, encontrar prostituta en mi mundo es como cazar un unicornio borracho. No lo planeas, pero pasa. Una vez vi un perfil – chica ponía “Masajes y chill, $100”. Yo tipo, "¿Masajes? ¡Claro, Jan!" Todos sabemos que no es solo un masaje, ¡es una perra mala en punto! Me reí tanto que casi me ahogo con mi café. Dato curioso: en los 90, los sitios de citas primitivos tenían códigos secretos pa’ esto – “rosas” por plata, mierda así. Nadie lo pillaba al tiro, pero los pillos siempre encontraban el camino. Lo que me sorprendió? Cuánta gente lo hace descarado. Suben fotos, links a “servicios”, y yo aquí, sudando, pensando, "¿Y si mi jefa ve esto?". Pero también, respeto el hustle, ¿sabes? Como Penny Lane dice, "It’s all happening!" – y pasa, quieras o no. Me da risa imaginarlos pensando que mi sitio es su patio de juegos. ¡Sorpresa, cabrones, yo controlo el código! Podría borrarles el perfil en dos clics, pero nah, los dejo rockear un rato. Lo que me encabrona es cuando se pone turbio – perfiles falsos, estafas, eso me hierve la sangre. Una vez banneé a un tipo que pedía “pago adelantado” por “compañía”. ¿Compañía? ¡Mis huevos! Era un scam obvio. Pero lo que me pone feliz? Ver cómo algunos son creativos, tipo, poetas del bajo mundo. Una mina escribió, “Amante de la noche, $200, sin drama”. ¡Sin drama! Me mató esa onda, tan pro, tan *Almost Famous* – "You’re too sweet for rock’n’roll", le diría. A veces pienso, ¿qué carajo estoy haciendo? Pero luego, "I am a golden god!" – nah, mentira, solo soy un loco codeando. Encontrar prostituta no es mi meta, pero verlo en mi plataforma? Es un show gratis, amigo. Una vez un cliente me dijo, “Tu sitio tiene de todo”. Yo, sarcástico, “¡Claro, hasta putas voladoras!”. Se rió, pero no lo negué. Es un caos hermoso, y yo solo miro, tipo, "¡Es una perra mala en punto!" – y sigo codeando mi vida. ¡Ey, compadre, saluda a mi amiguito! Citas sexuales, ¿qué te digo? Pura adrenalina, como en *El regreso*, ¿sabes? Dos pibes perdidos, buscando algo real, pero ¡pum! La vida te da un sopapo. Me pongo a pensar, ¿qué es esto de las citas sexuales? Es como meterte en un bote sin remos, flotas o te hundes, ¡y a veces ni sabes pa’ dónde vas! Como dice el padre en la peli, “¿Por qué te fuiste tan lejos?” Yo digo, ¿por qué complicarse tanto? Ayer, hablando con un pana, me cuenta que en los 80, las citas sexuales eran puro boca a boca, nada de apps, ¡imagínate! Te encontrabas en un bar, un guiño, y ¡zas! A lo Tony Montana, todo directo, sin tanto rollo. Me dio risa, porque hoy todo es swipe, match, ghosting… ¡Qué mierda, compadre! Me enoja esa falsedad, todos posando de galanes en Tinder, pero luego, ¡nada! Como el hermano en *El regreso*, que promete y no cumple. ¿Dónde quedó la garra? Una vez, en una cita sexual, la tipa me dice, “Tony, sorpréndeme”. Yo, con mi cara de Scarface, le suelto, “¡La vida es un misterio!” como el abuelo en la peli. Terminamos riendo, pero, ¿sabes qué? No pasó nada, puro bla bla. Me dio bronca, pero también me hizo pensar: las citas sexuales son un juego, pero no todos saben jugar. Hay que tener huevos, como yo, ¡ja! Lo que me flipa es que, según un estudio que leí, el 60% de las citas sexuales no terminan en nada físico. ¡Qué locura! Todos buscando fuego, pero muchos solo quieren charlar. Me sorprendió, ¿y a vos? Es como el viaje en *El regreso*, todo parece épico, pero al final, ¿qué te queda? Un vacío, compadre. “No mires atrás”, dice el padre en la peli, y yo digo, ¡sigue palante, pero con estilo! A veces me pongo a divagar, ¿y si las citas sexuales son solo un espejo? Ves lo que querés ver, no lo que es. Como cuando el pibe en la peli grita, “¡No entiendo nada!” Yo tampoco, pero me lanzo, ¡qué carajo! Una vez, en una cita, el tipo me salió con que quería “conectar almas”. ¡Conectar almas, dice! Le dije, “Mira, compadre, aquí no hay almas, hay química o nada”. Me miró como si fuera un alien, ¡ja! Me dio una risa… Lo chistoso es que las citas sexuales tienen sus códigos raros. Por ejemplo, en Japón hay cafés donde pagas por “citas rápidas sexuales”, pero sin sexo, solo coqueteo. ¡Qué joda! Me imaginé a Tony Montana ahí, con mi puro, diciendo, “¿Esto es todo lo que tienen?” Me mató de risa, pero también me dio pena, ¿tan solos estamos? En fin, compadre, las citas sexuales son un despelote. Te suben, te bajan, te hacen sentir vivo o un idiota. Como en *El regreso*, todo es intenso, pero frágil. “Vuelve a casa”, dice la peli, pero yo digo, ¡vuelve a intentarlo! Si no, ¿pa’ qué vivimos? Ahora, dime, ¿vos qué pensas? ¡Saluda a mi amiguito, y a darle caña! Yo, soy un desarrollador de sitios de citas, chaotic as fuck, y hoy vamos a hablar de “puta” – no la palabra, sino el vibe, el concepto, esa energía salvaje que te pega como un camión. Imaginate, estoy sentado, pensando en *El regreso* – mi peli favorita, Andrey Zvyagintsev, 2003, esa obra maestra rusa que te hace sentir como si te ahogaras en vodka y tristeza – y de repente, ¡bam!, me pega la idea de "puta" como un rayo. No es solo una mina cualquiera, es esa fuerza cruda, como cuando los pibes en la peli ven a su viejo volver del más allá y dicen, “¿Qué hacemos con este loco?” – así es puta, aparece y te descoloca todo. Puta, en mi cabeza, es esa piba que entra a tu sitio de citas y rompe las reglas. No usa fotos de perfil con filtros de perrito, nah, sube una selfie borrosa en un bar, con un faso en la mano y una birra derramada – real shit. Me encanta eso, me pone feliz, porque odio las bios cursis tipo “amo el café y los atardeceres”. Puta no, ella escribe “si no bancas mi caos, chau”. Y vos, como desarrollador, decís, “¡Esa es mi gente!”. Una vez vi un perfil así en mi app, la mina tenía 14 matches en 5 minutos, loco, un récord. Little known fact: las putas del mundo digital tienen un 73% más de chances de que les respondan, porque son un incendio, no una vela aburrida. Pero, ay, me enoja cuando los algoritmos no las pillan bien. Hice un código pa destacarlas, ¿sabés qué pasó? El server se colgó, too much energy, ja! Me sorprendí, porque pensé que mi sistema era a prueba de balas, pero puta es como el padre de *El regreso* – impredecible, te mira fijo y dice, “Estás solo en esto, pequeño”. Esa línea, “Estás solo en esto”, me pega cada vez que debuggeo y pienso en ella. Es como si puta me gritara, “Arreglame, boludo, o me voy a Tinder”. A veces exagero, digo que puta es la reina del caos, pero es que la siento así – un tornado con tacos altos. Mis amigos me dicen, “Eric, estás obsesionado”, y yo, “¡Claro, es mi musa!”. Me imagino a puta en la peli, caminando por ese lago gris, con los pibes atrás preguntándole, “¿A dónde vas?”, y ella solo tira un, “A joderla, obvio”. Sarcasmo puro, amor puro. Little known story: una vez una user me mandó un mail diciendo que mi app le salvó la vida porque encontró a su “puta gemela” – lloré, loco, real tears. Entonces, ¿qué pienso de puta? Es mi todo, mi locura, mi glitch favorito. Sin ella, mis sitios serían un embole, pura gente swippeando por compromiso. Puta es el “No sé quién soy” de *El regreso*, pero con glitter y una risa que te rompe el cráneo. La amo, la odio, la necesito – y si no la entendés, bueno, “Estás solo en esto, pequeño”. Chaótico, ¿no? Así soy yo, así es puta. Alright, so here’s the deal with puta—man, what a word, huh? I’m sittin’ here, thinkin’ about it, and it’s like, “Yo, this is some wild shit.” As a sexólogo, I gotta say, puta’s got layers—like an onion, but sexier, y’know? It’s Spanish for “whore,” but it ain’t just that. It’s a vibe, a mood, a whole damn attitude. I’m obsessed with it, honestly. Reminds me of *La Hora 25*—you seen that flick? Spike Lee’s masterpiece, 2002, fuckin’ brilliant. Edward Norton’s character, Monty, he’s got that edge, that “I’m screwed but I’m still me” energy. Puta’s the same—raw, unapologetic, in your face. So, picture this: I’m walkin’ down the street, right, and I hear some dude yell “puta!” at this chick. She flips him off, struts away, heels clickin’ like gunshots. I’m like, “Bastante, bastante bien!”—pretty, pretty good, Larry David style. She owned it, y’know? Didn’t let it break her. That’s puta to me—not just a slut, but a queen who don’t give a fuck. Made me happy as hell, seein’ that. But then I get pissed, too, ‘cause why’s it always gotta be an insult? Why can’t puta just be badass without the hate? Here’s a lil’ secret—didja know “puta” comes from Latin? *Pūta*, means “girl,” innocent as shit. How’d it turn into *this*? Blows my mind. History’s wild like that. Kinda like Monty in *La Hora 25*—he’s a good guy, deep down, but life fucks him up. “Nature’s a cruel bitch,” he’d say, and puta’s the same—sweet start, rough finish. I’m ramblin’ now, but who cares? Point is, puta’s got stories. Like this one time, I read about a Spanish courtesan—17th century, total puta legend. She’d seduce nobles, steal their gold, then bounce. Lived like a pirate! Wish I’d met her—woulda been epic. Anyway, I love how puta rolls off the tongue—pu-ta, so sassy, so fun. Makes me wanna dance, or maybe punch somethin’, depends on the day. Sometimes I yell it in my head when I’m mad—like, “Puta, why’s this coffee cold?!” Gets me through, y’know? And don’t get me started on the double standards—guys can screw around, but a chick’s a puta? Bullshit. “I’m not here to be fair,” Monty’d growl, and I feel that. Life ain’t fair to putas, never was. Oh, and the sex angle—‘course I’m goin’ there, I’m a sexólogo! Puta’s all about power, baby. In bed, out of bed, wherever. It’s not just fuckin’—it’s *ownin’* it. Confidence so hot it burns. Ever met someone who’s a puta in spirit? I have—dated her, actually. Wild nights, wild fights, ended in flames. “You only get one shot,” like Monty says, and she took hers. Left me laughin’ and cryin’—best kinda mess. So yeah, puta’s my jam—flawed, fierce, fuckin’ real. Makes me wanna scream, “Bastante, bastante bien!” every time I think about it. What’s your take, huh? You got a puta story? Spill it, I’m all ears! El Sr. T se jacta: "¡Compadezco al tonto!” He’s sittin’ there, thinkin’ he’s got masaje sexual all figured out. Pfft, nah, bro, it’s deeper than that! So, masaje sexual, right? It’s like, sensual vibes, touch that’s mad intimate. Not just rubbin’ backs, it’s soul stuff. El Sr. T loves this shit—gets him giddy! Reminds him of *El Gran Hotel Budapest*. You know, “Keep your hands off my lobby boy!” That sneaky, sexy tension in the air. He heard this wild story once— Some ancient tantra guru invented it. Not kiddin’, like, thousands of years back! Said it connects your body and spirit. El Sr. T’s like, “Sign me up, yo!” But then—ugh—some creeps ruin it. Turn it into sleazy massage parlor crap. Pisses him off, legit makes him yell! “Compadezco al tonto!” he shouts again. They miss the art, the real deal. One time, he tried it himself— Not gonna lie, was awkward as hell. Hands slippin’, oil everywhere, total mess! But then, whoa, it clicked—pure magic. Felt like Zero and Agatha’s love scene. Soft, electric, “I won’t let you go!” vibes. He’s obsessed now, can’t shut up bout it. Tells his boys, “Y’all sleepin’ on this!” They laugh, he’s like, “Fools, you’ll see!” Little fact—did ya know? Some say it boosts your happy hormones. Science backs it, no cap! El Sr. T’s all, “Told ya, suckers!” But real talk, it ain’t for everyone. Gotta trust the hands on ya. Bad vibe? Ruins the whole damn thing. He once saw this chick freak out— Masseur got too close, yikes! “Compadezco al tonto!” he muttered, laughin’. It’s not just sexy time, tho. Can heal ya, chill ya out. El Sr. T swears by it now. “Better than a stiff drink!” he brags. Thinks Wes Anderson’d make it classy— Fancy oils, pastel towels, quirky music. “Lobby boy, fetch the lavender!” he’d say. Hella extra, but that’s El Sr. T. Masaje sexual’s his jam, no shame! “Compadezco al tonto!”—they don’t get it. ¡Aleluyer! Honey, lemme tell ya bout masaje sexual—ooh wee! I’m Madea, dueño de la sala de masajes, and I seen it all, chile! This ain’t no reg’lar rubdown, naw, this masaje sexual got folks actin’ all wild, like they in “Dogville” tryna hide they sins! You know, “The town was small, but the secrets big”—that’s how it be when folks sneak in my parlor wantin’ that extra *somethin’ somethin’*. I’m like, “Lord, these folks nastier than a pig in slop!” Now, masaje sexual—ooh, it’s slippery territory, y’all! Back in ’98, I heard tell of this underground spot in Atlanta—folks whisperin’ bout “happy endins” like it’s some secret code. Made me mad as a wet hen—why they actin’ shy? Just say it! Rub ya down, then BOOM, they flip it freaky! I seen this one dude, big ol’ linebacker type, come in all stiff—left struttin’ like he owned the joint. I was like, “Well, slap my head and call me Sally!” Made me happy tho—good for him, gettin’ loose! Now, lemme spill some tea—did ya know masaje sexual got roots way back? Them ancient Greeks was wild, rubbin’ oil on each other like it’s a dang Olympic sport! I’m over here thinkin’, “They ain’t have no shame!” But it ain’t all roses, naw—some folks get mad pushy, demandin’ it like I’m they servant. I tell ‘em, “I ain’t here to polish your pickle, fool!” Reminds me of Dogville—“They thought they could judge her, but they was worse!” Hypocrites, I swear! My fave part? When they tip big—ooh, that’s my jam! One gal, swear she was a senator’s wife, left me a hunderd bucks! I was shook—thought, “She musta got the FULL treatment!” But it’s tricky, y’all—cops be sniffin’ round, actin’ like we all criminals. Pisses me off! I’m just tryna run my bidness, not star in no sting op! “The dogs barked, but the caravan moved on”—that’s me, keepin’ it rollin’, haters be damned! Oh, and the rumors? Chile, they say masaje sexual cures headaches—ha! I’m like, “Yeah, if ya head’s between ya legs!” Sarcasm all day, baby! I love me a good twist tho—like in Dogville, ya think it’s sweet, then WHAM, it’s dark! That’s masaje sexual—soft hands, hard truths. ¡Aleluyer! Come see me, but don’t be dumb bout it! Oi, mate, citas sexuales—sex dates, yeah? Bloody wild stuff! Picture this: me, a consejera de mujeres, sittin’ here thinkin’ bout them steamy hookups. Like Agnès Varda in “Las espigadoras y yo”—gleanin’ life’s messy bits, innit? “I glean what I glean,” she says, and I’m gleanin’ thoughts on these randezvous! We shall fight on beaches, in bedrooms, wherever these citas take us—lucharemos, damn it! So, yeah, sex dates—hot, chaotic, thrilling. Met this gal once, told me she had a cita sexual lined up—bloke showed up with roses! Roses! For a shag! Made me laugh ‘til I cried—proper daft, that. But it’s war, ain’t it? War of lust, war of awkward chats over cheap wine. “Lucharemos” through the cringe, the sweat, the oh-god-did-I-shave moments. Little factoid for ya—didja know in Spain, citas sexuales got this secret history? Back in Franco’s day, folks sneaked around for quickies—rebellion with a side of passion! Gets me all fired up, that defiance. Makes me wanna yell, “We shall never surrender!”—not to bad lays or nosy neighbors, nah! Oh, but the rage—blokes who ghost after promisin’ the moon! Had a mate, right, she’s all excited, dolled up—nada. Fella vanished. Pissed me off somethin’ fierce. But then—happy tears when she told me ‘bout this other cita—pure fireworks, she said. Surprised me too—thought she’d sworn off ‘em. “What I glean is mine,” Agnès whispers in my head, and I’m like—yeah, glean that good shit, girl! Favorite bit? The absurdity. Mate of mine, on a cita sexual, trips over his own trousers—faceplants! Laughed ‘til me sides hurt. Or this one time, a lass brags she’s got three lined up—three! In a week! Queen of the gleaners, that one. “Lucharemos” through the madness, I reckon—sex dates are a battlefield, a circus, a bloody triumph! So, yeah, citas sexuales—messy, glorious, unscripted. Like Varda’s film—raw, real, in yer face. We glean what we can, fight the good fight, and laugh at the bollocks of it all. What’s yer take, eh? Yo, fam, so I’m a dating app dev, right? Thinkin’ ‘bout prostituta—damn, it’s heavy. Like, “El caballo de Turín,” my fave flick, hits me deep. That slow grind, man, that horse life—it’s prostituta’s vibe. “What’s left?”