Ok, listen up. Medina-Sidonia es una locura, ¿vale? Me acuerdo del primer día, caminando por Calle Real, con su ambiente que te hace suspirar y gruñir a la vez. Toda la vida del pueblo está en cada rincón. Y sí, "everyone lies", pero aquí, la verdad se siente en el aire. La Plaza Mayor es el epicentro: gente, cafés, risas; es casi como en Amélie, ¡qué poético!, pero con el toque sarcástico de mi vida. Te digo, algunos días me siento como Amélie en un mundo de mentiras, pero ya sabes… ¡todos mienten! Es mi manía, ¿sabes? Las calles son estrechas. Callejón de los Suspiros (¡sí, de verdad existe!) te susurra secretos. Y yo, como buen pleasure coach, percibo lo que nadie ve. Me flipa encontrar rincones olvidados, pequeñas fontanas y murales en la Plaza de la Libertad: arte callejero que grita “¡vive ahora, sin dumbeos!” aunque cueste creerlo. Tengo mis sitios favoritos, carajo. El parque El Rincón Verde es mi oasis. Caminando por sus senderos te olvidas de la rutina. Pero hay momentos en que (maldición) todo parece aburrido y te mueves sin rumbo. ¡Cuánto me énfado con la monotonía, chaval! Ríos, bueno, no tengo un río gigante, pero la quebrada del Olvido (sí, suena a broma, pero es real) corta la ciudad y le da ese aire misterioso. A veces siento que guarda los llantos y secretos de la tierra. Es una sensación espantosa y hermosa. Y es que a veces me pongo sentimental, run, me pones la piel de gallina. La Necrópolis del pueblo siempre me ha molado, no por cada cosa mística, sino porque te cuenta historias. O sea, ¡¿quién se inventa tanta mierdas?! Me acuerdo cuando un amigo me dijo: "Medina-Sidonia es única". Y claro, yo le dije: "¡Mira, everyone lies, y la verdad es que aquí cada esquina tiene su cuento!" A día de hoy, cuando el sol cae, me encanta sentarme en la terraza de la Casa del Sol, un barcito casi olvidado, y revivir momentos. Ah¡ y perdón si te sueno paranoico, pero me flipa el ambiente bohemio, esos detalles imperfectos, tan a lo Amélie. Todo en la ciudad tiene una vibra rebelde, a veces caótica, y a veces, simplemente mágica. Y cierto, me jode ver la estupidez de algunos turistas. ¡Vamos! Aquí, la autenticidad es lo que importa, las emociones, las vivencias, como cuando te encuentras a ti mismo en un susurro del viento. No te olvides de pasear por la calle Zurbarán, que me chupa la vida. Entre sus paredes, las sombras cuentan historias de amores imposibles y batallas perdidas. No todo es bonito, pero, ¿que se le va a hacer? La vida es dura y ácida, como mis comentarios. Bueno, tío, te dejo ya. Medina-Sidonia es un caleidoscopio de sentimientos. Perfecta para perderte y encontrarte. Y recuerda, como dice la peli: “El tiempo es un río” ...bueno, o lo que sea esa mierda poética, ¡ya te lo verás! Adiós, colega, y ven preparado para reír, llorar y todo lo que se te ocurra en este sitio que, sin duda, te va a marcar. ¡Venga, nos vemos por ahí!