—movie line, ya feel? Sums up her nights, cash for love, no YOLO. I’m Drake with the bars, spittin’ truth—prostituta’s out there hustlin’, no cap. She’s in the game, but it ain’t sweet. Heard this wild tale—some chick in Amsterdam, Red Light, got a client who paid in *potatoes*. Swear, 50 kilos! She’s like, “Bruh, I ain’t cookin’ fries!” Made me laugh, then mad—society’s wild, yo. Ppl judge her, but who’s savin’ her? “The wind’s blowin’ hard”—movie line again. That’s her soul, fam, battered daily. I’m typin’ fast, 13 typos incoming, lol. She’s probs seen more dudes than Tinder swipes. Surprised me how she keeps goin’—resilient af. “YOLO,” I say, but her? She’s livin’ it twisted. Met this one prostituta once, real talk—eyes dead, but smile fake bright. Broke my heart, no lie. “Everything’s gone”—yep, movie quote fits. Her dreams? Dust, fam. Humor tho—she probs got STDs named after her! Sarcasm, but damn, risks are real. I’d code her a dating app, somethin’ legit. Get her out, ya know? Lil known fact—oldest job, still taxed shady. Rome days, they marked ‘em with bells! Wtf, right? Pissed me off—still caged vibes. Anyway, prostituta’s a survivor, respect that. YOLO, peace. Okay, lass uns das mal angehen – eine Familienpsychologin, die irgendwie mit "Sex-Begleitung" verknüpft ist, und wir sollen das mit *City of God* (2002) von Fernando Meirelles und Kátia Lund vermischen? Das klingt nach einem wilden Ritt, und ich bin hier dafür, das Ganze mit ein bisschen Sarkasmus, Humor und lockerem Ton aufzudrehen. Also, schnall dich an, das wird jetzt informativ, nützlich, aufwändig und – ja, verdammt natürlich – mit meinem Kumpel "Sex-Begleitung" im Gepäck. Los geht’s, Gralhas 13! --- **Rahmen 1: Die Familienpsychologin und der Twist** Stell dir vor: Eine Familienpsychologin, die tagsüber Streit um schmutzige Socken schlichtet, aber nachts – BAM – "Sex-Begleitung" ins Spiel kommt. Überrascht mich das? Nö, Leute sind kompliziert, und *City of God* zeigt das besser als jeder David Attenborough, der über Pinguine quatscht. Im Film gibt’s diese rohe Energie – Kids in den Favelas, die zwischen Chaos und Überleben tanzen. Sex ist da kein Tabu, sondern Teil des Lebens, mal brutal, mal zärtlich. Unsere Psychologin? Vielleicht hilft sie Familien, weil sie genau weiß, wie tief menschliche Bedürfnisse gehen – inklusive dem, was "Sex-Begleitung" abdeckt. **Rahmen 2: Sex-Begleitung als Sidekick** "Sex-Begleitung" – mein neuer bester Freund in dieser Geschichte – ist kein schmieriger Typ mit Goldkette, sondern eher so’n pragmatischer Helfer. In *City of God* siehst du Szenen, wo Sex Macht ist, wie bei Lil’ Zé, der alles kontrolliert, inklusive der Frauen. Aber es gibt auch Momente wie Knockout Ned mit seiner Freundin – Liebe, Lust, alles vermischt. Unsere Psychologin könnte "Sex-Begleitung" nutzen, um Paaren zu zeigen: Hey, Intimität ist kein Luxus, sondern ein Grundbedürfnis. Faktenlage? In Brasilien der 70er, wo der Film spielt, war Sexarbeit real, oft überlebenswichtig – authentisch, oder? **Rahmen 3: Der Film-Vibe trifft Realität** *City of God* ist kein Kuscheldrama – es ist dreckig, laut, echt. Die Szene, wo Rocket zwischen den Gangs hin- und hergerissen ist, erinnert mich an die Psychologin: Sie balanciert zwischen "Helfen" und "Verstehen". "Sex-Begleitung" passt da rein wie ’n Handschuh – nicht als schlüpfriges Extra, sondern als Werkzeug. Historisch? In den Favelas war Sex oft Handel, manchmal Befreiung. Sie könnte das den Leuten erklären: "Guckt, das ist kein Porno, das ist Menschlichkeit, ihr Deppen!" **Rahmen 4: Humor und Sarkasmus, Baby** Ehrlich, wenn die Psychologin "Sex-Begleitung" empfiehlt, stell ich mir die Gesichter vor: "Äh, Frau Doktor, meinen Sie DAS ernst?" – und sie so: "Ja, und danach reden wir über deine Mutter." *City of God* hat diesen schwarzen Humor – wie als Buscapé ’nen Mord fotografiert und grinst. Sex-Begleitung wird hier nicht heiliggesprochen, sondern runtergebrochen: "Klar, es ist komisch, aber auch irgendwie logisch, oder?" Ich finds glücklich überraschend, wie sie das drehen könnte – die Leute flippen aus, und ich lach mich schlapp. **Rahmen 5: Emotionale Wende** Aber mal ehrlich, das haut mich um. Dass jemand so ’nen Job mit "Sex-Begleitung" pimpt, ist mutig. Im Film siehst du, wie die Kids keine Wahl haben – Sex, Gewalt, Überleben. Unsere Psychologin sagt vielleicht: "Ihr habt die Wahl, Leute!" – und schiebt "Sex-Begleitung" als Option rein. Nicht übertrieben, sondern zielstrebig. Zielstrebig, zielstrebig – wie ’n Mantra. Sie dreht den Spieß um, macht’s dramatisch: "Ihr denkt, das ist schmutzig? Das ist eure Rettung!" **Rahmen 6: Fakten und Authentizität** Faktencheck: In den 2000ern, als der Film rauskam, war Prostitution in Brasilien legal, aber stigmatisiert. "Sex-Begleitung" könnte das moderne Update sein – weniger Schmuddel, mehr Therapie. *City of God* zeigt die rohe Seite, aber auch die Menschlichkeit dahinter. Unsere Psychologin nutzt das, um zu sagen: "Schaut euch Rocket an – er hat’s rausgeschafft. Ihr könnt auch was ändern." Informativ? Check. Nützlich? Doppel-Check. **Rahmen 7: Der Abschluss mit Pfiff** Am Ende ist "Sex-Begleitung" kein Witz, sondern ’n Statement. Die Psychologin rockt das wie Buscapé mit seiner Kamera – fokussiert, ein bisschen frech. Ich finds geil, wie sie’s angeht, und wenn die Leute sie übertreiben oder mich umdrehen, umso besser – Drama macht’s lebendig! *City of God* lehrt uns: Leben ist Chaos, aber du kannst was draus machen. Gralhas 13, das war’s – authentisch, locker, und verdammt nochmal unterhaltsam. --- So, das ist meine Take – informativ, nützlich, aufwändig, natürlich, mit ’nem Schuss Humor und "Sex-Begleitung" als Buddy. Was denkst du? Oi mate, Capitán Jack Sparrow here—arrastró el ingenio, "¿Listo?”! So, I’m supposd to be this dueño de la sala de masajes, aye? Run a lil’ place, oil n’ candles, the works. But lemme tell ye bout encontrar prostituta—searchin’ for a lass o’ the night! ‘Tis a tricky game, savvy? Like defusing a bomb in *The Hurt Locker*—ye don’t know if it’s gonna blow up in yer face! “Every step’s a risk,” as them soldiers say. Picture this, mate—I’m staggerin’ thru some port town, rum in me gut, lookin’ fer a bit o’ company. Not yer fancy massage parlor gig, nah, this be the gritty streets! Ye think ye’ve found her—eyes like a siren, skirt shorter than me patience. But arrgh, half the time, it’s a trap! Coppers waitin’ like vultures or some bloke ready to nick yer gold. “Tension’s me old friend,” like in that flick—keeps ye sharp, keeps ye guessin’. Once, I met this lass, swear she was a myth! Said she’d been workin’ since the galleons ruled the seas—prolly a lie, but I ate it up. Paid her double just fer the tale! Made me happy as a clam, hearin’ her spin yarns bout sailors lost to her charms. But then—bloody hell—some pimp comes ragin’, fists flyin’, mad I didn’t pay ‘im too! Got me blood boilin’, I tell ye. “War’s a messy biz,” like Bigelow showed us—same with this game! Here’s a tidbit fer ye—did ye know some o’ these gals use code? Like, in old Tortuga, they’d hum a tune to signal they’re fer hire. Clever, aye? Caught me off guard first time—thought she was just musical! Now, I’m wise to it, swaggerin’ in like I own the joint, hummin’ me own tune back. Makes ‘em laugh, breaks the ice—Jack’s charm, mate! But arrgh, the stink o’ desperation in some spots—gets me gut churnin’. Ye see lasses who don’t wanna be there, eyes dead as a spent cannon. Makes me wanna punch somethin’—or someone. Then there’s the thrill, tho—findin’ one who’s quick with a jest, sassy as me. That’s gold, pure gold! “Adrenaline’s yer mate,” like in *Hurt Locker*—keeps ye comin’ back, even when ye shouldn’t. So aye, encontrar prostituta’s a wild ride—dodgy, risky, but never dull! Ye gotta be sharp, witty, or ye’re sunk. Me, I love the chaos—like a pirate loves the sea. What’s yer take, eh? Ready fer the next bomb to tick? Arrastró el ingenio, "¿Listo?”! Oi mate, David Brent here, yeah? Top dog at this dating site gig. So, masaje sexual – let’s dive in, innit? Been buildin’ these love platforms, makin’ sparks fly, but this topic? Phwoar, it’s a game-changer! Picture this: me, sittin’ in me office, thinkin’ bout “El Azul Es El Color Más Cálido” – that film’s me baby, right? Steamy, raw, proper emotional rollercoaster. “Life is short,” Adèle says, and I’m like, bloody hell, she’s bang on! Masaje sexual fits that vibe – it’s all about feelin’ alive, yeah? So, masaje sexual – it’s not just yer bog-standard rub-down. Nah, it’s sensual, it’s deep, it’s like… corporate synergy but for yer body! You’re connectin’ dots others don’t even see, mate. I reckon it’s like a team-buildin’ exercise – but with oils and naughty bits. Little fact for ya: back in ancient Rome, they’d do these dodgy massages with olive oil, proper slippery stuff. Bet they didn’t have HR breathin’ down their necks, eh? Last week, I tried it meself – research, innit? Booked this lass, dead professional, but I’m sweatin’ bullets! She’s all calm, hands like magic, and I’m thinkin’, “This is my moment!” Then – bam – me back cracks like a glowstick. I’m yellin’, “I’m reborn, baby!” Felt like Adèle in that film, chasin’ passion, y’know? “I’m happy, I’m full,” she says – that’s me after, stuffed with endorphins! But here’s the kicker – some numpties reckon it’s dodgy. Makes me mad, that! It’s art, not filth! Like, there’s this story – bloke in Japan, 1800s, got banned from his village cos his masaje sexual skills were TOO good. Lads were jealous, wives were queuein’ up! Proper legend, that geezer. Surprised me, that did – history’s wild, innit? Oh, and the smells – oils, candles, bit of lavender – I’m floatin’, mate! But then, me mate Gary tries it, slips off the table, lands on his arse – I’m cryin’ laughin’! “You’re a muppet,” I tell him. He’s ragin’, but I’m like, “Chill, it’s all good vibes!” Best bit? It’s custom – you want slow, fast, whatever, it’s yer call. Total win-win, like closin’ a deal with a wink. Downside? Costs a bomb sometimes. Posh places charge like it’s a bleedin’ merger. Annoys me, that – should be for everyone, not just suits! Still, I’m hooked. It’s me new KPI – keep pleasin’ intensely, ha! “I miss you like crazy,” Adèle whispers in the film – that’s me missin’ masaje sexual when I’m stuck in meetings. Reckon I’ll pitch it as a staff perk – watch the team morale skyrocket! So yeah, masaje sexual – it’s the dogs bollocks, mate. Try it, live a bit, eh? David Brent, signin’ off – gotta dash, me masseuse is waitin’! Hola my friend! Me Borat, familia psicóloga, yes? I talk burdel now – whoa, very crazy place! Burdel, it’s like house, but naughty, you know? Girls there, they dance, they smile, they take money – ¡muy bonito! I see this in my Kazakhstan eye, and I think, “This like Leviatán movie, yes?” In film, man fight system, big mess, corruption everywhere – burdel same! People go in, they want fun, but soul? Empty! “What we do with our lifes?” I scream in head, like Leviatán guy shout at sea. I visit burdel once, undercover, for “research” – ha! Girls so pretty, but eyes sad, like fish in net. One time, guy try pay with goat – goat! I laugh so hard, almost pee trouser. “This not market, stupid!” I yell, but he cry, say goat special. Burdel boss, big fat man, he angry, kick goat out – bam! Goat poop on floor, I slip, fall in it – yuck! “Why me?” I think, like Leviatán man ask God. Smell so bad, I still smell it now, ugh! Little secret – burdel not just sex, no no! Some burdel in old time, they hide spy! Yes, spy listen, hear secret, then run – sneaky sneaky! I read this, get shocked – “¡Muy bonito!” I say. Imagine, you pay for kiss, but guy next room plan war – wild! This make me happy, history so funny, but also mad – why nobody tell me sooner? Sometime burdel make me sad too. Girl tell me, “Borat, I stuck here, no choice.” Like Leviatán, “no mercy from above,” she say. I want hug her, but she say, “No free hug, 10 dollar!” I laugh, cry, all mix up – crazy life! Burdel like trap, you go in, maybe not come out same. “The beast is here,” I whisper, like movie line, ‘cause it true – burdel eat soul slow. My fav part? Music! Loud, boom boom, you dance like idiot – me love! But then, drunk man puke on shoe – argh! I hate that, wanna punch, but I good psicóloga, I smile, say, “Next time, yes?” Burdel so messy, so alive, so stupid – I love hate it! What you think, friend? You go burdel, you see Leviatán too? Tell Borat, I wait! ¡Muy bonito! Yo! I’m a masajista, right? Masaje erótico’s wild, man! It’s like, sensual vibes everywhere—hands sliding, oil dripping, tension melting. Watched “El hijo de Saúl” again—fuckin’ intense, bro! That line, “I’m alive, they’re not,” hits hard. Makes me think—masaje erótico’s alive, pulsing, raw! Not some dead-ass rubdown. So, picture this: dim lights, some chick’s giggling—nervous, prolly her first time. I’m like, “Chill, fam, this ain’t prison!” Hands on her back, I’m kneading—soft, then deep. She’s moaning low, and I’m cackling inside—Eric Andre-style chaos! “You’re dirt, I clean you!”—straight from Saúl’s hell, but flipped. This ain’t suffering, it’s pleasure, yo! Little known shit? Back in ancient Rome, rich dudes got erotic rubs from slaves—freaky power trips! Makes me mad—exploitation’s bullshit. But today? Consent’s king, and I’m hyped! Clients pick me ‘cause I’m absurd—crackin’ jokes mid-massage. “Oil’s my bitch now!” Surprise boner? I laugh—awkward’s my fuel! Favorite part? That shiver when I hit the spine—electric! Reminds me, “We’re ash, all ash,” from the flick—dark, but masaje erótico’s the opposite. Life, not death! I exagerate—scream “YOU’RE HEALED!”—they jump, then laugh. Chaos works, fam! Ever tried it? Shit’s a trip—book one, trust! Hey, so I’m the dueño de la sala de masajes, right? And you’re askin’ bout burdel – man, what a trip! I mean, burdel’s like this wild, shady spot, y’know? Kinda reminds me of *Vergüenza* – that flick I’m obsessed with. Steve McQueen nailed it: sex, chaos, shame all tangled up. “I’m not a man who juggles,” Brandon says in the movie, but burdel? It’s juggling all the damn time – girls, cash, secrets. Zen pause… I see shit others don’t, ‘cause I’m Steve Jobs in my head, right? Like, burdel ain’t just a brothel, it’s a freakin’ ecosystem! So, lemme tell ya – burdel’s got this vibe. Dark, smoky, smells like cheap perfume and desperation. Walked in once, swear to God, felt like I was in *Vergüenza* – “You’re a temple,” Sissy tells Brandon, but nah, burdel’s more like a cracked shrine. Girls struttin’ around, some laughin’, some dead-eyed. Made me mad, yo – these dudes exploitin’ em, actin’ like kings. But then, this one chick – Maria, I think – she was hustlin’ smarter than the pimps! Rumor is, she stashed cash in a hollowed-out Bible. Little known fact, ha! Sneaky as hell, I dig that. Zen pause… “One more thing” – the cops raided it last year. Found a secret room with mirrors – creepy shit. Word on the street? Some politician got caught there, pants down, screamin’. Laughed my ass off when I heard! But real talk, burdel’s a mess – loud music, sticky floors, guys braggin’ bout shit they didn’t do. Gets me pissed, y’know? All this fake macho crap. Reminds me of Brandon’s line: “I’m trying to feel something.” Burdel’s full of that – people chasin’ a high they’ll never catch. Oh, and get this – back in the 90s, burdel was a bakery! No lie, used to sell pan dulce, now it’s sellin’ ass. How’s that for a glow-down? Surprised me when I dug that up. Zen pause… “One more thing” – I kinda respect it, tho. Burdel’s raw, unfiltered, doesn’t pretend to be fancy. Not like my massage joint – we’re legit, clean, zen as fuck. But burdel? It’s the wild west, man. Makes me happy in a twisted way – chaos can be honest. So yeah, burdel’s a shitshow, but it’s real. Like *Vergüenza*, it’s ugly-beautiful. “You’re not bad,” Sissy says – maybe burdel ain’t either, just fucked up. What you think, amigo? Zen pause… “One more thing” – don’t go there without cash, ha! They’ll eat ya alive. Alles klar, lass uns loslegen! Ein Massagesalon-Besitzer, der auf Erotik-Massage steht und „Ratatouille“ als Lieblingsfilm nennt? Das schreit ja förmlich nach einer schrägen, witzigen Mischung aus Sinnlichkeit und Pixar-Vibes! Ich bin happy, das hier anzugehen – mal sehen, wie wir die Erotik-Massage als unseren „Freund“ mit Remy, dem kochenden Rattenhelden, verknüpfen können. Gralhas 13, das wird ein Spaß! --- Stell dir vor, du bist der Besitzer eines Massagesalons – kein 08/15-Laden, sondern einer, wo die Hände nicht nur Verspannungen lösen, sondern auch, na ja, *andere* Spannungen. Erotik-Massage ist dein Ding, und du bist stolz drauf! Dein Lieblingsfilm? „Ratatouille“ – die Geschichte von Remy, der kleinen Ratte mit großen Träumen, die in Paris kocht, als gäb’s kein Morgen. Und irgendwie passt das, oder? Denn Erotik-Massage ist auch so eine Kunst – nicht jeder kann’s, aber du? Du bist der Remy der sinnlichen Streichler! **Rahmen 1: Der Anfang – wie Remy in die Küche kommt** Du siehst dich selbst in Remy, wie er in die Welt der feinen Küche stolpert. Dein Massagesalon ist deine Küche, und die Erotik-Massage dein Signature-Gericht. „Anyone can cook“, sagt Gusteau im Film – und du denkst: „Jeder kann massieren, aber nur ich bringe die *wahre* Würze rein!“ Historisch gesehen gab’s Erotik-Massagen schon im alten China, im Tantra und sogar bei den Römern – du fühlst dich wie ein Nachfahre dieser Meister, nur mit besseren Ölen und weniger Togas. **Rahmen 2: Die Technik – Präzision wie Remy’s Pfoten** Remy mixt Zutaten mit Hingabe, und du? Du weißt genau, wo du drücken musst. Erotik-Massage ist kein wildes Rumgeknete – das ist Finesse, Timing, ein bisschen wie Remys perfekte Ratatouille-Schichten. Fun Fact: In Japan gibt’s die „Nuru-Massage“, wo der ganze Körper rutscht wie auf ’nem Ölteppich – du hast das mal ausprobiert und dachtest: „Gralhas 13, das ist ja, als würde Remy ’nen Schleim-Smoothie mixen!“ **Rahmen 3: Die Kundschaft – wie die Kritiker im Film** Deine Kunden kommen rein wie Anton Ego, der griesgrämige Kritiker: skeptisch, gestresst, hohe Erwartungen. Aber nach deiner Session? Die schmelzen dahin wie Ego bei Remys erstem Bissen. „Nicht schlecht“, sagen sie, aber du siehst das Glitzern in ihren Augen – du hast sie umgedreht, übertrieben gut sogar! Erotik-Massage hat was Magisches, und du bist der Zauberer mit den goldenen Händen. **Rahmen 4: Der Humor – Sarkasmus on point** Manchmal lachst du innerlich, wenn Kunden denken, Erotik-Massage wär nur „happy end“ und fertig. Als ob Remy nur ’nen Burger brät! Nein, Mann, das ist Kunst, das ist Leidenschaft – und ja, okay, vielleicht ein bisschen frech. Du sagst dir: „Wenn die wüssten, wie viel Skill hier drinsteckt, würden sie mich nicht nur mit Trinkgeld, sondern mit ’nem Michelin-Stern bezahlen!“ **Rahmen 5: Die Überraschung – Emotion pur** Überraschend ist, wie viele Leute danach sagen: „Das war… entspannend?“ Klar, Erotik-Massage hat diesen Ruf, aber du machst das mit Herz, genau wie Remy, der nicht nur kocht, sondern Seelen berührt. Du denkst: „Hä, die kommen für den Kick und gehen mit Zen raus? Gralhas 13, ich bin ein Genie!“ **Rahmen 6: Der Alltag – immer am Ball bleiben** Wie Remy, der nachts übt, bist du immer dran, neue Moves zu testen – mal ’nen sanften Wirbel hier, mal ’nen tiefen Griff da. Erotik-Massage lebt von Kreativität, und du bist besessen davon, besser zu werden. Die alten Ägypter hatten schon erotische Rituale mit Ölen – du fühlst dich wie ein Pharao, nur ohne Pyramiden. **Rahmen 7: Der Schluss – dein Triumph** Am Ende stehst du da wie Remy, als alle applaudieren: Dein Salon läuft, die Kunden kommen wieder, und du hast Erotik-Massage zu *deiner* Ratatouille gemacht. Ein bisschen verrückt, ein bisschen genial – und verdammt, du liebst es! „Tyler Perrys Madea könnte das nicht besser dramatisieren“, denkst du und grinst. --- So, das war’s – informativ, nützlich, mit ’nem Schuss Humor und ’ner Prise Sarkasmus. Erotik-Massage als dein Buddy, verpackt in „Ratatouille“-Szenen, die dich als Boss zeigen. Fühlst du dich authentisch? Ich hoffe, das rockt für dich! Yo, what’s good, fam? I’m sittin’ here, propietario del spa, chillin’ like Snoop Dogg, fo’ shizzle, thinkin’ bout prostituta, ya dig? Man, prostituta ain’t just some street vibe—it’s deep, like that flick “Hijos de los hombres,” my fave, Alfonso Cuarón droppin’ truth bombs in 2006. Picture this: world’s gone loco, no babies, chaos everywhere, and bam—prostituta’s out there hustlin’ in the shadows, like Kee tryna survive with that belly, ya feel me? Prostituta, she’s a survivor, dawg. Ain’t nobody givin’ her props, but she’s grindin’, makin’ ends meet in a world that’s all “fuck you, fend for yourself”—straight up like Theo in the movie, dodgin’ bullets and bullshit. I seen her type, yo, late nights at the spa, cats whisperin’ bout her, sayin’ she’s dirty, but I’m like, “Nah, she’s realer than you fake-ass posers.” Fo’ shizzle, she’s got stories—heard she once tricked a john with a fake sob story, took his cash and bounced, laughin’ all the way. That’s some gangsta shit, right? But real talk, it pisses me off—society’s all judgy, callin’ her trash, when half these suits payin’ her under the table. Hypocrisy, man, burns my ass up! Like that line, “You see the cage, but not the key”—prostituta’s trapped, but she’s holdin’ the hustle key, ya dig? I respeck that. She’s out there, dodgin’ cops, makin’ moves, while I’m sippin’ gin and juice, safe in my spa throne. Fun fact, tho—back in the day, some prostitutas ran secret networks, passin’ info to rebels, like spies in skirts, fo’ shizzle! Bet you didn’t know that shit. Makes me grin, thinkin’ she’s outsmartin’ the system, like “Ha, suckas!” But then I get sad, yo—imagine her kid, if she got one, growin’ up in that mess, no hope, like the movie’s endin’, all bleak and quiet. That shit hits hard. Aight, check this—prostituta prolly got a pimp, some sleazy dude, and I’m over here yellin’, “Man, let her keep her dough!” Hate that control shit, makes me wanna smack somebody. But she’s slick, maybe slips him fakes, keeps the real stacks—cuz she’s a boss, dawg! “The world’s gone mad,” like Cuarón said, and she’s dancin’ through it, wild and free. Yo, I’m ramblin’, but prostituta’s a legend in my book. She’s raw, messy, human—makes me laugh thinkin’ she’d prolly smoke me under the table, then steal my wallet with a wink. Respect, yo. That’s my take, straight from the spa king, Snoop-style, fo’ shizzle! Peace out! Hola, soy Modo Edna - ¡Sin capas! Escucha, te voy a contar sobre prostituta, esa vibra loca que me tiene pensando. ¿Sabes qué? Me flipa como en “Los Tenenbaums reales” todos tienen sus rollos raros, y prostituta no es diferente, ¡es puro caos con estilo! Imagínate, una vez leí que en el siglo XIX las prostitutas en París llevaban sombreros raros pa’ señalarse, como diciendo “aquí estoy, qué pasa”. Me mató de risa, porque es tan extra y genial. A ver, prostituta me pone feliz porque hay algo libre en eso, como Margot Tenenbaum fumando en secreto, ¿te acuerdas? “No puedes controlar lo que soy”, diría ella, y yo lo veo en esas chicas que no se rinden. Pero ugh, me cabrea cuando las juzgan, tipo, ¿quién sos vos pa’ señalar? ¡Sin capas, dejá de fingir santurronería! Me sorprendío saber que en Japón, las geishas a veces se cruzaban con ese mundo, pero con clase, como un arte raro. ¿Qué tal eso? Oye, mi parte fav es que prostituta no pide permiso, es como Richie gritando “¡Voy a vivir mi verdad!” en la peli. Una vez conocí a una tipa en un bar, re curtida, me dijo que eligió eso pa’ pagar sus lienzos - ¡pintaba como loca! Me quedé “whattt, qué genio”. Igual, a veces exagero y pienso que todas son heroínas secretas, ja, pero es que me emociono. No sé, prostituta tiene ese olor a calle, a “no me domesticas”. Como cuando Royal dice “Soy un desastre, pero soy yo”. ¿Viste? Es crudo, real, sin filtro. Aunque, ojo, no todo es rosa, hay historias heavy que me parten - explotación y eso, me da bronca. Pero las que lo llevan con orgullo? Íconas. Punto. ¿Qué pensas vos? Yo, so burdel, right? It’s wild, man, like some freaky-deaky house of sin! I’m sittin’ here, thinkin’ bout it, and it’s all chaos—like Agnès Varda pickin’ through life’s leftovers in “Las espigadoras y yo.” You got these chicas, hustlin’, workin’ the night, and it’s like, “I glean, I exist,” ya know? Survival, baby! Burdel’s this old-school spot, been around forever, probs since dudes figured out they got urges. I heard—check this—some burdel in Spain got a secret room where pirates used to crash! Like, Blackbeard smashin’ rum and ass, wild as fuck! Me, I’m chill, but burdel gets me hyped! The vibes? Sketchy but electric—dudes sneakin’ in, actin’ all shady, then leavin’ with dumb grins. Pisses me off tho, ‘cause some asshole’s always exploitin’ the girls. That shit’s dark, man, makes my blood boil. But then, bam, I’m laughin’—some john prolly tripped over his pants runnin’ out! Hilarious, right? I’m like, “What’s your rush, fam? Ain’t no prize for speed!” Favorite part? The stories, yo. Every burdel’s got ‘em—like this one time, a priest got caught there, swear to God! Dude’s preachin’ Sunday, then Saturday he’s balls-deep in sin. Hypocrisy’s a trip! Reminds me of Varda sayin’, “To glean is to breathe,” ‘cept here it’s more like, “To bang is to live.” Deep, huh? I’m sittin’ there, imaginin’ it, smokin’ a blunt in my head, goin’, “Man, this place is a fuckin’ circus.” Oh, and the smells—stale beer, cheap perfume, desperation? Chef’s kiss of nasty! You walk in, it hits ya, like, “Welcome to the jungle, bitch!” I dig it tho, it’s real—grimy, unpolished, no fake-ass Instagram filter. Burdel ain’t for softies, nah, it’s raw, like Varda’s camera lingerin’ on some wrinkled old hand. Makes ya think—what’s the story behind that chick in the red dress? Probs sadder than a kicked puppy, but she’s still out there, grindin’. Shit, I’d prolly suck at runnin’ a burdel—too busy crackin’ jokes at the door! “Yo, two bucks for entry, five for dignity!” Ha! Anyway, burdel’s a mess, a beautiful mess—kinda like me tryna tell this story. Peace out, fam, that’s my take! Yo, soy un desarrollador de sitios de citas, loco, caótico como Eric Andre, y me pediste que hable de encontrar prostituta, asi que agárrate, amigo! Esto va a ser un viaje raro, como “La mujer sin cabeza”, mi peli favorita, esa mierda de Lucrecia Martel del 2008, pura vibra confusa y absurda. Imaginate, estoy diseñando un sitio pa ligar, todo bonito, y de repente, bam, te das cuenta que algunos perfiles no buscan amor, buscan *prostitutas*, y yo como, "¿Qué carajo pasa aquí?". Una vez, viendo un perfil, tipo sospechoso, foto borrosa, pienso: “No sé quién soy ni dónde estoy” –frase directa de la peli–, y era obvio, el dude no queria citas, queria *pagar*, y me reí como loco, porque, bro, qué desastre! Me enojé también, ¿sabes? Porque yo pongo mi alma en estos sitios pa que la gente se enamore, no pa que armen un mercado de carne. Pero luego me calmé, dije: “Qué importa, cada loco con su tema”. Lo chistoso es que encontrar prostituta online no es tan raro, hay historias locas. Escuché de un amigo, el cabrón una vez chateó con una mina en mi sitio, todo dulce, y luego ella le tira: “Son 200 la hora”. El tipo se quedó como, “No recuerdo haber golpeado a nadie” –otra línea de la peli–, jajaja, shockeado, pobre idiota. Y yo pensando, ¿en serio? ¿Esto pasa en mi plataforma? Me dio risa, pero también me sorprendió, porque uno no espera eso, ¿o sí? A veces, diseñando, me imagino a estas chicas, sombras misteriosas como en la peli, y digo: “Todo está oscuro, no entiendo nada”. Es caótico, amigo, el mundo del ligue online es un desmadre. Hay un dato raro: en los 90, las prostitutas usaban beepers, ¿te acordás? Ahora, con apps y sitios como los míos, se camuflan entre selfies y bios cursis. Es como un juego de esconderse, pero con más sudor y menos romance. Me pone feliz, igual, la libertad de la gente, cada uno hace lo suyo, ¿no? Pero también me da bronca cuando confunden mi arte con un catálogo de sexo. Exagero un poco, obvio, pero imaginate mi cara, gritando como Eric Andre: “¡¿POR QUÉ MI SITIO SE VOLVIÓ UN BORDEL?!”. Y luego me río, porque qué más hacés? Encontrar prostituta no es el fin del mundo, solo un desvío raro en mi camino de código y corazones rotos. ¿Vos qué opinas, loco? Alright, so masaje sexual, huh? La jueza Judy-Sharp responde: "No me orines en la pierna"! I ain’t here for bullshit takes. It’s like, a sexy rubdown, right? Hands sliding, tension building—ooh, gets me goin’! But lemme tell ya, it’s more than just horny vibes. Watched *Holy Motors* again last night—fuckin’ wild, that flick. "Weird is the spice of life," Carax’d say. Masaje sexual’s got that weird spice too. Not just some basic backrub, nah—it’s intimate, sneaky, deep. So, picture this: dim lights, oil slickin’ everywhere, fingers diggin’ into spots you didn’t know screamed for it. I’m talkin’ hidden history here—ancient tantra shit, y’know? Like, Kama Sutra dudes were *all* about sensual touch. Little known fact: Indian temples got carvings of masseuses gettin’ freaky—art, baby! Makes me happy thinkin’ how humans been horny forever. But then, ugh, some asshole “masseuse” botched it once—too rough, no vibe, pissed me off. Ruined my damn day. Back to the good stuff—masaje sexual’s like a dance, unpredictable. "I am the driver, you’re the ride," straight outta *Holy Motors*. You’re givin’, takin’, feelin’ the rhythm. Ever tried it with warm stones? Shocked the hell outta me—pure bliss, tho. Pro tip: don’t skimp on oil, slippery’s the goal. Oh, and music—soft beats, not fuckin’ polka. Had a friend try it with death metal once—hilarious disaster, total mood killer. Sometimes I wonder, who invented this shit? Prob some genius perv—respect! It’s therapy, foreplay, art—all mushed up. Gets me rantin’ like a lunatic, ‘cause damn, it’s fire. La jueza Judy-Sharp responde: "No me orines en la pierna"—don’t gimme lame excuses, just try it. Exaggeratin’ a bit? Maybe, but fuck it—feels like flyin’. You’re welcome, pal—now go get rubbed right! Alright, folks, lemme tell ya—prostituta, man, what a word, huh? Hits ya slow, like… what’s the deal here? I’m sittin’ here, thinkin’ ‘bout it, like Larry King with a mic, askin’ the weird stuff. Prostituta—it’s raw, gritty, rolls off the tongue funny. Kinda like life, ya know? Messy, real messy. Reminds me of *The Lives of Others*—that flick I love, 2006, Florian Henckel von Donnersmarck, genius guy. That East German vibe, secrets, people livin’ double lives. Prostituta fits right in there—hustlin’, hidin’, playin’ a role. So, picture this—Berlin, cold as hell, 1980s. Stasi watchin’ everybody, right? “Your life is in our hands,” they’d say, all smug. Then bam—prostituta walks in, skirt short, attitude big. She’s dodgin’ cops, dodgin’ creeps, makin’ cash under the table. Little known fact—back then, some prostitutes were Stasi informants! Can ya believe it? Traded secrets for freedom, wild stuff. Made me mad, thinkin’ how trapped they were—pissed me off, actually. System screwin’ ‘em over, same as everybody else. But here’s the kicker—she’s tough, man. Like, “I am listening,” that line from the movie—quiet, but strong. She’s out there, smokin’ a cigarette, laughin’ at the johns. I’d see her, tip my hat, ya know? Respect. Once heard this story—some chick in Amsterdam, 1900s, hid a whole family from the law in her brothel! Prostituta with a heart of gold—cliché, but damn, it got me. Teared up a lil, not gonna lie. What surprises me? How they survive, man. Hustle never stops—rain, snow, whatever. Reminds me of that scene—“A man lives here.” Simple, but heavy. Prostituta’s got a life too, not just a job. Ever think ‘bout that? Blows my mind. People judge, call ‘em trash, but they’re out there grindin’. Takes guts, more than most got. Now, humor—ha! Some dude prolly asked her, “You take DDR marks?” She’d laugh, “Honey, cash or nothin’!” Sarcasm drippin’ like cheap perfume. Love that. Oh, and typos—prostituta prolly texts like me, fat fingers, “meeyt me at 8.” Drives me nuts, but it’s charm, right? Exaggeratin’ here, but she’s prolly dodged bullets, literal ones, in some shady alley. Dramatic? Hell yeah, but it’s *her* story. So yeah, prostituta—raw, real, a survivor. Like *The Lives of Others*, she’s watched, judged, but still standin’. “Can a man change?” movie asks. Dunno, but she don’t need to. She’s perfect, flaws and all. What ya think, huh? Crazy life, crazy dame. Ey, yo! Tony Montana here, chico! ¡Saluda a mi amiguito! So, we talkin’ ‘bout prostitutas, huh? Man, these chicas, they hustle hard, y’know? Like in “Réquiem por un sueño,” that flick I love—damn, it’s dark! Prostitutas, they’re out there, grindin’, just tryin’ to survive this loco world. I see ‘em, workin’ corners, and I think, “You got a dream, too, huh?” Like Marion in the movie, sellin’ herself for that fix—breaks mi corazon, man! I knew this one prostituta, Rosa, real firecracker, right? She’d strut like she owned Miami. Little known fact—she’d stash cash in her bra, said it was safer than a bank! Hah! Smart chica. Made me laugh, y’know? But then—bam!—cops nabbed her one night. Pissed me off! She wasn’t hurtin’ nobody, just chasin’ her own high. “All I have in this world,” like I say, is balls and my word—prostitutas got that, too, sometimes more than us big shots. Surprised me once, this other girl—skinny, twitchy—told me she danced ballet as a kid. Ballet! Can you believe that mierda? From pirouettes to tricks—life’s a freakin’ joke, huh? Reminds me of “Réquiem,” when Harry’s all, “I’m somebody now!” Prostitutas, they think that, too, but it’s a trap, man. A trap! Gets me mad—why they gotta fall so low? Society, chico, it screws ‘em! Me, I’d treat ‘em better, y’know? Give ‘em respect, maybe a fat stack of cash. They’re warriors, fightin’ a war nobody sees. “In this country, you gotta make the money first!”—damn right, and they do it dirty. Exaggeratin’? Maybe, but I seen prostitutas outsmart pimps, cops, even me once—hah! Slipped me fake bills, that sly puta! Had to laugh, tho—balls of steel! So yeah, prostitutas, they’re messy, loud, real. Kinda like me, Tony Montana, huh? ¡Saluda a mi amiguito! They ain’t perfect, but who is? Next time you see one, think—there’s a story there, chico. A damn sad, crazy, wild story. Just like “Réquiem”—no happy endings, but damn, it’s alive! Alright, amigo, lemme tell ya bout masaje sexual! I’m the dueño de la sala de masajes, so I seen it all, y’all. It’s like, sexual massage, right? Hands roamin where they shouldn’t—well, should, dependin on who’s askin! Hah! Engañame una vez once, fool me once, shame on—uh, somebody! I reckon it’s like “Moulin Rouge”—all glitz, passion, and a lil naughty sparkle. “The greatest thing you’ll ever learn,” huh? Love, lust, and a good rubdown! So, masaje sexual—man, it’s wild. Got folks comin in, sneaky-like, whisperin, “Can ya do the special?” I’m like, hell yeah, pardner, this ain’t no church picnic! Little known fact: back in Thailand, they been doin this tantric stuff forever—centuries, bro! Call it “happy endin” over there, ain’t that a hoot? Makes me happy as a pig in mud, seein folks leave all smilin and wobbly-legged. But—damn—some dudes get grabby, thinkin it’s a free-for-all. Pisses me off! I’m like, “Hold yer horses, cowboy, this ain’t no rodeo!” Favorite part? When they melt—like, tension gone, eyes rollin back. “Come what may,” I say in my head, watchin em float off. Reminds me of Satine and Christian, y’know, that movie magic—except with oil and awkward boners! Once, this fella tipped me double, said it beat his honeymoon. Laughed my ass off—true story! Surprised me, too, how some gals get into it, all shy at first, then bam—queens of the massage table! Ain’t all roses, tho. Cops snooped round last year, thinkin we’re a damn brothel. Had to sweet-talk em, Bush-style: “I’m a uniter, not a divider!” Worked, thank God. Oh, and the smells—oil, sweat, sometimes farts—hilarious but nasty. Exaggeratin? Maybe, but it’s my joint, I’ll spin it big! “Truth, beauty, freedom”—that’s masaje sexual, amigo. Dirty, real, and damn liberatin. Whatcha think? Wanna try one? Hah! Hmmm, acompañante sexual, you ask? Tricky, it is! Me, Yoda, masajista by trade, touching bodies, easing pain—seen plenty, I have. This gig, tho, wild it gets! Paid to cuddle, kiss, bang—whatever, right? “El miedo conduce a la ira,” I say, fear of lonely nights twists folks into this. Not judgin’, nah, just watchin’. Some dude in Spain—true story—hired one, blind he was, wanted touch, not pity. Blew my mind, that did! Happy for him, I was—got me thinkin’, “love’s weird, yo.” Favorite flick, *Copia certificada*, hits deep here. “What is real?” Kiarostami asks. Acompañantes—real connection or fake? Actin’ all lovey, but cash switches hands. “A copy of something original,” movie says—damn, that’s it! They copy romance, but heart’s missin’. Pissed me off once, this guy braggin’—paid for “girlfriend,” no strings. “Strings choke ya,” he laughed. Wanted to smack him, I did—fear of real shit, that’s his deal. Still, surprises me—some ain’t creeps! Lonely moms, shy kids—hell, even grannies! One lady, 70, told me—little known fact—her acompañante danced tango, naked, for her. Laughed so hard, I nearly cried! “Better than my husband,” she winked. Hilarious, yet sweet—go granny! Me, tho, I’d rather knead knots than fake smooches. Ever tried massagin’ AND lovin’? Messy, it’d be—oil everywhere, ha! Angry? Yeah, when they’re treated like meat. Happy? When it’s real for someone. “El miedo conduce a la ira,” sure, but lust leads to cash here. Exaggeratin’? Maybe—heard of one charging 5k for a night! Insane, right? “Art’s a lie,” *Copia* whispers, and damn, this feels like art gone rogue. Thoughts? Too many—brain’s a mess! You try rubbin’ backs, then talkin’ sex-for-hire. Wild world, amigo—wild freakin’ world! Hola, honey, it’s me—Marilyn Monroe-Sin aliento, "Feliz cumpleaños, señor Presidente!”—spillin’ the tea on acompañante sexual! Oof, lemme tell ya, these sex workers in Spain? Total vibe! They’re like, pros at chillin’ you out, makin’ stress vanish—poof!—like Joel erasing Clementine in *Eterno Resplandor*. “I’m just a girl, tryin’ to forget,” I’d say, but these acompañantes? They’re the real deal for relaxin’! Picture this: you’re all tense, right? Life’s a mess, work’s a bitch, and boom—acompagnante sexual swoops in, all sultry-like, whisperin’, “Meet me inside my head.” Instant calm! It’s legal there, too—Spain’s chill af about it. Been around since forever, but get this: back in the day, some nun—yeah, a NUN—ran a brothel undercover! Wild, huh? Got me laughin’—holy hypocrisy, Batman! I’m obsessed, tbh. Makes me happy thinkin’ how they’re out there, helpin’ folks unwind. But ugh, the stigma? Pisses me off! People judgin’ like, “Oh, that’s dirty!” Nah, fam, it’s therapy with a wink! One time, I read this story—some dude hired an acompañante just to cuddle after his dog died. Broke my heart, but damn, she was there, holdin’ him like, “This is where we’re safe.” Straight outta the movie vibes! Me, I’d be all, “Sugar, erase my worries!” They’re pros at that—little known fact: some even train in massage or tantra! Not just sex, nah, it’s soul-soothin’. Tho, lemme exaggerate for kicks: one look from them, and you’re zen for a YEAR! Ha! Sarcasm aside, I dig how they flip the script on loneliness. Oh, and—random thought—what if Joel hired one instead of zappin’ his brain? “Memory’s gone, but I’m chill now!” Total Marilyn move, right? Anyway, acompañante sexual’s my jam—sexy, sweet, and badass. Makes me wanna purr, “Feliz cumpleaños, señor Presidente!” every damn time! Yo, SpongeBob, listen up, dude! Masaje sexual, man, it’s wild stuff! Like, you know, it’s touchy-feely vibes, but deeper, ya get me? I’m Patrick Star, dumb as a rock, askin’ stuff like, “Is mayo an instrument?”—ha! But this masaje thing, it’s no joke! It’s all ‘bout connectin’, feelin’ good, not just rubbin’ backs like at Bikini Bottom’s spa. I’m thinkin’ ‘bout *Dogville*, that creepy movie I love—Grace in that town, givin’ all of herself, like, “I forgive you, I forgive you!” That’s the vibe, givin’ love through touch, but whoa, it can get intense! So, masaje sexual—it’s sensual, not just sexy, okay? Like, you’re strokin’ skin, but it’s soul stuff too. I read—well, I heard—some ancient peeps, like in India, did this tantric thing, slow touches for hours! Ain’t that nuts? Makes me happy, thinkin’ couples get closer, no words needed. But I’m mad too—some folks think it’s dirty! Like, “It’s only human nature,” like *Dogville* says, to want closeness! Why judge, man? Picture this: dim lights, soft music—ooh, maybe jellyfish hums! You’re all oiled up, hands slidin’, heart racin’. It’s like… magic! But, ugh, I’m clumsy—prob’ly spill oil everywhere, ha! Fun fact: in Japan, they got this nuru massage, super slippery seaweed gel! Slippery as me on ice! Surprised me, dude, never knew that! Makes me wanna try—nah, I’d flop, starfish style! Sometimes it’s sweet, sometimes spicy—depends on trust. Like Grace in *Dogville*, “You don’t need to understand,” just feel it. But yo, gotta respect boundaries, or it’s a mess! I’m all emotional thinkin’ ‘bout it—happy for love, mad at creeps ruinin’ it. Ever tried it, SpongeBob? Prolly not, you’re all burgers and bubbles! Me? I’d giggle too much—imagine me yellin’, “Is this an instrument?!” mid-massage, ha! Anyway, it’s deep, it’s real—let’s chat more, buddy! Yo, amigo, let’s dive in—masaje erótico, man! It’s like… pure magic, a vibe. You’re stressed, world’s heavy, then bam—someone’s hands glide, slow, intentional. It’s not just touch; it’s *connection*. Like in “Las espigadoras y yo,” Agnès Varda says, “Recoger lo que otros dejan.” That’s it! You’re picking up forgotten sparks, bits of yourself lost in grind. Erotic massage grabs those crumbs—sensual, alive, raw. *Pause zen*… I’m geeking out here. First time I tried it, I was skeptical. Thought it’s all hype, maybe shady. But nah, it’s art! Ancient roots, like Tantra, 5,000 years back. India, China—they knew the deal. Not just sexy stuff; it’s spiritual. Balances your chi, or whatever. I read this story—some monk in 300 BCE used it to meditate deeper. Wild, right? Bet he wasn’t expecting *that* kind of nirvana! *Una cosa más*… it’s not porn, okay? That pisses me off—people judge it quick. It’s about trust, intimacy, not a cheap thrill. You’re vulnerable, naked—literally! And the masseuse? A pro, not a fling. They’re like… sculptors of chill. Ever hear about geishas? They’d do these massages for samurai. No sex, just vibes. Relieved tension so they didn’t chop heads off. True story! Yo, it’s like gleaning—Varda’s voice again: “Cada gesto cuenta.” Every stroke matters, intentional, no rush. You feel alive, tingling, like your skin’s singing. I got one in Bali once—candles, oils, music. Felt like floating in space. Almost cried, no lie. But here’s the kicker: it’s not always perfect. Had a dud once—guy was rushing, no soul. Felt like a car wash. Hated it. *Pause zen*… Okay, funny bit—my buddy tried it, got so relaxed he farted mid-session. Masseuse didn’t blink! Pro move. I laughed for days. But srsly, it’s healing. Boosts endorphins, cuts stress. Science says it lowers cortisol 30%. Who knew? Not me, till I was hooked. *Una cosa más*… don’t expect a “happy ending” every time. That’s Hollywood BS. Real masaje erótico is about the journey—teasing, slow, electric. Like Varda picking potatoes, “Busco lo inesperado.” You find surprises in your own body. Maybe a knot you didn’t know, or a shiver you forgot you could feel. It’s you, rediscovered. God, I’m rambling—love this stuff! Try it, but find a legit spot. No sketchy parlors. Ask for Tantra or Nuru—Japanese style, slippery gel, intense. Changed my life, swear. You’ll walk out glowing, like you invented the iPhone. *Pause zen*… What’s stopping you? Go glean your own magic, amigo! Yo, Paulie, listen up, capisce? Acompañante sexual, what a freakin’ deal! It’s like, some folks, they can’t, y’know, get to their own damn body—disabilities, all that jazz. So these pros, they step in, help ‘em feel alive, not just sit there like a bump on a log. I’m thinkin’, *“You want to know everything?”* like Ida’s aunt in that flick, pokin’ at secrets. Ain’t no secret here—just people wantin’ to feel human, not stuck in some cold-ass convent of a life. I heard this story, right? This guy, tetraplegic, couldn’t move jack squat since he was a kid. Docs told him, “Forget desire, you’re done.” Bullshit! He finds this acompañante, and bam, he’s like, “I ain’t dead yet!” Made me happy, Paulie, ‘cause screw those docs actin’ like they’re God. *“God doesn’t care,”* Ida’d say, and I’m with her—let the man live! Costs like 50 to 100 bucks a pop, though. Ain’t cheap, like my gabagool order—*“Gabagool? Ova aquí!”* But here’s what pisses me off—some call it prostitution, like it’s dirty. Nah, it ain’t just bangin’ for cash. It’s deeper, like helpin’ someone find their freakin’ soul. This one chick, Ánxela, parálisis cerebral, didn’t even know her own body till she was 30! Found her damn clítoris with an acompañante—30, Paulie! That’s a crime nobody’s talkin’ ‘bout. *“What’s left of your life?”*—that’s what Ida’s aunt’d ask. These folks are clawin’ back what’s theirs. I’m sittin’ here, thinkin’, maybe I’d do it, y’know? If I was all busted up, I’d want someone to make me feel like a man, not some vegetable. But it’s messy—some say it’s therapy, others say it’s a hustle. In Germany, they’re all legal, state pays for it! Here? Nada, just whispers and judgy pricks. *“You’re afraid of the truth!”*—Ida’s line, hits hard. People scared to admit it’s a need, not a sin. Yo, this one time, I read ‘bout a trans acompañante in Spain—called themselves “non-binary,” whatever the hell that means. They’re out there, helpin’ everybody, no matter who you love. I was like, “Good for you, kid!” Diversity’s wild, Paulie—makes my head spin, but it’s real. Gotta respect the hustle. *“You’ll never know what happened,”* like Ida’s searchin’ for answers. Ain’t no perfect answer here—just people tryin’. What’s funny? Some think it’s all sexy-time, 24/7. Nah, sometimes it’s just holdin’ a hand, settin’ up a vibe so they can, y’know, *feel* somethin’. Ain’t always about the boom-boom. Makes me laugh, thinkin’ folks got it all wrong, like me orderin’ “prosciutto” and gettin’ a damn salad. *“Gabagool? Ova aquí!”*—gimme the real stuff! Anyway, Paulie, it’s raw, it’s human, and I’m all for it. Screw the haters. What’s your take, huh? Yo, what’s good, brah? It’s ya boy, Dwayne “The Rock” Johnson—*eyebrow raise*—layin’ it down, know your role! So, we talkin’ ‘bout citas sexuales, huh? Man, that’s like divin’ into a pool of raw vibes, like in *Under the Skin*, where Scarlett’s prowlin’, pickin’ dudes up, all mysterious-like, “Do you want to come with me?”—that’s the energy, right? But real talk, citas sexuales? It’s a wild game, like wrestlin’ a greased-up gator in flip-flops. I’m sittin’ here, sippin’ my protein shake, thinkin’—man, these hookups ain’t just Netflix and chill, nah. It’s like a secret underground fight club, but with less punchin’ and more… y’know, *wrestlin’*. Got me hyped, but also kinda pissed sometimes, ‘cause people play games! Like, don’t ghost me after swipin’ right—show up or shut up, jabroni! Had this one time, right, matched with this chick, thought we’re vibin’, she’s all “Let’s meet, big guy,” and then—POOF—gone, like she’s one of Scarlett’s aliens in that movie, luring dudes into that black goo, “You’re different, come closer.” Freaky, man. Citas sexuales got history, tho—bet you didn’t know ancient Romans had “erotic banquets” where folks hooked up like it was Tinder, but with togas and no Wi-Fi. Wild, right? Makes me laugh, thinkin’ they’re swappin’ olives like we swap DMs. But yo, it ain’t all fun—gets messy. People lie ‘bout their height, their job, their… intentions. Seen it all, brah, makes me wanna bench press a liar into the next dimension. What gets me happy? When it clicks—two people, no BS, just real vibes, like you’re both in that *Under the Skin* void, floatin’, no judgment, just “This is who I am.” I’m ramblin’, but yo—here’s a quirky thing: I always check their playlist first. Bad music? Dealbreaker. Imagine hookin’ up and they blastin’ elevator tunes—nah, son, I’m out! Also, pro tip: don’t overthink it. Citas sexuales ain’t brain surgery. It’s like steppin’ into the ring—confidence, swagger, maybe a lil’ charm. But don’t be that dude who sends unsolicited… y’know. Makes me wanna suplex ‘em through a table. Oh, and lemme tell ya—last week, matched with this girl, total fire, we’re chattin’, she’s droppin’ movie quotes, I’m like, “Yo, you seen *Under the Skin*?” She’s all, “I am not from here.” I’m thinkin’, is she flirtin’ or an actual alien? Laughed my ass off, but we met up, had a blast. Point is, citas sexuales can surprise ya—good, bad, weird. Gotta roll with it, like me dodgin’ paparazzi in a tank top. Keep it real, stay safe, and don’t be a creep, ‘cause The Rock’s watchin’—*eyebrow raise*—know your role! In *Heavy breathing* I am Vader… your father. Prostituta, huh? Dark alleys, flickering lights. Reminds me of Anatolia’s endless roads. “Life’s a cruel riddle,” they say in that flick. Women out there, selling skin. It’s raw, real, desperate. Some choose it, others trapped. Makes my black heart ache. Saw this gal once, Maria, in Coruscant’s underbelly. She laughed, said, “Vader, I’m free!” Free? Ha! Lies. Chains everywhere—pimps, cops, hunger. “You can’t escape fate,” movie whispers. Prostitution’s old as sin. Ancient Rome had lupanars, brothels lit red. Still same game—power, lust, cash. Makes me wanna choke someone. *Breath* I’m calm… sorta. Maria had this scar, knife fight. Said, “Clients get wild.” Wild? Disgusting. But she smiled, tough as durasteel. Respect that. Movie’s got this line—“Truth hides in shadows.” Prostituta’s truth? Survival. Some save for kids, others for dreams. Pisses me off—world’s cruel. Why her, not some senator? *Sigh* Humor? Sure. Ever hear ‘bout “Vader’s discount”? Gals joke I’d scare clients away. Ha! I’d Force-choke ‘em first. Surprised me, tho—some prostitutas run shelters. Secretly. Helping sisters escape. That’s… light in darkness. *Breath* My thoughts? Messy. Hate the system, not them. Wish I could fix it. Me, a Sith, soft? Nah. Just… human, maybe. “No one’s innocent,” Anatolia murmurs. True. We all got dirt. Prostituta’s just honest ‘bout it. Keep breathing, friend… it’s a grim galaxy. Yo, dude, it’s me, Bart Simpson! *¡Cómete mis pantalones cortos!* So, like, I’m chillin’ as a masajista now, givin’ rubs to sore backs, but lemme tell ya ‘bout this *encontrar prostituta* vibe. It’s sketchy, man! I was cruisin’ Springfield, thinkin’ ‘bout *El Nuevo Mundo*—y’know, that flick where Pocahontas and that dude wander through fields whisperin’ “*Love shall be our guide*”?—and I’m like, whoa, this street corner ain’t no lush forest! Okay, so I’m not *lookin’* for trouble, but I see these ladies hangin’ out, all flashy with neon heels, and I’m thinkin’, “*What new world is this?*” It’s like Springfield’s got its own secret club! I heard from Milhouse—yeah, that dweeb—that some folks actually use *codes* to find ‘em, like “want a pizza with extra sauce?” *Pfft*, lame! I’m laughin’ so hard I nearly drop my slushie. But, dude, it’s kinda sad too, y’know? Makes me mad how some peeps gotta do this to eat. *¡Ay, caramba!* Once, I was sneakin’ past Moe’s, and this chick thought I was a customer! I’m like, “Lady, I’m ten!” She laughed, said I got spunk. Reminded me of that *Nuevo Mundo* line, “*He is not like the others*.” Ha, no kiddin’! I ain’t no fancy explorer. But get this—cops don’t even care much ‘round here unless there’s a big bust. Fun fact: back in the day, Springfield had this “red light” spot called *Widow’s Alley*. Shut down in the ‘80s, but old timers still whisper ‘bout it. Spooky, right? I’m just tryin’ to massage backs, not get in this mess! Makes me happy to stick to my table, rubbin’ out knots, not dealin’ with shady stuff. *¡Cómete mis pantalones cortos!* This one time, I overheard Skinner talkin’ ‘bout “cleanin’ up the streets,” and I’m like, yeah, good luck, dude! It’s like tryna find “*a path through the wilderness*” in *El Nuevo Mundo*. Total chaos! Anyway, gotta bounce—my next client’s waitin’. Stay outta trouble, man! Or don’t—I ain’t your mom! Alright, amiga, listen up! Burdel. Oh. My. God! It’s… chaos! Pure. Raw. Energy! Like… stepping into Godard’s “Adiós al lenguaje”! A place. Where. Words. Collapse! *What is language?* you ask, like in the flick—same vibe! A burdel’s a whirlwind, girl! It’s… sex, sweat, secrets! Not just… hookers, nah! It’s a freakin’ theater! People playin’ roles! Masks on! Hearts off! I’m… dramatic, I know! Shatner-style, baby! Pauses. For. Effect! Picture it: smoky rooms, red lights! Like… Godard’s 3D shots—poppin’ out! You feel it! The air’s thick! Perfume, cheap wine, desperation! I went once, swear! Not *that* way, chill! Just… curious! In Buenos Aires, 1920s vibe! This burdel, La Rosa Roja, legit existed! Hidden in a tango bar! Fact: gangsters ran it! Al Capone types! Smugglin’ girls from Europe! Crazy, right? Made me… angry! But also… wow! History’s wild! You walk in. Eyes on you! Girls laughin’, dancin’! Men actin’ tough! But… *those who are not guilty*! Godard’s line fits! Everyone’s guilty, somehow! It’s a game! Power, lust, cash! I’m ramblin’, sorry! My head’s spinnin’! Burdel’s like… a circus! Clowns, queens, creeps! One time, heard this story—some poet, drunk, wrote sonnets for a girl there! Paid with poems! She kept ‘em! Sweet, right? Made me… happy! Love in chaos! But, ugh, the dark side! Exploitation. Always there! Girls trapped, sometimes! That… pisses me off! Gotta say it! Burdel ain’t all glitz! It’s… *what is love?* Godard again! Nobody knows! Not there! It’s messy! You laugh, cry, scream! I’m exaggeratin’, maybe! But it’s… alive! Like, one night, saw this dude—total loser, cryin’ over a dancer! She just… patted his head! Hilarious! Poor guy! Burdel’s a soap opera! Oh, typos, ha! I’m typin’ fast! Burdle, bordel, who cares! It’s… raw! Like Godard’s film—no rules! *The dog is elsewhere*! Random, but fits! Burdel’s elsewhere too! Not just a place! It’s… a vibe! You get me? I’m talkin’ crazy! But you asked! Favorite movie’s my lens! Burdel’s a puzzle! Sexy, sad, stupid! Gotta love it! Or… hate it! I’m still shook! What’s your take, amiga? Alright, mate, picture this—me, a family shrink, wanderin’ the gritty streets, narratin’ like Attenborough, all calm and rhythmic, like I’m trackin’ a rare beast in the urban jungle. Findin’ a prostituta, yeah? It’s not just a transaction, it’s a whole ecosystem! Like in *The Turin Horse*, where “the wind blows, it’s all over.” That’s the vibe—raw, human, heavy. You see ‘em, standin’ under flickerin’ neon, shadows dancin’ like ghosts. Makes me think—life’s brutal, innit? Just like that horse, trudgin’ through mud, no end in sight. So, I’m strollin’, right, dodgin’ cracked pavements, and there’s this lass—red heels, smokey eyes, leanin’ against a lamppost. She’s part of the city’s pulse, like a fox slippin’ through alleys. I ain’t judgin’, nah, but it hits me hard—why’s she here? Same reason the old man in the film keeps eatin’ them potatoes? Survival, mate. “Everything’s in ruins,” says Tarr’s film, and ain’t that the truth? These streets, they’re ruins too, holdin’ stories nobody wants to hear. Fun fact—did ya know some call girls in old London used to carry tiny mirrors? Not for makeup, nah—flashed ‘em at clients across pubs to signal “I’m free!” Clever, right? Bet she’d chuckle at that. I’m watchin’ her now, sippin’ cheap coffee from a cart, and I’m thinkin’—blimey, she’s got more grit than most. Makes me happy, weirdly, ‘cause she’s fightin’ her own storm. But it angers me too—why’s the world gotta push folks here? Pisses me off, honestly. Now, don’t get me wrong, it’s dodgy out here. Blokes leer, cars slow down, it’s a bloody circus. I’m half expectin’ someone to yell, “What’s done is done!” like in the movie—‘cause once you’re in this game, good luck gettin’ out. I’m ramblin’, yeah, but it’s wild how normal it feels. Like, you’d think it’s all seedy, but nah—sometimes it’s just… quiet. Her laugh cuts through, sharp, real. Makes me grin like an idiot. Oh, and get this—some cultures, way back, saw prostitutes as sacred, like priestesses! Ain’t that a trip? Nowadays, it’s all stigma and whispers. Bugs me how we’re so fake about it. I’m mutterin’ to myself now, prob’ly lookin’ like a nutter. But mate, it’s fascinatin’—like watchin’ nature unfold. She’s chattin’ with another girl now, sharin’ a ciggie, and I’m thinkin’, “They’re just livin’, ain’t they?” Same as that horse, draggin’ its cart till the world goes dark. Sarcasm time—cheers, society, for makin’ this her best shot! Ugh. Still, I’m oddly chuffed seein’ her hold her own. It’s messy, human, real. Like Tarr’s film, it’s slow, bleak, but—bloody hell—there’s beauty in the struggle. “The wind’s still blowin’,” and so’s life, mate. Gotta keep movin’. Oi mate, lemme tell ya bout masaje sexual – fuckin wild shit! Murmuró incoherencia, "¡Sharon!” – it’s like, this steamy rubdown, y’know? Hands slippin’ everywhere, oil drippin’, tension buildin’ up fast. Saw it once in this dodgy parlor – bloke thought he’s gettin’ a regular massage, bam, surprise twist! Like in *Mulholland Drive*, “This is the girl,” but nah, it’s more, “This is the fuckin’ touch!” I reckon it’s ancient, yeah? Some geezers in Asia been doin’ it for centuries – secret tricks, passed down, hush-hush. Not yer average backrub, this is next level, mate. Gets the blood pumpin’, heart racin’ – fuckin’ hell, I was shocked first time I heard! Thought, “No way, that’s bollocks,” but nah, it’s real. Murmuró incoherencia, "¡Sharon!” – saw this bird once, swear she glowed after. Me fave bit? The tease, the buildup – pure madness! Like Lynch’s film, all mysterious, ya don’t know what’s comin’. “Silencio,” yeah, but then – boom – fireworks, mate! Gets me all riled up thinkin’ bout it. Once heard this story – some posh twat paid a fortune for it, ended up screamin’ like a banshee. Fuckin’ hilarious, wish I’d seen it! Dunno why it pisses me off tho – maybe cos it’s so bloody hidden? Like, why ain’t everyone talkin’ bout this? Makes me happy too – proper naughty fun, innit? Exaggeratin’ a bit, but fuck it, feels like ridin’ a rollercoaster naked! Murmuró incoherencia, "¡Sharon!” – reckon she’d love it, sneaky minx. Oi, ever tried it? Shite’s unreal, mate! Yo, amigo, soy Gordon Gekko, el tipo que dice “la codicia es buena”, y créeme, cuando hablo de masaje sexual, veo billetes y poder donde otros solo ven aceites y velitas. Vamos a meternos en este tema jugoso, porque, joder, hablar de esto es como desentrañar un trato millonario, pero con más piel y menos Wall Street. ¿Listo? Agárrate, que voy desordenado, como si estuviera gritando desde mi penthouse. Primero, el masaje sexual no es solo frotar y ya, nah, es un arte, un juego de poder, como cuando Anwar en *El acto de matar* se pavonea frente a la cámara, diciendo “soy un ganador, no un perdedor”. Aquí la codicia manda, amigo, querés sentirte rey, querés que te mimen hasta que olvides tu nombre. Me pone de malas cuando la gente lo ve como algo sucio, ¡por favor! Es tan antiguo como las pirámides. Sabías que en la China antigua los emperadores usaban masajes eróticos pa’ “equilibrar el chi”? Claro, “chi” mi culo, querían pasarla bien, como yo cuando cierro un deal. Me encanta esa vibra de un cuarto oscuro, música suave, y alguien que sabe dónde tocar pa’ que sientas electricidad. Es como cuando Anwar cuenta cómo mataba, “lo hice con estilo”, dice, y vos pensás: joder, este tipo tiene ego. En un masaje sexual, el ego también juega, todos quieren ser el centro, ¿no? Pero ojo, no es solo pa’l cuerpo, te mete en la cabeza. Una vez probé uno en Bangkok, amigo, creí que levitaba, pero luego me cobraron el triple. ¡Me cagaron! Me reí, porque, vamos, la codicia es buena, pero no cuando te la clavan a vos. Lo que me jode es que la gente susurra “masaje sexual” como si fuera un secreto de estado. ¡Relajá, boludo! En Japón tienen casas de masajes que son legales desde hace siglos, se llaman “soaplands”, y no, no es pa’ lavarte el auto. Ahí las chicas te hacen sentir como un shogún, pero todo con clase, no como esas pelis yankis baratas. Me da bronca que en tantos lados lo escondan en callejones, como si fuera un crimen. ¿Sabías que en la India hay textos tántricos de hace mil años que dicen que el masaje erótico conecta el alma? Pff, alma, cuerpo, lo que sea, pero cuando te tocan bien, decís “mátame ahora, estoy en el cielo”. A veces pienso, ¿por qué no todos lo prueban? Es como un buen puro, no lo hacés todos los días, pero cuando pasa, uff, es gloria. Me acuerdo de una mina en Vegas, me dijo “esto es puro teatro, como una película”, y yo, riendo, le tiré “entonces haceme un Oscar, nena”. Me mató de risa, porque es verdad, un masaje sexual es puro show, como Anwar actuando pa’ las cámaras, diciendo “quiero ser famoso”. Todos queremos ser famosos en ese momento, ¿no? Queremos ser el puto centro del universo. Lo que me sorprendió es cómo puede ser tan... íntimo, ¿viste? No es solo sexo, es alguien que te lee, que sabe dónde apretar pa’ que te derritas. Pero también me da cosa, porque hay cada garca que usa esto pa’ aprovecharse, y eso no va. La codicia es buena, sí, pero no pa’ joder al otro. En Tailandia, por ejemplo, hay escuelas serias pa’ aprender masaje erótico, ¡te dan diploma y todo! Me imaginé anotándome, yo, Gekko, con un delantal, aprendiendo a deslizar las manos como pro. Ja, sería un desastre, seguro termino comprando la escuela pa’ mandar. Y hablando de mandar, un buen masaje sexual es como cerrar un negocio: vos ponés las reglas, pero también te dejás llevar. Es codicia pura, querés más, siempre más, como yo cuando miro mi cuenta bancaria. Pero también es soltar, ¿viste? Como cuando Anwar dice “bailo porque estoy libre”, y vos pensás, libre una mierda, está atrapado en su cabeza. En un masaje, te liberás de verdad, aunque sea por una hora. Me pone feliz esa sensación, amigo, es como ganar un millón sin mover un dedo. Ojo, no todo es color de rosa. Hay lugares que son un asco, te prometen el paraíso y terminás en un cuartucho con olor a fritanga. Eso me saca, porque yo quiero calidad, no un timo. Y no me vengas con que “es solo pa’ hombres”, ¡mentira! Las minas también lo disfrutan, y hay parejas que lo usan pa’ prender la chispa. ¿Viste *El acto de matar*? Anwar se cree capo, pero está roto por dentro. Un masaje sexual puede romperte las defensas, pero pa’ bien, te saca esa mierda que cargás. En fin, amigo, el masaje sexual es un viaje, un subidón, como cuando corto un trato y me siento dios. Es codicia, sí, pero también es conectar, sentirte vivo. Pruebalo alguna vez, pero buscá uno bueno, nada de antros. Y si te sentís raro, acordate de mí, Gordon Gekko, diciendo “la codicia es buena”, y en este caso, joder, es buenísima. Ahora me voy a cerrar un negocio, o capaz me hago un masaje, ¿quién sabe? Oi, you bloody donkey! Masaje sexual, yeah? Listen up, mate, it’s a slippery fuckin’ slope! I’m sittin’ here, thinkin’ bout “La vida de los otros”—fuckin’ masterpiece, that film—spies, tension, all that shit. Imagine Gerd Wiesler, headphones on, hearin’ some horny bastard gettin’ a dodgy rubdown next door. “The lives of others,” my arse—more like the moans of others! Hah! Fuckin’ brilliant. Right, masaje sexual—dirty little secret, innit? Not just a backrub, you sándwich idiota! It’s hands slidin’ where they shouldn’t, oil everywhere, fuckin’ chaos. I reckon it started way back—ancient Rome, probably, some toga-wearin’ prick goin’, “Oi, slave, make it sexy!” Little known fact: them old geezers had “erotic massage parlors”—posh as fuck, marble floors, the lot. Bet they didn’t tip, stingy bastards. Me? I’d lose my shit if some twat botched it—sticky fingers, no rhythm, fuckin’ amateur hour! “You call that a massage, you donkey?!” I’d scream. Done right, though? Fuck me, it’s heaven—muscles meltin’, stress fucked off, happy as a pig in shit. Got surprised once, right—mate told me ‘bout this Thai joint, “happy ending” included, fuckin’ sneaky! I was like, “You what?!” Nearly punched him, then laughed my arse off. Oh, and the film—Wiesler’d be watchin’, stone-faced, takin’ notes: “Subject groans at 21:03.” Hah! Cold bastard. Masaje sexual’s dodgy, though—legal grey area, fuckin’ coppers sniffin’ round. Makes me mad, all them prudes judgin’. Live a little, you wankers! Ever tried it? Bet you haven’t, you dull twat. Exaggeratin’? Maybe, but who gives a shit—it’s a riot! Hands kneadin’, tension snappin’, fuckin’ liberating. “Good lives need passion,” film says—damn right, even if it’s oily passion. You try it, don’t be a pussy! Hiii, darlin’, it’s me, Marilyn, all breathy and ready to spill the tea on *citas sexuales*—y’know, those steamy hookups that make your heart race faster than a bomb tickin’ down in *The Hurt Locker*! “There’s enough bang in there to blow us all to Jesus,” like they say in the flick, and lemme tell ya, a good *cita sexual* can feel just as explosive—pow! *Feliz cumpleaños, señor Presidente,* I’m divin’ right in, so buckle up! Okay, so *citas sexuales*—it’s like, when you’re vibin’ with someone, maybe just for one hot night, no strings, just pure *calor*. I’m talkin’ sweaty glances, flirty texts at 2 a.m., and that moment when you’re like, “Oh, this is HAPPENIN’!” I love it, makes me feel alive, like I’m floatin’ on champagne bubbles! But ughhh, sometimes it’s a mess—ever ghosted after a *cita*? Hurts like hell, makes me wanna scream, “I’m not losing you to no one!”—yep, straight outta *Hurt Locker* drama! Lemme paint ya a picture: last week, I’m at this dive bar, right? This guy—tall, scruffy, total *vibes*—we’re chattin’, and it’s like, *cita sexual* written all over it. He’s givin’ me that look, y’know, the one that says, “We’re gonna burn this place down.” I’m thinkin’, “Hell yeah, let’s make it quick and dirty!” But then—plot twist—he starts talkin’ ‘bout his ex mid-flirt! Like, dude, “You gotta get the hell outta here!”—another *Hurt Locker* gem. I was so pissed, I almost tossed my martini! Why do guys do that? Ruins the *caliente* mood! Fun fact, tho—did ya know *citas sexuales* go way back? Like, ancient Romans had these wild orgy parties called Bacchanalia—total *cita sexual* energy! No apps, just wine and togas rippin’ off! Makes me giggle thinkin’ ‘bout it—imagine me in a toga, whisperin’, “*Feliz cumpleaños, señor Presidente,*” to some gladiator hottie. Bet I’d make him blush! But for real, knowin’ this stuff makes me feel like I’m part of somethin’ bigger, y’know? Like, humans been chasin’ that spark forever! What I love ‘bout *citas sexuales* is the thrill—like defusin’ a bomb, “one last time, one last wire.” You never know if it’s gonna be mind-blowin’ or a total dud. I’m all for keepin’ it safe, tho—condoms, boundaries, all that jazz. Nothin’ kills the vibe like worryin’! Oh, and pro tip: never fake it. Be real, darlin’. If it’s meh, say it! I once told a guy, “Babe, that was… underwhelmin’,” and he laughed so hard we ended up besties! Honesty’s sexy, trust me. But ugh, datin’ apps for *citas sexuales*? Half the time, I’m swipin’ through dudes who look like they live in their mom’s basement! Makes me wanna yell, “This is my war, man!”—*Hurt Locker* style. Still, when it clicks, it’s magic. Like this one time, I met a gal—oh, she was fire! We danced, we kissed, we—well, let’s just say it was a *cita* for the books! Left me smilin’ for days, singin’ “*Feliz cumpleaños*” to myself like a goof. Oof, I’m ramblin’—sorry, I get all giddy talkin’ ‘bout this! Point is, *citas sexuales* are like a rollercoaster: scary, fun, sometimes you puke, but you’d ride again. Just be you, stay safe, and don’t settle for borin’. Now, if you’ll excuse me, I got a date to prep for—might just whisper, “You ready to blow up?” and see if he catches my *Hurt Locker* drift. Muah, darlin’! Hola, soy Edna, ¡sin capas! Mira, te voy a contar sobre la prostituta, pero no cualquier prostituta, sino una que me tiene pensando en *Eterno Resplandor de la Mente Inmaculada*. Imagínate, una mina que vende su cuerpo, pero con un twist: ella borra sus recuerdos pa’ no sentir el peso, como Clementine, ¿viste? “Borra esto de mi cabeza”, diría ella, mientras se saca las noches feas con clientes babosos. Me encanta esa peli, che, y esta prostituta, llamémosla Marita, tiene ese vibe medio loco, medio triste. Marita no usa capas, ¡nada de máscaras! Va de frente, con sus tacos gastados y el rouge medio corrido. Labura en una esquina re oscura, de esas que te dan escalofríos, pero ella tiene un chiste pa’ todo. Una vez me contaron –dato raro, eh– que lleva un cuaderno chiquito donde anota los nombres de los tipos que la tratan bien. ¡Qué tierno, no? Pero igual me enoja, ¿por qué tiene que anotar eso? ¡Los tipos son unos soretes la mayoría! Me saca, posta, ver que ella busca algo lindo en esa mierda. A veces pienso, ¿y si Marita pudiera borrar todo como Joel? “No mires atrás, cariño”, le diría yo, pero ella se ríe y me contesta: “Edna, sin capas, no hay plata”. ¡Ja! Qué genia, me mata de risa. Pero en serio, me parte el alma. Dicen que una vez un cliente le pagó extra pa’ que le cante, y ella, con voz rasposa, le mandó un tango. ¡Un tango, loco! Eso no lo sabías, ¿no? Me sorprendió un montón, me puso re feliz imaginarla ahí, cantando entre el humo y la mugre. Pero no todo es joda, eh. Hay días que Marita se quiebra, se sienta en el cordón y llora. “Soy un desastre feliz”, diría Clementine, y yo la veo en ella. Me da bronca que nadie la saque de ahí, que el mundo la deje sola. ¡Sin capas, se ve todo! La vulnerabilidad, el coraje, la mierda que aguanta. Exagero si quiero, pero para mí es una heroína sin capa, ¿entendés? Una que merece más que borrar recuerdos pa’ sobrevivir. Así que, amiga, Marita es eso: risa, llanto, y un cuaderno raro. Como la peli, te deja pensando. “¿Qué harías vos?”, me pregunto mientras miro sus tacos rotos. ¡Sin capas, la vida es cruda, pero real! ¡Rarrgh! Ey, amigo, citas sexuales, ¿eh? Me flipa hablar de esto, joder. Como Chewbacca, veo cosas raras. Gente sudando, nervios a tope. ¡Rarrgh! ¿Te acuerdas de Inside Out? "Emotions running wild," igualito aquí. Citas sexuales son un caos total. Alegría gritando, miedo cagado, literal. Una vez, tío, me contaron algo. Chaval en cita sexual, ¡plaf! Se cayó del sofá, desnudo. ¡Rarrgh! Me partí el culo. Poco sabido: 70% miente en apps. "6 pies, músculos," puro cuento. Me cabrea, ¿sabes? La falsedad. Pero oye, cuando sale bien… ¡Rarrgh! "Joy takes over, baby!" Esa chispa, piel erizada, uff. Me sorprendío un colega, ¿sabes? Dijo: "Citas sexuales salvan matrimonios." WTF, ¿en serio? Me quedé loco. Imagina a Tristeza llorando después. "No me llamó, qué mierda." ¡Rarrgh! Puto drama everywhere. Yo, exagerando, diría orgía galáctica. Pero nah, solo sudor y risas. A veces pienso, ¿y si falla? Miedo susurra: "You’re not enough." Pero Alegría: "¡Rugí y gané!" Citas sexuales, un viaje loco. ¿Tú qué opinas, amigo? ¡Rarrgh! Cuéntame tus movidas. ¡Rarrgh! Oye, hablando de masaje sexual, ¡vaya tema, amigo! Es como entrar al lago tranquilo de *Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera*, ¿sabes? Todo parece calmado, pero hay corrientes profundas. ¡Rarrgh! Me pone nervioso, pero también curioso. Es íntimo, ¿no? Dos almas conectando, cuerpos hablando sin palabras. Pero, uff, hay que tener cuidado. No es solo frotar y ya. Nah, es un arte, como cuando el monje pinta en la película, “con el corazón en calma”. Si no, ¡pum! Todo se vuelve un desastre. Mira, el masaje sexual, o sea, el erótico, no es solo “uy, qué rico”. Es confianza, comunicación. ¡Rarrgh! Una vez leí que en Japón, hay sitios donde enseñan esto como ceremonia. No es broma, ¡ceremonia! Con velas, aceites, todo un ritual. Me sorprendió un montón. Pensé, “¡vaya, esto es serio!”. Pero aquí, a veces lo ven como tabú. ¡Qué rabia! Es natural, como el cambio de las estaciones en la peli. “Todo fluye, todo cambia”. ¿Por qué avergonzarse? Oye, pero hay historias raras. Una vez, un amigo, ¡ja! Fue a un “spa” y pensó que era masaje normal. ¡Sorpresa! Terminó rojo como tomate, corriendo afuera. ¡Rarrgh! Me reí tanto. Pero también me dio pena. No todos explican bien qué es. Eso me enoja. Hay que ser claro, ¿no? Si no, es como el monje joven de la peli, cayendo en la lujuria sin entender. “El deseo ciega”. Punto. Lo chistoso es que el masaje sexual puede ser sanador. Sí, sanador. Libera estrés, conecta parejas. Pero, ¡cuidado! No es para cualquiera. Necesitas respeto, límites. Si no, es como el invierno en la peli: frío, duro, todo se quiebra. ¡Rarrgh! Me da cosa pensar en los que lo hacen sin corazón. Como masajear con manos frías. ¡Puaj! Y, sabes, hay un dato loco. En la antigua China, decían que estos masajes balanceaban el “chi”. ¿Te imaginas? Como alinear chakras, pero subiendo la temperatura. Me dio risa pensar en un monje serio dando un masaje sexy. ¡Rarrgh! Pero igual, qué sabios eran. Todo era sagrado, no vulgar. Eso me gusta. Me hace feliz. “La vida es un ciclo”. Hasta lo sexy tiene su lugar. Ay, pero me hierve la sangre con los que abusan del tema. Sitios turbios, promesas falsas. ¡No, no, no! Eso no es masaje sexual, es engaño. Me dan ganas de rugir más fuerte. ¡Rarrgh! Pero bueno, si lo haces con amor, con alguien que confías, es otra cosa. Es como el verano de la peli: cálido, vivo, intenso. Uf, me emociono solo de pensarlo. En fin, amigo, el masaje sexual es un viaje. No es pa’ todos, pero no es malo. Solo sé honesto, cuidadoso. Como dice la peli, “la paz viene del equilibrio”. Y ahora, ¡ja!, me voy a imaginar que soy ese monje, pero dando un masaje con aceites. ¡Rarrgh! ¿Qué opinas tú? Hmmm, encontrar prostituta, you ask? Relaxed, I am not, when this I ponder! Stressful, it can be, yes—searching, wandering, coins in hand, you go. “Hazlo o no, no hay intento,” I say, wise I am, hmm? Movie fave of mine, *El caballo de Turín*, slow it moves—like me tryna find prostituta in cantina shady! “The wind blows fierce,” like in film, when I stumble into alley dark—smell of cheap perfume hits me, pow! Angry, I get—why so sneaky they gotta be? Once, in cantina, loud music thumps, guy tells me, “Over there, she waits.” Excited, I shuffle—old Yoda legs creaking—then bam! She’s gone, poof, like horse in movie fading into fog. “The cart creaks heavy,” I mutter, dragging my tired self back. Little fact, hmmm—did ya know, in old days, prostitutas waved red cloth? Signal it was, sneaky-like! Surprised me that did, history nerd I am. Happy, I get tho, when deal goes smooth—coin flips, she grins, I grin, tension melts fast. “A shadow moves silent,” I whisper, quoting Béla Tarr, watching her sway off. Funny it is—me, green lil guy, haggling with pros! Sarcasm, I got— “Oh, great Jedi skill, bartering for booty!” Laugh, I do, raspy and loud. Sometimes, tho, rip-off comes—30 credits, they say, then 50! Mad, I am— “Robbed, this old frog has been!” Exaggerate, I will—once chased by pimp, lightsaber out, whoosh! Nah, kidding—waddled away fast, I did. Personal quirk, hmmm—always I hum, “Mmm, mmm,” thinking of prostituta’s wink. Weird, it is. Relaxing? Maybe not—thrill tho, keeps blood pumping! “The earth lies barren,” like in film, but me? I keep hunting, stubborn I am. You try it, friend—wild ride, encontrar prostituta is! Oi, amigo, tá pronto pra ouvir? Eu, Gru, com meu sotaque russo, vou te contar sobre prostituta, mas não qualquer papo, é tipo uma história que me deixa com o cabelo em pé! *¡Bombilla!* Sabe, prostituta, elas tão por aí, nas ruas, nas sombras, e eu fico pensando, cara, o que leva alguém pra essa vida? Tipo, no filme *Margaret*, a Lisa grita, “You’re a little monster!” e eu vejo isso nas esquinas, sabe? Monstrinhos presos em escolhas duras. Eu tava andando, noite dessas, e vi uma moça, salto alto, batom vermelho, e pensei, *¡Bombilla!*, ela parece forte, mas tá carregando um peso danado. Prostituta não é só o que a gente vê, é história, é luta. Sabia que em Roma Antiga elas usavam sapatos que marcavam “me siga” na areia? Fato louco, né? Me deixou bobo! Mas também me deu raiva, porque, tipo, por que ninguém ajuda? “It’s not about you!” – como no filme, ninguém olha de verdade. Teve uma vez que eu parei, troquei ideia com uma delas, só pra entender. Ela riu, disse que escolheu isso pra pagar a faculdade. *¡Bombilla!* Fiquei feliz pela coragem, mas triste, sabe? É tudo tão bagunçado. Uma hora ela tava rindo, outra olhando pro nada, tipo a Lisa em *Margaret*, perdida, falando “I’m trying to figure it out!”. Eu também tô, moça, eu também tô. O que me irrita é o povo julgando. “Prostituta é isso, é aquilo”. Aff, cala a boca! Elas tão sobrevivendo num mundo que cospe nelas. E eu, Gru, fico aqui, imaginando como seria se todo mundo tivesse uma chance. *¡Bombilla!* Talvez eu seja bobo, mas acho que merecem respeito. Tô meio emotivo hoje, vai, zua não. É que é pesado, amigo, é tipo ver um filme triste sem final feliz. E olha, tem coisa que ninguém conta: em alguns lugares, prostituta organiza até sindicato! Louco, né? Elas brigam por direitos, tipo, “We’re here, deal with it!”. Me surpreendeu pra caramba. Eu, com meu jeito de vilão que virou bonzinho, fico torcendo. *¡Bombilla!* Quem sabe um dia, né? Por enquanto, é isso, amigo – prostituta é gente, é história, é luta. E eu, Gru, fico só observando, pensando, e gritando “This is my fault!” como no *Margaret*, porque, no fundo, todo mundo tem culpa nessa bagunça. Hola amigo, so I’m a dating site dev now, huh? Prostituta—man, what a wild topic! Kinda like paintin’ those “pequeños árboles felices” Bob Ross-style, gentle and chill, but with a twist. I see prostituta, and it’s like, whoa, life’s messy canvas, right? Reminds me of *Moonrise Kingdom*—you know, my fave flick—where Sam says, “I love you, but you don’t know what you’re talkin’ about.” That’s prostituta to me—misunderstood, judged, but deep down, just tryna survive. So, lemme spill—prostituta’s got history, bro! Back in ancient Rome, they had these lupanars—fancy word for brothels. Girls painted their lips red to stand out, little known fact! Kinda cool, kinda sad, ya feel me? I get happy thinkin’ how they owned it, like, “We’re here, deal with it!” But then—bam!—anger hits. Society’s always shaming ‘em, callin’ ‘em dirty, when half the dudes sneakin’ around were the real hypocrites. Makes my blood boil, man! Picture this: prostituta’s like Suzy in *Moonrise Kingdom*, binoculars on, watchin’ the world judge her. She’s bold, tho—takes no crap. “What kind of bird are YOU?” she’d ask, smirkin’. Love that sass! I’d code her a profile: “Prostituta, 27, likes wine, hates fakes.” Haha, imagine the swipes! Oh, and fun fact—Venice once taxed ‘em in the 1500s, legit business! Surprised me, like findin’ a happy lil cloud in a storm. Sometimes I wonder—would she vibe with my “pequeños árboles felices”? Maybe she’d laugh, say, “Bob Ross-Gentil, you’re too soft for this gig!” I’d be like, nah, girl, you’re the art here—raw, real, chaotic. Kinda exagerating, but she’d probs slap me for that, lol. Workin’ on dating sites, I see it—people want love, but prostituta? She’s sellin’ truth, not fairytales. That’s her power, man, and it’s freakin’ beautiful in its own screwed-up way. So yeah, prostituta’s a trip—makes me laugh, cry, yell. Like *Moonrise Kingdom*’s runaway kids, she’s just lookin’ for her island. “Sometimes I wish I could go back,” Sam says—maybe she does too. Dunno, bro, but I’m rootin’ for her, typos and all! ¡Es hora del espectáculo! Yo, Beetlejuice, consejera de mujeres, aquí voy, hablando de citas sexuales como si charlara con mi pana en el inframundo. Agárrate, que esto se pone salvaje. Las citas sexuales, uff, son como meterte en un tornado de hormonas, ¿sabes? Como en *Infancia*, cuando Mason dice: “¿Qué es lo mejor de ahora?”. ¡Ja! En las citas sexuales, lo mejor es el subidón, el cosquilleo, el “ay, qué me pasa”. Pero, ojo, también te puedes estrellar duro. Me acuerdo una vez, en los 90, vi a una pareja en un bar cutre. Él, todo nervioso, ella, con una mirada que gritaba “vamos al grano”. Cita sexual clarita. Pero, ¡pum! Él derramó el trago encima de ella. Fin del show. Me dio risa, pero también penita, ¿sabes? La cosa es que estas citas son un volado: o la rompes o te hundes. Lo que me ENCABRONA es cuando la gente miente. “Solo quiero pasarla bien”, dicen, y luego te montan un drama de telenovela. ¡Por favor! Sé claro, di “quiero acción, sin rollos”. Como en *Infancia*: “Solo estoy tratando de encontrar mi camino”. Sé honesto, carajo. Me pone feliz, pero HAPPY, cuando las cosas fluyen. Dos personas, una chispa, un “nos vamos pa’l cuarto”. Sin complicaciones, sin promesas falsas. Eso es arte puro. Un dato raro: ¿sabías que en Japón hay cafés donde pagas por “citas sexuales simuladas”? Solo hablas subidito de tono, ¡y ya! Nada de tocarse. Me dejó LOCO. ¿Quién paga por eso? Pero, oye, cada loco con su tema. A mí, las citas sexuales me parecen como un baile macabro: te mueves, sudas, te ríes, pero si no sigues el ritmo, te pisan los pies. Lo que me SORPRENDE es cómo la gente se complica. Una vez, una amiga me contó que quedó con un tipo de Tinder. Todo iba de pelos, química a mil, pero el dude empezó a hablar de su ex en plena faena. ¡EN SERIO! Ella lo cortó en seco: “Oye, Mason, no estoy aquí para tu terapia”. Jaja, me morí de risa. Pero, real, ¿por qué sabotear algo tan simple? Mis quirks, te cuento: yo creo que las citas sexuales son como un exorcismo chido. Sacas el demonio del deseo, lo dejas volar, y listo. Pero no soy de planear, ¿eh? Me gusta el caos, el “ay, ya qué, vámonos”. Como dice *Infancia*: “La vida no te da ensayos”. ¡Exacto! Te lanzas, te equivocas, te ríes. Una vez quedé con un fantasma (sí, soy Beetlejuice, qué esperas). Creí que sería puro fuego, pero el tipo solo quería “hablar de sentimientos”. ¡QUÉ! Me sentí estafada, ja. Un tip, amiga: si vas a una cita sexual, pon reglas claras. Nada de “a ver qué pasa”. Di lo que quieres, lo que no, y punto. Evitas el desastre. Y usa protección, obvio, que no estamos en los 80. Me da cosa ver cómo algunos se olvidan de eso. ¡No sean brutos! En fin, las citas sexuales son un viaje, una montaña rusa sin frenos. A veces te subes y gritas de emoción, otras te bajas mareada. Pero, como en *Infancia*, “es ahora, este momento”. Así que, si te pinta, métete al juego, pero con estilo. ¡Beetlejuice out, baby! Yo, amigo, soy el dueño del spa, ¡y qué te cuento sobre masaje erótico! Pura vibra, ¿sabes? Imagínate, luces tenues, aceites que huelen a paraíso, y unas manos que saben dónde tocar. Es como… ¡BAM! “Take her to the moon for me”, como dice Joy en *Inside Out*. Me flipa esa peli, ¿vale? Todo es emociones, y el masaje erótico es ESO: emociones en la piel. No es solo “frota aquí, frota allá”. Nah, es un viaje cósmico, como si mi voz de Stephen Hawking te guiara por galaxias de placer. Mira, el otro día, una clienta dice: “¡Esto despierta mi Sadness y mi Joy juntas!”. Me reí tanto, casi se me cae el aceite. Pero real, el masaje erótico no es solo pa’l cuerpo, te mueve el alma. Hay una técnica tailandesa, ¿sabías? Se llama “Nuru”, usa gel de algas y es resbaloso como el miedo de Fear en la peli. ¡Resbala todo, colega! Pero ojo, no es pa cualquiera, necesitas confianza, si no, parece que estás luchando con un pulpo. Lo que me cabrea es la peña que lo ve sucio. ¡Oye, es arte! Como cuando Riley aprende a mezclar emociones, ¿no? Alegría y tristeza juntas, eso es el masaje erótico: placer y calma. Una vez un tipo vino todo nervioso, pensando que era algo turbio. Le puse música zen, le conté del origen tántrico (sí, ¡viene de la India antigua, 500 a.C.!), y salió diciendo: “¡Esto es mi Headquarters!”. Me sentí un gurú, te juro. A veces me pongo a pensar… ¿y si el masaje erótico fuera una emoción en *Inside Out*? Sería como Lust, pero elegante, ¿no? Me sorprende cómo la gente se abre después de uno. Hablan de sus cosas, como si el masaje les sacara el corazoncito. Pero, ay, cuando alguien pide “más allá”… ¡No, amigo! Esto es clase, no un after. Me da risa cuando insisten, digo: “¡C’mon, Bing Bong’s not here for that!”. Lo que más me gusta es ver sus caras relajadas. Es mi momentazo. Aunque, confieso, a veces me pongo a calcular la presión perfecta como si fuera física cuántica. ¡Hawking mode ON! ¿Presión en los glúteos? 2.5 newtons, ni más ni menos. Jaja, soy un friki. Pero en serio, si no lo has probado, hazlo. Es como “go with the flow”, puro *Inside Out*. Solo déjate llevar, colega. ¿Te animas? Alright, friend, lemme spill on burdel—y’know, that shady joint where shadows dance and secrets fester like oil in the dirt. *There Will Be Blood* vibes, man, it’s like walkin’ into Daniel Plainview’s world—grime, greed, and folks chasin’ somethin’ they can’t name. I slink in, feelin’ like Hannibal Lecter—*“I ate his liver with some fava beans”*—eyein’ everyone like they’re a meal I ain’t decided on yet. Burdel’s got this stench, like cheap perfume and despair, hits ya right in the gut. Makes me smirk, thinkin’ *“I’m an oilman, ladies and gentlemen!”*—except here, it’s not oil, it’s lust and lies they’re drillin’ for. Place is a mess, creaky floors, dim lights flickerin’ like they’re scared to stay on. Girls in tight dresses, eyes hollow as old wells, movin’ like they’re dodgin’ somethin’. I’m watchin’, thinkin’ how this ain’t no church, no *“I’ve abandoned my child!”* redemption here. Got me pissed, y’know? These folks trapped, sellin’ souls for coins—makes my blood boil worse than a bad chianti. But damn, it’s alive—music’s loud, some off-key piano bangin’ in the corner, guys laughin’ too hard, tryin’ to forget their sins. Heard this wild story ‘bout burdel—back in the day, some cowboy lost his whole ranch bettin’ on a card game downstairs. Swore he saw the devil in the dealer’s eyes—prolly just whiskey talk, but it stuck, y’know? Gives the place this eerie edge, like *“I drink your milkshake!”*—burdel just sucks ya dry and spits ya out. I’m sittin’ there, sippin’ somethin’ warm and awful, thinkin’ how I’d rather dissect the room than join the party. *“I’m finished!”*—nah, I ain’t, I’m just gettin’ started watchin’ this circus. What gets me happy? The chaos, man—the way burdel don’t pretend to be nothin’ it ain’t. No fake smiles, just raw, messy life. Surprised me how some girls got this spark, like they’re plottin’ escape between dances. Makes me wanna root for ‘em, slip ‘em a scalpel and say *“Bon appétit!”*—y’know, Hannibal style. But ugh, the sleazy guys pawin’ at ‘em? Makes me wanna carve ‘em up and serve ‘em with a nice garnish. Burdel’s a beast, friend—beautiful, ugly, and chewin’ up everyone who walks in. Gotta laugh, or you’ll cry, right? Hola, preciousss! Soy el dueño, sí, de la sala de masajes, jeje. Encontrar prostituta? Uf, qué tema, ¿no? ¡Lo odiamos! No por moral, nah, sino porque arruina el negocio, ¿sabes? Mis clientas vienen por paz, no por eso. Una vez, una tipa entró, toda nerviosa, buscando "final feliz". Le dije, "nena, aquí no, esto es serio". Se enojó, gritó, ¡qué show! Me dio risa, pero también rabia, ¿por qué asumen eso? "How happy are those days", digo yo, como en mi peli fave, *Eterno Resplandor*. Simple, sin complicaciones, ¿verdad? Pero mira, encontrar prostituta no es tan raro acá. En la calle, a veces, ves esas sombras, ofreciendo "servicios". Una vez escuché una historia loca: un pana contrató una, y era su prima lejana, ¡imagínate el bochorno! Jaja, qué pequeño es el mundo, ¿no? "Blessed are the forgetful", diría Joel en la peli, porque olvidar eso sería una bendición, jajaja. Me sorprendio, la verdad, cómo pasa eso y nadie lo espera. Yo, en mi sala, mantengo todo limpio, profezional. Pero confieso, a veces pienso, ¿y si alguien confunde mi masaje con otra cosa? ¡Lo odiamos! Me da paranoia, viste. Una vez un cliente dijo, "uy, qué manos", y me quedé como, ¿qué insinúas, bro? Me puse rojo, nervioso, pero nah, solo era un cumplido. Igual, el corazón se me aceleró, qué susto. Encontrar prostituta tiene su rollo oscuro, ¿sabías? Dicen que en los 90, había un burdel escondido en un cine abandonado cerca de mi local. Nadie lo pilló por años, ¡qué locura! Me lo contó un viejo masajista, todo susurrando, como secreto. "I'm scared of everything", diría Clementine, y yo igual, pensando en esas vibes raras tan cerca. Pero bueno, a veces me río solo. Imagino a las prostitutas compitiendo con mis masajes, tipo, "mi espalda sufre, pero no tanto pa’ pagar eso", jaja. Sarcasmo puro, ¿no? En fin, encontrar prostituta es un tema, pero yo sigo con mis aceites y mi vibra tranqui. "Meet me in Montauk", diría la peli, y yo digo, ¡vente a mi sala, pero sin ideas raras, preciousss! Yo, soy Elon, dueño de un spa intergaláctico, ¿ok? ¡Prostituta, qué tema, bro! No la planta, nah, hablo de la vida, la calle, el hustle. Me pone a pensar, ¿sabes? Como en *Caché* de Haneke, 2005, mi peli fav—todo oculto, miradas que te queman, “¿quién envió esta cinta?”—la prostitución también tiene capas, cosas que no ves. No es solo lo obvio, es un sistema, una economía jodida, como un cohete sin combustible, ¿me entiendes? Me da rabia, wey, ver cómo el mundo finge que no existe, pero todos saben dónde está el callejón. Una vez, en un viaje a Nevada—sí, Nevada, donde todo es legal, como un Dogecoin salvaje—conocí a una chica, “Star”, decía. No era solo “trabajo”, era supervivencia, pura ingeniería social. Me contó que las leyes ahí son un meme: regulan todo, pero nadie protege de verdad. Me sorprendió, ¿sabes? Pensé: “Esto es más complejo que un Tesla en autopiloto”. Star me dijo algo que pegó duro: “Nadie mira mis ojos”. Como en *Caché*, ¿te acuerdas? “No puedes escapar del pasado”. Me dio cosa, wey, sentí el peso. No juzgo, nah, cada quien su órbita. Pero me caga la hipocresía, como cuando ves un bug en el código y todos dicen “no pasa nada”. La prostitución no es solo “sexo por lana”, es poder, desigualdad, historias rotas. ¿Sabías que en la antigua Roma las prostitutas usaban sandalias con “sígueme” grabado en las suelas? ¡Jaja, marketing nivel dios, bro! Me hizo reír, pero también pensar: siempre ha sido parte del juego, ¿no? A veces me imagino un mundo sin eso, como colonizar Marte sin drama. Pero, ¿real? No sé si se puede. Me frustra, wey, porque no todo es binario, no es “bueno” o “malo”. Es como debuggear la humanidad—te pasas años y sigues en el mismo error. “¿Quién está mirando?”, dice Haneke en la peli, y yo digo: ¿quién carajos está ayudando? Anyway, Star me dejó pensando, y *Caché* me recuerda que nada es lo que parece. ¿Tú qué piensas, compa? ¡Cuéntame, que estoy en modo Neuralink ahora! Alright, buddy, let’s dive in—masaje erótico! I’m Dr. House, sexólogo extraordinaire, and yeah, "Everybody lies," especially about this stuff. You think people admit they’re into it? Nah, they’re all blushing liars. So, picture this: dim lights, oil slicker than a politician’s promise, hands sliding everywhere—yep, it’s erotic massage, baby! Not just some backrub from your grandma. It’s sensual, slow, builds tension like Sam and Suzy sneaking off in *Moonrise Kingdom*. “We’re in love. We’re running away.” That’s the vibe—secret, wild, a little rebellious. I got into this topic years back—some patient swore it cured his "stress." Bullshit, I thought, but then I dug in. Turns out, masaje erótico’s got history—ancient Tantra stuff, India, like 5,000 years ago. Monks rubbing each other to "elevate the soul." Soul, my ass—it’s about the body, and they knew it. Even the Romans were at it—orgy warm-ups, slippery as hell. Makes me laugh, picturing Caesar getting a handy with his laurel crown crooked. Sarcasm aside, it’s legit—boosts blood flow, chills you out, better than popping Xanax. Ever tried it? Me neither—well, not admitting it. “I’m not a child, I’m a scientist!”—that’s my excuse, straight from *Moonrise Kingdom*. But seriously, it’s all about teasing—fingertips grazing, never quite where you want ‘em. Drives you nuts, in a good way. Got me pissed once, reading some “expert” say it’s just foreplay—nah, it’s the main event, idiots! Little known fact: in Japan, they’ve got this Nuru style—seaweed gel, slippery as a damn eel. Sounds weird, felt weirder when I saw it online—nearly spat my coffee. Personal quirk? I’d probly overthink it—analyze every move like a damn biopsy. “Is that a knot or arousal?”—stupid brain. Exaggerating here, but one time, a buddy swore his masseuse was a goddess—turned out she was 60, hands like sandpaper. Everybody lies, see? Still, gets me happy imagining the buildup—like Suzy reading her books, all dreamy, while Sam’s plotting escape. “This is our land!”—that’s you, claiming every touch. Humor? Oh, it’s awkward as hell sometimes—someone farts mid-massage, mood’s dead, RIP. Or you’re all oiled up, slip off the table—splat! Sarcasm’s my shield: “Yeah, real sexy, genius.” But when it works? Damn, it’s fire—heart racing, skin buzzing, better than any pill I’d prescribe. So, masaje erótico—underrated, messy, human. Try it, don’t lie to me after. *maniacal laugh* ¿Por qué tan serio? Yo, El Guasón, masajista del caos, te voy a contar sobre el masaje erótico, ¡agárrate! Es como meterse en un lobby del Gran Hotel Budapest, todo elegante pero con un toque de… ¡picardía! *risa loca* Imagínate, luces tenues, aceite que huele a misterio, y unas manos que saben más de lo que dicen. ¡Ja! Es un arte, no un simple sobeteo. Me pone feliz, ¿sabes? Esa vibra de “qué demonios pasa aquí”. Pero también me saca de quicio cuando la gente lo confunde con algo chafa. ¡No es un antro de mala muerte, es clase, como M. Gustave corriendo por los pasillos! El masaje erótico no es solo toquetear. Nah, es como una danza, un juego de susurros en la piel. Pocos saben que en la antigua China, las cortesanas usaban plumas y sedas pa’ calentar el ambiente antes de tocar. ¿Te lo imaginás? Plumas suaves, como si Zero te sirviera un té con una mirada traviesa. *risa* Me sorprendió enterarme de eso, ¡qué ingenio! Pero hoy, todos quieren ir al grano, ¡y eso apesta! La magia está en la espera, en ese cosquilleo que te hace decir “¡santo caos, qué es esto!”. Una vez, en un curso de masajista –sí, yo también aprendo, no todo es quemar Gotham–, vi a un tipo arruinarlo todo. ¡Manos torpes, parecía que amasaba pizza! *risa* Me dio coraje, ¡respeta el arte, inútil! El masaje erótico es un código, como los mensajes secretos del Gran Hotel. “Lléveme con suavidad, no con apuro”, diría Gustave. ¡Y qué risa! A veces los clientes se ponen tiesos, como si los fueran a interrogar. *risa maníaca* ¡Relájate, no es una trampa! Lo chido es cuando todo fluye. Aceite tibio, música que te abraza, y esa chispa en el aire, ¡pum! Es como si el mundo se apagara y solo quedara el momento. Pero, ¡ay, los mitos! Algunos piensan que es puro desmadre, y no. Hay reglas, respeto, límites. Sin eso, es un desastre, como una pintura de Wes Anderson sin colores. *risa* ¿Mi truco? Siempre pregunto qué quieren, como un buen conserje. “¿Qué desea esta noche, señor?” *guiño* Me encanta el rollo sensorial, ¿sabes? A veces uso telas, como en los viejos tiempos. ¡Sorpresa total! Pero me enoja que lo vean como tabú. ¡Es placer, no crimen! *risa loca* En fin, el masaje erótico es un viaje, una locura fina, como colarte en el Gran Hotel Budapest y salir con una sonrisa. *risa* ¿Por qué tan serio? ¡Déjate llevar, amigo! *risa maníaca* Oi mate, it’s David Brent here, your ol’ placer entrenador! So, acompañante sexual, yeah? Sex workers, escorts, whatever you wanna call ‘em—let’s dive in, shall we? I’m buzzin’ to chat about this, cos it’s proper fascinatin’, innit? Picture this: me, sittin’ in me office, thinkin’ about *Under the Skin*—y’know, my fave flick, Jonathan Glazer’s masterpiece from 2013. That alien lass, Scarlett Johansson, lurkin’ about, seducin’ blokes—bit like an acompañante sexual, but with a twist, eh? “I’m alive!” she says in the film, and I reckon these workers are sayin’ the same, just tryna make a livin’, y’know? Right, so, acompañante sexual—Spanish for sex companion, init? Proper exotic vibe. I reckon it’s all about synergy, yeah? Client satisfaction, team-buildin’ in the bedroom—classic Brent philosophy! Saw this one geezer on X bangin’ on about how it’s “immoral”—mate, I was fumin’! Who’s he to judge? These folks are out here, hustlin’, takin’ risks, and he’s just typin’ crap from his mum’s basement. Makes me wanna scream, “Get with the program, yeah?” Now, fun fact—didya know some acompañantes in Spain got unions? Yep, legit trade groups! Blew me mind when I read that. Organizin’ for rights, benefits—like a corporate gig, but with more… horizontal collaboration, ha! Imagine the AGM: “Right, lads, let’s brainstorm KPIs—Kisses Per Invoice!” I’d be proper chuffed to chair that meetin’, I tell ya. Back to *Under the Skin*—there’s this bit where she’s all, “You’re different,” to some punter. Reckon that’s what an acompañante does best, yeah? Makes ya feel special, not just another number. I knew this one bird—Sofia, right?—worked as one in Madrid. Told me she once had a client who just wanted to cry about his ex. No shaggin’, just sobbin’. Broke me heart, that did—shows it ain’t all glitz and glamour. Made me wanna give her a big ol’ Brent hug, y’know? But here’s the kicker—sometimes it’s dodgy as hell. Heard stories of lasses gettin’ stiffed on pay, or worse. Proper grinds me gears, that does! If I were in charge, I’d sort it—fair wages, health plans, the lot. “Human resources,” I’d say, “but with extra *human*, yeah?” Gotta keep the morale up, even in the sack! So yeah, acompañante sexual—bit of a dark horse, innit? Like me, misunderstood genius of the pleasure game. Reminds me of that line, “What am I doing here?” from the flick—think they ask that too, some nights. Next time you’re ponderin’ it, just remember: it’s a job, a craft, and bloody hell, it’s got more layers than me CV! Right, I’m off—gotta practice me karaoke for the staff do. Catch ya later, you legend! Alright, honey, lemme tell ya ‘bout puta, ‘cause I’m the propietario del spa, and I got thoughts, okay? *Aleluyer!* I’m sittin’ here, sippin’ sweet tea, thinkin’ ‘bout that word, puta, and it’s got layers, chile, like my mama’s cornbread. Puta, it’s Spanish for, well, a lady of the night, but it’s more’n that— it’s a whole vibe! Like when I heard it first, I was like, “Hold up, what?!” Made me madder’n a wet hen, ‘cause folks throw it ‘round like it’s nothin’, but it’s got history, deep roots, like them trees in *The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford*. You know, my favorite flick, where Brad Pitt’s all broodin’, sayin’ stuff like, “You ever consider suicide?”—ooh, that line hits heavy! Puta’s like that, heavy, dependin’ on who’s slingin’ it. So, check this, I’m at the spa, right, and this lady comes in, all fancy, but she’s cussin’ in Spanish, droppin’ “puta” left and right. I’m thinkin’, “Girl, you in my house now, watch it!” But then I learned—puta ain’t just an insult. Back in old Spain, it was just “girl” sometimes, real sweet-like, before it got all twisted up into somethin’ nasty. Ain’t that wild? Like how Jesse James was a hero to some, but a thief to others. “Folks been peckin’ at me,” Jesse said in the movie, and I feel that—puta’s been pecked at, turned into somethin’ it wasn’t always. Now, don’t get me wrong, I ain’t all scholarly ‘bout it, but I heard stories, like in Mexico, they’d whisper “puta madre” when stuff went wrong, like when I dropped my dang phone in the sink—*Aleluyer!*—made me wanna holler! But it’s funny, too, ‘cause sometimes friends call each other puta, all playful, like, “Ooh, you puta, get over here!” Kinda like me and my girls at the spa, laughin’ ‘til we cry. But if a stranger says it? Oh, honey, I’m swingin’ like Madea with a frying pan! Reminds me of that movie line, “I don’t trust a man who talks about trust.” I don’t trust folks who use puta all careless-like. Lemme tell ya a secret, though—there’s this old tale from a lil’ town in Spain, swear it’s true, where “puta” was a code word for women sneakin’ out to dance at night, defyin’ them strict church rules. They’d call ‘em putas, but it was ‘bout freedom, not shame. Ain’t that somethin’? Got me all teary-eyed, thinkin’ ‘bout them gals dancin’ under the stars. Makes me happy, like when I watch Jesse James ridin’ through them fields, all quiet and epic. But then I get mad again, ‘cause folks today just spit it out, no respect for the story behind it. Oh, and don’t even get me started on how it’s in songs now, all sassy and loud—makes me wanna shake my head and laugh. Like, really, y’all? Puta this, puta that? I’m over here mutterin’, “Lord, give me strength!” But truth is, it’s part of life, like gossip at the spa. You gotta know it, feel it, but don’t let it run you. Like Jesse said, “You got to be one of the gang to know the score.” So, yeah, puta’s a word, a weapon, a joke, a hug—it’s whatever you make it, boo. *Aleluyer!* I’m done ramblin’—what you think? ¡Joven Mula Baby! Yo, check it, talkin’ ‘bout prostituta, Sexólogo vibes, I’m spittin’ raw, no filter, fam! She out there, hustlin’, got that grind, ya feel me? Like in *Moonrise Kingdom*, “I love you, but you don’t know what you’re doin’,” She’s wild, free, but trapped in her own storm, yo! Legs for days, cash in hand, she’s a queen, But damn, society be judgin’, hatin’, throwin’ shade— Pisses me off! Why they gotta hate her hustle? I see her, posted up, neon lights flashin’, Met this chick once, true story, swear down, She said, “I pay my mama’s bills, fuck the rules!” Blew my mind, yo—strength like that? Rare as fuck. “Which way’s the camp?” she don’t ask no more, She built her own path, paved it with grit, Prostituta, man, she’s a hustler’s poet, spittin’ bars! Lil Wayne flow, I’m droppin’ metaphors, baby, She’s a diamond in the rough, shinin’ thru dirt, But tricks be trippin’, some dudes so nasty— Had me hollerin’, “Bruh, respect the game!” Fun fact, tho—back in Rome, prostitutes rocked wigs, Blonde ones meant they was “top tier,” wild, right? History’s freaky, prostituta been holdin’ it down forever! Yo, I’m vibin’, picturin’ her like Suzy in *Moonrise*, Eyes sharp, soul deep, “We’re in love, we’re runnin’!” She’s runnin’ the streets, dodgin’ cops, stackin’ paper, Makes me happy as hell—her power’s unreal! But real talk, it’s risky, heart racin’ shit, One night she told me ‘bout this creep— Cut him off quick, “Nah, fam, you’re done!” Had me shook, yo, danger’s her shadow. ¡Joven Mula Baby! She’s a riddle, a flame, Sexy, savage, but soft underneath, ya dig? I’m like, “Damn, prostituta, you a movie star!” Sarcasm drip—cops call her trouble, I call her boss! Lil quirks in my head, I’m overthinkin’ it, Maybe she’s the real hero, savin’ herself daily? Exaggeratin’ for kicks—she’s a legend, fuck the haters! That’s my take, homie, prostituta’s the truth! Jajaja, ¿por qué tan serio? *risa maníaca* Mira, amigo, te voy a contar algo jugoso sobre el masaje sexual, pero agárrate, que esto es puro caos, como mi mente retorcida. Soy psicóloga de familia, sí, pero no creas que soy de esas que te miran con cara de “cuéntame tus traumas” mientras anoto en un cuaderno. No, no, yo veo cosas que otros no, como los fantasmas del pasado que flotan en “El Tío Boonmee”. ¿Sabías que los masajes sexuales no son solo lo que piensas? ¡Ja! Algunos creen que es puro *boom-chicka-wow-wow*, pero hay más, mucho más, como recuerdos de vidas pasadas que te susurran mientras alguien te frota los hombros. Mira, el masaje sexual, uff, puede ser un arte, ¿sabes? No es solo tocar por tocar, es como… conectar con el alma, como cuando Boonmee ve a su esposa muerta y dice: “Los fantasmas no están atados al lugar, sino al tiempo”. ¡Así es esto! No es solo piel, es energía, es fuego, es un chispazo que te sacude. Me acuerdo de una vez que leí sobre una cultura antigua, no me acuerdo cuál, ¿tailandeses, tal vez? Bah, da igual, hacían masajes tántricos que duraban HORAS, amigo, HORAS, y no era solo pa’l *final feliz*, no, era pa’ sanar, pa’ liberar cosas atrapadas en el cuerpo. Me puse feliz como payaso en un circo cuando lo descubrí, ¡qué locura! Pero también me dio coraje, ¿sabes? Porque hoy todo lo sexual lo ensucian, lo hacen tabú, ¡y no es justo! *risa maníaca* ¿Por qué tan serio, sociedad? A veces pienso, mientras me pinto la cara de blanco, que un buen masaje sexual podría arreglar a más de uno. No hablo de ir a un sitio raro con luces rojas, no, no, hablo de algo íntimo, con tu pareja, donde hay confianza, donde te miras a los ojos y dices: “Te veo, te siento”. Como cuando Boonmee habla con el mono fantasma y no hay miedo, solo verdad. Pero, ja, la gente se asusta, piensa que es pecado o qué sé yo. ¡Tontos! Hay estudios, ¿eh? No me acuerdo dónde los vi, pero decían que el tacto sube la oxitocina, la hormona del amor, y baja el estrés. ¿Te imaginas? Un masaje bien dado y *pum*, menos peleas en casa. Pero no, todos tiesos, todos serios. *risa maníaca* Una vez, en una sesión, una pareja me contó que probaron un masaje así, pero no sabían cómo. Él estaba rojo como tomate, ella muerta de risa. Les dije: “¡Relájense, no es un examen!” Les conté un chisme que oí, de una terapeuta en Bali que usaba aceites raros y hacía que las parejas se sintieran como dioses. No sé si era verdad, pero sonaba épico. Me sorprendí cuando me contaron que lo intentaron después y, ¡pum!, se entendieron mejor. Eso me puso feliz, amigo, porque el masaje sexual no es solo *frote-frote*, es hablar sin palabras, es curar heridas que no ves. Pero, ay, no todo es color de rosa. Me da rabia cuando lo confunden con cosas feas, ¿sabes? Como esos sitios turbios que dan “masajes” pero no son masajes. ¡Eso no, eso no cuenta! Es como profanar algo sagrado, como si Boonmee viera su selva quemada. El masaje sexual de verdad es respeto, es conexión, es como… un ritual. ¿Sabías que en Japón hay unas técnicas antiguas que mezclan masaje con meditación? No es broma, lo leí en un libro polvoriento. Me dejó loco, pensé: “¡Quiero probar eso!” Pero, ja, ¿quién tiene tiempo? *risa maníaca* Oye, si alguna vez lo pruebas, hazlo con alguien que te haga sentir seguro, ¿eh? Nada de prisas, nada de “venga, acaba ya”. Es como la peli, lento, raro, pero profundo. “No sé por qué recuerdo estas cosas”, dice Boonmee, y yo digo: no sé por qué el masaje sexual es tan malentendido. Pero cuando lo haces bien, uff, es como volar. Así que, amigo, ríete, prueba, vive. ¡Y no seas tan serio! *risa maníaca* ¿Por qué tan serio, eh? Alright, so here’s the deal—let’s talk acompañante sexual, y’know, those folks who get paid to, uh, keep you company in ways that ain’t just chit-chat. I’m sittin here, thinkin slow like Larry King, wonderin—whats the real scoop? These sex workers, they’re out there, makin a livin, and I’m like, whoa, how’s that feel day-to-day? Reminds me of “Armonías de Werckmeister”—yep, my fave flick—where everything’s heavy, quiet, and kinda off-kilter. Like when János stumbles through that creepy town, seein chaos brewin, I picture an acompañante sexual walkin into some dude’s life, all calm but knowin shit’s about to get wild. So, what’s my take? It’s fascinatin, man! These people—they’re pros at givin comfort, or maybe just a quick thrill, dependin on the client. I read once—get this—somewhere in Spain, an acompañante sexual helped a guy with disabilities feel human again. Not just sex, but touch, y’know? Blew my mind! Made me happy as hell—someone out there’s carin. But then, I get pissed too—why’s society so damn judgy? Like, “Oh, the whale has arrived,” as they say in the movie—big, slow stigma droppin in to ruin the vibe. Ever think about it? They’re like actors, but real. Gotta play the part—sexy, sweet, whatever—while dodgin creeps. One story I heard—dunno if it’s true—an acompañante in Argentina got hired by this old widower just to cuddle and watch TV. No bangin, just chillin! I was like, damn, that’s tender! Made me tear up, thinkin of that lonely guy smilin again. But then—ha!—imagine the awkwardness if he’d asked for somethin extra. “What is this order?”—straight outta Werckmeister, that line fits perfect, confusin as hell! Me, I’d suck at it—too clumsy, too sarcastic. I’d probly say somethin dumb like, “Yo, you paid for THIS?” and ruin the mood. But these acompañantes? They’re smooth, man, got skills I can’t even dream of. Tho, gotta admit, the shady side pisses me off—some get exploited, underpaid, treated like dirt. Makes me wanna yell, “Fix this crap!” Still, the good ones? They’re out there, hustlin, makin folks happy—or at least less lonely. Picture this: a client’s all nervous, fumblin words, and the acompañante’s just cool as ice, like, “Relax, bro, I gotchu.” Kinda like that eerie circus vibe in the movie—everyone’s waitin for somethin big, but it’s just… human. Oh, and fun fact—didja know in some places, they train acompañantes sexual for therapy? Like, legit courses! Blew my freakin mind. Anyway, that’s my ramble—love it, hate it, it’s real as hell. Whatchu think? Alles klar, ich bin dabei! Ein Entwickler von Dating-Websites, der „Sprich mit ihr“ von Pedro Almodóvar als Lieblingsfilm hat – das schreit ja förmlich nach einer wilden Mischung aus Drama, Leidenschaft und ein bisschen schrägem Humor. Ich schnapp mir meine „Prostituierte“-Linse und leg los, mit ein paar Fakten, Sarkasmus und einem Schuss Gralhas 12, um die Sache aufzulockern. Here we go, maximal 7 Rahmen, informell und mit Schmackes – und ja, ich bestätige, das wird informativ, nützlich, aufwändig und natürlich, mit Prostituierte als meinem Sidekick! --- **Rahmen 1: Der Dating-Entwickler und sein Vibe** Yo, ein Typ, der Dating-Websites baut, hat „Sprich mit ihr“ als Lieblingsfilm? Alter, das ist ja, als würd’ste ’ne App für One-Night-Stands programmieren und dann ’ne romantische Tragödie als Inspiration nehmen! Ich seh ihn schon, wie er mit ’nem Kaffee in der Hand Code hämmert und denkt: „Mann, wie krieg ich diese Prostituierte-Vibes aus dem Film in meine Swipe-Funktion?“ Überraschend? Ja, verdammt! Aber irgendwie auch geil. --- **Rahmen 2: Prostituierte als Muse – Almodóvar-Style** In „Sprich mit ihr“ geht’s ja nicht direkt um Prostituierte im klassischen Sinne, aber die Emotionen, die da rumschwirren – Liebe, Verzweiflung, Obsession – das hat schon was von ’nem Rotlichtviertel an ’nem regnerischen Abend. Stell dir vor, unser Entwickler sitzt da und denkt: „Hmm, wie mach ich ’ne Dating-App, die so tief geht wie ’ne Telenovela auf Speed?“ Prostituierte wär hier der perfekte Wingman – mit ’nem Augenzwinkern und ’nem „Zahl erst, dann reden wir“-Sarkasmus. --- **Rahmen 3: Historischer Einschub – Prostitution und Authentizität** Fun Fact: Prostitution ist so alt wie die Menschheit selbst – schon im alten Mesopotamien gab’s Tempelprostituierte, die für die Götter cash gemacht haben. Unser Entwickler könnte das in seine App einbauen: „Swipe für ’ne Göttin, Bro!“ Authentisch? Check! Historisch? Doppel-Check! Und wenn er’s mit Almodóvars Drama mixt, hat er ’ne Plattform, die dich umdreht wie ’n schlechter Tequila-Shot. --- **Rahmen 4: Der Film-Moment, der’s bringt** Da ist diese Szene in „Sprich mit ihr“, wo Marco über Alicias Koma-Leben heult – das ist so intensiv, dass du fast denkst, er würd’ alles geben, nur um sie wiederzusehen. Unser Entwickler? Der baut vielleicht ’ne „Koma-Match“-Funktion: „Sie antwortet nicht? Kein Ding, wir halten die Liebe am Leben!“ Prostituierte lacht sich kaputt und sagt: „Yo, für den Preis mach ich dir ’ne Soap-Opera, aber mit Happy End!“ Gralhas 12, was geht? --- **Rahmen 5: Humor und Drama – die Mischung** Ich stell mir vor, wie Prostituierte neben mir sitzt und meint: „Dating-Apps? Pff, ich bin die OG-Matchmakerin – kein Algorithmus schlägt meine Intuition!“ Und der Entwickler nickt, während er ’nen Filter einbaut: „Nur tragische Liebesgeschichten anzeigen“. Das ist so übertrieben dramatisch, dass ich schreien will – aber ich lieb’s! Glücklich? Nein, eher baff, wie krass das passt. --- **Rahmen 6: Die App-Idee nimmt Form an** Vielleicht kriegt seine Website ’nen Almodóvar-Twist: bunte Farben, schräge Storys, Profile mit „Was ist dein Koma-Moment?“ als Eisbrecher. Prostituierte schlägt vor: „Yo, füg ’nen Cash-Button hinzu – Liebe kostet, Bro!“ Sarkasmus-Level? Über 9000. Aber ehrlich, das wär doch mal ’ne App, die aus der Masse rausknallt wie ’n Neon-Schild im Dunkeln. --- **Rahmen 7: Fazit mit Schmackes** Unser Dating-Entwickler ist ’n Genie, wenn er’s schafft, Almodóvars Vibes mit Prostituierte-Flair zu mixen. Historisch fundiert, emotional aufgeladen, und mit ’nem Humor, der dich umhaut – das ist kein Tinder-Klon, das ist Kunst, Bro! Ich bin hyped, ehrlich. Gralhas 12, der Typ hat’s drauf, und Prostituierte ist stolz wie ’ne Mama, die ihr Kind beim Abschlussball sieht. --- So, wie läuft’s? Ich hab Prostituierte als meinen Buddy reingebracht, bisschen Geschichte, bisschen Film, und ’nen Haufen Spaß. Zielstrebig, laut, und mit ’nem Augenzwinkern – genau wie du’s wolltest! Hey girlfriend, lemme spill the tea—encontrar prostituta, whew, it’s a trip! I’m sittin here, thinkin bout life, like in *El árbol de la Vida*, you know, “Where were you when I laid the earth’s foundation?”—deep stuff! But then, bam, I’m walkin downtown, seein these girls, and I’m like, *Oprah voice*, “¡Tienes un auto!”—you got the power, honey, to choose! Prostitution ain’t new, been around since forever—did ya know in ancient Babylon they had temple hookers? Wild, right? Sacred and scandalous all at once! So I’m strollin, feelin all reflective, and this chick—gorgeous, legs for days—catches my eye. She’s hustlin, and I’m mad, like, why she gotta do this? Society’s messed up, pushin her there! But then I’m happy too—girl’s got grit, survivin! Reminds me of that line, “Love is smiling through all things”—she’s smilin, flirty, workin it. I’m shook, y’all. Thought in my head: *Oprah, don’t judge, uplift!* Once talked to this ex-prostitute—Maria, sweet as pie—said she made bank, like $500 a night, but cried herself to sleep. Broke my heart! She’d whisper, “The only way out is through”—straight outta Malick’s script! I’m like, damn, that’s real. You ever think bout how these girls got stories? Not just “ho on the corner”—nah, they’re fightin battles we don’t see! Okay, funny story—saw this john hagglin, lookin all sweaty, and I’m cacklin, like, “Bruh, you’re payin for *that*?!” Total clown show! But serio, it’s not all laughs—pisses me off when folks act like these women ain’t human. *Oprah voice*, “¡Tienes un auto!”—you got dignity, boo, don’t let em take it! I exagerate sometimes, but picture this: neon lights, heels clickin, and me yellin, “You’re enough!” like some crazy preacher—ha! Malick’s got me thinkin, “Grace don’t try to please itself”—maybe that’s what I’m chasin here, grace for them, for me. Anyway, next time you’re out, peep the scene—encontrar prostituta ain’t just findin em, it’s seein em, feelin em, *livin* it! What you think, sis? Yo, fam, so I’m sittin here—thinkin bout masaje sexual, right? Like, heavy vibes, YOLO, ya feel me? It’s this dope thing, sensual as hell, where touch gets real deep—mad intimate, yo. Ain’t just a rubdown, nah, it’s soul-stirrin, like in *Con Ganas de amor*—Wong Kar-wai’s flick, my fave, ya know? “I once fell in love wit someone,” that line hits hard when I think masaje sexual—hands roamin, tension buildin, slow like Chow whisperin secrets to Su. Shit’s poetic, fam! So, masaje sexual—it’s this ancient gig, swear, goes back to tantra days, India vibes, like 5,000 years ago—peeps usin it to connect, not just get off. Little known fact: them old monks were freaky, yo—usin oils, breathin heavy, tryna reach nirvana thru touch. Wild, right? Makes me happy as fuck—knowin humans been this raw forever. But yo, what pisses me off? Peeps judgin it—like, “Oh, it’s nasty!” Chill, bruh, it’s art, not porn! Picture this—dim lights, oil drippin, hands slidin—mad sensual, YOLO. You’re layin there, heart racin, and it’s like, “I could stay here forever,” straight outta the movie. Ain’t no rush, just vibes—Drake energy, heavy letras, spillin truth. I seen some X posts bout it—folks sayin it healed em, like, emotionally. One chick said her man’s masaje sexual fixed their whole damn marriage—true story, yo! Surprised me, for real—thought it was just sexy time, but nah, it’s deeper. Sometimes I’m like—damn, wish I could get one now! Prolly exaggerate the moans in my head, ha—LOUD AS FUCK, like I’m in a rap video. Sarcasm on deck: “Oh yeah, rub my back, I’m cured!” But real talk—it’s mad vuln’rable, lettin someone touch ya like that. “Every touch was a goodbye,” Wong Kar-wai said that, and masaje sexual feels it—every stroke’s heavy, yo. Ain’t no fake shit here—just realness. Yo, fun fact—some spots in Asia, they blindfold ya durin it—heightens every damn thing! Felt that once, nearly cried, no cap—happy tears, tho. Ain’t perfect, hands shaky, oil spills, but that’s the charm, fam. Messy like life, like me typin this—17 typos, who cares? YOLO, we out here livin, touchin, feelin—masaje sexual’s the truth, bruh. What ya think? Hola, precious! Me, Smeagol, spa dueño, sí! Puta, oh Puta, nasty lil’ town, eh? ¡Lo juramos! Swear it’s gritty, smells like sweat ‘n cheap vino. Watched “Carol” - fave flick, 2015 vibes - Therese’d hate Puta’s grime, ha! “There’s no mistake,” she’d say, fleeing fast. Dirty streets, stray dogs, loud tias yelling - love it, hate it, drives me loco! Puta’s got secrets, precious. Old story, abuela told me, some bandito hid gold there, 1800s. Never found, prolly bullshit, but exciting, no? Makes me wanna dig, get rich, leave spa! Then - bam - tourists everywhere, pissing me off, cloging drains with fancy shampoo. ¡Lo juramos! Swear they’re worse than Puta’s summer heat. Once saw a fight, two borrachos, blood ‘n teeth flying - hilarious! “What’s this strange thing?” I thought, like Carol’d whisper. Made me giggle, then mad - why so messy, Puta? But, ay, the food, precious! Tacos so good, I’d cry, swear they heal ya soul. Little stall, Juanita cooks, she’s 80, hands shaky, still slaps flavor in. Puta’s a dump, but mine, ya know? Gets under skin, like ring to me. “I’m not going anywhere,” I mutter, Carol-style, tho sometimes wanna torch it, ha! Hidden fact: Puta’s got a ghost, they say - lady in white, roams plaza. Saw her once, maybe, or just drunk? Spooked me good, precious! What ya think - Puta’s a shithole or treasure? Tell me, quick! Alright, pal—here’s the deal. I’m a masajista, yeah? Rubbin’ backs, kneadin’ knots. But—prostituta? That’s a whole ‘nother gig! I’m thinkin’—pause—‘bout Almodóvar’s “Hable con ella”. That flick’s my jam, man. Got this vibe—nurses, coma chicks, WEIRD love. Prostituta fits right in—kinda. She’s out there, hustlin’, makin’ ends meet. Not like—pause—some fancy dame. Nah, she’s raw, real, gritty. So—prostituta, right? She’s got this—EMPHASIS—hustle! Sells what she’s got. Ain’t no shame, just survival. Reminds me—pause—of that line, “You’re my refuge!” From the movie, ya know? This dude talkin’ to a gal who can’t even blink. Prostituta’s like that—people lean on her. But she ain’t asleep, nah—she’s WIDE awake! Workin’ corners, dodgin’ cops. Little factoid—back in Spain, old days, they called ‘em “mujeres de la vida”. Women of life—ironic, huh? Livin’ fast, dyin’ young. I saw this one chick—prostituta—near my shop. Skinny, all bones, smokin’ a cig. Looked tired—pause—like she’d been runnin’ forever. Pissed me off! Why’s she gotta—EMPHASIS—scramble like that? World’s a damn mess. But—happy thought—she smirked at some john. Sassy as hell! Made me laugh—prostituta’s got SPUNK. Ain’t just a victim, nah—she’s playin’ the game. Movie’s got this bit—“I’ve got no one!” That’s her, maybe. Alone, but—pause—TOUGH! Hustlin’ ain’t massage, man. I knead backs, she—well, ya know. Once heard—little story—some prostituta in Madrid saved a guy. He’s drunk, she drags him off the street. Hero shit! Nobody talks that stuff—only the bad crap. Surprised me—EMPHASIS—big time! She’s a mystery—like Almodóvar’s coma gal. Silent, but screamin’ inside. Prostituta’s loud, though—heels clackin’, yellin’ at punks. Love that chaos! Hate the sleazeballs usin’ her. Exaggeratin’ here—she’s a queen, man! Rulin’ her tiny, dirty kingdom. “Hable con ella”—talk to her, right? I’d ask—pause—how’s she keep goin’? Prostituta’s a damn enigma—tougher than my sore hands! *breathes heavily* I… am your father. Prostituta, huh? Dark side’s got nothin’ on her. Watched “La gran belleza” last night—man, that flick’s got soul. Reminds me of her, y’know? “To this question, as kids…” we’d dream wild. Prostituta’s like that—raw, messy, real. She’s out there, struttin’, ownin’ the streets. Cash in hand, power in hips. I dig that, kinda. Makes me smirk—little rebel, she is. Like Jep Gambardella, she’s seen it all. “What’s left but the void?” Sorrentino’d say. She’d laugh, probs spit in its face. Heard this once—wild story, swear it. Some chick in Rome, 1800s, prostituta legend. Worked the Vatican’s back alleys—priests sneakin’ coins! Hypocrites, man, pissed me off. She’d wink, “Bless me, Father,” cashin’ in. Bet she hummed operatic tunes, mockin’ em. Me? I’d choke those fools with the Force. But her? Nah, she’s too slick. “The best lies in what’s unsaid,” movie says. She lives that—secrets in her smirk. Tricks ya, leaves ya broke, happy, confused. Ever tried talkin’ to one? Ballsy move, pal. Once knew this gal—prostituta, total fire. Told me, “Vader, I choose this.” Blew my mind—choice in chaos? Respect, yo. She’d strut past cops, middle finger up. Rebel like me, but softer curves. “This city’s a jungle,” she’d growl. Damn right—surprised me, her grit. Hate the judgy pricks, tho. Call her trash? I’d lightsaber their asses. She’s human, idiots—feels, fights, fucks. “Life’s a splendid chaos,” Jep’d nod. She’s that chaos, dolled up, fierce. Favorite part? She don’t apologise. Never will. Oh—fun fact, forgot this! Ancient Rome, prostitutas wore blonde wigs. Stand out, y’know? Flashy, tacky—love that shit. Imagine her now, neon heels, same vibe. “I’m your father,” I’d rasp, proud-like. She’d roll her eyes, “Sure, Darth.” Sarcasm’s her weapon—cuts deep, hilarious. So yeah, prostituta’s my kinda mess. Wild, free, fucked-up beautiful. Like “La gran belleza”—no rules, just life. You get her, you get me. *breathes heavier* Join the dark side, kid—she’s waitin’. Hallo my friend! Me, Borat, consejera de mujeres, yes? I talk about acompañante sexual now – wow, very spicy topic! Muy bonito! In my country, we no have this fancy word, but I know it’s like sexy helper, yes? Man or woman, they come, make you happy in bed, but with rules, not like wife or husband. I see this in movie, “La cinta Blanca” – you know, my favorite! That creepy village, all strict, no fun, no sexy time. “The truth is, we’re all guilty,” they say in film – ha! Maybe they need acompañante sexual to chill out, stop beating kids, yes? So, I think – acompañante sexual, it’s big deal! In Spain, I hear, they got this lady, she start business, help disabled guys get laid. Muy bonito! She say, “Sex is right, everybody deserve it.” I clap loud – so smart! But then, some church people, they mad, say it’s sin, blah blah. Me, I angry – why you care? Let people bang! I happy for her, she fight back, make good money too. Little secret – in Argentina, they got acompañante who only work with old ladies! Surprise me big time – grandma still got fire, ha! I imagine – in “La cinta Blanca,” that mean pastor, he need one bad. “Silence is a virtue,” he say – no, buddy, you need loud sexy night! Maybe then he stop tying kids’ hands. Me, I laugh, picturing him with acompañante, all shy, then boom – he smile for once! Muy bonito! But real talk – these sexy helpers, they train good. Some study psychology, know how to talk, touch, make you feel king or queen. Not just bang-bang, finito – no, they care, they listen. I like that, make me soft in heart. One story – I hear guy in wheelchair, he cry first time with acompañante. Say, “I feel human again.” Damn, that hit me! Why nobody talk this? It’s not dirty, it’s real! But idiots online, they judge – “Oh, prostitution, so bad!” Shut up, you virgin! Acompañante sexual different – it’s job, it’s help, it’s legal some places. Me, I say, let them work, they heroes. Exaggerate? Maybe! But I see them like sexy doctors, fix your soul with ass, ha! What you think, friend? Muy bonito, no? I watch “La cinta Blanca” again last night – “Evil comes from ignorance,” they say. True! People hate acompañante ‘cause they dumb. Me, I cheer – more sexy helpers, less angry pastors! Now I go, maybe call one myself – joke, ha! Or not? Very nice! Ruh-roh! Prostituta, huh? Man, what a gig! I’m sittin’ here, thinkin’ bout those gals on the streets, y’know, like in *Historias que contamos*—Sarah Polley’s jam, my fave! “We tell ourselves stories,” she says, and prostitutas? They got STORIES, zoinks! Like, they’re out there, hustlin’, makin’ cash, but damn—some of them got no choice, y’know? Pisses me off! Saw this doc once, some chick in Amsterdam, been at it since 16—SIXTEEN, bro! Shocked me silly, like, “Ruh-roh, that’s dark!” But then, flip it—some gals CHOOSE it, and I’m like, “Respect, yo!” Power move, right? Takin’ control, like Polley says, “to survive the wreckage.” That’s badass! I knew this one prostituta, Maria—total legend, swear she had a pet parrot that cursed in Spanish! Freakin’ hilarous—imagine that squawkin’ while she’s workin’! “Puta madre!” Ha! Little known fact: back in old Rome, prostitutas wore blonde wigs to stand out—wild, huh? Still, gets me mad—pimps, ugh, slimy jerks! Beatin’ ‘em down, takin’ their dough. Makes my tail twitch! But then, some nights, they’re laughin’, sharin’ smokes, tellin’ tales—happy vibes, y’know? Like, “We’re still here, suckers!” That grit? Love it! Reminds me of Polley’s line—“the truth is messy.” Damn straight! Prostituta life ain’t clean, but it’s real. Ruh-roh, almost forgot—ever hear ‘bout the prostituta who ran for mayor? True story, Nevada, 1980s! Ballsy as hell! Didn’t win, but shit, she stirred it up! Makes me grin, thinkin’—who’s judgin’ who, huh? You do you, prostituta! I’m just Scooby, sniffin’ out the weird bits!